Teoría del Estado – Unidad 1 – La Política: Distintas Acepciones (página 2)
Enviado por Dr. Guillermo Eduardo Germán Hassel
La faz arquitectónica (ejercicio del poder) supone la acción que se desarrolla en el ejercicio del poder. Es la acción para crear, construir, conducir, integrar el sistema político. Esta actividad puede hacerse de muchos modos, con "más poder" o "restricción de la libertad".
La faz plenaria (vinculación entre las dos primeras fases más un alto grado de consenso) significa el recíproco entrelazamiento de las fases anteriores, al mismo tiempo que se lucha por el poder, el elenco gobernante despliega su habilidad arquitectónica para resistir el embate de los adversarios.
Sin la faz estructural la dinámica política conduciría al caos y, dentro de la praxis política, sin la faz ago-
nal, la sola arquitectónica se fosilizaría. Sin la faz arquitectónica, la faz agonal conduciría a la destruc- ción. Una necesita y requiere de la otra y todas forman la plenitud de la actividad política.
La ciencia política: su evolución
Ciencia (en latín scientia, de scire, "conocer"), término que en su sentido más amplio se emplea para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda de conocimiento en ese contexto se conoce como "ciencia pura", para distinguirla de la "ciencia aplicada" —la búsqueda de usos prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan a cabo las aplica- ciones. Sutter indica que la ciencia es el conocimiento efectivo y riguroso de las cosas, la búsqueda de una explicación racional de un amplio campo de fenómenos. Los griegos distinguieron el saber con cer- teza o episteme, de la mera opinión, la doxa. Es en la edad moderna con Galileo, Descartes y Bacon, sus precursores, como también con Copérnico, Servet y Leonardo donde surge el verdadero conoci- miento científico.
Durante mucho tiempo se reservó el nombre de ciencia para el conocimiento de la naturaleza, poco a poco ese conocimiento se amplió y hoy abarca a las llamadas "ciencias de la cultura" o "ciencias del hombre o del espíritu". En 1883 el filósofo alemán Guillermo Dilthey sostuvo que existe una diferencia entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre. Para él, la naturaleza podía ser explicada, la vida del alma comprendida, por cuya causa se hacía necesaria una diferente metodología basada en una "intuición directa".
Resulta al respecto aceptar la clasificación de los objetos de los conocimientos propuestos por Husserl: Objetos ideales, que no están en nuestra experiencia y son neutros de valor (triángulo, números, etc.)
Objetos naturales que están en nuestra experiencia y son neutros al valor (un pedazo de mármol). Objetos culturales que están en nuestra experiencia y tienen valor (una pintura).
Como consecuencia de esto, se puede afirmar que existen distintas clases de conocimiento según sus distintos objetos:
En las ciencias de la naturaleza se investiga un fenómeno distinto al hombre, hay mayor objetividad, verificación, observación y experimentación.
En las ciencias del hombre es él quien indaga respecto a su propio accionar, ya sea su pasado o pre- sente, hay un dinamismo interno en el hombre y en su vida social.
Ciencia política: La política históricamente nació como una actividad y, a partir de ella, se conformó como ciencia política, que es esa forma de conocer la realidad política (cuyas características se detallaran en el punto inicial).
Actualmente se acuerda en definirla como la disciplina científica cuyo objeto de estudio es el hombre como ser relacionado con la naturaleza (realidad natural) o con otros hombres (realidad cultural y so- cial) tanto en el presente como en el pasado y su proyección futura. Sus análisis abarcan el origen y tipo- logía de los regímenes políticos, sus estructuras, funciones e instituciones, las formas en que los gobier- nos identifican y resuelven problemas socioeconómicos, y las interacciones entre grupos e individuos decisivos en el establecimiento, mantenimiento y cambio de los gobiernos, estudiando en consecuencia todas las relaciones en la dinámica del poder.
La actividad que la genera es tan antigua como el hombre mismo, sus temas fueron abordados por va- rias disciplinas (filosofía, teología, derecho, etc.) y para estudiar su evolución Duverger realizó una divi- sión entre la prehistoria y la historia de la ciencia política. La prehistoria se remonta a la antigüedad y se divide en dos períodos: los precursores y los fundadores. Entre los precursores están:
ARISTÓTELES: o bien llamado Padre de la política, sus estudios sobre 154 constituciones de dis- tintas polis marcan el inicio de la disciplina. Su método realista supone un análisis a partir de institu- ciones y actividades que se dan en la realidad. Distinguía los gobiernos en puros e impuros, según buscasen el bienestar general y actuasen de acuerdo a la ley. Entre los gobierno puros tenemos a la monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de unos pocos), república o politeía (gobierno de muchos); los traductores dicen democracia en el sentido actual de este vocablo. Entre las forma impuras la tiranía (gobierno de uno que procura su beneficio), oligarquía (gobierno de los más po- derosos con el objeto de acrecentar su poder) y democracia (gobierno de los muchos y pobres que buscan su propio beneficio); los traductores dicen demagogia atendiendo al sentido actual de este vocablo.
MARCO TULIO CICERÓN es uno de los principales representantes de la política romana, en cuyo marco se introduce el concepto actual de República (Civitas), la importancia de lo justo y de la cosa pública, aspectos que derivan en la organización jurídica.
MAQUIAVELO: profundiza el método objetivo. Su preocupación es describir la realidad de su época. No niega la moral pero dice que está reservada al deber ser. Indaga en perfiles psicológicos del gobernante (del príncipe), los súbditos (el pueblo). pero le da poca importancia a los temas eco- nómicos.
BODIN: el teórico de la soberanía, desarrolla el método de observación a partir de extraer la no- ción de un poder con potestad suprema y capacidad de sanción que corresponde al soberano en donde se personifica la soberanía.
MONTESQUIEU: Destaca la observación sistemática a partir de desentrañar a la libertad como el principio fundamental de toda organización política.
Para el mencionado Duverger, los fundadores son:
COMTE, Auguste (1798-1857), filósofo francés, considerado el fundador del positivismo y de la sociología; afirma que al diferenciar los conocimientos religiosos, filosóficos y científicos está de- mandando para este último un rigor que las ciencias del espíritu también podrán alcanzar. Y cuando a éstas se les apliquen los métodos que caracterizan a las ciencias naturales se alcanzarán similares resultados de certeza.
MARX: con él se inaugura una nueva cosmogonía (teoría científica que trata del origen y la evolu- ción del universo). Es el mundo material (materialismo científico), las relaciones y formas de pro- ducción que motivan las ideas de los hombres. Las condiciones materiales prevalecen sobre las ideas, principios y roles. Según él si se supera la forma de producción capitalista que significa la ex- plotación del hombre sobre el hombre (propiedad privada) se llegara a la sociedad sin clases y a una renovada forma de vida en aquello que forma el mundo de la cultura.
TOCQUEVILE: demuestra como la utilización de técnicas de observación modernas (entrevistas, paneles, encuestas, etc.) le permitirían un análisis del futuro. Advierte la importancia de lo regional y de la necesidad de superar las fronteras para la creación de nuevos espacios económicos. Resalta la importancia del federalismo en la descentralización del poder, como también la trascendencia del sistema educativo fundado en valores sociales.
Siguiendo a Duverger, la "historia" de la ciencia política comienza cuando esta disciplina entra a la Uni-versidad. Considerando el caso de los Estados Unidos, este ingreso se verificó entre 1880 y 1914. En Europa, pese a algunos intentos en Oxford y Cambridge, se incorpora después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En ese contexto, debe destacarte la reunión de científicos políticos convocados por la UNESCO (Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas), en París 1948. En esa ocasión, el profesor inglés Robsson redactó el informe final "La ciencia política Contemporánea" que determinó la fundación de la "Asociación Internacional de Ciencias Políticas".
En esa conferencia el objeto de la ciencia política motivó dudas y diversas polémicas. Para los formalis- tas, representados por Löwenstein, el objeto es el estudio del poder, y se designa de esa manera porque atiende el aspecto externo del proceso, es decir al conflicto que se plantea en la sociedad a fin de alcan- zar el ejercicio del mando.
Para los finalistas, entre quienes se destaca Ortega y Gasset, el objeto es el Estado y entienden que la política es la actividad que permite mantener el orden social existente.
La UNESCO al no poder determinar un solo objeto, desarrolló una lista para evitar que otras discipli- nas invadan el campo de las ciencias políticas, cuyo detalle es el siguiente:
1. Teoría política.
1.1. Teoría política.
1.2. Historias de las ideas.
2. Instituciones políticas.
2.1. La constitución.
2.2. El gobierno central.
2.3. El gobierno regional y local.
2.4. La Administración Pública.
2.5. Las funciones económicas y sociales del gobierno.
2.6. Las instituciones políticas comparadas.
3. Partidos. Grupos y Opinión Pública
3.1. Los partidos políticos.
3.2. Los grupos y asociaciones.
3.3. La participación del ciudadano en el gobierno y la administración.
3.4. La opinión pública.
4. Las relaciones internacionales.
4.1. La política internacional.
4.2. Los organismos internacionales.
4.3. El derecho internacional
Positivismo y marxismo: Por su parte Caminal Badía indica que a lo largo de los últimos ciento cin- cuenta años, positivismo y marxismo han sido las corrientes doctrinales y metodológicas dominantes en el desarrollo de las ciencias sociales. Comte y Marx fueron los inspiradores de dos concepciones de la sociedad que tenían la misma ambición en cuanto al conocimiento científico pero se distinguían en función de su teleología (doctrina de las causas finales). El positivismo tiene como objeto final la causa- lidad que explica la estructura y el funcionamiento de una sociedad determinada; el marxismo sitúa la causalidad en el contexto más general del proceso histórico, poniendo como cuestión final la transfor- mación y el cambio social. Las dos posiciones han seguido caminos paralelos que se presentan como antagónicos pero que en muchos aspectos son complementarios, siendo su diferencia esencial el trata- miento inverso de los dos valores fundamentales de la modernidad: la libertad individual y la igualdad social, pero no en la renuncia de uno a favor del otro. Liberalismo y socialismo han sido su expresión ideológica impulsoras de los cambios en la sociedad y el Estado.
Como expresara Caminal Badía, cuando la política ya no es una actividad exclusiva de unos pocos, la ciencia política aparece como disciplina independiente, se institucionaliza y nacen las primeras asocia- ciones que agrupan a los estudiosos y profesionales de esta materia. A lo largo del último tercio del siglo XIX surgieron en Europa occidental y Estados Unidos organizaciones relacionadas con el estudio de la ciencia política
La política y la dinámica del poder
Por su parte María Mercedes Valdez de Cristina destaca que el hombre es un ser "relacional" que inten-ta vivir y convivir, en un marco donde la realidad política muestra la presencia de relaciones de mando y obediencia, de un ordenamiento con reconocimiento a la autoridad, con la existencia en todos los ámbi- tos de la sociedad de vinculaciones de poder. La política entonces estudia todas esas relaciones de poder que, en esencia, son nexos de mando – obediencia a partir de dos elementos básicos: 1) La división de funciones para compartir tareas y resultados y, 2) El principio de autoridad.
La evolución sintética se inicia con las hordas, los clanes y las tribus, en los cuales se verifican lazos parentales, para concretarse, con el devenir de la historia, la reunión de varias tribus que deciden vivir juntas en una comunidad territorial, que concluye en la sociedad política que determina la idea de la organización jurídica.
Griegos: La política nace con los griegos, quienes afirman que quienes no participaban en la vida de la ciudad (polis) eran incapaces (idiotas) ya que hacer política era el camino para la realización personal, hacia la felicidad e, incluso, participar era una obligación moral donde a nadie se le ocurría mentir para justificar una posición, siendo los pensadores más importantes Sócrates, Platón y Aristóteles.
En la antigua Grecia existía gran interés por conocer la naturaleza del Estado, sus órganos de control y las funciones de sus ciudadanos. Platón, quien presentó de forma utópica cómo debía ser la ciudad per- fecta, fue uno de los primeros filósofos políticos. No obstante, la mayor parte de los estudiosos coinci- de en que Aristóteles fue el auténtico precursor de la ciencia política. Entre otras aportaciones, su trata- do Política sobre los diferentes regímenes anticipó el gran esfuerzo que implica clasificar las formas del Estado y sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre esta ciencia.
En este marco, Platón – si bien no hace ciencia en sentido estricto – hace un importante aporte a través de "La República", obra filosófica escrita en forma del diálogo; es un estudio sobre la naturaleza de la justicia y la organización de una sociedad perfecta. La obra encierra una larga exposición de las ideas subyacentes en los primeros trabajos de Platón y constituye un intento de unificar sus principios racio- nales, éticos y religiosos. De acuerdo con Sócrates, el principal orador en La República, un Estado ideal constaría de tres clases: los reyes-filósofos ejercerían el poder político al servicio de la justicia y de la sabiduría; los soldados guardarían al Estado como un medio de adquirir honor, y la población civil pro- veería las necesidades materiales de la sociedad. Una gran parte de La República está dedicada a presen- tar y describir en detalle la rigurosa preparación intelectual de los gobernantes del futuro. Esta sección contiene también un análisis fundamental del pensamiento científico y metafísico. El gobierno del Es- tado actúa para hacer valer la virtud, y en consecuencia, la felicidad verdadera de los ciudadanos indivi- duales, teniendo como resultado una vida pública pacífica y productiva. Al criticar las doctrinas del ate- ísmo y el materialismo, Platón reafirmó su posición idealista y declaró su creencia en el gobierno moral del universo y la inmortalidad del alma.
Por su parte Aristóteles es el más grande sistematizador de la historia intelectual de la historia europea. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por completo. Lo que sí ha llegado hasta nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para sus cursos, delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber y del arte. Entre los textos existen tratados de lógica llamados Organon ('instrumento'), ya que proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las obras que tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia información sobre astronomía, meteorología, plantas y animales. Sus escritos sobre la naturaleza, alcance y propiedades del ser, que llamó primera filosofía, recibieron el nombre de Metafísica en la primera edición publicada de sus obras (c. 60 a.C.) debido a que en dicha edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco dedica- ría su obra sobre la ética, llamada Ética a Nicómaco.
Otras obras esenciales son Retórica, Poética (que ha llegado a nosotros incompleta) y su Política (también in- completa). La obra de Aristóteles es enciclopédica; maestro en todas las ciencias, especialmente en las naturales, resumió el saber de la época y, abrió el camino de ciencias nuevas como la anatomía y la fisio- logía. Fue el primero en hacer una clasificación de las ciencias, y construyó un sistema que abarca todas las ramas de la filosofía. Este sistema dividido en tres grupos: 1º, Metafísica, física y zoología; 2º, políti- ca, economía y moral; 3º, poética, retórica y dialéctica, ha sido el de mayor influjo en la cultura de Occi- dente. Además creó y sistematizó el silogismo; distinguió la esencia de la existencia; propugnó el hile- morfismo (teoría ideada por Aristóteles y seguida por la mayoría de los escolásticos, según la cual todo cuerpo se halla constituido por dos principios esenciales, que son la materia y la forma); llegó al concep- to del Dios Supremo, personal e inmutable; e hizo descansar la felicidad del individuo en la práctica de la virtud.
Romanos: Introducen el concepto de República, de la cosa pública, apareciendo aspectos relacionados con el bien común y la juridicidad. Así como la clave para los griegos es la polis, para los romanos es el Ius, por cuya causa puede afirmarse que lo que la organización política romana llegó a ser no puede considerarse como una continuación de la Polis y mucho menos como una proyección en grande del vivir griego. Cierto es que Roma acaba absorbiendo las esencias griegas. Pero ni las absorbe todas ni la impregnación acontece en tiempo que explique la "cosa" más romana entre las romanas, la Res publica. Este carácter de "cosa" que desde el principio toma la organización política romana, no hubiera sido posible si el modo romano de colocarse ante el mundo fuera simple continuación de la actitud griega. Porque el empeño romano se centra en dominar la vida, su pensar gravita hacia la economía, la política, la vida familiar y la milicia. Su lado fuerte es, antes que el entendimiento, la voluntad. La idea suprema y omnirectora se convierte en verdadero "imperium" de una voluntad soberana.
Ante la voluntad romana todos los objetos se convierten en "cosas" sujetas a la potestad del hombre. El populus romanus, organizado y activado en libertad de acción, es también cosa, res, res imperans. A la vez una idea autónoma se remarca: la idea de justicia (dike) como principio soberano; diferenciándose de la esfera sacral que se encuentra ya desde los comienzos de Roma.
El derecho es entonces un verdadero código de la naturaleza de cada cosa. Lo que el derecho plasma es realmente lo conveniente, lo útil. Donde él penetra, todo se torna inviolable. No es otro el sentido ad- quirido de los "derechos adquiridos". Las regiones sociales que el Ius impregna adquieren forma y estructu- ra firme, en lo privado y en lo público. Mirada a esta luz -desde el Ius- la historia política de Roma es la de la paulatina impregnación de la comunidad romana por el derecho hasta su conversión en res. Es asimismo, idea que tiende por sí misma a convertirse en principio universal de configuración (ius gen- tium). Por eso el orden romano, recio e inconmovible, servirá de apoyo a una concepción de que la his- toria es un progresivo acercamiento al señorío universal y civilizador de Roma.
El ámbito del Ius romanum es el orbis terrarum. Su fuerza de penetración no conoce barrera. El orden jurí-dico romano es delimitación de esferas de poder: en la familia, sobre las cosas, etc. La realidad por él configurada se convierte en plenaria bajo el signo de la potestas y el imperium.
A esta fuerza incoercible del Ius en la vida romana hay que atribuir también el fenómeno más singular y original desde el punto de vista político que ha producido Roma: el Principado. El romano ha acertado a plasmar en su organización jurídica un modo del mando político montado sobre una realidad sociológi- ca tan sutil, delicada y difícil de configurar como la auctoritas. La singularidad del princeps es su auctoritas: el que obedece lo hace por su propia voluntad, en razón del prestigio y peso personal y de la superiori- dad de juicio del que manda.
El "milagro" romano consiste en haber dado al hacer político detallado fisonomía duradera y consisten- cia institucional, canalizando la fuerza de la auctoritas en la vida romana hacia un modo de organización política ejemplar.
Medioevo: En la edad media se consideraba la existencia de la ciudad terrera y la ciudad celestial, si- guiendo las pautas del pensamiento cristiano. La felicidad entonces se encuentra en relación con Dios, por cuya causa las tareas que se encaran están todas relacionadas a obtener el ingreso a la ciudad eterna. El poder supremo es Dios, como consecuencia de lo cual los reyes deben someterse al Papa y la política se diluye en ese contexto. El discurso es teológico, en cuyo marco nadie cuestiona los males pues los mismos simplemente son medios para favorecer el "paso" por esta vida terrenal para alcanzar la vida celestial.
Modernidad: Se inicia aproximadamente en el siglo XV y con ella nace el concepto de vincular la polí- tica con el poder. Es en ese marco cuando Maquiavelo escribe El Príncipe en cuya obra separa la política de la filosofía y de la religión, aunque es importante recordar que este autor escriba para una Italia divi- dida, siendo su principal objetivo la unidad de ese país.
En estos siglos se produce el paso de la descentralización feudal hacia la monarquía absoluta, permi- tiendo el nacimiento del Estado moderno, que se basaba en el concepto que el poder viene de Dios directamente al Rey. En los siglos XVII y XVIII se produce la "revolución ideológica" que produce el advenimiento del liberalismo que implica el nacimiento de la política contractualista uno de cuyos ele- mentos básicos es que el poder viene de Dios a los hombres y éstos transmiten a los gobernantes, prin- cipio de la libertad y la igualdad.
De esta manera aparece la diferenciación entre Estado y Sociedad ya que según esta concepción el Es- tado nace por voluntad de la sociedad mediante un contrato, debiendo entonces resaltarse los siguientes aspectos: 1) La división entre Estado y Sociedad; 2) El poder se encuentra en la sociedad; 3) Desde la economía la política sufre el embate del libre juego de la oferta y la demanda (el Estado tiene una acti- vidad mínima, que merma su poder).
Hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX nace el marxismo propiciando la desaparición del Es-
tado, afirmando mediante el denominado "socialismo científico", que utiliza el método dialéctico de Hegel, que la propiedad privada no existe. En ese contexto las ciencias políticas parecen no tener cam- po de acción, aspecto que recién a mediados del siglo XX vuelve a recuperarse. Se produce el enfren- tamiento entre capitalismo y socialismo y en 1948 las Naciones Unidas (tal como se detalla más atrás) definen los temas de la política que abarcan todos los aspectos de la vida social: Teoría Política, Praxis Política, Fuerzas Políticas y Relaciones Internacionales
El objeto de la ciencia política
Dice Sartori que el descubrimiento de la autonomía de la política no desembocó en un método científi- co, distinguiendo de esta manera la política como objeto de análisis de la existencia o no de una meto- dología aceptada como científica. En ese contexto, Maquiavelo podría ser considerado como fundador de la política como área autónoma del conocimiento social, pero su "descubrimiento" de la política no supone el nacimiento de la ciencia política.
La politología al igual que la economía y la sociología no nace y se desarrolla como ciencia hasta que no consigue acotar su objeto y, en cierta medida, distanciarse del Estado. De igual manera, la sociología se desarrolla a partir de las transformaciones sociales inducidas por el capitalismo y con el establecimiento de la sociedad industrial y urbana.
Cuando la política ya no es exclusiva de unos pocos, cuando extiende su ámbito al conjunto de la so-ciedad, cuando se generaliza, surge la necesidad de estudiarla de una manera distinta: haciendo uso, como en la sociología y la economía, del método empírico y las técnicas estadísticas, estudiando además de las teorías normativas generales sobre el Estado y el Gobierno, las instituciones, el proceso político, la administración y el sistema político como un conjunto cohesionado.
Por su parte, Duverger buscó el objeto mediante la relación de la ciencia política con otras disciplinas, indicando que se trata de una "ciencia encrucijada" o de una "ciencia residual", aunque este enfoque, impreciso y controvertido, hace de la ciencia política una disciplina adjetiva de las otras ciencias socia- les.
Es una "ciencia encrucijada" cuando su objeto consiste en una porción común – la parte política – de los objetos de las demás ciencias sociales. Es decir, no habría un objeto propio sino un enfoque distinto a partir de "lo político" (geografía política, historia política, etc.).
Se puede hablar de una "ciencia residual" cuando su objeto esta formado por los temas que han sido descuidados por las otras disciplinas sociales (partidos políticos, grupos de presión, proceso electoral, etc.).
Positivismo: Por su parte, desde el positivismo, Augusto Comte afirma que el único método para es-tudiar las ciencias es el basado en causa – efecto, por cuya causa las ciencias sociales – como la Política
– deben regirse por dichas pautas, utilizando él mismo a las Estadísticas para efectuar los estudios socia-les, concretando un enfoque cuantitativo.
Anti – positivismo: Esta corriente afirma que las ciencias sociales no son experimentales, sino que interpretan la realidad, no son exactas pero si rigurosas, verificándose un cambio de paradigma ya que el enfoque es cualitativo.
Lectura opcional
AUGUSTE COMTE
Auguste Comte (1798-1857), es un filósofo francés, considerado el fundador del positivismo y de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de enero de 1798 y falleció el 5 de septiembre de 1857 en París. Desde muy temprana edad mostró un fuerte rechazo hacia el catolicismo tradicional y las doctrinas monárquicas. Logró ingresar como profesor de matemáticas en la Escuela Politécnica de París en 1814, pero en 1816 fue expulsado de este centro por haber participado en una revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint- Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del pensador fran- cés quedaron marcados por la alienación mental, debida a las crisis de locura en las que se sumía duran- te prolongados intervalos de tiempo. Para dar una respuesta a la revolución científica, política e indus- trial de su tiempo, Comte apostó por ofrecer una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Además, pensó que cualquier reconstrucción sólo era posible tras adoptar una actitud científica.
Afirmaba que el estudio empírico de los procesos históricos revela la que denominó "ley de los tres estadios", que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos tres estadios en su más importante y voluminosa obra, Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). En ella afirmaba que, dada la natura- leza de la mente humana, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoré- ticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científi- co o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy elemental ape- lando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invo- cando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, su- pone el triunfo de la racionalidad positiva, en tanto que los hombres no buscan el origen del Universo sino las "leyes efectivas" de los fenómenos.
Toda su atención se centra en averiguar cómo se producen éstos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas, a su vez, a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas se erigen en la adecuada fuente de conocimiento. Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitu- des políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en las ideologías que sostienen el derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o "socio- lógico" (término acuñado por Comte) de la organización política.
Bastante crítico con los procedimientos democráticos, anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara el método científico para resolver los problemas humanos y para mejorar las nuevas condiciones sociales. Aunque rechazaba la creencia en un ser trascendente, recono- cía el valor de la religión, en tanto que creía que ésta contribuía a la estabilidad social. En su obra Siste- ma de política positiva (4 vols., 1851-1854), propuso como aceptable una religión que estimulara una benéfica conducta social.
Filosofía política
La Filosofía es término derivado del griego que significa "amor por la sabiduría", definición clásica que convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad.
Es posible, sin embargo, ofrecer una descripción de la filosofía como una forma de conocimiento que
pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza empleando la razón y los argumentos racionales (a diferencia de la fe o la autoridad). Es un saber de tipo general y totalizante, pues pretende ofrecer respuesta a cuestiones de tipo general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre las mismas. Asimismo la filosofía es un saber crítico, pues analiza los fundamentos de todo lo que considera y nun- ca se limita a aceptarlos de forma ingenua. Finalmente, la filosofía es un saber de segundo grado, pues utiliza los datos y contribuciones de las ciencias, que son siempre un conocimiento de primer grado sobre la realidad.
En consecuencia, la filosofía política – que fue utilizada a través de historia del pensamiento político de diferentes maneras incluyendo en la antigüedad tanto especulaciones de tipo metafísico como el co- nocimiento razonado de la realidad – indaga tanto sobre el deber ser como de la razón de ser, es decir lo axiológico (teoría de los valores) y lo ontológico (ese ser, su esencia, causa y fin), siendo el ámbito de la filosofía política la naturaleza del hombre, de la sociedad y del Estado y a partir de esto sus múltiples relaciones.
Teoría política
La teoría política tiene por objeto sistematizar y buscar lazos de causalidad que puedan existir entre los fenómenos que aparecen de la realidad política. Es un conocimiento especulativo, trata de conocer la realidad tal cual es, busca tener un conocimiento transmisible y comunicable. Se comprueban los hechos, se los clasifica y se los explica. Le suministra a la ciencia política el aparato conceptual que esta necesita.
Hay que distinguir distintos niveles teóricos: teoría de nivel medio (son proposiciones generales, limita- das a un dominio particular) y teorías globales (conceptos más generales). Esta bordea campos coinci- dentes con la filosofía.
DOCTRINA POLÍTICA
La denominada doctrina política corresponde al conocimiento práctico, se pretende a partir de ella influir en esa realidad. Los hechos son juzgados y valorados, se los acepta o rechaza a partir de una ideología que esa doctrina sustenta. En algún sentido se vincula a la filosofía por el estudio de las ideas políticas que han desarrollado en distintos períodos los diferentes autores. Por estas causas se presenta una intensa interrelación entre la vida política, las instituciones y las ideas.
RELACIONES CON OTRAS CIENCIAS
Siendo el hombre el sujeto y el objeto de todas las disciplinas, es lógico que existan íntimas relaciones. Por ejemplo, con el derecho esta relación dio nacimiento, a partir de los juristas alemanes, al término "derecho político", como contra cara del "Estado de Derecho". Esto influyó en los españoles que vie- ron al derecho político como la confluencia de la política (Estado) y el derecho.
Para Jellinek la teoría general del Estado abarca una teoría jurídica, que sería el derecho político y otra sociológica. Por su parte Kelsen rechaza dicha teoría y se identifica con la definición que la teoría del derecho político trata los preceptos jurídicos imbuidos de valores morales, los cuales deben regular la actividad política en la realidad.
Es también estrecha la relación entre la política y la historia, porque esta nos va a permitir construir las distintas épocas. La historia de los hechos, de las instituciones y de las ideas políticas constituyen los cimientos de la ciencia política.
También con la geografía existe una íntima vinculación, ya que ésta brinda el marco natural para la acti-vidad política, considerando que los factores naturales y culturales influyen sobre la vida humana, por cuya causa también existen relaciones con la antropología, la sociología o la psicología social. Finalmen- te debe destacarse que la economía, la producción, distribución y consumo de bienes también importa a la política, disciplinas que exigen un marco jurídico y político para desenvolverse a la vez que la política requiere de bienestar para fortalecerse.
Ética y política
La política como ciencia es completamente independiente de la ética. La política como técnica se en- cuentra vinculada con la ética pues los preceptos morales actúan determinando los fines y los medios de la acción política. Esos fines políticos pueden ser económicos, sociales o culturales y, aun siendo mo- ralmente indiferentes, no se concibe que sean inmorales.
Por esta causa, tomando a la política como la actividad humana que persigue como fin inmediato la ocupación de cargos de gobierno y como fines mediatos la construcción, consolidación y conservación del Estado, debe fundarse en la idea de valores como ser el bien, la justicia, la seguridad, entre otros. Por esta causa la actividad política está impregnada de moral, que indica el deber ser de las cosas; por ende es imposible hablar de actividad política desprendida de la moral.
Cuando decimos que la política se refiere a fines inmediatos y mediatos, nos referimos a que los prime-ros son medios respectos a los últimos, porque solo ocupando cargos de gobierno se podrá desarrollar el Estado. Ambos son fines de la política.
La relación entre Política y moral, por tanto, no se resuelve con el predominio de la moral, su indepen- dencia o subordinación, sino reconociendo que la política, como acción humana, debe tener un conte- nido ético.
Ya sea en la faz agonal o en la arquitectónica la utilización de medios para alcanzar algunos fines tendrá que plantearse a partir de un encuadre moral. Sin embargo esto es subjetivo, afirmando Aranguren que puede ser vivida a través de cuatro modos:
1. Según el realismo político, la moral como conducta personal nada tiene que ver con la política, es una postura amoral.
2. Según la repulsa de los políticos, a esta actividad se la ve como mala, sucia, carente de moral.
3. En el tercer caso, la moral en la política es vivida como imposibilidad trágica, en virtud de su fragi-lidad, es imposible que el hombre que actúe en política sea moral.
4. Por último, la moral en la política es vivida dramáticamente, existe la posibilidad de moralizar la vida política. Habrá que conjugar esfuerzos tanto de los gobernantes como de los gobernados y el fundamento esta en la cultura moral.
Metodología del conocimiento político
El método de la ciencia política es el camino ordenado y sistemático que se sigue para aprehender al objeto que se investiga. Está relacionado con la realidad que se pretende conocer, es por eso que existe una estrecha relación método y objeto.
En principio corresponde un método distinto para cada categoría de objeto, y la primera función delmétodo es delimitar el objeto a investigar.
La ciencia, en el sentido de un conocimiento riguroso y efectivo de la naturaleza, tiene su origen en elmétodo que se elabora en la edad moderna, procuraron dar una explicación racional a un amplio campo de fenómenos. Con el tiempo el método pasó a las ciencias del hombre.
DISTINTOS TIPOS DE MÉTODOS
Método deductivo supone la afirmación de una verdad general y se pretende constatar la misma en casos particulares.
El método inductivo, establece relaciones de causalidad en casos particulares, sistematiza el conocimiento y al observar el cumplimiento de esa relación aborda la conclusión de una regla general.
En la investigación de las ciencias políticas se utilizan ambos métodos, siendo en consecuencia hipotéti- co-deductivo, y a estos se los acompaña con algún tipo de enfoque particular, el método podrá ser jurí- dico, sociológico, etc.
La característica del método científico son objetividad que apunta a establecer relaciones de causalidad, sistematización, que apunta a una observación amplia de fenómenos para ver reflejados en ellos la rela- ción de causalidad; la transmisibilidad supone que el investigador esté en posibilidades de efectuar una síntesis que puede ser conocida por otros sin necesidad de pasar por las mismas experiencias. Considerando los aspectos indicados, puede afirmarse que los enfoques metodológicos de la ciencia política son:
El método estadístico.
El método histórico (diacrónico: fenómenos que ocurren a lo largo del tiempo, en oposición a los sincrónicos).
El método comparativo (sincrónico: proceso o su efecto que se desarrolla en perfecta correspon- dencia temporal con otro proceso o causa).
Dentro de esos aspectos metodológicos, existen distintos enfoques que pueden resumirse en los si-guientes:
Hermenéutico (arte de interpretar textos): es aquel enfoque que interpreta el discurso político (ver- bal, escrito, imágenes o acciones) desde los sistemas de creencias y valores.
Comparativo: analiza las diversidades tratando de obtener cuestiones comunes, por ejemplo, el es- tudio comparado de la instauración del Estado en Argentina y Estados Unidos.
Economicista: considera que los candidatos son un producto que se oferta en el mercado, donde los ciudadanos compran al que más le satisface (Schumpeter). La política forma parte de la econo- mía de mercado. La posición opuesta sería la democracia participativa.
Sistémico (perteneciente o relativo a la totalidad de un sistema; general, por oposición a local): bus– ca entender a la política, vinculándola con la Biología, como un sistema integral (el sistema político) con sus correspondientes subsistemas (como serían los partidos políticos).
Conductista: este enfoque se nasa en la psicología, utilizando el mecanismo de estímulo y respuesta. Permite predecir y explicar las conductas intentando obtener ciertas "regularidades" en las mismas.
Conocimiento vulgar
Es espontáneo, el sujeto no se predispone a conocer, se da ante la simple presencia.
Es superficial, el hombre permanece con el primer contacto, no lo profundiza.
Es ametódico, carece de método o medio por el cual llegar a los objetivos.
Es asistemático, no conforma un todo armónico y coherente.
Es incierto, no puede afirmar que este saber es verdadero o falso ni explicar la causa.
Es practognótico se lo capta en la práctica (saber implícito en la acción).
Empírico, se conoce a través de los sentidos con un mínimo de razón.
Este conocimiento puede ser muy importante para quienes desarrollan la praxis política a los efectos de enriquecer, a partir de su experiencia un conocer más metódico.
CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Es buscado, ya que el sujeto se predispone al conocimiento.
Es profundo, no se queda con la primera impresión, busca o intenta hasta las últimas causas.
Es metódico, se vale de un medio o camino por el cual el sujeto alcanza su fin.
Es sistemático, ya que formula conceptos, leyes, principios que son coherentes.
Es verdadero y racional.
CONOCIMIENTO FILOSÓFICO
Profundo, sistemático, metódico, intencional, verdadero y buscado.
Es autónomo, no parte de supuestos se autoabastece.
Es pantónomo, se ocupa de todos los objetos, pero no admite supuestos, el filósofo hace de estos supuestos su objeto de estudio.
Es el conocimiento de las cosas por sus causas primeras o razones últimas a la luz natural de la ra- zón.
La investigación
Su desarrollo presenta varios pasos:
Se define el objeto.
Se formula las hipótesis de trabajo.
Se procede a la observación de los hechos.
Se confrontan las hipótesis de trabajo con la realidad observada.
Una investigación se compondrá de labor teórica (determinación del objeto, elección de los temas, formación de hipótesis, etc.) y también de la labor de la investigación empírica (observación, expe- rimentación, etc.).
El informe de Robsson en la reunión de la UNESCO en 1948 habla de un método complejo por la
diversidad de métodos, técnicas, elementos exigidos por las particularidades de la realidad que se pre- tende investigar.
Las técnicas de investigación
1) Observación directa: es la que resulta del contacto inmediato del investigador con la realidad y pue- de ser:
a) Extensiva, es la que pretende captar un amplio campo de hechos y es superficial, por ejemplo los muestreos y encuestas.
i) El muestreo persigue transplantar un gran conglomerado humano a una escala reducida que sea representativa de ese conglomerado. Se puede aplicar dos métodos, probabilística que consiste en sortear en el universo a investigar quienes serán interrogados.
ii) El tabulado supone un planteo más racional, se elige a los interrogados por medio de eda-des, sexo, condición social, etc.
b) Intensiva, supone una reducida dimensión en el campo de análisis, es profunda. Ej. Interrogato-rios y entrevistas.
i) Las entrevistas o interviú es un método directo intensivo a partir de buscar la opinión de
personas que se consideran representativas de un sector.
ii) Los interrogatorios permiten conocer el grado de conocimiento y la personalidad de indivi-duos.
2) Observación indirecta: es la que surge del conocimiento que se obtiene de fuentes mediatas o se-cundarias, principalmente documentales. Son de mucha importancia los archivos documentales, ya sean públicos o privados, los primeros permiten desentrañar el porqué de muchas decisiones políti- cas; los segundos ubican de manera más clara a personajes y circunstancias. Las "estadísticas" son también una técnica de singular importancia, en la medida que sise las compara puedan ser homo- geneizadas.
Lectura adicional
LA CIENCIA POLÍTICA
Ciencia política o Politología, disciplina científica cuyo objetivo es el estudio sistemático del gobierno en su sentido más amplio. Sus análisis abarcan el origen y tipología de los regímenes políticos, sus es- tructuras, funciones e instituciones, las formas en que los gobiernos identifican y resuelven problemas socioeconómicos, y las interacciones entre grupos e individuos decisivos en el establecimiento, mante- nimiento y cambio de los gobiernos.
NATURALEZA DE LA CIENCIA POLÍTICA
En general, se considera que la ciencia política forma parte de las denominadas ciencias sociales, tam-bién integradas, entre otras, por la antropología, la economía, la historia, la psicología y la sociología. Su relación con estas ciencias admite dos perspectivas. Algunos piensan que la ciencia política ocupa un lugar preponderante porque las cuestiones individuales y colectivas que estudian otras ciencias sociales siempre tienen lugar en el marco de la política como manifestación de una creencia personal, como actividad profesional y como ejercicio de autoridad. El punto de vista opuesto es el de que la ciencia política está al servicio de las restantes ciencias sociales porque depende de sus conceptos, métodos y análisis.
Los precursores de la ciencia política se ocupaban de la forma de alcanzar y mantener objetivos ideales.
Cuestiones como cuál es la mejor forma de gobierno son consideradas en la actualidad completamente fuera del ámbito de la disciplina. Ésta se ocupa, en cambio, de lo que es en vez de lo que debería ser. Aunque la cuestión de la utopía se coloca generalmente en el campo de la filosofía política, algunos estudiosos afirman que, puesto que el problema de la idoneidad está implícito en cualquier investigación política, éste debe ser claramente abordado.
Hoy en día, la mayor parte de las investigaciones de la ciencia política tiene que ver con temas concre-tos, como las relaciones entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial en el ámbito nacional; las rela- ciones internacionales entre estados en el marco internacional; las campañas electorales y las elecciones; las regulaciones administrativas; los impuestos; la política comparada; y las acciones e influencias de los grupos involucrados en las finanzas, el trabajo, la agricultura, la religión, la cultura o los medios de co- municación, por ejemplo.
HISTORIA DE LA CIENCIA POLÍTICA
Pese a que la existencia de la ciencia política como disciplina académica es relativamente reciente, sus orígenes como marco de análisis del Estado y del gobierno se remontan a tiempos lejanos.
Orígenes: Ya en la antigua Grecia existía gran interés por conocer la naturaleza del Estado, sus órga- nos de control y las funciones de sus ciudadanos. Platón, quien en su obra La República presentó de forma utópica cómo debía ser la ciudad perfecta, fue uno de los primeros filósofos políticos. No obs- tante, la mayor parte de los estudiosos coincide en que Aristóteles fue el auténtico precursor de la cien- cia política. Entre otras aportaciones, su tratado Política sobre los diferentes regímenes anticipó el gran esfuerzo que implica clasificar las formas del Estado y sigue ejerciendo una fuerte influencia sobre esta ciencia.
Desarrollo: Posteriormente, y a lo largo de los siglos, fueron muchos los autores que dieron vida a la
ciencia política: Marco Tulio Cicerón, san Agustín de Hipona, santo Tomás de Aquino, Nicolás Ma- quiavelo, Thomas Hobbes, John Locke, Jean-Jacques Rousseau, Charles-Louis de Montesquieu, Imma- nuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Johann Gottlieb Fichte, Alexis de Tocqueville, Karl Marx, Friedrich Engels y Friedrich Nietzsche. De sus respectivas concepciones surgieron algunas de las obras claves en la paulatina configuración de la politología: El príncipe (1532, donde Maquiavelo reseñó las condiciones que debían caracterizar al estadista), Leviatán (1651, Hobbes expuso sus teorías acerca del surgimiento del Estado a partir del contrato social), Tratados sobre el gobierno civil (1690, defensa de Locke de los conceptos de propiedad y monarquía constitucional), El espíritu de las leyes (1748, Mon- tesquieu defendió en sus páginas el principio de la separación de poderes), El contrato social (1762, Rousseau revisó la cuestión del contrato social argüida por Hobbes y Locke, y defendió la preeminencia de la libertad civil y la voluntad popular frente al derecho divino de los soberanos), La paz perpetua (1795, Kant concibió un sistema pacífico de relaciones internacionales basado en la constitución de una federación mundial de repúblicas), Discursos a la nación alemana (1808, Fichte inauguró en cierta me- dida el discurso del nacionalismo contemporáneo), La democracia en América (1835-1840, Tocqueville reflexionó acerca del modelo de democracia estadounidense) y el Manifiesto Comunista (1848, Marx y Engels abordaron el estudio de la historia a partir del materialismo). En las páginas de estos tratados, sus respectivos autores se ocuparon de la forma en que una sociedad puede generar las condiciones necesarias para el bienestar de sus ciudadanos. En mayor o menor medida, todos siguen vigentes, prin- cipalmente por ocuparse de valores como la justicia, la igualdad, la libertad y el desarrollo de las cuali- dades humanas.
Extensión de métodos: Los éxitos que se habían conseguido en el campo de las ciencias naturales llevaron a muchos investigadores políticos a la creencia de que, con el tiempo, empleando el análisis sistemático y la metodología de la física, la química y la biología, podrían desarrollar teorías explicativas.
Mediante su uso, el estudio del gobierno y de la política podría convertirse, según ellos, en una tarea tan científica como las realizadas en laboratorios. En sus intentos por conseguir credibilidad, estos estudio- sos se unieron con investigadores en los campos de la sociología y la psicología. De los sociólogos to- maron el método estadístico para recoger y analizar el comportamiento colectivo. De los psicólogos tomaron las definiciones, propuestas y conceptos que les ayudaran a entender por qué los seres huma- nos actúan de ciertas maneras. La historia se utilizó como fuente de datos que podían ser analizados por el científico político. La economía fue relegada a una posición secundaria, aunque la capacidad del economista para obtener datos concretos era envidiada por muchos politólogos. Como resultado de estos "préstamos" de otras ciencias sociales, la ciencia política se convirtió en una disciplina indepen- diente. No fue considerada ya un mero complemento a la filosofía moral, a la economía política o a la historia.
Ciencia política contemporánea: A pesar de estos esfuerzos para conseguir una disciplina realista y concreta, basada en la objetividad y en la utilización de herramientas científicas, el tradicional estudio especulativo y normativo siguió siendo la nota común hasta mediados del siglo XX, momento en que el punto de vista científico empezó a dominar los análisis de la ciencia política. La experiencia de quienes retornaron a la docencia universitaria después de la II Guerra Mundial (1939-1945) tuvo profundas consecuencias sobre la totalidad de la disciplina. El trabajo en los organismos oficiales perfeccionó su capacidad al aplicar los métodos de las ciencias sociales, como las encuestas de opinión, análisis de con- tenidos, técnicas estadísticas y otras formas de obtener y analizar sistemáticamente datos políticos. Tras conocer de primera mano la realidad de la política, estos profesores volvieron a sus investigaciones y a sus clases deseosos de usar esas herramientas para averiguar quiénes poseen el poder político en la so- ciedad, cómo lo consiguen y para qué lo utilizan. Este movimiento fue llamado conductismo porque sus defensores sostenían que la medición y la observación objetivas se debían aplicar a todas las con- ductas humanas tal y como se manifiestan en el mundo real.
Los adversarios del conductismo sostienen que no puede existir una verdadera ciencia política. Objetan, por ejemplo, que cualquier forma de experimentación en que todas las variables de una situación políti- ca estén controladas, no es ni ética, ni legal, ni posible con los seres humanos. A esta objeción, los con- ductistas responden que la pequeña cantidad de conocimiento obtenido de forma sistemática se irá su- mando con el tiempo para dar lugar a una extensa serie de teorías que explicarán el comportamiento humano.
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