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La formación del valor altruismo en los estudiantes de secundaria básica


    La Educación Secundaria Básica tiene como fin la formación básica e integral del adolescente cubano, sobre la base de una cultura general que le permita estar plenamente identificado con su nacionalidad, dominar y entender su pasado, enfrentar su presente y garantizar su preparación futura para adoptar de manera consciente la opción del socialismo, y comprometerse con la defensa de las conquistas sociales y la continuidad de la obra de la Revolución, en sus formas de pensar, sentir y actuar.

    En este campo de investigación son diversos los criterios de psicólogo, sociólogos y pedagogos que distinguen la responsabilidad del seno familiar en la formación de la personalidad de sus hijos, al brindarles las primeras nociones morales; principios y valores. La escuela en tanto, dirige y desarrolla estos valores y forma otros mediante el trabajo sistemático en consonancia con los intereses de la sociedad y el sistema político. La educación en valores es el resultado del trabajo continuo y sistemático en el plano docente-educativo de la escuela.

    En el terreno educativo las investigaciones de los valores se han llevado a cabo de manera prolija por un gran número de investigadores. sin embargo, los estudios han sido para situaciones concretas y anteriores. En su mayoría estos han sido de corte filosófico, de ahí que estudios psicológicos y pedagógicos aun sean necesarios, y constituyan una prioridad investigativa de la comunidad científica educativa cubana[1]

    El altruismo es un valor que a criterio de los autores no debe ser menospreciado en su formación y fortalecimiento por parte de la escuela ya que este es un valor integrador, considerándose por los autores que el mismo lleva implícitos modos de actuación de otros valores reconocidos y estimados como esenciales en la formación y desarrollo de la personalidad de los alumnos y que integralmente se trabajan por el Ministerio de Educación bajo la certera guía del Partido Comunista de Cuba. Sin el conocimiento del concepto y significación del altruismo para la sociedad, los educadores, familia y estudiantes estarán exentos de un comportamiento consciente, comprometido, incondicional y responsable, en los cánones de un valor intrínseca y verdaderamente humano, acorde a los principios de la Revolución Socialista.

    El Materialismo Dialéctico y los valores.

    Dentro del desarrollo del pensamiento filosófico la dialéctica materialista constituye lo más avanzado a partir de una concepción integradora y cosmovisiva del mundo. Creada por los alemanes Carlos Marx(1818-1883) y Federico Engels(1828-1883) y posteriormente desarrollada y ampliada por el ruso Vladimir Ilich Lenin(1870-1924), en época del capitalismo imperial; aporta los fundamentos teóricos y los principios metodológicos para desarrollar del tratamiento de los valores en un nivel superior de profundidad tanto en su devenir histórico como un fenómeno de naturaleza histórico social, cuya complejidad se expresa en las leyes de la dinámica de su estructura conformada por la conciencia moral, las relaciones morales y la actividad moral así como en su función reguladora, orientadora, valorativa y educativa, presentes en toda la actividad y el sistema de relaciones y comunicación humanas, cuya manifestación o rasgos característicos, son parte consustancial de la cultura de cada época.

    Los clásicos del marxismo hacen aportes consustanciales para la comprensión dialéctico-materialista de los valores, en cuyas tesis se encuentran el fundamento de naturaleza social, histórica y clasista, a partir de la multifacético actividad del hombre que tiene como centro el trabajo y de sus relaciones en el tejido social, lo cual se concreta en una determinada actitud ante la propia vida, en una forma específica de actuar y de comportarse.

    Por primera vez al penetrar en la esencia social e histórica de los valores, no se hace depender a estos solo de de las ideas como algo independiente, ni de condición biológica, natural, hereditaria, innata de los seres humanos, ni de la voluntad de algún Dios, ni de la subjetividad interna de cada individuo aislado; sino que es entendida como un fenómeno social que forma parte de la vida espiritual e ideológica y del mundo interno de los individuos, por lo que se da en relación de lo social (plano objetivo) y lo individual con (plano subjetivo), en lo externo y en lo interno, en la relación dialéctica.

    Algunos antecedentes de carácter histórico de la formación de valores en la pedagogía cubana.

    Las raíces históricas de la educación en valores del país se encuentran en el pensamiento pedagógico cubano de avanzada del siglo XIX, generado por los máximos exponentes del pensamiento ético: el padre Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Rafael Maria De Mendive, Enrique José Varona y José Martí, entre otros.

    Dentro de los valores que había que desarrollar estaban la precaución, la gratitud, la benevolencia, la conmiseración la prudencia, la alegría, la justicia y la fortaleza.

    Al percibir que este modelo debía perfeccionarse, Varela perfiló mejor su sistema educativo –instructivo centró su interés en la formación moral de la juventud. La experiencia pedagógica de Varela, su indiscutible estirpe de pedagogo, lo llevaron a defender presupuestos educativos que hoy son verdades probadas. Se aprecia también en su obra orientaciones metodológicas para enfrentar la formación en valores.

    El papel formativo y moralizador del trabajo no fue desconocido para Luz y Caballero: Él dio gran peso a la labor educativa en la escuela. Enfatizó la necesidad de desarrollar cualidades positivas de la personalidad, tanto a través del proceso de instrucción como mediante actividades programadas por la escuela.

    A fines del siglo XIX dos ilustres pedagogos se opusieron desde dos corrientes distintas, el positivismo cientifísta y el ideal educativo humanista, al ya deteriorado ideario hispano escolástico. Enrique José Varona (1849-1933) y José Martí (1853-1895). El primero desarrolló una teoría educativa basada en fundamentos positivistas. Estuvo siempre muy preocupado por la formación integral del estudiante y consideró a la educación de la parte moral preferencia, de ahí que para Varona el acto de educar es formativo en su esencia.

    Por su parte José Martí tiene un concepto muy claro de acerca de la formación integral del hombre, criterios que expuso a través de diferentes escritos en forma de artículos fundamentalmente. Martí defendía la conjunción dialéctica entre el conocer, pensar, y formar valores y su núcleo central es la formación del sentimiento estético. Para él debía mostrarse al niño relación indisoluble entre los conocimientos útiles, el pensamiento creador, la responsabilidad de actuar para transformar el medio natural y social y la formación de valores morales positivos. Con su pensamiento y accionar llegan a su grado máximo los conceptos de patriotismo e internacionalismo.

    La neocolonia no impidió el avance de ideas progresistas y revolucionarias en cuanto a la educación en valores. Ya en los años 30, sin embargo se introdujeron los postulados de la llamada Escuela Nueva. Esta a pesar de significar un avance pedagógico importante tuvo sus limitaciones. Los pedagogos cubanos asumieron las concepciones axiológicas del neokantismo, no satisfechos con los preceptos defendidos por el pragmatismo sobre formación de valores, proveniente de la Escuela Activa; lo que devino en un hecho inusitado y creativo al adaptarla a las condiciones específicas del país.

    A principios de la segunda mitad el pasado siglo, ilustres pedagogos asumieron el reto de no dejar caer las ideas más nobles y de vanguardia, propias de nuestra tradición martiana, principalmente; contra el espíritu conformista y existencialista del que se apoderó buena parte del devenir educativo de la época. Estos destacados educadores fueron capaces de de impregnar en su accionar educativo el sentido de la critica del buen hacer, la creatividad y esperanza, necesarios para un cambio en los horizontes patrios.

    Con el triunfo de la Revolución, el magisterio cubano ha sido fiel continuador y exponente de la ideología revolucionaria martiana, marxista y humanista, cuyo contenido de valores morales expresa los intereses y anhelos de las masas trabajadoras en el poder y en lucha permanente por la defensa del proyecto social socialista de independencia y soberanía nacional, de injusticia social y del culto a la dignidad plena del hombre. Sin duda la batalla por la educación masiva y gratuita, la eliminación del analfabetismo fueron de por sí el motor impulsor del proceso; siendo este a su vez fuente para la formación de los nuevos valores del nuevo sistema en construcción.

    En las difíciles condiciones del período especial, en la década 90, se ha agudizado la lucha ideológica que tiene como una de sus causas principales, el impacto de la situación económica de la vida ideológica y espiritual de la sociedad. Dentro de los efectos más evidentes en este contexto se encuentran contradicciones en la esfera de los valores, las actitudes y conductas de los individuos, las que en ocasiones son incompatibles con la ideología y la moral socialista y humanista de la Revolución, tales como el individualismo y egoísmo, la prostitución, el consumismo entre otros males sociales.

    La tradición histórica – pedagógica cubana permite un esbozo amplio de la educación en valores. De ahí que la educación y formación en valores constituyan la catarsis del devenir histórico y cultural de nuestro pueblo. Es así como la formación de valores debe continuar siendo una preocupación medular en la educación del país, variando solo las circunstancias que la hicieron necesaria no las causas.

    Tratamiento de los valores en el contexto educativo.

    La axiología es la rama del saber filosófico que estudia la naturaleza de los valores humanos (axia) valor – (lagos) estudio, tratado. La función valorativa se expresa en la regulación y orientación de la actividad humana sin que de ninguna manera excluya el conocimiento sino que lo presupone. Es evidente que lo axiológico se refiere a lo valorativo (el valor, la actividad) y las relaciones valorativas. La axiología no solo se ocupa de los valores positivos, sino también de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.

    Dada la complejidad de los valores, existen distintas dimensiones en su tratamiento y conceptualización, de acuerdo al objeto de estudio que fundamentan las diferentes ciencias. Los valores morales tienen su base en las relaciones objetivas y materiales que se establecen entre los hombres en el proceso de producción material por lo que se puede afirmar que no son reflejo de una idea o espíritu absoluto, ni son inmovibles, sino que constituyen elaboraciones o productos de naturaleza y carácter clasista.

    La Dra. Nancy Chacón hace un análisis de los valores en su aspecto moral planteando que estos "constituyen la unidad de lo objetivo y lo subjetivo, de lo emocional y lo racional el cual se da sobre la base de exigencias y necesidades humanas concretas que se expresan en los en los valores a través que se expresan en los valores individuales y sociales, aspiraciones y anhelos por lo que constituyen una autoafirmación de la condición humana.

    Los valores morales expresan la significación social positiva, buena, en contraposición al mal, de un fenómeno (hecho, acto de conducta), en forma de principio, norma o representación del bien, lo justo, el deber., con un carácter valorativo y normativo al nivel de la conciencia, que regula y orienta la actitud de los individuos hacia la reafirmación del progreso moral, el crecimiento del humanismo y el perfeccionamiento humano.[2].

    Se refieren a los principios, que después de un complejo proceso psicosociológico son asimilados por la conciencia de las personas, grupos, clases sociales o masa en general, y se expresan en sus ideas, conductas y actitudes.[3]

    La formación del hombre que requiere nuestra sociedad va aparejado a la necesidad del desarrollo de la personalidad del estudiante para ello es imprescindible una atención diferenciada a la formación en valores.

    En psicología el concepto de valor centra su atención en el mundo subjetivo de la personalidad. Los valores se asocian a la esfera volitivo – emocional del individuo aunque es cierto que a esta ciencia también le interesa lo social por ser esta una de sus ramas de estudio como por la necesidad de prestar atención a los factores sociales que actúan sobre la formación de la personalidad.

    El psicólogo ruso Liev S. Vigotski, integra el desarrollo psíquico de manera sistemática y acabada apoyándose en una metodología dialéctico-materialista. Entiende la actividad social concebida por la orientación y dirección de los adultos en el contexto cultural como experiencia histórico- social actuando en y sobre la base del las funciones psíquicas superiores que constituyen el fundamento del desarrollo moral del individuo que se educa y forma. Esto significa en síntesis, que la psiquis es una entidad dinámica producto del desarrollo histórico de la sociedad y que se desarrolla individualmente a partir de transformaciones estructurales y funcionales. Para Vigotski, además, eran inseparables, el aspecto intelectual de la conciencia, de lo afectivo y lo volitivo.

    En este punto el tratamiento psicológico de los valores se intercepta con su abordaje pedagógico interesado este último por el proceso de formación de valores o formación de una conciencia valorativa. Tanto a la psicología como a la pedagogía les interesan los valores como elementos constitutivos de la conciencia subjetiva humana. Desde el ángulo estrictamente psicológico no es lo más importante en correspondencia o no de los valores subjetivos con algún referente objetivo que trascienda la subjetividad individual o colectiva.

    La pedagogía en cambio no puede prescindir de del reconocimiento implícito de una escala objetiva de valores que guíe y oriente la formación pedagógica. Para el pedagogo alemán Scholz, los valores son siempre una relación sujeto-objeto, son el resultado las valoraciones, de un proceso de reflejo específico de la conciencia. Según el Dr. José Ramón Fabelo Corzo, los valores son motivaciones que guían la actividad y conducta del ser humano y que a veces son contrapuestas entre determinados individuos o grupos sociales. Estos pueden ser: naturales, objetivos o subjetivos. Son además una expresión de la realidad viva y actuante de cada uno de los sectores constitutivos de la trama social y los mismos conforman un sistema. Los valores se asocian al bien en contraposición al mal, por ello existen en forma dicotómica con los antivalores, se forman en el seno familiar, la escuela y el medio social que rodean al niño, adolescente y/o joven, Son el conjunto de virtudes del individuo, orientan la actividad del hombre, por lo que asumen un carácter práctico.

    Existen valores económicos (valor y valor de uso) materiales estéticos, morales, jurídicos, políticos culturales e históricos. Según este mismo autor: "Por valor generalmente se entiende la capacidad que poseen determinados objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana, es decir, la determinación social de estos objetos y fenómenos consistentes en su función de servir a la actividad práctica del hombre"[4]

    Este punto de partida indica tener en cuenta en la práctica educativa al menos tres planos de análisis de los valores que son explicados por el mencionado autor:

    En el primero, el sistema objetivo de valores. Entendido… "como parte constitutiva de la realidad social, como una relación de significación entre los distintos procesos y acontecimientos de la vida social y las necesidades e intereses de la sociedad en su conjunto" [5]

    Este sistema es objetivo, cada objeto, fenómeno, suceso, tendencia, conducta, idea o concepción desempeña una determinada función al tener una significación social positiva, en el sentido que contribuye al progreso social. Es dinámico, cambiante, dependiente de las condiciones histórico concretas y se estructura de forma jerárquica.

    El segundo, sistema de valores subjetivos. Se refiere a la forma en que la significación social es reflejada en la conciencia individual o colectiva "Cada sujeto social como resultado de un proceso de valoración, conforma su propio sistema subjetivo de valores, en dependencia, ante todo, del nivel de coincidencia de los intereses particulares del sujeto dado con los intereses generales de la sociedad en su conjunto, pero también en dependencia de las influencias educativas y culturales que ese sujeto recibe y de las normas y principios que prevalecen en la sociedad en que vive" [6]

    El tercero, sistema de valores instituidos. "Se encuentran constituido por los valores instituidos y reconocidos oficialmente… y emanan de la ideología oficial, la política interna y externa, las normas jurídicas, el derecho, la educación formal"[7] y otras actividades sociales.

    Partiendo del criterio de que existen tres niveles para comprender la relación entre lo objetivo y lo subjetivo en los valores, como se apunta anteriormente, es oportuno destacar que entre los filósofos burgueses predomina la absolutización de la objetividad o de la subjetividad en el proceso de formación y fortalecimiento de los valores.

    Se puede apreciar, que existe un componente objetivo del valor y otro subjetivo.

    Otro de los autores que percibe dicha relación es Risieri Frondizi al explicar que… "en el concepto de valor se presenta la relación entre lo objetivo y lo subjetivo".[8] Como se ha dicho, se logra mediante la actividad práctica que desarrolla el sujeto para satisfacer sus necesidades.

    Es necesario esclarecer, que sin desconocer los planos de análisis anteriores, se ha considerado como objeto de este estudio, el sistema subjetivo de los valores a partir del presupuesto que la significación social del valor se asume por los individuos y conforman los valores espirituales relacionados con los niveles de desarrollo de la sociedad.

    Los autores, además de los criterios conceptuales antes mencionados, asume como válido el concepto de valor establecido por el colectivo de investigación sobre modelo pedagógico para la formación de valores del Instituto Superior Pedagógico: "Juan Marinello", el cual plantea que el valor:

    "Es una formación psicológica de la personalidad, predominantemente inductora , que expresa el grado de importancia significación o sentido personal consciente, que adquiere para el individuo, los objetos y fenómenos de la realidad en un contexto determinado, en dependencia de las posibilidades de satisfacción que éstos proporcionan para sus necesidades y que se manifiestan a través de las normas de relación que el individuo establece hacia los mismos y especialmente en sus relaciones interpersonales para la convivencia con los demás miembros de la sociedad."[9]

    Formar valores implica un sólido proceso de interiorización que transita por los siguientes componentes:

    1.- Componente cognitivo del contenido del valor, informativo y propiciador de convicciones. Hay que explicar en qué consiste el valor; el estudiante debe conocer el modelo del deber ser y su fundamentación, así como la significación social del valor.

    2.- Componente afectivo, creación de la necesidad de sensibilización motivacional e fomentador de ideales. Hay que lograr que el estudiante haga suyo el valor, sienta el deseo de alcanzarlo, logre emociones positivas y satisfacciones cuando se comporta acorde con los valores más altos de la sociedad; a la vez garantizar que lo nuevo conocido adquiera una significación positiva para él.

    3.- Componente volitivo de socialización, de compromiso de arribo a acuerdos y conclusiones: propiciador de principios morales. Comprende la toma de decisiones por el estudiante al asumir conscientemente el valor y defenderlo.

    4.- Componente comportamental, de cierre o de formación a aplicación a las normas de conductas (actitudinal). Es necesario que el estudiante se comporte en la práctica, acorde con el valor, ésta es la única forma de consolidarlo y hacerlo estable, por lo tanto, hay que dar la posibilidad de apreciar esos valores en la realidad, en su comportamiento cotidiano, recompensándolo cuando lo hace bien y criticarlo cuando lo hace mal, propiciando que ejercite la autocrítica cuando el comportamiento no es adecuado.

    En la formación de valores: lograr el adecuado vínculo entre lo cognitivo, afectivo, volitivo y conductual, implica atender distintos momentos: "motivar, conocer, admirar, amar y lograr el compromiso"[10]

    El contenido del valor, se practica en las actitudes y conductas del propio individuo, en sus relaciones con los demás y en la expresión de sus sentimientos y de sus convicciones. La mejor educación en valores es aquella que procure que la imagen subjetiva del valor tienda coincidir con el valor real objetivo de las cosas.

    La educación y formación de valores trasciende los horarios escolares y las asignaturas y comprende la actitud, conducta y sentimientos del hombre ante la vida, la sociedad, la naturaleza, el arte, el trabajo y el estudio. Los valores se forman en el seno familiar, la escuela y el medio social que rodean al, adolescente.

    La educación, formación y fortalecimiento de valores en los adolescentes.

    Se hace necesario, aún en forma breve, abordar los conceptos de Educación y Formación con este propósito se asume concepto de Educación que se encuentra en el diccionario de Ciencias de la Educación, el cual declara que éste es un principio, un proceso de inculcación y asimilación cultural, moral y conductual. Básicamente es el proceso por el cual las generaciones jóvenes incorporan o asimilan el patrimonio cultural de los adultos. Es una realidad histórica (no natural) producida por el hombre y vinculada a su contexto.

    Para conceptuar la significación de Formación los autores asume el dado por Esther Baxter en su libro: ¿Cuándo y cómo educar en valores? La cual plantea que la Formación de un sujeto (el estudiante) debe ser entendida como el resultado de la educación recibida, que se evidencia en una posición activa en su aprendizaje y desarrollo, así como en la actitud positiva que pone de manifiesto en aspectos fundamentales de su vida, entre ellos: la familia, el estudio, el trabajo, y la patria.

    Condiciones de vida y educación no pueden por sí solos determinar el desarrollo de la personalidad del adolescente ya que científicos, pedagogos y psicólogos tales como Scholz, Vigostki y Petrovski han demostrado que en condiciones sociales idénticas pueden formarse cualidades y personalidades diferentes en distintos sujetos, debido a que las influencias sociales y educativas actúan sobre un individuo con una historia singular de desarrollo anterior, con una experiencia única y donde se han formado ya algunas cualidades de su personalidad.

    Según la mayoría de la bibliografía consultada , la adolescencia abarca un período de entre los 11 años hasta aproximadamente los 16 años, aunque esta etapa tiene límites muy poco precisos ya que muchos autores los extienden hasta los 18 años dependiendo ya no solo de la edad cronológica del individuo sino de su desarrollo personal y social.

    En esta etapa suelen producirse cambios en la posición que ocupa el adolescente en el hogar y en la escuela, adquiriendo nuevas responsabilidades En el seno familiar se le asignan tareas de mayor complejidad, que implican una participación más activa e independiente, aunque aun esta supeditado a la tutela familiar.

    Por otro lado están los cambios anatomofisiológicos como psicológicos que han venido ocurriendo desde la etapa anterior y que ahora se hacen de manera más evidente.

    Desde el punto de vista psicológico las condiciones internas en los adolescentes se caracterizan por la necesidad de independencia y de autoafirmación, que se expresan en el deseo de ser tratados como adultos; es consciente del desarrollo alcanzado, por lo que siente que ya no es un niño. Se compara con el adulto y exige sus mismos derechos. Se incrementa, su vez la necesidad de ocupar un lugar en el grupo de sus contemporáneos, de conquistar el reconocimiento aceptación de sus compañeros.

    En la adolescencia el estudia condiciona al desarrollo cognitivo, ya que la asimilación del conocimiento científico exige el desarrollo de la percepción que se hace cada vez más racional, convirtiéndose en una observación dirigida a determinar nexos y relaciones entre objetos y fenómenos; la memoria adquiere un carácter más consciente, premeditado y lógico, vinculándose cada vez más al pensamiento, lo que hace al adolescente más apto para apropiarse de un cúmulo mayor de conocimientos, usando para ello procedimientos lógicos.

    El adolescente se identifica con un grupo en el que existen intereses, valores, puntos de vista comunes, propios de la edad, donde se siente comprendido, lo que no ocurre siempre en sus relaciones con los adultos. Por eso el grupo se erige en el fundamental objeto de la orientación y aprobación de su conducta, contribuyendo a la asimilación de normas morales que se establecen en el seno del propio grupo y que todos los miembros deben cumplir: el respeto, la ayuda mutua, la confianza, la fidelidad, etc. Las visiones morales que adopta dependen en gran medida de las exigencias morales vigentes en su grupo de coetáneos. No obstante aparecerán en él un conjunto de puntos de vista, juicios, y opiniones propios del carácter moral, que participan en la regulación de su comportamiento con relativa independencia de las influencias grupales.

    En la adolescencia el maestro debe continuar organizando la opinión grupal pero en forma indirecta: apoyándose en los adolescentes, y no tratar de lograr que asimilen determinadas exigencias bajo"presión" externa, ya que esta situación conduce a un formalismo moral en la enseñanza.

    Las orientaciones valorativas en los adolescentes.

    Las orientaciones valorativas se van conformando desde las primeras edades y dependen de la experiencia histórica social concreta, del tipo de sociedad y de clase a que pertenece el individuo. En ello influye el nivel educacional de la persona, su educación política-ideológica, sus relaciones familiares y la forma en que relaciona y valora, los objetos y fenómenos de su entorno. El conocimiento de las orientaciones valorativas de los adolescentes tiene importancia fundamental para los educadores, pues les permite conocer el resultado de su trabajo, obtener educación básica para orientar o reorientar su acción educativa y dirigir acertadamente la formación de los educandos. Para ello los docentes deben elevar su preparación para poder cumplir con estas responsabilidades.

    Es importante escoger las cualidades adecuadas para las distintas edades y hacer corresponder la cognoscitiva (que es cualidad) con lo afectivo (la satisfacción por alcanzarla) y lo volitivo (el esfuerzo para hacerlo bien, suficiente y sistemáticamente). En la adolescencia comienzan a desarrollarse aquellos procesos internos que, a finales de esta, conducen a la formación de puntos de vistas, orientaciones relativamente estables e independientes, y un sistema de aptitudes hacia lo que los rodea y hacia las valoraciones de si mismos que también resulta relativamente estable. Se hacen mucho más emancipados de la influencia directa del profesor. El trabajo por la cohesión y la calidad del colectivo debe estar dirigido a lograr la unidad de las orientaciones valorativas.

    Una tarea básica de la educación político-ideológica y moral es precisar los valores que debemos formar en adolescentes y jóvenes para convertirlos en orientaciones de valores estables. La formación de los valores debe ser el reflejo y la expresión de las relaciones verdaderas que constituyan reguladores en la vida futura de estos alumnos. Esta formación debe lograrse como parte de la educación general y científica que reciben los adolescentes, como conocimiento, como producto del reconocimiento de su significación y como conducta. En la Secundaria Básica existe una tendencia a la autodeterminación en relación con los significados sociales.

    Es conocido que no se nace con valores, estos no son heredados con los genes. Ellos son el resultado de una educación y formación en el contexto social, de ahí que para lograrlos se debe:

    Establecer modelos, aspiraciones a través de actividades que generalmente se producen en el desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje: diálogos, conferencias, talleres, debates, visualización y análisis de filmes, materiales audiovisuales y documentales, actos culturales, políticos, etc.

    Se deben considerar algunos elementos en la educación en valores: Evitar la transmisión fría y esquemática de valores, Pulsar permanentemente las dictadas valorativas de la realidad, las exigencias prácticas de la vida cotidiana para ofrecer con la mayor agilidad posible una respuesta política jurídica y pedagógica a las contradicciones, Mostrar que las reformas capitalistas que hoy se introducen son medidas absolutamente necesarias e inevitables y constituyen un factor instrumental que contribuirá a la recuperación económica de manera circunstancial.

    Reconceptualizar nuestra utopía, nuestro proyecto, nuestra imagen de la sociedad de llegada, de manera que se le otorgue un sentido estratégico Socialista a todo lo que hoy hacemos y evite la impresión de que nos movemos irremediablemente hacia el capitalismo. Rescatar los ideales marxistas, demostrar su cientificidad y credibilidad y renovarlo creadoramente, Poner permanentemente en evidencia el nexo histórico y genético existente entre los valores que hoy defendemos y los que se encuentran en el fundamento y origen de la nación cubana.[11]

    Educar la capacidad valorativa es preparar al individuo para adquirir nuevos valores y desarrollar habilidades, tales como: determinar si posee la información necesaria para hacer valoraciones, sobre el objeto o fenómeno a valorar, caracterizar los aspectos esenciales, establecer los criterios y patrones, comparar con los aspectos esenciales, elaborar y expresar los juicios de valor.

    A criterio de los autores, el docente debe, ser entonces, un conocedor cabal de la línea de nuestro Partido, la lucha de nuestro pueblo, por su liberación y de las concepciones marxistas-leninistas y su importancia para la construcción de la Sociedad Socialista en nuestro país. Ser un estudioso de los discursos de nuestro Comandante en Jefe y otros dirigentes de la Revolución y mantenerse informados del acontecer nacional y extranjero a través de los principales medios de difusión para de esta forma guiar, definir y encaminar el contenido ideológico de sus clases y su accionar en la educación del estudiante.

    Estos modelos deben luego llevarse a la práctica para que se conviertan en manifestaciones de la conducta, a través de juegos, asignación de responsabilidades y tareas, actividades productivas, recreativas y socialmente útiles. ¿Cómo definir formación?

    Cuando se habla de los objetivos formativos de aprendizaje, se refiriere a la formación intelectual, a la formación humana, a la formación social y a la formación específicamente profesional del estudiante, no obstante, se añade el criterio de que en Cuba, los objetivos también responden a la formación política e ideológica y cultural general que deben recibir nuestros educandos.

    La formación intelectual se refiere a la adquisición de métodos, habilidades, destrezas, actitudes y valores de tipo intelectual; se incluyen determinados objetivos, tales como: que el alumno aprenda a pensar, a razonar, a analizar, a expresar sus ideas por escrito y de forma oral, a investigar, que aprenda a estudiar, que tenga curiosidad intelectual a la vez que aprenda a discutir y a fundamentar lo que dice, aceptando las ideas de los demás.

    La formación humana entre otros aspectos incluye habilidades, actitudes y valores por parte de los alumnos, considerando a estos como personas, con una potencialidad en proceso de desarrollo que los maestros pueden ayudar a que se realicen. Aquí se deben potenciar valores tales como la honestidad, la honradez, la justicia, la solidaridad, el altruismo, la laboriosidad, la responsabilidad, la búsqueda continua de la verdad con espíritu de profesionalismo, que aprendan a conocerse a sí mismos y a aceptar limitaciones y capacidades en sus comportamientos.

    La formación social está dirigida al desarrollo de habilidades, actitudes y valores en los estudiantes, considerándolos como parte de un grupo, buscando que aprendan a convivir, a trabajar, a desarrollar su espíritu colectivista, a conocer y respetar las normas, identificarse con la política social cubana y a asumir una posición comprometida ante las tareas sociales.

    En la formación profesional se incluye el desarrollo de actitudes, valores y habilidades por parte del alumno, visto como un futuro profesional de la educación que en un corto tiempo adquiera la ética pedagógica y sea capaz de actuar con libertad e independencia en la toma de decisiones y de aportar a las transformaciones necesarias en su contexto de actuación.

    La formación política-ideológica incluye habilidades, actitudes y valores que le permiten al estudiante la utilización del instrumental dialéctico materialista en el análisis de los problemas de la contemporaneidad y de Cuba, de modo que asuma un estilo de pensamiento reflexivo y valorativo siendo capaz de traducirlo en una actitud humanista y revolucionaria en su labor profesional. Por otro lado debe estar preparado en este sentido porque a la vez de instruir tiene la responsabilidad de demostrar los valores, la ideología y defender políticamente el proyecto social cubano.

    La formación cultural general aporta al futuro egresado el desarrollo de habilidades, actitudes y valores que complementan e integran su formación profesional e individual, facilitando su papel como promotor cultural lo cual contribuye a elevar su calidad de vida y su desempeño social. Los de tipo formativo requieren más tiempo para lograrse cabalmente, así como el esfuerzo conjunto de toda la planta docente (o por lo menos de la mayoría).

    El proceso de formación de valores exige la consideración de un sin un número de aspectos que la condicionan tales como:

    – Ser susceptibles de ser pensado, proyectado y diseñado desde la escuela, como sistema de influencias externas y desde la labor del maestro primordialmente.

    – Formar parte de un proceso más complejo y más amplio: La formación de la personalidad y por tanto de la educación, al constituirse aquella en la finalidad esencial de esta.[12]

    Es necesario tener en cuenta estas premisas para que no se corra el riesgo de interpretarse la formación de valores de forma abstracta y ajena a la realidad en que se desarrolla

    Además debemos considerar los presupuestos histórico-culturales; los contextuales e individuales. Esto hace de la educación y formación de valores algo concreto, científico y sobre todo acorde a la realidad en que existimos y nos desarrollamos. Por lo que estos presupuestos devienen exigencias insoslayables a atender. La educación y formación en valores presenta un sin número de cuestionamientos a través de los cuales se expresan las relaciones entre lo deseado y lo real, su carácter multifactorial.

    Se requiere que en el proceso se transformen los mecanismos establecidos por la escuela en cuanto a sistema de relaciones, así como el propio trabajo de directivos y profesores. Tampoco deben obviarse, sino darle su justo valor a y protagonismo a las organizaciones estudiantiles, en este caso la Organización de Pioneros José Martí y la Federación Estudiantil Universitaria, (en los centro donde haya maestros en formación y exista una brigada universitaria). Estos serán capaces de cohesionar los colectivos estudiantiles, motivarlos y dirigir la propia actividad del grupo, además deben participar en la dirección del centro.

    La escuela demanda hoy de las estructuras de dirección en coordinación con las organizaciones políticas y de masas, así como la familia célula fundamental de la sociedad; la elevación constante del nivel de docentes y trabajadores del centro que garanticen una influencia activa y correcta en la formación de valores del estudiante.

    A la Pedagogía le interesan los valores como elementos constitutivos de la conciencia subjetiva humana. Ella no puede prescindir del reconocimiento implícito de una escala objetiva de valores que guíe y oriente la formación pedagógica. Pero esta no da un cuadro integral de los valores por sí misma.

    Las herramientas pedagógicas no son suficientes para enfrentar los problemas cardinales de la axiología y sus mayores aportes al igual que en la psicología, se refieren a la esfera de los valores subjetivos del individuo. La posición sociologista la que asume el valor como el resultado consensuado de la conciencia colectiva de la sociedad viene a calzar una parte de lo que no pueden la pedagogía y la psicología.

    Los agentes socializadores en la formación y fortalecimiento de valores.

    La sociología asocia los valores a las fuerzas motrices del funcionamiento de la sociedad, a la direccionalidad de su movimiento, a la finalidad de las conductas sociales. Los valores sólo pueden convertirse en fuentes motivacionales de los sujetos sociales y señalar una dirección y finalidad a su conducta sin son subjetivamente asumidos por ellos, es decir en tanto componentes de su conciencia.

    Cuba cuenta con una estructura a nivel social que potencia el trabajo con los adolescentes. Además cuenta con un enorme potencial profesional excelentemente capacitado y en constante superación. A su vez existen organizaciones sociales que se insertan desde la comunidad y aglutinan a todas las personas del barrio, bloque, comunidad y sociedad en su conjunto, las cuales son agentes que ejercen una influencia determinante en la solución de conflictos y problemáticas más puntuales, como también preparan y orientan en lo personal, social, profesional, científico, político e ideológico a toda la población.

    La familia es donde se desarrolla el estudiante desde su nacimiento y donde se manifiestan la gran parte de sus motivaciones psicológicas .La sociedad en que se mueve esta familia es determinante y a su vez, la familia condiciona en sus descendientes, cualidades imprescindibles de la personalidad esta tiene un papel mediador en la transición de lo personal a lo social.

    Cada familia es particular en lo que concierne a su modo de vida, depende en gran medida de sus condiciones de vida, actividades sociales, y relaciones sociales de sus miembros. Las condiciones de vida de esta tienen una significativa consecuencia subjetiva en cada uno de sus miembros.

    Las actividades y relaciones intrafamiliares de este pequeño grupo humano que es la familia tienen como fin satisfacer las necesidades de sus integrantes, de manera interdependiendiente, y no como individuos aislados. Por medio de estas actividades y en esta vida grupal, es que se produce la formación y desarrollo de la personalidad de sus miembros, posibilitan la transmisión de conocimientos iniciales y la formación de cualidades de la personalidad, condicionantes en la asimilación de posterior del resto de las relaciones sociales.

    El carácter estimulador que debe tener la escuela en las relaciones entre estudiante y familia para influir en el proceso docente- educativo intrafamiliar y lograr la convergencia de las acciones sobre quien es el centro de esta labor mancomunada es reconocido por ser un principio pedagógico.

    Familia y escuela inician los procesos de socialización de los seres humanos, ambas están siendo constantemente influenciadas recíprocamente por lo que deben cooperar entre sí. Los docentes son los profesionales más capacitados para estimular estas relaciones, por su preparación, tareas, que deben ejecutar en la institución, y por su prestigio en la comunidad. Por ello e que padres y vecinos ven en el docente el principal ejecutor de esta labor aunada.

    La caracterización de la familia por el Profesor general integral de Secundaria Básica es parte primordial de su desempeño. A partir de esta la escuela tiene la posibilidad de reconocer cuales son sus necesidades. Esta caracterización parte de la realización de un diagnóstico fino. Esta caracterización de la familia precisa de indicadores de evaluación bien establecidos. Hacer una definición de lo que es de interés evaluar y si se está claro en que se empleará esa información. Luego se considerarán métodos y procedimientos de evaluación referentes la familia.

    La escuela y el colectivo pedagógico deben analizar y preparar sus propios instrumentos para de esta forma además de profundizar en el conocimiento de los estudiantes y la familia permita a los docentes emplearlos correctamente, servirse de ellos e interpretar, por consiguiente, su verdadera naturaleza.

    De igual forma la relación escuela- comunidad es fundamental. Se deben establecer vínculos permanentes entre la escuela y la comunidad a través de las diferentes instituciones culturales, y organizaciones políticas y de masas, centros de trabajo, para contribuir a una orientación más profunda y especializada, desde el punto de vista educativo, formativo y preventivo. Se convocará a todas las familias para realizar actividades de la escuela en vínculo estrecho con los factores antes mencionados.

    En la comunidad, barrio o zona, se da un proceso educativo mucho más espontáneo, con características asistemáticas no formales, donde se pone énfasis en tradiciones y costumbres, formas de vida y normas de conducta (sobre todo en los municipios, y en algunos barrios en el caso de Cuba). Las relaciones que se establecen, por lo general resultan un tanto formales entre las instituciones y las afectivas van a estar determinadas por los vecinos y amigos del barrio.

    Una adecuada relación escuela –comunidad –familia es fundamental puesto que contribuye de manera efectiva a la educación y formación de la personalidad. Los educadores educan al estudiante, pero nada se logrará de manera optima si no se involucran en este empeño el medio familiar, y social (barrio, zona, comunidad) los que deben trabajar de manera mancomunada, integrada y cohesionada para posibilitar esa educación en valores.

    La relación coherente entre familia, escuela y comunidad contribuye de manera efectiva en la formación y educación de la personalidad, aún cuando el docente se erige como responsable de unificar a todos los factores del proceso de formación y fortalecimiento de valores y procurar el apoyo de los agentes sociales, según corresponda y de esta manera alcanzar los objetivos propuestos.

    El pueblo cubano mantiene irreductible su decisión de mantener el sistema político económico-social socialista en donde la actuación personal y colectiva es decisiva y esta, a pesar del evidente retroceso moral en algunos sectores o grupos sociales, se ha mantenido acorde a los principios más puros de la Revolución. Por otro lado se esta bien seguros de cuales son los valores a formar, desarrollar, mantener y fortalecer además de mantenerse una correspondencia entre los valores objetivos de la realidad social, los valores socialmente instituidos y los valores de la conciencia.

    Un mejor funcionamiento de la relación de la escuela con la familia y con la comunidad y una mejor atención a sus diferencias individuales; una partición armónica entre los sujetos participantes en el proceso pedagógico, y la interdisciplinariedad en el proceso de enseñanza aprendizaje; se asegurará a partir de la aplicación exitosa del modelo actual de Secundaria Básica.

    Formación y fortalecimiento de los valores en el contexto educativo de la Secundaria Básica en Cuba.

    La educación Secundaria Básica está en correspondencia con los actuales escenarios en que se desarrolla la educación cubana, matizada por los cambios socioeconómicos que se han ido desarrollando de manera vertiginosa en nuestro país y, fundamentalmente, a partir del denominado Periodo Especial en que nos encontramos. Refleja el nivel de concreción de la política educacional que traza el Partido y que necesita la sociedad cubana: formar nuevas generaciones de cubanos consecuentes con los principios de la sociedad socialista en Cuba.

    En el modelo actual de Secundaria Básica hay una nueva concepción del docente en este nivel de enseñanza, el Profesor General Integral el cual deberá estar capacitado para de desplegar actividades en cualquier área de trabajo educativo e impartir toda la asignaturas excepto Inglés y Educación Física. Ello redundará en una atención más diferenciada y personalizada al estudiante que promueva, esto que aprendan más a partir de un diagnóstico profundo y de un tratamiento individualizado, con el apoyo que le brindan los nuevos medios con que dispone la escuela: la televisión y el video, la computación y el resto de los programas priorizados de la Revolución.

    La Secundaria Básica en Cuba, a su vez es objeto de transformaciones debido a la necesidad de operar profundos cambios en su esencia[13]

    Esta educación integral que necesitan los adolescentes, que anhela la sociedad socialista y que deben ser portadores valores humanos y revolucionario, poseedores, además de una cultura general integral y básica que les permita ser responsables en la toma de decisiones en su vida futura y que se corresponda con las necesidades sociales de su comunidad y del país; requiere de un profesional de la educación formado en función de estos objetivos, que posea cultura política, métodos pedagógicos adecuados y dominio de los contenidos de los programas escolares en las distintas asignaturas y grados.

    Los objetivos formativos de cada grado y del nivel tienen como sustento esencial, la formación de valores en los estudiantes, con énfasis en la responsabilidad, la honestidad, la honradez, y el patriotismo, dentro del sistema de valores a los que se aspira.

    Para el logro de estos objetivos formativos en el grado deben cumplirse tres requisitos que son imprescindibles:

    – La ejemplaridad del profesor, que debe estar presente en cada momento de su actuación.

    La organización escolar, la cual debe propiciar un ambiente educativo donde prime la disciplina, el orden, la belleza, la organización y la tranquilidad.

    – La clase, con intencionalidad y un enfoque ideo- político adecuado.

    Se debe garantizar así el un trabajo con los adolescentes de manera más eficiente, al lograrse un mayor desarrollo de su conciencia, del espíritu profundamente solidario y humano, del sentido de identidad nacional y cultural de nuestro pueblo, del patriotismo socialista, creativo y transformador de la realidad en que vive. Valores tales como el humanismo, el sentido del deber, la responsabilidad, el altruismo, el patriotismo, la honestidad, la voluntariedad, la disciplina, incondicionalidad constituyen pilares en la formación integral del hombre que requiere nuestro país.

    El altruismo, valor de valores.

    El altruismo es un valor con referente teóricos algo limitados según el diccionario Aristos de la Lengua Española este no es más que el deseo del bienestar ajeno. Del latín altrui: de o para otros, en filosofía descubre una teoría de la conducta que consiste en desear el bien de los demás como último fin de todo acto humano. En cualquier teoría ética o de formación de valores morales, es la antítesis del egoísmo. Significa también: abnegación, esmero, complacencia en el bien ajeno.

    Para nuestro Apóstol, el altruismo se expresaba en la negación del individualismo. La actitud del hombre digno se concibe en el continuo hacer en función de los demás y vivir a espaldas de los intereses personales.

    ¿Por qué el altruismo?

    A partir de lo expresado en La Enciclopedia Encarta: Es la preocupación desinteresada por el bien de los demás, ajeno a sus propios intereses. El altruista se opone al egoísmo que antepone el interés personal al interés de los demás y de la sociedad. La ética burguesa limita la idea del altruismo a las relaciones entre individuos e ignora las bases sociales, las bases de clase de la moral. La moral socialista armoniza los intereses de los individuos con los de la sociedad.

    "Lo que unge grande al hombre es el desamor de sí por el beneficio ajeno" [14]

    El altruismo, además, está directamente vinculado a otros valores y principios éticos-morales tales como el patriotismo, justicia, conciencia del deber, responsabilidad, incondicionalidad, modestia, honradez, desinterés y fidelidad.

    La educación dentro de los cánones de altruismo, en opinión de los autores, es difícil de implementar, puesto que aquellos llamados a fomentarla y desarrollarla, no dominan con certeza su significación o la consideran una quimera. Padres y docentes no poseen ni los modos de actuación ni las herramientas para llevar a cabo la educación de un valor como el altruismo, el cual es considerado elitista, en algunas ocasiones, ingenuo en otras, sin propósito o incluso pasado de moda y hasta insensato. A criterio de los autores es ayudar a causas dignas y justas, comprometerse en proyectos que reclaman nuestro tiempo o medios en beneficio de los demás. Es el servicio desinteresado a la sociedad a la Patria y la humanidad en su conjunto. El trabajo en aras de la consolidación del bienestar social y colectivo por encima de lo personal e individual. A este modo de actuación le son afines, la solidaridad, la generosidad, el internacionalismo, la bondad, la dignidad, la disciplina, la responsabilidad, el desprendimiento, la honestidad y la honradez.

    En la estructura del modelo del deber – ser de los valores, fueron considerados y adaptados los resultados que en tal sentido se derivaron de la investigación titulada Modelo pedagógico para la formación de valores, desarrollada por el Instituto Superior Pedagógico "Juan Marinello."

    Los autores coinciden a su vez con el criterio de la Dra. Matilde Dinella Chirino Roque[15]El modelo deber- ser es: el sistema de conocimientos, ideas, convicciones que reflejan de manera adecuada la significación social de los valores y que pueden inducir al estudiante a las normas de conductas que se desean y que se corresponden con las exigencias del proyecto social cubano."

    Se tiene en cuenta la siguiente metodología para su implementación.

    • Redactar las definiciones del modelo del deber – ser y de los valores.

    • Precisar el contenido que expresa este valor.

    • Determinar los indicadores que caractericen el valor, concentrados en los criterios siguientes:

    – Un adolescente (estudiante) altruista debe: ser, demostrar, tener y rechazar.

    Un estudiante adolescente altruista Debe ser:

    Capaz de anteponer las necesidades, principios, fines, objetivos del colectivo y la sociedad a las propias.

    – Desprendido con absoluto desinterés.

    – Capaz de sentir mayor realización personal en tanto mayor sea su aporte social en la actividad que desempeñe.

    – Capaz de sentir los problemas de los demás como propios. Brindar afecto y comprensión; mostrar interés, preocupación, colaboración y entrega generosa hacia las personas.

    – Solidario con sus compañeros y demás personas que nos rodean.

    – Propiciador del ambiente de colaboración y trabajo en equipo.

    – Capaz de desarrollar la consulta colectiva, el debate, el diálogo para identificar los problemas y la unidad de acción en las posibles soluciones.

    – Socializador de los resultados del trabajo y del estudio.

    – Consciente de la importancia de su labor y ponerla en función del beneficio social y económico del país.

    – Activo combatiente de toda manifestación de egoísmo, individualismo, consumismo, y sumisión.

    – Participante activo en la solución de los problemas del colectivo o grupo y de la comunidad.

    – Promotor de un modo de participación democrática, donde los individuos se sientan implicados en los destinos de la familia, la comunidad, su colectivo estudiantil, laboral y el país.

    – Capaz de mantener el proyecto de vida individual indisolublemente ligado al proyecto social socialista y poner el talento al servicio de la Revolución.

    – Promotor de actitudes colectivas de austeridad y modestia.

    – Capaz de realizar acciones internacionalistas dentro y fuera del país, incluso al precio de elevados sacrificios materiales y espirituales.

    – Capaz de propiciar un clima de compromiso, consagración y nivel de respuesta a las tareas asignadas.

    – Capaz de identificarse con las causas justas y defenderlas.

    – Sincero en el discurso y consecuente en su acción.

    – Velador por que los recursos económicos se destinen hacia u objeto social.

    Un estudiante adolescente altruista Debe demostrar:

    – Satisfacción en el bienestar ajeno.

    – Realización plena en el servicio al prójimo.

    – Su humanismo y solidaridad con todos por igual.

    – El desinterés por lo netamente material.

    – Espíritu internacionalista.

    – Plena dedicación a la actividad laboral y social que realice.

    – Un comportamiento ejemplar en la actividad social y en la vida cotidiana.

    – Disciplina, consciencia, eficiencia, calidad y rigor en cada tarea asignada.

    – Una conducta consecuente con la ética y los valores de la Revolución Cubana.

    – Apego irrestricto a la verdad.

    Un estudiante adolescente altruista Debe tener:

    – Responsabilidad y firmes convicciones revolucionarias.

    – Interés, disposición y satisfacción por la tarea que realiza

    – Hábitos de asistencia y puntualidad ante las tareas productivas y ante el trabajo voluntario.

    – Participación en las actividades concretas que el individuo realiza en el centro al que pertenece (escolar, comunitario).

    – Voluntad para cumplir las metas con abnegación y sacrificio.

    Amor, respeto y sentido de pertenencia hacia el colectivo educacional, su comunidad, barrio y localidad y en un sentido más amplio por su país.

    – Sentido de justicia y dignidad.

    Estos elementos conforman al individuo en su formación con sus determinaciones cualitativas como personalidad e individualidad, determinan el tipo de interacción con la sociedad y revelan el grado de humanitarismo que se va produciendo en el sistema de relaciones sociales en cada etapa histórica concreta del desarrollo de la sociedad, así como el grado de altruismo contra egoísmo y de independencia en la autorregulación moral, como expresión de la correlación de la necesidad- libertad.

    Una vez asimilados los modos de actuación altruistas el estudiante debe rechazar:

    – Cualquier manifestación egoísta e individualista.

    – El interés material sin propósito noble, útil, o desmedido.

    – La deshumanización, abuso de cualquier índole.

    – La haraganería, indolencia, morosidad y falta de ocupación y preocupación ante las tareas y el trabajo de orden colectivo o individual.

    – La falta de ejemplaridad e indisciplinas.

    – La inmodestia, deshonestidad y la mentira.

    – El robo y cualquier asomo de contrarrevolución, corrupción, conductas negativas o comportamiento alejado de los patrones éticos o de la moral socialista.

    – La enajenación del individuo su desarraigo y la apatía.

    – La enajenación de la propiedad social en beneficio de la propiedad privada o individual.

    Ser altruistas lleva implícitos un alto nivel de entrega, compromiso, e incondicionalidad , no tanto de sacrificio como de cumplimiento del deber y amor por lo que se hace, optimismo, satisfacción y placer (alegría) ante el cumplimiento de los objetivos propuestos en el servicio al prójimo.

    La adolescencia es una edad clave para la formación intensiva de los valores en su conjunto y del altruismo en particular, aspecto a tener en cuenta por los educadores para el logro de este objetivo de manera más eficaz. A pesar de la complejidad de este estadío en el plano psico-pedagógico, este se presenta como momento óptimo para el logro de una formación y fortalecimiento de los valores.

    En esta etapa también la autovaloración adquiere un carácter consciente y generalizado aunque aún el adolescente no realiza una fundamentación adecuada de sus características personales como sistema, y en ocasiones las cualidades que destaca al autovalorarse son abstractas, no lográndose establecer un vínculo adecuado entre estas y su comportamiento diario.

    Los valores están intrínsicamente ligados a los preceptos ideológicos de cada sociedad en concordancia con un determinado ordenamiento jerárquico. La escuela tiene un papel rector en la labor de formación y fortalecimiento de los valores pero solo la comunión de las influencias y trabajo de esta con la familia, la comunidad y los medios y organizaciones políticas y de masas logrará resultados halagüeños en este empeño.

    Valores tales como patriotismo, la responsabilidad, la laboriosidad, la honestidad, la honradez, la justicia, la dignidad , la solidaridad y el altruismo tan caros a nuestro proyecto social poseen modos de actuación a fines con el altruismo, el cual es subestimado por ser considerado inaccesible e impracticable por lo que ha sido insuficientemente abordado y desarrollado en nuestros centros escolares; su formación y fortalecimiento debe ser parte del sistema de valores que actualmente se consideran rectores en nuestro sistema de enseñanza si se pretende la formar en lo adolescentes, el hombre nuevo que el país precisa.

    La formación del altruismo conjuntamente con otros valores que resultan esenciales para la consolidación y continuidad del proceso revolucionario cubano tienen una prioridad absoluta en la escuela transformada y revolucionaria que nuestro país requiere. En la actualidad el altruismo está afectado por cuanto en muchos hogares, comunidad y sectores sociales prosperan actitudes egoístas e individualistas y la escuela no siempre actúa de manera que haya un enfrentamiento efectivo ante las manifestaciones negativas patentes en los estudiantes, padres y en ocasiones por trabajadores y docentes.

    Este valor, aunque complejo y difícil de educar hará de la mayoría de nuestros adolescentes, hombres y mujeres íntegros y más humanos, que entiendan y actúen conforme a las necesidades de la comunidad y en una forma más general y amplia de su país en la que viven y se comprometan con la solución de la problemática que esta posee desde el punto de vista profesional, laboral, cultural, educacional, económico y humano.

    De lograrse la materialización de este proyecto nuestros docentes estarán más preparados para formar y fortalecer valores y los resultados positivos en materia educativa y pedagógica serán más elevados. También contribuirá a eliminar o disminuir lacras del proceso docente educativo en la Secundaria Básica como: el ausentismo, la deserción escolar y la no continuidad de estudio de los alumnos, una vez concluido el noveno grado.

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    Autor:

    MSc. Ritza Mercerón Aguila

    Dirección Municipal de Educación, Mesa # 108 e/ Gonzalo Quezada y Colón.Colón, Matanza, Cuba

    MSc. Aurelia Teresa Morales Acuña

    Dirección Municipal de Educación, Mesa # 108 e/ Gonzalo Quezada y Colón.Colón, Matanza, Cuba

    MSc. Modesto Hernández Vaillant

    Escuela de Formación deTrabajadores Sociales, Pelayo Villanueva # 249 e/ América Árias y Moncada.Colón, Matanza, Cuba

    MSc. Gladys Domínguez Silveira

    Sede Pedagógica Universitaria "Pelayo Villanueva". America Árias (final). Colón. Matanzas Cuba.

    Lic. Orestes Martín Castañeda

    Escuela de Formación deTrabajadores Sociales, Pelayo Villanueva # 249 e/ América Árias y Moncada.Colón, Matanza, Cuba

    [1] Pedagogos, psicólogos y sociólogos de renombre han dedicado gran parte de su quehacer investigativo al tema axiológico entre ellos: Esther Baxter, José R. Fabelo, Felipe Sánchez, Cintio Vitier, Justo Chávez Rodríguez, María Rosa Buxarrias, Josefina López, Nancy Chacón y Gilberto García, y más específicamente de la provincia de Matanzas, como Felicito Barreras, Bárbara Fierro, Matilde Chirino, entre otros.

    [2] (Chacón Arteaga, Nancy L. 1999 Formación de valores morales. -2ed. -La Habana: Ed. Academia, p.1.)

    [3] (Ramos González, Evelio. 2004 Compilación de conceptos operacionales básicos.-La Habana: Ed. Ediciones páginas de la Escuela Superior del PCC "Ñico López", abril del, p.1)

    [4] (Fabelo Corzo, José Ramón. 2004. Los valores y sus desafíos actuales .Editorial José Martí. Santiago de Cuba., p. 35)

    [5] Ibidem. pp.50-51

    [6] (Fabelo Corzo, José Ramón. 2004, Los valores y sus desafíos actuales .Editorial José Martí. Santiago de Cuba. pp.51-52)

    [7] Ibidem. p.53

    [8] (Risieri Frondizi, 1993: Pensamiento axiológico. Antología (selec, pról y epil. De José Ramón Fabelo) Instituto Cubano del Libro- Universidad del Valle, La Habana Cali, p.35)

    [9] (Barrera Hernández Felicito, 1999. Modelo Pedagógico para la formación de valores. Felicito Barrera Hdez. [et al] .Informe de investigación, ISP Juan Marinello, Matanzas.p-7).

    [10] (Martínez Llantada Marta. 1998 Axiología y Educación. Conferencia 20h. Curso de Filosofía de la Educación en Maestría en Educación. La Habana: IPLAC oct.10.)

    [11] (Colectivo de Autores. Curso de Ética y Sociedad. 2005. Un acercamiento al estudio de la ética, la moral y los valores humanos. Universidad para Todos. Ed. Juventud Rebelde. Tabloide..pp).

    [12] (Colectivo de Autores. Curso de Ética y Sociedad. 2005 Un acercamiento al estudio de la ética, la moral y los valores humanos. Universidad para Todos. Ed. Juventud Rebelde. Tabloide..p.18).

    [13] (MINISTERIO DE EDUCACIÓN. SECUNDARIA BÁSICA. ORIENTACIONES SOBRE LAS MODIFICACIONES CURRICULARES EN SECUNDARIA BÁSICA A PARTIR DEL CURSO 2008- 2009).

    [14] José Martí. Antología Mínima. José Martí. Sobre Educación. Tomo II. ED. Ciencias Sociales, 1975 p.293.

    [15] Profesora Titular. Departamento de Ciencia Socales del Instituto Superior Pedagógico "Juan Marinello" Matanzas.