En este mismo orden de ideas Diego Gracia apunta: "… aceptar que los profesionales sanitarios actúen en el cuerpo de otra persona directamente y con la intención de poner fin a su vida , a petición expresa y explícita de ellos, yo no lo aceptaría….Sería claramente imprudente. Una cosa es respetar la voluntad de una persona y otra actuar en el cuerpo de otra persona, con la intención directa de quitarle la vida".
Partidarios de la eutanasia exponen sobre la inviolabilidad del derecho a la vida, pero argumentan sobre su alienabilidad en ciertas ocasiones. La alienabilidad la justifican, por ejemplo, el querer dar una "muerte digna", o una muerte porque se ha perdido "la buena calidad vital", hechos que -según su posición- justificarían la eutanasia para devolver dignidad a la persona, o para evitar el dolor. Estos argumentos son falaces, pues la dignidad de una persona no se disminuye por el dolor, es la misma para todas las personas, ésta deviene por el solo hecho de ser personas. Por otra parte existen derechos, como el derecho a la vida, que son de carácter inviolable e inalienables. Así por ejemplo la libertad y la educación son derechos a los que el ordenamiento jurídico les da la característica de la inalienabilidad. La justificación jurídica de esto se encuentra en las experiencias reales sobre lo que sucede cuando, por ejemplo, no se controla la efectiva aplicación de la enseñanza obligatoria.
El argumento pro o antieutanásico debe observar igualmente la tentación del homicidio por compasión. Matar en ciertos casos por compasión, se convierte en una valoración moral negativa por los efectos en pendiente. Diego Gracia apunta "la acción transitiva que se realiza en el cuerpo de otra persona para poner fin a la vida , a mi me parece que es peligrosa porque abre un camino que luego es difícil de parar.
La postura antieutanásica puede ser justificada desde varias perspectivas: la religiosa, la social, la moral, la jurídica.
Se debe tomar en cuenta que la despenalización de una práctica es una decisión fundamentalmente jurídica. Al tratar la eutanasia desde la perspectiva de su legalización hay que considerar situaciones reales, como el hacinamiento que sufren los hospitales sobrecargados de pacientes, necesidad de contar con órganos para posibles transplantes, elevados costos económicos de los tratamientos médicos, disputas familiares a la hora de heredar. El derecho no puede dejar al margen situaciones fácticas que ocurren todos los días. No puede pensarse que vivimos en una sociedad donde priva siempre "la buena voluntad" y la "bondad de todas las personas". Si esto fuera así, en otras ramas del Derecho el Legislador no se hubiera preocupado por regular instituciones como la "sucesión legal" o la "legítima". Un ordenamiento jurídico que establece el derecho a la vida parte de la base de que existen personas que actúan en determinadas circunstancias contra este derecho.
La regulación jurídica de los bienes indisponibles debe mirar más los efectos sociales que la perspectiva individual de la autonomía del paciente. Si el Derecho prohíbe la enajenación de "bienes indisponibles", como el cuerpo o los órganos, no lo hace sólo por el bienestar del "enajenante" sino por la necesidad de regular acciones cuyas consecuencias anárquicas se extenderían más allá de cada caso y de cada persona. De admitirlo, los ricos tendrían "sangre" ,"órganos" y "cuerpo" y los pobres se quedarían privados de ellos. Se afectaría pues a los grupos vulnerables, sin salud y sin dinero.
Estas situaciones fácticas no escapan de las posibles consecuencias de la legalización de la eutanasia. Otorgar una autorización para que una persona mate a otra, es decir, que individuos en situación objetiva de superioridad reciban autorización general para matar a otros en situación objetiva de dependencia, es muy peligroso. Se trata de una excepción a la protección jurídica de un valor como la vida. Se empezaría por quitar la vida y se terminaría en el holocausto nazi.
Frances Abel expone que "lo que se pide es que en determinadas circunstancias se autorice a que una persona mate a otra". Este es el aspecto básico que afecta al jurista.
Respecto a la postura religiosa, se concibe que Dios ha otorgado la vida al hombre, y sólo el Creador puede despojarlo de ésta. Esta postura para algunos es un factor de perturbación en el debate. El grupo cultural que con mayor fuerza defiende la "cultura de la vida " en contra de la "cultura de la muerte" es el catolicismo, al cual hace oposición el sistema de pensamiento dominante en la sociedad post-moderna: agnosticismo. Quienes han argumentado sobre la indisponibilidad de la propia vida han recurrido a argumentos religiosos. Esta postura no procede únicamente de autores cristianos, sino también del paganismo grecorromano. Es corriente escuchar voces de descrédito contra los argumentos religiosos antieutanásicos; sin embargo a este problema se le trata desde un punto de vista médico, filosófico, jurídico, ético. ¿Por qué no se le puede tratar desde el punto de vista religioso?
Argumentos antieutanásicos de peso señala el informe que el New York State Task Force on Life and The Law realizó en 1994, el cual hace énfasis en la prevención de errores y abusos médicos o de otras personas que pueden ayudar a morir, en la amenaza para un número mayor de personas que podrían acogerse a esta opción por estar sometidas a depresión, coacción, o dolor muy fuerte; en la protección de los individuos vulnerables; en la coacción o persuasiones no legítimas sobre el paciente; en la dificultad de delimitar objetivamente los límites de la eutanasia, que tenderán a subjetivizarse y ampliarse, entre otros.
Casos como el holandés , donde la eutanasia no está legalizada, pero si despenalizada en ciertos supuestos, se muestran como una amenaza latente. En Holanda, la eutanasia se practicaba en un inicio a "petición de los pacientes", pero el informe Remmelink revela que un porcentaje muy alto de prácticas eutanásicas no se hacían con consentimiento de los pacientes. La práctica de 3.000 a 3.200 eutanasias al año, no es un hecho del que hay que enorgullecerse, sino más bien avergonzarse.
Con la despenalización de la eutanasia, podrían ocurrir consecuencias semejantes a las ocurridas luego de la legalización limitada de la interrupción voluntaria del embarazo. Ambas figuras tienen un parecido especial: tanto en este tipo de aborto, como en la eutanasia se pretende otorgar una excepción al valor "vida" por razones "humanitarias". En España el control sobre el cumplimiento de los requisitos legales para prácticas abortivas es muy débil, por tanto es preocupante que respecto a la eutanasia, se repita la historia del descontrol de los requisitos para el aborto permitido.
– A favor y en contra
La vida como un derecho inalienable, al optar por la eutanasia, estoy entregando mi libertad y al mismo tiempo acabando con ella, cuestión aún sin resolver.
Los límites de la Eutanasia: ¿cuáles son? ¿bajo qué circunstancias se debe aplicar? ¿cómo legislarla? aunque se plantean ciertos límites, aún no está claro cómo aprobarla y bajo qué límites.
¿Qué sucede con los enfermos mentales?
¿Qué expectativas existen? ¿qué sucede con aquella persona que hizo su testamento en vida autorizando ésta práctica y luego no se arrepintió en el último momento?
Es fácil pensar que mientras haya vida hay esperanza sin embargo, hay que analizar y desentrañar aún más el verdadero significado de esta frase. Y ¿qué pasaría si se encuentra la cura anhelada para dicha enfermedad? También podría aumentar el número de eliminaciones a débiles y personas subnormales, podría aumentar el número de homicidios con máscara de eutanasia, con el sólo fin de cobrar jugosas herencias o podría aplicarse la eutanasia sólo para surtir el jugoso negocio del tráfico de órganos, lo que muestra el peso de los intereses económicos y políticos tras su aprobación.
Y a favor ¿qué alegamos?
Todos tenemos un derecho a disponer de nuestra vida y reivindicar la autonomía como parte integral de la dignidad humana y expresión de ésta. Y así como se tiene un derecho a vivir con dignidad, ¿por qué no tener un derecho a morir dignamente ?
No debe prolongarse la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante (como ocurre en muchos hospitales actualmente).
Es un mar de preguntas. Sin embargo, ya existe una cierta conciencia en nuestro tiempo para que ella sea aceptada de alguna manera, los valores se han ido transformando poco a poco y ya se está llegando, a que algún día, no muy lejano, se apruebe el derecho a una muerte justa, en los términos aquí planteados.
La discusión sigue abierta…
– Testamento Vital
(Manifestación de voluntad sobre el final de mi propia vida)
Yo……………………………………………….., con D.N.I.: …………………………….., mayor de edad, con domicilio en ………………………………………………………………………………………………………, en plenitud de mis facultades mentales, libremente y tras prolongada reflexión, DECLARO:
Que, si llego a encontrarme en una situación en la que no pueda tomar decisiones sobre mi cuidado médico, a consecuencia de mi deterioro físico y/o mental, por encontrarme en uno de los estados clínicos enumerados en el punto 4 de este documento, y si dos médicos independientes coinciden en que mi estado es irreversible, mi voluntad inequívoca es la siguiente:
1.Que no se prolongue mi vida por medios artificiales, tales como técnicas de soporte vital, fluidos intravenosos, fármacos o alimentación artificial.
2.Que se me suministren los fármacos necesarios para paliar al máximo mi malestar, sufrimiento psíquico y dolor físico causados por la enfermedad o por falta de fluidos o alimentación, aún en el caso de que puedan acortar mi vida.
3.Que, si me hallo en un estado particularmente deteriorado, se me administren los fármacos necesarios para acabar definitivamente, y de forma rápida e indolora, con los padecimientos expresados en el punto 2 de este documento.
4.Los estados clínicos a las que hago mención más arriba son: Daño cerebral severo e irreversible. Tumor maligno diseminado en fase avanzada. Enfermedad degenerativa del sistema nervioso y/o del sistema muscular en fase avanzada, con importante limitación de mi movilidad y falta de respuesta positiva al tratamiento específico si lo hubiere. Demencias pre-seniles, seniles o similares. Enfermedades o situaciones de gravedad comparable a las anteriores.
Otras: (especificar si se desea)
……………………………………………………………………………………
5.Designo como mi representante para que vigile el cumplimiento de las instrucciones sobre el final de mi vida expresadas en este documento, y tome las decisiones necesarias para tal fin, a:
Nombre del representante…………………………………………………………….. D.N.I:………………………..
6.Manifiesto, asimismo, que libero a los médicos que me atiendan de toda responsabilidad civil y penal que pueda derivarse por llevar a cabo los términos de esta declaración.
7.Me reservo el derecho de revocar esta declaración en cualquier momento, en forma oral o escrita.
Fecha…………………… Lugar……………………. Firma………………………………
TESTIGOS:
1.Nombre…………………………………………. DNI………….. Firma……………………………
2.Nombre…………………………………………. DNI………….. Firma…………………………….
REPRESENTANTE:
Firma………………………………………………………. Fecha……………………………
Asociación Derecho a Morir Dignamente
Apartado 31.134
08080 BARCELONA
– Situación legal del Testamento Vital
Los documentos del tipo del testamento vital no tienen un apoyo legal específico en España ni en Venezuela; pero, como toda declaración personal de voluntad, sí que tienen una validez. De hecho se ha demostrado, en la práctica, que facilitan las decisiones de quienes le rodean en las situaciones de enfermedad que en él se expresan e inciden en las actuaciones médicas. Si llegase o tuviera que irse ante un tribunal para defender lo expresado en su testamento vital, éste sería una prueba de inmenso valor porque contiene: la firma ante un notario para que éste atestigüe la misma y de no ser así ha de firmar ante dos testigos y además tener un representante y si posteriormente lo reconsidera, anularlo.
5. Dignidad eutanásica
La Dignidad Humana representa el núcleo del problema en la justificación proeutanásica y antieutanásica. Las argumentaciones proeutanásicas por una parte defienden la postura de la "muerte digna", y las pro-vida se refieren a la defensa de la dignidad del paciente en fase terminal. Sin embargo ambas corrientes coinciden en definir como indigna un tipo de muerte: la distanasia, muerte producto de una prolongación innecesaria de la vida a través de ensañamiento terapéutico, por ejemplo.
Es importante hacer mención a estas distintas acepciones sobre la dignidad. La corriente pro-vida defiende la dignidad de toda vida humana , incluso en el transe de morir, en toda su duración, y es poseída por todos sin distinción. Por su parte, la corriente proeutanasia afirma que la vida humana ha sido dotada de una dignidad que se reparte de forma desigual entre los seres humanos, y que sufre fluctuaciones en cada uno, de acuerdo al transcurso del tiempo, pudiendo desaparecer. Para esta corriente, la dignidad consiste en la calidad de vida, de lo que se interpreta que al decaer la calidad de vida, la vida pierde su dignidad y deja de ser respetada, por lo tanto, sin dignidad la vida del hombre deja de ser humana, anticipándole la muerte como una solución para devolverle la dignidad. Para ellos (proeutanásicos) la dignidad humana es destruida por el dolor o el sufrimiento. Esto es notoriamente peligroso. Ellos defienden el derecho a morir como alternativa. Argumentan asimismo que el tratamiento del dolor no es respuesta al problema, ya que siempre existiría un cansancio de vivir, o angustia existencial. Evidentemente al reconocer estos argumentos, tendríamos que reconocer un homicidio permitido legalmente. Sería entonces la introducción de una excepción al deber jurídico de no matar.
El juicio sobre el impacto del sufrimiento en la dignidad humana es uno de los aspectos mas relevantes que distinguen las corrientes proeutanásica de la pro-vida. Los defensores de la vida alegan que el sufrimiento no disminuye la dignidad humana. Si la opción vital principal fuera evitar el sufrimiento, sería lógico buscar el suicidio como alternativa. Igualmente no puede despreciarse el valor intrínseco del sufrimiento, cuando múltiples experiencias humanas han descubierto en el sufrimiento la razón esencial de sus vidas. Personas luego de contemplar un fuerte sufrimiento en sus vidas, se han inclinado al servicio filantrópico, humanitario, por ejemplo.
6. La sociedad actual ante la Eutanasia
La Eutanasia es un problema social. Lo fue en aquellas sociedades primitivas en que se practicaba la eliminación de vidas consideradas inútiles, costumbre que estuvo admitida respecto a los recién nacidos con malformaciones o los ancianos, hasta la llegada del cristianismo que erradicó esta tendencia inhumana pero, en nuestro siglo vuelve a convertirse en problema que pretende su legalización.
Desde los años 30, vienen surgiendo agrupaciones en defensa de la eutanasia que intentan proponer leyes permisivas… sin embargo, la actitud a favor de la eutanasia de estos pequeños grupos, y cierta mentalidad de relativización del respecto debido al ser humano (expresado por ejemplo: en el aborto), van calando en la sociedad, convirtiendo de nuevo a la eutanasia en un problema social que vuelve a aparecer después de haber sido superado.
Aceptar la eutanasia no es un signo de civilización. ¿Dónde está la fundamentación de la dignidad de la persona humana? no es en el mismo hecho radical de ser humano, independiente de cualquier otra circunstancia como raza, sexo, religión, salud, edad, habilidades, o capacidad mental o económica.
Los progresos científicos y técnicos en la lucha contra el dolor, tan propios de la era moderna, pueden dar esta falsa apariencia de civilización a la eutanasia, en la medida en que se la presenta como una forma más de luchar contra el dolor y el sufrimiento. Pero ya sabemos que la eutanasia consiste en eliminar al que sufre para que deje de sufrir.
Puntualizamos, no es una actitud masoquista, pero el ser humano no pierde dignidad por sufrir; lo indigno es basar su dignidad en el hecho de que no sufra.
La dignidad humana se fundamenta en la dignidad personal.
La experiencia acredita que las leyes permisivas se aprueban presuntamente para dar solución a determinados casos extremos especialmente dramáticos para la sensibilidad común, pero acaban creando una mentalidad que trivializa esas situaciones hasta convertirlas en hechos socialmente admisibles y que se realizan cada vez más. En el caso de la eutanasia, no pasaría diferente, se presentaría la ley comuna solución para "casos límite" de vida vegetativa, obstinación terapéutica, etc. y terminaría siendo una opción normal ante casos de enfermedad o degeneración biológica irreversible.
El proceso descrito responde a la más elemental sicología humana: cuando algo prohibido se permite y empieza a practicarse, se comienza a ver más como normal, y si resulta , en algunos supuestos, un lucro para algunos -que de facto lo es- y ayuda a eliminar
Por ello los médicos de la UE dicen no a la eutanasia y piden regular Internet debido a las actuales vulneraciones que vivimos y sufrimos.
El Comité Permanente de Médicos Europeos ha aprobado en su última reunión una Guía de buenas prácticas clínicas en Internet y una resolución contra la eutanasia, según informó la Organización Médica Colegial.
El CPME es un ente internacional que actúa de paraguas de las organizaciones nacionales de médicos de los países de la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo. Acoge a nueve organizaciones europeas constituidas por profesionales de diferentes sectores, como la Unión Europea de Médicos Especialistas, la Unión Europea de Médicos Generales, el colectivo de Médicos Jóvenes en Formación y la Federación Europea de Médicos Asalariados, representando a 1,4 millones de facultativos.
En lo que se refiere a la eutanasia, la resolución aprobada destaca que el médico "no puede, ni a petición del enfermo ni de cualquier otra persona, llevar a cabo ni ayudar a llevar a cabo tratamientos que puedan provocar intencionadamente la muerte del paciente". Asimismo, las decisiones que se tomen en enfermedades cuyo pronóstico sea nefasto "sin lugar a dudas" o que estén en fase terminal "no deben estar condicionadas por motivos económicos, sociales o de otra índole, sino exclusivamente para aliviar el sufrimiento y proteger la calidad de vida del paciente".
La guía sobre Internet trata de ser el código de conducta profesional de ámbito comunitario pedido por la directiva sobre aspectos jurídicos de los servicios de la información, que regula en particular el comercio electrónico en la sociedad de la información.
Por otra parte, el CPME ha pedido a la Comisión que la telemedicina quede sujeta a la directiva sobre libre circulación de médicos y reconocimiento mutuo de títulos, para garantizar la calidad de la asistencia por este medio. Además, ha propuesto el reembolso de estos servicios a través de la Seguridad Social.
Garantizar y regular la eutanasia y los cuidados paliativos es tarea de todos.
España es, después del Reino Unido, el país europeo más desarrollado en cuidados paliativos. El directorio oficial de 2000 registraba 206 programas de cuidados paliativos, con 400 médicos y otros 1.000 profesionales participantes, que atendían a 26.000 pacientes. Sin embargo, este avance es insuficiente, pues en España mueren cada año 90.000 enfermos de cáncer, una de las patologías que acarrean típicamente sufrimiento terminal.
Este contexto ha llevado a la Asamblea de la OMC a posicionarse institucionalmente a través de la Declaración sobre la atención médica al final de la vida.
El texto se centra en el desarrollo de "la atención integral y la promoción de la calidad de vida en las fases más avanzadas de las enfermedades crónicas evolutivas y de los enfermos terminales", que "deben ser consideradas como un derecho fundamental de las personas y una prioridad para las administraciones y organizaciones sanitarias y sociales". Los medios para dar eficacia a este derecho son -según Marcos Gómez Sancho-, "el desarrollo del Plan Nacional de Cuidados Paliativos aprobado por el Consejo Inter.-territorial" y "la formación de pregrado, postgrado y continuada" que permita al médico "atender a los enfermos en fases avanzada y terminal, tanto en el control de síntomas, como en los principios de la comunicación, el apoyo emocional y la ética clínica".
Gómez Sancho ha recordado que estas medidas "reducen las peticiones de eutanasia al 0,05 por ciento, y casi siempre son reversibles. Legalizar la eutanasia sin implantar primero los cuidados paliativos es, como poco, una irresponsabilidad.
El futuro está en la información, en la autonomía y en los médicos (ver Angel Pelayo). Para el jurista, será necesario el desarrollo de reglamentos posteriores porque tanto la historia clínica como el consentimiento informado quedan escasamente concretados.
La futura ley de derechos de información concernientes a la salud y la autonomía del paciente, y la documentación clínica, que actualmente está tramitándose en las Cortes, es "bastante parca y poco concreta porque, de entrada, la proposición de ley recoge que la historia clínica está al servicio de la salud del paciente. Y esa es su finalidad.
"Falta reglamentos posteriores para el desarrollo, porque el consentimiento informado queda escasamente concretado en algunos puntos que pueden provocar errores".
"Las futuras leyes no establecen qué es lo que ocurre si se actúa sin el consentimiento del paciente en el caso de que se materialice un daño del que no se ha informado. En consecuencia, no queda claro si la responsabilidad alcanza a todo el daño o si es una responsabilidad por una violación de la autonomía de la voluntad".
Y esta autonomía está protegida por la dignidad misma y reflejada en la vocación del Consejo de Europa que es la de proteger la dignidad de todos los seres humanos y los derechos que nacen de ella.
7. La Eutanasia a lo largo de la Historia
"Quedan autorizados para disponer cuanto sea necesario, a fin de que los enfermos considerables incurables, a tenor de los conocimientos actuales, se los pueda eliminar físicamente para poner fin a sus sufrimientos."
Adolf Hitler
Posiciones de diferentes corrientes del pensamiento respecto a este tema: según el Jusnaturalismo es la obligación por cuestión divina de respetar la vida en toda circunstancia, existe una prohibición estricta sustentada en leyes naturales de disponer por cuenta propia de la vida. Juan Pablo II, en su encíclica "El Evangelio de la Vida" define la Eutanasia como: "Adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin "dulcemente" a la propia vida o a la de otro". Y se considera esto como una "cultura de la muerte" que se ve en sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista, que va en contra de los ancianos y los más débiles, caracterizadas como algo gravoso e insoportable, aisladas por la familia y la sociedad, según lo cual una vida inhábil no tiene ya valor alguno y redefine la Eutanasia como una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor situada en la intención y los métodos usados.
En términos de una teoría utilitarista de los derechos, la eutanasia se nos muestra como una opción más práctica en el caso de que se nos presente una existencia marcada por el dolor y sin posibilidades de felicidad. Desde esta perspectiva, la eutanasia es buena dados los dolores que se le quitan a quien los está sufriendo, se disminuyen los daños a la sociedad y se termina con una "carga" para la familia.
En la Utopía de Tomás Moro, aparece el concepto médico y moral de la Eutanasia: "…Cuando a estos males incurables se añaden sufrimientos atroces, los magistrados y sacerdotes, se presentan al paciente para exhortarle tratan de hacerle ver que está ya privado de los bienes y funciones vitales…y puesto que la vida es un puro tormento, no debe dudar en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí mismo o permitir que otros le liberen… esto es, la muerte no le apartará de las dulzuras de vida sino del suplicio y se realiza una obra …piadosa y santa…este tipo de muerte se considera algo honorable" Aquí se ve: una atención esmerada a los enfermos, una enfermedad intolerable, que legitima la muerte voluntaria y la eutanasia en utopía , tiene en cuenta los derechos de la persona: responsabilidad moral, libertad, los sacerdotes son intérpretes de la divinidad.
Hume, critica la posición eminentemente moralista del suicidio y de paso la eutanasia así: nuestro horror a la muerte es tan grande que cuando ésta se presenta bajo cualquier otra forma distinta de la que un hombre se había esforzado en reconciliar con su imaginación, adquiere nuevos aspectos aterradores y resulta abrumadora para sus pocas fuerzas. Y cuando las amenazas de la superstición se añaden a esta natural timidez, no es extraño que consigan privar a los hombres de todo poder sobre sus vidas y va en contra de un determinismo al decir que si el disponer de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al todopoderoso, y fuese una infracción del derecho divino el que los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara para conservar la vida, como el que decidiese destruirla y finalmente justifica la eutanasia en términos prácticos al decir que: una vez que se admite que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden convertir la vida en una carga y hacer de ella algo peor que la aniquilación. Creo que ningún hombre ha renunciado a la vida si esta mereciera conservarse." Quien se retira de la vida no le produce daño a la sociedad , a lo sumo deja de producirle un bien .
En términos de Kant, a él no le importa la singularidad, el suicidio es malo, al contrario de Hume, por que viola deberes para conmigo mismo, el respeto por nosotros mismos. Frente a la eutanasia tiene en cuenta es la potencialidad de ese ser humano que se quita la vida, las posibilidades de desarrollo de sus capacidades. La vida no vale por sí misma, sino en función de un proyecto de vida ligado con una libertad y una autonomía, ésta se justifica si permite la base material para una vida digna.
– Valor de la Vida Humana
La vida humana es el fundamento de todos los bienes, la fuente y condición necesaria de toda actividad humana y de toda convivencia social. Si la mayor parte de los hombres creen que la vida tiene un carácter sacro y que nadie puede disponer de ella a capricho, es sólo fomento de criterio y respeto la decisión propia.
8. Posición del Estado
Si se aprobase la Eutanasia por parte de un Estado, debe tenerse en cuenta aspectos como los siguientes:
El testamento en Vida. El derecho a la intimidad. El derecho a la libre disposición del cuerpo. La "eutanasia social" donde los desechables pueden ser eliminados muy suavemente, sin condenas morales y desconociéndoles de alguna manera sus más elementales derechos. La aplicación continuada de medios extraordinarios para alargar la vida o la agonía –clara violación de los derechos constitucionales del paciente-, la ayuda de comisiones éticas a la hora de tener que tomar decisiones de ésta índole, para aconsejar a los pacientes, si se puede, a los familiares y a los médicos y puedan establecer directrices hospitalarias sobre el trato a los moribundos; y si llegase a legislarse sobre la materia (cosa no fácil de lograr), ésta legislación debe ser lo suficientemente amplia y clara para que quepa la posibilidad de que cada caso (por ejemplo el de la persona que padece una enfermedad incurable, dolorosa e irreversible; o el del cuadrapléjico lúcido a quien ya no le importa vivir) presenta sus propias y peculiares dificultades. El estado debe alentar y ser garante de los individuos para que tomen decisiones con respecto a su futuro por sí mismos y de la mejor manera que puedan para que éstos decidan sobre su futuro autónomamente.
Es abogar por eliminar el sufrimiento del hombre y no al hombre que sufre.
TERCERA PARTE
Dignidad y Decisión
Capítulo Primero
Débil Dignidad
1. Dignidad
El término dignidad, remontándonos a su etimología, proviene del latín "dignitatem" que significa excelencia moral; es el justiprecio moral y reconocimiento del valor de todo ser humano como persona por sí mismo y por la sociedad a la cual pertenece.
La dignidad es una forma de autoconciencia; es decir, es el control de la propia personalidad que permite al ser humano comprender la responsabilidad, con respecto a sí mismo y a la sociedad, y a esta última, reconocerla en la práctica de los derechos de la persona.
La dignidad personal es el más alto valor ético. Se refleja en cada acto humano, en las relaciones interpersonales, en la actividad cotidiana y en la acción social. El humanismo enaltece a la persona humana por su misma condición, la dignidad, intrínseca al ser humano, ayuda a luchar contra la humillación por motivos de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia de las personas en la vida cotidiana y social de la sociedad actual.
Por esta simple razón el ser humano debe ser respetado -como persona- desde el primer momento de su existencia; ¿por qué?
Los procedimientos de fecundación artificial han hecho posible intervenir sobre el primer estadio de la vida humana con modalidades y fines de diverso género, por ejemplo:
a.- diagnósticos terapéuticos,
b.- avances científicos y,
c.- propósitos comerciales.
De todas estas consideraciones surgen graves consecuencias.
¿Se puede hablar de un "derecho" a experimentar sobre la dignidad humana en orden a la investigación científica? ¿Qué dirección elegir?
¿Qué legislación se debe establecer en esta materia?
La respuesta a estas cuestiones exige una profunda reflexión sobre la naturaleza y la identidad propia -se habla hoy de "estatuto"- del embrión humano; por lo menos, tiene un lugar. A este respecto la Iglesia católica se pronuncia en el Concilio Vaticano II donde pronuncia nuevamente su doctrina constante y cierta, según la cual: "la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremos cuidados desde el momento de la concepción. El aborto y el infanticidio son crímenes abominables".
Actualmente en la Carta de los derechos de la familia, publicada por la Santa Sede, subraya que "la vida humana ha de ser respetada y protegida de modo absoluto desde el momento de su concepción".
Las discusiones actuales recaen en cuál es el inicio de la vida del hombre, si es individual en sus primeros estadios de vida y sobre la identidad de la vida humana como persona, entre otras cosas. Recordemos según estas consideraciones el contenido de la Declaración sobre el aborto procurado: "Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre… la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: un hombre, este hombre individual con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar".
Sigue siendo válida y es confirmada esta doctrina a pesar de los recientes avances de la ciencia en el ámbito de la biología humana (que reconoce que en el cigoto resultante de la fecundación está ya constituida la identidad biológica de un nuevo individuo humano).
Ciertamente ningún dato experimental es por sí suficiente para reconocer de manera cierta e impecable, que en el cuerpo existe un alma espiritual; sin embargo, los conocimientos científicos sobre el embrión humano ofrecen una indicación para discernir racionalmente una presencia personal desde este primer surgir de la vida humana y podríamos respondernos con una pregunta: ¿cómo un individuo humano podría no ser persona humana?.
El fruto de la especie humana desde el primer momento de su existencia exige "respeto incondicionado" y ese respeto es moralmente un deber, ya que el ser humano es, en su totalidad, "persona corporal". El ser humano, por tanto, debe ser respetado y tratado como persona desde el instante mismo de su concepción y, por eso, a partir de ese momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano, "inocente" además, a la vida.
El criterio fundamental para la solución de los diversos problemas planteados por el desarrollo de las ciencias biomédicas en este campo es indiscutiblemente el respeto a la dignidad y la vida humana. El ser en desarrollo y naciente debe ser tratado como persona. En el ámbito de la asistencia médica el embrión también habrá de ser defendido en su integridad, cuidado y sanado, en la medida de lo posible, como cualquier otro ser humano; esta aseveración acerca de la persona, es lógica.
Por ello, la Dignidad humana es un campo difícil e intrincado.
Entendiéndola como el respeto a sí mismo, es fácil demostrar de esta forma que esa dignidad se fundamenta en la percepción que cada uno tiene de respeto; de tal forma que, existen tipos de dignidad, que se construyen a partir de la subjetividad.
Esta atmósfera que tristemente rodea al hombre, ha conducido a una progresiva deshumanización que provoca serias repercusiones en el ámbito ético, porque favorece conductas que no son las que se exigirían a un determinado hombre según una circunstancia específica.
Recuperar la calidad hombre-humano es importante para esclarecer si es algo más que un mero sujeto u objeto de manipulación tecnológica ávido de privilegios y placeres, y si tiene por lo mismo una dignidad especial en relación con el resto de los vivientes, o si es simplemente uno de tantos vivientes con un grado evolutivo mayor, como sostienen algunos.
Resulta importante retomar el profundo análisis que la misma historia se ha encargado de hacer a través del tiempo y, que ha venido ha convertirse en la clave de cualquier moral: la persona es un ser absolutamente valioso per se, es decir, vale por sí misma y no porque resulte útil para diferentes fines, en una concepción maquiavélica. Las personas son únicas y auténticas, aún a pesar de los grandes avances técnicos de la clonación, la naturaleza nos enseña de forma indiscutible que al igual que unos gemelos monocigóticos, en su constitución genética son idénticos, en otras facetas como el carácter, toma de decisiones y principios, por ejemplo; son totalmente distintos. De allí que resulte inadmisible fijarles un precio, intercambiarlas, instrumentalizarlas, o servirnos de ellas.
Las personas tienen dignidad y no precio.
"En el sistema de la naturaleza el hombre es un ser de escasa importancia y tiene con los demás animales, en tanto que productos de la tierra, un precio común. Incluso el hecho de que les aventaje en el entendimiento y pueda proponerse fines a sí mismo sólo le da el valor externo de su utilidad".
"Ahora bien, el hombre, considerado como persona, es decir, como sujeto de una razón práctico-moral, está situado por encima de todo precio; porque como tal no puede valorarse sólo como medio para fines ajenos, incluso para sus propios fines, sino como fin en sí mismo, es decir posee una dignidad (un valor interno absoluto), gracias a la cual infunde respeto hacia él a todos los demás seres racionales del mundo, puede medirse con cualquier otro de esta clase y valorarse en pie de igualdad".
Cada persona puede llegar a ser realmente autónoma. Requiere la solidaridad de todos, como condición indispensable, los más fuertes ayudan a los débiles, y que cada cual ponga lo mejor que pueda de su parte para que todos resultemos beneficiados.
La dignidad humana se encuentra referida a los tres elementos siguientes:
- RESPETO
- IGUALDAD
- AUTOESTIMA
Su escaso valor paralelo como "homo" y "Zoon" Aristotélico, no puede perjudicar la conciencia de su dignidad como hombre racional. No debe renunciar a la autoestima moral, como un deber del hombre hacia sí mismo. La elevación de la autoestima, como sentimiento del propio valor interno, desencadena en el hombre valores internos, una dignidad que no puede perder y que le infunde respeto por sí mismo. Este deber referente a la dignidad de la humanidad en nosotros, es por tanto, un deber hacia nosotros mismos.
Para entender un poco más esta estructura un tanto compleja de la dignidad humana son propuestos los siguientes elementos con el fin de avanzar en la estrecha relación que existe entre los hombres como seres connaturales y las distintas reflexiones éticas, como vinculante que trataría de responder a la existencia del ser humano en su entorno, y no como un simple sujeto destinado a registrar, manipular y crear objetos como única característica de su existir. Trabajar, comer, dormir.
Conciencia Ética: el hombre es capaz de diferenciar entre lo que puede y lo que hace. Lo que es correcto hacer redunda en bien de sí, de los demás y de la naturaleza. El hombre a diferencia de los animales experimenta sentimientos de culpa, cuando ha incurrido en un acto incorrecto.
Transformación de la realidad: el hombre posee una vocación connatural, más allá de la supervivencia biológica inmediata para hacer, fabricar, transformar y dominar.
La Cultura: el hombre nunca se adapta a su medio tal como lo encuentra, cada generación lucha por transformarlo de acuerdo con sus necesidades y gustos. El deseo de rodearse de un medio social y material en gran parte creado y fabricado por él es lo que en principio llamamos cultura.
Afán de Realización: todo hombre siente el ímpetu de ser algo por sí mismo, de identificarse en su individualidad, de no ser mero apéndice, repetición o carga de otro; conseguir eso es lo que se llama realizarse. Realizarse en su sentido más simple, es adquirir con maestría una habilidad que le beneficie a sí mismo y a los demás.
Fin en sí Mismo: la conciencia humana le urge a discernir entre correcto e incorrecto antes de actuar sobre los demás; por eso se siente a su vez con derecho de esperar que los demás hagan lo mismo. En este juego nunca debe considerarse al hombre como simple medio para hacer bien a otros, sino como un fin en sí mismo.
Valor existencial: dentro de la escala de seres vivos es el único que se da cuenta de la valía de su propia existencia. El hombre aprecia el alto significado de su existencia, atribuyéndole un rango que las otras especies ignoran.
Responsabilidad: obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otro a consecuencia de delito o de una culpa.
Autonomía: el hombre goza de independencia para decidir según lo que estime más conveniente o mejor para sí y en total libertad. Independencia para designar el hecho de ser libre, de no estar determinado exclusivamente por causas biológicas, sociológicas o culturales.
Intimidad: el hombre posee una intimidad, un mundo interior que en parte se puede conocer si él decide revelarlo, pero que entra en la esfera de la privacidad y que debe ser respetado.
Libertad: en principio el hombre puede hacer con su existencia lo que quiera, lo cual queda fuera de destino de los demás vivientes; también en este sentido es fin en sí mismo y responsable del manejo de ese fin.
Solidaridad: el hombre es por naturaleza un ser político y social (Aristóteles), lo cual significa que para construir su individualidad necesita de la ayuda de los otros hombres. Este recibir y dar comprende conocimientos, destrezas, afectos, conductas, en una reprosidad espontánea y generosa.
"La dignidad del hombre deriva de que es el único de los vivientes de este mundo capaz de ver en conjunto la precariedad de su existencia y de su historia y de apreciar en este conjunto y dentro de si mismo su propia grandeza y miseria".
2. Diagnóstico
Diagnóstico prenatal. ¿es lícito? Si este se realiza respetando la vida e integridad del embrión y del feto humano y si se orienta hacia su custodia o hacia su curación, la respuesta es afirmativa.
El diagnóstico prenatal busca dar a conocer las condiciones del embrión o del feto cuando todavía está en el seno materno; y permite, o consiente prever, más precozmente y con mayor eficacia, algunas intervenciones terapéuticas, médicas o quirúrgicas. Este tipo de diagnóstico es lícito si los métodos utilizados, con el consentimiento de los padres debidamente informados, salvaguardan la vida y la integridad del embrión y de su madre, sin exponerles a riesgos desproporcionados.
Se opone a la ley cuando contempla la posibilidad, en dependencia de sus resultados, de provocar un aborto debido al diagnóstico que atestigua la existencia de una malformación o de una enfermedad hereditaria; esta información no debe equipararse a una sentencia de muerte. La mujer que solicitase un diagnóstico con la decidida intención de proceder al aborto cometería una acción gravemente ilícita. Igualmente obraría de modo contrario a la moral el cónyuge, los parientes o cualquier otra persona que aconsejase o impusiese el diagnóstico a la gestante con el mismo propósito de llegar en su caso al aborto. También será responsable de cooperación ilícita el especialista que, al hacer el diagnóstico o al comunicar sus resultados, contribuyese voluntariamente a establecer o a favorecer la concatenación entre diagnóstico prenatal y aborto.
Si se opta por el diagnóstico prenatal para favorecer el aborto, entonces esta actitud se debe condenar, como violación del derecho a la vida de quien ha de nacer y como trasgresión de los prioritarios derechos y deberes de los cónyuges, una directriz o un programa de las autoridades civiles y sanitarias, o de organizaciones científicas, que favoreciese de cualquier modo la conexión entre diagnóstico prenatal y aborto, o que incluso indujese a las mujeres gestantes a someterse al diagnóstico prenatal planificado, con objeto de eliminar los fetos afectados o portadores de malformaciones o enfermedades hereditarias.
Salta a la vista otra pregunta:
3. Licitud para intervenir lo más quebrantable: la Dignidad.
¿Son lícitas las intervenciones terapéuticas sobre el embrión humano? Es lícita toda intervención sobre el embrión humano siempre que:
1.- se respeten la vida y la integridad del embrión,
2.- que no se le exponga a riesgos desproporcionados y,
3.- que tengan como fin su curación y la mejora de sus condiciones de salud o su supervivencia individual.
Sea cual sea el tipo de terapia médica, quirúrgica o de otra clase, es preciso el consentimiento libre e informado; si es un niño el consentimiento de los padres, según las reglas deontológicas previstas. La aplicación de este principio moral puede requerir delicadas y particulares cautelas cuando se trate de la vida de un embrión o de un feto.
Una acción terapéutica debe proponerse como objetivo la curación de las enfermedades y, gracias a los avances científicos, superar los defectos cromosómicos, será en principio considerada deseable, supuesto que tienda a promover verdaderamente el bienestar personal del individuo, sin causar daño a su integridad y sin deteriorar sus condiciones de vida. Una acción de este tipo es de facto un hecho moralmente aceptado.
Por ello la decisión de la investigación con células madre no es modelo adecuado. Existen otras alternativas.
4. La investigación vulnerativa
Es decir: ¿Se puede valorar "moralmente" la investigación y la experimentación sobre embriones y fetos humanos aún vulnerando su fin?
Ha de ser un no rotundo. La investigación debe renunciar a intervenir sobre embriones vivos, a no ser que exista la certeza de que no se causará daño alguno a su vida y a su integridad o a la de la madre, y sólo en el caso de que los padres hayan otorgado su consentimiento, libre e informado, a la intervención sobre el embrión. Se desprende de esto que toda investigación, aunque se limite a la simple observación del embrión, será ilícita cuando, a causa de los métodos empleados o de los efectos inducidos, implicase un riesgo para la integridad física o la vida del embrión.
En torno a la experimentación, su finalidad debe directamente ser terapéutica para el sujeto mismo; también es necesario distinguir la que se practica sobre embriones todavía vivos de la que se hace sobre embriones muertos. Si se trata de embriones vivos, sean viables o no, deben ser respetados como todas las personas humanas; la experimentación no directamente terapéutica sobre embriones es ilícita. Ninguna finalidad, aunque fuese en sí misma noble, como la previsión de una utilidad para la ciencia, para otros seres humanos o para la sociedad, puede justificar de algún modo las experiencias sobre embriones o fetos humanos vivos, viables o no, dentro del seno materno o fuera de él. El consentimiento informado, requerido para la experimentación clínica en el adulto, no puede ser otorgado por los padres, ya que éstos no pueden disponer de la integridad ni de la vida del ser que debe todavía nacer. Por otra parte, la experimentación sobre los embriones o fetos comporta siempre el riesgo, y más frecuentemente la previsión cierta, de un daño para su integridad física o incluso de su muerte.
Utilizar el embrión humano o el feto, como objeto o instrumento de experimentación, es un delito directo contra su vida y su dignidad de ser humano. Todos tenemos derecho al mismo respeto, tanto el niño ya nacido como el anciano moribundo. Son personas humanas. La praxis de mantener en vida embriones humanos, in vivo o in vitro, para fines experimentales o comerciales, es completamente contraria a la dignidad humana. No es su fin.
Ejemplo palpable: la fecundación "in vitro".
Los embriones humanos obtenidos in vitro son seres humanos y sujetos de derechos: su dignidad y su derecho a la vida deben ser respetados desde el primer momento de su existencia. Es inmoral producir embriones humanos destinados a ser explotados como "material biológico" disponible.
En la práctica habitual de la fecundación in vitro no se transfieren todos los embriones al cuerpo de la mujer; algunos son congelados o, en el peor de los casos, destruidos. Resulta una obligación denunciar la particular gravedad de la destrucción voluntaria de los embriones humanos obtenidos "in vitro" con el solo objeto de investigar, ya se obtengan mediante la fecundación artificial o mediante la "fisión gemelar" determinando arbitrariamente quién vivirá y quién morirá, eliminando en este caso seres humanos indefensos.
Los métodos de observación o de experimentación, que causan daños o imponen riesgos graves y desproporcionados a los embriones obtenidos "in vitro", son moralmente ilícitos por la misma razón. Todo ser humano ha de ser respetado por sí mismo, y no puede quedar reducido a un puro y simple valor instrumental en beneficio de otro. Por ello no es conforme a la moral exponer deliberadamente a la muerte embriones humanos obtenidos "in vitro" y, por haber sido producidos in vitro, estos embriones, no transferidos al cuerpo de la madre y denominados "embriones sobrantes", quedan expuestos a una suerte absurda, sin que sea posible ofrecerles vías de supervivencia seguras y lícitamente perseguibles.
Nos enfrentamos a una realidad cruda. Hoy conocemos que el progreso superó la ficción. Por ejemplo: las técnicas de fecundación in vitro pueden hacer posibles otras formas de manipulación biológica o genética de embriones humanos, como son:
a.- los intentos y proyectos de fecundación entre gametos humanos y animales,
b.- la gestación de embriones humanos en útero de animales y,
c.- la hipótesis y proyecto de construcción de úteros artificiales para el embrión humano.
Estos procedimientos son contrarios evidentes a la dignidad del ser humano, a la dignidad propia del embrión y, al mismo tiempo, lesionan el derecho de la persona a ser concebida y a nacer "naturalmente".
También los intentos y las hipótesis de obtener un ser humano sin conexión alguna con la sexualidad mediante "fisión gemelar", clonación, partenogénesis, etc., deben ser considerados contrarios a la moral en cuanto que están en contraste con la dignidad tanto de la procreación humana como de la unión conyugal.
La misma congelación de embriones, aunque se realice para mantener en vida al embrión -crioconservación-, constituye una ofensa al respeto debido a los seres humanos, por cuanto les expone a graves riesgos de muerte o de daño a la integridad física, les priva al menos temporalmente de la acogida y de la gestación materna y les pone en una situación susceptible de nuevas lesiones y manipulaciones.
Algunos intentos de intervenir sobre el patrimonio cromosómico y genético no son terapéuticos, sino que miran a la producción de seres humanos seleccionados en cuanto al sexo o a otra cualidades prefijadas. Estas manipulaciones son contrarias a la dignidad personal del ser humano, a su integridad y a su identidad. No pueden justificarse de modo alguno a causa de posibles consecuencias beneficiosas para la humanidad futura. Cada persona merece respeto por sí misma: en esto consiste la dignidad y el derecho del ser humano desde su inicio.
La obligación de evitar riesgos desproporcionados exige un auténtico respeto del ser humano y la rectitud de la intención terapéutica. Esto comporta que el médico "antes de todo deberá valorar atentamente las posibles consecuencias negativas que el uso necesario de una determinada técnica de exploración puede tener sobre el ser concebido, y evitará el recurso a procedimientos diagnósticos de cuya honesta finalidad y sustancial inocuidad no se poseen suficientes garantías. Y si, como sucede frecuentemente en las decisiones humanas, se debe afrontar un coeficiente de riesgo, el médico se preocupará de verificar que quede compensado por la verdadera urgencia del diagnóstico y por la importancia de los resultados que a través suyo pueden alcanzarse en favor del concebido mismo". Esta aclaración sobre los "riesgos proporcionados" debe tenerse presente siempre que, en adelante, la presente Instrucción utilice esos términos.
Como los términos "investigación" y "experimentación" se usan con frecuencia de modo equivalente y ambiguo, parece oportuno precisar el significado que tienen en este documento:
a.- por "investigación" se entiende cualquier procedimiento inductivo-deductivo encaminado a promover la observación sistemática de un fenómeno en el ámbito humano, o a verificar una hipótesis formulada a raíz de precedentes observaciones.
b.- por "experimentación" se entiende cualquier investigación en la que el ser humano (en los diversos estadios de su existencia: embrión, feto, niño o adulto) es el objeto mediante el cual o sobre el cual se pretende verificar el efecto, hasta el momento desconocido o no bien conocido, de un determinado tratamiento (por ejemplo: farmacológico, teratógeno, quirúrgico, etc.).
"Yo condeno del modo más explícito y formal las manipulaciones experimentales del embrión humano, porque el ser humano, desde el momento de su concepción hasta la muerte, no puede ser explotado por ninguna razón".
"Es inaceptable toda forma de experimentación sobre el feto que pueda dañar su integridad o empeorar sus condiciones, a no ser que se tratase de un intento extremo de salvarlo de la muerte".
"A falta de otros remedios, es lícito recurrir, con el consentimiento del enfermo, a los medios puestos a disposición por la medicina más avanzada, aunque estén todavía en estado de experimentación y no estén privados de algún riesgo".
Nadie puede reivindicar, antes de existir, un derecho subjetivo a iniciar la existencia; sin embargo, es legítimo sostener el derecho del niño a tener un origen plenamente humano a través de la concepción adecuada a la naturaleza personal del ser humano. La vida es un don que debe ser concedido de modo conforme a la dignidad tanto del sujeto que la recibe como de los sujetos que la transmiten. Esta aclaración habrá de tenerse presente también en relación a lo que se dirá sobre la procreación artificial humana.
Capítulo Segundo
La diversidad humana
- Apreciación sobre la diversidad humana
En los últimos años del siglo pasado, viven su esplendor dos aproximaciones a la naturaleza humana. Una va dirigida a su núcleo más profundo: el Proyecto Genoma Humano, no solo por el placer del conocimiento, pues una de las metas más importantes es la identificación de variantes anómalas, causantes de enfermedades hereditarias, abriendo así la esperanza a nuevas vías de terapia. La otra es más académica pero, como poco, igual de atractiva: se va perfilando nuestro origen prehistórico mediante teorías y datos cada vez más ajustados. El interés se ha multiplicado con el descubrimiento en la Península Ibérica de un eslabón común a las ramas neandertal y sapiens, de hace 800.000 años. Restos muy posteriores (24.000 años) indican que la eliminación de los primeros quizá no haya sido tan radical como afirma el modelo más aceptado; al menos en la Península, neardentales y sapiens tal vez se hayan llevado lo suficientemente bien como para dejar descendientes comunes.
¿Nos acercamos a nuestra naturaleza?
Tal vez. Pero, debido a la cascada de descubrimientos de genes para esto y genes para aquello, muchos se han lanzado a extrapolaciones, del todo ilegítimas, sobre cómo es y cómo debería ser la humanidad. Sin darnos cuenta, se adoptan ideas muy sesgadas, que justifican las desigualdades sociales a través de una supuesta base biológica y que cada vez nos separan más de un común denominador: la Dignidad en la diversidad.
Reflexión siempre necesaria, es ahora especialmente importante pensar qué somos y qué no somos. La diversidad es una propiedad intrínseca de la humanidad (como de cualquier otra especie). La perfección biológica no existe y no es siquiera deseable. Si hay un prototipo, ¿en qué condiciones quedan los que difieren? Y, puesto que uno pretende parecerse más o menos al modelo, ¿hay personas de primera, de segunda y de tercera clase?
2. La triste falacia del "prototipo" y las razas. Determinismos genético y ambiental.
Este terreno es sumamente resbaladizo. El concepto de qué es una persona y un hombre perfecto no solamente condiciona lo que se debe o no tratar, sino que se puede llevar a clasificar y degradar las personas por unas más que discutibles características genéticas defectuosas.
La naturaleza humana se encuentra inmersa en la concepción de que existe un prototipo: el genoma humano, el primer hombre. Afortunadamente, los científicos más implicados tienen claro que el estudio del genoma humano pasa por la caracterización de las distintas variantes normales. También los antropólogos saben que el primer hombre es una figura y, de hecho, las pruebas establecen que el progreso es para el bien de ese mismo hombre.
La otra cara de la moneda reside en que el concepto de prototipo es atractivo y difícil de erradicar de los más diversos medios, incluidos los científicos. Por ejemplo, es de más conocida la preocupación de algunos padres y pediatras cuando el niño no está en el peso correcto (como si tuviesen que crecer con precisión matemática), también quienes buscan afanosamente la pureza étnica, que le aproxime más al hombre perfecto, y en la demostración de unas mejores condiciones genéticas que justifiquen su preeminencia social.
¿Son dignas estas afirmaciones?
El reconocimiento de que el hombre es una sola especie no mejoró mucho la consideración de la diversidad. En 1866 el doctor John Langdon Down hizo una valiosa contribución a la ciencia, con la descripción precisa del síndrome que lleva su nombre. Pero lo que normalmente no se recuerda es que el término que él empleó -mongolismo- no era una simple referencia a un supuesto parecido con las personas oriundas de Mongolia. Adscribió varios tipos de subnormalidad; es decir, un mongólico (un débil mental, como así se llama a los subnormales no tan profundos como otras categorías de raza blanca) era igual que un individuo sano de raza oriental. Hoy sabemos que la anormalidad se debe a un desequilibrio génico: todas las personas tienen 23 pares de cromosomas, los afectados por el síndrome de Down poseen la característica de la trisomía en el número 21 y el parecido con los orientales es totalmente subjetivo y ridículo. Esta consideración vulnera nuestra integridad moral y suprime en cierta manera la dignidad humana.
3. El Bioderecho
Los derechos humanos son derechos que poseen los hombres, inalienables y vigentes, pero incumplidos. Estos privilegios son las pautas que orientan la convivencia humana y tienen como punto de partida los principios de libertad y de igualdad que se fundamentan en: Civiles, Derechos Sociales y Derechos políticos.
La vida y la dignidad se posan en una nueva característica: el Bioderecho. Los Derechos civiles corresponden a las personas por el sólo hecho de serlo (propiedad, profesar libremente un culto, etc.); los Derechos sociales corresponden a las personas en función de las actividades que desarrollan o por pertenecer a alguna categoría especial de individuos, ya sea por la edad o por algún otro motivo que sea tomado en cuenta por la ley (Derecho a la educación, a una vivienda digna, al trabajo en buenas condiciones, a la salud, a la seguridad social, etc), y por último, los Derechos políticos que los poseen las personas que pertenecen a comunidades organizadas, dado que consisten básicamente en el derecho a elegir a sus gobernantes y a ser elegidos para ocupar los cargos de funcionarios.
El bioderecho nace y se fortalece en los derechos de todos y cada uno, en la vida misma legislada a través de la Ética y los principios, la dignidad y la justicia.
La puesta en práctica de los derechos y Derechos mencionados se lleva a cabo con ayudas gubernamentales menos el bioderecho. Los gobiernos que trabajan en conjunto han establecido organismos internacionales, los cuales analizan los informes de los países sobre su desarrollo y su cumplimiento de los derechos humanos y realizan informes sobre las violaciones de los mismos.
También existen Organizaciones No Gubernamentales (ONG), de las cuales hay miles que se ocupan de los derechos humanos, se centran en estos derechos en general o en cuestiones concretas como por ejemplo la tortura o los presos por razones de conciencia. En el artículo 71 de la carta de las Naciones Unidas se prevé la participación de las ONG, en la labor del Consejo Económico y Social. Entre las 930 ONG reconocidas por el consejo con carácter consultivo figuran como la gran mayoría sabemos: Amnistía Internacional, Cruz Roja, etc.
El objetivo de todo Derecho no es sólo enumerar los derechos que cada hombre posee, sino también del diseño de un patrón que sirva de inspiración a los pueblos y naciones para la defensa y promoción de "sus" derechos a través de declaraciones y leyes que permitan respetarlos y disfrutarlos.
Y ¿cuál es el problema de las declaraciones? Que sólo tienen autoridad moral en cambio, los Pactos son tratados vinculantes para los Estados firmantes.
Toda persona tiene derechos, libertades y responsabilidades, proclamados o no en un código, declaración, ley o constitución. Son derechos por sí mismos y son derechos personales e insustituibles.
La salvaguardia y cumplimiento de los derechos y responsabilidades individuales son la base del Progreso de las naciones. Argumentemos desde la historia, la vida el derecho y la filosofía. Apoyemos en una tesis grave el principio, los "derechos" y la dignidad humana.
Desde el principio existe algo innato a todas las personas dotadas de vida, que es su capacidad de aprecio y valoración y un derecho a vivir intocable, pero no absoluto- que permite apoyarnos en una base segura para defender la dignidad humana.
Lo hecho por cada ser humano es intrínseco a él mismo, de quien procede la actividad y en quien recae la responsabilidad y es por esta razón que hablamos de un sujeto, un sujeto digno por su condición misma de ser hombre y capaz de todas las características perfectibles en él; de esta forma el valor que el mismo hombre da a las cosas es recíproco en el caso que esas cosas le valoran a él. Todo ser creado y posteriormente lo producido por él, es siempre accidente de él mismo que le va perfeccionando interiormente, quiéralo o no.
Le valora. Es un derecho.
Por tanto, cada acto y cada hecho en la vida humana, como consecuencia de un autor, es propio del hombre, y él como ese sujeto, ha de pasar por estadios imperceptibles, a los cuales se sujetan sus principios. Primero cumple una faceta pasible, en su primera etapa donde él es objeto, le es dada la vida y aprenderá los valores en un futuro, -no muy lejano- pero sí con el tiempo; luego ha de suceder la actividad vital que le permite a esa vida, -lo único que en realidad poseemos-, ser el sujeto agente que obra como ser libre y autónomo que infunde "sus" valores dentro de una sociedad que posee otros valores o los mismos.
"Una forma práctica de consolidad el respeto por los derechos humanos es presentar la historia de la humanidad a partir de su lucha por la dignidad, y que todos los que quieran redacten los textos para esa enciclopedia".
La humanidad no podrá aplazar más tiempo la elaboración de las normas comunes. Partir de la lucha constante, será para la dignidad humana un apoyo especialmente en el ámbito de las ciencias de la vida. ¿Será posible la elaboración de una ética universalista y que todos consideremos como buena y eficaz?
Las nuevas tecnologías, debido a los avances de la ciencia, necesitan reconocer progresivamente los derechos del hombre: derecho a la vida (y en particular a la salud, integridad y reproducción), a la comunicación de ideas, la información, etc., porque la libertad de investigación, necesaria para el progreso del conocimiento, debe proceder de la libertad de pensamiento.
El hombre es agente en aquello que hace, es paciente recibiendo aquello que le es dado. La delimitación asertiva nos conduce a una sola respuesta lógica: El hombre recibe la vida y los valores (por medio de la tradición, etc.), y por consiguiente, actúa de acuerdo a ellos. Al comenzar a interactuar con su entorno, ocurre el paso de objeto que ha recibido la vida a ser el sujeto actuante de sus propios valores para designar la entidad que elabore un nuevo contrato social entre la ética y el derecho (y los derechos) y la libertad y la vida.
4. Vida, razón y principios.
Los medios de comunicación masiva han repetido en este último tiempo, y hasta el cansancio, los logros obtenidos en el campo de la genética. Para la mass media la posibilidad, primero, de procrear artificialmente un ser humano y luego de clonar un mamífero superior, han sugerido la deificación del científico. Sin embargo, la sensatez en el análisis de estos hechos ha llevado a prestigiosos intelectuales interesados en el tema a publicar sus reflexiones al respecto. Algunos de ellos se encuentran hoy aquí presentes y sus trabajos nos han posibilitado el profundizar en este difícil, inestable y sorprendente campo de la ciencia.
La procreación artificial abre las puertas a la Ingeniería Genética a través de la posibilidad de manipular el embrión en su totalidad y en su patrimonio cromosómico, es decir adentrarnos en la intimidad del ser.
Podríamos decir que en este último medio siglo, han ocurrido dos hechos científico-tecnológicos que han conmovido al mundo, a tal punto que nos han llevado a re-pensar en el qué somos y hacia dónde vamos. La fisión del átomo y a la clonación.
Nuestra época se encuentra surcada por profundas contradicciones cuyo punto de partida resulta de la confrontación entre el progreso científico y técnico y el hecho moral.
El principal desafío ético de nuestro tiempo lo constituye la convergencia de dos factores: la degradación metafísica del hombre como producto de la ciencia moderna y el enorme crecimiento de su poder gracias a la tecnología moderna que, si desbocada, le atropellará. El saber técnico sobre la vida humana no sólo ha tomado ventaja sobre la sapiencia y ha rehusado ser guiado por ella, sino que pretende reemplazar totalmente todo residuo del sentido del misterio, sometiendo el momento decisivo y delicado del vivir, a un hecho de tipo técnico. La biotecnología aplicada al hombre es quizá el punto extremo que puede alcanzar la globalización de la ciencia moderna. La misma puede caracterizarse como "reduccionista" en el sentido preciso de tender a reducir los niveles más altos y menos cercanos de la realidad, como aquellos psicológicos y espirituales, a los niveles más bajos y completamente controlables. El proyecto científico y tecnológico integral toma por objeto siempre a su mismo autor en un intento prometeico que se resume en la idea fuerza de la manipulación del ser humano.
Los alcances de la inteligencia humana marcan el intento de integrar este progreso científico con la reflexión filosófico-antropológica.
Las grandes metas conseguidas en las ciencias positivas constituyen en sí mismas medios para favorecer y facilitar la vida. Si la razón se ofusca y su obcecación confunde lo que son medios, en fines, las ciencias de la vida se convierten automáticamente en ciencias de la muerte, porque se revelan contra su propio autor: se revelan contra el hombre.
Como corolario el gran reto, el desafío de las ciencias está en que el hombre vuelva a sus raíces, en que se redescubra. En que el único ser racional, capaz de preguntarse quién soy, de dónde vengo, a dónde voy… y dé con la simple respuesta válida. El hombre no es únicamente fruto de leyes biológicas, sino de algo más trascendente; por ello los científicos deberían recordar que las investigaciones podrán llevarse adelante teniendo en cuenta que los protocolos de las mismas estén naturalmente destinados a mejorar el bien común de la humanidad pasada, presente y futura; ha de llevarse a cabo respetando las exigencias morales que hacen y exigen las mismas.
Ahora bien, una acotación importante, si lo humano tiene como componente esencial su corporeidad, entonces comienza a "ser" cuando ha iniciado el desarrollo de su propio cuerpo. Ahora bien, ¿cuándo ha comenzado el desarrollo de su propio cuerpo? Resulta indiscutible en la actualidad que el cuerpo se inicia en el momento de la fusión de los gametos, uno del padre y otro de la madre, dando como resultado un nuevo ser, es decir un hijo. Reiterando lo dicho, la vida comienza en el momento de la concepción; es decir, en el momento en que el espermatozoide penetra el óvulo, produciendo una nueva unidad como lo es el huevo fecundado llamado cigoto.
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