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El ciclo económico (página 2)


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2. Consecuencias de la crisis y recuperación.

Las crisis son un importante método de ajuste de desequilibrios propios de un sistema que, al estar basado en la búsqueda de las ganancias individuales, se caracteriza por la descoordinación de la producción de los distintos bienes. La fase de crecimiento ha llevado a un exceso de capital constante, en el que han invertido los empresarios para reproducir y ampliar la producción y comercialización de productos y para bajar costos para competir, todo lo que implicó la disminución de la tasa de beneficio de las empresas.

Los efectos (y la duración) de la crisis son variados pero todos ellos restituyen rentabilidad a los negocios, lo que conduce a un nuevo período de crecimiento:

  • a) En el período de crisis los empresarios no invierten, ya que no hay rentabilidad, ni aún para reponer el desgaste de las maquinarias utilizadas. Al pasar el tiempo disminuye el capital constante debido a la depreciación y mejora la rentabilidad, dando lugar a la posibilidad de nueva inversión.

  • b) Quiebran los empresarios menos competitivos, sea porque sus técnicas o sus escalas de producción implican mayores costos que la competencia, sea porque su capacidad financiera es débil y la retracción de ventas, baja de precios y dificultad de financiamiento se potencian negativamente. Las quiebras provocan la destrucción y venta de capital constante.

  • c) Disminuye el salario real, producto del aumento de la desocupación y de políticas específicas de los gobiernos. La rentabilidad aumenta al disminuir los costos de mano de obra, aún cuando los precios de los productos hayan disminuido.

  • d) El marco institucional cambia: por un lado el Estado (dominado por el capital, que según el país y la época varían los sectores dominantes dentro del mismo ya sea el capital industrial, comercial y/o financiero, nacional y/o extranjero) invocando la gravedad de la situación toma medidas de emergencia que se traducen en un aumento de rentabilidad de las empresas, ya sea catalizando la baja del salario real ya comentada, ya sea transfiriendo recursos por medio de incentivos, baja de impuesto, etc. a los empresarios.

  • e) Nuevas técnicas de producción surgen de las crisis, en la búsqueda de cambios que mejoren la rentabilidad. Además técnicas de punta que se venían desarrollando con anterioridad a la crisis pero que no se habían incorporado a los procesos productivos por los costos de conversión o por razones institucionales.

Los empresarios que sobreviven a la crisis y empresarios nuevos que se incorporan desde el exterior comienzan un nuevo período de expansión, motivado por la recuperada rentabilidad a que lleva los cambios descriptos.

En resumen, la tasa de ganancias es el hilo conductor de la explicación del crecimiento y de la crisis. Pero la tendencial caída de la tasa de beneficio no se desarrolla en términos lineales y constantes: desciende gradualmente en períodos de crecimiento, se hunde repentinamente con el desencadenamiento de la crisis, se recupera sustancialmente una vez que se completa la destrucción de capitales y la baja del salario y se relanza el crecimiento. A partir de esta fase del ciclo la tasa de beneficio reinicia su descenso gradual.

Hasta aquí nuestras consideraciones se han enfocado en una economía cerrada. Si ahora examinamos como funciona una economía capitalista abierta al exterior, que es la norma general, existen mecanismos que pueden retardar estos efectos por fuera de este ciclo que hemos descripto: el comercio internacional y la exportación de capital son posibles compensaciones a la tendencia decreciente de la tasa de beneficio.

Hemos mencionado el tema de los salarios refiriéndonos a su disminución como consecuencia de la crisis. En las etapas de crecimiento los salarios reales se elevan, debido a que el aumento del uso de maquinarias (capital constante) intensifica el proceso laboral por lo que las necesidades de consumo de los trabajadores se incrementan, debido al mayor desgaste físico y a las necesidades educativas que las nuevas técnicas de producción conllevan.

Pero una vez que el crecimiento se transforma en crisis e incluso desde antes, al ver disminuir su tasa de beneficio, el empresario busca reducir los salarios para recuperar sus ganancias. Así las crisis conllevan una fuerte agudización de la tensión social, que mayor será cuanto mayor sea la crisis del sistema.

Pasando a un análisis cualitativo, la historia económica nos brinda la oportunidad de constatar los ciclos económicos aquí descriptos. Las crisis del sistema económico no dejan dimensión de la sociedad sin afectar y sus resoluciones, esto es la vuelta al crecimiento, implican cambios importantes en las estructuras del sistema aún cuando no cambien su funcionamiento básico.

3. La crisis en la historia del capitalismo

A escala global el capitalismo ha vivido períodos de expansión extensos quebrados por profundas crisis: el análisis de estos períodos de crecimiento y los cambios que produjeron las crisis permitirán una mejor comprensión de los fenómenos antes descriptos. Si bien la descripción que sigue es válida para los países hoy desarrollados, la globalización del capitalismo hace que estas etapas sean similares para el resto de los países.

El capitalismo naciente, en su fase industrial, conoció de un período de larga expansión entre 1760 y 1800. Es la época en que los comerciantes comienzan a invertir en talleres donde el trabajo se ha dividido en distintas tareas. La división del trabajo y la especialización de los trabajadores aumentan su productividad, incrementando fuertemente la generación de excedentes. La competencia entre las empresas existe pero no es intensa dado que se trata de un mercado que se crea y está en expansión formado por empresas de pequeño tamaño. La industria textil, en particular la de tejidos de algodón, es el sector dinámico en esta época.

La crisis abarca desde 1800 a 1848, en un largo período caracterizado por la intranquilidad social derivada de la situación de miseria a la que fueron llevadas la masas proletarias, explosiones sociales facilitadas por la nueva concentración en ciudades propias del proceso de industrialización en talleres.

La destrucción de sectores precapitalistas, el descenso de los salarios reales, el cambio del marco institucional y la implementación de nuevas técnicas de producción que estaban latentes, propician la salida de la crisis.

El nuevo período de expansión que va desde 1848 hasta 1873 se caracterizó por el aumento del tamaño de las unidades empresariales lo que permitió economías de escala y especialización. Las nuevas tecnologías de producción, ya no estaban basadas en las herramientas manuales de la etapa anterior sino en maquinaria industrial de gran porte, fueron a la vez causa y consecuencia de este aumento enorme de los tamaños de las empresas.

El abaratamiento constante de los transportes, en especial el surgimiento del ferrocarril, caracteriza la época que tiene como industria dinámica la siderurgia. El crecimiento de esta época de oro para el capitalismo condujo a una depresión de veinte años desde 1873 y que tuvo su punto más alto entre 1890 y 1893, al final de la cual los precios habían caído un 70% y la tasa de quiebra de empresas se había duplicado, crisis grave y global al punto de que fue llamada "la gran depresión", perdiendo su denominación sólo ante una crisis aún mayor: la iniciada en 1929.

Ahora el período de crecimiento se extiende desde 1893 a 1929 y en él se desarrolla la lucha entre las potencias industrializadas por asegurar ( u obtener nuevas) colonias y mercados (los primeros para asegurarse el suministro de materias primas para sus industrias, los segundos para poder colocar la producción siempre creciente resultado de la acumulación de capital ampliada), lucha que culmina con la Primera Guerra Mundial. Las empresas de mayor porte dejan, en alto porcentaje, de ser dirigidas por sus propietarios y familiares y se crean los niveles gerenciales con una mayor profesionalización, de esta manera continúa creciendo integrando la mecanización de la producción obteniendo enormes aumentos de productividad.

La revolución tecnológica cambia la vida de las personas y la economía mundial, la electricidad aparte de mejorar la calidad de vida, brinda una fuente de energía segura y potente a las empresas, el transporte y las comunicaciones acercan el mundo e incorporan nuevas zonas a la economía capitalista.

La gran crisis de 1929, iniciada en Estados Unidos pero global en su alcance, se extiende hasta 1941. La quiebra de empresas y la desocupación alcanza valores récord, la pobreza se extiende por todos los países a la vez que disminuyen dramáticamente los salarios reales. La crisis se vio potenciada por una especulación financiera sin precedentes que propulsó el precio de las acciones en la década del 20 e hizo eclosión en el día negro del 29 de octubre.

La expansión iniciada en 1941 (aunque sus reales efectos se visualicen en la posguerra debida a la enorme magnitud del conflicto bélico) continuará hasta 1973. Se le ha denominado la "edad de oro del capitalismo" debido a su duración y a las tasas de crecimiento logradas. Las empresas líderes adquieren una escala internacional y la organización de las mismas es multinacional, pero aún no globalizada sino multidoméstica. El desarrollo tecnológico se apoya ahora fuertemente en la ciencia, crecen o se crean dentro de las empresas, de los gobiernos y de las universidades, áreas de investigación y desarrollo.

El crecimiento inexorablemente lleva a la crisis, que comenzará en 1973 y que, para algunos autores se extiende hasta 1990. A la depresión se le suma la inflación, en un fenómeno inédito en el capitalismo y que destroza el sistema keynesiano.

El crecimiento se retomará con fuerza, por casi una década, a partir de 1992 mediante la combinación de una profunda reconversión tecnológica y de gestión que elevó la productividad de la mano de obra y mejoró la utilización de los activos (donde, obligado es decirlo, el mercado cedió lugar a la creciente planificación de las empresas, siguiendo el modelo japonés), un abaratamiento del costo de las materias (y en especial el petróleo, el precio de las materias primas no petroleras se recuperaron en la segunda mitad de la década del 80 luego de una prolongada reducción, para volver a disminuir en los 90) y la contención de los costos laborales de la mano de la tercerización y subcontratación así como de la fragmentación geográfica de los procesos productivos para explotar ventajas de localización.

4. Modelo ampliado de ciclos económicos

  • La dinámica del crecimiento

La economía del sistema capitalista, a diferencia de los sistemas que la precedieron, presenta una gran dinámica que sólo puede ser descripta mediante modelos donde el cambio en el tiempo tiene una gran importancia. La última de estas dinámicas, descripta en la teoría del valor y con la formación de precios debido a los movimientos de capitales entre las industrias en busca de la mayor rentabilidad, no es objeto del presente estudio.

Para los economistas clásicos el largo plazo es caracterizado como un dinámico y turbulento proceso en el cual la movilidad de capital entre las industrias tiende a ecualizar la tasa de ganancia entre los diferentes sectores fundamentales. Aunque la tendencia secular es a la baja, la tasa de beneficio a largo plazo traza ciclos en su evolución que son el origen de fases expansivas y fases depresivas de la economía, en cada una de las cuales la tasa de ganancia dibuja ciclos más cortos y de menor altura.

A los períodos de tiempo en que la tasa de ganancia es menor que un valor mínimo, que surge de comparar alternativas de riesgo y rentabilidad, le corresponde una fase depresiva o crisis, mientras que en las otras etapas, donde hay posibilidades de reinvertir los beneficios con rentabilidad superior a la exigida, el crecimiento económico está presente. El modelo matemático que se presenta a continuación da cuenta de esta dinámica.

  • Un modelo de ciclos económicos basados en la tasa de beneficio

En el modelo básico y sus diversas ampliaciones hemos considerado que el empresario adelanta dinero para pagar el capital constante (medios de producción y materia prima) que compra y el capital variable (fuerza de trabajo) que contrata. Sin embargo, con la finalidad de simplificar la resolución matemática del modelo, al estudiar el comportamiento que sigue para su inversión consideraremos que adelanta el capital constante y el pago de los salarios lo realiza al final del período de producción por lo que su tasa de beneficio es:

b= S/K (1)

Introduciendo la tasa de obtención de excedentes y reordenando la ecuación:

bK= S= mwL (2)

Recordemos que al considerar el progreso técnico en el sistema económico actual es sesgado en cuanto a que está dirigido al ahorro de mano de obra para reducir los costos de producción, incrementando el capital constante utilizado. Este progreso técnico lo podemos incorporar por medio de las productividades laborales y del capital:

( = Y/L

> = Y/K

De dónde:

g=Y"/Y

L"/L=g-(

K"/K=g-> (3)

Por otra parte, dado que el aumento de la productividad laboral es decreciente con el tiempo, a partir de cierto momento de la evolución del capitalismo los incrementos relativos de productividad laboral son menores que los incrementos relativos de la producitividad del capital constante necesario para lograrlos:

((( > (((

De la expresión (8), aplicando logaritmos, derivando y sustituyendo por las expresiones (9):

b"/b+(g-()=(g-()

b"/b=((-() (4)

Obsérvese que de las expresiones han desaparecido la tasa de obtención de excedentes y el salario real, esto es debido a que se han considerado en el desarrollo modelo como constantes cuya derivada con respecto al tiempo es nula. Estos supuestos no se corresponden con la realidad, la tasa de obtención de excedentes ha aumentado con el tiempo y especialmente tiene un aumento brusco en épocas de crisis. Además los salarios reales han fluctuado con el crecimiento y las crisis, como ya se ha descrito. Ambos supuestos serán analizados una vez resuelto el problema básico.

Como

K"=I,

Tenemos:

g- (=I/K=(I/B)(B/K)=(b (5)

Donde ( es la proporción de los beneficios ahorrados (y reinvertidos) por los empresarios y B son los beneficios de los empresarios, o de otra forma, los excedentes S generados.

Aplicando logaritmos y derivando la expresión (5):

g"/(g-()=b"/b

Sustituyendo (9) resulta:

g"=((-()g-((-()(=F(g) (6)

Hemos obtenido una ecuación diferencial autónoma lineal no homogénea, ya que el tiempo no juega un rol explícito en la misma (sí implícito, dado que la tasa de crecimiento de la economía depende del tiempo.) Pasaremos a resolverla para estudiar el comportamiento de las soluciones, su existencia y estabilidad.

La solución general de la ecuación lineal homogénea asociada es:

g(t)=goe((-()t

Donde go es una constante positiva que puede ser determinada a partir de una condición inicial o un valor conocido de la tasa de crecimiento en un momento dado.

Una solución particular de la ecuación no homogénea es constante, surge de igualar F(g) a 0, y dado que ( es distinto de (:

g=(

La solución general es entonces:

g(t)=goe((-()t+( (7)

Obsérvese que:

  • a) el exponente de e es negativo, debido a que (0 por lo que la tasa de crecimiento es decreciente, a partir de un valor inicial (go+()

  • b)  g(( cuando t(+(, con ( g > g2

    Por lo que el sector productor de maquinarias es más dinámico que el sector productor de bienes de consumo.

    Sustituyendo las expresiones de las tasas de crecimiento sectoriales (24) en las ecuaciones (22) y (23) que describen el movimiento del sistema:

    K1(g-()+K2(g-() = S-wL1(g-()-wL2(g-()

    Efectuando operaciones e introduciendo los valores agregados para la economía del capital constante y variable, K y wL:

    Kg-(K1-(K2 = S-(wLg-wL1(-wL2()

    Reagrupando términos similares:

    (wL+K)g = S+(wL1+K1)(+(wL2+K2)(

    Despejando la tasa de crecimiento de la economía:

    g = [S/(wL+K)] +[(wL1+K1)/(wL+K)](+[(wL2+K2)/(wL+K)]( (25)

    Ecuación que nos indica que la tasa de crecimiento de una economía depende de los excedentes obtenidos (y reinvertidos) y de las tasas de crecimiento de la productividad laboral y del capital.

    La expresión (25) se puede escribir considerando la tasa de beneficio de la economía definida por la expresión (12):

    g = b +[(wL1+K1)/(wL+K)](+[(wL2+K2)/(wL+K)](

    La expresión obtenida para la tasa de crecimiento en este modelo de 2 sectores es similar a la calculada para el modelo con un sólo sector y que transcribimos aquí:

    g=b+[(wL(+K()/(wL+K)]

    A pesar de la similitud con la expresión de la tasa de crecimiento para el modelo de un sólo sector, obsérvese que es una expresión más compleja que permite visualizar con mayor claridad que la tasa de crecimiento económico depende del peso que en la economía tienen los sectores productores de maquinaria y de bienes de consumo

    La tasa de crecimiento de una economía depende entonces de la tasa de beneficio que obtienen los empresarios en la misma más las tasas de crecimiento de la productividad del capital y laboral ponderadas cada una de ellas por el peso relativo de cada sector (medios de producción y bienes de consumo) en el total de la economía.

    Una expresión equivalente se obtiene introduciendo en (22) los beneficios de los empresarios de cada sector:

    wL1+K1 = B1 / b

    wL2+K2 = B2 / b

    Y de la expresión (18) de la tasa de beneficio de la economía:

    wL+K = S/b

    Combinando las expresiones obtenemos la tasa de crecimiento en función de la proporción de los beneficios de cada sector con respecto a los excedentes generados:

    g = b+(B1/S)(+(B2/S)( (26)

    • La apertura comercial

    La teoría clásica, como la realidad, visualiza la competencia internacional de la misma forma que la competencia interna en una economía: los empresarios compiten sobre la base de precios relativos que son determinados por los costos reales de producción. Es la posición competitiva del país, medido por sus costos reales, la que determina sus resultados en el comercio internacional.

    Los términos de comercio se relacionan fuertemente con el comportamiento de las tasas de cambio. El punto de partida del enfoque clásico es el reconocimiento de que en los términos internacionales de comercio con precios internacionales relativos, la competencia entre empresas es liderada por los productores de menores costos relativos.

    El desarrollo que se presenta a continuación, adaptado a nuestro modelo básico, está basado en Shaikh (2002) y a los supuestos que asumiéramos en el modelo básico debemos agregar el de la uniformidad de las tasas de beneficio a escala internacional. Para que esta condición se cumpla es necesaria la movilidad internacional del capital: los flujos de capital en busca de inversiones rentables provocan (al igual que en la economía cerrada) una tendencia a igualizar las tasas de beneficio, para lo cual Shaikh demuestra que no son necesarios ni grandes flujos de capital para lograr este efecto ni inversiones directas, alcanza con la movilidad de los capitales financieros en pequeños flujos.

    Si bien mantendremos la terminología utilizada hasta el momento, dada la similitud de significados, las ecuaciones se aplican a una empresa productora de bienes y en particular el empresario utiliza una técnica de producción que busca minimizar sus costos totales, de acuerdo a la ecuación:

    Y= wL+(K+S

    Para tener en cuenta los precios relativos introduciremos un cambio menor en la notación, por lo que Y denotará el volumen físico producido mientras que p será el precio de venta para ese productor:

    pY= wL+(K+S

    Una forma equivalente de escribir esta ecuación es recordando que los excedentes son los beneficios del empresario por lo que si b es la tasa de beneficio:

    S = b (wL+K)

    Sustituyendo y agrupando términos:

    pY = (1+b) wL + ((+b)K (27)

    Obsérvese que la expresión (27) depende ahora de la cantidad de trabajo directo que requiere la técnica, de la maquinaria utilizada y de la tasa de beneficio.

    Transformaremos esta ecuación aproximándola por el método de costos laborales unitarios verticalmente integrados, método al cual hiciéramos referencia en capítulos previos con el nombre de "trabajo predatado": el capital constante es a su vez un producto fabricado a partir de otra cantidad de capital variable (mano de obra), capital constante (maquinarias y, aunque aquí no la estamos considerando, materia prima) y beneficios (que tienden a la tasa general de beneficios de la economía en un momento dado aunque con diferencias al interior de la industria de acuerdo a su eficiencia productiva):

    K=(1+b1)wL1+((+b1)K1

    A su vez K1 se puede sustituir de la misma forma y así continuar la cadena de sustituciones hasta llegar a una expresión en donde el precio de un producto puede ser descompuesto en la suma de costos laborales directos (de su proceso de producción actual) e indirectos (de los procesos previos verticalmente integrados), multiplicados por un promedio de las tasas de beneficios, que surge de considerar que los diferentes excedentes se generan a su vez en distintos momentos de tiempo.

    El precio relativo de dos mercaderías depende, por lo tanto, de las relaciones de costos laborales y tasas de beneficio promedios, considerando que el salario real w no ha sufrido cambios a lo largo del tiempo que ha insumido este proceso iterativo.

    Podemos asumir su constancia relativa a precios internacionales en tanto se mantenga el tipo de cambio d la moneda local. Como cada tasa de beneficio verticalmente integrada es un promedio ponderado de las tasas de beneficios de las industrias que intervienen directa e indirectamente en su producción, se encuentra que la dispersión de tasas de beneficios promedios verticalmente integrada es pequeña, lo cual hace que la relación de precios entre dos mercaderías está dada, con buena aproximación, por los costos laborales verticalmente integrados:

    pi / pj = vi / vj (28)

    Donde p denota precios unitarios, v costos laborales verticalmente integrados para los productos i, j, costos laborales que dependerán de la productividad de las industrias involucradas (dadas las técnicas de producción utilizadas) y de los salarios pagos a los trabajadores.

    Para extender este principio a escala internacional, sólo es necesario introducir la tasa de cambio nominal e (expresada como la relación entre moneda extranjera y moneda doméstica), y ahora p, p* designan los precios de bienes extranjeros y domésticos así como v, v* los costos unitarios verticalmente integrados de esos bienes, expresados en la misma moneda común. La ecuación se mantiene (28), adaptada su notación al caso internacional, en cuanto las tasas de beneficio internacionales sean similares (que surge de la ya descripta tendencia a su igualización.)

    El tipo de cambio real er en términos de precios de bienes comercializables está dado por:

    er = p e / p* = v /v* (29)

    Sujetos a la competencia internacional, los precios de los bienes comercializables (parte de los bienes totales que produce un país) tienden a ecualizarse en moneda común, por lo que introduciendo el subíndice T para designar estos bienes:

    pT e = pT* (30)

    Escribimos el costo laboral unitario verticalmente integrado real como:

    vr =v / p

    Donde p denota el índice de precios al consumo.

    Considerando la relación entre los precios generales de la economía y los precios de los bienes comercializables internacionalmente (transables) (:

    (= p / pT (31)

    Combinando las ecuaciones (29), (30) y (31):

    er = (vr / vr*) (( / (*) (32)

    Ecuación que implica que los precios internacionales relativos de los bienes comercializables, que determina en el largo plazo la tasa de cambio real, están regulados por los costos laborales reales verticalmente integrados ajustados por el contenido comercializable/no comercializable de la economía.

    Si el grado de desarrollo capitalista de los países donde se sitúan las empresas es muy diferente y si las empresas de un país, en un sector, tienen menores costos debido a una mayor productividad resultado de su mayor desarrollo tecnológico, o tienen menores costos salariales debido al nivel de vida de la población y a la tasa de cambio, entonces un país podrá incrementar su producción mientras que el otro disminuirá considerablemente la producción.

    • 5.  La economía primaria con servicios a la región (1973-2000)

    • Introducción

    Este capítulo tiene como fin dar un ejemplo del rol que tiene el estado en la acumulación de capital mediante un análisis de políticas activas de crecimiento del país, el cual es asegurar las condiciones para que exista un crecimiento suficiente para lograr el objetivo privado de la acumulación de capital. Debemos tener en cuenta que el desarrollo de sectores claves de la economía ha sido encarado por el estado y las empresas privadas.

    Tendremos lugar a una breve síntesis histórica de la evolución económica mundial en décadas recientes. Y luego con una exploración de las trayectorias de crecimientos seguidas por países de similar tamaño con Uruguay, como Chile, Nueva Zelanda e Irlanda. En los anexos, se describen sintéticamente los antecedentes históricos de cada país hasta la crisis de los años 80, las políticas económicas que se implementaron y el marco institucional interno en que se llevaron a cabo.

    Por el momento, el nivel de vida de los trabajadores y de la población en general aumentó, y por ende, también se incrementaron las diferencias de riqueza entre los distintos grupos sociales.

    Al desarrollar Uruguay, se presenta el proceso económico de la última década en forma sintética. Se describen los resultados alcanzados por las políticas implantadas por los sucesivos gobiernos, y como el país se precipito en una crisis que ha sido calificada como la más grave de la historia moderna de Uruguay.

    • Caracterización del capitalismo mundial en la época

    La larga expansión económica en los países desarrollados comenzó en la posguerra y llegó a su fin en 1973. Con la continua disminución de la tasa de beneficio de las empresas y el aumento del trabajo improductivo y el consumo social, también disminuyeron la reinversión y el crecimiento. Institucionalmente, la financiación del déficit norteamericano, debidos a gastos por guerra en Vietnam y bajo crecimiento en la productividad, hizo crecer la abundancia de dólares y con ello la desconfianza en la moneda norteamericana y los tipos de cambio fijos.

    Las crisis y la especulación se hicieron frecuentes a partir de 1971. La movilidad del capital redujo el control que tenían los gobiernos sobre su economía y una inflación creciente actuó como mecanismo redistribuidor de ingresos. Los problemas del capitalismo eran de oferta. El detonante de la crisis fue el shock petrolero del 73, sin embargo esto no fue el causante. La caída del sistema monetario y las devaluaciones sucesivas de la moneda norteamericana implicaron una importante pérdida de riqueza en los países exportadores de petróleo.

    En los países no petroleros, su balanza de pago se deterioró debido a la influencia conjunta de la recesión que provoco la baja en la demanda de sus productos de exportación y el aumento en los precios del petróleo. Por esta razón, estos países aumentaron su deuda externa y su dependencia del capital financiero, por lo que llegaron a implementar políticas de ajuste para la década de los 80, las cuales significaron enormes transferencias de excedentes desde los países pobres a los ricos, empobreciendo su población y disminuyendo considerablemente el crecimiento económico entre 1982-1989.

    Desde el Estado de un país desarrollado, fue implementada una política económica luego de la crisis del petróleo para cambiar las condiciones del sistema económico mundial que ayudara a la recuperación de la rentabilidad de las empresas multinacionales. Se profundizó la nueva división internacional del trabajo: productos industrializados se sustituyó por un esquema ternario, con países internacionalmente proveedores de materias primas y alimentos, países exportadores de productos industrializados de bajo y medio contenido tecnológico con alto contenido de mano de obra y países proveedores de medios de producción y servicios de alto contenido tecnológico. No todos los países se adaptaron a esta nueva división, como es el caso de Brasil, por mantener fuertes diferendos comerciales con Estados Unidos.

    La política restrictiva monetaria norteamericana provocó la sobre valuación del dólar y altas tasas de interés cuyo afecto final fue agravar la recesión. La restricción de la demanda disparó la crisis de la deuda en 1986. Las políticas económicas y la caída de los precios del petróleo en 1986 provocaron un periodo de crecimiento corto que terminó en 1987 con la crisis bursátil.

    El crecimiento se retomará con fuerza, por casi una década, a partir de 1992, donde se elevó la productividad de la mano de obra y mejoró la utilización de los activos, un abaratamiento del costo de las materias (en especial del petróleo) y la contención de los costos laborales de la mano de obra de la tercerización y subcontratación.

    La década de los 90 es la del avance de la globalización que define un nuevo perfil en el sistema económico mundial. Progresan las fuerzas productivas debido al avance de la tecnología, se expanden las nuevas técnicas de gerenciamiento. Se refuerza la apertura comercial, se forman espacios económicos supranacionales de evidente regionalización, se liberaliza el flujo de capitales. Las empresas multinacionales pasan a constituir la unidad básica de la economía mundial. Mientras que las empresas publicas comienzan a ser adquiridas por el capital extranjero multinacional en asociación con empresarios locales.

    • Análisis comparativo de casos

    Chile, Nueva Zelanda e Irlanda son tres casos de países pequeños con relación a la cantidad de habitantes, proveedores históricos de productos primarios, que intentaron a mediados del siglo pasado un desarrollo basado en el mercado interno que fracasó en la década del 70. También tienen en común que la clase dominante en cada país visualizó que el camino de la acumulación de capital pasaba por asumir un rol adecuado en la nueva división internacional del trabajo. En cada uno de los países nombrados anteriormente, se adoptó un modelo basado en la exportación como medio de obtención.

    En todos los casos quien invirtió fue el empresario privado, que recibió los frutos principales del nuevo modelo de desarrollo. El Estado intervino decididamente en la promoción del crecimiento a través de múltiples políticas activas.

    El modelo de crecimiento capitalista, demuestra que la tasa de crecimiento depende positivamente de los beneficios de las empresas productivas.

    Del modelo teórico clásico se puede concluir lo siguiente:

    • La reducción de los costos salariales unitarios y la disminución del consumo social y del gasto público, implico el aumento de la generación de excedentes disponibles para la inversión.

    • La estrategia de expansión de las exportaciones, logró desarrollar sectores rentables donde invertir el ahorro interno y el de las empresas transnacionales atraídas por las ventajas ofrecidas en estos países.

    Los tres países desarrollaron o mantuvieron el funcionamiento de una economía con instituciones y prácticas que facilitaron la acumulación de capital. Liberta de empresa sin discriminación entre nacionales y extranjeras, bajo nivel de corrupción. Concretaron una fuerte apertura comercial complementada con la firma de acuerdos de libre comercio con países claves como destino de la exportación de sus productos.

    Los objetivos no fueron solamente retomar el crecimiento, los tres sufrían de un fuerte déficit de la balanza de pago, por lo que un objetivo complementario fue lograr el equilibrio de la balanza. En todos los casos se ajustó desde un comienzo la tasa de cambio. Las fuertes devaluaciones tuvieron por efecto disminuir los costos de las empresas en dólares y reducir inicialmente la demanda interna. Se complementó la reducción de los costos salariales en dólares por una política laboral. Luego con la dinámica de la acumulación se recompuso fuertemente el poder negociador de los trabajadores, permitiendo aumentos en el salario real.

    La inflación se controló en todos los casos con la disminución del déficit fiscal y la creación de bancos centrales autónomos. El déficit fue abatido vía reducción de salarios públicos, disminución de montos de beneficios para desempleados y endurecimiento de las condiciones para acceder a los mismos. El Estado se achicó y cedió las aéreas rentables a la explotación de capitales privados.

    La disminución del consumo público y privado incrementó la tasa de ahorro interno, alcanzando tasas históricamente elevadas para cada país. El ahorro interno fue complementado por la atracción de inversión extranjera directa a las ramas de la economía con mayor capacidad exportadora.

    Los tres países eliminaron restricciones a las divisas extranjeras y liberalizaron los mercados financieros, se adoptaron regímenes liberales para repatriación de beneficios y se firmaron convenios impositivos con terceros países. Lo cual implicó la baja de los tipos de interés.

    El Estado intervino en el desarrollo de infraestructura apropiada para soportar a los exportadores. También apoyó modificando los sistemas educativos, coordinó los ámbitos públicos y privados y transfirió recursos para la investigación científica y el desarrollo tecnológico en sectores seleccionados por su potencial exportador. Las empresas transnacionales invirtieron mejoraron la tecnología y aportaron su red de distribución y clientes.

    La interacción con los mercados internacionales ha desarrollado un empresariado entrenado y con gran capacidad de adaptación, ha modernizado los servicios de apoyo, ha promovido la creación de empresas locales pequeñas y medianas que trabajan para las grandes empresas exportadoras. También debe hacerse notar, que gran parte de la investigación y el desarrollo no se realiza en el país donde se produce sino donde reside la casa matriz o aún en terceros lugares concentrados o distribuidos.

    Los países analizados lograron sus objetivos en cuanto a retomar el proceso de acumulación, redundando en una tasa positiva de crecimiento del PBI per cápita, objetivo principal de los cambios realizados. Pero también lograron con éxito alcanzar los objetivos complementarios de estabilizar la balanza de pagos y disminuir la deuda externa.

    Nueva Zelanda es el país que creció más lentamente de los tres. La tasa de crecimiento anual fue de 2,1% en la década de los 90 por la menor tasa de ahorro y el desarrollo de sectores rentables tradicionales. La producción exportadora se diversificó en bienes y destinos, ampliándose sus mercados.

    Chile obtuvo altas tasas de crecimiento, un promedio del 5,5% anual durante los 15 años siguientes a la salida de la crisis, partiendo de un bajo ingreso per cápita. A partir de allí, sus tasas de ahorro fueron elevadas en relación con el PBI y el desarrollo de nuevos "polos de crecimiento" más la mejora de sectores tradicionales permitieron invertir con rentabilidad generando crecimiento. De esta forma Chile mantuvo, amplió y perfeccionó su rol de proveedor de productos primarios en los mercados mundiales, con una alta diversificación en productos y mercados.

    Irlanda es el país que logró las mayores tasas de crecimiento de los tres casos, un promedio del 7,1% anual entre 1991 y 2000. Sus tasas de ahorro se elevaron consistentemente contando con una fuerte inversión extranjera directa. Irlanda cambió al papel de exportador diversificado de bienes industriales con alto valor agregado y demanda dinámica, a la utilización de su joven y calificada mano de obra como base del desarrollo económico.

    • El proceso económico reciente en Uruguay

    El período dictatorial iniciado en 1973, significó la toma de medidas para recuperar la tasa de beneficio de las empresas y la reinserción de Uruguay en la nueva división del trabajo. El modelo de acumulación que la dictadura militar y los gobiernos que le sucedieron implementaron en Uruguay presenta fuertes diferencias en aspectos claves.

    La economía uruguaya es de base capitalista, con instituciones y prácticas que se caracterizan por un bajo nivel de corrupción, libertad de empresa sin discriminación entre nacionales y extranjeros, funcionamiento razonable del Poder Judicial con protección de la propiedad privada y del cumplimiento de los contratos. En particular el cumplimiento puntual de las obligaciones financieras externas e internas del sector público forjó una imagen respetable para el país en el ámbito regional e internacional.

    Uruguay concretó una apertura comercial: en 1989 las tarifas sobre las importaciones variaban entre un máximo del 40% y un mínimo del 10%. Desde 1990, el Gobierno comenzó a reducir estas tarifas: en enero de 1995 las tarifas sobre las materias primas que no se producen internamente se habían fijado en un entorno del 2-6%, las tarifas sobre bienes intermedios en un 8-16% y las tarifas sobre bienes al consumo en un 10-20%. Lo que es más importante, el Gobierno redujo sustancialmente las barreras no arancelarias, incluyendo los precios de referencia y los precios mínimos de importación sobre los que se aplican las tarifas. Uruguay fundó con Argentina, Paraguay y Brasil el MERCOSUR, un acuerdo de integración que se propuso una amplia liberalización del comercio intrarregional y la adopción de políticas comerciales comunes. Uruguay no liberó el tipo de cambio y mantuvo una fuerte apreciación de la moneda en la mayor parte del período 1973-2001.

    La política económica de la década de los 90, utilizó un ancla cambiaria con el dólar en un sistema de "crawling peg": implicó la suba de los costos en dólares para las empresas.

    La disminución de los salarios fue uno de los puntos claves de la política económica. Con la dictadura militar (1973-1984), los salarios reales y las jubilaciones tuvieron una drástica caída. La contención del salario real en la década de los 90, se buscó mediante la desregulación laboral, llevada a cabo a través de la precarización de las condiciones de trabajo.

    La lucha contra la inflación no logró un éxito sostenido hasta la década del 90 con la implementación del mencionado Plan de Estabilización. La base del Plan fue la utilización de un ancla nominal con el dólar para la variación de los precios internos.

    Para la reducción del déficit público se intentaron: privatizaciones, desmonopolizaciones, disminución de beneficios del Estado de Bienestar. El Estado redujo su participación directa en la producción.

    Esta misma resistencia, implicó el bloqueo de las privatizaciones generalizadas, una lenta desmonopolización de actividades y una reforma de la seguridad social muy disminuida. Ante la imposibilidad de lograr un ajuste drástico del nivel de gasto público, los sucesivos gobiernos optaron por reducir gradualmente la plantilla de funcionarios.

    El déficit fiscal se redujo tendencialmente con relación al PBI entre 1985 y 1998, pero la mayor causa de esta reducción fue el persistente incremento de la recaudación tributaria por la mayor actividad económica, por el aumento de la presión impositiva aplicado mediante sendos ajustes fiscales y por la renegociación del servicio de la deuda externa, en el marco del Plan Brady, obteniéndose la reestructuración y reducción de los saldos adeudados.

    Se fomentó la inversión extranjera, mediante la Ley de Inversiones de 1988 y regímenes especiales para el sector turístico, forestación, vitivinicultura y riego, además de la adopción del marco legal para la creación de Zonas Francas. Se crearon incentivos a la exportación, reembolsos y reducción de aportes patronales de la mano de obra.

    La década de los 90 significó un crecimiento económico en tasas que Uruguay no alcanzaba desde la época de sustitución de importaciones en los 40. Dicho crecimiento se dio en un marco de reestructuración productiva en el contexto de la integración regional en el Mercosur y con la profundización de la apertura comercial.

    Las condiciones de rentabilidad y seguridad resultaron atractivas para el ingreso de capitales tantos productivos como especulativos. Con respecto a los primeros, la inversión acompañó el proceso de recomposición productiva localizándose en el sector forestal, la carne, hotelería, y transporte entre otras.

    En 1990 ningún sector no industrial era controlado por empresas transnacionales en Uruguay en más del 50%, en 1998 el capital extranjero era mayoritario en las grandes empresas de transporte y almacenaje, comercio mayorista y minorista, construcción e ingeniería, forestación. En el sector industrial las empresas transnacionales realizaron una vasta compra de empresas.

    La reestructuración industrial de la década del 90 implicó la reducción de la ya escasa producción de bienes de capital, maquinaria agrícola, vehículos e instrumental científico, incrementándose la importación de esos bienes. Entre 1990 y 1995 el déficit comercial en estas ramas industriales claves para el desarrollo capitalista se duplicó. En el balance de ramas industriales, Uruguay sufrió en el período una importante disminución de su producción manufacturera.

    En el sector agropecuario el proceso liberalizador y aperturista avanzó desigualmente a partir de una situación estancamiento de la ganadería y con la protección de los cultivos agrícolas dedicados al consumo interno que se desarrolló en los años 50. Los resultados fueron dispares y dependientes de la capacidad de competencia de cada sector y de la demanda mundial para el mismo.

    En los cultivos, sectores como cebada y girasol tuvieron crecimientos importantes mientras que se estancaron los de maíz, sorgo y soja, la producción de trigo se redujo drásticamente y se concentró haciendo desaparecer la pequeña producción familiar.

    El impactante crecimiento de la forestación a partir de 1990 ha determinado la existencia de 2 millones de hectáreas explotadas.

    El detrimento de la producción de bienes industriales fue acompañado de un fuerte aumento en el proceso de intermediación productiva, dinamizando las áreas de comercio, financieras, transportes y turismo.

    El capital no productivo tuvo un crecimiento espectacular debido al aumento de la riqueza argentina en esos años y al creciente rol de servicio financiero uruguayo para la región, confiable y discreto. La liberalización del flujo de capitales creó inestabilidad en los países subdesarrollados. El crecimiento económico alcanzado hasta 1998 respondió en buena parte a las condiciones económicas de la región el cono sur.

    El crecimiento económico del país tenía su talón de Aquiles en los procesos de especialización y pérdida de competitividad. Hemos visto, que la tasa de cambio real sostenible es la que corresponde a la posición competitiva relativa de un país, medida por sus costos laborales unitarios reales. El flujo de capitales puede mantener por un tiempo más o menos prolongado una tasa de cambio distinta de la que se deriva de la relación de valores de los bienes producidos doméstica e internacionalmente.

    La súbita devaluación de la moneda en Brasil en 1999 desencadenó un proceso que afectó severamente la capacidad de competencia bilateral y retrajo la demanda de sus dos principales socios comerciales. A partir de principios de 1999 la economía uruguaya desmejoró notoriamente, entrando en la fase de aguda recesión que aún hoy continúa.

    El panorama adverso se ensombreció aún más a consecuencia del colapso argentino a comienzos del 2002 que paralizó la corriente comercial entre ambos países platenses, cayendo los ingresos por turismo en Uruguay y disparando una crisis financiera con el retiro masivo de depósitos de no residentes primero y luego de algunos residentes, por desconfianza en la capacidad de cumplimiento de sus obligaciones por parte del Estado uruguayo agravado por el mantenimiento a ultranza de un tipo de cambio controlado.

    • El rol del Estado uruguayo

    Uruguay al igual que Irlanda, Chile y Nueva Zelanda logró cifras importantes de crecimiento en el período 1985-2000, elevadas cuando se compara con la historia económica del país. Sin embargo el crecimiento del PBI fue significativamente menor que el obtenido por Irlanda y Chile y similar al registrado en Nueva Zelanda. Más decisivamente, ninguno de ellos ha sufrido una crisis tan profunda como la que hoy exhibe Uruguay.

    Uruguay en forma similar propició un "correcto" ambiente de negocios a través de la legislación y la estricta separación de poderes. Se realizó una apertura comercial complementada con acuerdos de libre comercio con países importantes como destino de sus exportaciones. Los sucesivos gobiernos controlaron la inflación que se había disparado a principios de los 90, liberalizaron el flujo de capitales desde épocas tempranas, promovieron la localización en el país de inversiones extranjeras e incentivaron nuevos sectores económicos.

    El tipo de cambio se mantuvo elevado en casi todo el período, la apertura comercial distó de ser gradual y no se buscaron mecanismos para mitigar sus efectos inmediatos sobre el tejido industrial, se mantuvo un déficit fiscal. Por parecidas y otras razones no se apoyó la investigación científica y técnica ni aún la dirigida a los sectores que debían impulsar el crecimiento económico del país.

    Consolidó la inserción internacional del país en la nueva división internacional del trabajo como un proveedor de materias primas y productos alimenticios. La creación de riqueza en el país y su exportación está basada en productos de bajo contenido tecnológico, con reducida capacidad de generación de empleo, con baja diversificación, de demanda poco dinámica y de pobre comportamiento de precios. Se produjo un proceso de desindustrialización con restitución de importaciones, reduciendo y desarticulando el ya escaso e inconexo tejido industrial, beneficiando a los sectores comerciales y financiero. Como consecuencia, las tasas de crecimiento en períodos largos fueron bajas.

    Para un crecimiento sostenible, es necesario generar un incremento de los excedentes que se reflejan en mayor ahorro interno con relación al PBI. La inversión de estos ahorros complementados con la inversión extranjera directa es crucial para el crecimiento. El elevado tipo de cambio contribuyó a disminuir la rentabilidad de las empresas volcadas a la exportación o con productos competitivos con la importación, especialmente una vez que las monedas de los países vecinos se devaluaron. El bajo nivel de ahorro de la economía continuó y en su momento máximo alcanzó el 13,4% del PBI, muy por debajo de valores internacionales. La inversión bruta interna si bien se incrementó significativamente.

    Para lograr el crecimiento económico es necesario contar con sectores donde invertir con rentabilidad. El desarrollo de nuevos polos de crecimiento fue escaso y se agotó en la medida que la inversión en capital constante creó una capacidad que excedió las posibilidades de la demanda externa e interna.

    En el ámbito macroeconómico, el modelo de exportación de productos primarios y servicios regionales ha sido aplicado con políticas inconsistentes: se mantuvo un alto tipo de cambio a la vez que se mantuvo un alto déficit fiscal y de cuenta corriente.

    Para agravar la situación, la liberalización del flujo de capitales, resultó catastrófica al momento de la crisis ya que la corrida bancaria de julio del 2002 implicó que en ese año se transfirieran al exterior neto fuera de 2.627 millones de dólares, la cuarta parte del Producto Interno Bruto.

    En el ámbito de las políticas sectoriales, el soporte del Estado fue débil, con una baja inversión en ambos rubros y falta de coordinación con las empresas privadas, dando lugar a un posicionamiento pasivo.

    No se invirtió en infraestructura para apoyar al sector exportador y a los nuevos polos que se pretendían desarrollar. En cada ajuste fiscal se disminuían los montos destinados a inversiones y no se acometió la reforma del injusto e ineficiente sistema impositivo para que el sector público pudiera desarrollar las funciones de apoyo y regulación básicas para el crecimiento.

    Con relación al soporte del Estado en el desarrollo tecnológico, tres graves debilidades ha presentado el sistema de innovación uruguayo: en primer lugar, el retiro del Estado de un área clave como la tecnológica. En segundo lugar se observa que los recursos dedicados a la inversión en ciencia y tecnología en Uruguay fueron sumamente bajos. Como tercer elemento, la ausencia de instrumentos eficaces de incentivo de las actividades de CTI de las empresas lo que implicó la disminución de la actividad de las ramas industriales de medios de producción.

    Por otra parte, la ausencia o debilidad de un sistema institucional de promoción a las exportaciones, completaron el panorama de soporte débil al proceso de crecimiento nacional por parte del Estado, sea por razones de desinterés, imposibilidad, incapacidad, por responder a intereses de sectores no productivos o por clientelismo político en que incurrieron los gobiernos del período analizado.

    El Estado uruguayo en la década de los 90 cumplió con su rol sustancial en la economía capitalista: un entorno social e institucional que favorezca la existencia de excedentes y posibilite su apropiación por el empresario. Sin embargo, fue mayor su capacidad en asegurar lo segundo que en lograr lo primero en forma sostenible, logrando resultados en el corto plazo sacrificando las posibilidades de desarrollo en el largo, por lo que el sistema económico desembocó en una profunda crisis al fin del milenio.

    • 6.  Síntesis de la Sección

    La intervención del Estado ha crecido a lo largo de la historia del capitalismo por la necesidad de favorecer la reproducción de un sistema cada vez más complejo. Así al papel sustancial del Estado se ha agregado el asegurar las condiciones para que exista un crecimiento económico suficiente para lograr la reproducción ampliada del capital.

    La internalización del capital, la competencia creciente por los mercados internacionales, el creciente costo de investigación, desarrollo y adopción de nuevas tecnologías, las grandes obras de infraestructura, la competencia internacional y la necesidad de expandir los mercados, la creciente escasez de recursos estratégicos, la incrementada complejidad de preparación de la fuerza de trabajo explican la complejidad del sistema que hace necesaria un rol cada vez más activo del Estado.

    El modelo básico se amplía ahora para estudiar factores que soportan el crecimiento económico y que dependen de las políticas del Estado. El capitalismo moderno son los sectores productores de maquinarias los que monopolizan el progreso tecnológico determinando que las técnicas de aplicación óptimas se desarrollan para la economía específica en la cual se insertan.

    Los costos unitarios laborales verticales son determinantes en la competitividad de un país. De aquí se deduce que la forma en que el Estado conduce los procesos de apertura comercial es clave para el crecimiento en el largo plazo. Políticas comerciales exitosas requieren de análisis estructurales de la competencia internacional y de los mercados mundiales.

    Chile, Nueva Zelanda e Irlanda comparten con Uruguay muchas características comunes en tamaño, geografía e historia. En todos los casos atravesaron por una fuerte crisis en los años 80 para retomar el crecimiento económico con una fuerte intervención del Estado.

    Podemos concretar dos conclusiones: la disminución de los costos laborales unitarios y del consumo social permitió el aumento de la generación de excedentes y liberó una mayor proporción de los mismos para el ahorro y la inversión. La estrategia de expansión de las exportaciones, ampliando mercados que permitieran alcanzar una mayor especialización y economía de escala.

    Tras varios años de crecimiento cada uno de estos países presenta en la actualidad menores tasas pero aún elevadas en comparación con países vecinos o similares y aún con el resto del mundo. Por otra parte difirieron en sus tasas de crecimiento.

    Finalmente, analizamos la evolución económica uruguaya desde 1973 y con mayor detenimiento desde 1990. A partir de la década del setenta los sucesivos gobiernos militares y democráticos reinsertaron el país en la división internacional del trabajo con un modelo basado en la exportación de productos primarios.

    Uruguay logró un importante crecimiento económico entre 1990 y 1998 para luego ingresar en una grave crisis en el año 2002, con cifras record de caída del PBI, desocupación, salida de capitales y corridas bancarias.

    Uruguay mantuvo un "correcto ambiente de negocios" a través de la legislación y la estricta separación de poderes, el salario real cayó fuertemente y luego creció lentamente, se realizó una apertura comercial. Los sucesivos gobiernos controlaron la inflación, liberalizaron el flujo de capitales, promovieron la localización en el país de inversiones extranjeras e incentivaron nuevos sectores económicos.

    El tipo de cambio se mantuvo elevado en casi todo el período, la apertura comercial distó de ser gradual y no se buscaron mecanismos para mitigar sus efectos inmediatos sobre el tejido industrial, se mantuvo un déficit fiscal que se pudo financiar mientras existió crédito internacional pero que supuso la imposibilidad de inversión en infraestructura en la cantidad necesaria para el crecimiento y que significó una pesada carga a futuro, no se apoyó en los hechos la investigación científica y técnica ni aún la dirigida a los sectores que debían impulsar el crecimiento económico del país. La política económica consolidó la inserción internacional del país en la nueva división internacional del trabajo.

    La crisis de fin de milenio se produce por la confluencia de tres fenómenos:

    • La dinámica del sistema económico.

    • Los shocks de demanda externa provocados por la devaluación brasilera, la crisis argentina y la reaparición de la aftosa entre las principales causas.

    • La política económica del período.

    CAPITULO IV

    Síntesis final y conclusiones

    • 1. La teoría del crecimiento económico, sus causas y sus crisis

    En el sistema económico en que vivimos, la producción de bienes y servicios ha sido creciente en el largo plazo y motivada por la búsqueda de beneficio de los empresarios. El sistema económico se estructura sobre la base de una clase trabajadora que vende su fuerza de trabajo, a cambio de un salario, a un pequeño grupo de la sociedad propietario de los medios para producir.

    Sin embargo los excedentes que se crean no son para el único provecho del empresario individual: debe compartir buena parte del excedente con aquellos que le facilitan o posibilitan la realización del proceso de producción, su posterior comercialización y la retención de parte de los excedentes resultantes. El excedente se reparte con otros empresarios locales o extranjeros y se consume socialmente y personalmente.

    A su vez los beneficios que obtiene el empresario están enmarcados por dos límites: por un lado el que impone la competencia entre las empresas y por el otro el que dicta que hay un mínimo salario a pagar a los trabajadores.

    El crecimiento económico surge de la aplicación de los beneficios obtenidos a nuevas inversiones, repitiendo en forma incrementada el proceso de producción en su sector o incursionando en otros sectores. De aquí se deducen dos condiciones necesarias: la existencia de excedentes en la economía y de sectores en donde invertir.

    Una característica fundamental del sistema económico en que vivimos es la continua ampliación del alcance de su funcionamiento: por una parte expande la producción de bienes y servicios, la cantidad y variedad de los mismos, en las zonas donde el capitalismo ya está insertado mientras que por otra, continuamente incorpora nuevas zonas de economías atrasadas a su pujante sistema económico.

    Sin embargo este crecimiento no es lineal ni continuado, repetidamente a escala mundial y nacional la economía atraviesa por crisis profundas del sistema, que ocurren en períodos más largos que aquellas debidas a ajustes de inventarios e inversión para compensar demandas, ofertas y capacidades.

    El hilo conductor del crecimiento es la búsqueda de los empresarios de incrementar sus beneficios y más específicamente su tasa de ganancia. La misma motivación, es el que inevitablemente lleva a períodos de crisis que alternan con las etapas de crecimiento.

    Cuando la economía crece, el empresario incorpora progresivamente nuevas técnicas de producción con la finalidad de bajar sus costos. Pero en la medida que la técnica se difunde entre los empresarios del ramo, los precios de venta tienden a disminuir al adecuarse al valor reducido que ahora los produce.

    Y en la medida que la tasa se reduce cada vez es menos conveniente reinvertir en la producción: llega un momento en que el dinero se retiene en colocaciones bancarias o crece la inversión financiera especulativa. La caída de la demanda de inversión repercute en la demanda de bienes de consumo. El empresario comienza a producir menos y por tanto contrata menos mano de obra, compra menos materia prima y no actualiza sus técnicas de producción.

    La disminución de la demanda, la de inversión y la de consumo, produce una caída de los precios y de los volúmenes comercializados que disminuye los beneficios de las industrias y aumentan la gravedad de la crisis.

    Los efectos de la crisis son variados pero todos ellos restituyen rentabilidad a los negocios, lo que conduce a un nuevo período de crecimiento: en el período de crisis los empresarios no invierten. La nueva demanda de inversión provoca la suba de la tasa de rentabilidad en otros sectores industriales. Quiebran los empresarios menos competitivos. La desaparición de estos empresarios deja cuota de mercado para los que continúan. Disminuye el salario real aumentando la rentabilidad de los empresarios. El marco institucional cambia. Los empresarios cambian su forma de hacer negocios hacia maneras más eficientes. Nuevas técnicas de producción surgen de las crisis y técnicas de punta que se venían desarrollando con anterioridad a la crisis.

    Los empresarios que sobreviven a la crisis y otros nuevos que se incorporen desde el exterior comienzan un nuevo período de expansión. La fase expansiva impulsa el crecimiento de la economía en la medida de que el circuito de producción se repite y se amplía constantemente.

    La intervención del Estado ha crecido a lo largo de la historia del capitalismo por la necesidad de favorecer la reproducción de un sistema cada vez más complejo. Así el papel sustancial del Estado es asegurar las condiciones para que exista un crecimiento económico suficiente para lograr la reproducción ampliada del capital.

    En la actualidad, la expansión del comercio internacional, los flujos financieros y las inversiones extranjeras directas, de la mano de las estrategias empresariales de las multinacionales productivas, comerciales y financieras ha supuesto una pérdida de funcionalidad del Estado como regulador del proceso de acumulación y un desarrollo de estructuras y organismos internacionales, aún más aliados a los intereses capitalistas dominantes.

    Como el crecimiento económico se logra cuando existen beneficios y se reinvierten, las políticas que tiendan a aumentar el ahorro y la inversión y a disminuir el consumo social favorecerán la reproducción ampliada de la producción.

    Asegurar la libre competencia es una tarea del Estado que encuentra graves dificultades para realizarla dado el poder con que cuentan estas grandes empresas, muchas veces extranjeras.

    La forma en que el Estado conduce los procesos de apertura comercial es clave para el crecimiento en el largo plazo. Políticas exitosas requieren de análisis estructurales de la competencia internacional y los mercados mundiales. Desde este punto de vista, la tasa de cambio es de crítica importancia, ya que la tasa de cambio traslada los costos y precios locales a la arena internacional. Además el otro factor que incide es la productividad que depende crucialmente del avance tecnológico de las empresas y de la modernización de la infraestructura física, social y política.

    Un rol del Estado es su contribución al progreso técnico y por tanto al aumento de los excedentes. Son de gran importancia para el crecimiento económico las políticas públicas destinadas a desarrollar las capacidades de aprendizaje necesarias para la imitación de tecnologías y la disminución de la brecha tecnológica. La creación y coordinación de un sistema nacional de ciencia y tecnología se vuelve un instrumento para crear condiciones de competitividad en el sistema económico.

    El Estado es clave para lograr el crecimiento económico con mejor calidad de vida, aunque esto no elimine las fuertes desigualdades que el sistema capitalista conlleva.

    Desde los tiempos de los economistas clásicos las cuestiones económicas y políticas presentadas como de estrategia nacional, respondían a los grupos dominantes en cada país. Someramente y a pie de página se han tratado algunos elementos de esta transferencia de excedentes. Las estrategias de estas empresas, posibilitadas por la fragmentación de los procesos productivos y comerciales, contribuyen decisivamente a modificar la división internacional del trabajo a la vez que reproducen la situación de desarrollo desigual en que se encuentran las economías de los países desarrollados y los países subdesarrollados.

    • 2. Crecimiento económico: un modelo clásico

    El modelo matemático básico, formaliza el análisis de la teoría económica clásica. De él se extrae que la tasa de crecimiento es directamente proporcional a la tasa de beneficio de la economía. La tasa de crecimiento de esta economía se puede entender de la siguiente forma: el excedente generado se utiliza en primer lugar para reponer el capital constante que se ha desgastado en el proceso de producción. Por encima de ese valor el excedente es utilizado para ampliar el circuito de producción por lo que la economía crece y la tasa de crecimiento es proporcional al excedente neto dividido el capital adelantado por el empresario, o sea la tasa de beneficio del empresario.

    El modelo básico se desarrolla para una economía cerrada, caracterizada por condiciones de producción que son compatibles con la libre competencia. Se asume que el trabajo es homogéneo y que la libre movilidad de capitales dentro de la economía asegura la tendencia hacia una tasa de beneficio uniforme. Todas las variables, dependientes o independientes, cambian en función del tiempo. Con el supuesto de que no existe ningún cambio social, la tasa de obtención de excedentes es constante. Finalmente no existe ninguna limitación natural al crecimiento económico, las fuentes de materia prima y la disponibilidad de fuerza de trabajo no son restricciones a la producción.

    El planteamiento matemático del modelo se realiza, por dos ecuaciones diferenciales que reflejan el balance de medios de producción y de excedentes de la economía. Para una sociedad definida en un momento histórico dado, las necesidades de subsistencia y reproducción de los trabajadores están determinando el salario real que habrán de percibir. La técnica utilizada implica la cantidad de unidades de trabajo a utilizar y el capital fijo. Las ganancias de los empresarios son ahorros que se invierten. A partir de estas tres condicionantes quedan determinados los excedentes producidos por el trabajador. Si los beneficios son reinvertidos totalmente el crecimiento es el máximo posible, si una parte de los beneficios es consumida suntuariamente por la clase empresarial o por sectores no productivos el crecimiento disminuye y más lo hará cuanto mayor sea el consumo social improductivo. El beneficio del empresario depende de la tasa de obtención de excedentes, ya que sus utilidades surgen de los excedentes que el trabajador produce sobre lo necesario para pagar su salario.

    La tasa de crecimiento calculada corresponde al sector capitalista de la producción de un país. La tasa de crecimiento puede no ser y generalmente no será coincidente con la tasa natural de crecimiento de la fuerza de trabajo, derivada de las tasas de natalidad y mortalidad.

    La intención del empresario de aumentar sus beneficios a través de la disminución de sus costos y la necesidad de batir a sus competidores, hace que continuamente mejore sus técnicas de producción y adopte nuevas tecnologías y sistemas de gestión.

    El progreso tecnológico a escala empresarial es sesgado en el sentido de que por cada unidad de producto obtenido las nuevas técnicas incorporan más medios de producción y disminuye la fuerza de trabajo, aumentando la productividad laboral a la vez que decrece la productividad del capital.

    Parte del precio disminuye en cuanto los competidores adoptan las nuevas técnicas de producción. El resultado de largo plazo es que el empresario ve disminuida su tasa de beneficio en tanto los precios se acomodan a los nuevos costos y ha aumentado sustancialmente la inversión en capital constante. Por el otro, la mecanización implica la expulsión de mano de obra incrementando la desocupación.

    El modelo matemático ampliado con progreso técnico demuestra estas tendencias sesgado en el sentido indicado. Las variables ya no crecen constantemente y en tasas iguales, el stock de capital aumenta más rápidamente que la producción y esta que la mano de obra, de tal forma que dependiendo de la fuerza del proceso de acumulación y del progreso tecnológico podrá incrementarse o reducirse la fuerza de trabajo utilizada.

    Con la existencia de progreso técnico debe invertirse en medios de producción mejorados en un monto con una compensación por el ahorro de capital variable.

    Además el modelo demuestra la tendencia del sistema a estancarse a largo plazo: destrucción de capital físico, aumento de la tasa de obtención de excedentes entre otros.

    La tasa de beneficio sigue siendo el hilo conductor y se obtienen ecuaciones diferenciales cuyas soluciones tienen comportamientos cíclicos, siendo necesario introducir una función escalonada en el tiempo de la tasa de crecimiento de la productividad del capital.

    La tasa de beneficio a largo plazo traza ciclos en su evolución que son el origen de fases expansivas y fases depresivas de la economía. A los períodos de tiempo en que la tasa de ganancia es menor que un valor que un valor mínimo, que surge de comparar alternativas de riesgo y rentabilidad, le corresponde una fase depresiva o crisis.

    En el modelo presentado la salida de la crisis se produce por un aumento de la productividad del capital debido a la depreciación de los medios de producción, la destrucción física del capital de las empresas, todo lo cual comienza a recuperar la tasa de beneficio de las empresas. A partir de cierto valor mínimo de requerimiento de rentabilidad los empresarios comienzan a invertir generando mayor demanda de medios de producción y mano de obra, lo que a su vez se multiplicará al incrementarse la demanda de consumo.

    En las economías reales, la salida de la crisis se ve facilitada por la disminución del salario real que se produce por la pérdida de capacidad negociadora de los trabajadores debida a la alta desocupación.

    El modelo básico se amplía finalmente para estudiar factores que soportan el crecimiento económico y que dependen de las políticas del Estado. El capitalismo moderno son los sectores productores de maquinarias los que monopolizan el progreso tecnológico determinando que las técnicas de aplicación óptimas se desarrollan para la economía en la cual se insertan.

    El modelo presentado permite concluir que los costos unitarios laborales verticales, dependientes de la productividad y la tasa de cambio, son determinantes en la competitividad de un país. De aquí se deduce que la forma en que el Estado conduce los procesos de apertura comercial es clave para el crecimiento en el largo plazo. Políticas comerciales exitosas requieren de análisis estructurales de la competencia internacional y los mercados mundiales.

    Todavía dentro de este conjunto de vías de investigación cabe mejorar los supuestos respectos al progreso tecnológico. La teoría del cambio técnico descrita, endogeniza el progreso tecnológico por lo que cabe la posibilidad de desarrollar expresiones más complejas para estas productividades.

    Un conjunto de vías de investigación se abre al considerar temas completos que posiblemente cambien el aspecto del mismo. Entre ellos se encuentran los que tratan de los aspectos monetarios, los de la dinámica de corto y mediano plazo, la política fiscal, la utilización de la capacidad instalada, etc.

    Es extensa y variada la agenda de investigación que es posible desarrollar, pero es igualmente necesaria para que el enfoque clásico de la economía demuestre su validez como alternativa a las escuelas dominantes para explicar los hechos de la economía capitalista sin ocultar la injusta realidad de la misma en cuanto a la distribución de la riqueza.

    • 3. Breve historia económica del Uruguay

    Uruguay, país pequeño situado en la zona templada del planeta, logró a partir de 1870 un rápido crecimiento económico al consolidar un modo de producción capitalista impulsado por la inserción en el sistema mundial como proveedor de productos primarios, esencialmente pecuarios.

    El sostenido crecimiento de la ganadería, ocurrió luego de la liquidación de la economía pre capitalista y se debió a la coincidencia de dos conjuntos de factores:

    • En lo interno, las condiciones naturales, la reducida población y las bajas exigencias en materia de capital y de nivel tecnológico, determinaron que el sector ganadero extensivo pudiera producir en condiciones de competencia con el exterior.

    • En lo externo, el desarrollo de la navegación transatlántica, la mejora de los métodos de conservación de la carne por el desarrollo de la refrigeración y el aumento de los niveles de consumo de la población europea resultado de la expansión económica.

    Entre 1875 y 1913 se generó un importante volumen de excedentes. Una menor porción consumió el Estado para su rol de mantenimiento y reproducción del orden social. El empresario rural reinvirtió en el mismo sector agropecuario buena parte de sus excedentes, lo cual fue complementado por inversiones extranjeras dirigidas a aprovechar y facilitar la exportación de productos pecuarios, posibilitando el transporte de la producción primaria desde el interior y su comercialización. La reinversión de los beneficios llevó a Uruguay a niveles de ingresos per cápita similares a los de los países industrializados. Se cumplieron entonces las dos condiciones para el crecimiento en una economía capitalista: la existencia de beneficios y las posibilidades de inversión.

    Pero el crecimiento se agota al estancarse la ganadería: hacia la década del veinte la tasa de beneficio llega a valores bajos que prácticamente implican una reproducción simple del circuito de producción. En la demanda exterior cierra una fase histórica de crecimiento del capitalismo uruguayo. La depresión comienza en 1913 a partir de la crisis financiera internacional y la concomitante disminución de la demanda de productos primarios en los mercados europeos. La caída de los precios implicó una brusca disminución de la riqueza generada por el sector ganadero. El volumen de las exportaciones se estancó durante los años de la primera guerra mundial aunque los precios internacionales subieron durante el conflicto. Recién en 1925 la ganadería podrá superar los niveles que tenía antes de la crisis.

    La disminución de los ingresos de las exportaciones pecuarios volvió a demostrar la dependencia del resto de los sectores de la economía uruguaya de esos ingresos.

    La crisis trajo aparejada una fuerte desocupación y la brusca disminución de los salarios reales que llegan a reducirse un 31,5% entre 1912 y 1917.

    El estancamiento de la producción en volumen físico del país llega hasta 1923 pero las consecuencias se arrastran más años, agravadas luego por el crack bursátil del 29 en Estados Unidos y su onda expansiva.

    Uruguay desde principios de los años 30 cambió su estructura económica con la aparición de una industria protegida, que impulsó el crecimiento a la vez que mantenía una base ganadera en proceso de estancamiento. De la conjunción de este problema y de la situación mundial surgió la posibilidad de desarrollar una industria propia donde ubicar los excedentes con rentabilidad.

    Entre 1945 y 1955 se obtuvieron altas tasas de crecimiento en la economía nacional en el marco de la política de sustitución de importaciones, de acuerdo a los registros históricos las tasas fueron las más altas del siglo.

    El proceso de acumulación generó un exceso de inversión en capital constante, sin desarrollar en el caso uruguayo una industria propia de medios de producción por lo que la dependencia de la tecnología extranjera se incrementó. Disminuyó la tasa de beneficio en el sector, a la vez que el otro sector importante de la economía, la ganadería, continuó estancada y sin posibilidades de inversión rentable. Si bien otros sectores agropecuarios crecieron, su peso continuó siendo menor en la estructura económica nacional.

    Los capitales acumulados al interior del país comenzaron a ser transferidos al exterior al no encontrar oportunidades de ganancia en los sectores económicos existentes y al no desarrollarse otros nuevos.

    Cesó entonces el crecimiento de la producción, comenzando a disminuir la ocupación y aumentando la inflación. El déficit en la balanza de pagos se produjo al exceder las importaciones necesarias para el proceso industrial volcado al mercado interno a las exportaciones ganaderas. Las décadas de los 60 y principios de los 70 vieron exacerbarse la lucha distributiva por una decreciente riqueza.

    Tras prolongados años de crisis numerosos sectores económicos vieron disminuidos u obsoletos sus medios de producción, muchas empresas quebraron aún cuando conservara el país sus potenciales ventajas absolutas en algunos sectores.

    El análisis de esta nueva etapa de la economía uruguaya, se ha realizado por comparación con tres casos seleccionados: Chile, Nueva Zelanda e Irlanda. Estos países comparten con Uruguay muchas características comunes en tamaño, geografía e historia. En todos los casos atravesaron por una fuerte crisis en los años 80 para retomar el crecimiento económico con una fuerte intervención del Estado.

    Podemos concretar dos conclusiones acerca de las estrategias de crecimiento económico: la reducción de los costos salariales unitarios y la disminución del consumo social permitió el aumento de la generación de excedentes. La estrategia de expansión de las exportaciones, logró desarrollar sectores rentables donde invertir el ahorro interno y el de las empresas transnacionales atraídas por las ventajas ofrecidas en estos países.

    Para lograr estos resultados los tres países se caracterizaron por el funcionamiento de una economía capitalista con instituciones y prácticas que facilitaron la acumulación de capital, concretaron una fuerte apertura comercial, se ajustó desde un comienzo la tasa de cambio y se manejó luego de tal manera de hacer competitiva las exportaciones, se implementó una política laboral tendiente a flexibilizar las relaciones patronales, la inflación se controló. El Estado se achicó en todos los casos con relación a su peso en la economía nacional cediendo las áreas rentables a la explotación de capitales privados, desarrolló la infraestructura apropiada para soportar a los exportadores en la promoción de exportaciones a través de incentivos, investigación de mercados y otros elementos. También respaldó el proceso de acumulación de capital modificando los sistemas educativos, coordinó los ámbitos públicos y privados y transfirió recursos para la investigación científica y el desarrollo tecnológico en sectores seleccionados por su potencial exportador.

    Con el fracaso del modelo de sustitución de importaciones, a partir de la década del setenta los sucesivos gobiernos militares y democráticos reinsertaron el país en la división internacional del trabajo con un modelo basado en la exportación de productos primarios a los mercados internacionales complementada con servicios turísticos y financieros a la región.

    El tipo de cambio se mantuvo elevado en casi todo el período, la apertura comercial distó de ser gradual y no se buscaron mecanismos para mitigar sus efectos inmediatos sobre el tejido industrial, se mantuvo un déficit fiscal y significó una pesada carga a futuro, no se apoyó la investigación científica y técnica ni aún la dirigida a los sectores que debían impulsar el crecimiento económico del país.

    La política económica consolidó la inserción internacional del país en la nueva división internacional del trabajo como un proveedor de materias primas y productos alimenticios.

    A la vez las políticas implementadas destruyeron en forma irreversible parte del tejido industrial, disminuyendo la actividad de la industria y aumentando su desconexión por la casi completa eliminación de las escasas ramas proveedoras de medios de producción.

    Con la profundización del modelo y el fuerte ingreso de capitales. Uruguay logró un importante crecimiento económico entre 1990 y 1998 para luego ingresar en una larga recesión que se transformó en una grave crisis en el año 2002, con cifras record de caída del PBI, desocupación, salida de capitales y corridas bancarias. La crisis de este fin de milenio y la profundidad con que se manifiesta es el producto de la confluencia de tres fenómenos:

    • La dinámica del sistema económico.

    • Los shocks de demanda provocados por la devaluación brasilera, la crisis argentina y la reaparición de la aftosa entre las principales causas.

    • La política económica del período, que disminuyó la rentabilidad de las empresas y no soportó adecuadamente la acumulación.

    Partes: 1, 2, 3
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