El discurso y la concepción del hombre de la postmodernidad en "El Resto Es Silencio" de Carlos Perozzo
Enviado por CESAR AUGUSTO AGUDELO PARRA
- Hacia una conceptualización de la modernidad y la postmodernidad
- La experimentación narrativa y lingüística
- La concepción del hombre de la postmodernidad en la novela
- A manera de conclusión
- Bibliografía
Introducción
La narrativa colombiana a partir de la década del 70 inicia un período de innovación y de experimentación en cuanto a los temas tratados y la forma de expresarse por parte de los nuevos narradores colombianos.
Las novelas colombianas desde esa época presentan una diversidad de propuestas estéticas y de estilos, haciendo difícil el trabajo de la crítica literaria y creándole nuevos retos a ésta. El trabajo de los autores que publican sus obras a partir del 70 es cada día más personal e individual, mostrando así su particular forma de ser el mundo y en especial la problemática de nuestro país.
Durante los ochenta y noventa la experimentación formal en cuanto al manejo del lenguaje y la concepción del hombre citadino tienen un particular trabajo estético y una personal lectura de mundo; concepciones que se circunscriben bajo el fenómeno global de la postmodernidad.
En la presente década novelas como Opio en las nubes de Rafael Chaparro Madiedo, Trapitos al sol de Julio Olaciregui, El vuelo de la paloma de Roberto Burgos Cantor y El resto es silencio de Carlos Perozzo representan los trabajos más significativos entre muchos otros, de la actual narrativa colombiana; pues en estas novelas encontramos de una forma muy caracterizada, algunas de las más importantes tendencias postmodernas en las que se desenvuelven la sociedad, la cultura y el arte de la actualidad, no sólo en el mundo entero, sino también en Colombia; y en este caso particular nuestra literatura.
Para el presente trabajo, escogimos El resto es silencio, pues a nuestro juicio, constituye uno de los mejores trabajos hechos durante esta década de los 90s y que además recoge tendencias muy importantes de la postmodernidad literaria, como los son: la fragmentación del discurso, la experimentación lingüística, los juegos verbales simbólicos y una especial concepción del hombre inmerso en la ciudad, en la gran urbe, donde es agobiado por una serie de problemas sociales que ocasionan la existencia de un ser sin valores, escindido, desarraigado, lleno de problemas y principalmente de tristeza y pesimismo, en un ámbito de cambios efímeros para los cuales él no se encuentra preparado, pues los sucesos llegan y pasan con una rapidez casi imperceptible para poder ser analizados y contextualizados.
Todo lo anterior, teniendo como espacio la gran mole de cemento denominada ciudad con todo lo que ello implica para un hombre y para una sociedad de finales de siglo.
Así mismo El resto es silencio recoge la problemática social, económica, política y fenomenológica en la cual se desenvuelven las personas más pobres y abandonadas de nuestra sociedad y del estado colombiano. En esta novela el autor de Hasta el sol de los venados y Juegos de mentes nos muestra las vivencias cotidianas citadinas en las que nos desenvolvemos tan tranquilamente sin percibir los problemas que puedan aquejar a aquellos seres inermes y casi indelebles que permanecen en nuestra sociedad como una huella en silencio que evidencia la degradación humana a la que ha llegado nuestra amada Colombia.
Y ¿cómo logra Perozzo caracterizar toda esta concepción postmoderna del hombre en El resto es silencio? Pues bien, lo hace a través de una narración descarnada y cruda mezclada con lo patético, lo esperpéntico de la vida de un hombre gris: Jorge Eliécer Altuve Plata, quien gracias a largos años de prisión, por un crimen supuestamente cometido y aceptado, sale a la calle, sale a la "libertad" para convertirse en lo que cínicamente consideramos como "desechable". Papel que paradójicamente le sirve para terminar de purgar su "culpa".
Este personaje protagónico, soñador y utópico, vive un período de mísera vida en las calles de nuestra capital, a la cual el autor le asigna mil nombres, pero que nos es posible significarla y simbolizarla a partir de su multiplicidad nominal. En todo este período el personaje nos cuenta toda su historia pasada; y con el paso de los días va deconstruyendo su identidad pasando por los roles de desechable vilipendiado y mendigo ciego explotado. Posteriormente, gracias al encuentro con Alejandrino Genes -personaje que representa al hombre citadino que ha vivido en descontrol sin pensar en las consecuencias de sus actos padeciendo de sida y una poca autoestima; y que conduce a Altuve por caminos vagos y degradados de la gran urbe-, se transforma en asesino y sicario dedicado al robo, a la extorsión y el trabajo con las mafias cambiando así su estado de miseria material absoluta por un nuevo estado de miseria espiritual también absoluta, caracterizada por un endiosamiento hacia al dinero y pérdida total de valores que finalmente lo conllevan hacia su pasado ejecutando el crimen que ya había purgado de antemano por casi 30 años de prisión y su libertad en la nueva cárcel citadina que es la ciudad.
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