La envidia y su relación con el mal de ojo como un fenoméno psicosomática (página 3)
Enviado por Fernando Romero
… construyó los muros de Uruk, la bien cercada,
Del santuario puro, de la santa Eanna,
bendijo la primer piedra.
¡Contempla ese muro que se extiende, tendido a la cuerda!
¡Contémplalo, reluce con el brillo del cobre, nada hay igual!
¡Contempla el umbral, existe desde siempre,
de la santa Eaana, mansión del dios Anu y de la diosa Ishtar!
¡Aproxímate! ¡Él la construyó! Ningún rey futuro, ningún hombre lo igualará
sube a la muralla de Uruk, camina por su terraza,
mira los cimientos, observa el muro, cómo está construido.
dime: ¿no es acaso de la mejor arcilla, de ladrillo cocido?
¿No ves uniendo las hileras siete capas de asfalto?
(Es coco si los cimientos fueren obra de siete sabios)
Cuando los dioses crearon a Gilgamesh lo hicieron perfecto,
Shamash, el dios-sol de la tormenta, le otorgó valentía:
los grandes dioses hicieron su belleza perfecta, nadie la iguala,
el sonido de sus armas nada lo iguala.
Dos tercios de su cuerpo son de Dios y el tercero de hombre.
(Romero, 1987)
2.1.3. A) Acepción "positiva" de la "soberbia".
"A diferencia del sujeto narcisista, observa Javier, incapaz de hacer frente a los problemas compensándose con ideas de grandiosidad, Gilgamesh es un verdadero realizador, en verdad potente. Su obra sigue aún ahí, para dar testimonio de ello". (Romero, 1987) Entonces el soberbio es un productivo potente. El narcisista, es solo un envidioso disfrazado, y solo es prepotente.
Aristóteles consideraba a la soberbia como una virtud a la que tenía en gran estima. "… incluso en la Biblia, en Apocalipsis (cap. 3 vers. 12), hay una afirmación que suena contundente":
Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente.
¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto
que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte
de mi boca. (Mencionada por Romero, 1987)
2.1.4. Discusión y comentarios.
O sea, no hay nada más despreciable que no poder comprometerse, con nada ni con nadie. El compromiso, "dar la cara" a las consecuencias de los propios actos, con responsabilidad, incluso altanería, atenúa lo dolientemente extremoso y, tal vez, insufrible, que se puede ser por soberbio.
La defensa que le constituye al envidioso la reacción narcisista, es solo una máscara, un artificio, de ahí la "furia de indignación" característica ante la frustración, la confrontación respecto a la carencia, o la "anempatía del medio". (Testimonio verbal. Seminario: Psicología del Self. UIC. Santamaría, 1989)
Ya sea que pensemos que el instinto de muerte exista o no como tal, una energía destructiva o desintegrativa, por oposición a otra integrativa, libido o instinto de vida, se encuentran en la base del fenómeno psicológico, en una dinámica de complementaridad y neutralización constantes, según diversos procesos de organización, al investir pre-representaciones (representaciones primarias) de experiencias, tanto negativo-displacenteras, como positivo-placenteras.
Hablar de odio o envidia, implica ya un cierto grado de organización de emociones y afectos que va ocurriendo gradualmente, de manera simultánea y desde el nacimiento, al servicio de la supervivencia y que presupone el funcionamiento de la proyección, porque su ausencia colocaría al self sin defensa alguna ante la inermidad en la que nacemos los seres humanos y que se entiende como el montante de temperamento en su acepción destructiva, diferente en cada quién.
Alguien preguntó en alguna ocasión a Elie Weisel (mencionado por Lichtenberg
y Shapard, 2001), superviviente del holocausto, si odiaba a los nazis y contestó que no: "Uno puede llenarse de rabia y protestar pero odiar no sirve a ningún propósito sino a la destrucción final de la humanidad".
Nixon, en su discurso de dimisión del 9 de agosto de 1974, declaró: "Los demás pueden odiarte. Aquellos que te odian no ganan, a menos que tú les odies. Entonces te destruyes a ti mismo" (Akhtar, 1995. Mencionado por Lichtenberg y Shapard, 2001)
Ambas apreciaciones relacionan odio con destrucción y autodestrucción, aluden, en ese sentido, a la existencia del instinto de muerte. Instinto que impulsa al ser humano hacia el odio aniquilante dirigido contra el propio self, pero que defensivamente se proyecta a partir de la deflexión en forma de odio homicida hacia el exterior y, en determinado momento, hacia personas específicas.
En diferente medida, el odio bloquea, inunda con presión arrolladora la consciencia y la calidad de la capacidad reflexiva, pues, se podría pensar que, siendo evidente una preservación de la capacidad motriz (yóica), la exacerbación pulsional, desorganiza, por regresión, las emociones y energías impulsivas, provocando simultáneamente que se diluya el entreveramiento que el desarrollo logra entre éstas y los desarrollos cognitivos y morales según el proceso de ligazón por parte del Yo y la integración del Superyó instancia, provocando que dejen de funcionar o se degraden las funciones de inhibición, represión, juicio crítico, juicio lógico, prueba de realidad, etc. y consciencia moral sin detrimento de la función motriz.
Por eso es que hay quienes no se ven socavados en su capacidad de pensar, planear y actuar, tornándose siniestramente racionales y reactivos, ominosos, ante el enojo.
Un des-entreveramiento (des-neutralización) de lo tanático respecto de lo libidinal, puede preservar toda la eficiencia de la inteligencia, no obstante el predominio momentáneo de una economía de odio. Como un deseo destructivo y de venganza desde sentimientos y motivaciones del self:
Niños que fueron… víctimas de abuso físico, tratados con excesiva arrogancia y desprecio… por sus padres… experimentan una vergüenza punzante,… baja la autoestima y transforma situaciones ordinarias en fuente de aversión… La paradoja es que mientras que la búsqueda del odiar puede, de forma exitosa, evitar el impacto de la vergüenza que surge de cualquier fuente como la envidia, el miedo o el autodesprecio, la revelación a otros de la magnitud de la malignidad de la persona que odia y el deseo de venganza, puede volver a desencadenar una vergüenza intensa. (Brouceck, 1991; Lewis, 1991)
Entonces se potencia que quienes se conducen desde el odio y la envidia, lo hagan de manera subrepticia y disimulada, sin que por ello pase, necesariamente, de manera desapercibida para los involucrados.
Se van, entonces, desorganizando cada vez más profundamente. Si son capaces de sentir culpa, entre más emociones estén en juego, más difícil la posibilidad de volver a entreverar y re-neutralizar lo cognitivo-emocional y yóico con predominio de lo libidinal, respecto de lo impulsivo-emocional y cognitivo, con predominio de lo tanático y poder cuestionarse a sí mismos.
2.1.5. Acerca de los mitos.
Blanca Montevechio comenta que "En el proceso de desacralización de la cultura occidental, que entronizó al logos, el mito experimentó una degradación que lo hizo sinónimo de superstición y mentira" (Montevechio, 1995)
Para esta autora, el mito "… fue interpretado por el romanticismo de manera alegórica pero los etnólogos lo consideran el fundamento de la vida social y cultural de las sociedades primitivas. La crisis de la modernidad permite una revisión de la tiranía del logos y de su reducción de la vida humana a lo noético-instrumental-teleológico con una aproximación a la realidad puramente racional científico-técnica". Lo cual le acomoda muy bien a las estructuras en el poder.
Más adelante agrega: "El monoteísmo y entronización de un Dios masculino abrieron el camino al surgimiento de un hombre fáustico, que sometió a la naturaleza y a los otros seres humanos para su beneficio". Fausto vendió su alma al diablo.
[Continúa Montevechio diciendo]: El Psicoanálisis contribuyó a la revalorización del trasfondo mítico-poético-numinoso del ser humano. Freud, lleva al mito, junto con los sueños y la fantasía al centro de la realidad psíquica. El nacimiento del niño es precedido por el mito familiar fundacional. A través del vínculo fusional madre-hijo, requerido por la inmadurez del infante, éste comienza a incorporar los mitos y sistemas de creencias de su cultura [los "mama" de la madre] incluyéndose así, primero en la familia y más tarde en la sociedad… En el fenómeno de masas y en el sentimiento oceánico, emerge la modalidad vincular participativa vigente en la consciencia mítica y que persiste en el adulto como constituyente esencial del psiquismo humano. [Y, finalmente]: El Psicoanálisis al procesar el mito que organiza la conducta, introduce la historización y abre el mito a nuevos sentidos. [Requiere, entonces, una revaloración constante el no devalorar lo mítico]. (Montevechio, 1995)
2.1.5. A) La envidia en los mitos prehispánicos de origen.
Ejemplo de la envidia concebida como constitucional o endógena desde La perspectiva del Dr. Díaz Infante (1988):
"… la envidia… forma parte del modo de ser de todos… nace con la humanidad y renace cada vez, con cada nuevo ser." Su definición, desde una perspectiva no psicoanalítica: "… pesar y disgusto del bien ajeno…". Provoca confusión con respecto a los conceptos de celos, voracidad, apasionamiento, codicia y ambición. Se consideran dos acepciones de la envidia manejadas al nivel popular: "envidia de la mala" y "envidia de la buena" y se da por sentado en ambas: "… que el otro está colmado de bienes y que uno carece de ellos o… los tiene disminuidos". Si surge la agresión o la rabia en contra del que tiene, aparecerá la envidia destructiva o "de la mala", en cambio si la comparación se reviste de buenos sentimientos, aparecerá la envidia constructiva (que motiva) o "de la buena". Pero entendiendo la "naturaleza humana"… "sus mundos de fuera y dentro (externo e interno) fluyen entre los instintos de vida y muerte, libido y tanatos, amor y odio, riqueza y pobreza, generosidad o carencia. … a lo largo de su vida el hombre repite el modelo afectivo que aprendió en la infancia… a partir del momento de bienestar que tiene después de ser alimentado… y las experiencias de hambre dolorosa (preliminar al) llanto de insatisfacción, lo que promueve que se le vuelva a alimentar. […] La envidia funciona como un eslabón intermedio entre la abundancia y la carencia, como mecanismo mental para elaborar (tolerar) la frustración por medio de la satisfacción ilusoria de los deseos" […] La envidia es una forma de pensamiento mágico con que se pretende consumar lo deseado con solo pensarlo". [Pareciera asomar aquí la sugerencia de que, entre otras cosas, el fracaso de la satisfacción alucinada, propina un reencuentro brutal con la tensión de necesidad y eso provoca el surgimiento de envidia] […] Al iniciarse la envidia se desemboca en la mente un mecanismo que sirve para elaborar los sentimientos de carencia o pérdida de objeto, al desear tener la riqueza del otro, aparece la rabia que destroza ó disimula la pobreza propia, por lo tanto este mecanismo oculta la depresión subyacente… [lo cual] es un mecanismo normal y benéfico… puesto que evita, por el momento, que aparezcan síntomas depresivos. Sin embargo, la envidia se carga de rabia y destrucción, se torna en elemento que promueve la desintegración mental de la persona o del grupo. […] Este mecanismo… explica numerosos cuadros psicóticos de la infancia y parte del carácter del adulto normal, del neurótico y del psicótico… puede aparecer en todas las relaciones humanas… entre hermanos, cónyuges, profesionistas, estudiantes, etc. […] De igual manera como analiza la envidia en la infancia temprana, el Psicoanálisis también puede buscar sus orígenes, mediante el análisis aplicado psico-históricamente, [en este caso entre las culturas amerígenas]… investiga, reconstruye, analiza e interpreta los mitos más antiguos del hombre en los relatos que hicieron de las mil culturas que surgieron en el continente antes de la presencia europea, para encontrar el origen y trascendencia de la envidia.
Los mitos primigenios o de origen son relatos que hicieron los hombres que iniciaron las culturas sobre la creación del universo, del sol, la luna y las estrellas, de nuestro mundo y sus pobladores. De todos los objetos que nos rodean y también cuentan como se formó el rostro y la conducta de cada uno de los que habitan nuestra tierra. En ellos se puede ver como a través de los tiempos los instintos humanos encontraron el control y el destino que les dictó el hombre por medio de pautas culturales, leyes y tabúes; de restricciones y normas creativas. […] nos acercamos al mito de origen, encrucijada de caminos donde se funde la poesía épica, el sueño y la fantasía inconsciente. (Díaz Infante, (1988)
[Respecto al mito, Fernando Díaz Infante define]: …es la descripción poética de grandes hazañas que realizaron dioses o personajes del mundo natural y que dejaron su obra como antecedente y ejemplo para los miembros de la comunidad. En los mitos los símbolos hablan y se expresan con el mismo lenguaje de los sueños. El relato aparente [manifiesto] no es el verdadero,… el verdadero contenido [latente], fluye de la fuente de los instintos. Los instintos son la fuente de energía… se les puede conocer porque se manifiestan en la conducta, en los sueños y sobre todo en las fantasías… básicas; [éstas] son las más crudas, antisociales y radicales, como el temor a ser devorado por el seno materno o la de arruinarlo a mordidas con saña infinita o por hambre [voracidad] Otra fantasía básica es la de cohabitar con alguno de los padres, con los hermanos o manifestar la envidia destructiva hacia los hermanos con rabia asesina. La fantasía lleva a creer que por odio se destruye al mundo… se hará síntesis [de algunos relatos míticos] sacados de las fuentes históricas y daré unos ejemplos de mitos expresados en piedra y cerámicas por un -Pig-Moto-.
…Mitos de culturas primitivas actuales que se han refugiado en la selva. […] de los códices mexicas y mayas:
"Los dioses creadores y la envidia"
Es de noche, aún no brilla el sol, aún no hay aurora,
Se reunieron los dioses allá donde es ahora Teotihuacán,
Unidos se dijeron: dioses venid acá, quién toma su cargo,
Quién se echa a cuestas el oficio de ser sol, de ser aurora."
Se dice que los dioses creadores estaban delante de una hoguera y que el dios más valiente se aventó al fuego y se convirtió en sol; el segundo, envidiando su hazaña, también se aventó y se convirtió en luna y quiso seguir el mismo derrotero del sol; para frenarlo los dioses, envidiosos, le arrojaron un conejo que hoy se sigue viendo en su rostro. […] Cuando los dioses decidieron hacer a los hombres, intentaron varias veces y quedaban imperfectos, por lo tanto los destruyeron. Otros tenían tal perfección que se igualaron a ellos y los dioses, envidiosos, los volvieron a destruir. Hasta que por fin los formaron con las virtudes y defectos que hoy tenemos. En las versiones Mexicas e Incas se habla de los sentimientos que tuvieron los dioses al ver que los hombres recién creados vivían en el paraíso y podían ver a lo lejos tan claro como los mismos dioses. La envidia les hizo destruirlos y hacer a los hombres actuales.
[Regresando a la cultura Náhuatl],… Tezcatlipócatl… es el prototipo del dios envidioso. […] De los principales dioses… tocó a Quetzalcóatl (dios del viento) realizar las mejores hazañas… encargado de dar a los humanos la vida, las virtudes, la creación artística,… todas las cosas buenas: inventó el calendario y la cuenta de los años,… el código moral, la abstinencia (sexual) para controlar los instintos. Se cuenta que una vez estaba en su palacio rodeado de tanta riqueza que Tezcatlipócatl lo envidiaba. Fue tanta su envidia que le mandó unos emisarios para que lo emborracharan y en ese momento pudiera pecar y entrar en el mundo de la bajeza. […] consiguió que ya borracho, después de tomar mucho pulque, mandara llamar a su hermana Quetzalpetla y tuvieron incesto. Arrepentido Quetzalcóatl se sacó los ojos y se fue a Coatzacoalcos. Ahí, en una balsa y en alta mar, se prendió fuego y se dice que su corazón se convirtió en Venus, la estrella de la tarde. Y siguen las andanzas envidiosas de Tezcatlipócatl, ahora con Xochiquetzal (flor preciosa, morada sobre los aires y los nueve cielos) Era la mujer del dios Tláloc, pero la hurtó por envidia (triangulación edípica); la llevó a los nueve cielos y la hizo su propia esposa (actuación del incesto)… entonces se convirtió en diosa de la muerte. A Tezcatlipócatl por caliente le cortaron la cabeza. Una vez que sedujo a Xochiquetzal… transformado en un sacerdote,… estaba haciendo ascetismo y pureza [legado de Quetzalcóatl], Xochiquetzal lo sedujo (venganza), hizo pecado y los dioses lo castigaron convirtiéndolo en alacrán, cortándole la cabeza. Por eso se dice que los alacranes son animales calientes, que al picar producen ardor y calor en la piel. [ ] temidos [justamente] por calientes,… inducen a la lujuria y al amor, entre los habitantes de la cultura Náhuatl. También podríamos interpretar como "perder la cabeza" por la pasión o la lujuria.
Un mito importante es el de Huitzilopoxtli. … un día, en un lugar donde había una mujer llamada la del Bandellín de serpientes, madre de los 400 zubianos y de una hermana suya con el rostro tatuado con cascabeles que es la Coyoxautli, la Coatlicue daba ahí culto… con las escobas, a la montaña de la serpiente (símbolo de la fertilidad y la continuidad, la procreación) y cuando barría sobre ella, bajó (del cielo) un plumaje; al momento lo depositó en su seno. Cuando acabó trató de coger de su seno lo que había guardado y nada había ahí; al instante quedó encinta. Cuando los 400 zubianos y la Coyoxautli la vieron se mordían las entrañas de envidia y juraron matar a la madre por haberles cometido esa afrenta. Su hijo, el que tenía en el vientre, le dijo: -Madre no te preocupes, yo te voy a defender- y así, en el momento que iba a ser atacada por la Coyoxautli, nace Huitzilopoxtli y la destruye cortándole la cabeza, arrojándola por unos acantilados, toda queda descuartizada y hoy la tenemos puesta en una bellísima piedra en el Templo Mayor. Es una muestra de esa envidia que está siendo representativa de muchos mitos mexicanos. Otra muy… importante: … puesto en todas las monedas debajo del nopal, está un envoltorio con dos diagonales… representa el corazón de Copil. Y es que una vez Huitzilopoxtli estaba envidioso de las artes para curar y para adivinar de una de sus hermanas llamada Malinaxóchitl y la desterró a las montañas que hoy tenemos… en Malinalco. Ahí tuvo un hijo llamado Copil que juró vengarse de la afrenta a su madre. Al venir a la ciudad de México y buscar a Huitzilopoxtli lo pescan, le sacan el corazón y lo arrojan a los tulares. En el lugar donde cayó creció el nopal vigoroso de tunas rojas, que cuentan, eran como corazones y ahí se posó el águila, símbolo de la terminación de la peregrinación que venían teniendo los mexicas. Luego, nuestra fundación: las raíces de nuestro Escudo Nacional, tienen el símbolo de la envidia entre los hermanos.
2.1.5. A.1) La Envidia del Hombre a la Mujer.
La primera razón de la envidia del hombre a la mujer, es por su maternidad. […] el hombre nunca podrá tener el alivio (existencial) que la mujer tiene al haber experimentado el embarazo, el parto y la lactancia de su hijo (con ello) obtiene la certeza de que ese ser es parte suya y de que seguirá viviendo a través de él, después de que ella muera. En tiempos del supuesto matriarcado,… el hombre envidió a la mujer (pues ignoraba su participación en la gestación) porque ésta tenía mayor prestigio y dominio en actividades como la preparación de alimentos, vestido, cura de enfermedades y el cuidado del fuego del hogar, además… posee la capacidad y el desarrollo para conocer las necesidades de los hijos pequeños y de cualquier miembro de la comunidad (matriarca), un sexto sentido para percibir los sentidos de los otros. Tenemos muchas evidencias de los deseos del hombre de poder embarazarse, ya sea en forma real o simbólica… como el seguimiento mítico sobre el origen de las mujeres, relato de la tribu amazónica -Cherente-, donde aparece la envidia del hombre y la agresión a la mujer: en otros tiempos las mujeres no existían y los hombres practicaban la homosexualidad. Uno de ellos se encontró embarazado y como no estaba en condiciones de parir, se murió. Un día vislumbraron reflejada en el agua de un manantial la imagen de una mujer que estaba escondida en la copa de un árbol. Durante dos días trataron de apresar el reflejo y por último un hombre alzó la vista y vio a la mujer; la hicieron bajar pero todos los hombres la deseaban, la cortaron en pedazos que se repartieron. Cada cual envolvió su trozo en una hoja y metió el paquete en un hueco de la pared de su choza que se usa para poner una cosa a resguardo. Entonces salieron a cazar y al retornar quisieron que los precediera un explorador que les advirtió y les participó que todos los pedazos se habían vuelto mujeres. Al puma que había recibido un pedazo de -pecho- le tocó una guapa mujer; una flaca a la zarihuela que había tirado demasiado de su pedazo; pero todo hombre obtiene una mujer y de ahí en adelante cuando salían de caza llevaban a sus mujeres con ellos. Por otro lado, los hombres de todos los tiempos quieren prolongar la relación madre- hijo con la dependencia para sobrevivir.
Un ejemplo sobre envidia por querer tener un gran cordón umbilical con el deseo latente de tener poder y seguir dependiendo de la madre, nos lo da un mito de la tribu amazónica -Ganjanga-. Hace mucho hubo un niño nacido con un enorme cordón umbilical llamado Viriniana. En aquellos días el cordón se quedaba pegado hasta la edad adulta y era muy útil para trepar a los árboles ya que se podía usar como soga. También se empleaba para colgar en él todo género de objetos. El Viriniana suscitaba la envidia de toda la tribu, su cordón era muchas veces más largo que los cordones comunes y, por eso, mucho más útil. Ganjanga, miembro importante de la tribu y hombre feroz, estaba particularmente celoso (envidioso), -es preciso que lo tenga- se decía a sí mismo. Una noche se acercó cuidadosamente al niño y con un hacha descomunal le cortó el cordón, luego se escondió en los matorrales y trató de pegárselo a su cuerpo. Naturalmente sus esfuerzos no tenían éxito; el cordón se marchitó y se disecó y, cosa extraña, en igual forma se marchitó y disecó Ganjanga. La tarde del día siguiente había muerto. Ganjanga era muy temido por todas las tribus circunvecinas, siempre había sido el terror de la región. La gente decidió que para mostrar su alegría de haberse liberado del hombre malo, en lo futuro ellos mismos cortarían su cordón umbilical [en aras de un deseable encaminamiento "hacia una independencia relativa" y claro, también se puede interpretar como] poco después del alumbramiento. Los tribeños consideran que precisamente debido a su gran utilidad, el sacrificio del corte [asumirse como "castrados en el falo", diría Lacan] sería aún más valedero.
¿Cómo se protege al varón de la envidia en los momentos de cortarle el cordón umbilical? Entre los náhuatls del Cuatololi y el Huitzucán Veracruz, existe la creencia de que el padre debe participar en la ceremonia en que al varón se le corta el cordón. Tiene que vigilar que la longitud del muñón sea de cuatro dedos. Si lo dejan corto el niño tendrá un falo corto y si lo dejan largo, el niño tendrá un falo grande, lo que repercutirá en su carácter: envidioso o no.
Si es hombre el recién nacido y la madre es la que decide, tiene una de dos opciones: si le corta (el cordón) a dos centímetros de su base, no será mujeriego. Pero si quiere que su hijo en la edad adulta sea un semental, lo cortará lo más largo que pueda. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.2) La envidia del hombre a la mujer en los mitos Olmecas.
Díaz Infante, en otros ensayos ha propuesto la tesis de que "… la envidia que el hombre tiene a la mujer es la causa fundamental de que el patriarcado se haya implantado en casi todas las culturas":
El hombre de Mesoamérica… (Inicia la agricultura)… alrededor de 7000 mil a. de C., hasta que se decide a fundar aldeas… junto a las riberas de lagunas y ríos por el año 3000 A. C.,… el tiempo libre… lo empleaba en la construcción de chozas… y fabricar con arcilla vasijas y figuras interpretando el mundo circundante. […] Con esta etapa del preclásico inferior y medio se desarrolló el culto a la mujer y a las mujeres bonitas ["reparación" en el sentido kleiniano], a las dueñas de Tlatilco consideradas como diosas de la agricultura debido a la comparación mágica que hicieron de la fertilidad de la tierra y la fecundidad de la mujer. […] La abundante producción de bellas figuras que representan a la mujer en todas las edades y actividades de la vida cotidiana… (Por cada) 2 ó 3 mil figuras femeninas, aparece una de hombre… Un cambio importante sucedió en la costa del Golfo de México, ahí surgió una civilización como resultado de un proceso social evolutivo en el aspecto económico, técnico, artístico, religioso y psicológico; una parte de ese cambio se debió probablemente a que el hombre tuvo la certeza de que su esperma fecundaba a la mujer… se deduce de acciones posteriores de dominio hacia ella con toda la fuerza y entusiasmo provenientes de ese hallazgo. Los hombres para imponer su poderío, su fuerza y dominio sobre la mujer, la hacen aparecer rara vez en la escritura Olmeca. […] Es el hombre como padre el que trae a los niños al mundo; emerge del centro de la tierra y tiene en sus brazos a un niño que juega con él como en las escenas del pintor y más tarde en la Venta. "La civilización Olmeca es la primera del Continente Americano, madre de todas las culturas, a partir de 1600 A. C.,… en que se crea en la colina artificial de San Lorenzo el surgimiento del patriarcado en Mesoamérica y el afán del hombre por imponer el mando sobre la mujer ante la imposibilidad de igualarla en la maternidad. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.3) El mito amazónico de Matako.
En otro tiempo los indios acostumbraban treparse hasta el cielo por un gran árbol, allá hallaban miel y pescado hasta en abundancia. Un día cuando bajaron, encontraron al pie del árbol una vieja que les pidió un poco de sus provisiones pero se lo negaron. Para vengarse de esta avaricia, la vieja prendió fuego al árbol, los indios que habían quedado en el cielo, se convirtieron en estrellas y formaron la constelación de las pléyades. Ejemplo de envidia entre hermanos: (que los orilla a) dividirse. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.4) E l mito esquimal del Estrecho de Bering.
Origen del sol y de la luna, -astros que brillan- en un pueblo de la costa.
Vivían en otro tiempo un hombre y una mujer, tenían dos hijos, un niño y una niña. Cuando los niños se hicieron grandes, el chico se prendó de su hermana. Como no dejaba de perseguirla por sus habilidades y con mucha envidia, acabó ella por refugiarse en el cielo y allá se volvió la luna. Desde entonces el muchacho motivado por la envidia [y el deseo incestuoso] no ha dejado de correr tras ella con la forma del sol; a veces la alcanza y consigue estrecharla causando así el eclipse de luna. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.5) El mito de la tribu Ingalati de California.
De la envidia renovada o de las bases de la envidia.
Me decías de la noche pasada, así que te doy mi seno, me decías cómetelo, le dijo la mujer a su hermano, pero el mozo se niega. La mujer sube al cielo donde se convierte en el sol, él se transforma en la luna y la persigue sin poder alcanzarla jamás. Como la luna está privada de aliento se va desvaneciendo por la causa del hambre hasta que ya no puede ver; entonces el sol se le acerca y le da de comer en el plato en que la hermana había puesto su seno. Recuperada la luna alcanza progresivamente su forma redonda, privada de nuevo de alimento, otra vez se va declinando y estas son las fases de la luna. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.6) La envidia en el mito del origen del agua entre los Botuku.
El pájaro mosca, ahí donde aflora toda el agua del mundo, había bañado cada día a los animales envidiosos y los animales no tenían de beber más que miel. Un día toda la población se reunió alrededor de una hoguera, el hivará llegó con retraso porque había ido a recolectar miel, pidió agua en voz baja, no hay, le contestaron, entonces le ofreció al pájaro mosca su miel a cambio de agua. Pero el pájaro no quiso. […] El hivará siguió y llegó casi al mismo tiempo que aquél, al agua que estaba contenida en un agujero en una roca. […] El pájaro mosca se tiró al agua, el hivará hizo otro tanto y le sopló tan fuerte que el agua saltó en todas direcciones haciendo nacer los arroyos y los ríos de este mundo. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.7) La envidia en el mito Botuku de origen de los animales.
En otro tiempo los animales eran como hermanos y todos amigos, tenían suficiente que comer. Fue lidiara el que tuvo la ocurrencia de excitar a unos contra otros, enseñó a la serpiente a morder y matar a sus víctimas y dejó al más quieto que chupara la sangre. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.8) El castigo de la envidia en la tribu de los Matako.
El sol cazaba patos transformado él mismo en pato y provisto de una red, se zambullía en las lagunas y sumergía a las aves. Cada ave capturada era la matada sin que se diera cuenta y cuando acabó, distribuyó a los patos entre todos los del pueblo y dio un viejo volátil a su amigo luna. Disgustado y envidioso, éste decidió cazar por su cuenta empleando la misma técnica que el sol. Pero entre tanto, los patos se habían vuelto desconfiados e hicieron sus necesidades y obligaron a la luna disfrazada de pato a que los imitara. A diferencia del excremento de los patos, los de la luna eran muy apestosos. Los pájaros reconocieron a la luna y la atacaron en masa. La arañaron y le desollaron el cuerpo, de suerte que la víctima quedó destripada. Las manchas de la luna son cicatrices azules que las uñas de los patos le dejaron en el estómago. (Díaz Infante, 1988)
2.1.5. A.9) La creación de las cosas mundanas y la envidia.
Díaz Infante, lega una gran cantidad de símbolos que se relacionan con otros tantos fenómenos psicológicos, los cuales en mayor o menor medida, guardan una relación con la envidia: el incesto, el Edipo, la homosexualidad, el egoísmo, el narcisismo, la ambición, el ansia de poder, etc. y en sus dos vertientes posibles: provocando destrucción o constituyendo actos creativos. Dentro de las mitologías abordadas, tal devenir dependía, en ocasiones, no de la voluntad de los involucrados sino del azar. Pareciera que esa forma de disfrazar la "responsabilidad", fuera producto, como el mismo Díaz Infante lo sugiere, de un proceso igual o similar al del "trabajo del sueño". (Díaz Infante, 1988)
2.1.6. La envidia en el México moderno.
Oscar Lewis (1951), describió muy vívidamente el alma popular en México. Los mexicanos de origen autóctono de la primera mitad del siglo pasado (XX), temían conscientemente la envidia de los demás y parecían tenerla presente en sus actividades cotidianas. Los indígenas se creaban una zona de seguridad, según actitudes de hermetismo y cierto misterio, ocultando todos sus bienes particulares; retraídos y evasivos a toda intimidad, en ocasiones reflejando un resentimiento más o menos lógico, se ganaron el calificativo de "ladinos" por reservarse a ciertas comunicaciones en sus dialectos originales que, sin embargo, parecían más bien provocar desconfianza a quienes les escuchaban sin entender. Mismos que, a su vez, para los indígenas eran los "blancos ladinos": que hablan otra lengua. Despojados de todo lo suyo, encajan perfectamente en la tesis de Barriguete (1988), de resultar envidiosos como por "empachamiento", de duelos sin elaborar ante tantas y sistemáticas pérdidas. Según Lewis (1951), "El hombre que habla poco y guarda todos sus asuntos para sí, manteniendo distancia entre él y los demás, corre menos peligros de crearse enemigos o ser criticado y envidiado. Habitualmente, no se discuten con nadie los planes propios de vender o comprar algo o de emprender algún viaje… Una mujer no contará a ninguna vecina, ni siquiera a una parienta, que espera un niño, que se está confeccionando un vestido nuevo o preparando algo especial para la cena". (Mencionado por Shoeck, 1969) Se hace evidente aquí el miedo a la envidia, al "mal de ojo" que amenaza todo lo que se posee y que represente un valor o un anhelo. Schoeck piensa, inclusive, que una dinámica envidiosa en los pueblos, inhibe y bloquea el desarrollo y el progreso social, económico y técnico, cuando la prospectiva en su intención de planeación y proyección casi fundamental y automáticamente queda excluida del trato interhumano, fuera del diálogo y la discusión: "La envidia omnipresente, el miedo a ella y… (Al envidioso), separa a la gente de toda acción…" conjunta, pues no hay la más elemental confianza. ("Confianza básica") Las personas viven cada quién para sí, contando sólo con sus propios recursos: "atomismo social". (Schoeck, 1969)
Lewis cuenta una anécdota, de un barrio suburbano, de México: "En cierta ocasión, el cerdo de una viuda fue muerto por un autobús. Si bien todos sabían que ella era la propietaria, nadie le dijo nada. Cuando finalmente se enteró del accidente, los vecinos ya habían robado la carne, dejando nada más la cabeza y el rabo" (Lewis, 1951) Si bien, en ocasiones, el envidioso no se decide para una acción contra el envidiado, tampoco hará nada para evitarle un daño. En muchas situaciones, la envidia puede apaciguarse simplemente con pasividad. La envidia induce ciertas conductas o actitudes y estas, a su vez, provocan envidia y temor a la envidia: interjuego de proyecciones.
2.1.6.A. La envidia en otros pueblos de América.
Reichel-Dolmatoff (1961), refiere acerca de los indígenas de Aritima al norte de Colombia:
Cada aspecto de la vida aldeana se halla invadido por una magia agresiva. Los indígenas cuentan, desde luego, con más que suficientes pruebas de la eficacia de estas magias. Las enfermedades son frecuentes; a menudo la cosecha fracasa; muchas veces la vida matrimonial se desmorona; los lugares públicos de trabajo y los precios de los (productos) agrarios son inestables todo lo cual –"prueba"- que una envidia maliciosa y la magia negra tienen entre sus garras constantemente al individuo. […] En esta atmósfera penetrada por la sospecha de todos contra todos, cada desdicha es atribuida enseguida a la magia de un enemigo, el cual impulsado por la envidia, ha provocado ese accidente. La mejor manera de prevenir este peligro es, desde un principio, no provocar envidia fingiendo ser pobre, enfermo o perseguido por toda clase de desgracias. […] Nadie debe vanagloriarse de su salud o de sus bienes, ni ostentar riqueza o mostrar sus cualidades personales. Nunca se debe demostrar la propia superioridad sobre los demás, no importa bajo que aspecto. Schoeck, 1969)
Fortune (1932), en su ensayo acerca de los Dobu (islas del Pacífico oeste), "una de las culturas más obsesionadas por la envidia", formula la acertada pero muy difícil pregunta de si tal comunidad es pobre por las inhibiciones sufridas a causa de la envidia o si la extremada envidia es una consecuencia de la pobreza: "No podemos afirmar si en esta sociedad generalmente fue creada la actitud de la gente frente a la organización social mediante un cuadro mágico del universo o bien, la inclinación hacia la magia maligna mediante actitudes en general interhumanas. Se puede, en cambio, demostrar un continuo estado de ánimo en ambas posiciones: la envidia por los bienes de los demás da la tónica de esta cultura". (Mencionada por Schoeck, 1969)
En la organización social, esta envidia se produce a causa del conflicto entre la familia y los grupos emparentados.
2.1.7. Envidia y Psicoanálisis en México.
El concepto de "… envidia… en Psicoanálisis es… un término técnico… diferente del uso cotidiano… la gente muchas veces utiliza el término… cuando quiere referirse a los celos… o queda la duda, si la envidia es mala o es envidia de la buena; es muy ambiguo el uso cotidiano" (Tubert-Oklander, 1988)
2.1.7. A) Ubicación histórica del concepto técnico.
[El Dr. Tubert-Oklander observa que]: El primero que habló de envidia en Psicoanálisis fue Freud… cuando habló de envidia del pene… componente necesario e irreductible de la psicología femenina… con la teoría del complejo de Edipo… describía… que entre los tres y los cinco años… el niño como la niña cobran consciencia de la diferencia entre los sexos;… presencia o ausencia de pene. Esto despierta una serie de situaciones emocionales… ligadas a las relaciones emocionales con los padres… …la situación del complejo de Edipo en niños, básicamente como un vínculo amoroso de deseo hacia la madre y un vínculo de rivalidad y de deseos hostiles, homicidas hacia el padre. […] la percepción que el niño tenía, que el padre era mucho más grandote que él hacía mucho más peligroso el temor al castigo formal. …el castigo que se temía era la castración. En la mujer… el problema era algo muy diferente… no temía perder lo que no tenía… el punto básico ahí no era el complejo de Edipo y el complejo de castración… la angustia de castración era secundaria al conflicto edípico, mientras que en la mujer, decía Freud, primero es la angustia de castración y la envidia del pene… el complejo de Edipo nunca llegaba a estructurarse totalmente y de esto derivaba que las mujeres eran menos morales que los hombres. Porque se supone que el Superyó… consciencia interna, era consecuencia de la internalización del complejo de Edipo. […] la teoría freudiana estaba basada en datos clínicos… pero… de mujeres neuróticas seriamente perturbadas en su sexualidad… en qué medida [duda factible] el estudio de (esos casos)… puede extrapolarse a una teoría del desarrollo normal. […] Más adelante… (tras) una serie de otros estudios… se descubrió que la envidia no era prerrogativa de las mujeres solamente… los hombres envidiaban también a las mujeres, pueden envidiarle la maternidad,… la capacidad de dar el pecho… la procreatividad y curiosamente… pueden envidiarle… el goce sexual… En la… eyaculación precoz o impotencia,… el hombre frustra sexualmente a la mujer… no puede tolerar verla gozar,… en la vida cotidiana muchos padres que hacen un enorme esfuerzo para darles a sus hijos cosas de las cuales ellos carecieron… tienen demostraciones indiscutibles de envidia a sus mismos hijos… Un padre que padeció de grandes privaciones… y tuvo que abrirse camino con grandes luchas… da a su hijo de todo y después le reprocha que no ha luchado. […] Los padres pueden envidiar a los hijos el que los hijos gocen de los padres la envidia empieza a aparecer como un fenómeno un tanto más complejo de lo que pensábamos. […] Melanie Klein… empezó a estudiar la envidia al pecho,… a los menos ciertos bebés pueden envidiar a la madre, lo que la madre les da. […] La relación de envidia es una relación de dos siempre, aunque a veces parece disimularse como si fuera de tres: A envidia a B porque B tiene cosas buenas que A no tiene. Pero… un paso más adelante, la envidia no es rivalidad, la envidia no es admiración, la envidia no es deseo de tener lo mismo; si yo veo a alguien que tiene algo que yo no tengo y deseo obtener algo parecido… no es la rivalidad lo que muchas veces llamaríamos envidia de la buena. La envidia… término técnico… se refiere a un vínculo estrictamente destructivo,… el envidioso es un pesimista… no cree que él pueda tener jamás las cosas que B tiene y por lo tanto se ofende, lo lastima el hecho de que esas cosas buenas existan, entonces las tiene que destruir. […] en la vida cotidiana esto se manifiesta muchas veces por medio de la crítica feroz, de la denigración… más complicado todavía cuando B ha sido generoso con A, la envidia tiene este carácter destructivo, quien muerde la mano que lo alimenta,… se sabe por lo menos desde el Nuevo Testamento… (que) los envidiosos no toleran que alguien sea generoso con ellos, la lógica subyacente parece ser: -si este señor me está dando algo bueno debe ser tan rico que le sobra para traerme ahí una mísera limosna, que se la meta por donde le quepa, yo no quiero limosnas de nadie, además no sirve y ni la quería… y no sirve y además es una porquería y quién se ha creído-,… Es algo particularmente destructivo, porque si el sujeto envidioso siente una carencia de algo pero no es capaz de tolerar que alguien le de aquello que necesita, que le falta, cada vez va a ser una carencia más grande, cada vez va a sentirse más consternado y ofendido y peor tratado por la vida. Por lo tanto cada vez va a envidiar más,… es un círculo vicioso. Esto se plantea a veces en la problemática de la frustración, uno puede ser envidioso porque la vida lo ha frustrado, lo ha tratado mal, una madre enferma no lo trató bien y nació en un determinado estrato social con grandes carencias, entonces envidia a quien tiene (pero no necesariamente reaccionará ofendido con quien le dé y rechazando lo que le dan)… el envidioso se frustra a sí mismo, porque destruye lo que le dan. Entonces, la relación entre la envidia y la frustración es completa: la frustración puede provocar envidia, pero la envidia a su vez provoca frustración si uno no puede tolerar que le den cosas buenas. […] Sobre todo las caracteropatías narcisistas que se ven caracterizadas por estos fenómenos… hablan de la existencia de una envidia más temprana… de una envidia primaria. […] La envidia primaria, es primaria porque se dirige al objeto primario,… al objeto de la primera relación objetal: […] el pecho. … Si un lactante puede envidiar el pecho de la madre, estamos hablando de envidia primaria […] para muchos psicoanalistas la envidia es un fenómeno demasiado complejo para presentarse en semanas de vida, que requiere [argumentan] una estructura psíquica más elaborada, una mayor discriminación del sujeto y del objeto y que sólo más tardíamente puede aparecer. Para Klein… la envidia era primaria porque se dirigía al objeto primario… este es un significado. Otro significado: la envidia es primaria porque es propia del sujeto y no reacciona ante la conducta del objeto; […] es primaria porque es endógena, porque nace de la esencia misma de la persona -sujeto-; … se opone a un tipo visión en la cual la envidia fuera secundaria a la frustración: …sería una reacción comprensible a ciertas fallas de la madre, que no comprendió adecuadamente a su niño, que no logra gratificar adecuadamente, que no cuida como Dios manda, entonces el niño se puede poner envidioso. Esta es una visión de la envidia como fenómeno secundario; para Klein la envidia era endógena, nacía de las tripas por así decirlo,… se conecta con la teoría de las pulsiones. […] era constitucional, no adquirida,… primaria,… se trae,… uno nace con cierto quantum de envidia, que puede ser mayor o menor […] se la considera un fenómeno primordial, no reductible a otros. […] no se deriva de otros fenómenos más primitivos. […] si uno supone… que se envidia porque la existencia del otro, el hecho de que me dé cosas buenas, constituye una ofensa al narcisismo, por mi creencia omnipotente de que no necesito nada y de nadie, entonces se está diciendo que el narcisismo es el fenómeno primario y la envidia es el fenómeno secundario… Para Klein la envidia era primaria… porque se elegía al objeto primario (ocurrida esa elección no es fácilmente intercambiable), porque no se podía derivar de otros fenómenos, porque nacía del sujeto en sí mismo y no de una reacción ante los objetos o el medio […] explicó a la luz de los instintos primarios, donde se suponía que el ser humano era movido por dos grandes fuerzas, una que tendía al desarrollo, a la unión con los objetos, al conocimiento, llamada instinto de vida; otra que tendía a la destrucción, la desintegración, a la separación, a la anulación de esta diferencia (negación de la separación) y que se llama instinto de muerte. […] la teoría del instinto de muerte está muy discutida… y hasta la fecha. Sin embargo, la teoría de Melanie Klein no tiene por qué depender de que aceptemos o no la teoría del instinto de muerte. […] Todo lo que se dice en términos psicoanalíticos, utilizando metodología psicoanalítica, sobre la psicología del lactante, es una construcción teórica, una extrapolación de ciertos fenómenos que se observan en adultos. […] la envidia es un fenómeno complejo como dijo el Dr. Díaz Infante, que requiere de una estructura mental bastante elaborada y una buena discriminación entre el sujeto y el objeto. Es una situación bastante compleja de las cosas,… y muy importante;… hay toda una serie de trastornos graves de la personalidad que no pueden comprenderse si no se incluye a la envidia como un factor fundamental. Y esto acarrea un problema técnico muy importante [y muy serio]… [porque] si un paciente por envidia descalifica las interpretaciones de un analista, también va a descalificar las interpretaciones en las que… le señala que está siendo envidioso. Y ahí se crea un círculo vicioso,… probablemente lo único que pueda funcionar sea la paciencia; […] De ahí a concebir a la envidia como una fuerza primaria pulsional, como uno de los motores básicos de la conducta y de la experiencia del ser humano. Yo creo que hay un camino muy largo que da paso a muchas polémicas. (Tubert-Oklander, 1988)
2.1.7. B) La envidia "constitucional".
Martín Fierro, (creado por José Hernández en 1872), que por definición conoce la sabiduría popular, encuentra finalmente a su hijo ya grande y le aconseja:
"A nadie le tengas envidia
Es muy triste el envidiar
Cuando veas a otro ganar
a estorbarle no te metas
Cada lechón en su teta
es su forma de mamar".
(Mencionado por el Dr. González Chagoyán, 1988)
Del "caso clínico… de un joven que tuvo un hermano gemelo, no univitelinos", nos dice este expositor:
… el hermano gemelo es un hombre muy alto, fuerte y desde el principio de su vida le ha ganado de todas, todas a su hermano y lo ha dejado atrás. […] sabemos que dentro del vientre materno, (tratándose de embarazos gemelares), hay un producto que se llama el transfundido,… que es el que más alimento recibe a través del cordón umbilical y otro, que siempre es más raquítico, que recibe menos alimento a través del cordón umbilical y que se le nombra el transfusor. Generalmente el primero que nace es el chiquitín y el segundo en nacer es el fuerte, de manera que se invierten las situaciones: el primero, el que podría decirse (el mayor) más adulto es el más chiquitín, el más raquítico y el segundo que nace (el menor), en general es el robusto, es el más grande. En las leyes se les da la preferencia, cuando se trata de herencias, al segundo [supuestamente el menor], es el apoyado por las leyes hereditarias. El paciente en cuestión, al que me estoy refiriendo, es un joven de 18 años [1988], y que ha tenido un análisis individual bastante profundo. Un paciente a quien yo le tengo mucho respeto, por su sinceridad y porque ha venido a trabajar con gran ahínco para salir adelante. […] me cuenta en una ocasión que se puso -amarillo de envidia- cuando vio que yo en un grupo de amigos estaba departiendo alegremente en un restaurante del centro, esto fue una contingencia, él se quedó mirándome un largo rato y me decía -ésta es la primera vez que yo he tenido oportunidad de verlo a usted con todo cuidado sin que usted me mire, porque yo siempre estoy aquí acostado en el diván y me siento como una rata inmunda, indecente cada vez que vengo a la sesión-. Ya habíamos hablado muchas veces de su gran devaluación, pero a lo que nos estaba llevando esto, era a una envidia muy primitiva, muy temprana. Por eso el verso… de Hernández de que -cada lechón en su teta es su forma de mamar- [piénsese en el alcoholismo],… nos estaba remitiendo a situaciones muy tempranas, en las que ya en la relación transferencial, yo ya no era José Luis, era a veces su padre, a veces su madre, (a veces su hermano gemelo), entonces él quería de mí las exigencias que a veces pensaba que no se le habían dado, porque todo había sido dado a su hermano -mayor-. Entre otras cosas me criticó ese día que yo fuera tan -amable-, tan –simpático-, tan -risueño-, tan -generoso- en el restaurante, donde había estado compartiendo con tantos amigos y amigas y al final de la noche hubiera venido el camarero y yo hubiera pagado la cuenta y hubiera, además, dejado una gran propina. La verdad, es que prorrateamos la cuenta y a mí me tocó ser el cajero. Pero eso él no lo veía. Él estaba viendo como yo despilfarraba el dinero que él me pagaba y que yo le daba -tan contados- los minutos de sesión, -no le permitía un medio minuto más de respiro-, sino que -lo corría inmediatamente-, que, además, cuando yo llegaba tarde, alguna vez ocurre en la vida, él nunca me reprochó que yo -le quitara- minutos, que le quitara de su -valioso tiempo-. Ese día la lluvia y los reproches fueron tan tenaces que no quedaba más remedio que ver que se trataba de una envidia, para mí, primaria y que no estaba relacionada con los hechos objetivos, sino que me estaba reprochando acremente que yo lo hubiera hecho parir, como si yo fuera la madre más envidiada que el hermano odiado. … en él despertaba una envidia tremenda… él, a través de una envidia pavorosa por quien quería ayudarlo… se mostraba ahora completamente despedazante, ninguneador y devaluador del objeto [Reacción narcisista defensiva] necesitado. […] es una técnica muy interesante y muy primitiva para negar que envidiamos algo: denigramos al objeto. Ya no tenemos que envidiarlo si lo hemos afeado tanto, si lo hemos embarrado de excremento, si le hemos echado mocos, si le hemos puesto saliva [escupido] Ese objeto, ¿qué nos puede dar a cambio? Lo único que nos puede dar son cosas sucias. Así ocurre con el niño aunque ustedes no lo crean, cuando en la temprana infancia es alimentado por el pecho de la madre. Siente tanta furia porque es una fuente de gratificación, de satisfacción, de llenura de sus necesidades, que se pone en violencia enorme con el pecho,… (peor) cuando además de la envidia viene aparejada la voracidad, porque entonces supone el niño: -cómo es que ese pecho- se hubiera quedado con la leche que a él le pertenece. […] Pero todas esas situaciones son todavía secundarias de una más temprana… del momento en que todavía no nacía y que estaba dentro del vientre materno. Dentro del vientre materno si ocurrió esta situación que su alimentación fue menor que la del otro gemelo y, de una u otra manera, eso esta –[representacionado]- registrado, según yo, en el psiquismo –[sistema representacional]- Bueno yo no soy el que inventa estas cosas. Hay una serie de psicoanalistas, una corriente de analistas y de gentes muy serias que están trabajando por comprender el psiquismo fetal… que empieza a operar desde el vientre materno, solamente pensando en una continuidad genética, somos, desde el punto de vista científico y psicoanalítico, capaces de hacer una cada vez mayor profundización en el inconsciente, hasta reconstruir situaciones del pasado tan temprano como puede ser el del niño con el pecho materno, el niño en la nurse, en sus primeros meses de vida, inclusive según nosotros, ir hasta hipótesis que ayuden al paciente a quitar esta situación tan grave como es la envidia…, para mí… y muchos otros, innata. […] que es de todos… que es una cualidad y una necesidad que también debe ser importante para la sobre vivencia. […] Todos envidiamos la casa, el coche, la esposa, la familia, las cosa buenas que vemos en nuestro alrededor. Esta envidia es positiva porque nos hace trabajar más, esforzarnos, competir. La competitividad es una manera adecuada [sana] de utilizar [encauzar u organizar la energía de] la envidia. Porque en la medida en que nos volvemos diestros, entramos a la competencia. En ese momento… estamos haciendo un trabajo para descargar la envidia,… es lo que dice Martín Fierro… -cuando veas a otro ganar no te pongas a envidiar-. Es decir, respeta ese triunfo, respeta… al otro, [ponte a edificar tus propios triunfos], disfruta la felicidad ajena y no te pongas a envidiar, porque te pondrías, digo yo, amarillo de envidia,… quiero decir intoxicado [piénsese en el consumo de enervantes, engañosos, atenuantes autodestructivos, lentos pero seguros] por un sentimiento tan horrible que al primero que daña es al envidioso,… el envidioso no es nada más un sujeto despreciable porque lo vemos en sus ojos, en su actitud, en todo, que está envidiando lo ajeno, es un pobre hombre porque dentro de esa envidia persistente que no tiene una buena descarga, el sujeto se envenena, sufre y se llena de -amarillo-. Es decir, se llena de tóxico. […] cuando yo le dije (al paciente) lo que sucedía dentro del vientre materno a los gemelos… me contó una hermosa fantasía: -"Siempre pensé cuando era chiquito que mi hermano me habría robado la leche que me tocaba a mí, fantaseaba que con esos popotes que se usan para los refrescos, había metido un popote al pecho que me tocaba a mí y desde ahí se iba por debajo de la carne al pecho de mi mamá, del otro lado y el desgraciado chupaba y chupaba, cuando me tocaba comer a mí, mi madre ya no tenía leche… aquel me la había robado-. … esa fantasía de rabia y odio que lo mantenía en un estado continuo de enojo con el hermano, él la reproducía en forma fantaseada y casi alucinada. Un hecho real que había ocurrido dentro del vientre… había dejado una huella. …que después se refuerza por una situación de realidad,… -compartir… mi madre toda entera con este intruso que vino a ser mi gemelo y, además de todo, por más que yo pida, chupe, grite y llore (porque el niño que no grita no mama) el que usufructúa todas las cosas mejores, al que la vida le sonríe y el que tiene los dones es él, mi hermano odiado; ese si las puede-,… reproduce el mito de Abel y Caín. (González Chagoyán, 1988)
Este interesante trabajo del Dr. José Luis González Chagoyán () nos hace pensar, desde la evidencia clínica, en la posibilidad de que, en efecto, la envidia pudiera ser constitucional y funcionar como manifestación del instinto de muerte, en donde una agresividad corriente es una forma, más o menos "trabajada" por los recursos estructurales, si la comparamos con la envidia primaria.
En ese sentido, puede encontrarse más que una contradicción, una complementariedad con la perspectiva de la envidia exógena, la cual podría ser tan intensa y destructiva como la magnitud de la envidia primaria, desde lo impulsional, le sustentará y las experiencias frustrantes la desencadenarán. Pero también aporta otras perspectivas para el análisis de la acepción, aparentemente, positiva de la llamada "envidia de la buena", como resultado de una serie de funciones y procesos que dentro del ámbito de la productividad y la creatividad, se hace satisfactora de carencias muy primitivas en la medida que el sujeto pueda utilizar el mayor número de sus mejores recursos y sin que por ello, sin embargo, quede exenta de destructividad potencial:
… la envidia es innata… parte de la manifestación de un impulso normal… el instinto de muerte… que a veces se vuelve agresión para defendernos de perecer y que se ha colocado, a través de mecanismos de proyección, en el mundo externo. Nos sirve para estar alerta, para ser precavidos de los conflictos que la vida nos presenta, para triunfar sobre ellos. Algunas veces el instinto de muerte se queda en el organismo por razones de desarrollo [alterado], de enfermedad, entonces opera dentro de nosotros y es el momento en que la envidia, la agresión, la voracidad y una serie de sentimientos indeseables desde el punto de vista de la cultura, tiene que ser reprimida. Si esta represión… es muy violenta porque los impulsos instintivos son también muy poderosos, entonces también viene el conflicto psíquico y ese conflicto siempre remitirá a las enfermedades mentales que todos conocemos. … cuando la envidia se va haciendo cada vez más fuerte, puede tener dos caminos: el envidioso la descarga hacia al mundo externo y entonces trata de apoderarse de todas las cosas que están alrededor suyo y del poder de los poderosos y casi parecer un dios,… dizque (sic) -hace bien a la sociedad porque mantiene- a muchas familias,… la realidad es que ese sujeto triunfó con su envidia, fue más que todos y llegó muy lejos,… al final de la vida se queda solo,… sin amigos,… sin nadie,… sin poder cuando lo ha perdido,… pasa a ser lo que todos… un ser humano [en momentos] triste y conflictivo frente a la vida. […] El otro camino de la envidia es cuando ésta es tan terrible, que el sujeto que la tiene no solo envenena el medio que le rodea, sino que lo va corroyendo [internamente], carcomiendo, lo va matando lentamente y es un sujeto que sufre pavorosamente…" (González Chagoyán, 1988)
Otra reflexión que induce el trabajo de José Luis es que la manifestación de envidia en su paciente, incluso fetal, es resultado de una reacción ante un nutrimento escaso: en su condición de "transfusor", recibe menos alimento que el "transfundido".
Es decir, pareciera que la sensación de insatisfacción, si se nos permite que en ese momento pudiéramos hablar de sensación, exacerba la fuerza de la pulsión de muerte. O sea, su trabajo otorga justamente, validez a la teoría del instinto de muerte. Pero la reacción envidiosa todavía no queda del todo clara, solamente, pues solamente es susceptible de ser significada a posteriori, cuando podemos observar la conducta del paciente, escuchar sus asociaciones y evaluar las diferencias de carácter y temperamento en relación con el gemelo.
Por otro lado, es muy coherente con la condición de reactividad ante la frustración. Podríamos, entonces, hablar de envidia exógena o endógena, que la determina el temperamento heredado, en vez de reactiva a frustración o "natural". Porque pareciera que, temperamental, siempre la dispara una experiencia de necesidad frustrada. Ya sea ésta, fisiológica y /o psicológica.
2.1.7. C) Envidia y delincuencia en menores infractores.
"Milán Kundera dice que, a menudo, hacemos ostentación de nuestras pasiones,
incluso de las más criminales. Pero la envidia es una pasión temida y vergonzosa
que casi nunca nos atrevemos a confesar." (Mencionado por Casillas, 1988)
Según Klein, "… la envidia contribuye a las dificultades del bebé en la estructuración de un objeto bueno porque él siente que la gratificación de la que fue privado ha quedado retenida en el pecho que lo frustró. …la envidia es el sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseable, siendo el impulso envidioso, quitárselo y dañar a su poseedor." (Klein, 1957)
De la experiencia en una escuela de orientación y rehabilitación social para menores infractores, Julio Casillas reporta que al estar en contacto con esos menores, fue de utilidad observar conductas que claramente podían interpretarse como producto de la envidia y, en particular, cómo ésta se manifiesta en la crisis de la etapa adolescente. La población, menores infractores, a que se alude, vienen la mayoría de zonas marginadas, escasa o nula estructura familiar y múltiples carencias desde la temprana infancia. José Cueli señala que cuando un grupo social frustra la satisfacción de las necesidades de otro grupo, se puede observar disminución en la autoestima, impedimentos intelectuales y conductas agresivas y de escape en ese sector frustrado. Sin embargo, Klein habla de las dificultades del bebé en la estructuración del objeto bueno, pues le impide la envidia integrarlo. Son dos perspectivas diferentes. Cueli se inclina por una cierta envidia resultante de frustración. Klein habla de una envidia primaria, endógena. El adolescente con conducta infractora no puede relacionarse con la sociedad en términos de una forma de relación con un objeto bueno susceptible de ser introyectado, pues ésta, no gratifica. Por eso la necesidad de robar. La sociedad, como un "pecho malo" que no da, le reafirma al joven infractor, su condición de marginado, le provoca resentimiento que estimula proclividad a la envidia. Específicamente, por quien goza de cosas o situaciones que al menor infractor le gustaría tener pero a las que no accede. De ahí la impulsividad por quitarle cosas a la sociedad o definitivamente dañarla. En la mentalidad de estos menores parecieran estimularse expectativas del tipo: a la sociedad hay que robarle. El robo es la principal causa de ingreso a estas instituciones. -Hay que robarle de una forma voraz- actúan con la sociedad como con la madre, con deseos y fantasías como de llenarla de maldad, de excrementos y partes malas de sí mismos, con el fin de dañarla y destruirla. La relación que establece Klein de la envidia con las fases maníacas y la psicopatía se corrobora. En los jóvenes infractores se observan reacciones maníacas cuya finalidad pretende negar la envidia, la cual se descarga a través de conductas psicopáticas. Así como el primer objeto envidiado es el pecho nutricio, esto se repite entre los infractores, dentro de la institución que se inviste como la -madre- que no puede ser introyectada y hay que atacarla con excremento; hacerle maldades y depositarle las partes malas de sí mismo. Es evidente la destrucción de estas instituciones. Pero también se puede observar como vuelcan contra sí mismos la envidia, pues se auto-agreden o laceran, como puede observarse en el tatuaje: se tatúan ellos mismos, con agujas de color, calientes y no les importa el dolor. La adolescencia es la última oportunidad que se tiene de consolidar la identidad, saber quién se es, para esto tiene que dejarse el mundo infantil e integrarse a un mundo adulto y, como dice el Dr. Barriguete, el adolescente casi siempre se encuentra en la "tierra de nadie". Esto también genera mucha envidia en relación con menores y mayores. Tiene que elaborar un duelo de su imagen corporal, tal vez a eso se debe que los adolescentes mayores recluidos, molestan a los más pequeños, los que todavía no llegan a la edad de púberes. Hay una especie de envidia o reacción hostil ante el hecho del por qué tenían que dejar de ser niños; probablemente en tanto inconscientes de su situación pues estos chicos siempre han estado carenciados. Por otro lado, los menos dañados, los más estructurados sentían mucha envidia de sus padres y de sus abuelos, ya que actualmente a ellos, les ha tocado un país en crisis. No les significa nada ni les toca nada de esa "leche buena de la madre tierra" que es el petróleo, por ejemplo.
Por otro lado, si algo puede caracterizar a este grupo de menores infractores es la dificultad de mantener una escuela limpia. Es difícil que los dormitorios, el comedor y los baños, se conserven funcionando bien. La consigna es destruir todo lo que se pueda destruir. Satisfacer necesidades orales y anales destructivas proyectadas sobre la institución "pecho". La sociedad se encarga de repetir la historia pues no se cuenta con recursos renovables: la alimentación es deficiente en cantidad y calidad, paupérrima, raquítica, como confirmándoles, en efecto, un pecho raquítico que impide el desarrollo de la capacidad de organizar-separar el amor del odio y así diferenciar el objeto bueno del malo. Las experiencias de gratificación y frustración tienden y ayudan a facilitar la discriminación del mundo interno y el mundo externo, del yo (Self) con el objeto, del objeto bueno y el objeto malo, en un movimiento hacia la integración: personalización y realización como los llamaría Winnicott (Casillas, 1988) Al existir traumas tempranos, reales o fantaseados, se exacerban pulsiones agresivas, se forman fantasías matizadas de amor y odio por los objetos buenos y malos que no pueden ser separados y son sentidos como mezclados y confundidos. Esa confusión provoca extrema angustia y se refuerzan escisiones pecho bueno y pecho malo. El bueno es identificado por proyección fuera del Self y el malo o persecutorio es retenido dentro del yo y con el cual se identifica el sujeto. En la perturbación para la internalización de un objeto, la identificación primaria dificulta el aprendizaje y la instauración del proceso de disociación para la progresión del yo. Tanto la voracidad como la envidia mutuamente interfieren en los procesos de disociación (escisión) de los objetos primarios y del yo (Self), provocando perturbaciones en la estructuración del objeto bueno interiorizado. Al no poderse establecer la internalización del pecho que alimenta, se perturba la integración del yo, (del Self) y de los objetos.
En el patio para internos de… más alto riesgo (fármaco-dependientes graves y reincidentes), al ingresar los nuevos, se les : repetición de un : tenían vedado el lograr una relación de arraigo, negándoles o dificultándoles aún más, la posibilidad de experimentar fuentes de gratificación y así poder internalizar, aspectos del objeto representado por la institución.
Se puede, por la manía, canalizar la envidia. Se hizo evidente a través de convivios con música Rock a muy alto volumen o asumiendo conductas maníacas, presentaban acciones psicopáticas en donde asaltaban y forzaban las puertas para robar medicamentos. En estas instituciones existe mucha corrupción. Eran introducidos ilegalmente ciertos fármacos del tipo de los inhalantes. Rosenfeld (Casillas, 1988) dice que en drogadictos fue habitual un vínculo muy frustrante con la madre en períodos muy tempranos del desarrollo. Psicodinámicamente se puede interpretar que la droga les representa (según una forma de funcionamiento regida por el proceso primario) algo así como: un pecho bueno inagotable, surtidor, que satisface alucinatoriamente, que gratifica indefinidamente hasta que el efecto pasa. Entonces se convierte en un pecho malo, persecutorio e intolerable: un pecho que lacera y frustra, lo cual es repetir de nuevo las dificultades tempranas, resurgiendo la envidia primaria al pecho.
Es así como la envidia, y el no haber podido introyectar un objeto bueno, obliga a (buscar fuera e) idealizar la droga como representante o subrogado del pecho y luego se convierte en persecutoria.
En patios de internos "menos peligrosos", las relaciones dentro de los grupos de pares que se formaban de manera natural y espontánea y donde existía una envidia (más o menos promedio) que se daba entre todos, resaltaba la que ocurría con relación al que iba a salir externado; estos muchachos que iban a salir, de repente se empezaban a tratar de integrar más al grupo, les costaba mucho trabajo dejar la institución y sentían una enorme culpa. Muchas veces trataban de infringir o romper los reglamentos para sabotearse la salida.
Los que todavía no estaban en proceso de externación, parecía que tenían envidia y trataban de sabotear, quitar, robar, su "externación" a toda costa, a los que iban a salir y les ponían trampas, los inducían a ciertas actividades para que no pudieran salir. Por otro lado, muchas veces había temor de salir. El muchacho al salir externado tenía mucho miedo; sentía que iba a ser otra vez frustrado. Algunos lograban observar ciertas cosas buenas, los más estructurados y que, habían tenido mejor calidad de maternaje y que se reflejaba en un Self más cohesivo. Se pudo trabajar en un grupo con los adolescentes acusados de homicidio. Y esta condición de homicidas, provocaba envidia en el resto. Se pensó en el trabajo de grupo porque en el año de 84 había dos casos nada más, pero en el año de 85 aumentó en un 30%. Y en 86, de enero a marzo, se registraron 30 casos. Se integró el grupo, descartando a los que tenían daño orgánico. Se trabajó con ellos cerca de seis meses a razón de una sesión semanal de una hora y media. En la primera fase del proceso, el grupo pudo expresar un temor que tenían, muy evidente: comenzaron a traer material de sueños en donde ellos estaban muy atemorizados sobre "el regreso de los muertos" que querían vengarse. Se interpretó que, en realidad el miedo que los acosaba era que los que sí estaban vivos, parientes de las personas que asesinaron, pudieran regresar a asesinarlos. Se siguió con el proceso y surgió una "fase" de narcisismo: comentaban que les había dado mucho gusto, haber logrado ser en cierta forma líderes, haber hecho algo que los demás no… hablaban de su gratificación narcisista, de la envidia que… proyectaban a los otros porque ellos si se atrevían a matar… algunos… relataron que… fueron publicados en las notas rojas de los periódicos y que los tenían guardados, como un tesoro muy personal.
Aspirar a lograr un liderazgo en la escuela… era muy diferente. Con los muchachos que llegaban acusados de violación "…nosotros… tuvimos que protegerlos… porque sabíamos lo que iban a padecer, repetir en pasivo lo que hicieron en activo. Llamaba la atención que de un grupo de 12 muchachos, solo 2 mataron con alevosía y ventaja… los demás nunca… lo premeditaron,… en una sesión… hablaban de que se daban cuenta de que cualquier ser humano era capaz de matar y que habían tenido un escaso control de los impulsos". Algunos de ellos tuvieron una seducción homosexual, otros… fueron acosados por judiciales,… se pudo trabajar… que había sido, a nivel muy inconsciente, un ataque al pecho, a ese pecho malo que los había frustrado. Todos… tenían una estructura familiar nula o muy poco organizada: … un padre ausente… y siempre una madre que tiene que ausentarse también, entonces: … abandono. O una madre que se vuelve sobre-protectora y que espejea demasiado al chico… que empieza a tomar características narcisistas. Se ha hecho una especie de seguimiento… y más o menos podríamos decir que están prácticamente rehabilitados. Ninguno, "ni siquiera en fantasías, se atrevería a volver a pensar en matar". Todos tenían un temor muy grande a regresar al lugar donde residían; tenían planes de "salir a provincia… buscar una nueva identidad…", eso les había trastornado consolidar su proceso de identidad. Cada vez hay mayor población de menores infractores y cada vez se restringen más las posibilidades de rehabilitación. En ocasiones pareciera que también ellos (los menores infractores) quisieran hacer algo por la institución y las autoridades "no les dan una perspectiva…" (Casillas, 1988)
En este impactante material, el Dr. Casillas nos presenta una narrativa con relación a lo que ocurre dentro de los tutelares para menores y va intercalando observaciones psicodinámicas pertinentemente, en donde el papel que juega la envidia, según su experiencia, es fundamental. Desde experiencias de carencia constante y características de relación de objeto temprana, también, muy precaria, hasta aspectos sociales, comunitarios e institucionales que juegan un papel como de "gran trampa", ineludible y reiterante de condiciones adversas, lacerantes e inductoras, reforzadoras de resentimiento, odio y deseos de venganza; en las que la envidia es, hasta cierto punto, lógica.
2.1.7. D) Envidia y Frigidez.
La envidia, según Armando Barriguete es un:
…sentimiento doloroso de no tener lo que uno ve u observa y juzga, aprecia o piensa que debe tener. Eso que no tiene uno puede que se lo hayan quitado. Puede ser que genéticamente no lo traiga. Puede ser que ni siquiera le corresponda, pero uno lo quisiera tener. La envidia, en tanto sea funcional, como dolor, nos aviva, advierte que algo nos está pasando con lo que no nos va bien y tratamos de remediarlo; cuando lo que produce es odio, rencor, coraje, ganas de destrucción, se torna en patología: en la raza humana, cuando menos en la actual, parece cada vez más como si naciera de un instinto especial, como si aquello de lo que carecemos, fuera una queja ancestral. La verdad es que nos han quitado muchas cosas a través de generaciones y generaciones: nada más ni nada menos que el mismo proceso de civilización. Nos han quitado una gran cantidad de cosas que de seguro nos pertenecían y ya no nos pueden pertenecer porque no es civilizado. Imaginemos, la enorme cantidad de amputaciones, que el ser humano como primitivo, como sustancia viva que quiere vivir,… vivir bien, toda la gran cantidad de cercenaciones a las que ha sido sometido para poder ser… gente civilizada. Freud expone y con bastante amargura: "¿… habrá valido a la humanidad el esfuerzo de haberse civilizado a cambio de todo lo que ha perdido?". La envidia es una característica o un instinto o algo que traemos dentro y que permanentemente está jugándola para ver si es posible reobtener otra vez aquello que justa o injustamente se nos ha privado o se nos ha quitado. Julio Casillas dice que se nace asexual y de repente aparece una orden genética, que quien sabe quien la da y determina que salga una mujer o un hombre, con toda la importancia que nuestra sociedad le da al ser hombre o al ser mujer, voy a ir engarzando poquito a poquito esto que llamamos frigidez sexual, con ese sentimiento característico que se llama envidia, ya podemos empezar a pensar si no es justo, si es que la palabra justo existe, si no es justo pensar que la mujer debe de tener mucha envidia y mucha envidia al hombre, no por el hecho de que sea hombre, sino por las características de que una civilización por sus necesidades económicas le ha dado al hombre y ha privado a la mujer. Desde tiempos ancestrales se habla de que -Dios y hombre-… ¿Qué relación tiene la frigidez y la envidia del pene?, ¿…qué observaciones no tendrían ninguna trascendencia en tanto que no nuestra sociedad las haya acentuado y hecho más trascendentes de lo que son?… y una cultura… a la que llamamos civilización, empieza a acentuar cada vez más en términos degradatorios para la mujer y revaluatorios para el hombre. […] La envidia ha constituido un motor importante que les ha ayudado a las mujeres a dar un paso definitivo, aunque muy angustiante en términos de quererse equilibrar, en el sentido de que somos diferentes pero ninguno de los dos es mejor, cada cual tiene su función a cumplir. […] El hombre se constituye en un vehículo de determinada sociedad para llevar a cabo determinados mandamientos de esa sociedad. No es al hombre al que le nace ser represivo, -machito mexicano-, a nosotros nos hicieron machitos mexicanos desde chiquitos y, paradójicamente, nos hizo una mujer, nos hizo nuestra mamá, la autora principal de la represión sexual de la mujer es la mamá, no es el papá, veamos como estuvo el no tengo, si la envidia se despierta. Al contemplar que otros tienen aquello que nosotros no, al quererlo tener es imposible que una mujer que esta biológica, fisiológicamente bien diseñada por la especie, nunca va a poder tener ese pene que la civilización ha asignado como lo importante, lo que vale la pena, el resto, pues no sirve. […] Odiamos a nuestros papás y mamás porque son los encargados en cumplir todas las órdenes de nuestra cultura. Es ésta, donde al final tendríamos que descargar de culpabilidad a esos padres y decir ellos fueron así, pero porque ellos, tanto como nosotros, fueron los encargados de hacer movimientos de determinado tipo cuya base será económica. […] No digo que la envidia es la generadora de la frigidez, hay cuadros de frigidez en donde la envidia ocupa un lugar muy importante. Como una mujer nunca va a tener pene, tiene que hacer imaginaciones o construcciones internas para ver de qué manera es como puede disminuir su envidia, uno de los secretos inconscientes que tiene una mujer para aplacar su envidia es desagradando a la pareja. Una forma de desagradar, es como decirle inconscientemente, y puede que sucede muy a pesar de su deseo consciente, estas mujeres desean realmente tener relaciones sexuales placenteras pero no las pueden tener: -hazme lo que quieras, como quieras, párate de cabeza, yo no voy a reaccionar y al no reaccionar yo, a ti te voy a demostrar tu inferioridad como tú me la has estado demostrando permanentemente a mí-. Imagínense que decepción tan severa tenemos los hombres cuando a pesar de todo lo que hagamos aquella otra parte nos dice: -pues sabes qué, tienes muy buenas intenciones, pues sabes qué, eres muy bueno, pero en mí no despiertas nada, en mí no produces nada- ["Bella de día"] Este es el pleito en que nos ha metido nuestra civilización, pleito en el que todos somos víctimas de lo que nos ha pasado, pero nos han hecho creer que tú hombre eres el responsable de lo que a mí mujer me pasa y si -yo así es como lo creo, me vengo de ti porque te tengo mucha envidia y la forma de aminorar mi envidia es ver que tú eres lo que a mí me habían dicho -[castrado]-. Triste sentimiento, doloroso sentimiento por el que estamos batallando permanentemente, ojalá que tanto ustedes como yo tratemos de hacer algo con ese terrible sentimiento de envidia. (Barriguete, 1988)
2.1.7. E) Discusión y comentarios.
"… en esta era de pluralismo lo central no es discutir en abstracto las virtudes de las distintas teorías,… Tampoco se trata de renunciar al debate adoptando una postura relativista acorde a la época… no es cierto que todo vale, ni que vale igual para todos los pacientes. Cada una de nuestras teorías aporta hipótesis sobre los factores implicados en el enfermar y el curar".
(Ricardo Bernardi, 2002)
Ya Tubert-Oklander (1988) había mencionado la eyaculación precoz como un acto envidioso del hombre, respecto del goce en la mujer.
Ahora Barriguete (1988) completa la escena: la frigidez como un acto de envidia de la mujer ante la carencia de pene. Ella con su "insensibilidad orgásmica" frustra al hombre, y en la fantasía, lo castra. En efecto, la envidia separa, desmembra, destruye e induce "rompimiento de vínculos" como también ya observó Romero (1988)
Independientemente de que nos agrade o desagrade la forma como se ha abordado el concepto de envidia: envidia del pene, envidia del pecho, envidia del goce, envidia de la maternidad, etc., la envidia necesita y merece ser considerada psicoanalíticamente. Asimismo, también sus consecuencias.
Además, Barriguete aporta la tesis de que una constante acumulación de pérdidas con sus consecuentes duelos no elaborados, o mal elaborados, a lo largo del proceso de civilización, colocan al ser humano en una situación de molestia crónica, según la sensación de haber sido despojados.
Es muy interesante. Así fue desde que apareció la propiedad privada. Se desbordó la envidia y se inventaron las guerras, las conquistas e invasiones; el despojo, las colonizaciones. Hasta la fecha. Los pacíficos, "poco desarrollados" y sedentarios son sometidos y esclavizados, o subyugados por guerreros, colonizadores y conquistadores. Y tienen que "agradecerlo" porque se los "civiliza" y desarrolla. Los saqueos y destrucción cultural, son el precio que hay que pagar. Es lógico que así se promueva la exacerbación del odio.
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