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CAP�TULO III

Tipos de inflaci�n y sus causas

Sumario: 1.- Causantes de inflaci�n, una a una. 2.- Inflaci�n por exceso de demanda. 3.- Inflaci�n de Costes. 4.- Inflaci�n Estructural. 5.- Inflaci�n inercial o tendencial. 6.- Curva de Phillips. 7.- Expectativas racionales y la inflaci�n tendencial. 8.- Clasificaci�n seg�n el grado de inflaci�n. 9.- Devaluaci�n.

1.- Causantes de inflaci�n, una a una

Como ya explicamos previamente, hay multitud de teor�as explicativas que pueden agruparse en tres tipos: «las que consideran que el origen de la inflaci�n se debe a un exceso de demanda (Inflaci�n de Demanda); las que consideran que los problemas se originan por el lado de los costos (Inflaci�n de Costes); y las que consideran que la causa de la inflaci�n est� en los desajustes sociales (Inflaci�n Estructural), a continuaci�n se explicaran cada una en detalle y se incluir�n adem�s otras teor�as sobre los causantes de la inflaci�n.

+ Demanda —-> Aumentan los Consumidores ——> Sube el precio

Oferta ————–> Aumentan los Costos ———-> Sube el precio

«Los procesos inflacionarios pueden venir causados por la excesiva creaci�n de dinero por parte de las autoridades monetarias del pa�s. En estos casos el dinero crece mas deprisa que los bienes y servicios suministrados por la econom�a, causando subidas en todos los precios, esta creaci�n excesiva de dinero suele estar motivada, a su vez, por la necesidad de los estados de financiar su d�ficit p�blico.

Las expectativas de los agentes econ�micos sobre c�mo pueden evolucionar los precios en el futuro es tambi�n un aspecto es muy importante, ya que si por ejemplo, los agentes econ�micos esperan que los precios puedan aumentar en el corto a medio plazo, intentar�n incorporar r�pidamente este hecho a los salarios y dem�s pagos fijados por contrato. Ello provocar� importantes tensiones inflacionistas, que de llevarse a la pr�ctica motivar�an a un incremento de los precios mayor que lo previsto».

2.- Inflaci�n por exceso de demanda

Existe inflaci�n de demanda cuando hay demasiado dinero en busca de muy pocos bienes.

«Las variaciones de la inversi�n, del gasto p�blico o de las exportaciones netas pueden alterar la demanda agregada y aumentar la producci�n por encima de su nivel potencial. Tambi�n hemos visto que el banco central de un pa�s puede influir en la actividad econ�mica. Cualquiera sea la raz�n, se produce una inflaci�n de demanda cuando la demanda agregada aumenta mas de prisa que la capacidad productiva de la econom�a, elevando los precios para equilibrar la oferta y la demanda agregadas. De hecho, el dinero de la demanda compite por la limitada oferta de mercancias y presiona al alza sobre sus precios», «forzando el aumento de los precios y de los salarios, as� como el coste de los materiales, los costes de funcionamiento y los financieros. La inflaci�n de costes se produce cuando los precios aumentan para poder hacer frente a los costes totales manteniendo los m�rgenes de beneficios».

«Es frecuente observar la inflaci�n de demanda en funcionamiento cuando los pa�ses recurren al dinero para financiar su gasto. El r�pido crecimiento de la oferta monetaria eleva la demanda agregada, lo cual eleva a su vez el nivel de precios. Va de la oferta monetaria a la demanda agregada y de la demanda agregada a la inflaci�n».

«Estos aumentos persistentes de los precios estaban, hist�ricamente, vinculados a las guerras, hambrunas, inestabilidades pol�ticas y a otros hechos concretos».

Esta teor�a se encuentra principalmente en bibliograf�a de corte Keynesiano.

3.- Inflaci�n de Costes

«La inflaci�n provocada por un aumento de los costes durante los per�odos de elevado desempleo y subutilizaci�n de los recursos se denomina inflaci�n de costes».

«Se distinguen varios tipos como condiciones clim�ticas, puja redistributiva entre asalariados, empresarios y sector p�blico, aumento del precio de insumos (siendo el m�s importante el del petr�leo) o por una devaluaci�n para aquellos procesos productivos que utilizan insumos importados. El hecho de una puja por la distribuci�n del ingreso gatilla un proceso de incremento en los precios generales, por ejemplo por existir sectores empresarios con poder monop�lico u oligop�lico que deciden obtener mayores ganancias o la fijaci�n de precios del sector p�blico por los servicios p�blicos.

Bajo tipo de cambio fijo, una devaluaci�n (depreciaci�n) de la moneda genera inflaci�n por tres v�as diferentes:

  1. Por precios de bienes finales importados,
  2. Por precios de bienes dom�sticos transables.
  3. Por precios de bienes intermedios que recaen sobre los costos de producci�n internos.

Estas condiciones son analizadas y concentradas en el concepto de «pass-through» que mide el porcentaje que se traspasa a precios motivado por una devaluaci�n, teniendo como objetivo conocer la depreciaci�n real generada por la devaluaci�n nominal. Los determinantes del coeficiente de pass-through son:

 

 

  • Grado de apertura: un mayor grado generar�a mayor incidencia en los precios

 

 

  • Inflaci�n inicial: sobre la tendencia a aumentar precios por incremento de costos, si inicialmente el contexto es deflacionario o no.

 

 

  • Fase del ciclo: cuando el ciclo tiene tendencia a crecer es m�s f�cil cargar a precios.

 

 

  • Estructura de precios: tiene en cuenta como se ajustan ciertos precios (donde influye el d�lar) a la depreciaci�n.

 

 

  • Grado de sobrevaluaci�n total: tiene en cuenta en la devaluaci�n nominal el efecto de la sobrevaluaci�n real que ten�a antes la moneda. Puede ocurrir que sea de tan alto grado que la devaluaci�n nominal no altere los precios».

4.- Inflaci�n Estructural

Es el «alza de precios provocada por la existencia de desequilibrios b�sicos en la estructura econ�mica del pa�s, entre otros: incapacidad para generar ahorro interno, limitaciones para exportar, rigideces de la estructura productiva y limitaciones para acceder al cr�dito e inversiones internacionales».

«La teor�a estructuralista de la inflaci�n fue desarrollada por un grupo de economistas latinoamericanos a partir de 1950, en base al an�lisis econ�mico e institucional de sus propios pa�ses. Proponen que ciertamente cualquier explicaci�n del tipo de «exceso de demanda» parece un sarcasmo en los pa�ses de renta per c�pita muy baja por lo que las explicaciones monetaristas resultan muy insatisfactorias.

Defienden que la inflaci�n no est� causada por un «exceso de crecimiento» sino precisamente por su insuficiencia. En algunos sectores econ�micos la demanda es muy inel�stica, pero el insuficiente desarrollo y el peque�o tama�o de algunas econom�as impiden que esa demanda sea satisfecha internamente por lo que aparece una fuerte dependencia del exterior. Las subidas de precios en los mercados internacionales de estos productos no conducen al aumento de la producci�n interna o la disminuci�n de la demanda sino que se traducen directamente en presiones inflacionistas».

5.- Inflaci�n inercial o tendencial

«En las econom�as industriales modernas, la inflaci�n es extraordinariamente tendencial, es decir, se mantiene en la misma tasa hasta que los acontecimientos econ�micos la alteran. Puede compararse con un perezoso perro viejo. Si este no es «perturbado» por una patada o por la tentaci�n de seguir a un gato, permanecer� donde est�. Cuando es perturbado, quiz�s cace al gato, pero acabar� tumb�ndose en otro sitio hasta que sea perturbado de nuevo».

La inflaci�n tendencial «es un tipo de inflaci�n causada por la misma din�mica de la inflaci�n, por las expectativas inflacionarias. Por ejemplo a medida que la inflaci�n contin�a, que adquiere intensidad y se convierte en fuerte y persistente. Los trabajadores pedir�n una actuaci�n cada vez m�s r�pida para proteger sus ingresos contra la erosi�n producida por la inflaci�n».

«En un a�o dado, la econom�a tiene una tasa de inflaci�n a la que se han adaptado las expectativas de la gente. Esta tasa tendencial incorporada tiende a persistir hasta que se produce una perturbaci�n, que la altera en sentido ascendente o descendente».

La teor�a ha tratado de abordar este tema desde el an�lisis del economista A.W. Phillips sobre la evoluci�n de salarios y desempleo en Inglaterra.

6.- Curva de Phillips

«El economista A. W. Phillips, que cuantific� los determinantes de la inflaci�n de salarios, desarroll� un �til instrumento para representar el proceso de inflaci�n. Tras estudiar minuciosamente los datos del Reino Unido sobre el desempleo y los salarios monetarios relativos a un periodo superior a los 100 a�os hall� la existencia de una relaci�n inversa entre el desempleo y las variaciones de los salarios monetarios».

«La curva de Phillips describe una relaci�n emp�rica entre la inflaci�n de los salarios y de los precios y el desempleo: cuanto mas alta es la tasa de desempleo, mas baja es la tasa de inflaci�n».

En la figura anterior «se presenta una curva de Phillips representativa de pendiente negativa que muestra que cuando las tasas de desempleo son altas, las tasas de inflaci�n son bajas y viceversa. La curva sugiere que siempre es posible conseguir una reducci�n del desempleo incurriendo en una inflaci�n m�s alta y que la tasa de inflaci�n siempre puede reducirse incurriendo en los costes de un aumento del desempleo. En otras palabras, la curva sugiere que existe una disyuntiva entre la inflaci�n y el desempleo».

«La curva de Phillips en su versi�n moderna establece que la tasa de inflaci�n depende de tres fuerzas:

      • La inflaci�n esperada.
      • La desviaci�n del paro con respecto a la tasa natural, llamada paro c�clico.
  • Las perturbaciones de la oferta».

«Esta curva de Phillips a corto plazo no permanece estable. Se desplaza cuando cambian las expectativas sobre la inflaci�n».

Como la curva de Phillips a corto plazo depende de la inflaci�n esperada, «si esta aumenta, la curva se desplaza en sentido ascendente y la disyuntiva a la que se enfrentan las autoridades econ�micas es mas desfavorable: la inflaci�n es mas alta a cualquier nivel de paro».

«Para que la curva de Phillips sea �til para analizar las opciones que tienen las autoridades econ�micas, necesitamos saber qu� determina la inflaci�n esperada. Un supuesto, a menudo razonable, es que la gente forma sus expectativas sobre la inflaci�n bas�ndose en la inflaci�n observada recientemente. Este supuesto se denomina expectativas adaptables».

Si la inflaci�n depende de la inflaci�n pasada, del paro c�clico y de una perturbaci�n de la oferta, entonces significa que la inflaci�n tiene inercia. «Esta inercia se debe a que la inflaci�n se interpreta en forma de desplazamientos ascendentes y persistentes tanto de la curva de oferta agregada como de la curva de demanda agregada».

7.- Expectativas racionales y la inflaci�n tendencial

«Se da el nombre de «expectativas» a las previsiones que los agentes realizan sobre la magnitud en el futuro de las variables econ�micas. El comportamiento de los agentes depender�, l�gicamente, de cu�les sean sus expectativas».

«La mayor�a de los precios y de los salarios se fijan pensando en la futura situaci�n econ�mica. Cuando los precios y los salarios est�n subiendo r�pidamente y se espera que se mantenga esa tendencia, las empresas y los trabajadores tienden a tener en cuenta la r�pida tasa de inflaci�n en sus decisiones sobre los precios y los salarios».

«Esta teor�a fundamenta que los trabajadores y empresarios se comportan como si entendieran el modelo de la econom�a por lo tanto dejan de lado las expectativas adaptables y comienzan a basar sus pron�sticos en el modelo que se supone conocen».

«La siguiente figura «ilustra el proceso de la inflaci�n tendencial. Supongamos que la producci�n potencial se mantiene constante y que no hay ninguna perturbaci�n de la oferta ni de la demanda. Cuando todo el mundo espera que los salarios y los precios medios suban un 3 por ciento al a�o, la curva de OA se desplaza hacia arriba un 3 por ciento al a�o. Si no hay perturbaciones de la demanda, la curva DA tambi�n se desplaza hacia arriba en esa tasa. Por lo tanto, la intersecci�n de las curvas OA y DA es un 3 por ciento m�s alta cada a�o. En consecuencia, el equilibrio macroecon�mico se desplaza de E a E�� y a E���. Los precios suben un 3 por ciento al a�o: se ha puesto en marcha una inflaci�n tendencial del 3 por ciento.

Existe inflaci�n tendencial cuando las curvas OA y DA ascienden de forma continua al mismo ritmo».

8.- Clasificaci�n seg�n el grado de inflaci�n

«Cuando la subida de los precios sigue una tendencia gradual y lenta, con una media anual de unos pocos puntos porcentuales, no se considera que esta inflaci�n sea una seria amenaza para el progreso econ�mico y social. Puede incluso llegar a estimular la actividad econ�mica: la sensaci�n de que la renta personal est� creciendo por encima de la productividad puede estimular el consumo; la inversi�n en la compra de viviendas puede aumentar, al anticiparse la apreciaci�n futura de los precios; la inversi�n de las empresas de negocios en f�bricas y maquinaria puede crecer, puesto que los precios aumentan por encima de los costes, y los individuos, las empresas y los gobiernos que piden prestado descubren que pagar�n los pr�stamos con dinero que tendr� un menor poder adquisitivo, por lo que tendr�n un mayor incentivo para pedir dinero prestado».

Pero, «la inflaci�n, al igual que las enfermedades, muestra diferentes niveles de gravedad. Resulta �til clasificarla en tres categor�as: inflaci�n baja, inflaci�n galopante e hiperinflaci�n.

 

 

  • Inflaci�n baja: La inflaci�n baja se caracteriza por una lenta y predecible subida de los precios. Podr�amos considerar que una inflaci�n es baja si las tasas anuales de inflaci�n son de un d�gito. Cuando los precios son relativamente estables, el p�blico conf�a en el dinero. Esta dispuesto a mantenerlo en efectivo porque dentro de un mes o de un a�o tendr� casi el mismo valor que hoy. Esta dispuesto a firmar contratos a largo plazo expresados en t�rminos monetarios, porque conf�a en que los precios relativos de los bienes que compra y vende no se alejaran demasiado. La inflaci�n ha sido baja en la mayor�a de los pa�ses industriales durante la �ltima d�cada.

 

 

  • Inflaci�n galopante: la inflaci�n de dos d�gitos que oscila entre el 20, el 100 o el 200 por ciento al a�o se denomina «inflaci�n galopante». De cuando en cuando, los pa�ses industriales avanzados como Italia o Jap�n sufren este s�ndrome. Muchos pa�ses iberoamericanos, como Argentina y Brasil, mostraron en los a�os setenta y ochenta tasas de inflaci�n que oscilaron entre el 50 y el 700 por ciento.

Una vez que la inflaci�n galopante arraiga, surgen graves distorsiones econ�micas. Generalmente, la mayor�a de los contratos se ligan a un �ndice de precios o a una moneda extranjera, como el d�lar. En estas circunstancias, el dinero pierde su valor muy deprisa, por lo que el p�blico no tiene m�s que la cantidad de dinero m�nima indispensable para realizar las transacciones diarias. Los mercados financieros desaparecen, ya que el capital vuela a otros pa�ses. La poblaci�n acapara bienes, compra viviendas y nunca jam�s presta dinero a unos tipos de inter�s nominales bajos. Lo sorprendente es que las econom�as que tienen una inflaci�n galopante consiguen crecer a menudo r�pidamente y algunas prosperar a pesar de funcionar tan mal el sistema de precios.

 

 

  • Hiperinflaci�n: Aunque parezca que las econom�as sobreviven con una inflaci�n galopante, cuando golpea el c�ncer de la hiperinflaci�n se afianza una tercera y mort�fera tensi�n. No es posible decir nada bueno de una econom�a de mercado en la que los precios suben un mill�n o incluso un bill�n por ciento al a�o.

Las hiperinflaciones son especialmente interesantes para los estudiosos de la inflaci�n porque resaltan sus desastrosas consecuencias».

«Para hacer frente a esta inflaci�n cr�nica se frenan las actividades normales de la econom�a: los consumidores compran bienes y servicios para evitar los precios futuros; la especulaci�n sobre la propiedad aumenta; las empresas se centran en inversiones a corto plazo; los incentivos para ahorrar, adquirir p�lizas de seguros, planes de pensiones, o bonos a largo plazo son menores puesto que la inflaci�n erosiona su rentabilidad futura; los gobiernos aumentan sus gastos corrientes anticip�ndose a menores ingresos en el futuro; los pa�ses que dependen de sus exportaciones pierden ventajas competitivas en el comercio internacional, lo que les obliga a emprender medidas proteccionistas y controles de la unidad monetaria arbitrarios.

Una forma de inflaci�n de importancia hist�rica fue la que se produjo en la �poca del bimetalismo y del patr�n oro que consist�a en la deflaci�n monetaria cuando el gobernante reduc�a la cantidad de metal precioso que llevaban las monedas. Esta actuaci�n permit�a asegurar al Estado beneficios a corto plazo, puesto que �ste pod�a utilizar la misma cantidad de metales preciosos para acu�ar m�s monedas, pero, a largo plazo, esto aumentaba el nivel general de precios debido a la ley de Gresham seg�n la cual «el dinero malo desplaza al bueno». En la actualidad, los gobiernos hacen lo mismo cuando emiten m�s dinero del necesario, o cuando, de cualquier otra forma, modifican el valor del dinero.

 

 

  • Deflaci�n: La deflaci�n implica una ca�da continuada del nivel general de precios, suele venir acompa�ada por una prolongada disminuci�n del nivel de actividad econ�mica y elevadas tasas de desempleo. Sin embargo, las ca�das generalizadas de los precios no son fen�menos corrientes, siendo la inflaci�n la principal variable macroecon�mica que afecta, actualmente, tanto a la planificaci�n privada como a la planificaci�n publica de la econom�a».

9.- Devaluaci�n

«La devaluaci�n consiste en reducir la paridad oro de la moneda, o lo que es lo mismo, conservar el «patr�n oro» a una paridad menor. Devaluar es, por tanto, fijar un precio mas alto al oro en t�rminos de la moneda del pa�s que deval�a, ya sea que la misma este directamente ligada la oro o a trav�s de una divisa oro. Es aplicable para nivelar d�ficit en la balanza de pagos, si se quiere permanece bajo el patr�n oro y evitar la deflaci�n.

La devaluaci�n puede producirse en un solo pa�s o en el conjunto de los que est�n sometidos al r�gimen del patr�n oro. En este �ltimo caso y si el aumento se hiciere en la misma proporci�n o medida, las razones de cambio entre las distintas monedas no se alterar�an y entre otros efectos se producir�a el aumento de las reservas monetarias de los bancos centrales en t�rminos de las monedas nacionales devaluadas».

«Actualmente, en Argentina nos encontramos ante una inflaci�n causada por una flexibilizaci�n del tipo de cambio que hizo depreciar la moneda a pr�cticamente el doble que su valor en la �poca de la convertibilidad (inflaci�n de costos)».

«Bajo su forma m�s extrema, los aumentos persistentes de los precios pueden convertirse en lo que se denomina hiperinflaci�n, provocando la crisis de todo el sistema econ�mico. La hiperinflaci�n que se produjo en Alemania tras la I Guerra Mundial, por ejemplo, provoc� que la cantidad de dinero en circulaci�n aumentara m�s de siete mil millones de veces, y que los precios se multiplicaran por m�s de diez mil millones en 16 meses antes de noviembre de 1923.

A medida que los gobiernos intentan hacer frente a los pagos de los programas de gasto incrementados, expandiendo la demanda, la financiaci�n inflacionista del d�ficit presupuestario distorsiona la estabilidad econ�mica, social y pol�tica.

Una forma de inflaci�n de importancia hist�rica fue la que se produjo en la �poca del bimetalismo y del patr�n oro que consist�a en la deflaci�n monetaria cuando el gobernante reduc�a la cantidad de metal precioso que llevaban las monedas. Esta actuaci�n permit�a asegurar al Estado beneficios a corto plazo, puesto que �ste pod�a utilizar la misma cantidad de metales preciosos para acu�ar m�s monedas, pero, a largo plazo, esto aumentaba el nivel general de precios debido a la ley de Gresham seg�n la cual «el dinero malo desplaza al bueno».

En la actualidad, los gobiernos hacen lo mismo cuando emiten m�s dinero del necesario, o cuando, de cualquier otra forma, modifican el valor del dinero».

CAP�TULO IV

Inflaci�n, producci�n y desempleo

Sumario: 1.-Oferta agregada a corto plazo. 2.- La oferta agregada en relaci�n al nivel de producci�n y el desempleo. 3.- Oferta agregada a largo plazo. 4.- Demanda agregada. 5.- Inflaci�n y desempleo. 6.- La necesidad de elegir, a corto plazo, entre la inflaci�n y el paro. 7.- Inflaci�n y producci�n. 8.- Estanflaci�n. 9.- Ciclo Econ�mico. 10.- La inflaci�n y el ciclo econ�mico. 11.- La menor tasa sostenible de desempleo. 12.- Los costes del desempleo. 13.- Desempleo c�clico.

1.- Oferta agregada a corto plazo

La figura siguiente «muestra unas curvas de oferta agregada a corto plazo con las expectativas. Hay una curva de oferta agregada que corresponde a cada tasa esperada de inflaci�n. Por ejemplo en OAC la tasa esperada de inflaci�n es del 5 por ciento».

Cualquier tasa de inflaci�n esperada va acompa�ada de una curva de oferta agregada a corto plazo paralela a OAC. En el grafico OAC� representar�a a una tasa de inflaci�n esperada del 10 por ciento.

2.- La oferta agregada en relaci�n al nivel de producci�n y el desempleo

La curva de oferta agregada a corto plazo es el nivel de producci�n, si nos desplazamos por ella hacia un nivel mayor de producci�n nos llevar�a a una inflaci�n mas alta que en el punto anterior. Debido al crecimiento de la producci�n hay salarios m�s altos, y estos salarios mas altos influencian la subida de los precios.

«En cada curva de oferta agregada hay una disyuntiva entre la inflaci�n y la producci�n. Para reducir la tasa de inflaci�n, es necesario reducir el nivel de producci�n, provocando una recesi�n, obligando a la tasa de subida de los salarios a bajar por medio del desempleo y consiguiendo as� una reducci�n de la tasa de inflaci�n».

El an�lisis realizado entonces nos lleva a concluir que existe una relaci�n directa entre la producci�n y la inflaci�n y una relaci�n inversa entre la inflaci�n y el desempleo.

3.- Oferta agregada a largo plazo

La curva de oferta agregada a largo plazo se dibuja vertical porque las tasas efectiva y esperada de inflaci�n son iguales, lo que «significa que a largo plazo el nivel de producci�n es independiente de la tasa de inflaci�n. Obs�rvese el importante contraste entre el corto plazo y el largo plazo: a corto plazo, con una determinada tasa esperada de inflaci�n, las subidas de la tasa de inflaci�n van acompa�adas de un aumento de la producci�n; a largo plazo, cuando la tasa de inflaci�n es igual a la efectiva, el nivel de producci�n es independiente de la tasa de inflaci�n».

4.- Demanda agregada

La curva de demanda agregada «representa combinaciones del nivel de precios y el nivel de producci�n con las que los mercados de bienes y activos se encuentran simult�neamente en equilibrio».

«Un aumento del gasto p�blico o una reducci�n de los impuestos significa una pol�tica fiscal expansiva y, por lo tanto, un aumento de la demanda con respecto al periodo anterior».

Una variaci�n de la tasa de crecimiento del dinero desplaza verticalmente la curva en la misma cuant�a en la que var�a la tasa de crecimiento del dinero. El punto de equilibrio pasa del punto «D» al nuevo punto de equilibrio «Y».

«Por una vez, keynesianos y monetaristas est�n de acuerdo en considerar que la causa habitual de la inflaci�n es el exceso de demanda. Los componentes de la demanda agregada son el consumo de las familias, la demanda de inversi�n de las empresas y los gastos del gobierno. Como ya hemos visto, la explicaci�n keynesiana de la inflaci�n se basa en que la suma de esos tres componentes puede ser superior a la capacidad productiva del pa�s.

Por tanto, es posible que el exceso de demanda se deba a que una mejora en las expectativas empresariales provoque un crecimiento de la demanda de bienes de inversi�n; o a que el gobierno decida mejorar las infraestructuras del pa�s y aumente sus gastos en hospitales y carreteras; o a que las familias decidan ahorrar menos. El aumento en la demanda por uno de los agentes econ�micos provocar� inflaci�n si no est� compensado por disminuciones en la demanda de los otros dos.

Los monetaristas consideran tambi�n que la inflaci�n est� originada principalmente por un exceso de demanda, pero en vez de buscar entre los agentes un culpable determinado, consideran que es el crecimiento incontrolado de la cantidad de dinero en circulaci�n lo que har� aumentar las disponibilidades l�quidas de todos los agentes en general y por tanto de todos los componentes de la demanda. En primera instancia ser� s�lo una err�nea pol�tica monetaria del gobierno el origen de la inflaci�n.

Conviene dejar claro que si la inflaci�n tiene su origen en el encarecimiento de las retribuciones de un factor determinado, cualquiera que sea �ste, se generar� una reacci�n en cadena en la que todos los factores estar�n implicados. Como el fen�meno observado, la inflaci�n, se caracteriza precisamente por el alza sostenida del precio de todos los factores, resulta realmente dif�cil y en ocasiones est�ril, discutir sobre si fue primero la gallina o el huevo».

5.- Inflaci�n y desempleo

«Dos objetivos de los responsables de la pol�tica econ�mica son una inflaci�n baja y un paro bajo, pero estos objetivos suelen estar en conflicto«.

«El aumento de la producci�n significa una reducci�n del paro, ya que las empresas necesitan m�s trabajadores cuando producen m�s. La subida del nivel de precios, dado el nivel de precios del a�o anterior, significa un aumento en la inflaci�n. Por lo tanto, cuando los responsables de la pol�tica econ�mica trasladan la econom�a en sentido ascendente a lo largo de la curva de oferta agregada a corto plazo, reducen la tasa de paro y elevan la tasa de inflaci�n».

«La curva de Phillips es �til para expresar la oferta agregada porque la inflaci�n y el paro son importantes indicadores de los resultados econ�micos».

«No es posible erradicar la inflaci�n sin elevar el desempleo, al menos durante un tiempo, y no es posible reducir significativamente un desempleo moderado sin correr el riesgo de elevar la inflaci�n. Esta es la disyuntiva y el problema fundamentales de la pol�tica de estabilizaci�n».

6.- La necesidad de elegir, a corto plazo, entre la inflaci�n y el paro

«Consideremos las opciones que ofrece la curva de Phillips a las autoridades econ�micas que quieren influir en la demanda agregada con la pol�tica monetaria o la fiscal. En un momento cualquiera, la inflaci�n esperada y las perturbaciones de la oferta est�n fuera del control inmediato de las autoridades econ�micas. Sin embargo, alterando la demanda agregada, las autoridades econ�micas pueden alterar la producci�n, el paro y la inflaci�n. Pueden aumentar la demanda agregada para reducir el paro y elevar la inflaci�n o pueden reducir la demanda agregada para elevar el paro y reducir la inflaci�n».

7.- Inflaci�n y producci�n

«La tasa actual de inflaci�n y el nivel de producci�n dependen claramente de la posici�n de las curvas de oferta y demanda agregadas. Por lo tanto, las variaciones de cualquiera de las variables que desplazan las curvas de oferta y demanda agregadas afectar�n los niveles actuales de inflaci�n y de producci�n».

Un movimiento ascendente de la curva de demanda agregada causado por un aumento en la tasa de crecimiento del dinero o un aumento del gasto publico (por ejemplo), ocasiona un aumento en la producci�n y la inflaci�n.

«Un desplazamiento ascendente de la curva de demanda agregada eleva tanto la producci�n como la inflaci�n. Un desplazamiento ascendente de la curva de oferta agregada eleva la tasa de inflaci�n y reduce al mismo tiempo el nivel de producci�n».

8.- Estanflaci�n

Suele ocurrir en la pr�ctica que hay una relaci�n inversa entre la inflaci�n y la producci�n. Pero antes dijimos que hay una relaci�n directa entre la inflaci�n y la producci�n, entonces, �C�mo puede ser este caso posible?. Esta relaci�n inversa se produce por desplazamientos de la curva de oferta agregada causada por variaciones de la inflaci�n esperada.

«En algunos pa�ses Europeos, en Estados Unidos y en la mayor�a de los pa�ses sudamericanos durante la d�cada de los setenta y particularmente durante la de los ochenta se presentaron fuertes tirones en la espiral alcista de precios, pero dicho incremento inflacionario no se vio acompa�ado de descensos en la tasa de paro, sin�, muy al contrario, de severos incrementos en este, provocando un fen�meno econ�mico conocido como ESTANFLACI�N el cual puede definirse como la coexistencia de altos niveles de desempleo e inflaci�n».

En estos per�odos de estanflaci�n las leyes de la econom�a no funcionan como debieran porque la inflaci�n es alta o est� aumentando, a pesar de que la producci�n est� disminuyendo.

«Pero, �Por qu� se llega a esta situaci�n?

Es evidente que si la inflaci�n es demasiado alta el consumo real de las familias (cantidad de bienes que adquieren), empieza a contraerse, pero por su parte, el sector productivo pierde competitividad por la v�a de los costos, mientras las tasas de inter�s y los salarios mantienen una presi�n al alza que distorsiona el entorno productivo y contrae de manera conjunta la oferta y demanda de bienes, provocando, como es l�gico un descenso en los ritmos de crecimiento de la producci�n agregada (o incluso crecimientos negativos en esta), acompa�ados, por supuesto, de una menor utilizaci�n de los factores productivos (crecimiento de la capacidad ociosa instalada y desempleo de la mano de obra)».

9.- Ciclo Econ�mico

El ciclo econ�mico son los ascensos y descensos de la actividad econ�mica; esta se aprecia o se observa en el precio interno de un producto (PIB).

AUGE:

  • La actividad de los negocios esta al m�ximo.
  • Total empleo.
  • Maximiza su producci�n.
  • Los precios aumentan.

CRISIS:

  • Hay una contracci�n en los negocios.
  • El ingreso, la productividad y el empleo se reducen.
  • Precios inflexibles o bajos.

DEPRESI�N:

  • Producci�n y empleo al m�nimo nivel.
  • Aumento del desempleo.
  • Punto mas bajo de la crisis.

RECUPERACI�N:

  • Comienza a crecer el empleo y la productividad.
  • Los precios aumentan.

10.- La inflaci�n y el ciclo econ�mico

«La inflaci�n y el ciclo econ�mico est�n �ntimamente relacionados, esto se debe que los aumentos de la inflaci�n ocurren debido que est�n relacionados inversamente con la brecha de la producci�n; as� mismo las medidas expansivas de demanda agregada tienden a generar inflaci�n, a menos que la econom�a tenga elevados niveles de desempleo. Los per�odos prolongados de baja demanda agregada tienden a reducir la tasa de inflaci�n.

La inflaci�n, al igual que el desempleo, es motivo de gran preocupaci�n macroecon�mica. Sin embargo, sus costes son mucho menos evidentes que los del desempleo. En este caso, la producci�n potencial se despilfarra y, por lo tanto, resulta evidente por qu� es deseable que se reduzca el desempleo. Ya que en el caso de la inflaci�n, no se registra una p�rdida evidente de producci�n. Por lo cual se dice que la inflaci�n perturba las relaciones familiares de precios y reduce la eficiencia del sistema de precios. Cualquiera que sea la raz�n, las personas responsables por la pol�tica econ�mica se han visto en la disyuntiva de disminuir la inflaci�n teniendo en cuenta que esto aumentar�a el desempleo».

11.- La menor tasa sostenible de desempleo

Los economistas modificaron el enfoque inicial de Phillips y distinguieron entre la curva de Phillips a corto y largo plazo. «A largo plazo, hay una tasa m�nima de desempleo compatible con una inflaci�n estable. Esa tasa se denomina menor tasa sostenible de desempleo o LSUR. La mayor�a de los macroeconomistas creen que la curva de Phillips a largo plazo es vertical».

«La menor tasa sostenible de desempleo (LSUR) es la tasa a la que las fuerzas ascendentes y descendentes que influyen en la inflaci�n de precios y salarios se encuentran en equilibrio. En la LSUR, la inflaci�n es estable y no tiende a acelerarse ni desacelerarse. La LSUR es el menor nivel de desempleo que puede mantenerse durante mucho tiempo sin que existan presiones al alza sobre la inflaci�n».

«Seg�n la teor�a de la tasa sostenible de desempleo, el �nico nivel de desempleo compatible con una tasa de inflaci�n estable es la menor tasa sostenible de desempleo. En esta teor�a, la curva de Phillips a largo plazo debe ser vertical en el nivel correspondiente a la LSUR».

Curva de Phillips a CP

LSUR

12.- Los costes del desempleo

«Los desempleados como personas sufren tanto porque pierden renta mientras est�n desempleados como porque pierden autoestima cuando permanecen mucho tiempo desempleados. Adem�s, la sociedad en su conjunto sale perdiendo como consecuencia del desempleo, ya que la producci�n total es inferior a la potencial».

13.- Desempleo c�clico

El desempleo c�clico esta relacionado con las desviaciones a corto plazo de la tasa de desempleo con respecto a la tasa natural. «Una primera medida del coste del desempleo c�clico es la producci�n perdida porque la econom�a no se encuentra en el nivel de pleno empleo».

CAPITULO V

Costos de la inflaci�n y las tasas de inter�s

Sumario: 1-. Costos de la inflaci�n. 2.- Inflaci�n anticipada o esperada. 3.- Inflaci�n no anticipada o no prevista. 4.- La inflaci�n y las tasas de inter�s. 5.- Dos tasas de inter�s real: esperada (ex ante) y efectiva (ex post). 6.- La inflaci�n y la indiciaci�n. 7.- �Por qu� no indiciar?.

1.- Costos de la inflaci�n

«La inflaci�n es ampliamente considerada un mal social». «El p�blico en general est� siempre muy preocupado de la inflaci�n y sigue con atenci�n las variaciones mensuales del �ndice de precios al consumidor, el indicador mas importante de la inflaci�n. Y sin embargo, a pesar de todo este inter�s y la encendida ret�rica sobre las alzas de precios, es muy poco lo que se dice sobre sus costos reales».

2.- Inflaci�n anticipada o esperada

«La inflaci�n anticipada es aquella que est� incorporada a las expectativas y al comportamiento del p�blico antes que ocurra �en otras palabras, es inflaci�n para la cual la gente est� m�s o menos preparada».

Si las instituciones se han adaptado para compensar sus efectos obtenemos dos tipos principales de costos de la inflaci�n esperada, «suela de zapatos» y «costos de men�». Por otro lado tendremos otros costos como el Costo de la variabilidad de los precios relativos, las distorsiones impositivas y la inconveniencia de los ajustes por inflaci�n.

Cuando hay inflaci�n las personas mantienen menor cantidad de dinero en efectivo, lo que hace que una persona en vez de sacar $150 una vez por semana del banco saque $75 dos veces a la semana, de esto surge metaf�ricamente «el costo suela de zapatos» de la inflaci�n, ya que caminar dos veces en vez de una sola vez hasta el banco desgasta nuestros zapatos mas r�pidamente.

El cambio de precio que hacen los supermercados y comercios en general de sus productos durante las �pocas inflacionarias son mucho mas frecuentes que en una �poca de estabilidad, lo que tiene costos elevados para las empresas, puede ser necesario reetiquetar, imprimir nuevas listas de precios, etc. Estos costos se denominan «costo de men�» o costos de remarcaci�n. El costo de men� es «un termino general que describe la incomodidad de tener que ajustar los precios para mantenerlos a la par con la inflaci�n».

Tambi�n se debe considerar que todos los precios absolutos no suben por igual, entonces hay distorsi�n en los precios relativos dificultando la informaci�n y dando cabida a la especulaci�n con la excusa de inflaci�n.

Se dificultar� las comparaciones y mediciones en t�rminos monetarios de un a�o a otro ya que se deber�n realizar ajustes por inflaci�n dado que se pierde la homogeneidad de valor de la moneda en t�rminos reales entre un a�o y otro.

Las normas impositivas por lo general no toman en cuenta los efectos de la inflaci�n. «Entonces, la inflaci�n puede alterar la responsabilidad impositiva de los individuos, muchas veces en forma no deseada por los legisladores».

«Como resultado de los efectos de la inflaci�n sobre el sistema tributario, la inflaci�n anticipada puede conducir tambi�n a una deficiente asignaci�n de recursos. Los efectos de la inflaci�n sobre los tramos del impuesto al ingreso son un ejemplo. Supongamos que los tramos de impuesto se fijan en t�rminos nominales. Con el paso del tiempo y los aumentos del ingreso nominal, la gente se desplaza a tramos tributarios m�s altos, con lo que sube su tasa tributaria marginal. Una persona cuyo ingreso real antes de impuestos es constante sufre de este modo un incremento gradual en sus obligaciones tributarias y la perdida consiguiente de ingreso disponible, debido simplemente a la inflaci�n».

Entonces, «aunque la inflaci�n est� totalmente anticipada, sus costos contin�an existiendo. En primer lugar y lo mas obvio, la inflaci�n es un impuesto y precisamente un impuesto que no ha sido aprobado en votaci�n por el p�blico». «De hecho la inflaci�n puede haberse producido precisamente porque el gobierno no ha logrado obtener el apoyo pol�tico necesario para alzar los impuestos en forma directa».

3.- Inflaci�n no anticipada o no prevista

La inflaci�n no anticipada es la que toma por sorpresa al p�blico y esto «provoca graves distorsiones en el funcionamiento del sistema econ�mico debido a su imprevisibilidad. Si se pudiera predecir con absoluta exactitud la fecha y la cuant�a de la subida de precios de cada uno de los productos, los �nicos perjuicios provendr�an del trabajo de corregir las etiquetas o los men�s.

Los problemas provocados por la inflaci�n se derivan precisamente de su imprevisibilidad ya que ni todos los productos ni todos los factores subir�n sus precios al mismo tiempo ni en la misma proporci�n. Y cuanto mayor sea la tasa de inflaci�n, m�s amplio ser� el margen de error en las expectativas de los agentes econ�micos y por tanto mayor la sensaci�n de inseguridad«.

«La inflaci�n no prevista tiene un efecto que es quiz�s mas perjudicial que cualquiera de los costos de una inflaci�n constante, anticipada: redistribuye arbitrariamente la riqueza entre los individuos«. «Las sorpresas en las tasas de inflaci�n conducen a desplazamientos del ingreso y la riqueza entre diferentes grupos de la poblaci�n». Por ejemplo cuando una persona toma un pr�stamo y acuerda con el acreedor una tasa de inter�s nominal de acuerdo a la inflaci�n que se espera durante la vigencia del pr�stamo y esta es menor a lo que previeron las partes, el acreedor se beneficia con un reintegro que tiene un mayor valor que el previsto por ambas partes; as� tambi�n de suceder lo contrario, que la inflaci�n sea mayor a la esperada, el deudor se beneficia, ya que paga al acreedor el pr�stamo con dinero que tiene un valor inferior. Entonces, «incrementos inesperados de la inflaci�n redistribuyen la riqueza de los acreedores a los deudores, en tanto que reducciones inesperadas de la inflaci�n redistribuyen la riqueza en el sentido opuesto.

Pero este principio no se aplica solo a las operaciones de cr�dito. En general, todos los poseedores de un activo financiero, cuyo rendimiento est� fijado en todo o en parte en t�rminos nominales, tender�n a sufrir una p�rdida cuando hay incrementos no anticipados del nivel de precios. Los activos de este tipo se llaman activos nominales e incluyen el dinero y los bonos de tasa de inter�s fija. Los activos reales, por el contrario, tienen valor ajustable de acuerdo a la inflaci�n».

«Cuanto mas variable es la tasa de inflaci�n, mayor es la incertidumbre que enfrentan tanto deudores como acreedores». Por esto algunos deudores y acreedores se protegen de esta incertidumbre redactando contratos en t�rminos reales, es decir, que el dinero devuelto dependa de alguna forma del crecimiento del nivel de precios.

«La inflaci�n no anticipada provoca tambi�n redistribuciones del ingreso entre los diferentes sectores de la poblaci�n. Para las personas sujetas a contratos laborales, un incremento de la inflaci�n que exceda las expectativas significa deterioro de sus salarios reales. Esto se aplica no solo a quienes poseen contratos sin cl�usulas de ajuste por costo de la vida sino tambi�n aquellos con cl�usulas de indexaci�n que operan con rezago o que compensan solo una fracci�n de la inflaci�n. Como los salarios se renegocian solo espor�dicamente, una inflaci�n mas alta conduce en el tiempo a mayor variabilidad de los salarios laborales. Inmediatamente despu�s de un incremento de los salarios, el salario real tiende a ser alto. Luego, como la inflaci�n continua en tanto que el salario permanece fijo, el salario real declina, hasta el momento de la siguiente alza de salarios. Si bien la inflaci�n no afecta el salario medio real de los trabajadores, ciertamente afecta la variabilidad del salario real».

«Adem�s de los efectos distributivos de la inflaci�n no anticipada, los shocks de inflaci�n pueden tambi�n llevar a las familias y a las empresas a tomar decisiones de oferta y demanda err�neas. Supongamos que una empresa espera que la inflaci�n sea baja, pero en la pr�ctica la inflaci�n en la econom�a resulta ser alta. Los precios suben para el producto de esa empresa como suben para los productos del resto de las empresas de la econom�a. Cuando la empresa advierte que el precio de su propio producto est� subiendo mas r�pido que lo esperado, puede sospechar que ha habido un incremento particular de la demanda de su producto en vez de un alza de precios para todos los productos en la econom�a. En esencia, la empresa confunde una inflaci�n general con un incremento particular de la demanda. Como resultado, la empresa podr�a decidir, err�neamente, aumentar la producci�n debido a su infundada creencia de que hay un auge en la demanda de su producto particular. Si este comportamiento se repite en muchas empresas, puede producirse un desplazamiento equivocado en la oferta agregada que lleva a una distorsi�n del nivel de producci�n en la econom�a».

4.- La inflaci�n y las tasas de inter�s

Cuando una persona deposita su dinero en una cuenta bancaria donde se le paga un 10 % de inter�s anual y retira el dinero un a�o despu�s, se tiene un 10% m�s de dinero que al momento de depositarlo en el banco pero esto no quiere decir que nuestra riqueza haya aumentado en ese porcentaje. Ciertamente se tiene un 10% m�s de pesos que los que se ten�a antes, pero si los precios han aumentado, de manera que con cada peso se pueda comprar menos cosas que el a�o anterior, entonces su poder adquisitivo no ha aumentado un 10%. Si la tasa de inflaci�n fue de un 6%, entonces la cantidad de mercader�as que se puede comprar ha aumentado solo en un 4%.

«Los economistas denominan a la tasa de inter�s pagada por el banco, tasa de inter�s nominal, y el aumento del poder adquisitivo lo llaman tasa de inter�s real».

«La tasa de inter�s real es la diferencia entre la tasa de inter�s nominal y la tasa de inflaci�n».

% Real = % Nominal � %Inflaci�n

Por lo tanto podemos decir que:

% Nominal = % Inflaci�n + % Real

La tasa nominal esta afectada por dos variables: la inflaci�n y el inter�s real. Esta ecuaci�n se denomina ecuaci�n de Fischer.

Seg�n la ecuaci�n de Fischer, hay una relaci�n uno por uno entre la tasa de inflaci�n y la tasa de inter�s. Un aumento del 1 % en la tasa de aumento de la cantidad de dinero provoca u aumento del 1% en la tasa de inflaci�n y viceversa.

5.- Dos tasas de inter�s real: esperada (ex ante) y efectiva (ex post)

Cuando un deudor y acreedor pactan una tasa de inter�s nominal, ellos no saben exactamente cu�l ser� la tasa de inflaci�n durante el plazo de vigencia del pr�stamo. Entonces, debemos distinguir entre la tasa de inter�s real prevista por las partes del pr�stamo en el momento de concretar la operaci�n, denominada tasa de inter�s real esperada (ex ante), y la tasa de inter�s realmente existente, denominada tasa de inter�s real efectiva (ex post). Estas dos tasas de inter�s real difieren cuando la tasa de inflaci�n efectiva es distinta a la esperada.

A partir de esto podemos explicarnos por qu� el nivel de precios no solo depende de la oferta de dinero actual sino tambi�n de la oferta de dinero esperada para el futuro. Si la gente piensa que habr� un aumento en la cantidad de dinero, llevar� a tener una tasa de inflaci�n esperada m�s alta, lo que aumentar�a las tasas de inter�s nominal y esto conduce a un nivel de precios m�s alto.

6.- La inflaci�n y la indiciaci�n

«Dados los costes de la eliminaci�n de la inflaci�n y la dificultad de reducir la tasa sostenible de desempleo, la gente suele preguntarse si es realmente deseable eliminar la inflaci�n por medio de una recesi�n y de un elevado desempleo. �No ser�a mejor aprender a vivir con la inflaci�n como mal menor como han hecho muchos pa�ses?».

«Una de las t�cnicas de adaptaci�n consiste en indiciar la econom�a. La indiciaci�n es un mecanismo por el cual los salarios, los precios y los contratos se ajustan parcial o totalmente para tener en cuenta las variaciones del nivel general de precios. Existen ejemplos de indiciaci�n parcial o total para tener en cuenta el coste de la vida. Un ejemplo representativo ser�a el siguiente: una empresa se compromete a conceder a un trabajador una subida salarial del 2 por ciento para el a�o que viene si no hay inflaci�n. Pero si los precios suben un 10 por ciento en los 12 pr�ximos meses, a�adir� otro 4 por ciento para tener en cuenta el coste de la vida. Otros sectores que a veces se indician son el sistema impositivo, los alquileres y los contratos industriales de larga duraci�n».

«En los pa�ses en que las tasas de inflaci�n son altas e inciertas, resulta imposible pedir prestamos a largo plazo utilizando deuda nominal, debido simplemente a que los prestamistas no saben con certeza cu�l ser� el valor real del dinero que les devuelvan. En estos pa�ses, el Estado suele emitir deuda indiciada. Un bono esta indiciado (con respecto al nivel de precios) cuando se ajusta el tipo de inter�s o el principal o ambos para tener en cuenta la inflaci�n».

«Muchos economistas han afirmado que el Estado debe emitir deuda indiciada, a fin de que los ciudadanos puedan tener, al menos, un activo que genere un rendimiento real seguro. Sin embargo, solo emiten ese tipo de deuda los estados de los pa�ses que tienen una elevada inflaci�n, como Brasil, Argentina e Israel, y lo hacen porque, de lo contrario, no podr�an conseguir ning�n pr�stamo».

7.- �Por qu� no indiciar?

«Los economistas han afirmado a menudo que los gobiernos deber�an extender la indiciaci�n con car�cter general, es decir, indiciar los bonos, el sistema impositivo y todo lo que controlan. De esa manera seria m�s f�cil vivir con la inflaci�n y desaparecer�a la mayor�a de los costes de la inflaci�n imprevista. En cambio, los gobiernos se han mostrado muy reacios a indiciar.

Existen tres buenas razones. En primer lugar, como vemos en el caso de la indexaci�n salarial, esta aumenta las dificultades de la econom�a para adaptarse a las perturbaciones siempre que es necesario alterar los precios relativos. En segundo lugar, la indiciaci�n es algo complicada en la pr�ctica y obliga a realizar m�s c�lculos en la mayor�a de los contratos. En tercer lugar, los gobiernos temen que si resulta mas f�cil vivir con la inflaci�n, �sta merme la voluntad pol�tica de luchar contra ella y posiblemente empeore la situaci�n de la econom�a, ya que la indiciaci�n nunca puede hacer frente perfectamente a las consecuencias de la inflaci�n».

Cuanto mayor sea la indiciaci�n, mas se propagara una perturbaci�n inflacionista por toda la econom�a como si fuera una epidemia. Una elevada tasa de indiciaci�n es como un gran multiplicador: magnifica las perturbaciones de los precios procedentes del exterior. La indiciaci�n total es una invitaci�n a la inflaci�n galopante. La adaptaci�n a la inflaci�n contiene, pues, una paradoja: cuanto mas a�sle una sociedad a sus miembros de la inflaci�n, mas inestable ser� probablemente esta».

CAPITULO VI

Costos sociales y medidas de estabilizaci�n,

el caso argentino

Sumario: 1.- Costos sociales de la inflaci�n. 2.- Medidas de estabilizaci�n. 3.- Planes de estabilizaci�n en Argentina. 4.- Plan austral. 5.- Plan y ley de convertibilidad. 6.- Sistema dual. 7.- Pol�ticas anti-inflacionistas. 8.- Inflaci�n en Argentina. 9.- Econom�as emergentes. 10.- Posibilidades de implementaci�n en Argentina.

1.- Costos sociales de la inflaci�n

«Todos los pa�ses del mundo, en mayor o menor escala han experimentado en la segunda mitad del siglo anterior un proceso inflacionario. Esta patolog�a produce costos sociales y econ�micos elevados, lo suficiente como para demostrar la importancia de este tema».

«Muchas personas consideran la inflaci�n como un importante problema social» y «las encuestas demuestran que el p�blico en general tambi�n considera la inflaci�n como un hecho perjudicial».

«Los efectos de la inflaci�n sobre la distribuci�n de las rentas consisten esencialmente en el desplazamiento de riqueza de los acreedores hacia los deudores. El individuo que haya prestado dinero observar� cuando lo recupere que lo que percibe tiene menos valor que lo que prest�. Los ahorradores son castigados con la p�rdida de valor de sus fondos. Los que han gastado por encima de sus ingresos, en cambio, reciben un premio a la imprevisi�n y el derroche. En general, todos los perceptores de rentas fijas (jubilados, pensionistas, rentistas propietarios de t�tulos de renta fija, propietarios de viviendas en alquiler con contratos no indiciados) ver�n reducir la capacidad adquisitiva de sus ingresos. Los que deben abonar esas rentas (el Estado, las empresas emisoras, los inquilinos) percibir�n un inmerecido beneficio.

«Los efectos de la inflaci�n sobre el bienestar individual dependen de muchas variables. Aquellas personas que tienen ingresos relativamente fijos, sobre todo cuando pertenecen a los grupos de menores ingresos, est�n muy afectadas por la creciente inflaci�n, mientras que aquellas que tienen ingresos flexibles pueden mantener su nivel de bienestar e incluso mejorarlo».

El Estado ver� tambi�n aumentar sus ingresos fiscales: cuando los impuestos son proporcionales o progresivos, las tasas impositivas estar�n gravando rentas de menor cuant�a en t�rminos reales; adem�s, el n�mero de familias perceptoras de rentas exentas se ver� reducido. Por otra parte la inflaci�n act�a como un impuesto encubierto: si, por ejemplo, el banco central pone en circulaci�n billetes que, pasado un a�o, ven reducido su valor en un 25%, los que hayan estado en posesi�n de esos billetes durante un a�o habr�n sufrido una recaudaci�n forzada de la cuarta parte de sus fondos en efectivo; otros beneficiados por este impuesto, adem�s del banco emisor, son todos los bancos que participan en el proceso de creaci�n de dinero.

El aumento del riesgo provocar� un aumento en el coste del dinero. Los tipos de inter�s a que se prestar� el dinero deber�n incrementar la retribuci�n habitual por dos conceptos: la necesidad de cubrir la depreciaci�n del principal y el riesgo por no poder prever con exactitud esa depreciaci�n.

La inversi�n se ver� desalentada por muchas razones. Adem�s del aumento en los tipos de inter�s, el empresario encontrar� dificultades adicionales para prever los beneficios de su actividad debido a la inseguridad en los precios futuros de los factores, los productos intermedios y los productos finales. Solo se iniciar�n las empresas m�s prometedoras. En �pocas de fuerte inflaci�n, las inversiones m�s seguras y rentables suelen ser las de car�cter especulativo: las joyas y obras de arte, los inmuebles, las divisas y los valores extranjeros, act�an como dep�sito incorruptible de valor; al coincidir una oferta muy r�gida con un gran aumento de la demanda, sus precios pueden crecer de forma desorbitada, proporcionando as� beneficios muy superiores a los de cualquier inversi�n productiva».

2.- Medidas de estabilizaci�n

«Detener una alta inflaci�n requiere de una combinaci�n especial de pol�ticas econ�micas que afecten el tipo de cambio, el presupuesto fiscal, la oferta monetaria y, en algunos casos, medidas directas que apunten a los salarios y a los precios. Un elemento clave para el �xito de cualquier programa de estabilizaci�n es cuan positivamente responde a �l el p�blico. El papel critico de las expectativas destaca la importancia de las pol�ticas que puedan infundir confianza en el programa».

«Cualquier intento serio de atacar la inflaci�n implicar� dificultades y riesgos, siendo adem�s un proceso largo porque las medidas restrictivas tienden a reducir la producci�n y el empleo antes de que se hagan patentes los beneficios. Por otra parte, las medidas fiscales y monetarias expansivas tienden a aumentar el nivel de actividad econ�mica antes de que aumenten los precios. Estos riesgos econ�micos y pol�ticos explican por qu� predominan las pol�ticas expansionistas.

Las medidas de estabilizaci�n anulan los efectos de la inflaci�n y la deflaci�n al restablecer el nivel normal de actividad econ�mica. Para que sean efectivas, estas medidas tienen que ser permanentes y no solamente ajustes temporales que, a menudo, no consiguen m�s que agravar las variaciones c�clicas. El requisito indispensable para luchar contra la inflaci�n implica que la cantidad de dinero y de cr�ditos crezca a una tasa estable en funci�n de las necesidades de crecimiento de la econom�a real y financiera. Los bancos centrales pueden determinar, a largo plazo, la disponibilidad de dinero y cr�ditos controlando las reservas financieras necesarias, y con otro tipo de medidas. La restricci�n monetaria durante las recesiones c�clicas permite la recuperaci�n financiera. Sin embargo, las autoridades monetarias no pueden imponer la estabilidad econ�mica si la inversi�n y el consumo privados siguen creando presiones inflacionistas o deflacionistas, o si el resto de la pol�tica econ�mica entra en contradicci�n con la pol�tica monetaria anti-inflacionista. El gasto p�blico y la pol�tica impositiva tienen que ser coherentes con la actuaci�n monetaria con el fin de lograr estabilidad y evitar excesivas oscilaciones en la pol�tica econ�mica.

Concretamente, los gobiernos tienen que financiar sus enormes d�ficit presupuestarios o bien pidiendo prestado o bien emitiendo dinero. Si se adopta esta �ltima medida, las presiones inflacionistas aparecen inevitablemente. La �nica forma de lograr que las medidas de estabilizaci�n sean efectivas es manteniendo una pol�tica monetaria y fiscal estable y coordinada.

Tambi�n es necesario emprender medidas desde el lado de la oferta para luchar contra la inflaci�n y evitar los efectos de estancamiento econ�mico debidos a la deflaci�n. Entre las posibles medidas a tomar desde el lado de la oferta se encuentran las medidas incentivadoras del ahorro y la inversi�n; mayor gasto para el desarrollo y la aplicaci�n de nuevas tecnolog�as; la mejora de las t�cnicas de gesti�n y de la productividad del trabajo a trav�s de la educaci�n y las pr�cticas laborales; mayores esfuerzos para mantener estable el valor de las materias primas y para desarrollar nuevos recursos; y la reducci�n de la excesiva regulaci�n gubernamental.

Algunos analistas recomiendan la aplicaci�n de pol�ticas de rentas para luchar contra la inflaci�n. Estas pol�ticas abarcan desde las imposiciones gubernamentales sobre niveles de precios, salarios, rentas y tipos de inter�s hasta los incentivos fiscales, o simplemente recomendaciones hechas por el gobierno. Algunos afirman que la intervenci�n del gobierno podr�a complementar las principales medidas econ�micas monetarias y fiscales, pero los cr�ticos de esta postura se�alan las ineficiencias de los anteriores programas de control en los pa�ses desarrollados. Entra en lo posible que las futuras medidas de estabilizaci�n se basar�n en coordinar las pol�ticas monetarias y fiscales y en aumentar los esfuerzos desde el lado de la oferta para mantener la productividad y desarrollar nuevas tecnolog�as.

Todos los temas relacionados con la inflaci�n, la deflaci�n y las pol�ticas asociadas con estas problem�ticas est�n adquiriendo mayor importancia debido a la creciente movilidad de la inversi�n y a la especulaci�n de los mercados internacionales que cada vez est�n m�s interrelacionados, sobre todo en las �ltimas d�cadas del siglo XX. Dado que las finanzas internacionales pueden cambiar el valor de una moneda en cuesti�n de minutos, o llevar a un pa�s a la crisis econ�mica, la gesti�n empresarial est� adquiriendo un papel relevante a la hora de lograr la estabilidad econ�mica».

3.- Planes de estabilizaci�n en Argentina

«La historia nos cuenta que los procesos inflacionarios se inician con elevados niveles desde el gobierno de Per�n. Los intentos por estabilizarlos han tenido poco �xito. La caracter�stica com�n de los planes de estabilizaci�n aplicados en Argentina es que han surgido de acuerdos con el FMI. Sabemos que esta entidad considera necesarios para reducir la inflaci�n aspectos como reducir el d�ficit fiscal y «dejar ajustar» si hay desequilibrios en la balanza de pagos (mecanismo conocido como enfoque monetario de la balanza de pagos). En general no se llegaron a cumplir los acuerdos por incumplimiento en la reducci�n del d�ficit fiscal. A continuaci�n analizamos los �ltimos planes de estabilizaci�n en Argentina.

4.- Plan austral

Al asumir Alfons�n en 1983, se trato de enfrentar la inflaci�n existente mediante pol�ticas gradualistas programadas por el FMI sin tener �xito. La inflaci�n crec�a gradualmente hasta que en junio de 1985 ante una inminente hiperinflaci�n se puso en marcha el plan Austral. Este consist�a en pol�ticas heterodoxas concentr�ndose en:

  1. Aumento los precios del sector publico, devalu� el tipo de cambio, impuso grav�menes al exterior e incremento tasas impositivas para mejorar los ingresos.

  • Congelo precios y salarios y fijo el tipo de cambio.
  • Circulaba una nueva unidad monetaria (austral) junto con la anterior.
  • Al ser aceptada por el FMI permiti� el reajuste del servicio de la deuda con su nueva moneda.

Finalmente la inflaci�n no fue erradicada totalmente, a pesar de las correcciones el d�ficit continuo aumentando. El tipo de cambio se mantuvo hasta abril de 1986 donde comenzaron las «mini devaluaciones» para no perder competitividad aunque el tipo de cambio real se mantuvo constante por la depreciaci�n del d�lar en los mercados mundiales.

5.- Plan y ley de convertibilidad

A partir del 6 de febrero de 1989 se suspendi� la convertibilidad del austral, la inflaci�n fue del 33% en abril, 78% en mayo y 114% en junio. El 9 de julio renuncio Alfons�n alcanzando una inflaci�n del 197%. Luego de una corrida cambiaria en diciembre de ese mismo a�o ya con Menem en el gobierno, la inflaci�n persisti�. Se anuncio el «plan Bonex» con lo que dio cierto aire al gobierno aunque en febrero de 1991 se produce otra corrida contra la moneda, cuando finalmente ingresa como ministr� de econom�a Cavallo quien anuncia en abril el Plan de Convertibilidad. Este es un plan heterodoxo cuyos principales puntos:

 

 

  • Reforma monetaria: la nueva moneda (peso), la base monetaria respaldada en un 100% por reservas internacionales transformando al Banco Central en una caja de conversi�n, prohibici�n de indizaci�n en mercados de bienes y trabajo excepto en las operaciones de cr�dito.

 

 

 

 

 

 

  • Reforma del sistema previsional: mecanismo de capitalizaci�n operado por el sector privado.

 

 

A esto se le debe agregar la credibilidad que se genero al traspasar el poder de devaluar al congreso, la independencia de los miembros del directorio del Banco Central cuya ratificaci�n pasa a depender del congreso generando la reducci�n de la dependencia que exist�a entre ministerio de econom�a y las autoridades del Banco Central. Es muy notorio el �xito de este plan ya que durante los a�os subsiguientes la tasa de inflaci�n ten�a los niveles m�s bajos del planeta. Era muy dif�cil la lucha contra la compra del d�lar durante la �poca 1989-1991, cualquier excedente iba directamente a cubrirse en esa moneda extranjera».

6.- Sistema dual

Desde el 1 de Enero del a�o 2002 y hasta la actualidad, «en Argentina, se abandon� el control del tipo de cambio implementado a trav�s de la Ley 23.928 de Convertibilidad, para establecer un sistema dual, con una cotizaci�n oficial fija de 1.4 pesos por d�lar, y un segundo valor de la moneda determinado por el mercado.

El gobierno esperaba que en pocos meses las dos cotizaciones convergieran a un valor «razonable», para de esta forma eliminar la tasa oficial y contar con un �nico tipo de cambio flotante. En este momento, Argentina se encuentra bajo un r�gimen de flotaci�n sucia, sin un ancla nominal cre�ble».

7.- Pol�ticas anti-inflacionistas

«Las aparentemente est�riles matizaciones sobre las causas de la inflaci�n esconden en realidad una actitud normativa: de d�nde se encuentre la ra�z del mal depender� la receta del m�dico; hay que atacar las verdaderas ra�ces del mal y no limitarse a disimular los s�ntomas.

Cualquier medicina contra esta enfermedad resultar� muy amarga, pero algunas p�ldoras parecen ser m�s del gusto de unas personas que de otras. Las pol�ticas antiinflacionistas suelen provocar disminuci�n en las rentas… pero unas inciden m�s sobre las rentas del capital mientras que otras parecen cebarse especialmente en las rentas del trabajo

La pol�tica de controles directos parece inspirada en los edictos de los emperadores romanos «prohibiendo» que suban los precios. A corto plazo pueden tener un cierto efecto, pero si no se corrigen las causas o los desequilibrios subyacentes, en cuanto se levanten los controles la inflaci�n resurgir� con m�s fuerza. En cualquier caso el control directo s�lo puede ser una medida a corto plazo; si se prolongase en el tiempo aparecer�a el mercado negro y se provocar�an distorsiones en la producci�n con lo que el remedio podr�a ser peor que la enfermedad.

La pol�tica de rentas consiste en establecer l�mites al crecimiento de sueldos, salarios y beneficios. Pero si los sueldos y salarios son muy f�ciles de controlar, no se puede decir lo mismo de los beneficios por lo que esta pol�tica suele conducir a p�rdidas de la capacidad adquisitiva exclusivamente para los trabajadores.

La pol�tica cambiaria puede ser utilizada tambi�n en la lucha contra la inflaci�n. Si se permite la libre importaci�n de ciertos productos de forma que sean vendidos en el mercado nacional a un precio aproximadamente igual a los producidos en el interior se estar� aumentando la competitividad interior, impidiendo o ralentizando las subidas de precios. Pero las consecuencias de esa pol�tica sobre el comercio exterior puede ser grave: las subidas de precios interiores deteriorar�n gravemente el equilibrio en la balanza de mercanc�as.

Los efectos de la pol�tica fiscal y la pol�tica monetaria han sido analizados detalladamente en varios temas anteriores y a�n tendremos que volver sobre ellos en los que siguen. La pol�tica fiscal antiinflacionista exige recortes en los gastos p�blicos. La pol�tica monetaria requiere control de la oferta de dinero y altos tipos de inter�s. Sin embargo, la efectividad de estas pol�ticas depende en gran medida de las previsiones de los agentes econ�micos».

8.- Inflaci�n en Argentina

«En casi todos los pa�ses del mundo, especialmente en Argentina, cada vez que se menciona la palabra «inflaci�n» surge en cada persona un aire de mal estar y en otros hasta p�nico. Y no es casual que as� suceda debido a la experiencia que han tenido a�os anteriores principalmente con la hiperinflaci�n».

«La utilizaci�n del impuesto inflacionario como fuente de financiaci�n del d�ficit fiscal es pr�ctica com�n entre los gobiernos que disponen de esta herramienta. Sin embargo, pa�ses como la Argentina, donde se ha recurrido a �l de forma excesiva e irresponsable, ha generado sobre los individuos ciertos mecanismos de protecci�n que han hipotecado su aplicabilidad a futuro. Precisamente, lo que ha dado lugar es al surgimiento del fen�meno de sustituci�n de monedas, entendido este como el reemplazo de por la moneda dom�stica la moneda extranjera para cumplir con todas las funciones del dinero, inclusive la de actuar como medio de cambio.

La evidencia indica que, a�n superada la etapa de inflaci�n alta y variable, los individuos no recomponen tan velozmente sus portafolios en favor de la moneda dom�stica, otorgando cierta persistencia a la demanda de moneda extranjera. Esto es lo que la literatura ha denominado «efecto hist�resis», y que representa un verdadero obst�culo para el ejercicio de la pol�tica monetaria.».

9.- Econom�as emergentes

«Am�rica Latina presenta una dicotom�a entre dos reg�menes de pol�tica monetaria extremos: fijaci�n del tipo de cambio (implementada principalmente a trav�s de Cajas de Conversi�n o Dolarizaci�n) y sistemas de metas inflacionarias.

Entre 11 pa�ses latinoamericanos, 8 contaban con un sistema de control del tipo de cambio en 1994, mientras que s�lo 3 lo continuaban haciendo en el 2000 (Argentina, Uruguay y Venezuela). Argentina y Uruguay ya no lo implementan.

Existe una tendencia a abandonar el r�gimen monetario de control del tipo de cambio para considerar el control de la inflaci�n. Entre los pa�ses latinoamericanos observamos: Chile, Brasil y M�xico

Chile cuenta con la mayor experiencia entre los pa�ses de Am�rica Latina en la implementaci�n de un r�gimen de control de la inflaci�n. Brasil posee el sistema m�s sofisticado t�cnicamente, cuenta con un conjunto de modelos para apoyar el proceso de decisi�n de pol�tica monetaria. M�xico luego de la crisis del tequila, comenz� a implementar un r�gimen de control de medios de pago, que gradualmente se convirti� en una meta intermedia del control de la inflaci�n.

Hasta el momento, esta t�cnica ha demostrado ser exitosa para los pa�ses que la implementan. Brasil, Chile y M�xico han presenciado un rico crecimiento econ�mico y fortalecido la entrada de capitales. Utilizaron inflation targeting para aumentar la credibilidad, disminuir expectativas inflacionarias y lograr un camino de convergencia hacia una baja inflaci�n. La mayor�a de ellos lograron alcanzar bajas tasas de inflaci�n a trav�s de pol�ticas gradualistas con las cuales acrecentaron la confianza en el r�gimen».

10.- Posibilidades de implementaci�n en Argentina

«Desde principios del 2002, Argentina, ha seguido una pol�tica monetaria de flotaci�n sucia, donde el Banco Central, a trav�s de intervenciones en el mercado, intenta modificar el valor del tipo de cambio. Al ser un componente muy importante en la determinaci�n del �ndice de precios y de las expectativas de la poblaci�n, el manejo del tipo de cambio se vuelve necesario para lograr el control de la inflaci�n. Experiencias de pa�ses como Chile, demuestran que la implementaci�n de un objetivo dual de inflaci�n y tipo de cambio crea la posibilidad de generar conductas especulativas que hacen fracasar el r�gimen elegido. El compromiso de actuar en el mercado cambiario hace a la pol�tica monetaria susceptible a ataques especulativos. La efectividad de la pol�tica monetaria se reduce de fijarse bandas para el tipo de cambio. Al aproximarse �ste al l�mite superior de la banda, las expectativas inflacionarias no se relacionan con la tasa de inter�s ni con los cambios en la brecha del producto ya que no existe credibilidad en que se va a mantener la b�squeda de la inflaci�n y de esta forma fracasa el r�gimen monetario. El Banco Central, al defender el tipo de cambio, vende divisas extranjeras y adquiere moneda local, contrayendo la oferta monetaria, se elevan la tasas de inter�s y existe la posibilidad de que se genere una inflaci�n de costos que no puede combatirse a menos que se est� dispuesto a abandonar la meta de control del tipo de cambio.

El Banco Central de la Rep�blica Argentina cuenta con independencia de jure, es decir, seg�n la legislaci�n vigente: El presidente es designado por el Poder Ejecutivo Nacional con acuerdo del Senado de la Naci�n. El per�odo de duraci�n del mismo en el cargo (6 a�os), es mayor que aqu�l que le corresponde al presidente de la naci�n (4 a�os). Seg�n el art�culo 1ro de la Carta Org�nica del Banco Central, se considera al mismo como una entidad aut�rquica del Estado Nacional, lo cual le otorga independencia econ�mica. El art�culo 3ro obliga a dar publicidad de sus actos, congruente con un r�gimen democr�tico y le proporciona independencia, ya que establece que «En la formulaci�n y ejecuci�n de la pol�tica monetaria y financiera el Banco no estar� sujeto a �rdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional».

En la pr�ctica se observa que la independencia est� muy limitada. Se advierten constantes influencias del Poder Ejecutivo en el funcionamiento del Banco Central, manifestadas a trav�s de pedidos de inmunidad del banquero central, cierre y reapertura de la Secretar�a de Prensa del Banco Central por el Ministro de Econom�a, declaraciones de los banqueros centrales que si los «obligan» a emitir m�s all� de un l�mite dejar�an el cargo, y renuncias de diversos funcionarios encargados de la pol�tica econ�mica.

Otro inconveniente que se presenta en Argentina relacionado con el Banco Central, es la falta de credibilidad que presenta el mismo como combatidor de la inflaci�n. Durante los per�odos de inflaci�n e hiperinflaci�n que se presentaron, el Banco Central no logr� disminuir la tasa de crecimiento de los precios. Fue necesaria la implementaci�n de un r�gimen de tipo de cambio fijo a trav�s de una Caja de Conversi�n para lograr credibilidad, quit�ndole de esta manera la posibilidad al Banco Central de llevar a cabo pol�tica monetaria aut�noma.

El cr�dito privado para financiamiento de deuda p�blica se encuentra muy limitado por el alto grado de desconfianza de la capacidad de pago, la tasa de riesgo pa�s y la falta de apoyo de los organismos internacionales de cr�dito, lo que determina la inexistencia de mercados financieros suficientemente activos para financiamiento gubernamental.

La presencia de inflaci�n actual dificulta predicciones futuras precisas. El establecimiento de metas en estas condiciones da�a a�n m�s la credibilidad del Banco Central. Sin embargo, pa�ses como Chile y M�xico, quienes presentaban altas tasas anuales de inflaci�n, implementaron el r�gimen exitosamente a trav�s de pol�ticas graduales. La inflaci�n actual no es necesariamente un impedimento para llevarlo a cabo.

El programa a implementar estar� orientado hacia el largo plazo, por lo cual deben minimizarse presiones pol�ticas donde priman objetivos inmediatos, evitando as� la inconsistencia temporal.

Las caracter�sticas actuales de la coyuntura argentina no cumplen la mayor�a de los requisitos necesarios para la implementaci�n de un sistema de control de la inflaci�n. No obstante, por lo visto en experiencias realizadas en otros pa�ses, hay condiciones que no son estrictamente necesarias, o bien son solucionables, aunque no sin un gran esfuerzo.

La primera medida necesaria para poder adherirse a esta pol�tica, de la misma forma que fue realizada por Brasil, es disminuir el d�ficit fiscal, mediante lo cual se genera mayor confianza, demuestra el compromiso hacia el control de la inflaci�n.

El Banco Central debe actuar con mayor independencia. Si bien, el mismo no posee a�n credibilidad como combatidor de la inflaci�n, por experiencias como las de Chile, Brasil y M�xico se observa que �sta puede ganarse gradualmente, instituyendo en primera instancia objetivos inflacionarios poco exigentes, para luego, una vez obtenida cierta confianza, comenzar a establecer metas fijas para la evoluci�n de los precios. Tambi�n es necesario aumentar el nivel de comunicaci�n entre la autoridad monetaria y el p�blico.

Es fundamental establecer un compromiso claro y firme hacia la estabilidad de precios, con la menor intervenci�n de otras variables de tipo nominal. Este es el mayor inconveniente en Argentina, al recurrir la poblaci�n al d�lar para proteger el valor real de sus ingresos, se obliga a la pol�tica monetaria a considerar el exceso de demanda en el mercado cambiario como una de las principales presiones inflacionarias de la econom�a. Si la pol�tica establecida resultara cre�ble, generar� confianza, esta fuga de capitales disminuir� y permitir� alcanzar con mayor libertad un objetivo de inflaci�n.

Resulta, por lo tanto, necesario realizar serias reestructuraciones pol�ticas y en los organismos del gobierno, dando mayor independencia al Banco Central y reduciendo el d�ficit fiscal. Las mismas, acompa�adas por otras medidas como el establecimiento de un sistema de justicia eficaz, mayor comunicaci�n y transparencia, crean confianza y credibilidad en la pol�tica econ�mica. De esta forma, se eliminan las expectativas inflacionarias, que en Argentina significa la disminuci�n de la demanda de la divisa norteamericana, permitiendo la implementaci�n de este r�gimen».

Conclusi�n

La inflaci�n no tiene una �nica causa. Como las enfermedades, se produce por numerosas razones, algunas veces a la demanda, otras a la oferta, pero lo cierto en este punto es comprender que si no se controla a tiempo, una inflaci�n peque�a puede transformarse en una enorme bola de nieve rodando hacia nosotros mismos, ya que la inercia propia que tiene esta es muy dif�cil de parar una vez que ha comenzado a avanzar.

El gobierno, como se mencion� en reiteradas oportunidades, es el �nico capaz de influenciar en ella teniendo grandes resultados a la vez, puede frenarla como tambi�n puede enriquecerse a trav�s de ella, ya que vi�ndolo desde cualquier perspectiva, y, aunque sea una forma de ayudar a la econom�a la inflaci�n no es mas que una falsificaci�n legalizada de la moneda ya que es un impuesto oculto y deshonesto que golpea fuertemente a los que reciben ingresos fijos como los asalariados y pensionados.

Resulta imposible tambi�n hablar de inflaci�n en la Rep�blica Argentina y tratar de opinar objetivamente sobre el papel del gobierno en su implementaci�n, control y pol�ticas en general.

Efectivamente hay luz al final del t�nel, se puede convivir con la inflaci�n, tenemos muchos pa�ses que d�a a d�a nos lo demuestran pero toda pol�tica exitosa debe tener una mayor�a dirigi�ndose en un solo sentido para poder avanzar, situaci�n que se aleja mucho de la realidad social argentina, actualmente fragmentada debido a diversas razones pero principalmente a la pobreza reinante entre sus miembros y un �ndice de indigencia que no deja de crecer.

Sobre todas las cosas para lograr un control inflacionario se necesita organizaci�n gubernamental y cohesi�n entre los objetivos, preguntarnos donde estamos y hacia donde queremos llegar. Para que esto suceda el gobierno deber� dejar de usar su poder sobre la inflaci�n para enriquecer a unos pocos en detrimento de toda la sociedad, se deber� dejar de manipular la moneda y las pol�ticas sociales en favor de campa�as pol�ticas y maniobras sucias dentro del propio gobierno.

Se debe acabar con la especulaci�n del tipo de cambio y precios y fomentar la inversi�n en la industria nacional para poco a poco dejar de depender de las importaciones a las que la «falsa convertibilidad» nos acostumbr� durante una d�cada. Se necesitan pol�ticas econ�micas claras y bien estudiadas por parte del gobierno para que aunque sea a muy largo plazo se note la diferencia y no solo avanzar un paso para retroceder dos ma�ana, pero por sobre todas las cosas se necesita «ganas», para «hacer», «confianza» para «creer», «uni�n» para «ser», y «fuerza» para «crecer», porque el cambio es posible, solo depende de nosotros.

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Mar�a Gabriela Roncedo

gabrielaroncedo[arroba]hotmail.com

Edad: 21 a�os

Fecha de realizaci�n: septiembre del 2004

Presentado como trabajo final de la materia de Preseminario de la Facultad de Ciencias econ�micas de la Universidad Nacional de Tucum�n