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El Traductor. Informe explicativo de la verdadera realidad nacional y mundial

Enviado por josemarto


    Proyecto Segunda República Argentina (MSRA)

    Investigación y redacción: Héctor Giuliano, Dénes Martos, Adrián Salbuchi n° 7 – Buenos Aires – 20 de febrero 2004

    1. Las guerras venideras
    2. "Panem et circenses"
    3. El pulgar del César
    4. El regreso de JFK
    5. ¿Sabrá NK lo que se viene con JFK?
    6. Kirchner y el próximo acuerdo con los acreedores
    7. ¿Qué quiere el FMI y por qué lo quiere?
    8. El acuerdo con el FMI de setiembre 2003
    9. El gobierno y la propuesta de Dubai
    10. El FMI y las metas cualitativas
    11. Previsiones de muy corto plazo
    12. Marchas, contramarchas y el avance a la retaguardia

    No es cuestión de cambiar de collar,

    sino dejar de ser perro"

    Arturo Jauretche

    Las guerras VENIDERAS

    Escribe Adrian Salbuchi

    Ya se perfila el conjunto de factores clave que permiten entrever cuáles serán las pautas que regirán la política internacional a partir de este 2004 que recién comienza y que, en nuestro país, cobra renovada fuerza a partir del próximo mes de Marzo cuando concluyen las vacaciones estivales y el país comienza a moverse a toda marcha.

    En el plano mundial, ya se comprueba el circense espectáculo del proceso electoral norteamericano, hoy polarizado por la invasión de Irak que ya todo el mundo sabe se basó sobre la farsa, la mentira y el engaño perpetrado por los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña, actualmente conducidos por el presidente George W. Bush y el primer ministro Tony Blair, respectivamente.

    Para la Argentina, viviremos tres meses clave entre Marzo y Junio, cuando se definen aspectos fundamentales y de largo alcance en torno a la así llamada renegociación de la deuda externa. Más allá de sus resultados concretos, señalamos el hecho vital de que en los meses por venir el pueblo argentino sabrá por fin cuál es la verdadera orientación del gobierno del presidente Néstor Kirchner y, consecuentemente, cuáles son sus planes para nuestro país.

    "PANEM ET CIRCENSES"

    "Estados Unidos es aquél proceso que va

    de la barbarie a la civilización sin pasar

    por la necesaria etapa de la cultura"

    Georges Clemenceau

    (primer ministro francés, 1917)

    Pan y Circo. Así se referían los antiguos romanos durante el Imperio, para describir la "acción psicológica" de la época. Para que el pueblo romano se quedara más o menos tranquilo, se comportara de manera más o menos ordenada, y acompañara al coyuntural emperador, usurpador, general legionario o pícaro audaz que se hubiera hecho con el poder de una manera más o menos mayoritaria, los dirigentes de entonces comprendían que resultaba indispensable contar con una estrategia de acción psicológica. Desde la más remota antigüedad, las grandes mayorías suelen dejarse seducir si se les tira lo suficientemente a menudo el pan para llenar el buche doméstico y se les regalan grandes faustos y espectáculos cargados de sangre, combate y luchas a muerte entre gladiadores, leones, tigres, esclavos y alguna partida de prisioneros cristianos encadenados. ¡Para la Gloria de Roma!

    Hoy, somos más finos. Pues hoy tenemos la televisión, con sus "entretenimientos" cargados de sangre, asesinato, traición, fútbol y sexo. Y el pan…. Y bueno, siempre se puede inventar algo: hoy son los planes "Jefe de Hogar" y los sabrosos y gratuitos combos choripan+tetrabrik para ciertos piqueteros, como ayer bajo Alfonsín tuvimos las famosas cajas de PAN de aquél verdadero Circo que fue su ridículo y dañino gobierno en los ochenta.

    En rigor de verdad, "pan y circo" es una metáfora cruel pero pragmática, de la manera cómo se administra la "democracia", pues para proveer eficazmente ese "pan" gratis y ese "circo" para todos, se necesita de dos condiciones esenciales: (1) ser poderoso en medios económicos y financieros como para poder soportar tales iniciativas distributivas gratuitas y, (2) controlar los resortes del Estado, como administrador de la res-pública.

    Por eso, la plutocracia que hoy rige el planeta – y nuestro país, desde luego – administra y controla la "democracia" a fuerza de "meta pan y circo", proceso que ha sido llevado a una perfección quintaesencial gracias a los vastos adelantes tecnológicos que comprobadamente se han logrado entre – digamos – los años 304 y el actual 2004. La esencia del animal "democrático", sin embargo, sigue siendo la misma.

    EL PULGAR DEL CÉSAR

    Hoy le toca, precisamente, a la "gran democracia del norte", brindarnos un espectáculo global de este tipo a través de sus cadenas mundiales de radio, televisión, periódicos, revistas e internet, ya que su proceso electoral se inscribe perfectamente dentro del marco del pan y circo. Todo indicaría que este año veremos un recambio en la Casa Blanca. Todo señala que cuando llegue el día de las elecciones en Estados Unidos el próximo 4 de Noviembre, probablemente George W. Bush y su esposa Laura deban hacer sus valijas y regresar al rancho en Crawford, Texas, para dejarle la bella Casa Blanca ubicada en el 1600 de Pennsylvania Avenue en la capital imperial de Washington DC, a un nuevo inquilino, ya no republicano como él, sino "demócrata", o sea, a un "liberal" según el bestiario político estadounidense.

    Pues es verdad que George W. hizo los deberes para los cuales fue catapultado a la Casa Blanca en el 2001, a pesar de haber perdido las elecciones presidenciales del 2000 por 540.000 votos ante su rival, el entonces vicepresidente Al Gore. Todos recordamos la manera desprolija, por no decir desfachatada, en que una mano superior – la que controla de verdad a los Estados Unidos de Norte América – le bajó el pulgar a Al Gore y su vice Joe Liberman, al tiempo que le levantó el pulgar a George W. Bush y Dick Cheney.

    Es que entonces había planes revolucionarios y muy urgentes, y se necesitaba de un presidente cowboy al que le gustara entrar a los tiros en el escenario geopolítico planetario, levantando polvaredas y caminando a lo guapo como Wyatt Earp o el Hombre del Rifle. Alguien dispuesto a meterles muchas patadas en el c___ a los Saddam, Osama, Chávez, a los musulmanes, colombianos, ecologistas, talibanes, iraquíes, norcoreanos, afganos… en fin: a todos aquellos que no se saben alinear absoluta e incondicionalmente con el Imperio angloestadounidense, subordinándose a su geopolítica unilateral pro-sionista.

    George W. hizo sus deberes 100% según el libreto que le pasaron su vicepresidente Dick Cheney, su papá, y poderosos ministros y asesores como Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld, Condoleeza Rice, Douglas Feith, Richard Perle, James Baker III, y grupos de amigos en el Council on Foreign Relations (CFR), el American Enterprise Institute, Enron, ChevronTexaco, The Carlyle Group y Halliburton. Incluso el 1ero de Mayo pasado festejó el "fin de la guerra" aterrizando abordo de un cazabombardero artillado sobre la cubierta del portaaviones USS Lincoln, al mejor estilo Hollywood: con uniforme de combate y casco bajo el brazo. "Yeah!! We kicked their damned asses!"

    Pero, algo salió mal. O, al menos, no del todo bien.

    El breve paseo que prometía ser Irak pronto se transformó en una pesadilla en que soldados norteamericanos y aliados mueren a diario. Y a su principal compinche – el inglés Tony Blair – las cosas le van igual de mal o peor. Las armas de destrucción masiva, no aparecen; la CIA se pelea con el MI6, que se pelea con el gobierno inglés, que se pelea con la BBC, que se pelea con el gobernador civil en Irak Paul Bremer III, que se pelea con the The New York Times, que se pelea con George W Bush, que se pelea con Kofi Annan, que se pelea con Jack Straw, que se pelea con Dominic Villepin, que se pelea con Donald Rumsfeld, que se pelea con Hans Blix… Hasta Cheryl, la esposa de Tony Blair parece que se peleó con la primera dama Laura Bush… Incluso, tenemos información confidencial que da cuenta de que el fox terrier de los Bush se trenzó a los tarascones con el bulldog de los Blair. En fin, todo un conventillo en un día de calor sofocante… Y, para los aliados británicos y su rancia realeza, most improper…

    Un desastre, ché, diríamos por estas latitudes. En el frente diplomático, Estados Unidos retrocedió treinta años. En el frente militar ha cometido el pecado cardinal estratégico de "military global overreach" – han sobre-exigido la capacidad logística de sus fuerzas armadas. En el frente geopolítico, le dieron buena causa común a los rusos, los chinos, los franceses, los alemanes y los musulmanes para ponerse más o menos de acuerdo entre ellos ante el gatillo fácil del imperio sionista fundamentalista.

    Por eso, pareciera que hoy el pulgar del César – que se ubica en las instancias supranacionales que gerencian y deciden soberanamente en este Nuevo Orden Mundial – le estarían bajando el pulgar a George W. Me refiero a la Trilateral Commission, el Bilderberg Group, el CFR y las poderosas dinastías plutocráticas de los Rockefeller, Rothschild, Mountbatten, Harriman, Schiff, Lazard y Warburg, entre otras. No porque éstas no estén de acuerdo con lo que hizo Bush, sino por la forma como lo hizo; o sea, porque no lo hizo bien. Porque fue desprolijo. Bush y su equipo logró enajenar a la opinión pública mundial; distanciar a tradicionales aliados como Alemania y Francia. Ha hecho quedar mal no solo a Estados Unidos, sino también a las propias estructuras de poder del Nuevo Orden Mundial, hoy bastante fracturadas. Les obligó a mostrar al mundo varios flancos débiles: en lo militar, en lo diplomático, en lo económico, y – muy importante – en el uso de la Moneda (el dólar) como factor de poder mundial (parte de la crisis radica en que hoy el Euro desafía al Dólar como moneda planetaria).

    Y encima, todo esto les está costando una ponchada enorme de plata. Presupuesto de Bush para el 2004: u$s 2.400.000.000.000 (¡Casi 25% del PBI de Estados Unidos!) – Déficit 2004: u$s 521.000.000.000 (bajando a "apenas" 379.000.000.000 en el 2005…). Gastos especiales para Irak tras su invasión: u$s 87.000.000.000 hasta Junio 2004. ¡¡…Epa….!!

    El regreso de JFK

    Insisto: pareciera que llegó la hora del recambio. Pero no de cualquier recambio. Estados Unidos no es un país en el que cada gobierno se dedique a desarmar lo que hizo el anterior. Estados Unidos la tiene clara: siempre van para adelante (aunque de vez en cuando adopten la máxima de Vladimir Lenin que recomendaba a veces "avanzar dos pasos y retroceder uno"). La prioridad del momento es salir del berenjenal, emprolijar las desprolijidades bushianas; en fin, "salir del paso" aunque ello implique "desensillar (un poco) hasta que pase la tormenta".

    El poderoso CFR, Council on Foreign Relations tiene una elocuente frase respecto de las políticas que impulsan ora los gobiernos republicanos, ora los gobernantes demócratas: "gane quien gane, gobernamos nosotros". Con lo que el continuismo imperial norteamericano ha de quedar garantizado, sólo que se debe limpiar su estilo, hoy embarrado, desalineado y desprestigiado.

    Pareciera que en el cónclave de la élite del Establishment globalizador, se ha decidido una nueva vuelta en la calesita del Pan y Circo. Es tal el poder mundano que detentan, que algunos de sus miembros más inspirados parecieran decididos a incursionar en ámbitos supramundanos y – cuál demiurgos luciferinos – creen poder resucitar a los muertos, y algo de eso es lo que estamos viendo por estos días: me refiero al regreso de JFK!!

    JFK – John Fitzgerald Kennedy –, fue el presidente más popular que jamás tuvo Estados Unidos. Sus breves dos años y diez meses en la Casa Blanca al lado de su bella esposa Jacqueline, sus dos adorables hijitos, sus hermanos, y el poderoso clan irlandés del patriarca Joe Kennedy que le dió vida, fueron apodados "Camelot" en el imaginario colectivo norteamericano. Camelot era el castillo de Avalon, país de ensueño y de las "manzanas de la eterna juventud" que alimentaban al mítico Rey Arturo y sus Caballeros de la Tabla Redonda en las míticas tierras de Albión.

    Cruelmente arrancado de la vida pública estadounidense y mundial, aquél 22 de noviembre de 1963, JFK se transformó en un símbolo excelso de todo lo bueno y puro que creyó tener Estados Unidos. Todo lo feo vino después: la obvia conspiración en torno a su asesinato por no querer intensificar la guerra de Vietnam, o por haber desafiado a los banqueros dueños del Banco de la Reserva Federal al emitir moneda soberana; o, incluso, sus amoríos con Marilyn Monroe, y las revelaciones sobre los estrechos vínculos de los Kennedy con la mafia, más los posteriores asesinatos, muertes y violaciones de distintos miembros del Clan Kennedy…

    Bueno, hoy el partido demócrata tiene su nuevo JFK en la persona de John Forbes Kerry. Casi podríamos decir que es el candidato ideal en el momento justo: de 61 años de edad, perteneciente a una familia patricia bostoniana (del mismo Estado – Massachusetts – como el primer JFK), con una imagen mediática atractiva (tiene buena cabellera: pareciera que los norteamericanos tienen una particular debilidad por los conductores con buen y copioso jopo: John Kennedy, Bill Clinton, Robert Kennedy (si no lo hubieran matado también hubiera sido presidente), Jimmy Carter, Ronald Reagan y ahora John Kerry (estamos tentados a proponer se realice una investigación sobre la incidencia del jopo en el imaginario colectivo y, por extensión, en la política exterior de los Estados Unidos…).

    Otro factor fundamental: John Forbes Kerry tiene mucha plata. Y mucha más tiene su actual esposa Teresa Heinz, hija de la familia homónima dueños del imperio alimentario Heinz, productores de las famosas ketchup y mayonaise que usted puede saborear cuando pide un "plastic burger" en MacDonalds. Y en las "democracias" del pan y circo, la plata no solo es importante: es determinante.

    JFK tiene una educación esmerada. El nuevo JFK habla bien inglés (idioma que George W. aún no ha logrado dominar completamente). El nuevo JFK es miembro del poderoso Council on Foreign Relations (igual que la casi totalidad del actual gobierno y también de la anterior administración de Bill Clinton). Incluso su esposa Teresa pertenece al Council. El nuevo JFK es miembro de la logia secreta masónica demiurgico-luciferina "Skull and Bones" (calavera y huesos, como la tradicional bandera pirata inglesa) de la exclusivísima Universidad de Yale, al igual que lo es George W. Bush, su papá George H. W. Bush y su abuelo Prescott Bush. Fue, precisamente, Prescott Bush quien, hace décadas ya, robó la calavera del indio Jerónimo para que sirviera de fetiche (¿o peor?) durante los herméticos ritos iniciáticos de los poquísimos nuevos miembros (no más de 15 por año) de Skull & Bones.

    ¿Habrán "conjurado" a "fuerzas del más allá" para que les envíen a otro "JFK"? Jamás lo sabremos…aunque la influencia de Skull & Bones en la estructura de poder plutocrática norteamericana es muy grande y esa continuidad queda garantizada con Kerry (según el prestigioso periódico The Boston Globe, su familia es oriunda de la parte checa del antiguo Imperio Austro-Húngaro – su abuelo paterno se apellidaba Kohn, judío que se convirtió al catolicismo al llegar a la nueva tierra de promisión norteamericana).

    Señalemos también que el indio Jerónimo era jefe de la tribu de los indios Apache. ¿Será una casualidad que el más poderoso helicóptero artillado utilizado por las fuerzas armadas de Estados Unidos contra Serbia, Afganistán e Irak, y por Israel contra los palestinos haya sido bautizado, precisamente, "Apache"? Cuando se ingresa al mundo de las logias, también ingresamos en el mundo de los símbolos, de los mensajes en clave, de las lecturas "entre líneas", de los objetivos encubiertos y de las metas inconfesables.

    Como repetimos todas las semanas en nuestro programa radial "El Traductor", este perverso Nuevo Orden Mundial, se sustenta sobre la Fuerza genocida y la Hipocresía de la mentira.

    La geopolítica del jardín: hay que parquizar el patio trasero

    Una previsible política mundial estadounidense bajo la presidencia de Kerry a partir del 2005, consistirá en hallar salidas y moderaciones elegantes en los principales teatros de operaciones asiáticos – notablemente, Irak, Afganistán y Palestina; enmendar relaciones; recomponer amistades; ordenar presupuestos; tranquilizar a la opinión pública interna (y también externa, ¿porqué no?); en fin: en ser una nación más "moderada" – kinder and gentler, cómo decía dulcemente el papá del actual presidente.

    Estados Unidos tendrá que poner las barbillas en remojo. En estos cuatro años, arrancaron con dientes y uñas, más carne de la que pueden masticar. Tendrán que replegarse en algunas partes y consolidarse en otras. Y eso los llevará inexorablemente a buscar reemplazar esos fracasos parciales con incursiones en nuevas latitudes que no conlleven el riesgo de peligrosísimos roces con Rusia y China e, incluso, con India y Europa.

    Seguramente, entonces, el 2005 verá el inicio de un gran "proyecto de jardinería" en el que la geopolítica norteamericana dedicará grandes e intensivos esfuerzos a ordenar, de una vez por todas, su "patio trasero". From Alaska to Tierra del Fuego, como decía George Bush, padre. Pues, por aquí hay muchos yuyos y pinches para remover: en Venezuela, por ejemplo. Por aquí hay ciertos yuyos peligrosos (de verdad) que ellos desean comercializar controladamente (esos que crecen en las selvas de Colombia y Bolivia, por ejemplo); por aquí hay cosas muy valiosas debajo de la tierra y del mar (gas, petróleo, minerales, agua potable), que hay que extraer "para la humanidad": en Bolivia, Argentina, en la plataforma del Mar Argentino, en Perú, Brasil y la Antártida. También hay "huertas y árboles" por plantar e, incluso, cientos de miles de pacíficas familias del medio oriente a las que se les podrían dar bellos espacios en el "patio trasero", especialmente en la Patagonia dónde ya un pequeño ejército de simpáticos mochileros comenzó a cortar y quitar algunas malezas…

    Claro está, como todo buen jardinero, tendrán que venir con hacha y guadaña; con escopeta y cuchillo, pues tendrán que arrancar de cuajo a más de un arbusto (Bush – ¡qué ironía!), matar a animalejos, alimañas y cortar lianas, que a los norteamericanos molesten o disgusten. Especialmente en Argentina y Venezuela. Pero, también en Colombia y Brasil, y ¡ni que hablar de la Triple Frontera! Verdadero nido de víboras dónde seguramente la CIA, el Mossad y el MI6 ya deben haberlo fotografiado a Osama yendo y viniendo entre Foz de Iguazú, Ciudad del Este y Puerto Iguazú.

    También tendrán que traer a un ejército de capataces para que cuiden, custodien, se hagan cargo y hagan crecer las nuevas Forestales que quieren plantar por estas latitudes.

    Así que, sepámoslo desde ya: este año habrá un impass, pues Bush pierde poder y Kerry aun no llegó al pináculo del poder público (que NO es el pináculo del Poder Mundial, hoy totalmente privatizado). Pero, en el cuatreño 2005-2009, ¡se vienen para acá!

    Y no estamos para nada preparados. Es más: estamos tan mal preparados y tan maltrechos que hasta les será fácil anunciar urbi et orbi que quienes habitamos estas tierras tenemos sospechosa pinta de guerrilleros, de terroristas; que somos unos intrusos en su backyard. Pues, como todos sabemos – y JFK lo tendrá muy, muy presente – para el backyard, la doctrina fundamental de la "gran democracia" del norte es "América para los Americanos…."

    ¿Sabrá NK lo que se viene con JFK?

    "Hacer Política es llamar

    a las cosas por su nombre"

    Juan Domingo Perón

    Como siempre, los argentinos vivimos en ascuas. Hoy creemos que la renegociación del fraude de la deuda externa es solo una cuestión de ceder – un poco más o un poco menos – ante los poderosos para que éstos se queden tranquilos. Pero no es así. Se equivoca quién así piense, pues cuanto más cedemos, más quieren y exigen.

    Entre los próximos meses de marzo y junio, el actual gobierno tiene un ventana de oportunidad única para dar un golpe de timón en torno a la deuda externa. Y ello también nos permitiría prepararnos lo mejor posible para lo que se viene en el mundo y en nuestra región a partir del 2005. Esa ventana de oportunidad es UNICA, porque el gobierno Kirchner apenas está por cumplir su primer año, y hoy cuenta con un gran apoyo nacional e inspira un alto respeto regional. De más está decir que ante los futuros peligros geopolíticos mundiales, la Argentina sólo podrá conjurarlos en fuerte y estrecha unión con los países de la región, avanzando hacia un verdadero Gran Estado Sudamericano. Solos, vamos muertos.

    En otras palabras, el presidente Kirchner tiene tres opciones a partir de ahora, y tomamos como referencia el 9 de marzo, fecha en que debemos pagar al FMI u$s 3.100.000.000. Esos tres escenarios posibles son los siguientes:

    Escenario 1

    Kirchner "Pega un Portazo". Convoca al pueblo a las plazas públicas del país, informa de las exigencias perversas del FMI y de los operadores internos y externos del nuevo orden mundial, y describe las consecuencias nefastas que ello tendrá para el país en el mediano plazo. Anuncia entonces su decisión inmediata de investigar la totalidad de la deuda externa a fondo, con amplia divulgación mundial para que todos los pueblos conozcan el fraude e ilegitimidad estructural de la misma cometidos por ex-gobiernos argentinos en connivencia con los propios bancos supranacionales acreedores y comercializadores de bonos, el FMI, el Banco Mundial y toda la superestructura financiera. También anuncia que se hará valer toda una artillería de formidables instrumentos sólidos que se encuentran a nuestro alcance para librar esta guerra, tales como el dictamen judicial del juez Ballesteros en el juicio por la deuda iniciado por Alejandro Olmos, y la jurisprudencia anglosajona de la "Deuda Odiosa".

    Kirchner lograría gran apoyo popular y ante tal "patriada", generaría el marco político necesario para investigar la deuda a fondo (que es la gran asignatura pendiente argentina). Para ello, se debe generar un Modelo de Investigación y Renegociación Integral de la Deuda, cuyos objetivos sean: honrar la deuda honrosa, investigar la deuda dudosa, y repudiar la deuda fraudulenta.

    Kirchner tiene esta única oportunidad de hacerlo. Se trata de una movida arriesgada. Sin embargo, si se proyecta la evolución a cinco y diez años de la deuda actual con los esquemas de "renegociación" en curso, entonces Argentina corre un riesgo aún mayor, pues se desliza con creciente rapidez hacia la gran meta de los poderosos en el mediano plazo, que es la de exigirnos el canje de deuda por territorio.

    Escenario 2

    Si el presidente Kirchner sigue considerando que negociar la deuda es, básicamente, un problema netamente financiero y de "números y cifras", no comprendió que la Argentina ha caído en la trampa del sistema de la usura, en el que el objetivo de los acreedores es, precisamente, que NO podamos pagar la deuda; que jamás podamos pagarla y que cada día debamos más y más. Entonces, al presidente sólo le quedará la opción de alinearse con los objetivos e intereses del Nuevo Orden Mundial.

    Dado que el presidente Kirchner es un hombre talentoso, inteligente e intuitivo, seguramente lograría ese cometido en forma "ordenada". También Carlos Menem lo logró. Pero el costo es altísimo por cuanto implica empeorar la situación geopolítica y geoeconómica del país mientras se mantiene al pueblo anestesiado, con una vasta artillería local de "Pan y Circo". Estemos alertas, por cuanto los "jóvenes idealistas" de Montoneros, de la "Tendencia", Verbitsky y las "madres", "abuelas" y "tías" tienen décadas de gimnasia en esto último y mucho, mucho dinero e influencia para generar incontables cortinas de humo para que lo verdaderamente importante – la entrega del país – termine pasando (¡una vez más!) desapercibida.

    La tentación seguramente será grande, por cuanto el presidente contaría con el poderoso apoyo de banqueros locales y extraños y – muy especialmente – de la siempre presente mano británica en sus terruños patagónicos, y de Repsol-YPF (con sus auténticos dueños, la British Petroleum plc de Londres, dirigida por Peter Sutherland, director para Europa de la Trilateral Commission de David Rockefeller, que cuenta entre sus miembros al propio Domingo Felipe Cavallo…). Argentina seguiría, entonces, en su lenta agonía.

    Escenario 3

    Este es el peor de los escenarios, aunque lo creo poco probable, e implica que el presidente se decida por el "Escenario 2", pero en lugar de gerenciarlo en forma ordenada al estilo del "turco nefasto", termine perdiendo el control al estilo UCR-Alianza, desplomándose como le ocurriera a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rúa. Ello, seguramente, significaría un estado de guerra social y/o guerra civil, en la que el Imperio nos terminará mandando sus fuerzas armadas para imponer el orden en el backyard y encima exigirá que les demos las gracias y, por supuesto, que paguemos la cuenta.

    Claramente, nos hallamos en un momento clave. Estemos muy alertas y no dejemos de exigirles a nuestros gobernantes la máxima responsabilidad, transparencia, idoneidad y coraje.

    KIRCHNER Y EL PRÓXIMO ACUERDO CON LOS ACREEDORES.

    Escribe Lic. Héctor Giuliano

    El gobierno Kirchner continúa sus negociaciones secretas por la Deuda Pública mientras se aceleran los tiempos de decisión al respecto.

    Las intimaciones de los centros internacionales de poder en apoyo de los Acreedores de nuestro país – hechas a través de los organismos multilaterales de crédito, del gobierno norteamericano y de los países del G-7 – ponen a la actual Administración Argentina "entre la espada y la pared" forzando una definición del tema a relativamente corto plazo, conforme los compromisos asumidos según el Acuerdo con el FMI de septiembre pasado.

    Dentro de este marco, el presidente Kirchner hace declaraciones agresivas "para la galería" pero parece que en los hechos se acerca, cada vez más, a las exigencias de los acreedores y a la continuidad de la política de endeudamiento del Estado. En este sentido, dada la ausencia de informaciones clave y la falta de transparencia en las negociaciones en curso sobre la Deuda, no se puede saber si a Kirchner "le están torciendo el brazo", si ya se lo torcieron o si lo tenía torcido desde el momento que asumió la presidencia.

    ¿QUÉ QUIERE EL FMI Y POR QUÉ LO QUIERE?

    Con el Fondo Monetario Internacional como institución existe un grave problema fáctico y "existencial": el FMI es un organismo constituido por países supuestamente asociados en beneficio de sus intereses nacionales (países que, como tales, hicieron su cuota aporte y pactan obligaciones para que el Fondo le preste dinero en casos de emergencia en proporción a ese capital aportado). Pero, en la práctica, el FMI trabaja en cambio como Auditor y defensor de los intereses de los Acreedores del Estado y no los del propio Estado miembro.

    La Argentina, como es sabido, resistió originariamente su adhesión al FMI durante el gobierno de Perón y sólo se incorporó después del golpe militar que lo derrocó en 1955. El general Perón había percibido acertadamente, desde el primer momento, que las instituciones financieras nacidas de los Acuerdos de Bretton Woods de 1944 – esencialmente, el FMI y el BIRF o Banco Mundial – estaban en colisión con los intereses reales de los Estados Nacionales porque estas organizaciones formaban parte del Nuevo Orden organizado para el mundo de posguerra después de la derrota de las Potencias del Eje.

    Ese sistema financiero de dominio se consolida aún más mucho después, hacia 1989, con la implosión del Capitalismo de Estado en los Países Comunistas y la hegemonía del Capitalismo de Mercado bajo el esquema de la Globalización. Dentro de este marco, el rol fundamental de los Organismos Multilaterales – con el FMI a la cabeza – pasa declaradamente a ser la coordinación de las Políticas de Endeudamiento en el Mundo como forma de dominio planetario.

    Las Naciones enfrentan entonces el dilema de mantener su adhesión a estos organismos internacionales que pilotean y coordinan el Sistema de la Deuda, que es irreversible, o intentar liberarse del mismo por medio de un sistema monetario y financiero propio.

    El gran error en la estrategia del gobierno Kirchner es no instalar el problema de fondo de la Deuda y de su discutible legitimidad como tema de debate, sosteniendo negociaciones secretas con los Acreedores y sus estructuras de apoyo mientras se mantiene a la Opinión Pública desinformada; y, paralelamente, el error de no forzar la participación de los otros poderes formales del Estado – fundamentalmente el Congreso de la Nación y la Corte Suprema – en el asunto de la Crisis de la Deuda hoy como principal Cuestión de Estado para la Argentina.

    En lugar de ello, la administración Kirchner – "además de" o "en función de" los condicionamientos heredados – firmó con el FMI un convenio de muy difícil cumplimiento en Setiembre del 2003, aceptando una larga serie de exigencias que condicionan toda la Política Financiera y Económica bajo su gestión de Gobierno; y además, asumió la postura de no denunciar la corresponsabilidad del FMI y los Organismos Multilaterales de Crédito en el Sistema de Endeudamiento sin capacidad de repago que llevó inexorablemente a esta Crisis de la Deuda.

    Es así como, hoy en día, el FMI y el Banco Mundial principalmente – que han sido y son cómplices de esta política de endeudamiento – se sientan a la mesa de conversaciones para exigirle al presidente Kirchner "simplemente" que cumpla lo que firmó para que la Argentina vuelva a endeudarse.

    EL ACUERDO CON EL FMI DE SETIEMBRE 2003.

    El convenio signado por el gobierno Kirchner con el FMI en Setiembre del año pasado prevé metas fiscales cuantitativas relativas a Déficit Fiscal Primario, Stocks de Deuda Pública (de Nación y Provincias), montos de Reservas Internacionales, etc. que la actual administración está cumpliendo según lo pactado para el primero de los tres años que comprende el Acuerdo.

    Entre otros puntos, el número I.A.3 del Memorándum Técnico de Entendimiento suscripto con el FMI contempla el aumento adicional de la Deuda Pública Argentina en 132.000 millones de pesos – 46.000 millones de dólares – entre mediados del 2003 (asunción de Kirchner) y fines del corriente año 2004. La mayor parte de este aumento de la Deuda está destinada a compensar a los bancos por la pesificación asimétrica, que fue resultado de la salida de la Convertibilidad a través de una macro-devaluación, en lugar de haberlo intentado por medio de la emisión de moneda paralela.

    De esta manera, la Devaluación se transformó en Deuda Pública – por la transferencia de las obligaciones por diferencia de cambio a cargo del Estado Argentino – y en el país se produjo la más formidable licuación de pasivos y la mayor caída del salario real de su Historia.

    Nuestro país pasó así a tener más de la mitad de su Población debajo de la Línea de Pobreza y, dentro de esa masa empobrecida, un total de casi 9 millones de personas cayó a niveles de Indigencia. El desempleo y la subocupación horaria no se corrigieron, manteniéndose los problemas de trabajo para millones de potenciales trabajadores plenos.

    Y el Estado pasó a cargar con Planes de Jefes de Hogar que le insumen más de 3.400 millones de pesos de Gasto Publico anual, para 2.0 millones de beneficiarios, tratando de compensar así con un ingreso miserable de 150 $ por mes unidades familiares de 4 personas promedio.

    Mientras tanto, el país sigue pagando 7.000 millones de pesos por año – que es el doble de estos planes sociales pero que son sólo la cuarta parte de los intereses que debiera pagar – para aguantar una situación social interna que se torna insostenible.

    La idea del gobierno, ante la imposibilidad de practicar más ajustes en el Gasto Público, sería mejorar la Recaudación manteniendo la presión tributaria, con miras a lograr un excedente que le permita incorporar el pago de más intereses de la Deuda. Y, paralelamente, negocia la aceptación de su Propuesta de Dubai.

    EL GOBIERNO Y LA PROPUESTA DE DUBAI.

    Antes de pasar a las metas o compromisos cualitativos acordados por el gobierno Kirchner con el FMI vamos a detenernos un momento en las líneas generales de la propuesta que el ministro Lavagna hizo en Setiembre pasado – en la reunión anual del FMI y el Banco Mundial de Dubai, EAU – a los Acreedores de la Argentina.

    Esta oferta, que constituye en principio la posición aparentemente inamovible de la actual Administración, contempla una quita del 75% sobre el valor nominal de la Deuda en default. Aplicada sobre un monto de 88.000 millones de dólares en títulos públicos cuyos servicios hoy no se están pagando (y que constituyen la mitad de la Deuda Pública, porque la otra mitad en principio sí se estaría cumpliendo) ello daría una reducción de casi 66.000 millones, quedando esta parte de la Deuda en sólo 22.000 millones.

    En realidad, los números exactos son algo diferentes, ya que la Deuda en default sería de 94.000 millones, de los cuales los 88.000 de referencia son bonos y el resto deudas directas. Y a esto se agregan los atrasos por Capital e Intereses impagos, que ya superan los 20.000 millones de dólares. Pero, para no complicarlo mucho, asumamos que éstas serían las cifras más benignas en el supuesto optimista de máxima que todos los acreedores aceptasen una quita del 75% (cosa que, como está planteada, parece difícil de lograr, a menos que tenga compensaciones de otro orden).

    De todas maneras, y siguiendo el aparente razonamiento del Gobierno, veamos que ocurriría en la hipótesis de "triunfo" o logro de la propuesta de Dubai. Esta "oferta" o propuesta de las autoridades argentinas se aplicaría, como dijimos, a la Deuda en default, es decir, los bonos que no se están pagando, y que suman 88 de los 94.000 millones de deudas en esta situación.

    Pero ocurre que el resto de la Deuda – la que hoy se estaría cumpliendo – más estos 22.000 millones que serían reconocidos y más el incremento de deuda comprometido de 46.000 millones en un año y medio previsto con el FMI (según lo visto más arriba), dejaría un saldo o stock de más de 150.000 millones de dólares (contra un Producto Bruto de casi 140.000). Este monto de Deuda de 150.000 millones resulta de computar el stock actual de la Deuda Pública en cabeza del Estado Nacional – que actualmente pasa los 180.000 millones de dólares – más la Deuda Consolidada de Provincias y Municipios – que hoy pasan los 25.000 millones – más la Deuda Flotante, los juicios contra el Estado con sentencia en firme y las Deudas Devengadas todavía no registradas contablemente (lo que, en su conjunto, se estima oscila entre 10 y 15.000 millones más).

    El saldo total de la Deuda Pública Nacional, integrando los distintos niveles de gobierno y la totalidad de las acreencias contra el Estado, daría así un monto entre 215 y 220.000 millones de dólares. Si a este importe le restáramos el "ahorro" producto de la quita del 75 % – los 65.000 millones antes mencionados – la Argentina quedaría con un stock de Deuda no menor a los 150.000 millones de dólares.

    Estos 150 mil millones siguen dando un saldo de Deuda superior al Producto Bruto, ya que – como hemos dicho – el PBI actual se estima en unos 140.000 millones de dólares. Pero la cuenta no se termina aquí.

    La Tasa de Interés promedio ponderada de la Deuda Pública Argentina es actualmente del 6 % anual – más exactamente, 5.92 % – según cifras oficiales al 30.9.03 (último dato disponible). Sin embargo, si se toma la tasa media de los Títulos Públicos en particular – que son la mayoría de los bonos en default – el porcentaje de interés es del 10% (la misma tasa a la que hoy Brasil – mucho mejor "calificado" que la Argentina – está colocando Deuda Externa).

    El mínimo del 6% y el máximo del 10% de interés sobre una deuda remanente de 150.000 millones de dólares nos da entre 9.000 y 15.000 millones de dólares anuales (repetimos, solamente en concepto de intereses), que es la suma de servicios por intereses que pasarían a tener los Presupuestos de Ejercicio.

    Aún en el supuesto de mínima, esos 9.000 millones de dólares anuales – a un tipo de cambio de casi 3 $ por dólar – nos da que la Argentina quedaría comprometida a pagar aproximadamente 27.000 millones de pesos por año solamente de interés, que significan casi la mitad del Presupuesto anual del Estado (son 74 millones por día; 3 millones por hora que pasa de nuestra vida). Y esto es lo que darían las cuentas, hoy por hoy, para "el escenario más optimista" del Gobierno.

    EL FMI Y LAS METAS CUALITATIVAS.

    Pero volvamos al Acuerdo con el Fondo y a los compromisos asumidos por la Administración Kirchner. Además de las metas fiscales cuantitativas – que se están cumpliendo en base al no pago de Servicios de la Deuda y a la mejora en la Recaudación Tributaria – el gobierno argentino se comprometió en Setiembre pasado a la aprobación de una serie de condiciones en materia de Reformas Estructurales.

    Estas metas cualitativas – parte de las cuales también ha sido cumplida – son, principalmente, las compensaciones a los bancos por la pesificación asimétrica, la reforma del sistema bancario y la indemnidad de los directores del Banco Central frente a las reorganizaciones correspondientes, el retiro de las cuasi-monedas reemplazándolas por más Deuda Pública, la reforma del Sistema Tributario y de la Coparticipación Federal de Impuestos, el ajuste de precios y tarifas de los Servicios Públicos para garantizar la Seguridad Jurídica de las Empresas del Estado privatizadas, la constitución de un Sindicato de Bancos Colocadores de Deuda para el "nuevo Plan Brady" que se avecina con el canje de bonos de las obligaciones renegociadas, et cétera.

    La constitución de este grupo de bancos que actuarían como organizadores de la reestructuración de Deuda, en particular, era una exigencia clave de los Acreedores y de los Países y Organismos Internacionales que los apoyan; y fue decidido hace pocos días – inmediatamente después de la entrevista Lavagna-Köhler en Miami, EU – para garantizar el cumplimiento del cronograma del FMI, que prevé que la Argentina tiene que llegar a un Acuerdo con los Acreedores antes de mitad de este año en curso.

    Caso contrario, caería el Acuerdo con el Fondo, se cortaría la nueva masa de préstamos que se está negociando con el Banco Mundial y el BID, y nuestro país quedaría seguramente en situación de default o incumplimiento total. El cumplimiento de las metas cualitativas es un requisito paralelo e interrelacionado dentro del esquema de reestructuración de la Deuda Pública Argentina; y nuestro país – como ya ocurriera anteriormente con la experiencia de la Convertibilidad y, después, con la experiencia de la salida del régimen de tipo de cambio fijo con moneda sobrevaluada – estaría siendo usado nuevamente como experiencia piloto de este tipo de transformaciones estructurales para poder garantizar la continuidad del Sistema de la Deuda, es decir, para que el país pueda seguir endeudándose.

    De hecho, y como lo hemos dicho varias veces, la finalidad de la Política Financiera del Gobierno sigue siendo "restaurar el Crédito Público" volviendo al Mercado Internacional de Capitales, lo que significa volver a endeudarse, tal como se está gestionando con los Organismos Multilaterales de Crédito y las AFJP controladas por los grandes bancos; y también con las LEBAC y NOBAC del Banco Central.

    Éstos son los datos de la realidad mientras el Gobierno no suministra información sobre las negociaciones en curso por la Deuda, mientras se efectúan fuertes declaraciones sobre el rol del FMI pero se pide waiver o dispensa por el no cumplimiento "cualitativo" del Acuerdo de Setiembre pasado, mientras se reitera la propuesta de Dubai a los Acreedores pese a su cuestionable posibilidad de cumplimiento y mientras se cierra el contrato con los bancos colocadores de la nueva Deuda (*)

    (*) Nota:

    El Ministerio de Economía informó oficialmente la designación del consorcio de bancos organizadores de la reestructuración de la Deuda Pública, que está integrado por seis entidades: 1. Barclays Capital, 2. Merrill Lynch, Pierce, Frenner & Smith Incorporated, 3. Unión de Bancos Suizos (UBS Investment Bank), 4. BBVA Banco Francés SA, 5. Banco de Galicia y Buenos Aires SA y 6. Banco de la Nación Argentina.

    La mayoría de estos bancos – o los grupos financieros de los que forman parte – tienen malos antecedentes, para la República Argentina y para el Exterior, por haber estado involucrados en la colocación sistemática de títulos públicos sin capacidad de repago durante la década del ´90, encontrarse involucrados en operaciones irregulares y ruinosas para el Estado Nacional (como el caso del Megacanje de Junio del 2001) y por tener conflicto de intereses dado que figuran como acreedores y/o deudores del Estado Argentino. Tal es el caso, por ej. de Merrill Lynch, la UBS, el BBVA Francés y el Banco de Galicia.

    PREVISIONES DE MUY CORTO PLAZO.

    Dentro de este panorama extremadamente difícil para la Argentina y siempre en el marco de los compromisos asumidos por el gobierno Kirchner – sean propios o de arrastre provenientes de administraciones anteriores – el principal error en la estrategia de negociación encarada por la Crisis de la Deuda sería el no haber planteado el problema de la Ilegitimidad de gran parte de la Deuda Pública.

    Esta ilegitimidad – financiera y jurídica a la vez – está contenida en las Causas Olmos I y Olmos II y, más recientemente, en la denuncia contra el Megacanje de Junio del 2001 y su continuación en la Conversión de Deuda por Préstamos Garantizados de Noviembre de ese mismo año.

    De nada vale hablar de "los atorrantes que nos endeudaron" si no se actúa contra ellos y, en cambio, se los deja incluso que sugieran "soluciones" para la Crisis que estos mismos personajes provocaron. Si no se entiende que la Deuda conlleva un mayúsculo problema de Corrupción y que la misma pone al desnudo todo un mecanismo perverso en la toma de decisiones de orden político-institucional, es inviable pensar en verdaderas soluciones de Estado para este problema de la Deuda.

    El Congreso de la Nación – contrariando sus deberes constitucionales – sigue sin intervenir en el arreglo de la cuestión de la Deuda Pública, cuando debiera ser exactamente al revés: el Congreso tendría que elaborar y dictar una Ley Especial donde se fijen los lineamientos de la propuesta que debe llevar adelante el Poder Ejecutivo con sus Acreedores.

    Y la Corte Suprema de Justicia – que sigue sin expedirse sobre los asuntos de la pesificación asimétrica y las compensaciones bancarias – también tendría que participar, como tercer poder formal del Estado, en el tema central de la legitimidad y tratamiento de la Deuda Pública, máxime cuando están gravemente amenazados los Bienes Públicos de la Argentina frente a la multiplicación de los juicios en el exterior.

    El gobierno argentino, en estos momentos críticos en que se deciden los nuevos compromisos del país, para el presente y para el futuro a largo plazo, debiera realmente declarar la Emergencia Financiera Nacional y constituir un verdadero Comité o mini-gabinete de Crisis para enfrentar la Deuda como Hipótesis de Conflicto; y no contribuir a la confusión y a la falta de transparencia sobre las negociaciones secretas que se están realizando.

    Porque los tiempos de las definiciones se acercan en materia de Deuda y los hechos mostrarán en las próximas semanas cuáles son los lineamientos reales que el gobierno Kirchner bajará a los bancos acreedores dentro de su desconocida estrategia de renegociación.

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    Marchas, contramarchas y el Avance a la retaguardia

    Escribe Denes Martos

    Los márgenes de maniobra suelen tener una propiedad por demás desagradable: con el tiempo se estrechan. Es como el ajedrez. Al principio uno tiene un montón de opciones pero, después del medio juego, hay bastante menos para inventar.

    En la Argentina está pasando algo parecido. El gobierno está empezan-do a quedarse sin demasiado margen para maniobras raras y realmente ya es hora de que alguien se ponga a pensar en las medidas que necesita el país.

    Porque, de no hacerlo, el reloj de la Historia seguirá su marcha inexorable y, en algún momento no demasiado lejano, los políticos profesionales que nos gobiernan tendrán que admitir que se metieron en un callejón sin salida. Y de esos callejones se sale de una sola manera: admitiendo el fracaso y retrocediendo. Lo que no es precisamente muy elegante.

    El tic-tac del reloj

    Hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, en algunos círculos no demasiado piadosos se hizo bastante popular una chacota al ejército alemán según la cual alguien preguntaba: "¿Cual es la diferencia entre un reloj suizo y el ejército alemán?" Y ante la obvia mirada bovina de su interlocutor se contestaba a si mismo explicando: "El reloj suizo avanza y dice tik-tak. El ejército alemán retrocede y dice Tak-tik". (Por si alguien necesita una ayudita – cosa que dudo – "Taktik" en alemán significa "táctica". Y prometo no contar más chistes. Los demás que me sé son todavía peores).

    Pues, salvando distancias y respetando diferencias de tiempo y lugar, parecería ser que algo por el estilo está empezando a pasar, tanto en el mundo globalizado y neoliberalizado como en estas subdesarrolladas riberas del Río de la Plata.

    El Empantanamiento de Medio Oriente

    Nuestros amigos anglosajones parecen haberse metido en un berenjenal de aquellos. Es decir: de aquellos que tienen una sola salida: hacia atrás. Afganistán e Irak simplemente no funcionan. Aunque, claro, también es cierto que en algunos sentidos la cosa depende del cristal con el que se la mire.

    En Afganistán, por ejemplo, el opio que los opresores talibanes habían prohibido fabricar está empezando a recobrar sus niveles históricos de producción luego de que los democráticos angloamericanos impusieran la libertad bombardeando pacíficamente a medio país y echando a los autoritarios talibanes a balazos. Ciertos afganos seguramente estarán pensando que allí también se está dando algo de reactivación; igual que por aquí. Así que, vamos, no todo es tan negativo al fin y al cabo. Los heroinómanos del mundo también tienen su derecho a una Defensa del Consumidor. O quizás no. Pero, sea como fuere, difícilmente la mafia del opio justifique tener a todo un ejército estacionado en la zona para proteger el negocio.

    El asunto del petróleo en Irak ya es un poco más complicado. Aunque más no sea por el hecho de que la guerra en Irak probablemente pasará a la historia como la guerra que se libró para destruir unas armas que nunca se encontraron y durante la cual se produjeron más bajas en tiempos de paz que durante el combate. Eso es más difícil de justificar todavía. Pero está bien, reconozcamos que es un poco jorobado destruir armas si uno no las encuentra. Y tampoco es sencillo mantener la paz cuando uno tiene que enfrentar a todo un ejército regular que se pasa a la clandestinidad en masa y, encima, cuenta con el apoyo de buena parte de la población. Con lo que queda abierta la pregunta de ¿dónde demonios están en Irak los que querían ser liberados de Saddam Hussein por los americanos? Pero no hagamos preguntas estúpidas y admitamos que realmente no debe ser fácil bombear petróleo en un ambiente tan enrarecido y en dónde, para colmo, se entremezclan factores políticos, religiosos y culturales que al final terminan embrollando todo el tablero de los indicadores económicos. Y ni hablemos de que, cada tanto, hasta puede llegar a volar un oleoducto por el aire.

    Pero aunque el petróleo resulte ser algo más o menos manejable – al fin y al cabo no en vano casi todos los árabes ricos tienen el grueso de su plata puesta en bancos occidentales – el tema militar se pone poco a poco tan espinoso que el único avance posible para las fuerzas anglosajonas parecería ser que es un avance hacia la retaguardia. Lo cual hasta un total ignorante en cuestiones militares como yo sabe que no es sino un eufemismo por no decir que hay que retirarse y huir de allí de la manera más elegante posible. Aunque uno termine tratando de arreglarla después diciendo que lo hizo por cuestiones de "tac-tics". (No me pongan esa cara: según mis globalizados diccionarios, en alemán se dice "Taktik" pero en inglés es "tactic". Lo siento).

    Para colmo, no sé como se dice "avance" o "táctica", en ruso y en chino (y aunque lo supiera estaría fregado porque no tengo ni caracteres cirílicos ni ideogramas chinos en esta maldita computadora) pero de lo que sí estoy seguro es de que ni en Moscú ni en Pekín alguien está haciendo planes para retroceder. Incluso en Europa no veo a nadie con demasiadas ganas de dar marcha atrás y menos aún cotizando el Euro bastante por arriba del dólar. Pero esto lo tendremos que dejar para otra oportunidad porque es todo un tema por si mismo.

    El dilema americano

    La cuestión es que el próximo presidente de los EE.UU. va a tener arreglar una serie de desaguisados que se fueron armando durante estos últimos años. Y la misión del próximo gerente general de la Casa Blanca no es fácil porque siempre resulta algo incómodo recoger el barrilete sin poder admitir un fracaso. Aunque, si analizamos el tema más a fondo, lo que tenemos es que el gran problema de los EE.UU. es que no pueden confesar sus éxitos.

    Ya sé, no me lo digan, esto parece un total galimatías. Voy a tratar de explicarme. La aventura de los EE.UU. en Medio Oriente está atascada. Pero, para entenderla, lo que hay que comprender es por qué en absoluto los angloamericanos se metieron en ella. Y en esto no seamos ingenuos. No se metieron allí para destruir armas de destrucción masiva, ni para llevarle las bendiciones de la democracia a los musulmanes, ni para liberar a Irak de una dictadura, ni para salvar al mundo de los talibanes. En realidad, se metieron allí para A)- poner el pie sobre la reserva de petróleo más grande del mundo, para que B)- esa fuente de energía no renovable siga cotizando en dólares y para C)- consolidar una posición geopolítica de poder. Y esto último no lo hicieron tanto para asegurar la seguridad nacional de los EE.UU. sino para descomprimir un poco la extremadamente comprometida seguridad nacional de Israel. Miremos un poco el mapa, veamos un poco la situación internacional y veremos que estos objetivos se lograron bastante bien. No en un 100% (nunca se logra el 100% de los objetivos de un Plan Estratégico) pero sí en una proporción por demás razonable. Pero claro, estos objetivos reales no se pueden confesar en público.

    De modo que el pobre Bush (h) termina hoy encontrándose en la harto desagradecida posición de no poder cosechar los laureles por sus logros y de tener que aguantarse los sopapos por todo lo demás. Es casi increíble pero no hay más remedio que rendirse ante la evidencia: la fachada política del Siglo XXI está a cargo de sujetos increíblemente incompetentes. La de los EE.UU. e Inglaterra ha estado a cargo de individuos que ni siquiera supieron inventar una excusa medianamente plausible para librar una guerra y la de Irak en manos de un tipo que asoló la región durante décadas y del cual al final resultó que no servía ni para esconderse. Con lo cual queda bastante bien demostrado que las fachadas políticas de nuestro tiempo son solamente eso: fachadas. El verdadero Poder está en otra parte.

    Los que hacen las reglas…

    El verdadero Poder está en manos del dinero. En nuestras repúblicas y en nuestras no menos republicanizadas monarquías supervivientes la única regla de oro válida es la que establece que las reglas las hace quien tiene el oro. Admitámoslo de una buena vez: nuestras repúblicas no son democráticas. Son plutocráticas. Aquí no gobierna el pueblo. Gobiernan los que tienen suficiente plata como para pagarse una campaña y conseguir que una determinada mayoría los vote, que es algo muy diferente. Y los que ponen la plata para esas campañas son los que realmente toman las decisiones y establecen las reglas. No cometamos la tontería de pensar que la política en nuestro mundo actual es una actividad sin fines de lucro. No lo es para los que la financian y no lo es tampoco para quienes la gerencian.

    Y, hablando de plata, eso me obliga a dejar el resto del planeta y regresar a nuestra querida República Argentina en dónde el eterno sainete con el FMI está por inaugurar otro episodio.

    … y la Deuda Externa (otra vez).

    Si uno lo mira desde un punto de vista estrictamente económico y técnico, todas las idas y venidas de las últimas semanas no son completamente irracionales. Lavagna no es un Don Quijote que sale a quebrar lanzas contra molinos de viento. Conoce perfectamente bien el paño, conoce bastante bien a sus interlocutores, no es ningún ignorante en el tema y, la verdad sea dicha, no sé si el hombre sabe jugar al ajedrez pero, si sabe, yo, por las dudas, lo pensaría dos veces antes de sentarme a jugar una partida con él.

    Lo que está pasando es que, probablemente, Lavagna no calculó bien un riesgo que, por no ser económico, quizás se le escapó de su visión del medio juego. La Argentina puede negociar con el FMI. La Argentina puede proponer y pelear distintas alternativas de pago. La Argentina puede solicitar y quizás hasta conseguir determinadas facilidades para que la Deuda Externa no actúe como un salvavidas de plomo colocado alrededor del cuello de su economía interna. Todo eso está bien y, según las reglas de los que tienen el oro, todo eso puede llegar a ser aceptable.

    Lo que no es aceptable es que la Argentina intente establecer nuevas reglas. En esto, sencillamente la Argentina no puede salirse con la suya. El aparato financiero internacional simplemente no puede aceptar eso. Y no lo puede aceptar por muchas razones.

    Los funcionarios del Fondo no pueden aceptarlo porque, si lo hacen, van a terminar despedidos por ineptos. No olvidemos que, en última instancia, todos los muchachos del FMI que negocian con la Argentina no son sino empleados a sueldo en relación de dependencia. No son los dueños del dinero que manejan. Los tenedores de bonos no pueden aceptarlo porque – y esto es obvio – pierden plata. Y los dueños del dinero que maneja el FMI y el Banco Mundial tampoco pueden aceptarlo porque si la Argentina se sale con la suya, al día siguiente, delante del mostrador de las instituciones internacionales de crédito habrá una cola de diez cuadras formada por los funcionarios de todos los demás países que van a querer hacer exactamente lo mismo que hizo la Argentina. Y si todos los países se ponen a querer cambiar las reglas, todo el sistema de las Deudas Externas se cae de a pedazos.

    Economía, Política y Justicia

    Entendámoslo: la Deuda Externa no es un problema económico. Es un problema político. Y puesto que es un problema político la única alternativa viable que la Argentina tiene es la de convertirla en un problema jurídico.

    Ya sé que esto puede parecer extraño y contradictorio para algunos pero les pido por favor que, sin apasionamientos y patrioterismos, nos detengamos un poco para analizarlo en serio.

    Económicamente hablando la Deuda Externa de la República Argentina es impagable. La Argentina jamás podrá pagarla. Las razones de ello son múltiples y, en última instancia, es una simple cuestión aritmética. Saquen la cuenta, calculen los intereses, fíjense en el PBI del país y en sus posibilidades razonables de crecimiento, analicen los mercados internacionales y las posibilidades de exportación de los productos argentinos en el mediano plazo. Las cuentas no cierran. Mirémoslo por el lado que lo miremos, la Deuda Externa de la Argentina es un problema que no tiene arreglo si utilizamos herramientas económicas.

    Y no lo tiene porque está diseñada, implementada y administrada justamente para no tener una solución económica. Para el aparato financiero internacional es mucho más ventajoso y lucrativo tener a la Argentina agarrada del cuello con la Deuda que cobrar todo el dinero que esa Deuda representa y que, en buena medida y en la práctica, ya no es más que un montón enorme de asientos contables. Consecuentemente, la cuestión de fondo no es económica sino política.

    Pero aquí está la madre del borrego: las cuestiones políticas se solucionan con Poder y la Argentina no tiene suficiente Poder como para solucionar esta cuestión. No tiene ni fuerzas militares suficientes, ni dinero suficiente, ni información suficiente ni consenso internacional suficiente como para ganarle al aparato financiero internacional una pulseada de Poder político puro.

    En consecuencia ¿qué nos queda? Pues nos queda lo único inteligente que todavía podemos hacer: sacar la pelota de la cancha económica (que es dónde quieren que juguemos el partido nuestros adversarios); no ponerla en la cancha política (que es dónde no podemos ganar) y ponerla en la cancha jurídica que es el único lugar en dónde todavía tenemos excelentes argumentos porque toda la estructura de la Deuda Externa argentina está, en última instancia, basada sobre el fraude, el peculado, la estafa, los sobornos, la malversación de fondos y hasta la asociación ilícita.

    Y con esto no me estoy refiriendo ahora al tema de los embargos y las acciones judiciales que últimamente se han estado promoviendo. Aunque, usadas inteligentemente, estas acciones podrían servir quizás como disparadoras de un planteo de muchísima mayor profundidad. En cualquier caso, no me refiero a la posibilidad de defender la posición argentina ante tribunales internacionales por demandas de acreedores privados extranjeros. Estos litigios han sido posibles porque nuestros beneméritos gobernantes resignaron soberanía y problemas que en última instancia son problemas argentinos ahora pueden ventilarse ante un juez de Nueva York o de Amsterdam. A lo que me refiero es a la investigación judicial de la deuda misma.

    Porque, si no la investigamos, al final la Argentina no podrá salirse con la suya. Podrá torear a los empleados del FMI; podrá hacer heroicas declaraciones mediáticas para el consumo interno; podrá inventar mil ingeniosos mecanismos de ingeniería financiera y podrá reestructurar, renegociar, refinanciar y rediscutir la Deuda. Pero, al final del día, al gobierno no le va a quedar otra salida que decir tác-tic-a-pagar y porque no hay más remedio.

    Además, que nadie crea que haciendo de esto un show de política interna vamos a lograr algo realmente positivo para el país. La gimnasia de los actos públicos y las concentraciones masivas con campanudos discursos hace rato que ya no sirve para resolver ningún problema internacional. Menos todavía dónde hay tanta plata de por medio, y muchísimo menos aún cuando toda la cuestión es un problema de Poder geopolítico.

    La Bomba Ballesteros

    No nos hagamos falsas ilusiones con un dramático llamamiento a las masas para apoyar al gobierno en una supuesta patriada. Hacer de la Deuda una Causa Nacional sin investigarla no es convertir la Deuda Externa en una causa nacional. Es tratar de convertir el No-Pago en causa nacional que es algo muy diferente. Eso ya lo intentó el Adolfo Rodriguez Saá. Lo aplaudieron de pie, lo largaron en banda y el hombre se tuvo que ir a tomar sol al Mediterráneo con su novia. Para que la Deuda sea realmente una causa nacional hay que poner los atributos masculinos dónde hay que ponerlos y decidirse a hacerle caso al Juez Ballesteros que ya hace casi 4 años decía:

    "Ha quedado evidenciado en el trasuntar de la causa la manifiesta arbitrariedad con que se conducían los máximos responsables políticos y económicos de la Nación en aquellos períodos analizados. Así también se comportaron directivos y gerentes de determinadas empresas y organismos públicos y privados; no se tuvo reparos en incumplir la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina; se facilitó y promulgó la modificación de instrumentos legales a fin de prorrogar a favor de jueces extranjeros la jurisdicción de los tribunales nacionales; inexistentes resultaban los registros contables de la deuda externa; las empresas públicas, con el objeto de sostener una política económica, eran obligadas a endeudarse para obtener divisas que quedaban en el Banco Central, para luego ser volcadas al mercado de cambios; se ha advertido también la falta de control sobre la deuda contraída con avales del Estado por la empresas del Estado."

    Para conlcuir afirmando:

    "… remitiré copia de la presente resolución al Honorable Congreso de la Nación para que, a través de las comisiones respectivas, adopte las medidas que estime conducentes para la mejor solución en la negociación de la deuda externa de la nación que, reitero, ha resultado groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas el país a través de los diversos métodos utilizados, que ya fueran explicados a lo largo de esta resolución, y que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios privados – nacionales y extranjeros – en desmedro de sociedades y empresas del estado que, a través de una política dirigida, se fueron empobreciendo día a día, todo lo cual, inclusive, se vio reflejado en los valores obtenidos al momento de iniciarse las privatizaciones de las mismas.

    En efecto, debe recordarse que el país fue puesto desde el año 1976 bajo la voluntad de acreedores externos y en aquellas negociaciones participaron activamente funcionarios del Fondo Monetario Internacional…"

    Pido perdón por lo extenso de la cita pero, por experiencia, lamentablemente sé que la enorme mayoría de los argentinos desconoce supinamente este fallo y lo que más me llama la atención es que el Honorable Congreso arriba mencionado haya ignorado tan olímpicamente la recomendación del juez. Si una ley laboral costó cerca del millón de dólares me pregunto cuanto habrá costado este ominoso y honorable silencio. Aunque, en verdad, lo que realmente importa es que, si no le hacemos caso a nuestros propios jueces, por favor después no hablemos de creer en la Justicia mientras tratamos de armar causas nacionales al margen de lo que la propia Justicia sentenció.

    De última y en otro orden de cosas, tampoco veo muy bien cómo podemos hacernos los malos con los mismos a quienes después vamos a pedirles plata. Fanfarroneamos con no pagar 3.100 millones, siendo que por el otro lado les pedimos que, por favor, nos presten 5.000 millones. ¿A qué estamos jugando? Si las cosas fuesen más sencillas de lo que son y si yo fuese el FMI casi-casi estaría tentado a decirle al gobierno argentino: "¿Quieren 5.000 millones? Está bien. No paguen los 3.100 que me deben. Aquí tienen 1.900 millones de dólares y ahora me deben 5.000" Y listo. La cosa no es tan infantilmente sencilla, por supuesto. No es para nada tan simple. Pero esa sería – aun mal sacada – la cuenta del almacenero. Y en un caso así: ¿quién habría jorobado a quien? Si queremos ponernos realmente en duros, dejemos de pedir plata prestada. Claro que no es nada fácil, sobre todo considerando las inversiones que necesita el país. Pero otra vez: ¿a qué estamos jugando? ¿Nos ponemos en duros, o hacemos que nos ponemos en duros y después vamos, negociamos una rebaja y encima pedimos más plata?

    Porque y dejemos esto en claro: negociar una rebaja no me parece nada mal. Al fin y al cabo una buena rebaja ya es algo. Por lo menos alguna rebaja es 100% mejor que nada de rebaja y, en todo caso, es bastante más de lo que consiguieron todos los gobiernos anteriores. Si lo consigue, no pienso negarle a Lavagna el mérito en absoluto. Pero no hagamos ridiculeces. Tengamos al menos la honestidad de llamar las cosas por su nombre y dejémonos de discursos bombásticos al estilo de "¡Que vengan los del FMI!" porque yo me acuerdo de uno que dijo "¡Que venga el Principito!" y prefiero no recordar lo que pasó después.

    El pueblo argentino no va a frenar al FMI ni con referéndums ni con masivas concentraciones en Plaza de Mayo. Por más que el pueblo argentino lo rodee al gobierno para defenderlo, el FMI atacará por otra parte. Lo que necesitamos son buenos argumentos como munición para pelear en dónde sea. La guerra no va a ser en Buenos Aires. La guerra va a ser – o mejor dicho: ya empezó – en los tribunales internacionales y la única arma realmente buena que tenemos se llama la Bomba Ballesteros. Ahora, eso sí: habría que tener el coraje de lanzarla.

    Lo otro es efectismo populachero y fetichismo demagógico que no le mueve el amperímetro a nadie en todo el planeta. Que nadie se crea que alguien en Wall Street se va a poner nervioso si aquí un presidente consigue juntar un par de decenas de miles de muchachos para que, envueltos en la camiseta de la selección nacional, vayan a tocar el bombo a Plaza de Mayo al grito de "Nestór, Nestór, que grande sos". Dónde se toman decisiones importantes nadie se deja impresionar por esta clase de zarzuelas. En general, más allá de alguna ventajita circunstancial y a veces hasta muy poco confesable, lo único que hoy consiguen los que organizan manifestaciones masivas es exasperar a quienes no forman parte de ellas.

    ¡Guarda con el Corralito!

    De cualquier manera que sea, si alguien me pidiese un asesoramiento gratis, le aconsejaría que, en caso de tener dinero depositado en el exterior, piense seriamente en traerlo de regreso al país para – aunque más no sea – meterlo debajo del colchón por un rato y hasta que pase la tormenta que se viene. No sea cosa que a algún genio de la finanza internacional se le ocurra embargar los bienes de ciudadanos argentinos en el exterior. Porque varios no podrían ni siquiera protestar por el embargo sin ir presos.

    Y no crean que los muchachos del FMI y los financistas internacionales no son capaces de armar un corralito. Fue el Mingo Cavallo el que les mostró como se hace y actualmente el Mingo está (ahora ya abierta y oficialmente) trabajando para ellos.

    No lo olviden.

    • © Adrian Salbuchi, Dénes Martos, Héctor Giuliano – Febrero 2004
    • Permitida su reproducción parcial y/o total si se cita la fuente en forma detallada.
    • www.msra.com.ar

     

    Juan de Dios Romero

    José Marto