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Historia de la música en la filosofía (página 2)


Partes: 1, 2, 3

1.2. Formulación del problema.

¿Qué relación guarda la música con el mundo de la filosofía?

1.3. Objetivos de la investigación.

1.3.1. Objetivo general.

Exponer el proceso y aporte de la música en la historia de la filosofía para establecer su conexión directa y determinar  su influencia en el hombre

1.3.2. Objetivos específicos.

  1. Presentar el contexto histórico de la música en cada época.
  2. Fundamentar el recorrido histórico de la música en la filosofía.
  3. Determinar las pautas y elementos que la filosofía le ha aportado a la música y verificar su incidencia de ésta en el hombre

1.4. Justificación del estudio.

Si se le pregunta a  un disk jockey, a un adolecente o a un adulto qué tiene que ver  el mundo de la filosofía en la música, seguramente diría que la música no tiene que ver nada con la filosofía; contestaría que la música es un ritmo que tiene mensaje para la humanidad por medio de sus ritmos y letras, de lo que se deduciría que la música no es parte de la filosofía.

Este estudio filosófico ayudará a reconocer cómo la música se ha considerado una fuerza tan potente e influyente en la sociedad que filósofos y políticos han abogado por su control, incluso a través de las mismas constituciones nacionales. Este fue el caso en Esparta y Atenas. En Japón, en el siglo IIIa.C., se estableció una oficina imperial de música, el Jagaku-ryo para controlar actividades musicales. Otras culturas antiguas, como las de Egipto, India y China manifestaron preocupaciones similares.[1] Hoy, un control legislativo o gubernamental de este tipo sería casi inconcebible, pero incluso en este siglo, hay gobiernos que han implementado leyes para controlar la música.

Muchas personas creen que la música es pura y simplemente música, que no implica ningún problema, por lo tanto, no requiere ninguna evaluación. ¿Por qué la preocupación por la música? ¿Cuál es el problema? Para los antiguos, las respuestas eran claras. Creían que la música afectaba directamente la voluntad, la que a su vez influía sobre el carácter, por ende, sobre la conducta humana.

Así, por ejemplo, Aristóteles enseña que "la música imita directamente, es decir, representa las pasiones o estados del alma – apacibilidad, enojo, valor, templanza, y sus opuestos y otras cualidades; por lo tanto, cuando se escucha música que imita cierta pasión, se es imbuido por la misma pasión".[2]

La música es para muchos la forma práctica de expresar sus sentimientos y de enlazarlos con acontecimientos cotidianos experimentando sensaciones de placer o desagrado. Para otros simplemente aparece o desaparece en momentos oportunos, pero cuantos se preguntan la influencia de lo que escuchan en su forma de actuar, cuantos se preguntan la profunda relación que manifiestan tales sonidos con el cambio de su pensamiento. La música conduce ha filosofar y se presenta como parte de la propia naturaleza como una necesidad de expresar lo que siente y piensa,  lo ha demostrado el hombre a través de la historia y de la búsqueda de la civilización.

De allí que este trabajo monográfico, presentado bajo la licencia de algunos filósofos a través de la historia, tiene su importancia en la medida en que incida en el comportamiento de toda persona que en su libertad permite ser conducido por la música; y en la medida en que provoque reflexión o ejercicio filosófico en la misma.

Lo dicho representa la razón de ser por la que se realiza esta investigación, con la intención de determinar qué tiene que ver la música con el mundo de la filosofía.

CAPÍTULO II

2.0. HISTORIA DE LA MÚSICA

Aunque el origen de la música sigue siendo un misterio, acentuado aún por la ausencia total de melodías de las épocas primitivas, los testimonios hallados en diversas artes, como la escultura y la arquitectura, prueban, de modo alguno, el desarrollo alcanzando por el arte sonoro desde tiempos remotísimos.

La música siempre ha desempeñado un papel importante en el aprendizaje, pudiendo llegar a influir en costumbres y emociones. En muchas ocasiones la música forma parte de la tradición de un país o de una región, es así que en la Edad Media, el Renacimiento, el barroco, el romanticismo, el clasicismo, época contemporánea y moderna, la música se convierte en verdadera protagonista, pudiendo serlo también los propios intérpretes o sus mismos autores.[3]

  El objetivo de este capítulo se centra en precisar etimológica y conceptualmente la definición y los elementos de la música, igualmente, presentar su desarrollo histórico.

2.1.  Etimología y definición.

El origen etimológico del concepto proviene del término musa, que en el griego antiguo alude un grupo de personajes míticos femeninos, que inspiraban a los artistas. Las musas tenían la misión de entretener a los dioses bajo la dirección de Apolo. Precisamente, Apolo era el jefe de las musas; él las dirigía para que entretuvieran a los dioses en las comidas.[4]

Las definiciones parten desde el seno de una cultura, y así, el sentido de las expresiones musicales se ve afectado por cuestiones psicológicas, sociales, culturales e históricas. De esta forma surgen múltiples y diversas definiciones que pueden ser válidas al momento de expresarse lo que se entiende por música.

a.      Combinación de sonidos agradables al oído.

b.      Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de instrumentos.  Composición musical.

c.      Arte de combinar los sonidos y los silencios, a lo largo de un tiempo, produciendo una secuencia sonora que transmite sensaciones agradables al oído mediante las cuales se pretende expresar o comunicar un estado del espíritu.[5]

2.2. Elementos.[6]

La música tiene cuatro elementos  esenciales: el ritmo, la melodía, la armonía, el timbre. Estos cuatro elementos constituyen los materiales del compositor. Trabaja con ellos de igual manera que cualquier artesano con los suyos. Desde el punto de vista del oyente, tiene un solo valor limitado, pues ese oyente rara vez se da cuenta de cualquiera de ellos separadamente.

a. El ritmo.[7]

Se refiere a la pauta de repetición a intervalos regulares y en ciertas ocasiones irregulares de sonidos fuertes y débiles en una composición. Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Ritmo"

b. La melodía.[8]

Una melodía es una sucesión coherente de sonidos y silencios que se desenvuelve en una secuencia lineal y que tiene una identidad y significado propio dentro de un entorno sonoro particular.

c. La armonía.[9]

Es un sistema musical basado en la organización y coordinación entre sí de sonidos simultáneos.

e. El timbre.[10]

Es la cualidad del sonido que permite distinguir la misma nota producida por dos instrumentos musicales diferentes.

2.3. Contexto socio histórico de la música.[11]

La música ha acompañado al hombre desde los albores de su existencia; pero, así como otras manifestaciones artísticas, principalmente la pintura la arquitectura, la escultura y la poesía, han llegado a nosotros documentos, vestigios muy remotos, sin temor a la exageración, podemos decir que poco ha quedado sobre la referencia de la producción musical de los pueblos antiguos.

La música ha sido en todo el tiempo la expresión melódica del alma. Hay música que arrulla: las canciones de cuna, los cantos infantiles, hay música que inquieta, que hace meditar, la hay apasionada, llena de ternura. Pero también hay música frívola que exalta los sentimientos hacia lo vano y superficial.

Casi no hay un acto en la vida humana que no esta influenciado por el mundo de la música, porque la vida misma es música.

2.3.1. La música en la prehistoria.[12]

En la prehistoria aparece la música en los rituales de caza  y en las fiestas donde, alrededor del fuego, se danzaba hasta el agotamiento.  La música está basada principalmente en  ritmos  y  movimientos que  imitan a los animales. El hombre primitivo encontraba música en la naturaleza y en su propia voz. También aprendió a valerse de rudimentarios objetos como huesos, cañas, troncos, conchas. Para producir nuevos sonidos.

La primera noticia positiva de una práctica musical proviene del país que está situado lo más lejos de los límites europeos, es decir, China. La tradición dice que ya tres mil años antes de Jesucristo se había estructurado al sistema musical más primitivo llamado Ling-Luen. Como la música china, la india se remonta por lo menos hasta el tercer milenio antes de Jesucristo; también los sumerios, habitantes de Mesopotamia, conocieron, hacia finales de la edad de piedra, arpas de siete y más piedras. A ellos se atribuye la estrecha relación existente entre la teoría de los números astronómico-astrologíca y la música.

2.3.2. La música en la antigüedad.[13]

Existen imágenes y escritos referidos a la música que se remontan al 4000 a.C. La gente cantaba y bailaba mucho antes de que se escribiese la música o hubiera cualquier otro tipo de escritura. El ritmo y el canto son elementos intrínsecos de la psiquis humana. Es decir los habitantes de las cavernas cantaban a los dioses para asegurar sus cosechas. Las antiguas civilizaciones estaban sometidas al control de gobernantes que conocían el poder de la música. Se han ganado batallas y comenzado revoluciones gracias a la inspiración de la música.

La música en la antigüedad es aquella en la cual las manifestaciones musicales del hombre consisten en la exteriorización de sus sentimientos a través del sonido emanado de su propia voz y con el fin de distinguirlo del habla que utiliza para comunicarse con otros seres.

Los primeros instrumentos fueron los objetos o utensilios o el mismo cuerpo del hombre que podían producir sonidos.

Los instrumentos musicales primitivos se clasifican en:

1.      Autófonos. Aquellos que producen sonidos por medio de la materia con que la que están construidos.

2.      Membranófonos. Serie de instrumentos más sencillos que los construidos por el hombre. Tambores: hechos con una membrana tirante, sobre una nuez de coco, un recipiente cualquiera o una verdadera y auténtica caja de resonancia.

3.      Cordófonos. De cuerda: el arpa.

4.      Aerófobos. El sonido se origina en ellos por vibraciones de una columna de aire.

Uno de los primeros instrumentos: la flauta (en un principio construida por un hueso con agujeros).[14] Más adelante aparecen los fenicios, que con su comercio internacional, desarrollan la industria de las artes plásticas, pero en ellos predominó el espíritu mercantil antes que lo espiritual y artístico. La música no pasó  de ser para ellos sino una plegaria y un rito. En estas grandes naciones históricas, la música desempeña esencialmente un acto religioso, reservado para un grupo de indicados, llámense éstos sacerdotes, brujos, vírgenes o levitas; su canto homofónico estaba dirigido a la divinidad.

En cuanto a razones de orden científico, la música no progresó porque era esencialmente Auditiva, se trasmitía por tradición oral. Es decir la música era muy pobre en Melodía y Armonía. La música tuvo su iniciación científica y artística con el surgimiento cultural de Grecia. Esta dejó los templos para salir a los teatros, a las escuelas y academias; dejó de ser homofónica coral para presentarnos en la edad media como música polifónica; es decir dejó de ser solo horizontal para convertirse en vertical, con el dominio de la armonía.[15]

Dentro de la antigüedad encontramos la cultura musical griega que constituye el límite entre la música primitiva y la música como arte autóctono. En Grecia la música fue muy cultivada y la consideraban como arte y en los otros pueblos consideraban la música como auxiliar de la religión o para el baile.

 Los griegos dieron importancia a la música desde el punto de vista educativo del carácter y como creadora de la belleza; es por eso que tomó parte en la vida social, y el músico alcanzó una posición muy estimada.

Entre los muchos instrumentos usados por los griegos se destacan la cítara y la lira, instrumentos de cuerda. En Grecia, música y poesía eran dos artes inseparables. La idea del poeta-músico fue idea griega. Homero cantaba sus poemas acompañándose de la lira.

Los griegos conocieron la Notación Musical hecha con letras del alfabeto.  Es importante saber que los griegos dieron también el sentido físico-matemático al sistema musical. Pitágoras y Aristóteles fueron los iniciadores de la Acústica musical. Grecia es importante porque sus filósofos desarrollaron su pensamiento y su filosofía para despertar facultades creadoras del hombre con la música. 

2.3.3. La música en la Edad Media[16]

Se caracteriza por las propuestas de dos grandes autores: san Agustín y santo Tomás de Aquino, que representan las etapas de inicio y término del proceso por el cual los filósofos católicos de la Edad Media llegaron a un acuerdo con la filosofía griega y armonizaron las doctrinas de Platón y Aristóteles con sus creencias. Ambos autores compartieron la ambivalencia tradicional de la Iglesia Romana hacia el arte. Desconfiaban de él por sus poderes sensuales creadores de adicción, su énfasis en la belleza terrenal y sus persistentes asociaciones con la cultura pagana. Pero a la vez los atraía su excelencia intrínseca y su capacidad de representar la belleza eterna.

Antes de san Agustín, nadie había elaborado una teoría de la percepción musical, nadie había indagado antes las operaciones de la mente con tan profunda introspección sobre la forma en que recibe, procesa, almacena, imagina y juzga la sensación musical.

San Agustín es sin duda una figura sobresaliente en la filosofía de la música y posiblemente el observador más agudo del proceso musical antes de los tiempos modernos.

2.3.3.1. Música religiosa y profana.[17]

Mientras en la Roma pagana decae el arte y la cultura, en las catacumbas de la misma urbe, nace un espíritu nuevo, una vida nueva en la ciencia y en el arte.

En las catacumbas, los cristianos se hallan ante un dilema musical. Sentían la íntima necesidad de expresar sus ideas mediante el canto y la música, pero al mismo tiempo advertían que la música frívola que oían por doquier, no podía utilizarse para expresar sus ideas nobles, su ideal cristiano. La música no murió y encontró en la Iglesia Católica y en la religión el apoyo necesario para resurgir con espíritu nuevo y de nuevas formas.

Las diversas forma musicales utilizadas en la liturgia cristiana debieron enfrentar la existencia de textos y melodías profanas que trataron de penetrar en los oficios religiosos.

Los nuevos personajes dedicados a la disposición de esta música fueron los juglares, músicos ambulantes y plebeyos, que divertían en fiestas y castillos,

los trovadores. Pertenecían a la nobleza y eran músicos y poetas que inventaban rimas y ritmos. Los bardos. Antecesores de los trovadores que cantaban proezas de sus héroes valiéndose del laúd. Los ministeriles. Llamados verdaderos productores musicales, administraban música y formaban corporaciones o gremios dedicados a brindar espectáculos musicales.

Po los años 374-397 san Ambrosio reunió aquellos himnos que debían ser aceptados en un credo "antifonario". Nace así el "canto ambrosiano". Doscientos años después, san Gregorio Magno (540-604) recopila himnos, eliminando los que tenían origen popular o pagano, dando nacimiento al canto gregoriano.

Este período termina con el saqueo que hicieron los bárbaros y que trajo como consecuencia la destrucción de muchos documentos, por ello hoy no es posible reconstruir esta importante etapa de la historia de la música.

Dentro de la música gregoriana la Iglesia tuvo su propio lenguaje musical nacido de los cuatro dialectos musicales que se impusieron: el milanés, el galiciano, el mozárabe y el romano, pero en definitiva el que se impuso fue el romano, si bien el canto ambrosiano ejerció una poderosa influencia a fines del siglo IV, el canto gregoriano se difundió a toda la Cristiandad casi dos siglos después y marcó un trascendente camino en el desarrollo de la Humanidad.

2.3.4. La música en el  Renacimiento[18]

Renacimiento significa "volver a nacer". Más detalladamente se entiende por Renacimiento el desarrollo inusitado en todo campo, especialmente en las artes y en las letras, por creer extinguidas estas actividades en la Edad Media.

El amor por las obras de los grandes maestros de la antigüedad se extendió poco a poco a todos los campos y abarcó un desarrollo total de actividades prácticas, artísticas, intelectuales. El Renacimiento abarcó también la religión, la filosofía, el comercio.

Es así que los humanistas hicieron conocer los grandes tesoros artísticos, literarios y musicales de la antigua Grecia y Roma y surgió el afán de igualar a los maestros antiguos, aún superarlos, de ser posible; prestaron toda ayuda económica a los artistas a fin de que pudieran dedicarse de lleno a sus actividades, sin temor de verse presionados por problemas económicos.

En este tiempo aparecieron hombres verdaderamente extraordinarios, tales como Ottaviano de Petrucci, que en el año 1500 fundó su primera tipografía musical en Venecia, santo Tomas, Miguel Ángel, Leonardo de Vinci, Rafael Bramante, Rubens, Dante, Petrarca, Shakespeare, Cervantes, entre otros.

Después de la larga y relativamente estática Edad Media, los años del Renacimiento trajeron una explosión de fresca energía artística, un período de secularización veloz, cambio social, elevada movilidad y desarrollo tecnológico en campos como la impresión musical y la fabricación de instrumentos.

El estilo musical se hizo más personal y se esparció rápidamente de país en país, en especial por medio de los viajes de los compositores holandeses, que llevaron su habilidad contrapuntística a casi todas las cortes europeas. Pero el suelo más fértil para su tarea lo hallaron en Italia, hogar espiritual del  Renacimiento, donde las técnicas flamencas se vincularon con una tradición floreciente de canciones nativas y un repertorio soberbio de poesía vernácula. Allí se desarrolló el madrigal italiano durante varias generaciones de compositores dotados en el más típico género musical del alto Renacimiento.

El estilo musical renacentista fue el producto de una cantidad de cambios significativos tanto en la técnica cuanto en los valores. En tanto que la música medieval estaba confinada a una gama bastante estrecha y se escribía para voces iguales, los compositores del Renacimiento expandieron el espacio musical usable a aproximadamente cuatro octavas. No está claro qué es causa y qué es efecto, pero se  pueden notar varias evoluciones relacionadas: la delineación de partes vocales específicas (cantus, altus, tenor, bassus) con escalas individuales, el surgimiento del bajo como base de la estructura sonora y un concepto inicial de la armonía, todavía bastante  primitivo, pero expresado con una conciencia creciente de sonoridad y acorde, con pasajes ocasionales restringidos al movimiento de acordes, una voz de bajo menos melódica, que más se movía por cuartas y quintas pero por grados y una tendencia a la cadencia en los acordes sostenidos.

Dos ideas fueron tomando fuerza consciente en la teoría renacentista.

1.      Los agrupamientos graduales de los esquemas de escalas modales en los modos mayor y menor.

2.      El reconocimiento de la tríada como unidad vertical.

La música renacentista fue más una realidad que un símbolo, pensada para que se la percibiera y disfrutara por sí misma, apelando directamente a los sentidos y expresiva del sentimiento humano.

2.3.5. La música en el barroco[19]

Barroco es una palabra que sirve para calificar una corriente artística dentro del campo de la pintura, de la escultura y de la arquitectura. Fue introducido en el lenguaje musical con deseo de unificar la terminología en el campo artístico.

En el siglo XVII se nota que en el proceso de la música instrumental sus protagonistas son el órgano, el clavijero y el violín. Con la aparición de los instrumentos musicales anotados, van desapareciendo otros, tales como las violas de brazo, algunos instrumentos de viento. El laúd disminuye mucho su importancia. Aparecen nuevos géneros musicales: la suite, la sonata, el concierto. En la música religiosa encontramos la oratoria, la cantata, la pasión, y de ahí en adelante aparece un nuevo estilo la monodia, acompañada por instrumentos.

El barroco es un largo período de desarrollo musical y logros técnicos que alcanzó su cumbre con las obras de J.S. Bach, Händel, Vivaldi, Telemann, Couperin y muchos otros compositores talentosos.

La firme característica de la música barroca es el bajo continuo, una combinación de una línea instrumental baja (ejecutada por un cello, un contrabajo, un fagot u otros instrumentos graves) y un acompañamiento de acordes (en órgano, arpa o laúd). La  actividad melódica se concentró en las partes superiores, solos o dúos de voces, violines, oboes u otros instrumentos melódicos. Se desarrollaron nuevos principios formales para aprovechar las posibilidades inherentes a la nueva orientación armónica.

En el siglo XVIII,  dentro del campo propiamente musical, culmina el barroco, hay una época de transición al romanticismo y de éste al clasicismo.

2.3.6 La música en el  romanticismo.[20]

El Romanticismo y su impacto sobre la música y el pensamiento musical del siglo XIX llevó a un "aflojamiento" general de la forma, menores posibilidades de predecir el fraseo y la cadencia, una difusión de los contornos y un "desenganche" deliberado de las varias dimensiones musicales (melodía, armonía, ritmo, métrica) con respecto al equilibrio coordinado típico del período clásico.

Para comienzos del siglo XIX se estaba de acuerdo en que la música era, entre las artes, la que mejor podía expresar las profundidades de los sentimientos humanos, no en el lenguaje convencionalizado de los afectos sino en acentos más profundos aunque menos definidos.

El romanticismo era puramente melódico. Y contra esta tendencia surgió el impresionismo, que, prescindiendo de la línea melódica, se atiene más al conjunto armónico. Recientemente se vuelve  a las líneas melódicas sucesivas o superpuestas, pero  reconociendo el principio de la atonalidad total .Hay ocasiones en la historia del arte en las que el estilo, los valores y el pensamiento están tan bien armonizados entre sí que se puede reconocer una verdadera síntesis cultural. El compositor romántico buscaba purgarse a través de la producción de su obra, una especie de catarsis. Lo continuo, y podemos agregar lo infinito, lo irracional y lo trascendental, todo antitético respecto del sistema de valores del clasicismo

2.3.7. La música en el clasicismo[21]

Esta época está situada a mediados del siglo XVIII se le conoce también como el nombre de período vienés, por ser Viena el principal centro musical de este tiempo. Además se le conoce como período rococó  por ser contemporáneo de un movimiento en las artes plásticas.

Entre las características más importantes de este período pueden señalarse las siguientes.

1.      Triunfo de la melodía acompañada, la polifonía pasa a un segundo puesto.

2.      Se estructura definitivamente la sonata bitemática.

3.      Primeras obras maestras escritas para piano.

4.      Todos los instrumentos de la orquesta alcanzan su importancia individual y su equilibrio dentro de la misma.

5.      El estilo clásico es un estilo de gran claridad en donde predominan la melodía espontánea y agradable.

En muchos sentidos, la era del clasicismo vienés sugiere la comparación con un período anterior en la historia de la música. La era de los grandes compositores renacentistas que actuaron alrededor del año 1550 (Palestrina, Byrd, Monte, Lasas y otros). Cada uno de estos grupos sostenía valores que contrastaban fuertemente con los del barroco. Cada generación de compositores escribía en un lenguaje común, un estilo semiuniversal que revelaba pocos manierismos nacionales o regionales.

Cada grupo trabajaba por la claridad de la estructura y el equilibrio y cada uno creaba inspiración nueva a partir de las sonoridades simples tríadicas. Cada grupo tomó a la moderación como un valor estético importante y buscó lograr sus fines con la mayor economía de medios que le fuera posible historia del estilo musical.

Eso ha llevado a muchos investigadores a afirmar que el romanticismo y el clasicismo son dos fases del mismo período: una fase estable y objetiva seguida por otra más dinámica y subjetiva. Ritmo de  estabilidad e inestabilidad que parece repetirse en el desarrollo del estilo musical europeo.

2.3.8.  La música en la edad moderna y contemporánea.[22]

Esta etapa está representada por figuras como Wolfang Amadeus Mozart y Beethoven. Estos grandes maestros escribían la música con todos los requerimientos de las técnicas para los auditorios altos y cultivados.

Tres características se pueden señalar en estas épocas.

1.      Emancipación de la armonía.

2.      Emancipación de la melodía.

3.      Emancipación del ritmo

Se puede decir que la música es un lenguaje y una de las más grandes señales que tiene el hombre para imitación de la naturaleza.

CAPÍTULO III

3.0. LA MÚSICA Y SUS DIFERENTES PERÍODOS EN FILOSOFÍA

En este trabajo se trata el tema de los diferentes periodos de la música en la filosofía. Comprende varias etapas y diferentes teorías que han hecho que la música avance cada vez más y por consiguiente que tengamos una idea más amplia.

Este trabajo también contiene los nombres de filósofos como Pitágoras, Platón, Aristóteles, san Agustín, que con sus logros e ideas sentaron las bases de la música en la filosofía. "La filosofía no es más que el intento del espíritu humano de establecer una concepción racional del universo mediante la autorreflexión sobre sus propias funciones valorativas, teóricas y prácticas." La música en la filosofía porque es importante  ayuda a exteriorizar los sentimientos del alma,  bien lo decía Nietzsche, cuando afirma que la música es el arte que aparece en cada cultura como la última de todas sus flores, como el canto de un cisne a punto de morir.[23]

3.1. La música en la época antigua (s.Va.C -  Vd.C).[24]

En la época antigua  se llevó a cabo una serie de reformas en cuanto al pensamiento reflexivo en torno de la música, desde el canto gregoriano hasta la polifonía. Estos cambios se debieron a una serie de concepciones filosóficas que repercuten en la música, y tienen una dirección: el progresivo humanizar de la música que va en perjuicio de la religiosidad en la música. Dentro de esta época aparecen los filósofos tales como; Pitágoras, Platón, Aristóteles y luego aparecen la patrística con Clemente de Alejandría y san Agustín.   

3.1.1. Música en Pitágoras (580-500a.C)[25]

Fue filósofo y matemático griego, cuyas doctrinas influyeron mucho en Platón. Nacido en la isla de Samos.  Fue instruido en las enseñanzas de los primeros filósofos jonios: Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. Se dice que Pitágoras había sido condenado a exiliarse de Samos por su aversión a la tiranía de Polícrates. Hacia el 530a.C se instaló en Crotona, una colonia griega al sur de Italia, donde fundó un movimiento con propósitos religiosos, políticos y filosóficos, conocido como pitagorismo. La filosofía de Pitágoras se conoce sólo a través de la obra de sus discípulos.

Pitágoras viaja a muchos lugares, entre ellos Egipto, esto influyó en la adquisición de conocimientos de geometría y astronomía que más tarde enseñaría a sus discípulos. Aunque, la orden pitagórica dura más o menos un siglo después de la muerte de Pitágoras por lo que es posible que los mismos discípulos hayan aportado algunos de estos conocimientos.

Los pitagóricos buscaban un enriquecimiento intelectual de sus miembros. Tenía varios grados en los cuales cada miembro, tenía que sujetarse a un régimen muy estricto, un rígido código de conducta en varios niveles de iniciación.

3.1.1.1. La armonía pitagórica.

Las investigaciones matemático-musicales, son el fundamento de la doctrina Pitagórica. Al descubrir y expresar aritméticamente los intervalos de la escala musical, como las razones entre los números 1,2,3 y 4, descubren que existe un orden inherente y una organización numérica en la naturaleza del sonido.

Cabe entonces decir que este descubrimiento del número en la música, los pitagóricos lo aplicaron a toda la naturaleza por lo cual su cosmología va a tener la característica de otorgarle orden, proporción y medida a todas las cosas del universo, es decir, cada cosa particular es lo que es por la proporción en que se combinan sus elementos con todas las cosas de la naturaleza y todas las cosas tienen estos mismos elementos.

El orden, la proporción y la medida son las partes fundamentales que componen la armonía. Si todos los cuerpos tienen estos elementos, o sea los números, todas las cosas están en armonía, de ahí surge pues la célebre concepción pitagórica de la "armonía de las esferas", en la cual existen infinidad de cuerpos celestes moviéndose en armonía, y pueden ser representados por números.

La clave de la doctrina pitagórica, reside en la tetraktys, que es el número perfecto, y una figura que tenían por sagrada. Los números 1, 2, 3, y 4 sumados dan 10. Es posible que la tetratkis jugase también un papel en los distintos grados de la metamorfosis del alma.

3.1.2. Música en Platón (428-347a.C).

Platón nació en Atenas, probablemente el año 428 o el 427a.C. De familia perteneciente a la aristocracia ateniense, que se reclamaba descendiente de Solón por línea directa. Su verdadero nombre era Aristocles, aunque al parecer fue llamado Platón por la anchura de sus espaldas. Los padres de Platón fueron Aristón y Perictione, que tuvieron otros dos hijos, Adimanto y Glaucón, que aparecerán ambos como interlocutores de Sócrates en la República, y una hija, Potone.[26]

Platón, en su obra La República, libro III, habla de la educación de los custodios del Estado, los guerreros. Dice que éstos deberán formarse con tres disciplinas: música, para formar el alma, la gimnasia para el cuerpo y filosofía para el carácter "dulce con sus amigos y conocidos".

Hace un análisis de las armonías usadas en la Grecia de aquellos años, siglo IVa.C. Dice que hay armonías fuertes, como la dórica y frigia, que son aptas para la educación de los guerreros, para templar su carácter, en tanto que hay otras que solo conllevan a un placer vulgar.

Buscando un estado equilibrado plantea: "Hay que desterrar de él (El ritmo) la variedad y multiplicidad de medidas, buscar que ritmos expresan el carácter del hombre sensato y valeroso, y una vez que lo encontremos, debemos ajustar el número a la armonía y a las palabras, y no las palabras al número y a la armonía". Pone por encima de la música al pensamiento, "La melodía se compone de tres elementos: palabra, armonía y número…"El número y la armonía se han hecho para las palabras".[27]

Para Platón, la música es alimento de la virtud, por eso, "Toda conversación sobre la música debe llevar a lo hermoso". He ahí porque estas tres disciplinas, gimnasia, música y filosofía eran importantes para la conformación de la República de Platón, aún más, previendo futuros conflictos en el gobierno advierte: "Que la educación se mantenga pura, para que nada sea innovado en la gimnástica ni en la música. No se puede tocar a las reglas de la música, sin alterar las leyes fundamentales de la gobernación".[28]

3.1.3.  Música en Aristóteles (384-322a.C)[29]

Aristóteles nació en Estagira, en Tracia, el año 384-322a.C, según Diógenes Laercio, quien nos dice que era hijo de Nicómaco y Efestiada, y que su padre ejercía la medicina en la corte del rey Amintas (II) de Macedonia, "por causa de la medicina y por amistad", lo que se ha tratado de asociar con el posterior interés naturalista de Aristóteles. Diógenes Laercio nos describe a Aristóteles como "el discípulo más legítimo de Platón, y de voz balbuciente".

Aristóteles también toca el tema de la música, en "La Política". Su tratamiento gira en torno a lo que ya su maestro, Platón, había planteado: la educación. Pero Aristóteles lo traslada no solo a los guerreros sino a toda la niñez y juventud griega, nos dice: "Está dividida la opinión en cuanto a las prácticas educativas, pues no todos están de acuerdo con lo que deben aprender los jóvenes, ya sea para la virtud, la vida mejor, la inteligencia o el carácter del alma".[30]

Para el estagirita la educación era cosa sería: "se aprende por los hábitos antes que por la razón; no se aprende jugando sino que el aprendizaje va con dolor. El esfuerzo de los niños es para prepararlos al recreo cuando sean maduros y acabados".[31]

Señala que "Cuatro son las materias que se acostumbra enseñar: Lectura, escritura, gimnasia y música… Las letras y el dibujo se enseñan por ser útiles en la vida y tener muchas aplicaciones, la gimnasia porque estimula el valor y la música para el decoro del ocio, el cual hay que decirlo, es el principio de y todas las cosas"…"La gimnasia confiere al cuerpo ciertas cualidades, otro tanto hace la música con el carácter, acostumbrándonos a recrearnos correctamente"[32]

Para el filósofo peripatético, la música tiene una utilidad: el divertimiento de los hombres libres. "Hay cierta educación que hay que impartir a nuestros hijos porque es noble y liberal". Y acorde a su tiempo y a su clase aristócrata, considera a los músicos profesionales como "gente de inferior condición", y a su actividad como: "no propia de un varón, a menos que este embriagado o jugando".[33]

Aristóteles ve elementos positivos en la música, los resalta, como cuando dice: "La música contribuye al reposo". Y se adentra en los efectos de la música, diciendo que "la música da placer. Y la virtud de gozar, amar y odiar rectamente".[34]

Supone que estos efectos se deben a que: "En los ritmos y las melodías que encontramos las semejanzas más perfectas en consonancia con su verdadera naturaleza de la ira y la mansedumbre, de la fortaleza y la templanza, como también de sus contrarios y de todas las otras disposiciones morales. Los ritmos, unos tienen un carácter más reposado, otros más movido, y de estos unos inducen emociones más vulgares, y otros otras más propias de un hombre libre".[35]

Termina diciendo tres usos provechosos de la música: en la educación, en la purificación, y en el divertimiento. En educación, se deben emplear melodías y armonías expresivas del carácter. En purificación como terapéutica purificadora, alivio acompañado de placer. En el divertimiento como un placer noble.[36]

3.2.  Música en la época de la patrística.

Con la llegada del cristianismo, las tendencias filosóficas como el neoplatonismo y la patrística, la reflexión filosófica en torno a la música, toma otro cause diferente a lo planteado por los antiguos griegos.

Los llamados padres de la Iglesia hacen sus comentarios. Dentro de esta época destaca Clemente de Alejandría y san Agustín.

3.2.1. Clemente de Alejandría. (150-215).[37]

Decía que la música practicada en la antigua Grecia llevaba a la perdición. Para él, solo la nueva música practicada en las ceremonias del cristianismo era de salvación.

Los pensadores medievales, en su mayoría teólogos, dirigían sus reflexiones a una sola verdad: Dios, con todos los atributos que son posibles darle. Para ellos, Dios es armonía. La idea de armonía contenida en la nueva música Cristiana tiene contacto y resquicios todavía con lo que fue la doctrina pitagórica. Recordemos que los pitagóricos creían en la "armonía de las esferas"; y que, además la inculcaban entre la hermandad pitagórica, tomaban a la música como una disciplina de orden superior. Estos aspectos pitagóricos, son tomados y tienen gran influencia en el desarrollo del pensamiento de la edad media.

La musicalidad  gozará de aprecio sacro sobre todo por su valor educativo al ser un instrumento de edificación religiosa. Cubrirá funciones como la de ser instrumento auxiliar de la oración, y como instrumento para dirigirse a Dios. Los ritos eclesiásticos, o misas cristianas comienzan a tomar a la música como un elemento esencial para su desarrollo.[38]

En efecto, una de las características de este nuevo tipo de expresión musical fue la austeridad puramente vocal, pues se tenía la idea de que la música debía ser lo más pura posible, y en el canto se veía esta cualidad de pureza, pues la voz esta conectada con el alma humana, por eso la música instrumental, en este tiempo fue dejada de lado, pues representaba lo mundano, lo material, lo más alejado de Dios.

3.2.2. Música en san Agustín. (354-430).[39]

Nació en Tagaste, el año 354, hijo de santa Mónica. Después de una juventud desviada doctrinal y moralmente, se convirtió, estando en Milán y el año 387 fue bautizado por el obispo san Ambrosio. Vuelto a su patria, llevó una vida dedicada al ascetismo, y fue elegido obispo de Hipona. Durante treinta y cuatro años, en que ejerció este ministerio, fue un modelo para su grey, a la que dio una sólida formación por medio de sus sermones y de sus numerosos escritos, con los que contribuyó en gran manera a una mayor profundización de la fe cristiana contra los errores doctrinales de su tiempo. Está entre los Padres más influyentes del Occidente y sus escritos son de gran actualidad. Murió el año 430. Sus restos mortales se veneran en la Basílica de San Pedro (Pavia, Italia).

La importancia de Agustín de Hipona en relación con la música radica en que fue una visagra entre dos épocas. Su pensamiento musical se incluye dentro de la estética cristiana, aunque dando por sentado que es punto de partida de toda la estética de la antigüedad que él sintetiza, para inaugurar una nueva época, no sólo en la estética (incluida la musical) sino en la filosofía en general. Su principal texto de referencia musical es De música.

Agustín vivió al final de la antigüedad, la decadencia del Imperio, a pesar de lo cual supo extraer de estos momentos de ocaso la sabiduría de los filósofos anteriores. Así, entre las cuestiones más importantes que Agustín tomó de sus antecesores y que son de aplicación a su teoría de la música se encuentran su concepto de la belleza, entendido como "medida y proporción", la distinción entre belleza sensible e inteligible, y la teoría clásica sobre la belleza del mundo.

Hay que tener en cuenta que el término música englobaba en la Antigüedad las tres artes del movimiento: la palabra, la danza y el canto. En lo que se centró Agustín fue en la idea de la palabra y el movimiento de ésta. Además estableció la idea de una belleza dinámica (in motu) que correspondería a la de una melodía o canción cuando transcurre. Aquí la idea de transcurrir se une a la de la historia, de manera que los hombres y las cosas se expanden en el tiempo componiendo la historia. ésta, a su vez, es un gran "cántico universal", y quien dirige este cántico universal es el Artista primero que puso el ritmo a los tiempos; el compás que marca las edades y el péndulo que marca las épocas quedaron marcados como pauta musical. Así, "la historia comprende e integra todas esas partículas distribuidas con el fondo del decurso histórico".

Parece que Agustín quería con el De música transmitir conocimientos técnicos sobre el ritmo, el metro y el verso. Sin embargo, uno de los aspectos más importantes en la estética musical de Agustín es la racionalidad, el carácter racional de la música y su peculiaridad como ciencia normativa. Así, el concepto más importante de su estética musical es una definición que desde entonces sería famosa, "musica est scientia bene modulandi", esto es, la ciencia de medir bien, resaltándose la idea de música como ciencia.

Esta asimilación de la música a la ciencia alude a la razón por encima de nuestros sentidos, y si bien Agustín no descarta que la música produzca placer en quien la escucha, entiende que el placer auditivo es reprobable. Por tanto, la música se convertirá en una ciencia cuando consiga librarse de todos aquellos elementos que se interponen en la racionalidad; el placer dejará así de ser un fin.

El problema clave de la estética agustiniana en cuanto a la música es saber si es lícito o no gozar de la belleza sensible. A esta cuestión Agustín responderá que la belleza inferior es un reflejo de la belleza de Dios, y que es necesario remontarse hacia esta última aunque no rechaza el placer sensible que depara la belleza inferior; pero, en cualquier caso, dependerá de la actitud del hombre, si se deja llevar por la belleza sensible estará condenado. Así, "la belleza y los números en los que ésta se plasma dentro de la música pueden ser, pues, tanto instrumento de condenación como instrumento de elevación y ascesis; dependerá de la actitud que el alma tome en relación con aquellos".[40]

En consonancia con su época, Agustín de Hipona entendió la música como ciencia matemática, una especie de conocimiento riguroso y racional que se atiene a leyes permanentes, reglas establecidas y normas universales, cuyo secreto último radica en el número. Se sitúa así en la línea pitagórica y platónica que reclama una música ideal en clave aritmética. La estética cristiana reforzó esta idea tanto como la de entender la belleza como tendencia hacia el Infinito como sentido dominante en la creación estética.

3.3. La música en la época medieval. (s.V-XV).[41]

En el curso de la Edad Media la música encuentra su máxima expresión en el canto gregoriano; nace la música polifónica.

Esta época comprendía entre los siglos V-VX, marca una etapa preponderante de auge religioso, tomando de los griegos y los hebreos, habitualmente dispuestos a la práctica del canto.

3.3.1. Música en  Boecio (480-524).[42]

 Fue filósofo del último periodo romano, representante del neoplatonismo, se caracteriza por un gran eclecticismo. Tradujo y comentó las obras de Aristóteles sobre lógica, y la Introducción a las categorías de Aristóteles, de Porfirio. También tradujo a Euclides y los Fundamentos de la aritmética de Nicómaco. Su obra principal es la Consolación por la filosofía.

Boecio compuso un tratado de música De institutione música, que contiene una descripción detallada de la armonía griega. Este tratado influye a gran parte del pensamiento medieval.

Divide a la música en tres géneros distintos.

  1. La música mundana. Lo que Pitágoras llamaba la armonía de las esferas, es la música que no podemos percibir porque somos imperfectos. La música mundana es la verdadera, y las demás solo son reflejo de ella.
  2. La música humana. Es la unión armoniosa del alma con el cuerpo. Se comprende a través de acto de la introspección, todo aquel que se sumerge en sí mismo la entiende, ya que es una armonía psicofísica.
  3. La música instrumental. El hecho de producir manualmente, a través de los instrumentos. No tiene valor alguno, es solo soplar un tubo o rasguear una cuerda.

Boecio plantea nuevamente la idea expuesta tanto por Platón, como por Aristóteles: La superioridad de lo teórico sobre lo práctico. Del trabajo intelectual sobre el manual.[43]

3.4. La música en la época del Renacimiento (s.XVI-XVII).

Tiene un lugar extraordinario desarrollo de la música a través de los siglos XVI-XVII, surge la música de ballet, la música de cámara y la descriptiva. Se caracteriza por un mayor uso de instrumentos, incluye múltiples líneas melódicas y el uso de los primeros instrumentos graves o bajos.

3.4.1. Vicenzo Galileo (1533-1591).[44]

Uno de los primeros teóricos musicales del Renacimiento fue Vicenzo Galileo, En una obra titulada "Diálogo de la música antigua y moderna"  sostiene que los compositores deberían "expresar las concepciones de la mente e imprimir aquellas con la mayor efectividad posible en la mente de los que la escuchan". El compositor, mientras escribe, piensa en las voces y en los instrumentos, pero, también especialmente, en los posibles oyentes.

La audición musical, tanto pública como privada, comienza a ser por primera vez parte integral del acontecer musical. Las publicaciones eruditas de la época dan a la música dos tratamientos: filosófico y científico.

El filosófico señala que hay piezas instrumentales que expresan distintas actividades así como distintas emociones traduciendo las indicaciones italianas del tempo a terminología emocional: adagio = tristeza; andante = esperanza; alegro = consuelo; presto = deseo.

El detalle con que los teóricos de la música barroca expusieron la doctrina de las emociones nos hace reflexionar sobre dos de los rasgos básicos del período: la comunicación y el enfoque racionalista-científico del conocimiento. Es fundamental entender que la aspiración de los compositores barrocos se dirigía a trasmitir el significado de una emoción en términos de una idea musical.

El tratamiento científico se inspiraba en la concepción matemática de la armonía descubierta por el famoso griego Pitágoras. El orden numérico ha de dominar por encima de cualquier consideración práctica.

Incluso un científico tan notable como Kepler (1571-1630) en su obra La armonía del mundo (1619) asocia la proporción de los intervalos y la estructura del Universo. En la escena musical de la época hace su aparición una nueva concepción: el bajo continúo.

En los años que precedieron a su irrupción, en el arte de la música habían ocurrido cambios importantes. Uno de ellos fue el crecimiento de los cuerpos instrumental y coral. Este crecimiento, acompasado por el desarrollo en alcance de los instrumentos dio origen a un problema estructural. Todas las voces que figuraban entre soprano y bajo participaban de la nueva polifonía pero, entre unas y otras, se hacía notar la ausencia de una parte intermedia, adecuada y sonora, que las ligara.

Una de las obligaciones del compositor era la de distribuir el interés musical a todo lo largo de la estructura. Pero hay que destacar que el compositor  comienza a escribir para un público cada vez más numeroso. Aspira a que sus composiciones se representen en distintos escenarios.

Si anteriormente la acústica de los templos contribuía a llenar el vacío establecido entre los diferentes registros y timbres, la música, ahora, al popularizarse y cambiar su morada hacia la sala de concierto o los aposentos privados planteaba problemas. La parte intermedia de la textura debía cubrirse.

3.4.2. Música en  Descartes (1596-1650).[45]

René Descartes nació el 31 de marzo de 1566 en La Haya (Turena). Su padre, Joaquín Descartes es consejero del Parlamento de Bretaña y procedente de una noble y antigua familia de Turena. Su educación transcurrió en el Colegio de Jesuitas de La Fléche desde el año 1604 hasta el año 1612. Sus estudios lo embebieron en la cultura escolástica, cultura que luego criticaría muchas veces de manera sutil y mordaz mostrando insistentemente las carencias de la misma a través de su obra.

Descartes comienza su exposición tratando la cualidad intrínseca de la música de producir en nosotros emociones ("su finalidad es deleitar y provocar en nosotros pasiones diversas"). Según el modo compositivo, la música nos transmitirá tristeza, alegría, aburrimiento. Dicho modo compositivo dependerá tanto del ritmo de la acción musical como de la altura ("las principales propiedades del sonido son dos, a saber, sus diferencias en razón de la duración o del tiempo, y en razón de la altura relativa al agudo o al grave").

Pero también de la medida. En el apartado "el tiempo", Descartes afirmará, por ejemplo, que las medidas lentas producen en nosotros movimientos lentos, como la tristeza; en contraste con las medias rápidas, que producen en nosotros movimientos rápidos, como la alegría. La respuesta ante estos estímulos es natural. Ante ello debemos entender la afinidad de Descartes a uno de los mayores apotegmas racionalistas, a saber: la creencia en lo innato.

Claro ejemplo de lo cual es otra de sus afirmaciones en este mismo capítulo, la que estima que, por un "impulso natural", al comienzo de cada medida el sonido se emite más fuerte. De este modo, entendemos que el compositor deberá tener en cuenta estas reacciones humanas a la hora de componer. Esto es, si escribe un réquiem los ritmos lentos serán los más apropiados, mientras que si musicaliza un amanecer, en principio serán los ritmos alegres, rápidos, los más apropiados. Lógicamente, estamos hablando del tiempo en tanto que él mismo, pero pronto veremos cómo el tiempo no es el único factor distintivo. De modo que, en una composición alegre, se podrán combinar ritmos lentos con sonidos agudos o graves que causen otras emociones que no eran características del propio tiempo o de la altura, pero que sí lo sean en conjunto.

Siguiendo la línea del tiempo, la matemática cartesiana hace aquí hincapié de forma decisiva. La división del tiempo, junto con la elección de la altura, es la característica más importante de la música. Téngase en cuenta que en el Renacimiento solía hablarse de la música como del arte del tiempo. Descartes hace aquí énfasis en una división proporcional ("el tiempo en los sonidos debe estar constituido por partes iguales").

La música sólo es posible si la división de su tiempo atiende a divisiones iguales, en proporción. Debe tenerse en cuenta, en este punto, la devaluación que hace Descartes de los sentidos. Para él los sentidos son incapaces de verdad y sólo la razón es poseedora de ella. Esta idea, que tanto se reflejará en su Discurso del Método, y en la mayoría de sus obras, aparece ya en este compendio. Lógicamente, esta devaluación conlleva la idea de que los sentidos han de ser deleitados con relaciones acordes a su insignificancia. Por ello afirma que "éstas se refieren a las partes iguales son las que el sentido percibe con mayor facilidad".[46]

 Es decir, no se podrán variar demasiado los tiempos, ya que el oído no será capaz de captar, si son muchos, dichos cambios y, por tanto, le resultarán desagradables. Del mismo modo, admite que no podrán ser cambios demasiado fáciles, o su escucha resultará tediosa. Sólo hay un tipo de música, por llamarlo de algún modo, que a Descartes no se le escapa y que contradice esta explicación. Es el caso de la percusión. En ella, debido a su simplicidad (estrictamente hablamos solamente de ritmo) la variedad será necesaria. La marcha militar es el ejemplo que a Descartes se le antoja como el más oportuno. En este caso, el ritmo debe determinar por sí mismo un sentimiento, sea el de la disciplina, el orden o el que se quiera. En cualquier caso, la división del tiempo ha de ser aritmética, en partes iguales.

Descartes también  se centra en "la manera de componer y los modos". Se puede componer música sin grave error o solecismo si se observan estos tres principios:

  1. Que todos los sonidos que se emitan a la vez disten entre sí alguna consonancia, excepto la cuarta, que no debe ser oída la más baja, es decir, enfrentada a la voz bajo.
  2. Que la misma voz no se mueva sucesivamente, sino por grados o consonancias.
  3. Por último, que, ni siquiera en relación se admite el tritono o la falsa quinta.

Y de este modo finaliza Descartes: "ciertamente, debería tratar a continuación por separado cada movimiento del alma que la Música puede excitar, y debería mostrar por qué grados, consonancias, tiempos y otras cosas semejantes deben ser excitados tales movimientos; pero esto excedería los límites de un compendio".[47]

3.5. Música en  Schopenhauer (1788-1860).[48]

En la primera mitad del siglo XIX, el filósofo alemán Arthur Shopenhauer, en su principal obra "El mundo como voluntad y representación" plantea que el mundo es la representación del sujeto, con esto, existe una inseparabilidad entre el sujeto y el objeto. Piensa que el mundo es una fuerza ciega, la "voluntad", que se manifiesta en las fuerzas naturales, y del individuo como voluntad de vivir. Explora la función del arte en el mundo y menciona que cuanto más cercanas son las ideas a sus formas arquetípicas (Eidos platónico), mayor es la posibilidad de la contemplación pura en el arte. Expone una jerarquía de las artes. "La arquitectura es inferior. Es la objetivación de la voluntad como un oscuro inconsciente y mecánico impulso de la materia, que sin embargo manifiesta en su interior la lucha o conflicto. La música es de un orden superior, está más allá de la jerarquía. Expresa directamente la objetivación de la voluntad. Sin mediaciones. Libera y objetiva a la voluntad".[49]

La música puede expresar en su esencialidad y su carácter a la voluntad, Explica Schopenhauer que: "la música puede ser comparada con una lengua universal, cuya cualidad y elocuencia supera con mucho a todos los idiomas en la tierra".

Schopenhauer retoma la idea pitagórica del mundo como relación de números y dice: Para Lleibniz, la música es un medio para concebir inmediata y concretamente grandes números y complicadas relaciones numéricas. Esto es una idea filosófica semejante a la de Pitágoras, y aun a la de los chinos en el I Ching. Pero Schopenhauer da un giro inesperado, las relaciones numéricas no deben considerarse como su significado, sino como su signo. Ya que casi todo en ella se puede reducir en números, y en todos los tiempos se ha cultivado la música, sin tener adquirir conciencia clara de esta relación. Al menos en las culturas occidentales no se deben confundir en esta relación entre los números representación de la música con la música misma. Los números solo son el signo, lo que quiere representar a la música, pero no más, son meras entidades vacías e inmóviles, en tanto que, la música es movimiento y plenitud de sensaciones.

Los individuos y las cosas que conforman la realidad del mundo, no hace más que manifestar sus ideas en medio de la multiplicidad del mundo, y así se afina esta realidad, se depura y nitidiza. El sujeto es inseparable del objeto, Nuestro mundo no es más que la manifestación de las ideas en la multiplicidad por medio de la individualidad

La música se presenta con todo su poder y es capaz de anunciar infinidad de cosas, de ideas, de esencias de un individuo en un sólo instante; faltarían palabras y tiempo para describir estas cosas, ideas y esencia. El filósofo del pesimismo dice: la música no es la copia de las ideas, sino de la voluntad misma, cuya objetividad está constituida por las ideas. Por esto el efecto de la música es mucho más poderosa y penetrante que el de las otras artes, pues éstas sólo reproducen sombras, mientras que ella esencias.

En una línea melódica se expresa todo un estado de ser, de ánimo, de la individualidad, del de carácter de quien, la compuso, de quien la toca, y del estado del lugar y el tiempo en que es interpretada, "La melodía es lo único que presenta desde el principio al final una línea continuada con sentido e intención".[50] Como se ve, se puede hacer una analogía entre el carácter de un hombre con una melodía. Ambos son individuales, ambos tienen un carácter específico. Es de esencia en el hombre sentir deseos y satisfacerlos y volverlos a sentir para volverlos a satisfacer, y así indefinidamente la dicha y bienestar consisten en el cumplimiento del deseo y viceversa. Así también la melodía vaga en mil direcciones, apartándose de la tonalidad armonía hacia cualquier grado, a la disonancia, en este aspecto marca sus deseos y su cumplimiento al volver a la tónica.

En la analogía del individuo y la melodía, el volver hacia la tónica, es el regreso a la estabilidad, y el deseo de la disonancia, es la trasgresión, la búsqueda. Así es que el hombre en su disonancia no encuentra descanso y está siempre en la inquietud, y viceversa, el hombre que solo se la pasa en la tónica tiene una vida monótona, estable, sin movimiento. "El carácter lento o ligero en la melodía es la expresión del goce o dolor, entre más lento es más doloroso, por las dificultades que arrastra el no encontrar la tónica".[51]

El artista, el músico, el genio es aquel que transgrede, y da los giros más inesperados en su melodía, de lo disonante hasta la desesperación, hasta la calma más reconfortante, el genio se regocija en ambos extremos. La obra del genio consiste en la invención de la melodía de los más profundos secretos de la esencia humana. El genio, con su modulación, es justamente el paso de un carácter a otro, de un individuo a otro, que son atravesados por la voluntad y en este acto, esta riqueza que transforma a la voluntad rampante a una voluntad fraternal. "Modulación recuerda la destrucción del individuo, pero no de la voluntad que sigue viva de la que él y otros individuos forman parte".[52] Pero la música expresa solo lo que hay detrás de las apariencias fenoménicas, la voluntad. Tratamos de darle forma al mundo revistiéndole de carne, de colores, concretarle en algo análogo. Este es el origen del canto con palabras, de la opera. Lo cual constituye una verdadera inversión, pues estos ocupan siempre un lugar subordinado. Cuando la música es forzada a amoldarse a las palabras y a los hechos se le fuerza a hablar un lenguaje que no es el suyo. Querer que la música se exprese en palabras es reducir a la música. La música al igual que el mundo no puede expresarse totalmente, el lenguaje es limitado para esto.

Así que por medio de la música se puede definir el ethos de un pueblo, o de un músico, y esto se puede expresar y dar a entender a un ente lejano. En esto supera la música al lenguaje hablado. La música es la expresión del mundo en un lenguaje de universalidad y que conduce a cosas particulares se parece a las figuras geométricas y a los números, que son aplicables a priori a las cosas no de manera abstracta, sino intuitiva y determinada. Tenemos que al momento de ser ejecutada la música ya se sabe que es lo que va a expresar, cual es el carácter de lo que expresa, y no necesita palabras para explicar, lo presenta ya dado.

Finalmente nos dice Schopenhauer que: una física y metafísica sin ética, corresponde a una armonía sin melodía, esto significa que , puesto que el ethos es el carácter dentro de la armonía, o en otras palabras, el ethos es el carácter de una comunidad, de un pueblo, la ética es entonces el reconocimiento de este carácter en determinada comunidad. La música es la puerta por donde se muestra el carácter, por donde oscila el carácter, de lo metafísico a lo físico. La música es un ejercicio de metafísica inconsciente, en la cual el espíritu no sabe que hace filosofía.

3.6. Música en Nietzsche (1844-1900).[53]

Friedrich Wilhelm Nietzsche nació en Röcken, cerca de Lützen en 1844, hijo de un pastor evangélico, que murió cinco años más tarde, lo que hizo que Nietzsche creciera en un ambiente completamente femenino, dominado por el pietismo protestante.

Nietzsche estudió primero en el internado de la Escuela de Pforta, donde recibió los primeros conocimientos sobre la antigüedad clásica, que se convertiría en un referente básico de su pensamiento posterior.

Más tarde estudió filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig. En esta última ciudad entró en contacto con la filosofía de Schopenhauer, que también influiría decisivamente en la formación de sus ideas, y con la música de Wagner, a quien más tarde conoció personalmente, y del que fue un apasionado admirador.

La filosofía de Nietzsche, considerada como vitalista, ejerció una considerable influencia a finales del XIX y buena parte del siglo XX, tanto por su caracter crítico como por su propuesta de trasmutación de los valores de la cultura occidental, plasmada en el ideal del superhombre.

Sin la música la vida sería un error. Esta magnífica declaración de amor a la música, que Nietzsche ha repetido en sus cartas a Peter Gast y a Georg Brandes, no se limita a una pasión personal. Nietzsche no es dado a los elogios. él ha comparado a menudo la música con Circe por su poder equívoco: La música es un hechizo, ella embruja, pero también pervierte y absorbe completamente a sus auditores. ¡Cuidado con la música! De una forma bastante ambigua, Nietzsche ha escrito también que es un prejuicio corriente en los filósofos creer que toda música viene de las Sirenas.  Lo que es seguro, es que a la declaración citada en el epígrafe, Nietzsche le confiere innegablemente un alcance metafísico.

El apotegma vuelve a colocarse a nivel de las intenciones del Creador: la vida deseada por Dios para los hombres no tendría sentido si faltara la música, la Creación estaría perdida si el mundo no incluyera la música. He aquí pues una suerte de Gloria in excelsis bajo la pluma del ateo Nietzsche, dirigido no a Dios, sino al mundo y a la vida. Sin música, la vida sería un error, así como, sin el Amor, la gracia y el Poder absoluto, Dios no sería Dios, sería un concepto fallido, una especie de diablo cojo.

Dios ha muerto. La vida es pues la única realidad. Nietzsche llama amor fati, afirmación, esta aprobación de la vida y de la realidad en todos sus aspectos, trágicos, fisiológicos, sensibles, afectivos, este «Fasagen» (dire-oui) «decir-sí» al mundo y a la vida, que las problemáticas metafísicas clásicas llamaban "Teodicea» (justificación de Dios). En este sentido, se podría atrever a decir que, para Nietzsche, la música es la justificación del mundo y de la vida, el «principio de razón suficiente», mejor aún, para hablar como Leibnitz, el «principio de lo mejor".[54]

Pero cuál música, y en qué sentido la música define la vida, ¿expresa, según Nietzsche, el fondo y la perfección de la vida? Las preferencias y las intolerancias de Nietzsche en materia de música (géneros, estilos, compositores, técnicas armónicas y de contrapunteo) van a la par con su psicología, su cultura y su historia personal. Preferimos pasar rápidamente sobre sus gustos idiosincrásicos, para consagrarnos más bien a la concepción filosófica usamos la palabra «metafísica», que ha propuesto a lo largo de toda su obra. Naturalmente, no haría falta recordar que la música esta relacionada íntimamente con todos los aspectos de la vida de Nietzsche

Se ha escrito mucho sobre la música en general, sobre los compositores en particular, de su tiempo o del pasado. Así, un buen número de parágrafos de la segunda parte de Humano, demasiado humano, ya sea en Miscelánea de opiniones y sentencias o en El viajero y su sombra tratan de la música y de los músicos (alemanes en particular) en el marco de un análisis de la cultura alemana Bach, Händel, Beethoven, Mozart, Schubert, Schumann

Nietzsche concentra sus análisis sobre Wagner, luego sus críticas cada vez más virulentas y finalmente sus embestidas panfletarias. Este «Privilegio» lo es, porque los dos hombres han sido bastante cercanos durante gran parte de los años 70 el período en Basilea de Nietzsche, cuando Nietzsche se adhirió profundamente al hombre y sobre todo que amó profundamente su música, cuando incluso le opone públicamente (posmortem) sin que por otra parte creérselo mucho en su fuero interior, la Carmen de Bizet. Y es este conocimiento íntimo del hombre y de la obra que hace que Nietzsche haya visto en Wagner, el símbolo por excelencia de lo que aborrecía y temía como decadente, demagógico, anti-artístico y moralizador en la cultura alemana y es necesario decirlo en él mismo, un poco de la misma manera que ha combatido violentamente en él mismo y en la filosofía, este epítome del pensamiento metafísico, que era a su manera de ver Schopenhauer.

Las obras musicales de Nietzsche no han dejado y no merecen un recuerdo perdurable. Era un buen aficionado, pero no bastante competente para mantener la comparación  con los verdaderos compositores. No temió rivalizar con uno de ellos, del cual se burló con frecuencia Robert Schumann, al punto de criticar su Obertura de Manfred, escribiendo una obra bajo el título (Manfred-meditación).

Para Nietzsche. La música expresa, más que cualquier otro arte, la realidad de la voluntad de poder, ella es aun trágica y melancólica, el fondo de toda vida, pero también un estimulante de la vida, incitación seductora a la vida.

3.7. La música en la época contemporánea (s. XIX-XX).[55]

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