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La esclavitud en la obra "Peregrinaciones de una paria" (página 2)


Partes: 1, 2

En el congreso de Viena, en 1815, la mayoría de potencias europeas, excepto Francia, Portugal y España, acordaron la abolición completa del tráfico de esclavos. Francia fue obligada a aceptar el acuerdo luego de la derrota de Waterloo, de modo que sólo quedaban Portugal y España entre las potencias europeas que siguieron manteniendo el régimen esclavista. También Inglaterra inicio una campaña para abolir la esclavitud en territorios americanos.

Las colonias españolas, temiendo que de un día para otro se publicara la ley que lo prohibiera, con lo cual, ni los ingleses podrían llevarles negros, ni tampoco permitir que nadie los exportase de sus dominios; entonces, buscaron los medios posibles de proveerse de negros. Atendiendo a las solicitudes de las colonias, especialmente de la de Santo Domingo, y al futuro de los negros esclavos, Carlos IV ordeno la publicación de nuevas normas sobre la educación, trato y ocupación de los esclavos en todas las indias e islas filipinas, la cual constituyo la Real Cédula de 31 de mayo de 1879. Las palabras de Carlos IV fueron:

"…Con el fin de remediar semejantes desordenes, y teniendo en cuenta que con la libertad que para el comercio de negros he concedido a mis vasallos por el artículo 1º de la Real Cédula del 28 de febrero próximo pasado, se aumentará el número de esclavos en ambas Américas, mereciéndome la debida atención esta clase de individuos…He resuelto, que por ahora se observen puntualmente por todos los dueños y poseedores de esclavos de aquellos la instrucción siguiente:" (5)

La Real Cédula de Carlos IV cuenta con 14 capítulos, los cuales se resumen a los siguientes:

1º Se impone a los amos la obligación de instruir a los esclavos en los principios de la religión católica; hacerles bautizar dentro de un año; rezar diariamente después de concluidos los trabajos, en su presencia o en la de sus mayordomos; costearles un sacerdote que les diga la misa todos los días de precepto; y no obligarles ni permitirles que trabajen en los días de fiesta, excepto en el tiempo de recolección de frutos en que se acostumbra conceder licencia para hacerlo.

2º Por el segundo se manda darles buena alimentación y vestido, previniéndose que las justicias del distrito de las haciendas con acuerdo del Ayuntamiento y Audiencia del Procurador Sindico, en calidad de protector de los esclavos, señalen la cantidad y calidad de alimentos y vestuario que proporcionalmente a sus edades y sexos deban serle proporcionados por sus amos, conforme a la costumbre del país y a lo que comúnmente consumen los trabajadores libres.

  • (5) Saco, José Antonio. Historia de la esclavitud. Alameda, México DF, 1955; pág. 270

El trabajo de los esclavos será en proporción al sexo, edad y demás circunstancias. Debe durar de sol a sol, y no más, en cuyo tiempo se ha de conceder dos horas al esclavo para que las emplee en su utilidad. Tampoco se le obligara a trabajar por tareas a los menores de diecisiete años y a los mayores de sesenta, ni a las esclavas.

4. En los días festivos, después que los esclavos hayan oído misa y educación religiosa, se les permitirá simples diversiones, con separación de sexos, bajo la vigilancia de amos y mayordomos, evitando el contacto de los esclavos de una hacienda con los de otra.

5º Los esclavos deben estar bien alojados, con separación de sexos, excepto si son casados. Por pieza solo deben dormir dos esclavos, y sus camas deben estar altas y cómodas para preservarles de la humedad.

6º Los esclavos que por su mucha edad o por enfermedad no se hallen aptos para trabajar, deberán ser alimentados por los dueños sin que estos puedan concederles la libertad por descargarse de ellos.

7º Los amos deben, preferencialmente, impedir las relaciones ilícitas entre los esclavos. Si se casan esclavos de diferentes haciendas, el amo del esclavo puede comprar a la esclava para evitarse problemas.

8º Las faltas comunes de los esclavos se castigan con prisión, grillete, cadena, maza o cepo, o con azotes que no pasen de 25, y con instrumento que no le cause contusión, ni sangrado grave. Las penas solamente pueden ser impuestas por sus propios dueños.9º Cuando los delitos son mayores en gravedad, entonces los tribunales procederán contra ellos. En estos juicios el Procurador Sindico actuara como protector del esclavo. La aplicación de penas se establece de acuerdo con las leyes dispuestas sobre las causas de los delincuentes del estado libre.

10º Cuando el amo o el mayordomo se sobrepase en sus castigos o falte a cualquier de las reglas anteriores (efusión de sangre, contusiones graves, mutilaciones), se le confiscara al esclavo. Este se venderá si todavía fuese apto para trabajar, pero si no fuese así, los amos agraviantes tendrán obligación de pagar los gastos para mantener al esclavo por el resto de su vida.

11º Ninguna persona que no sea dueño del esclavo tiene derecho a injuriarlo, castigarle, herirle o matarle; y si lo hiciere, el amo tiene derecho a someterlo a juicio. El agraviante será sometido bajo las penas que se configuran para las personas del estado libre.

12º Los dueños de los esclavos tendrán que presentar anualmente una lista jurada y firmada de los esclavos que tengan en sus haciendas, con distinción de sexos y edades, a la jurisdicción de la ciudad. Esto se hace para evitar que los amos den muerte violenta a sus esclavos, ya que la muerte de un esclavo debe ser comunicada a la jurisdicción para su anotación.

13º Se debe averiguar los excesos de los esclavos y mayordomos.

14º Se establece una caja de multas, cuyos fondos se han de invertir en hacer observar con escrupulosidad esta instrucción. (6)

Posteriormente se publicó otra Real Cédula, el 22 de abril de 1804, en la cual se prorrogo la comercialización de negros por doce años contados desde la publicación de la mencionada cédula para los españoles, y por seis años para los extranjeros, bajo la indispensable condición de que los negros se introdujesen, sean exclusivamente bozales; de no ser así se procederá al decomiso de los negros.

  • (6) Saco, José Antonio. Historia de la esclavitud. Alameda, México DF, 1955; pág. 270-275

La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico que amenazaron con anexionarse a Estados Unidos. En la península la esclavitud de hecho había acabado con la liberación por parte del embajador del sultán de Marruecos de los esclavos musulmanes de Barcelona, Sevilla y Cádiz, mediante su compra, en 1766.

2.2 La abolición de la esclavitud en el Perú.

San Martín había decretado la libertad de los esclavos en Buenos Aires, y Chile, y al llegar a territorio peruano envió comisiones a las haciendas para que leyesen bandos a los esclavos, prometiéndole la libertad a cambio de su incorporación al ejército libertador. Bolívar emitiría sendos decretos abolicionistas en los territorios que iba liberando, pero al mismo tiempo recurrió a la leva de esclavos para fortalecer su ejército. Una vez en el Perú, San Martín iniciaría lo que vendría a ser el proceso legal de abolición gradual de la esclavitud en el Perú. Poco después de proclamada la independencia del Perú, San Martín decretaría la "libertad de vientres", es decir, la norma que anunciaba que nadie nacería esclavo a partir de ese momento.

Poco después de este decreto, San Martín estipuló que los liberto como resultado de esa medida debían permanecer bajo la custodia de los amos de sus madres hasta los 20 años en el caso de las mujeres, y hasta los 24 en el caso de los hombres. La participación de los esclavos fue vista por estos ya no como una necesidad, sino más bien como un pretexto para escapar de la esclavitud. El retroceso esclavista se evidencio con la dación del Reglamento interior de las haciendas de la costa, promulgada el 14 de octubre de 1825. Este documento garantizaba que la esclavitud no terminaría en un corto plazo.

En noviembre de 1830 se dispuso que los esclavos libertos fueran considerados esclavos hasta los 21 años, y en agosto de 1831 se anuló el decreto bolivariano de 1824 que autorizaba a los esclavos a cambiar de amo si así lo deseaban. En 1839, el congreso Constituyente de Huancayo dicto una ley que alargaba el patronato de los libertos hasta los 50 años.

La ofensiva a favor de la esclavitud seria acompañada por un agresivo combate doctrinario en contra de la abolición y defensa de la esclavitud, según dos argumentos centrales. En primer lugar, la esclavitud en el Perú no era meramente opresiva, sino más bien dulce y favorable para los esclavos, y en segundo lugar que la abolición representaría la ruina total de la agricultura, y que por esto se debía seguir manteniéndola, al menos por un tiempo prudencial. José María Pando escribía en 1833:

"Lo cierto es que criados los libertos en la degradación servil hasta los 21 años, sin otros ejemplos que los del vicio, sin instrucción, ni amor al trabajo, sin freno de ninguna especie van a formar una clase estéril y licenciosa. Una clase que amenazará sin cesar cuánto hay de venerable y querido en la sociedad." (7)

  • (7) Aguirre, Carlos. Breve historia de la esclavitud en el Perú. Fondo editorial del congreso del Perú, Lima, 2005; pág.168

La verdadera libertad de la esclavitud quedaba pospuesta hasta 25 años más tarde. De esta manera, si pensamos en un hijo de esclava nacido libre el 29 de Julio de 1821, quedaba sin embargo sujeto al patronazgo, en condiciones muy similares a la esclavitud, hasta el 29 de Julio de 1871. De esta manera, el propósito original de San Martín resultaba completamente desvirtuado.

Pero, de otro lado, estas nuevas reglas creaban lo que hoy podríamos calificar como una "anti-jubilación" o, si se prefiere, como una jubilación perversa. En efecto, el principio moderno de la jubilación consiste en que una persona trabaja un determinado número de años para otro y luego, al final de su vida, se le permite dejar de trabajar pero continúa ganando una pensión para su mantenimiento. En el caso del patronazgo sucede justo lo contrario.

La persona trabaja durante cincuenta años –es decir, durante sus mejores años- a la mitad de la paga normal; y luego, cuando baja su capacidad productiva, se lo envía a la calle bajo el pretexto de concederle libertad plena, sin darle ninguna opción de mantenimiento.

De esta forma, el liberto sujeto al patronazgo tiene comida mientras es fuerte para el trabajo; pero cuando se convierte en una carga para el amo en razón de su edad, éste lo declara libre y se desliga de toda obligación frente a su mantenimiento en la vejez. Así, este régimen resultaba, desde un cierto punto de vista, peor que la esclavitud misma.

La ambigüedad que predomina en esta época frente a la esclavitud se encuentra muy claramente representada en la narración del viaje del presidente Orbegoso por el Sur del país. Cuenta el narrador que cuando el Presidente llegó a la hacienda San Pedro en el valle de Lurín, de propiedad de los Padres de San Felipe Neri, se quedó muy sorprendido de los bellos cantos religiosos de la negrería de la Hacienda al terminar la jornada de trabajo, los "que despertaron en su alma sentimientos de piedad y religión".

No duda en denunciar las abominaciones de la esclavitud al comentar que esas canciones celestiales eran entonadas por "los seres degradados que forman las fortunas de los que tuvieron más maña que ellos para esclavizarlos".

Pero este diario de viaje agrega que "Su Excelencia se conmovió de la miseria de estos infelices, y bañándose sus ojos en lágrimas, se desquitó en prodigarles cariños. Pasada esta escena de dolor y tranquilizado Su Excelencia se retiró a dormir, haciendo lo mismo su familia".

Curiosos tiempos aquellos en que un Presidente de la República comprueba personalmente una injusticia que degrada al ser humano y que las leyes tienden a erradicar y, sin embargo, todo lo que atina a hacer es echar lágrimas y dar cariños, lo que lo tranquiliza y le permite dormir en paz.

Vale la pena mencionar que, poco antes del Decreto del General Castilla sobre la abolición de la esclavitud, el Canciller Paz Soldán sostenía todavía que los esclavos peruanos vivían en mejores condiciones que los oficinistas franceses y que los obreros ingleses porque, entre otras cosas, celebraban sus fiestas "regadas con copiosos tragos del aguardiente de Pisco".

Durante los años 1833 y 1834 el Perú vivía una etapa muy crítica. Habían pasado muy pocos años desde la consolidación de la independencia por Bolívar. El sector económico se encontraba debilitado por las guerras y fuga de capitales. La situación caótica de la sociedad se reflejaba en la falta de orden y plan de gobierno serio y perdurable. En conclusión el gobierno era inestable e ineficiente.

Flora Tristán llego al Perú en un contexto de rebeliones y luchas militares por el poder. Agustín gamarra estaba dejando el poder y tras una convención se elige a Luis José Orbegoso. Por diferencias y por querer mantener el poder se produce un levantamiento gamarrista comandado por el general Pedro Bermúdez. En Arequipa, Flora presencia la batalla de Cangallo en la que Miguel de San Román comanda las fuerzas gamarristas contra las de Nieto del bando de Orbegoso. Ante tal situación, Flora reflexiona sobre el desempeño de las clases sociales en la batalla:

"Los gritos de los niños, las vociferaciones de los esclavos y las imprecaciones de los patrones daban a esta escena de confusión una expresión espantosa. Los dueños del oro, los propietarios de esclavos, la raza dominadora, en fin, eran presas del terror; mientras el indio y el negro se regocijaban de la próxima catástrofe y parecían meditar venganzas y saborear de antemano las primicias. Las amenazas brotaban de boca del indígena. El blanco se intimidaba. El esclavo no obedecía. Su risa cruel, su mirada torva y feroz arredraban al amo que no osaba golpearlo. Era la primera vez, sin duda, que todas las caras blancas y negras dejaban leer en su fisonomía toda la bajeza de su alma tranquila en medio de este caos, contemplaba con disgusto imposible de reprimir este panorama de las malas pasiones de nuestra naturaleza. La agonía de estos avaros porque temían la pérdida de sus riquezas, más que la misma vida, la cobardía de toda esa población blanca incapaz de la menor energía para defenderse por sí misma; ese odio del indio disimulado hasta entonces bajo formas obsequiosas, viles y rastreras; esa sed de venganza del esclavo, quien aun la víspera besaba como un perro la mano que lo había golpeado, me inspiraban el desprecio más profundo que en la vida había sentido por la raza humana. Yo le hablaba a mi zamba en el tono ordinario y esta muchacha, ebria de gozo, me obedecía porque veía que no sentía temor." (8)

Flora realiza una calificación justa con respecto a los oprimidos y a los opresores. Para ella no existe buenos, ni malos. Si bien hay individuos pobres, estos no necesariamente son buenos, ni tampoco los opresores tienen que ser siempre despiadados. En todo caso, la sociedad carece de identidad producto de las diferencias entre esclavos, indios, y dueños. Todos tienen sed de venganza; los negros y los indios sonríen ante el dolor del blanco.

Situación del esclavo en el Perú

3.1 Social

La situación en que encontró Flora a los negros era muy precaria, pues a pesar de las leyes que regían y que de alguna manera le otorgaban un carácter más benevolente a la trata negrera en las colonias españolas, es mas ella misma lo acepta; se puede observar que de todas maneras los dueños quieren seguir oprimiendo apelando a todo tipo de formas. Una de estas podría ser la religión, la educación, y el plano lega. Esto último, a pesar de haberse puesto en vigencia, no era respetado por nadie. Así, pues, se establecía muchas restricciones para ellos.

(8) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág.311

Para el esclavo negro hubo restricciones jurídicas y sociales en la vida republicana

3.1.1. Limitaciones que incidían sobre las personas:

3.1.1.1 Las que pesaban sobre el honor

a. Relativas al matrimonio, según la categoría social.

b. Relativas a la obtención de cargos públicos.

c. Relativa a los grados académicos.

d. Relativas al estudio en seminarios.

e. Relativas al ingreso a las órdenes sacerdotales.

f. Relativas a la sucesión de encomiendas.

g. Relativas al hecho de servirse de indios.

h. Relativos al gusto suntuario de las mujeres libertas. (9)

3.1.1.2. Las que pesaban sobre la libertad personal:

a. La obligación de vivir con amos conocidos.

b. La obligación de prestar tributo personal, para los libertos pobres, donde hubiera minas.

c. La obligación de trabajar en las minas, para los que no tenían oficio, donde hubiera minas.

d. La prohibición de andar de noche por las calles de la ciudad, villas y lugares.

e. La prohibición de usar armas.

f. La prohibición de hacerse cimarrón.

g. La prohibición de pronunciar discursos sediciosos, a partir de 1800.

h. La prohibición de vivir en pueblos indígenas. (9)

3.1.2 Limitaciones que pesaban sobre los bienes:

La obligación de tributar anualmente para los que tenían oficio. (9)

3.2 Política

Los derechos políticos para con los negros se veían neutralizados con las restricciones contra ellos, estos derechos eran buscados con vehemencia por los abolicionistas. En este grupo se puede considerar a Flora, que en toda su estancia en el Perú rechaza este tipo de sistema. Tras haber recorrido la Praia, Cabo Verde, la hacienda azucarera en Lima y haber visto la forma atroz en la que se trataban a las negros, ella exponía sus opiniones acerca de la esclavitud y de su eliminación gradual de la sociedad en los debates que sostenía con sus opositores, que la consideraban muy fantasiosa:

"Como le había sucedido con el traficante de esclavos en Cabo Verde, en Lima Tristán ve sus intentos de mejorar la suerte de los esclavos tildados como algo utópico e irrealizable. Tappe, el traficante de Cabo Verde, la ha llamado ingenua y tonta; Lavalle, más fino, le dice que tiene demasiada imaginación. Ambos utilizan un tono de condescendencia hacia la joven al pensar que ellos están en la realidad y Tristán en la fantasía." (10)

(9) Triana y Antorveza, Humberto. Léxico documentado para la historia del negro en América. Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1997; págs. 153,154.

(10) Revilla, Fe. La paria peregrina. (1era ed.) Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1995; pág.138

3.2.1 Derechos públicos y privados sobre los negros.

La legislación fue abarcando diversas ramas del Derecho:

a. Derecho político interno (libertad natural y derechos esenciales de la personalidad humana o sea derechos individuales).

b. Derecho administrativo (régimen fiscal, contrabando, aduanas, higiene, registro de esclavos, inspecciones).

c. Derecho penal (delitos de negros como: cimarronía, fugas, porte de armas, castigos).

d. Derecho procesal (asistencia judicial, tormento como medio de prueba, testimonio del esclavo).

e. Derecho social (limitaciones a la labor o al horario de trabajo, descanso, buen tratamiento, salud, vejez).

f. Derecho civil (manumisión, matrimonio, derecho de propiedad sobre el esclavo).

g. Derecho comercial (organización de tráfico de esclavos).

h. Derecho marítimo (reglas para capitanes de barco, navegación y cargamento de negros).

i. Derecho internacional público (tratados internacionales con respecto a la trata de negros, privilegios).

j. Derecho internacional privado (derecho al asilo y extradición de negros).

k. Derecho militar (esclavos como presas de guerra, incorporados a la real armada, requisa de negros para servicio militar o trabajos forzados).

l. Derecho eclesiástico (obligación a oír misa, imposición de sacramentos, prohibición de entrar en órdenes sagradas). (11)

3.2.2 Derechos de los esclavos

Existieron ciertas limitaciones al derecho de propiedad de los amos, pues no podían extralimitarse en el trato, ni tampoco podían dar muerte a un esclavo, ni herirlo o mutilarlo. Así mismo toda forma de castigo estaba delimitada a ciertas faltas, ya que, en caso contrario, se debía presentar al esclavo ante las autoridades competentes. Los derechos establecidos, de manera progresiva a la calidad de persona, para los esclavos fueron los siguientes:

1º. Derecho a la vida.

2º. Derecho a cambiar de amo por malos tratamientos.

3º. Derecho al matrimonio y a la vida conyugal.

4º. Derecho a formarse un peculio (caudal que el padre o señor permitía al hijo o siervo para su uso y comercio) libertorio.

5º. Derecho al peculio puro y simple por donación del señor.

6º. Derecho a la salud.

7º. Derecho al sustento, vestido y vivienda.

8º. Derecho al nombre, y en sus casos, al estado civil de hijo legítimo o natural y de persona casada.

9º. Derecho a la asistencia judicial

10º. Derecho al descanso y a las diversiones propias de su cultura de origen.

11º. Derecho a la asociación (cofradías y cabildos), aunque restringido.

12º. Derecho al pudor para las esclavas.

13º. Derecho a comprar su libertad total o parcial.

14º. Derecho a la liberación eventual para los radicados en posesiones españolas y para los refugiados en colonias extranjeras. (12)

(11) Triana y Antorveza, Humberto. Léxico documentado para la historia del negro en América. Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1997; pág. 143

(12) Triana y Antorveza, Humberto. Léxico documentado para la historia del negro en América. Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1997; pág. 152

3.3 Religiosa

En el Perú, los esclavos no podían ejercer las prácticas religiosas de su país de origen por motivos obvios. En primer lugar, al ser explotados por sus dueños, no disponían de tiempo para realizar sus cultos divinos. En segundo lugar, la corona española estipulaba que los amos debían brindarles educación religiosa a sus esclavos, y estos deberían obligatoriamente oír misa y recibir clases de cristianismo de los sacerdotes.

Los esclavos eran utilizados en los conventos, para servicio de las novicias, de las superioras y de los sacerdotes. Los esclavos realizaban trabajos domésticos, algunas labores de mandados, e incluso participaban en las celebraciones de Semana Santa. Lo más notable de mencionarse es que en los conventos las monjas podían disponer, según la condición social, de las esclavas que deseaban tener a su disposición. Incluso algunas monjas, que cansadas de la vida religiosa pensaban escaparse, llegaban a establecer buenos lazos de amistad y confianza con las esclavas, que les ayudaban previa recompensación, para realizar sus fugas.

Tipos de esclavitud en la obra

En la obra Peregrinaciones de una paria de Flora Tristán, se puede encontrar cuatro diferentes formas o tipos de esclavitud que se dieron en su época. Las tres primeras formas son situaciones, por así decirlo, que aquejan a la mujer; en cambio la última es la más conocida ya que aquejaba sólo a las personas de color.

4.1 El matrimonio y la pobreza como formas de esclavitud para la mujer del siglo XIX.

Durante el siglo XIX, la mujer sufría por muchas injusticias debido al egoísmo e injusticia social que la obligaban a vivir en la marginalidad, como un objeto secundario, sin valor y de fácil reemplazo. Nos damos cuenta de que la mujer se sentía "esclava" por así decirlo de dos situaciones que la aquejaban mucho. El matrimonio y la pobreza.

El primer punto que se tocará es el de la pobreza, que se entiende como la precaria situación económica en la que se encuentra una persona por diversos motivos. En la obra, hay un claro ejemplo de pobreza como tipo de esclavitud, es el caso de la prima de Flora: Doña Carmen, que por la falta de fortuna debe de depender de su tío Don Pío Tristán.

"¡Execrable país!, exclamó con un acento de furor contenido ¡Y pensar que estoy condenada a quedarme en él! Prima, si le parece tan execrable ¿Por qué se queda usted? ¿Porque Florita?, por orden de la más dura de las leyes, la de la necesidad. Todo ser privado de fortuna depende de otro, es esclavo y debe vivir donde su amo lo ate". (13)

Nos damos cuenta que la persona que esta privada de fortuna, depende de otro (en este caso su tío Don Pío Tristán) y que debe obedecer con lo que éste le imponga, ya que son las leyes de la necesidad.

(13) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 169

El segundo punto a tocar es el tema del matrimonio como forma o tipo de esclavitud para la mujer. Y el caso más relevante sin duda es el de la propia Flora. El matrimonio para Flora fue una catástrofe que marcaría su vida de manera aún más dramática que su condición de hija ilegítima. Lo fue porque, desde el principio, sintió que aquel lazo de unión, hacía de ella un mero apéndice de su marido, una reproductora de hijos (tuvo tres, en cuatro años) y un ser enteramente privado de vida propia y de libertad.

De esta época nació en Flora la convicción de que el matrimonio era una institución intolerable, un trato comercial en el que una mujer era vendida a un hombre y convertida poco menos que en una esclava, de por vida, pues el divorcio había sido abolido con la Restauración. Esto hizo brotar en ella, un instintivo rechazo de la maternidad y una desconfianza profunda hacia el sexo, en los que presentía otros tantos instrumentos de la servidumbre de la mujer, de su humillante sujeción al hombre.

"En fin, hacer todos esos sacrificios y afrontar todos esos peligros, porque estaba unida a un ser vil que me reclamaba como a su esclava. (…) Maldecía esa organización social que, opuesta a la providencia, sustituye con la cadena del forzado el lazo del amor y divide la sociedad en siervos y amos". (14)

Cuando no pudo soportar más, a sus 22 años, Flora perpetró el acto más audaz de su vida, que consagraría definitivamente su destino de paria y de rebelde: abandonó su hogar, llevándose a los hijos, con lo que no sólo se ganó el tremendo descrédito que la moral de la época confería a semejante gesto, sino que incluso se puso fuera de la ley, cometiendo un acto que hubiera podido llevarla a la cárcel si su esposo la denunciaba.

Así que decide embarcarse rumbo a la tierra de su padre, a buscar su fortuna que ella creía le pertenecía, para al fin ser libre e independiente y poder volver a recuperar a su hija, la cual había sido dejada en un convento. Pero ella sabía que una mujer que abandonaba a su esposo era mal visto no sólo en Francia sino en gran parte del mundo.

"Había escrito en 1829 a mi familia del Perú con el deseo (…) de refugiarme cerca de ella, y la respuesta que recibí me había animado a realizar de inmediato ese proyecto si no me hubiese detenido la reflexión de que ellos también iban a rechazar a una esclava fugitiva, porque por despreciable que fuese el ser de quien sufría el yugo, su deber era morir en el tormento antes que quebrantar los grillos remachados por la ley". (15)

Para Flora esos años como paria debieron de ser durísimos, pero que en ellos se templó el bravo carácter de que haría siempre gala, su coraje ilimitado, su audacia, y su convicción de que el mundo estaba mal hecho y era injusto, discriminatorio y brutal, y que las víctimas privilegiadas de la injusticia reinante eran las mujeres.

4.2 La vida religiosa femenina como forma de esclavitud para la mujer del siglo XIX.

Esta forma de esclavitud, la podemos explicar a través del caso de la otra prima de Flora, Dominga:

(14) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 29

(15) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 25

"¿Cómo, Dominga, usted libre, usted tan hermosa, adornada tan graciosamente, usted es más desgraciada que cuando se hallaba prisionera en ese lúgubre monasterio, sepultada entre sus velos de religiosa? Confieso que no la comprendo. La joven inclinó hacia atrás su cabeza altiva y, mirándome con una sonrisa melancólica, me dijo: ¡Yo, libre!… ¿Y en qué país ha visto usted que una débil criatura, sobre quien cae el peso de un atroz prejuicio, sea libre? Aquí, Florita, en este salón, ataviada con este lindo vestido de seda rosa, ¡Dominga es siempre la monja de Santa Rosa!… A fuerza de valor y de constancia pude escapar de mi tumba. Pero el velo de lana que yo había elegido está siempre sobre mi cabeza y me separa para siempre de este mundo. En vano he huido del claustro, los gritos del pueblo me rechazan…" (16)

Nos damos cuenta de que aquellas mujeres que abandonan la vida espiritual, es decir, que habiendo sido monjas optan por retirarse o huir del convento, como lo fue el caso de Dominga, nunca podrán sacarse el velo de su pasado religioso. Ya que a pesar de no contar con los hábitos, la seguirán tildando de monja y se ganará un desprecio del pueblo por su decisión. Así que Dominga se siente esclava de su pasado religioso del cual no puede escapar.

4.3 La esclavitud de los negros.

4.3.1 El comercio negrero

Con la llegada y conquista de América, por parte de los europeos, se trazaron planes de expansión que exigían mano de obra barata. En un principio se esclavizó a los pueblos indígenas americanos pero la legislación española se planteó muy pronto la finalización de dicha práctica (gracias a los escritos de Bartolomé de las Casas y de la Escuela de Salamanca), e hizo que se importaran personas esclavizadas de África, que además tenían mayor resistencia física y a las enfermedades, especialmente las tropicales, comenzando así un comercio a gran escala de esclavos africanos: el comercio negrero.

Hacia el siglo XVII hubo un gran incremento en el número de esclavos debido a su importancia como mano de obra, en las explotaciones agrícolas de gran extensión (sistema de plantaciones) en América del Norte, del Sur y, principalmente, en el Caribe.

Este incremento en el comercio negrero fue acompañado, en la mayoría de los casos, por una fuerte ideología racista: los negros eran considerados seres inferiores, asimilados frecuentemente a animales, sin siquiera poder ser considerados sujetos de derecho y por lo tanto considerados, jurídicamente, como cosas. Aunque especialmente, el debate estaba inicialmente en si los individuos de raza negra tienen alma humana, puesto que en caso afirmativo esta actividad sería considerada ilegal por la Iglesia, lo que llevó a un fuerte movimiento para afirmar que los sujetos de raza negra no tienen alma. En el caso de los indígenas de América se había decidido que tienen alma por lo que no se les podía esclavizar. De hecho era costumbre en muchas plantaciones explotar al esclavo bajo severas condiciones hasta su muerte, pues salía más barato comprar nuevos esclavos que mejorar sus condiciones de vida.

(16) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Págs. 343-344

En la obra, en una de las escalas que hace Flora antes de llegar a Perú, ella se enfrenta con M. Tappe, un ex-seminarista francés dedicado a la trata de esclavos quién le cuenta en que consistía su trabajo.

"(…) un solo género de comercio: la trata de negros. Cuando vine a establecerme a esta isla era un buen tiempo (…) la prohibición misma de la trata hacía que se vendieran los negros como uno quería (…) los ingleses han ocasionado muchos gastos y han arruinado el negocio". (17)

Estas palabras, dichas con tal naturalidad por M. Tappe provocaron en Flora una gran repugnancia hacía esta persona y su única salida o modo de librarse de aquel sujeto fue retirarse.

4.3.2 La esclavitud de negros en el Perú.

El Perú fue también uno de los países en donde hubo la mayor cantidad de esclavos negros traídos de África, estos llegaron en la época de la conquista y permanecieron bajo la opresión hasta el 3 de diciembre de 1854, el día en que Ramón Castilla proclama por medio de un decreto la "libertad de los esclavos y siervos libertos (en el virreinato, los esclavos podían comprar su libertad y la de sus hijos, pasando a ser negros horros o libertos) cumpliendo solemnemente un deber de justicia nacional". Este decreto sirvió para que de dos a tres mil esclavos se sumaran al ejército de Castilla que combatía contra Rufino Echenique y fue decisivo en su triunfo en la batalla de La Palma, el 5 de enero de 1855.

4.3.3 La iglesia y su posición frente a la esclavitud de negros en el Perú.

Nos damos cuenta de que la iglesia optó por una posición a favor de la esclavitud, ya que no solo participaba activamente en la compra y venta de negros en el Perú del siglo XIX sino también que tanto los curas como las monjas de los conventos tenían en su poder una buena cantidad de esclavos, muchos de ellos en condiciones lamentables.

"Algunos negros y zambos se alquilaban por un real al día para representar un papel en esta farsa religiosa. La iglesia los disfrazaba con las vestimentas más burlescas". (18)

En la cita nos damos cuenta de que incluso la iglesia no tenía el menor reparo en utilizar negros para cualquier evento social, ya que ésta los alquilaba para que representen alguna escena de una farsa religiosa. Esto ocasionaba el gozo y la risa de los asistentes. Actualmente esta actitud de reírse a causa del dolor ajeno debe ser del desprecio general.

"Manuelita nos invitó a pasar a su retiro. Cerró la puerta del jardín y dio orden a su primera negra de que no se nos molestase con ningún pretexto". (19)

Nos damos con la sorpresa de que incluso en los conventos, las monjas tenían bajo su poder alguna negra que le "ayudaba" en sus quehaceres. En el caso de la monja Manuelita, nos percatamos de que no sólo tiene una esclava, sino varias.

(17) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 59

(18) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 172

(19) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 300

"He aquí cual fue el plan concebido por Dominga y que tuvo el atrevimiento de exponer a su negra ofreciéndole una buena recompensa para resarcir a esta esclava de los peligros que podía correr". (20)

Nos percatamos de que a pesar que los negros eran esclavos y debían servir ciegamente a sus amos, estos tenían miedo de exponerlos ante cualquier peligro y para ello les ofrecían recompensas materiales con la finalidad de que cumplan con lo encargado.

"Los frailes eran los únicos que trataban de alegrar a la multitud. El uno hacía una mala pasada a una zamba bonita. El otro hacía caer a un negrito con riesgo de matarlo. Todas esas gentilezas provocaban las risas ruidosas del populacho y eran insulto a las angustias de los seres que temían por la suerte de un hijo, de un amante o de un hermano". (21)

Observamos también, que los frailes peruanos de la época de Flora eran unos abusivos, que aprovechándose de sus hábitos cometían las más reprobables vejaciones a los pobres esclavos que nada podían hacer para defenderse.

Posición crítica de Flora Tristán acerca de la esclavitud

Flora se declara abiertamente como una mujer perseguida que tendrá que adoptar una especie de travestismo de identidades para poder sobrevivir, pues se muda frecuentemente de ciudad y se presenta preferentemente como mujer soltera o viuda.

Asimismo, establece también una relación de la situación de la mujer con la de la esclavitud, estatus que es percibido como bárbaro dentro de una cultura a la que ella misma declara, irónicamente, civilizada. Su posición como paria le permite "responder a una sociedad que no le permitía a la mujer otra identidad más que "esposa y madre"".

"El cónsul encargó a M. David que nos explicara porqué golpeaba a su esclavo. El negro era ladrón, embustero, etc. Como si el más enorme de los robos no fuese aquel de que es víctima el esclavo". (22)

A pesar del alegato contra la esclavitud que lanzó desde sus prólogos, y de su constante prédica en contra de esta situación, su mirada contiene un racismo adherido a su posicionamiento como mujer que proviene de una civilización considerada superior.

Estos rasgos racistas se manifestarán también durante su estancia en el Perú, pues si bien el blanco de sus ataques son los miembros de la clase alta peruana, a quienes culpa del caos en que encuentra el país. Su mirada de las costumbres populares de los indios, mulatos y mestizos los agrupa bajo el signo de lo bárbaro. Nunca los individualiza, sino que los nombra preferentemente por su raza y casi nunca por sus nombres.

Se citarán varios ejemplos donde se podrá analizar más detalladamente la conducta de Flora respecto a la esclavitud.

(20) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 304

(21) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Págs. 320-321

(22) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 64

Al pasar por un lugar de la costa africana llamado la "Praia", no puede evitar expresar esta nueva incomodidad producida por la presencia de hombres y mujeres de raza negra:

"Todos aquellos seres con escasos vestidos, ofrecían un aspecto repugnante: los hombres tenían una expresión de dureza, a veces hasta de ferocidad y las mujeres, de necedad y descaro. En cuanto a los niños eran horribles de fealdad, completamente desnudos, flacos y enclenques". (23)

Nos damos cuenta de que Flora describe de una forma racista y nada culta a los esclavos negros. Ya sean hombres, mujeres, niños, ninguno se escapaba de la repugnancia que estos le ocasionaban.

"Toda la población se hallaba en las calles, respirando el fresco delante de las puertas de sus casas. Entonces sentimos el olor de negro, que no puede compararse con nada, que da náuseas y persigue por todas partes. Se entra en una casa y al instante se siente una emanación fétida. Si uno se acerca a unos niños para ver sus juegos, tiene que alejarse rápidamente. ¡Tan repugnante es el olor que exhalan! Yo tengo los sentidos muy aguzados y el menor olor se me va a la cabeza o al estómago. Sentía un malestar tan insoportable que nos vimos obligados a precipitar la marcha para encontrarnos fuera del alcance de aquellas exhalaciones africanas". (24)

Vemos la poca tolerancia que tiene Flora con las personas de color. El asco que sentía al ponerse en contacto con ellos, el repúgnate olor que según ella brindan, nos da una idea de la perspectiva inicial de Flora sobre los negros.

M. Chabrié (capitán del Mexicano, que estaba perdidamente enamorado de Flora) también nos muestra como miraba Flora a la gente africana.

"¡Dejarla sola en esta roca infecta, rodeada de esos horrendos negros a quien usted mira con tanta repugnancia!"(25)

La siguiente cita nos mostrará que Flora no tenía mucha paciencia para con los esclavos, cosa que fue corrigiendo al pasar la obra.

"Corrí inmediatamente a casa de Althaus. Con ayuda de su negro, a quien casi me vi obligada a golpear para que me sirviera, hice cargar una mula con una cama y una maleta llena de efectos personales".(26)

En la siguiente cita nos toparemos con una Flora totalmente desconfiada de las buenas intenciones de una pequeña esclava de quince años que sólo quería ayudarla. Esto quiere decir que Flora creía que no existían realmente los esclavos fieles, y que por más bueno que sean con uno nunca tendrán un amor leal. Por lo tanto, las palabras de la negrita no les fueron de confiar.

(23) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 64

(24) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 51

(25) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 51

(26) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Págs. 323-324

"Pasé la noche en la casa sin más compañía que la de mi zamba. Esta muchacha me decía: "Señorita, no tema usted nada; si los soldados o las rabonas vienen a robar, yo soy india como ellas, su lenguaje es el mío. Les diré: Mi ama no es española, es francesa, no le hagan daño. Estoy segura de que entonces no le harán nada porque ellos no atacan sino a sus enemigos". Así se expresaba una esclava de quince años. Pero, a ninguna edad la esclava ha amado a sus amos por dulces que estos sean". (27)

Pero la posición y el criterio de Flora para con la esclavitud va cambiando paulatinamente a lo largo de la obra.

"Me había quedado sola en la casa y, sin distinguir nada, miraba siempre en dirección de la Apacheta que una nube de polvo ocultaba a mi vista, cuando sentí que me tiraban del vestido. Al voltearme vi a mi zamba mostrándome con el dedo los patios de mi tío y del señor Hurtado y me hizo signo de ponerme de rodillas. Obedecí a la esclava y me arrodille". (28)

Esta es la primera vez que Flora se muestra amable y obedece de cierta manera a alguien que no estaba a su altura. La frase "Obedecí a la esclava" nos muestra que Flora ya se había adaptado de cierta manera a las personas de color.

"Entré en un calabozo done se hallaban encerradas dos negras. Habían dado muerte a sus hijos privándolos de alimento. Ambas, completamente desnudas, estaban agazapadas en un rincón. La una comía maíz crudo y la otra, joven y hermosa, dirigió sobre mi sus grandes ojos. Su mirada parecía decirme: "He dejado morir a mi hijo porque sabía que él no sería libre como tú… he preferido verlo muerto y no esclavo". La vista de aquella mujer me hizo daño. Bajo esa piel negra hay a veces almas grandes y orgullosas. Los negros pasan bruscamente de la independencia de la naturaleza a la esclavitud y se encuentra entre ellos algunos indomables que soportan los tormentos y mueren sin doblegarse al yugo". (29)

Esta cita nos muestra una Flora más humanitaria con respecto a los esclavos, ya no los trata despóticamente, sino que entiende finalmente los tormentos que tienen que vivir día a día sólo por el hecho de ser gente de color. Además comprende que el acto de matar a sus niños era un acto de rebeldía para evitar la esclavitud de sus hijos.

Mary Louis Pratt señala que durante su estadía en el Perú Flora Tristán:

"Ocupa un mundo donde los privilegios de raza y clase son presupuestos. Este mundo de privilegios se contradice con su pretendida subjetividad paria, que se vuelve a convertir en una identidad flotante que le permite a Flora acomodarse a las circunstancias". (30)

5.1 Alternativas de solución de Flora Tristán con respecto a la esclavitud.

Flora Tristán al final de la obra nos da una alternativa para gradualmente solucionar los problemas de la esclavitud.

(27) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Págs. 329-33

(28) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 322

(29) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 406

(30) Pratt, Mary. Mujer, cultura y política en América Latina, Instituto de estudios peruanos, Lima, 1989; Pág. 333

"Estoy bien persuadida de que la liberación gradual, únicamente, ofrece un medio pronto para transformar a los negros en miembros útiles para la sociedad. Se hubiese podido hacer de la libertad una recompensa del trabajo. El parlamente inglés hubiese ido más pronto hacía el bien si se hubiese limitado a libertar anualmente a los esclavos de menos de veinte años y los hubiese colocado en escuelas rurales y de artes y oficios antes de dejarlos gozar de la libertad. No existen colonias europeas donde no se encuentren vastas extensiones de tierra sin roturar, a las cuales se puede enviar a los libertos y el trabajo tampoco faltaría a los negros que aprendiesen un oficio. Procediendo en esta bastarían unos treinta años para llegar a la emancipación general. Los negros libertos acrecentarían anualmente la población laboriosa y, por consiguiente, la riqueza de las colonias. Mientras tanto, con el sistema adoptado, esos países sólo tienen en perspectiva un largo porvenir de miserias y de calamidades". (31)

La alternativa de Flora Tristán es una estrategia pedagógica, que enseñando a los negros a leer y escribir, así como diferentes oficios, la esclavitud sería cosa del pasado y los negros podrían acrecentar la población que labora y por ende la riqueza de las colonias se acrecentaría.

Consecuencias de la esclavitud

Una vez libres, los ex esclavos negros pasaron, en la inmensa mayoría de los casos, a desempeñar actividades de trabajo agropecuario como peones. No hemos de olvidar las condiciones en que dichos trabajadores se desenvolvían. Libres legalmente, pero sujetos a estrictos contratos con hacendados y ganaderos. Controlados por libretas o pasaportes que limitaban sus movimientos al cumplimiento de las obligaciones aceptadas en los contratos a través de los cuales entraban a cumplir su servicio. Endeudados con frecuencia ante los patronos que les adelantaban dinero, o con más frecuencia mercancías, en base a un salario mal remunerado, que les limitaba el pago de las deudas contrarias y en consecuencia los ataban por largos períodos a sus patronos.

6.1 Rezagos de la esclavitud:

6.1.1 Injusticia social

Muchos individuos hablan de justicia social e injusticia social e incluso algunos en Latinoamérica utilizan esto para hacer política. Es así como se observa que cada persona tiene un concepto propio de justicia social, además que se valen de este término en el caso de la política, para hacer creer al pueblo que se lucha en favor de los más vulnerables (los pobres).

En el Perú aquellos que se preocupan por los menos favorecidos son pocos y es que en realidad es triste ver como alguien suba y pida en un autobús para poder comer, mientras que algunos políticos de turno una vez que han terminado su discurso de justicia social se deleiten almorzando acompañados del mejor whisky.

La desigualdad en la sociedad peruana marca la vida de los habitantes sobre todo de los más necesitados, por lo que se ve afectada su forma de vivir. Sin embargo, existen sujetos de esta clase social que a pesar de la adversidad económica por la que se este atravesando, tienen deseos de luchar para mejorar sus condiciones de vida sin importar los diversos obstáculos que se puedan presentar.

(31) Tristán Flora. Peregrinaciones de una paria, Orbis Ventures S.A.C. Lima, 2005; Pág. 403

6.1.2 Discriminación

Discriminación es el acto de hacer una distinción o segregación que atenta contra la igualdad de oportunidades. Normalmente se utiliza para referirse a la violación de la igualdad de los derechos para los individuos por cuestión social, racial, religiosa, orientación sexual o por razón de sexo.

Uno de los mejores ejemplos de discriminación fue y sigue siendo, pese a muchos avances, el de la comunidad de raza negra (racismo) en los Estados Unidos. A través de la historia, esta comunidad ha estado sometida a una constante exclusión/discriminación por parte de algunas partes de la sociedad. Un ejemplo de esto fue la imposibilidad que en el pasado tuvieron de acceder a la educación superior.

Tal vez la discriminación, en cualquiera de sus formas, no llegue a desaparecer nunca. Pero es menester que el ser humano siga haciendo conciencia, tanto en su propia vida interior como a su alrededor (a nivel de las distintas comunidades de que el individuo va formando parte durante su desarrollo: familia, escuela, trabajo, transporte, negocio, empresa, instituciones varias, deporte, etcétera), para generar a su vez conciencia en otros. Otros que, aunque diferentes, son también los mismos. Pues son también humanos.

6.1.3 Racismo

El racismo es una forma de discriminación de las personas recurriendo a motivos raciales, tono de piel u otras características físicas de las personas, de tal modo que unas se consideran superiores a otras. El racismo tiene como fin intencional o como resultado, la disminución o anulación de los derechos humanos de las personas discriminadas.

Para combatir el racismo, las Organización de Naciones Unidas (ONU) adoptó en 1965 la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y estableció el día 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

6.2. La esclavitud en la actualidad

A pesar de la entrada en vigor de la Convención sobre la Esclavitud y de estar

"oficialmente prohibida" en casi todos los países, la esclavitud sigue existiendo en gran escala, tanto en sus formas tradicionales como en forma de "nueva esclavitud". Según un estudio publicado en Internet en el año 2000 podría haber unos 27 millones de esclavos en todo el mundo. Uno de los países que mantienen la esclavitud y la protegen es Mauritania, contra cuyo gobierno se han alzado varias voces en 2005.

Así mismo en muchos lugares del mundo siguen existiendo zonas donde hay gran cantidad de personas viviendo en un régimen de esclavitud similar a los de la antigüedad. Sobre todo en zonas donde las administraciones prácticamente no existen, no llegan fácilmente o no se oponen y luchan contra ella debido a la corrupción de los funcionarios que deben controlarla, como en la Selva Amazónica por ejemplo.

Según el Departamento de Estado norteamericano, hay de 90.000 a 300.000 personas esclavas en Sudán. Estos esclavos son comprados y vendidos en unos modernos mercados de esclavos. En 1989, una mujer o un niño de la tribu Dinka costaban 90 dólares. Varios meses después, el precio cayó hasta los 15 dólares, ya que la oferta era muy superior. Se les obliga a cambiar su religión, y a convertirse al Islam. Les cambian sus nombres por otros árabes, y son forzados a hablar una lengua que no conocen. La organización humanitaria "Christian Solidarity International" lleva, desde 1995, comprando esclavos para liberarlos, pagando 50 dólares por cada uno.

Reflexionando sobre la relación entre esclavitud y capitalismo, el economista liberal Lester Thurow sostiene que:

"Democracia y capitalismo parten de creencias muy diferentes sobre la adecuada distribución del poder. La primera se basa en la distribución equitativa del poder político, «un hombre, un voto», mientras que el capitalismo cree que es deber de los económicamente aptos expulsar a los no aptos fuera del negocio y eliminarlos. La «supervivencia del más apto» y las desigualdades en el poder de compra son la base de la eficiencia capitalista. Lo primero es el lucro personal y por tanto las empresas se hacen eficientes para enriquecerse. Para decirlo en su forma más cruda, el capitalismo es perfectamente compatible con la esclavitud, la democracia no". (32)

(32) Thurow, Lester. El futuro del capitalismo. Editorial Sociedad, México D.F. 1998; Pág. 165

Conclusiones

1.- Que en pleno siglo XXI siga existiendo esclavitud puede parecer increíble o como mucho, pensar que se está hablando de algún país perdido en el mapa. Pero no, existe esclavitud en todas partes, allí donde no se respeten los derechos humanos, allí donde existan hombres que desprecien la dignidad humana, que se crean superiores, diferentes, o mejores está presente.

2.- La esclavitud nunca se ha erradicado, sólo ha cambiado de forma, ha mutado, para adaptarse a los tiempos y para pasar desapercibida entre el ruido y las prisas.

3.- Ya no hay barcos cargados de negros hacinados en las bodegas para ser vendidos luego como mano de obra, como criados de los terratenientes. Hoy la esclavitud es ser explotados por empresarios sin escrúpulos y no sólo los hombres sino niños y mujeres, todo esto sirve para satisfacer las "necesidades" del primer mundo.

4.- Los esclavos del siglo XXI que no se diferencian en nada a los de cualquier tiempo, porque las miserias humanas no conocen épocas, ni entienden de progreso.

5.- En el fondo se trata de explotar al prójimo, de robarle su dignidad, de utilizarle para tu provecho y para la satisfacción de los más bajos instintos.

6.- Antes la esclavitud se definía en una línea concreta de actuación. Ahora se ha diversificado e introducido en todos los niveles de la sociedad, en todos los terrenos.

7.- El hombre sigue siendo el peor enemigo de la humanidad. 

Bibliografía

1.- AGUIRRE, Carlos. Breve historia de la esclavitud en el Perú. (1era ed.) Fondo editorial del congreso del Perú, Lima, 2005; 280 pp.

2.- MILL, John Stuart. La esclavitud femenina. (1era ed.) UNAM, Facultad de Economía, México DF, 2001; 176 pp.

3. – ONIKOV L. y SHISHLIN N. Breve diccionario político. (1era ed.) Editorial Progreso, Moscú, 1983; 446 pp.

4. – PRATT, Mary Louis. Mujer, cultura y política en América Latina. (1era ed.) Instituto de estudios peruanos, Lima, 1989; 356 pp.

5.- REVILLA, Fe. La paria peregrina. (1era ed.) Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1995; 177 pp.

6.- SACO, José Antonio. Historia de la esclavitud. (1era ed.) Alameda, México DF, 1955; 397 pp.

7.- THUROW, Lester. El futuro del capitalismo. (1era ed.) Editorial Sociedad, México DF, 1998; 270 pp.

8.- TOLSTOY, Leo Conde. La esclavitud moderna. (1era ed.) Barcelona, Casa editorial Maucci, 1905; 171 pp.

9.- TRIANA Y ANTORVEZA, Humberto. Léxico documentado para la historia del negro en América. (1era ed.) Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1997; 440 pp.

10.- TRISTÁN, Flora. Peregrinaciones de una paria. (1era ed.) Orbis Ventures S.A.C, Lima, 2005; 426 pp.

 

Dedicatoria

Este trabajo esta dedicado a todas las personas que gustan del buen humor, a nuestros padres, a nuestros amigos los misántropos de la Facultad de Letras y en especial a nuestra motor para seguir adelante en nuestros estudios, nuestro compañero José Carlos Benavides, más conocido como el hijo de Santa Cruz.

 

 

 

Luis Alberto Huaraca Aylas

Juan José López Cuya

Profesor: Cornejo Quesada, Carlos.

2009

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Universidad del Perú, Decana de América

FACULTAD DE LETRAS Y CC. HH.

Escuela Académica Profesional de Comunicación Social

Partes: 1, 2
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