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Comunicaciones diplomáticas entre Venezuela y USA…

Enviado por osram


    1 – Guerra Civil estadounidense

    2 –

    2-1 La controversia regional

    2-2 Equilibrio cambiante

    2-3 La crisis secesionista

    2-4 Recursos del norte y del sur

    3 – Hostilidades

    3-1 La primera batalla de Bull Run

    3-2 La designación de McClellan

    3-3 Los estados fronterizos

    3-4 La campaña peninsular

    3-5 Derrotas de la Unión en el este

    3-6 Los primeros éxitos de Grant en el Mississippi

    3-7 La captura de New Orleans y la batalla de Murfreesboro

    3-8 Chancellorsville

    3-9 Gettysburg

    3-10 Vicksburg

    3-11 Chickamauga y Chattanooga

    3-12 El plan de victoria de Grant

    3-13 La campaña Wilderness

    3-14 La toma de Atlanta

    3-15 La derrota del Sur

    3-16 La guerra en el mar

    3-17 La guerra y las relaciones exteriores

    4- El final de la esclavitud

    5- Resultados de la guerra

    6- Guerra Federal Venezolana

    6-1 Antecedentes

    6-2 Los prolegómenos de la Guerra.

    6-3 Consideraciones Generales

    7- Condición del Campo Internacional y Comunicaciones Diplomáticas Venezuela–Estados Unidos (1859- 1863)

    8- Política Exterior desarrollada por los gobiernos venezolanos durante el período 1859 – 1863

    9- Bibliografía

    1 – Guerra Civil estadounidense

    Conflicto militar que tuvo lugar desde 1861 hasta 1865 entre los Estados Unidos de América (la Unión) y once estados sureños secesionistas organizados como los Estados Confederados de América (la Confederación Sudista). En el sur este conflicto se conoce también con el nombre de guerra entre los Estados. Otra denominación popular es la de guerra de Secesión, la cual es un acto por el que una población se separa de la comunidad nacional, en la historia de Estados Unidos el término hace referencia a la retirada de un estado de la Unión. El derecho de secesión era considerado por los estados una de sus facultades soberanas, o derechos de los estados, ya que la Constitución de Estados Unidos no contenía ninguna prohibición a este respecto, ni confería ningún tipo de facultad al gobierno federal para obligar a un estado a permanecer en la Unión en contra de su voluntad.

    La idea de la secesión apareció en Nueva Inglaterra, unos 15 años después de la ratificación de la Constitución, en relación con el rechazo del Partido Federalista a la compra de Luisiana. El movimiento más famoso de secesión surgió por la oposición a la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. Tras las medidas de Compromiso de 1850, un grupo de extremistas de Carolina del Sur buscó la colaboración de los demás estados esclavistas para segregarse de la Unión, lo que fracasó en un principio. Sin embargo, en 1860-1861, tras la elección de Abraham Lincoln como presidente de Estados Unidos, 11 estados del Sur se separaron de la Unión y formaron la Confederación Sudista (llamada oficialmente Estados Confederados de América). Se consideró que la derrota de la Confederación en la Guerra Civil estadounidense, decidió la cuestión de la secesión en favor del gobierno federal, lo que fue confirmado en 1869 por el Tribunal Supremo.

    2 – Antecedentes

    La Guerra Civil fue la culminación de cuatro décadas en las que se fraguaron profundas y arraigadas diferencias económicas, sociales y políticas entre los estados del norte y el sur. El sur, eminentemente agrícola, producía excelentes cosechas de algodón, tabaco y caña de azúcar que exportaba a los estados del norte o a Europa, pero dependía del norte para obtener manufacturas y los servicios financieros y comerciales necesarios para el desarrollo comercial. Subrayando las diferencias regionales, la mano de obra en el sur englobaba casi cuatro millones de esclavos negros. Aunque los plantadores esclavistas representaban una pequeña minoría de la población, dominaban no obstante la política y la sociedad sureña. En última instancia, los estados del sur fueron a la guerra básicamente para defender el derecho a conservar la esclavitud.

    2-1 La controversia regional

    Para mantener la armonía entre norte y sur dentro de los partidos whig y demócrata, los líderes políticos intentaban evitar el tema de la esclavitud, pero a medida que aumentaba la oposición del norte a la extensión de la esclavitud a nuevos territorios, ignorar este tema se hizo cada vez más difícil. El Compromiso de Missouri de 1820 dejó zanjado el asunto temporalmente estableciendo el paralelo 36º 30' como la línea divisoria del territorio esclavista en Luisiana. El conflicto, no obstante, volvió a encenderse cuando las fronteras de Estados Unidos se extendieron hacia el oeste tras la Guerra Mexicano-estadounidense. Las medidas del Compromiso de 1850 permitieron la admisión de California como estado libre y la organización de dos nuevos territorios —Utah y Nuevo México— resultantes de las tierras conquistadas en la guerra, aplicándose el principio de soberanía popular, por el que las cámaras legislativas territoriales decidieron de forma autónoma su posición con respecto a la esclavitud cuando se integraron como estados de la Unión.

    2- 2 Equilibrio cambiante

    A pesar del Compromiso de 1850, el conflicto continuó. El sur se había convertido en minoría y sus dirigentes veían cada vez con mayor preocupación las acciones del Congreso de Estados Unidos, sobre el que habían perdido el control. Los estados del noreste exigían para su desarrollo industrial una tarifa proteccionista, subsidios federales para realizar el comercio, y un sistema bancario y de moneda seguro. Los estados del noroeste acudían al Congreso buscando terrenos y viviendas gratuitas y ayuda federal para sus carreteras y canales. El sur, sin embargo, consideraba tales medidas discriminatorias, creyendo que favorecían los intereses comerciales del norte, y pensaba que era intolerable la agitación antiesclavista que se desarrollaba en varios estados, muchos de los cuales, por ejemplo, aprobaron leyes de libertad personal en un esfuerzo por contrarrestar el reforzamiento de las leyes de esclavos fugitivos. Los sureños también estaban preocupados por la frecuencia con la que obtenían cargos electivos los free soilers, políticos que propugnaban la no-admisión de estados esclavistas en la Unión.

    El tema de la expansión de la esclavitud volvió a estallar en 1854, cuando el senador de Illinois Stephen A. Douglas consiguió la aprobación de un proyecto de ley que establecía dos nuevos territorios (Kansas y Nebraska), aplicando en ambos el principio de la soberanía popular. El Acta de Kansas-Nebraska, que invalidó el Compromiso de Missouri, levantó una ola de protestas en el norte, que concluyó con la formación del Partido Republicano, cuyo principal punto programático era la oposición a la expansión de la esclavitud. Entretanto, en la lucha por el control de Kansas, el presidente demócrata James Buchanan pidió al Congreso que admitiera a Kansas en la Unión como estado esclavista, una propuesta que ofendió a los norteños; además el Tribunal Supremo dictaminó el 7 de marzo de 1857 en el caso Dred Scott que la Constitución de Estados Unidos no daba autoridad al Congreso para prohibir la esclavitud en los territorios. Dos años después, el 16 de octubre de 1859, John Brown, acérrimo opositor a la esclavitud, atacó el arsenal federal de Harpes Ferry para organizar una rebelión general de esclavos. Ese ataque, unido a la condena norteña de la decisión tomada en el caso Dred Scott, acabó por convencer a los sureños de su creciente inseguridad dentro de la Unión.

    2-3 La crisis secesionista

    En las elecciones presidenciales de 1860, la división en las filas del Partido Demócrata dio como resultado la candidatura por parte del ala sureña de John Breckinridge, de Kentucky, y por parte del ala norteña de Stephen Douglas. El recién constituido Partido de la Unión Constitucional, que reflejaba el sentimiento de concesión aún arraigado en los estados fronterizos, nominó a John Bell, de Tennessee. Los republicanos eligieron a Abraham Lincoln, en una campaña en la que se oponían a la expansión de la esclavitud y apoyaban una tarifa proteccionista, subsidios federales para mejoras internas y una ley de residencia. Los demócratas secesionistas aseguraron prácticamente la elección de Lincoln y esto a su vez convenció a los sureños que tenían que hacer un esfuerzo para lograr la independencia en lugar de quedar aislados políticamente. En marzo de 1861, cuando Lincoln tomó posesión de su cargo, Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia, Louisiana y Texas se constituyeron en los Estados Confederados de América con Jefferson Davis como presidente, proclamando su secesión de la Unión, acto que Lincoln declaró ilegal en su discurso inaugural.

    El 12 de abril de 1861, cuando se produjo el intento de reabastecer Fort Sumter, una instalación federal en Carolina del Sur, la artillería sureña abrió fuego. Tres días después Lincoln envió tropas para sofocar la rebelión. En respuesta, Virginia, Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee se unieron también a la Confederación.

    2-4 Recursos del norte y del sur

    Ni el norte ni el sur estaban preparados para mantener una guerra en 1861. Con una población de 22 millones de habitantes, el norte contaba con un mayor potencial militar. El sur tenía 9 millones de habitantes, pero casi 4 millones de ellos eran esclavos negros cuya lealtad a la Confederación era de lo más dudosa. Aunque al principio contaron sólo con voluntarios, la necesidad obligó finalmente a ambos bandos a llevar a cabo un reclutamiento para crear un ejército. Antes de que acabara la guerra, el sur había alistado a unos 900.000 hombres blancos, mientras que la Unión había reclutado a dos millones de hombres (entre los que se encontraban 186.000 negros), casi la mitad de ellos hacia el final de la confrontación.

    Además, el norte poseía claras ventajas materiales —en dinero y créditos, fábricas, producción de alimentos, recursos minerales y transporte— que resultaron decisivas. La capacidad combativa del sur se vio obstaculizada por la constante escasez de alimentos, ropa, medicinas y artillería pesada. Sin embargo, el sur, con una tradición militar más fuerte, tenía más expertos en el uso de armas y formó un eficaz cuerpo de oficiales, entre los que destacó Robert E. Lee. Sólo pudo encontrar Lincoln mandos militares del mismo calibre en Ulysses S. Grant y William T. Sherman.

    3 – Hostilidades

    La Confederación disfrutó de cierta ventaja al desarrollar operaciones defensivas en terreno conocido. Por contra, el norte necesitaba atacar en frente abierto y soportar enormes gastos en comunicaciones y suministros, por lo que todo presagiaba que su estrategia exigía una marcha directa por tierra sobre Richmond (en Virginia) la capital de la Confederación, para poner un rápido final a la guerra. Sin embargo, los asesores militares de Lincoln le convencieron que ejecutase el Plan Anaconda. Concebido por el general Winfield Scott, consistía en realizar un bloqueo naval en torno a la Confederación para impedir la importación de suministros de Europa, seguido de la invasión del valle del Mississippi para dividir a la Confederación.

    Los confederados también tenían sus diferencias en torno a qué estrategia aplicar. Davis era partidario de una guerra defensiva prolongada que desgastara al norte, mientras que parte de sus asesores recomendaban una rápida ofensiva que impidiera al norte movilizar su superior contingente humano y bienes materiales, conscientes de que cuanto más se prolongara la guerra, menos oportunidades tenía el sur de ganarla.

    3-1 La primera batalla de Bull Run

    En mayo de 1861 las tropas de la Unión, al mando del general Irvin McDowell, avanzaron sobre Virginia y se dirigieron hacia Manassas, base del principal ejército confederado, siendo derrotadas por éste el 21 de julio en la primera batalla de Bull Run.

    3-2 La designación de McClellan

    Después de esta batalla, Lincoln sustituyó a McDowell por el general George B. McClellan como comandante del recién creado Ejército del Potomac, procediendo éste a su inmediata reorganización.

    3-3 Los estados fronterizos

    Durante 1861 el norte obtuvo algunos éxitos clave para asegurar los estados fronterizos de Maryland, Delaware, Kentucky y Missouri, donde prevalecía el sentimiento unionista, si bien los secesionistas eran también bastante fuertes. La importancia de Maryland radicaba en su proximidad a Washington y en la ubicación de Baltimore como punto de enlace del ferrocarril con el Medio Oeste. Kentucky y Missouri eran importantes para la estrategia bélica del norte porque controlaban los puntos de aproximación a los valles de los ríos Mississippi, Tennessee y Cumberland, por los cuales las fuerzas de la Unión podían introducir la contienda en el corazón mismo de la Confederación. En Virginia, los condados occidentales repudiaron la secesión, formaron un gobierno provisional y en 1863 fueron admitidos en la Unión como el nuevo estado de Virginia Occidental.

    3-4 La campaña peninsular

    Con el Ejército del Potomac reorganizado, McClellan avanzó en la primavera de 1862 hacia la península situada entre los ríos James y York con la intención de marchar sobre Richmond. En la batalla de Fair Oaks y Seven Pines (31 de mayo-1 de junio) se repelió un ataque confederado y se eligió a Lee para sustituir a Joseph E. Johnston, que había resultado herido, como comandante del Ejército del Norte de Virginia. En junio el ejército de McClellan se aproximó a Richmond. Mientras tanto, el general Stonewall Jackson hizo avanzar su ejército confederado hasta el valle de Shenandoah y cruzó el Potomac, por lo que el gobierno negó a McClellan los refuerzos que él creía necesarios para atacar Richmond.

    Con la intención de sacar el máximo provecho de la excesiva cautela de McClellan, Lee, con los refuerzos de los hombres de Jackson, se enfrentó a las fuerzas de la Unión formadas cerca de Richmond en la batalla de los Siete Días (25 de junio-1 de julio), que tuvo un resultado indeciso. No obstante, McClellan ordenó la retirada al río James, concluyendo así tristemente su campaña peninsular. Decepcionado por la excesiva precaución de McClellan, Lincoln nombró general en jefe al general de división Henry Wager Halleck, que había obtenido algunas victorias recientes en el oeste. McClellan conservó el mando del Ejército del Potomac, pero Lincoln trajo del oeste al general John Pope para que encabezara un nuevo ejército, formado principalmente por tropas que habían sido retenidas en el norte de Virginia para controlar a Jackson.

    3-5 Derrotas de la Unión en el este

    El 30 de agosto, en la segunda batalla de Bull Run, las fuerzas confederadas de Lee, Jackson y el general James Longstreet hicieron replegarse a las tropas de la Unión hasta Washington, donde Pope fue relevado de su cargo. Tras esta victoria, Lee sorprendió al norte invadiendo Maryland con 50.000 hombres. Con esta atrevida maniobra esperaba obtener el reconocimiento extranjero de la Confederación. McClellan detuvo el avance de Lee en la batalla de Antietam, pero por no perseguirle en su retirada, Lincoln le relevó del cargo.

    A finales de 1862 el Ejército del Potomac reanudó su ofensiva contra Richmond, esta vez bajo las órdenes del general Ambrose E. Burnside, sufriendo una grave derrota en los alrededores de Fredericksburg, en Virginia, por lo que Burnside también fue destituido.

    3-6 Los primeros éxitos de Grant en el Mississippi

    Mientras en el este la situación estaba en punto muerto, las operaciones militares de la Unión en el oeste tuvieron más éxito. El objetivo en este frente era controlar el valle del Mississippi para dividir en dos el territorio de la Confederación. A comienzos de 1862, Grant, con el apoyo de una flota de buques acorazados, consiguió capturar Fort Henry y Fort Donelson con lo que tenía vía libre para dominar el Mississippi. Mientras tanto, al oeste del río, las tropas de la Unión derrotaban a los confederados en Pea Ridge, Arkansas (6-8 de marzo), consolidando el control de la Unión sobre el Missouri.

    El ejército confederado del norte de Tennessee se retiró hacia el Mississippi para intentar establecer una nueva línea de defensa, pero Grant detuvo su avance en la batalla de Shiloh. A principios de junio las fuerzas de la Unión habían invadido casi todo el este y el oeste de Tennessee y controlaban el sur del Mississippi hasta Memphis.

    3-7 La captura de New Orleans y la batalla de Murfreesboro

    En una estrategia coordinada, las fuerzas de la Unión también avanzaron al norte del Mississippi. En abril, un escuadrón naval comandado por el capitán David Glasgow Farragut penetró en las defensas confederadas de la desembocadura del Mississippi y forzó la rendición de New Orleans, el principal puerto de la Confederación. Durante los últimos meses de 1862, Grant consolidó su posición a lo largo del Mississippi. Buell, que había recibido órdenes de desplazarse a Chattanooga (Tennessee) se enfrentó a las fuerzas confederadas mandadas por el general Braxton Bragg. En diciembre, el general William S. Rosencrans, que había sustituido a Buell, se enfrentó a las tropas de Bragg en la batalla de Murfreesboro (Tennessee) obligándoles a retirarse. Entretanto, Grant se preparó para el asalto a Vicksburg (Mississippi), la última fortaleza de los confederados en el oeste.

    3-8 Chancellorsville

    Cuando retomó el mando del Ejército del Potomac, el general Joseph Hooker prometió invertir la larga serie de derrotas de la Unión en el este. En abril, con un ejército de 130.000 hombres, se preparó para atacar a Lee en Fredericksburg, pero su dubitativa ofensiva tuvo como consecuencia la derrota de sus tropas en la batalla de Chancellorsville (Virginia), frente a las fuerzas combinadas de Lee y Jackson, muriendo este último en el curso de la misma.

    3-9 Gettysburg

    Animado por la victoria, Lee tomó la iniciativa y trasladó su ejército al norte con la intención de inducir a la Unión a negociar la paz. En junio, un ejército confederado de 75.000 hombres marchó sobre el valle de Shenandoah y entró en el sur de Pennsylvania. El Ejército del Potomac (unos 85.000 hombres), mandado ahora por el general George Meade, se dispuso a detener el avance de Lee. Estos dos enormes ejércitos se enfrentaron en la batalla de Gettysburg, Pennsylvania, en la que Lee, tras ser derrotado perdió una buena parte de su ejército en un ataque fallido.

    3-10 Vicksburg

    En el frente occidental, en abril de 1863, Grant preparó sus fuerzas en un nuevo esfuerzo para tomar Vicksburg. Finalmente, y tras un largo asedio, el 4 de julio, el día después de la derrota de Lee en Gettysburg, la guarnición confederada se rindió. El ejército de la Unión había cumplido su objetivo en el oeste: dividir a la Confederación en dos partes.

    3-11 Chickamauga y Chattanooga

    Con el Mississippi en su poder, el alto mando de la Unión decidió expulsar a los confederados del este de Tennessee, Alabama y Georgia. En el otoño de 1863, Rosecrans y un ejército de 55.000 hombres tomaron Chattanooga, aunque posteriormente fueron derrotados por el ejército confederado de Bragg en la batalla de Chickamauga (19-20 de septiembre). Grant, ahora con el mando absoluto de las fuerzas de la Unión en el oeste, sustituyó a Rosecrans por George H. Thomas y se dirigió a Chattanooga con parte de su Ejército del Tennessee. En la batalla de Chattanooga, que duró tres días (23-25 de noviembre), las fuerzas de la Unión dislocaron las defensas confederadas y las obligaron a una retirada caótica.

    Hacia finales de 1863 la guerra se había puesto a favor de la Unión. Tras su derrota en Gettysburg, Lee fue incapaz de mantener ninguna operación defensiva más en el norte. El ejército de la Unión en el oeste había dividido a la Confederación y su victoria en Chattanooga hizo posible extender la guerra a Alabama y Georgia.

    3-12 El plan de victoria de Grant

    Confiando en que finalmente había encontrado a la persona adecuada, a principios de 1864 Lincoln nombró a Grant comandante en jefe de todas las fuerzas de la Unión y éste diseñó una estrategia para asestar un golpe definitivo a la Confederación. El Ejército del Potomac, dirigido por Grant y Meade, se enfrentaría a Lee en el norte de Virginia y avanzaría hacia Richmond. Un ejército mandado por Sherman marcharía hacia el sur desde Chattanooga para adentrarse en Georgia y tomar Atlanta. Un tercer ejército a las órdenes del general Philip Sheridan, operaría en el valle Shenandoah y privaría a las fuerzas de Lee de los víveres de esa región.

    3-13 La campaña Wilderness

    A finales de marzo se puso en marcha el Ejército del Potomac, formado por 115.000 hombres. Tras sucesivos enfrentamientos con las tropas confederadas de Lee en Wilderness, Spotsilvania Couthouse y Cold Harbor, Grant decidió cortar la línea de suministros de Richmond tomando Petersburg, ciudad a la que puso sitio el 20 de junio.

    3-14 La toma de Atlanta

    Por su parte, y cumpliendo lo previsto en el plan de Grant, Sheridan ocupó el valle de Shenandoah, y Sherman tomó Atlanta; compensando el estancamiento de la situación en Virginia y contribuyendo a asegurar la reelección de Lincoln como presidente de la Unión en noviembre.

    El intento de reconquista de Atlanta llevado a cabo por el ejército confederado a las órdenes del general John Bell Hood, fracasó días después en la batalla de Nashville (15-16 de diciembre), quedando así desbaratada la resistencia confederada en el oeste.

    3-15 La derrota del Sur

    El 15 de noviembre Sherman inició su marcha hacia el mar. Dejando Atlanta en llamas, su ejército de 60.000 hombres avanzó finalmente sin oposición por Georgia, devastando el territorio a su paso. Savannah cayó poco antes de Navidad y el ejército de Sherman continuó hacia el norte adentrándose en Carolina sin encontrar apenas oposición. En abril de 1865 cayeron Mobile, Selma y Montgomery, en Alabama. Al mismo tiempo, Sheridan se preparaba para unirse a Grant y realizar el ataque definitivo al ejército de Lee.

    En abril de 1865 Grant consiguió finalmente apoderarse de la línea del ferrocarril que aprovisionaba a Richmond. Obligado a abandonar Petersburg y Richmond, Lee se retiró hacia el oeste esperando unirse al ejército confederado de Joseph Johnston en Carolina del Norte. Grant bloqueó su paso y el 9 de abril de 1865 Lee se rindió a Grant en Appomatox, Virginia. Con la rendición de Lee, los demás ejércitos confederados se fueron desplomando rápidamente.

    3-16 La guerra en el mar

    Tras la caída de Fort Sumter, Lincoln estableció el bloqueo a todos los puertos sureños con el fin de detener el suministro de víveres esenciales para la Confederación.

    Para romper el bloqueo, que ya era efectivo en 1862, el sur desveló su nueva arma, el Merrimack, una abandonada fragata a vapor de la Unión que los confederados habían cubierto con láminas de metal, convirtiéndola en una nave blindada capaz de destruir a los navíos del norte, pero que finalmente, hubo que retirar a Norfolk tras su enfrentamiento con el acorazado Monitor.

    A lo largo de la guerra, la Marina de la Unión realizó importantes operaciones en apoyo del ejército. En 1861 las operaciones conjuntas aseguraron a la Unión las cabezas de playa de Hatteras Inlet (Carolina del Norte) y Port Royal (Carolina del Sur). La toma de Fort Henry en febrero de 1862 y la caída de New Orleans el 1 de mayo, ambas con la decisiva intervención de la Marina, permitieron a la Unión controlar los ríos Mississippi y Tennessee. El éxito de Farragut al entrar en Mobile Bay en agosto de 1864 destruyendo la pequeña flota confederada que se encontraba allí, privó al Sur de un puerto seguro. Con un impacto similar, una operación conjunta por tierra y por mar en enero de 1865 cerró efectivamente Wilmington (Carolina del Norte), que había sido la principal base de los confederados.

    Aunque el Sur carecía de una marina consistente, los corsarios confederados suplieron su ausencia, especialmente con el buque Alabama, finalmente derrotado cerca de las costas de Francia.

    3-17 La guerra y las relaciones exteriores

    La Confederación siempre esperó el reconocimiento y el apoyo del extranjero, especialmente de Gran Bretaña y Francia. Esa esperanza se cifraba principalmente en la dependencia de ambos países del algodón sureño para sus industrias textiles.

    Cuando Gran Bretaña y Francia declararon formalmente su neutralidad en 1861, ese acto constituyó el reconocimiento de la Confederación como poder beligerante, lo que levantó una vigorosa protesta del gobierno de Lincoln. Cuando en 1861 dos representantes confederados fueron sacados a la fuerza del vapor inglés Trent por autoridades unionistas, Lincoln los liberó en respuesta a la presión británica. Por otro lado, en 1863 Gran Bretaña accedió a prohibir la construcción de barcos confederados en sus astilleros.

    La diplomacia del algodón de la Confederación fue saboteada de diversas maneras. Antes de que estallara la guerra, las manufacturas textiles británicas habían almacenado grandes cantidades de algodón. Además, Gran Bretaña y el Norte estaban comprometidos en un comercio rentable para ambos: el norte compraba armas y manufacturas y Gran Bretaña trigo. Finalmente, con la proclamación de la Emancipación de los esclavos, la opinión pública internacional se decantó por la causa de la Unión.

    4- El final de la esclavitud

    Al comienzo de la guerra Lincoln y el Congreso dejaron claro que su único objetivo era mantener la supremacía de la Constitución y conservar la Unión. Consciente de la necesidad de contar con la lealtad de los estados esclavistas fronterizos, el presidente fue muy cauto al tratar el tema de la esclavitud, pero finalmente, el 1 de enero de 1863 entró en vigor la proclamación de Emancipación de los esclavos estadounidenses, que el presidente defendió como instrumento para debilitar a la Confederación.

    La abolición definitiva de la esclavitud fue ratificada en diciembre de 1865, cuando fue aprobada la 13ª Enmienda de la Constitución.

    El 8 de diciembre de 1863 el presidente firmó una Declaración de Amnistía y Reconstrucción. Excepto para los funcionarios y oficiales militares de alto rango de la Confederación, todos los sureños que juraran lealtad a la Constitución y obediencia a la legislación así como a las proclamaciones concernientes a la esclavitud tenían garantizada la amnistía. Cuando el 10% del electorado de un estado del 1860 hubiera cumplido estas condiciones, ese estado podía redactar una nueva Constitución, elegir nuevos cargos estatales y enviar representantes al Congreso. Este plan se convirtió en la base del posterior periodo denominado de Reconstrucción.

    5- Resultados de la guerra

    La Guerra Civil estadounidense se saldó con el resultado de 620.000 muertos.

    Grandes territorios de Richmond, Charleston, Atlanta, Mobile y Vicksburg quedaron en ruinas. El campo por el que cruzaron los ejércitos contendientes acabó lleno de plantaciones asoladas, casas y graneros arrasados, puentes quemados y líneas de ferrocarril destrozadas. Muchas cosechas fueron destruidas o confiscadas, y gran parte del ganado se perdió. Más de cuatro billones de dólares en propiedades desaparecieron a causa de la emancipación, la repudiación de bonos y monedas confederadas, la confiscación de la producción de algodón y los destrozos de la guerra.

    La guerra zanjó la cuestión del mantenimiento de la Unión; se desacreditó la doctrina de la secesión y, a partir de 1865, los estados encontraron otras formas de exponer sus diferencias. La guerra amplió la autoridad del gobierno federal, que ejercería una jurisdicción y poderes más amplios que en cualquier otro momento anterior en la historia del país.

    Finalmente, la Guerra Civil estadounidense supuso la libertad para casi cuatro millones de negros.

    6- Guerra Federal Venezolana

    Fue la Guerra Civil venezolana, también conocida como la Guerra Larga, Revolución Federal o Guerra de los Cinco Años, utilizada está denominación por aquellos historiadores que sitúan el comienzo de la guerra con los primeros alzamientos ocurridos contra el recién instaurado gobierno de Julián Castro (mayo-julio de 1858). Fue, después de la Guerra de Independencia, la más larga contienda civil que haya asolado el territorio nacional y fue, para Venezuela, una prolongación de esta guerra en cuanto a los problemas de carácter social y político, dejados sin resolver una vez lograda definitivamente la emancipación de España con las victorias de 1821 y 1823 y la separación de Colombia en 1830.

    6-1 Antecedentes.

    El consenso que se materializaba con la creación de la nueva República de Venezuela en 1830 se producía en torno a una situación que permitiera mantener un sistema oligárquico de gobierno, incorporando a él, tanto los remanentes del antiguo mantuanaje como los nuevos grupos surgidos de la contienda armada y cuyos privilegios sociales se veían confirmados por las tierras que habían recibido como resultado del traspaso a nuevas manos del latifundio colonial. Al mismo tiempo, la situación de guerra en que había vivido el país durante 3 lustros había permitido la consolidación de una burguesía comercial, enriquecida gracias a las oportunidades que ofrecía el abastecimiento continuo de las campañas militares, dentro y fuera del territorio nacional.

    El país político que nace entonces en 1830 es la expresión de estos grupos dominantes. El resquebrajamiento del consenso inicial es, más que todo, producto de los intereses antagónicos que enfrentan progresivamente, los dos principales sectores de esta oligarquía ante el nuevo papel que desempeña Venezuela en el cuadro de la economía mundial: el sector de los hacendados y el sector de los comerciantes.

    La Venezuela de 1830 era, virtualmente, un campamento armado de excombatientes de la Independencia, recompensados muchos de ellos, con la adjudicación de tierras. Esta clase latifundista veía coartada su participación efectiva en la conducción de los destinos de la nueva república por la centralización del poder, legitimada por la Constitución de 1830, bajo el gobierno de José Antonio Páez y sus sustentadores: el rico sector de la burguesía comerciante, principalmente caraqueña, núcleo dominante del Partido Conservador.

    Desde 1830, al término de la guerra de independencia, el país había sido gobernado por una oligarquía en donde se juntaban algunas de las viejas fortunas de la época colonial con las nuevas adquiridas durante la independencia (quizás el mejor ejemplo de éstas es el General Páez). Aunque el partido conservador, el partido base de dicha oligarquía, había sido derrotado en las elecciones de 1846, los nuevos gobernantes, los hermanos Monagas, nominalmente "liberales", pertenecían también a la oligarquía y de hecho, eran al igual que Páez, propietarios de enormes cantidades de tierra en el oriente del país.

    Las primeras rebeliones de 1830-1831, iniciadas en el oriente del país, apuntaban a debilitar o a destruir el poder de Páez y restaurar los privilegios de los militares-hacendados, además de ser una manifestación del regionalismo político que venía desde la Colonia y se había fortalecido durante los primeros años de la guerra emancipadora. De esta manera, la llamada Revolución de la Reformas de 1835-1836 fue un renovado intento por limitar, bajo el manto del federalismo, el poder del grupo dirigente y otorgar a los hacendados unas mayores prerrogativas, tanto políticas como económicas.

    La unanimidad que se manifiesta en torno a la aprobación de la Ley de Libertad de Contratos del 10 de abril de 1834 es el reflejo pasajero de unos años de relativa bonanza económica, particularmente en las zonas de producción agrícola de los valles centrales. En los llanos, la lenta recuperación de la ganadería, diezmada durante las campañas de la emancipación, se enfrenta a una tensa situación de carácter social: los nuevos amos del suelo, amparados por una legislación más severa aún que durante la Colonia, buscan frenar, sin lograrlo completamente, el incremento del abigeato y la permanencia endémica del llamado bandolerismo, manifestación primigenia de una profunda inconformidad social.

    La crisis económica, cuyos efectos se empiezan a sentir en el país a partir de 1842, agudiza las tensiones latentes. La pauperización creciente de pequeños y medianos propietarios, desposeídos de su tierra por los efectos del encarecimiento del crédito y de las ejecuciones de hipotecas y la marginalización de pequeños comerciantes, vinculados esencialmente a los circuitos de distribución interna de los productos agropecuarios (siendo ilustrativo en este sentido el caso de Ezequiel Zamora), son las principales causas de los levantamientos de los años 1846 y 1847, cuya expresión política se refleja en la creciente radicalización de los planteamientos del Partido Liberal y de su vocero, el periódico El Venezolano.

    Sin embargo, ni el Partido Liberal, ni su jefe nominal, Antonio Leocadio Guzmán, aunque estuviere comprometido éste último en las insurrecciones de 1846, consideran una modificación de las estructuras sociales; su lucha sigue enmarcada dentro del contexto de los intereses de una clase proletaria, la de los hacendados. En ese sentido, la elección de José Tadeo Monagas en los comicios de 1846 no es sino el producto de los que el historiador Federico Brito Figueroa califica como "una prevaricación política". La década de la consolidación en el poder de la autocracia liberal (1848-1858), después de los acontecimientos del 24 de enero de 1848 y de la derrota de José Antonio Páez (agosto 1849), presencia algunas reformas a favor de los terratenientes: abolición de la esclavitud y otorgamiento de las indemnizaciones a los antiguos propietarios de esclavos; modificación de la Ley del 10 de abril de 1834 y su corolario, la Ley de Espera y Quita de1841.

    Pero, por sobre todo, el dominio político de la dinastía monaguera se produce por un proceso de acaparamiento de tierras, particularmente en la región oriental del país, mediante la adquisición de baldíos así como de antiguos resguardos indígenas, las cuales quedan en manos de los 2 reducidos grupos que rodean, en su turno, tanto al presidente José Tadeo Monagas como al presidente José Gregorio Monagas y a su familia. Ante esta situación, una fracción del Partido Liberal logra un entendimiento con los grupos conservadores bajo la consigna de "Unión de los venezolanos y olvido de lo pasado" que lleva al derrocamiento de José Tadeo Monagas en marzo de 1858.

    6-2 Los prolegómenos de la Guerra.

    Con la Revolución de marzo de 1858, comenzó la cadena de acontecimientos que encendió la chispa de la Guerra Federal. Bajo la dirección de Julián Castro, el movimiento insurreccional prometía liberar a todos los trabajadores, sirvientes y campesinos que tomarán las armas de las deudas que tuvieran con sus patronos, sumas estás que serían financiadas por la Tesorería Nacional al triunfar la revolución. Pero, una vez consolidado el nuevo gobierno, el predominio del elemento conservador en su seno junto con las medidas de retaliación contra cualquier intento de oposición, reavivaron la lucha.

    El 7 de junio de 1858, un decreto del presidente Castro ordena la expulsión de Venezuela de Juan Crisóstomo Falcón, Ezequiel Zamora, Wenceslao Casado, Antonio Leocadio Guzmán, José Gabriel Ochoa, Fabricio Conde y otros futuros jefes de la contienda armada, mientras en los valles de Aragua, en la sierra de Carabobo en los llanos de Portuguesa se levantan en armas, bandas de campesinos armados, bajo el liderazgo de hombres oscuros (es decir mestizos) como Zoilo Medrano o José de Jesús González, el Agachado, quien había acompañado a Zamora en la rebelión de 1846.

    Mientras la insurrección se extendía, el gobierno se encontraba cada vez más incapacitado para suprimir tales estallidos; a medida que se propagaba ala revuelta, se aceleraban su vigor y su ritmo. Rumores de que el gobierno se proponía restablecer la esclavitud y que los hierros que se utilizaban para marcar los sacos de añil serían, en realidad, hierros para marcar a los futuros esclavos, servían para exaltar el terror de las poblaciones rurales a las cuales se les decía, además, que iban a ser vendidas a los ingleses quienes, supuestamente, iban a su carne para hacer jabón y sus huesos para fabricar mangos de cuchillos y de bastones.

    En respuesta, las consignas de "¡Mueran los Blancos!" y "¡Hagamos una Nación para los Indios!", eran muestras del grado de violencia alcanzado. Mientras tanto, la reunión en Valencia de una Convención Constitucional intentaba traducir los principios de la Revolución de Marzo en términos de un programa político. Los diputados liberales ante la Convención se hicieron voceros de un sistema federal de gobierno, el cual, junto con el sufragio universal era, según ellos, "… lo que se necesitaba para asegurar la estabilidad de Venezuela…".

    La nueva Constitución del 31 de diciembre de 1858 buscaba conciliar los puntos de vista liberales y conservadores. Sancionaba el sufragio universal para varones, reafirmaba la abolición de la esclavitud y esbozaba unas reformas en sentido federalista con la elección de gobernadores de provincia y mayores poderes para los municipios. Pero, en realidad, la nueva Carta Magna se encontraba desfasada con relación al desarrollo de los acontecimientos en el país.

    Desde el destierro, en las vecinas islas de Curazao y St. Thomas, los jefes liberales expulsados en junio de 1858 se organizaban, preparaban tropas, elaboraban programas (destacándose entre ellos el Programa de Federación, elaborado en St. Thomas por la Junta patriótica de Venezuela, presidida por Félix María Alfonzo). En agosto de 1858, un intento de los liberales para derrocar a Julián Castro, conocido como la Galipanada, es debelado y fracasa; pero el domingo 20 de febrero de 1859, el comandante Tirso Salaverría, seguido de 40 hombres, asalta con éxito el cuartel de Coro, se apodera de 900 fusiles y lanza el "Grito de la Federación", cuya fecha pasará luego a formar parte del escudo nacional, al lado de la fecha 19 de abril de 1810. La guerra había empezado.

    El campesinado o peonaje, así como los antiguos esclavos, liberados finalmente en 1854 (aunque nominalmente lo habían sido en 1816 por decreto de Bolívar) se encontraban en una situación de extrema pobreza por lo que los encendidos discursos de Antonio Leocadio Guzmán y Ezequiel Zamora los lanzó a una lucha por: "la libertad, democracia, independencia económica, ansias de tierra, acaparadas por un reducido grupo de terratenientes". El grito de guerra: "OLIGARCAS, TEMBLAD, VIVA LA LIBERTAD", lo resume claramente.

    Así, primero en 1846 y luego en 1859, se levantaron en armas, armados con "machetes, lanzas, cuchillos apureños y algunas tercerolas" contra el gobierno central.

    El líder principal de ambas revoluciones fue el "General en Jefe y Jefe del Pueblo Soberano" Ezequiel Zamora, en compañía de su cuñado Juan Crisóstomo Falcón, quien era nombrado "Presidente en Campaña". A la muerte de Zamora, Falcón queda como líder indiscutible y al triunfo de la revolución en 1863 es nombrado presidente constitucional.

    6-3 Consideraciones Generales

    A pesar de ser un fenómeno de crucial importancia para la comprensión histórica de Venezuela, la Guerra Federal ha sido poco estudiada por la historiografía nacional. Fuera de la importante obra de Lisandro Alvarado, Historia de la revolución federal en Venezuela, publicada por primera vez en 1909, la mayoría de los estudios sobre la guerra se han centrado sobre sus aspectos puramente militares o sobre la figura de Ezequiel Zamora, la cual ha sido objeto de una polémica, aún no resuelta, acerca del carácter revolucionario de sus ideas y de su acción política (según lo expone Federico Brito Figueroa en Tiempo de Ezequiel Zamora), en contraposición con otra visión que lo sitúa dentro del contexto tradicional del caudillismo decimonónico (tal como lo expresa Adolfo Rodríguez en Ezequiel Zamora).

    Se puede plantear en primer lugar, que la Guerra Federal no involucró a todo el territorio venezolano. Los combates más importantes quedaron circunscritos a la zona de los llanos altos y bajo (el territorio de los actuales estados Barinas, Portuguesa, Cojedes, Apure y Guárico); varios brotes se registraron en la zona central (estados Falcón, Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua), así como en el oriente (principalmente en los territorios de los estados Anzoátegui y Sucre), pero se trataba en estos casos de actividades de guerrilla que sólo lograron cobrar importancia en los últimos meses de la contienda.

    Regiones enteras del país como los Andes, Guayana y el Zulia se mantuvieron prácticamente al margen de la lucha. En los Andes, particularmente se rechazaron en varias oportunidades ataques de los "vándalos de Apure". En segundo lugar, los efectos de la guerra sobre la economía del país han carecido de una evaluación precisa. Si bien es cierto que la ganadería quedó disminuida (resultado lógico de la concentración de los combates en las zonas de tradición pecuaria), aunque las estimaciones dadas de 7000000 de cabezas de ganado pérdidas han sido fuertemente cuestionadas con toda la razón, por el historiador Eduardo Arcila Frías en vista de su falta de su verosimilitud, otros rubros de la producción no sufrieron igual mengua.

    El café, en particular, extiende su predominio en la zona andina y, en Guayana, se inicia el ciclo del "boom algodonero" provocado por las incidencias de la Guerra de Secesión de Estados Unidos. El problema aquí surge, en gran parte, debido a la carencia de cifras, producto del desbarajuste de los organismos de control y fiscalización de las aduanas; pero la falta de documentación estadística no equivale siempre a una ausencia de producción.

    Para lograr una comprensión del fenómeno, conviene analizar la Guerra Federal desde el triple aspecto militar, político y social. Durante el tiempo en que duró la contienda armada, el debate político, centrado en Caracas, giró en torno a la oposición tradicional entre los sectores liberales y conservadores.

    Roto el consenso inicial de la Revolución de marzo de 1858, Julián Castro buscó la alianza de uno u otro bando con el fin de lograr su propia permanencia en el poder. Sus maniobras, sin embargo, sólo lograron acelerar su caída (01/08/1859); el establecimiento de un efímero Gobierno Provisional federalista que dura menos de 24 horas y que, después del episodio de La Sampablera (02/08/1859), es reemplazado por un nuevo gobierno de tendencia conservadora.

    Sin embargo, dentro del propio partido Conservador, se enfrentan 2 tendencias: la de los constitucionalistas o legalistas, voceros de un Gobierno civilista y que apoyan a Manuel Felipe de Tovar y Pedro Gual; y la de los dictatoriales, encabezados por Pedro José Rojas, quienes promueven la figura de José Antonio Páez como una salida única para restablecer la paz. El segundo regreso de Páez a Venezuela, en marzo de 1861, sirve para agudizar esas tensiones que resultan en el derrocamiento del presidente Pedro Gual (29/08/1861) y la proclamación de una dictadura, encabezada por Páez pero dirigida, en realidad, por Pedro José Rojas.

    Con la instauración de este gobierno dictatorial, el partido conservador quedó formando agrupaciones sin dirección y sin programa específico; y es dentro de este contexto que debe entenderse el documento redactado y firmado por representantes de la burguesía comercial caraqueña (el sector civilista del conservadurismo), quienes, dirigiéndose a la Cancillería Británica a través de la misión diplomática inglesa en Caracas, imploraban la intervención de Inglaterra, a cambio de la oferta de "… desprenderse del territorio de la Guayana y negociarlo con la Gran Bretaña, pagando con él la deuda extranjera contraída con súbditos ingleses, y además la deuda externa de la República…" (22/11/1861).

    Se trataba, en ese sentido, de pedir una intervención, tanto contra los insurgentes federalistas como contra el Gobierno paecista que había iniciado para la fecha, una conversaciones con Falcón en busca de un entendimiento político. Estas conversaciones, llevadas a cabo en la sabana de Carabobo (diciembre 1861), no lograron resultado favorable, prolongándose la lucha hasta las negociaciones del Tratado de Coche, en abril de 1863.

    Los hechos

    La revolución federal comenzó en Coro, Edo. Falcón, cuando en la noche del 20 de febrero de 1859, fue asaltado el cuartel, sometida la guarnición y tomados los pertrechos de guerra. El 22 desembarcó en Coro, Ezequiel Zamora, que se hallaba exilado en Curazao e inmediatamente se dedica a la organización del "Ejercito del Pueblo Soberano".

    Fiel a las ideas federalistas, el 25 de febrero se eligió el Gobierno Provisional Revolucionario del Estado de Coro. Igualmente se nombró Gobierno para la República Federal, constituido por el General Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán, Dr. José Manuel García, José Gabriel Ochoa y Napoleón Arteaga.

    La noticia del triunfo de la revolución en Coro se extiende por todo el país, haciendo que se produzcan nuevos levantamientos, como los Barinas el 28 de febrero, Guanarito el 22 de marzo, Maracaibo el 19 de abril, etc.

    El gobierno central, presidido por Julián Castro envió, por tierra y por mar, hasta 3.500 hombres para combatir la revolución. La primera batalla es en El Palito (cerca de Pto. Cabello) el 23 de marzo, donde Zamora derrota una columna de 700 a 800 hombres del Gobierno, comandados por el Coronel José del Rosario Armas, conocido por el mote de "Mono enchaquetado".

    El 28 de marzo entra Zamora a San Felipe y al día siguiente se instituye el Estado Yaracuy, con su respectivo Gobierno Provisional Revolucionario. A comienzos de abril se encontraba Zamora con 2.800 hombres frente a Barquisimeto, defendido por 3.000. Sin embargo, Zamora no atacó, por lo que no se enfrentó pues desde San Carlos venía una columna del ejercito central y prefirió enfrentar a éstos.

    El 5 de abril se produce la batalla en las Sabanas de Araure, 600 soldados por parte de Zamora, contra un número indeterminado de soldados del gobierno que fueron derrotados fácilmente. Como resultado del triunfo, se adopta el himno de la revolución que comienza: "Marchemos federales en recia multitud a romper las cadenas de vil esclavitud. ¡Oligarcas, Temblad Viva la Libertad!

    El 16 de abril ataca Zamora a la ciudad de Barinas, sin lograr tomarla del todo, ya que el General Ramón Escobar, veterano de la Independencia, no se rinde. Ante el avance del ejército centralista, comandado por el General José Laurencio Silva, Zamora se retira de nuevo para hacer un nuevo tipo de guerra que éste no conocía, guerra de guerrillas: un asalto acá, una nueva retirada por allá. El General Silva, con superioridad numérica no logra acorralar a Zamora y por el contrario, sus fuerzas se ven desgastadas diariamente no solo por los muertos y heridos, sino principalmente por las deserciones.

    Mientras, otro cuerpo revolucionario atacaba a Guanare hacia adonde se dirigió Zamora el 12 de mayo, para luego volver atrás y tomar finalmente Barinas sin disparar un tiro. Inmediatamente, el 19 de mayo, se celebraron elecciones directas para elegir las autoridades supremas del nuevo Estado Federal de Barinas.

    En Caracas la situación no era nada clara. Por una parte negociaba el General Falcón una tregua con el presidente Julián Castro y por otro conspiraban tanto liberales como conservadores. En la mañana del 1º de agosto Castro es puesto preso por su propia guardia y sus edecanes. Inmediatamente se forman dos gobiernos, uno liberal, con sede en la plaza San Pablo y otro conservador, con sede en el Palacio de Gobierno. Ante esta situación el Gobernador de la Provincia, Nicomedes Zuluaga y el Comandante de Armas, Coronel Manuel Vicente de Las Casas, en la madrugada del 2 de agosto dan un contragolpe, obligan a Castro a encargarse de la presidencia nuevamente y a renunciar para que quedara encargado Pedro Gual y luego el Vicepresidente Manuel Felipe Tovar.

    Mientras, después de 2 meses de sitiada, cae Guanare el 9 de septiembre en manos de las tropas federales. Al igual que en los otros casos, Zamora procedió inmediatamente a formar el Estado Federal de Portuguesa, así como el Estado Federal de Apure.

    Por su parte, el Presidente en Campaña, Juan Crisóstomo Falcón, quien había desembarcado en Morón el 24 de julio de 1859, en vez de atacar Caracas como lo había prometido, se dirigió por San Felipe, ya liberado por Zamora, hacia Barquisimeto, todavía en poder de los centralistas, ciudad que tomó sin ninguna dificultad.

    A partir de ese momento hubo serias desavenencias entre Zamora y Falcón, que sin embargo fueron superadas en bien de la revolución que no podía perder a su más capaz dirigente: Zamora. Finalmente éste fue ascendido a General en Jefe y Generalísimo de los Ejércitos Federales de la República de Venezuela, mientras que Falcón seguía siendo Presidente en Campaña.

    Siendo ahora Zamora jefe único del ejército, ordenó no presentar más batalla al gobierno y atraerlo poco a poco hacia los llanos, donde se preparaba la primera gran batalla de la guerra federal, la batalla de Santa Inés.

    Efectivamente, hacia allá fue llevado poco a poco el ejército centrista, que contaba con unos 7.500 hombres, comandados por el General Pedro Estanislao Ramos. Zamora contaba, para ese enfrentamiento con unos 7.650 soldados de infantería y caballería.

    La primera fase de la batalla de Santa Inés, que se inició a las 8:30 del día 9 de septiembre y terminó a eso de las 6 de la tarde constituyó un verdadero desastre para las fuerzas del gobierno que perdió alrededor de 1.800 soldados, gran parte de la oficialidad superior, 800 caballos y mulas "de remonta" y la totalidad de las piezas de artillería.

    La segunda fase de la batalla se desarrolló al día siguiente en las llanuras de El Bostezo, así como sucesivas escaramuzas en los días siguientes. Como resultado de éstas, el gobierno perdió otros 900 soldados, además de pertrechos de guerra. El General Pedro Estanislao Ramos fue gravemente herido, así como numerosos otros oficiales. La persecución continuó hasta Barinas, donde arribaron los restos del ejército con más de 300 heridos y menos de 2.000 efectivos.

    Inmediatamente se sometió a sitio a Barinas que cayó nuevamente en manos federales el 23 de diciembre. El 31 de diciembre, a la cabeza de 6.000 hombres, partió Zamora hacia Caracas, donde pensaba llegar el 20 de febrero, haciendo escala en Guanare y San Carlos, plazas tomadas antes por el ejército centralista en su camino a Santa Inés.

    Después de restablecer el gobierno de Portuguesa en Guanare, sigue Zamora a San Carlos, poniéndole sitio a la ciudad el 3 de enero de 1860. Sin embargo, la ciudad se defendió y solo se pudo avanzar casa por casa por lo que todavía el 10 de enero se combatía en San Carlos. La ciudad había pedido la capitulación y Zamora fue a ultimar los detalles de ésta. Al mediodía se encontraba en casa de la familia Acuña, donde había sido invitado a almorzar. Un momento antes de éstos salió a revisar unas trincheras cuando de pronto, una bala le entró por la ceja del ojo derecho. Sus últimas palabras fueron: "ya vengo".

    Muerto Zamora por una bala perdida, según los centralistas, asesinado por Falcón, según los partidarios de aquél, la causa federal se queda sin su más capaz dirigente. Falcón asume el comando del ejército federal y avanza hacia Valencia, pero de una forma tan lenta que el gobierno, alentado por la muerte de Zamora, tiene tiempo de organizar un nuevo ejército, del que es nombrado General en Jefe León de Febres Cordero.

    El 10 de febrero llegó Falcón a Tinaquillo, desde donde intimó la rendición de Valencia, lo que ni siquiera fue respondido por Febres Cordero, quien se dirigía a su encuentro. Eso hizo que Falcón retrocediera a Tocuyito y luego a Tinaco.

    El 16 de febrero se unió a Falcón, proviniendo de Anzoátegui, el General Juan Sotillo con 3.500 soldados, en su mayor parte de caballería. Sumados ambos ejércitos Falcón disponía de 3.300 soldados de infantería y 6.200 soldados de caballería. Ante él se encontraba Febres Cordero con 5.000 infantes, aunque escaso de caballería.

    La batalla tuvo lugar en Coplé, al amanecer del 17 de febrero de 1860, en unos barrizales donde no se podía maniobrar con la caballería. La batalla duró solamente 45 minutos pero fue una derrota total para Falcón. De acuerdo con algunos testigos hubo 5.000 bajas, pero en su mayoría debidas a deserciones.

    Después de esta batalla dividió Falcón el ejército en 3 cuerpos, lo que fue duramente criticado por los otros generales. Luego se dirigió a Puerto Nutrias, en la frontera con Colombia (llamada todavía Nueva Granada), en busca de pertrechos, según sus allegados, huyendo acobardado, según sus detractores.

    En el plano militar, la Guerra Federal fue una guerra de guerrillas, fue también, la primera contienda armada en que se utilizó la recién instalada red del telégrafo eléctrico como medio de información; pero, al poco tiempo, la destrucción de los cables y de las estaciones telegráficas paralizarían este servicio.

    Sólo durante el primer año (febrero 1859-febrero 1860), se pude hablar de una unidad de mando en el seno del ejército federalista, en el desempeño de la cual Ezequiel Zamora, hasta su muerte inesperada en San Carlos (10/01/1860), demuestra unas destacadas habilidades de estratega.

    Ahora bien, ésta no fue una guerra con grandes batallas, con ejércitos regulares y ataques y defensas. Luego de los primeros dos meses, en los que hubo las dos únicas batallas, la guerra se convirtió en una gran guerra de guerrillas, como sería su nombre moderno, en la que bandas de revolucionarios de 300 o 400 hombres, dirigidos por un "general", atacaban a un poblado para ser luego repelido por otra banda de "fieles al gobierno", dirigidos por otro "general". Según datos compilados por Manuel Landaeta Rosales se libraron:

    Año

    Nº de batallas

    >1000

    Nº batallas

    < 1000

    Nº acciones guerrilleras

    Días de

    paz

    1859

    2

    117

    259

    0

    1860

    0

    58

    428

    0

    1861

    0

    50

    520

    53

    1862

    0

    69

    580

    0

    1863

    0

    31

    680

    65

    Total

    2

    325

    2467

    118

    En 5 años, desde el 20 de febrero de 1859 hasta el 20 de noviembre de 1863, 1.770 días, solo hubo 118 días en que no hubo ninguna batalla o ataque guerrillero.

    Eso no quiere decir que no fuese una revolución importante, todo lo contrario, fue extremadamente sangrienta pues murieron entre 150000 y 200000 personas en un país de poco más de 1800000 de habitantes lo cual representa entre un 8 y un 11% de la población del país, aunque es necesario señalar que la malaria y la disentería cobraron posiblemente un número mucho mayor de víctimas que los combates propiamente dichos.

    De allí en adelante la Guerra Federal se convirtió en una verdadera anarquía. Tal como se indicó antes, comenzó una guerra de guerrillas, donde en la gran mayoría de los casos no pasaban de 300 combatientes. Por todas partes circulaban papeles en blanco firmados por Falcón nombrando "General" a cualquiera que se alzara con sus peones.

    Desde un punto de vista demográfico, además de la pérdida de vidas humanas, la Guerra Federal generó un importante proceso de movimiento de poblaciones, tanto por los combatientes que desplazó dentro de los teatros de operaciones guerrilleras como por las migraciones que suscitó, particularmente desde los llanos de Barinas y Portuguesa hacia la zona Andina.

    Mientras, el gobierno del Presidente Tovar, que había sido elegido presidente constitucional el 10 de abril de 1860, se tambalea al no poder derrotar a los federales. En esta situación regresa Páez y el gobierno busca la forma de conciliar la situación nombrándolo Jefe del Ejército, para que éste se encargue de la guerra. Páez, desde luego no va a dejarse mandar por Tovar y hace que éste renuncie, proclamándose luego Jefe Civil y Militar del país el 5 de septiembre de 1861.

    En 1861 envía Falcón a Antonio Guzmán Blanco, quien había sido su secretario desde hacía años, a unificar las guerrillas, lo que era extremadamente difícil, pues con la excusa de la "Federación", cada jefe se consideraba con derecho a hacer lo que más le parecía conveniente, lo que generalmente llegaba a la conquista de dos o tres pueblos de los alrededores y a gobernar dictatorialmente sus "territorios".

    La unificación de las guerrillas y el reconocimiento de Falcón como jefe supremo precipita el final de la guerra. En abril de 1863 se firma del Tratado de Coche, donde se reconoce el triunfo de la Federación y se entrega en gobierno a Juan Crisóstomo Falcón.

    Este, como primer acto de su gobierno, dicta un Decreto de Garantías. Este Decreto no es sino una reproducción más extensa y más resonancia literaria de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa, donde se proclamaba la libertad absoluta, la inviolabilidad del hogar, la inviolabilidad de la vida, el sufragio universal y todos los derechos que podían soñarse en la más perfecta república.

    Pero es desde un punto de vista social que la Guerra Larga ofrece mayor complejidad en cuanto a un intento de interpretación. Como lo señala Federico Brito Figueroa "… en la Guerra Federal, la dirección política (de la insurrección), especialmente después de la muerte de Ezequiel Zamora, la desempeñan los terratenientes, capas sociales de la pequeña burguesía urbana y caudillos militares ideológicamente aburguesados, oprimidos pero no explotados en el orden político dominante…"

    Este hecho ayuda a entender el desfase, particularmente durante los inicios de la contienda, entre los manifiestos que justifican la rebelión y la reacción popular que suscitan. El programa del propio Zamora era de naturaleza esencialmente intelectual, primordialmente político y más bien moderado que radical: exigía la abolición de la pena de muerte, la prohibición perpetua de la esclavitud y el sufragio universal combinado con el principio alternativo de gobierno.

    Pero, el Grito de la Federación traía consigo nuevamente la irrupción violenta en el escenario venezolano de las masas llaneras. Al igual que en 1813-1814 con las huestes de José Tomás Boves, el ansía igualitaria de la sociedad llanera se enfrenta a la sociedad jerárquica que de hecho, han mantenido las instituciones republicanas del país. Más que una insurrección campesina, en el sentido europeo de la palabra, la Guerra Federal presenció un renovado intento de fusión entre dos realidades sociales y raciales, blancos contra razas mezcladas, de la Venezuela agraria.

    Por ello, el periodo de 1859 a 1860, cuando la insurrección se concentra y cobra fuerza en los llanos apureños, portugueseños o barineses, es visto como el año de la gran amenaza, de la grande peur. De allí la insistencia de muchos autores en destacar los aspectos de la barbarie que caracterizaron muchos episodios de la contienda. Pero ya muerto Zamora y dispersado el ejército después de la batalla de Coplé, el impacto social del movimiento se atomiza.

    Las tropas federales, armadas de formularios en blanco, firmados por Falcón o por otros jefes, otorgaban ascensos y títulos militares a lo largo y ancho del país. Como señala José Gil Fortoul "… había coroneles y capitanes analfabetos, y antiguos esclavos convertidos en generales, ellos no sabían leer ni escribir, pero todos tenían licencia para saquear, destruir y matar…"

    Sin embargo, en términos de sus consecuencias, la Guerra Federal no modificó las estructuras de una sociedad agraria tradicional. La solución conciliatoria adoptada con la firma del Tratado de Coche, en abril de 1863 consagró el triunfo nominal de la Federación, aunque en la práctica este principio político nunca pasó de ser una ficción.

    Falcón distribuyó liberalmente los frutos de la victoria entre él mismo y sus compañeros más allegados. Se le atribuye en ese sentido al general federalista José Loreto Arismendi la cínica o desencantada declaración "… luchamos cinco años para sustituir ladrones por tiranos, tiranos por ladrones…"

    Al lado del blancaje que seguía en la cúspide del poder político y económico, comenzaron a figurar apellidos de origen oscuro, surgidos de la lucha. Pero, dentro de la realidad concreta de la Venezuela de mediados del siglo XIX, el fundamento material de una sociedad oligárquica continuaba intacto. Crisol de la igualdad social, insurrección campesina, guerra revolucionaria, guerra racial, han sido unos de los calificativos con los cuales se ha intentado caracterizar la guerra de los cinco años.

    El debate en torno al federalismo nunca pasó de ser un intercambio ideológico entre las elites políticas del país. Quizás, entonces, deba buscarse el significado más profundo de la Guerra Federal en el proceso integrador que representó para dos sociedades venezolanas antagónicas y en pugna.

    7- Condición del Campo Internacional y Comunicaciones Diplomáticas Venezuela–Estados Unidos (1859- 1863)

    El panorama mundial se verá caracterizado por varios hechos relevantes, cuyo desarrollo envolverá a los principales actores del sistema internacional. En Europa, donde la cuestión de la unidad italiana ocupa la atención del viejo continente, los movimientos político – estratégicos de Francia continuarán jugando un papel determinante, sobre todo después de la derrota austríaca por la alianza franco–sarda, la agresiva política de Napoleón empecinado en incrementar el prestigio de su imperio y el esplendor del catolicismo seguirá perturbando sus relaciones con Gran Bretaña; en cuanto a su política colonial, Francia desarrollará durante el bienio una vigorosa acción que la llevará a emprender riesgosas campañas en Siria y Méjico, cuyo único freno lo constituirá la competencia británica. España, el otro actor europeo importante experimenta un cierto grado de estabilidad bajo el llamado gobierno de la Unión Liberal, que le permitirá retomar sus pretensiones coloniales en Africa y América, con campañas en Marruecos, la ocupación de Santo Domingo y su inclusión en los proyectos intervencionistas anglo–franceses en Méjico y Santo Domingo.

    A partir de 1861 el hecho de la unidad italiana está casi consumado y el ascenso de Bismark al ministerio prusiano provoca un clima bastante inquietante en cuanto al plano europeo. En relación con el primer punto jugará un papel importante la rivalidad franco – británica, donde la hábil diplomacia napoleónica logrará ventajas significativas en el reacomodo continental de la balanza de poderes. En cuanto al segundo, su importancia no sólo se registrará al mundo germánico, sino que además significará el inicio de una nueva etapa en la historia de las relaciones internacionales, en lo que se conocerá posteriormente como la "era bismarkiana".

    Dentro de este juego de intereses de la política europea el movimiento de los actores de mayor relevancia como España enfrentarán en lo interno perturbaciones políticas ocasionadas en este caso, por el movimiento republicano de Loja y las nuevas tentativas Carlistas por asumir el trono español, en el campo exterior se mantienen las esperanzas de reconstruir su imperio colonial en el nuevo mundo.

    La acción colonial de las grandes potencias seguirá dominada por Francia y Gran Bretaña lanzadas a una voraz conquista de nuevos mercados y materias primas para su pujante industria, no obstante sus diferencias políticas continentales y algunas disputas geoestratégicas en Asia y Africa, ello no será obstáculo para emprender acciones conjuntas de colonización como la nueva guerra que contra China desatarán ambos Estados en 1862 para obtener mayores ventajas económicas y comerciales del gran país asiático.

    En América los hechos más importantes lo ocupa la invasión francesa a Méjico y la guerra entre El Salvador y Honduras contra Guatemala.

    8- Política Exterior desarrollada por los gobiernos venezolanos durante el período 1859 – 1863

    Nos parece muy conveniente desarrollar una pequeña exposición de las acciones llevadas a cabo por los gobiernos de nuestro país hacia los Estados Unidos durante los años en los que se basa este estudio; ya que sirven para reflejar cómo se encontraban las relaciones entre los dos Estados y sobre todo, desde el punto de vista polítológico, sí se puede descifrar de alguna forma, la existencia o no de una "política exterior" venezolana de forma lineal, planeada o por lo menos planificada con visión al futuro. Por supuesto y es justo decirlo aquí, que estamos conscientes de que la situación del país no era la más idónea y que como siempre a lo largo de la historia, las diferencias entre los grupos políticos y diferentes factores influyen determinantemente en este tipo de acción que debe llevar a cabo un Estado frente a otro dentro de las relaciones internacionales.

    La Política Exterior del Bienio Gual – Tovar (1859-1861)

    El 27 de agosto de 1860 se suscribió el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación y entrega de reos prófugos, entre el Secretario de Relaciones Exteriores, señor Pedro Pablo de las Casas y el Encargado de Negocios, señor Eduardo A. Turpin. El nuevo Convenio sustituía al Tratado de 1836, cuya revisión había sido solicitada desde hacía algún tiempo por Venezuela.

    El Tratado será aprobado por el Congreso de la República el 13 de abril de 1861. En la práctica no se diferenciaba mucho del de 1836, sólo agregaba como aspecto importante lo referido a la condición de neutrales y la prohibición a los ciudadanos de ambas naciones a aceptar patentes de corso para usarlas en contra de uno u otro Estado.

    En materia de reclamaciones diplomáticas, pocas serán las variaciones en el trato dado por la Legación a las demandas contra el Tesoro Nacional. Los Estados Unidos se sumarán a las otras potencias extranjeras en la exigencia de indemnizaciones por los daños causados a sus connacionales en la guerra Federal. En este caso sobresalen los siguientes aspectos: El Decreto Legislativo del 28 de junio de 1861 aprobando el Convenio sobre la reclamación del bergantín "Horacio" suscrito en 1858, y el Arreglo de los saldos pendientes por concepto de indemnizaciones a los efectos de la ley de Espera cuyos montos fueron fijados en los primeros meses de 1861.

    Las relaciones en este período se entablaron casi en su mayor parte entre el Secretario de Relaciones Exteriores venezolano y la Legación Norteamericana, pero no en el sentido de Estado a Estado, gracias al conflicto Federal el asunto primordial fue el de las reclamaciones de individuos (comerciantes en su mayoría) contra el Tesoro Nacional, o sea que simplemente servía como representante de los comerciantes más que del gobierno de los Estados Unidos.

    A mediados de 1861, se presentó en Puerto Cabello el corsario Sumter con la goleta Abby Brandford de Boston (su presa), tratando de vender casco y cargamento. De tal manera se fijaron en Venezuela las reglas que debían seguirse en casos análogos, teniendo presente el artículo 24 del tratado concluido por ambas partes el 27 de agosto de 1860, lo cual prohibía:

    1. Armar, equipar o tripular corsarios en puertos de la República.
    2. Admitir buques de guerra o corsarios con presas.
    3. Conceder asilo a los corsarios.
    4. Vender o permutar presas en Venezuela.
    5. Hacerse a la vela los buques de guerra o corsarios que hubieran entrado en las circunstancias descritas mientras no desaparecieran de del horizonte alguna otra nave que hubiese zarpado antes.

    La Política Exterior de la tercera Presidencia del General José Antonio Páez (1861-1863)

    Dos asuntos centrarán la atención de la Cancillería venezolana en este período, la suspensión de las relaciones diplomáticas al comienzo del período y el reclamo de los pagos atrasados por concepto del Convenio sobre el caso de la Isla de Aves.

    Casi desde la instauración de la dictadura del 1º de septiembre de 1861, el Gobierno norteamericano expresará su desacuerdo con la Administración de Caracas por estimarla de carente de legitimidad, desconociendo el reconocimiento que había hecho su Encargado de Negocios, señor Eduardo A. Turpin, removiéndolo del cargo y designando en su reemplazo al señor Henrique A. Blow con carácter no oficial.

    En 1962, se presenta un vapor armado de nombre Thomas Swan con 4 cañones en Puerto Cabello (dominado por los sublevados), con bandera americana en servicio de los rebeldes. Estuvo un tiempo, luego partió hacia oriente, debido a que Puerto Cabello fue tomado, se llevan consigo al General Cordero, jefe de los sublevados. En Margarita cometieron degradaciones. Con ese motivo se representó a la legación de los Estados Unidos en Caracas por el quebrantamiento de sus principios y leyes de neutralidad cometido por el Thomas Swan, despachado de allí para un puerto insurrecto, con armas, en un tiempo que se ejercía una gran vigilancia en las costas de la Unión.

    Al complicarse la situación política interna, Blow optará por retornar a su país sin si quiera participarlo a nuestra cancillería, dejando encargado de los intereses norteamericanos en la República al señor E.D. Culver. Esta actitud asumida por Washington que no significaba en ningún modo enemistad hacia Páez, llevarán al Gobierno a suspender definitivamente la comunicación oficial con la Legación el 21 de enero de 1862.

    Las explicaciones dadas por Culver para tratar de justificar el retardo del reconocimiento no satisfacen al Ejecutivo Nacional, así se lo comunicará el Secretario de Relaciones Exteriores en nota del 30 de mayo de ese mismo año, ratificando la medida de suspender el trato oficial con la Legación.

    Las relaciones entre los dos países continuarán distanciadas, aunque el trato con Culver mejoraría ostensiblemente, al punto de que en octubre de 1862, el representante norteamericano sin autorización del Departamento de Estado presentará sus credenciales a la Cancillería venezolana, en un acto que será nuevamente desconocido por Washington, que consideraba aún la ausencia de condiciones para otorgar el reconocimiento; las relaciones continuarán suspendidas por el resto del período.

    Nuevamente las reclamaciones pecuniarias contra el Tesoro Nacional pocas serán las variaciones en el trato dado a sus demandas por parte del Gobierno norteamericano, no obstante los esfuerzos de Culver por mejorar las relaciones con la Dictadura, cuyas simpatías había manifestado en varias oportunidades al propio Departamento de Estado. De las demandas norteamericanas pendientes ante la Cancillería y gestionadas durante el presente período sobresale por su vehemencia y compulsividad de los requerimientos de Henry Shelton Sanford, representante de los intereses de los norteamericanos expulsados de la Isla de Aves.

    Sus presiones se iniciarán en Europa contra nuestro agente fiscal Hilarión Nadal, exigiendo el pago de 80.000 pesos que se le adeudaban a sus representantes según el Convenio de 1862, cuyos saldos, afirmaba Sanford, no habían sido incluídos en el reparto del empréstito de Londres , entregándole la cantidad de 120.000 pesos equivalente por sí solo al total de lo pagado a las Legaciones de Francia, Inglaterra, Dinamarca y Holanda. El diplomático norteamericano viajará directamente a Washington para gestionar ante este Gobierno el envío de varios buques de guerra a nuestras costas.

    El 29 de mayo de 1863, se presentará en La Guaira el buque "Vanderbelt", con instrucciones del gabinete estadounidense de hacer cumplir las demandas de Sanford en un plazo no mayor de 24 horas. La dictadura, que al principio se mostró firme en su posición de considerar injustas y exageradas las demandas, terminará cediendo ante las presiones norteamericanas, firmando el 5 de junio un Convenio por el cual se hipotecaban los derechos de exportación recibidos por las aduanas de La Guaira y Puerto Cabello hasta que se pagara el monto de la deuda. El convenio será oficializado por el acuerdo suscrito por el gobierno con el señor Sanford el 21 de junio del mismo año.

    El interés nacional del Estado estuvo centrado en la seguridad del sistema amenazado por la revolución federalista, a esto precisamente hacíamos referencia cuando hablábamos de los factores internos que no permitían una política exterior planificada y de cierto modo lineal; por lo tanto las acciones se tuvieron que dirigir hacia el afianzamiento de las relaciones con otros Estados para pedir ayuda financiera para así contrarrestar las constantes presiones de las Legaciones y en especial la de los Estados Unidos, contra el Tesoro Nacional.

    Durante el periodo en que se dieron los procesos armados en los dos países, las comunicaciones fueron las siguientes:

    1861. la legación trata asuntos de poca importancia para el país.

    1862. la legación trata acerca de un sistema de correo Internacional.

    1863. gestiones de la legación para que no se admitan en puertos venezolanos a los corsarios del Sur y para que se les considere como piratas.

    1864. la legación trata acerca de la suspensión de los reclamos contra Venezuela mientras esta turbada en ella la tranquilidad.

    1865. la legación envía tres decretos de su gobierno sobre clausura de puertos y tratamiento de los buques de guerra de otras naciones.

    1865. gestiona para que no se les de hospitalidad a los buques de otras naciones que hayan recibido en sus puertos a corsarios del Sur.

    Para concluir este punto, debemos señalar que es de suma importancia la ruptura de relaciones diplomáticas en los últimos años del período estudiado, ya que por un lado, para los efectos de este estudio causó problemas al intentar conseguir datos y material de archivo, y por otro porque el hecho de la dictadura del general Páez ocasionó que muchos otros países se alejaran empeorando la situación interna y haciendo de cierto modo un reto de gran envergadura para la joven diplomacia venezolana. También, es importante precisar que el grueso de las comunicaciones revisadas eran de carácter particular, referentes a ciudadanos de Estados Unidos en cuestiones de Derecho Internacional Privado, y por lo tanto, no eran relevantes para la investigación.

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    Autor:

    Oswaldo Ramírez Colina

    Álvaro Guanchez