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Perspectiva Filosófico- Pedagógica. Las concepciones actuales de la educación

Enviado por capitani_guillermo


    1. Desarrollo
    2. La educación desde un enfoque sociológico
    3. Conclusión
    4. Bibliografía

    Introducción

    En el presente trabajo intentaremos reconocer cuales son las corrientes pedagógicas didácticas y su influencia en la educación de nuestros días.

    Partimos de la premisa que la educación debe ser entendida como un proceso socio – histórico y que en tanto proceso esta relacionado con múltiples factores.

    En este sentido, la necesidad del estudio y el conocimiento de las corrientes de pensamiento filosófico, político, social y económico. La adscripción a una de estas corrientes de pensamiento evidenciara el marco ideológico desde donde la educación será concebida como proyecto.

    Como fenómeno social la educación puede ser interpretada de manera diferente de acuerdo a las diferentes concepciones sociológicas – educativas permitiendo, de esta manera, el abordaje del fenómeno educativo como policausal.

    La comprensión del hecho educativo como un fenómeno donde confluyen necesariamente múltiples causas, ha posibilitado estudio desde diferentes enfoques analíticos y ha enriquecido la comprensión e interpretación de la cuestión educativa.

    El desarrollo de este trabajo esta comprendido, entonces, desde el análisis socio – histórico de la educación y una segunda parte, desde la visión sociológica del hecho educativo.

    Desarrollo

    La educación desde un enfoque socio – histórico

    Resulta indudable, hoy, en América Latina la relación existente entre estado, mercado y educación. Relación que se comprende a partir del análisis del recorrido histórico, político y económico que han realizado los países latinoamericanos en los últimos 30 años.

    Las sociedades latinoamericanas fueron creadas y organizadas desde el Estados Nación, e ingresaron tardíamente al sistema capitalista mundial. Su desarrollo se puede analizar desde la perspectiva de la organización estatal – política y económica como un apéndice del mercado.

    En este sentido, los estados latinoamericanos se pueden caracterizan en tres periodos:

    1. Estado capitalista oligárquico
    2. Estado benefactor y
    3. La descentralización del Estado.

    Los Estado Nacionales y las clases dominantes (burguesías nacionales asociadas con capitales extranjeros monopólicos) se desarrollaron en el periodo del estado capitalista oligárquico.

    El estado y las políticas estatales fueron los instrumentos para la conformación y producción de los intereses y valores de las burguesías dominantes, que funcionaron, además, como una herramienta de exclusión para los asalariados, campesinos, pobres urbanos y sectores medios que quedaron fuera de la participación política prometida bajo la consigna civilizadora hay que "educar al soberano" y que en los hechos excluyó a las mayorías a través del fraude electoral. En este marco, el mercado incorporó vastos sectores de la nueva sociedad pero destruyó al sector campesino y generó nuevas desigualdades.

    Las demandas sociales de reformas democráticas del sector político provocó algunas transformaciones en el Estado, pasando este a ser el eje articulador de la vida política a través de una fuerte intervención y de un marco regulatorio en tal sentido.

    No se eliminaron las diferencias de clase pero se incorporaron sectores excluidos (especialmente los urbanos) a la vida política. El Estado benefactor apareció como mediador de una extensa red de relaciones entre los distintos sectores sociales. En lo económico intento, a través de la intervención en políticas sociales, evitar el conflicto social.

    También en este periodo se exacerbaron los grandes discursos ideológicos antagónicos que entendían a la política como una guerra (fascismo/ liberalismo, socialismo/ capitalismo, populismo/ ideologías nacionales, liberación/dependencia). La crisis del estado benefactor estuvo vinculada a la crisis económica y política de la década del ´70 en todos los países latinoamericanos: se profundizan las luchas de Liberación Nacional por todo Latinoamérica y las democracias burguesas al no poder controlar la situación social y no lograr consolidar su proyecto político, el autoritarismo gana terreno.

    A partir de mediados de la década del ´70 comienza a generarse un proceso de descentralización del estado en lo económico y político. El estado ira reduciendo las actividades productivas y de servicios, desarmando los mecanismos públicos y desplazando las decisiones económicas hacia organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Organización Mundial del Comercio (OMC). Así, la política pierde el sentido como organizadora de la vida cotidiana y por su parte dirigentes políticos siguen concibiendo la política como si el estado benefactor siguiera existiendo y tienen así prácticas clientelistas y discursos tradicionales alejados de las realidades sociales.  

    El sistema educativo argentino se desarrolla durante el periodo del estado capitalista oligárquico con la Ley de educación común 1420 del año 1884 que impuso la obligatoriedad, gratuidad y laicidad de la enseñanza. Así, se integró a amplios sectores de la población bajo los principios del orden y el progreso.

    La organización del sistema educativo argentino estuvo acompañada de la idea de que solo era posible un Estado – Nación si se modernizaba su sociedad y si esto comprendía, además, del crecimiento económico de su pueblo y de una educación planteada en los valores nacionales para anteponer los intereses de la nación a los intereses particulares, de un grupo o sector. Esta idea pretendía la concepción de una educación homogeneizadora frente a la diversidad inmigratoria propia de principios de siglo.

    Durante esta época se concibió a la educación como un aprendizaje memorístico y repetitivo, tendiente a la aprehensión de los valores y normas de la Nación en formación. Idea o concepción que aún no ha caducado en muchos países de Latinoamérica.

    En este sentido, la Ley Saenz Peña de 1912 de sufragio universal, secreto y obligatorio (universalidad que no llegara hasta 1949) es consecuencia de los reclamos democráticos de los sectores excluidos, influenciados por los movimientos migratorios y las nuevas ideas provenientes del Viejo continente (el anarquismo, el socialismo, el sindicalismo) que traían en sus valijas los inmigrantes europeos.

    El malestar social también llega a la Universidad y como consecuencia se sucede la Reforma del ´18, en nuestro país. Reforma estudiantil universitaria que exigía la democratización, también, de los claustros académicos.

    El mundo había cambiado radicalmente desde la Primera guerra mundial demostrando la crisis de la idea de progreso gradual  e indefinido. La caída de los regímenes absolutos, el triunfo de la revolución Rusa, el estado oligárquico que cede el paso al estado social, repercute en los jóvenes. El malestar de los jóvenes ante una Universidad elitista y con alta incidencia de la iglesia, genera demandas de mayor participación en la vida universitaria, democratización y autonomía autarquía, y la constitución de co-gobiernos constituyen los pilares del movimiento reformista que tuvo su origen en Córdoba y que se expandió  a todo el país y al resto del continente.

    El estado centralizado de ese período intervino en todas las esferas asegurando la hegemonía en proyectos de instauración y expansión de la enseñanza, especialmente la brindada por el subsistema primario.

    Entre 1949 y 1955 se produce una significativa expansión de la enseñanza, consecuencia del crecimiento industrial que posibilita la incorporación de los sectores rurales y de las mujeres, quienes pasaran a engrosar las filas de la clase obrera urbana.

    Además la activación política de los trabajadores asalariados en el sector industrial produce demanda educativa que expande la matrícula de la educación profesional y técnica. Se crean las Universidades Obreras. Hacia 1960 el 85% de la población argentina que debía estar incluida al sistema de enseñanza se hallaba incorporada al sistema primario, siendo uno de los índices más altos registrados en esos años en el mundo.

    El acceso al nivel primario permitió que el acceso al nivel secundario esté al alcance de los sectores medios y las demandas de formación técnico- profesional de la clase obrera para  mejorar la producción  generaron la diversificación de la oferta educativa

    La teoría del capital humano, que se extiende en América Latina en la década del ´60, desarrolló la idea de la necesidad de la formación de los recursos humanos para lograr el crecimiento económico de un país. En este sentido los países ricos debían realizar inversiones en los países pobres para mejorar las economías regionales que, por efecto "derrame", llegaría a los estamentos más bajos de la sociedad. Tomó, así, cuerpo en las políticas educativas el desarrollismo de Frondizi que concibe a la educación como una inversión rentable que permitirá el camino del subdesarrollo al desarrollo. Tales teorías políticas – educativas no midieron las consecuencias que traería la dependencia económica de los países centrales para la economía nacional. Durante el frondizismo, se expandió en nuestro país la idea de que Argentina se encontraba en el marco internacional como un país en "vías de desarrollo".

    Hasta 1975, el Estado se hizo responsable de la educación aún en épocas de crisis económicas y políticas. Más allá de las diferentes concepciones y proyectos políticos educativos era innegable la responsabilidad del Estado en el planeamiento y sostenimiento de la educación y era innegable la importancia dada a la misma.

    Los golpes de Estado que se suceden en la mayoría de los países Latinoamericanos y en nuestro país en 1976 desata una estado político – represivo jamás vivido hasta el momento. Autoritarismo que se reflejó en todos los órdenes de la vida social y, del cual no quedó ajeno el campo educativo. Entre 1976 y 1982 el problema financiero para enfrentar el financiamiento de la  educación se atribuyó a la ineficiencia del gasto público, aduciendo la irracionalidad en la distribución y manejo de los dineros públicos. Desde esta concepción ideológica de la problemática educativa se generaron políticas de subsidiariedad del Estado en la prestación (no así en el control ideológico) de los servicios educativos. Se incrementó, en este sentido, la responsabilidad de la sociedad civil (familia, iglesia) en la provisión de educación fomentando la enseñanza privada; se transfirieron las escuelas primarias del ámbito nacional al ámbito provincial; se incorporó a la comunidad en el mantenimiento de la infraestructura educativa (cooperadoras escolares) y se avanzó en el arancelamiento de los estudios universitarios. De esta forma el Estado, en materia educativa debía cumplir una función compensatoria de la acción de los particulares. La aplicación del principio de subsidiariedad trajo aparejada una significativa disminución de la oferta de oportunidades educativas y una importante retracción de la matrícula en los niveles y modalidades más altos del sistema. La universidad y la educación de adultos fueron las que sufrieron las bajas más significativas. Como consecuencia de que las provincias no contaban con los recursos necesarios para afrontar la provisión de la educación primaria, se generaron diferencias muy importantes entre provincias ricas y provincias pobres en cuanto a la calidad de los servicios y sueldos docentes.

    El deterioro de la investigación en general y la educativa en particular producto del bajo nivel académico generado por la expulsión de profesores, censura bibliográfica, persecución ideológica y otras prácticas autoritarias de las dictaduras del continente, provocaron un notorio aislamiento teórico de los centros de formación universitaria en educación,  en relación con la evolución y discusión de estos temas en el campo internacional. La pobreza en educación no se limitó entonces a los aspectos financieros sino que afectó directamente al campo de producción teórica. La calidad de la educación se vio notablemente dañada, se vació la educación de contenidos socialmente significativos especialmente en lo que respecta a la enseñanza destinada a las clases populares; se buscó imponer el orden jerárquico y la autoridad a través de la regulación de los comportamientos escolares; el bajo rendimiento, el fracaso en los estudios y los altos índices de deserción fueron las consecuencias directas de este accionar.

    En la segunda mitad de los ´80 y principios de los ´90 la situación económica, social y política sufre un profundo cambio en América Latina, estamos en presencia de un nuevo escenario, el neoliberalismo regido por la obediencia a la lógica de la libertad de los mercados, políticas de ajuste y el redimensionamiento del Estado. El Estado argentino no ha sido ajeno a esta lógica, en este marco ya no se discute la necesidad de su reforma o el sentido de su orientación sino se impone la retirada del estado a lugares que no tienen interés para el sector privado. El estado neoliberal se plantea la concepción de un "estado mínimo", un estado prescindente.

    En este sentido, el neoliberalismo intenta fijar los límites acotados a la actuación del Estado instaurando la libertad económica ("sin libertad económica no hay libertad política, sin economía de mercado no hay democracia posible") y, para la cual, proclama el corrimiento de la intervención del Estado ( Estado benefactor) y que tal libertad se dirima bajo los parámetros del mercado. Así, la acción del estado depende de sus posibilidades económicas, los límites del Estado dependen de la riqueza o pobreza, la racionalización de los recursos, del gasto público es prioridad para que el estado no malgaste sus finanzas.

    La idea de una sociedad autorregulada por el mercado lleva a que distintas capas de la población queden excluidas y solo promueve la desintegración social. Mercado y sociedad viven en permanente tensión, por un lado el mercado actúa como un factor de cohesión social y por el otro es un mecanismo de disolución social.

    El escritor Hugo Quiroga en su libro "Estado, política y mercado" realiza una crítica que no va dirigida al mercado como institución sino al proyecto de mercado autorregulador afirmando que… " No se ha demostrado, en el largo  plazo, que las leyes del mercado puedan conducir a una armonía natural de intereses sin aplicar algunos principios de redistribución social y sin permitir  la acción del Estado en la promoción del éxito económico. En consecuencia, el mercado no puede desplazar por completo el papel del estado en el crecimiento económico ni en la aplicación de políticas sociales". La intervención estatal es otro concepto que aparece opuesto al de mercado. Al respecto, los mismos representantes del liberalismo económico han puesto en las regulaciones del Estado la manera de asegurar el mantenimiento del mercado El mercado no es neutro, no es capaz de responder a todo, para que funcione son necesarias normas jurídicas, obras de infraestructura, mecanismos de control que solo pueden estar a cargo del Estado, mecanismos que protejan a los más débiles, sin intervención no es posible controlar los efectos negativos. En argentina el liberalismo conservador propugna una modernización asentada en el mercado.

    Quiroga utiliza el concepto de "capitalismo acotado" para referirse a la forma de organización capitalista que incluye a unos pocos, donde los excluidos, los expulsados de este sistema deambulan por fuera del circuito a la caza de distintas formas de sobrevivencia, sin ninguna seguridad colectiva.

    Este capitalismo acotado viene acompañado en nuestro país de la crisis del modelo estatal de desarrollo y de la crisis de lo político, los partidos políticos han perdido legitimidad, los dirigentes no resultan creíbles, la sociedad se encuentra cada vez más frustrada y decepcionada.

    Estamos en presencia de un Estado pasivo, pro- mercado, que ha logrado el ordenamiento económico, ineludible, a través de la reducción del déficit fiscal y la búsqueda del equilibrio macroeconómico, pero a costa del desmantelamiento del Estado sin, en cambio, se defina una estrategia de desarrollo donde se le asigne un lugar a lo público. El Estado pasivo se retira y resigna desempeñar su actuación en cuatro direcciones fundamentales: control de las empresas privadas, inversiones públicas, inserción internacional de la producción e inversión en conocimientos. De esta forma abandona el papel del Estado como regulador social de las actividades sociales, políticas y económicas.

      En el año `83,con la vuelta a la democracia, las demandas de educación de todos los sectores que habían quedado excluidos por el autoritarismo generaron un incremento notable de la matrícula. Se eliminan las restricciones de acceso a la Universidad, la que rápidamente se masifica; se amplía el acceso a la educación primaria buscándose al mismo tiempo reducir los índices de deserción y fracaso escolar; se democratizan todas las prácticas; se modificaron planes y programas de estudio y la escuela vuelve a cumplir   funciones asistencialistas.

    En este contexto de apertura política e inclusión social los problemas económicos no ceden, el déficit fiscal aumente día a día y los problemas presupuestarios se hicieron sentir en el ámbito educativo: edificios deteriorados, aulas superpobladas, docentes con bajísimos salarios, etc.

    Las medidas que se tomaron en el país en el período 1986-1988 tendientes a la reducción del déficit fiscal, tomaron como elemento central los lineamientos provenientes del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial). Esta política consistía en la reducción del gasto público a través de la reasignación de recursos (especialmente en materia de educación y salud) y la recaudación de impuestos directos al consumo, lo que permitió recaudar más fondos para el pago de la deuda externa.

    La crisis económica de los ´80 y las políticas de ajuste de los ´90 generaron la aparición de nuevos pobres y hundieron en la pobreza más extrema a quienes sostenían precarias condiciones de vida. La inversión de los países ricos en los países pobres lejos de provocar el desarrollo económico de estos últimos terminó por ahondar la pobreza y sumir a las economías nacionales y regionales a la más absoluta dependencia de los intereses multinacionales.

    Nace el paradigma del Desarrollo Humano, el cual entiende que el desarrollo económico de un país depende de la inversión que se realice en los recursos humanos para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas y especialmente la educación. Se ponen en marcha entonces nuevas políticas sociales encaradas por los organismos internacionales.

    En los ´90 la intervención del Banco Mundial en América Latina y Argentina está dirigida especialmente a la educación básica, entendiendo que la educación da a la gente la oportunidad de ser más productiva, escapar de la pobreza y mejorar la calidad de vida. Los préstamos están orientados a mejorar el acceso a la educación primaria y a aumentar la eficiencia del sistema.

    Partiendo de la idea que vivimos en un mundo cambiante, la educación cobra un papel protagónico. En esta nueva sociedad de conocimientos la educación es prioritaria, claro no la educación "tradicional", la que brindaba conocimientos acabados, sino la que proporciona las herramientas para adaptarse al cambio, para competir en el mercado. 

    En los `90 El estado debe mantener el control de la educación pero a la vez deshacerse de su financiamiento. Hoy el Estado debe encargarse del control de la eficiencia y de la calidad del sistema, debe pasar de ser un Estado proveedor de servicios educativos a convertirse en un Estado diseñador y evaluador de los mismos, para que retome, así, la toma de decisiones.

    El Banco Mundial a través de consultorías y seminarios nacionales y regionales promueve la evaluación del sistema educativo especialmente en lo que se refiere a su eficiencia y calidad, las que son medidas a través de indicadores que desconocen nuestra historia y realidad.

    En tal sentido, una recomendación de los organismos internacionales es la creación de normas generales que permitan regular el sistema educativo argentino. Como consecuencia de ello, se sancionan la Ley Federal de Educación Nº 24195 (1993) y la Ley de Educación Superior  Nº 24521 (1995). Estas leyes han sido severamente criticadas por teóricos de la educación, constitucionalistas, docentes, gremialistas, estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa.

    En el caso de la Ley de Educación Superior las críticas se concentran en torno a dos grandes temas: los nuevos mecanismos de control externo para la evaluación y acreditación universitaria que limitan la autonomía de la Universidad y propician la competitividad; y el corrimiento del Estado en lo que respecta al financiamiento de la educación superior alentando la generación de recursos propios, el aporte externo y el arancelamiento.

    Las críticas a la Ley Federal de Educación están dirigidas a la ambigüedad de su texto. Los aspectos pedagógicos, de gobierno, de administración y financiamiento del sistema se presentan en forma general, global, expresando solo intenciones y no constituyen normas explícitas que redefinan claramente un proyecto orgánico de transformación del sistema. También se señala el refuerzo que hace la misma del principio de subsidiariedad: restringiendo la responsabilidad del Estado en materia educativa y la competitividad entre instituciones e individuos que genera. Junto con la sanción de las Leyes se produjeron cambios como el achicamiento y redefinición del Ministerio de Cultura y Educación lo que significa que el Poder Ejecutivo Nacional se desprende de la responsabilidad de sustentar escuelas, pero se ocupa del control político a través de nuevos organismos (como por ejemplo el Consejo Federal de Cultura y Educación y la Secretaría de Políticas Universitarias.)

    Otros fenómenos congruentes con lo anteriormente señalado es la profunda segmentación y diversificación social que genera esta concepción política del sistema educativo ya que ofrece calidad y acceso distinto según el poder adquisitivo de los ciudadanos.

    Teniendo en cuenta que los recursos económicos del estado son limitados el Banco Mundial recomienda que se invierta en proyectos de alta rentabilidad social (salud, educación, vivienda y obras públicas). Por tal motivo el Estado debe redistribuir los escasos recursos para combatir la extrema pobreza y para financiar la educación de los sectores más necesitados. Desde esta visión resulta necesario retirar el financiamiento de la educación superior (a la que no llegan estos sectores) para destinar los fondos a los niveles básico y medio. Se propicia la libre competencia económica y social dentro del sistema promoviendo la competencia entre regiones e instituciones.

    Por otra parte la educación en todos sus niveles debe ser entendida como una inversión, no hay producción de conocimientos sin educación, no hay crecimiento económico sin producción de conocimientos por lo tanto, un Estado que se retire de su función de financiamiento de la educación superior está resignando su propio desarrollo autónomo.

    La educación desde un enfoque sociológico

    La educación es una de las estructuras sociales que llamo la atención de los sociólogos, entendiendo a la educación como un fenómeno social y las relaciones que se establecen entre educación y sociedad.

    Según el enfoque estructural funcionalista la educación asigna posiciones sociales para la vida en sociedad.

    Para la sociología marxista la educación cumple una función de reproducción de las relaciones de producción presentes en la sociedad. En este sentido, Althusser la denomino al sistema educativo como uno de los Aparatos ideológicos del Estado. La educación como reproductora o transformadora de las relaciones sociales será una constante en los estudios sobre educación y sociedad bajo esta concepción ideológica.

    La educación solo se da dentro de una sociedad: es producto de procesos sociales mas amplios, estructura y da contenido a las relaciones sociales, forma las identidades culturales individuales y colectivas, condiciona la vida social, las actitudes y la forma en que viven y se relacionan los miembros de la sociedad.

    La sociología parte de múltiples paragigmas, esta disciplina hace que si bien el objeto de estudio sea el mismo las conclusiones a las que se llegan son diferentes y a veces hasta contradictorias. Los dos grandes enfoques que han prevalecido en sociología y por ende en sociología de la educación son los siguientes.

    Por un lado el estructural funcionalismo heredero directo de la sociología positiva, para este modelo la educación es además de transmisora de la cultura social, la que selecciona la ubicación de los individuos en las diferentes posiciones sociales, la educación es una institución neutral, donde el individuo producto de su empeño y disposición intelectual, triunfa o fracasa. También la educación puede estudiarse como un sistema donde existen relaciones y estructura de roles. Para esta corriente todo cambio social, incluyendo el educativo responde a agentes externos ya que es producto de una perturbación o fuerza que obliga a modificar el sistema educativo.

    Por otro lado esta la corriente marxista, si bien Marx no desarrolla el aspecto educativo ha profundidad y solo la coloca como una superestructura social encargada de la ideología de la clase dominante, la educación como reproductora cultural o económica de las relaciones de producción dominantes, partiendo de una sociedad dividida en clases sociales irreconciliables y en eterno conflicto desenmascaran la principal función de la educación como mecanismo de control social que imparte la ideología dominante, reproduce las relaciones de producción y aliena al individuo al considerarlo elemento exclusivo de su fracaso. El cambio social es producto del conflicto interno entre el modo de producción y las relaciones de producción.

    La sociedad funciona como un todo y como tal todos sus elementos o subsistemas están interrelacionados, la educación como parte de este sistema se ve influenciada por múltiples variables que la afectan y la estructuran de una manera particular. Cada sociedad ha organizado su educación dependiendo de su filosofía social, su cultura, su sistema político, las características de su población y sus modos de producción. Toda educación responde a la concepción de la naturaleza humana, de la sociedad y del conocimiento que se considere valida (filosofía social) Toda educación transmitirá los valores, pautas de conducta o comportamiento, costumbres y tradiciones y tipos de conocimiento acordes con la cultura predominante o hegemónica Toda educación formara a los individuos para funcionar dentro de los valores acordes y legitimadores de la filosofía política que prevalezca. Toda educación formara y seleccionara para el trabajo partiendo de las relaciones de producción , de las características de su población y del modelo económico que predomine. Así tenemos que toda educación esta sometida a la influencia de los diferentes subsistemas sociales.

    A partir de la segunda guerra mundial y la consolidación y desarrollo del capitalismo como sistema económico en Occidente, la educación amplía su ámbito a sectores de la sociedad cada vez mas amplios, las formas de producción demandaban personas formadas y especializadas en la cada vez mas compleja división del trabajo.

    La educación se convierte así en motor del desarrollo y del progreso económico. Esta concepción alcanza su auge después de la segunda guerra mundial, con la teoría del capital humano sus postulados básicos son:

    la educación debe ser considerada como cualquier otra forma de capital físico. Como inversión con una rentabilidad determinada. Los conocimientos y habilidades tienen valor económico e intercambiable en el mercado, se difumina la frontera entre trabajo y capital.

    La inversión en educación genera una mejor redistribución del ingreso nacional y del gasto publico.

    La teoría del capital humano se convierte en los fundamentos económicos y sociales que guían el comportamiento publico y privado de la oferta y demanda educativa. Es el discurso que legitima a la educación como inversión, es el único responsable de su ubicación y movilidad social. La teoría del capital humano se convierte en un símbolo de modernización.

    Estudios posteriores concluyen que si bien la educación no asegura la movilidad social, ni elimina la desigualdad social, no hay oportunidad sin educación. la educación es una condición necesaria pero no suficiente.

    En los años 70 con la teoría credencialista se identifica una nueva función a la educación, la escuela como espacio de lucha entre diferentes grupos sociales que proporciona status, poder y diferenciación social, Bourdieu y Passeron tratar la relación entre educación y reproducción cultural. Los primeros introducen la categoría de capital cultural y como el dominio y la experiencia en este capital garantizan el éxito o fracaso en la escuela. El sistema educativo garantiza la imposición y reproducción de una cultura dominante, como única cultura legitima y una selección social en base a la aproximación o alejamiento de los individuos de la cultura dominante. El segundo plantea dos tesis fundamentales: primero que los factores de clase regulan la estructura de comunicación de la familia y por lo tanto orienta el código psico lingüista en la infancia y segundo como estos mismos factores regulan la institucionalización de los códigos elaborados en la educación, así como las formas de transmisión y de manifestación

    Parte de que es a través del lenguaje que se interioriza el orden social y que se incorpora la estructura social a la experiencia del individuo. Analiza las diferentes estructuras de comunicación de la familia dentro de cada clase social, distinguiendo dos tipos de códigos, uno restringido o público y otro elaborado o formal, el primero se caracteriza por el uso de oraciones cortas y gramaticalmente simples, que expresan significados relacionados y vinculados con el contexto, y de orden particularista, el otro se caracteriza por construcciones gramaticales complejas, uso de pronombres impersonales y expresión de significados independientes del contexto y en un orden universal. Ambos códigos están en relación con la estructura social que lo sustenta, el primero responde a relaciones sociales con roles cerrados y el lenguaje expresa las exigencias del rol, la segunda responde a relaciones sociales con roles abiertos que permiten la innovación y la expresión de la individualidad. Esto lo lleva a distinguir dos tipos de familia, las primeras basadas en la posición que se ocupa en la familia y las segundas basadas en las personas y en las cualidades individuales. La escuela usa el lenguaje elaborado y los niños de la clase trabajadora presentan una situación de extrañamiento. Así tenemos que el acceso a un tipo de código psico lingüísticos depende de la posición en la estructura social y esta a su vez depende de la división del trabajo, por lo tanto el modo de producción regula la ubicación, distribución, legitimación y reproducción de las orientaciones y sus significados.

    El conocimiento educativo, su contenido la forma de trasmitirlo y la forma de evaluarlo son la clave para comprender los mecanismos de reproducción cultural. La escuela cumple funciones de instrumentalización contenidos y habilidades y expresiva actitudes y valores. La preponderancia de uno de los ordenes se da en función del tipo de escuela y de los cambios en la división del trabajo.

    La teoría de la reproducción económica, representada por el marxismo estructuralista, parte de que la escuela es la mediadora y reproductora entre las posiciones sociales de origen y la estructura social, trata de explicar como el origen de clase determina el acceso y el progreso en el interior del sistema educativo. La educación forma parte de la superestructura y cumple una función ideológica, entendiendo por ideología falsa conciencia o sea la inculcación de significados funcionales y necesarios para la reproducción económica, las relaciones económicas y la división del trabajo. La educación es un aparato ideológico del estado y este es su aporte fundamental. El estado como mediador entre el poder de las clases económicamente dominantes y la estructura y contenidos educativos. Esto permite el estudio de la reproducción y al mismo tiempo de las contradicciones del sistema educativo.

    Althussser (1970) da gran importancia a la superestructura jurídico – política e ideológica del estado capitalista. El capitalismo necesita no solo fuerza de trabajo sino individuos dominados ideológicamente. El distingue entre aparatos represivos del estado y aparatos ideológicos del estado, entre estos últimos el mas importante es la escuela, ya que esta garantiza las condiciones de producción mediante la producción de posiciones ideológicas del individuo, además reproduce las fuerzas productivas mediante la reproducción de habilidades y saberes que reproducen la división social del trabajo. Cumple una función dual producir posiciones laborales y producir la interiorización de las relaciones de producción: subordinación y reglas de comportamiento.

    CONCLUSION

    los diferentes puntos de partida, las diferentes concepciones y los diferentes modelos o paradigmas imprimen a la interpretación del hecho social, del hecho educativo una visión particular, diferente pero siempre valida. La complejidad del fenómeno social que es la educación no puede abordarse desde una sola perspectiva, no se explica linealmente, son múltiples y diversas las variables que encierran la comprensión de educación.

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    6) QUIROGA, HUGO. Estado, política y mercado. Dimensiones del debate actual en la Argentina. Estudios Sociales Revista Universitaria Semestral N° 5. Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe 1993.

    Guillermo Capitani

    Mariano Noelia

    Rovito Cecilia

    Cristofano Roberto