Descargar

El discurso y la concepción del hombre de la postmodernidad en "El Resto Es Silencio" de Carlos Perozzo (página 2)


Partes: 1, 2, 3

Todo el anterior ámbito narrativo construido en cerca de quinientas páginas y en donde lo más importante no es la historia de un don nadie como Jorge Eliécer Altuve -pues al fin y al cabo a quién le importa el hombre ahora-, sino la forma en que una ciudad es observada a través del lenguaje, la fragmentación del ser y del discurso, la construcción de nuevos modelos narrativos y en especial la caracterización del hombre postmoderno en un mundo esperpéntico, donde los sitios y lugares, los personajes y situaciones varían de nombre según la situación; todo ello para reflexionar y pensar sobre la condición humana y en donde el verdadero protagonista es el lenguaje y la visión que éste nos proporciona de la sociedad actual, rescatando así la noción de la literatura como una lectura de mundo y que principalmente es un expediente de crítica y un espacio para reconstruir la memoria colectiva de nuestro país.

Hacia una conceptualización de la modernidad y la postmodernidad

"Ser modernos es vivir una vida de paradojas y contradicciones. Es estar dominados por las inmersas organizaciones burocráticas que tienen el poder de controlar, y a menudo de destruir, las comunidades, los valores, las vidas y sin embargo, no vacilar en nuestra determinación de enfrentarnos a tales fuerzas, de luchar para cambiar su mundo y hacerlo nuestro. Es ser conservador y revolucionario: vitales ante las nuevas posibilidades de experiencia y aventura, atemorizados ante las profundidades nihilistas a que conducen tantas aventuras modernas, ansiosos por crear aún cuando todo se desvanezca (…) La seriedad moderna más profunda debe expresarse a través de la ironía:" [1]

Al afrontar cualquier reflexión y análisis sobre el arte, la cultura y los procesos actuales en nuestra sociedad debemos necesariamente dar explicación de dichos fenómenos a partir de las teorías de la Modernidad y la Postmodernidad; teorías y procesos que subyacen la estructura misma de la sociedad actual y del hombre como individuo, sujeto y ser.

El debate Modernidad/Postmodernidad se encuentra hoy día más candente que nunca y de él se ocupan diversos críticos a nivel mundial, en especial, en lo concerniente a las diferentes esferas culturales existentes y a las actuales y nuevas propuestas estéticas que representan y a la vez pretenden significar y representar el mundo.

En la actualidad, teóricos como Habermas, Lyotard, Vattimo, Baudrillard, Dérrida representan por decirlo así, lo más erudito en cuanto a la definición y caracterización de la modernidad y la postmodernidad con sus causas y consecuencias para el mundo del arte, la cultura y la sociedad.

Jünger Habermas es un defensor del proyecto de la modernidad e insiste en que las ideas de dicho fenómeno están hoy más vigentes que nunca; para él las nuevas propuestas no son más que una reactualización del proyecto de la modernidad, el cual, aún no ha sido realizado. En este contexto, las propuestas denominadas postmodernas constituyen para Habermas una antimodernidad que pretende rescatar los valores más conservadores que precisamente niega la modernidad. [2]

La contraparte de este debate es encabezada por Jean François Lyotard, filósofo francés, quien asume que la modernidad es un proyecto inconcluso, inacabado y a su vez en crisis, que necesita ser retomado y recontextualizado bajo las características actuales de la sociedad.

Este nuevo proyecto, denominado postmodernidad constituye la caracterización de la época actual, llena de una gran diversidad de propuestas y de rupturas fragmentarias producto precisamente del proyecto de Modernidad y de su etapa culminante como lo fueron las denominadas vanguardias. Para Lyotard "Lo Postmoderno sería (…) aquello que indaga por pretensiones nuevas, no para gozar de ellas, sino para hacer sentir mejor que hay algo que es impresentable". [3]

En este orden de ideas, se hace necesario para el desarrollo de este análisis una definición y caracterización puntual sobre la Modernidad y la Postmodernidad; hecho que abordaremos en las siguientes páginas, teniendo en cuenta no sólo la concepción teórica y filosófica de dichas propuestas, sino también las definiciones del hombre y la sociedad con base a dichos fenómenos.

Antes de iniciar la explicación de dichas propuestas es preciso anotar que la modernidad y postmodernidad en Latinoamérica y para nuestro caso en Colombia, tienen una concepción y estructuración diferentes a lo acontecido en otras partes del mundo; pues nuestro país ha tenido un desarrollo cultural y social muy diferente y particular; y se ha vivido una modernización sin que las propuestas de la modernidad hayan sido vivenciadas plenamente. Todo lo anterior es debido a una concepción de modernización desarrollista impuesta desde las altas esferas económicas nacional e internacional, con lo cual el contexto postmoderno colombiano, si bien tiene algunas características propias de dicho fenómeno, adquiere también una particular definición y desarrollo social.

Si entendemos la literatura como "una lectura de mundo" y que a través de ella se puede comprender no sólo los fenómenos sociales de un país sino también las diferentes propuestas estéticas que explican ese entorno; y sí además entendemos que la literatura como arte y en especial la novela como propuesta estética, que también se ven influenciados por las propuestas de la modernidad y la postmodernidad, se hace necesario que la crítica literaria reflexione sobre la manera en que las novelas y los autores reflejan las características de nuestra época actual bajo las especificaciones de los fenómenos citados anteriormente. Así pues, concebimos que nuestra actual literatura colombiana no está alejada ni de las propuestas, ni de las influencias culturales actuales contextualizadas bajo la Modernidad y la Postmodernidad. Por tanto, se hace necesario para explicar el fenómeno literario en Colombia, caracterizar, tratando de definir, la actual problemática cultural encabezada por Habermas y Lyotard, hecho que haremos a continuación.

Si bien consideramos que este trabajo no se centra en debatir las propuestas modernas y postmodernas, sino más bien, en cómo la novela colombiana actual, en especial El resto es silencio valida estas propuestas, entonces es importante entrar a definir dichos fenómenos desde la perspectiva cultural y filosófica, para así comprender las características que recrean algunas novelas en nuestro país, vistas bajo esta perspectiva.

LA MODERNIDAD

Sin duda alguna las citas presentadas al inicio de este trabajo, dadas por Marshall Berman constituyen una definición muy clara y poética del proyecto de la Modernidad en nuestra época actual.

Ahora bien, para contextualizar la explicación sobre dicho término, es importante aclarar el origen histórico de la Modernidad.

Para Julia Kristeva [4]"La modernidad nace al final de la edad media cuando se pierde la visión simbólica, mítica, vertical…por la cual el hombre miraba hacia el cielo y hacia Dios en búsqueda de significado para interpretar su presencia sobre la tierra. Esta mirada vertical se cambia por una horizontal con lo cual pretende encontrarle a la existencia una explicación científica".

Para otros autores en cambio, la Modernidad tiene un origen mucho más próximo a nuestros días; Nodier Botero [5]en un trabajo reciente nos dice que la Modernidad surge con las propuestas revolucionarias francesas modernas, pues "Expresa los ideales básicos de la ilustración del siglo XVIII, que se propusieron desarrollar una ciencia objetiva, una moralidad universal y un ente autónomo de acuerdo a su lógica interna y con base en los principios de la verdad, la justicia y la belleza como derivados de un mismo orden, de una coherencia ideológica y de su institucionalización como valores sociales". Según el mismo autor, las innovaciones filosóficas que inspiraron a la sociedad burguesa del siglo XVIII, racionalismo y libertad, posibilitaron el afloramiento de los principios de la modernidad (secularidad, libre albedrío, líneas de igualdad, perspectiva).

Para Botero, "El arte moderno es en alto grado el producto de una ruptura filosófica, representada por el tránsito del positivismo y el empirismo decimonónicos al modo de pensar, modo de inestabilidades, que aparecen con los movimientos de la crisis de principios de siglo XX. [6]

En este orden de ideas, podríamos decir entonces, que la Modernidad -contrario a lo que piensa Julia Kristeva-, tiene su origen filosófico básico en el proyecto de la Ilustración francesa y todos los ímpetus de renovación dados en Europa a partir del siglo XVIII.

Pero es preciso anotar que los cambios en la concepción del mundo, tal como lo afirma Julia Kristeva se inician al finalizar la edad media e iniciarse el Renacimiento; momento en el cual Dios es sustraído del proceso creador y en una misma operación, el individuo se transforma en sujeto cognocente y la naturaleza en objeto de conocimiento. El hombre como rey de la creación y el mundo como campo natural de su quehacer creativo configura el nacimiento del sujeto moderno.

Lo anterior configura entonces un cambio de paradigma que tendrá sus repercusiones más evidentes en la Ilustración francesa del siglo XVIII, que permite la especialización, la preponderancia del uso de la razón y el desarrollo de la técnica y la tecnología como medios para el progreso y mejoramiento de la calidad de vida del hombre.

Así mismo en este contexto se encuentran las bases para el surgimiento de la burguesía con todo lo que ello implica: Cambio en las relaciones de producción y de capital, desarrollo de la industria, estructuración de un nuevo sistema de clases, creación de nuevos ámbitos citadinos, entre otras. Y a partir de allí, se desencadenan entonces, las ideas de la Modernidad que afectan no sólo la concepción misma del hombre sino también las diferentes propuestas estéticas que pretenden representar mediante innovaciones a la sociedad.

Según Berman [7]la modernidad se caracteriza por "un desarrollo sin fin de la personalidad y de la sociedad, una transformación incesante de todo mundo interior y exterior. Como miembros de la sociedad moderna somos responsables de la dirección en que nos desarrollamos, de nuestros objetivos y logros, de nuestros costes humanos".

El desafío que se impone el hombre moderno es de hacerse dueño de su propio destino, para lograr un verdadero desarrollo de sí mismo y de su sociedad, aunque como dice Berman, el hombre actual no encuentra nada sólido a lo cual asirse ya que en la época moderna, según bien dice Marx "Todas las relaciones estancadas y enmohecidas quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Todo lo sagrado es profanado y los hombres se ven forzados a considerar serenamente sus relaciones recíprocas y sus condiciones de existencia". [8]

Para el mismo Marx [9]la época burguesa, que implica el surgimiento y auge de la época de la modernidad, se caracteriza por "una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constante". He aquí, pues, las características básicas de la modernidad, desde la perspectiva de uno de los más grandes pensadores de la época moderna.

Esta idea de la transformación profunda del ser y de la sociedad habrá sido también planteada desde la literatura por escritores como Charles Baudelaire, a quien se considera, por otro lado, uno de los iniciadores de la Modernidad en el siglo XIX, conforme los estudios de Hugo Friedrich [10]al expresar no sólo que "lo moderno se caracteriza por lo efímero, lo contingente" si no que era preciso desconfiar de los avances de la ciencia y de la técnica pues éstas constituyen para el creador un espejismo.

La modernización, no es algo acabado; por el contrario, es una perfecta fluctuación, que cambia y se renueva día a día y donde "Todo lo sólido se desvanece en el aire".

Dentro del ámbito de lo moderno [11]la modernidad es "una tendencia que busca hacer que todo sea nuevo (…) la vida moderna es particularmente escurridiza y difícil de captar (…). La fluidez y la volatibidad se convertirán en cualidades de las diferentes artes y de los pensadores". Así pues, el hecho fundamental de la Modernidad es la constante idea de cambio y renovación en cuanto al arte, la forma de vida y el desarrollo cultural.

Dentro de las perspectivas anteriores se tendría que anotar, que la modernidad es un proyecto totalizador y renovante de la vida, que lleva un largo tiempo en el mundo entero y que ha logrado ser mediatizado gracias al desarrollo de la economía tecnificada y los procesos de modernización desarrollista.

Lo anterior ha ocasionado precisamente la fragmentación y el rompimiento de la sociedad; pues los cambios producidos en el contexto capitalista, ha sido tan rápidos y de tan grande envergadura, que el proyecto de modernidad se atomizó; algunos países no respondieron al ritmo de los cambios y se quedaron a la zaga de los proyectos más avanzados de la modernización/modernidad. Algunos otros pueblos ni siquiera vivieron todo el progreso de la Modernidad, y de ahí entonces que sus sociedades estén mucho más erosionadas y con graves problemas a nivel económico, cultural y social.

La modernidad al decir de Habermas [12]es un proyecto inconcluso e inacabado. Estos principios de naturaleza aparentemente inconmovibles fueron afectados por la cultura de la especialización, por el control de los expertos y por los abismos que tal desarrollo conllevó como escisión entre los saberes técnicos especializados y el mundo de la vida: esfera de la cotidianidad.

De este modo la Modernidad llega a un período de crisis, cuando las grandes teorías construidas en el proceso de instauración de lo moderno, se constituyen entonces en los grandes metarrelatos que hacen de la vida algo alienante y monótono; así entonces el mismo proyecto comienza a contradecirse y entonces surge nuevamente la necesidad de cambios y transformación de las propuestas estéticas y la sociedad misma, pues al decir del mismo Berman [13]"La estabilidad sólo puede significar entropía, muerte lenta, en tanto que nuestro sentido del progreso y el crecimiento es nuestro único medio de saber con seguridad que estamos vivos. Decir que nuestra sociedad se está desintegrando sólo quiere decir que está viva y goza de buena salud".

Por otro lado es preciso que todo este sentir moderno y sus consecuencias en el arte se derivan no sólo de los procesos de modernización económica impulsados desde diferentes puntos del orbe, sino también merced a los grandes descubrimientos y acontecimientos de la ciencia ocurridos durante esta época. Al decir de Nodier Botero "La desintegración de las tradiciones y clásicas unidades artísticas deriva de la relativización del espacio y el tiempo en la teoría de Einstein, contraria al tiempo absoluto, verdadero y matemático y al espacio siempre igual y sin referencia a ningún objeto exterior propuesto por Newton". [14]

Así pues, la Modernidad es la expresión de un arte que testimonia un mundo pleno de acontecimientos sociales, de cambios económicos, de transformaciones causadas por el adelanto técnico-científico y los descubrimientos de nuevos modelos políticos. Todo esto con una gran influencia en el arte, las propuestas estéticas la concepción misma del ser y del hombre.

Desde otras perspectivas la modernidad en el discurso estético es sinónimo de lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente. Así, la esencia de la modernidad, como tal, está representada en el psicologismo, en la primacía de la subjetividad; es decir, la experiencia e interpretación del mundo en función de las reacciones de nuestra vida interior.

Según Simmel [15]"la modernidad se centra en la transformación de la experiencia moderna del tiempo como transitorio, del espacio fugaz y de la casualidad como fortuita; y arbitraria".

La modernidad, entendida en el amplio espectro del acontecer de una escritura, revela el desenlace de una serie de transformaciones operadas desde un nuevo modo de crear y proseguir hasta las experiencias artísticas de hoy. Las propuestas del proyecto de Modernidad constituyen -como hemos dicho antes- un proceso incompleto. La denominada utopía moderna de encontrar el paraíso perdido ha fracasado, en la inmensa mayoría de países del orbe. Según Álvaro Pineda Botero "Ha fracasado porque ha dejado que la totalidad de la vida se fragmenta en especialidades independientes, abandonadas a la estrecha competencia de expertos". [16]En el mismo sentido se suponía que "el progreso de la ciencia liberaría al hombre. Tal era uno de los ideales de la Modernidad. Pero el progreso no ha significado más libertad. El siglo XX, sólo ha traído más guerras totales, más totalitarismo y aumento de la brecha norte-sur". [17]

Si como dice este autor, ya nadie cree en Marx, Hegel, tampoco en la teología ni en la idea de progreso la Modernidad es entonces un proyecto en crisis donde el único valor universal que existe es el interés y donde los conceptos totalizantes son los que permiten la existencia de una sociedad; la fragmentación hace perder la solidaridad del ser humano.

La modernidad recurre a los principios básicos y totalizantes de libertad, sociedad sin clases; los proyectos de Marx y Baudelaire.

La Modernidad es entonces la propuesta cultural que ha permitido y a la vez moldeado los procesos de modernización de las sociedades capitalistas del siglo XIX y aún del siglo XX. Esta propuesta busca percibir la problemática de identidad, planteando continuos interrogantes por el sentido, el hombre, el arte y el ser.

Así pues, la sociedad de la Modernidad está caracterizada por un continuo empuje y búsqueda de alternativas ideológicas y estéticas para solucionar y enfrentar los continuos retos que la civilización y la modernización impone a los hombres de dicha época. Por tanto la Modernidad como bien lo aporta Berman [18]necesita de individuos, cuya personalidad "adopten la forma fluida y abierta de esta sociedad. Los hombres y las mujeres modernos deben aprender a anhelar el cambio: no solamente estar abiertos a cambios en su vida personal y social sino pedirlos positivamente, buscarlos activamente y llevarlos a cabo. Deben aprender a no añorar nostálgicamente las relaciones estancadas y enmohecidas del pasado real o imaginario, sino deleitarse con la movilidad, a luchar por la renovación, a esperar ansiosamente el desarrollo futuro de sus condiciones de vida y sus relaciones con sus semejantes".

Lo anterior es muestra de que la dinámica de la modernidad y de la vida moderna se desarrolla y que al contrario de lo que piensan muchos, brinda al individuo la posibilidad de crecer, tener más libertad y retos que permitan la construcción de su ser, aun cuando socaven la estructura misma de la sociedad, sus valores y cree durante algún tiempo problemas y crisis en la sociedad.

La modernidad pretendía crear unas nuevas estructuras sociales que mediante el auge de la técnica conllevará a una nueva estructuración del hombre y la sociedad.

Lamentablemente ese mismo auge y el desarrollo de las estructuras del capital, llevaron a una individualización del ser, comenzando así a distorsionarse el proyecto modernizador. Así pues, se presenta una gran paradoja entre el sentido de lo moderno y la modernización. Lo moderno pretende crear una conciencia y un pensamiento que se adapten a las nuevas formas de existencia y las nuevas condiciones de vida. La Modernización tiene como objetivo crear unas situaciones y espacios que faciliten la mejoría en las condiciones de vida, pero las estrategias de la modernización son tan cambiantes y tecnificadas que impiden que la conciencia moderna se solidifique y se adapta ante cada nueva situación.

De esta forma, las condiciones de vida cambian constantemente, ocasionando en el hombre una confusión que le impide orientarse por el mismo camino cada vez, pues la Modernidad se caracteriza por ser efímera, fugaz, cambiante. Esta es la radical crítica que formula Baudelaire cuando expresa con vehemencia: "Por Modernidad entiendo lo efímero, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es eterna e inmutable" [19]

LA POSTMODERNIDAD

Como resultante del proceso cultural anteriormente descrito, surge en las últimas décadas en el mundo la propuesta estética denominada postmodernidad.

Fenómeno que en la novela colombiana se presenta con mayor fuerza y una definición más clara en la presente década siendo una de las propuestas estéticas que, sin duda alguna, circundan todo lo que es la estructura y conformación de la novela que es objeto de nuestro análisis y reflexión como lo es El resto es silencio de Carlos Perozzo.

Antes de iniciar dichas reflexiones se debe indicar que la postmodernidad es aún una época en definición y que por tanto sólo se puede hacer referencia a las propuestas diversas de algunos autores sobre dicho fenómeno cultural; pues existen tan variadas teorías como autores que se han manifestado al respecto, trataremos de aclarar las nociones del término en cuestión, a nivel filosófico y dentro del ámbito de la ciencia literaria.

Para Alfonso de Toro, la Postmodernidad es un fenómeno histórico-cultural que aparece después de la Modernidad, en el último tercio de nuestro siglo; es decir a partir de 1960. El cual no es sólo "una consecuencia de la Modernidad y la culminación de ésta, sino una actividad de recodificación iluminada, integrativa y pluralista que retoma la cultura occidental con la finalidad de repensar la tradición cultural y de ésta forma abrir un nuevo paradigma donde se termina con los discursos totalizantes y excluyentes y se aboga por la paralogía, por el disenso y la cultura del debate". [20]La Postmodernidad, entendida así, es la caracterización de una época de profundos cambios y renovaciones en cuanto a las propuestas estéticas y la forma de pensar y de actuar por parte de los individuos.

De esta forma vemos cómo la Postmodernidad es una propuesta en evolución, cada día más vigente y actual; cuyos filósofos principales son J.F. Lyotard y G. Vattimo, quienes permiten descubrir retrospectivamente las obras de Foucault, J. Dérrida y G. Deleuze como iniciadores de la filosofía postmoderna.

Para Lyotard "Existe una condición Postmoderna actual, una conciencia de antidogmatismo político, de ruptura filosófica, de atomización ideológica, de indeterminación científica" [21]Así pues la Postmodernidad corresponde a una forma de ser de la cultura actual occidental, expresada en distintas y opuestas concepciones del hombre y del mundo con relación a las forjadas por la modernidad y como ambiente espiritual.

De acuerdo con lo anterior la Postmodernidad es una instancia cultural de difícil definición pues muchas de las constantes de mentalidad y comportamiento de la modernidad aún están presentes.

En su libro El reto de la crítica Álvaro Pineda Botero cita como elementos culturales asociados a la Postmodernidad "La creencia en una economía global, la imposibilidad de aislar ninguna región del planeta, la generalización de la democracia y del liberalismo económico, el grado extremo de compartamentalización de las profesiones, la aparición de redes electrónicas de información, la crisis ecológica y el fin de la guerra fría" [22]; lo que nos indica que dicho fenómeno está inmerso en las situaciones de más alta trascendencia y actualidad. De esta forma dice G. Yudice "en la postmodernidad se está repensando la modernidad como un rasgo cultural específico de la época actual. Según Habermas esto se da porque la Modernidad es un proyecto todavía inacabado". [23]

Para otros como Lyotard la Postmodernidad no es discontinua con la modernidad. Para el filósofo francés "La característica más importante de la Postmodernidad es el declive de los metarrelatos, los códigos maestros de interpretación de la historia, como el cristianismo, el revolucionismo, el espíritu absoluto Hegeliano, el marxismo e incluso la idea del pueblo ya no se tiene fe en las explicaciones globales o totalizantes".

Para Jameson esta época constituye la muestra de las consecuencias del denominado capitalismo tardío conllevado a la existencia de una universalización cultural con fines homogenizadores impuestos desde arriba.

Entonces, como bien apunta Jameson, "El mundo vivido está totalmente colonizado, a tal punto que es casi imposible reconocerlo, de ahí la experiencia sublime de siempre quedarse corto en cuanto a figurarse la realidad a que aluden los simulacros y las fragmentaciones". [24]Para el mismo autor las características de postmodernidad serían el consecuente debilitamiento de la historia y el retorno a la teoría de lo sublime.

Para caracterizar aún más debemos decir que si la modernidad creía en el futuro y la técnica; la época de la postmodernidad disuelve la confianza y la fe en lo futuro, ya nadie cree en un porvenir revolucionario y de progreso; las personas desean vivir el "aquí y ahora", buscando la calidad de vida y una cultura personalizada e individualista. De tal forma que si se relee entre líneas a Lyotard, la postmodernidad es una crítica y un replanteamiento al discurso de la ilustración francesa y su validez desde el punto de vista nacional. Ocasionando como hemos citado antes- la incredulidad en los metarrelatos y profundas transformaciones a las normas de las artes del presente siglo, conllevando a la llegada de un nuevo tipo de sociedad totalmente nueva, valga la redundancia.

Dentro de esta caracterización de la postmodernidad que se pretende hacer, es importante citar al italiano Gianni Vattimo, quien caracteriza a la postmodernidad en los siguientes términos: [25]

"a- Permanencia temporalmente irreversible en la crisis de los valores.

b- Pluralidad de los lenguajes correspondientes.

c- Secularización del progreso y pérdida del sentido del destino.

d- Cambio en las coordenadas temporales".

En otras palabras dice el mismo Vattimo "La diferenciación en el status del sujeto y su lenguaje, de la historia y su representación" [26]

Los cambios producidos por el arte y la cultura hace que uno de los elementos claves para evidenciar el cambio producido en la postmodernidad en cuanto a la construcción de relatos, es fundamentalmente respecto del lenguaje pues al decir de Lyotard [27]"La interacción social ha sufrido una fuerte evolución y han aparecido nuevos lenguajes y juegos de lenguaje en base a una heterogeneidad de reglas" Caracterizándose entonces, el discurso postmoderno, por los juegos verbales y significativos, que brindan la oportunidad de múltiples y variadas lecturas al discurso y al texto literario; esto está dado gracias a "las narrativas emancipadoras, que sustituidas por una multiplicidad de juegos de lenguaje se aprestan a deconstruir la lógica modernizadora" [28]según lo afirma Lyotard, como lo es la fragmentación y quiebra ruptural de todos los discursos y formas artísticas.

Así pues la postmodernidad en el discurso narrativo brinda la posibilidad de descubrir en cada detalle de la vida otros significados sean o no sean totalizantes. Así mismo, en el campo de la novela, los artistas postmodernos exploran en simultaneidad las experiencias en instante del tiempo psicológico, donde se concentran y fluyen del pasado, el presente y el futuro, es decir, rompiendo y fragmentando totalmente las categorías de espacio y tiempo a la vez. Tal como dice Nodier Botero el lenguaje "Quiere eliminarse como tal a través del mismo lenguaje y que al desaparecer borra al hombre" [29]ya que según los autores, críticos y estudiosos del texto postmoderno, su característica es la llamada deconstrucción postestructuralista; de tal forma que la lectura y escritura del texto de la postmodernidad es sumamente complejo, fragmentado, con grandes dislocaciones y simultaneidades.

Volviendo a la parte filosófica y cultural bajo la cual se inscribe este trabajo de análisis literario, es preciso decir que la fragmentación y ruptura con los grandes relatos y las ideas totalizantes que gobiernan la vida de los hombres, ha traído consigo graves problemas y rupturas a nivel del ser y la sociedad, pues vemos una sociedad y unos hombres actuales llenos de preocupaciones y soledades, desorientados en esas "jaulas" citadinas, donde las ideas de fracaso, desarraigo, muerte y nostalgia conllevan a una idea de conciencia de final, pesimismo y desánimo, el llamado tiempo del apocalipsis, merced a la polarización de las nociones de centro, orden, y jerarquía sociales.

En este orden de ideas, es imposible que los sujetos actuales tengan una idea macro-totalizante de su mundo y de su entorno, ocasionando la imposibilidad del desarrollo de una vida con metas y con sensación de utilidad. La época Postmoderna configura nuevos tipos de hombres, caracterizados por una concepción de héroe, que tiene una gran y profunda crisis de valores, lleno de nostalgias falta de oportunidades e ideas apocalípticas. Un tiempo caracterizado por la desacralización del mundo y el culto al dinero, al consumismo y al llamado pastiche.

En este sentido el tiempo postmoderno ha traído las siguientes consecuencias "Desaparece la solidaridad humana, se pierde la responsabilidad de los actos porque ya no es posible establecer las relaciones de causa-efecto; las leyes pierden su sentido al destruirse el marco general del espacio y del tiempo". [30]Todo ello dentro del marco citadino urbano, tendencia que se desarrolla con gran auge en Colombia y de la que es muestra El resto es silencio; novela que bajo la perspectiva aquí expuesta pretende ser analizada.

Dentro de este marco la narrativa de la postmodernidad se caracteriza por carecer de una gran sentido en cuanto al mensaje; pues primordialmente juega con el lenguaje; necesitando de un autor, coautor y de un lector con capacidades para enfrentar el texto y desconstruirlo en toda su estructura fragmentada para darle sentido y significación, teniendo siempre como parámetro central el manejo del lenguaje hecho por el autor y que a la vez constituye el hecho central de los conceptos narrativos de la época actual, pues como bien dice Pineda Botero "La convivencia tenemos que establecerla no con principios de verdad, sino con juegos lingüísticos de la imaginación".

Así pues, consideramos que la Postmodernidad se podría caracterizar -y si acaso definir- como la crisis de planteamiento de la linealidad del tiempo y a la vez una forma de determinar el tiempo en que vivimos. La Postmodernidad es un término que comporta las posibilidades de una época caracterizada por la mirada de la cotidianidad.

Con base en lo anterior, es preciso notar la existencia de un contrasentido, un poder y un mundo de soledad extrema (extrañamiento, alienación, incomunicación); se accede así a la comunicación límite desde los espacios íntimos. Desde Lyotard, esta es una época de contrastes y de cotidianidad, donde se cuentan grandes historias desde otras historias más pequeñas, es decir desde lo cotidiano e interior.

Existe -desde lo Postmoderno- una simultaneidad entre el acontecimiento y la información, donde se conecta el mundo de las realidades (lo cotidiano) con el de la ficción; poniendo de manifiesto que el arte es vida.

La Postmodernidad crea una fragmentación extrema, existiendo un dominio sobre el campo del saber, marcando así toda una época de fin de milenio, donde no hay una definición precisa; pues la Postmodernidad no es la muerte de la modernidad sino su crisis: sacudimiento de estructuras dogmáticas que hacían lenta la innovación y renovación del mundo.

La postmodernidad es entonces un discurso de diferentes lecturas que no termina de estructurar y formar un consenso único. Expresa el pensar generalizado de que los modelos y arquetipos interpretativos de la cultura, el arte y la sociedad son considerablemente defectuosos; de que algo está sucediendo, algo se mueve hacia alguna parte y tal vez ese algo interprete como una especie de ser en busca de contenido.

Si como dice Berman [31]La postmodernidad es la voluntad de luchar hasta agotar las energías con las complejidades y contracciones de la vida, de encontrarse y crearse en medio de la angustia y la belleza del caos en movimiento en el cual se vive la Postmodernidad. No hay motivo para discutir su existencia. Más bien es necesario su plena evidenciación gracias al expediente de la novela y la literatura, lo que constituye la preocupación y el objetivo central del presente trabajo a partir de la obra de Carlos Perozzo.

Toda la caracterización cultural, filosófica y artística descrita sobre la época actual, circunscrita bajo la perspectiva Modernidad- Postmodernidad, consideramos se expresa en la novela El resto es silencio. De tal forma, que nuestro trabajo pretende demostrar cómo ésta corriente cultural se expresa en una de las novelas colombianas más importantes y trascendentes de la presente década.

La concepción del hombre, la sociedad y el arte, implícitos en dicha novela se revelan a través del discurso narrativo y el montaje lingüístico hecho por el autor colombiano; evidenciándose en cada uno de los hechos descritos, en los personajes y en los artificios narrativos cada una de las características modernas y postmodernas explicadas en este aparato.

Se pretende así demostrar que El resto es silencio se inscribe en la Postmodernidad y desarrolla planteamientos sugestivos al respecto.

Consideramos de vital importancia para el esclarecimiento y análisis de las propuestas estéticas de la novelística actual en Colombia, abordar un análisis crítico sobre dicho texto a partir de las propuestas analizadas en el presente capítulo que tienen -tal se dijo- propuestas renovadoras, como hecho fundamental en cuanto al manejo del lenguaje postmoderno, características que se pretenden recrear y desarrollar en el proyecto de crítica literaria.

La experimentación narrativa y lingüística

"…A través de las quinientas y tantas páginas del libro, el verdadero personaje de la novela es la ciudad observada a través del lenguaje"

"En este mundo esperpéntico al que nos convoca Perozzo con altas dosis de humor negro, el protagonista central es el lenguaje.

Hugo Ruiz

Sin duda alguna, uno de los aspectos más trascendentales de la postmodernidad y en especial su puesta estética en el texto narrativo literario lo constituye la experimentación lingüística hecha por los escritores. En El resto es silencio ésta es una de las características de la postmodernidad bajo las cuales se estructuran las nuevas propuestas estéticas, donde el lenguaje cobra un preponderante papel, pues se constituye en el eje para enlazar la concepción artística que esta tendencia trae y la correspondiente visión del mundo que ello implica.

El arte moderno pretende dejar de representar, de pensar y de decir al hombre. Con esta clave artística como justificación, la palabra quiere literariamente lograr el empeño de simbolizar el Acto de desdecirse, el lenguaje que quiere eliminarse como tal a través del mismo lenguaje, y que al desaparecer borra al hombre. A este respecto encontramos cómo el mismo Perozzo, mediante el recurso de la metaficción hace continuas reflexiones sobre el oficio y el arte de escribir, lo cual representa una conceptualización de sí mismo sobe el discurso de su novela y la importancia que en esta tiene el lenguaje:

En la novela [32]se destaca en especial el permanente diálogo del autor con su personaje protagónico.

  • No le entiendo… mi vida, mi historia eso no vale nada. (p. 270)

  • Es la historia que todos vamos escribiendo cada día sobre nuestra piel… (p. 270)

  • Nadie se lo va a creer, es imposible que exista un tipo como yo (Altuve). (p. 270)

  • Una vida imaginaria vale tanto como una real… no somos nada Altuve. Cada vez somos menos… (p. 270- 271)

  • …Porque son sin esfuerzo lo que usted es con mucho trabajo. Porque saben el camino de su casa, que usted solo encuentra por la cuesta de la ficción y del regreso. (p. 271)

  • (¿Qué hacer con esas palabras despedazadas después de tanta asfixia? ¿Qué decirle acerca de esa regia libertad que lo obligaba a la desconfianza de seguir vivo?) (p. 271)

  • ¿Para qué esto? ¿Por qué? (Altuve) (p. 271)

  • -Por que la literatura también es memoria, Altuve. El resto es silencio. (p. 271)

  • Y también porque la vida de estos hombres está marcada por la insensata urgencia de ser héroes de sí mismos… saben que lo que hacen es inútil, pero igualmente lo hacen. (p. 272)

Analizando en forma concreta las técnicas narrativas de El resto es silencio se observa una estrategia que implica un determinado trabajo de lectura y escritura que nos ha de conducir "A reinterpretar la reinterpretación", a través de una lectura de sospecha, de fisuras, de síntomas que lee entre líneas y en las márgenes y que reivindica los juegos de palabras, las afinidades formales, las técnicas o gráficas y las ambiguedades.

Perozzo hace que su novela tenga por tanto un tipo de lector bastante activo que prácticamente sea un coautor del texto, pues constantemente hace unas interpelaciones al lector; y también se mete él en el texto mediante continuas intromisiones y conceptualizaciones sobre la novela, los personajes, la vida, la sociedad y el hombre. Lo que obliga sin duda a darle significación constante a la lectura del mundo que nos hace Perozzo, tal es el caso de: "¡Vana Esperanza! Yo no existía. Era como un intruso caído en un tiempo que no era el de ellos. Por eso no me veían. Entonces supe de una vez para siempre que todo no era obra literaria, pertenecía a la biografía del autor". (p. 436).

Y nos hace referencia en muchas ocasiones a la magnificación del lenguaje como soporte estético cuando utiliza juegos verbales al estilo de:

"…a la cola de la mujercita, selatropos sol ed setheimrud sol a ojoer ed abarim q' adan noc nadazeport es on euq sodueuh sorrep ed noiscecrop onu ed, sonisepmac 92 A natam,…. serodednev ed ebun anv ósevartA" (Pág.36)

El anterior texto constituye una muestra de la experimentación lingüística en El resto es silencio. Altuve se encuentra en una calle de Bogotá, y va avanzando por entre almacenes vendedores… de pronto necesita devolverse y nada ha cambiado: la situación, el instante, la fragmentación de la calle es igual viviéndose la misma podredumbre y el mismo caos citadino, hecho que representa con el anterior juego verbal que nos es el único ni el más trascendental; pues para mostrar aún más la fragmentación de la sociedad y de nuestro país, en la obra aparecen varias separaciones silábicas de frases:

"…rincones de la geo-gra-fía-pa-tria…"(p. 225)

"…Nada menos quel hos-pi-tal y la cárcel, lai-glesia yel-semen-terio…" (Pág 16)

La descomposición silábica, busca la fragmentación del lenguaje, pero también representa la escisión del ser, que no aprehende la realidad sino de esta manera. La palabra yel-semen-terio implica una interesante ambigüedad entre la vida o aquello que la genera (semen) y la muerte (en la escritura ortográfica correcta) en este transgresor juego verbal.

Dentro de las innovaciones y juegos lingüísticos y/o verbales, podemos citar algunos cantos de la oralidad popular que se intertextualizan en el relato y sirven de soporte estético a los acontecimientos que se están desarrollando, a la vez que crean una multiplicidad de voces dentro de la narración; todo esto con la finalidad de mantener viva la atención del autor y de aportarle un goce artístico:

"Cucú, cucú, pasó una gitana, cucú, cucú, vestida de lana" (Pág 25)

"Cucú, cucú, pasó un hombre libre, cucú, cucú, vestido de rayas, cucú, cucú, sombras de barrotes, cucú…cucútown" (Pág 39)

También es muy común encontrar en el texto, superposición de palabras, composición y derivación de palabras hechas a libre albedrío del autor que ocasionan una lectura plegada de imágenes, que producen efectos de experimentación a nivel visual y que incluso desconcentran y desconciertan al lector, que por su mismo carácter del lector Activo, se cuestiona acerca del valor y la razón de ser dentro del texto, justificándose este recurso gracias a la condición postmoderna en la cual la imagen tiene un gran sentido, como productora de efectos y mensajes:

"Metió una mano al interiorbolsillochaqueta, paso al bolsillo interirbajoizquierdachaqueta, después al de atrasderechapantalón, luego al delfrentepantalonarria…" (p. 27)

Dentro de toda esta experimentación lingüística con finalidad de producir efectos visuales y semánticos encontramos también la sugerencia de fonemas y elición de los mismos, como por ejemplo las frases y/o palabras:

"Esta usté perfeto dotor,… putoquesuno: (p. 78)

"… una noche inv (f)ernal" (p. 94)

"Es la voluntad de la diBina pro Bidencia…"(p. 102)

"Gorogoro…" "Demodée…" (p. 198)

"Entelequia de Fermosa fachada" (p. 211)

Pero nada más llamativo e importante dentro de la experimentación y técnicas narrativas hechas por Perozzo que la gran cantidad de nombres y adjetivos dados a la ciudad donde se desarrolla la historia como lo es Bogotá. La ciudad va adquiriendo nominalización dependiendo de las situaciones y hechos que tenga el protagonista. La forma en que él vive y siente; como percibe su alrededor; si es de noche, si es de día, si hace frío o calor; si se viven momentos de paz o de constante peligro, etc. Toda esta experimentación formal circunscrita en el entorno cultural y artístico de la postmodernidad donde todo es efímero y casual, donde sólo importa el presente y en donde las concepciones del mundo, dependen de la visión individual del "aquí y ahora", y donde las circunstancias coyunturales del presente son las que definen la visión del universo. Asimismo este recurso es bastante postmoderno en el sentido que permite mostrar lo presenta como lo fragmentario, lo carente de unidad, lo diferente, lo atomístico. Dentro de lo anterior se circunscribe toda la cantidad de nombres utilizados para hablar de la "Kapotal de la RepúbliKa" [33]

"Villaengaño, Villalopolis, Villabuenvividero, Villamilaguas, Villanube, Villacrueldad, Villaprecipitación, Villaderiva, Villalesa, Villafé, villniebla, Villasabana, Villavata, Villaculatas, Villagrafiti, VillaFermosa, Villapeste, Villapostema, Villanubebaja, Dangerville, Villagalago, Dangerous city" entre otras muchas denominaciones.

Igual tratamiento reciben en El resto es silencio la caracterización de los nombres para Perozzo, pues de manera jocosa y patética, lo mismo que vulgar y trágica, el autor juega con la caracterización de los personajes utilizando el recurso de los nombres; donde mediante elementos de la oralidad primaria tales como: dichos populares, regionalismos y jergas de la cultura popular, establece una serie de juegos semántico – verbales que ridiculizan a los personajes y los distingue a unos de otros.

Todo este "manejo" del lenguaje, aparte de imponer el sello característico del autor, hace gala del manejo sutil pero contundente del humor; manejo que caracteriza muchas de las últimas obras y que no puede pasar desapercibida como un elemento clave de la postmodernidad de fines de siglo.

Así mismo todo este juego lingüístico, con el cual el autor nombra a los personajes, se constituye en un recurso donde la palabra se convierte en un elemento productor de efectos grotescos – bastante llamativos por cierto – y que conllevan a que el lector realice una lectura plagada de carcajadas y de risas, tal cual pretende Perozzo. Ejemplos de lo dicho anteriormente son:

"Doña Clorita-Vitatutas Kriscasurias- Lope Dorrea- Francisco Jones- Casimiro Alas Colinas- Teresa Mier de Toro- Isidro Pesías- Benito Cámelas- Zoila Palma de Gutierrez- Inés Tropajo- Boticario: Nicolás Agueros- Ña Maria Jesús la Porcia- Paca Gala- Oscar Gamelas- Jorge Eliécer Altuve Plata- Alejandrino Genes- Dr. Alberto Cador- Aquiles Pinto- Anatilde Molina etc." [34]

Y continuando con este gran carnaval de la palabra y de la experimentación lingüística, Perozzo no se queda sólo allí, pues muy a la manera de Rabelais recrea y reinventa términos que producen una nueva connotación semántica para identificar a objetos, seres y situaciones de la vida cotidiana, utilizando para esto los procesos de derivación y composición. El escritor, sus personajes, los diferentes narradores presentes en la obra, usan vocablos de una jerga muy particular para referirse a las prostitutas, a los policías, a la calle, la miseria…

Todo ello enmarcado dentro de la novela postmoderna actual, que como explicamos más adelante, tiene como eje esencial de su estructura, organización y significación al lenguaje y todas las posibilidades de reinvención artística de la sociedad que éste proporciona, a través de los juegos y técnicas narrativas, que a partir del mismo se establezcan, para producir diferentes simbolizaciones de la realidad. Evidencia del juego lingüístico comentado anteriormente son:

"Carricoches- Changualas- Televiscoso- Radionagro- Suitecelda- Rigobaba- Amogo- dijordenó- levantatelazaro- orografía- tumbáboles- polipolicías- pólipos- juegociencia- Juanbimbas- Ciníspatia- Ebriorabia- Dosvecespensar

Alcoholangre- Ojosboca- Pugabalgaban- Cadavericara- Mamazorra- Miguelangel- Santamadresuegra- Vulbarputamente- Cienlenguas- Sepetenta y pico- Finigeniales- Verboparla- Guasquiladeada- Mecanerviosismos- Curiochismos- etc…" [35]

En este análisis, merece especial atención, la gran cantidad y diversidad de intertextos presentes a través de la lectura de la novela y que permiten crear un ambiente polifónico al interior del espacio narrativo. Hecho que valida aún más la caracterización estrictamente postmoderna de El resto es silencio y que coadyuva a circunscribir dicho texto como una novela en la cual priman la fragmentación, lo contradictorio, el contraste, lo efímero, lo visual y lo imaginario en un ambiente donde la diversidad la variedad caracteriza las postrimerías de un nuevo siglo. Todo ello logrado gracias a la técnica intertextual, excelentemente manejada y adecuada por Perozzo, para recrear un fascinante mundo simbólico y un imaginario colectivo-citadino en el cual todo se encuentra lleno de pequeñas y continuas fracciones del ser, de la vida, de la sociedad y todo nuestro entorno que a veces se nos hace insensible e imperceptible a nuestros sentidos.

En este orden de ideas encontramos cómo esta novela del autor cucuteño, utiliza como recurso intertextual frases- grafitis, que los narradores y personajes vislumbran en su actuar vivencial, en el ámbito citadino, produciendo la multiplicidad polifónica que permite al lector no sólo apreciar diferentes lecturas de la vida sino también desentrañar y apreciar la gran carga semántica que lleva consigo el lenguaje expresado en el texto y aún en la vida misma del espacio urbano.

El Grafiti como tal, y a su vez, como recurso estilístico, evidencia todo el manejo irónico, satírico, grotesco y burlesco con el que el autor pretende criticar, ridiculizar y representar diferentes aspectos de la conciencia humana y su actuar social. El grafiti, dentro de la novela, muestra el tono que Perozzo maneja para leer el mundo, la sociedad y manifestar su particular concepción del hombre; lo mismo que para representar de manera patética, triste y gris lo más bajo de nuestra sociedad, lo más avergonzante, que es producto precisamente de la pérdida de valores -hecho patente claramente en la novela- y que difícilmente desaparecerán; pues constituyen la huella indeleble de la degradación del ser humano en sí mismo.

Esta voluntad transgresora es radical y el humor que la acompaña es un detonante de amplia significación para la mordaz crítica social.

"Lady Di NO ES DE SANGRE AZUL

Atentamente Kotex" (p. 14)

"Deje que su gusto deSIDA" (p. 33)

"Muera la muerte" (p. 33)

"Mi Mamá no me dejó tener novia. EDIPO" (p. 36)

"Mientras el país se derrumba, nosotros nos vamos de rumba" (p. 38)

"Si el estudio da frutos, que estudien los árboles" (p. 64)

"Vamos putas al poder, que tus hijos ya llegaron" (p. 86)

"La esclavitud fue abolida. Corrección fue rebajada a ocho horas" (p. 113)

"Mi Mamá me mimaba, pero la desaparecieron" (p. 241)

Otro recurso técnico bien importante y que le confiere a la novela significativos valores como obra postmoderna es la metaficción, consistente en variadas intromisiones hechas por el mismo autor, e incluso, en algunos casos, por los mismos personajes, que gracias a este recurso hacen sentir su voz a manera de reflexión, corroboración de hechos y "memoria", con lo cual dan fuerza y clarividencia al relato constituyéndolo, algunas veces, también en denuncia.

La metaficción es un recurso permanente y directo del autor que hace sentir su presencia, su voz, su pensamiento a través del desarrollo del texto. Van desde las reflexiones generales de la vida cotidiana y sobre la situación social del mundo hasta la dura crítica al desarrollo histórico de nuestro país y en especial al proceso absurdo de violencia que ha carcomido nuestros valores desde hace ya más de quinientos años:

Según un sesudo estudio de los profesores Budfisher y George McManus, dedicado especialmente a la publicación carcelaria de América Latina, se dice que de cada Diez personajes, el sesenta y siete por ciento regresan a la prisión después del primer año y el resto lo hace a la larga o a la corta (…) las cárceles sirven de escuelas, donde se aprenden nuevas técnicas de delito (p. 17)

(…) Tres galeras flotaron ese 1492, tres desgracias a la vez, destrozaron la distancia sagrada. Fueron las tres primeras cárceles tripuladas por bellacos, para quienes una muerte salúbre hubiera sido más noble, que ahogarse entre sus propios orines (p. 12)

"Era preciso desterrar al partido liberal del escenario político e impedirle a cualquier costo el acceso a los cargos del estado, posición desde la cual habría insolentado a las masas (…) fué así como se inició la violencia, y en este clima el gran burgués que era oceaniculo Monjalférez pudo ceder el poder sin ninguna oposición al fascista Olivo Piedra Pomez. (p. 19-20)

Entre 1980 y 1985, el bienestar de la población de América Latina descendió un 16.8% aumentando así el número de pobres del 33 al 39%, esto es unos 16 millones de personas. En 1968 los países de esta área. Pagaron en concepto de intereses de su deuda, 29.800 millones de dólares o lo que es el mismo equivalente de unos 324.456.768.456.234.654.873.678.675.789.953.578.496.34. Millones de arepas. (p. 40)

Todas estas intromisiones se encuentran claramente delimitadas e identificadas en la estructura organizacional de la novela, pues están escritas en bastardilla. Algunas de ellas son largas y otras cortas, pero todas permiten dar a la obra una gran polifonía textual, que hacen de la lectura un acto de gran análisis y concentración, para no perderse del relato y adentrarse en ese mundo carnavelesco y ficticio, que bien podemos encontrarnos en nuestro entorno citadino.

Pero las intromisiones no son sólo un recurso estilístico, sino que además se convierten en una estrategia textual para evidenciar el tono crítico y satírico, con el cual Perozzo manifiesta su cosmovisión de una forma muy particular. Este elemento discursivo también permite analizar la vida del escritor cucuteño; sus inquietudes, su particular forma de vida, su problemática y todo lo que le rodea; pues él se introduce constantemente en la novela mediante comentarios- intromisiones – personajes y diálogos con su mujer y los personajes.

  • "Viéndolo, como aún lo veo, me propuse escribirte todo esto con una sola idea: Mi amor por favor no tengamos hijos (p.51)

  • "Pensé que había sido usted – me dice. (p.444)

  • ¿Por qué?

  • Cuando no vi la fotografía colgada, como siempre en aquella vitrina, entré y le pregunté al propietario. Me dijo que un hombre la había adquirido, creí que había sido usted.

  • No fui yo le digo, a lo mejor fué el mismo Villalta.

  • Usted quiere que yo mate a Villalta ¿no?

  • Le digo que no quiero nada. Sonríe, sabe que estoy mintiendo. (p. 445-446)

– De golpe me sacó de todo eso. Mi mujer me estaba mirando (…) ¿se fué?

– ¿Quién? le pregunté

– No te hagas Altuve

– Si – le respondí

– ¿y aceptó matar a Villalta?

– No lo sé, ya ni sé que irá a hacer.

– Se te salió de las teclas ¿no? (p. 447-448)

Asimismo, en el ámbito de utilización de recursos metaficcionales encontramos las hechas por los personajes que aparecen solamente de paso por el recorrido narrativo de la ciudad y que proporcionan a manera de cámara, una mayor visión del personaje Altuve; a su vez constituyen una polifonía de voces que no solamente se alternan para relatar la historia que representan una simultaneidad de hechos sincrónicos que a su vez tienen una vigencia posterior; constituyéndose de cierta manera en textos con carácter de intrahistoria Que, como dijimos antes, dan una visión más general del gran relato que se cuenta.

La metaficción llega a su punto más alto de expresividad artística en los diálogos entre el autor y el personaje Altuve, quienes se critican mutuamente y permiten enriquecer aún más la visión que el lector tiene sobre la problemática planteada. Esta experimentación formal constituye uno de los hechos más relevantes de la novela, pues el autor se siente dueño de su mundo simbólico-ficticio y se adentra en él.

Lo anterior implica además una concepción diferente de los actantes dentro del discurso narrativo; pues estos son poco predecibles, son conscientes y de cierta manera conocen su destino y se permiten hacer elucubraciones no sólo sobre sí mismo sino también sobre el acto de la escritura y los demás personajes que rodean ese mundo ficticio. Siendo ésta una de las técnicas e innovaciones más importantes hechas por Carlos Perozzo en su novela.

La novela de aparte de los recursos metaficcionales, también utiliza elementos de intertextualidad. En este sentido es importante señalar que la novela se halla dividida en dos partes, Cada una de ellas en diez capítulos. Al inicio de cada capítulo, existe un texto en negrilla que no solamente da nombre el capítulo sino que además es un resumen sintético de la historia del capítulo. Siendo esta una nueva coincidencia con la obra de Rabelais (pues el manejo dado a la experimentación lingüística y a la creación de un mundo esperpéntico y grotesco en El resto es silencio se compara en multiplicidad de detalles a Gargantúa y Pantagruel) hecho que ameritaría un estudio más profundo, del que no se ocupa este trabajo, pero que sin duda alguna, resalta la importancia de la novela de Carlos Perozzo.

La Intertextualidad tiene como función primordial, entre otras, mostrar el nuevo espacio narrativo que se está dando en la mayoría de las novelas colombianas de fines de siglo, donde la multiplicidad de voces, el juego de narradores, la polifonía están a la orden del día, e increpan al lector a ser un copartícipe activo y constructor del texto, pues de lo contrario y gracias a todos estos recursos novedosos, perdería el eje de la narración. En éste mismo ámbito de experimentación narrativa, existe una gran multiplicidad y diversidad de narradores, tales como: narrador omnisciente, narrador personaje, narrador autor, narrador lector (entre otros) siendo esta novela una innovación en cuanto a este elemento por el espectacular manejo de la Diégesis, Intradiégesis y Extradiégesis que hace el escritor colombiano. [36]La intertextualidad evidencia claramente lo fragmentario del discurso narrativo postmoderno, tal cual pretendemos analizar.

Tal como lo dice César Valencia Solanilla. [37]El autor es un aventajado alumno de los grandes maestros como Joyce, Kafka, Woolf, Faulkner entre otros; en El resto es silencio se evidencia el uso de algunas de estas técnicas, en especial la supresión de los signos de puntuación mostrada en el capítulo 7 donde el atrevimiento experimentador llega hasta el punto de colocar como foco narrativo al perro amigo de Altuve.

En el mismo sentido la concepción acerca de la soledad y el desarraigo del hombre, presente en la novela contemporánea, también es notable en esta magistral y estupenda novela; pues el individuo es cada día agobiado por multiplicidad de problemas fruto de la pérdida de valores a nivel social.

Para terminar esta amplia descripción sobre las técnicas narrativas, lingüísticas, los juegos verbales y el manejo formal del lenguaje en la obra El resto es silencio, es interesante nombrar el especial manejo que de las voces narrativas hace Perozzo; pues como antes se había mencionado son muchas las que se dan a lo largo de la obra, pero en este caso, haciendo alusión a la voz propia, donde está implícita la persona, el "Yo", de la comunicación, que habla y que el crítico, debe identificar pero en ocasiones no es fácil; basta mencionar el capítulo en el que habla el perro; ese perro que acompañó a Altuve, y que comienza a lo largo de varias páginas a comentar sus impresiones del mundo y de cómo percibe a su amo, del nombre que éste le ha impuesto.

Todo lo anterior demuestra como El resto es silencio se constituye en una novela postmoderna que más que un hablante, posee una polifonía de voces en donde los diferentes elementos de la realidad cobran vida y voz plena en la simbolización ficcional. Encontramos que los perros hablan al igual que los caballos y las plantas mismas, todo ello configurando una vivencia mítica de la realidad que se valida dentro de la reconstrucción colectiva que de la historia pretenden hacer las novelas postmodernas y que se ubican dentro de la tendencia a rescatar la oralidad que sin duda alguna es un elemento clave usado por Perozzo.

  • "Altuve se sentó en la banca que lindaba con el sur y el canchoso regó generosamente los arbolitos con abundante órea. Algo es algo dijo uno de ellos, removiendo sus ramas. (p. 103)

  • "Cállese la jeta, perro marico, le dijo y el can se retiro unos metros, aliñó un lugar con las tres vueltas de rigor y se hecho rezongando que si este no era un país libre donde uno podía ladrar lo que le diera la gana (p.111)

  • "Pasa un hombre abatido frente a mí, cuando estoy que mastico unos papeles con lejano sabor a dulce (reflexión de un caballo) (p. 54)

  • "Quihubo Altuve saltó el general con el belicoso cumplido nacional.

  • Mire como me han dejado mi general -lloriqueó Altuve-

  • Y eso no es nada Altuve -dijo el general-. Desde esta plaza he visto como disparan contra todo lo que significa inteligencia, contra los instrumentos de la verdadera libertad. (Habla la estatua de Bolivar) (p. 115 – 116)

Ahora bien, si entendemos que el reto de la crítica literaria actual es ante todo tratar de explicar el texto con todas sus caracterizaciones, mediante el uso acertado y adecuado de diferentes elementos teóricos -que permitan hacer un trabajo crítico más objetivo -, es válido peguntarse sobre cuál es el sustento y acervo teórico sobre el cual se estructura toda la experimentación en cuanto a técnicas narrativas y estilísticas hechas por Perozzo, en El resto es silencio.

Y es aquí, entonces, que nos es necesario hablar sobre las características y la postmodernidad. Conforme se ha analizado anteriormente, toda esta recreación lingüística de la novela postmoderna es una evidencia de lo efímero y fragmentado del discurso de la postmodernidad, pues en estas novelas las preguntas no tienen respuesta y el lenguaje es un símbolo directo de esta vacuidad, donde se habla por hablar, por pasar el tiempo, por vivir.

La concepción anterior se valida notablemente en esta novela de Perozzo, pues el mismo escritor es consciente de la vacuidad de su discurso, y en algunos apartados de la novela, reflexiona sobre el arte de escribir en estos tiempos, llegando incluso a reírse de sí mismo y a reconocer la utilidad aparente de la palabra en un mundo desmemoriado colectivamente a través de la imagen.

El discurso lingüístico de las llamadas novelas postmodernas testimonia en este sentido la crisis de la desintegración y presenta sus proposiciones como diagnóstico profundo y no como un modelo Ideológico correctivo de dicha realidad. [38]Por tanto, si esto es así, todo el despliegue narrativo de esta novela de Perozzo, tiene como objetivo representar estéticamente -y ante todo testimoniar- la fragmentación de nuestro entorno, hecho añicos por el abuso excesivo de la tecnología visual en desmedro de la palabra, con la finalidad de construir memoria literaria sobre la época actual.

El eje central de esta tesis radica en demostrar el carácter postmoderno de El resto es silencio; texto que constituye una exploración simbólica del lenguaje. Si como dice J.F. Lyotard lo postmoderno es aquello que alega lo impresentable en lo moderno y en la presentación misma; aquello que indaga por las representaciones nuevas, no para gozar de ellas sino para hacer sentir mejor que hay algo que es impresentable [39]y que el texto postmoderno, no es gobernado por reglas ni por categorías conocidas, deducimos que es una novela que se ciñe a la caracterización Postmoderna en cuanto al manejo del lenguaje. Pues en dicho texto la lectura se convierte, por eso mismo, en una operación compleja de cortes y dislocaciones, en una experiencia de la imagen discontinua, que solamente por la adhesión estética del sujeto-lector produce, como resultado significativo final, totalidades de sentido, la unidad semiológica del arte, todo ello constituyendo una característica esencial postmoderna: la escritura-lectura coautoral del texto novelístico. Lo anterior sucede con la medida en que tanto el autor como el lector juegan con los modos temporales y permutan los roles sociales respecto de los cuales resulta posible distanciarse, ello permite inventar nuevos mundos, experimentar libremente los posibles.

Lo anterior se evidencia como una característica de la novela actual colombiana -para este caso la de Perozzo en donde el novelista solo juega con el lenguaje, coinvirtiéndose en un coautor; exigiendo del lector gran actividad, pues como dice Pineda Botero, la comunicación tenemos que establecerla no con principios de verdad, sino con juegos lingüísticos de la imaginación. [40]Hecho que Perozzo nos enseña a través de toda su novela.

Al decir del mencionado autor, el texto novelístico actual en Colombia constituye una mezcla de polifonía, jergas, vida en las ciudades, comopolitismo y ante todo un volumen a la oralidad y al mito como las fuentes más claras, lo que constituye una importante idea para explicar el despliegue de técnicas lingüísticas hechas en El resto es silencio, pues toda novela constituye una elaboración de la mitología tradicional en la cultura contemporánea constituyéndose en portadora de formas de vida y valores sociales.

Tal como se ha expresado antes en este capítulo, los juegos verbales y lingüísticos usados por Perozzo sirven para denotar el carácter irónico de su escritura. Muestra de lo anterior son los nombres dados a los personajes, la nominalización variable de la ciudad y la creación de vocablos derivados; todo ello perfectamente consecuente con la perspectiva postmoderna, en la cual se concibe el lenguaje desde perspectivas diferentes a las clásicas, pues éste ha perdido su capacidad de nombrar al mundo y más bien enfatiza en su sentido paradojal, como lúdica de la palabra. Un juego con el cual Perozzo construye su crónica urbana, expresando su particular modo de ver el mundo; pues la nueva novela es ingenio del lenguaje y juego de estructuras; y como dice Jameson, [41]en ella circulan múltiples jergas y estilos y no hay normas.

Sin duda alguna, el manejo irónico del lenguaje es un hecho resaltante en Perozzo. Vico dice que la ironía es la última etapa de la evolución de los pueblos. En la ironía ya no hay ilusión. Y es que en El resto es silencio la desesperanza, el pesimismo y el desarraigo del hombre y la sociedad son notables; y es el lenguaje, el que permite, precisamente, evidenciar toda esa nueva condición del hombre miserable y abandonado en la gran urbe. El lenguaje está pues, al servicio de la semantización y recreación de lo humano a través del uso experimental de la palabra.

A la luz de la crítica literaria, del lenguaje y su tecnificación hecha en El resto es silencio, es importante citar el análisis que Walter Ong [42]hace del lenguaje en la novela postmoderna (análisis que también es aplicable o cualquier novela colombiana de la actualidad).

Indiquemos primero que para Ong la escritura sería una simple copia del habla y por lo tanto una deformación [43]definición que adquiere relevancia en el contexto narratológico de El resto es silencio; pues los juegos de separación silábica y la elisión, supresión y sugerencia de fonemas ejemplificados antes, así lo demuestran.

Ong explica que los conceptos de oralidad primaria, cultura escrita, cultura oral secundaria, posibilitan la interpretación y clasificación del texto literario. Respecto a la expresión y a la cultura oral, este ensayista expresa: Es acumulativa, copulativa y utiliza muletillas. Las frases son redundantes y copiosas; repetitivas. La mirada está orientada fundamentalmente hacia el pasado [44]Dentro del manejo formal del estilo y manejo hecho del lenguaje por Perozzo, encontramos cómo lo descrito por Ong se representa con una gran claridad. Perozzo utiliza esta técnica en el transcurso de la novela; especialmente en los capítulos donde el perro se convierte en el foco narrativo de la historia y en el capítulo donde se narra "la cagada más grande en la historia de la literatura" [45]realizada por Altuve, y donde el escritor cucuteño hace un uso escatológico y extendido del lenguaje para magnificar un hecho simple y cotidiano del ser humano, pero que del interior del mundo ficcional, coadyuva a la construcción de lo esperpéntico con el cual se representa a la sociedad actual.

En el mismo sentido -dice Ong- en el texto oral las actitudes son tradicionales y buscan perpetuar la memoria colectiva [46]Este hecho se evidencia en Perozzo a través de sus constantes intromisiones en la narración, sus diálogos con Altuve y en la misma contraportada cuando nos interpela diciéndonos… ¿No recuerda? esas fueron las semillas del rencor que sembraron el odio y el desprecio por la vida en las generaciones posteriores. ¿Aún olvida? Entonces permítanos recordarle que la literatura también es memoria. Lo cual que se explica suficientemente a la luz de las reflexiones sobre oralidad y escritura hechas por Ong.

Este autor además nos dice que la oralidad -característica que sin duda se refleja en El resto es silencio-, tiene matices agonísticos, se busca el diálogo y se acude al insulto, a la contradicción o a la violencia verbal para mantener obierto el contacto, para forzar al interlocutor a poner en juego todo su acervo lingüístico y comunicativo, a poner en juego la controversia… [47]Aspectos éstos que son revelados sarcásticamente por el novelista cuando interpela al lector diciendo: "… Así las cosas, ficticio lector, tienes mucha razón y te cabe derecho de cerrar esta archivela e ir a encender el jíbaro para proporcionarte la diversión comemocos que te mereces (p. 109).

En cuanto al mensaje del texto, afirma dicho autor que el énfasis está siempre en lo que tiene importancia hoy. Las palabras que no se usan se olvidan y no se usan cuando los hechos o las cosas a que se refieren han dejado de tener vigencia. Matiz que se denota claramente cuando Perozzo afirma, dirigiéndose también al lector…¿Qué hago yo aquí?… si hoy fuera posible alguna profundidad y menos humana (se preguntará el poco probable lector). (Pág 109)

También para el mismo autor en la oralidad el juego se establece en lo pre-lógico, en lo mágico. En El resto es silencio este enunciado se denota cuando al principio del texto, el protagonista, Altuve, se puede caracterizar como un individuo cuyo desarrollo intelectual se ubica en la Premodernidad; pues sueña, es utópico, maneja valores humanos y la vida cobra para él un sentido esperanzador y optimista.

Ong, afirma -con gran tino y precisión- que en el discurso oral surgen la exageración, lo fantástico; puede aparecer la incoherencia, el caos, la desarticulación. No hay trama lineal, no hay búsqueda planeada del clima y, el narrador cae en disgresiones. [48]De acuerdo a lo anterior, pareciere como si este nos estuviera leyendo la arquitectura del manejo y técnicas del lenguaje que marcan el estilo de Perozzo en El resto es silencio, pues encontramos como la exageración y a veces la incoherencia, sin estrategias formales de la oralidad que según se deduce- pretende rescatar el novelista como técnica para construir todo un catálogo de memoria colectiva, a la que según él, debe coadyuvar la literatura. Es tan puntual el uso de esta técnica por parte de Perozzo- que incluso el narrador/autor decide el argumento con el protagonista (Altuve) y cae en disgresiones constantes, reflexionando sobre la novela, los personajes, su propio oficio, la realidad y su vida; pareciese como ese mundo ficcional cobrara vida propia y se escapase de la realidad narrativa, para confundirse incluso con la realidad del escritor, constituyendo un ámbito de realidad virtual, en la cual el escritor/narrador, es a su vez copartícipe, coprotagonista y colector del mundo creado por él; viéndose afectado a tal punto de que el rumbo de los personajes escapa a su designio y la trama no tiene un rumbo fijo ni definido pretextualmente. Por eso afirmamos con razones suficientes que esta novela es una de las obras mayores logradas en Colombia respecto del manejo de la metaficción como recurso técnico en la postmodernidad literaria.

Los juegos verbales, las intromisiones el autor y del manejo del lenguaje irónico hecho por Perozzo en El resto es silencio, provienen de una intención de yuxtaponer el discurso de la oralidad y su estructura a la arquitectura del relato narrativo postmoderno; esto con la finalidad de establecer novedosos oficios verbales que permitan un contacto más directo con el lector, por medio de la innovación lingüística.

De otro lado, también es importante afirmar que Perozzo no solamente se basa en la oralidad, pues su novela recurre a otras normas de la tradición escritural moderna como la estructuración de personajes que se constituyen en antihéroes -héroes postmodernos- cuya psicología es compleja; tal cual el caso de Altuve y Alejandrino Genes

Así mismo, esta magnífica novela del escritor cucuteño, utiliza una gran complejidad de técnicas de articulación lingüística, que convierten al texto en un juego de la escritura, comparable con Rayuela de Julio Cortázar y Tres tristes tigres de Cabrera Infante y en Colombia, El álbum secreto del sagrado corazón de Rodrigo Parra Sandoval.

De igual forma, El resto es silencio, es una hermosa muestra del trabajo sobre novela urbana que se ha venido desarrollando en Colombia y cuyo rasgo central son la soledad y desarraigo del hombre inmerso en la gran ciudad. Aunque para algunos críticos, como Cecilia Caicedo hoy día más que novela urbana, se debe hablar de novela citadina; pues hoy no solamente se mira lo cotidiano del hombre sino también la cotidianidad y el ámbito mismo del espacio citadino. [49]

Se concluye entonces que esta obra y su discurso narrativo – evidenciado a través de la experimentación narrativa y lingüística- no son sólo fruto de la aplicación práctica del discurso oral en literatura, sino también del correcto y creativo manejo, de la tradición erudita escrita; siendo este un marcador característico – a nuestro juicio- de la novela colombiana de los 90, circunscritos bajo la propuesta estética de la postmodernidad.

Finalmente, es preciso decir que toda esta caracterización de la experimentación del lenguaje en El resto es silencio, tan sólo es un pretexto para mostrar el grado de desarrollo de la propuesta artística de la postmodernidad, en la que tal como hemos analizado, todo es concebido como fragmentario, transitorio, efímero; y donde la palabra es un elemento clave para conocer dicha realidad, expresarla e interpretarla; pues ésta posibilita el paso del evento al hecho; y de los hechos al discurso literario logrando así la integración del mundo empírico y la ideología dentro de una estructura general del significado. Trabajo y propuesta dentro de la cual se ubica El resto es silencio, como una de las novelas mejor logradas y uno de los testimonios más significativos de la postmodernidad en Colombia; permitiendo representar ciertos matices de historia moderna del país, que pudiéramos llamar vergonzantes, ya que éstos hacen parte también de una memoria para reconstruir, de un "modelo para armar"; pues al decir de Perozzo, la literatura es memoria…El resto, silencio.

La concepción del hombre de la postmodernidad en la novela

Vivimos en una época de alta tecnología, de cambios vertiginosos. Una época que se caracteriza por la pérdida de valores del hombre, por un gran stress presente en la sociedad; por la rapidez con la que los cambios suceden y por la soledad que van creando los mismos hombres, debido a la atomización y fragmentación de las instituciones que durante siglos orientaron los principios del mismo hombre.

Es así como encontramos, a finales del siglo XX, al hombre postmoderno lleno de soledad, angustia, conflictos, e Incomprensión y, ante todo, de un profundo desarraigo. Es un hombre fragmentado debido a los grandes cambios sociales, económicos, tecnológicos. Vive en una desesperación constante por actuar en una sociedad que lo coarta, llenándolo de incertidumbre y desesperanza, ubicándose, en ocasiones, como un simple espectador ante los hechos que suceden a su alrededor, todos estos aspectos se encarnarán en Jorge Eliécer Altuve Plata, personaje central de El resto es silencio.

Altuve es un personaje sin dejar de ser una persona; es un anónimo ciudadano de nuestro mundo, pero no una simple ficha ni un número de expediente, ni un consumidor vulgar; expresa al hombre que se defiende contra las insidias del medio a veces huyéndole a los conflictos, pero del que no se puede decir que carezca en absoluto de heroicidad; es una significante realista del hombre de hoy, diferente al "Ser", al referente ontológico de nuestra época visto bajo la perspectiva de la angustia, el fatalismo y el conflicto épico-existencial con su mundo, o literaturizado en criaturas en extremo disociadas. Altuve sencillamente "es", "vive".

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente