Descargar

Business as usual… (demasiado grandes para acatar la ley) (página 6)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

El analista Daniel Bischof, del Bank Sarasin con sede en Basilea, indicó que la crisis de la deuda soberana de algunos países de la Eurozona, en particular Grecia, ha ayudado sin querer a los bancos en sus lobby, al sacar presión sobre los activos requeridos para sostener los préstamos.

"Basilea III es más duro. Pero no tan duro como se había propuesto en un principio", remarcó Bischof.

Otra concesión clave otorgada a los bancos fue postergar hasta 2018 la fecha para cumplir con los requerimientos, ya que en diciembre pasado el Comité de Basilea había afirmado que pretendía establecer fines de 2012 como plazo para aplicar las nuevas disposiciones.

"La transición hasta 2018 es ciertamente un plazo de tiempo más flexible que el discutido anteriormente", aseguró en ese sentido el analista Peter Thorne, del Bank Helvea.

La definición de lo que constituye el capital bancario también fue suavizada, destacaron los expertos.

La reforma del nunca jamás: un impacto de baja intensidad (la flexibilización ilimitada)

"Dos informes hechos públicos ayer por los supervisores financieros internacionales consideran que la nueva normativa de capital y liquidez para la banca, conocida como Basilea III, tendrá un impacto muy reducido en la economía mundial. Restará 1,2 puntos del crecimiento del PIB mundial en cuatro años"… Los reguladores minimizan el impacto que tendrá Basilea III (Cinco Días – 19/8/10)

El Comité de Supervisores de Basilea, integrado por los responsables de los principales bancos centrales del mundo, salió el 18 de agosto a la carga para defender la implantación de los nuevos requerimientos de capital y liquidez, conocidos como Basilea III. El organismo divulgó dos estudios en los que se evalúa el impacto macroeconómico que tendrá la nueva regulación.

Los informes reconocen que Basilea III puede reducir el crecimiento económico mundial en 0,4 puntos porcentuales, de media anual, durante cuatro ejercicios, pero argumentan que las ganancias en estabilidad financiera serán mucho mayores.

De esta forma, el Comité de Basilea responde a la patronal del sector bancario mundial, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, en sus siglas en inglés) que hace unos meses cifró en un 3% el recorte que sufriría las economías de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, hasta 2015, de aplicarse la nueva normativa de capital.

El director del Fondo de Estabilidad Financiera y gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, explicaba que "el análisis es exhaustivo" y que "muestra que los costes macroeconómicos de implementar estándares más fuertes son manejables…, mientras los beneficios a largo plazo para la estabilidad financiera y el crecimiento económico son sustanciales".

La propuesta del Comité, reelaborada en julio tras conocer la opinión del sector, establece que los bancos retengan tres euros por cada 100 que prestan, y endurece los requisitos para que un activo pueda ser considerado como capital de alta calidad.

En los informes del 18/8 se incide en que la progresiva adopción de los nuevos estándares de solvencia, que no tendrán pleno efecto hasta 2018, reducirá significativamente el impacto sobre los bancos.

Cómo salir indemne de la nueva regulación

El estudio hecho público ayer, en el que también ha participado el FMI, da algunas fórmulas a las entidades financieras para sobrellevar mejor las nuevas exigencias en materia de solvencia. En concreto, recomienda a los bancos que compensen el coste de recabar más capital recortando costes y los sueldos de los directivos. También apunta que, dado que los inversores percibirán al sector como menos arriesgado, podrán encontrar dinero más barato.

El estudio también aclara que, aunque el capital se encarezca, los bancos pueden buscar fuentes alternativas de financiación, a través de los mercados bursátiles y los ingresos provenientes de empresas no financieras. Además, señala que los bancos más grandes y solventes tendrán menos dificultades para financiarse.

Mentiras y gordas: lo que oculta el muro de Berlín (las chicanas del Buba)

"El presidente del Bundesbank y miembro del Consejo del Banco Central Europeo (BCE), Axel Weber, confía en que este fin de semana estará listo el acuerdo sobre las nuevas reglas de capital que se exigirán a los bancos en el marco del acuerdo conocido como Basilea III"… Weber espera que se alcance un acuerdo sobre Basilea III para este fin de semana (Expansión – 8/9/10)

"Los diez mayores bancos alemanes necesitan 105.000 millones de euros más de capital para ajustarse a la nueva normativa del Comité de Supervisores de Basilea, diseñada para prevenir futuras crisis financieras, según ha informado la federación bancaria alemana (BDB, siglas en alemán)"… Los bancos alemanes necesitan una recapitalización de 105.000 millones (El Confidencial – 7/9/10)

Según la nueva regulación, conocida como Basilea III, los bancos deben tener una ratio de capital Tier 1 del 6% ó el 8%, frente al 4% anterior, lo que afecta a bancos como Deutsche Bank o Commerzbank. La federación ha advertido de que los nuevos requisitos y la necesidad de recapitalizar perjudicarán seriamente a la capacidad de las entidades para funcionar, frenará el crédito y lastrará a la primera economía europea.

La Federación Bancaria alemana que engloba al conjunto de los bancos privados alemanes estima ahora, después de años de debate de las nuevas normas en Basilea que la nueva normativa puede ser demasiado restrictiva. El responsable de la BDB, Hans-Joachim Massenberg, ha dicho que "hay muchos bancos que no han tenido acceso a los mercados de capital y que necesitarán tiempo si tienen que reforzarlo mediante la obtención de beneficios".

El BCE se toma la revancha con Alemania, después de tantos ataques de "ortodoxia"

"Crece la alerta en torno a la solvencia de los bancos europeos y, en especial, por los alemanes. La preocupación que tienen los mercados sobre la situación de las entidades germanas, más después de que no se hicieran públicas la mayor parte de sus pruebas de estrés, ha llegado al Banco Central Europeo"… El BCE asegura que los bancos alemanes están descapitalizados y pide privatizar las cajas (El Confidencial – 9/9/10)

Según publica el FT Deutschland (9/9), el economista jefe del BCE, Juergen Stark, ha asegurado que los bancos alemanes están descapitalizados e insta a la privatización de los "landesbanks". Estas declaraciones que realizó ayer durante una reunión con el jefe del grupo parlamentario de la Unión en Berlín, se refieren principalmente a las cajas y a los bancos regionales.

De esta manera, Stark alimenta las dudas sobre el sistema bancario alemán en un momento especialmente delicado para todo el sector bancario europeo mientras crecen las especulaciones sobre la posibilidad de que los bancos no hayan informado sobre toda la deuda en su poder. De hecho, The Wall Street Journal (8/9) aseguraba que en los test de estrés no figuraban todas las participaciones que tenían en bonos del gobierno.

Y es que, según se supo a comienzos de la primera semana de septiembre, los diez mayores bancos alemanes necesitarían unos 105.000 millones de euros para ajustarse a la nueva normativa del Comité de Supervisores de Basilea.

Una visita al "quiosco" de la prensa (algunos comentarios sobre Basilea III)

– Histórico acuerdo eleva los requisitos de capital para los grandes bancos (The Wall Street Journal – 12/9/10)

(Por Damian Paletta, en Washington, y David Enrich, en Londres) Lectura recomendada

Los supervisores bancarios alcanzaron un histórico acuerdo el domingo que impondría nuevas restricciones a los mayores bancos del mundo, en un esfuerzo orientado a reducir el riesgo y prevenir una nueva crisis financiera como la que sumió a la economía mundial en una recesión.

El acuerdo establecería nuevos requisitos de capital para los bancos, en un intento por impedir que las empresas se endeuden demasiado y asuman riesgos excesivos, algo que muchos consideran un preludio de la reciente crisis financiera. Los reguladores, sin embargo, les dieron a los bancos un plazo de más de ocho años para ceñirse a la nueva normativa.

Aunque el pacto tiene que ver con complejas fórmulas matemáticas y productos financieros exóticos, las normas tendrán efectos reales para las empresas y los consumidores del mundo entero al influir en los precios y la disponibilidad de créditos hipotecarios, préstamos comerciales y tarjetas de crédito, entre otros productos.

"Los acuerdos alcanzados hoy constituyen un fortalecimiento fundamental de los estándares mundiales de capital", manifestó Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo.

Es probable que las nuevas normas reduzcan las ganancias de los mayores bancos del mundo, muchos de los cuales han advertido que las medidas podrían encarecer el costo y restringir el otorgamiento del crédito.

El núcleo del convenio gira en torno a la cantidad de capital que los bancos se ven obligados a mantener en reserva. El capital es lo que los bancos utilizan para absorber las pérdidas y tanto reguladores como analistas estiman que las entidades con mayores niveles de capital corren un menor riesgo de declararse en quiebra.

Los supervisores bancarios acordaron exigir a los bancos mantener un nivel específico de capital básico conocido como recursos propios, considerado como la forma más efectiva de capital porque se utiliza para absorber pérdidas directamente. El acuerdo estipula que los grandes bancos con una activa presencia internacional deberán mantener en reserva recursos propios equivalentes a por lo menos 7% de sus activos, una proporción mucho más alta que el 2% del estándar internacional o el 4% para los bancos de Estados Unidos.

Los bancos, sin embargo, dispondrán de varios años para ajustarse a las nuevas normas. Los bancos, por ejemplo, tendrán plazo hasta 2013 para que los recursos propios lleguen a 3,5% de sus activos. En 2014 ascenderían al 4% y en 2015 al 4,5%.

En ese momento, los organismos financieros tendrán que empezar a crear un colchón de capital adicional de 2,5% que deberá estar en marcha el 1 de enero de 2019. Los supervisores estadounidenses habían deseado que estuviera en marcha un año antes pero otros países querían que la aprobación definitiva de las normas se pospusiera hasta 2020. Acordaron el año 2019 como un compromiso entre ambas partes.

Los reguladores han resaltado que la nueva normativa es necesaria para garantizar que el interconectado sistema bancario mundial no afronte otra crisis como la que condujo a los rescates bancarios financiados por los contribuyentes en 2008 y 2009. Los gobiernos quieren que los bancos cuenten con grandes reservas de capital para que puedan seguir prestando dinero, incluso si empeora la economía.

Si el capital de los bancos cae por debajo del "colchón de protección", los supervisores podrían obligarlos a conservar una mayor porción de sus ganancias para apuntalar las reservas, lo que significa que dispondrán de menos recursos para repartir dividendos u ofrecer grandes paquetes de compensación salarial. Algunos analistas creen que los nuevos estándares podrían, en esencia, forzar a los bancos a reducir sus carteras de préstamos o desprenderse de otros activos para mejorar sus posiciones de capital.

Debido a la cantidad de tiempo concedido para implementar las nuevas normas, no se prevé que los grandes bancos estadounidenses recauden capital de forma inmediata, dado que cumplen con los requisitos iniciales de capital básico. Los bancos europeos, no obstante, podrían tener que salir a levantar fondos.

El acuerdo fue negociado en el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, un consorcio de reguladores que se reúne en Suiza. Altos funcionarios de todo el mundo, incluido el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, asistieron a la reunión el domingo, para rubricar el acuerdo. Se anticipa que el grupo presente su informe ante los líderes mundiales en la próxima reunión del Grupo de los 20 que tendrá lugar en Corea del Sur en noviembre.

– El nivel mínimo de capital exigido a la banca se triplica con Basilea III (Cinco Días – 13/9/10) Lectura recomendada

Los supervisores financieros de las grandes economías mundiales aprobaron ayer una reforma histórica de las exigencias a la banca en materia de solvencia, apalancamiento y liquidez. Con el nuevo marco regulatorio internacional, el capital mínimo requerido a la banca se triplicará. El G-20 ratificará el acuerdo en su próxima cumbre.

(Por M. M. Mendieta, Agencias – Madrid, Basilea)

El acuerdo de Basilea III vio ayer la luz después de meses de negociaciones. Los gobernadores y supervisores financieros de 27 de las mayores economías del mundo (Unión Europea, EEUU, China, India, Canadá y Suiza, entre otras) han aprobado un paquete de medidas con el objetivo de reforzar la solvencia de la banca mundial.

Siguiendo el mandato de los países del G-20 de diseñar un marco regulatorio para el sector bancario que evite nuevas crisis y ayude a las entidades financieras a afrontar futuras pérdidas, el Comité de Basilea ha alcanzado un pacto que aumenta las exigencias de capital e introduce nuevos requisitos en materia de apalancamiento y liquidez.

La medida más significativa del acuerdo es el aumento del nivel mínimo exigido de capital de máxima calidad (acciones y reservas, también conocido como core capital). Del ratio actual del 2%, se pasará a un 4,5% en 2015. Adicionalmente, se establece un colchón de protección que se dotará con el mismo tipo de capital para alcanzar un ratio adicional del 2,5%. Así, en un plazo máximo de ocho años, las entidades financieras de todo el mundo deberán contar con una proporción de core capital del 7%.

Aquellos bancos que no constituyan el citado colchón no serán obligados a captar fondos en efectivo, pero sí que tendrán prohibido distribuir dividendos.

Además de estas exigencias de capital de máxima calidad, también se amplía el requisito de Tier 1 (que incluye acciones, reservas y otro tipo de títulos como participaciones preferentes) que pasa del 4% al 6%. Si se tienen en cuenta otros instrumentos de capital y deuda, de menor calidad (Tier 2), la exigencia llega al 10,5% de los activos ponderados por riesgo.

Pacto para una aplicación progresiva

Las reuniones del Comité de Basilea, que comenzaron el sábado, estuvieron marcadas por el frente de EEUU, que reclamaba un calendario rápido y el de Alemania, que prefería una aplicación tranquila. Finalmente, se ha llegado a un acuerdo intermedio. A partir de 2013 se empezará a exigir más capital para la mayoría de países, pero no será hasta 2015 cuando se pida un ratio de core capital del 4,5%. En cuanto a alcanzar un nivel del 7%, tan sólo se exigirá de aquí a ocho años.

El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, explicaba ayer en una nota de prensa que "los acuerdos alcanzados constituyen un refuerzo importante de los estándares globales de capital" y darán más estabilidad financiera y al crecimiento a largo plazo.

Desde el Banco de España se aseguraba ayer que los nuevos requerimientos de capital ayudan a evitar nuevas crisis financieras, permiten la existencia de bancos más fuertes y sólidos y despejan las incertidumbres que se planteaban en el sector sobre ellas.

El G-20 ratificará el acuerdo de Basilea III en su próxima cumbre, que tendrá lugar en noviembre en Corea.

Calendario

-En 2013 se empezará a exigir un paulatino aumento de los niveles de capital.

– A partir de 2015 los bancos deberán contar con un ratio de core capital del 4,5% y del 6,5% en Tier 1. También se introducirá unos requisitos mínimos de liquidez.

– En 2016 se pedirá a los bancos que empiecen a crear un colchón anticíclico de capital.

– Para 2019, las entidades financieras deberán cumplir con todos los requisitos de la nueva regulación.

– Las nuevas reglas de la banca mundial reciben elogios, pero con algunas reservas (The Wall Street Journal – 13/9/10)

(Por Damian Paletta y David Wessel) Lectura recomendada

Dos años después de que el colapso de Lehman Brothers Holdings Inc. sacudiera al sistema financiero global, los supervisores bancarios y los bancos centrales han acordado un plan para impedir una repetición.

La pregunta es si el complejo acuerdo cumplirá la promesa de hacer un aporte "sustancial a la estabilidad y el crecimiento financiero a largo plazo" hecha por Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo y presidente del comité que produjo el pacto anunciado el domingo.

La idea es directa. En Estados Unidos, la ley de reforma financiera aprobada por el Congreso y promulgada en julio por el presidente Barack Obama estableció normas para que los bancos estadounidenses no caigan en los errores pasados. El acuerdo gestado durante los últimos meses en Basilea, Suiza, les permite a los bancos de todo el mundo continuar tomando grandes riesgos, pero les exige que acumulen mayores reservas de capital para absorber pérdidas.

"La forma más simple de decirlo es: capital, capital, capital", dijo al Congreso el año pasado el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner. "Es bueno diseñar los requerimientos de capital para que, dada la falta de certezas que tenemos sobre el futuro del mundo, (y) dada la ignorancia que tenemos sobre algunos elementos de riesgo, haya un colchón mucho mayor para absorber pérdidas y para ahorrarnos las consecuencias de decisiones erradas".

Según ese criterio, ¿alcanza Basilea III, como se conoce el acuerdo, el objetivo propuesto?

El sólo hecho de que se haya llegado a un acuerdo constituye todo un logro. La negociación de Basilea II, un pacto que hoy se considera inadecuado, demoró alrededor de una década. "Es notable que 27 países se pusieron de acuerdo cuando hay tantas divisiones continentales entre Europa y EEUU", indicó Cornelius Hurley, director del Centro Morin para Leyes Bancarias y Financieras de la Universidad de Boston.

Si el convenio se implementa sin grandes alteraciones -algo que dista de estar garantizado-, requerirá que los bancos tengan más capital que antes de la crisis. Una mayor parte de ese capital será capital común que puede absorber pérdidas con rapidez porque los accionistas son los perjudicados.

Es probable que pocos bancos necesiten grandes inyecciones de capital para cumplir con la nueva normativa, en parte porque han apuntalado sus balances y reducido sus préstamos. Si las nuevas reglas se hubieran implementado antes de la crisis, casi todos los mayores bancos del mundo hubieran necesitado un colchón de capital mayor.

El debate, por lo tanto, gira en torno a si las nuevas reglas son insuficientes u onerosas. Los mayores bancos globales se verán obligados a reservar capital común equivalente a 7% de sus activos, comparados con las exigencias actuales que pueden ser de apenas 2%. "Hicieron lo mínimo", afirma Simon Johnson, economista del Instituto de Tecnología de Massachusetts y uno de los críticos más enconados de la respuesta a la crisis global. Douglas Elliot, un ex banquero que ahora trabaja en la Institución Brookings en Washington, describió los estándares como más bajos de lo que le gustaría, "pero mucho más altos que el requisito efectivo (actual)".

Joseph Stiglitz, el ganador del Premio Nobel de Economía que enseña en la Universidad de Columbia, consideró las medidas como "un paso en la dirección correcta".

La reacción entre los ejecutivos de la banca fue menos entusiasta. "Cada dólar de capital es un dólar menos en la economía", manifestó la Mesa Redonda de Servicios Financieros, un organismo que agrupa a las principales firmas financieras estadounidenses.

Los reguladores globales tenían una tarea delicada. Las demandas de demasiado capital demasiado pronto corrían el riesgo de provocar un repliegue más profundo del crédito en momentos en que la economía necesita préstamos.

Por motivos económicos y políticos, los bancos centrales y los reguladores financieros acordaron una transición prolongada para poner en vigencia las nuevas reglas, más larga de lo que quería EEUU. La normativa entrará en vigor en 2013, pero la mayoría de los bancos tendrán plazo hasta 2019 para cumplirla, e incluso más tiempo en algunos casos.

La transición es demasiado larga para algunos. "Aplaza los niveles de capital más altos durante años", se quejó Anil Kashyap, un economista financiero de la Universidad de Chicago. "El retraso expone al público a un riesgo persistente", añadió Stiglitz.

El respiro de alivio de los bancos se reflejó en los precios bursátiles. Las acciones de Bank of America Corp., J.P. Morgan Chase & Co., Citigroup Inc., Wells Fargo & Co., Citigroup Inc., Goldman Sachs Group Inc. y Morgan Stanley, los seis principales holdings bancarios de EEUU, subieron cada uno más de 2%.

Varios temas quedaron en el tintero. Uno de ellos es el de las entidades consideradas demasiado grandes para quebrar. Se estudió la idea de que estos bancos reservaran niveles más altos de capital, pero no se pudo alcanzar un acuerdo al respecto.

Algunos "olvidos" de Basilea III, permiten presagiar que habrá más "penas"

El hecho de que se establezca un plazo de implantación tan dilatado, hasta finales de 2018, debería ayudar a mitigar su impacto sobre las sociedades financieras más afectadas por estas nuevas reglas (junto con algún guiño específico como la consideración de los créditos estatales como capital, en el caso alemán), que son fundamentalmente europeas. No en vano Goldman Sachs y Morgan Stanley nos recordaban ayer cómo, en Estados Unidos, Basilea III puede llevar aparejada recompras masivas de sus acciones por parte de la banca de inversión ante un escenario previsible de exceso de recursos propios. Miel sobre hojuelas.

Las nuevas disposiciones se olvidan del activo…

Sin embargo no es oro todo lo que reluce. Todas las nuevas disposiciones se olvidan que los balances bancarios cuentan, como los de cualquier otra empresa, con dos partes claramente diferenciadas, iguales en tamaño, que son el activo y el pasivo, esto es: lo que tienen y lo que deben a accionistas o terceros. Y que en el origen del huracán que estuvo a punto de llevarse por delante el sistema financiero en el otoño de 2008, ambas partes jugaron su papel.

De hecho, recordarán ustedes como conceptos tan poco manejados fuera de los ámbitos especializados como titulizaciones, SPVs (Special Purpose Vehicles) o incluso apalancamiento, cobraron un especial vigor en aquellas fechas. Entonces se puso de manifiesto cómo las instituciones financieras habían multiplicado sus créditos y demás elementos de su activo sin alterar sus niveles de financiación propia y ajena. Un proceso que, para más inri, olvidaba su carácter de depositario final del riesgo de tales emisiones o de aquellos vehículos especiales de inversión con las consecuencias de todos sabidas. Y es que finalmente quedó demostrado que la base de capital de la banca era insuficiente… para ese excesivo nivel de exposición a distintos mercados (financiero o inmobiliario). Pequeño matiz.

Puesto que la nueva normativa es el resultado de un cociente, en el que en el numerador se encuentran recursos propios en sus distintas categorías y en el denominador los activos ponderados por riesgo, sorprende -con la honrosa excepción del coeficiente de liquidez ya citado- cómo Basilea III pasa por encima de la regulación de los primeros que, de hecho, son los únicos directamente controlables por la banca. Era momento de establecer ratios mínimos de depósitos/créditos en banca minorista (complementario a ese colchón adicional que Basilea III exige para cubrir la diferencia temporal entre ambos), fijar reglas generales de ponderación (en función de criterios objetivos como el rating) o limitar la concentración sectorial de préstamos.

… que es el único directamente controlable por la banca.

En efecto. Por centrarnos en el caso europeo, es evidente que la reciente prolongación de la línea extraordinaria de liquidez por parte del Banco Central Europeo pone de manifiesto el desequilibrio existente entre inversión y financiación, un agujero que sólo se puede corregir de modo efectivo mediante la actuación simultánea al alza sobre capital y los recursos de los particulares y a la baja sobre el tamaño del activo.

Dados los elevados descuentos que la banca ha de ofrecer a día de hoy para aumentar capital sin que el éxito esté asegurado, las incertidumbres que se derivan para sus cuentas de resultados en el entorno actual, y lo onerosa que resulta la captación de depósitos en un entorno de enorme competencia, el ajuste más inmediato se ha de producir a través de una menor financiación al sistema: reducción de la compra de activos financieros o de la concesión de financiación. Además, tal ajuste se hará de forma acelerada en aquellos elementos que incorporen mayor riesgo (como los créditos sin garantía al sector privado) y de modo mucho más lento en aquellos que no consumen recursos y permiten obtener margen, caso de la deuda soberana, la gran ausente de los stress test. Es así.

Decir que el dinero no va a circular a resultas del aumento de las necesidades adicionales de recursos propios de las entidades bancarias es inexacto. La clave se encuentra, por el contrario, en su obligación de minorar el activo, en la parte de abajo de la división. Se abre así un círculo vicioso en el que menos actividad equivale a menos margen que, a su vez, reduce los beneficios empresariales y, por ende, la posibilidad de capitalizarlos. Sin embargo, es el peaje necesario a pagar por los excesos cometidos, factura que se traslada al mercado en forma de trampa de liquidez, afectando a la actividad global y a la viabilidad de muchos agentes económicos.

La época del crédito alegre y el ROE disparado ha llegado a su fin. Descanse en paz. Eso sí, el nuevo nivel de apalancamiento sobre Core Capital queda en 22 veces. ¿Cuándo podremos descansar en paz?

Angela vuelve a "der Hubschrauber" (que fluya el dinero; mañana digo basta)

"Los movimientos que se están llevando a cabo en el sector financiero alemán son múltiples y de suma importancia, ya que de ellos nacerá la banca germana del futuro. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, ha puesto en marcha una nueva campaña para fusionar los bancos regionales de propiedad pública (landesbank), que han sufrido de manera considerable la crisis crediticia y que podrían verse afectados por las nuevas normas de capital exigidas por Basilea III"… La banca alemana se reestructura para afrontar la crisis y Basilea III (Cinco Días – 27/9/10)

"La necesidad de la acción ha aumentado, y el ministro de Finanzas aumentará sus esfuerzos para trabajar hacia una solución a este problema", señaló recientemente el portavoz alemán de finanzas, Michael Offer.

En esta línea, la semana pasada se anunció el estudio de la fusión de dos de estos bancos, BayernLB y WestLB. Los consejos de administración de ambas entidades señalaron que tratarán de encontrar un acuerdo para la creación de un solo "banco universal combinado centrado en la financiación empresarial", destacaron ambas firmas en un comunicado conjunto. Las dos entidades señalaron que tratarán de alcanzar una solución antes de final de año.

Pero no resultará sencillo. Según destacó el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Competencia, Joaquín Almunia, la fusión de estas entidades no garantiza su viabilidad, debido a la gran cantidad de ayudas públicas que han recibido debido a la crisis financiera. "La Comisión deberá analizar si la entidad resultante será viable a largo plazo y si las medidas para garantizar el reparto de la carga y para limitar las distorsiones de la competencia son adecuadas", destacó el comisario de Competencia.

Por su parte, la primera entidad alemana, Deutsche Bank, se enfrenta a un momento de cambios. La firma anunció recientemente una ampliación de capital de más de 9.000 millones de euros -la más elevada de la historia del país- para hacerse con la parte que no posee de Postbank y para hacer frente a las nuevas exigencias regulatorias. La entidad, prevé pérdidas en el tercer trimestre del ejercicio.

La banca alemana ha recibido hasta la septiembre de 2010, 47.499 millones de euros en ayudas públicas. Siete son las firmas rescatadas: Commerzbank (18.200 millones), Bayerische Landesbank (11.300 millones), Hypo Real Estate (5.699 millones), WestLB y Landesbank Baden-Wurttemberg 5.000 millones cada una, e IKB Deutsche Industriebank, 2.300 millones. Ninguna entidad ha comenzado a devolver el dinero prestado.

La Comisión Europea autorizó el viernes (24/9) nuevas ayudas estatales a la entidad alemana Hypo Real Estate de manera temporal, a la espera de tomar una decisión definitiva sobre el plan de reestructuración de la compañía y las ayudas recibidas hasta ahora por parte del Gobierno alemán.

Concretamente, el Ejecutivo comunitario ha dado luz verde a la cesión de unos 200.000 millones de euros en activos tóxicos y no estratégicos del Hypo Real Estate (HRE) a un "banco malo" y la concesión de garantías de Estado suplementarias por valor de 40.000 millones para garantizar su estabilidad financiera.

Comentando los informes del Comité de Estabilidad Financiera y el Comité de Basilea

– El precio de la prevención de las crisis (Project Syndicate – 23/9/10)

(Por Jean Pisani-Ferry) Lectura recomendada

Bruselas.- Han pasado dos años desde que estallaron las crisis financieras y apenas empezamos a darnos cuenta del elevado costo que pueden llegar a representar. Andrew Haldane del Banco de Inglaterra estima que el valor actual de las pérdidas correspondientes en la producción futura bien podría alcanzar el 100% del PIB mundial.

Este cálculo puede parece asombrosamente alto, pero es relativamente conservador porque supone que sólo una cuarta parte de la crisis inicial dará como resultado una reducción permanente de la producción. De acuerdo con los verdaderos pesimistas, que piensan que la mayor parte de la crisis, sino es que el total, tendrá un efecto permanente en la producción, las pérdidas totales podrían ser dos o tres veces más elevadas.

Un año de PIB mundial asciende a 60 billones de dólares, lo que corresponde a cinco siglos de asistencia oficial para el desarrollo o, para ser más concretos, a 10.000 millones de aulas en aldeas africanas. Por supuesto, esto no representa un costo directo para los presupuestos públicos (el costo total de los paquetes de rescate bancario es mucho menor), pero estas pérdidas en la producción son el costo que más importa cuando se está pensando en cómo reducir la frecuencia de las crisis.

Asumamos que, sin medidas preventivas adecuadas, una crisis que cueste el equivalente a un año de PIB mundial se presenta cada 50 años (un supuesto inexacto pero no exagerado). Entonces sería lógico que los ciudadanos de todo el mundo pagaran una prima de seguro, siempre que su costo no rebase el 2% del PIB (100%/50).

Una manera simple de reducir la frecuencia de las crisis es hacer que los bancos dependan más del capital y menos de la deuda de modo que puedan soportar mayores pérdidas sin quebrar -una medida que actualmente se analiza a nivel global. Gracias a los informes recientemente publicados por el Comité de Estabilidad Financiera y el Comité de Basilea -uno de ellos sobre las implicaciones de largo plazo de exigir a los bancos un coeficiente capital-activos, más elevado, y otro sobre los efectos transitorios de la introducción de estos requisitos- ahora sabemos más sobre el probable impacto de esa reglamentación.

En el primer informe se señala que, empezando por el reducido nivel actual de capitalización bancaria, el incremento de un punto porcentual en los coeficientes de capital reduciría permanentemente la frecuencia de las crisis en una tercera parte, mientras que las tasas de interés se incrementarían en aproximadamente 13 puntos de base (los bancos tendrían que aumentar sus cargos porque les cuesta más obtener capital que emitir deuda). En otras palabras, el precio de perder un año de ingresos cada 75 años en lugar de cada 50 conduciría a los bancos a incrementar las tasas de un crédito de 4% a 4,13%. Este aumento insignificante tendría como efecto máximo que algunos clientes bancarios buscaran fuentes alternativas de financiamiento, lo que probablemente no tendría un efecto perceptible en el PIB.

Es sorprendente saber que una reglamentación puede tener efectos tan positivos a tan bajo costo -mucho menor que en varias otras áreas en las que las políticas públicas imponen requisitos de seguridad económicamente costosos. Pensemos, por ejemplo, en los sectores del ambiente o la salud pública, en los que el principio de precaución guía la toma de decisiones.

Dejemos el largo plazo. El asunto que actualmente se debate acaloradamente es si la transición para imponer reservas obligatorias más elevadas supondría costos excesivos de corto plazo (ya que probablemente los bancos incrementarían los diferenciales y reducirían el volumen de los créditos). Sujetar a los bancos, algunos de los cuales aún están debilitados, a la nueva reglamentación podría inducirlos a restringir el crédito aún más, lo que desaceleraría más el ritmo de la recuperación económica. Se necesita analizar inteligentemente cuál es el momento adecuado para imponer las restricciones reglamentarias y la rapidez con la que deben aplicarse.

En el segundo informe se señala que un incremento de un punto porcentual en los coeficientes de capital de los bancos, si se introduce gradualmente a lo largo de cuatro años, disminuiría el PIB en aproximadamente 0,2%. Puesto que a menudo se habla de aumentos de tres puntos porcentuales, el efecto total podría ser de 0,6%.

Sin embargo, abundan las dudas. Un dato inesperado del informe señala que aumentar la meta de coeficientes de capital tendría un efecto significativamente más adverso en los Estados Unidos que en la eurozona, a pesar de que ésta recurre más al financiamiento bancario. Además, en el informe se asume que la política monetaria puede compensar en parte la sacudida, lo que podría no ser cierto cuando las tasas de interés cercanas a cero ya son predominantes -o en la eurozona donde los esfuerzos pueden variar de un país a otro mientras que la política monetaria es uniforme. Así pues, el impacto de la nueva reglamentación en países donde los bancos están significativamente subcapitalizados bien podría ser cuatro o cinco veces mayor que la cifra principal -es decir, cerca de un punto porcentual en un periodo de cuatro años.

Esto puede seguir pareciendo poco, pero no es en absoluto una cantidad insignificante dadas las perspectivas de crecimiento a corto plazo en el mundo desarrollado. En un momento en el que el crecimiento es demasiado lento para reducir el desempleo masivo, cada punto decimal cuenta.

Reducir el crecimiento en esta magnitud cuando el sector privado no ha terminado su ciclo de desapalancamiento -y cuando los gobiernos están iniciando los suyos- significa correr el riesgo de un período prolongado de estancamiento, que podría convertir el desempleo inducido por la crisis en desempleo estructural. Además, es probable que a lo largo de un período prolongado, las normas de crédito más estrictas afecten en forma desproporcionada a las empresas con poco efectivo y rápido crecimiento, lo que tendría consecuencias en la innovación, la productividad y, finalmente, en el potencial de crecimiento.

Nada de lo anterior significa que haya que darle a los bancos un respiro en lo que se refiere a la reglamentación y olvidarse de la necesidad de recapitalizar. Pero sí indica, en primer lugar, que los plazos son importantes. Los encargados del diseño de políticas deben cuidarse de imponer un choque reglamentario al mismo tiempo que un choque fiscal. Por este motivo, una estrategia sensata es aprobar ahora normas reglamentarias con plazos lejanos.

En segundo lugar, la existencia y la magnitud de los costos de transición significan que no todo lo que reduce la probabilidad de las crisis financieras es recomendable. Para los políticos que están obsesionados con las dificultades actuales, el que la próxima crisis suceda en 50 o 75 años puede parecer de importancia secundaria. Como resultado, las reformas en materia de reglamentación deben diseñarse de modo que el costo a corto plazo se minimice.

Los coeficientes de capital y de liquidez más elevados son sólo una de varias opciones para hacer que el sistema financiero sea más seguro. Puede ser interesante considerar otras medidas -por ejemplo los seguros de capital o la reforma de los límites en la industria financiera al estilo de Paul Volcker.

No hay duda de que vale la pena pagar el precio a largo plazo para asegurarse contra las crisis; pero ello no significa que la reforma no deba ser lo más rentable que se pueda.

(Jean Pisani-Ferry es director de Bruegel, un grupo de expertos europeo. Copyright: Project Syndicate, 2010)

Muchas de las reformas financieras que hemos visto (el "shopping" normativo) pueden resultar condición necesaria, pero no suficiente. Sigue sin resolverse "el pecado monetario de Occidente" ese extraño privilegio por el que algunos países pueden "comprar sin pagar, dar sin tomar, prestar sin pedir prestado y acumular déficits comerciales sin sufrir las consecuencias".

¿Está el sistema financiero en condiciones de darse tanto tiempo luego de la peor crisis desde la década de los 30? No, pero "FED&BIS" continúan con los sofismas.

Una de las lecciones menos atendidas de la última crisis es que la salud del sector financiero no puede estar desvinculada de la llamada economía real.

Mucho dependerá del resultado de estas reformas, pero lo cierto es que, sin un crecimiento de la economía real, las ganancias del sistema financiero sólo pueden basarse en las arenas movedizas de la especulación, es decir, en un festival de instrumentos financieros opacos y de alto riesgo, similar al que llevó al estallido de 2008 (renovando la fe en el Frankestein financiero).

El sistema está roto mientras la FED y el BIS sólo atinan a "ponerle tetas".

Anexo I: "Con un par"… el "helicóptero" de los hermanos Marx (¡más madera!)

Con reformas de baja intensidad (made in USA o modèl Basilea III) o, sin reformas profundas (como las propuestas por Volcker), Wall Street acabará con la Reserva Federal (y, de paso, con los demás bancos centrales "rescatadores"). Cuando la "madera" avive el fuego, las circunstancias determinarán el yo. Entonces, se agotará el tinglado de la farsa. ¿Se puede decir algo más cínico y escatológico que "alivio cuantitativo"?. Es fácil imaginar sobre quien se "alivian".

Al final de tanta política monetaria acomodaticia, cuando el presidente de la Reserva Federal (y como él, los gobernadores de bancos centrales de otros países , cooperadores necesarios, y prevaricadores petulantes) haga recuento de sus efectivos le brotará, como a César yacente bajo la estatua de Pompeyo, aquellas palabras inmortales: "¿Tu también Bruto, hijo mío?". Y como hizo el conquistador de la Galia se cubrirá el rostro con la túnica y recibirá de su más próximo la puñalada letal. Y su panteón será una cátedra vitalicia en la Princeton University (o semejantes). Y aquí paz y después gloria, aunque con un país en barrena (y con él, todos).

A continuación les presento los últimos "cantos de sirena" y dejo a la inflación, QE2, QE3 (o hiperinflación, QE4…) como pronóstico. Juzguen ustedes mismos…

– Los bancos centrales están listos para salir al rescate de la economía global (The Wall Street Journal – 5/10/10)

(Por Megumi Fujikawa y Tomoyuki Tachikawa, en Tokio, y David Wessel, en Washington) Lectura recomendada

El banco central de Japón, anticipando una decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos para reanudar las compras a gran escala de bonos del Tesoro estadounidense, lanzó el martes un modesto programa de compra de bonos. La medida se realiza en un momento en que los bancos centrales del mundo responden a la debilidad de la recuperación económica y a los temores de que una tasa de inflación que ya es baja pueda seguir cayendo.

El Banco de Japón, que ya adoptó lo que bautizó como "una política de tasa de interés virtualmente en cero", destinará 5 billones de yenes (US$ 60.000 millones) a la adquisición de bonos del gobierno, pagarés de empresas, fondos de inversión en bienes raíces y fondos de renta variable. "Si un banco central intenta conseguir el mayor impacto con su política monetaria, no hay otra opción que ingresar de lleno en ese mundo", reconoció Masaaki Shirakawa, gobernador del Banco de Japón.

En los últimos días, los bancos centrales de varias economías desarrolladas han enviado enérgicas señales de que preparan un nuevo rescate de la economía global y de que están decididos a reducir el riesgo de una deflación global. Las medidas se producen cuando la política fiscal está estancada o retrocede en medio del alto endeudamiento de los gobiernos.

Los mercados bursátiles globales saludaron las medidas. El Promedio Bursátil Nikkei subió 1,5%, su mayor alza en cerca de tres semanas, mientras que el Promedio Industrial Dow Jones avanzó 1,8% para quedar en 10.944,72 puntos, su cierre más alto desde el 3 de mayo.

Las maniobras de los bancos centrales se producen en medio de una casi fijación en los tipos de cambio.

Casi todas las economías más importantes buscan en algún grado contener el alza de sus monedas o incluso depreciarlas para fomentar las exportaciones, y el estímulo que pueden proveer los bancos centrales tiende a devaluar la divisa. La decisión del Banco de Japón se interpretó, en parte, como un intento por controlar el aumento del yen y, de este modo, responder a presiones políticas internas. La moneda japonesa acumula un alza de 12% en lo que va del año.

Una relajación coordinada de la política monetaria en las principales economías del mundo podría impedir que una divisa en particular obtuviera una ventaja. No obstante, la posibilidad de una segunda ronda de flexibilidad monetaria ha contribuido al aumento del precio del oro, que el martes subió 1,79% y se ubicó en US$ 1.338,9 la onza.

Las medidas, asimismo, ejercen una indeseada presión alcista sobre las monedas de los países emergentes, muchos de los cuales registran robustas tasas de crecimiento. Brasil acaba de elevar a 4% el impuesto sobre la inversión extranjera de corto plazo en renta fija en un intento por desacelerar el ingreso de capitales al país. China, en tanto, soportó renovadas críticas, esta vez desde Europa, por negarse a revaluar el yuan.

En EEUU, la Fed envió señales de que el programa de compra de bonos de US$ 1,7 billones (millones de millones) que terminó en marzo probablemente se reanude, tal vez durante la reunión programada para el 2 y 3 de noviembre.

"La tasa de desempleo es demasiado alta; la inflación es más baja que lo que me parece amerita la estabilidad de precios", sostuvo Charles Evans, presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, durante una entrevista en la que hizo eco de los comentarios del presidente de la Fed, Ben Bernanke, y del presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley. "Si fuéramos a realizar más compras de activos a gran escala, como bonos del Tesoro, eso tendría un efecto beneficioso", indicó.

En Australia, una de las economías que se ha beneficiado del auge de las materias primas, el banco central sorprendió a los mercados el martes al mantener la tasa de interés de referencia en 4,5%, aunque el gobernador de la entidad, Glenn Stevens, advirtió que habrá que subir tasas más adelante.

El Banco de Inglaterra, a su vez, suspendió en febrero su programa de compra de bonos, pero dejó la puerta abierta para retomarlo en caso de que la economía se deteriore. Las minutas de la reunión de septiembre del Comité de Política Monetaria revelaron que algunos funcionarios se inclinan por reanudar las compras. "Sigue habiendo una brecha significativa entre lo que podría estar produciendo la economía con pleno empleo y lo que produce actualmente. De esta forma, las autoridades no deberían contentarse con un crecimiento débil por temores de inflación injustificados", afirmó hace poco Adam Posen, uno de los miembros del comité.

El Banco Central Europeo no ha realizado las compras de activos a gran escala, una política conocida como "alivio cuantitativo", llevadas a cabo en EEUU, Gran Bretaña y Japón, pero ha gastado 63.500 millones de euros en la adquisición de bonos soberanos emitidos por miembros con problemas de la zona euro. Funcionarios del BCE parecen más optimistas en público que los funcionarios de otros bancos centrales, y más concentrados en los riesgos positivos de la inflación.

La disposición de al menos algunos bancos centrales a actuar con rapidez contrasta con la renuencia de la mayoría de los gobiernos a embarcarse en otra ronda de estímulo fiscal.

El Banco de Japón soporta una presión creciente de los políticos que amenazan con limitar su independencia si no hace más para impulsar el crecimiento. El organismo también ha recibido presiones para ayudar al gobierno a reducir el valor del yen.

Funcionarios del Banco de Japón resaltaron que esta vez actuaron antes que la Fed, aunque la medida fue modesta en escala.

edu.red

– El presidente de la Fed de Chicago pide "mucho más" relajamiento monetario (The Wall Street Journal – 5/10/10)

(Por Jon Hilsenrath) Lectura recomendada

Charles Evans, presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, hizo un llamado a que la Fed haga más para estimular la economía, incluyendo un nuevo programa de compras de bonos del Tesoro estadounidense y posiblemente una declaración de que quiere que la inflación supere por algún tiempo su meta informal del 2%.

"En los últimos meses he observado nuestra proyección de desempleo y he llegado a la conclusión de que simplemente no está descendiendo con la rapidez que debería", señaló Evans en una entrevista el lunes con The Wall Street Journal. "Esta es una proyección mucho más sombría que la que deberíamos tener", agregó. En consecuencia, dijo, apoya una política monetaria "mucho más acomodaticia de la que hemos implementado".

Los comentarios son significativos porque Evans tiende a reflejar el amplio centro de gravedad en el banco central. Su prescripción de medidas agresivas, aunque no es apoyada por todos sus colegas, sugiere un cambio en el estado de ánimo en la Fed. Tras los comentarios el presidente de la Fed, Ben Bernanke, y del presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley, probablemente reforzarán la creciente convicción entre los inversionistas de que la Fed reanudará un programa de compras de bonos cuando se reúna el 2 y 3 de noviembre.

Esto sugiere además que las deliberaciones en la Fed están yendo más allá de los planes de reanudar las compras de bonos para incluir nuevas estrategias que contemplen hablar sobre la inflación y comunicar la posición de la Fed al público.

En meses recientes, Evans, de 52 años, un economista que ha liderado la Fed de Chicago desde el 2007, ha expresado una preocupación creciente ante la posibilidad de que Estados Unidos esté cayendo en lo que se conoce como una "trampa de liquidez", en la que los bancos no otorgan préstamos y las firmas no invierten. El funcionario se ha mostrado frustrado ante la falta de progreso en la reducción de la tasa de desempleo y ahora proyecta una inflación del 1% para el 2012 y de menos del 1,5% para el 2013, muy por debajo de su propia meta del 2%.

La Fed está considerando la posibilidad de aumentar su cartera de valores y préstamos de US$ 2,3 billones mediante un incremento en las compras de bonos del Tesoro de Estados Unidos, en un intento por hacer descender las tasas de interés de largo plazo e impulsar el crecimiento. Evans afirma que apoya esa idea, pero le preocupa que por sí misma "no sea suficiente" para resolver sus preocupaciones.

La Fed también necesita hacer descender las tasas de interés "reales", o tasas nominales menos la inflación, para inducir a los hogares y empresas a desprenderse de sus ahorros, endeudarse y gastar más, dijo.

Una forma de lograr que desciendan las tasas de interés reales es aumentando la inflación. La Fed podría buscar superar su meta informal del 2% durante algún tiempo para recuperar terreno perdido, indicó Evans. "Esa es una herramienta de política potencialmente útil en este punto y definitivamente pienso que deberíamos estudiarla más", señaló Evans.

Evans no es en la actualidad uno de los cinco presidentes de bancos regionales de la Fed con derecho a voto sobre la política monetaria. El funcionario tendrá derecho a voto el próximo año.

– FMI advierte de riesgos persistentes para la estabilidad financiera (The Wall Street Journal – 5/10/10)

(Por Nathalie Boschat e Ian Talley) Lectura recomendada

Los riesgos para la estabilidad financiera continúan siendo altos debido a una combinación de un lento crecimiento mundial, alta deuda soberana y sostenida debilidad de sector bancario, advirtió el Fondo Monetario Internacional en un informe divulgado el martes.

En el informe publicado durante la reunión anual en Washington, el FMI destacó los riesgos persistentes para el sistema bancario debido a los altos niveles de deuda en las economías maduras y las consecuentes tensiones en los mercados de bonos soberanos, particularmente en Europa.

"En muchos países avanzados, las autoridades tendrán que hacer frente a las interacciones generadas por un crecimiento lento, un creciente endeudamiento soberano y la persistente debilidad de las instituciones financieras", indicó el FMI.

A pesar de reducir el costo estimado de la crisis financiera global para el sector bancario a US$ 2,2 billones entre 2007 y 2010 frente a los US$ 2,3 billones, debido a una caída en las pérdidas de valores, el FMI indicó que el progreso hacia la estabilidad financiera ha sufrido un revés desde su informe anterior en abril, citando el brote de la crisis de finanzas públicas en Europa. "Los trastornos recientes en los mercados europeos de deuda soberana pusieron de relieve la mayor vulnerabilidad de los balances bancarios y soberanos como resultado de la crisis".

Los problemas crediticios en Europa han llevado a los gobiernos a aplicar fuertes programas de reducción de deuda, lo cual ha elevado los riesgos para las perspectivas de crecimiento global, según el FMI. Agregó que la recuperación global está perdiendo fuerza luego de un comienzo mejor al esperado el 2010.

La caída en los prospectos de crecimientos también podría ejercer presión adicional a la capacidad de los países de refinanciar su deuda, advirtió el fondo. "Sin embargo, los balances soberanos son sumamente vulnerables a los shocks en el crecimiento, lo cual le resta certeza al sostenimiento de la deuda", según el documento del FMI.

Los mercados de bonos soberanos se han mantenido intranquilos durante las últimas semanas mientras los inversionistas cuestionan la capacidad de ciertos países periféricos de Europa, como España, Portugal o Irlanda, de aprobar los recortes presupuestarios necesarios para reducir su carga de deuda, poniendo en duda el éxito de las subastas de deuda de estos países.

Dentro de este contexto de incertidumbres, el FMI señaló que las medidas extraordinarias de apoyo para el sector bancario, además de una política monetaria no tradicional, podrían tener que mantenerse por más tiempo de lo previsto inicialmente. "Quizás haya que posponer las estrategias previstas para retirar las políticas monetarias y financieras poco convencionales hasta que la situación sea más sólida," según el informe.

Sin embargo, un plazo más largo, el retiro del estímulo fiscal y definir estrategias convincentes de reducción de deuda, además de apoyar al sistema bancario a través de recapitalización o cierre de los bancos afectados, son factores clave para la estabilidad financiera, aconsejó el FMI. Abordar los problemas legados en el sistema bancario asegurará que los mercados de financiamiento vuelvan a operar con normalidad y que la economía real esté debidamente financiada, señala el FMI.

Anexo II: Business as usual (tanguedia: "heridas que no cierran y sangran todavía")

– El día que Wall Street compró el Gobierno de Estados Unidos (El Confidencial – 11/9/10)

(Por Juan Parea) Lectura recomendada

Cinco mil millones de dólares (3.950 millones de euros). Esa es la cifra que durante la década 1998-2008 invirtió el sector de servicios financieros (bancos comerciales y de inversión, aseguradoras, firmas auditoras y otras) de los Estados Unidos para "desregular" o conseguir una regulación favorable para su industria. Una cifra a la que habría que añadir lo que se llevaba gastado en comprar favores políticos desde mediados de los ochenta (administraciones Reagan, Bush padre y Clinton) para derribar leyes que obstaculizaban la expansión financiera y no estaban en línea con la predominante ideología neoliberal.

Poco o nada tiene que ver el término neoliberal con el pensamiento liberal, si bien es cierto que el primero ha corrompido el significado del segundo apropiándose del concepto del libre mercado y proponiéndose como su máximo defensor frente al intervencionismo del estado. En realidad, quienes se definen con el engañoso calificativo de neoliberales tan solo pretenden disimular su intención de conseguir que el Estado se quite de en medio (para lo cual "convencerán" convenientemente a unos cuantos políticos de cualquier signo y condición) y tener barra libre para concentrar todo el poder en unas pocas manos. Y es que, como ya dijo Adam Smith en su obra maestra La riqueza de las naciones, "todo para nosotros y nada para los demás, tal ha sido la ruin máxima de los amos de la humanidad en las diversas épocas de la historia".

En 1999, y tras dedicar unos 500 millones (395 millones de euros) a comprar voluntades políticas a través de los poderosos lobbies, la Ley Glass-Steagall fue finalmente abolida. Dicha ley fue promulgada en 1933, al iniciar la presidencia Franklin D. Roosevelt. Perseguía separar la banca comercial de la de inversión pues el ejercicio conjunto de ambas actividades contribuyó en gran manera al crack de 1929.

El primer gran paso para tumbarla se dio cuando la Reserva Federal (la Fed) permitió la "megafusión" (ilegal en aquel momento) de Citicorp (banca comercial) con Travelers (seguros y títulos). Greenspan (presidente de la Fed), Rubin (secretario del Tesoro) y el presidente Clinton aplaudieron la operación. En 1999, y de manera menos que poco decorosa, Rubin (ex vicepresidente de Goldman Sachs) se convirtió en alto ejecutivo del gigante financiero, grupo que llego a presidir (desastrosamente) y del que salió en 2009 con 130 millones dólares (102 millones de euros) en el bolsillo. Hoy, ¡pásmense!, su influencia en destacados miembros de la administración Obama es notoria.

La lucha que Roosevelt entabló contra los monopolios financieros y la banca irresponsable que comenzaba a considerar al gobierno de los EEUU como un apéndice de sus asuntos, acabó en victoria pírrica. Y hoy sabemos, como él dijo, que "el gobierno del dinero organizado es tan peligroso como el gobierno del populacho organizado". Ese gobierno del dinero es el que ha provocado y permitido que se desencadenará el cataclismo financiero que ahora sufrimos. En ese gobierno, Paulson (secretario del Tesoro con Bush hijo) ocupó otro de los papeles estelares. Paulson fue presidente de Goldman Sachs y su fortuna personal se calcula en más de 700 millones de dólares (550 millones de euros).

Hoy, casualmente, Goldman Sachs (banco de inversión descrito en la revista Rolling Stone como "un gran calamar gigante enroscado en la cara de la humanidad, metiendo implacablemente su ventosa en todo lo que huela a dinero", en un juego de palabras con el acrónimo GS del banco y de giant squid, calamar gigante) tiene menos competencia que nunca como comercializador de deuda norteamericana. En 2009 anunció los dividendos más altos de su historia y ya vuelve a ganar 100 millones de dólares al día (79 millones de euros), ¡después de haber recurrido a las ayudas que ofreció el gobierno de los EE.UU. para rescatar bancos! ¿Quién lo entiende?

A la desregulación le siguió una orgía de dinero barato y creatividad financiera y contable que acabó en el desastre económico en el que estamos inmersos. Sus impulsores no han salido mal parados. Son los mayores beneficiarios de los planes de ayuda a la banca de los gobiernos occidentales y que suman 14 billones de dólares (11 billones de euros), la cuarta parte del PIB mundial. Han obtenido rentabilidades obscenas y siguen influyendo de manera descarada en las nuevas medidas que pretenden contener la ruina que han causado y evitar que vuelva a ocurrir. Da vergüenza oír las declaraciones de los banqueros contra los mecanismos de control que tratan de imponerles (tras el consabido "yo no he sido"). Y asusta constatar las conexiones entre quienes conforman el Grupo Larosière (cuyo informe para regular el sistema financiero en la UE fue aprobado por el Consejo Europeo) y la gran banca.

Susan George, sus crisis y nuestras soluciones

Todo esto lo narra de manera magistral Susan George en Sus crisis, nuestras soluciones, libro que recomiendo a todo aquel que no se conforme con seguir en la cárcel en la que la clase dominante, los amos de la humanidad o la casta de Davos, pretende confinarnos. Esta clase, depredadora donde las haya, "saca un extraordinario provecho del statu quo, se mantiene unida y quiere que no cambie nada", dice George, filósofa, analista política, vicepresidenta de ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos, movimiento internacional "altermundista" que promueve el control democrático de los mercados financieros y las instituciones encargadas de su control) y autora del exitoso Informe Lugano.

Han construido una penitenciaria vigilada por personal muy preparado y de la que sólo podremos escapar si conseguimos revertir el orden impuesto. Bajo éste, todo queda al servicio de las finanzas. El planeta, sometido a un abuso constante, está al servicio de una sociedad cada vez más injusta y desigual. En la mayoría de países desarrollados las diferencias salariales se han ampliado (llegando a una proporción de 500 a 1 dentro de una misma empresa) en los últimos años, mientras que la progresividad fiscal termina en tipos máximos del 35% o 45% (algo poco significativo para los llamados "ultra-ricos", personas con más de 30 millones de dólares que, además, cuentan con mecanismos para saltarse las leyes fiscales locales). 78.000 de ellos tienen activos de más de ¡13 billones de dólares!, cifra equivalente al PIB de la UE.

El planeta, sometido a un abuso constante, está al servicio de una sociedad cada vez más injusta y desigual

A su vez, en este mundo al revés, la sociedad está sometida a una economía también injusta y que genera inmensas desigualdades, y la economía subyugada a las altas finanzas internacionales, para lo que ha degenerado en la llamada "economía de casino". Los amos de estas finanzas y de la humanidad, que siguen el lema de "todo para nosotros y nada para los demás", han ideado sofisticados (es decir, incomprensibles para el común de los mortales) instrumentos financieros (SIVs, CDOs, CDSs) cuyas astronómicas cifras multiplican en varias veces el PIB mundial (en una semana circula en los mercados financieros internacionales el equivalente en dinero al PIB de Francia) y son incontrolables para los reguladores nacionales y supranacionales (regulaciones como las de Basilea sobre capital bancario y riesgos son inútiles frente a las ingentes cantidades de activos fuera de balance). Ahora los Estados quiebran por culpa de los bancos. Sólo dándole la vuelta al irracional orden impuesto en Davos (es decir, poniendo las finanzas al servicio de la economía, y ésta al de una sociedad que sirve y cuida al planeta) podremos ganarnos nuestra libertad.

Los desechos del sistema

Susan George propone acabar con los estudios sobre la pobreza (la verdad es que cuantos más estudios hay, más crecen la miseria, el hambre y la desigualdad en el mundo) y comenzar a estudiar de cerca a los ricos y sus peligrosos juegos financieros con fugas de capitales y paraísos fiscales incluidos. El resultado más dramático de estas maniobras se da en forma de miseria y hambre. En 2009 había en el mundo unos mil millones de hambrientos de los cuales 115 se habían añadido en dos años. La FAO teme que otros 100 millones se incorporen (algunos en países del primer mundo) este año debido a la crisis financiera. Son, junto con el creciente número de parados de larga duración, los "desechos del sistema".

Al fin y al cabo, como dijo Andrew Carnegie, uno de los mayores "ultra-ricos" de todos los tiempos (los bajos salarios que pagaba también hicieron historia) y gran filántropo (donado principalmente a bibliotecas y universidades), "el precio que la sociedad paga por la ley de la competencia es grande; pero las ventajas son más grandes aún, pues a ella le debemos nuestro fabuloso desarrollo material… Damos la bienvenida a una gran desigualdad respecto al medio, a la concentración de actividad industrial y comercial en manos de unos cuantos y a la competencia entre ellos, considerando que no sólo son beneficiosas sino esenciales para el progreso de la raza". Le faltó decir que, a veces, de tanto concentrar, desaparece la competencia, uno se queda solo.

Hoy hablaríamos de la concentración financiera y de la connivencia entre políticos y amos del universo financiero. ¿Qué tiene esto que ver con el libre mercado? El alter ego de Carnegie en el siglo XXI sería Bill Gates (su riqueza supera la suma de lo que tiene el 17% más pobre de la población mundial, unos mil millones de seres humanos) cuya fundación y su programa AGRA (Alliance for a Green Revolution for Africa, Alianza para una Revolución Verde en África) que fomenta un "entorno político favorable a la agricultura impulsada por el mercado y orientada a la exportación" (léase agricultura de latifundio y transgénicos) ha conseguido arruinar a multitud de pequeños agricultores (acaban en los barrios bajos urbanos o embarcados en pateras hacia Europa) que han sido sustituidos por baratísimos empleados de los gigantes Cargill, Monsanto, Dupont, Syngenta, Archer Daniels Midland o Yara.

George da razones para demostrar que las sociedades democráticas más igualitarias presentan mejores índices de bienestar, solidaridad y creatividad. En la segunda parte de su libro ofrece soluciones para salir de la crisis, lo cual se convierte en un asunto de vital importancia pues el modo tradicional de escapar de los malos ciclos económicos ha sido la guerra. La gran crisis que comenzó en 1929 no concluyó hasta la Segunda Guerra Mundial. La actual es más profunda. En el año 2010 un conflicto de esas características supondría el fin de nuestra especie. La buena noticia es que hay alternativas menos costosas. Las repasaré en el próximo artículo.

– Cómo evitar que la guerra sea la única solución para reflotar la economía (El Confidencial – 17/9/10)

(Por Juan Parea) Lectura recomendada

La historia nos muestra que la clase política es experta en buscar chivos expiatorios cuando la coyuntura y las perspectivas económicas son grises tirando a oscuras. El holocausto judío durante la Alemania nazi representa el caso más extremo. No por afectar a menos personas (casi siempre minorías por razones de raza, religión, nacionalidad o ideología), otros son menos dramáticos. Esta estrategia sigue vigente y es muy útil para distraer la atención de las verdaderas causas de la crisis y atraer el voto de quienes están ávidos por encontrar algún culpable y colgarlo en la plaza pública. Muerto el perro se acabo la rabia. Mientras tanto, los artífices principales de la debacle económica, no sólo salen indemnes sino que, como expuse en mi anterior artículo, se benefician de la misma y cocinan nuevas turbulencias.

A nadie se le ocurre pensar que, como ocurrió con la gran depresión que siguió al crack de 1929, la guerra pueda ser utilizada como medio para sacarnos de la situación actual. Con casi total probabilidad, una gran conflagración a nivel mundial acabaría con la humanidad. Sin embargo, la tentación es grande, y los enormes presupuestos de defensa de los países más desarrollados (de los cuales se benefician los mismos que detentan el poder financiero) deben encontrar justificación en los llamados "enfrentamientos regionales" y la amenaza de ciertos países (el temido "eje del mal"). El miedo, como dice Susan George en el libro que vengo comentando (Sus crisis, nuestras soluciones), es la disciplina de una sociedad capitalista, y actualmente muchos lo tienen.

Como resultado de la creciente superpoblación que afecta al planeta, el control de los recursos se convierte en asunto de vital importancia. Es frecuente la conexión entre agua (el más básico de todos los recursos junto con el aire) y conflicto. Así ha sido en varias guerras civiles de países africanos. En España, algo sabemos de ello aunque afortunadamente la cuestión ha quedado en enfrentamiento político (muy rentable para algunos). Donde la cuestión se convierte en altamente peligrosa es en el "híper-poblado" continente asiático. La meseta tibetana y los glaciares del Himalaya abastecen de agua a la mitad de la población mundial. Para China, el Tibet supone controlar las fuentes de sus ríos. Además, sus presas en el Mekong afectan a toda la región (Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia). La perenne disputa entre India y Pakistán (dos estados nucleares, no lo olvidemos) sobre Cachemira tiene que ver con el origen del Indo. En Oriente Medio, el río Jordán es clave en el conflicto entre Israel y sus vecinos. Lo mismo ocurre con Turquía y su afán de controlar el Tigris-Éufrates.

La privatización del agua

La relación de contiendas sobre el agua es interminable y su peligrosidad nos afecta a todos. Prepararse para la guerra como medio de mantener la paz (si vis pacem, para bellum) sólo ha traído más violencia y dolor al género humano a la par que empobrecimiento, desigualdad y astronómicos endeudamientos nacionales. Los beneficiarios: los intereses particulares detrás de la producción y el tráfico de armamento. Necesitamos, dice George, gestionar el agua como un bien público universal y promover el control democrático de su suministro, tratamiento y distribución. Son muchos quienes no aceptan que el agua sea un bien público universal y ven este elemento como un gran negocio. No sólo empresas privadas que gestionan el agua (Suez, Veolia, Thames Water, Générale des Eaux, etc.) sino también las grandes multinacionales del consumo como Coca-Cola (la "chispa de la vida" tiene mucho que ocultar en este apartado) o Nestlé. Debemos evitar que el agua se privatice tal y como se hizo con la energía o las telecomunicaciones. Si no lo hacemos y sobrevivimos a ello (algo que no tengo muy claro), lo siguiente será el aire.

Aunque una gran guerra resulte un medio muy atractivo para algunos como forma de regular (léase eliminar o aniquilar) la población, controlar recursos (hacerse con todo) e incrementar cifras como el PIB, deberíamos ser capaces de buscar alternativas. El cálculo del PIB, y su uso como medida fundamental para evaluar el éxito de la gestión de un gobierno, lleva muchas veces a desconsiderar los costes, humanos y medioambientales, del crecimiento. Nos gusta sacar pecho, especialmente a los políticos, cuando nuestro PIB aumenta más que el del vecino. Así vamos, de victoria en victoria hasta la derrota final en forma de cataclismo financiero y ecológico. Vivimos de prestado (no hablo sólo de deuda con los bancos, sino también con la Tierra), gastamos lo que no tenemos y consumimos lo que no necesitamos (alentados incluso con lemas patrióticos) hasta que el castillo de naipes cae y… ¡volvemos a hacer lo mismo!

La desigualdad creciente, entre países y dentro de las naciones más desarrolladas, aumenta el resentimiento (¿quién nos ha hecho esto?, se preguntan cada vez más personas) y aumenta el riesgo de contienda armada. Europa y los EEUU se blindan cada vez más frente a los refugiados medioambientales (víctimas del hambre, de la escasez del agua y de las catástrofes naturales) pero la presión seguirá aumentando. Las instituciones internacionales como el Banco Mundial no contribuyen más que a empeorar la situación al financiar proyectos altamente contaminantes.

Las soluciones

Susan George propone soluciones que requieren la implicación de la ciudadanía y los gobiernos con acciones valientes y urgentes. Las más importantes por su calado son: estimular un programa de inversión pública y privada (un New Deal verde, en alusión al programa keynesiano que puso en marcha el presidente Roosevelt en 1930) y acabar con los planes de rescate de empresas e instituciones financieras (poner los bancos bajo el control democrático de la ciudadanía), que una vez salvadas vuelven a hacer lo mismo para beneficio de unos pocos.

La crisis a la que nos enfrentamos es financiera, social y ecológica. Los medios tradicionales para evitar una recesión prolongada (alentar el endeudamiento privado para consumo e inversión, gasto público y devaluación) han tocado techo o han caducado. George propone una transformación verde (energías alternativas, nuevos materiales más ligeros, productos ecológicos, construcción verde, I+D, y otros) equivalente al esfuerzo desplegado por los aliados para ganar la Segunda Guerra Mundial. Con ello pensamos también en nuestro futuro, el de nuestros hijos y el del planeta. No podemos seguir permitiéndonos el todo para unos pocos (los amos de la humanidad que han construido la cárcel de la crisis) y ahora mismo.

Una fuente importante de financiación de este New Deal verde vendrá de hacer del crédito un bien público al servicio de la sociedad. Hasta hoy hemos socializado las pérdidas de las entidades financieras fracasadas y privatizado los beneficios en manos de unos pocos. Hagamos las cosas al revés. Premios Nobel como Stiglitz e incluso los conservadores Baker (secretario del Tesoro con Reagan) o ¡Greenspan! (presidente de la Reserva Federal de los EEUU entre 1987 y 2006), han manifestado que la nacionalización de la banca puede ser necesaria. Dejemos de rescatar entidades para que luego se beneficien de ello unos pocos y no cumplan con su función de dar crédito (un gran invento siempre que no se abuse de ello) al sistema.

A su vez, ¿por qué nos empeñamos en dirigir las ayudas públicas a industrias que pronto caerán? Las subvenciones a la industria automotriz son, como ocurrió con la siderurgia y las grandes navieras, pan para hoy y hambre para mañana. Literalmente. Para Europa tiene más sentido fabricar un nuevo tipo de automóvil más ecológico y otras formas de transporte.

Otras medidas que acompañan a las anteriores son acabar con los paraísos fiscales (me sorprende lo poco que se hace a este respecto por parte de nuestros gobiernos), aumentar sustancialmente la presión fiscal sobre los "ultra-ricos" (quienes tienen más de 30 millones de euros), aliviar la deuda del tercer mundo a cambio de que acaten ciertas reglas como reforestar y respetar la biodiversidad, aplicar un mecanismo similar a la tasa Tobin sobre las transacciones financieras (el uno por mil bastaría), acabar con las normas contables laxas que posibilitan evitar que las grandes empresas evadan impuestos, fomentar el tráfico verde de mercancías y utilizar eurobonos para financiar grandes obras verdes en Europa. También nos habla George de las bondades de la "simplicidad voluntaria", austeridad o decrecimiento, para las sociedades más ricas.

Susan George concluye diciendo que para muchos hoy es un privilegio ser explotado por un empresario, pues ello significa que se tiene empleo. Las necesidades vitales, comida y agua limpia, están fuera del alcance de cientos de millones de personas. La existencia humana es más frágil y problemática. La consigna de los amos de la humanidad sigue siendo "todo para nosotros, nada para los demás", como dijo Adam Smith. Visto así, los conflictos parecen inevitables y podría producirse incluso la desaparición de nuestra civilización tal como la conocemos. Ante este negro panorama podemos caer en el pesimismo y sumirnos en la desesperanza. Sin embargo, en nuestra mano está poner un pequeño grano de arena para conseguir un mundo más seguro, más igualitario, más justo, más verde, más civilizado y más humano. Ejerzamos nuestros derechos como ciudadanos y digamos a los políticos como nos sentimos. Puede parecer poco, pero ese grano puede ser el crucial para que las cosas cambien. Con esa esperanza nos movilizamos muchos cada día.

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro 

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente