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Comunicación social y magisterio de la Iglesia desde Pío XII hasta Benedicto XVI

Enviado por Manuel González C


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17

  1. Carta encíclica de Papa Pio XII sobre el cine, la radio y la televisión
  2. Decreto Inter Mirifica sobre los medios de comunicación social
  3. Instrucción pastoral Communio et Progressio
  4. Código de Derecho Canónico
  5. Orientaciones sobre la formación de los futuros sacerdotes para el uso de los instrumentos de la comunicacion social
  6. Pornografía y violencia en las comunicaciones sociales: una respuesta pastoral
  7. Criterios de colaboración ecuménica e interreligiosa en las comunicaciones sociales
  8. Instrucción pastoral Aetatis Novae
  9. Ética en la publicidad
  10. Ética en las comunicaciones sociales
  11. Ética en Internet
  12. La Iglesia e Internet
  13. Los medios de comunicación en los documentos postsinodales
  14. Medios de comunicación en las encíclicas de Juan Pablo II
  15. Encíclicas de Pablo VI que mencionan el papel de los medios de comunicación
  16. Directorio general para la catequesis
  17. Mensajes de los Sumos Pontífices Benedicto XVI, Juan Pablo II y Pablo VI con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
  18. Conferencias generales del Episcopado latinoamericano

Carta encíclica de Papa Pio XII sobre el cine, la radio y la televisión

MIRANDA PRORSUS

INTRODUCCION

Los maravillosos progresos técnicos, de que se glorían nuestros tiempos, frutos sí del ingenio y del trabajo humano, son primariamente dones de Dios, Creador del hombre e inspirador de toda buena obra; "no enim solum protulit creaturam, verum etiam prolatam tuetur et fovet".1

  • 2. Diversos fines de estos nuevos medios técnicos.

Algunos de estos nuevos medios técnicos sirven para multiplicar las fuerzas y las posibilidades físicas del hombre, otros para mejorar sus condiciones de vida; pero hay aún otros que miran más de cerca a la vida del espíritu y sirven, directamente o mediante una expresión artística, a la difusión de ideas, y ofrecen a millones de personas, en manera fácilmente asimilable, imágenes, noticias, enseñanzas, como alimento diario de la mente, aun en las horas de distracción y de descanso.

  • 3. El cine, la radio y la televisión.

Entre las técnicas que se refieren a esta última categoría, han tomado un extraordinario desarrollo, durante nuestro siglo, como todos bien saben, el cine, la radio y la televisión.

MOTIVOS DEL INTERES DE LA IGLESIA

  • 4. Alegría y prudencia de la Iglesia.

Con particular alegría, pero también con vigilante prudencia de Madre, la Iglesia ha tratado desde el principio de seguir los pasos y proteger a sus hijos en el maravilloso camino del progreso de las técnicas de difusión.

  • 5. Por su influjo en el pensar y en el obrar.

Tal solicitud proviene directamente de la misión que le ha confiado el Divino Redentor, porque dichas técnicas -en la presente generación- tienen un poderoso influjo sobre el modo de pensar y de obrar de los individuos y de la comunidad.

  • 6. Otra razón del interés de la Iglesia por las técnicas de difusión.

Hay también otra razón por la cual la Iglesia muestra un especial interés por los medios de difusión: porque Ella misma, sobre todos los otros, ha de trasmitir a los hombres un mensaje universal de salvación: "Mihi omnium sanctorum minimo data est gracia haec, in gentibus evangelizare investigabiles divitias Cristhi, et illuminare omnes, quae sit dispensatio sacramenti abscondidi a saeculis in Deo, qui omnia creavit";2 mensaje de incomparable riqueza y potencia que debe recibir todo hombre de cualquier nación o tiempo.

B. Antecedentes de la encíclica

  • 7. Celo por la salvación de los hombres.

Así que ninguno podrá maravillarse de que el celo por la salvación de las almas conquistadas "Corruptibilibus auro vel argento redempti… sed pretioso sanguine quasi Agni immaculati Christi",3 haya movido en diversas ocasiones a la Suprema Autoridad Eclesiástica a reclamar la atención sobre la gravedad de los problemas que el cine, la radio y la televisión presentan a la conciencia cristiana.

  • 8. Hece más de veinte años que Pío XI usó de la radio por primera vez.

Han pasado más de venticinco años desde el día en que Nuestro Predecesor de santa memoria dirigó por primera vez, valiéndose "del admirable invento marconiano", un solemne mensaje "a través de los cielos a todas las gentes y a toda criatura".4

  • 9. La encíclica Vigilanti Cura.

El mismo gran Pontífice, pocos años después, daba apostólicas enseñanzas sobre el recto uso del cine al Venerable Episcopado de los Estados Unidos con la memorable Encíclica"Vigilanti cura",5 declarado "necesario y urgente el procurar que también en esta materia los progresos del arte, de la ciencia y de la misma perfección de la técnica humana, puesto que son verdaderos dones de Dios, se ordenan a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirven prácticamente para la dilatación del reino de Dios en la tierra".6

  • 10. Normas anteriores de Pío XII.

Nós mismo, durante Nuestro Pontificado, en diversas ocasiones hemos recordado a los Pastores a las diversas ramas de la Acción Católica y a los educadores, los deberes cristianos relativos a las formas modernas de difusión de los espectáculos. Gustosamente hemos admitido a Nuestra presencia a las varias categorías sociales del mundo del cine, de la radio y de la televisión, para expresarles Nuestra admiración por la técnica y por el arte que cultivan, recordarles los peligros, indicando los altos ideales que deben iluminar su nada fácil e importante oficio.

  • 11. La comisión pontificia de radio, cine y televisión.

Ha cuidado también Nuestra paterna solicitud de crear en la Curia Romana una expresa Comisión permanente7 con la misión de estudiar los problemas del cine, de la radio y de la televisión, que se relacionan con la fe y la moral, a la cual así los Obispos como las competentes Oficinas puedan dirigirse para pedir consejo y segura orientación en materia tan compleja.

  • 12. Uso pontificio de estas técnicas.

Nos mismos con frecuencia Nos aprovechamos de los modernos medios de difusión, que Nos ofrecen "la posibilidad de perfeccionar la unión espiritual entre rebaño y Pastor", para que Nuestra voz "tenga asegurada en la violenta lucha espiritual de hoy una fuerza de penetración y un eco tal, que pueda responder a los crecientes deberes del sumo apostolado confiado a Nós".8

C. Los frutos de la enseñanza pontificia

  • 13. Orientaciones morales conseguidas.

Grandemente Nos consuela saber que las repetidas exhortaciones de Nuestro Predecesor, de feliz memoria, y las Nuestras que se dirigen a orientar el cine, la radio y la televisión a los fines de la gloria de Dios y del perfeccionamiento humano, han encontrado una grande y fecunda resonancia.

  • 14. Actividades y obras creadas.

Bajo Vuestra vigilante guía y celoso impulso, Venerables Hermanos, han sido promovidas actividades y obras, en el campo diocesano, nacional e internacional, con miras a un previsor apostolado en esos sectores.

No pocos dirigentes de la vida pública, representantes del mundo industrial y artístico, y numerosos grupos de espectadores católicos, y aun no católicos de buena voluntad, han dado apreciables pruebas de sentido de responsabilidad, haciendo laudables esfuerzos, frecuentemente a costa de no pocos sacrificios, para que en el uso de las técnicas de difusión se eviten los peligros del mal y se respeten los Mandamientos de Dios y los valores de la persona humana.

  • 16. Ataques e incomprensibles a la actitud de la Iglesia.

Sin embargo, por desgracia, debemos repetir con San Pablo: "non omnes obediunt Evangelio",9 porque también en este campo el Magisterio de la Iglesia ha encontrado a veces incomprensiones, y hasta ha sido violentamente combatido de parte de individuos, empujados por un desordenado apetito de lucro, o víctimas de ideas erróneas sobre la realidad de la naturaleza humana, sobre la libertad de expresión y sobre la concepción del arte.

  • 17. Que no la apartan de su deber.

Si la actitud de estas personas Nos llena el alma de amargura, no podemos sin embargo desviarnos de Nuestro deber, y esperamos que también se Nos concederá el reconocimiento, dado a Jesús por sus enemigos: "scimus quia verax es, et viam Dei in veritate doces, et non est tibi cura de aliquo".10

D. Motivo de la encíclica.

  • 18. Ventajas y peligros de los progresos técnicos.

No sólo grandes utilidades, mas desgraciadamente también tremendos peligros pueden nacer de los progresos técnicos que se han realizado y continúan realizándose en los vitalísimos sectores del cine, de la radio y de la televisión.

Estos medios técnicos -que están, puede decirse, al alcance de cualquiera- ejercitan un extraordinario poder sobre el hombre, conduciendo "así al reino de la luz, de lo noble, de lo bello, como a los dominios de las tinieblas y de la depravación, gracias a ultrapotentes y desenfrenados instintos, según que el espectáculo ponga en evidencia y estimule los elementos de uno o de otro campo".11

  • 20. Males infinitos, si estas técnicas no se someten a la Ley de Cristo.

Como en el desarrollo de las técnicas industriales del siglo pasado no se ha sabido evitar la esclavitud del hombre a la máquina, destinada a servirlo, y generaciones enteras hasta nuestros días deben dolorosamente expiar tales errores; así también hoy, si el desarrollo de los medios técnicos de difusión no se somete "al yugo suave"12 de la ley de Cristo, corre el peligro de ser causa de infinitos males, tanto más graves, cuanto que no se trata de someter las fuerzas materiales, sino también las espirituales, privando "a los descubrimientos del hombre de las elevadas utilidades que tenían como fin providencial".13

  • 21. Petición de enseñanzas y directivas.

Siguiendo con paterna solicitud de día en día el desarrollo del grave problema y considerando los saludables frutos que ha producido -en el sector del cinematógrafo- durante los últimos dos decenios la ya mencionada Encíclica "Vigilanti Cura", hemos acogido benévolamente la petición, que Nos ha llegado de celosos Pastores y de seglares competentes en estas técnicas, de que diésemos enseñanzas y directivas, por medio de la presente Carta Encíclica, valederas también para la radio y la televisión.

  • 22. Recuerdo, recomendación y ayuda.

Por tanto, después de haber invocado con insistentes oraciones y por intercesión de la Virgen Santísima, la asistencia del Omnipotente, queremos dirigirnos a vosotros, Venerables Hermanos, cuya solicitud pastoral conocemos, para recordar la doctrina cristiana relacionada con este tema, recomendar providencias necesarias y ayudaros así a guiar con mayor seguridad la grey de Dios, confiada a vuestros cuidados, y a precaverla de los errores y las imprudencias en el uso de los medios audiovisivos, cuya tolerancia traería consigo un grave peligro para la vida cristiana.

II. PARTE GENERAL

A. La difusión del bien y del mal.

Antes de ocuparnos separadamente sobre las cuestiones relativas a los tres grandes medios de difusión -y bien sabemos que la cinematografía, la radio y la televisión constituyen, cada una por sí un hecho cultural con propios problemas artísticos, técnicos y económicos -Nos parece oportuno exponer los principios que deben regular la difusión de los bienes destinados a la comunidad y a cada uno de los individuos: entendida la difusión en el sentido de comunicación realizada en gran escala.

  • 24. El hombre recibe de Dios beneficios materiales y espirituales. *

Dios, Sumo bien, que difunde incesantemente sus dones, concede generosamente al hombre, que es objeto de particular solicitud, además de los beneficios materiales también los espirituales, subordinando los primeros a los segundos, como la perfección del cuerpo se subordina a la del alma: a la cual antes de comunicarse Él mismo en la visión beatífica, se comunica en la fe y en la caridad que "diffusa est in cordibus nostris per Spiritum sanctum,qui datus est nobis".14

  • 25. El hombre como mensajero, portador y dispensador de valores espirituales.

Deseoso de encontrar en el hombre el reflejo de las propias perfecciones,15 Dios lo ha asociado a su obra de donación de los valores espirituales llamándolo a ser portador y dispensador de ellos en beneficio del perfeccionamiento individual y social. Pues el hombre, por su misma naturaleza, comunicó desde un principio los bienes espirituales a su prójimo por medio de signos sensibles, que siempre procuró ir perfeccionando. Desde los grabados y escritos de los tiempos más remotos hasta las técnicas contemporáneas, deben todos los instrumentos de comunicación humana realizar el elevado fin de manifestar que los hombres, también en este campo, están al servicio de Dios.

  • 26. Nobleza vocacional de cuantos tienen en su mano las técnicas de difusión.

Y para que la actuación del plan divino a través del hombre consiga un éxito más seguro y eficaz, hemos declarado, con Nuestra autoridad apostólica, celestial Patrono del telégrafo, del teléfono, de la radio y de la televisión a San Gabriel Arcángel "que ha traído al género humano… el tan deseado anuncio de la Redención".16 Nuestro intento era hacer caer en la cuenta de la nobleza de su vocación a cuantos tienen en sus manos los benéficos instrumentos17 que permiten difundir en el mundo los grandes tesoros de Dios, como buenas semillas, destinadas a producir centuplicado el fruto de la verdad y del bien.

  • 27. ¿ Cómo es que también sirven al mal?

Considerando la finalidad tan elevada y noble de los medios técnicos de difusión, Nos preguntamos frecuentemente: 裦oacute;mo es que también sirven para el mal? " Unde ergo habet zizania?"18

Ciertamente el mal moral no puede provenir de Dios, perfección absoluta, ni de las mismas técnicas que son dones suyos preciosos, sino solamente del abuso que de ellas hace el hombre, dotado de libertad, el cual perpetrándolo y difundiéndolo a sabiendas, se pone de parte del príncipe de las tinieblas y se hace enemigo de Dios: "Inimicus homo hoc fecit".19

B. Libertad de difusión

  • 28. Lo que pide la verdadera libertad.

Como base de cuanto arriba hemos expuesto, la verdadera libertad consiste en el acertado uso de la difusión de los valores que contribuyen al perfeccionamiento humano.

  • 29. Derecho de la Iglesia a comunicar sus riquezas espirituales.

La Iglesia, depositaria de la doctrina de la salvación y de los medios de santificación, tiene por sí el inalienable derecho de comunicar las riquezas que se le han confiado por disposición divina. A tal derecho corresponde el deber de parte de los poderes públicos de hacerle posible el acceso a las técnicas de difusión.

  • 30. Papel de los fieles.

Los fieles, que conocen el inestimable don de la Redención, deben desplegar todo esfuerzo para que la Iglesia pueda valerse de los inventos técnicos y usarlos para la santificación de las almas.

Al afirmar los derechos de la Iglesia, no queremos ciertamente negar a la sociedad civil el derecho de difundir las noticias y las informaciones que son necesarias o útiles al bien común de la misma sociedad.

  • 32. Y de los particulares.

También deberá asegurarse a los particulares, según la oportunidad de las circunstancias y salvas las exigencias del bien común, la posibilidad de contribuir al enriquecimiento espiritual de los demás, valiéndose de las técnicas existentes.

C. Errores acerca de la libertad de difusión

  • 33. No puede reducirse a un simple negocio comercial.

Pero es contrario a la doctrina cristiana y a las mismas superiores finalidades de las técnicas de difusión la actitud de quienes tratan de reservar el uso exclusivo de ellos para fines políticos y propagandísticos, o los consideran como un mero negocio económico.

  • 34. No puede aceptar la "libertad de expansión" absoluta

Asimismo no se puede aceptar la teoría de los que a pesar de los desastres morales y materiales causados en el pasado por semejante doctrina, sostienen la llamada "libertad de expresión" no en el noble sentido indicado antes por Nos, sino como libertad para difundir sin ningún control todo lo que a uno se le antoje, aunque sea inmoral y peligroso para la fe y las buenas costumbres.

  • 35. La Iglesia no puede permitir que se atente contra ciertos valores.

La Iglesia, que protege y apoya la evolución de todos los verdaderos valores espirituales -así las ciencias como las artes la han tenido siempre como Patrona Y Madre- no puede permitir que se atente contra los valores que ordenan al hombre respecto de Dios, su último fin. Por consiguiente, ninguno debe admirarse de que también en esta materia ella tome una actitud de vigilancia, conforme a la recomendación del Apóstol: "Omnia autem probate: quod bonum est tenete".20

  • 36. No puede aprobarse lo inmoral aunque tenga mérito artístico o técnico.

Así que se ha de condenar a cuantos piensan y afirman que una determinada forma de difusión puede ser usada, avalorada y exaltada, aunque falte gravemente al orden moral con tal de que tenga renombre artístico y técnico. "Es verdad que a las artes -como hemos recordado con ocasión del V centenario de la muerte del Angélico- para ser tales no se les exige una explícita misión ética o religiosa". Pero "si el lenguaje artístico se adaptase, con sus palabras y cadencias, a espíritus falsos, vacíos y turbios, es decir, no conformes al designio del Creador; si, antes que elevar la mente y el corazón hacia nobles sentimientos, excitase las pasiones más bajas; hallaría con frecuencia resonancia y acogimiento, aun sólo en virtud de la novedad, que no es siempre un valor, y de la parte exigua de realidad que contiene todo lenguaje. Sin embargo, un arte tal se degradaría a si mismo, haciendo traición a su aspecto primordial y esencial, ni seria universal-perenne, como el humano espíritu, a quien se dirige".21

D. obligaciones de los poderes públicos y de los grupos profesionales

  • 37. Defensa de los intereses políticos y morales.

La autoridad civil está obligada a vigilar los medios de difusión, mas tal vigilancia no puede limitarse a la defensa de los intereses políticos y eximirse, sin grave culpa, del deber de salvaguardar la moralidad pública, cuyas primeras y fundamentales formulaciones son normas de la ley natural que esta escrita en todos los corazones y habla en todas las conciencias.22

38. No es opresión de la libertad.

La misma vigilancia del Estado no puede considerarse como una injusta opresión de la libertad del individuo, porque se ejercita, no en el círculo de la autonomía personal, sino sobre una función social cual es esencialmente la difusión.

39. El autocontrol no suprime el deber de vigilancia estatal.

Es muy verdadero que el espíritu de nuestro tiempo -como hemos dicho en otra ocasión-, que no sufre más de lo justo la intervención de los poderes públicos, preferiría una defensa que partiese directamente de la colectividad";23 pero esta intervención, en forma de autocontrol, ejercitada por los mismos grupos profesionales interesados no suprime el deber de vigilancia de parte de las autoridades competentes, aun en el caso de que pueda prevenir laudablemente la intervención de éstas, haciendo prevalecer la observancia del orden moral en la fuente misma de la obra difusiva.

40. Aliento a los grupos profesionales.

Sin menoscabar las competencias del Estado, Nuestro Predecesor, de feliz memoria, y Nos mismo hemos alentado las intervenciones preventivas de los grupos profesionales.

41. Una acción coordinada convertirá a las técnicas de difusión en instrumentos constructivos.

Solamente un interés solidario y positivo por las técnicas de difusión y por su recto uso, así de parte de la Iglesia como del Estado y de los profesionales, permitirá a las mismas técnicas llegar a ser instrumentos constructivos de formación de la personalidad de quien goza de ellas, mientras que si se dejan sin control o dirección precisa, favorecerán el descenso de nivel cultural y moral de las masas.

E. Trascendencia de los medios modernos de difusión

42. Importancia particular del cine, radio y televisión.

Entre las diversas técnicas de difusión, ocupan hoy un puesto de particular importancia -como hemos dicho al comienzo de este documento- las técnicas llamadas "audio-visivas" que permiten comunicar un mensaje en grandes proporciones a través de la imagen y del sonido.

43. En forma adaptada a la naturaleza del hombre.

Tal forma de transmisión de los valores espirituales es perfectamente conforme con la naturaleza del hombre: "Est autem naturale homini, ut per sensibilia ad intelligibilia veniat; quia omnis nostra cognitio a sensu initium habet".24 Más aún, el sentido visivo, siendo más noble, más digno que los otros sentidos,25 conduce más fácilmente al conocimiento de la realidad espiritual.

44. No son medios de entretenimiento, sino transmisión de valores.

Las tres principales técnicas audio-visivas de difusión: el cine, la radio y la televisión, no son por consiguiente simples medios de recreación y de entretenimiento (aunque gran parte de los auditores y de los espectadores los consideren preferentemente bajo este aspecto), sino de verdadera y propia transmisión de valores humanos, sobre todo espirituales, y por tanto pueden constituir una forma nueva y eficaz de promover la cultura en el seno de la sociedad moderna.

45. Superiores por su técnica a la acción de un libro.

Bajo ciertos aspectos, las técnicas audio-visivas, más que el libro, ofrecen la posibilidad de colaboración y de intercambio espiritual, instrumento de civilización común entre todos los pueblos del globo; perspectiva tan querida para la Iglesia, que siendo universal, desea la unión de todos en la posesión común de valores auténticos.

F. Deben estar al servicio de la verdad y del bien

46. Frutos de sumisión a la verdad.

Deben servir a la verdad para estrechar mis fuertemente los lazos entre los pueblos, la mutua comprensión, la solidaridad en las pruebas, la colaboración entre los poderes públicos y los ciudadanos.

47. Que es servir a la verdad.

Servir a la verdad significa no solamente apartarse de la falsedad y del engaño, sino evitar también aquellas actitudes tendenciosas y parciales que podrían fomentar en el público conceptos erróneos de la vida y del comportamiento de los hombres.

48. La verdad revelada es sagrada e inviolable.

Ante todo debe considerarse como sagrada la verdad revelada por Dios. Más aún, 讯 sería la más elevada vocación de las técnicas de difusión hacer que todos conozcan "la fe en Dios y en Cristo", "aquella fe que es la única que puede dar a millones de hombres la fuerza para soportar con serenidad y fortaleza las indecibles pruebas y angustias de la hora presente?"26

49. Contribución a la perfección moral del hombre.

A la tarea de servir a la verdad debe unirse el esfuerzo de contribuir al perfeccionamiento moral del hombre. Las técnicas audiovisivas pueden contribuir en tres importantes sectores: la información, la enseñanza y el espectáculo.

1. EN EL SECTOR DE LA INFORMACION.

50. Toda información tiene un aspecto moral.

Toda información, con tal que sea objetiva, como decíamos al Comité de Coordinación para la información pública de la ONU, tiene un fundamental aspecto moral: " El aspecto moral de cualquier noticia publicada no debe jamás menospreciarse, ya que aún la relación más objetiva implica apreciaciones y sugiere resoluciones. El informador digno de tal nombre no debe abochornar a nadie sino tratar de comprender y hacer comprender los fracasos y los errores cometidos. Explicar no quiere decir necesariamente excusar, sino que es ya sugerir el remedio y, consiguientemente, hacer obra positiva y constructiva". 27

2. EN EL SECTOR DE LA ENSEÑANZA

51. La modernas técnicas ofrecen posibilidades nuevas e inesperadas.

Con mayor razón se puede decir lo mismo de la enseñanza, a la cual el film didáctico, la radio y más aún la televisión escolar, ofrecen posibilidades nuevas e inesperadas, no sólo para los jóvenes, mas también para los adultos. Sin embargo, el uso en la enseñanza de estos nuevos y prometedores medios técnicos, no debe estar en desacuerdo con los imprescriptibles derechos de la Iglesia y de la familia en el campo de la educación de la juventud.

52. Es de esperar que no se prescinda de Dios y de su ley.

En particular quisiéramos esperar que las técnicas de difusión, ya en manos del Estado, ya confiadas a las iniciativas privadas, no se hagan reos de una enseñanza sin Dios.

53. Como hace, por desgracia el comunismo ateo.

Por desgracia sabemos que en ciertas naciones, dominadas por el comunismo ateo, los medios audio-visivos son usados hasta en las escuelas para propaganda contra la religión. Esta forma de opresión de las conciencias juveniles, privada de la verdad divina, liberadora de los espíritus,28 es uno de los aspectos más innobles de la persecución religiosa.

54. Deben usarse en enseñanza católica.

En cuanto depende de Nos, deseamos que en la enseñanza católica sean oportunamente empleados los medios audio-visivos para completar la formación cultural y profesional y "sobre todo… la formación cristiana; base fundamental de todo progreso auténtico".29 Más aún queremos expresar Nuestra satisfacción a cuantos, educadores y maestros, emplean acertadamente el film, la radio y la televisión para un fin tan noble.

3. EN EL SECTOR DEL ESPECTACULO

55. También los espectáculos educan.

Finalmente, el tercer sector, en el cual las técnicas audio-visivas de difusión pueden servir poderosamente a una causa del bien, es el del espectáculo.

El espectáculo generalmente comprende también elementos de información y de instrucción. Nuestro Predecesor, de feliz memoria, no ha dudado en llamar al cine "Rerum scholae".30

56. El cine puede llamarse escuela.

Mas el espectáculo añade a estos elementos una presentación en figuras y sonidos y una trama que se dirige no solamente a la inteligencia sino a todo el hombre, subyugando sus facultades emotivas, e invitándolo a una participación personal en la acción presentada.

57. Espectáculo para masas.

Aun utilizando los diversos géneros de espectáculos hasta ahora conocidos, la cinematografía, la radio y la televisión ofrecen nuevas posibilidades de expresión artística y por esto un específico género de espectáculo, destinado no ya a un grupo escogido de espectadores, mas a millones de hombres, diversos en edad, ambiente, cultura.

G. Educación previa del espectador

58. Formación cultural y de la conciencia.

Para que el espectáculo en tales condiciones pueda cumplir su función, es necesario un esfuezo educativo que prepare al espectador a comprender el lenguaje propio de cada una de estas técnicas, y a formarse una conciencia recta que permita juzgar con madurez los varios elementos ofrecidos por la pantalla y por el altavoz, para que no tenga que sufrir pasivamente su influjo, como sucede con frecuencia.

59. Para asegurar una educación sana.

Ni una sana recreación, "que ha llegado a ser al presente -como decía Nuestro Predecesor, de feliz memoria- una necesidad para la gente que se cansa en las ocupaciones de la vida",31 ni el progreso cultural pueden ser plenamente asegurados, sino con esta obra educativa iluminada por los principios cristianos.

60. Iniciativas sugeridas.

La necesidad de dar semejante educación al espectador ha sido vivamente sentida por los católicos en los últimos años y son hoy numerosas las iniciativas que tienden a preparar tanto a los adultos cuanto a la juventud para que valoren mejor los lados positivos y negativos del espectáculo.

61. Finalidad que debe cumplir.

Esta preparación no puede servir de pretexto para ver espectáculos moralmente ruinosos, sino que debe enseñar a seleccionar los programas en conformidad con la doctrina de la Iglesia y con las indicaciones relativas a su valor moral y religioso, emanadas de las competentes Oficinas Eclesiásticas.

62. Aprobación y aliento.

Dichas iniciativas, si siguen las normas de la educación cristiana y son conducidas con competencia didáctica y cultural, merecen no solamente Nuestra aprobación, sino también Nuestro más entusiasta aliento para que sean introducidas y fomentadas en las escuelas y en las universidades, en las Asociaciones Católicas y en las parroquias.

63. Frutos de esta acción formativa.

La formación de una consciente asistencia a los espectáculos hará disminuir los peligros morales, mientras permitirá al cristiano aprovechar todo nuevo conocimiento del mundo que le será ofrecido por el espectáculo, para levantar el espíritu a la meditación de las grandes verdades de Dios.

64. Recuerdo especial a los misioneros.

Queremos dirigir, una palabra de especial complacencia a los misioneros, que conocedores de su deber de salvaguardar la integridad del rico patrimonio moral de los pueblos por cuyo bien se sacrifican, procuran iniciar a los fieles en el recto uso del cine, de la radio y de la televisión haciendo de esta manera que se conozcan prácticamente las verdaderas conquistas de la civilización. Vivamente deseamos que su esfuerzo en este sector sea apoyado tanto por las competentes autoridades eclesiásticas, cuanto por las gubernativas.

H. Espectáculos para la juventud

65. Espectáculos especiales.

Pero la obra sola de educación no es suficiente. Se necesita que los espectáculos sean proporcionados al grado de desarrollo intelectual, emotivo y moral de cada una de las edades.

66. Problema particularmente urgente.

Este problema ha llegado a ser particularmente urgente cuando con la radio y sobre todo con la televisión, el espectáculo ha penetrado en el mismo hogar familiar, amenazando los diques saludables con que la sana educación protege la tierna edad de los hijos, para que puedan adquirir la virtud necesaria antes de afrontar las tempestades del siglo. A tal propósito escribíamos a los Obispos de Italia hace tres años: "裦oacute;mo no horrorizarse ante el pensamiento de que mediante la televisión pueda introducierse dentro de las mismas paredes domésticas aquella atmósfera envenenada de materialismo, de necedad, de hedonismo, que con demasiada frecuencia se respira en tantas salas cinematográficas?".32

67. Es necesario defender moralmente a los espíritus de los jóvenes.

Nos son conocidas las iniciativas promovidas por competentes autoridades y por entidades educativas para preservar la juventud del pernicioso influjo de los espectáculos demasiados frecuentes o no adaptados a su edad. Todo esfuerzo realizado en este campo merece estímulo, con tal de que se tenga en cuenta que mucho más graves que las perturbaciones fisiológicas y sicológicas son los peligros morales a que se exponen los espíritus jóvenes; peligros que constituirán -si no se toman las precauciones oportunas- una verdadera y propia amenaza para la sociedad.

68. Prudencia y temperancia cristianas.

A los jóvenes va Nuestra paterna y confiada exhortación de que se ejerciten, respecto a la asistencia a los espectáculos, en la prudencia y temperancia cristiana. Ellos deben dominar su innata curiosidad de ver y de oír, y conservar libre su corazón para las alegrías del espíritu.

1. LABOR DE LAS OFICINAS ORIENTADORAS CREADAS POR LA IGLESIA

69. La Iglesia pretende cumplir su misión.

Ante tan grandes posibilidades y ante tan graves peligros de las técnicas audio-visivas de difusión, la Iglesia pretende cumplir plenamente su misión que no es directamente de orden cultural, sino pastoral y religioso.33

70. Origen se estas oficinas.

Para responder a este fin, Pío XI, de venerada memoria, recomendaba a los Obispos establecer en todas las naciones una "oficina permanente nacional de revisión que pueda promover las buenas películas, clasificar las otras y hacer llegar este juicio a los sacerdotes y a los fieles", y dirigir al mismo tiempo todas las actividades de los católicos en el campo del cinematógrafo.34

71. Si no existen deben crearse.

En algunos países, los Obispos, inspirándose en estas normas, han establecido tales oficinas no sólo para el cine, sino también para la radio y la televisión.

Nos, después de considerar con toda madurez las perspectivas apostólicas que estas técnicas ofrecen, y la necesidad de defender la moralidad del pueblo cristiano, por desgracia demasiado frecuentemente amenazado del espectáculo corruptor, deseamos que en todas las naciones, donde tales Oficinas no existan todavía, sean establecidas sin tardanza y sean confiadas a personas competentes bajo la dirección de un sacerdote escogido por los Obispos.

72. Colaboración necesaria.

Recomendamos además que en cada nación las respectivas Oficinas para la cinematografía, la radio y la televisión -cuando no dependen de una única entidad- colaboren entre sí; y que los fieles, y sobre todo los miembros de las Asociaciones Católicas, sean debidamente instruidos en la necesidad de asegurar con el apoyo común el eficaz funcionamiento de estas Oficinas.

73. Organización internacional.

Y porque muchos problemas con los cuales deben enfrentarse en cada una de las naciones, no podrán encontrar una conveniente solución, será sumamente útil que las Oficinas nacionales den su adhesión a las Organizaciones internacionales competentes, aprobadas por la Santa Sede.

74. Sacrificios recompensados.

No dudamos que los sacrificios que posteriormente os impondrá la realización de estas disposiciones Nuestras, serán compensados por frutos abundantes con tal de que se observen las recomendaciones que deseamos dar ahora separadamente con respecto al cine, a la radio y la televisión.

PARTE ESPECIFICA EL CINEMATOGRAFO

75. El cinematógrafo, después de sesenta años de su invención, ha llegado a ser uno de los medios expresivos más importantes de nuestro tiempo.

Hemos tenido ya ocasión de hablar de las diversas etapas de su desarrollo y de las razones del atractivo que ejerce sobre el espíritu del hombre moderno.35 Tal desarrollo se ha verificado con particularidad en películas de argumento, dando origen a una importante industria, que depende no solamente de la colaboración de numerosos artistas y técnicos diversamente competentes, sino de problemas económicos y sociales complejos, que personas particulares difícilmente podrían afrontar y resolver.

76. No será pues posible lograr que el cine sea "un instrumento positivo de elevación, de educación y de mejoramiento",36 sin la escrupulosa colaboración de todos los que tienen una parte de responsabilidad en la producción y dufusión de los espectáculos cinematográficos.

77. Hemos declarado ya en otra oportunidad los elementos que constituyen un "film ideal", cuando Nos dirigíamos a los que están interesados en "el mundo del cinematógrafo", invitándolos a realizar el alto fin de su vocación. 37

78. Será cuidado vuestro, Venerables Hermanos, que, utilizando las Oficinas nacionales permanentes -que actúan bajo vuestra autoridad y dirección- no falten a les diversas entidades interesadas en ello, las informaciones, consejos e indicaciones que las diversas circunstancias de tiempo y lugar requieran, a fin de realizar, en el campo del cine, el ideal que Nos hemos indicado para bien de las almas.

LA CLASIFICACION MORAL

79. Para conseguir este fin, se habrán de publicar regularmente, para información y guía de los fieles, los juicios morales que sobre los espectáculos cinematográficos dará una comisión especial 38 compuesta de personas de doctrina segura y de vasta experiencia, bajo la responsabilidad de la Oficina nacional.

80. Los que componen la comisión de revisión deben prepararse con estudios apropiados y con la oración, para asumir la responsabilidad de tan delicado encargo, a fin de juzgar con competencia acerca del valor moral de las obras cinematográficas y sobre el influjo que podrán ejercer en los espectadores de su nación.

81. Para juzgar el contenido y la presentación de una película, inspírense los revisores en las normas que Nos hemos expuesto en los mencionados Discurso sobre "el film ideal", y en particular tengan en cuenta las que se refieren a películas de argumento religioso, a la presentación del mal y al respeto que se debe tener de la persona humana, de la familia y de su santidad, como también de la Iglesia y de la sociedad civil.

82. Recuerden, además, que uno de los fines principales de la clasificación moral, es el de ilustrar la opinión pública y el de educarla para que respete y aprecie los valores morales, sin los cuales no podrían existir ni verdadera cultura, ni civilización.

83. Culpable sería por tanto toda suerte de indulgencia para con cintas que, aunque ostenten méritos técnicos, ofenden, sin embargo el orden moral, o que respetando aparentemente las buenas costumbres, contienen elementos contrarios a la fe católica.

84. Los juicios morales, al indicar claramente qué películas se permiten a todos y cuáles son nocivas o positivamente malas, darán a cada uno la posibilidad de escoger los espectáculos de los cuales habrá de salir "más alegre, más libre y, en su interior, mucho mejor de cuando entró"39 y harán que evite los que podrían ser dañosos para su alma, daño que será más grave aún por hacerse responsable de favorecer las producciones malas y por el escándalo que da con su presencia.

85. Renovando las instancias que hacia Nuestro Predecesor de feliz memoria en la Encíclica" Vigilanti cura"40 recomendamos vivamente que se invite a los fieles, donde esto es posible, y después de preparación adecuada, a que renueven el compromiso personal que tienen todos los católicos de observar fielmente la obligación de informarse sobre los juicios morales y de conformar con ellos su conducta.

86. A este fin, donde los Obispos lo juzgaren oportuno, podrá destinarse útilmente un domingo del año para promover oraciones e instrucciones a los fieles sobre sus deberes con respecto a los espectáculos y particularmente en relación con el cine.

87. Para que todos puedan gozar del beneficio de los juicios morales, es necesario que las indicaciones se publiquen oportunamente, estén debidamente motivadas y se difundan ampliamente.

EL CRITICO CINEMATOGRAFICO

88. Muy útil será en esta materia la actuación del crítico cinematográfico católico, quien no dejará de acentuar los valores morales, mirando bien que dichos juicios habrán de ser una directiva segura para evitar el peligro de deslizarse a un relativismo moral o de confundir la jerarquía de valores.

89. Muy lamentable sería que los diarios y publicaciones católicas, al hablar sobre los espectáculos, no dieran información a sus lectores sobre el valor moral de los mismos.

LOS EMPRESARIOS

90. No solo sobre los espectadores que con el billete de entrada, a manera de voto, eligen entre el cine bueno y el malo, pesa una grande responsabilidad, sino también sobre los empresarios de salones de cine y sobre los distribuidores de películas.

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