La construcción del salón capilla en 2008 ha servido de escenario para algunas celebraciones, tiene el poder de congregación religioso y a servido para actividades políticas de la Junta de Acción Comunal y otro tipo de actividades, por ejemplo visitas del alcalde del municipio de Fusagasugá, reuniones de la comunidad para tratar problemas internos como los relacionados con el agua. La creación de este salón cultural capilla se realiza por parte de los líderes comunales, quienes organizan rifas, conciertos, almuerzos, verbenas populares y buscan donaciones voluntarias por parte de los habitantes ya sean económicas o en materiales de construcción para la realización de este. Esta construcción se realiza dentro del terreno de la escuela pero este no pertenece a la misma, ya que es la propia comunidad quien lo administra lo cual no sucede con los otros espacios físicos de la escuela que son administrados por los docentes y el Municipio. Por lo tanto esta nueva construcción no le resta importancia de reunión a la comunidad dentro de la escuela, ni a los ritos católicos, los cuales se celebran en este.
Economía rural de la vereda Bosachoque
La economía rural presente en la vereda Bosachoque ha tenido diferentes estadios, que en algunos casos está vinculada con los cambios estructurales del espacio rural en Colombia.
1. Autoabastecimiento y cultivos. Cambios en los cultivos: café, caña, tomate, habichuela, cebolla, hortalizas, maíz y arboles frutales.
2. Producción para la industria avícola.
3. De la producción de bienes a los servicios: las fincas de recreo y la urbanización invisible.
4.6.1 Autoabastecimiento y cultivos.
Se basó específicamente en economía de auto abastecimiento, generando así pequeños cultivos de cebolla, tomate, habichuela, yuca, maíz y hortalizas entre otros, que posibilitarían a la familia explotar la tierra para producir lo suficiente para su consumo y el excedente de su producción era comercializado en el municipio de Fusagasugá, durante estas prácticas comerciales, los campesinos de la vereda adquirían los alimentos que no se producían en sus tierras, en el caso de la papa, la carne, entre otro artículos de consumo como la cerveza. Estos cultivos al principio eran propiedades de las primeras familias que se convirtieron en tradicionales por su antigüedad en el lugar, los Sanabria, Veloza, Piraneque, Acosta y Martínez se consolidaron como familias tradicionales de la vereda, que con el paso del tiempo se reconocieron de esta manera y paulatinamente la comunidad los asimilo así. Es decir que el acceso a la tierra generó un tipo de reconocimiento de estas familias en el lugar, además porque son de los primeros propietarios de las tierras de la vereda, algunos por compra y otros por herencia. El siguiente relato logra afirmar las primeras prácticas económicas de la vereda:
"…A mi papa si le ayudé muchas veces en el trabajo, mi papi sobre todo hacia muchas siembras y le gustaba cultivar habichuela, tomate y si, nos ponía a que le ayudáramos a recoger, también cultivábamos aquí en la misma finca, nos ponía en vacaciones… nos ponía a que le ayudáramos no era así exigente o ayudábamos a cuidar los cultivos de yuca…" (Hilda Martínez, entrevista personal, 22 de Diciembre de 2009).
Encontramos que la vereda contó con actividades artesanales como los trapiches donde se procesaba caña de azúcar para la fabricación de panela, diferente a la producción que se dio en la hacienda el Chocho la cual se realizaba a gran escala como lo describiremos más adelante. Pero fueron suplidos por otras actividades, uno por los inconvenientes para su comercialización y dos el auge de nuevas actividades que en su momento eran más rentables para el campesino de la región, por ultimo algunos habitantes cultivaron la caña ya que en el pasado esta actividad se realizo en la hacienda el Chocho como está inscrito en el siguiente relato:
"…Más adelante ya vinieron los cultivos de, por ejemplo empezaron a sacar tomate habichuela y otros cultivos, ya la caña empezó a disminuir, los trapiches también eso, porque las personas se empezaron a ir, otras fueron falleciendo y ya pues se concentro en nuevos propietarios, entonces la industria panelera no era importante en este sector…" (J. Acosta, entrevista personal, 22 de Marzo de 2010)
En el anterior relato se nombra la industria panelera, esta industria demandaba una dinámica de renta diferente, los arrendatarios estaban obligados a trabajar en el corte de caña o en el trapiche cuando se les ordenara, por lo cual recibían un salario entre el 20 y 30% más bajo del que se le pagaba al forastero. En estas haciendas se daban entonces formas mixtas de renta en especie por el derecho a la parcela y el hacendado remuneraba solo un aparte del trabajo necesario (Kalmanovitz, 2003). Para reflejar esta práctica económica generada alrededor del cultivo de caña una fuente oral afirma:
"…Para esa época mi padrastro José Patrocinio el salió pensionado y la economía se basaba en el cultivo, anteriormente cuando nosotros llegamos acá los Caballero según comentaban ellos cultivaban caña en cantidades y habían trapiches…" (O. Castellanos, entrevista personal, 23 de marzo de 2010).
"…Yo fui arriador de mulas, nosotros fuimos arrieros de chinos, arrieros de Ernesto Liévano, allí donde Israel Guevara ¿se acuerda que eso era cultivo de caña? eso cargábamos caña para el trapiche que era allí donde mi papa y el otro trapiche quedaba del bosque pá allá que tenia don Ernesto, dos trapiches, allá llevábamos caña y miel se traía la miel, en ese tiempo se traía la miel, se la regalaban a usted pá" la semana… eso la heredaban usted por ser arriero, usted tenía derecho a la miel, uno de chino iba y ayudaba entonces tenía derecho a la miel… su cantinada de miel y sus panelas le daban a uno, eso si no faltaba…" (A. Capera, entrevista personal, 23 de Marzo)
De esta forma podemos observar dos situaciones, una es la relación de la hacienda con la economía nacional y cómo esta economía sobrevivió posteriormente a la fragmentación de la tierra de la hacienda, los relatos dan cuenta de cómo algunos habitantes llegaron y se insertaron en esos espacios laborales, la condición de la mano de obra como la describe Kalmanovitz (2003) y por otro lado el segundo relato da cuenta de las actividades que se generaban alrededor de esta economía formada por el cultivo de la caña en la hacienda como la arriería, forma de transportar entre la montaña los productos de la fincas, abasteciendo diversas poblaciones.
4.6.1.2 Producción Para La Industria Avícola
En la década de los ochenta, algunos propietarios de cultivos decidieron construir sus galpones y nuevas familias dedicaron sus propiedades a esta actividad económica. Los galpones en este contexto son criaderos domésticos de pollo, que si bien algunos funcionan como mataderos otros como criaderos de gallinas ponedoras, estos últimos se dedican a la producción de huevos. De este modo parte de la actividad avícola de la vereda se articula con la distribución de pollo y huevos a los restaurantes del municipio de Fusagasugá, Soacha y la ciudad de Bogotá, así estas pequeñas propiedades se integran a las actividades comerciales de grandes empresas dedicadas a la comercialización avícola. Con esto se genera una manera de empleo llamada "galponero", los galponeros son las personas encargadas del cuidado, mantenimiento y producción de los galpones. El origen de esta actividad económica está reflejado en el siguiente relato:
"… Ya vinieron también los avicultores, que ya llegó como en el año ochenta que empezaron a llegar los avicultores montaron galpones pequeñas granjas, ya después vino una bonanza del pollo como en el ochenta y cinco, ya llegó cantidad de personas a hacer galpones y pues así siguió la bonanza de la avicultura…" (J. Acosta, entrevista personal, 22 de Marzo de 2010)
Ilustración 3: Construcción de galpones en la década de los ochenta en la Vereda Bosachoque. Álbum familiar, familia castellanos.
4.6.2. De La Producción De Bienes A Los Servicios: Las Fincas y La Urbanización Invisible.
La construcción de fincas de descanso en la década de los noventa también va a generar una manera de emplearse, causa de esto algunos habitantes se convierten en "albañiles" cuando se trata de mano de obra "rasa" y en maestros de obra cuando este tiene alguna experiencia en el oficio y es capaz de dirigir una obra, que en la mayoría de casos se trata de la construcción de casas en fincas de descanso. Este cambio de manera de emplearse o de oficio va a generar en la vereda una disminución de cultivos o de este uso del suelo. Esto también va a provocar la migración de jornaleros que entran y salen de la vereda sin establecerse como tal en un lugar. Sin omitir las mujeres que se integran a esta dinámica como señoras que hacen el aseo de las fincas y cocinan para las familias que vienen a su finca de recreo, también está el cuidandero de la finca que vive ahí cuida los animales y mantiene la propiedad bien conservada. Acerca de esto un habitante relata:
"…El turismo poco a poco fue invadiendo, invadiendo y eso, se acabó todo eso, la gente empezó a vender y mire usted que nadie tiene una plantación de café acá, no la hay, ni de caña vaya a ver, ni por reliquia, en ese tiempo eso era lo que movía la economía, ya después llego el turismo, ya la gente, los que compraban entonces eran a hacer nuevas casas, ya la gente se dedicó fue al trabajo, a la piedra… Ya llegó mucha gente nueva, usted mira gente antigua de fusa ya no hay casi, por ejemplo del Tolima, del Huila del Valle…" (A. Capera, entrevista personal, 23 de Marzo de 2010)
Este relato da cuenta de este cambio y de cómo va afectar o cambiar antiguas prácticas económicas establecidas en la época de la hacienda o por lo menos las establecidas por las familias tradicionales de la vereda. Causa de este cambio en la economía del lugar fueron las circunstancias sociales y políticas que daban cuenta de las condiciones tan agudas de explotación de los productores, esto reflejado en la obligaciones impuestas por los hacendados a sus arrendatarios, sumada a la escaza mano de obra y migraciones hacia otros sectores de la economía o a otras haciendas del país. También de la resistencia organizada por los campesinos a este sistema económico interno de la haciendas, la exigencia de salarios, indemnizaciones en caso de desalojo, libre movilidad dentro de las haciendas y eliminación de la tienda de raya[20]De 1925 en adelante la rebeldía de los arrendatarios se extendería a toda la región de las grandes haciendas cafeteras y determinara su desorganización, la parcelación y la ruina de muchas de ellas (Kalmanovitz, 2003). Esto generaría o lograría establecer las maneras más notables de economía rural en la vereda, cabe anotar que los propietarios de cultivos vienen en su mayoría de familias que en la época de la hacienda el Chocho eran jornaleros que al adquirir la tierra por títulos cambiaron las dinámicas en la tenencia de la tierra, lo que va a generar también un cambio en su uso, un cambio espacial y lógicamente una nueva manera de relacionarse en termino de comunidad.
Para Jaramillo (1986) desde los años cincuenta, ocurre una trascendental transformación en el ámbito rural colombiano y pueden resumirse en el avance sustancial de las unidades capitalistas de producción, situadas en tierras de buenas especificaciones agronómicas y topográficas, lo que supone la utilización masiva del trabajo asalariado y formas nuevas de división y organización del trabajo, vinculando insumos agroquímicos y maquinaria; situación que se expresará en requerimientos de inversión sustancialmente superiores a los propios de las haciendas tradicionales y de las economías campesinas. Los cambios en el paisaje cultural la dinámica demográfica, endógena y exógena, los tipos de poblamiento y el uso del suelo, serán corolarios del notable avance de las relaciones capitalista de producción en el agro colombiano.
La tendencia de la transformación y uso del trabajo asalariado, las migraciones y nuevas formas de uso del suelo y nuevas formas de contratación de mano de obra, se reflejan en las nuevas actividades económicas practicadas en la vereda luego de la parcelación de la hacienda el Chocho. La tierra deja de ser de pastoreo o cultivos de caña y café y se convierte con esto, en economías campesinas basadas en otras prácticas de cultivo diferentes a las propuestas por las tendencias de economía colonial.
4.7 Acceso a la tierra
El acceso a la tierra es producido en un primer momento por medio de la explotación de la hacienda. En el caso de la hacienda el Chocho, son los hijos de los Caballero lo que se ven obligados a vender la hacienda en partes parcelando, a causa de conflictos por las tierras. De los conflictos presentados en la hacienda El Chocho particularmente estaba relacionado con las peticiones hechas por los arrendatarios, en las cuales se estipulaba el derecho a la propiedad, la mejora de sus viviendas y la libre comercialización de sus productos. Pero como era de esperarse Carlos y Manuel Caballero reaccionaron como era predecible a la declaración de independencia de sus arrendatarios: trataron de expulsarlos de su propiedad, de una tierra que muchos de ellos habían ocupado durante décadas (Henderson, 2006, p. 319). Para entender mejor el carácter de los conflictos entre propietarios y trabajadores surgidos en las haciendas cafeteras de Cundinamarca el planteamiento del jefe de la oficina general del trabajo es muy ilustrativo, señala, que el conflicto central en las haciendas radica, de un lado en el precio del arrendamiento de parcelas y de otro en el precio del jornal pues la organización del trabajo en las haciendas permite el pago de parte del jornal con el disfrute de la parcelas entregadas a las campesinos, lo cual conduce a que en el momento en que una de las partes quiera terminar el contrato se presenten problemas, pues el trabajador establece generalmente cultivos y mejoras que representan parte de su salario y el hacendado es dueño de la tierra; en el momento en que termine el contrato de arrendamiento el dueño exige la entrega de la tierra y el arrendatario la mejora de las tierras; viene luego las acciones de desahucio y lanzamiento sin que le trabajador tenga como hacer valer sus derechos, por falta de disposiciones legales. (Marulanda. 1988, p.12)
Algunos habitantes de la vereda heredaron sus actuales tierras en calidad de propiedad a partir de este conflicto, como en el caso de Jorge Acosta quien como lo dijimos antes es heredero de antiguos arrendatarios que existieron en este tránsito de hacienda a vereda:
"…Mi abuela era pues trabajadora de los dueños, esto como era una hacienda, como en ese tiempo las haciendas se concentraban en un solo dueño prácticamente, por ejemplo acá en este sector de Bosachoque, pues esto pertenecía a la hacienda del Chocho, que era una familia Caballeros, eran los dueños de esto, esa familia pues concentraba todas las tierras y tenían arrendatarios o parceleros y mi abuelita como ella trabajaba con ellos en este terreno ella era arrendataria y se desplazaba a trabajar a la hacienda y mi papá también cuando ya tomó la edad de trabajar en ese tiempo la edad era de quince dieciséis ya ingresaban a trabajar y como se concentraba el trabajo, la industria era de la panela, esto la mayoría eran trapiches, la hacienda contaba con el trapiche principal era del chocho y también había uno por allá en Buenos Aires, que también era de esa familia y había otro por allá en Viena que también era de esa familia y pues mi papá también empezó a trabajar también en eso de, en la fabricación de los trapiches de fabricar panela y mi abuela pues ya a lo último cuando llegó pues en el año sesenta y dos me parece, cuando parcelaron todo esto que ya decidieron venderles a los arrendatarios pues ella adquirió esta propiedad ahí y de ahí para acá pues, y ellos no se alejaron de acá, porque vivieron en otras fincas pero de la misma hacienda y a lo último terminamos acá y ya siguió la tradición de mi papá, mi abuela y nosotros quedamos a la final como herederos de esto, de la misma finca…" (J. Acosta, entrevista personal, 22 de Marzo de 2010)
"…No hasta ahí cuando hecho don Jorge a parcelarles les vendió las tierras pero eso era ¡baratísimo!, figúrese el pedacito que a mi medio me lo dio por quinientos pesos… quinientos pesos una fanegada de tierra y yo fui por allá a Bogotá y me hizo la escritura…" (G. García, entrevista personal, 30 de Marzo de 2010)
"…Mi papá llega a una finca, allí de un cucho (sic), de Ernesto Liévano, él era el dueño del trapiche y él fue el que trajo a mi papa ahí, ahí llegamos nosotros, ya con el tiempo mi papá compró el lote abajo pero a los años, como en los años ochenta y algo, fue en el año ochenta y tres ochenta y cuatro y este lote yo lo compré en el año noventa y siete compre yo este lote o sea que tengo doce años yo de haber comprado yo este lote…" (A. Capera, entrevista personal, 23 de Marzo de 2010).
Los anteriores relatos manifiestan el desmembramiento de "El Chocho" producto de la parcelación, la reforma agraria y acciones de compraventa entre arrendatarios y propietarios, la tierra se pone a disposición de nuevos compradores que se interesaron en el lugar por distintas razones, por un lado porque al adquirir la tierra se titulaba al comprador como propietario y otro factor que influyó, fue el bajo costo de la misma, lo que permitiría a los nuevos habitantes asentarse como una nueva comunidad mediante las condiciones dadas luego del conflicto. Los nuevos propietarios algunos eran herederos de antiguos jornaleros de la hacienda, otros eran migrantes de violencias producidas en otras regiones del país a causa de la lucha bipartidista por la misma tenencia de la tierra, y por compradores foráneos que simplemente se interesaron en el terreno para ejercer sus actividades económicas o de descanso. Los nuevos propietarios que heredaron sus tierras y los habitantes que estaban en calidad de arrendatarios pasaron a ser propietarios, cambiando la dinámica social establecida en la antigua hacienda, proponiendo una nueva estructura social, basada en familias migrantes propietarias de las tierras, dueñas de pequeños cultivos de auto abastecimiento e integrantes de un vecindario rural naciente. Estas familias construyen su identidad como comunidad a partir de la relación con el lugar, lugar que los funda, los une y los reúne. En consecuencia de esto la comunidad valoró sus nuevas tierras, intervino la naturaleza y aseguró la reproducción de las generaciones (Augé, 1992, p.52). La comunidad de la vereda Bosachoque, así como lo propone Augé, sembró en sus tierras para poderse establecer, o se integró en la mano de obra del lugar, la cultivó y regó sus propiedades con las quebradas que atraviesan la vereda, creó sus familias y de esta manera se fueron arraigando paulatinamente en el lugar.
4.7.1. Fragmentación de la tierra
Como lo anotamos en el apartado anterior la fragmentación de la tierra de la hacienda El Chocho es producto de varias condiciones coyunturales que dieron paso a una nueva economía campesina en el lugar, condiciones relacionadas con la forma de explotación de la unidad productiva a principio del siglo XX, así el ambiente de arbitrariedad circundante en el régimen cerrado de estos espacios laborales, resultado de esto las nuevas formas de mano de obra y un nuevo patrón en la tenencia de la tierra, seria imperante en la gestación en la construcción de un nuevo lugar, donde los nuevos propietarios en libertad de comercializar y de insertarse en nuevas economías serían importantes en la construcción de una nueva comunidad.
Para entender la fragmentación de la tierra, es necesario dar cuenta de cómo hacia el año 1925 empiezan a presentarse pequeños conflictos entre los propietarios de las tierras y sus arrendatarios. Los arrendatarios pedían que sus cuotas u obligaciones disminuyeran las cuales consistían en laborar en la hacienda 12 días al año sin remuneración alguna, cumplir con la jornada de trabajo de 12 horas, de 6 de la mañana a 6 de la tarde, cuando la hacienda lo dispusiera el trabajador debía pagar sus obligaciones en dinero y no en trabajo de acuerdo a un monto estipulado unilateralmente por el hacendado (Vega, 2004), también pedían que se les dejara comerciar libremente el café, porque como lo afirmamos antes, estos arrendatarios estaban obligados a vendérselo únicamente a la hacienda. Las razones para que los propietarios impidieran a los arrendatarios la siembra de productos comerciales en los lotes de pancoger eran múltiples y complejas: I) el arrendatario dejaría de cumplir con su obligación para dedicarse en su propio cultivo comercial y la hacienda se vería desprovista de mano de obra, que sería extremadamente escasa durante toda esta coyuntura; 2) el arrendatario alegaría que le pagaran mejoras en caso de ser desalojado pero, como ya se ha visto, los terratenientes no reconocían el derecho de propiedad, ni siquiera el resultante del trabajo del dependiente; 3) aún más grave para el propietario, el arrendatario pretendería derechos de propiedad sobre la tierra y pondría en cuestionamiento el dominio del propietario sobre la parcela que este le había adjudicado de forma temporal; 4) el arrendatario desarrollaría un espíritu de independencia y de confianza en sí mismo, que minaba toda la estructura de las relaciones sociales indispensables para el funcionamiento de este tipo de haciendas (Kalmanovitz, 2003, p.189). Era en este momento de particular obligación que los arrendatarios vendieran a los dueños de las tierras sus productos por precios inferiores a los establecidos por el mercado. Estas condiciones del contrato entre el propietario y el arrendatario generarían conflictos por la tierra que se ven inscritos en los siguientes relatos:
"…Eso eran tierras de la hacienda que ellos habían cogido de ver que había tanta tierra y la gente no era si no jornaleros, jornaleros ahí hicieron una reunión y se metieron y cogieron esas tierras y se metieron… los corambreros, corambreros se llamaban los que los que cogieron las tierras y se le sublevaron con Gaitán y los sacaron tallados de ahí por eso querían hiciera escrituras para que la caja agraria les prestara plata pero yo no sé qué pasaría por que la caja agraria a mi papá le prestaba plata…" (G. García, entrevista personal, 30 de Marzo de 2010)
Estos conflictos relatados por algunos habitantes de la vereda dan cuenta de la inconformidad de las condiciones de trabajo en la hacienda el Chocho, lo que provocaría manifestaciones violentas que se verían reflejadas en asesinatos y masacres en la región del Sumapaz, pero más que estas manifestaciones de violencia, la situación estaba ligada a una lucha por la tenencia de la tierra y los títulos de esta, recordemos que la tierra en este contexto simboliza poder. Considerando que son los primeros habitantes que adquirieron sus tierras los que ejercen roles reconocidos dentro de la vereda como la presidencia de la Junta de Acción Comunal y sobre esta institución comunitaria recaen responsabilidades que tienen que ver directamente con las decisiones de más relevancia del lugar: la construcción de los caminos, del acueducto, alcantarillado, alumbrado público, redes telefónicas, entre otras obligaciones de índole comunal como juntas y reuniones para determinar acciones sobre el lugar. Observándolo de esta manera el cambio de tenencia de la tierra más que la titulación, implica un poder que hace un tránsito entre propietarios y arrendatarios, otorgando un rol, un reconocimiento y una presencia en el lugar, la junta de acción comunal, que es conformada por los habitantes de la vereda. Estas juntas de acción comunal fueron creadas con la Ley 19 de 1958, durante el gobierno de Alberto Lleras Camargo en el contexto de la violencia bipartidista y la creación del Frente Nacional.
4.8 Manifestaciones violenta y legislación por la tierra
Una de las manifestaciones violentas se dio en 1933 cuando más de 600 campesinos invadieron terrenos de la hacienda, de inmediato el alcalde de Fusagasugá envío la guardia departamental que logró trasladar los colonos a esa población. El alcalde ordeno el "desarme" de los campesinos y el arresto de 33 de sus dirigentes (Marulanda, 1988). Con el estallido de conflictos las autoridades nacionales y departamentales se dieron a la tarea de construir proyectos de ley para generar soluciones al problema por las tierras. Ejemplo de esto fue la ley sobre "Expropiación de Tierras y Régimen de Propiedad Agraria" de 1933 presentada por Carlos Lleras Restrepo durante su representación a la Cámara, que buscaba poner fin al problema de las tierras y una de las leyes que supondría acabar con la mala distribución de la tierra, este serviría de plataforma para construir una nueva ley que diera cuenta del conflicto agrario y sería la Ley 200 de 1936. Esta fue presentada a los campesinos como el medio por el cual tendrían acceso a la tierra y una reglamentación justa en el trabajo, pero en realidad sirvió para sanear los títulos de propiedad de los terratenientes mediante la utilización económica de la tierra (Marulanda, 1988). Por lo tanto desde la década de los treinta se viene manifestando un movimiento campesino que lucha por la posesión legal y autónoma de las tierras que cultivaban, en este contexto los campesinos se vinculan a organizaciones políticas tales como la Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria, el Partido Agrario Nacional y el Partido Comunista, dando paso a sindicatos y agremiaciones campesinas que canalizaban las reivindicaciones y luchas por las tierras[21]Resultado de esto Jorge Eliecer Gaitán lideraría con su partido político "UNIR" la organización en defensa de los colonos y reformas en contra del sistema latifundista. Las organizaciones de izquierda entonces se movilizaron y reclamaron el dominio sobre las tierras públicas (Marulanda, 1984).
La reivindicación de la tierra en este proceso dio como resultado que las tierras se parcelaran y se insertaran en procesos de compraventa, procesos coyunturales con las condiciones sociales de los años 20 y 30 en la región.
Estos ejercicios de adquisición de la tierra a manera de compra venta permitió que los nuevos propietarios se convirtieran en actores que cambiarían el paisaje, con sus nuevas dinámicas de producción diferentes a las de la antigua hacienda. Como ya lo habíamos anotado antes los nuevos propietarios se dedicaron a generar una economía de auto abastecimiento y posteriormente a la construcción de galpones en el lugar La inserción de estas nuevas economías reflejadas en cultivos, economías domésticas de crianza de cerdos, construcción de galpones y fincas de descanso darían paso a una articulación económica con los municipios vecinos y la ciudad de Bogotá, esta economía instaurada en el lugar generaría un uso del suelo y este a su vez un nuevo paisaje rural, ligado a los nuevos habitantes y su relación con la tierra. Podemos afirmar que con la inicial fragmentación de la hacienda, la unidad de la propiedad se irá fragmentando más a causa de las heredades o hijuelas, forma de distribución de la propiedad dentro de la familia, que en los más de cuarenta años de fundada la vereda Bosachoque se ha dando por la muerte de los primeros dueños. También está presente la compra y venta de la cada vez más fragmentada propiedad a nuevos propietarios que en algunos casos destinarán su uso como casas de descanso, perdiendo dos de las características de la conformación de la vereda: inserción en una economía campesina de producción de bienes y la participación de los dueños y residentes en el proceso comunal. Por lo tanto la libertad de usar la tierra fue dejando una configuración espacial reflejada en la vida económica del lugar basada en las dinámicas internas de la comunidad y las relaciones externas con los lugares vecinos compuestas por las relaciones de trabajo, mano de obra y relaciones familiares inscritas en el lugar.
4.9 Uso del suelo y cambios espaciales
Los cambios en la tenencia de la tierra han devenido en cambios del paisaje que se pueden rastrear en el cambio del uso del suelo, para Sáenz et.al. (2005) es el impacto a nivel espacial por cambio de la cobertura vegetal natural a sistemas agrícolas o agropecuarios, con lo cual podemos relacionar los usos del suelo con los tipos de tenencia de la tierra en el lugar. Recordemos que el espacio rural de la vereda Bosachoque estaba mediado por la forma de explotación de la hacienda y gradualmente pasa a la fragmentación de la misma, obteniendo durante este tránsito una connotación configurada en diversidad prácticas económicas campesinas tales como la creación de una economía de auto abastecimiento con su base en la agricultura, esto producto de cambios sociales y políticos durante el siglo XX. Durante la primera mitad del siglo la producción de café y caña de azúcar estaba en proceso de disminución, cuando los nuevos propietarios compraron o heredaron las tierras de la vereda, algunos de los familiares de los nuevos propietarios trabajaron en los cultivos y trapiches de la familia Caballero, tal como da cuenta en uno de sus relatos Adán Capera cuando narra que al llegar a este lugar su padre se empleó en un trapiche, y de esta manera se pudieron establecer y construir su familia.
Luego de establecerse las nuevas familias del lugar empezaron a crear cultivos en sus tierras, con café, caña de azúcar, hortalizas, gramíneas y legumbres, entre otras, también usaron los potreros para que sus ganados en muy pequeña cantidad pastaran, por lo tanto se podía observar un paisaje compuesto por la agricultura y la ganadería de bovinos y porcinos. Aquí es preciso afirmar que algunas de las prácticas de pastoreo de ganado generaron nombres de lugares, creando y bautizando espacios que fueron reconocidos por esta práctica y que luego adquirieron una toponimia especifica, y hoy son otras veredas del corregimiento occidental:
"…Lo que si se es que por ejemplo manga del charco, es porque era un sector, porque una manga, era un charco un nacedero grande, entonces todo el mundo se refería los de la hacienda y mandaban a los mayordomos, los arrieros, lo vaqueros que lidiaban el ganado y decían vayan al sector manga del charco por el ganado iban y lo traían… También Piamonte que era un sitio donde tenían pie de cría entonces quedo Piamonte y así fueron bautizando las veredas…" (J. Acosta, entrevista personal, Marzo 22 de 2010)
Asimismo en los relatos se encuentra la diversidad de cultivos que se cosechaban en la pequeña propiedad:
"…Y principiamos a rosar y a formar huertas, para sembrar maicito, sembrar algo… se sembró habichuela, tomate, maíz y al principio que llegamos sembramos hasta café…" (A. Cortéz, entrevista personal, 22 de Diciembre de 2010).
Si bien buena parte de las familias se dedicaron a ejercer la agricultura como su economía domestica y familiar, otras familias usaron sus tierras para instalar pequeños galpones, forma que daría paso en los años ochenta a la industrialización de este tipo de ganadería que en una pequeña porción de tierra construye una casa que sirve de alojamiento para cientos de animales de corral. Entrada la última parte del siglo la vereda se vio intervenida por albañiles dedicados a la construcción de estos galpones. Como ya lo habíamos afirmado anteriormente esta práctica domestica integrada a un proceso industrial de producción rural permitió que algunas familias se capitalizaran y generaran relaciones comerciales con municipios vecinos. Lo anterior se puede observar en el siguiente relato:
"…Ya posteriormente ya unos…unos diez años a finales de los setentas y principios de los ochentas ya se colocaron unas codornices, ya pues lógico en galpones y más tecnificado y lo mismo que gallina de postura… ya vinieron también los avicultores, que ya llegó como en el año ochenta que empezaron a llegar los avicultores montaron galpones, pequeñas granjas, ya después vino una bonanza del pollo como en el ochenta y cinco, ya llego cantidad de personas a hacer galpones y pues así siguió la bonanza de la avicultura… (O. Castellanos, entrevista personal, 22 de Marzo de 2010)
Existe una doble implicación, la cual consiste primero en un auto abastecimiento, pero la llegada de grandes empresas las cuales tiene dos tipos de explotación la primera es pollo de engorde y la segunda gallinas ponedoras, este mercado es para un abastecimiento regional y nacional. Estas explotaciones requieren gran cantidad de personal porque es intensiva en mano de obra, los migrantes que llegan se establecen como arrendatarios de piezas o casas a manera de población flotante dentro de la vereda. La rotación de la mano de obra se da porque en la zona hay varios sectores dedicados a este tipo de producción, asociada a INCUBACOL y otras empresas que compran a los pequeños productores su producción de huevos y animales para luego distribuirlos en los mercados nacionales.
Si bien lo anterior da cuenta de un uso del suelo relacionado con el nuevo patrón de tenencia de la tierra, también reafirma que surgieron nuevos tipos de propietarios en las tierras fértiles invadidas por el capital y las grandes haciendas se sub dividieron por la herencia, pudiéndose apreciar que los espacios desarrollados eran relativamente más pequeños móviles, tanto por el arriendo como por la roturación por compra-venta (Kalmanovitz, 2003). Observamos entonces como por el debilitamiento y posterior ruptura de la explotación de la tierra por medio de la hacienda, causado por los movimientos sociales que buscaban reivindicación de la propiedad lograron construir nuevas economías implícitas en espacios rurales y las lógicas de producción rural que han emergido durante el siglo XX, dando paso a migraciones campesinas y producto de estas migraciones surgieron establecimientos estructurados en vecindarios rurales tipo vereda. La instauración de nuevas economías rurales dio paso a un uso del suelo propio de estas prácticas y en consecuencia un nuevo paisaje materializado en cambios espaciales construidos por la relación con la tierra, el trabajo y la familia.
Lugar, identidad y relación en la vereda Bosachoque
Es posible entonces observar en el lugar, la identidad y la relación que propone Augé (1996) como dimensiones que se suscitan e intervienen en el espacio para construir el lugar y dar sentido al lugar, la relación en este caso es la coyuntura de la reforma agraria y el conflicto de la tierra en la zona del Sumapaz en las tres primeras décadas del siglo XX y la posterior fragmentación y acceso a la tierra a mediamos del mismo siglo, de esta manera el cambio en la economía, patrones de tenencia en la tierra y nuevas formas de contratación generan refundaciones que darían cuenta nuevas transformaciones en la economía, que suponen una ruptura de los lazos generalizados de subordinación económica social, política e ideológica, fundamentados en el dominio hacendatario tradicional, permitiendo el surgimiento de nuevos sectores sociales y, con ello, la consolidación de un nuevo tipo de campesinado autónomo, vinculado como propietario pleno de sus explotaciones, al tiempo que la emergencia de un cada vez más vasto semiproletariado rural (Jaramillo, 1986, p.187). Sería esta condición la que conllevaría a la refundación del lugar que conocemos como la vereda Bosachoque, que se inscribe como comunidad rural naciente luego de la desaparición del la hacienda el Chocho. Este nuevo asentamiento se reconoce como comunidad al generar espacios de participación política y social como la escuela y la junta de acción comunal. Estas dos instancias como primer momento para construir su identidad. Esta identidad propone una comunidad de características rurales, con economías autónomas relacionadas con sus lugares cercanos, el municipio de Fusagasugá y la capital Bogotá. Durante la recopilación de relatos orales se manifestaron características de su identidad a través del tiempo, flexibles pero presentes en cada relato, manteniendo el sentido del lugar y relación identitaria con el mismo. Estos relatos orales fijos en la memoria colectiva de la comunidad dan cuenta del devenir de su historia, narrando su poblamiento y el asentamiento, dejando ver la importancia de sus experiencias personales, familiares y logros colectivos con su lugar de asentamiento. Narran desde lo local los momentos anteriores a su poblamiento, que dan cuenta de la existencia de la hacienda El Chocho, y como esos cambios influyeron y fueron escenario de su asentamiento. Reflejando de esta manera el conflicto por la tierra y la lucha agraria de la región en el Siglo XX.
En el siguiente capítulo veremos cómo se podría seguir tejiendo un punto en común, punto donde tiene lugar la tensión que podríamos solucionar alternativamente con el uso de la memoria colectiva viviente en el lugar y los conceptos de las ciencias sociales propuestos por la escuela.
CAPITULO 3
Descubriendo la vereda como lugar de producción de conocimiento
Esta propuesta didáctica[22]se presenta como una posibilidad de solucionar la tensión que se genera entre la cultura popular y la cultura escolar como ya lo hemos observado, esta propuesta se enmarca dentro de la doble hermenéutica de las ciencias sociales, para tener en cuenta el contexto en el que se inscribe el sujeto. Para esto tomamos a Giddens que insiste en la concepción de doble hermenéutica para dar cuenta del "rasgo distintivo de las características contextuales en las que se desenvuelve la acción y el significado en el proceso histórico de constitución de la vida social" (Ortiz, 1999, p.15). Es importante tener en cuenta este proceso porque propone dentro sus funciones la importancia de la significatividad del objeto de estudio, es decir en nuestro caso la comprensión de las relaciones que se construyen a partir de la interacción entre la escuela y la vereda, así la incorporación de procedimientos interpretativos que se observan e implementan para comprender esta relación, entendiendo cómo la comunidad se relaciona con procesos históricos, geográficos y ambientales, que mas allá de explicar el objeto lo interpreta relacionándolo con los significados generados en su contexto cultural.
Con esto se pretende comprender por un lado la experiencia de nosotros como investigadores y por otro lado la experiencia de los sujetos (o agentes) en su contexto cultural, logrando con esto un diálogo que permite flexibilizar la tensión entre la cultura escolar y popular. Si bien la reflexión de los agentes como investigadores y a su vez de los agentes como constructores significativos de la realidad a través del lenguaje, en este caso por medio de los relatos orales, permite el acercamiento no objetivista de la teoría social positivista, la cual propone observar desde afuera o etic los significados, construyendo un modelo aséptico de observación y análisis en el que los valores y prenociones deben ser superadas. Por el contrario la propuesta surge como emic, reconstruyendo los sentidos o significados construidos en el lugar y son producto de la acción de los agentes al construir la vereda. Así mismo, se busca presentar en un estudio de la educación la ruptura con el dualismo de estructura-sujeto propuesto desde el siglo XIX en las ciencias sociales, de los cuales los principales paradigmas tomaban partido. Si bien para los estructuralistas y funcionalistas "comparten el supuesto de que la realidad social se modifica, en virtud de los procesos objetivos que se imponen a los individuos desde afuera" (Ortiz, 1999, p.19), precisamente el discurso de Giddens critica esta postura al afirmar que se opone a "la idea de que el mundo social se rige por mecanismos casuales proveniente de la racionalidad objetivas de las estructuras. Es decir se opone a la idea de una dinámica propia de la objetividad al margen de la praxis humana" (Ortiz, 1999, p.19). Por esta razón señala que la doble hermenéutica tiene en cuenta a la acción de sujeto en el contexto a diferencia del estudio estructural del sujeto. Así como nosotros tenemos en cuenta el contexto del sujeto donde construye su historia y su sentido de lugar. Porque al reconocer la praxis del sujeto en el contexto, es reconocer que "lo social es producto de los actores y que los actores son, así mismo producto de lo social" (Ortiz, 1999, p.6)
Teniendo en cuenta lo anterior, la acción del sujeto en últimas construye su realidad, que es social, al vincularse en comunidad y la cual no debe desarticularse de las instituciones, en este caso la escuela. Porque esta acción que se materializa en la cotidianidad genera un conocimiento, que no está inscrito en las instituciones, si no en buena parte del lugar en el que interactúa socialmente. Es decir, que así como lo concibe Giddens, el sujeto produce un significado y un sentido de su realidad, que para nosotros es importante tener en cuenta para lograr vincular al lugar con la escuela.
Esta vinculación que hemos llamado tejido hace flexible y posible tener en cuenta, las producciones de sentido y de significado del lugar insertas en los relatos orales, para así, lograr una flexibilidad o solución a la tensión presentada entre la cultura escolar y popular.
Esta flexibilidad que se trata de tejer entre las dos culturas, está mediada a partir de la retroalimentación que se produce entre la cultura popular y la escolar usando los relatos orales construidos y reproducidos por los agentes que han vivido o habitan en la vereda. Encontramos por medio de esta propuesta que los y las estudiantes podrían realizar una lectura del lugar donde viven a partir de "la percepción de relaciones entre el texto y el contexto" (Freire, 1981). Y con esta lectura del contexto pueden relacionar su realidad con la escuela.
Observándose así, esta retroalimentación se convierte en una propuesta didáctica al relacionar las diferentes disciplinas de las ciencias sociales con el objeto de dar herramientas conceptuales a los niños y niñas para que estos realicen una lectura de su entorno ó en palabras de Freire un acto de leer[23]Esta lectura esta propuesta desde lo local hacia lo global, así el niño y la niña podrán relacionar los diferentes conceptos que provienen de una retroalimentación de la cultura popular y la escolar, para ver como los distintos conceptos de las ciencias sociales desde la historia y la geografía se presentan en la escuela viven y en su contexto, hacen parte de su experiencia y su relación con el otro tal como fue observado en los dos capítulos anteriores.
Enmarcamos nuestra propuesta dentro de la didáctica general[24]porque encontramos que una de las constantes es la recontextualización (Bernstein, 1996) y el método tradicional en el momento de la enseñanza, omitiendo el objetivo de las ciencias sociales en la educación básica y media propuesto por los lineamientos para la ciencias sociales del Ministerio de Educación Nacional (MEN), este objetivo propone que durante el proceso de enseñanza de las ciencias sociales, los estudiantes aprendan a comprender el mundo, vivirlo y transformarlo; en otras palabras dificultan la promoción de ciudadanas y ciudadanos que de manera responsable, justa, solidaria y democrática, intervengan en su comunidad, la comprendan, la critiquen y la transformen cuando sea necesario[25]En nuestras observaciones, encontramos que esto se produce por ceñirse a métodos de la escuela tradicional donde pudimos observar que los niños y niñas memorizan los conceptos y no los relacionan con su vida cotidiana o el proceso esta mediado por el uso de la disciplina; el ejercicio de retroalimentación de las dos culturas le daría paso a una enseñanza propuesta desde un paradigma crítico hermenéutico. Por un lado la generación de conocimiento dentro de un dialogo entre la escuela y su contexto y en otra dirección en la relación que se da a partir de este dialogo, consideramos que este ejercicio se integrarían más elementos a la enseñanza de la ciencias sociales, para optimizar sus conceptos, esto daría como resultado que en el ejercicio de recontextualización se articule el discurso popular como una alternativa para aprender desde el contexto y visibilizar los conceptos construidos en esta cultura. De esta manera ese diálogo o tejido entre las dos culturas se inscribiría dentro de la didáctica, respondiendo al concepto de las ciencias sociales propuesto desde los estándares del MEN, el cual propone unas ciencias sociales critico-reflexivas y de carácter hermenéutico, que en ultimas genera herramientas para la comprensión del mundo; articulando este concepto y la propuesta de tejido entre las dos culturas, la tensión observada se podría solucionar al articular la escuela con su contexto para darle sentido al conocimiento escolar y popular. Es en este momento donde las producciones populares serian retroalimentadas en procesos históricos, geográficos y ambientales. Y las producciones escolares de conocimiento a su vez serian retroalimentadas por el sentido que le imprime el lugar como relación, identidad e historia.
En esta propuesta se ha tenido en cuenta la visión de las ciencias sociales que se plantean dentro de los objetivos que propone los estándares, lineamientos y la malla curricular de Fusagasugá. En el caso específico de nuestra investigación abordamos el objetivo final, propuesto para el grado 5° de primaria de la escuela rural de la vereda Bosachoque, el cual contempla reconocer que tanto los individuos como las organizaciones se transforman con el tiempo, construyendo un legado y dejan huellas que permanecen en las sociedades actuales.
Si revisamos el anterior objetivo propuesto por los Estándares Básicos de Competencias en ciencias sociales relacionándolo con lo observado en el trabajo de campo hecho para el primer capitulo y articulándolo con la propuesta-tejido, es posible ver que buena parte de los conceptos dados en el espacio de la clase, son conceptos estáticos, que denotan una realidad ya dada que no posibilita la emergencia del sentido, la relación con el lugar y las experiencias construidas en la realidad. Consecuencia de esto, los conceptos se dislocan o se desencuentran con la realidad, generando una renuncia a lo inmediato, a lo cotidiano, es decir a las experiencias inscritas en la cultura popular de la vereda Bosachoque.
Entones en este capítulo propondremos la producción oral recolectada como ejercicio didáctico y su relación con el currículo. Dividiremos el capitulo en dos partes, la primera parte conceptualizaremos la importancia de relacionar los relatos orales con la cultura escolar y en la segunda parte relacionaremos los relatos orales con el currículo para el grado quinto de primaria. Esto con el objetivo por un lado para darle la importancia y relevancia las producciones de conocimiento que genera la cultura popular y por otro lado retroalimentar los conceptos inscritos en el currículo desde la tradición oral de la vereda Bosachoque. Para al final dar cuenta de cómo se podría solucionar la tensión entre la cultura escolar y la cultura escolar reconociendo los saberes producidos en el contexto de la vereda Bosachoque.
Retomando el ejercicio propuesto en el segundo capítulo podemos dar cuenta de cómo estos relatos previamente recogidos pueden retroalimentar el currículo de ciencias sociales, dando un valor desde la experiencia de sus habitantes, generando así un currículo por decirlo de esta manera "vivo", donde aparece el lugar como proceso comunicativo interrelacionando al sujeto con su contexto a partir de la identidad o la proyección significativa del yo a un objeto, la relación que implica la interacción como alteridad y la historia como un tiempo inscrito en el espacio.
Relación de los relatos orales y la cultura escolar
Tomando este concepto damos cuenta de cómo este tipo de ejercicios de retroalimentación evidencia una apropiación de la cultura escrita y de cómo esta cultura en muchos casos desvaloriza la cultura oral, en nuestro caso los relatos orales, por pretender que pertenece a un analfabetismo o como lo señala Barbero a la incultura (Barbero, 2003). De esta manera invisibilizan producciones locales de conocimiento, que en su contexto generan un cumulo de saberes vitales para la vida cotidiana. Saberes que dan cuenta de procesos que implican una estructura cotidiana, real y vivida por sus habitantes. Es preciso anotar que es importante aprender a leer estos espacios y tiempo enmarcados en la cultura popular y que no están dentro del currículo de la escuela. Aprender a leer la realidad vivida generaría competencias diferentes a la de la escuela, por ejemplo competencias para la vida. Lo que genera la escuela en este momento es competencias lectoras para la inserción en el proceso de enseñanza propuesto por la escuela, desconociendo en últimas las realidades locales que también construyen historias y significan lugares desde sus cotidianidades impulsando la creación de comunidades con características especiales, dependiendo de su relación con la tierra, con sus costumbres, ritos, juegos etc. Si tomamos las características anteriores en la relación del sujeto con el lugar, podemos observar que si efectivamente en esa relación se construye conocimiento que es vehiculizado en las prácticas cotidianas y se pueden ver reflejados en las narrativas populares, como en nuestro caso, en los relatos orales, el relato que se construye como conocimiento necesita de una pre concepción del mundo de la acción (Ricoeur, 1984), es decir que el sujeto se encuentra familiarizado con la secuencia de hechos que se están contando, de esta manera se teje una red conceptual de la acción.
Una de las consecuencias en generar competencias lectoras al servicio del proceso pedagógico propuesto por la escuela y lo que esto implica, generar competencias para el sistema escolar, es que en ese proceso se desconoce la cultura oral, pero en este proceso no se generan hábitos de la cultura escrita, es decir no se crean hábitos en producciones escritas que se enmarquen en otros discursos, solo en el discurso de este sistema. Como ya lo habíamos anotado el discurso escolar es uno y en este sentido solo genera competencias con un solo objetivo, es decir los estudiantes no solo no aprenden a relacionar el currículo con su realidad sino que tampoco aprende a leer y escribir, esto se denotaría el alfabetismo funcional: No aprende a leer para la vida y no aprende a escribir de otra manera que no sea para los intereses de la escuela.
Si revisamos el concepto de competencia, entendiendo competencia como un conjunto de destrezas del saber hacer con la capacidad empresarial de competir, esto es, de ganarle a los otros competidores en la capacidad de producir rentabilidad (Barbero, 2003), nos damos cuenta de que el concepto corresponde a un interés económico ligado al interés del Estado y el Mercado de generar una educación funcional a las tendencias económicas del momento. Es esta una manera de ver como en la escuela, la idea de competencia se convierta en una lógica por encima de la lógica de crear, muy diferente al concepto de competencia que queremos dar cuenta con la relación del relato oral y la clase de ciencias sociales.
Esta competencia vista desde Bourdieu se convierte en una competencia cultural donde afirma que es un sistema de disposiciones propias del sujeto para aprender, donde se integran sus experiencias, su trayectoria cultural, o los modos de adquirir estas disposiciones (Barbero, 2003). Visto de este modo podemos afirmar que los relatos recogidos dan cuenta de esas competencias basadas en la experiencia del trabajo, su relación con la tierra, su relación con la vereda, con sus vecinos y otras relaciones mediadas por la política, la economía y la cultura. Relacionamos el término de competencia con el relato oral porque es evidente que las prácticas que hacen posible la vida social dentro de la vereda no hacen parte de un cumulo de conocimientos propios de la cultura escolar sino que existen otros factores que influencian este aprendizaje para la vida, para el trabajo, para relacionarse con el otro.
Viéndolo desde este sentido la propuesta de relacionar los relatos orales con la clase de ciencias sociales toma esta dirección, la de acceder a un conocimiento basado en la experiencia con la pretensión de diseñar un modo de producción de conocimiento más real que pueda comprender y cambiar los saberes institucionales por unos saberes capaces de cambiar los valores simbólicos generados por la cultura escolar.
Entonces esta relación que pretendimos tejer entre los relatos orales y la cultura escolar resulta un poco irrisoria por la concepción que tiene la cultura escolar de las producciones de conocimiento de la cultura popular. Vimos que el concepto no está a favor de una relación en términos de retroalimentación porque la escuela se encuentra en un distanciamiento o dislocación en términos conceptuales de la vida real de sus estudiantes desconociendo su contexto y los saberes producidos en estos contextos. La propuesta trata de inscribir y relacionar esos relatos orales para generar una competencia cultural, donde se reconozcan los valores de lo local en términos de construcción de conocimiento.
Relación de los relatos orales y el currículo
A través de una metodología participativa buscamos relacionar los relatos orales y el currículo a partir de dos procesos: un primer proceso fue la búsqueda del sentido y el imaginario del lugar en la producción de mapas de la vereda Bosachoque por parte de los estudiantes del grado 5° de primaria y el otro proceso se dio durante un diálogo entre generaciones, en el que participaron los mismos niños del grado 5° de primaria y algunos adultos mayores del lugar, este ejercicio implica observar que esto está fuera de la escuela, porque esta asume la función de socialización de las generaciones jóvenes, aislándolas de su contexto. Ya se había hecho un ejercicio previo en clase ciencias sociales donde a los estudiantes del grado 5° de primaria se les invitaba a hacer un recorrido por la vereda Bosachoque para reconocer los lugares donde sus padres o abuelos habían generado una dinámica social propia de vecindario rural. Descubrieron por medio de los relatos de algunos habitantes el origen de los nombres de los lugares, algunos nombres muy particulares y otros producidos por procesos de acceso y fragmentación de la tierra, que como ya lo habíamos anotado antes fue producto de la reforma agraria de antes de mediados del siglo XX, teniendo implícitos en estos procesos de adquisición de tierra todo un legado cultural, histórico y geográfico sucedido a partir de esa nueva tenencia y la crisis social de una forma de explotación colonial como lo fue la hacienda El Chocho. Los estudiantes se mostraron entusiastas de nombrar y reconocer esos lugares como propios, a razón de que sus abuelos o padres habían participado en la construcción del espacio ellos mismos viven y transitan. Se interesaron por averiguar más historias de la vereda preguntándole a sus abuelos acerca de la historia local del lugar y participando activamente en el recorrido. Notamos un claro interés de algunos niños y niñas que sabían historias del lugar contadas por sus padres al compartirlas con otros niños alimentando el ejercicio de esta manera. Vinculamos también a algunos habitantes mayores para que relataran a los estudiantes sobre las historias inscritas en los caminos de la vereda, pudiendo evidenciar así las prácticas económicas que tenían lugar en el espacio de la vereda y en la antigua hacienda el Chocho.
Por un lado observamos el interés generado por el relato oral y como los estudiantes articularon sus saberes construidos en sus casas por sus familias y como desde este saber participaron y permitieron generar un ejercicio circular o de intercambio de relatos que en cada momento uno retroalimentaba al otro. Pudieron dar cuenta de los trabajos de sus padres, de sus lugares de labranza de la tierra, del cuidado del ganado o de los galpones, relacionando la economía de auto abastecimiento de la vereda, se encontraron con relatos que dieron cuenta del pasado comercial de la hacienda el Chocho y de las relaciones que se generaron durante este pasado, entablaron una relación entre el agua y de cómo algunos de sus usos ya no existe por la contaminación, se relacionaron con algunos habitantes mayores que se convirtieron en portadores de un saber logrado con el tiempo, ganado con la experiencia y el trabajo.
Pudimos notar que la escuela en su ejercicio curricular no tiene en cuenta estos relatos para la enseñanza de ciencias sociales y contrastamos con la vivencia de los recorridos donde se dio cuenta de procesos culturales que no se evidenció en las clases observadas y esto por el desconocimiento de lo local, por el desconocimiento de la vereda como un lugar de producción de conocimiento.
Tejido entre el relato oral y la malla curricular de ciencias sociales en el grado 5° de primaria de la escuela rural de la vereda Bosachoque
Para poner en evidencia los conceptos sugeridos por el currículo los tomaremos textualmente de la malla curricular:
En esta ilustración podemos observar la cultura escolar (C.E) como generadora de un discurso hegemónico y dominante en la escuela, esta cultura recontextualiza los conceptos y los distribuye e incluye en el currículo. Este discurso logra mediar y generar una tensión entre la cultura popular (C.P) y la cultura escolar. También son las prácticas pedagógicas en su ejercicio quien recontextualiza el sentido y los significados generados en la cultura popular incorporándolos al currículo. De esta manera la historia oral (H.O) toma un carácter funcional y transmisor de la cultura.
Observándolo en este sentido el currículo se convierte en un producto propio de la cultura escolar, como si se tratase de un enmarcamiento que convierte a los demás elementos de su discurso en partes funcionales de un interés particular de la escuela.
Pero para Medina Gallego la integración curricular debería verse desde una "perspectiva dinámica e investigativa que convoque a una actitud creativa e investigativa, al interior de las instituciones educativas en el desarrollo de la vida escolar y la práctica docente" (Medina, 1996, p.88) en este medida tratamos de construir una mirada que integre las experiencias del sujeto o de la comunidad de la vereda Bosachoque, convirtiendo el currículo en una experiencia dinámica como lo señala Gallego.
Por eso abordamos directamente la malla curricular (Ver anexo 4) propuesto por la Secretaria de Educación de Fusagasugá para el grado 5° de primaria:
En el eje 2 ubican la geografía y dentro de su eje conceptual llamado: "Colombia y su economía" y como subtema sugerido: "Las regiones colombianas y sectores económicos: Primario – secundario – terciario." los estudiantes de este grado podrían dar cuenta del sector primario de la economía desde los relatos orales contados por los primeros habitantes de la vereda donde afirman como construyeron sus parcelas y sus cultivos, generando pequeñas economías de autoabastecimiento, podrían buscar en estas fuentes y en esos lugares los conceptos que den cuenta de este ejercicio, conceptos como el de agricultura y economía rural, notando que el país usa en buena parte su espacio geográfico para el desarrollo de esta economía. Sabemos que el desconocimiento de la vereda por parte de la escuela genera vacios conceptuales, pero de este modo, usando los relatos como un modo de explicar, evidenciar y experimentar el concepto se lograría poner en realidad el concepto de sector primario de la economía en Colombia, usando los ejercicios agrícolas de su propio espacio vivido y transitado.
En el mismo eje se plantea enseñar y aprender "Regiones colombianas: relieve – hidrografía – climatología", como subtema sugerido para "Colombia y su geografía física", para este concepto queremos reflexionar en una parte, es, el tratamiento que se le da en el libro de texto al poner en el caso del agua, a manera de inventario, donde se debe aprender los nombres de los ríos más importantes del país, así entonces se invisibilizan las corrientes de agua que corren por la vereda, sus nombres, sus orígenes y la logia que genera la relación con el agua dentro de su espacio. Recordemos que algunos de los habitantes, relatan como hace algún tiempo, antes de la llegada los galpones y los criaderos de cerdos en los años ochenta, sus habitantes se relacionaban con el agua de su vereda de una manera diferente, en términos de socialización, como un lugar de reunión y de recreación, sus ríos eran un espacio donde se compartían vivencias y experiencias, donde las mujeres lavaban sus ropas y algunos de sus niños aprendieron a nadar. Esto no se contempla en la acción pedagógica, por la misma razón, el desconocimiento de la vereda. Este ejercicio permite reconocer el agua no solo como recurso natural en un discurso capitalista, sino los ríos y las quebradas de la vereda como espacios perdidos que se pueden recuperar por medio del conocimiento que se genero en su lógica. No solo el agua es un inventario sino también un espacio vivido.
Como subtema del mismo eje se sugiere tratar el tema de "Distritos, Departamentos, municipios, comunas, corregimientos" como una "Organización Política administrativa de Colombia", así, con este tema notamos como la malla curricular del municipio de Fusagasugá no incluye en buena parte el concepto de vereda, aun sabiendo que existen vereda en su "organización política administrativa", recordemos que más que una parte de esta organización es un lugar que tuvo un proceso de construcción y que dentro de este proceso hubo dinámicas que le dieron características de vecindario rural de vital importancia para sus habitantes. De esta manera podemos con el relato de refundación del lugar que da cuenta del nacimiento de la vereda generar un proceso de reconocimiento dentro del espacio, de resignificacion y resimbolizacion. Dimos cuenta previamente de cómo durante un recorrido se relataron historias acerca de sus antiguos habitantes, caminos, nombres de lugares y sus orígenes que evidencian un proceso de apropiación del lugar llamado vereda. Y es por medio de este relato que los estudiantes se dan cuenta de cómo estos conceptos son reales y por decirlo así experimentados por sus habitantes.
Por otro lado dentro del eje de historia se sugiere enseñar "Colombia precolombina" con el tema de "Primitivos pobladores: organización económica, política, social y cultural", cabe anotar aquí que en el espacio donde hoy se ubica la vereda Bosachoque, existió para la el momento sugerido por la malla curricular, pobladores de Usatama, y que se puede retroalimentar con algunos habitantes de la vereda que le atribuyen el nombre de Bosachoque a un nombre pre hispánico, buscando hallar una relación en el nombre de su vereda y los habitantes prehispánicos. Cobrándole con esto un sentido al lugar.
También en el mismo eje presentan "Colombia Colonial" donde se podría dar cuenta por medio de los relatos de algunos habitantes de la hacienda el Chocho como un lugar que contenía al espacio donde hoy se encuentra la vereda, las relaciones económicas, política y culturales que se generaron a partir de la producción de caña y café, y de cómo la fragmentación de la tierra origino el espacio actual de la vereda, heredando algunas prácticas sociales y económicas. Este relato permitiría a los estudiantes ampliar sus conocimientos más allá de nombrar la vereda como parte del orden político administrativo que muchas veces es abstracto, como un lugar originado por procesos tangibles en las experiencias de sus habitantes e inscritos en el espacio, por ejemplo los caminos dan cuenta del comercio generado por la hacienda, transitado por arrieros, el mismo camino transitado por sus ancestros también en ejercicios comerciales y rituales, es decir que el conocimiento de sus orígenes como vereda por medio del relato, daría cuenta no solo de esto sino de procesos más amplios que van más allá de una sugerencia en el currículo. Además con esto se lograría relacionar su espacio con los temas articulados con los relatos orales.
Luego en la malla curricular sugieren "Colombia invadida" como ámbito conceptual donde el subtema sugerido es "invasión del territorio colombiano", bajo esta sugerencia es posible dar cuenta de esta invasión como aquí se le sugiere con las practicas de la vereda, las practicas ganaderas, la inclusión de especies vegetales y animales, el proceso de aculturación y de refundación de lugares, negando un legado pre hispánico. Más que tratar de encontrar algún relato que dé cuenta de estos procesos es posible vivirlo en el espacio.
Dentro del mismo eje está contemplada "Colombia Republicana" y durante este periodo en algunos relatos se evidencia como la lucha por la tierra tuvo lugar en la región del Sumapaz, así lo afirman algunos habitantes de la vereda, y como de esta lucha por una reforma agraria de mediados de siglo XX, también dio origen a la vereda, es importante reconocer estos procesos para dar cuenta que la vereda no es estática, que así como el relato tiene características que se transmiten y son a veces son resultados de transformaciones sociales.
La malla curricular en el eje 4 crea un ámbito conceptual llamado "El Estado y su organización" y en uno de sus subtemas sugeridos es conocer "Senado – Cámara – Consejo", a propósito del ejemplo del ejemplo de una de las observaciones de la clase de ciencias sociales, donde ya describimos el ejercicio como lo propuso la docente encargada. En este caso se desconoció que la vereda también tiene una organización política y administrativa que elige a sus representantes por voto popular. En algunos relatos encontramos como este orden por decirlo así jerárquico en poca medida, se origino por los primeros habitantes del lugar, y esta primera llegada permitió a estos habitantes generar un ejercicio de representación frente a los habitantes de la vereda. Si el currículo en su ejercicio reconociera esos ejercicios de participación dentro de este espacio, que estas organizaciones (JAC) tienen unas funciones también y que sus acciones interfieren directamente en la vida social de su espacio, sería más real para los estudiantes aprender conceptos que por su grado de abstracción son de difícil comprensión. El relato pone en términos reales y vividos estos procesos dentro de la vereda.
Al final el eje 5 propone "El ser cultural" y las "Fiestas cívicas y folclóricas", démonos cuenta acá a primera vista de cómo se separan las celebraciones, entre cívicas y folclóricas, donde lo cívico pertenece a las celebraciones patrias y lo folclórico a fiestas que son representadas en bailes tradicionales que muchas veces son traídos de otras partes, sin criticar esto, queremos dar cuenta de que algunos relatos cuentan de las costumbres de la vereda, celebraciones de índole religioso, bautizos, matrimonios, viacrucis, pero también de celebraciones deportivas y de fiestas campesinas. Estos relatos también dan cuenta de fiestas y celebraciones heredadas por las prácticas sociales de la hacienda El Chocho, momentos en el que la comunidad se une, se reúne y por medio de la celebración también generan lazos de solidaridad construyendo su comunidad por medio de esta práctica. Es posible retroalimentar este eje por medio de este tipo de historias donde desde las relaciones sociales es posible explicar cómo lo cultural hace parte de un todo que construye su vereda.
De esta manera se podría pensar en el currículo como un proceso de investigación el cual compromete al individuo (formación integral), a su contexto (formación integrada) y la relación entre el individuo y su contexto (formación integradora), para mejorar los aprendizajes en la formación de la persona y el mejoramiento de la calidad de la vida de la institución escolar y la comunidad (Medina, 1996).
Tomando lo anterior seria el sujeto el que se encarga de ese proceso de investigación relacionando su experiencia, llevándola al salón de clase y este como escenario de discusión y participación en los procesos de construcción de conocimiento. Se enmarcaría esto entonces en un proceso interdisciplinario que integra diferentes ambientes educativos-áreas de conocimiento-y campos formativos-niveles a través de un plan de estudios como elemento operativo de distribución espacio temporal de unos conocimientos (Medina, 1996). Esta concepción permitiría además hacer visibles los problemas locales, regionales, nacionales y globales en discusiones libres e inscritas dentro del proceso educativo, pudiendo compartir puntos de vista de manera objetiva bajo el respeto por la opinión del otro. Saldrían a flote las necesidades de construir las ciencias sociales integradoras e interdisciplinarias, donde la creatividad, la discusión y la construcción sean la base de este proceso de aprendizaje. Para que este proceso, como proceso de investigación desde el currículo pueda generar esta dinámica constructora de conocimiento, el currículo debe ofrecer problemas y preguntas que deben ser resueltas. Nosotros proponemos que sean problemas y preguntas desde la experiencia de los estudiantes con el lugar.
A manera de reflexión, este ejercicio permite poner en juego o en dialogo hermenéutico con la realidad contada por la vereda, permite generar en la indagación de los relatos orales volver a ubicar los conceptos generados por la práctica, construyendo un espacio de aprendizaje mas allá y mucho más amplio que el propuesto por la malla curricular. Con la animosidad de quien cuenta la historia, sus gestos, sus sentimientos puestos en cada detalle, así se haría posible que el contexto propuesto por la escuela se flexibilizara, mirar a la vereda también como un lugar donde se produce conocimiento, reconociéndola como un espacio, producto de un proceso que se relaciona con la escuela. Es decir que una posible solución en la liberación de esa tensión que se presenta en la escuela entre la cultura escolar y la cultura popular seria articular la experiencia social y el conocimiento especializado visto en la escuela. Podría ser en la manera como se ponen en dialogo los saberes producidos en la escuela con los saberes populares socialmente construidos.
Por esto es importante que el Proyecto Educativo Institucional se construya como un conjunto de actividades y realización de prácticas resultantes del soñar, discutir y diseñar colectivamente una escuela que se comprometa realmente con el individuo, la comunidad y la calidad de vida de estos, un contexto en el que se trabaja el conocimiento para colocarlo en consonancia con la búsqueda de soluciones a problemas fundamentales del ser humano en lo material, cultural y espiritual (Medina, 1996).
Teniendo en cuanta esto, donde Medina Gallego afirma el proceso educativo como un resultado colectivo con el objetivo de buscar soluciones para resolver problemas fundamentales, encarnamos entonces desde el lugar y sus producciones populares como el relato, como la evidencia de la experiencia del sujeto en el contexto, de esta manera la vereda se podría concebir como un lugar donde también se produce conocimiento, conocimiento que si articulado con la escuela puede resolver problemas fundamentales entonces el proceso de enseñanza aprendizaje respondería efectivamente a los intereses del contexto.
5.4 Actividades Para La Integración Curricular
El ideal de Gallego esto sujeto a la predica de la verdad, la enseñanza del conocimiento y convertir el salón en un escenario de disputas apasionadas en el que se debata la vida, como un tema de interés general con rasgos históricos y científicos, sin que por estos se adquiera la rigurosidad de las ciencias y de la historia. Hay que traer la vida cotidiana a la clase y llevar la clase a la vida cotidiana de nuestros condiscípulos, es necesario recuperar y tener en cuenta sus gustos, dejar que irrumpan sus pasiones, colocarse al servicio de sus pasiones por pueriles que nos parezcan. Cada día nos convencemos más que entre menos académica sea la clase, mas aprenden los educandos (Medina, 1996, p.155). Con esto que tomamos como principio de nuestra metodología que pretendió describir la relación entre la cultura popular y escolar como una acción de integración curricular, así realizamos las siguientes actividades:
5.4.1. Observación en la escuela
La observación se realizara en las sesiones de clase de ciencias sociales de la escuela de la vereda Bosachoque, el objetivo de estas observaciones es mirar en profundidad como es el momento de la clase, la disposición de los y las estudiantes frente al currículo, los artefactos, tiempos y los usos del espacio en el momento del aprendizaje de los contenidos del currículo. Hacer un diagnostico para evidenciar los relatos que los y las estudiantes traen consigo de sus hogares o de la vereda y ver que incidencia tienen en el momento del aprendizaje.
Paralelo a esto se realizaron actividades desde la cartografía social para que los y las niñas identificaran los lugares que les son importantes individual y colectivamente (ver anexo 1), posterior a esto realizamos un recorrido por la vereda con los niños las niñas y contamos con la compañía de uno de sus habitantes fundadores la señora Ana Elvia Cortez de Martínez. Como se observa en la primera actividad los mapas dan cuenta del imaginario que los niños y las niñas tienen de los diferentes lugares y de su relación con los mismos. Para la segunda actividad los niños y niñas realizaron preguntas y escucharon los diferentes relatos que este habitante realizo los cuales giraron en torno a los cambios en el paisaje como la construcción de nuevos caminos la desaparición de algunas casonas, trapiches y aljibes; también del cambio en las actividades económicas y el uso del suelo.
Estas observaciones se consignaron en diarios de campo los cuales registraran minuciosamente y de manera descriptiva cada momento. El objetivo de llevar estos diarios de campo es descubrir el sentido y el significado de los relatos que llegan al momento de la clase, para entender el fenómeno de la cultura popular y la tensión que genera con la cultura escolar evidenciada en el momento de la clase de ciencias sociales.
5.4.2. Entrevista participante
Llamamos al momento de la entrevista, entrevista participante porque los entrevistados realizaron un ejercicio de memoria la cual permitió lograr y alimentar el momento con recuerdos, vivencias y experiencias, las cuales mostraron la historia de la vereda, convirtiendo a la persona en participante de su propia historia, historia que no está contemplada en los libros de texto, pero de vital importancia para la reconstrucción de los relatos y la historia de la vereda Bosachoque, estas fueron registradas en videograbaciones.
La recuperación de los relatos orales –historia oral- debe buscar un conjunto de significados que la gente produce sobre su presente y sobre sus relaciones con los otros integrantes del grupo social. La historia oral nos habla no solo de lo que ocurrió sino, además, de lo que la gente quiso que ocurriera, lo que creía que estaba ocurriendo y lo que realmente ocurrió. (Vich y Zabala, 2004:90)
La entrevista participante recogerá en buena parte los relatos que transitaban y que transitan en el momento de la construcción de la vereda y permitirá saber los significados de los símbolos impresos en cada lugar, así mismo nos permitirá saber su economía, cultura y política. Dentro de la cultura podremos observar sus tradiciones, costumbres, fiestas y demás expresiones que hacen de la vereda un lugar socialmente construido.
Estas entrevistas tendrán un tratamiento o un proceso de donde se extrajeron los relatos, los cuales fueron clasificados para posteriormente diseñar las categorías de análisis y relacionarlos con el currículo ver (Anexo 2)
5.4.3. Actividades con y en la Comunidad
Estas actividades se realizaron en el mes de Diciembre del año 2009 ya que en la vereda sus habitantes se reúnen para la semana de las novenas navideñas efectuadas del 16 al 24 del mismo mes, esta propuesta fue avalada por la junta de acción comunal ver (Anexo3). Las actividades propuestas son cinco pero se realizan tres, dos de las actividades son excluidas ya que la comunidad no se encuentra en disposición por motivos de tiempo, las actividades que no se realizaron fueron: Relatos alrededor del fuego y Cocinemos la memoria. Dos de las tres actividades se realizan exclusivamente con niños y niñas de la vereda con edades promedio de 10 a 15 años, dado el horario y el tiempo que tomaba la realización de las dos actividades propuestas llamadas: El recorrido y Bauticemos los lugares de la vereda.
5.4.4. El recorrido
Este recorrido se realizo teniendo en cuenta los relatos que ya se habían recogido, y su trazo conto con la participación de algunos mayores, durante el recorrido se relataron la importancia e influencias de los lugares para la construcción de la vereda. Los niños y niñas retroalimentaron la actividad relatando lo que sus padres madres y otros familiares les habían contado sobre estos lugares generando así una relación sujeto-sujeto. Durante el recorrido los niños y niñas reflexionaron de los cambios espaciales y de los procesos de contaminación que se han dado en los aljibes, quebradas de la vereda, de la importancia de los caminos y de los cambios en las actividades económicas.
5.4.5. Bauticemos los lugares de la vereda
Para esta actividad los materiales fueron donados por diferentes familias de la vereda (temperas, pinceles, rectángulos de madera, alambre, puntillas etc.) los lugares que se reconocieron (ver anexo 4) para realizar su renombramiento fueron propuestos por los niños en el recorrido por dos motivos uno la importancia de estos en la vereda y dos la influencia de ellos en su vida cotidiana. Este renombramiento genero en la comunidad varias respuestas tales como el recordar sucesos mágicos, trágicos entre otros y de desconcierto por parte de los habitantes más nuevos al no saber de la existencia de estos lugares. Es importante resaltar que estos lugares renombrados se emplazan en áreas concurridos.
5.4.6. Imagen y Relato
La actividad se da en dos momentos el primero podemos llamarlo de recolección y el segundo el de exposición. La recolección de las imágenes se dio por medio de los álbumes familiares de los habitantes de la vereda, el tener acceso a estos archivos personales refleja la participación activa y el interés que la actividad género en la comunidad. La selección de las imágenes se da al mismo tiempo que se relataban los diferentes sucesos que se dan alrededor de estas, esto nos permitió categorizar las imágenes. En un segundo momento realizamos un sonoviso el día 21 de Diciembre luego de la novena navideña ofrecida por una familia de la vereda, en el lugar se encontraban reunidas un promedio de 80 personas de todas las edades.
La proyección del sonoviso da inicio con una breve introducción haciendo énfasis en la importancia que tienen los relatos orales para la reconstrucción de la historia de la vereda y la unidad de la misma, al finalizar quienes estaban presentes aplaudieron de una manera efusiva.
Finalmente, las observaciones del trabajo de campo permitieron dar cuenta de que las prácticas tradicionales en la enseñanza dificultan la relación entre el espacio rural y el espacio escolar. Buena parte de la tensión que detectamos está dada en dos direcciones, por un lado las producciones populares no tienen una función determinada en el proceso de enseñanza aprendizaje y por otro lado este proceso "disloca" el sentido de los conceptos generados a partir de la experiencia del sujeto con el lugar en la escuela. Entonces al perderse el sentido del lugar en la escuela, esta no encuentra significativas en estas experiencias y por eso no genera ninguna relación con la escuela. Así como lo observamos el momento de la clase, es un momento de ejercicio memorístico basado en conceptos que si bien, los estudiantes no encuentran familiar, no lo apropian y en últimas no lo comprenden. Esto está relacionado estrechamente con el proceso de recontextualización que se presenta en el aula enmarcado en el dispositivo pedagógico (Ver capítulo 1). Podemos afirmar entonces que el objetivo de la escuela en este espacio rural no opera dentro del lugar para interpretarlo, comprenderlo y transformarlo.
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