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Globalización y alternativas: la crisis Argentina y el desarrollo del sistema mundial (página 2)

Enviado por Julio Gambina


Partes: 1, 2

Seminario Internacional sobre Globalización – Panel: Economía y Finanzas

3.3 Consecuencias sociales de la política hegemónica. ¿Una ofensiva popular?

Los fenómenos son complejos y por lo tanto no se puede ser simplista en el análisis de las causas de la pueblada. El abono objetivo deviene de las consecuencias sociales de la política hegemónica aplicada desde 1975 y cimentada con el terrorismo de estado de la dictadura genocida en 1976. Pero lo destacable es el abono subjetivo de las luchas sucedidas desde entonces hasta nuestros días. Cada una de esas luchas agregó lo propio. Los protagonistas del levantamiento popular de fines de diciembre del 2001 son los millones de movilizados en un ciclo político de respuesta a la contraofensiva del capital contra el poder de los de abajo, claramente expresado en la resistencia creciente entre 1969 y 1975.

La ofensiva del capital desde 1975/6 se llevó a 30.000 personas y dejó instalado el miedo, la manipulación ideológica de la sociedad y la modelación del consenso a las políticas de las clases dominantes en el poder. Ese fue el contenido esencial de la democracia vigente estos 18 años y es por ello que fue perdiendo legitimidad en buena parte de la sociedad.

La resistencia fue defensiva, contra la dictadura primero, contra el ajuste y las privatizaciones después. La "contra" define una etapa, la defensa, incluso de lo indefendible, como las propias empresas del Estado, que como expresión de un Estado clasista, estaban al servicio de la acumulación de capitales, ganancias y poder de las empresas más concentradas, de adentro o de afuera del país.

Los sucesos de diciembre marcan una inflexión que está repercutiendo fuertemente en la subjetividad del Movimiento Popular, tras la larga noche iniciada en 1976. Creemos que comienza la construcción de una resistencia de ofensiva, que aunque sigue siendo en contra del gobierno anterior (Alianza) o de éste (PJ), ya empieza a definir un camino de construcción, aunque sea marcando al gobierno lo que no puede hacer, o a quién no debe designar. No sólo obstaculiza el accionar del gobierno, sino que le establece ciertas condicionalidades. No olvidemos que en los últimos años, los que establecían condicionalidades eran el FMI y los organismos internacionales, los inversores externos, las consultoras internacionales y el gran capital, que actuaban como el poder de veto a cualquier disposición.

El ciclo de la resistencia del último cuarto de siglo debe ser analizado en el marco de la lucha de clases global y especialmente en la ofensiva del capital transitada desde mediados de los 70 en un intento por redistribuir regresivamente el producto social global generado por los pueblos. Se trata de una ofensiva que se aceleró en la década del 90 y que dificultó el proceso de constitución de sujetos resistentes al nuevo orden surgido a fines del Siglo XX.

Pero fue el levantamiento en Chiapas el que reinscribió a la resistencia popular en la definición del curso histórico mundial. Fue una lucha local que actuó sobre un acontecimiento regional: la instalación del acuerdo comercial entre EEUU, Canadá y México el 1 de enero de 1994. Ese hecho y la impronta de solidaridad internacional generado le imprimió al levantamiento zapatista el carácter de primer acto contra la globalización capitalista en desarrollo.

Desde allí, el movimiento de resistencia se potenció en varias batallas, de Seattle a Génova y donde Porto Alegre constituye una escala necesaria para pensar la realidad de transformación asumida por el movimiento de los pueblos en la resistencia.

Los antecedentes de lucha, locales e internacionales, validan nuestra hipótesis de cambio en el escenario de la resistencia. Sí es este un momento de inflexión, los efectos sociales y políticos de la ofensiva del capital pueden haber encontrado su límite: el que establece el pueblo movilizado. Y bien vale reivindicar la categoría pueblo, que había sido abandonada, o reemplazada por la más difusa "gente". El pueblo remite a una categoría histórica, que con hegemonía de los trabajadores constituye un bloque popular que desde las propias reivindicaciones contra el bloque de clases sociales en el poder, está en condiciones de formular un proyecto para el conjunto de la sociedad. Hablamos de un proyecto político integral, que pueda actuar en todos los escenarios de la lucha de clases y que sigo denominando Socialismo.

Ese proyecto requiere de instrumentos articulados que permitan una acumulación de fuerzas en la disputa del poder. Ello implica articular organizaciones, propuestas e iniciativas políticas que hoy transitan por carriles paralelos, y a menudo por caminos que se alejan o incluso desencontrados. Ese es el desafío y no es necesario que ello ocurra. Es un problema de voluntad política del movimiento de masas en la resistencia y de sus dirigentes. Es una construcción humana e histórica que se materializa en cada país y a escala global.

3.4 De la crisis de 1976 a la crisis actual.

Pero vamos por partes. Se puede hablar de la crisis en distintos planos o plazos.

Una puede ser la actual, derivada de la caída del gobierno de Fernando De la Rúa, a cargo de la presidencia entre diciembre de 1999 y diciembre de 2001.

Otra puede vincularse al inicio de la recesión desde los dos últimos años de la presidencia de Carlos Menem, que gobernó entre junio de 1989 y diciembre de 1999 en dos mandatos consecutivos, el primero de seis años y medio y el segundo de cuatro años producto de la reforma constitucional de 1994, la que fue obtenida por un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios, la UCR y el PJ, más conocido como Pacto entre Alfonsín y Menem.

Pero también puede analizarse estructuralmente y señalarse a la devaluación mexicana, en diciembre de 1994, como el inicio del fin del modelo, expresión de la política económica cuyo emblema principal es el régimen de convertibilidad y más precisamente el tipo de cambio que iguala un dólar con un peso y que rige desde abril de1991 y que fuera establecido por Domingo Cavallo desde el Ministerio de Economía, al que había accedido en febrero de ese año.

Asimismo, puede decirse que el modelo había comenzado con la dictadura genocida de 1976 y aún en la última etapa del gobierno constitucional previo, cuando en junio y julio de 1975 se inició un proceso de transformaciones económicas asociadas al terrorismo para policial y para militar que desembocaría en el terrorismo de Estado bajo el gobierno militar.

Es evidente que son todos momentos que permiten explicar la crisis de Argentina y es correcto remitirse a cada momento histórico para comprender el presente. Es más, quizá ahora se pueda pensar en el cierre de un ciclo histórico iniciado con el terror y sus secuelas de miedo en la población. ¿Qué me anima a razonar en ese sentido? Los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre pasados son demostrativos. El entonces presidente De la Rúa decretó el Estado de Sitio para contener la conflictividad social en ascenso y la respuesta fue el incremento de la protesta social, claramente sin conducción explicitada, ni contención política alternativa. La represión policial fue brutal y sin embargo los manifestantes no tuvieron miedo y ante cada carga de la caballería, de los gases lacrimógenos, de las balas de goma o de plomo, de los carros hidrantes y de la presencia de policías de civil que actuaban entre los manifestantes, la masa resistente acometía nuevamente en la disputa del espacio público. Son imágenes que no se veían desde antes de los años de plomo, donde los desaparecidos, detenidos, torturados y exiliados se contaron por miles. Si bien el saldo trágico fue de 31 muertos, 8 de ellos responsabilidad comprobada de la Policía Federal, el dato simbólico puede medirse en la inflexión de una sociedad atrapada en las mallas del miedo.

La pueblada de diciembre de 2001 puede ser el comienzo de un nuevo ciclo histórico a partir de la emergencia de un actor social, el pueblo, que hasta entonces aparecía sin vos en la disputa económica, social, política y cultural.

Se puede empezar desde más atrás, pero 1974/75 aparece como un momento adecuado para analizar el problema. Existen razones locales e internacionales para así considerarlo. Es un momento de convergencia de crisis capitalista, en tanto deterioro de la capacidad de acumulación de ganancias. El problema a escala global era el poder de los trabajadores acumulado tras años de luchas en la apropiación de la renta. Nunca se había sumado tanto poder para los trabajadores y ello se expresaba en la Argentina en el nivel de apropiación de la renta nacional, como en el establecimiento de una legislación protectoria del trabajo y en la capacidad para disputar la administración del ritmo laboral a la patronal.

Era una situación que anima a diversas prácticas sociales que restaban capacidad de acción y de valorización del capital más concentrado. Algo similar puede analizarse en el ámbito mundial, donde la caída de la tasa de ganancia a fines de los 60 derivó en la orientación al cambio de política económica que terminó siendo hegemónica en los años 90 y bajo la denominación del neoliberalismo.

Debe recordarse que los ensayos preliminares de políticas luego generalizadas se materializaron tempranamente en la dictadura militar de Chile en 1973 y en la Argentina de 1976. En ambos casos se siguieron con matices las recomendaciones del premio Nobel de Economía de 1976: el monetarista Milton Friedman. En la década siguiente, esas propuestas se irradiarían desde los países imperiales, particularmente desde Inglaterra y EEUU.

Pero volvamos a la Argentina. El poder popular en 1975 debía ser derrotado y así se instaló una lógica de reestructuración económica de la sociedad que se procesó finalmente con el terrorismo de Estado y la desarticulación de las formas de resistencia. Ese es el marco de una transformación económica de la sociedad Argentina, cuyos resultados pueden expresarse claramente con la evolución de algunos datos económicos y sociales, que comentamos en los Cuadros y Gráficos adjuntos.

Queda clara la distribución regresiva del ingreso, la fuerte concentración del mismo en los sectores más altos de la sociedad y al mismo tiempo la correlación existente entre el endeudamiento externo público que alcanza los 140.000 millones de dólares a diciembre de 2001 y la fuga de capitales estimada por el gobierno en 106.000 millones de dólares a la misma fecha y que según el equipo de economía de la FLACSO, esa cifra supera los 150.000 millones de dólares. Se puede decir que por cada dólar de deuda existe otro fugado o remitido al exterior. Se trata de una política de endeudamiento deliberado para favorecer un proceso privado de acumulación gigantesco de la riqueza.

Desde hace 25 años, en la Argentina existe una fabulosa transferencia de recursos desde los más empobrecidos para enriquecer a unos pocos. La crisis en la acumulación de ganancias desató una fuerte ofensiva por recuperar la capacidad de valorización del capital y eso sólo podía hacerse si se disciplinaba a la sociedad, particularmente a su parte más dinámica y organizada, el movimiento sindical y juvenil. La prohibición de la actividad sindical y política durante los años de la dictadura (1976/1983) fueron claves para instaurar el modelo de apertura de la economía con epicentro en el libre movimiento de capitales y la liberalización financiera, acompañados de una nueva función del Estado que luego culminaría en las privatizaciones generalizadas y la reinserción internacional del país, alejándose del Movimiento de Países no Alineados para potenciar relaciones subordinadas a la estrategia norteamericana.

El retorno a la vigencia de la Constitución Nacional en diciembre de 1983 generó expectativas de una vuelta a modelos de acumulación y distribución del ingreso del pasado. El Presidente surgido de las urnas entonces, Raúl Alfonsín había dicho en su campaña electoral que "con la democracia se come, se cura y se educa" y sin embargo, a cuatro años de su mandato se habían deteriorado los indicadores sociales y frustradas las esperanzas políticas de modificar el rumbo.

En lo económico se abandonó una primera etapa por desandar el rumbo económico de la dictadura. Fue durante la gestión de Bernardo Grinspun en el Ministerio de Economía hasta su reemplazo a comienzos de 1985 por Juan Sourrouille. Este, con un planteo heterodoxo que culminó en la ortodoxia, hizo que el radicalismo en el gobierno avalara las condiciones generales de apertura de la economía, la nueva función del Estado con los intentos de avanzar en las privatizaciones y de renegociación de la deuda en el marco preferido por los acreedores externos: los organismos financieros internacionales, con clara hegemonía del gobierno de EEUU. Pero también tenía expresión en la política y desde el resonante Juicio a las Juntas Militares realizado a los comienzos de la gestión presidencial, se terminó con las Leyes de impunidad, mediante el Punto Final y la Obediencia Debida que pretendía reducir la culpabilidad de la represión en unos pocos mandos militares.

La tarea la culminaría Menem con los Indultos a los genocidas en diciembre de 1989 y la profundización durante los 10 años y medio de su gestión de aquellos objetivos trazados en 1976 por el emblemático Ministro de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz. ¿Porqué el menemismo cumplió exitosamente un programa enunciado mucho tiempo atrás? Las razones son varias, pero el tema central devenía de su papel en la conducción del movimiento sindical argentino.

Hemos sostenido que la iniciativa del capital se orientó a restringir el poder de los trabajadores y por ello el golpe militar contra el gobierno peronista de 1973/76. El turno militar atemorizó a la población y creo las condiciones ideológicas para las transformaciones posteriores, pero la subsistente resistencia le impidió avanzar según sus proyectos. Claro que las propias ineficiencias del gobierno militar, trágicamente expresadas en la derrota en Malvinas (1982) los arrastraron a entregar el gobierno a las autoridades constitucionales surgidas del voto popular en 1983.

El nuevo gobierno quiso y no pudo. Sus fallidos intentos por modificar la correlación de fuerzas en el movimiento obrero y obtener una conducción favorable a la nueva hegemonía electoral fracasó. Sus intentos de privatización fueron resistidos por el movimiento sindical y la oposición política. El radicalismo no pudo finalizar el mandato y Alfonsín renunció seis meses antes, con un presidente electo que provenía del partido de oposición y con la consigna de impulsar una "revolución productiva" y un "salariazo" (gran aumento de sueldos). Solo un partido de fuerte arraigo entre los trabajadores y los más pobres podía disciplinar a la sociedad para culminar los objetivos del proyecto inicial del gran capital. Esa fue la tarea de la Administración Menem.

Bajo los gobiernos constitucionales de Alfonsín (1983/1989) y Menem (1989/1999) se produjo una reconversión de la economía, de la política y de la sociedad. En materia económica la apertura se potenció con eje en el endeudamiento externo y la fuga de capitales.

El libre movimiento de capitales permitió el ingreso masivo de inversiones, con destino a la compra de las empresas estatales (Cuadro 4 y Gráfico IV) y de los activos de empresarios locales, produciendo una importante extranjerización de la economía local y favoreciendo una transnacionalización del capital más concentrado del país. La economía potenció su dependencia externa, ahora subordinada al ingreso de capitales externos que también engrosaban la elevada deuda externa y provocaban una extranjerización de la banca, particularmente luego de la crisis mexicana y las posteriores explotadas en Asia, Rusia y Brasil para continuarse desde hace tiempo en la Argentina.

Lo sucedido en la Argentina responde a las condiciones imperantes en el sistema mundo del capitalismo, claro que también expresado por las singularidades del bloque político y social en el poder local. La apertura de la cuenta de capitales fue una orientación de política económica impulsada por la "corriente principal" de economistas en las esferas gubernamentales y en el mundo académico, proceso que se materializó en forma extendida en los 90. La causa remite a la posibilidad de extender la circulación del capital en Europa del Este y en todos los territorios del mundo a partir del clima de época impuesto en los 90.

Como hemos señalado, Argentina fue uno de los mejores alumnos de esa corriente y tempranamente, en el 76, el país derogó todas las disposiciones que ponían obstáculos al libre movimiento de capitales. En ese sentido operaron la legislación en materia de inversiones externas y de entidades financieras, ambas vigentes hasta nuestros días. (9)

Es interesante observar el comportamiento de los flujos de inversión extranjera directa en la década del 90 a escala global (10) (Cuadro 6 y 7). Los Países en desarrollo (PED) recibían el 24.6% promedio entre 1988/93 y el resto, es decir, el 75.4% lo ingresaban los países desarrollados (PD).

Las proporciones viraron y los PED acusaron ingresos por el 41.2% (94); 34.1% (95); 39.5% (96); 39.1% (97); 27.1% (98); y volvió a estar por debajo del promedio al inicio de la década en 20.7% (99) y 18.9% (00).

Esto demuestra que los PED tuvieron un ciclo favorable de ingresos financieros entre 1994 y 1997, momento en que estalló la crisis asiática. Los países asiáticos fueron los principales receptores entre los PED, salvo en 1999, luego de la crisis, que es el único año en que América Latina es mayor receptor.

Si se analiza el tema hacia adentro del MERCOSUR, se puede observar que Argentina es el principal receptor de IED en el promedio 88/93 con un 57.9% contra el 39.2% de Brasil, los dos principales beneficiarios del flujo inversor. La situación se mantiene hasta 1995 donde las cifras son prácticamente equivalentes, con 49.2% para Argentina y 48.1% para Brasil. Luego y hasta el 2000 la ecuación se revierte y en ese último registro Brasil recepta el 74.5% contra el 24.9 de Argentina.

La explicación desde la Argentina es que lo principal de las privatizaciones ocurrieron entre 1992 y 1995, tal como puede observarse en el Gráfico IV y Cuadro 5.

Volviendo al relato histórico, señalamos que en materia de inserción internacional, la gestión de Alfonsín inicia el proceso de integración con Brasil que culminaría durante el gobierno de Menem con el MERCOSUR, hasta ahora un ámbito de realización de negocios entre los sectores económicos más concentrados de los países que lo suscriben (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay como miembros plenos, luego se asociaron con formas especiales Bolivia y Chile). Sin perjuicio del crecimiento del comercio internacional intrazona en el MERCOSUR, los posicionamientos políticos diferenciados en materia de integración y particularmente la relación subordinada del gobierno argentino a la política norteamericana, tanto con Menem y De la Rúa, aleja la potencialidad de una integración regional y pone en crisis un proyecto viable de articulación económica desde el sur del continente americano y que pueda disputar con la política de Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que sostiene desde la Organización de Estados Americanos (OEA) el gobierno de EEUU.

Debe recordarse que en los últimos tiempos de la administración Menem, el planteo de superación de la crisis argentina era la dolarización, posición asumida también desde el BCRA. Otros sectores del poder económico bregaban por la salida de la crisis con devaluación de la moneda. Con la crisis política que terminó el gobierno de De la Rúa, la opción segunda fue la que triunfó. Lo real es que tanto Menem como De la Rúa sostuvieron la convertibilidad que era un camino hacia la dolarización, y que de ese modo alejaba a la Argentina del rumbo asumido por las autoridades brasileñas y el emprendimiento conjunto del MERCOSUR, que incluía la posibilidad de convergencias macroeconómicas y el establecimiento de una moneda común. [11]

3.5 Auge y caída de Cavallo y la Convertibilidad

Esos cambios económicos, tanto la apertura, como las nuevas funciones del Estado y la inserción internacional fueron modificando el mapa social. El fenómeno del desempleo se generalizó y la precariedad en el empleo creció a niveles alarmantes desconocidos para la sociedad argentina. Se expresa hoy en una estimación de 35% de desempleo y subempleo y un 40% de la fuerza de trabajo no regularizada. La caída de los salarios y la presión de la precariedad y la informalidad alimentó el miedo paralizante en que se continuó asentando la ofensiva del capital. Primero había sido el terror de Estado, luego la hiper inflación y ahora, el elemento paralizador de la resistencia pasaba a ocuparlo el hiper desempleo.

El resultado general de este conjunto de fenómenos fue la pérdida de afiliados a los sindicatos, potenciado por la deslegitimación que sufrían estas organizaciones, mayoritariamente funcionales a la ofensiva del capital y el gobierno.

Pero también debe señalarse que un dato estructural a considerar fue el cambio de función de los principales partidos políticos. Tanto la UCR y el PJ habían cumplido el papel de representantes políticos de sectores populares hasta sus funciones gubernamentales en el periodo que comentamos. Ahora, en sus administraciones, expresaban una asociación al bloque de clases en el poder que los alejaba de su base social tradicional, las llamadas "clases medias" con los radicales y los sectores populares con el peronismo.

Un ejemplo paradigmático de lo que sostengo se concentra en la presencia de Domingo Cavallo como Ministro de Economía en el gobierno de Menem (1991/1995) y con De la Rúa (marzo a diciembre de 2001), pero también con la dictadura militar (1982) en su carácter de Presidente del Banco Central de la República Argentina. En su paso por el gobierno militar será recordado por la estatización de la deuda privada a través de los mecanismos de seguro de cambio. Un gran negocio para los endeudados sectores privados del capital local y una estrategia que descargó sobre las cuentas fiscales del Estado el pago de los intereses de la deuda externa y subordinó la política económica a las demandas de los acreedores externos en cada momento de renegociación del capital e intereses atrasados.

Fue Cavallo, 10 años después el que incorporó a la Argentina al Plan Brady (1992) para reiniciar los pagos de una deuda externa que el gobierno radical había dejado de pagar. Una década después, con De la Rúa se planteó nuevamente la reestructuración de la deuda externa y su intento se materializó en varias etapas. La primera en mayo de 2001 donde reestructuró unos 30.000 millones de dólares al usurario 15% de interés, muy lejos de los valores internacionales vigentes a ese momento, particularmente con la Reserva Federal de EEUU, siguiendo una política de baja de la tasa, por once veces durante el año hasta reducirla al 2% en noviembre de 2001.

A comienzos de diciembre, el gobierno había reprogramado la deuda externa en títulos en manos de residentes locales y por 55.000 millones de dólares a una tasa del 7%, es decir, más de tres veces a la vigente en EEUU y se disponía a renegociar los títulos de no residentes por 40.000 millones de dólares cuando sobrevino su renuncia.

El dato es la asociación entre las clases dominantes y los partidos tradicionales, mediados por una intelectualidad permeada por los honorarios de fundaciones e instituciones académicas sostenidas por el capital local y extranjero.

Cavallo es expresión de ese proceso desde la creación de la Fundación Mediterránea en tiempos militares, sostenida por capitales concentrados de grupos locales y que fuera un foco de formación del equipo de gobierno que luego coordinaría bajo gobiernos constitucionales. Otras Fundaciones contribuyeron también con sus intelectuales y se destacan el CEMA liderado por los ex funcionarios de Menem, como por ejemplo Roque Fernández (Ministro de Economía que sucedió a Cavallo entre 1996 y 1999 y que presidiera el BCRA hasta hacerse cargo del ministerio) y Pedro Pou (sucesor de Roque Fernández en el BCRA y que continuó en su cargo en la Administración De la Rúa hasta su destitución antes de la crisis reciente). Otra entidad es FIEL, liderada por Ricardo López Murphy, efímero Ministro de Economía durante tres semanas en marzo de 2001 y que fuera volteado por una movilización popular centrada en la comunidad educativa ante el brutal ajuste fiscal sugerido con epicentro en el recorte del gasto en educación pública, especialmente universitaria.

En rigor, no sólo es una cuestión de intelectuales, sino de política. La Argentina nunca consolidó en su historia un partido fuerte de la derecha. Esta siempre se expresó con los golpes militares producidos entre 1930 y 1976. La derecha política estaba condenada a la marginación y su representante más notorio era el Capitán ingeniero Alvaro Alzogaray, quién nunca obtuvo consenso social para su proyecto político más allá de algún cargo legislativo. Pero el PJ asoció su proyecto al de la derecha tradicional en una maniobra de alianza entre los más pobres y la derecha clásica. Al mismo tiempo, Cavallo había accedido a un cargo de Diputado en las listas del PJ en 1987 e iniciado una carrera política que lo llevaría a disputar la presidencia del país en 1999, obteniendo el tercer lugar y un 11% de los votos; los votos de su partido permitieron que el ex vicepresidente de Menem Carlos Ruckauf ganara las elecciones a gobernador de la principal provincia argentina, Buenos Aires, en 1999, cargo al que renunció al asumir Duhalde para asumir como canciller.

Cavallo no es solo un técnico, tal como lo presentaba Menem para incordiarlo. Es un político que trataba de recrear un proyecto de derecha con consenso popular y de ahí su alianza con el peronismo. Su jugada reciente de presentarse como el "salvador" de la Argentina y sumarse al gobierno radical de De la Rúa lo llevó quizá al fin de su carrera política, aunque en política no hay muertes anticipadas. La jugada era recrear el consenso perdido en la política económica. Recordemos que esta se asociaba con la convertibilidad, que había abatido la hiper inflación y generado la estabilización, la que aún es valorada por muchos argentinos. La vuelta al Ministerio de economía en marzo de 2001 tenía la pretensión de acumular para un proyecto presidencial en el 2003 ó en el 2007. Se proponía disputar el consenso social que el menemismo había perdido en 1999, o mejor aún, desde los piquetes de1997 y que la Alianza triunfante en 1999 no podía recuperar, pese a la heterodoxia enunciada por el primer Ministro de Economía José Luis Machinea y que el fugaz Ministro de Economía Ricardo López Murphy quemó en pocas horas. Pero ya era tarde y no alcanzaba con su presencia en el gobierno. La situación local e internacional había cambiado.

 

4. Construcción de alternativa.

Sin dudas hubo una derrota popular en 1975/76 y se expresó como fragmentación de diversos sectores sociales y proyectos políticos que disputaron hegemonía durante los años 70. Una hipótesis que sobrevuela nuestra reflexión es el fin de ese ciclo con las protestas recientes que desembocaron en el derrumbe del remanente gobierno de la Alianza.

La renuncia de Alfonsín en 1989 presentaba un partido de oposición que había legitimado un liderazgo en elecciones constitucionales y que estaba dispuesto a asumir los destinos del gobierno del país ante el descrédito de los radicales renunciantes. Lo principal de los sectores populares y los trabajadores estaban esperanzados en esa administración justicialista y los militares continuaban desacreditados.

El retiro de De la Rúa se produce cuando aún no está cerrada la crisis interna por la sucesión de liderazgo en el PJ luego de la experiencia Menem, con los militares imposibilitados de incidir en el plano político y cuando los partidos del gobierno electo en 1999 han sufrido múltiples disensos y fraccionamientos. La izquierda por su parte, es en los últimos años que ha empezado a ser visible, logrando recién 3 diputados nacionales sobre 256 en las elecciones de octubre de 2001 y aún está lejos de encarnar una alternativa electoral, aunque viene de un crecimiento importante. Por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires logró en conjunto (seis listas) el 25 %, e importantes cifras en el Gran Buenos Aires y otros distritos. Ultimas encuestas los ubican en buena perfomance electoral y constituye un interrogante en materia la potencialidad electoral en el marco de la crisis política a fines de abril de 2002.

Es por ello que la renuncia del gobierno en diciembre de 2001 cierra un ciclo signado por la ofensiva del capital, las armas y la derecha y abre la posibilidad de una contraofensiva donde el sujeto pueblo puede articular un proyecto alternativo.

La reconstrucción de ese proyecto tiene su historia en la dinámica social de la resistencia a la dictadura militar y a los turnos constitucionales que se sucedieron. Es un proceso donde se mantuvieron viejas organizaciones y emergieron otras de nuevo carácter. Es el caso de las organizaciones de derechos humanos, en el movimiento obrero y en los sectores medios. Todos protagonistas de una confrontación al gobierno militar que tuvo sus puntos más reconocidos en las luchas de las Madres de Plaza de Mayo y la protesta sindical del 30 de marzo de 1982 a los fines del gobierno militar. Son los mismos protagonistas de la resistencia a la remodelación sistémica en los 80, contra las privatizaciones y el pago de la deuda externa, como contra las leyes de impunidad de Alfonsín y Menem en esos años.

El punto más alto de la lucha popular se dio en la revuelta iniciada el 19 y 20 de diciembre, que produjo un cambio que marcando que derrocó al gobierno recientemente y abre la posibilidad de potenciar a las organizaciones sociales alternativas surgidas en los 90 y la posibilidad de articular con la izquierda política en crecimiento en las últimas elecciones para avanzar en la construcción de alternativa política que pueda disputar el consenso social y político para una Argentina que pueda superar la actual crisis cambiaria, monetaria, fiscal, productiva y social, con satisfacción de necesidades insatisfechas de la mayoría de la población.

 

IV. Crisis de la Argentina en el sistema mundial

Nos hemos detenido largamente en la Argentina para intentar comprender más profundamente su crisis, pero queremos insistir que los sucesos de la Argentina no están al margen de la reestructuración capitalista del sistema mundial a partir de la crisis de finales de los 60 y que actúa integralmente en la recuperación de la tasa de ganancias de los capitales más concentrados.

Es un fenómeno desarrollado mediante una ofensiva que tiene como impulsores al Estado en su nueva función de promotor de la iniciativa privada, abandonando o limitando la etapa del Estado de bienestar, populista o desarrollista, y a la propia competencia mercantil de las corporaciones transnacionales en todas las esferas del ciclo económico del capital (ciclo del capital dinero; ciclo del capital productivo y ciclo del capital mercancía).

Es la política económica aplicada en la Argentina en el último cuarto de siglo el causante de la actual crisis y del modo particular de desarrollo capitalista. Tiene molde común a las políticas ejecutadas en toda la región y se inspiran en el patrón definido en los comienzos del 90 por el Consenso de Washington.

La especificidad local resultante del genocidio militar no invalida tesis de identificación de algunos procesos y tendencias similares en la economía mundo, derivadas de la influencia de la corriente principal en política económica ("libertad de mercado") y que se expresan en la ofensiva norteamericana para instalar el ALCA en el 2005. Al tiempo que afirmar la preeminencia del dólar en la región, y en la medida de lo posible con procesos dolarizadores, en el camino del Ecuador o incluso de la convertibilidad argentina finiquitada a comienzos del 2002.

¿Finiquitada? La flotación libre del dólar hasta las últimas consecuencias impulsada por el FMI puede derivar en una escalada del tipo de cambio, que ya acumula una fuerte desvalorización de la moneda local, el peso, que a fines de abril cotizaba a $3,30 por dólar. Más allá del impacto en los precios relativos, la crisis inflacionaria desatada puede desembocar en una nueva convertibilidad de la moneda, con nueva paridad, o directamente el establecimiento unilateral del dólar en una elevada paridad.

Pueden leerse las propuestas de dolarización inmediata que sustentan Steve H. Hanke y Kurt Schuler en www.elcato.org para evidenciar como desde EEUU, economistas vinculados al Congreso y al partido conservador en el gobierno bajo la administración de George W. Bush, empujan los argumentos que recogen luego los impulsores y ejecutores de las políticos made in USA. En la Argentina el ex presidente Carlos Menem y el equipo del CEMA que reúne a ex funcionarios de economía y del BCRA.

Se puede sostener que esa no es la voz oficial norteamericana y tendrían razón. Pero ¿cuál es la voz de EEUU en la reconfiguración del orden económico global? Puede leerse cotidianamente en la prensa escrita las declaraciones de George Bush, Paul O´Neil o John Taylor, entre otros funcionarios del gobierno de EEUU para reconocer que la política norteamericana impulsada en las relaciones bilaterales con la Argentina, en los encuentros multilaterales, como en los organismos financieros, particularmente en el FMI es que la Argentina resuelva la sustentabilidad de su programa económico. Solo desde esa hipótesis será reconocida como sujeto de financiamiento externo por parte de la comunidad internacional, de los organismos, los gobiernos y el mercado financiero privado.

En ese espíritu negocia el gobierno argentino con el FMI y la administración Bush. El resultado es el deterioro de todos los indicadores de la crisis integral que en diciembre motivó la renuncia del gobierno argentino.

Mientras tanto, la experiencia de la resistencia popular sigue su curso sin terminar de articular un proyecto alternativo. El desorden continúa, tanto en el bloque de clases sociales en el poder, como entre los que intentan otros caminos, que empecinadamente defino socialista.

 

 

Cuadro 1 – Cambios en el PBI de EEUU

Fuente: Departamento de Comercio, EEUU www.bea.gov.

1º trim. 00

2º trim. 00

3º trim. 00

4º trim. 00

1º trim. 01

2º trim. 01

3º trim. 01

4º trim. 01

2.3

5.7

1.3

1.9

1.3

0.3

-1.3

1.7

Cuadro 2 – Personas según Escala de Ingreso Total Individual – Total 25 aglomerados urbanos

Fuente: INDEC. EPH

 

ingreso medio del estrato

 

 

 

 

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

prom

10/1

10+9/1+2

may-94

118

184

259

320

393

480

581

744

1.002

2.242

632

19,0

10,7

oct-94

122

189

266

323

396

479

580

742

1.003

2.178

628

17,9

10,2

may-95

111

184

250

311

384

462

556

707

953

2.096

601

18,9

10,4

abr-96

105

174

232

300

373

440

540

676

922

2.065

583

19,7

10,7

oct-96

100

172

231

299

374

442

542

680

935

2.077

585

20,8

11,1

may-97

98

174

232

299

373

441

544

686

942

2.163

595

22,2

11,4

oct-97

99

177

237

306

381

458

558

710

956

2.120

600

21,5

11,2

may-98

100

183

247

312

386

468

566

730

999

2.286

628

22,8

11,6

may-99

93

180

235

304

380

448

551

707

967

2.191

606

23,5

11,6

oct-99

93

178

229

299

374

444

544

690

950

2.095

590

22,6

11,2

may-00

86

172

222

291

357

424

527

667

917

2.083

575

24,2

11,6

oct-00

82

167

221

291

361

428

534

677

938

2.086

579

25,6

12,2

 

 

Cuadro 3 – Hogares bajo la línea de pobreza

Fuente: INDEC – EPH

 

%

oct-92

13,6

oct-93

13,1

oct-94

14,2

oct-95

18,2

oct-96

20,1

oct-97

19,0

may-99

36,1

may-01

41

 

 

 

  

Gráfico IV. Fuente: Jorge Schwarzer, Suplemento CASH, Página 12.

Cuadro 5 – PRIVATIZACIONES SEGÚN RUBROS (Fuente: Ministerio de Economía)

 

Extranjera

Nacional

Sin determinar

TOTAL

monto

%

Energía eléctrica

3.698

1384

0

5.082

28.00

Petróleo y gas

2.905

1924

0

4.829

26.60

Comunicaciones

1.080

471

2.057

3.608

19.90

Gas (transporte y distribución)

1.542

919

0

2.461

13.50

Transporte

505

306

0

811

4.40

Petroquómica

298

153

0

451

2.40

Bancos y servicios financieros

218

50

0

268

1.50

Industrias básicas de hierro y acero

17

157

0

174

1.00

Agua y saneamiento

106

27

0

133

0.70

Derivados de petróleo y gas

0

116

0

116

0.60

Oleoductos, gasoductos y poliductos

0

77

0

77

0.40

Construcción

4

50

0

54

0.30

Celulosa y papel

43

8

0

51

0.30

Electrónicos y electrodomésticos

4

11

0

15

0.10

Hoteles y restaurantes

7

6

0

13

0.10

Otras industrias manufactureras

0

11

0

11

0.10

Alimentos y Bebidas

10

0

0

10

0.10

Seguros

4

1

0

5

0.00

Químicos

0

5

0

5

0.00

Agricultura, ganadería y pesca

0

2

0

2

0.00

TOTAL

10.438

5.678

2.057

18.173

100.00

      
      
      

 

  

 

 

Cuadro 6 – MERCOSUR: Flujos de inversion extranjera directa – 1994/2000 (%)

Fuente: INTAL

 

1988/93

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

Argentina

57,9

55,8

49,2

39,2

32,4

20,1

43,3

24,9

Brasil

39,2

39,7

48,1

59,2

66,4

78,6

56,2

74,5

Paraguay

1,6

2,1

1,3

0,8

0,8

0,9

0,1

0,2

Uruguay

1,3

2,4

1,4

0,8

0,4

0,4

0,4

0,4

MERCOSUR

100

100

100

100

100

100

100

100

Mercosur/AL

29,8

21,0

34,5

34,1

38,7

43,7

50,7

52,1

Cuadro 7 – Mundo: Flujos de inversion extranjera directa – 1994/2000 (u$s)

Fuente: INTAL

1988/93

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

Mundo

191

257

331

385

478

693

1.075

1.271

PEDs

47

106

113

152

187

188

222

240

A. Latina y Caribe

13

31

33

52

73

83

110

86

MERCOSUR

3,9

6,5

11,4

17,7

28,3

36,3

55,8

44,8

Argentina

2,3

3,6

5,6

6,9

9,2

7,3

24,1

11,2

Brasil

1,5

2,6

5,5

10,5

18,8

48,5

31,4

33,4

 

 

Notas

  1. Para una lectura del proceso histórico de constitución del fenómeno puede leerse el artículo de mi autoría "Resistencia internacional a la globalización neoliberal", publicado en el Suplemento de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, editado por Página 12 el Viernes 20 de Julio de 2001. También puede acudirse a "La Batalla de Génova", editado por Miguel Riera Montesinos, El Viejo Topo, España, 2001.
  2. Hay que dar cuenta sin embargo del debate suscitado en torno de la hegemonía mundial. Por un lado, la tesis sustentada por Michael Hardt y Toni Negri con el libro "Imperio", coloca la discusión más allá de la dominación norteamericana y sostiene la emergencia de una nueva categoría, Imperio, superadora de la anterior, Imperialismo, sujetada a la dominación de uno o varios Estados nacionales. Atilio Borón, entre otros, ha polemizado con la tesis de estos autores, mediante la publicación de un texto editado por CLACSO, bajo el título Imperio & Imperialismo, con abundantes datos que ratifican el poderío del Estado norteamericano. Por otro lado, y en torno al debate de las hegemonías, en el marco de un Seminario organizado por la Red de Economía Global en Río de Janeiro, Brasil, asistí a un debate con las tesis promovidas por Giovanni Arrighi y Beverly J. Silver, las que se difunden en "Caos y orden en el sistema-mundo moderno", de Ediciones AKAL, España, 2001, donde sostienen una línea argumental de continuidad con la investigación "Hegemonía y rivalidad en el sistema-mundo: tendencias y consecuencias previstas de los realineamientos geopolíticos, 1500-2025", investigación coordinada por Terence K. Hopkins e Immanuel Wallerstein publicada bajo libro en 1996, la que concentró el análisis en el periodo posterior a 1945. Arrighi y Silver comparan "el actual periodo de inestabilidad global con los dos anteriores (y análogos, como argumentaremos): la transición de la hegemonía holandesa a la británica en el siglo XVIII y la de esta última a la estadounidense a finales del siglo XIX y comienzos del XX". La sugerencia es el fin de la hegemonía norteamericana y el tránsito a otra. Como parte del debate sobre la evolución de la economía mundial se formó un Grupo de Trabajo en CLACSO, inicialmente (1999) denominado como de Economía Internacional, que integré junto a Emir Sader (coordinador), Ana Esther Ceceña, Orlando Caputo y otros. En noviembre de 2001 pasó a denominarse Hegemonía y emancipaciones, "en virtud de la resignificación epistemológica explícita del enfoque adoptado y del carácter transdiciplinario de sus análisis." Así se menciona en "La Guerra Infinita. Hegemonía y Terror Mundial", Editado por CLACSO en Enero de 2002 y coordinado por Ceceña y Sader, donde se sostiene que "La hegemonía de Estados Unidos, construida sobre la base de un sistema integrado de relaciones militares, económicas, políticas y culturales (Ceceña 2002), es de tal envergadura que no es posible concebir ni entender la dinámica mundial en este momento sin considerar esta hegemonía como punto de inicio del análisis. Sin esto, y particularmente cuando esta hegemonía adopta una tónica abiertamente político militar, cualquier intento de comprensión del mundo contemporáneo corre el grave riesgo de volverse parcial, de pasar al lado de lo esencial y, sobre todo, de tornarse un saber inócuo. (Sader, 2002)". Queda claro que se trata de un debate complejo y que involucra a investigadores de una larga trayectoria académica, todos identificados a la izquierda. En este texto sustentamos que la hegemonía norteamericana define el curso de la dominación capitalista en la actualidad.
  3. Muchos de los argumentos que siguen fueron recientemente publicados en la Revista española El Viejo Topo nº 162, de febrero 2002 y en la colección de libros editados por el Grupo de Trabajo de CLACSO: "El Ajuste Estructural en América Latina. Costos Sociales y Alternativas", 1999; el citado sobre "Hegemonía…", 2002. También en el volumen por mi compilado y editado por CLACSO y ATTAC-Argentina: "Globalización e Impacto en América Latina", 2002. Existen otros artículos publicados sobre el tema por Periferias, Revista de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP).
  4. Antonio Negri. Fin de Siglo, Editorial Paidós, España, 1990.
  5. Diario La Nación de Argentina el 23 de abril de 2002 (tomada del The New York Times) titulada "El error de los Estados Unidos".
  6. Departamento de Comercio de EEUU. www.bea.gov
  7. Datos tomados de elaboraciones de La Nación y Clarín del 9/4/02 sobre la base de un estudio de la consultora privada Sociedad de Estudios Laborales.
  8. Los presidentes fueron Ramón Puerta por 48hs., Adolfo Rodríguez Saa por 6 días, Eduardo Caamaño por 24 hs. y finalmente Eduardo Duhalde desde el 1 de enero de 2002 y con mandato hasta diciembre de 2003.
  9. Ampliación sobre el tema puede encontrarse en Julio C. Gambina y otros, "Vulnerabilidad externa y dependencia de la economía argentina", publicado en La Globalización Económico-Financiera. Su Impacto en América Latina, Julio C. Gambina compilador. CLACSO, Enero de 2002.
  10. Juan José Taccone y Uziel Nogueira (editores), Informe MERCOSUR periodo 2000-2001, Departamento de Integración y Programas Regionales, Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe – INTAL, Informe MERCOSUR, Año 6 – Número 7.
  11. Para abundar en el tema dolarización en Argentina y conocer las fuentes de origen norteamericano que alimentan a los dolarizadotes locales, se puede acudir al reciente artículo de Kart Schuler, "Fixing Argentina", que podría traducirse como Reestructurando Argentina. Es de comienzos de Abril 2002 y puede leerse en www.elcato.org/crisisargentina

Julio Gambina

Partes: 1, 2
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