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Odisea y Perspectiva de la Fuerza Armada en Perú (página 2)

Enviado por oparedes


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Para finalizar, solo tengo que decirles que cada capitulo esta escrito, de modo que podamos entender claramente los diversos sucesos y variables que están inmersos en el tema de las relaciones civiles militares. Sin que esto tenga intención alguna de ser una exposición de un experto. Pues si su inquietud es encontrar que esto fuera así, lo mejor seria sugerirle que usted se desentienda de este ensayo y de las reflexiones que encierran y pensar: "bueno, todo esto esta muy bien para alguien que este interesado en un tema político o en asuntos militares" y de ese modo perderte la oportunidad de tener una aproximación al apasionante tema de las relaciones civiles militares en el Perú.

Capitulo 1

BREVES APUNTES HISTÓRICOS: Fuerza Armada y su odisea política

"Cualquier evaluación de las Fuerza Armada peruanas en el actual escenario es subjetiva sin una adecuada perspectiva histórica"

La historia de la Fuerza Armada en el Perú*, se remonta a cientos de años. Por ser la nuestra, una sociedad cuya historia eminentemente se caracterizo por la dominación y la opresión de los diversos grupos de poder, entre ellas los líderes o aquellos encargados que tuvieron bajo su comando nuestra Fuerza Armada. Así como también los constantes conflictos territoriales con nuestros vecinos, cuya lógica inferencia a este hecho, ha sido la Fuerza Armada quien han librado las más grandes batallas en contra del enemigo. A fines del siglo pasado, como consecuencia del desastre ocasionado con la guerra con Chile, se genera una reestructuración de las Fuerza Armada. En este momento histórico es cuando aparece en la escena militar un nuevo paradigma que viene a cambiar las formas y métodos de lucha.

En el Perú, el cambio de la doctrina militar fue similar al paradigma científico descrito por Thomas Kuhn en su clásico estudio La Estructura de la Revolución Científica. Quien parte definiendo el concepto de paradigma como:

"Un esquema de interpretación básico, que comprende supuesto teóricos generales, leyes y técnicas que adopta una comunidad. La aparición de un determinado paradigma afecta la estructura de un grupo que practica un modelo científico".

Khun describe también, como los paradigmas nacen y cambian. Esencialmente, cuando proveen soluciones a los problemas que muestran un mal funcionamiento del modelo vigente, tal como ocurrió con el modelo de doctrina militar vigente antes de la primera guerra mundial. En donde las diversas escuelas de pensamiento militar competían entre sí para solucionar los cabos sueltos de los paradigmas enfrentados. En el caso latinoamericano los paradigmas militares preponderantes eran de la escuela francesa y prusiana. Estos planteamientos tenían una importante aplicación a la realidad de la Reforma Militar Peruana de ese entonces en sus diversas dimensiones estructurales. Para cuyo fin el Perú confió su visión militar a la escuela francesa, modelo que termina imponiéndose al interior del ejército empleando como medio de adoctrinamiento las escuelas y centros de formación creados por los mismos franceses. A partir de la cual aparecen nuevas formas de aprendizaje y nuevas formas de comando y sobre todo nuevas conceptualizaciones en cuanto al rol del ejército y de los militares. Esta situación implico importantes contradicciones en las formas de hacer y de pensar, derivadas de la teoría militar en unos casos y en otras de la practica al interior de los cuarteles, trayendo como consecuencia la reestructuración del Ministerio de Guerra y Marina en 1903.

Así, la doctrina militar francesa se extendía y se acentuaba, trayendo como consecuencia de ello la organización y en algunos casos la generación de tensiones políticas y el consecuente divisionismo militar que evitaba su aplicación, ya que "los oficiales peruanos, imbuidos en las teorías de acción social… y de defensa nacional… encontraban difícil explotar todos los recursos de la nación y la total inteligencia de sus hijos en el contexto de un país políticamente inestable".

En tal sentido, el militarismo peruano será orientado durante mas o menos durante veinte años por la escuela francesa, doctrina militar venida de Europa y que tuvo como su más distinguido exponente al Coronel Oscar R. Benavides, quien en 1914 encabeza un golpe de estado contra el presidente Guillermo Billinghurst, "demostrando que el ejercito no iba a ser obediente y sumiso servidor del estado", poniendo de manifiesto que un ejercito más profesional estaba ingresando al terreno político.

Frente a esta situación la clase política peruana no presento ninguna obstáculo ni lucha alguna, muy por el contrario buscaron aliarse con algunos militares. De todas ellas, merece destacarse la dictadura de Augusto B. Leguía conocido también como el oncenio de Leguía, quien busca el apoyo de algunos militares para derrocar a José Pardo logra "preparar su propia base de apoyo, empleando para ello, en forma por demás, astuta, ascensos y nombramientos selectivos, muchos de los cuales se hacían fuera de las fechas programadas". Esta dictadura fue de tal magnitud, que paso por alto la corrupción de sus colaboradores castrenses, mientras que sus opositores eran perseguidos, encarcelados y exiliados, trayendo como consecuencia la desmoralización de un sector de militares.

Mientras esto sucedía por el lado de un grupo de militares aliados con Leguia, por el otro lado al interior de los cuarteles se estaba generando un golpe de estado liderado por el Teniente Coronel Luis Sánchez Cerro, quien luego de que asumiera el comando de un batallón en Arequipa, obtiene el respaldo de oficiales superiores y subalternos para terminar con la politización de las Fuerza Armada, demostrando una vez mas que las Fuerza Armada aun no habían adquirido un sentido corporativo sólido, después de tres décadas de iniciado dichas reformas.

La primera decisión que tomará el Teniente Coronel Sánchez Cerro luego de hacerse del poder es llamar a elecciones y declarar ilegal al APRA. Este tipo de acontecimientos es la que caracterizará en lo sucesivo a nuestro país, por lo cual a partir de 1930, la verdadera historia peruana debemos buscarla fundamentalmente, en la vida y el accionar de los militares y los civiles, ya que estos dos sectores, de mil formas han buscado apropiarse del poder y construir los destinos del Perú. Masterson al respecto sostiene que:

"Durante gran parte de las décadas posteriores a 1930, los militares peruanos ocuparon Palacio de Gobierno, buscando a la vez forjar una identidad profesional en medio de un proceso político que condenaban cada vez más".

Y refiriéndose a la actitud militar frente a los civiles sostiene:

"A principios de los años sesenta, los militares peruanos, como sus colegas sudamericanos, se consideraban más capaces para gobernar su nación que los políticos civiles, a quienes veían como pleitistas y faltos de visión".

El APRA en los cuarteles.

En esos momentos de nuestra historia es cuando aparece la figura de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien liderará e iniciaría con sus seguidores una férrea oposición y combate al Teniente Coronel Sánchez Cerro y luego al General Oscar R. Benavides, para cuyo fin generarían y emplearían como estrategia sublevaciones de personal militar y naval en esfuerzo de capturar el poder político. Generando un resquebrajamiento de la disciplina militar y provocando gran tensión y una profunda frustración entre los militares. Esta estrategia es la que caracterizará en lo sucesivo a las relaciones de los apristas con los militares, debido a que la orientación política de los apristas siempre fue contraria al modo de pensar de muchos líderes militares, por ser una amenaza a la existencia misma de las instituciones.

Para la difusión de su posición política, los apristas desde sus inicios emplearon un sistema "asolapado" de cooptación de algunos militares. Sistema que se acentuaría y se implementaría abiertamente en el quinquenio 85-90 durante el gobierno de Alan García y que llegara a su límite durante el gobierno de Alberto Fujimori.

Una primera reacción a este modo de actuar del APRA lo vamos encontrar durante el gobierno militar de Luis Sánchez Cerro, quien luego de hacerse de la banda presidencial en 1931, lo primero que hizo fue aliarse con algunos elementos militares y policiales para hacer frente a aquellos miembros comprometidos con el APRA e iniciar una purga al interior de la Fuerza Armada y Policía, en donde también se incluiría a elementos no comprometidos y con buen hoja de servicio. Nombrando a cambio de ellos a sus mas allegados y leales compañeros. Situación que generaría un descontento generalizado entre los miembros subalternos y consecuentemente una baja moral e incomodidad.

Esta nueva coyuntura en las relaciones civiles militares a inicio de la década del 30, estará caracterizada por la persecución y el enfrentamiento en forma permanente de los apristas con Sánchez Cerro, hasta el día de su muerte de este ultimo en 1933 en manos de un joven aprista. Situación que generaría en el APRA la reputación de partido radicalmente violento.

La historia mas violenta entre militares, lo encontramos justamente en esta década, con el enfrentamiento de los sanchecerristas y el nuevo gobierno de Oscar R. Benavides, debido al cambio de política frente a la oposición, en donde se permitió al APRA reingresar a la actividad política. Sin embargo los apristas persistirían en acciones subversivas hasta la promulgación de la Ley Nacional de Emergencia en 1935.

Sin embargo, el gobierno militar de Benavides llegaría a su fin de la misma forma como había empezado el régimen de Sánchez Cerro, en medio de un ambiente de violencia y conspiración civil militar.

De esta indecorosa salida tampoco lo salvaría el mismo método que vinieron empleando los diversos gobiernos civiles y militares en relación a las Fuerza Armada, me refiero a que los continuos gastos en las Fuerza Armada no colmaron el descontento de la oficialidad, que se había manifestado sumamente violenta durante toda la década (ya que) el surgimiento de la masa política y de un conflicto de clases sociales, a principios de los años treinta, precipito muchas de estas revueltas dentro de las Fuerza Armada.

El conflicto de 1941

Después de una década caracterizada por fuertes gastos militares, la moral de los oficiales continuaba baja, debido al indeseable recuerdo de las frustraciones como consecuencia de la ineficacia de la Fuerza Armada frente a los eventuales conflictos en la que participo, motivo por el cual se había generado un descontento frente a la pasividad de los gobiernos civiles frente a las agresiones externas y a la falta de carácter para tomar la decisión de desarrollar una guerra.

Esta situación generaría presión a los gobiernos civiles para la compra de mayor arsenal y armamento moderno. Este pedido se concretaría durante el gobierno de Prado.

Una manifestación a gran escala de este descontento al interior de los cuarteles, lo vamos encontrar durante el conflicto del 1941 con el Ecuador, en donde las hostilidades se van a realizar a gran escala contra las posiciones enemigas. Superando con facilidad y en forma aplastante al enemigo que se encontraba dispuesto a ingresar a una solución diplomática antes que los militares peruanos tomaran territorio enemigo.

Este exitoso triunfo de la Fuerza Armada peruana, ayudara a revertir ese nefasto recuerdo de anteriores frustraciones y elevar la moral del soldado peruano. Situación que tratara de aprovechar el APRA y el presidente Prado como una ventaja política, tal como nos tienen acostumbrado muchos gobiernos hasta la fecha.

Este conflicto finalizaría con la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Protocolo que acercaría a civiles y militares, ya que este éxito militar será complementado por el éxito de la diplomacia civil.

Esta alegría al interior de los cuarteles no duraría mucho tiempo, debido a que se estaba promoviendo a todos los oficiales que participaron en dicho conflicto al grado inmediato superior, como recompensa a su exitosa participación y como agradecimiento del gobierno a su sacrificada labor. Situación que generara un descontento generalizado en aquellos que no tuvieron la oportunidad de participar en dicho conflicto por encontrarse de servicio en una región militar que no implicaba la participación directa en dicho suceso.

El manejo de los ascensos que en un principio tenia la intención de servir como premio, en el corto plazo se convertiría en un instrumento de manipulación de los ascensos cimentado en el manejo político del gobierno de turno, que como es lógico acentuará el descontento en aquellos oficiales no comprometidos en asuntos del gobierno.

Esta situación se agravara durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero y sus aliados apristas quienes intentaran emplear una estrategia que lo concretaran durante su época de gobierno 1985-1990. Esta estrategia no era otra cosa que la cooptación de los militares y dar libre accionar a su viejo anhelo político de "las tentativas del APRA por obtener el apoyo militar a través de la manipulación de ascensos y salarios, contribuyeron a mantener la división de la oficialidad… esto llevo a que la desconfianza en sus superiores de acrecentase y algunos de los mas radicales de este grupo comenzaran a complotar para derrocar al gobierno"

El primer intento de la implementación de esta estrategia se concretara en el año 1945 cuando la coalición de izquierdistas incluido el APRA, llevaran al poder una vez más a José Luis Bustamante Rivero. Y cuarenta años después a Alan García Pérez.

"Hechos y no palabras"

Con este lema Manuel Odria, dará el golpe militar al gobierno de José Luis Bustamante Rivero en 1948 y tras convocar a elección presidencial, se hará elegir presidente por seis años. Su bandera de lucha para tal accionar será su intento de controlar la escasez de alimentos, la agudización de los problemas socio económicos, la inflación y sobre todo la inestabilidad política liderada por apristas y derechistas apoyados por algunos mandos militares, quienes se encontraban enfrascados en una lucha sin cuartel por derrocar el gobierno de turno y hacerse del poder; es cuando nace la figura de este militar combatiente del conflicto del 1941.

En esta situación y al pasar los años, a fines de la década del 40e inicio del 50: El gobierno militar encabezado por Manuel A. Odria había comenzado a abrirse paso la lucha contra la actividad subversiva de los apristas, quienes hasta hace algunos años habían planificado un golpe militar a Bustamante Rivero; este proceso se da en medio de una crisis política principalmente porque al interior de las Fuerza Armada los apristas habían ganado adeptos y estos militares no estaban dispuesto a apoyar las acciones de arrestos y deportaciones de militantes apristas, motivo por el cual se genera una confrontación de intereses entre odristas y sectores apristas.

Frente a esta incertidumbre, el General Manuel A. Odria busca ganar el apoyo de la población sumida en la pobreza, a través de programas de obras publicas, entre las que destaca la construcción de los hospitales generales y de las grandes unidades escolares; así como también la expansión de la cobertura de seguridad social para todos los obreros del país entre otros.

En 1951, se funda el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM), en el cual se plantean los siguientes objetivos:

"1) definir una doctrina de guerra nacional; 2) incorporar los principios básico de esa doctrina al entrenamiento de oficiales de ejercito destinados a asumir puestos de alto mando; 3) estudiar los asuntos fundamentales de la defensa nacional y su relación con los problemas nacionales básicos; 4) desarrollar sistemas de educación e instrucción para el Ejercito; y 5) supervisar la instrucción de coroneles como una forma de prepararlos para su ascenso a generales de brigada".

Con la fundación del Centro de Altos Estudios Militares (CAEM) se inicia la etapa de la influencia de la línea difusora de la doctrina de la guerra total desarrollada por Eric Von Ludendorff, quien a sostenía que los "militares se fueron convenciendo en el curso de la guerra, que ellos tenían que dirigirla, porque los civiles eran incapaces de hacerlo… y que en la guerra moderna existen factores no militares, como económicos y sicológicos, que tienen una importancia clave. Y que la guerra involucra también a toda la población civil, debiendo contar además, con la movilización de todos los recursos del estado en función de sus objetivos".

En tal sentido, de acuerdo a esta doctrina y a sus partidarios, entre ellos el General José del Carmen Marín fundador del CAEM. A través de este centro de estudios buscaran formar a sus participantes en la doctrina que impulsaba "la concentración absoluta del poder militar y político en un General en jefe y la subordinación de la política estatal a las exigencias militares".

La lucha por el poder se reiniciara al finalizar su primer gobierno del General Manuel A. Odría, quien convocara a elecciones presidenciales en 1956 en donde haría su aparición Fernando Belaunde, y la vuelta a la escena política del APRA al aliarse con su antiguo perseguidor (Manuel Prado), quien a la vez recibe el apoyo de Odria a cambio de asegurarse "que no se haría investigaciones sobre la corrupción de su gobierno". En esta contienda electoral saldrá electo Manuel Prado, cuyo gobierno llegaría a su fin en 1962 como consecuencia de un golpe militar y la anulación de las elecciones presidenciales de ese año, en la que había ganado el APRA liderado por Víctor Raúl Haya de la Torre.

Es importante señalar que a inicios de la década del 60, mientras el Perú vivía el fin de un gobierno civil apoyado por el APRA. La convocatoria a nuevas elecciones presidenciales del año 1963, por primera vez estaba viendo en acción a dos partidos con amplio apoyo, el APRA y Acción Popular buscaban hacerse de la presidencia y del Congreso. Sin embargo, a esta fiesta democrática, paralelamente se estaba celebrando el IV Congreso del Partido Comunista, en donde empezaba a destacarse las posiciones políticas de Abimael Gonzáles (Presidente Gonzalo), quien estaba sentando las bases políticas del Partido Comunista Peruano sobre la línea roja y adhiriéndose a las posiciones de Mao en la lucha entre el marxismo y el revisionismo. Abimael Gonzáles estaba forjando una "fracción roja" en Ayacucho, con ideas claras de que el Partido Comunista Peruano se había constituido para tomar el poder y que su accionar debía basarse en la teoría marxista del modelo Comunista de China.

Así mismo, es de importancia resaltar un aspecto que se hará más evidente en dicha década. Me refiero a la estructura organizacional y el comportamiento militar de la Fuerza Armada cuyo modelo de comportamiento organizacional se va caracterizar por "las influencias familiares, los contactos políticos y otros criterios no institucionales ni académicos, (que juegan) un importante papel en el proceso de ascensos", y que hasta cierto punto se hará una "tradición" característica hasta nuestros días.

La corrupción como inestabilidad de un gobierno

En la elección presidencial de 1963, Fernando Belaúnde se impondrá a Haya de la Torre y una de los temas que se hará más evidente durante el gobierno civil de Belaunde será la corrupción de sus altos funcionarios, especialmente militares miembros del gobierno, quienes se habían constituido en la organización contrabandista mas protegida de un gobierno civil, quienes se habían caracterizado por ingresar al país ilegalmente una elevada cantidad de bienes y autos. Situación que se hizo evidente pero que fue callado de inmediato por el gobierno de Fernando Belaunde y principalmente por los apristas quienes veían amenazado su triunfo en las próximas elecciones de 1969, al percibir una amenaza a la estabilidad política del país frente a la amenaza de un eventual golpe de estado por parte de los militares.

Así mismo, paralelo a estas actividades de corrupción y de amenazas de golpe de estado. Otro tema que ingresaría al debate será lo referente a la "pagina once" del contrato de la Internacional Petroleum Compañy, en donde se estipulaba el precio de venta del petróleo. Situación que generara una inestabilidad política al interior de Acción Popular, a tal punto que Belaunde ordenaría la reestructuración del partido expulsando a algunos de sus partidarios que a su vez generaría un violento enfrentamiento entre acción populistas.

Ante esta inestabilidad política y ante una eventual incapacidad de gobernar de Fernando Belaunde, es cuando surge la figura del General Juan Velasco Alvarado, quien ejecuta un golpe de estado en 1968. Golpe de Estado que ya lo tenía preparado en sociedad con otros militares.

Retorno al Militarismo y Aparición de Montesinos

Con la toma del poder por parte de los militares en 1968, el Perú ingresara a una nueva era de gobierno militar, caracterizado por su intento de acabar con la oligarquía peruana que hasta ese entonces había estado inmerso en el poder. Los militares transformados en reyes filosóficos, se lanzaron a la tarea de gobernar y cambiar la sociedad. Ostentaban una inmensa confianza en si mismos, que no condecía necesariamente con los hechos. Situación que cambiaría el rol de las Fuerza Armada en cuanto a su rol social, ya que su nueva misión estará orientada a contribuir al bienestar social y no solamente a la defensa nacional. Motivo que los llevaría a denominar su gobierno como un "Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada". Reafirmándose con esto el ancestral anhelo doctrinario de los militares de que solo la Fuerza Armada podía salvar al Perú, doctrina que era enseñada en el CAEM.

En estas actividades el rol del Servicio de Inteligencia ya era sobresaliente, ya que esta institución jugara un rol protagónico en los preparativos del golpe de estado del General Velasco Alvarado y en la posterior implementación de políticas de desarrollo y defensa nacional bajo la dirección de los militares. Actividades que serian la confirmación una vez más de la usual desconfianza de los militares hacia los políticos civiles tal como lo ocurrido en los años 30. Durante la preparación del golpe militar el Servicio de Inteligencia Nacional se constituirá cono institución clave. Esta se encontraba bajo el comando del General Mercado Jarrín uno de los hombres mas poderosos en el Perú además del General Velasco, quien cuando en 1973 asumiera el cargo de Ministro de Guerra y Comandante General del Ejercito, una de las primeras acciones que haría será ordenar a su ayudante de apellido Valdez que llamase a su ahijado de matrimonio Vladimiro Montesinos, destacado en el cuartel "Bolívar" de Pueblo Libre, Lima. Para tomarlo como su hombre de confianza.

Montesinos, en esa fecha un joven oficial y estudiante de derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se había graduado como alférez de artillería en 1966. Octavo entre catorce artilleros de la promoción "Centenario del Combate del Dos de Mayo".

Ya en su puesto de hombre de confianza, su primer trabajo será prepararle al premier la tesis "El Rol de las Fuerzas Armadas en una Sociedad de Transición", que sirvió de base para una exposición que hizo Mercado Jarrín en el centro Cívico de Lima. El trabajo de Montesinos fue una adecuación de otro similar publicado en Chile un par de años antes, pero para Mercado fue una excelente labor de su ahijado.

Durante el gobierno militar, el Perú inicia la compra de armamento a la Unión Soviética y luego de arribar los últimos tanques y helicópteros rusos. El Perú resultaba tener mas armamento soviético que Cuba, por lo cual era preocupación de la CIA, de la inteligencia chilena y de investigadores saber la lista exacta del armamento. Tal como lo evidencia el arribo de Luigi Enaudi a Lima.

"Enaudi quería saber hasta que punto los regímenes militares "revolucionarios" –con sus reformas populistas y cargadas de revanchismos- podrían ser la trinchera que detuviera la infiltración comunista en el hemisferio sur, coincidiendo con oficiales de Mercado Jarrín, que consternados veían la inclinación pro soviética de Fernández Maldonado, Leonidas Rodríguez Figueroa, Pedro Sala Orozco, José Graham Hurtado, Javier Tantalean Vanini, Jorge Dellepiani Ocampo, Alberto Jiménez de Lucio, Guillermo de Marco del Pont y otros".

Y quien mejor que Montesinos para "vender" esta información, pues la persona que había manejado la compra del armamento era el General Mercado Jarrín y tras él cargándole su maletín con los documentos clasificados su ahijado de confianza.

El General Mercado Jarrín el último día de 1974 pasó al retiro y fue relevado por el General Morales Bermúdez. Sin embargo antes de abandonar su puesto quiso asegurar a sus colaboradores más cercanos en puestos que los favorecieran, ofreciendo a Vladimiro Montesinos enviarle a un curso avanzado a la Escuela Superior de Guerra a Brasil. Este para sorpresa del General Mercado Jarrín no acepto, porque, le dijo, quería continuar con sus estudios de derecho.

El gobierno militar del Velasco se caracterizara por la implementación de políticas nacionalistas y por la nacionalización de las empresas privadas, y por la entrega de tierras a los campesinos con el lema "la tierra debe ser de quienes las cultivan".

Luego de deponer al diminuido general Velasco Alvarado en agosto de 1975. El general Francisco Morales Bermúdez se proclamara como presidente de la Republica en la "segunda fase" del gobierno militar, quien va intentar alentar la actividad privada y reabrir la economía peruana a los mercados internacionales, así como también va buscar la transición hacia un gobierno civil. En este intento reinicia su aproximación con el APRA, aproximación que seria aceptado por Haya de la Torre y que lo llevaría incluso a ganar las elecciones para presidir la Asamblea Constituyente

Mientras esto sucedía en el medio político. En 1976 Luigi Enaudi, como reconocimiento por su "colaboración" y por sus conocimientos sobre el manejo de la Fuerza Armada en el Perú, le hará llegar a Montesinos una invitación de la organización RAND Corporation, para participar en un ciclo de conferencias en Washington. Sin pedir permiso a su comando Montesinos falsifico documentos y el 5 de setiembre de 1976 viajo a los Estados Unidos con la finalidad de dar conferencias sobre la situación política del Perú como se lo había pedido Enaudi. En Washington es visto por el general Miguel Ángel de la Flor, entonces delegado ante la Junta Interamericana de Defensa (JID), quien dio cuenta a Lima:

"El Capitán Montesinos tiene contactos con el departamento de Estado y va dictar dos conferencias, una en la CIA y otra en la Academia de Guerra"

A su retorno a Lima Montesinos fue detenido por orden del general Arbulu y confinado a una celda del servicio de Inteligencia y luego en el Cuartel Bolívar. El ejército le abrió un proceso judicial en la Zona de Guerra del Tribunal Militar. Supuestamente había entregado documentos secretos sobre compra de armamento soviético a la CIA; sin embargo solo se le acuso por delitos de desobediencia falsedad

Se determino que Montesinos había cometido espionaje en agravio del estado y fue condenado a seis años de prisión. Sin embargo, el Tribunal de la Sala de Guerra determino sentenciarlo a dos años de prisión. Por el "beneficio de 2 por 1", salio libre a los 18 meses.

Luego de salir de prisión, Montesinos lograría un corto retorno al centro del poder, como asesor del primer ministro, el general izquierdista Jorge Fernández Maldonado, quien será removido a los pocos meses, junto con todos los otros generales "progresistas".

Así mismo, paralelo a estos sucesos y mientras el General Morales Bermúdez se encontraba en busca de apertura y del modo de hacer frente a la crisis. En el IX Pleno Ampliado de julio de 1979, Abimael Guzmán Reynoso y sus seguidores de Sendero Luminoso tomaban el acuerdo de iniciar la lucha armada, guiados por las consignas: "Abajo el nuevo gobierno reaccionario y por el gobierno de los obreros y campesinos", ya que las reformas implementadas por Velasco Alvarado no habían surtido el efecto planificado en diversas regiones del país, tal como era el caso en el departamento de Ayacucho.

Belaunde y sus "tecnócratas"

Luego de permanecer en el exterior durante todo el tiempo que duro el gobierno militar. En 1980 Fernando Belaúnde luego de presentarse como candidato a las elecciones presidenciales saldría electo, dejando en carrera a sus competidores apristas y pepecistas.

El segundo gobierno de Fernando Belaúnde se va caracterizar por "el establecimiento de una política económica neo-liberal, laissez faire, esbozada por flamantes "tecnócratas" y empresarios de clase media que conformaban su gabinete".

Pero esta nueva política económica no encontrara los objetivos anhelados, pues tal parece que estos "tecnócratas" se olvidaron de considerar el análisis global de la materia prima y del precio de las exportaciones, asociado a la agobiante inflación que se empezaba a hacer sentir cada vez más. Este gobierno se caracterizará por masivas huelgas de profesores y de trabajadores estatales y por la falta de control de la situación económica y de la deuda externa, que cada vez era más fuerte la presión por parte del Fondo Monetario Internacional

Un punto resaltante que podemos extraer de las relaciones civiles-militares de esa época, es la que se dio durante el conflicto de la Cordillera del Cóndor, en donde el presidente adopto una actitud de liderazgo para hacer frente al Ecuador.

Sin embargo por otro lado, paralelo a estas actividades, Sendero Luminoso ya estaba tomando posición en diversas zonas de la sierra peruana, y estaba realizando actividades de guerrilla sustentada en su forma principal de lucha. Esta forma principal de lucha era la lucha armada, y la forma principal de organización era la formación de ejércitos; y el camino que estaban siguiendo era el de cercar las ciudades desde el campo, a través de la guerra no convencional. Estrategia que no era otra cosa que la militarización de sus miembros sustentados en un plano ideológico, que harían frente a los policías y militares peor pagados de América Latina.

En tal sentido diré que, el Perú a lo largo de estos años, a sufrido una inestabilidad política, en donde los civiles y militares guiados por diversos intereses ha hecho de este país lo mejor que se les ocurrió. De donde se desprende una constante lucha por el poder y por deseos de sometimiento del uno a otro. En estos años hubo hitos importantes que han marcado profundamente la historia de este país, de lo cual no queda otra cosa que vivir hoy lo que ellos hicieron.

Capitulo 2

EL TERRENO PROPICIO: El desastre económico, político y social del Perú

"Si los civiles no se ponen de acuerdo en un asunto tan esencial, como que la democracia es el único terreno apropiado para dirimir sus discrepancias, difícilmente se puede pedir a los militares respeto por la misma"

En 1985, cuando el Perú vivía crónicos problemas económicos y cuando el terrorismo ya tenia presencia en muchos lugares del país, es cuando hace su aparición Alan García liderando al APRA, quien pondrá a su máxima expresión la "estrategia del camaleón" para hacerse del poder, como lo advirtió en 1962 el entonces Ministro de Marina, Vicealmirante Tirado Lamb cuando afirmaba que "para el APRA todas las tácticas son validas cuando hay apetitos; la aparente rectificación de filosofías y métodos no los incomoda si ese es el camino mas fácil para alcanzar sus objetivos… (los apristas que) originalmente bebían de la fuente del comunismo, habían hecho cambios en sus programas políticos solo por conveniencia".

Así mismo, es en este periodo cuando se inicia el sistema de cooptación de los miembros de las Fuerza Armada.

Por tanto en el presente capitulo me limitare a citar estos dos aspectos: La desastrosa estrategia del gobierno aprista; y la inoperancia frente al terrorismo. Ya que los demás aspectos tales como la hiperinflación, desempleo, corrupción, etc. de esta funesta historia peruana es conocida y frente a lo cual en las elecciones presidenciales del 2001, Alan García evidenciaba con desparpajo su arrepentimiento, para un pueblo que lamentablemente olvida pronto.

Sendero: sus admiradores y detractores

Un fenómeno iniciado el 17 de mayo de 1980, en un lejano caserío de Chuschi, es la que va ser en parte el inicio de esta nueva etapa dialéctica de intervención civil militar en el gobierno peruano, y para ello es necesario recordarle a aquellos lideres que carecen de memoria histórica, ya que ellos fueron parte de esta arquitectura de desgobierno y corrupción, emitiendo discursos de admiración a asesinos y delincuentes, tal como lo evidencia el siguiente discurso del entonces presidente de la republica en un congreso de su partido realizado en la ciudad de Ayacucho en el año 1988:

"Yo digo compañeros, que ojala nuestra presencia en Ayacucho sirva para entender esto que es lo fundamental. Estos tiene mística, nosotros tenemos mucha sensualidad. Estos tienen mística, estos mueren uno tras otro gritando asesinos a los que los matan, como ocurrió en Lurigancho. Así mueren. Como no vamos a admirar a esto compañeros. Yo si. En términos internos y nuestros, siento admiración. Como no tuviéramos ese tipo de militantes, compañeros".

Esto es una muestra de los múltiples discursos de admiración que se profesaba por parte de un gobierno, ya que citarlos todos abarracaría muchos tomos y desviaría la razón del presente texto.

También en esa época surgieron una serie de analistas políticos profesionales, de quienes llama mucho la atención su profundidad y racionalidad de sus opiniones en torno al fenómeno, el periodista Gustavo Gorriti en un articulo titulado "Sendero: ¿Qué hacer?", tipifica al movimiento de la siguiente manera:

"Me parece claro que sendero es una organización guerrillera que utiliza acciones terroristas. Las cuales son parte de un conjunto mucho mas amplio, cuidadosamente planificado, de recursos insurreccionales divididos en etapas programáticas, cuyo fin es la toma del poder, para no soltarlo jamás".

Continua.

"El peligro de que sendero supere la curva de vulnerabilidad, es muy alto. Y si hoy el derrotarlo es tarea de romanos, puede llegarse paulatinamente a una situación de pesadilla en la que, sin saber como hemos llegado ni de que manera, nos encontremos con que la guerra se ha vuelto la preocupación suprema de todos, todos los días"

En el mismo articulo cuando se refiere ante la posibilidad de un eventual golpe militar dice:

"En todos los casos, el resultado seria de desastre total, y sendero anotaría entonces su mayor victoria. El campo quedaría desbrozado para la lucha entre dos tiranías. La una eficaz; la otra, no. Seria permitir que Sendero logre lo que ha buscado desde el primer momento: reproducir aquí los términos de la lucha entre comunistas y el Kuomingtang".

Sin embargo lo que más nos llama la atención es que termina recordando que la primera medida que deben tomar los representantes del orden, y más aun, los responsables de la conducción política del país, si es que se pretenden derrotar al fenómeno mencionado, es de reconocerles la condición de movimiento eminentemente político.

Así mismo, por el lado de la izquierda extremista encontramos a políticos formados en el Movimiento Revolucionario Estudiantil (MIR), posteriormente ligados a la Izquierda Unida de los años 80, y hoy conspicuos miembros de la "Comisión de la Verdad", vamos a encontrar a Carlos Iván Degregori, Enrique Bernales Ballesteros y Carlos Tapia García, quienes mas que analistas en busca de la verdad, sus comentarios evidenciaban mas simpatía y admiración de los grupos terroristas tal como lo evidencian sus escritos.

"Yo digo que es necesario un acuerdo nacional que sea en las bases sociales, en los protagonismos históricos de las masas explotadas y en el realismo de aquellos que, no pertenecieron al pueblo, tengan el suficiente patriotismo y el corazón de peruanos para reconocer sus errores y ser partidarios de un acuerdo nacional".

Continuando con su comentario sobre el tema de la violencia, incluso llega a afirmar que "los mecanismos de orden social de comienzos de los 80 ya no sirven más", en clara alusión a que los patrones de control social eran obsoletos y que se tenia que volver a fundar un nuevo país. ¿Acaso estaba de acuerdo con la denominada "Sociedad de Nueva Democracia" propuesta por Sendero Luminoso?

Posteriormente, en 1983 aparecen los puntos de vista del antropólogo Carlos Ivan Degregori en el hoy desparecido diario de Marka, quien evidenciaba el antecedente de haber trabajado como profesor durante 10 años en la Universidad Nacional San Cristóbal de Humanga, en donde enseño Abimael Guzmán Reynoso y supuestamente cuna del origen de Sendero Luminoso. Quien además de declarar públicamente su adhesión a la línea que orientaba la Izquierda Unida, en sus artículos le reconoce el carácter político a Sendero Luminoso.

En 1989, Enrique Bernales y Carlos Ivan Degregori, abandonaron Izquierda Unida y pasaron a conformar una nueva agrupación política, La Izquierda Socialista, en la cual seguirán manteniendo sus mismas apreciaciones sobre Sendero.

En cuanto a Carlos Tapia, fue declarado simpatizante de las guerrillas de 1965 en Perú. En los años 70, integro el movimiento Iniciación de Lucha Armada (ILA), que propugnaba Abimael Guzmán Reynoso. Se dice que se enamoro perdidamente de la belleza de Augusta la Torre, cuando preparaba su tesis "El Latifundio de Soccos Vinchos", con la que se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad San Cristóbal de Humanga. Su alejamiento del "Presidente Gonzalo" se debió a que éste le arrebato la novia y se caso con ella.

Y si viramos un poco nuestra investigación hacia algunos militares, vamos percatarnos que ellos si sabían lo que significaba ese fenómeno, prueba de ello lo tenemos en las palabras del General Mercado Jarrín:

"Estamos en guerra, esto es una guerra ya… es una guerra indudablemente atípica, es una guerra cuya finalidad es cambiar el sistema, la captura del poder… se trata de cambiar el sistema y no solo de cambiar el régimen y eso es lo que no se vio desde el comienzo… lo que quieren es la captura del poder para cambiar el sistema imperante… mediante tres elementos fundamentales que son: la ideología, el partido y el ejercito. Creo que ellos tienen la ideología, tienen el ejercito y están construyendo el partido, de manera que estamos en guerra".

A esto agregaríamos las palabras del ex presidente de la Republica, Francisco Morales Bermúdez, quien analizando lo que en apariencia eran "abigeos" para algunos, sostenía:

"Sendero es el movimiento de subversión terrorista más potente nacido en el continente americano. Para vencerlo debemos construir un Grupo de Tarea Contrasubversivo Unificado, conformado por militares, politólogos, lingüistas, sociólogos, geógrafos y otros especialistas, que se dediquen a diseñar una estrategia desde que nace el día hasta que muere el sol".

Ante estas contradicciones entre civiles y militares para hacer frente a un fenómeno que estaba acabando con un estado, también encontramos un sector de militares con opiniones aparentemente fuera de foco o de desesperación ante la incontrolable que se tornaba este fenómeno. Una de las opiniones que evitaba la participación de las Fuerza Armada en este proceso de lucha y que planteaba acciones que ejecutarían los policías materializados en la formula teórica "60 x 3". Es el ex Ministro del Interior, General Luis Cisneros Vizquerra, quien sostenía:

"Para que las fuerzas policiales puedan tener éxito, tendrían que comenzar a matar a senderistas y no senderistas porque esa es la única forma como podrían asegurar el éxito. Matan 60 personas y a lo mejor allí hay tres senderistas… y seguramente la policía dirá que los 60 eran senderistas".

Sin embargo, además de todo lo expuesto también encontramos posiciones que cargaban contra la incipiente democracia que se estaba generando en el Perú en esos años, como es el caso del entonces aprista Javier Valle Riestra quien aducía que las raíces de este fenómeno se centraba en la:

"virtualidad antes que en la virtud, de "sendero", ya que sendero había puesto "en evidencia la entraña reaccionaria, meramente ficticia y lírica de la llamada democracia en el Perú, por que si uno analiza la institucionalidad burguesa del Perú… vemos que, por ejemplo el Poder Ejecutivo en el Perú ha actuado y actúa despóticamente ¿por que? Porque en el Perú hay una tradición dictatorial, porque hay una tradición militarista que no ha comenzado el 28 de julio de 1980. Se remonta mas atrás y esa tradición militarista y policíaca goza de impunidad, por que jamás la democracia castigó; hay una educación en los jueces, en los policías y en los militares, totalmente antidemocrática".

Un video lo confirmo esta posición antidemocrática, cuando Vladimiro Montesinos en 1998 le daba "recomendaciones" para que Javier Valle Riestra como Presidente del Consejo de Ministro diera su mensaje ante el congreso. Montesinos prácticamente en esa oportunidad le elaboró el discurso al demócrata cuando le dijo:

"El numero uno del país no es pues que se restablezca el Tribunal Constitucional… ¿Qué cosa quiere el hombre de Huaycan?… ¿Que cosa quiere el hombre de Villa El Salvador?… Nosotros tenemos que pensar en esa gente, por que es el Perú profundo… hablas de habeas corpus, hablas de democracia, pero la gente dice: yo no como con la democracia".

Tal como lo evidencian los políticos, militares senderologos y demás "expertos". Vamos encontrar en la década del 80 una serie de posiciones contradictorias entre civiles y militares para hacer frente a este fenómeno terrorista, muestra de que el Perú vivía sumido en un caos y desgobierno total, sin mencionar el índice de corrupción al interior del gobierno de turno.

¿Quién debía hacer frente a este fenómeno?

Ante esta incertidumbre e incapacidad de hacer frente a esta situación y al desgobierno reinante durante el gobierno de Alan García caracterizado por "generar borracheras en los cuarteles militares" es donde se reafirma el pensamiento militar, en donde "los militares se fueron convenciendo en el curso de la guerra (con sendero), que ellos tenían que dirigirla, porque los civiles eran incapaces de hacerlo".

Ya que esto era una situación hasta cierto punto común en el hemisferio, especialmente en Chile, situación que ponía en evidencia una vez mas que los ejércitos eran frecuentemente empleados por los gobiernos como fuerza de represión interna, cuando no eran ellos mismos los que suplantaban a los gobiernos. Los acontecimientos sucedidos durante el gobierno aprista y la amenaza de la toma de las ciudades por sendero. No nos colocaba a nosotros los civiles en una posición para adoptar un punto de vista de poder frente a este fenómeno, debido a que las Fuerza Armada se había constituido dentro de la esfera política, como un ente que aseguraba seguridad de la democracia, seguridad engañosa claro esta. Una prueba de esta tesis, en su texto Montesinos y Las Fuerza Armada, Rospligliosi describe la existencia de un Plan de Golpe dirigido hacia el gobierno de Alan García, la misma que fue elaborado por un grupo de militares.

Nuestras fuentes nos señalan que este plan fue conocido como el "Plan Verde", y coincide con lo señalado por Rospligliosi:

"Se trata explícitamente de un plan de gobierno para instaurar un régimen militar de largo aliento, que transforme al país y lo convierta en una potencia.".

Sin el afán de justificar el plan ni cosa por el estilo, creo que a la existencia de un plan no debía sorprendernos en la situación como se encontraba el Perú, como consecuencia de la ineptutud y la falta de eficacia para hacer frente a esta situación, en donde los principales lideres civiles se encontraban inmersos en frases de elogio a los terroristas, los militares aun mas se estaban convencido de que ellos eran los indicados para hacer frente a esta situación.

El punto de partida es que el país se había tornando ingobernable debido a "la experiencia APRO SUBVERSIVA, y que las Fuerza Armada son la única organización estructurada, con fines y objetivos definidos, y capacitada para hacerse cargo de país".

De lo expuesto en el presente capitulo y en el capitulo que lo antecede y sobre la base de un mínimo de formación científica, podemos llegar a la conclusión que los repentinos golpes militares en el Perú no son mas que la ruptura de los eslabones débiles de la misma cadena, y que se da cada cierto tiempo; tiempos y espacios coyunturales, donde se dan la mano las voluntades políticas de los civiles.

Capitulo 3

FUJIMORI "EL SALVADOR": Apoyo incondicional

"La corrupción en las altas esferas es imposible en un país donde la autoridad del Estado emana de la figura del gobernante. Estos gobernantes pueden carecer de legitimidad, pero no pueden ser corruptos"

El fenómeno Fujimori

Cuando uno aborda el tema Fujimori, lo primero que resalta es la quiebra del sistema democrático. Sin embargo para entender la magnitud de este proceso nefasto para el Perú, primero debemos realizar un análisis de las formulas tradicionales que los partidos políticos evidenciaban frente al pueblo. Formulas que se caracterizaban por la carencia de un discurso pragmático que preconizara la eficacia y dureza para resolver los problemas inmediatos y cotidianos que estábamos viviendo en esos años. Frente a lo cual lo único que encontrábamos eran discursos ideológicos trasnochados, aburridos y repetitivos que lo único que encontraba era el rechazo unánime por parte de los grandes colectivos desilusionados.

El ciudadano peruano quería seguridad, mano dura contra el terrorismo, fin de la hiperinflación, fin de las inagotables colas por adquirir un kilo de arroz o una lata de leche, sin olvidar por supuesto mejores servicios públicos, sueldos decentes y un nivel de vida respetablemente admisible.

Ante esta situación, cualquier político demagogo que proponía mano dura frente a la corrupción y paralelo a esto ofrecía trabajo, era un potencial candidato para hacerse del triunfo en las elecciones de 1990. Tal como lo hizo Alberto Fujimori sin un plan de gobierno.

La Reaparición de Montesinos

A fines de la década de los 80 cuando el gobierno del APRA llegaba a su fin, múltiples fuentes nos señalan que Vladimiro Montesinos ya estaba laborando como analista en el SIN, y también se desempeñaba como abogado que tenia como negocio resolver casos como la matanza de Cayara donde se encontraban comprometido el General José Valdivia Dueñas y otros miembros del ejercito, a quienes los exculparía y por lo cual recibiría una felicitación directa del General Enrique López Albujar.

Tal como evidencian los datos, en ese tiempo, Montesinos ya era conocido en el foro como defensor de narcotraficantes, pues había arrebatado de la prisión a Evaristo Porras (a) "El Ministro", importante cabecilla de la red que unía el Cartel de Cali con el narcotráfico en el Perú, quien luego de ser "trasladado a un hospital, se fugo previo soborno y escapo del Perú a bordo de una avioneta". Su caso llagaría a su fin con la "perdida" del expediente luego que Montesinos asumiera su defensa.

Así mismo, Montesinos estaba defendiendo casos de narcotráfico como el caso "Villa Coca", cuyo principal acusado era Reynaldo Rodríguez López (a) "El Padrino" y el General José Jorge Zárate compadre de "El Padrino", quien había sido Comandante General de la Policía de Investigaciones y quien desde su alto puesto policial había encubierto las ilícitas operaciones del narcotraficante Rodríguez López.

En este proceso judicial Montesinos también centraría su defensa en el entonces Coronel Antonio Kevin Vidal Herrera, quien fue su compañero en la Escuela Militar de Chorrillos y de donde fue separado por bajo rendimiento. Montesinos consigue que sea exculpado y según dicen, le da trabajo en su estudio jurídico y estando ya en el poder, lo reintegra a la situación de actividad para que trabaje en el Servicio de Inteligencia Nacional. Posteriormente Vidal herrera es ascendido a General –por cierto con el apoyo del Montesino- y destacado a la DINCOTE.

Dentro de estas múltiples actividades de Montesinos al "servicio" del gobierno de Alan García, es donde ya se nota un rol protagónico de los miembros del SIN y de Montesinos, quienes eran parte en algunos casos de los planes siniestros para ejecutar órdenes basados en interés particulares del gobierno aprista, tal como lo demuestra la siguiente cita:

"El General Díaz al parecer recibió ordenes del propio Alan García para vincularse con Fujimori cuando todavía era candidato y ayudarlos en cierto aspectos".

Y tal parece que el General Díaz a su vez recurrió a Vladimiro Montesinos para que le apoye en el cumplimiento de la misión asignada por el gobierno aprista.

En busca de un Salvador

Como era de esperar los analistas confluían en la idea que en las elecciones generales de 1990 se definiría el derrotero del país para los próximos 15 años. Por un lado, el gobierno aprista de Alan García Pérez concluía a duras penas con su mandato, cabalgando sobre una hiperinflación de más de 5 mil por ciento, cifra tan sólo comparable con la situación de Alemania y Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Agravaba aún más el panorama, la pérdida de la institucionalidad en el país, la corrupción, el desgobierno en gran parte del territorio nacional y el desmoronamiento de la izquierda peruana legal y de todos los partidos políticos tradicionales. Sobre la sociedad pendía la amenaza de los grupos terroristas: Partido Comunista del Perú "Sendero Luminoso" y el "Movimiento Revolucionario Túpac Amaru" (MRTA) que habían intensificado sus acciones armadas en todo el territorio nacional, causando pánico y zozobra.

En estas circunstancias, algunas personalidades que ingresaban al terreno político, como el doctor Hernando de Soto y el escritor Mario Vargas Llosa, aglutinaron tras sí a una nueva generación, que decepcionada de los partidos tradicionales (Acción Popular, Partido Popular Cristiano, Democracia Cristiana) formaron el "Movimiento Libertad", que se opuso a la aventurera tesis aprista de Alan García de estatizar la banca. Luego, aliados con el Partido Popular Cristiano y Acción Popular conformaron el Frente Democrático (FREDEMO) que lanzó como candidato presidencial al laureado escritor Mario Vargas Llosa, quien se lanzó a una campaña honesta y didáctica sobre lo que le esperaba al país tras el descalabrado gobierno del APRA. Para enfrentar la hiperinflación, explicaba Vargas Llosa a la nación, había que ser valientes y aplicar un "supershock" económico. Desde su tribuna, enfrentó a los políticos corruptos contribuyendo a liquidar la institucionalidad de los partidos políticos. Mario Vargas Llosa fue en esas circunstancias un político honesto y claro, como tal vez ninguno otro lo ha sido antes o después en la historia peruana.

En la otra cara de la medalla teníamos al APRA que lanzó la candidatura de Luis Alva Castro, la Alianza Electoral Izquierda Unida con Henry Pease, la Izquierda Socialista con Alfonso Barrantes y otros grupos pequeños más, entre los que estaba el movimiento independiente Cambio 90 que presentaba una fórmula presidencial liderada por Alberto Fujimori Fujimori. En esos días la Constitución del año 1979 permitía que la cabeza de lista sea candidato también al Congreso, por lo que Fujimori también era el primero en la lista de candidatos al Senado, que al parecer era su máxima aspiración política en ese momento.

El pueblo vio y vivió entonces una campaña muy tensa, extenuante y polarizada: Todos contra el FREDEMO y Vargas Llosa. Día a día las encuestas subían a un contendor y bajaban a otro. Primero siempre estaba el escritor, lo que estaba en juego era el segundo puesto, pues según las leyes nacionales habría segunda vuelta si el ganador no lograba el 50% más uno de los votos válidamente emitidos. Al final los votantes se inclinaron por Mario Vargas Llosa que obtuvo 43% de los votos y ¡oh sorpresa! un desconocido Alberto Fujimori, que con una sencilla campaña electoral valiéndose de la comunicación más elemental sobrepasó en las últimas semanas a Alva Castro, Henry Pease y Alfonso Barrantes obteniendo un 39% de votos que lo ponían camino a Palacio de Gobierno.

Cuentan los personajes que en ese momento rodeaban a Fujimori que el segundo lugar los cogió de sorpresa, la aspiración del movimiento Cambio 90 en ese momento era tener presencia parlamentaria y nada más. No obstante, el pueblo peruano, pueblo sufrido y decepcionado puesto en el momento de tensión entre la espada desenvainada de los grupos terroristas y la pared de los partidos políticos tradicionales que sólo ofrecían más de lo mismo, había vuelto los ojos con esperanza hacia el descendiente de japoneses que se presentaba como una alternativa a todo, al FREDEMO y su "shock económico" alucinante, a la falta de decisión de los grupos de izquierda y a los apetitos de poder de los grupos dominantes. Fue precisamente ese momento, en que se presentó ante Alberto Fujimori el Capitán (r) Vladimiro Montesinos. Según cuenta Francisco Loayza en su libro "El lado oscuro del poder", fue él quien presentó a Montesinos con Fujimori quien había sido denunciado públicamente por el FREDEMO por el delito de tráfico de terrenos que subvaluaba las compra-ventas de inmuebles para pagar menos impuestos. Ante su incapacidad de solucionar este inconveniente de su asesorado, Loayza recurre a Montesinos, quien se presentara una fórmula salvadora que limpiaría de polvo y paja a Fujimori, dejándole expedito para la segunda vuelta electoral en la que contó tácitamente con el apoyo del APRA y la Izquierda Unida, cuyos electores votando contra Vargas Llosa lo encumbraron a la primera magistratura del país.

Por supuesto, y como todos vaticinaban Fujimori resultó electo presidente en la segunda vuelta y haciendo uso del cargo de Jefe Supremo de las Fuerza Armada de inmediato dispuso el pase al retiro de varios almirantes que habían manifestado su apoyo a Mario Vargas Llosa, entre los que se encontraba el Comandante General de la Marina y Presidente del Comando Conjunto de la Fuerza Armada Almirante Alfonso Panizo Zariquey. Evidenciando así una actitud que lo caracterizaría durante todo su gobierno; el deseo de contar solo con militares leales a su causa.

Muchas fuentes señalan que en esta decisión ya estaba la mano de Vladimiro Montesinos, quien ya se había ubicado en la asesoría del Servicio de Inteligencia, sistema que hasta ese entonces en apariencia era muy sencillo y desarticulado.

Sin embargo, durante esos años Sendero había logrado expandir sus acciones violentas, frente a la cual la Fuerza Armada y policial no podían hacer frente ya que sin lugar a dudas tal como ahora podemos comprobar, la mayor falla de la acción militar contra Sendero Luminoso fue el deficiente sistema de inteligencia con la que cada instituto armado tenia. Ya que en esa época cada sección de inteligencia se mostraba renuente a compartir su información de inteligencia e incluso la referida a actividades terroristas, por lo que los esfuerzos de recopilación, elaboración, análisis-producción y difusión se duplicaban y se invertía mayor tiempo y dinero sin la efectividad anhelada

Dentro de su larga lista negra de Montesinos, tal parece que lo único que resalta es su "mérito" de haber organizado un verdadero sistema nacional de inteligencia, desde donde desplegó sus campañas psicosociales de amedrentamiento y chantaje a la oposición política, realizando espionaje telefónico a todo aquel que se involucraba en política (fuera opositor o partidario), así como también a miembros de las Fuerza Armada a partir del grado de coronel o equivalente. Tendió sus hilos y desplegó sus agentes tanto civiles como militares hacia la captura del poder político, militar y económico del país.

Paralelo a estas actividades Alberto Fujimori estaba recurriendo a los tecnócratas del FREDEMO y hasta nombró algunos ministros de la Izquierda Unida y del APRA, quienes a decir de ellos no pertenecían a esos partidos, pero sus actos hoy demuestran una vez mas que tal parece que estos políticos se adecuan muy rápido a los cambios de la globalización y que nunca pertenecieron a mas partido que sus intereses personales les oriente.

El "shock", una primera señal.

Al fin se impuso la tesis fredemista del "shock" económico y el Ministro Juan Carlos Hurtado Miller, salió la noche del 6 de agosto de 1990 a dar el discurso mas traumático que recordamos los peruanos en los últimos tiempos; ya que en pocos minutos, absolutamente todo había cambiado en el Perú, las calles lucían abandonas tal como lucen en las películas de vaqueros del oeste; el polvo y el silencio trataba de dar algo así como un mensaje de animo para sobrevivir esta "hecatombe" que a todos nos había cogido por sorpresa. De las organizaciones políticas y sociales ni que decir, pues no tuvieron capacidad de respuesta frente a semejante situación. Era el inicio de un gobierno autocrático.

En los días posteriores al Fujishock, los peruanos nos mirábamos uno a otros sin atinar a situarnos en la realidad, pues no sabíamos si la "vida es sueño" o que la vida es una pesadilla que recién comenzaba a manifestarse a plenitud. Nos sentíamos perplejos, no decíamos nada, no podíamos hacer nada, pues nos sentíamos impotentes e incapaces de enfrentar esta nueva situación. Fue como un trauma colectivo, que ponía en evidencia una vez mas "Trauma de Conquistado" que el pueblo peruano y muchos otros de América Latino aun no superan hasta hoy y que es un blanco perfecto para los interés personales de los dictadores civiles y militares.

De esta impotencia es lo que Vladimiro Montesinos y sus analistas se dieron cuenta, de que un alto numero de peruanos tenían y tienen hasta hoy la mentalidad de derrotados y que buscan la vía mas fácil para sobresalir y que no iban a hacer ni decir nada, mientras se les este dando migajas a través de operaciones psicológicas bien planificadas emitidas a través de los medios de comunicación comprados para tal fin, mientras la dictadura y la corrupción se apropiaban del país.

Mientras tanto, en el parlamento todo era discursos sin fondo a lo que políticos tradicionales nos tenían acostumbrados, frente a quienes el gobierno de Fujimori tuvo que enfrentarse debido a que tenia como barrera a un Congreso hostil en el que no tenía mayoría. En donde las iniciativas del Ejecutivo eran encarpetadas y/o postergadas.

Había que cambiar esta situación y una vez más Vladimiro Montesinos se presentó como el salvador de la situación, había llegado a sus manos el plan de golpe (conocido como "Plan Verde", la misma que fue preparado por los militares para acabar con el gobierno de Alan García) que llegaría a ejecutarlo a fin de fortalecer el gobierno de Fujimori.

El golpe civil-militar

La idea de autogolpe que para cualquier demócrata hubiera parecido descabellada y negable, fue bien recibida por Fujimori dada su tipo de personalidad y su falta de cultura democrática. Acción que se llevaría a cabo con el apoyo de la Fuerza Armada y se concretaría clausurando el Congreso y cesando a los parlamentarios en sus funciones el día 5 de abril de 1992. Fujimori según la legislación peruana y sobre todo prescindiendo de la cúpula militar y de su asesor Vladimiro Montesinos tenía otros caminos legales para llegar al mismo resultado del golpe sin alterar el orden constitucional, ya que tal como se apreciaba la situación, pudo haber esperado la decisión de los congresistas de remover tres gabinetes ministeriales, o en el mejor de los casos, concertar con los grupos parlamentarios que le otorgaran una mayoría, lo cual lo vio lejano por la intransigencia de estos políticos tradicionales y por el factor tiempo. Llegando a optar por el camino de la intransigencia, del rompimiento del orden democrático y de la alianza con los militares y Vladimiro Montesinos, que desde entonces verían reforzada su situación de privilegio frente al poder civil al contar con el apoyo ilimitado del presidente para la lucha contra Sendero Luminoso y el MRTA.

El pretexto para tamaño delito contra la democracia en el Perú fue la lucha contra el terrorismo, la reforma judicial y la profunda crisis económica heredada del gobierno apristas, que agobiaban a la población. No obstante la poca o casi nula resistencia de los peruanos al golpe de estado, fue caracterizado por el apoyo mayoritario de quienes buscábamos un medio fácil para salir de la crisis, situación que fue respaldado en sus inicios por el gobierno norteamericano y respaldado por la OEA, quien se encargo de convalidarlo, con el respaldo inicial de Gross Spiel y Baena Soares.

En el ámbito nacional, esta falta de respaldo también se hizo evidente por desinterés de un elevado número de parlamentarios que no apoyaron al Ing. San Román, cuando se nombro como presidente constitucional de la republica en el Colegio de Abogados de Lima. Quienes además de no apoyar al Ing. San Román, se presentarían a las elecciones para representantes al Congreso. Comportamiento de los "demócratas" como Lourdes Flores, Henrry Pease, Fernando Olivera, Carlos Ferrero y muchos otros que participaron y avalaron la consolidación de la dictadura en el Perú. ¿Cuando se dieron cuenta estos políticos que el Perú estaba bajo la gestión de un dictador?

Transcurría un año de incertidumbre política cuando la comunidad internacional presionó al gobierno y Fujimori tuvo que convocar a nuevas elecciones para la Asamblea Constituyente en enero de 1993, en donde obtendría el apoyo mayoritario del pueblo peruano y consecuentemente el control del "Congreso Constituyente Democrático" con 48 de los 80 escaños. Apoyo de una población que centraba sus esperanzas en un gobierno que estaba desarrollando una lucha eficaz al terrorismo, a la hiperinflación y paletamente estaba ofreciendo mano dura frente a la corrupción y desgobierno en la que se encontraba el Perú. Fujimori y su gente consiguió una mayoría en la constituyente, y un nuevo movimiento gobiernista se había formado denominado Cambio 90-Nueva Mayoría, que proclamaba nuevos perfiles de líderes exentos de ambición política, que se reclamaban auténticos defensores y promotores del pueblo, entre ellos los más destacados fueron Carlos Torres y Torres Lara, Ricardo Marcenaro, Víctor Joy Way, Jaime Yoshiyama y Martha Chávez Cossio. Proclamaron postulados que nunca cumplieron, como aquel que señalaba la no reelección de parlamentarios, la elección congresal por distritos electorales, el respeto a la decisión popular mediante referéndum o plebiscito; el tribunal constitucional y otras más que aseguraban la verdadera participación popular y la vida democrática. Mientras tanto, el aparato de Montesinos y la cúpula militar llevaban a cabo su "proyecto nacional" de acuerdo a lo señalado en el "Plan Verde" ya habían colocado sus piezas claves en otro poder del Estado: el Poder Judicial con la finalidad

de quedarse en el poder por treinta años.

Sometimiento del Poder Judicial

El Congreso Constituyente creó en forma transitoria la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial con el pretexto de reformarlo y hacerlo más eficiente para que el pueblo tenga acceso a una verdadera justicia. En las cárceles del país, un 65% de los presos no estaban sentenciados y muchos purgaban carcelería por encima de las penas que hubieran podido corresponderles por los delitos cometidos. La verdadera intención era, como se ha demostrado en varios casos después, tener un Poder Judicial sometido a la dictadura y al servicio de la corrupción representado por Fujimori y Montesinos. En mayor medida a éste último que desde mucho antes ya conocía los vericuetos de la justicia peruana. No es de sorprender en este contexto, que uno de los actos del golpe del 5 de abril fue sustraer de los archivos de Palacio de Justicia expedientes que hasta ahora no han podido ser inventariados ni hallados, pero que se suponen son de conocidos cabecillas del narcotráfico. Asimismo crearon la Comisión Ejecutiva de la Fiscalía, cargo en el que nombraron a Blanca Nélida Colán, en reemplazo de Pedro Mendez Jurado, al que cesaron por opinar en contra del autogolpe de 1992. El hecho más saltante del compadrazgo de Montesinos-Colan se hace mas evidente cuando ésta en vez de acusarlo, en más de una oportunidad salía en los medios de comunicación brindando declaraciones a favor de Vladimiro Montesinos y del gobierno mismo, tal como sucedió con la denuncia sobre los elevados ingresos de Vladimiro Montesinos detectados en la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT).

Hecho que genero la creación en 1997 durante la administración de Jorge Baca Campodonico del llamado Registro Único de Contribuyente Sensible (RUC Sensible), que no era otra cosa el "proteger" a los contribuyentes para que ningún funcionario emita informe alguno de aquellos que se adecuaron a este sistema. A la cual rápidamente se adecuaron 420 personalidades entre las que figura el ex presidente Valentín Paniagua, Carlos Boloña Bher, Luis Alva Castro, Jorge del Castillo, Jorge Santistaban Noriega, Delia Revoredo de Mur, Ana Luisa "Anel" Towsend Diez Canseco, Jorge Mufarech, Francisco Tudela y otros entre los cuales por supuesto se encontraban Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. ¿De que se protegían "señores"? ¿Por qué Delia Revoredo no hizo la interpretación autentica de las normas tributarias en donde se señala que todos los contribuyentes tenemos los mismos derechos?

Con todas estas actividades y con gente puesta en lugares claves del aparato del estado y del ejercicio del poder. El plan ya estaba iniciado y la estrategia podría graficarse de la siguiente manera: Los nombres de algunos de ellos podrían variar con los años, pero lo que no variaba era la estrecha relación que mantenían los que ocupaban estos importantes puestos con el "asesor" Vladimiro Montesinos, que había logrado su lealtad ya sea por la afinidad de ideas (en muy poquísimos casos) o por la vía del chantaje y/o la prebenda. El plan del copamiento del poder se había realizado y se había acabado con las instituciones y la democracia en el Perú, pues los poderes del Estado ni las instituciones castrenses ya no eran autónomos ni cumplían con las funciones que la Constitución y las leyes nacionales e internacionales les habían conferido.

Por otro lado, se intensificó la lucha contra Sendero Luminoso y el MRTA, y se trazó una nueva estrategia* en la que las rondas campesinas estimados en mas de trescientos para 1993 y "organizadas desde mediados de los ochenta, en su mayoría de manera espontánea" en las zonas rurales y las organizaciones urbanas populares jugarían un gran papel en la derrota de los grupos armados, lograron lo que en trece años no habían logrado ni la Fuerza Armada ni los gobiernos, hacer involucionar la subversión. No obstante, el gobierno y su coro en el parlamento le dieron todos los laureles a Vladimiro Montesinos como artífice de la nueva estrategia. Recién ahora, se ha podido conocer, gracias al General (r) Arciniegas que estas políticas ya estaban en pleno efecto cuando ocurrió el golpe del 5 de abril de 1992, y que se debió al esfuerzo colectivo del Ejercito, sus generales y soldados que habían enfrentado durante más de 10 años a estas agrupaciones terroristas; ya que la "gran parte de este esfuerzo militar ha descansado en los mas de cincuenta mil conscriptos que servían en el Ejercito, la gran mayoría jóvenes de clase baja y residentes de pueblos jóvenes".

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