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Desigualdades en la distribución de la renta en los países desarrollados (II) (página 4)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Los jóvenes no han terminado de pagar la factura de la recesión. Lo dice la OCDE que en su informe anual de situación para España, augura que el paro juvenil rozará el 60% en los próximos años mientras continúa la desaceleración económica. Según los cálculos del organismo internacional, cada punto de caída del PIB aumentará el paro juvenil por encima del 2,3%. Por ese motivo, la OCDE espera un paro general que rozará el 27% el año que viene (como ya había adelantado) y un paro juvenil que acariciará el 60% en 2013.

Las posibilidades de que eso ocurra son altas a juicio de un organismo que arranca su informe diciendo que "España sigue inmersa en una recesión prolongada" y que "las probabilidades de que se produzca una pronta recuperación son remotas".

La OCDE denuncia el uso de los contratos temporales se ha convertido en abuso. Ya no son sólo los trabajadores en pruebas y los menos cualificados los que tienen un contrato temporal durante los dos años que permite la nueva legislación. En la actualidad, uno de cada cinco jóvenes con estudios universitarios mantiene un contrato temporal hasta los 39 años. La tasa es del doble para los trabajadores menos cualificados.

Según los datos de la OCDE, tras apurar los dos años de contratos temporales, más de 22% de los jóvenes entre 15 y 29 años de edad siguen todavía sin contrato fijo porque sus empleadores cambian la denominación de su puesto de trabajo o pasa directamente a engrosar el paro.

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Del análisis económico a la recomendaciones políticas

Con ese diagnóstico sobre la mesa, la OCDE hace varias orientaciones generales para coordinar la relación entre formación y empresa así como para reducir el abandono escolar y, al mismo tiempo, plantea varias recomendaciones de medidas concretas para reformar el mercado laboral:

  • Contrato único: Con una indemnización creciente en función de la antigüedad acumulada para terminar con la dualidad entre contratos fijos y temporales.

  • Rebaja del subsidio de desempleo: La OCDE propone profundizar en la reforma laboral abaratando todavía más el despido con el argumento de un subsidio alto disuade de buscar empleo y que "incluso la indemnización de 33 días por año trabajado es alta en la comparación internacional".

  • Descuelgue de los convenios colectivos: La OCDE plantea que las empresas que no quieran ser reguladas por los convenios que se aplican a sus sectores puedan negociar directamente con sus trabajadores.

  • Creación de un fondo de seguro de paro por parte de las empresas: Que deberían dotar las compañías con cuantías variables en función de su número de despidos.

"Los beneficios récord en las grandes empresas coinciden con los salarios totales mínimos en relación al producto Nacional Bruto en Estados Unidos. No es una casualidad, es una consecuencia de las políticas de los gobiernos y bancos centrales"… Bancos centrales: los QE impulsan a grandes empresas y hunden a las familias (El Confidencial – 5/12/12)

En Estados Unidos los salarios totales han estado disminuyendo en términos de su participación en la economía norteamericana desde el año 1970. Su peso entonces era en el entorno del 53,5% del PNB estadounidense. En estos 43 años, el descenso en la participación del total salarial en la economía descendió continuamente excepto en los años 1995 a 2000 del "boom" tecnológico y de Internet. Seguramente este repunte solo se debió a los salarios del sector tecnológico, especialmente por las "stock options" a directivos y empleados. A partir de este pico en el año 2.000, la tendencia a la baja salarial continuó incluso con mayor fuerza del 49% sobre el PNB entonces hasta poco más del 43,5% actual.

Por tanto el nivel salarial norteamericano ha perdido nada menos que 10 puntos del PNB en 43 años.

¿Y si ha disminuido el pago salarial en términos del total de la economía que han hecho los ingresos familiares en USA?

Los ingresos familiares aumentaron hasta el año 2000 y a partir de allí han empezado a reducirse.

¿Por qué aumentaron los ingresos familiares en términos reales cuando los salarios no lo hicieron en los años 80 y 90? ¿Y por qué ahora están descendiendo en términos reales o ajustados a la inflación a partir del año 2.000? Quizás una parte de la explicación proviene del endeudamiento y del crecimiento económico. Si la economía crece las familias obtienen más ingresos de alquileres o ventas de activos que les permite gastar o consumir más lo que beneficia a otras familias. Además si todas las familias, empresas y Estado se endeudan como lo han hecho en los últimos 20 a 30 años, crecen los ingresos de todos, del estado, de las empresas y de las familias.

Pero es que, además, las familias, a partir del inicio de esta crisis en 2008, han empezado a reducir su endeudamiento, lo que claramente desciende la renta disponible del conjunto de familias al disminuir la renta disponible y en consecuencia su capacidad de gasto.

Recordad que los datos del PIB o PNB se calculan sin descontar la deuda, por tanto si una familia incrementa continuamente su deuda, y todas las familias del país lo hacen, los datos económicos publicados reflejaran siempre una riqueza que en realidad debería restarse el saldo de deuda total para conocer si de verdad el patrimonio neto familiar ha aumentado o no.

Lo que es cierto es que los grandes desequilibrios entre la población puede ser la antesala de una crisis tras los excesos cometidos. Analizando el reparto de la riqueza en Estados Unidos se detecta claramente unos excesos insostenibles que solo se produjeron en los años previos a la gran depresión de los años 30.

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¿Y qué ha ocurrido con los beneficios de las empresa en USA?, como es lógico han sido mucho más volátiles oscilando entre el 3% sobre PNB y el 9% desde los años 40 hasta el año 2.000. El mínimo de los beneficios empresariales se produjo justo a mediados de los años 80 cuando los Estados Unidos salían de la durísima recesión post crisis del petróleo cuando sus tipos de interés estuvieron muy claramente por encima de tasas del 10% durante muchos años.

¿Y cómo se encuentran los beneficios empresariales en estos momentos? De forma sorprendente, se encuentran en máximos históricos nunca alcanzados, suponiendo el 11% del PNB USA con el último dato publicado a octubre 2012.

¿Cómo puede ser que en la mayor crisis desde los años 30 los beneficios de las empresas estén en máximos? Obviamente se trata de las grandes corporaciones, las pymes están sufriendo enormemente tanto en Estados Unidos como en Europa. Uno de los pocos indicadores de la salud de las pymes, se publica en los Estados Unidos por la NFIB y refleja que a octubre 2002, su salud financiera está aún muy lejos de la de los años 90 y 2000.

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En consecuencia, y por eliminación, las grandes empresas multinacionales norteamericanas están en su mejor momento de la historia. Los factores fundamentales para ello, resultan ser:

1. La deslocalización ha permitido reducir costes en la producción externa, así como presionar a la baja a los costes de producción interiores, es decir de las fábricas en Estados Unidos. Esta deslocalización ha presionado a la baja los salarios manufactureros, que no los de servicios, en Estados Unidos y Europa.

2. La globalización les ha permitido aumentar sus ventas y beneficios, e incluso sus márgenes en algunos sectores, en países emergentes.

3. La política de los bancos centrales y gobiernos occidentales de promover el endeudamiento de familias, empresas y administraciones públicas, supuso hasta 2007 un aumento enorme e imparable de los ingresos totales en la economía. Una vez explota la burbuja de endeudamiento en 2008, la FED primero y el Banco de Inglaterra y el BCE luego con sus Quantitative Easing (QE), compras de bonos a mercado y sus inyecciones masivas para salvar a los que en su día se extralimitaron en términos de endeudamiento, han disminuido al mínimo histórico los costes de financiación de las grandes empresas.

Muy recientemente alguna gran multinacional norteamericana reconoció que los costes de financiación son tan bajos que realizó una gran emisión de bonos a muy largo plazo aunque no necesitaba el dinero.

Esta política de ayudar a quien haya hundido un banco o un Hedge Fund o un país probablemente empezó en 1998 con la quiebra del LTCM. Fue en 1998 que los grandes bancos comerciales y de inversión vieron que lo más inteligente era apalancarte al máximo y si ganas perfecto y si pierdes ya vendrá el banco central o el gobierno a poner dinero.

– Estados Unidos espera en vano (Project Syndicate – 6/12/12)

(Por Joseph E. Stiglitz) Lectura recomendada

Nueva York.- Después de una dura campaña electoral cuyo costo superó holgadamente los 2 mil millones de dólares, para muchos observadores los cambios en la política estadounidense no fueron tantos: Barack Obama aún es presidente, los republicanos todavía controlan la Cámara de Representantes y los demócratas mantienen su mayoría en el Senado. Estados Unidos enfrenta un "precipicio fiscal" -aumentos en los impuestos y recortes en el gasto automáticos a partir de principios de 2013, que muy probablemente llevarán a la economía a una recesión a menos que se logre un acuerdo bipartidario sobre una alternativa fiscal- ¿podría haber algo peor que una parálisis política ininterrumpida?

De hecho, la elección tuvo varios efectos saludables -más allá de mostrar que el gasto corporativo desenfrenado no puede comprar una elección y que los cambios demográficos en EEUU pueden condenar al extremismo republicano. La campaña explícita de los republicanos en algunos estados para privar del derecho al voto a ciertas personas -como en Pensilvania, donde intentaron dificultar que los afroamericanos y latinos se registrasen para votar- resultó contraproducente: quienes vieron sus derechos amenazados encontraron motivos para entrar en acción y ejercerlos. En Massachusetts, Elizabeth Warren, una profesora de derecho de Harvard e incansable defensora de reformas para proteger al ciudadano común de las prácticas abusivas de los bancos, ganó una banca en el Senado.

Algunos de los asesores de Mitt Romney parecieron desconcertados por la victoria de Obama: ¿no se definían las elecciones con los temas económicos? Confiaban en que los estadounidenses olvidarían que el afán desregulador de los republicanos había llevado a la economía al borde de la ruina, y en que los votantes no hubiesen notado como su intransigencia en el Congreso había evitado la implementación de políticas más eficaces tras la crisis de 2008. Los votantes, supusieron, se centrarían solo en el malestar económico del momento.

Los republicanos debieron prever el interés estadounidense por cuestiones como la quita del derecho al voto y la igualdad para ambos sexos, pero no lo hicieron. Si bien estos temas se refieren al núcleo de los valores del país -lo que implica para nosotros la democracia y los límites a la intromisión gubernamental en las vidas de las personas- también son cuestiones económicas. Como explico en mi libro The Price of Inequality (El precio de la desigualdad), gran parte del aumento de la desigualdad económica en EEUU puede atribuirse a un gobierno en el cual los ricos tienen una influencia desproporcionada -y la usan para afianzarse. Obviamente, cuestiones como los derechos reproductivos y el casamiento homosexual también tienen grandes consecuencias económicas.

En términos de la política económica para los próximos cuatro años, la causa principal de celebración poselectoral es que los EEUU ha evitado medidas que hubieran impulsado el país hacia la recesión, aumentado desigualdad, impuesto más penurias a los ancianos e impedido el acceso al cuidado de la salud a millones de estadounidenses.

Más allá de eso, esto es lo que los estadounidenses deberían esperar: una ley sólida de "empleo" -basada en inversiones en educación, atención sanitaria, tecnología e infraestructura- que estimule la economía, restablezca el crecimiento, reduzca el desempleo y genere ingresos impositivos que superen a sus costos con un amplio margen para mejorar la posición fiscal del país. También pueden esperar un programa de vivienda que finalmente se ocupe de la crisis estadounidense de las ejecuciones de hipotecas.

Además es necesario un programa integral para aumentar las oportunidades económicas y reducir la desigualdad -su meta será eliminar durante la próxima década el dudoso honor estadounidense de ser el país avanzado con la mayor desigualdad y la menor movilidad social. Esto implica, entre otras cosas, un sistema impositivo justo, más progresivo y que elimine las distorsiones y los vacíos legales que permiten a los especuladores pagar impuestos a tasas efectivas menores que las que deben afrontar quienes trabajan para ganarse la vida, y que los ricos usen las Islas Caimán para evitar pagar la contribución que les corresponde.

Estados Unidos -y el mundo- también se beneficiarían con una política energética que reduzca su dependencia de las importaciones, tanto por un aumento de su producción local como por la reducción del consumo, y que reconozca los riesgos que implica el calentamiento global. Además, la política de ciencia y tecnología estadounidense debe reflejar que los aumentos de largo plazo en los estándares de vida dependen del crecimiento de la productividad, que refleja el progreso tecnológico que supone cimientos sólidos en la investigación básica.

Finalmente, EEUU necesita un sistema financiero que sirva a toda la sociedad en vez de funcionar como un fin en sí mismo. Eso significa que el foco del sistema debe desplazarse de los intercambios especulativos y las negociaciones con cartera propia a los préstamos y la creación de empleos, algo que implica reformas en la regulación del sector financiero y de las leyes antimonopolio y de gobierno corporativo, junto con la cohesión necesaria para garantizar que los mercados no se conviertan en casinos manipulados.

La globalización ha llevado a que todos los países sean más interdependientes y requieran una mayor cooperación mundial. Podríamos esperar que Estados Unidos muestre un mayor liderazgo en la reforma del sistema financiero global abogando por una regulación internacional más fuerte, un sistema de reserva mundial y mejores formas para reestructurar la deuda soberana; en ocuparse del calentamiento global; en democratizar las instituciones económicas internacionales; y en proporcionar asistencia a los países más pobres.

Los estadounidenses deberían esperar todo esto, aunque no soy muy optimista sobre las probabilidades de que lo obtengan. Es más probable que Estados Unidos continúe con sus enredos –aquí otro pequeño programa para los estudiantes y propietarios en dificultades, allá el final de los recortes impositivos de la era Bush para los millonarios, pero sin una reforma impositiva completa, recortes importantes en el gasto en defensa ni progresos significativos sobre el calentamiento global.

Con la crisis del euro que probablemente continuará incólume, el continuo malestar estadounidense no augura nada bueno para el crecimiento mundial. Lo que es aún peor, en ausencia de un sólido liderazgo estadounidense, los problemas globales de larga data –desde el cambio climático hasta las urgentemente necesarias reformas del sistema monetario internacional– continuarán enconándose. De todas formas, debemos estar agradecidos: es mejor seguir en el mismo lugar que avanzar en la dirección equivocada.

(Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics and University Professor at Columbia University, was Chairman of President Bill Clinton"s Council of Economic Advisers and served as Senior Vice Pr…)

– Los millones olvidados (El País – 9/12/12) Lectura recomendada

El problema de EEUU no es la crisis fiscal sino la crisis de empleo que sufre

(Por Paul Krugman)

Vamos a dejar clara una cosa: Estados Unidos no se enfrenta a una crisis fiscal. Sin embargo, sigue sufriendo en gran medida una crisis de empleo.

Resulta fácil confundirse con la cuestión fiscal, ya que todo el mundo habla del "precipicio fiscal". De hecho, una encuesta reciente indica que una gran mayoría de los ciudadanos cree que el déficit presupuestario aumentará si caemos por ese precipicio.

En la práctica, cómo no, es justo lo contrario: el peligro es que el déficit se reduzca en exceso y demasiado deprisa. Y los motivos por los que podría suceder eso son puramente políticos; podríamos estar a punto de recortar drásticamente el gasto y subir los impuestos no porque los mercados lo exijan, sino porque los republicanos han estado usando el chantaje como estrategia de negociación, y el presidente parece dispuesto a ponerles en evidencia.

Es más, a pesar de años de advertencias por parte de los sospechosos habituales acerca de los peligros de los déficits y de la deuda, nuestro Gobierno puede adquirir préstamos a unos tipos de interés increíblemente bajos (los tipos de interés sobre los bonos de EE UU protegidos contra la inflación son de hecho negativos, de modo que los inversores pagan al Gobierno para que haga uso de su dinero). Y no me digan que los mercados podrían volverse contra nosotros de repente. Recuerden que el Gobierno de EEUU no puede quedarse sin efectivo (él imprime los billetes), de modo que lo peor que podría pasar sería que cayese el dólar, lo cual no sería tan terrible y de hecho podría ayudar a la economía.

No obstante, hay todo un sector construido en torno al fomento del pánico al déficit. Hay grupos empresariales espléndidamente financiados que no paran de exagerar el peligro de la deuda gubernamental y la urgencia de reducir el déficit ya, ya mismo; solo que, de repente, esos mismos grupos nos advierten de los peligros de una reducción excesiva del déficit. No es de extrañar que los ciudadanos estén confusos. Por otro lado, no hay prácticamente ninguna presión organizada que se ocupe de algo terrible que de hecho está ocurriendo ahora mismo, concretamente, el paro a gran escala. Sí, hemos hecho algunos avances durante el último año. Pero el desempleo a largo plazo sigue a unos niveles que no se habían visto desde la Gran Depresión: en octubre, 4,9 millones de estadounidenses llevaban más de seis meses en paro y 3,6 millones llevaban más de un año sin trabajar.

Cuando vean cifras como esas, tengan presente que estamos contemplando millones de tragedias humanas: a individuos y familias cuyas vidas están quedando destrozadas porque no pueden encontrar trabajo, ahorros agotados, casas perdidas y sueños destruidos. Y cuanto más se prolongue esto, mayor será la tragedia.

Nuestra crisis de empleo aún no superada también tiene un coste económico enorme. Cuando los ciudadanos dispuestos a trabajar tienen que soportar una inactividad impuesta, la sociedad en su conjunto sufre la pérdida de su esfuerzo y de su talento. La Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que lo que realmente estamos produciendo está por debajo de lo que podríamos y deberíamos producir, con una diferencia de alrededor del 6% del PIB, o 900.000 millones de dólares al año.

Y lo que es aún peor, hay buenos motivos para creer que el paro elevado está socavando también nuestro crecimiento futuro, a medida que los parados de larga duración pasan a ser considerados imposibles de emplear, ya que la inversión se reduce como consecuencia de la escasez de ventas.

¿Qué se puede hacer? El pánico en relación con el precipicio fiscal ha sido revelador. Pone de manifiesto que incluso los gruñones del déficit son keynesianos encubiertos. Es decir, creen que en estos momentos los recortes del gasto y las subidas de impuestos destruirán puestos de trabajo; es imposible afirmar eso a la vez que se niega que los aumentos del gasto y las bajadas de impuestos temporales crean empleo. Sí, nuestra economía todavía deprimida necesita más estímulo fiscal.

Y, dicho sea en su favor, el presidente Obama ha incluido una pequeña cantidad de estímulo económico en su oferta presupuestaria inicial; la Casa Blanca, al menos, no se ha olvidado por completo de los parados. Desgraciadamente, casi nadie espera que esos planes de estímulo se incluyan en el acuerdo que finalmente se alcance, sea cual sea.

De modo que ¿por qué no estamos ayudando a los parados? No es porque no podamos permitírnoslo. Dados los costes tan bajos que tienen los préstamos y el daño que el paro está haciendo a nuestra economía y, por tanto, a la base tributaria, resulta bastante fácil defender el argumento de que gastar más para crear empleo ahora realmente mejoraría nuestra situación fiscal a largo plazo.

Tampoco es, creo yo, un problema realmente ideológico. Hasta los republicanos, cuando se oponen a los recortes en el presupuesto de defensa, empiezan a hablar inmediatamente de cómo esos recortes destruirían puestos de trabajo (y lo siento, pero el keynesianismo armamentístico, la afirmación de que el gasto público crea empleo, pero solo si se destina al Ejército, no tiene sentido).

No, al final resulta difícil no llegar a la conclusión de que es un problema de clases. A la gente influyente de Washington no le preocupa perder su empleo; la gran mayoría ni siquiera conoce a alguien que esté en paro. La difícil situación de los parados simplemente no ocupa un lugar predominante en sus pensamientos y, por supuesto, los desempleados no contratan grupos de presión ni hacen grandes contribuciones a las campañas electorales.

Así que la crisis del paro se prolonga más y más, a pesar de que tenemos tanto los conocimientos como los medios para resolverla. Es una inmensa tragedia, y también es un escándalo.

(Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de 2008. © New York Times Service 2012)

"El pulmón del planeta ha vivido en sus propias carnes un total de once recesiones desde el fin de la II Guerra Mundial. Un cúmulo de contracciones que ha vapuleado el mercado laboral de Estados Unidos durante más de medio siglo pero, al mismo tiempo, brindado una flexibilidad inmejorable a la hora de adaptarse a contextos económicos difíciles. Sin embargo, el país todavía sufre las consecuencias de la conocida como Gran Recesión. En medio de una recuperación enclenque e incompleta, muchos se preguntan si las más de 23 millones de personas en busca de empleo a este lado del Atlántico son víctimas de un problema estructural o, simplemente, dependen del crecimiento para volver a encontrar un puesto de trabajo"… ¿Sobrevivirá el mercado laboral de EEUU a la resaca de la recesión y el abismo fiscal? (El Economista – 10/12/12)

Es cierto que durante los últimos tres años, la tasa de desempleo ha tenido una relativa tendencia bajista hasta situarse en un 7,7% el pasado mes de noviembre (2012). Dicho esto, este porcentaje sigue estando muy por encima de las lecturas previas a la recesión sufrida en 2009, mientras que la cuota de la participación en el mercado laboral (aquellos empleados que buscan activamente un puesto de trabajo) apenas muestra señales de recuperación. En estas circunstancias, algunos expertos sostienen que la falta de una evolución clara es el resultado de un daño estructural en la oferta de trabajo que será difícil de reparar, incluso si la economía norteamericana registrase un crecimiento robusto y continuase apoyada en estímulos fiscales y monetarios.

Al fin y al cabo, al contrario que en contextos anteriores, la transformación provocada por la Gran Recesión ha reducido sensiblemente la capacidad y voluntad de los trabajadores potenciales a optar a los puestos disponibles, ya que muchos no cuentan con las habilidades requeridas o la capacidad suficiente para encontrar empleo. Como resultado, la tasa natural de paro ha aumentado y el porcentaje de la población que puede y quiere participar en el mercado de trabajo ha disminuido, lo que implica que hay menos margen de maniobra.

En estos momentos existen un total de 23,1 millones de estadounidenses sin trabajo. Dentro de esta cifra se incluyen alrededor de 12,3 millones de personas que cumplen con la definición oficial de desempleo: trabajadores sin puesto laboral que buscan activamente trabajo. En segundo lugar, también se suman los 8,3 millones de empleados que trabajan a tiempo parcial pero que desean y están disponibles para trabajar a tiempo completo. En tercer lugar, se añaden a los 2,5 millones de ciudadanos que quieren un trabajo y están disponibles para trabajar, pero que han renunciado a la búsqueda activa de trabajo. Para Joshua N. Feinman, economista jefe de DB Advisors, el aumento sin precedentes en el número de desempleados de larga duración es una preocupación, "no porque es una señal de problemas estructurales, sino porque podría convertirse en una condición permanente si se tarda demasiado tiempo en cambiar".

Por su parte, según apunta Nigel Gault, economista jefe de la consultora IHS Global Insight, "la creación de empleo se está manteniendo a pesar de los temores sobre el abismo fiscal". "Esto sugiere que si se puede negociar con éxito el ajuste fiscal sin prolongar la incertidumbre, el crecimiento del empleo debería acelerarse en 2013", añade.

Desde que el mercado laboral de EEUU tocase fondo en febrero de 2010, la economía ha conseguido añadir casi 5 millones de empleos. Sin embargo, debido a la histórica sangría laboral experimentada durante la Gran Recesión, el mercado laboral estadounidense cuenta a diciembre de 2012 con 3,8 millones de puestos de trabajo menos de la cifra registrada antes del comienzo de la recesión en diciembre de 2007. Además, tampoco se debe pasar por alto que, debido a que la fuerza laboral incrementa a medida que la población crece, en los cinco años desde que comenzó la crisis el país debería haber sumado 5,2 millones puestos sólo para mantener la tasa de desempleo estable.

"Si ponemos las cifras en perspectiva, podemos apreciar que la brecha en el mercado de trabajo es de 9 millones de empleos", explica Heidi Shierholz, economista del Instituto de Política Económica. Es por ello que corregir el déficit de 9 millones de empleos durante los próximos tres años, sin dejar de lado el crecimiento de la fuerza laboral, requeriría la creación de cerca de 330.000 puestos al mes. Recordemos que, según las cifras oficiales, la economía de EEUU generó 146.000 empleos en noviembre de 2012.

"Los llamados minjobs -empleos de pocas horas remunerados con un máximo de 450 euros mensuales libres de impuestos y de cotizaciones- están destruyendo puestos de trabajo regulares en Alemania, según un estudio difundido este lunes por el Instituto de Investigaciones sobre el Mercado Laboral (IAB)"… Los "minijob"" destruyen el empleo regular en Alemania, según un estudio (El País – 10/12/12)

El estudio destaca que actualmente hay en Alemania 7,4 millones de miniempleos y aproximadamente un tercio de ellos son una segunda fuente de ingresos para quienes los ocupan. Este tipo de trabajo, creado en 2003, es frecuente en algunos sectores como el comercio y la hostelería en los que los empresarios han impuesto una mayor flexibilidad ante los largos horarios y la volatilidad de la demanda, mientras que en empresas de más de 100 trabajadores, los distintos tipos de contratos suelen complementarse y tener un crecimiento paralelo.

El IAB, adscrito a la Agencia Federal de Empleo, asegura que los miniempleos debilitan la seguridad social por la falta del pago de cotizaciones y denuncia que los que viven exclusivamente de un trabajo de este tipo están condenados a la pobreza en la vejez. Otros estudios, sin embargo, han destacado como aspecto positivo este tipo de contrato al considerar que a menudo ayudan a los parados de larga duración a regresar al mercado laboral.

Según el informe, el 70% de los establecimientos de comida emplea por lo menos un trabajador con minijob, lo que ha llevado a esta modalidad a suponer el 34% del total de empleados en este sector. En el del comercio minorista un 63% de las empresas tiene miniempleos y suponen el 23% de los contratos del sector. Por tamaño de empresas, bajo estos empleos reducidos están enmarcados el 20% de los trabajadores de compañías de entre 1 y 9 personas, el 15% en las compañías de 10 a 99 empleados y solo el 5% en aquellas con más de 100 empleados.

"Los costes laborales en España, con 21,88 euros por hora, se encuentran bastante por debajo de los países más caros de la UE-27, pero "notablemente por encima" de los competidores "low cost" de Europa y del resto del mundo, según un análisis del Instituto de Estudios Económicos (IEE) a partir de los datos del Instituto de la Economía Alemana de Colonia"… Los costes laborales en España, por encima de sus competidores "low cost" (Negocios.com – 11/12/12)

Noruega, con un coste laboral por hora trabajada de 52,61 euros, más del doble que en España, encabeza la lista de los países más caros, seguido de Suiza (44,96 euros), Bélgica (40,66 euros), Suecia (40,46 euros), Dinamarca (37,64 euros), Francia (35,91 euros), Alemania (35,66 euros), Países Bajos (32,88 euros), Finlandia (32,02 euros), Austria (31,88 euros), Luxemburgo (29,74 euros), Irlanda (29,19 euros), Canadá (27,81 euros), Japón (27,46 euros), Italia (26,45 euros), Estados Unidos (23,81 euros), y Reino Unido (23,12 euros).

A continuación se sitúa España, cuyos costes se sitúan por encima de los 21 euros por hora trabajada. También con dos dígitos, aunque menores, se encuentran Grecia (15,85 euros), Corea del Sur (15,34 euros), Eslovenia (13,69 euros), Chipre (13,27 euros), Malta (12,11 euros), y Portugal (10,40 euros).

Entre los 5 y 10 euros por hora trabajada figuran la mayor parte de los "low cost" de Europa, además de otros países. En concreto, en esta franja aparecen República Checa, Eslovaquia, Brasil, Croacia, Estonia, Hungría, Polonia, Letonia, Lituania y Rusia.

Cierran la tabla, con los menores costes laborales por hora trabajada, Turquía (4,68 euros), Rumanía (3,73 euros), China (3,17 euros), Bielorrusia (2,88 euros), Bulgaria (2,82 euros), Ucrania (2,50 euros), Georgia (2,02 euros), Moldavia (1,88 euros) y Filipinas (1,50 euros).

– EEUU: el ascenso social va en descenso (The Wall Street Journal – 17/12/12)

(Por Sean Coughlan) Lectura recomendada

La idea de ir a la universidad -y la expectativa de que la próxima generación estará mejor educada y será más próspera que su predecesora- ha sido durante años una de las ambiciones innatas de la clase media del país.

Sin embargo, ahora existe una profunda preocupación, debido a que esta movilidad ascendente va en sentido inverso.

Andreas Schleicher, asesor especial de educación en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dice que Estados Unidos es actualmente la única gran economía del mundo en la que la generación más joven no estará mejor educada que la anterior.

"Es un asunto de gran importancia porque gran parte del poder económico actual de EEUU se basa en el alto grado de capacitación de los adultos, que ahora está en riesgo", dice Schleicher.

"Estas habilidades son el motor de la economía de EEUU y ahora ese motor está fallando", agrega Schleicher, uno de los expertos más influyentes del mundo en educación internacional.

Potencia universitaria

Las estadísticas del informe anual de la OCDE muestran que sólo uno de cada cinco adultos jóvenes de EEUU consigue un nivel educativo más alto que el de sus padres.

Este es uno de los índices más bajos de ascenso social en el mundo desarrollado.

A pesar de ser un país cuya imagen está basada en el optimismo y la oportunidad, EEUU es ahora un lugar en el que es poco probable que un hijo con padres poco educados llegue a la universidad. Mucho menos probable que en cualquier otro país industrializado.

Es exactamente lo contrario a un final feliz de Hollywood.

Además, sólo uno de cada cinco jóvenes adultos en EEUU se identifica ahora en términos educativos con la "movilidad descendente", pues a pesar de tener padres con posgrados, ellos no pueden alcanzar ese nivel universitario.

Mientras la educación superior del mundo busca la rápida expansión y el aumento del número de graduados, una potencia como Estados Unidos está a punto de moverse en el sentido contrario.

Muchas veces se pasa por alto el predominio de la educación universitaria de EEUU en la era posterior a la guerra o en qué medida estaba vinculada a su papel como superpotencia económica, científica y militar.

EEUU tuvo la primera gran participación masiva del sistema universitario. El proyecto de ley GI, que proporcionó subsidios para una generación de veteranos de la Segunda Guerra Mundial, apoyó a tres veces más personas de las que se encuentran actualmente en todo el sector universitario del Reino Unido.

Un estadounidense nacido en la década de 1950 tenía el doble de probabilidades de convertirse en un graduado que cualquier otra persona del resto del mundo industrializado.

Meritocracia

Pero el sistema universitario de EEUU ya no es el más sobresaliente. En la actualidad, ha sido superado por rivales en Asia y Europa.

Los jóvenes estadounidenses de hoy tienen menos de la mitad de oportunidades de graduarse, en comparación con otras economías industrializadas.

En un discurso reciente, el secretario de Educación de EEUU, Arne Duncan, se preguntó cómo EEUU solía ocupar el primer lugar en cantidad de graduados del mundo y ahora -en apenas una generación- se encuentra en el puesto 14.

¿Qué salió mal?

El creciente costo de la educación superior en Estados Unidos se cita a menudo como uno de los impedimentos, debido a que la deuda colectiva de estudiantes ya supera el billón de dólares.

Sin embargo, Andreas Schleicher sostiene que es un problema más profundo que radica en las desigualdades del sistema escolar.

Schleicher dice que el nivel de segregación social y la excesiva relación entre el contexto familiar y el éxito en la escuela está "cortando el camino" entre la escuela secundaria y la universidad.

La meritocracia ya no opera en el sistema escolar.

"Si se pierde la confianza en la idea de que el esfuerzo y la inversión en la educación puede cambiar las oportunidades de vida, tendremos un problema muy serio", dice Schleicher.

Inseguridad

Un estudio realizado por el Centro Pew examinó el fenómeno del descenso social y encontró que un tercio de los adultos de clase media abandonará ese estatus en algún momento de su vida adulta.

Los hallazgos reflejan una percepción de inseguridad moderna, pues las familias ya no pueden suponer que sus hijos serán prósperos. De hecho, se espera que aproximadamente una cuarta parte de los niños nacidos en la clase media bajen de estatus.

Nada de esto encaja con la imagen de EEUU como lugar ideal para empezar de cero y de millonarios que se hacen a sí mismos.

Las dificultades actuales, sin embargo, no deben asociarse con señales de una supuesta decadencia del imperio, dice Philip Altbach, director del Centro para la Educación Superior Internacional del Boston College.

En su lugar, él cree que es una cuestión más práctica: el creciente costo de la educación superior es un elemento de disuasión. Y hay un problema más amplio de financiación de la educación superior a nivel estatal.

También dice que hay otro "pequeño secreto sucio" de la educación superior en EEUU y es que muchas personas que se matriculan en la universidad no se gradúan, y eso reduce la tasa de graduados.

Recuperación

Andreas Schleicher también dice que hay razones para el optimismo: EEUU cuenta con recursos financieros, capacidad y flexibilidad para cambiar de rumbo rápidamente y ponerse al día, casi más que cualquier otro país.

Y como parte de esta campaña, la American Asociation of Community Colleges posee un proyecto llamado "El reclamo del sueño americano", con un ambicioso plan para crear cinco millones más de plazas universitarias.

Pero es una aspiración, en medio de un panorama sombrío.

"El sueño americano se ha estancado", dice el informe de la asociación que además describe a una sociedad en donde los ingresos familiares han caído durante más de una década.

"Es más probable que un niño que nace pobre en Estados Unidos hoy en día, siga siendo pobre el resto de su vida, mucho más que en ningún otro momento de nuestra historia. Muchas otras naciones ahora nos superan en nivel de estudio y movilidad económica. La clase media estadounidense se está encogiendo ante nuestros ojos".

– Cerco a las acrobacias fiscales de las multinacionales (El Economista – 2/1/13)

(Por Oliver Shah / Simon Duke – Londres) Lectura recomendada

Microsoft, Google, Amazon, Facebook, UBS, Apple y Starbucks ponen en evidencia su imagen de marca por los sofisticados mecanismos de ahorro de impuestos que emplean.

El segundo miércoles de junio de 2009, Tom Hayes tecleaba un mensaje a un broker de Tokio. Hayes, entonces con 29 años, era un trader estrella especializado en movimientos del yen japonés que trabajaba en UBS, el banco suizo de inversión. Necesitaba un favor. "BAJO 1m… BAJO 3m… ALTO 6m", eran las instrucciones de Hayes para su contacto. "6m es importante hoy colega… pff pujas falsas".

Debajo de la jerga subyacía una siniestra petición. Hayes quería que su homólogo le ayudara a manipular un tipo de interés crucial para beneficiar sus posiciones de trading -si era necesario, introduciendo información falsa en el mercado.

El broker prometió hacer un "esfuerzo especial". Más tarde le comunicó su éxito. "Colega te estás volviendo condenadamente bueno en este juego del libor", le dijo a Hayes. "Piensa en mí cuando estés en tu yate en Mónaco, ¿lo harás?"

Pese a los cerca de 260 millones de dólares (196 millones de euros) en ingresos que Hayes generó para UBS por medio de agresivas apuestas a lo largo de tres años, retirarse en la Costa Azul debe de estar ahora lejos de la mente del extrader. La semana pasada el Departamento de Justicia de EEUU le acusó de fraude por medios electrónicos y de manipulación de precios. Él y Roger Darin, de 41 años, otro exempleado de UBS, también fueron acusados de conspiración.

Hayes ha sido presuntamente el cabecilla de una campaña para amañar el tipo de interés ofertado en el mercado interbancario de Londres, el libor, un tipo de interés de referencia usado para poner precio a productos financieros valorados en unos 500 billones de dólares, incluyendo desde complejos derivados hasta tarjetas de crédito, hipotecas y préstamos de estudios. Hasta el más pequeño cambio de una centésima de un punto porcentual en el libor tenía el potencial de lucrarle con 2 millones de dólares de beneficio. Un funcionario estadounidense describió el abuso de UBS, que incluyó más de 2.000 intentos de influir en el libor denominado en yenes y en otras monedas en detrimento de otras personas durante seis años, como "de escala épica".

UBS y Barclays

UBS pagó 1.500 millones de dólares (1.134 millones de euros) a los reguladores en Estados Unidos, Gran Bretaña y Suiza. El bochorno del acuerdo se agudizó cuando los investigadores publicaron un alijo de mensajes de antiguos traders de UBS jactándose de su habilidad para "desviar" los tipos del libor, saludándose entre ellos como "superman" y "capitán caos".

El banco suizo no fue la única multinacional humillada en 2012. Este fue el año en el que se les dijo a las grandes empresas que pagaran el precio de sus faltas del pasado. Este fue el año del desquite.

El escándalo del libor sacudió a Barclays hasta la médula, y dio lugar a una multa de 354 millones de euros y al despido de Bob Diamond, su fanfarrón consejero delegado, seguido de la salida de Marcus Agius, el embaucador presidente. Se espera que el Royal Bank of Scotland (financiado con el dinero de los contribuyentes) anuncie un acuerdo por la manipulación del libor en los próximos meses.

Los bancos comerciales reservan más de 13.448 millones de euros en indemnizaciones para consumidores a quienes se vendieron indebidamente seguros de protección de pagos, y se enfrentan a una serie de reclamaciones de clientes corporativos sobre venta indebida de contratos swap sobre tipos de interés.

Glaxo Smith Kline, el gigante farmacéutico, confesó que atiborraba a médicos en EEUU con tratamientos gratis en spas, con viajes de esquí y con expediciones de caza de faisanes para animarles a recetar antidepresivos.

Starbucks se arrepiente

Asimismo, investigaciones de The Sunday Times mostraron cómo multinacionales como Apple, Facebook y Microsoft ocultan 1,7 billones de dólares en filiales extranjeras, lejos del alcance del fisco. Starbucks se avergonzó de tal modo que hizo una oferta de paz al Gobierno, y la evasión de impuestos provocó una serie de belicosas sesiones en la Cámara de los Comunes.

Y la ira tradicional de los inversores respecto a la avaricia y la mediocridad de los consejos de administración en Gran Bretaña llegó a su punto álgido en una serie de votaciones en rebeldía que llegaron a ser conocidas como la Primavera del Accionista. La aseguradora Aviva, la farmacéutica Astra Zeneca, y la editora de periódicos Trinity Mirror fueron obligadas a cambiar de jefes cuando los inversores rechazaron apoyar sus planes salariales.

El apetito de venganza se vio estimulado por la débil recuperación de Gran Bretaña de la recesión tipo W. Pese a un aumento del empleo, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria ha predicho una contracción del 0,1% de la economía este año, frente al pronóstico inicial de George Osborne de un crecimiento del 0,8%.

James Clunie, director de inversión de Scottish Widows Investment Partnership (Sociedad de Inversión Viudas Escocesas), dijo: "La tarta no está creciendo mucho, así que todos los grupos de interés de cada compañía -directivos, plantilla, consumidores, reguladores e inversores- están tratando de coger un trozo más grande con más fuerza todavía. Y luego está la cuestión de la confianza. La confianza en tantas personas se ha evaporado frente a la evidencia. Si la confianza se viene abajo, el aceite de la máquina gotea y se vuelve más difícil hacer negocio".

El caso de Amazon

"Simplemente no es aceptable. De verdad que no sé por quiénes nos toma". Así empezó la humillación ritual de uno de los altos ejecutivos de Amazon en manos de Margaret Hodge, la temible parlamentaria laborista.

El escenario era la Cámara de los Comunes, donde la comisión de cuentas públicas presidida por Hodge interrogó al coloso de la venta por Internet, a Starbucks, la cadena de café, y a Google, el gigante de las búsquedas en Internet, sobre sus irrisorias facturas fiscales. Vestido con su impecable traje azul marino y sus gemelos caros, Andrew Cecil tenía toda la pinta del hábil lobbysta corporativo enviado desde Bruselas para desairar a los acusadores de Amazon.

Pero a medida que murmuraba y tartamudeaba a lo largo de la sesión el mes pasado, el director de políticas públicas para Europa de Amazon se derrumbó como un escolar pillado con la mano en la caja registradora de la tienda de chucherías. Hodge acusó a Cecil de ser "completamente evasivo" después de que éste declinara revelar el volumen de negocio en Gran Bretaña del gigante online. Agravando su oprobio, la parlamentaria exigió que Amazon enviara una "persona seria" para responder sus preguntas.

Evitando al fisco

La polémica se había ido fabricando a lo largo de 2012. Durante años, las empresas multinacionales han buscado cómo esquivar al fisco a base de mover dinero a través de complejas redes de filiales en otros países. La transferencia de precios -que consiste en que las compañías dirigen sus beneficios a jurisdicciones con fiscalidad baja, mientras que acumulan los costes en los estados con fiscalidad más alta- es tan vieja como el propio comercio transfronterizo.

Pero gracias a grupos de presión como UK Uncut y también a la campaña del periodismo, el asunto ha irrumpido en la agenda política.

Al tiempo que el Gobierno exprime el nivel de vida de la gente mediante impuestos más altos y un gasto público más bajo, el descarado intento de muchas empresas estadounidenses de evadir impuestos ha tocado la fibra sensible de las familias de a pie. Ya no basta simplemente con cumplir la letra de la ley.

Veamos el caso de Starbucks. Enfrentada a un boicot de los clientes, la cadena de café se vio obligada a dar un humillante giro de 180 grados después de que, a su vez, fuera arrastrada por el fango en la Cámara de los Comunes.

Después de haber evitado pagar todo tipo de impuestos corporativos aquí durante los últimos tres años, el gigante estadounidense prometió entregar unos 24 millones de euros al erario en 2013 y 2014 al tiempo que realizaba dos notorias, aunque legítimas, estratagemas para minimizar sus obligaciones.

Al comprar sus granos de café a través de una filial suiza y haciendo pagos de regalías a una empresa hermana holandesa, Starbucks ha conseguido dirigir todo el beneficio generado en Gran Bretaña hacia países con fiscalidad más baja.

Sin embargo, la cesión parece haber fracasado espectacularmente, en una compañía que proclama sus credenciales éticas. Al aceptar el pago de una "contribución voluntaria", Starbucks ha consolidado la impresión de que ha estado jugando con el sistema fiscal británico todo el tiempo. Y, como informó The Sunday Times, la cadena de café podría acumular una parte de los 24 millones de euros como un crédito tributario para reducir futuras facturas.

Vender Frappuccinos de vainilla no es un negocio con enormes beneficios, especialmente comparado con los inmensos ingresos generados por los gigantes de la tecnología de Estados Unidos. Apple, Google, Amazon y Facebook están evadiendo hasta 977 millones de euros al año en impuestos en Gran Bretaña, pese a que sus ventas allí suman miles de millones de libras.

La red social de Mark Zuckerberg, que afirma que tiene un propósito más elevado que el de hacer beneficios, pagó sólo 290.000 euros en impuestos en 2011, pese a que tuvo ingresos estimados en 213 millones de euros en Gran Bretaña.

Apple, Google y Facebook han recortado sus facturas fiscales colocando sus cuarteles generales europeos en Irlanda, que tiene un impuesto de sociedades mucho más bajo, mientras que Amazon realiza sus transacciones a través de Luxemburgo.

Los minoristas que esperan vender iPhones e iPads deben comprar todo el conjunto en un almacén de Apple en el Condado de Cork, con lo que los beneficios de los aparatos están salvaguardados del Tesoro. Pero Apple paga poco o nada en impuesto de sociedades en Irlanda ya que los ingresos son canalizados a través de una empresa vinculada de Irlanda, hacia las Islas Vírgenes Británicas. Haciendo esto, Apple consiguió reducir drásticamente el impuesto de sociedades sobre sus ingresos en el extranjero hasta menos del 2% durante el año pasado.

Google -cuyo eslogan corporativo es "No seas malvado" (Don't be evil)- también usa los paraísos fiscales para recortar sus facturas tributarias internacionales. Este mes Eric Schmidt, el presidente, declaró que estaba "muy orgulloso" de las estructuras fiscales que la compañía había creado. Fueron diseñadas para aprovecharse de "los incentivos que los gobiernos nos ofrecieron para operar", dijo Schmidt. Los usuarios de Google puede que sean menos entusiastas.

Los bancos mentirosos, las marcas que pagaron pocos impuestos y los jefes que se embolsaron grandes retribuciones han terminado pagando el precio.

– Hacia una Unión Económica y Monetaria profunda y auténtica (I): Por un contrato de trabajo europeo (Fedea – 3/1/13)

(Por Samuel Bentolila) Lectura recomendada

Bajo el seudónimo Juan de Mercado, que -como saben nuestros lectores- representa a un conjunto de colaboradores, hoy se trata el futuro de la UEM.

La Comisión Europea (CE) adoptó el pasado 28 de noviembre un Plan director para una Unión Económica y Monetaria profunda y auténtica, con el que pretende demostrar que los europeos "estamos dispuestos a permanecer unidos y avanzar con decisión para reforzar la arquitectura de los ámbitos financiero, presupuestario, económico y político que sustenta la estabilidad del euro y nuestra Unión en su conjunto" (sic). El objetivo final es conseguir que "todas las decisiones importantes de los estados miembros en materia económica y fiscal sean objeto de un proceso más intenso de coordinación, refrendo y control a escala europea".

El documento detalla un conjunto de medidas a corto plazo (de seis a dieciocho meses), medio (de dieciocho a cinco años) y largo (más allá de cinco años), de distinta índole y de aplicación en diversos ámbitos, algunas de implementación inmediata, otras que requieren un cambio en los Tratados Europeos. Es la contribución de la CE al "informe de los cuatro presidentes" sobre los próximos pasos hacia la unión económica y monetaria. El presidente del Consejo Europeo, en coordinación con el presidente de la CE, el presidente del Banco Central Europeo y el presidente del Eurogrupo, prepararon la versión final de este informe, que se debatió en el Consejo Europeo de los días 13 y 14 de diciembre. El documento dará a muchas reflexiones y comentarios sobre cuestiones, tales como la unión bancaria o la unión fiscal, ya abordadas anteriormente en NEG (y que sus editores y otros colaboradores seguramente retomarán en el futuro).

En esta entrada solo quiero realizar un comentario breve sobre una de las medidas concretas contempladas en el corto plazo: la coordinación ex ante de las principales reformas y la creación de un instrumento de convergencia y competitividad. A este respecto, la CE considera que la falta de reformas estructurales ha agravado los problemas de competitividad de algunos países miembros y contempla la creación de un instrumento para apoyar más y, supuestamente, mejores reformas. La forma que adoptaría sería un contrato entre la CE y los estados miembros, impuesto sobre aquellos estados que estuvieran bajo el procedimiento de déficit excesivo y planes de acción correctora, que incluiría recomendaciones para fomentar la competitividad. La CE aportaría apoyo financiero a la implementación de las reformas estructurales para contrarrestar las barreras políticas que pudieran existir.

Aún a falta de definir los instrumentos contractuales y financieros asociados a este nuevo mecanismo de convergencia y competitividad, parece que, una vez más, la CE se equivoca de estrategia en su intento de alcanzar la convergencia económica entre los estados miembros de la UE. En primer lugar, la imposición externa, aún con apoyo financiero, da lugar a reformas más aparentes que reales, como muestran, por ejemplo, las reformas laborales en España del periodo 2010-2011. Además, no siempre desde Bruselas o Frankfurt se reconocen mejor los orígenes de los problemas de competitividad de los países miembros y, en muchas ocasiones, se acaban promoviendo reformas "desorientadas", como prueba la experiencia en Grecia y en Portugal. En segundo lugar, dada la situación fiscal de la UEM y la falta de aceptación política de nuevos mecanismos de transferencias entre los estados miembros de la UEM, es de esperar que la dotación financiera del nuevo mecanismo, aún si se consiguiera, no sería muy abundante. Finalmente, la puesta en funcionamiento de un mecanismo de esta naturaleza se complica por el largo proceso previo de negociación y discusión en varias instancias (entre ellas, las habituales reuniones de madrugada del Eurogrupo).

Si de verdad se quiere un instrumento eficaz de convergencia y competitividad, hay una alternativa muy superior. A grandes rasgos, es la siguiente:

1. Los problemas de competitividad se originan, fundamentalmente, en el mercado de trabajo. En España, por ejemplo, se deben a su mala configuración institucional, con contratos de trabajo que son manifiestamente mejorables y una negociación colectiva que es disfuncional e incapaz de dotar a las empresas de capacidad de ajuste ante cambios tecnológicos o en su demanda. Una solución inmediata que puede adoptar la CE es proponer un nuevo "contrato de trabajo europeo" con las características que sabemos que contribuyen a aumentar la productividad, la movilidad geográfica y funcional, y la protección social de los trabajadores.

2. Este contrato de trabajo debería ser indefinido, con indemnizaciones por despido que crezcan muy gradualmente con la antigüedad y con cotizaciones sociales reducidas, pero complementadas con aportaciones a una cuenta individual del trabajador, cuyos fondos recibiría este en caso de despido o, si lo prefiere, en el momento de su jubilación (algo similar a lo que se conoce como fondo austríaco, cuya introducción en España -con costes y beneficios que se analizan aquí- fue una de tantas promesas incumplidas de la reforma laboral de 2010).

3. Las aportaciones a las cuentas individuales las realizaría la CE, con la financiación adicional que pueda acordarse entre los estados miembros y, sobre todo, reorientando los fondos estructurales hacia la promoción del "contrato de trabajo europeo". En lugar de financiar infraestructuras costosas e innecesarias y programas de formación ocupacional de eficacia más que dudosa, actividades en las que buena parte de los recursos se han convertido en rentas para los intermediarios involucrados, la CE debería, como dicen los anglosajones, "put its money where its mouth is". La introducción de un contrato de trabajo bien diseñado sería una contribución mucho más importante y eficaz a la reducción del desempleo y al incremento de la competitividad que nuevas carreteras y aeropuertos innecesarios o cursos de formación ficticios.

Frente a un instrumento de convergencia y competitividad poco definido, introducido por imposición externa y con escaso apoyo financiero, la alternativa es mucho más simple y eficaz. Ataca directamente problemas que originan desempleo y falta de competitividad en los países del Sur de Europa, favorece claramente a los desempleados y a los jóvenes (outsiders), sin que intermediarios o insiders puedan extraer rentas, es de aplicación voluntaria, no requiere nuevas directivas europeas ni negociaciones a altas horas de la madrugada, y utiliza de forma mucho más efectiva recursos financieros escasos. ¿Alguien da más?

– Los (tres) principales miedos económicos de 1.000 líderes mundiales (Cinco Días – 9/1/13) Lectura recomendada

Las desigualdades de renta se han erigido como el principal desvelo para los líderes económicos, políticos y empresariales del mundo. Así lo revela un informe del Foro Económico Mundial que cita además, entre los mayores riesgos globales para la próxima década, la posibilidad de una ruptura del sistema financiero.

(Por C. Castelló)

Son algunos de los principales 1.000 dirigentes empresariales, políticos y de administraciones públicas del mundo, que revelan en una encuesta sus mayores miedos para la próxima década. Y como no podía ser de otra manera, la economía ocupa un lugar preeminente: con tasas de crecimiento esperadas por el FMI de entre el 1,3% y el 2,6% entre 2012 y 2017, la evolución económica sigue siendo uno de los principales quebraderos de cabeza para los dirigentes.

"Por definición, los riesgos globales no respetan fronteras", explica Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial en la presentación del Informe de Riesgos Globales 2013, elaborado entre otros por Marsh & McLennan, Swiss Re, Zurich Insurance y el Wharton Center for Risk Management, y en el que los dirigentes de empresas y de administraciones públicas han contestado a la pregunta de cuáles son los principales riesgos globales para los próximos 10 años.

A pocos días de celebrarse en la estación suiza de Davos el encuentro organizado por el Foro Económico Mundial, en el que los directivos y expertos mundiales se reúnen para analizar los problemas mundiales, el estudio da una idea de qué temas pueden ocupar los próximos debates.

Desigualdades de renta

Es el mayor riesgo citado por los principales líderes mundiales, porque es el que tiene mayor probabilidad de que ocurra: los líderes le otorgan una puntuación de 4 en una escala del 1 al 5 sobre probabilidades de que ocurra en los próximos 10 años.

Este riesgo, que supone que se produzca un aumento severo en las diferencias de renta entre ricos y pobres, repite posición respecto a 2012 y está directamente relacionado con otros dos riesgos económicos que se citan en el estudio: los desequilibrios en los mercados de trabajo y un posible colapso financiero mundial.

Además, está directamente relacionado con otro temor citado por los líderes en el estudio: una reacción generalizada contra la globalización. Esto podría dar lugar a un replanteamiento de las políticas de reformas estructurales y austeridad, lo que, a su juicio, podría llevar a nuevos desórdenes económicos.

Se da la circunstancia, según las conclusiones del informe, de que cuanto más especializado es el encuestado, menos importancia le da a este riesgo.

Colapso financiero

Cinco años después del estallido de la gran crisis financiera mundial, los dirigentes mundiales no descartan del todo un colapso financiero global, si bien las probabilidades de que esto ocurra "son muy limitadas", explica el informe.

Pero además la encuesta revela una preocupación adicional: "Dadas las protestas contra la austeridad en toda la zona euro, la elección de gobiernos "negacionistas" podrían dar lugar a una nueva parálisis económica y a acentuar la crisis de la eurozona, que podría llegar a un punto crítico", sostienen los líderes encuestados por el Foro.

Desequilibrios fiscales

El gasto excesivo por parte de los Gobiernos aparece entre los principales riesgos que citan los dirigentes. Además, aparece entre los que más peso le dan tanto por probabilidades de que ocurra (4 sobre 5) como por el impacto que tendría en la sociedad (también 4 sobre 5). Al contrario de lo que ocurría con las desigualdades de renta, en este caso cuanto más especializado en temas económicos es el encuestado, más importancia le da a este riesgo.

Ligado a lo anterior, el informe cita también las políticas monetarias de algunos bancos centrales como riesgos para las economías. "¿La flexibilización cuantitativa llevada a cabo por bancos centrales clave para combatir la deflación llevará a una hiperinflación que pueda estabilice la economía?" se pregunta el estudio.

Por otro lado, las reformas estructurales emprendidas por los Gobiernos europeos "¿lograrán aumentar el empleo en el largo plazo?".

Otros riesgos

Los líderes mundiales citan además de los tres principales otros riesgos económicos, todos ellos interrelacionados. Así, un desequilibrio crónico en el mercado de trabajo (altas tasas de desempleo) es citado como un gran riesgo. También una volatilidad extrema en los precios de productos agrícolas y energéticos, el colapso de alguna economía emergente importante, inadecuadas inversiones en infraestructuras, nuevas crisis de liquidez, efectos negativos de las regulaciones o tasas de inflación o deflación insostenibles.

Además de los económicos, también representan riesgos para los encuestados algunos problemas relacionados con la tecnología así como el medio ambiente, como el cambio climático. De hecho, los "persistentes dificultades económicas", unidas a las "frecuentes fenómenos meteorológicos extremos", constituyen "una combinación cada vez más peligrosa".

Incendios digitales y la "Guerra de los Mundos"

Los líderes mundiales tienen muy presentes las "impredecibles" consecuencias de las nuevas tecnologías en la sociedad como uno de los miedos que tienen presentes. El informe cita el caso de 1938 cuando Orson Welles hizo cundir el pánico en Estados Unidos por un supuesto ataque de marcianos, una adaptación del libro La Guerra de los Mundos narrado en forma de informativo. "¿Es posible que internet pueda provocar una ola similar de pánico, pero con graves consecuencias geopolíticas?", se pregunta el estudio. "Si bien los beneficios de nuestros sistemas de comunicación hiperconectados son indiscutibles", argumenta, "potencialmente podrían permitir la propagación viral de información que, de forma deliberada o sin intención, sea engañosa o provocativa".

"Los trabajadores extranjeros en Alemania ganan al comienzo un 64 por ciento del sueldo promedio alemán y en el curso de ocho años logran aumentar su remuneración al 72 por ciento de la de los alemanes, según un estudio del Instituto de Estudios sobre el Mercado Laboral (IAB)"… Los trabajadores extranjeros en Alemania empiezan con un 64% del sueldo promedio (Cinco Días – 9/1/13)

El estudio del IAB, presentado el 9/1/12, sostiene que la diferencia de remuneración se debe a problemas de idioma y a que muchas veces la formación y la experiencia que han tenido los trabajadores en su país no responde a las necesidades del mercado laboral alemán.

Tal es el caso de trabajadores provenientes de países en los que se trabaja con máquinas diferentes a las que se utilizan en Alemania en algunos sectores.

Por otra parte, muchas veces los inmigrantes, por información deficiente, presentan solicitudes para puestos de trabajo que no son adecuados para su perfil.

Con la experiencia y el paso de los años, los inmigrantes pueden ascender en la escala de ingresos pero en promedio siguen ganando menos que los alemanes, según el IAB.

Una excepción la conforman especialistas procedentes en su mayoría de Holanda, el Reino Unido, Austria y Estados Unidos, que con frecuencia ganan desde el comienzo más que el sueldo promedio de los alemanes.

– El nuevo desafío mercantilista (Project Syndicate – 9/1/13)

(Por Dani Rodrik) Lectura recomendada

Cambridge.- La historia de la economía es en gran medida una lucha entre dos escuelas de pensamiento opuestas, el "liberalismo" y el "mercantilismo". El liberalismo económico, con su énfasis en los emprendimientos privados y el libre mercado es la doctrina dominante actual. Pero su victoria intelectual nos ha cegado respecto del gran atractivo -y frecuente éxito- de las prácticas mercantilistas. De hecho, el mercantilismo sigue vivo y goza de buena salud, y su continuo conflicto con el liberalismo probablemente será una importante fuerza que influirá sobre el futuro de la economía.

Actualmente se desecha por lo general al mercantilismo como un conjunto arcaico y patentemente equivocado de ideas de política económica. Y, en su apogeo, los mercantilistas ciertamente defendieron algunas nociones bastante extrañas, entre las cuales la más notoria era que la política nacional debía guiarse por la acumulación de metales preciosos: oro y plata.

El tratado de Adam Smith de 1776, La riqueza de las naciones, demolió hábilmente muchas de esas ideas. Smith demostró, en especial, que no debe confundirse al dinero con la riqueza. Según él, "la riqueza de un país no está constituida solamente por su oro y su plata, sino por sus tierras, viviendas y bienes de consumo de todo tipo".

Pero resulta más exacto pensar en el mercantilismo como una forma diferente de organizar la relación entre el estado y la economía -una visión no menos relevante hoy que en el siglo XVIII. Los teóricos mercantilistas, como Thomas Mun, fueron de hecho fuertes defensores del capitalismo; simplemente proponían un modelo diferente del liberalismo.

El modelo liberal percibe al estado como necesariamente predatorio y al sector privado como dedicado inherentemente a la búsqueda de beneficios. Por ello propone una estricta separación entre el estado y las empresas privadas. El mercantilismo, por el contrario, ofrece una visión corporativista en la cual el estado y las empresas privadas son aliados y cooperan en busca de objetivos comunes, como el crecimiento de la economía nacional o del poderío del país.

El modelo mercantilista puede ser ridiculizado como capitalismo estatal o amiguismo. Pero cuando funciona, como a menudo ha sido el caso en Asia, la "colaboración empresario-gubernamental" o el "estado proempresarial" rápidamente reciben abundantes elogios. Las economías retrasadas no han dejado de notar que el mercantilismo puede ser su aliado. Incluso en Gran Bretaña, el liberalismo clásico solo llegó a mediados del siglo XIX -esto es, después de que el país se hubiese convertido en la potencia industrial dominante del mundo.

Una segunda diferencia entre ambos modelos reside en la preferencia que se brinda a los intereses de los consumidores o de los productores. Para los liberales, reinan los consumidores. El objetivo final de la política económica es aumentar el potencial de consumo de los hogares, que requiere brindarles acceso sin obstáculos a los bienes y servicios al menor precio posible.

Los mercantilistas, por el contrario, enfatizan el sector productivo de la economía. Para ellos una economía sólida requiere una estructura productiva sólida. Y el consumo debe basarse en un alto nivel de empleo con salarios adecuados.

Estos modelos diferentes tienen implicaciones predecibles para las políticas económicas internacionales. La lógica del enfoque liberal es que los beneficios económicos del intercambio surgen de las importaciones: cuanto más baratas las importaciones, mejor, incluso si el resultado es un déficit comercial. Los mercantilistas, sin embargo, ven al comercio como una forma de apoyar la producción y el empleo locales, y prefieren impulsar las exportaciones en vez de las importaciones.

La China actual es la principal portadora de la antorcha mercantilista, aun cuando los líderes chinos jamás lo admitan -todavía el término conlleva demasiado oprobio. Gran parte del milagro económico chino es producto de un gobierno activista que ha apoyado, estimulado y subsidiado abiertamente a los productores industriales -tanto locales como extranjeros.

Si bien China ha abandonado muchos de sus subsidios explícitos a las exportaciones como condición para su participación en la Organización Mundial de Comercio (a la cual se unió en 2001), el sistema de apoyo mercantilista sigue en gran medida vigente. En particular, el gobierno ha administrado el tipo de cambio para mantener la rentabilidad de la industria manufacturera y esto ha resultado en un considerable superávit comercial (que se redujo recientemente, pero en gran medida como resultado de una desaceleración económica). Además, las empresas orientadas a las exportaciones continúan beneficiándose por variados incentivos fiscales.

Desde la perspectiva liberal, estos subsidios a las exportaciones empobrecen a los consumidores chinos y benefician a los consumidores en el resto del mundo. Un estudio reciente de los economistas Fabrice Defever y Alejandro Riaño, de la Universidad de Nottingham, calcula las "pérdidas" chinas en un 3 % del ingreso de ese país y los beneficios para el resto del mundo en aproximadamente el 1 % del ingreso mundial. Desde la perspectiva mercantilista, sin embargo, estos son sencillamente los costos de construir una economía moderna y prepararse para la prosperidad en el largo plazo.

Como muestra el ejemplo de los subsidios a las exportaciones, ambos modelos pueden coexistir alegremente en la economía mundial. Los liberales deben alegrarse cuando los mercantilistas subsidian su consumo.

De hecho esa es, en esencia, la historia de las últimas seis décadas: países asiáticos que sucesivamente se las ingeniaron para crecer enormemente aplicando distintas variantes del mercantilismo. Los gobiernos de los países ricos hicieron la vista gorda la mayor parte del tiempo mientras que Japón, Corea del Sur, Taiwán y China protegieron sus mercados locales, se apropiaron de "propiedad intelectual", subsidiaron a sus productores y regularon sus tipos de cambio.

Hemos llegado al fin de esta feliz coexistencia. El modelo liberal ha perdido su brillo, debido al aumento en la desigualdad y la difícil situación de la clase media en occidente, junto con la crisis financiera producida por la desregulación. Las perspectivas de crecimiento en el mediano plazo para las economías estadounidense y europeas van de moderadas a funestas. El desempleo continuará como una de las principales preocupaciones para los responsables de políticas. Es probable que entonces las presiones mercantilistas se intensifiquen en los países avanzados.

Como resultado, el nuevo entorno económico producirá más tensión que acomodamientos entre los países que busquen vías liberales y mercantilistas. Puede también despertar debates latentes desde hace mucho tiempo sobre el tipo de capitalismo que genera una mayor prosperidad.

(Dani Rodrik is Professor of International Political Economy at Harvard University"s Kennedy School of Government and a leading scholar of globalization and economic development. His most recent boo…)

"El gasto social se ha disparado en toda Europa como consecuencia directa del estallido de la crisis económica, que azota al Viejo Continente desde el año 2008. En concreto, las partidas destinadas a protección social se han incrementado el 11,6% entre 2007 y 2010, último ejercicio del que Eurostat registra cifras homogéneas a escala de la UE-27"… La prestación de paro en Europa se come más de 208.000 millones anuales (El Economista – 11/1/13)

En total, estas partidas sociales han pasado de representar el 26,1% del Producto Interior Bruto (PIB) europeo en el ejercicio 2007, a suponer el 29,4% al término de 2010, según los datos que figuran en la Oficina de Estadísticas de Bruselas.

Unas cotas de gasto disparado que no extrañan tanto si se tiene en cuenta que, a finales de 2010, las prestaciones de desempleo se comían en Europa la friolera de 208.000 millones de euros, lo que significa un alza del 33,2% en los tres primeros años de crisis económica global.

Ni que decir tiene que, con tasas de paro actuales de más del 26% que acaba de encajar Grecia y superiores al 25% en España -así lo refleja la EPA, aunque Eurostat apunta más alto, hasta el 26,6%-, además de la escalada general del desempleo en todos los Estados del Viejo Continente, la foto fija de las partidas destinadas a restañar las heridas causadas por la destrucción del empleo en Europa en 2011 y, sobre todo, en el 2012 recién acabado, será aún más dramática.

La proporción de gasto en protección social varía mucho de un país a otro. Por ejemplo, en 2010, Francia le consagró más del 30% de su PIB (30,8%), mientras Dinamarca dedicó el 33,3%, los Países Bajos el 32,1% y Alemania el 30,7%. Todos ellos, países que no han sufrido especialmente el embate de la crisis, y que, aun así, se han caracterizado por fuertes aumentos de sus sistemas nacionales de protección social.

Como parece lógico, los países del Este -las más recientes incorporaciones al club de los 27 europeos- son los que menos recursos destinan a proteger su entramado social. Es el caso de Rumanía, Letonia y Bulgaria, con menos del 20 por ciento de sus PIB empleado en este capítulo.

Las diferencias entre Estados son asimismo cuantiosas cuando se comparan los gastos sociales per cápita, que en 2010, por ejemplo, fueron casi ocho veces superiores en Luxemburgo que en Bulgaria.

En cuanto a las partidas del gasto social, las relacionadas con el envejecimiento de la población son las que ocupan el primer puesto en toda Europa. En efecto, las pensiones de jubilación, los retiros anticipados, las pensiones no contributivas, etc., consumen ya el 45 por ciento de los gastos totales de la UE-27. A continuación, figuran en coste la sanidad y los recursos que los países dedican a protección de la familia y la infancia. En cuarto lugar, consecuencia directa de la destrucción de empleo en toda la UE, aparecen las prestaciones de desempleo, con alzas espectaculares en países como España y Grecia.

Para complicar aún más este panorama, los países seriamente golpeados por la crisis de deuda están registrando descensos de la tasa de natalidad, lo que puede acelerar el envejecimiento de una Europa que sufre por el bajo crecimiento del PIB y el repunte del gasto público.

Fuentes de la UE estiman que de los 22 países europeos con datos comparables, 15 han registrado descensos de la tasa de fertilidad desde el inicio de la crisis. Los expertos aseguran que hace falta una tasa de fertilidad de 2,1 para mantener la población estable. Algo que puede complicarse en España, con el paro desbocado y una tasa de fertilidad en retroceso (1,36 en 2011 frente a 1,46 en 2008).

Esta caída de población, cada vez menos gente productiva y mayor número de mayores dependientes puede tener consecuencias no sólo para el crecimiento económico del país, sino también para sufragar un sistema de pensiones cada vez más hinchado.

– La tecnología y el desafío del empleo (Project Syndicate – 15/1/13)

(Por Michael Spence) Lectura recomendada

Milán.- Nuevas tecnologías de diversos tipos, junto con la globalización, están afectando poderosamente las opciones de empleo de los habitantes, tanto en los países en desarrollo como en los avanzados -y para diversos niveles educativos. Las innovaciones tecnológicas no solo están reduciendo la cantidad de puestos para trabajos rutinarios, también generan cambios en las cadenas de aprovisionamiento y redes mundiales cuya consecuencia es la reubicación de esos empleos -y, cada vez más, de los puestos para trabajos no rutinarios que requieren niveles de habilidad diversos- en el sector transable de muchas economías.

¿Cómo deben confrontar entonces los responsables de las políticas los nuevos y complicados desafíos relacionados con el empleo (y, a su vez, con la distribución del ingreso y la riqueza), especialmente en las economías desarrolladas? Hemos aprendido varias cosas interesantes gracias a investigaciones recientes sobre la manera en que la evolución de la estructura económica afecta al empleo.

El sector transable de las economías avanzadas no ha generado aumentos netos reales en el empleo por al menos décadas; los puestos de trabajo que ha creado se concentran en los segmentos de ingresos y niveles educativos altos, mientras que el empleo disminuye en los estratos educativos y de ingreso medios y bajos. El crecimiento del empleo en los servicios sofisticados se ve compensado por una contracción en los componentes intensivos en mano de obra de las cadenas de producción manufacturera.

Hasta la crisis de 2008, el crecimiento del empleo en los sectores medios y bajos se dio enteramente en el sector no transable de la economía, que constituye aproximadamente dos tercios del producto y el empleo en los países avanzados. Aquí, el ingreso y el valor agregado por empleado se mantuvieron estancados. Los puestos de trabajo pueden ser eliminados por la tecnología, pero no por la competencia mundial; y el crecimiento de la demanda interna impulsado por el endeudamiento ayudó a demorar los déficits actuales de empleo.

Como resultado, las economías avanzadas han estado despidiendo empleados para trabajos rutinarios rápidamente mientras aumentan los puestos para trabajos no rutinarios (por ejemplo, los que aún no pueden ser reemplazados o reducidos por máquinas y computadoras en red). Esto ha impulsado un impresionante aumento en el rendimiento de la educación y las habilidades de alto nivel. Como resultado, la participación en el ingreso total que reciben los propietarios del capital y los empleados altamente cualificados aumentó a los países avanzados durante más de dos décadas.

Por lo tanto, el crecimiento y el empleo divergen en los países avanzados. La fuerza principal que impulsa esta tendencia -la tecnología- desempeña múltiples funciones. El reemplazo de los operarios que se ocupan de tareas manuales rutinarias por máquinas y robots es una tendencia poderosa, sostenida y, tal vez, en proceso de aceleración en la manufactura y la logística, mientras que las redes de computadoras reemplazan a los trabajadores en tareas rutinarias de oficina para el procesamiento de la información.

Parte de esto es pura automatización. Otra parte importante es la desintermediación: la eliminación de los intermediarios en la banca, el comercio en línea, y una multitud de servicios gubernamentales, por nombrar solo algunas de las áreas afectadas.

Pero el impacto de la tecnología no se limita a esto. La misma clase de tecnologías de la información que automatiza, desintermedia y reduce los costos de la distancia también permite la construcción de cadenas y redes de aprovisionamiento mundial cada vez más complejas y geográficamente diversas.

Las cadenas mundiales de aprovisionamiento -en flujo constante, debido al crecimiento del ingreso en los países en desarrollo y los desplazamientos de las ventajas comparativas- desplazan las actividades productivas donde las personas y otros recursos las tornan más competitivas. Los eslabones de estas cadenas no solo incluyen productos intermedios y ensamblado, sino también una creciente variedad de servicios –investigación y desarrollo, diseño, mantenimiento y soporte, atención al cliente, procesos de negocios y otros- a medida que se reducen los costos de transacción, coordinación y comunicación.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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