- ¿Qué es lo que sucede con este amplio sector de la población mexicana que actúa con entera "normalidad" adaptándose sin protestar a esta situación de crisis social?
- ¿Hasta qué punto vivimos realmente en una democracia y qué tanto padecemos de totalitarismo en nuestra sociedad contemporánea?
- ¿Qué alternativas tenemos para superar la hegemonía de este control social, que abarca la vida pública y la vida social?
- Referencias
Los tres componentes del título que encabeza este artículo, dan cada uno por su lado, suficiente material como para realizar una amplia disertación sobre cada uno de ellos. Por ese mismo motivo, es una tarea difícil escribir un artículo de corta extensión con estos contenidos. El motivo de enlazarlos y presentarlos juntos como el título de este artículo, obedece a la intención de abordar el análisis de la realidad social como un todo, integrado por distintos elementos o dimensiones de estudio, pero en el cual se pondrá especial atención a los temas mencionados en el título de este artículo.
El sociólogo Manuel Castells señala en su libro El oficio de sociólogo que todo investigador social en su práctica profesional debe mantener una alerta epistemológica, que le permita abordar en forma pertinente y objetiva el estudio de la realidad social. Un primer nivel de alerta, nos dice el referido autor, es estar pendientes del surgimiento de problemas sociales en su entorno de tal forma que pueda identificarlos y valorarlos como tales. Un segundo nivel nos dice es el cuidado en la elección de la metodología y técnicas de estudio a utilizar en esta tarea.
Por otro lado, el psicólogo venezolano Alberto Merani, nos plantea en su libro Psicología genética que la misión del científico social es investigar y descubrir las causas reales que originan los grandes problemas sociales y decir la verdad acerca de los mismos, cueste lo que cueste. Un verdadero ejemplo de compromiso social lo observamos en la figura de Ignacio MartínBaró, psicólogo social y sacerdote jesuita español que fue asesinado por la junta militar salvadoreña en la década de los ochentas que dió su vida por su labor de organización con las masas oprimidas salvadoreñas.
Partiendo de mi identidad como científico social y retomando la sugerencia de Castells y Merani, utilizando como marco conceptual una perspectiva psicosocial, describiré a continuación lo que a mi parecer es el escenario de la situación actual que se vive en México y el entorno internacional.
Iniciaré con una afirmación que podrá parecer exagerada pero en realidad no lo es: en los últimos 50 años se han producido más cambios que en los últimos 200 años. Los cambios están a la orden del día, se presentan en forma discontinua e impredecible y generan un ambiente de incertidumbre social ya que no sabemos lo que va a pasar mañana. En forma simultánea se nos presentan cambios tecnológicos, políticos, económicos, cambios culturales, etc. Lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando.
Los cambios sociales nos presentan nuevos retos que no podemos enfrentar con respuestas que en el pasado nos dieron resultado, ya que nos encontramos con situaciones totalmente inéditas.
En este contexto, en mi labor como docente, insisto ante mis alumnos universitarios que la clave del éxito en estos tiempos de cambios sociales se encuentra en el desarrollo de nuestra capacidad para generar nuevos comportamientos con los cuales podamos enfrentar los nuevos retos que se nos presentan.
Los cierto es que los cambios sociales no sólo cambiaron las reglas del juego, sino que cambiaron el juego completo. Cuando cayó el muro de Berlín en 1989, cambió en ese momento el escenario que prevaleció durante décadas del conflicto Este-Oeste, entre Estados Unidos y Rusia, es decir, la famosa guerra fría.
Cayó el muro de Berlín y después de él se produjo un resquebrajamiento, división y desintegración de la Unión de Repúblicas socialistas soviéticas (URSS), con lo cual se cambió la correlación de fuerzas de tal forma que la desaparición de la guerra fría favoreció a Estados Unidos y presentó la imagen de un aparente triunfo del capitalismo sobre el socialismo (aclarar este punto queda pendiente por motivos de espacio).
El fenómeno de la globalización surgió como resultado de estos cambios políticos y económicos que contribuyeron a modificar la geopolítica internacional. Una de las características de la globalización es la desaparición de las fronteras para dar lugar al libre tránsito de las mercancías, surgiendo con ello una competencia desleal y desigual entre las grandes transnacionales y las empresas nacionales o locales, por conquistar o mantener las preferencias de los consumidores. Terminó entonces la guerra fría en los noventas, pero en su lugar surgió otro tipo de guerra, la guerra comercial donde el pez más grande se come al pez más chico.
En este caso, las gigantescas empresas transnacionales vienen a conquistarnos como mercado, contando con mayores recursos económicos, más tecnología y personal más capacitado. Todo lo contrario de las empresas mexicanas o latinoamericanas que por lo regular son pequeñas o medianas empresas y no tienen capital suficiente y el personal no cuenta con una adecuada capacitación.
Lo anterior, nos permite configurar una situación social en la que se pueden destacar las siguientes características que la conforman:
Una primer característica de la globalización es que se observa una enorme corrupción en la que participan gobernantes, funcionarios gubernamentales, políticos, empresarios y propietarios de medios masivos que han actuado en forma conjunta, al puro estilo de una delincuencia organizada, para validar elecciones fraudulentas, para reformar la constitución de México con diversas iniciativas legales que Diputados y Senadores aprueban encerrados en el Congreso convertido en Bunker para impedir la entrada de miles de mexicanos que se oponían a su aprobación. Los Diputados y Senadores de un plumazo desconocen los derechos y prestaciones consagrados en la constitución, afectando los derechos de los trabajadores y favoreciendo "al mercado", a "la competencia", es decir a los intereses comerciales y económicos de las grandes transnacionales y el capital privado nacional.
Una segunda característica que se observa en la sociedad contemporánea es el fomento de un culto al mercado que se le considera como el Dios supremo ya que todo gira en función de las leyes del mercado. Los gobiernos de diferentes países adoptan e implementan políticas económicas que hablan de "desarrollo económico", "estimular la inversión privada", "elevar la competitividad social", pero al mismo tiempo eliminan cantidades grandes de presupuesto para programas sociales y con las reformas estructurales que promueven eliminan prestaciones y derechos de la clase trabajadora que surgieron como resultado de diversas luchas populares.
Una tercera característica del momento actual es el desarrollo de una ideología caracterizada por un alto grado de individualismo misma que se reproduce en amplios sectores de la población, que menosprecia valores como la generosidad y la solidaridad, pero sobrevalora el egoísmo y estimula la búsqueda del placer individual bajo una perspectiva hedonista. La idea central en este punto es que se nos adoctrina para desarrollar el pensamiento de que el éxito debe ser individual y para lograrlo es necesario pasar por encima de otras personas.
Con este tipo de pensamientos, el vínculo que se establece en forma natural en las relaciones interpersonales es el de la competencia que impide la integración en los diferentes grupos sociales y se deja de lado la construcción de un vínculo de colaboración en los mismos.
Otra cuarta característica de la sociedad actual, es una enfermiza estimulación al consumo presentando la idea distorsionada de que el consumo es el equivalente a calidad de vida. Se nos enseña que lo que nos define son las posesiones que tenemos, que mientras más objetos, productos o propiedades tengamos mejor aceptación social obtendremos. La premisa en la que se basa dice "mientras más posesiones tengas, más feliz serás" y es estimulada por la publicidad y los medios masivos de difusión. http://www.monografias.com/trabajos97/psicologia-consumo-y-alienacion/psicologia-consumo-y-alienacion
Como quinta característica del entorno social, podemos mencionar una crisis de valores o anomia social en nuestra sociedad ya que nos encontramos en un marco social en el cual se nos vende la idea de que todo tiene un precio ya sea productos, lugares, personas, sentimientos, ideas. La sociedad de consumo en la lógica del mercado mercantiliza todo lo que se encuentra alrededor. La idea principal que se introduce en nuestras mentes es que el dinero es lo más importante en la vida, con dinero se puede comprar la felicidad.
Una sexta característica de la realidad circundante, en este caso destaca la presencia de una enorme indiferencia y apatía social que presenta un amplio sector de la población que no expresa sus opiniones e ideas, que prefiere hacer mutis y llevar a cabo su vida cotidiana con una "normalidad" enfermiza. Pueden ser testigos de actos escandalosos de corrupción o de la comisión de delitos, pero son incapaces de expresar su opinión sobre los mismos. Parece ser que la idea central en este punto es la recomendación de navegar con un perfil bajo en la sociedad y no sobresalir, sino solo adaptarse.
Una séptima característica de nuestra realidad, es la pasividad, inmovilismo y ausencia de participación social de amplios sectores de la población que solo se adaptan a las consecuencias resultantes de la mutilación de sus derechos, al robo de sus recursos, a la depauperación creciente y paulatina de sus vidas cotidianas. La idea central en este punto es que una buena parte de la población presenta una tendencia a sólo limitarse a sobrevivir y adaptarse socialmente, generando con ello una ausencia de participación social en los distintos grupos a los que se pertenece.
Una octava característica de la situación actual es que en México y el resto del mundo aumenta cada vez más la desigualdad social, se acentúa cada vez más la brecha entre pobres y ricos, aumenta el número de personas que viven en condiciones de pobreza, mientras que un sector cada vez más reducido de la población mundial concentra en su poder la riqueza económica, de tal forma que el FMI y el Banco Mundial han tenido que admitir el aumento de la desigualdad social en el mundo. http://www.librered.net/?p=27097
En México dos terceras partes de la población mexicana (es decir, cerca de 80 millones de personas de una población de 113 millones) viven en condiciones de pobreza. La pobreza en nuestro país ha aumentado en los últimos años y se puede pronosticar sin mucho margen de error que seguirá incrementándose en el corto plazo, ya que las reformas estructurales contribuyen a reducir la capacidad adquisitiva de la población, condenándola a un futuro donde lo único cierto es el aumento de la pobreza social.
Una novena característica lo representa el hecho de que nunca como antes, los medios masivos de difusión tienen una gran influencia en las formas de sentir, pensar y actuar de millones de personas. A pesar de la pobreza, es fácil encontrar en cada domicilio mexicano o latinoamericano un televisor o más. El mismo representa por lo regular la principal fuente de diversión, entretenimiento o información. El hecho de que los medios masivos de difusión sean de propiedad privada, propicia que sean usados para beneficiar intereses personales, por lo regular se benefician los intereses de quienes están en el poder. http://www.monografias.com/trabajos98/impacto-psicosocial-medios-masivos-difusion-y-redes-sociales/impacto-psicosocial-medios-masivos-difusion-y-redes-sociales
Los medios masivos maquillan cifras, ocultan hechos, falsean eventos, crean imágenes, construyen e impulsan candidaturas de personajes políticos y sobre todo tratan de generar una aceptación social de la realidad circundante, es decir, promueven la obediencia social.
Finalmente, una décima característica es la existencia de una fuerte crisis económica, política y social en México que afecta a la mayoría de los habitantes de este país. Vemos que cada día se presentan constantes aumentos de precios a los productos básicos, al mismo tiempos se realiza un sistemático aumento mensual al precio de la gasolina que contribuye al aumento de la carestía. Siguiendo los lineamientos de organismo financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial, se aplica la imposición de topes salariales a las demandas de los trabajadores organizados en sindicatos.
Se aplican políticas de desmantelamiento de empresas paraestatales y de privatización de todo tipo de servicios. Presenciamos de igual forma una crisis sin precedente en la existencia de los partidos políticos que aumenta la distancia entre sus líderes y sus seguidores. Algo parecido sucede con los sindicatos charros cuyos líderes contribuían a mantener el control social mediante la sujeción y sometimiento de sus integrantes, lo cual ya no resulta tan fácil, ya que se presenta la movilización de amplios sectores de la población en protesta por las reformas estructurales (SME, CNTE y otras agrupaciones sociales).
Los medios masivos de difusión mantienen un fuerte cerco informativo, filtrando y difundiendo sólo información favorable a quienes están en el poder, al mismo tiempo que las protestas y movilizaciones sociales son ignoradas, distorsionadas y calumniadas.
En los hechos se aplica una política de criminalización de la protesta social que estigmatiza a todo aquel que protesta como delincuente, alborotador o terrorista, lo cual nos hace recordar aquellos viejos discursos en contra de los comunistas que se difundían durante la guerra fría.
En el contexto de este amplio espectro de características que presenta la situación actual, lo realmente preocupante es que a pesar del aumento de la desigualdad social, del incremento de la pobreza y de una evidente corrupción que involucra a gobernantes, políticos, empresarios, propietarios de medios masivos de difusión, se observa que el grueso de la población mexicana sigue su vida con toda normalidad, como si no estuviese pasando gran cosa. Amplios sectores de la población parecen ignorantes o indiferentes a lo que acontece en su realidad social y siguen su vida cotidiana con toda normalidad sin manifestar protesta alguna por los golpes sistemáticos a sus condiciones de vida.
En forma ocasional ha habido participación masiva en actos sociales, sobre todo antes y después de las elecciones presidenciales del 2,012, que involucró a amplios sectores de jóvenes. Pero después del aval legal que las instituciones electorales y de justicia dieron a la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente, bajó la participación social. /trabajos93/revolucion-y-cambio-social-mexico/revolucion-y-cambio-social-mexico
Al parecer aquella predicción de que "las protestas sociales por la imposición presidencial, de las marchas no pasarán" resultó cierta. Después de eso, sólo pequeños sectores de la sociedad se han manifestado en contra de las reformas estructurales del gobierno priísta. La inmensa mayoría de mexicanos ha permanecido en silencio, actitud pasiva o indiferente a lo que sucede en "la política", aceptando con estoicismo la depauperización progresiva de sus condiciones de vida.
¿Qué es lo que sucede con este amplio sector de la población mexicana que actúa con entera "normalidad" adaptándose sin protestar a esta situación de crisis social?
En forma sistemática y a través de diferentes medios se nos ha vendido la idea de que la situación actual no puede cambiar, que los males que enfrentamos (pobreza, desempleo, nuevos impuestos, altos precios, delincuencia, violencia, corrupción, impunidad, etc.), son parte de la "vida normal" de estos tiempos. Que lo mejor que se puede hacer en este momento es insertarse lo mejor posible en el sistema social y funcionar de una manera socialmente aceptable, es decir, desempeñar sus roles sin cuestionar las contradicciones sociales. /trabajos99/revolucion-consciencias/revolucion-consciencias
Esta pasividad, apatía e indiferencia social, individualismo, culto al mercado y crisis de valores que se presenta en el marco de una enorme corrupción que beneficia a quienes están dentro del sistema de poder, han creado las condiciones para que surja un consentimiento social de una dominación por parte de quienes tienen el poder, por sobre aquellos que carecen del mismo.
Vemos una sumisión social que presenta una aceptación a ser controlado por otros, mientras pensamos que "somos libres" de tomar nuestras propias decisiones, ya que eso es lo que nos dicen. Todo este panorama de sumisión social y dominación económica y política, nos hace recordar de una manera inevitable el discurso de la servidumbre voluntaria que publicó el francés Etienne de La Boetie en 1857. http://www.noviolencia.org/publicaciones/contrauno.pdf
En pleno siglo XXI, bajo un falso discurso de libertad, democracia y desarrollo social, se ha llegado al logro de un control social de la población, que presenta características de sumisión y dominio al dejarse manipular por los medios masivos de difusión, políticos en turno, gobernantes, etc.
Por tales motivos en este momento en un acto de congruencia con mi rol como científico socialmente comprometido, y académico que forma profesionistas d la Psicología que actuarán como agentes de cambio social, considero pertinente plantear la siguiente pregunta en voz alta (es decir, en forma pública):
¿Hasta qué punto vivimos realmente en una democracia y qué tanto padecemos de totalitarismo en nuestra sociedad contemporánea?
Creo que todos deberíamos responder a esta pregunta, principalmente los científicos, los intelectuales, es decir, la parte pensante de la sociedad. Como académico, intelectual y universitario comprometido socialmente, siento el deber y la necesidad de brindar las primeras respuestas a esta interrogante:
Para lograr tal tarea, debo remitirme por cuestión de método, a la definición de lo que entendemos por sociedades totalitarias. A lo largo de la existencia de la humanidad han existido sociedades a las que se les denomina totalitarias. Es decir, aquellos sistemas sociales que se caracterizan por ejercer un control rígido de individuos, grupos, organizaciones y comunidades enteras. Como ejemplos de tales sistemas sociales, pueden mencionarse la Alemania de Hitler, la Rusia de Stalin y las dictaduras militares que padecieron varios países latinoamericanos en las décadas de los setentas y ochentas del siglo pasado (Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Guatemala, etc.).
Todas estas experiencias totalitarias dejaron como resultado miles de víctimas, heridos y secuelas psicológicas realmente lamentables, representando todas ellas verdaderos atrasos en el desarrollo de la humanidad.
Aún cuando las sociedades totalitarias se caracterizaron por ejercer un fuerte control social de sus comunidades, los movimientos y cambios sociales realizados en todo el mundo, permitieron ejercer la presión social suficiente como para abolir este tipo de sociedades y aún más, conquistar derechos y lograr la instauración de la democracia.
Sin embargo, este sueño nos ha durado poco tiempo, porque los derechos laborales y humanos conquistados mediante grandes luchas sociales realizadas por los trabajadores organizados y pueblo en general, están desapareciendo de un plumazo en el marco de la globalización que impulsa la privatización como estrategia principal para lograr la modernidad (todo a nombre del mercado), dejando de lado el desarrollo social.
En los hechos, podemos decir que la democracia quedó reducida al ámbito electoral, ya que estamos sufriendo el surgimiento de un nuevo estilo de liderazgo, basado en el autoritarismo, ejercido por quienes se encuentran en el poder (recordemos el famoso "ni los veo, ni los oigo de Carlos Salinas).
Se nos dice que somos una democracia porque tenemos el derecho de elegir a nuestros gobernantes a través del voto, pero lo que estamos viendo es que los partidos políticos y sus representantes Diputados y Senadores, los gobernantes, las autoridades electorales, los empresarios, los dueños de los principales medios masivos de difusión y el capital extranjero se alían y actúan como una verdadera delincuencia organizada para robar la voluntad popular a través de la compra del voto (tal como lo hizo Televisa y Soriana con Enrique Peña Nieto), avalar prácticas electorales fraudulentas e imponer los candidatos que favorecerán sus intereses.
Una vez que tienen en el poder a su candidato, la élite gobernante aliada con los partidos políticos y los medios masivos de difusión dan la espalda a la población, toman decisiones que contemplan la entrega de los recursos de la nación al capital privado extranjero nacional e internacional, eliminan derechos y prestaciones de la población que estuvieron consagradas en la Constitución y reprimen a quienes se atreven a protestar utilizando todo el aparato represivo del Estado.
Es entonces que podemos observar que el mundo ha cambiado de una forma tal que hoy se observa el surgimiento de una nueva clase capitalista transnacional que está integrada por altos mandos de instituciones financieras internacionales, representantes de gobiernos, representantes de partidos políticos y propietarios de medios masivos de difusión. http://iberoamericasocial.com/la-educacion-como-una-cuestion-de-clase-entrevista-peter-mclaren/
Todos ellos conforman una élite que determina las políticas que afectan el desarrollo económico y social de varios países. Estas políticas ponen énfasis en la importancia del desarrollo económico, pero dejan fuera la implementación de políticas que promuevan el desarrollo social y con ello han afectado las condiciones de vida y los derechos de los trabajadores. http://aristeguinoticias.com/2002/lomasdestacado/mexico-eu-y-canada-buscaran-posicionar-a-america-del-norte-como-potencia-economica/
Por eso mismo, no es gratuito que al mismo tiempo que aumenta la desigualdad social, aumentan también la implementación de sistemas de control social para mantener y fortalecer la sumisión, obediencia y control social de la población.
En este punto es cuando podemos observar el surgimiento de una línea de totalitarismo, que intentar uniformar el pensamiento colectivo en un sentido de generar una aceptación-sumisión a las nuevas condiciones de vida. Esto sucede en la cultura occidental, generalizada gracias a la globalización y al desarrollo tecnológico, a través de la cual se intenta lograr una homogeneización, regulación y control social, utilizando como Dios al mercado y manejando un discurso ambiguo y engañoso. Este es el intento que tiene un gran grado de avance de crear un nuevo tipo de hombre: el hombre consumidor. http://www.academia.edu/994307/Sobre_la_desobediencia_y_otros_ensayos
En el caso actual de México y de otros países, podemos decir que nos encontramos dentro de lo que se ha dado en llamar las "sociedades disciplinarias" propias de regímenes democráticos, en los cuales no se logra el control social a partir de la fuerza militar o policial, sino que el dominio absoluto en las esferas de la vida social, privada y pública, se da a través del funcionamiento cotidiano de las distintas instituciones que conforman la base de la sociedad y el Estado, esto es, a través de los Partidos políticos, escuelas, hospitales, universidades, cárceles, fabricas, la familia y sobre todo a través de los medios masivos de difusión.
Recordemos que todos tenemos una personalidad psicosocial que consiste en una determinada forma de pensar, sentir y actuar, que es el resultado de la interacción e interinfluencia que hemos tenido con las diferentes figuras significativas en los distintos grupos sociales a los que pertenecemos o hemos pertenecido. En la construcción de esta personalidad psicosocial participan las diferentes instancias que intervienen en las diferentes etapas del desarrollo psicológico.
Es decir, la familia, la escuela, la Iglesia, el hospital, el ambiente laboral, los medios masivos de difusión, etc. La principal función social de las instituciones baluarte de nuestro sistema social es la reproducción de las relaciones sociales de producción, es decir, que cada quien desempeñe el rol social que le fue asignado, o sea, mantener la aceptación social del status quo, con lo cual se crean las bases para el surgimiento y desarrollo de un conformismo y apatía social generalizada, que creará a su vez una sumisión al autoritarismo que hoy padecemos.
De la disciplina social obtenida en nuestra sociedad a través de estas instancias formativas, se ha pasado a dar lugar a las "sociedades de control" en las cuales la élite gobernante se apropia de los mecanismos democráticos para mantenerse en el poder a través del acto de incidir en la percepción subjetiva de los ciudadanos.
Para lograrlo, utiliza todos los recursos que tiene a su alcance, desde las redes sociales hasta los medios masivos de comunicación, que con los adelantos tecnológicos, incluyen un impacto psicológico más profundo en la psicología individual, a través de la rapidez de mensajes instantáneos, la duración del tiempo de exposición frente al aparato televisor, de la extensión del impacto de la voz y la mirada que aparecen en pantalla.
En este contexto, la sumisión se nos presenta como una ilusión de libertad, pero es tan sólo una libertad que se limita al acto de consumir cada vez más en la sociedad de consumo. A través de la publicidad o por diferentes medios, pero sobre todo a través de los medios masivos de difusión se nos ofrece el paraíso, el cielo y las estrellas con una diversidad enorme de productos que prometen elevar la calidad de vida.
A través de los medios masivos la publicidad nos crea necesidades que supuestamente lograremos satisfacer con un nuevo producto. Sin embargo los productos tienen cada vez períodos más cortos de vida.
Recordemos que estamos dentro de una sociedad capitalista que utiliza la ciencia y la tecnología aplicada para mejorar y aumentar la producción, lo que le permite crear nuevos productos o mejorar otros en cantidades masivas.
Esos productos se fabrican para venderse y cada vez tienen un menor ciclo de vida, algunos de ellos ya tienden a ser desechables, no importa que se contamine con basura el medio ambiente. Todo esto para que el plazo entre la compra de un producto y su posible reemplazo por uno nuevo, sea cada vez menor, de tal forma que en un corto plazo ya deseamos cambiar nuestro producto (por ejemplo un automóvil o un teléfono celular) por un modelo más reciente que tiene nuevas funciones.
Utilizando estrategias de la mercadotecnia, la nueva clase en el poder identifica nuestros deseos, necesidades y expectativas realizando estudios psicográficos. A diferencia de los estudios demográficos que incluyen categorías o variables tales como edad, Sexo, estado civil, Ocupación, etc., los estudios psicográficos identifican rasgos de nuestra personalidad, actitudes, valores personales, hábitos de aprendizaje, etc. Con esa información en las fábricas se diseña el tipo de producto que en teoría "satisfacerá" las necesidades detectadas en los estudios psicográficos. Este tipo de estrategia se llama mercadotecnia que consiste en un estudio científico del comportamiento humano como consumidor, que permite optimizar las ventas de las empresas y "satisfacer las necesidades del consumidor".
Todo esto llega a tocar al individuo contemporáneo de una manera más profunda y con una mayor influencia de lo que antes sucedía tan solo a fines del siglo pasado, ya que la revolución tecnológica permite diseñar y producir nuevos productos con los cuales se logra afinar los mecanismos de control social.
En los tiempos actuales la globalización ha favorecido la promoción del totalitarismo, ya que ella se caracteriza por la ampliación del mercado capitalista en su versión "salvaje", donde desapareció la guerra fría para dar lugar a la guerra comercial en la cual el pez más grande se come al pez más chico, ya que las transnacionales que aprovechan las "bondades" de la globalización (apertura de fronteras para el libre tránsito de las mercancías, exención de aranceles, etc.), se amparan en la "legalidad" del juego democrático de nuestros gobiernos que legislan y gobiernan a espaldas y en contra de quienes los llevaron al poder, presentándose a sí mismos iniciativas de reformas constitucionales que aprueban sin leerlas o estudiarlas siquiera, ya no digamos someterlas a consulta popular.
Entonces observamos que el autoritarismo es el estilo de gobernar predominante en esta época, los gobernantes y representantes populares adoptan como hábito el no tomar en cuenta a quienes dicen representar para tomar sus decisiones. Los espacios donde se toman las decisiones relevantes a nivel social, cada vez son más cerrados y excluyentes, por lo que la democracia está falleciendo como ejercicio social y forma de vida.
A diferencia de lo que proponen los teóricos de la Psicología de las organizaciones de crear nuevas organizaciones con una estructura menos piramidal y mas horizontal que incluya la participación de los trabajadores en la toma de decisiones relevantes en la organización, lo que se observa es que en la vida real, los directivos de las empresas tanto públicas como privadas, utilizan estilos autocráticos de liderazgo en sus gestiones administrativas y prácticas excluyentes. En el plano de la política no hay una escena diferente, el poder se centraliza en un número menor de individuos, o en uno solo.
A nivel mundial se han presentado movimientos colectivos que lucharon y continúan haciéndolo por la democracia, la justicia y la igualdad social. Las masas luchan por el poder, conquistan el poder. Una vez en el poder entregan el mismo a un pequeño grupo de individuos. Este pequeño grupo entrega a su vez el poder a un solo individuo. Este individuo, una vez en el poder, se olvida de las masas que lo colocaron y gobierna para sus propios intereses. Esto es lo que nos dice el psicólogo social francés Serge Moscovici, en su libro La Era de las multitudes (Un tratado histórico de la psicología de las masas), publicado a fines del siglo pasado, pero que tiene una gran contemporaneidad.
Debemos tener en cuenta que la sociedad capitalista actual tiene una increíble capacidad de sofocar cualquier tipo de disidencia, silenciar las protestas, distorsionar la imagen de quienes participen en ellas utilizando a su arbitrio los medios masivos de difusión o simplemente comercializando los símbolos de esa protesta.
En este contexto nos encontramos entonces con la triste realidad de que el tan prometido, sellado y no entregado "aumento de la democracia", se ha transformado en pleno siglo XXI en un autoritarismo creciente que tiende a invadir la totalidad de la vida cotidiana y que ha logrado construir un conformismo generalizado, basado en un temor e inseguridad permanente y una sumisión a la vida cotidiana.
Entonces podemos decir que en lugar de vivir en una sociedad donde prevalezca la democracia tal como se nos quiere hacer pensar, en realidad nos encontramos viviendo bajo un sistema social caracterizado por el ejercicio de un totalitarismo en su funcionamiento, que presenta una hegemonía tanto en el ámbito público como en la intimidad personal.
Entonces lo que observamos en pleno siglo XXI es el regreso al autoritarismo como forma de gobernar, como forma de vida, como estilo de interacción social que predomina en las relaciones interpersonales. El totalitarismo se presenta hoy en día como el rostro visible de una dominación social.
Lo que permite la existencia, desarrollo y extensión del totalitarismo es la aceptación pasiva, la sumisión social de amplias capas de la población que toman como algo "normal" el vivir bajo un sistema autoritario.
Es el "totalitarismo de la normalidad" que nos plantea el psicoanalista español Joaquín Caretti, cuando menciona que el surgimiento de las "sociedades disciplinarias" como substitutas de las "sociedades de control" a través de las cuales se filtra, sanciona y legisla para lograr el control absoluto de una sociedad. http://www.blogelp.com/index.php/cronica-el-totalitarismo-de-la
Este es el contexto social que prevalece en la sociedad contemporánea, es precisamente este marco social en el cual se da la "normalidad" de nuestra vida cotidiana, que viene a presentarse como una verdadera sociopatología.
Adaptarse a ella y actuar como si todo fuese "normal" es mas patológico que el comportamiento de quienes se rebelan y protestan por las injusticias.
Recordemos que el concepto de normal, está basado en un criterio estadístico y no tiene ningún valor clínico, para aclarar esta idea, daré el siguiente ejemplo: la forma como se comporta la mayoría de las personas de una sociedad es la norma, es decir, es lo normal. Aquellos que se comporten de manera diferente a como lo hace la mayoría, son los desviados de la norma, los anormales.
En un marco social como el descrito, la labor de los científicos sociales no debe limitarse a la sola descripción de los problemas sociales que tiene su comunidad, sino que debe presentar alternativas de cambio social o de mejoramiento del mismo, que incluyan métodos y estrategias de participación social. Es decir, alternativas de liberación social. Por esa misma razón, planteo la siguiente pregunta:
¿Qué alternativas tenemos para superar la hegemonía de este control social, que abarca la vida pública y la vida social?
Debemos tomar en cuenta que las formas tradicionales de gobierno y educación se han metamorfoseado, en la medida que la sociedad va cambiando, para seguir logrando el consenso, aceptación y sumisión de la población en la sociedad totalitaria, de tal forma que consienta abiertamente con las nuevas formas de dominación, produciendo así una servidumbre voluntaria.
Como alternativa de liberación social podríamos mencionar que la educación puede jugar un papel importante para romper este control social, pero ¡oh sorpresa!, al analizar el proceso de educación vemos que la educación juega un papel de gran relevancia en el proceso de entrenamiento, adoctrinamiento y aprendizaje de la sumisión y dominación que predomina hoy en día.
La globalización ha afectado todos los aspectos de la vida social y la educación no es la excepción, ya que la educación está regida por la libre competencia, por la excelencia que promueve el neoliberalismo y por la comercialización.
No es gratuito que en las universidades públicas se presente una tendencia a vincular las instituciones de educación superior con las empresas a nombre de la vinculación social, pero al mismo tiempo, ignoran o no contemplan con la misma importancia y recursos, proyectos académicos que atiendan verdaderas necesidades sociales. Se financian con proyectos académicos de las ciencias exactas, pero los proyectos académicos de las ciencias sociales son relegados.
El proyecto neoliberal que se impulsa en varios países incluye dentro de sus planes reformas educativas impulsadas por organismos internacionales como el Banco Mundial, que al ser éste organismo una entidad que sirve a los intereses de los Estados o naciones dominantes, principalmente Estados Unidos, modifican la función pública de las universidades y las convierten en entidades que sirven a los intereses del capital transnacional, de tal forma que las reformas educativas están relacionadas con los fines lucrativos de la gran banca mundial y en ningún momento obedecen a intenciones de mejorar la educación.
En este contexto, la escuela vendría a ser el primer ámbito social que tenemos para aprender a obedecer, es de hecho la primera experiencia de servidumbre voluntaria. La institución donde se realiza la educación es parte importante ya que en ella se sientan las bases para consentir este control social.
Los primeros doce años de primaria, secundaria y preparatoria equivalen a un curso de doce años de cómo aprender a ser un buen esclavo. Cuando llegan los estudiantes a la universidad a realizar estudios superiores, habrán olvidado la química, la geografía, la historia, etc., pero lo que no habrán olvidado es a obedecer a la figura de autoridad.
http://www.cucs.udg.mx/avisos/Martha_Pacheco/Software%20e%20hipertexto/Antolog%C3%ADa_PA101/Boholavsky.pdf
Así podemos ver que en lugar de partir de una educación integral, participativa y liberadora, las instituciones educativas fomentan un aprendizaje pasivo, basado en un vínculo de dependencia que genera las bases de una pasividad social, que más adelante se traducirá en una sumisión y obediencia a la autoridad en turno.
Al mismo tiempo promueven el desarrollo de una ideología individualista y competitiva al interior de la mente de quienes pasan por su interior. Por eso mismo, no es gratuito que se perciba a la educación superior (o la elección de una carrera profesional) como la búsqueda de la profesión con la cual se pueda ganar más dinero, dejando a un lado y asumiendo una posición de indiferencia hacia las necesidades sociales.
En mi generación, era común que dentro de los principales motivos para la elección de una carrera universitaria, predominara la frase "para ayudar a los demás", hoy en día, las nuevas generaciones de jóvenes al buscar o elegir una carrera universitaria, buscan aquella profesión que les garantice ganar más dinero, la intención de ayudar a los demás, tiende a desaparecer.
La institución educativa, que surgió como resultado de las luchas por la democracia social y la conquista de derechos, que debería realizar una función liberadora a través de la generación del conocimiento científico, es en realidad una institución de orden, disciplina y control que produce una domesticación y sumisión social.
El vínculo que caracteriza la relación maestro-alumno, es por lo regular de dependencia. Mediante supuestos basados en la premisa de que SABER ES PODER, se produce una servidumbre voluntaria de los estudiantes para con sus maestros, al grado de que algunos autores hablan de una psicopatología en la relación maestro-alumno.
De parte de los maestros, la situación no es muy diferente, se observa que la mayoría acepta otro tipo de sumisión al aceptar participar en un proceso de evaluación que proporciona una gratificación económica y de reconocimiento social (evaluación del desempeño académico o tortibecas como las conocemos en la Universidad de Sonora). En el caso de aquellos que no acepten participar en esta sumisión son marginados, excluidos de beneficios y en algunos casos hasta expulsados del sistema educativo.
Esto provoca que el grueso de los académicos presenten una tendencia a la acumulación de títulos, credenciales y publicaciones, mediante los cuales, el docente logra una forma de reconocimiento de su identidad como tal, una justificación social y un recompensa económica. Sin embargo, el premio tiene un precio muy alto: la libertad, ya que el sujeto académico, obedeciendo las leyes del mercado se ha mercantilizado, lo que busca es obtener la mejor paga en su desempeño como académico y si esto implica impartir varias materias simultáneamente, aún cuando baje la calidad de la enseñanza, no importa, ya que la motivación principal se centra en la manera de aumentar los ingresos.
Pero no es lo único que se mercantiliza, el conocimiento también se ha convertido en una mercancía que se ofrece al mejor postor. Se busca publicar para vender libros y con ello ganar más dinero, no para socializar el conocimiento científico. El trabajo docente pasa a un segundo plano, ya que salvo notables excepciones, ya casi no existen profesores que sientan como misión personal el inculcar en los alumnos la pasión por el aprendizaje.
La principal preocupación de buena parte de los académicos es publicar para sacar dinero, aún cuando lo que publiquen sean de mala calidad científica, o francamente material realmente mediocre y publicado en revistas científicas que casi nadie lee, pero una vez publicado, ya pueden decir que tienen tal número de publicaciones.
La domesticación y servidumbre voluntaria se da también entonces con los académicos, quienes al aceptar ser juzgados constantemente por otra persona, a la que se le reconoce como juez, aceptan como inevitable la evaluación permanente, como una necesidad constante de justificar su propia existencia como académicos.
Pero lo triste es que la evaluación no es tal evaluación, sino más bien es una simulación. En una perspectiva de la tecnología educativa, la evaluación debe cumplir una función de retroalimentación a la ejecución de una tarea, con el objetivo de mejorar dicha ejecución. En la evaluación del docente no existe tal propósito, ya que la motivación única del docente para aceptar ser evaluado es la obtención de una gratificación económica. El sistema de evaluación del docente no contempla ninguna retroalimentación, salvo la gratificación económica.
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