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El ciclo económico (página 3)


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El breve recuento de la historia económica del Uruguay, ha sido apoyado con la presentación de cifras para los principales parámetros extraídas de diversas fuentes, de acuerdo al período analizado. Estas cifras sirven para dar una idea de los principales cambios en la economía pero no alcanzan para demostrar la línea argumental aquí seguida.

Anexos: estudio de casos

  • 1. El crecimiento chileno

Chile es un país largo y apretado por la cordillera de los Andes y el mar, con una superficie de 764.000 km2 y con 4.000 Km de costas sobre el Océano Pacífico que lo colocan frente a los nuevos países industrializados asiáticos. Lo habitan sólo 14 millones de habitantes de habla hispana, lo que implica una densidad de población de 18 habitantes por Km2, similar a la de Uruguay. Su territorio es rico en recursos minerales, con condiciones climatológicas que favorecen la producción frutícola en el norte y centro, la producción agrícola y ganadera en el sur y la cría de variadas especies marinas en el extremo sur. Se trata de un país con una de las mayores reservas forestales del planeta.

A pesar de la negativa imagen que la dictadura de Pinochet ha formado de la historia política de Chile en la mayoría de las personas, la democracia chilena ha sido una de las más antiguas del mundo y con escasas rupturas del orden institucional.

Comenzamos nuestro análisis económico en el momento de la grave crisis de 1983 con que culmina la primera etapa del gobierno de Pinochet, caracterizada por una fuerte apertura externa comercial y financiera, y comienza una política pragmática de cambios que permitieron un fuerte crecimiento durante el gobierno militar y que se continuó con los gobiernos democráticos que asumieron luego.

En 1983 la caída de la actividad económica, medida por el Producto Bruto Interno, alcanzó el 13,4%, la desocupación rondó el 30% de la población activa, el déficit de los saldos en cuenta corriente superó los 2.000 millones de dólares, con un masivo endeudamiento del sector privado y crisis en el sector financiero. Las exportaciones totalizaron un monto de 3.800 millones de dólares, el 71% de las mismas eran explicadas por recursos naturales: en especial el cobre respondía al 46% de las exportaciones totales.

La política macroeconómica se orientó entonces a respaldar la apuesta de convertir a las exportaciones en el motor de la economía, potenciando su integración en la división internacional del trabajo como proveedor de materias primas y alimentos con bajo grado de industrialización.

El Estado interviene fuertemente en todos los ámbitos donde fuera necesario para asegurar el beneficio al capital, y aún de aquellos ámbitos donde se retira lo hace no por omisión sino persiguiendo el mismo objetivo.

El salario real disminuyó en 1983 en un 25%, lo que redujo el costo de las empresas en general e incrementó los beneficios de las exportadoras en particular.

Interviene en la política cambiaria: complementando el efecto de la reducción de costos por la baja de los salarios reales, las empresas exportadoras se beneficiaron de una fuerte devaluación del 85% en tres años que se continuó con pequeñas depreciaciones (crawling peg) para mantener el tipo de cambio real depreciado.

El Estado se encargó de realizar las obras de infraestructura necesarias para la mejora de las técnicas de producción y la gestión de comercialización, abaratando los costos de suministros a las empresas.

El Estado desarrolló un programa amplio de privatizaciones que redujo significativamente su participación en la producción y distribución de bienes y servicios.

Las reformas del sector público tuvieron como objetivo la eliminación del déficit fiscal en el corto plazo y el aumento de la estabilidad macroeconómica en el largo plazo. Obsérvese que esta reducción de gasto del Estado más la caída de la demanda interna implicaron la disminución del consumo social dirigiendo una mayor parte de los excedentes a la acumulación de capital, acumulación que fue posible enteramente gracias al desarrollo de nuevos sectores donde invertir con rentabilidad, sectores que analizaremos más abajo.

Lograda la disminución de la inflación, el establecimiento de un Banco Central independiente permitió una estructura institucional que facilitó el mantenimiento de la estabilidad de precios. Así se pasó de una inflación del 23% en 1984 a 6,5% en 1997.

El sistema financiero fue reformado a partir de la crisis bancaria de 1982, causada por una amplia y desregulada liberalización. Después de la crisis los controles fueron restablecidos. Si bien posteriormente, se continuó la política de manutención de inversiones por un período de tiempo y adicionalmente se introdujo un requerimiento de reservas no remunerada que opera como costo fijo a la entrada.

La apertura comercial sufrió un breve retroceso a raíz de la crisis del 82. Posteriormente los aranceles se redujeron a 11% en 1992 ya con un gobierno democrático y se prevé llegar al 6% para el 2003. Durante los noventa la estrategia de liberalización unilateral ha sido complementada con acuerdos de libre comercio en una estrategia multilateral que llevó a Chile a suscribir tratados de ese tipo con Canadá, México, el Mercosur, Estados Unidos y la Unión Europea.

El régimen militar fomentó de manera activa el desarrollo de sectores competitivos de exportación a través de subsidios directos, reintegros, régimen de "drawback", exenciones a la importación de bienes de capital y un sistema institucional de promoción a las exportaciones. Además se destinaron recursos para apoyar la investigación aplicada y se comenzó a desarrollar un Sistema Nacional de Innovación que coordinó empresas privadas, universidades e institutos de investigación.

La exitosa expansión de la exportación se basó en el comercio de productos primarios. Chile logró expandir y diversificar las exportaciones, tanto en volumen como en productos y en mercados.

El boom en la exportación de productos básicos no tradicionales se logró a partir del desarrollo de los llamados "nuevos polos de crecimiento", fundamentalmente pesca, forestación y fruta fresca. Estos se basaron en la explotación de los recursos naturales chilenos, en un contexto de salarios bajos y tipo de cambio devaluado, por parte de grandes empresas que ya poseían canales de comercialización en los mercados internacionales.

Los elementos diferenciales de estos "nuevos polos de crecimiento" que provinieron de un inteligente análisis de mercado son:

  • La fruticultura se expandió al crecer el consumo en USA de frutas frescas y al aprovechar Chile la diferencia estacional entre ambos países. Adicionalmente el boicot de productos sudafricanos le permitieron a Chile obtener ventajas importantes sobre sus competidores hemisféricos. Estas ventajas fueron complementadas con el desarrollo genético y la obtención de nuevas variedades de frutas, de alta productividad y valoradas por el mercado. El desarrollo de infraestructura permitió un fácil y rápido acceso a los puertos de embarque. Fuertes inversiones, establecieron plantaciones "state of the art".

  • La industria frutícola trajo como efecto reproductor una mayor demanda de papel y contenedores de madera para packaging, lo que permitió sustentar la industria de la forestación. Condiciones de clima, suelo y agua favorables permitieron el crecimiento de los árboles más rápido y más densamente que en otras regiones. Esta industria posteriormente dirigió sus esfuerzos a la exportación de madera siendo actualmente responsable del 14% de la exportación chilena, equivalente a 1.900 millones de dólares anuales. Más de 800 empresas pequeñas y medianas participan en la industria.

  • El análisis de los mercados de los países desarrollados determinó una necesidad insatisfecha en USA y Japón por un producto marino de alto precio: el salmón. Aunado a esto, la sobreexplotación de los recursos marinos en el hemisferio norte ha dejado lugar a nuevos productores. La producción de Chile es de 10 millones de toneladas de pescados y mariscos, representando el 6% de la producción mundial.

Cabe mencionar entre las industrias exportadoras, que no comentaremos aquí en detalle por ser de menor volumen o por tratarse de industrias que eran tradicionales en Chile:

  • La industria vitivinícola altamente reconocida en el mundo y responsable por exportaciones del orden de los 550 millones de dólares anuales,

  • La industria química con exportaciones por 500 millones de dólares anuales comprendiendo yodo, metanol y nitrato de potasio entre los principales productos,

  • Los productos alimenticios procesados alcanzaron los 550 millones de dólares en 1999 incluyendo derivados de tomate, jugos y enlatados.

  • Las exportaciones de bienes metal mecánicos alcanzaron los 880 millones de dólares en 1999, producto del incremento del 18,2% anual en el monto exportado en los últimos 5 años.

Por último pero no menor, la tradicional industria de la minería donde el cobre representa el 86% del total continúa siendo el principal rubro de exportación con 6.900 millones de dólares al año equivalente al 43% del total de exportaciones, dando cuenta además del 10% del PBI.

La economía neozelandesa

Situada a 1900 Km al sudeste de Australia, las dos islas que componen Nueva Zelanda totalizan una superficie de una vez y media la de Uruguay y una población similar en su mayoría europea (83%) y con minoría maorí (10%, la reivindicación de su cultura es en la actualidad muy fuerte y compartida por los neozelandeses), concentrada en la isla situada más al norte.

El país siguió un esquema similar de desarrollo similar al chileno y uruguayo: países de climas templados lejanos de los centros desarrollados, caracterizados por la inserción tardía en el capitalismo mundial al final del siglo XIX, baja densidad de población y abundancia de recursos naturales lo que le permitió disfrutar a sus habitantes de un alto nivel de vida.

Históricamente el principal recurso de Nueva Zelanda fue una óptima combinación de clima y tierra para el desarrollo de la ganadería, sus productos más competitivos eran la lana, manteca, cordero y productos refrigerados. El crecimiento se aceleró con la exitosa aplicación, en la primera fase, de políticas de sustitución de importaciones. En 1955 el Producto Bruto per cápita de Nueva Zelanda era el tercero entre el rico grupo de países de la OCDE.

A partir de los años 60 y principalmente en los 70 el ingreso de su principal comprador Gran Bretaña a la Comunidad Económica Europea y el aumento de los precios de petróleo redujo la renta real, intensificó los conflictos sociales, incrementó la inflación debido a la lucha distributiva y aumentó el desempleo, todo esto a pesar de la búsqueda de nuevos mercados y del intento de diversificar la base productiva del país. El crecimiento prácticamente se detuvo, promediando 1,5% en los diez años que van de 1975 a 1984. El déficit fiscal alcanzó el 9,5% del PBI en 1986 y la deuda exterior neta representaba el 80% del PBI. La tasa de desempleo superó el 7% a principios de los 80, el valor más alto registrado en la historia del país.

Nuevamente se tildó de "liberalismo económico" o de "experimento neoliberal" a la serie de medidas que la clase dominante neozelandesa puso en marcha para recuperar la rentabilidad de las empresas. En realidad el Estado se retiró de áreas de la economía que cedió al capital privado pero intervino en todas aquellas necesarias para asegurar la ganancia de las empresas y el funcionamiento del sistema. En particular, la disminución de los salarios reales y de los beneficios del estado benefactor fue realizada no sin una fuerte represión a punto tal que, en conjunto con el hecho de institucionalizar un modelo de crecimiento fuertemente basado en la exportación, ha sido comparado por De Bruin (2001) con la experiencia chilena: "Nueva Zelanda fue la variante democrática del proyecto autoritario chileno de reestructura económica".

Se asumió que el tamaño del mercado interno era insuficiente para generar economías de escala que hicieran competitivas a las empresas dadas las tecnologías actuales de producción, por lo cual se hacía necesaria una estrategia de crecimiento basada en la expansión de las exportaciones con las consiguientes implicancias de reciprocidad y apertura comercial.

La disminución del salario se logró debilitando el poder de negociación de los trabajadores. La "Ley sobre los Contratos de Trabajo" de 1991 introdujo el marco jurídico para un sistema de negociaciones fuertemente descentralizado que completó la eliminación del sistema de acuerdos nacionales.

Una fuerte devaluación en 1987 al dejar flotar la moneda permitió potenciar la reducción de los salarios y del resto de los costos no transables de la economía.

El déficit fiscal se eliminó por la reducción de los beneficios que concedía un fuerte Estado de Bienestar. Los montos percibidos por los beneficiarios del sistema de bienestar se redujeron en valores superiores al 25% pero además las reglas de elegibilidad para esos beneficios se endurecieron fuertemente. En el caso de las pensiones por jubilación se incrementó la edad necesaria para jubilarse y se redujeron los montos a pagar. El objetivo declarado del gobierno cambió desde el "estado benefactor que proveía a los habitantes con necesidades para que se sintieran pertenecientes a la sociedad" al de "una modesta red de seguridad" que en realidad debiera leerse como una "mínima red de seguridad.

El objetivo de reducir el déficit a través de una disminución de los gastos y no de un incremento de los ingresos se institucionalizó con cuatro leyes entre 1986 y 1994 que promovieron cambios radicales en la forma de gestionar los distintos servicios públicos. En el caso de Nueva Zelanda esto se tradujo en la eliminación de los monopolios de empresas estatales.

El resultado de las acciones de reducción de gastos, recorte de transferencias a la seguridad social y privatizaciones redujo la deuda pública hasta un 27% del PBI en la actualidad, mientras que el déficit fiscal se transformó en un superávit del 3% del PBI para el año 1995 manteniéndose positivo hasta el momento actual en valores de alrededor del 1%.

La inflación fue eliminada gracias a la reducción del déficit fiscal: cuando a principio de los años 90 se produjo una disminución del crecimiento se permitió un relajamiento de las condiciones monetarias para facilitar la expansión. El Banco Central de Nueva Zelanda, Reserve Bank, fue independizado del Gobierno. La inflación cayó hasta valores menores de un dígito, estimándose para el presente año en un 3,8%.

La integración al sistema económico mundial se procesó mediante una apertura comercial que eliminó controles de importación desmantelando el "paraguas protector" de la industria nacional. Se redujeron aranceles para productos específicos con muy altas tarifas y se estableció un programa de disminución general muy gradual. Un acuerdo de libre comercio con Australia determinó la reducción de los derechos de importación con este país. La apertura comercial se produjo acompañada de una fuerte devaluación de la moneda, la eliminación de las restricciones a las divisas extranjeras y la liberalización de los mercados financieros. Se eliminaron todos los subsidios e incentivos directos a la exportación.

El rol del Estado en el apoyo al comercio exterior, motor de la economía neozelandesa en la actualidad, se desarrolló en tres áreas:

  • Promocionando la internacionalmente reconocida imagen de nación "limpia y verde".

  • Desarrollando un fuerte acceso a los mercados para sus productos.

  • Creando un organismo dedicado a la investigación y el desarrollo para los productos exportables neozelandeses.

La inversión en Nueva Zelanda, se concentró en su mayor parte en sectores tradicionales de su economía con escaso desarrollo de sectores nuevos. El sector agropecuario significó el 50% de un total de 17 mil millones de dólares exportados en el 2000, equivalentes a un 29% del PBI:

  • Las exportaciones de carne de vaca y cordero dieron cuenta del 20% del total exportado.

  • La producción de leche se incrementó dramáticamente en los 80 y 90, por el aumento de la cantidad de ganado lechero y de la productividad.

  • Las actividades hortícolas se expandieron gracias en buena parte al desarrollo de una nueva fruta, el kiwi, la manzana, los vegetales frescos y procesados y la incipiente industria del vino neozelandés.

  • La nueva industria de la forestación logró un boom de crecimiento a lo largo de 10 años.

  • Otra industria reciente es la que resulta de la explotación de los productos de mar. Nueva Zelanda cuenta con una amplia zona de pesca, equivalente a 15 veces su territorio, con abundantes recursos marinos.

Complementando el panorama inversor, el sector turístico se desarrolló en la década de los 90 a través de la construcción de hoteles, entretenimientos e infraestructura de transporte.

La fuerte intervención del Estado en el crecimiento y la distribución entre las clases sociales logró el objetivo de relanzar la acumulación del capital. Pero el crecimiento logrado en Nuevo Zelanda fue moderado. En total la tasa promedio de incremento del PBI en la década fue de 2,7% anual. El valor del PBI per cápita aumentó tan sólo 0,7% entre 1987 y 1998 debido a un fuerte crecimiento de la población.

Las razones para este moderado crecimiento se explican por dos hechos principales: el ahorro nacional y las posibilidades de reinversión de esos excedentes.

En general el ahorro doméstico no ha sido suficiente para satisfacer la demanda total de inversiones en Nueva Zelanda. Sin embargo ésta se ha visto acotada por los crecientes déficit en cuenta corriente que alcanzaron el 6.7% en 1999. La tasa de ahorro de Nueva Zelanda ha sido del 4% del PBI, lo que la ubica en los menores valores de los países de la OCDE. Las tasas de formación bruta de capital fijo y de inversión muestran valores más cercanos a la media de los otros países desarrollados, ha sido en promedio de un 22% y 8% del PBI respectivamente.

La inversión extranjera que complementó la relativamente escasa inversión doméstica fue sustancial. Las empresas transnacionales se enfocaron a la explotación de los recursos naturales del país tales como alimentos, bebidas y forestación. Esto reforzó el perfil de inserción internacional de productor primario del país.

Nueva Zelanda creció sobre la base de sus sectores tradicionales: el Estado facilitó la acumulación de capital en la forma descripta, mediante las políticas adecuadas de búsqueda, formación de clúster, incentivos y apoyo de infraestructura que permitieran invertir con rentabilidad. Nueva Zelanda logró salir de la larga fase de recesión en que se encontraba en los 70 y 80. Pero no resultó suficiente para generar tasas de crecimiento que le permitieran converger hacia los países desarrollados con los que hace unas décadas se encontraba en similares condiciones de riqueza.

La experiencia irlandesa

Desde finales del siglo XV, la católica Irlanda estuvo subordinada a la protestante Inglaterra. En 1921 Irlanda lograba su independencia luego del trágico "Levantamiento de Pascua" ocurrido dos años antes, debiendo resignarse a la pérdida del Ulster de mayoría protestante.

Irlanda siempre ha sido un país eminentemente agrícola, con exportaciones de productos primarios alimenticios, subdesarrollado con alta dependencia de la economía británica y con un bajo nivel de vida. Cuando se produjo la masiva migración de europeos a Estados Unidos, la corriente irlandesa fue de las más significativas.

Luego de su independencia, Irlanda desarrolló un modelo de sustitución de importaciones que promovió el crecimiento de la industria interna basada en bienes de consumo y productos de baja tecnología. Al paso del tiempo, la dependencia de la importación de materias primas y productos semi manufacturados llevaron a Irlanda a una crisis severa.

A partir de 1975 el país se sumergió en una profunda crisis: tuvo el mayor índice de inflación de Europa superando el 20%. La tasa de desempleo sobrepasó el 15% al final de la década de los 80, el déficit fiscal fue equivalente al 6% del PBI y el balance en cuenta corriente de –8.2%, la deuda pública equivalía al 130% del PNB.

El momento del cambio llegó en 1987 con la implementación del "Plan de Desarrollo Nacional" para el período 1988 – 1993 que logró un fuerte crecimiento económico. A partir de 1993 nuevas medidas propulsaron el crecimiento hasta el 6,5% en 1994, lográndose un promedio de 5,4% anual entre 1987 y 1996 y aún hoy se mantiene en el 4.1%. El motor de ese crecimiento ha sido la industria, responsable en la actualidad del 40% del PBI y del 75% de las exportaciones, exportaciones que a su vez alcanzan a la enorme proporción del 80% del PBI. Concomitantemente el peso de la exportación de productos agropecuarios cayó desde el 32.2% del PBI en el período 1976-196 hasta el 19.8% en 1995 y hoy sólo representan el 6% del PBI. El producto per cápita alcanzó los 23.000 dólares en el año 2001, el desempleo cayó por debajo del 5%.

En primer lugar aumentó la tasa de obtención de excedentes generados por los trabajadores para mantener el salario real, disminuyendo por lo tanto el peso de los salarios en el producto. Como contracara, la porción de beneficios brutos de la industria creció desde el 45.1% en 1987 al 57.7% en 1995. Esta política laboral se implantó de manera negociada: el programa para la competitividad y el empleo firmado en 1994 estipuló límites a la subida de los salarios por 3 años a la vez que propiciaba un incremento del empleo y comprometía al Gobierno a incrementar los gastos en salud, educación y vivienda.

A pesar de este incremento en las partidas destinadas al bienestar, menor a lo inicialmente comprometido, la reducción de gastos por recortes en los salarios de los empleados públicos y la reducción del beneficio de seguro de desempleo por disminución de la tasa de reemplazo, del plazo de cobertura y restricciones a la elegibilidad, más la expansión de los ingresos disminuyó el peso relativo de los gastos públicos a la vez que redujo sustancialmente el déficit fiscal hasta lograr el superávit en 1996, a pesar de y para posibilitar las vastas exenciones de impuestos al capital que describiremos más abajo.

Paralelamente la privatización de empresas públicas y la desregulación de sectores estratégicos de la economía, logró el múltiple efecto de disminuir el peso de la deuda pública.

La devaluación de 1993, permitió el aumento de la generación de excedentes y liberaron una mayor proporción de los mismos para el ahorro y la inversión.

Los bajos costos salariales fueron claves para la promoción de las exportaciones y el arribo de capitales destinado a inversiones directas. La inversión extranjera alcanzó el 3% del PBI en los años 90, en el orden de los 2.300 millones de dólares anuales, incentivadas por la reducción de las tasas impositivas para las sociedades que produjeran bienes dedicados a la exportación, las reducidas cotizaciones a la Seguridad Social y la creación de una zona libre de impuestos en Shannon, sin olvidarnos de las exenciones del importante centro financiero de Dublín. Pero además a los enormes incentivos fiscales se agregaron la provisión de sitios para oficinas y edificios y hasta la construcción de las mismas. El objetivo fue lograr que las empresas extranjeras se instalaran en el país por sí mismas y no a través de la compra de empresas locales.

La política industrial se orientó a desarrollar sectores de alta tecnología Entre otras medidas, se subvencionaron el entrenamiento a los empleados, la investigación y el desarrollo y los servicios a las empresas tales como estudios de mercados, información de negocios y estudios de factibilidad. Además y como soporte al proceso de acumulación de capital y crecimiento, el Estado mantuvo la continuidad de la inversión en infraestructura física y expandió dramáticamente el sistema educacional.

La estrategia de expansión de las exportaciones de manufacturas, basada en gran parte en productos con alto valor agregado, permitió desarrollar sectores rentables donde invertir el ahorro interno más las inversiones extranjeras de empresas transnacionales. La inversión en capital fijo bruta promedió el 19% del PBI entre 1985 y 1995, en 1997 era el 21.5%.

Irlanda fue exitosa en atraer una gran cantidad de empresas similares, relacionadas y complementarias, con activos canales de comercialización externos y programas de investigación y desarrollo propios.

La industria química fue el sector de mayor crecimiento en el período 1991-99 aumentando sus exportaciones en un factor de 6, el conjunto de productos relacionados fue responsable del 35% de las exportaciones totales del país en el año 2001, convirtiendo a Irlanda en uno de los mayores exportadores del mundo de productos de química fina y farmacéuticos. Le siguió en importancia en cuanto a crecimiento el sector de equipamiento óptico y electrónico, que incluye la manufactura de computadoras y componentes.

El mercado de estas empresas de alta tecnología fue básicamente la Unión Europea, 61% de las exportaciones totales del 2001, lo que da cuenta de la importancia de la cercanía geográfica. En segundo y más lejano lugar se situó Estados Unidos con el 16% del total exportado, con valores menores al 3% se situaron Japón y Suiza.

Los resultados de estas políticas mostraron una nueva y distinta inserción de Irlanda en la división internacional del trabajo: las exportaciones crecieron a un ritmo del 15.5% entre 1991 y 1999 para luego superar los 90.000 millones de dólares, de acuerdo al Banco Mundial el 47,5% de los bienes manufacturados exportados en al año 2001 eran de alta tecnología.

Bibliografía

  • CAGE, Alan J. (2004) El ciclo económico

 

 

 

Autor:

Anabell Hernández

Gregory Ortega

Hudaimy Jaimes

Enviado por:

Profesor:

MSc. Ing. Iván J Turmero A.

edu.red

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad Nacional Experimental Politécnica

"Antonio José de Sucre".

Vicerrectorado Puerto Ordaz

Materia: Ingeniería Financiera

Ciudad Guayana, Junio del 2015

Partes: 1, 2, 3
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