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Década dorada, economía e inversiones españolas 1990-2000 (página 2)


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  • 10. Desafíos para la industrialización

En la industria se alberga la fuerza que más dinamismo le imprime al desarrollo económico. Todas las naciones que gozan de un alto nivel de desarrollo han pertenecido al mundo industrializado. Y por el contrario, los países sin industria, o con una actividad fabril insuficiente, sufren las penurias que son el rasgo común de las regiones subdesarrolladas.

En los tiempos actuales, la industrialización es, para los países avanzados, un reto más que superado. El estudio de la industrialización ha dejado de ser una preocupación corriente para convertirse en una ocupación de los historiadores de la economía. Aunque, para los países en desarrollo, a pesar de la gran contracción de la industria, la industrialización sigue estando a la orden del día en los países más pobres. Los economistas, incluso, han rescatado el concepto de industrialización para subrayar en qué consiste salir de la pobreza.

En la última década, y atendiendo a los datos recopilados por las Naciones Unidas y ampliamente reproducidos por el Banco Mundial, el valor añadido de la industria manufacturera sólo gana importancia en el PIB.

Panorama de la economía latinoamericana

  • 1. Fondo Monetario Internacional

Esta austeridad fiscal, junto al favorable contexto económico internacional, posibilitaron una rebaja de déficit fiscal al situarlo en el 2,4% del PIB, frente al 3% del año anterior.

Casi todos los países flexibilizaron sus políticas monetarias para lograr una más rápida reactivación económica, reduciendo sus déficits fiscales, aunque encontraron un escollo en el aumento de los precios del petróleo, los países no productores influyendo de esta manera en el crecimiento de la inflación.

GRÁFICO. EVOLUCIÓN RECIENTE Y PROYECCIONES DEL PIB

Y DE LA INFLACIÓN EN AMÉRICA LATINA

edu.red

El crecimiento económico durante el año 2000 y su continuación proyectada hacia el 2001 presentaban variaciones sustanciales entre los países. La Tabla VII muestra, por ejemplo, que las tasas de crecimiento en 1999 variaron del positivo 8,3% en la República Dominicana al negativo 7,3% en Ecuador. De la misma forma, las tasas varían para el 2000, y la expectativa es que de los 11 países incluidos en la lista hayan tenido un desempeño económico mejor durante el 2000 que el registrado en 1999.

A pesar de las perspectivas positivas, existen riesgos de corto y mediano plazo que, si se concretan, podrían afectar negativamente la capacidad de recuperación y crecimiento de las economías de América Latina.

Por ejemplo, los países en su mayoría son importadores de petróleo y sus economías se verán afectadas si el precio del petróleo aumenta nuevamente (como ha sido la tónica durante el 2000) y se mantiene por mucho tiempo más. Otro riesgo, que tiene sin embargo menos probabilidades de hacerse realidad, sería el de una caída acentuada de las tasas actuales de crecimiento de la economía de Estados Unidos, lo cual traería como consecuencia una retracción del crecimiento de las exportaciones de la región hacia ese país (probablemente México puede ser el país más afectado). También una nueva perturbación financiera externa, podría afectar la reanudación del crecimiento, habida cuenta de que se precisarían nuevos ajustes de corto plazo.

Las perspectivas económicas del Banco Mundial, analizadas en su informe

«Global Economic Prospects 2001», pronostican un decenio de crecimiento moderado y sostenido en el contexto económico internacional, con un incremento previsto del 4,1% del PIB en el año 2001 y un potencial para duplicar el crecimiento per cápita de la pasada década, gracias a la estabilización de los mercados financieros internacionales y al florecimiento del comercio mundial. Para América Latina, el pronóstico de crecimiento del PIB es del 4,1% en el año 2001 y del 4,3% en el 2002, mientras que el crecimiento per cápita en los próximos diez años se estima entre el 3 y 3,3%, el doble del experimentado en la pasada década.

Se ha experimentado una mejora sostenida de indicadores macroeconómicos tales como inflación, desempleo, capital humano, flujos de inversión y tasas de cambio. La inflación declinó del 24% al 6% en promedio durante la última década, a excepción de Ecuador. El desempleo cayó y los salarios reales aumentaron en Brasil, Chile y México, en comparación con las tasas promedio de 1999, pero el desempleo sigue siendo alto en Argentina y Colombia.

En cuanto a la inversión real experimentó un incremento del 2%, sustentado en sólidos flujos de inversión extranjera directa, los cuales subieron del 1% a casi el 4%, mientras que la apertura e integración hicieron que el flujo comercial se duplicara en los últimos diez años.

Es probable que el acceso a Internet por habitante siga siendo limitado, especialmente en los países más pobres. Quizá las empresas de los países en desarrollo aumenten notablemente el uso de Internet, pero en los países más pobres la competitividad podrá verse perjudicada por la falta tanto del capital humano como de los servicios complementarios, necesarios para una eficaz participación en el comercio electrónico.

  • 3. Comisión Económica para América Latina y el Caribe

La situación económica adversa por la que atravesaba la región desde finales de 1997 no se ha disipado totalmente, puesto que para la mayoría de los países persisten las restricciones de financiamiento externo.

Los países exportadores de petróleo se han visto favorecidos por la notable alza de los precios en el mercado internacional, mientras que los no exportadores debieron afrontar un deterioro en la relación de intercambio, lo que dificultó la reactivación.

En este sentido, es muy interesante analizar el impacto que esta desaceleración económica ha tenido sobre toda la región de América Latina. Puesto que EE.UU. constituye el mayor mercado de exportación, el impacto comercial ha sido considerable. No hay que olvidar tampoco que sus flujos de inversión extranjera directa se vieron mermados por el deterioro de la rentabilidad empresarial.

Esta desaceleración aportan sin embargo efectos positivos: una relajación de la política monetaria es buena para las economías de la zona y, como consecuencia, implica un aumento de liquidez en los mercados internacionales que reducirá el coste de la financiación exterior. El país más afectado por el «aterrizaje suave» estadounidense es México, si bien su economía continuó creciendo por encima de la media en la zona tras el 2000.

  • 4. Evolución económica en América Latina

América Latina se enfrentó durante el 2001 a un escenario externo más adverso que el percibido a finales del 2000. Debido a condiciones externas mucho menos favorables que las previstas originalmente y a situaciones internas adversas (problemas de abastecimiento de energía eléctrica en Brasil, demandas internas débiles y problemas políticos en otros países como Argentina para finalmente situarse en un 0,5%62) siendo probable que el año 2001 resulte decepcionante para América Latina. Se esperaba para 2001 una expansión del PIB del 2%, tras las diversas revisiones a la baja realizada lo que supone la mitad del crecimiento logrado en el año 2000.

A continuación, analizaremos los puntos más sensibles y que inciden negativamente sobre el desenvolvimiento económico en toda la región.

  • A. EFECTOS DE COMERCIO

La expansión del comercio se ha reducido casi a la mitad con respecto al 2000. El crecimiento de las importaciones pasaría del 13,5% al 7% y el de las exportaciones del 9% al 5% (observándose durante el primer semestre una contracción más en las exportaciones). Para América Latina en su conjunto, el mercado norteamericano representa más de la mitad de sus exportaciones (cifras muy influidas por el comercio de México, origen de la mitad de las exportaciones latinoamericanas) y la desaceleración norteamericana ya comienza a dejarse notar: las proyecciones para el comercio de aquella zona muestran un fuerte descenso respecto a las tasas de 2000 (las exportaciones de bienes crecieron en torno al 5,5% frente a casi 20% del año anterior, mientras que las importaciones lo harán en torno al 7,5% comparando con el 16,4% del año 2000). Incide en estas menores tasas la fuerte disminución del volumen de las exportaciones manufactureras de México, Centroamérica y República Dominicana hacia Estados Unidos. También afecta considerablemente el menor valor de las exportaciones petroleras de la región, que repercutirá en varios países del Grupo Andino, México y Argentina. Igualmente, los países de la Comunidad Andina y Chile deberían verse afectados por el menor precio de los minerales.

  • B. EFECTOS SOBRE EL FINANCIAMIENTO

A comienzos del año 2001 se pensaba, a raíz del plan de financiamiento multilateral aprobado para Argentina y las reducciones de las tasas de interés en los Estados Unidos, que el déficit de la cuenta corriente previsto para la región en 2001 se podría financiar con capitales autónomos. Los dos primeros meses mostraban una continuación de la tendencia de leve recuperación de las reservas internacionales de la región, que alcanzaron 164.000 millones de dólares (el nivel más alto registrado desde la declaración de la moratoria rusa). En el año 2000, entraron en la región 52.000 millones de dólares en términos netos, cifra superior a la de 1999, aunque por debajo de las registradas en años anteriores. Excluidas las inversiones extranjeras directas (IED), las cuales ascendieron a 57.000 millones de dólares, las entradas fueron negativas. En 2001 se registró una contracción de las inversiones extranjeras directas, al igual que sucedió el año anterior.

  • C. DESEMPEÑO ECONÓMICO INTERNO

Después de la satisfactoria recuperación de las economías de América Latina en el año 2000, la expansión del nivel de actividad se redujo en el 2001. El producto del conjunto de la región preveía un incremento del 2%, para situarse el PIB por habitante en un 0,5% en particular destaca el desempeño adverso de las mayores economías de la región.

La tasa de crecimiento de México, que alcanzó el 7% en el 2000, se reduciría a una tercera parte debido al fin del ciclo expansivo estadounidense, al que destina la mayor parte de sus exportaciones.

Los países que presentaron las mejores perspectivas de crecimiento en el año 2001 son la República Dominicana, Ecuador (que afianzaría su proceso de recuperación iniciado en el año 2000 con la dolarización de la economía), y Venezuela, mientras que los países de Centroamérica mostrarán crecimientos inferiores a los generados en los últimos años.

La expansión de la inversión bruta total en el año 2000 no se ha podido repetir en el 2001. La importante bajada de las corrientes de capital hacia varios países de la región, a raíz de las expectativas poco favorables de los inversionistas internacionales, han impedido alcanzar los niveles de inversión precedentes.

Uno de los países más sensibles a esta disminución ha sido México, que en el año 2000 registró un incremento del 9% y que finalmente ha sufrido un retroceso del 16%. Chile y Brasil mostraron en el primer trimestre un aumento importante de la inversión aunque esta situación se revirtió a partir del segundo, mientras Argentina, Perú y Uruguay continuaron registrando caídas en los niveles de inversión al igual que en años anteriores. Por último, Colombia y Venezuela han mostrado favorables perspectivas, y se espera una mejora de la inversión en ambos países.

Por lo que respecta al empleo, la mejoría de la situación laboral a nivel regional, observado el año 2000 en lo que a generación de empleo se refiere, tiende a frenarse y a revertirse, debido a la desaceleración de la actividad económica en el 2001. La tasa de ocupación bajó al 52,6% durante el primer semestre en ocho países, comparado con el 52,9% del mismo período en el año anterior. A ello contribuyó la caída de este indicador en las economías más grandes de la región, Brasil y México, disminuyendo también en Chile, y manteniéndose constante en Argentina, Colombia y Venezuela.

  • 5. CEPAL. Situación de la economía latinoamericana después del 11 de septiembre.

Este deterioro se fue manifestando a lo largo del año, dada la disminución del crecimiento económico mundial y el agravamiento de la crisis en Argentina hasta desembocar en la suspensión de pagos65. En el primer semestre el producto aumentó 1.5%, pero en el segundo disminuyó un 0.8%. El producto para el conjunto de la región se incrementó un 0.5%, mientras que por habitante declinó un 1%. Por su parte, el ingreso nacional no varió, en vista de la disminución de la relación de intercambio y el aumento en el pago neto de factores al exterior.

  • A. EFECTO DEL 11 DE SEPTIEMBRE

Los crueles ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, además de las importantes pérdidas humanas y materiales que causaron en Estados Unidos, tuvieron fuertes repercusiones en la coyuntura económica y en las expectativas de largo plazo en la región.

La tragedia del 11 de septiembre, agudizó los síntomas de recesión perceptibles en los principales países industrializados desde finales del 2000 o comienzos de 2001. En los primeros días de septiembre, todavía se esperaba una recuperación de la economía norteamericana para el año 2002 (2.7%, según la información de «Consensus Economics»).

En octubre, las esperanzas de esa rápida salida de la recesión en Estados Unidos se habían esfumado, debido al fuerte deterioro de las expectativas de los consumidores e inversionistas, y los analistas ya no esperaban un crecimiento mucho mejor en el 2002 que el previsto para 2001 (1.2% y 1.1%, respectivamente, según la misma fuente). También se acentuó el pesimismo en las economías de Japón y Europa. Por lo tanto, el bienio 2001-2002 sería, según los analistas, el de peor desempeño de los últimos 30 años en materia de crecimiento mundial.

Estas perspectivas y su efecto en el comercio internacional afectaron las cotizaciones de los bienes primarios. La tendencia afectó también las cotizaciones de otras materias primas, que descendieron notablemente.

  • B. LAS REFORMAS ESTRUCTURALES SE DESACELERAN

El año 2001 fue prolífico en propuestas legislativas67 de reformas tributarias, que se promulgaron en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Perú y República Dominicana, y aún están en discusión en México y Panamá.

En el área financiera se adoptaron medidas para evitar transacciones de origen ilícito en varios países del Caribe, se profundizó la supervisión bancaria en algunos países, y se adoptaron disposiciones para ampliar el mercado de capitales en otros. Contrariando la tendencia de los últimos años, Argentina y Venezuela adoptaron medidas de control sobre el movimiento de capitales.

  • C. CAÍDA DEL COMERCIO INTERREGIONAL

Las exportaciones de las Américas al resto del mundo bajaron un dos por ciento en el 200169. El comercio interamericano se vio afectado por la desaceleración en la actividad económica mundial, y particularmente por la abrupta caída sufrida en los Estados Unidos. Las exportaciones de algunos países latinoamericanos sufrieron por los descensos en los precios de materias primas, como el petróleo y el café. Por ello, tras la fuerte pero breve recuperación del 2000, este año las exportaciones latinoamericanas habrían bajado casi tres por ciento.

La caída fue especialmente abrupta en algunos países andinos y centroamericanos. En términos regionales, sin embargo, la caída de cuatro por ciento en las exportaciones mexicanas fue el factor más relevante para el desempeño de la región debido al peso de México en el comercio exterior latinoamericano.

  • 6. Vulnerabilidad de la economía latinoamericana después del 11 de Septiembre

El Informe Económico del BID, presentado durante su 43 Reunión de la Asamblea de Gobernadores 2002, celebrada en la ciudad de Fortaleza (Brasil), es un referente para el análisis, pues transcurrido el impacto económico y emocional del 11 de septiembre, fijaba con claridad las ambivalencias o, si se desea, incertidumbres que acechan a la región.

Ciertamente recoge un pesimismo, en parte producto de la situación internacional, que ha golpeado, como en anteriores crisis, al conjunto de las economías latinoamericanas. Ello demuestra una vez más que la vulnerabilidad y dependencia económica y financiera siguen tan presentes, como lo atestiguan aquellos amortiguadores diseñados para salvaguardarse ante los dolorosos y desestabilizadores impactos externos que no ha funcionado.

América Latina, en razón del prolongado estancamiento y las difíciles perspectivas para 2002, está entrando en uno de sus períodos más críticos en varias décadas. Muchas de las economías de la región carecen de margen de maniobra fiscal. La estabilidad de los gobiernos nacionales y la pronta recuperación del crecimiento mundial son factores decisivos para salir de la recesión. Se ha de evitar que esta situación conduzca a un retroceso en los logros de la estabilidad macroeconómica y las reformas estructurales de la última década.

A continuación se presentan los aspectos clave para la economía de América Latina el 11 de septiembre:

  • A. PANORAMA INTERNACIONAL

Desde mediados de 1997, América Latina y el Caribe han sufrido una serie de choques externos adversos. A partir de la crisis de Asia, los precios de los productos de exportación y los términos de intercambio se han deteriorado de manera significativa.

Los precios de los productos básicos, excluido el petróleo, han caído cerca del 26% desde el segundo semestre de 1997. Los términos de intercambio para algunos países no exportadores de petróleo, como Chile o Perú, han caído en un 20%.

Hasta fines del 2000, los países exportadores de petróleo venían beneficiándose de los altos precios del crudo, pero desde entonces el petróleo también ha entrado en esta tendencia descendente, que se agudizó después de los sucesos del 11 de septiembre.

  • B. RESULTADOS MACROECONÓMICOS

A partir de la crisis asiática de mediados de 1997, el crecimiento económico en América Latina empezó a perder fuerza, y a raíz de la crisis rusa, se volvió negativo entre el tercer trimestre de 1998 y el segundo trimestre de 1999. Siguió entonces un período de fuerte recuperación, aunque de corta duración, propiciado en gran parte por el dinamismo de Estados Unidos.

Las caídas en los términos de intercambio, la desaceleración del comercio mundial y el deterioro de las condiciones financieras internacionales pusieron fin a la recuperación económica que ocurrió entre mediados de 1999 y el primer trimestre del 2000. Desde entonces, las tasas de crecimiento han sido moderadas y han tendido a debilitarse aún más a medida que la situación externa se fue tornando más adversa. Para 2001 se prevé un crecimiento del orden del 1% para Amé-rica Latina y el Caribe en conjunto.

  • C. PERSPECTIVAS Y DESAFÍOS DE POLÍTICA ECONÓMICA

Las perspectivas de crecimiento para América Latina y el Caribe en 2002 son algo más positivas que las de 2001, pero hay amplio margen para mejoras. Aunque no se espera recesión en ningún país de la región, con la excepción de Argentina, las tasas de crecimiento previstas en la mayoría de los casos son inferiores al 4% y para la región en conjunto no llegan al 2%.

En estas circunstancias nada halagüeñas, son muchos los motivos de preocupación. El más acuciante es la situación en Argentina. Durante el primer semestre del año 2000, el consenso de los mercados era que el crecimiento en 2001 sería del 4% ó 5%.

Los márgenes sobre la deuda no llegaban a los 600 centésimos de punto porcentual y el país gozaba de una buena calificación de riesgo. Posteriormente, el crecimiento pasó a ser negativo y los márgenes sobre la deuda alcanzaron niveles sin precedentes, precipitando la mayor cesación de pagos de la historia y la caída del gobierno.

  • 7. FMI revisa a la baja sus proyecciones económicas

Desde que se publicó la edición de mayo de 2001 de: Perspectivas de la Economía Mundial, se ha deteriorado el panorama para el período 2001-2002 y han aumentado los riesgos de que los resultados sean más desfavorables que los proyectados debido a los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Posteriormente, el FMI revisó a la baja las proyecciones de crecimiento para casi todas las regiones como reflejo de distintos factores, entre los que destacan: repercusiones de la desaceleración mundial más graves de las previstas, el retraso de la recuperación de Estados Unidos, el aumento más débil de la demanda interna y de confianza en Europa, las perspectivas de un período de crecimiento más lento en Japón, dado que este país sigue emprendiendo reformas estructurales (aunque esto tendrá beneficios considerables en el mediano plazo), la continua contracción del gasto en tecnología de la información, que afecta en particular a Asia, y el deterioro de las condiciones de financiamiento en los mercados emergentes, sobre todo en América Latina

  • A. DESACELERACIÓN MUNDIAL

El aumento del PIB se está desacelerando en casi todas las regiones del mundo y al mismo tiempo se observa una aguda reducción del crecimiento del comercio exterior. Ante esta situación, muchos países.

Especialmente Estados Unidos han adoptado medidas macroeconómicas más expansivas, siendo las más recientes las de mediados de septiembre tras la ofensiva terrorista. Esto, aunado a la disminución paulatina de los precios del petróleo y de otras conmociones que contribuyeron a la desaceleración económica, ayudaría a sustentar la actividad económica y la confianza en el futuro.

No obstante, persisten grandes incertidumbres y riesgos porque esta fase descendente del ciclo vuelve al mundo más vulnerable ante nuevos imprevistos, y persiste el riesgo significativo de una desaceleración más profunda y prolongada.

  • B. PAÍSES EN DESARROLLO Y EN TRANSICIÓN

Se han deteriorado también las perspectivas para la mayoría de los países en desarrollo y en transición. El crecimiento fue revisado a la baja de forma acusada en América Latina, cuya actividad económica ha sufrido nuevamente los efectos nocivos de las dificultades económicas, así como los vaivenes políticos de Argentina y otras peculiaridades, como la crisis de energía en Brasil.

Se han desacelerado asimismo las entradas de capital en la mayoría de los países con excepción de México, lo cual inquieta dadas las cuantiosas necesidades de financiamiento externo de la región.

En cuanto a las economías emergentes de Asia, si bien el crecimiento de China mantiene su capacidad de recuperación, mucho países han sido golpeados duramente por la desaceleración del crecimiento mundial y el giro desfavorable que ha tomado el ciclo del sector electrónico, cuyo impacto fue exacerbado por los vínculos comerciales intrarregionales y lo sucedido en Japón.

Las perspectivas de crecimiento se debilitaron moderadamente también en el Oriente Medio, debido a la baja de los precios del petróleo y a los recortes de la producción, además de la crisis que está padeciendo Turquía.

El crecimiento proyectado en África se redujo, pero aún se espera que sea más alto que en el 2000, gracias a las mejores condiciones climáticas y la disminución de los problemas de seguridad en varios países. En cambio, las perspectivas para las economías en transición permanecieron prácticamente iguales.

Argentina. La primera crisis económica del siglo XXI

LECCIONES PARA UNA ECONOMIA GLOBAL

Argentina, hace aproximadamente una década, se veía abatida por una incontrolada inflación que se situaba nada menos que en el 3.000 por ciento. Esta situación le situaba en una profunda recesión, soportando fuertes desequilibrios internos y externos, lo cual era especialmente grave por hallarse en un período en que deseaba superar anteriores tiempos sombríos de la dictadura militar.

Para lograrlo, el entonces ministro de economía Domingo Cavallo diseñó en enero de 1991 una medida audaz: la Ley de Convertibilidad, que ligaba el peso argentino al dólar americano en un régimen de igualdad.

Los resultados no se hicieron esperar y fueron realmente extraordinarios, pues en un corto espacio de tiempo se logró contener la inflación, crecer al 5 por ciento, recuperar la credibilidad internacional y atraer nuevamente importantes flujos de capitales externos.

Argentina está viviendo el proceso de empobrecimiento más rápido de una sociedad en tiempos de paz. El PIB cayó casi un 4% en 1999, rompiendo así una tendencia creciente iniciada en 1995, se recuperó hasta el 1% durante el 2000, para bajar hasta el 5% en 2001, y se estima que disminuirá hasta el 12% en el año

2002. A su vez, la caída de la renta per cápita durante este período recesivo (los últimos cuatro años) se ha situado en un promedio del 28%, mientras que el desempleo lo ha hecho en el 30%.

La primera y más visible es que, a pesar de todo: la «teoría económica» funciona. Lo demuestra que la combinación de déficits fiscales crecientes, causados por malos manejos administrativos y exceso de burocracia cuando no por una abierta corrupción, una tasa de cambio fija, que restringía la política monetaria, encadenando las reservas internacionales del país con su circulante interno, provocando una falta de financiación tanto para el gobierno como para el sector privado, dibujaban un panorama insostenible, que suponía una pérdida de confianza en el contexto internacional, todo lo cual condujo irremediablemente a una situación explosiva: la quiebra.

La segunda lección, altamente importante: demuestra que en una economía global prima la confianza internacional. Mirando en retrospectiva, el cambio de opinión en los mercados financieros internacionales sobre Argentina no deja de ser sorprendente.

La cuarta y bien reconocida es: la debilidad del sistema político e institucional argentino, cuya descomposición y corrosión provienen de antiguo, aunque en estos momentos tan críticos su papel sea determinante para hallar una solución a la crisis.

La quinta, aunque no menos importante, no es menos visible: se constata el «endurecimiento» de la política de intervención económica llevada a cabo por Estados Unidos en otros países del mundo. Contrario a lo que ocurría durante el gobierno de Bill Clinton, el Secretario del Tesoro; Paúl O´Neill y su Subsecretario para Asuntos Internacionales.

La sexta lección, realmente novedosa, apunta a que: se nota una mayor amplitud de miras de los inversionistas norteamericanos respecto a la región. América Latina, ya no es vista como «el continente debajo del Río Grande». Durante la crisis asiática y rusa, el mercado de capitales internacionales se cerró para nuevas emisiones soberanas, acontecimiento que no ha sucedido con la crisis Argentina.

Desde la séptima lección, observamos: las paradojas de la globalización.

Curiosamente, podemos comprobar que las economías se están volviendo cada vez más dependientes de sí mismas y esto les supone un creciente y constante esfuerzo por poner orden en sus cuentas públicas. A falta de un prestamista de última instancia en el mercado internacional, las disciplinas monetarias y fiscales se han vuelto cada vez más importantes.

Permítase que la octava lección trate de las empresas y bancos españoles, los cuales han registrado una actividad prácticamente plana durante el primer trimestre, y seguramente también lo será durante el resto del ejercicio.

En la novena lección: las reformas hay que cumplirlas. Argentina durante el 2001, logró uno de los ajustes fiscales y macroeconómicos más impresionantes que se haya realizado, con recortes profundos en los salarios públicos, las pensiones y en los programas de la seguridad social.

Finalmente, una lección singular, la renovación político-institucional. Si no se cuenta con una «nueva clase política», no será posible la construcción de lo expuesto anteriormente, pues lo nuevo no puede nacer de lo mismo.

Para los empresarios, para la dirigencia, queda el gran desafío de «crear riqueza» desde sus capacidades emprendedoras, de innovación y recta gestión. En cuanto a los trabajadores, queda algo bastante «trascendente»: la responsabilidad de encarar los sacrificios que hay que asumir en beneficio de las siguientes generaciones, sus hijos.

Los procesos de integración económica en américa latina. Del panamericanismo al ALCA. Implicaciones para la unión europea y España

  • 1. Introducción

Dentro de la actual dinámica económica integradora y globalizadora, que persigue una supresión de las barreras arancelarias y una mayor facilidad para los acuerdos y transacciones comerciales entre países, cuyos ejemplos más destacados son la Unión Europea, Mercosur y Nafta, se enmarca el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Pero los antecedentes de este proyecto se remontan muchos años atrás. Se encontrarían en los comienzos del «Panamericanismo». Una fuente de información, de secular objetividad y veracidad, define aquel término, dentro de los panismos: «No puede considerarse un movimiento propiamente dicho. La conferencia de 1890 creó la Unión Panamericana, con sede en Washington.

El órgano directivo de la Unión estaba compuesto por el Secretario de Estado de los Estados Unidos y los representantes de todos los países iberoamericanos. Ya en 1881, el secretario de Estado, John Baine, lanzaba la idea de una Conferencia Panamericana ya que, opinaba, «las cosas habían madurado y se acercaba el momento en que Estados Unidos podría desplazar a Europa en el comercio con América». De esta manera, todo quedaba listo para la Primera Conferencia que se celebraría en 1889.

El autor español Camilo Barcia Tréllez escribiría años más tarde al respecto: «El panamericanismo nace en Washington, es fomentado desde Washington y en un principio acogido con frialdad no exenta de desconfianza por parte de la América Ibérica. Su fin no es anexionista; persigue otra realización: asegurar el predominio industrial de los Estados Unidos en el Nuevo Mundo».

La guerra hispano-norteamericana de 1898 interrumpió el desarrollo de ese proceso, y lo reemplazó por una actitud impositiva que, para buscar aliados en su penetración económica, no dudó en apoyar gobiernos no democráticos. Esa política contribuyó decisivamente al surgimiento del anti-imperialismo latinoamericano, que alcanzó su apogeo en la revolución cubana de 1959 y sus secuelas guerrilleras continentales a lo largo de la Guerra Fría. El fin de ese conflicto, como lo han demostrado las cumbres de las Américas de Miami (1994), Santiago de Chile (1998) y Quebec (2001), ha disipado en gran parte esa atmósfera de desconfianza mutua.

En sus primeros cien días al frente de la Casa Blanca, George W. Bush ha recibido a los presidentes de Canadá, México, Colombia, Brasil, Chile y Argentina, en una clara demostración del interés que concede su administración a los asuntos hemisféricos. Entre sus primeras visitas al exterior destacan las que se han dirigido a México y Canadá.

La idea fuerza es crear desde Alaska a Tierra del Fuego una zona donde circulen libremente «capitales y mercancías». El ALCA comprendería las economías de los 34 países del continente americano (todos, excepto Cuba) para crear la mayor área de libre comercio del mundo.

Entre los rasgos más significativos se puede mencionar:

  • 780 millones de personas.

  • 20 % del comercio mundial.

  • 40 % del PIB mundial.

  • El PIB del ALCA es mayor en un 30 % al de la UE.

GRÁFICO. PARTICIPACIÓN DEL PIB HEMISFERICO, 1998

edu.red

Fuente: CEI 2000.

El proyecto tiene una clara impronta anglosajona. No pretende, en un principio, crear ningún tipo de integración política, social, humana o institucional como sucede con la Unión Europea (si bien en sus comienzos fue la creación de la CECA, que únicamente cubría los aspectos comerciales y de materias primas). Se trata, tan sólo, de eliminar barreras arancelarias y trabas burocráticas al intercambio de inversiones y productos, algo que ya tienen México, EE.UU. y Canadá con el Tratado de Libre Comercio (TLC) y que se ha traducido en un sólido crecimiento del país azteca.

No obstante, las negociaciones para que el ALCA sea una realidad se presentan complicadas. Así, las potencias económicas del Norte (EE.UU. y Canadá) exigen el cumplimiento de normas laborales, medioambientales y sanitarias que suponen, de hecho, altas barreras para la comercialización de los productos de los países menos desarrollados.

Por su parte, los países del Sur, con Brasil a la cabeza, tratan de proteger sus mercados e industrias con altos aranceles y subvenciones que les otorguen una clara ventaja frente a otros países de su entorno. El gran interrogante reside en saber cómo se podrá articular un mercado integrado por 34 países con importantes desigualdades económicas, sociales y políticas. Baste decir que tan sólo EE.UU. y Canadá acaparan el 82% del PIB regional y, por tanto, sólo un 18% del mismo se lo reparten entre los 32 países restantes.

Otro dato más: la renta por habitante de los estadounidenses es de 34.091 dólares, en agudísimo contraste con los 465 dólares de Nicaragua o los 209 dólares de Haití. Una asociación basada en un modelo ultraliberal, en el que no se prevén fondos estructurales, ni políticas sociales mínimas ni otros instrumentos que apoyen a los sectores, regiones o países más atrasados, lo cual puede convertirse en una barrera importante para un correcto funcionamiento del ALCA.

  • 2. El ALCA. Acuerdos e implicaciones del Tratado

Los antecedentes más recientes de las negociaciones para la conformación del ALCA puede encontrarse, como ya se ha mencionado, en la propuesta realizada por el presidente de los EE.UU. George Bush, en junio del 1990, tendiente a la conformación de una zona de libre comercio hemisférica a través de un compromiso marco inicial y, posteriormente, la celebración de distintos acuerdos de índole bilateral o sub-regional, que en una etapa final podrían consolidarse en un único convenio.

Uno de los puntos significativos de aquella primera idea era el compromiso en materia de inversiones, incluyendo la creación de un fondo multilateral para promover las mismas en la región, de manera tal que la liberalización comercial pudiera venir acompañada de una apertura a las inversiones directas que permitieran un aumento en la productividad.

Si bien, como veremos seguidamente, los acuerdos en el marco del ALCA han ido avanzado de una forma adecuada, también es cierto que la mayoría de ellos ha dejado de lado una de las ideas fuerzas de las primeras negociaciones: la contribución activa del gobierno de los EE.UU para reducir el problema de la deuda externa latinoamericana, a través de mecanismos generados con la colaboración de los organismos financieros internacionales, y las ayudas para iniciar las reformas estructurales pendientes.

Antes de iniciar el análisis de los acuerdos conseguidos en la III Cumbre de las Américas, conviene echar un vistazo a las reuniones y los logros obtenidos en las cumbres previas. Los esfuerzos se inician en diciembre de 1994 durante la celebración de la I Cumbre de las Américas, en la que se acordó establecer una zona de libre comercio y donde se fija el año 2005 como fecha límite para concluir las negociaciones.

Tras la I Cumbre, los ministros de 34 países se han reunido 4 veces: la primera vez fue en junio de 1995 en Denver (EE.UU.), la segunda en Cartagena (Colombia), la tercera en mayo de 1997 en Belo Horizonte (Brasil) y una cuarta en marzo de 1998 en San José (Costa Rica). En la tercera de estas reuniones se creó un Comité Preparatorio integrado por los 34 viceministros responsables del área de comercio, con el fin de intensificar esfuerzos y transformar los grupos de trabajo en grupos de negociación.

Estos grupos impulsaron los siguientes temas: establecimiento de un régimen común de inversiones, compras del sector público, política de competencia, agricultura, acceso a mercados, servicios, subsidios, antidumping y derechos compensatorios.

Además, se acordó crear un sitio en Internet para publicar todos los documentos públicos del proceso del ALCA. Por último, en la cuarta reunión, los ministros solicitaron que las negociaciones fueran relanzadas durante la II Cumbre de las Américas, a realizarse en Santiago de Chile en mayo de 1998. Se reiteró el compromiso de que el ALCA tome en cuenta la agenda económica y social acordada en la Cumbre de Miami y de conseguir progresos concretos en el año 2000 (como la adopción de medidas específicas antes de final del siglo que faciliten el comercio).

La III Cumbre de las Américas, desarrollada entre el 20 y el 22 de Abril del año 2001 en la ciudad de Quebec, ha ratificado el compromiso suscrito por parte de los 34 países del continente americano (todos, excepto Cuba) de crear un área de libre comercio para toda la región en el año 2005.

  • 3. El ALCA y la vía rápida

Como ya se mencionó, una de las condiciones previas para que el Tratado del ALCA se materialice en la práctica es que la Administración norteamericana consiga la autorización conocida como fast track que le permita negociar acuerdos internacionales de comercio por la vía rápida. En mayo de 2002 el Senado norteamericano, controlado por la oposición demócrata, alcanzó un principio de acuerdo por el que se concede a la Casa Blanca la Autoridad de Promoción Comercial (Trade Promotion Authority), denominada comúnmente vía rápida (fast track).

El acuerdo llegó tras un proceso de negociaciones no exento de problemas. La oposición demócrata exigió cláusulas de protección contra importaciones consideradas desleales. Tras superarse este obstáculo, y consiguiendo además que en el acuerdo se incluyeran mayores ayudas públicas por el desempleo derivado de la competencia internacional, el grupo demócrata ha dado la autorización mencionada. Si el principio de acuerdo deviene en una autorización final del Senado, permitirá que la Administración Bush negocie acuerdos comerciales sin la autorización del legislativo.

  • 4. Las nuevas motivaciones de EE.UU y América Latina

América Latina es un mercado de gran dinamismo para los EEUU y uno de los pocos con los que registra un balance comercial con saldo positivo, y se ha transformado de manera creciente en un importante destino de IED norteamericana. Debido a los temas pendientes de la Ronda Uruguay (servicios, propiedad intelectual, compras públicas) hay un mayor interés por lograr avances a escala hemisférica. Por último, la negociaciones del ALCA permitirían contrarrestar efectos de desvío comercial que podrían ocasionar los nuevos acuerdos regionales intra-latinoamericanos o las negociaciones en curso con la UE (UE/ Mercosur).

Como resultado del proceso de apertura comercial llevado con decisión por los países latinoamericanos durante los años 90, los EEUU han podido incrementar fuertemente sus exportaciones a la región, las cuales crecieron entre 1990 y 1998 a una tasa de casi el 12% anual acumulado. Por otra parte, el saldo de la balanza comercial de los EE.UU con Latinoamérica y el Caribe ha mejorado sustancialmente durante los años recientes, observándose una reversión favorable de más de veinte mil millones de dólares.

GRÁFICO. SALDO COMERCIAL DE EE.UU CON

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

edu.red

Fuente: CEI, según datos del FMI 2000.

Entre las principales motivaciones de América Latina, se encuentra la posibilidad de un mayor acceso al mercado norteamericano, y la construcción de un ambiente favorable al incremento del flujo de inversiones extranjeras. En el caso de las inversiones directas americanas en América Latina y Caribe, éstas se han multiplicado por tres en los últimos nueve años.

GRÁFICO. INVERSIONES DIRECTAS DE EE.UU

EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

edu.red

Fuente: CEI según datos del FMI 2000.

  • 5. El ALCA. Implicaciones para la Unión Europea

La institucionalización del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), supone una seria amenaza para el mercado europeo. La Unión Europea corre el peligro de perder gran parte de los espacios ganados en los mercados iberoamericanos frente al «impulso» de Estados Unidos en el acuerdo del ALCA. Ante esta tesitura, la UE deberá evitar que sus empresas accedan a esos mercados en condiciones de desventaja respecto a las estadounidenses y, para ello, deberán concluir con la mayor urgencia las negociaciones entabladas con Mercosur, Pacto Andino y Centroamérica.

La UE es el principal socio comercial de Mercosur: de las 25 mayores compañías extranjeras que operan en la región, 14 son europeas y 11 norteamericanas, si bien en el conjunto de la región, durante 1999, los países de la UE compraron sólo el 14.4% de las exportaciones latinoamericanas, frente al 47.7% de EE.UU. El comercio entre la UE y América Latina, aunque se multiplicó por diez en los años noventa, no alcanza al que mantiene con Suiza, mientras que para EE.UU. supone un 22% del total (sin México, esa cifra es del 8%, lo que indica su potencial de crecimiento).

La Administración Bush anticipa que, con un ALCA en pleno funcionamiento en el 2010, sus exportaciones al área superarán a las que dirige a la UE, especialmente en maquinaria, servicios financieros y productos electrónicos.

Las exportaciones latinoamericanas principalmente bienes de consumo tales como minerales, textiles, acero, alimentos y madera, pero también automóviles aumentarían según el BID un 6% adicional cada año, mientras que el PIB regional lo haría en un 1.5%. El año pasado, las exportaciones latinoamericanas crecieron un 23% debido a los crecientes intercambios interregionales.

En todo caso, la UE cuenta con algunas ventajas importantes en su pugna comercial con EEUU sobre América Latina: el legado histórico y cultural; su modelo de integración regional, que pretende ser algo más que una zona de libre comercio; su modelo social y el propio interés de los países iberoamericanos de equilibrar sus acuerdos regionales con acuerdos extracontinentales.

  • 6. El ALCA. Implicaciones para España

El ALCA puede anticiparse si definitivamente entra en funcionamiento en el 2005, golpeando con fuerza a los tratados de la UE-México y UE-Chile. Con relación a este segundo tratado, hay que destacar su culminación durante la II Cumbre Unión Europea, América Latina y Caribe, celebrada en Madrid a mediados de mayo de 2002, con motivo del semestre de la Presidencia comunitaria española. Durante esta II Cumbre, continuación de la celebrada tres años atrás en Río de Janeiro, se cerraron definitivamente las negociaciones entre la Unión Europea y Chile.

Pero la Cumbre sirvió además para adelantar el proceso de asociación birregional. Se fijaron las líneas básicas para que, a partir del 2004, se abran las vías de negociación necesarias para alcanzar un acuerdo definitivo de carácter bilateral, basado en el libre comercio.

La aceleración en el crecimiento de las exportaciones es fundamental para que Mercosur consolide su proceso de integración regional y de modernización. Lógicamente ello será un aliciente para atraer nueva inversión europea. Actualmente la UE es el principal inversor en la zona (38.000 millones de euros en 2000), y aporta el 60% de la ayuda mundial en Latinoamérica.

Entonces, como podemos comprobar, las hipótesis que se abren ante nuestro horizonte son múltiples. El ALCA representa desde este punto de vista una amenaza para nuestras posiciones. Ahora bien, la moneda siempre tiene dos caras, esto es, la y nos queda por evaluar la otra: la cara positiva.

Esta versión optimista, propiciaría aún más las oportunidades de crecimiento y expansión internacional de las empresas españolas. Se trata de que el ALCA, al entrar en funcionamiento hacia el 2005, otorga un plazo suficiente para que nuestras empresas afiancen sus posiciones en los respectivos mercados latinoamericanos. Razón suficiente para que puedan constituir grandes grupos «euroamericanos», conservando su liderazgo pero robusteciéndose en sus negocios e incluso viéndolos ampliados hacia otros sectores de la «nueva economía».

GRÁFICO. INTERCAMBIO COMERCIAL ENTRE REGIONES

edu.red

Fuente: datos del BID y elaboración propia 2000.

  • 7. Convergencia Económica e Integración

Si bien es cierto que un análisis sobre el ALCA debe descansar en una descripción detallada de los acontecimientos y cuestiones relacionadas con las características económicas de los países involucrados, también resulta oportuno avanzar en algunas líneas finalistas del análisis y, en ese sentido, resulta necesario hacer una reflexión sobre la posibilidad de que un esquema de esta naturaleza logre consolidar un proceso de convergencia económica real que implique una mejora en el bienestar de las sociedades más atrasadas sin impedir el crecimiento de los países más adelantados.

  • A. EL CONCEPTO DE CONVERGENCIA

La convergencia, especialmente entre las economías desarrolladas, ha provocado un auge de literatura tendente a mostrar el acortamiento de las distancias entre los países. Si bien los instrumentos parecen novedosos, es bueno recordar que la preocupación sobre este tema ya había sido descubierta por autores que se preguntaban por qué algunos países toman la delantera y terminan siendo alcanzados por otros que venían más retrasados.

Una de las respuestas bastante obvia era que los países atrasados requerían de un menor esfuerzo para incorporar la tecnología moderna si eran capaces de imitar a las naciones que se habían industrializado, argumentos que representan la base de la hipótesis de acercamiento (catching-up). En este contexto, se puede situar la teoría de Gerschenkron como una idea precursora de la convergencia, y algunas versiones modificadas, como el precedente más cercano de la actual hipótesis de convergencia.

Dejando de lado los antecedentes históricos, se puede considerar que el interés actual por la convergencia tiene su origen en la discusión sobre dos familias de modelos de crecimiento económico. El primero de ellos (modelos neoclásicos de crecimiento), postula que los países pobres tienen una ventaja sobre el resto ya que crecen más deprisa que los países ricos, lo cual no asegura la completa igualdad pero sí, al menos, una tendencia hacia la estabilización a largo plazo. El segundo grupo (modelos endógenos), por el contrario, afirma que el conjunto de países ricos crece más deprisa y por lo tanto el grado de desigualdad es cada vez mayor.

Las implicaciones políticas también son muy diferentes: en el caso del modelo neoclásico (representante de la primera familia) el equilibrio es estable y eficiente mientras que en los modelos endógenos (representante de la segunda familia) la existencia de externalidades pueden justificar diversas formas de intervención pública.

En los años noventa la evidencia empírica intentaba, por todos los medios a su alcance, consolidar las teorías que iban apareciendo en la literatura del crecimiento y especialmente las relacionadas con la nueva teoría del crecimiento endógeno. Al analizar los datos en una amplia muestra de países, se constataba que había existido un incremento de la desigualdad internacional y que había, a su vez, un cierto grado de convergencia en las economías desarrolladas.

  • B. CONVERGENCIA E INTEGRACIÓN ECONÓMICA

Si bien la noción de convergencia incluye una serie de análisis que pueden afectar el camino del crecimiento en los distintos países (regiones) la cuestión de fondo que nos ocupa en este capítulo tiene que ver con la influencia que tiene la integración económica sobre la noción de convergencia.

En términos generales, la teoría de la integración económica considera la formación de un gran mercado común como un proceso que va unido de manera indisoluble con el crecimiento económico. Si este proceso tiende a profundizarse a través de la integración monetaria y política, su vinculación con el crecimiento económico se relaciona directamente con la idea de convergencia económica entre los países y las regiones. Sin embargo, el proceso de integración implica algunos problemas: en primer lugar, debe considerarse el impacto diferencial de los procesos de integración sobre los sectores económicos y sobre las distintas regiones.

En segundo lugar, la integración necesita de un esfuerzo considerable de armonización de las instituciones y de las políticas. Problemas que posiblemente pueden posponer uno de los objetivos esenciales del proceso de integración: aumentar el nivel de vida de los ciudadanos miembros del bloque y mejorar, a través de los procesos de cohesión social, las disparidades existentes en los niveles de vida de la población.

Es esto último lo que creemos que aún falta por preguntarse en el proceso de constitución del ALCA es: ¿el ALCA va a generar un proceso de convergencia económica entre los países?, ¿existe un mecanismo de compensación para aquellas regiones que se vean perjudicadas por el proceso de integración? Al fin y al cabo la constitución de un área de libre comercio sólo tiene sentido en la medida que apoye los procesos de convergencia, y por tanto de mejora en el bienestar social.

Otra perspectiva que se debe incluir, es el impacto de la integración económica sobre las distintas regiones. En el caso de la Unión Europea las disparidades regionales son un tema de constante debate. De las estimaciones que se puedan obtener sobre los procesos de convergencia (absoluta o condicional) o divergencia regional depende una parte muy importante de la política comunitaria.

De esta forma, dejar de lado los efectos que el crecimiento económico produce sobre las regiones y los países, puede ser una buena explicación de porqué el impacto de las políticas de integración regional sobre el bienestar ha sido escaso. Quizás el esfuerzo por entender en qué se diferencian las regiones, y cuán lejos están de su estado estacionario, resulta urgente para definir hasta qué punto la hipótesis de Krugman respecto a que la integración profundiza las diferencias en la especialización regional se cumple.

En el siguiente grafico, (Elías, 2001) se presenta la conducta de la convergencia tipo sigma (utilizando el coeficiente de variación a través de los países durante el período 60-94). La línea más alta incluye 7 países de América Latina (AL-7: Argentina, Brasil, Chiles, Colombia, México, Perú y Venezuela) y Estados Unidos (el cual es utilizado también como país de referencia). La línea de más abajo incluye solamente los AL-7. Puede verse que mientras esta última muestra algún grado de convergencia (o sea entre los países latinoamericanos), la primera registra divergencia (los AL-7 alejándose en promedio cada vez más de los Estados Unidos), lo cual podría indicar que los procesos de integración (sub-regional) en marcha ayudan a la convergencia intra-regional, mientras que a la hora de analizar la vinculación con EEUU la cuestión es más dudosa ya que las diferencias se incrementan.

GRÁFICO. CONVERGENCIA EN EL PRODUCTO PER CÁPITA

(COEFICIENTE DE VARIACIÓN). AL-7 Y AL-7 Y ESTADOS UNIDOS

edu.red

Conclusiones

Predecir la evolución de cualquier economía ha sido eternamente tarea arriesgada, puesto que los mecanismos económicos responden no sólo a realidades presentes, sino también a expectativas futuras, que pueden o no materializarse; prever el comportamiento, no de una economía, sino concretamente la economía de América Latina, resulta muchísimo más difícil, ya que los supuestos de partida son múltiples, así como sus efectos mutuos. Supuestos y efectos que pueden cumplirse o no, provocar los impactos esperados o bien efectos no deseados.

De esta manera, hacer previsiones en las inciertas circunstancias actuales sobre esta economía, caracterizada por su vulnerabilidad, resulta ser un ejercicio realmente arriesgado y plagado de incógnitas, algunas pesimistas, otras más optimistas. Sin embargo, hacemos con nuestra mejor intención este ejercicio.

Se podría decir que, con anterioridad a los sucesos del 11 de septiembre, la reanudación del crecimiento en América Latina (2001), se estaba produciendo en condiciones más propicias y con características que enmarcaban un crecimiento más sustentable a largo plazo.

Asimismo, desde la perspectiva macroeconómica, el mantenimiento de las políticas monetarias firmes en la mayoría de los países, tendría como resultado un mayor equilibrio de las tasas cambiarias, después de las fuertes devaluaciones de comienzos de 1999. También se mantenía un buen control de las tasas de inflación, con perspectivas de que permaneciesen en un solo dígito y con tendencia a la baja si el precio del petróleo descendiera en el 2001 de sus altos niveles.

Los cambios en la función del Estado asociados con las inversiones para aumentar la eficiencia fiscal, tanto en lo que se refiere a la recaudación tributaria como al mayor control y transparencia en los gastos del gobierno, tuvieron como resultado menores déficit fiscales en muchos países de la región.

Además, el carácter estructural de estos cambios sugería la fuerte posibilidad de lograr un equilibrio presupuestario en el largo plazo, condición fundamental para el aumento de la credibilidad de los gobiernos de la región y la mejora en el nivel de confianza de parte de los inversionistas.

Las reformas estructurales, con el fortalecimiento del sector privado y una menor intervención del Estado en la economía, dieron paso a un mejor funcionamiento de los mecanismos del mercado. Además, durante los últimos años se ha venido registrando un cambio en la percepción del papel de los sectores público y privado, los cuales ya no se consideran como competidores entre sí, sino como agentes que se complementan, como socios en el desarrollo económico y social.

América Latina es una región habitada por más de 500 millones de personas a comienzos del siglo XXI, y cuenta con un Producto Interno Bruto de aproximadamente dos billones de dólares. Las oportunidades de inversión son muchas en un mercado de esta magnitud y con una gran potencialidad de expansión.

La mayor integración económica entre las diferentes economías de la zona ofrece a los inversionistas una posibilidad de ganancias sustanciales generadas por economías de escala, dado el acceso que los productores tendrían a un mercado ampliado. En otras palabras, la inversión en un país específico abre las puertas a los mercados de otros países de la zona.

Aunado a esto, la región tiene como aliado comercial natural a Estados Unidos por afinidad continental, y a Europa por afinidad histórica, aunque, como es de manifiesto para todos, durante la última década del siglo XX, España se ha situado a la cabeza de las inversiones europeas, afianzando su liderazgo durante los tres últimos años, consiguiendo desplazar durante dos años consecutivos (1999-2000) como primer inversor mundial en la región a Estados Unidos.

Es importante destacar que durante la década de los 90 se volvió a la ortodoxia, al «Consenso de Washington». Así como también, se controló la inflación, se llevaron a cabo reformas fiscales y se revitalizó el proceso de integración regional, recuperándose el crecimiento a una tasa del 4%. Actualmente, los gobiernos deben hacer frente a los retos de la globalización, para lo cual se requiere un paradigma de desarrollo distinto. A pesar del desarrollo económico, el crecimiento continúa siendo volátil, la distribución de los ingresos desequilibrados y el desempleo sigue siendo causa de exclusión social.

Una de las lecciones más recientes que ha aprendido América Latina es que los vaivenes políticos son la raíz de problemas económicos, cuando hasta ahora se había producido el proceso contrario. Por ello, el crecimiento ha de apoyarse más que nunca en consensos nacionales sobre aspectos políticos básicos, para poder afrontar con éxito medidas políticas, económicas e institucionales sostenibles en el largo plazo.

En esta nueva base del crecimiento tienen un papel fundamental no sólo las políticas domésticas, como garantes del pluralismo y la estabilidad, sino también, y en un mundo cada vez más globalizado, los organismos de cooperación internacional. Especialmente los del sistema interamericano, y muy particularmente el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), como instituciones multilaterales que deben contribuir en la importante tarea de conseguir que la región incremente sus tasas de productividad, dentro de entornos de estabilidad tanto política como social, capaces de proporcionar mayores cotas de bienestar.

PARTE II

Una década de inversiones españolas en América Latina (1990-2000)

  • I. LAS INVERSIONES ESPAÑOLAS EN AMÉRICA LATINA

  • 1. La opción latinoamericana

Una de las notas más destacadas de la historia hispanoamericana del siglo XIX, fue la ausencia de Cuba de los pioneros independentistas. Un conjunto de circunstancias especiales mantuvieron una difícil y peculiar «lealtad» cubana a la metrópoli en un marco comercial y político que ha llamado la constante atención de los historiadores.

Durante estos años de crisis coloniales, (1898), España es un país dominado por el capital extranjero, que depende cada vez más de las grandes potencias para asegurar su equilibrio económico. Sin embargo, los militares españoles sufren profundamente la humillación de la derrota.

El fracaso de 1898, sin embargo, no se ha traducido en un repliegue de España hacia Europa, sino todo lo contrario. Los regeneracionistas insisten en recordar la misión de España: tanto si ejerce como no una dominación colonial, su vocación es transmitir y perpetuar una civilización superior.

Pues bien, paradojas de la historia, un siglo después del repliegue definitivo de España al perder nuestra última colonia; Cuba, se vuelve a este continente que de ninguna manera a nadie nos es ajeno: América Latina. Ahora con otras coordenadas, ideas, perspectivas e ilusiones, que confieren a las empresas españolas que se han internacionalizado durante la década inversora dorada a lo largo y ancho del continente con los vientos de la globalización.

Una realidad recorre intensamente el mundo; la globalización. España se ha incorporado en tiempo y espíritu, logrando de esta manera, no perder el tren de la historia y sintonizar con las coordenadas competitivas de la economía global: tamaño y dimensión internacional.

Se dirige hacia la configuración de un único espacio para competir, el mundo, nuestras empresas han elegido aquél que le resulta más próximo en lo cultural, en lo psicológico, en lo afectivo: América Latina. La extraordinaria posición alcanzada en este continente ha sido posible gracias al idioma, que nos confiere toda la proximidad y vinculaciones con el mundo latinoamericano.

En la articulación de estos factores precisamente reside nuestra permanente ventaja comparativa, que nos otorga un valor considerable respecto a los competidores.

Reconocido el terreno, listos los medios humanos, financieros y técnicos, la estrategia se pone en marcha, destacando algo tan fundamental como importante: recoger los dividendos de coyunturas económicas favorables, característica de los capitales cortoplacistas o golondrina.

Además, que estas altas inversiones se realizan desde unas empresas que operan en un país de economía media alta, de reciente aprendizaje en la internacionalización empresarial y en el manejo de inversiones directas, lo cual tiene un doble significado: riesgo y valor.

América Latina es una gran región del mundo, no sólo por su extensión y por su población, sino por el singular papel económico que desempeña, particularmente relevante en los últimos tiempos. Por ello, nadie en España puede sentirse indiferente ante este continente, no sólo físico sino también cultural.

  • 2. La economía española y el PIB

Por primera vez en la historia económica de España, durante el año 2001, el Producto Interior Bruto (PIB), ha pasado la barrera de los 100 billones de pesetas o 600 mil millones de euros. Esta cifra, la sitúa como la octava potencia mundial dentro de los países desarrollados, mientras que la renta per cápita de sus ciudadanos, alcanza el puesto número 26 en términos de poder de compra, que es el mejor instrumento para medir la capacidad real de gasto.

El enorme desarrollo que se ha dado en la riqueza nacional es consecuencia de factores como el crecimiento de la población activa pero, sobre todo, por el aumento de la productividad del factor trabajo.

La productividad, del mismo modo, ha avanzado notablemente debido a las nuevas técnicas de producción, la incorporación sistemática de las nuevas tecnologías y la organización más eficiente en términos económicos del factor trabajo. Este aumento productivo ha sido especialmente relevante en sectores como el agrícola, aumentó su capacidad de crear riqueza debido a la mecanización que han sufrido las tareas agrícolas.

El aumento del PIB, también tiene mucho que ver con el enorme esfuerzo inversor a lo que ha ayudado, sin duda, el aumento de la inversión pública en infraestructuras.

GRÁFICO. EVOLUCIÓN DEL PIB EN ESPAÑA. CUARENTA AÑOS DE HISTORIA ECONÓMICA

edu.red

Fuente: Comisión Europea y OCDE.

GRÁFICO. EL PIB MUNDIAL EN EL 2001

edu.red

Fuente: Comisión Europea y OCDE.

GRÁFICO. RENTA PER CÁPITA MUNDIAL EN EL 2001

edu.red

* En dólares según paridad de poder de compra, 1008.

Fuente: Comisión Europea y OCDE.

  • 3. Presencia española en América Latina

Los grandes cambios estructurales que han atravesado las economías latinoamericanas (apertura, liberalización y desregularización), renovaron el ámbito de los negocios en el continente, facilitando el acceso a los inversionistas extranjeros. Durante la pasada década, los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina y el Caribe registraron un crecimiento sin precedentes.

En efecto, durante esa década la inversión extranjera directa ha manifestado un impresionante dinamismo, tanto a nivel internacional como en Latinoamérica. Su impacto no sólo ha sido considerable desde una perspectiva macroeconómica, sino que también ha permitido la generación de una nueva estructura productiva y de organización industrial, paralelo a un significativo proceso de modernización económica.

Posteriormente, y con elevados montos, la IED ha cobrado una nueva modalidad, y se ha orientado de manera creciente a la adquisición y fusión de empresas, así como a la creación de nuevos activos y participación en las privatizaciones de bancos.

Este fenómeno ha sido dominado por cambios trascendentales en el origen, destino y estrategias de las inversionistas extranjeros, destacando los siguientes puntos:

  • El dominio generalizado de las empresas estadounidenses ha sido neutralizado por la masiva llegada de firmas europeas, principalmente de España, Reino Unido, Francia y los Países Bajos.

  • Telecomunicaciones, energía y especialmente finanzas han sido los sectores elegidos por las empresas españolas para situarse en la región, en muchos casos por primera vez.

  • A pesar de que el interés de los inversionistas extranjeros se concentró en las mayores economías de la región, se aprecia un incremento gradual de la atención por los países más pequeños, pero Brasil por sus privatizaciones de banca y telecomunicaciones, y México, por sus cambios en sectores como el bancario y comercial, como el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea son los más dinámicos a la hora de recibir las grandes inversiones, especialmente por parte de bancos y empresas españolas con la crisis argentina, México se hace más atractivo para los inversionistas españolas.

  • La compra de activos existentes, ha sido la modalidad más utilizada por los inversionistas extranjeros para entrar o expandir su presencia en la región. Primero, a través de los masivos programas de privatizaciones y, posteriormente, mediante la adquisición de firmas privadas locales.

GRÁFICO. INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA

(Porcentaje del PIB)

edu.red

Fuente: BBVA, Madrid 2001.

  • 4. Características de la inversión extranjera directa en Latinoamérica

Los volúmenes de inversión, que durante los últimos tiempos han llegado a la región, tienen su origen en los países desarrollados. Esto es así, porque la mayor parte de los flujos netos de inversión extranjera directa en los años recientes nacieron en estos países.

Los países asiáticos, especialmente China, y los latinoamericanos, destacado como principales receptores Brasil y México, concentraron casi el 95% de los flujos de IED hacia las regiones en desarrollo, y se encuentran, por tanto, entre los más favorecidos. En cuanto a los principales sectores de destino, han sido el de reestructuración de servicios en el caso brasileño y los sectores manufactureros y de adquisición de servicios financieros en México.

La inestabilidad política y económica existente en algunos países andinos, como Colombia y Perú, explica la baja participación de los mismos en la recepción de IED.

En el siguiente Gráfico se aprecia cómo durante la última década se ha abierto la brecha entre flujos de IED hacia países desarrollados, donde el crecimiento es casi exponencial, y flujos de IED hacia países en desarrollo, con una tendencia al alza mucho más moderada. Por su parte, los países en desarrollo recibieron durante el 2000 un total estimado de casi 200.000 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, cantidad similar a la de 1999. Los países asiáticos, especialmente China, y los latinoamericanos, destacado como principales receptores Brasil y México, concentraron casi el 95% de los flujos de IED hacia las regiones en desarrollo, y se encuentran, por tanto, entre los más favorecidos.

GRÁFICO. FLUJOS MUNDIALES DE

INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA 1991-2000

(USD $ Millones de Dolares)

edu.red

Fuente: Naciones Unidas, UNCTAD.

  • 5. Razones de la elección de América Latina como principal destino inversor español

Las razones de por qué América Latina como centro casi exclusivo de los flujos de capital español, son muy variadas, y unas y otras están frecuentemente ligadas. En su conjunto, lograron que, durante la década de los noventa (especialmente en su segunda mitad), los países emergentes de América latina se configurasen como un excelente destino para los capitales españoles, ayudado por un clima económico internacional favorable, y sin olvidar la ventaja competitiva derivada de una comunidad cultural compartida.

Uno de los grandes determinantes de la opción estratégica latinoamericana, y que no ha perdido fuerza en ninguno de estos años, es su calificativo como región emergente. El potencial de fuerte desarrollo poblacional es una solución al embudo demográfico que sufre nuestro país. Al enorme crecimiento poblacional previsto en América Latina hay que añadir el también aumento de los stocks de capital y de productividad totales, cuyos índices, actualmente en niveles muy bajos, permiten grandes mejoras.

La posibilidad de concluir exitosamente reformas estructurales futuras, es, indudablemente, un incentivo inversor muy destacado, así como las posibilidades generales de crecimiento14, pese a la desigualdad, también creciente, del mismo.

Existen otros factores que han perdido fuerza como motivos de atracción de capitales, pero que en su momento contribuyeron a la salida de flujos españoles hacia la región. Entre estos determinantes coyunturales cabe resaltar, por encima de todos, el cambio de políticas en las economías domésticas durante los años noventa.

Argentina fue el país en ir más lejos a la hora de aplicar políticas habituales en el resto de países latinoamericanos durante esos años, y especialmente en la reducción del papel del Estado en el ámbito productivo y de provisión de servicios. Junto a la privatización de empresas, principalmente las del sector servicios, y dentro de un marco de políticas de liberalización comercial y financiera, se llevó a cabo la desregulación de mercados estratégicos y la implantación de planes de incentivos para la localización nacional.

Ello favoreció la llegada de capitales extranjeros, especialmente españoles, que aprovecharon la compra de empresas a precios bajos, con rentabilidades crecientes e importantes márgenes para el desarrollo de su tamaño empresarial, lo cual favoreció la constitución de posiciones muy fuertes para nuestras empresas en muy poco tiempo, y con ello la posibilidad de una fácil defensa ante ofertas públicas de adquisición hostiles.

En síntesis, algunas economías latinoamericanas, y especialmente la argentina, se convirtieron, de una forma veloz, en las más transnacionalizadas del mundo, gracias a medidas de corte liberalizador.

  • 6. Características de la inversión española en Latinoamérica

Esta inserción dinámica en el mercado mundial, actúa como catalizador de su expansión, adquiriendo estos aspectos una especial relevancia dentro de los mercados latinoamericanos, donde, como venimos expresando, se han conseguido cotas de inversión verdaderamente significativas, con presencia en prácticamente todos los sectores de actividad: destacando especialmente los de industria, energía, banca, telecomunicaciones, infraestructuras, y más importante aún: la capacidad competitiva está resultando ser de primer nivel, por lo cual es de prever que estas inversiones, además de permanecer, se incrementarán, salvando situaciones de corto plazo.

Las grandes inversiones españolas en América Latina, se iniciaron a principio de los años noventa con la presencia de Telefónica e Iberia en los procesos regionales de privatización.

Posteriormente se potenciaron con el ingreso de Endesa, Iberdrola y Repsol a mediados de la década de los años noventa, y adoptaron dimensiones realmente significativas con la estrategia de adquisiciones iniciada por las entidades bancarias a partir de 1995.

En términos agregados, el sector bancario ha sido un destacado inversionista directo español en el exterior, superado por las grandes inversiones de las empresas de telecomunicaciones y energía. En efecto, la participación de Telefónica en la privatización del Sistema Telebras a mediados de 1998 (Brasil) y la toma de control y gestión de Repsol y Endesa en las mayores empresas energéticas privadas de Argentina y Chile respectivamente, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y Enersis a principios de 1999, han sido las más importantes operaciones no financieras realizadas hasta el momento.

Por lo cual América Latina, es el principal destino de la inversión directa española. Ello pone de manifiesto la madurez y el desarrollo del mercado español, así como el impulso de la iniciativa empresarial en nuestro país, que decididamente se ha lanzado a la búsqueda de nuevas oportunidades comerciales.

GRÁFICO. INVERSIÓN ESPAÑOLA EN AMÉRICA LATINA: 1985-2000

edu.red

Fuente: OCDE, Registro de Inversiones (2000)

  • 7. España, sexto país del mundo en inversiones en el exterior 1999

Según el Informe de la UNCTAD 200121, España se convirtió durante 1999 en el sexto país del mundo que más invirtió en el extranjero, con 43.000 millones de dólares, siendo la primera Inglaterra, que con 206.000 millones de dólares se situó por delante de Estados Unidos, cuya IED era de 136.220 millones.

La cuarta parte de las inversiones que recibió la región durante el año 1999 fueron realizadas por empresas españolas en su totalidad. La principal inversión en este periodo fue la compra por Repsol de la petrolera argentina YPF, que se elevó a 3.2 billones de pesetas.

Partes: 1, 2, 3, 4
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