Seguridad ciudadana: tema central de preocupación en los últimos tiempos (página 2)
Enviado por saneugegonzalez
Con la democratización de nuestras sociedades y la puesta en vigencia de las constituciones políticas, a las tareas policiales de represión y prevención del delito, se les añadió y antepuso el de protección de los derechos y de las libertades de los ciudadanos, utilizándose en muchos de ellas lo siguiente:
".Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.".
Esta formulación moderna pero a la vez tradicional, puesto que sus antecedentes evidentes se encuentran en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano:
".La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano, necesita de una fuerza pública, esta fuerza es, pues, instituida en beneficio de todo el mundo, y no para la utilidad particular de aquellos a quien ha estado confiada.".
2) Elementos para una definición de seguridad:
Para adoptar un concepto de seguridad, hace falta examinar las declaraciones internacionales en la materia en los últimos años. Del examen de las mismas surgirán suficientes elementos para redactar una definición de seguridad válida y que presente bastantes elementos de concurrencia para tenga una pacífica aceptación.
Por su parte el profesor Emilio Arias Zeballos, define a la seguridad: "…Es un estado de hondo contenido subjetivo, que nos hace sentir adecuadamente exentos de riesgos reales, o potenciales, dentro de un marco de lógico equilibrio psíquico…".
De esta definición se puede extraer la interpretación del estado de seguridad, frente a un mismo riesgo, el cual es individual y diferente en cada individuo. En efecto, ante un mismo objeto, el opinar sobre las medidas de seguridad o de protección a adoptar por distintas personas, probablemente, viertan opiniones diferentes y si tuvieran que expedirse sobre previsiones a adoptar sobre riesgos a que están expuestos y las medidas de previsión que adoptarán, las mismas serían disímiles.
La seguridad: un problema complejo
Pese a que son muchas las voces que se alzan en ese sentido, innumerables responsables en la materia de seguridad siguen aplicando ópticas de corto plazo y políticas reactivas. El Manifiesto y las Resoluciones de los temas abordados por las ciudades europeas sobre Prevención y Seguridad en la conferencia de Nápoles los días 7, 8 y 9 de diciembre de 2000, afirman:
".La inseguridad no puede reducirse únicamente a los problemas de criminalidad. La inseguridad es una problemática compleja: está atada a los problemas de sanidad, de medio ambiente, de urbanismo, de formación; es el resultado de desigualdades crecientes en el acceso a los recursos; pone en juego conflictos de intereses, sobre todo con respecto a la división y al uso del espacio y de los ritmos de la ciudad (tiempo libre por la noche, deportes, prostitución). La inseguridad es un riesgo urbano al que hace falta darle respuestas civiles.".
Sin embargo, por otra parte, todos los especialistas en seguridad coinciden en este aspecto, Francisco Carrer, por ejemplo, postula que:
".Se analice como se quiera, la inseguridad (que es hoy en día como un fenómeno específico de las realidades urbanas de todo el mundo) se caracteriza por la complejidad y la variedad de los parámetros que contribuyen a constituirla (…..)".
Por parte, Amadeu Recasens dice::
"(…) para el análisis de la seguridad, el concepto de complejidad tiene que ser asumido en toda su integridad (…)".
Por lo tanto, ante un problema complejo hace falta descartar soluciones simplistas, del estilo de la tolerancia cero impulsada por el alcalde Guiliani para convertir a Nueva York en una ciudad segura, solución reactiva exclusivamente de cariz policial y penal, no social y proactiva.
Si bien es cierto que la inseguridad disminuyó en la ciudad de Nueva York, también lo es que disminuyó en todos los Estados Unidos de América y que, por ejemplo, en San Diego, la disminución operó con un sistema de policía comunitaria. Lo que sí aumentó en Nueva York, fueron las denuncias por brutalidad policial en el marco de una política que tuvo como consecuencia la estigmatización de la miseria.
El problema radica, por otro lado, en que el ciudadano común, razonando con los elementos a su alcance, delante del incremento de la sensación de inseguridad, inequívocamente requiere, en primer lugar, más presos y más penas y, en segundo lugar, más policías. Los responsables de las administraciones habrán de hacer todo lo posible para no caer en esta simplificación y poder actuar sobre las causas de la sensación térmica de seguridad.
Si, por el contrario, se opta por una solución del tipo de tolerancia cero o de mano dura, se estará actuando, solamente, sobre dos vectores del sistema:
En primer lugar sobre el sistema penal, pero, hemos de saber que se trata de una actuación, en gran parte, estéril, puesto que el sistema penal, de media, únicamente acaba sentenciando a prisión entre un 1 % y un 5 % de los delitos cometidos.
En segundo lugar, el reclamo de más policías, tampoco es una solución, puesto que no hay una relación directa entre el número de policías y el nivel de seguridad, sencillamente porque cuando se comete un delito es cuando la policía no está presente. Es más, en determinados casos, la presencia visible de más policía lo único que hace es aumentar la sensación de inseguridad. Es decir, no hace falta poner a más gente haciendo lo mismo, sino que lo que hace falta hacer es ver cual es el número de policías óptimo por número de habitantes.
Es bueno recordar también que en el Manifiesto y las resoluciones de los temas abordados por las ciudades europeas sobre Prevención y Seguridad en la conferencia de Nápoles los días 7, 8 y 9 de diciembre de 2000, lo siguiente:
".A menudo se ha recurrido a los servicios policiales, a la justicia penal y al encarcelamiento masivo para reducir la delincuencia, la violencia y la inseguridad. Es inaceptable el incremento registrado en el número de personas encarceladas en Europa desde hace veinte años (por ejemplo: un 43 % en Gran Bretaña y un 39 % en Francia). Es fundamental respetar tanto los intereses de las víctimas, como los de las víctimas, como de las colectividades y los infractores.".
Cariz transversal del problema de seguridad
Al hablar de las opciones en materia de seguridad, el Manifiesto y las Resoluciones de los temas abordados por las ciudades europeas sobre Prevención y Seguridad en la conferencia de Nápoles los días 7, 8 y 9 de diciembre de 2000, afirman:
".La seguridad colectiva e individual son fundamentales para la vida humana. La criminalidad amenaza la calidad de vida de los habitantes, traumatiza a las víctimas y pone en peligro la voluntad cívica.".
La inseguridad, pues, afecta a la esencia misma de la dignidad humana y a la vida en sociedad de suerte que, sin seguridad, no hay ejercicio posible e igualitario de los derechos de las personas. También es un problema complejo, que no se puede abordar simplemente, con el recurso de penas más duras y más policías en la calle. Entonces, la pregunta de que hace falta hacer, es la siguiente:¿Cuáles son los elementos que hay que tener en cuenta en el abordaje a la inseguridad?.
Un buen punto de partida es la definición de seguridad contenida en la declaración final del "Seminario de reflexión científica sobre el Delito y la Seguridad de los habitantes", realizada en Costa Rica los días 9 al 13 de octubre de 1995. El punto tercero de esta declaración sostiene:
"(…) Un concepto verdaderamente amplio y comprensivo de seguridad de los habitantes tiene que comprender no solamente la tranquilidad de no ser víctima de hechos delictivos sino, también, la de vivir en un Estado constitucional de Derecho y la de participar de los beneficios del desarrollo en materia de salud, educación, vivienda, ocio y todos los ámbitos de bienestar social. El concepto es el del desarrollo humano sostenible, que tiene la equidad como principio.".
Esta definición, pues, se aparta de la tradicional que vincula seguridad con la ausencia de delito y la amplía a una forma concreta de Estado: el social o del bienestar; puesto que, ¿Qué otro tipo de Estado proporciona los bienes públicos salud, educación, vivienda, ocio y todos los ámbitos del bienestar social?; ¿De qué tipo de Estado se puede predicar el desarrollo humano sostenible?. Lo miremos por donde lo miremos, solamente hay una respuesta: Estado del bienestar.
En muy idéntico sentido se expresa el Manifiesto y las Resoluciones de los temas abordados por las ciudades europeas sobre prevención y seguridad en la conferencia de Nápoles los días 7, 8 y 9 de diciembre de 2000 en su punto 14.
".La seguridad es un bien común esencial para el desarrollo sostenible. Es a la vez signo y condición de inclusión social, del acceso justo a otros bienes comunes como son la educación, la justicia, la salud y la calidad del medio ambiente. Promover la seguridad es desarrollar un bien común y no consiste, sobre todo, en hacer de policía o en recurrir al sistema pena."l.
Analizando las dos definiciones, encontraremos que se hace una opción (muy notable, si tenemos en cuenta que nos encontramos en plena época de globalización, liberalización y desregulación) para relacionar seguridad ciudadana y Estado del Bienestar.
Doctrinalmente, pues, lo que estamos diciendo es que la falta de seguridad en los aspectos sociales, laborales o económicos, implica ineludiblemente una carencia de inseguridad ciudadana o lo que es lo mismo: si predicamos la necesidad de la existencia de seguridad ciudadana para el normal desarrollo de las personas en la sociedad, tenemos que proveer a los ciudadanos de los bienes suficientes que los doten de seguridad en todos los ámbitos de su vida.
En este mismo sentido, ante la retirada del Estado del bienestar, como que al Estado no se le puede pedir hoy seguridad social, en su defecto, se le pide penalización.
La declaración final del "Seminario de reflexión científica sobre el Delito y la Seguridad de los Habitantes", realizada en Costa Rica los días 9 a 13 de octubre de 1995 se expresa en el sentido siguiente en sus puntos séptimo y octavo:
".Se considera necesario promover políticas más efectivas e integrales delante del delito, y no continuar reaccionando solamente por la vía de los sistemas de justicia penal. Se imponen diagnósticos globales del problema y programas que integren la acción de las diferentes agencias responsables en cada caso.
Las políticas tendrán que comprender una amplia prevención primaria, con acciones en todos los ámbitos del bienestar social, y procurar que los beneficios del desarrollo lleguen a todos los sectores de la población y promuevan la integración, y la no exclusión, de los sectores pobres y marginales, al considerar que a la problemática social la acompañan los fenómenos de la corrupción, el paro, la subocupación (…), violencia, así como pérdida y sustitución de valores.".
La receta del Consejo de Europa sobre esta cuestión es la expresada en el "Proyecto de Manual del Congreso de los poderes locales y regionales de Europa", organizado por el Consejo de Europa, los días 29 a 31 de mayo de 2001, en sus puntos 6.a), 6.b), 6.c) y 6.d) que recomienda lo siguiente:
"(…), evitar las calles desiertas por la tarde, garantizar dentro de la medida de lo posible en los centros de las ciudades una combinación de funciones para evitar la agrupación de las minorías, de las personas socialmente desfavorecidas y de los delincuentes en un solo sitio;
Tomar las medidas para erradicar las actividades criminales dentro de ciertos barrios de la ciudad y evitar la formación de grupos desfavorecidos, en particular evitar que tengan el sentimiento de que no tienen nada que perder;
Proveer de instrumentos legales para luchar contra la violencia familiar, contra la cultura de la violencia, contra la discriminación por motivos de raza, religión, origen social y sexo, y hacer apología de la noción de ciudadanía.
Formular y aplicar los programas contra las toxicomanías y el alcoholismo, en conjunción con los servicios sanitarios y sociales; elaborar programas de información destinados a los jóvenes y a las secuelas;.".
2) El sentimiento subjetivo de seguridad: el gran delito, el delito ordinario y los comportamientos incívicos:
En el Manifiesto y las Resoluciones de los temas abordados por las ciudades europeas sobre Prevención y Seguridad en la conferencia de Nápoles los días 7, 8 y 9 de diciembre de 2000, también se postula lo siguiente:
".La inseguridad no es simplemente el temor al robo o a la agresión. Puede nacer también del peligro provocado por un automóvil, por un entorno nocivo precario y, sobre todo, por el temor a no disponer del espaldarazo de una ayuda o de un servicio que aporte protección o reparación.".
Debemos de entender que la superación de la vinculación cerrada entre seguridad y delincuencia, pero por una vía diferente: la del concepto subjetivo de inseguridad. La seguridad engloba, por lo tanto dos conceptos: de una parte, el objetivo, que estaría representado por el incremento del delito y, por otro, el subjetivo que vendría determinado por la sensación de incertidumbre, de riesgo o de miedo que tiene el ciudadano por el desarrollo de lo que se denomina delincuencia ordinaria. Esta delincuencia se produce en el ámbito más próximo al ciudadano y, por lo tanto, afectan más directamente a su sensación térmica de seguridad.
Sin lugar a dudas la seguridad ciudadana es un tema que concita la atención actual. Casi todas las plataformas políticas han sentado sus bases de proyección en función a este tema, pero esto no es un tema que se proyecta solo en este tiempo, este tema tiene ya sus bases fundamentales desde los inicios de la existencia del hombre sobre la tierra. Se consideraba la seguridad como una condición inherente a la vida del ser humano, un privilegio como elemento fundamental para su desarrollo físico y social.
Todos sabemos que desde los inicios de la aparición del hombre sobre la faz de la tierra ya buscaba el grupo, la reunión, para poder preservarse de los elementos naturales, de las fieras, aún en las cavernas, en los clanes ya buscaba la seguridad como medio fundamental para su supervivencia. De esta manera ya se fueron visualizando las primeras bases de los liderazgos, ya empezaba a nacer el sentido del orden, de reconocimiento y de la convivencia integral. Empezábamos a notar como humanos en ese tiempo que la seguridad era sinónimo de organización, de responsabilidad, de solidaridad, que generalmente los grupos humanos fuimos desarrollando.
Conforme crecen las ciudades, conforme crecen las necesidades de seguridad es que se empiezan a formarse las organizaciones más complejas, con mejor infraestructura, mayor exposición de acciones directas para mantener la tranquilidad, el orden dentro de estas comunidades.
Es en este contexto, que se empiezan a formarse los primeros serenos con su preocupación fundamental de alertar a las comunidades cuando se presentaba algo que iba a interrumpir su sueño, su descanso o su trabajo normal y se comenzaron a formar las guardias, las milicias, las organizaciones policiales y desde ahí se identifica la acción policial por la acción represiva de la actitud delincuencial.
Desde allí empezamos ya a comenzar a actuar previniendo la acción delincuencial porque interrumpía el desarrollo normal de las actividades de las comunidades. Es por eso que se empieza a perfilar las nuevas políticas que tienen en consideración que los gobiernos deben enfrentar a la delincuencia como una prioridad para alcanzar niveles de tranquilidad y allí la policía empieza a especializarse, comienza a delinear nuevas estrategias para poder solventar esos espacios de intranquilidad.
Empezamos a darnos cuenta de que con tranquilidad y sin delincuencia las ciudades necesariamente tienden a ser más seguras y una ciudad más segura aumenta rápidamente su desarrollo hacia el logro de sus objetivos más especiales. Por eso podríamos entender que la seguridad ciudadana es una situación de normalidad en la que la comunidad desarrolla sus actividades dentro de un contexto de orden, paz y tranquilidad y en un marco de equilibrio social y legal.
Este marco especial dentro del que se desarrollan las actividades comunitarias, obviamente, permitirá y permite crecer y desarrollarse a las ciudades, que los ciudadanos pueden invertir y obtener sus logros, que puedan planificar su trabajo, puedan alcanzar metas. Este conjunto de acciones en un marco de tranquilidad que podrá trascender en el desarrollo, requiere de la participación de la ciudadanía en su conjunto.
La seguridad ciudadana entonces es el conjunto de medidas y previsiones que adopta el Estado a través de sus instituciones dentro del marco de la ley y los derechos humanos para que la comunidad pueda desarrollar sus actividades libres de riesgo y amenazas.
Debemos entender que la seguridad es tarea de todos; pero para cumplir con estos cometidos es necesario que se acepten los cambios, que se estimulen las responsabilidades, romper marcos y buscar identificarnos con el tema de la seguridad ciudadana. Tenemos que aceptar los cambios y que todos se integren a la comunidad y a los trabajos sobre seguridad ciudadana.
Para ello debemos de construir cada uno con su acto, su vocación, su calidad de persona, a no generar ambientes de intranquilidad. En este aspecto, cada día nosotros somos concientes de que debemos respetar normas, respetar leyes y también exigir se respeten nuestros derechos cumpliendo nuestras obligaciones.
Muchas veces las inseguridades las vamos generando nosotros mismos con nuestras conductas y negligencias, por desatinos, falta de consideración y aceptación mutua a la interrelación personal por algunas imponderaciones propias de la personalidad del hombre. Por eso es que es imprescindible cambiar, debemos de romper marcos para poder ingresar a este tema tan nuevo e importante como lo es la seguridad ciudadana. Debemos de comprender que la seguridad abarca todas las instancias en donde el ser humano desarrolla sus iniciativas.
Por otro lado se habla de la seguridad, no como un problema delincuencial, de delincuencia menor o de crimen organizado. Debemos de hablar de presentar iniciativas, participar activamente. Es necesario recordar una palabra que desde hace mucho tiempo no se encuentra en nuestro léxico, la solidaridad. Se ha perdido su práctica, cada uno nos aislamos en nuestros propios problemas y evitamos inmiscuirnos en lo que no "nos compete" y así evitando inmiscuirnos en los problemas de los demás, estamos evitando inmiscuirnos directa y participativamente a la solución del problema del Estado. No se hace, porque no se quiere romper marcos, siempre estamos atados a tradiciones, conservadurismos o a ideas trasnochadas. Debemos cambiar.
La seguridad crea todo lo necesario para que después todo, en la ciudadanía, resulte productivo, para que las iniciativas puedan generarse y consolidarse y se conviertan en productos tangibles, conservables. La seguridad no es acción de uno solo, la seguridad es un acto mancomunado y tácito entre las instituciones dentro de las cuales no escapa la Policía.
La seguridad y el desarrollo convocan la participación de todos, no solamente de la Policía, es tarea de todos. Sabemos que todo individuo busca seguridad y un Estado donde se privilegia la seguridad es un Estado que esta orientado a buscar el crecimiento de sus comunidades. Un esfuerzo para crecer sin seguridad trae consigo grandes pérdidas.
Para el problema de seguridad, la solución es la prevención antes que la intervención desde nuestra condición de ciudadanos y miembros de una comunidad o de un país. La conciencia de seguridad debemos tenerla todos. Una conciencia de seguridad no solamente nos debe orientar a mirar a los delincuentes, la conciencia de seguridad nos lleva a tomar actitudes definidas que no desentonen con el común denominador de los ciudadanos respetuosos de los derechos de los demás y también haciendo prevalecer lo propio.
Otro hecho fundamental a destacar es la familia, la familia también debe de tener seguridad. También muchas veces la familia tiene inseguridad emocional, observan indiferentes como sus hijos se orientan hacia acciones negativas como la violencia, enfermedades mentales, delincuencia, drogadicción y por no decirlo pandillaje, barras bravas, violación, etc.
Nosotros como pueblo y familia debemos hacer cada cierto tiempo una reflexión en pareja y analizar, si nuestras acciones como padres de familia están orientadas adecuadamente a educar a nuestros hijos, cómo debe de ser, signándole los valores esenciales, acciones de responsabilidad, de fuerza de voluntad, de persistencia para alcanzar sus objetivos, que vean en el padre o la madre la imagen objetiva a seguir y a superar. Eso se está descuidando en todos los niveles, alto, medio, bajo, porque egoístamente también nos centramos al esfuerzo de sostener la economía del hogar y descuidamos un tanto lo más importante, la familia, la crianza y desarrollo de nuestros hijos.
La seguridad ciudadana también tiene que ver en el aspecto estructural de la formación de los distritos, de las ciudades y los barrios, para que sea una zona donde exista seguridad. Donde existe tranquilidad, esta incidirá económicamente que en un lugar donde no haya una buena seguridad ciudadana, donde no existe una norma adecuada de desarrollo ni una convivencia pacífica. Una zona donde existen conflictos, robos sociales, se desprecia y donde existe tranquilidad, donde existe buena convivencia, eleva su precio, su justiprecio.
La seguridad ciudadana es un concepto que engloba a dos fenómenos: el fenómeno de la criminalidad y el fenómeno de la inseguridad ciudadana. Sabemos que la criminalidad produce un conjunto de hechos de naturaleza criminal y traiciones al ordenamiento jurídico, infracciones de violencia familiar, de violencia social, así como, los hechos que sin estar comprendidos en la normativa penal constituyen violaciones a las normas sociales de convivencia pacífica.
En cuanto al sentimiento de inseguridad ciudadana debemos de señalar que es el producto de una sensación, de la percepción, que tiene el ciudadano promedio de cual es el ambiente en el que vive. Existe una desproporción entre el sentimiento de inseguridad ciudadana y los verdaderos índices de criminalidad, pero esta apreciación obedece a diversos factores tales como la desconfianza en la actuación de la policía. Eso es cierto y no lo podemos negar, pero también la presencia de elementos sociales que acrecientan los temores. Entonces nosotros debemos estar interesados en generar ambientes de mejor desarrollo y nivel de seguridad ciudadana.
En el tema de seguridad ciudadana, hay que agregarle algo importante. Se debe de adoptar una actitud eminentemente preventiva ya no coercitiva, constructiva. Por eso es necesario un trabajo integral, multisectorial, de apoyo a la prevención para evitar la represión.
Se debe permanentemente coordinar con los gobiernos locales. Hoy surgen en la actividad municipal los comités de seguridad ciudadana, formados, integrados por el alcalde o gobierno local, la Policía y la comunidad organizada en juntas vecinales.
Las instituciones representativas del Estado deben atender a la problemática de seguridad ciudadana, en donde la voz, la palabra, la sugerencia del alcalde, del vecino, del ciudadano, sean permanentemente escuchadas y sea tomada en cuenta; pero es necesario para esto hacerles una respetuosa y previa reflexión. Una posición de participación debe ser asumida con responsabilidad, con profundo sentido de justicia y equidad, sin egoísmos y actitudes partidaristas que antes de concertar van a generar una disgregación de ideas, una interrupción de los propósitos de otros ciudadanos para converger en determinaciones efectivas para el desarrollo de la comunidad.
Es igualmente necesario que se fortalezca los servicios policiales de seguridad ciudadana bajo este contexto, dentro de los términos de procesos de reestructuración de la Policía, surgen dos premisas fundamentales sobre las cuales se sustenta: primero, la importancia de los ciudadanos dentro de la seguridad ciudadana y, segundo, la presencia de una nueva modalidad de servicio que es la Policía Comunitaria cuya actividad ya se esta desarrollando y genera acercamientos positivos a la comunidad, buscando recuperar espacios de confianza y credibilidad donde los ciudadanos deban sentirse adecuadamente atendidos en todas las dependencias policiales hacia la cual tengan necesidad de concurrir.
Conocemos que la seguridad ciudadana es una función básica de la Policía, pero se requiere de una coordinación permanente, una cooperación permanente con los gobiernos locales, la comunidad organizada y las instituciones públicas y privadas.
Para poder trabajar debemos de cambiar de actitudes y proponer acciones de policía comunitario como un trabajo esencial de acercamiento a la comunidad; pero, participativamente, con la ciudadanía trataremos de afianzar esos niveles de seguridad ciudadana a través de la población por el propio bien de la comunidad capacitando a la Policía, orientado por sus acciones mixtas de patrullaje cívico para tratar de mantener el orden, fortalecer nuestros medios, nuestra convivencia y nuestras interrelaciones.
Debemos de enfatizar cinco aspectos fundamentales en el tema de seguridad ciudadana. Primero, que la seguridad tiene que ver con el curso de la historia, que quiere decir, que los problemas de seguridad se multiplican como las ciudades van creciendo, se van complejizando.
El tema de seguridad ciudadana en una comunidad campesina es con toda seguridad mucho menos compleja que el tema de seguridad ciudadana en otras ciudades. Y si hacemos referencia respecto a otras ciudades, el tema es cada vez más complejo. Eso quiere decir que a cómo van los años, crece la demografía de las grandes ciudades, crecen también las tareas al interior de las ciudades. El tema es amplio y nos va a convocar cada vez más, quiere decir que estamos ante una situación que va a esperar mucho más el compromiso de instituciones como la Policía, los municipios, las organizaciones sociales y también el ciudadano común y corriente.
El segundo aspecto, es que el tema es indudablemente muy complejo, porque tiene que ver no solamente con la violencia que cotidianamente entendemos como agresión física y psicológica, sino que el tema de seguridad ciudadana comprende las garantías que da el Estado para el ejercicio de todos los derechos fundamentales, como el derecho a la vida, el derecho a la identidad, a su seguridad moral, física, al libre desarrollo, al bienestar, la salud, empleo, educación; estamos hablando también de una igualdad ante la ley de todos los ciudadanos comunes y corrientes; de libertad de conciencia, la libertad de información, de opinión, de expresión.
Es decir, que el tema de seguridad ciudadana es amplio que va indiscutiblemente mucho más allá de la sola tarea de la policía. Esta es la complejidad de lo que se ha denominado como seguridad ciudadana una tarea de todos y si nosotros complejizamos más el asunto, estamos hablando del ser humano de manera integral, con necesidades, pero también con potencialidades de saber ser, hacer, tener y poder. Aspectos que recorren el conjunto de necesidades humanas, articuladas hoy a posibilidades de ejercicio pleno de la libertad para optar entre alternativas y oportunidades que permitan el disfrute pleno de su desarrollo personal y social.
Un tercer aspecto, es la seguridad ciudadana como un compromiso de todos, sabiendo que dentro de todos hay quienes tienen papeles más importantes que otros, como el educador, el policía que tienen un papel fundamental en este conjunto de cosas que se señalan, pero también con responsabilidades más delicadas y tal vez más grandes: la familia, los padres respecto a los hijos, los padres como ciudadanos miembros de la sociedad.
Cuando hablamos de seguridad ciudadana estamos hablando de niños, jóvenes, adultos, ancianos, mujeres, de absolutamente todos. Este es un aspecto que debe de invitarnos a reflexionar en estos tiempos, sobretodo cuando la familia se resquebraja y hay una crisis de valores a todo nivel. Es una gran responsabilidad que tenemos hoy; algunos participando ya de manera directa en el tema de la seguridad ciudadana, como los comités de autodefensa, las juntas vecinales, la policía y muchos otros ciudadanos.
Un cuarto aspecto es el tema de la policía. ¿Qué es la Policía? La policía está ligada a los fines y deberes del Estado, la policía como policía nace con el Estado y si uno ve la Constitución Política de los Estados, el fin supremo de ese Estado es la persona humana. La situación de esa policía como institución es de múltiples carencias, con recursos cada vez insuficiente y menos estimulada. Pero dentro de esas limitaciones consideramos que se desarrollan esfuerzos de un mayor acercamiento a la sociedad, entonces tenemos la Policía Comunitaria, este modelo genera confianza y credibilidad que la Policía tiene que observar.
Un quinto aspecto, que debemos de reflexionar es respecto a la seguridad ciudadana no solamente como la falta de garantías para el libre ejercicio de la persona humana, sino también de reacciones distintas, generalmente negativas, de consecuencias en cada una de las personas que sufrimos la inseguridad o sus consecuencias: Dos componentes: uno, la falta de garantías y, la otra, la persona que sufre esas consecuencias.
Seguridad Ciudadana comunitaria: Cuestiones terminológicas. Orden Público, seguridad ciudadana o seguridad de los habitantes
El concepto de orden público ha ido modificándose a lo largo del tiempo. Originariamente, este es el concepto liberal que emana del artículo 9 que regula esta cuestión en la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" de 1789 que dice:
".Nadie puede ser inquietado por sus opiniones, incluso las religiosas, siempre y cuando su manifestación no altere el orden público establecido por la ley.".
Este artículo, tiene que ser interpretado sistemáticamente y puesto en relación con el artículo 4 de la misma Declaración:
".La libertad consiste en poder hacer todo lo que no sea perjudicial al otro. Así, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tienen otro límite que aquellos que aseguren a los otros miembros de la sociedad el disfrute de estos mismos derechos; estos límites sólo pueden estar determinados por la ley.".
Por lo tanto si mudamos el concepto de orden público del ámbito estricto de la libertad ideológica del artículo noveno a uno más genérico del artículo cuarto, formularemos la siguiente definición de orden público:
".El orden público se establece como garantía y límite de la libertad y, como ésta, consiste en que nadie puede hacer nada que sea perjudicial a los demás.".
Desde esta perspectiva, que no hemos de perder nunca de vista, libertad y seguridad son dos caras de la misma moneda: Sin seguridad no hay libertad (ya que la falta de ésta, inquieta el libre ejercicio de los derechos y libertades del ciudadano) y sin libertad no puede haber una autentica seguridad (ya que la seguridad sin libertad comporta un régimen autoritario).
Con el tiempo, este concepto de orden público, evolucionará hacia el de seguridad ciudadana (originado en la doctrina de la nouvelle prevención), mucho más amplio, y que incorpora los valores del Estado social y democrático de Derecho.
Ahora bien, en general, no se ha producido un cambio de denominación, sino de contenido del concepto. En efecto hoy por hoy la expresión de orden público sigue utilizándose como garantía de la seguridad pública, lo que ha cambiado es el contenido del concepto que paulatinamente ha ido pasando desde el forzar a los ciudadanos a la obediencia de la norma, lo más primario, a la garantía de la calidad de la vida de los mismos.
En el Reino de España, esta evolución ha tenido, no obstante, a diferencia del resto de los países del continente, un cambio de denominación impulsado necesariamente por el cambio de régimen autoritario al Estado social y democrático de derecho. Por ello el texto constitucional español recogió la expresión seguridad ciudadana y no el de orden público al hablar de la función de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Resulta difícil definir claramente los conceptos de seguridad pública, seguridad ciudadana y orden público. Por ello nos remitimos a una concepción que, de una parte, se relaciona directamente con los orígenes del Estado de Derecho (tenemos que recordar que, en la época de la Revolución Francesa, las personas se denominaban ciudadanos entre ellas por superar el término súbditos y como equivalente de persona que tiene unos derechos inalienables, reconocidos, ahora bien, por la ley) y también por su proyección de futuro (se calcula que en el año 2020, el 70 % de la población mundial vivirá en las ciudades, por lo tanto, la seguridad será, principal y fundamentalmente, ciudadana).
Por estas razones, el término seguridad ciudadana también lo preferimos al de seguridad pública. En si el término de seguridad ciudadana no tiene buenos antecedentes en los países de Latinoamérica, puesto que empezó siendo utilizado por las Fuerzas Armadas a finales de los años setenta como un renovado vocablo de similar contenido a la "Doctrina de Seguridad Nacional" impartida por los Estado Unidos de América desde la conocida como Escuela de las Américas que graduó a centenares de represores, en busca del enemigo interior de Argentina, Chile, Uruguay y de tantos otros Estados. En estos países, el término preferido es el de seguridad de los habitantes, que estiman omnicomprensivo y no exclusivo.
En todo caso, cuestión terminológica aparte, lo que es evidente es que el concepto de orden público ha de rellenarse en función de la realidad en la que ha de operar. Así podríamos distinguir entre el concepto liberal de orden público del siglo XIX y el concepto social y democrático de orden público que se impone en las democracias occidentales a partir de la finalización de la segunda guerra mundial, al que también podemos denominar seguridad ciudadana.
Seguridad Comunitaria
Cuando hablamos de seguridad comunitaria, nos estamos refiriendo a un modelo concreto de seguridad, lo que tiene en cuenta al ciudadano en la formulación y verificación de las políticas de seguridad. Los orígenes del término seguridad comunitaria los tenemos que encontrar en la idea de oposición entre el modelo inglés de policía (o policía comunitaria) y el modelo francés o continental (o policía del princeps). Para el primero, la actividad de la policía sería una consecuencia de las demandas sociales, de forma que habría una clase de self – policing, de la comunidad con un mínimo uso de la fuerza. Por el contrario, la policía continental, estaría mucho más ligada al proceso de construcción de un Estado contemporáneo y, por lo tanto, de defensa del mismo ante los procesos involucionistas o revolucionarios que ha padecido.
Policía de Proximidad
Este modelo aparece y se extiende rápidamente en Estados Unidos de América, Canadá y Europa a partir de la década de los ochenta, e irrumpe en América Latina en los años noventa, acompañando algunos de los procesos de reforma policial de la región. En realidad, podríamos afirmar que no se trata de un nuevo concepto, sino más bien de la recuperación del modelo elaborado hace más de 150 años por Sir Robert Peel y aplicado a la policía metropolitana de Londres, inspirándose también en el modelo de policía de Japón, conocida como el "koban".
En primer término, la policía de proximidad no solamente se preocupa por actuar sobre variables tradicionalmente asociadas a su quehacer como lo son la delincuencia y el orden público, sino que incorpora otras como la sensación de inseguridad, la calidad de vida de la población y la cohesión y solidaridad social.
Es así como sus objetivos también se amplían. Aparte de ocuparse del control de la criminalidad y del orden público, la policía incorporará a su quehacer objetivos tales como:
- Identificar problemas en la comunidad y propiciar soluciones sostenibles, particularmente sobre aquel tipo de problemas que se estime pueden incidir sobre la proliferación de hechos delictivos o de problemas de orden público.
- Mejorar la sensación de inseguridad en la población.
- Incrementar el nivel de satisfacción de la comunidad con respecto a la intervención policial.
- Incorporar a los ciudadanos en la producción de seguridad, mediante su participación en diversas iniciativas que permitan prevenir más efectivamente la comisión de delitos.
- Mejorar el control social sobre la actuación policial.
Vistos los objetivos del nuevo modelo y las variables sobre las que pretende actuar, la policía de proximidad supone un conjunto de características particulares que pasamos a detallar.
En primer término se observa una ampliación del mandato policial tradicional, que no se limita al mantenimiento del orden y a la prevención y represión de la criminalidad, sino que abarca la resolución de los problemas de la comunidad dentro de un más amplio concepto de calidad de vida de la población.
En segundo término, la actitud institucional exige un comportamiento proactivo más que reactivo, centrando sus esfuerzos en la resolución temprana de los problemas que puedan degenerar en conflicto social.
En tercer lugar, se privilegia el diseño de estrategias a nivel local. La unidad geográfica más pequeña -barrio, vecindario, etc.- pasan a constituir el espacio en donde se analiza el problema de la inseguridad y se planifican las estrategias para enfrentarlo.
En cuarto lugar, se promueve el establecimiento de mecanismos de asociación y cooperación con las autoridades políticas, los servicios públicos y privados, los medios de comunicación y la comunidad en general. La policía deja de ser un ente aislado, trabajando en "un mundo secreto" contra la delincuencia, y se convierte en un ente dinamizador de iniciativas ciudadanas que procuran prevenir la comisión de delitos y mejorar el entorno inmediato.
Los aspectos descritos con anterioridad condicionan cambios a nivel organizacional, operativo y de recursos humanos. A nivel de la estructura organizativa, el modelo comunitario exige importantes grados de descentralización a efectos de procurar un mayor acercamiento de la institución a la ciudadanía. Paralelamente, la tradicional estructura de mando vertical da paso a una organización más horizontal, con un importante traslado de poder en la toma de decisiones hacia las unidades de base.
En materia operacional, se producen cambios que procuran una presencia más visible de la policía en las calles y un contacto más directo de ésta con la ciudadanía. La unidad policial grande y diseñada "hacia adentro" abre paso a unidades pequeñas, estratégicamente ubicadas; el patrullaje motorizado se complementa con el patrullaje a pie o en bicicleta, y se acrecienta el contacto con la ciudadanía mediante visitas a sectores de la comunidad, reuniones periódicas con representantes de la misma, etc.
Adicionalmente, el mayor acercamiento a la comunidad y la incorporación de la misma al quehacer de las unidades, acrecienta la obligación de rendir cuentas a los ciudadanos y a los responsables políticos del nivel territorial correspondiente; situación ésta que presiona hacia una mayor transparencia institucional y hacia un fortalecimiento de los mecanismos de control externos sobre la actuación policial. Finalmente, en materia de reclutamiento y formación de personal, se privilegia a un policía que se perfile más como un generalista que como un especialista; más como un comunicador que como un "informante", más como un gestor social que como un agente del orden.
Las estrategias previstas para la aplicación del modelo de policía de proximidad son numerosas y variadas, según las características específicas del contexto en el que se inserta. Sin embargo, es posible establecer un esquema general consistente esencialmente en lo siguiente:
Diseño y ejecución de experiencias-piloto conjuntas (policía-comunidad) en algunas zonas o barrios seleccionados, que permitan probar el modelo y obtener efectos demostrativos.
Levantamiento de información relevante y de estudios en las zonas en donde se ejecutarán las experiencias piloto que contengan datos sobre la criminalidad y el sentimiento de inseguridad, los medios utilizados por los ciudadanos para protegerse de la delincuencia, el nivel de deterioro del entorno físico, los grupos comunitarios existentes y sus recursos (humanos, materiales y financieros).
Establecimiento de alianzas con las autoridades políticas locales -municipio, alcaldía, etc.-, los organismos sociales existentes en la zona o en el barrio, la empresa privada, los grupos comunitarios, etc., para que de manera conjunta se identifiquen los problemas, se establezcan las prioridades y se propongan acciones debidamente consensuadas. Preferiblemente se aconseja el establecimiento de uno o varios comités que garanticen un proceso sostenido de coordinación y colaboración.
Diseño de esquemas de patrullaje alternativo y de programas preventivos, tales como visitas a diversas instituciones (escuelas, colegios, comercios, residencias) con la finalidad de determinar su grado de seguridad, reuniones periódicas con los ciudadanos para intercambiar información y buscar soluciones, patrullas de vecinos en el barrio, identificación de objetos de valor, minipuestos policiales, campañas publicitarias, elaboración y distribución de folletos, talleres y conferencias, exposiciones itinerantes de la policía, saneamiento ambiental, modificaciones en el alumbrado, buzones "correo policial", actividades culturales, deportivas y recreativas, etc.
Intervención selectiva en materia delictiva, dando prioridad a ciertos delitos seleccionados por su gravedad y frecuencia, y a partir de un minucioso levantamiento de información de la situación criminal en la zona respectiva.
Evaluación periódicamente de las experiencias, teniendo en cuenta los objetivos previstos.
Amplia divulgación y publicidad a los resultados del proceso para efectos demostrativos y mejoramiento de la sensación de inseguridad.
Ampliación de las estrategias a otras zonas.
Paralelamente a la ejecución de experiencias piloto, la policía debe ir introduciendo a nivel de su organización, de su estrategia operativa y de su personal, los cambios correspondientes a efectos de garantizar la sostenibilidad del modelo.
Comenzaremos reconociendo los diferentes factores que conforman y condicionan la realidad policial. Para arribar a este objetivo, imprescindible para formular las consideraciones necesarias y válidas para un cambio futuro; realizamos una lectura en la actualidad y como de su devenir histórico en cuanto a su pertenencia Estatal, a sus relaciones con la Comunidad y las actividades realizadas en contra de la delincuencia. Consecuentemente, identificamos y citamos a continuación, una serie de presupuestos que en más o en menos, subdivididos o agrupados diferentemente, básicamente representan los más importantes y que necesariamente deben ser analizados en su conjunto.
Conflictos con la comunidad. Distanciamiento.
Desempeño exclusivo de tareas operativas. Eliminación de oportunidades y otras supletorias.
Descontrol del accionar de la delincuencia. Desprotección.
Casos de violaciones a los derechos humanos y de corrupción.
Inadecuada estructura institucional. Disfuncionamiento.
Precaria e inadecuada capacitación profesional.
Pérdida de identidad.
Influencia política.
Falta de recursos financieros que atiendan debidamente a los funcionarios policiales en sus necesidades y decoro personales.
Falta de sistemas y medios logísticos para cumplir acabadamente su misión específica.
La Policía tiene conflictos con su comunidad, desde el preciso instante de su creación, lo cual tiene mucho que ver con los aspectos y características de la misión a cumplir como de la metodología tradicionalmente empleada para llevarla a cabo, Estos conflictos, se traducen preponderantemente en actos de violencia, corrupción, violaciones sistemáticas a los derechos humanos, descontrol del accionar de la delincuencia y aún su aislamiento institucional; todo lo cual converge, en la desprotección ciudadana, en su distanciamiento y alto grado de cuestionamiento social.
En la generalidad, todas las formaciones policiales, se dedican por imperio de la Ley, al mantenimiento del Orden Público y la Seguridad Pública a la vez que la protección de su comunidad contra el accionar de la delincuencia, de manera tal, que si bien ningún habitante reprocharía a priori, todos o alguno de estos máximos preceptos, en cambio sí lo haría, sobre la forma o manera que tiene la Policía de cumplirlos. Y a este aspecto, hay que agregar y dejar bien en claro, que la policía no hace lo que quiere, sino aquello que le es ordenado.
En general, el poder político demuestra una influencia perjudicial, avanzando sobre la institución policial con designios ideológicos, partidistas y coyunturales como en términos electoralistas, que nada tiene que ver con su misión, o teniéndola, la obligan a cumplir estrictamente sus órdenes, sin posibilidad de revisión e inspección, pero en cambio sí, a hacerse cargo de las responsabilidades emergentes de los futuros fracasos. Esto produce un condicionamiento que vulnera muy fuertemente su normal desempeño, pues el pretendido, es que el poder político, debe ser consecuente con las relaciones interinstitucionales y referidas estrictamente a la dependencia estructural, fijando los lineamientos gubernamentales para la Seguridad Ciudadana como de los sistemas de verificación o control. Evitará extralimitarse en sus atribuciones e incidir negativamente en la labor cotidiana de los cuerpos policiales, comprobándose que en muchas ocasiones, su perjudicial influencia ha llegado hasta niveles mínimos y primarios de neto corte policial, tales como ordenar traslados y designaciones de personal, servicios policiales, ubicación de patrulleros, formas de llevar a cabo procedimientos, custodias o paradas policiales, etc., desestimando la autoridad y disciplina internas, sin el pleno y necesario conocimiento profesional para ello.
El público quiere seguridad, estar y sentirse seguro, como elementos fundamentales para su calidad de vida, y el Estado debe procurarlo, pero integralmente y no en exclusiva con la agencia policial, que representa aunque muy relevantemente, una de las muchas profesiones que han de interactuar, solamente una parte de ese todo que es la Seguridad. Una pregunta emergente y desde lo práctico, es: ¿Cuál sería la formula polinómica que nos permita conocer, por ejemplo, la cantidad de personal policial o vehículos patrulleros necesarios para una ciudad y que responda a los cambios de la Sociedad que la habita?; cuya respuesta correcta es que no existe tal formula.
El tema policial, es tan suficientemente delicado e importante por su incidencia en la calidad de vida de los habitantes, que amerita sin duda promover un gran debate legislativo y aún llamar a la consulta popular vinculante; contemplándose además, las conclusiones de las encuestas, jornadas, seminarios y reuniones de expertos como consultas con todos los actores sociopolíticos per se o a través de sus organizaciones. Toda normativa, sentará las bases doctrinarias para una nueva cultura policial que se manifestará en su labor cotidiana y en virtud a una metodología orientada hacia la prevención del delito con promoción y respeto de los derechos humanos.
Seguridad Ciudadana en otros países de América
1) En la Republica de Chile:
Si bien la preocupación y la demanda social por mayor seguridad ciudadana son relativamente nuevas en este país, la misma esta correlacionada con altos índices de delincuencia. Esta delincuencia se explica por múltiples causas, tales como las brechas de inequidad, la inestabilidad social, la concentración urbana y los niveles de control social.
Este país entendió que el control de la delincuencia es un problema de Estado, ya que para enfrentarla se requirió de políticas de seguridad pública bien definidas, que contaron con una adecuada inversión y financiamiento. La lucha contra la delincuencia demando tecnologías y equipamiento modernos, así como una adecuada infraestructura y capacitación de las personas con ingerencia en esta problemática.
a) Estadística delictual:
Políticas públicas para enfrentar la delincuencia
La política de los sucesivos gobiernos de la Concertación, y su decisión de enfrentar la delincuencia, se enmarcan dentro de una concepción democrática que debió compatibilizar el control social con el Estado de Derecho. El gobierno de Aylwin debió asumir la seguridad ciudadana en condiciones nada favorables, ya que tuvo que cambiar el estilo represivo del gobierno militar hacia uno democrático, en circunstancias en que la delincuencia registraba sus niveles más altos.
Por ello, el Estado dedicó sus mayores recursos a optimizar la eficiencia de los órganos policiales y generó iniciativas en busca de consensos sociales y políticos para enfrentar el problema, promulgando la ley que creó la "Dirección de Seguridad Pública e Informaciones". Esta Dirección ha sido el soporte técnico del gobierno en materia de seguridad ciudadana, y en él concurren las autoridades ministeriales, los órganos policiales, instituciones diversas y la ciudadanía. Durante ese gobierno se tomaron además otras medidas, tales como el aumento de la dotación y los recursos de Carabineros, el aumento de recursos para Investigaciones y para Gendarmería, la coordinación del trabajo de las policías civil y uniformada, el diseño de un política de seguridad ciudadana, basada en el trabajo con la comunidad y no en la represión, la desarticulación de los grupos terroristas, y la expulsión de miembros de Investigaciones que tenían un comportamiento reñido con las normas y reglamentos de la institución.
Por su parte, el gobierno del Presidente Frei profundizó el compromiso gubernamental con la seguridad ciudadana, y en las bases programáticas de su gobierno reconoció la responsabilidad del Estado en el enfrentamiento, con decisión y éxito, de los problemas que planteó la seguridad ciudadana; señalando que se debía comprometer al conjunto de la sociedad nacional en la política del Estado; estableciendo como objetivos enfrentar el terrorismo, la delincuencia común y la delincuencia juvenil, así como, la luchar contra las drogas; reconoció que el vandalismo también afectaba la seguridad ciudadana; y se propuso mejorar el sistema penitenciario, reformar el sistema procesal penal y fortalecer a las Fuerzas de Carabineros e Investigaciones.
(1) Políticas de Estado y participación ciudadana para enfrentar el delito:
La política de seguridad asumida por los gobiernos de la Concertación no sólo contemplaba la acción de las Fuerzas de Orden, sino que involucraba al conjunto de la sociedad. En este sentido han impulsado diferentes iniciativas con vistas a incorporar a la comunidad.
A comienzos del año 1993, el gobierno de turno inició el Subprograma de Seguridad Vecinal, con fondos pertenecientes al Programa de Mejoramiento Urbano. Este Programa permitió que los Consejos Regionales distribuyeran recursos aportados por el gobierno central para financiar proyectos referidos a la seguridad ciudadana y que serían prestados por los municipios. Durante el primer año de vigencia del Subprograma, las organizaciones presentaron proyectos al municipio. Con posterioridad, el municipio realizó directamente la selección de proyectos. Esta iniciativa presentó deficiencias debido a la inexistencia de conceptos claros de participación ciudadana: el Subprograma no fue suficientemente conocido por los dirigentes vecinales; algunos de los proyectos presentados no fueron financiados ni obedecieron a un plan preciso de seguridad, y los fondos eran limitados. No obstante, las acciones en el ámbito municipal, sobre todo en comunas populares, contribuyó a que los vecinos ejercieran un mayor control social informal y se crearán organizaciones comunitarias y vecinales que permitieron enfrentar los delitos con mayor eficacia. La organización vecinal coadyuva a una mayor coordinación con Carabineros para enfrentar la delincuencia, lo que constituyó un gran avance puesto que facilitó su acción en lugares donde les resultaba difícil actuar cuando no existían buenas relaciones con la comunidad.
Algunos municipios han creado Comisiones Municipales de Seguridad Ciudadana que intercambiaron información respecto de la situación de la delincuencia en la zona, incentivaron la colaboración ciudadana con la policía y adoptaron medidas de competencia municipal, que tuvieron efectos positivos sobre la tasa delictual.
En los municipios donde habitan personas de mayores ingresos, como Las Condes, Providencia y Vitacura, también se han diseñaron acciones para contribuir a la seguridad ciudadana: proporcionando recursos a Carabineros; crearon un cuerpo de vigilantes municipales; instalaron sistemas colectivos de alarmas; cerraron accesos a pasajes; formaron patrullas mixtas entre funcionarios municipales y carabineros e instalaron líneas telefónicas de emergencia. El modelo de Las Condes se caracterizó por coordinar la acción de Carabineros, el municipio y la comunidad que enfrentó y redujo la delincuencia. Los habitantes de estos municipios también utilizaron servicios de seguridad privados, que fueron empleados para evitar la comisión de delitos. Como consecuencia de la implementación de estas medidas, los índices de delincuencia disminuyeron significativamente.
Para enfrentar esta problemática de la seguridad ciudadana existen en este país una diversidad de enfoques. Por un lado, se propusieron desregularizar la seguridad ciudadana para permitir el funcionamiento de un servicio integrado de seguridad pública y privada. Por otro lado, existió propuesta de transformar la seguridad ciudadana en una actividad privada, regulada por el mercado, y que no sea una responsabilidad exclusiva de Carabineros, tal como lo establece la ley. Ambas posiciones, según sus adversarios, contradicen el principio de que la seguridad pública que es un bien público y una gestión del Estado.
(2) Políticas de Estado y participación ciudadana para prevenir el delito:
En la actualidad en este país pareciera existir un amplio consenso de que prevenir el delito es mejor que reprimirlo, y que la represión es una función del Estado, que dispone del Cuerpo de Carabineros para hacerlo con mayor eficiencia y menor costo.
Es necesario mencionar que la prevención es una forma de intervenir ex-ante y requiere acciones específicas para:
Identificar las condiciones físicas y sociales que facilitan la comisión de delitos y adoptar las medidas de seguridad para reducir las oportunidades de cometerlos.
Identificar grupos de riesgo y desarrollar acciones que impidan su conversión en delincuentes: educación, trabajo, recreación y salud.
Reforzar la convivencia y resolver los problemas que inciden en la delincuencia.
Controlar a los delincuentes han cometido delitos para evitar la reincidencia.
El Estado debe contribuir a la prevención a través de:
Reforzar la acción policial preventiva y su presencia física en los lugares de riesgo. El servicio a pie (patrullaje) tendrá un importante efecto preventivo.
Determinar el rol complementario de ambas policías. En la actualidad no están bien definidas y se confunden. El rol preventivo es una función de Carabineros y rol de investigación corresponde la Policía de Investigaciones, pero en la practica las funciones se duplican. Carabineros e Investigaciones podrían aumentar su efectividad para prevenir el delito, actuando coordinadamente en la prevención-investigación;
Fortalecer las relaciones entre carabineros y la comunidad.
Mejorar la infraestructura: iluminación de sitios oscuros, habilitación de construcciones abandonadas, creación de lugares de recreación y espacios colectivos que faciliten la convivencia comunitaria, y el control informal de las conductas individuales.
Estas medidas, para tener un efecto preventivo eficaz, deberán contar con el apoyo y la participación activa de la comunidad.
La actual Ley Nº 18.965, Orgánica Constitucional de Municipalidades, otorga atribuciones que pueden utilizarse para prevenir la delincuencia. Algunos municipios han establecido programas de seguridad ciudadana: organización de fiscalías, cierre de pasajes y apoyo material a Carabineros e Investigaciones. Pero en materia de prevención de la delincuencia aún se pueden adoptar otras iniciativas, como:
Perfeccionar el Sub Programa de Seguridad Vecinal, con miras a que los programas de las organizaciones vecinales no sólo enfrenten la delincuencia, sino que contribuyan a prevenirla con medidas específicas y soluciones innovadoras, susceptibles de ser evaluadas para conocer su impacto.
Planificar una política preventiva vecinal coordinada con Carabineros, que cuente con apoyo gubernamental permanente a través del Ministerio del Interior.
Crear Comisiones Municipales de Seguridad Ciudadana que elaboren medidas de competencia municipal para prevenir la delincuencia.
Utilizar los medios de comunicación para difundir las experiencias exitosas en materia de prevención de la delincuencia.
Definir las grupos y zonas de riesgo para diseñar políticas de prevención social efectivas, basadas no sólo en datos estadísticos sino también en investigaciones y estudios de la realidad.
Debe señalarse, por último, que en este país la delincuencia es un fenómeno social, sobre todo urbano, donde factores como la desigualdad social, la marginalidad, la pobreza, el entorno familiar y comunitario, tienen una gran incidencia en sus índices. La prevención, por lo tanto, debió apuntar a erradicar las causas sociales, con programas públicos de educación, vivienda, salud y recreación, entre otros.
Todos los sectores sociales y políticos están de acuerdo y coinciden en señalar que la seguridad ciudadana es una tarea del Estado y de toda la sociedad, aunque existen discrepancias acerca de las formas de participación que se pueden implementar. La mejor perspectiva pareciera ser la que propone la participación ciudadana en la prevención del delito y la colaboración de toda la comunidad con las Fuerzas del Orden y de Seguridad.
2) En la Republica de Perú:
En este país según las conclusiones del "Informe de la Comisión Nacional de Seguridad Ciudadana" en septiembre del 2.001, no existía una política de Estado ni un sistema de seguridad ciudadana que implementará vínculos intersectoriales entre el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, las Regiones, las Municipalidades y la sociedad organizada para hacer frente a la criminalidad y violencia delictiva.
En este informe se afirma que la solución a esta problemática no es exclusivamente policial o judicial; y, por tanto, sugiere la necesidad de desarrollar políticas preventivas y de control que cuenten con la participación activa de la comunidad.
Ante tal problemática y con la finalidad de erradicar la violencia y el fortalecimiento del civismo y la seguridad ciudadana, el Gobierno de turno en febrero del 2003 promulgó la Ley Nº 27933 "Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana", para institucionalizar las relaciones fluidas y permanentes entre organismos del Estado y la comunidad organizada, para contribuir a garantizar la paz, la tranquilidad ciudadana, y a reducir la criminalidad y delincuencia común, mediante una adecuada política multisectorial de prevención y control de la violencia que permita a las personas puedan desarrollar sus actividades libres de riesgos y amenazas.
La materialización de la presente norma legal se implementó a través de un Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, el cual constituyó un instrumento base que diseñó objetivos, políticas y estrategias a corto plazo, a nivel regional, provincial y distrital, para mejorar los niveles de orden y seguridad mediante un trabajo integral y sostenido de los órganos que conforman el Sistema.
Antecedentes
(1). Marco legal:
(a) Constitución política:
((1)) Art. 166. "La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental de garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la delincuencia…"
((2)) Art.195." Los gobiernos locales tienen competencia para…"organizar, reglamentar y administrar los servicios públicos locales de su responsabilidad".
((3)) Art. 197. "Las municipalidades brindan servicios de seguridad ciudadana, con la cooperación de la Policía Nacional del Perú, conforme a ley".
(b) Leyes:
((1)) Ley 27972. Ley Orgánica de municipalidades. Art.85: Las municipalidades brindan servicios de seguridad ciudadana.
((2)) Ley 27238. Ley Orgánica de la Policía Nacional. Art.70: La Policía Nacional garantiza la seguridad ciudadana. Capacita a la comunidad en esta materia. DS 008-IN que instituye su Reglamento. Art.9: La Policía Nacional organiza y capacita a la comunidad en seguridad ciudadana.
((3)) Ley 27933. Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.
(c) Decretos y Resoluciones Supremas:
((1)) DS. 105-2,002-PCM, del 17 OCT 2002, que institucionaliza al Foro del Acuerdo Nacional.
((2)) RS 0965, de OOCT 2001, que crea la Comisión Especial de Reestructuración de la Policía Nacional.
((3)) RS. No. 0120-2002-IN 17 Marzo 2003 que designa a los miembros del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.
Marco conceptual
La Seguridad Ciudadana en sentido amplio es una situación social en la que no existe riesgos o peligros para los ciudadanos; es decir, que éstos pueden ejercitar libremente sus derechos y libertades sin que exista obstáculo para ello.
La Seguridad Ciudadana, para los efectos de la Ley 27933, Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración de la ciudadanía, destinada a asegurar su convivencia pacífica, la erradicación de la violencia y la utilización pacífica de las vías y espacio público. Del mismo modo, contribuir a la prevención de la comisión de delitos y faltas.
En otros términos, la Seguridad Ciudadana, es el conjunto de medidas y previsiones que adoptada el Estado, a través de sus instituciones y de la comunidad organizada, dentro del marco de la Ley y los derechos humanos, con la finalidad que las personas puedan desarrollar sus actividades libres de riesgos y amenazas que genera la criminalidad y delincuencia.
Caracterización de la problemática
La criminalidad y violencia en este país constituyen un problema político social de primer orden, que exigió la necesidad de implementar medidas concretas para disminuir la violencia urbana en la ciudad de Lima y en otras ciudades, en particular contra la delincuencia común, cuyos efectos los padecen la totalidad de la población.
Esta violencia obedeció a muchos factores causales de índole socioeconómico y cultural, donde la familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación constituyeron espacios de socialización muy importantes.
La información estadística sobre denuncias por delitos registrada por el Departamento de Estadística de la Policía Nacional en el periodo 1994-2002, reveló una tendencia decreciente de 1,994 a 1,995, mostrando luego un progresivo incremento hasta 1998, para luego descender hasta el 2001 y retomar nuevamente el ascenso a partir del 2,002. Esta tendencia señaló un decrecimiento promedio anual del –2.11% de las denuncias de delitos mayores registradas en las dependencias policiales a nivel nacional.
En cuanto a tipo de delitos, las estadísticas revelaron que del total de delitos registrados por la Policía Nacional entre 1994 al 2,002, el 59.3% se encuentran tipificados como delitos Contra el Patrimonio; los más frecuentes son aquellos que atentan contra la propiedad de las personas, entre los que se distinguen en primer lugar, el robo (39.7%), luego el hurto (39.0%), seguido de lejos por las estafas (7.2%) y la apropiación ilícita (7.1%).
Es necesario destacar que la comercialización y el consumo de drogas entre la población urbana de 12 a 50 años va en aumento. En el caso de la pasta básica de cocaína (PBC) entre 1.997/2.000 subió el consumo en un 4.7%.
Los denominados " delincuencia común" y que se sintetiza en robos a domicilios, robos y asaltos en la vía pública, "pandillaje", venta y consumo de drogas, secuestros al paso, violencia familiar, entre otros, se han masificado, por su cantidad cada día y por las connotaciones sociales que la originan, es mucho mas preocupante que otro tipo de delitos, y porque su control ha escapado a la capacidad de la policía para hacerle frente. Las estadísticas policiales al respecto no reflejaron en toda su dimensión la gravedad del problema porque la mayor parte de los agraviados no acuden a las comisarías a registrar su denuncia por una serie de factores, como la poca confianza que la ciudadanía tiene de la policía para solucionar su problema.
En la actualidad, la delincuencia en la ciudad de Lima presenta las siguientes características:
Afecta a todos los niveles socioeconómicos, pero la incidencia de cierto tipo de delitos, como los robos a viviendas, por ejemplo, es mayor en los sectores medios o bajos.
Los robos y asaltos tienen como principal objetivo la apropiación de los bienes de
las víctimas más que dañar su integridad física (poco uso de armas y bajo registro de agresiones graves).
En la mayor parte de casos, los atacantes son varones jóvenes.
Los integrantes de pandillas derivan en actos antisociales que según estudios parecen obedecer a falta de alternativas recreativas y laborales.
La evolución de los recursos humanos en la Policía Nacional revela un progresivo decrecimiento, al pasar de 120.000 efectivos que existían en 1985 durante la unificación de las Fuerzas Policiales, a 92.000 policías que tiene en la actualidad (2004); es decir, en 18 años la institución policial ha sufrido una disminución del 24%, mientras que la población se a incrementado en 59.7% ; lo que permite inferir que la demanda de la población por protección y seguridad es cada vez mayor en comparación a la oferta de servicios policiales.
Concepción estratégica para la lucha contra la Criminalidad y delincuencia
(1) El acuerdo nacional:
El Acuerdo Nacional firmado el 22 de Julio del 2.002 por las principales organizaciones políticas, religiosas, de la sociedad civil y del Gobierno, se institucionalizó el Foro del Acuerdo Nacional como instancia de promoción del cumplimiento y del seguimiento del Acuerdo Nacional, en cuyo contexto se aprobaron 29 políticas de Estado, correspondiendo a la séptima la "Erradicación de la violencia y fortalecimiento del Civismo y la Seguridad Ciudadana".
Con este objetivo el Estado:
(a) Consolidará políticas orientadas a prevenir, disuadir, sancionar y eliminar aquellas conductas y prácticas sociales que pongan en peligro la tranquilidad, integridad o libertad de las personas así como la propiedad pública y privada.
(b) Propiciará una cultura cívica de respeto a la ley y a las normas de convivencia, sensibilizando a la ciudadanía contra la violencia y generando un marco de estabilidad social que afiance los derechos y deberes de los peruanos.
(c) Pondrá especial énfasis en extender los mecanismos legales para combatir prácticas violentas arraigadas, como son el maltrato familiar y la violación contra la integridad física y mental de niños, ancianos y mujeres.
(d) Garantizará su presencia efectiva en las zonas vulnerables a la violencia.
(e) Fomentará la cultura de paz a través de una educación y una ética públicas que incidan en el respeto irrestricto de los derechos humanos, en una recta administración de justicia y en la reconciliación.
(f) Desarrollará una política de especialización en los organismos públicos responsables de garantizar la seguridad ciudadana.
(g) Promoverá los valores éticos y cívicos de los integrantes de la Policía Nacional, así como su adecuada capacitación y retribución.
(h) Promoverá un sistema nacional de seguridad ciudadana en la totalidad de provincias y distritos del país, presidido por los alcaldes y conformado por representantes de los sectores públicos y de la ciudadanía.
(2) La política general del gobierno:
El Gobierno, por intermedio del Ministerio del Interior, impulsó la reorganización y modernización de la Policía Nacional, con la finalidad de mejorar sustantivamente los servicios policiales, acercar más la policía a la comunidad y dignificar la función policial mejorando los niveles de vida del personal; proceso que ha sido retomado en la actualidad.
En Septiembre de 2002 se constituyó la Comisión de Seguridad Ciudadana, presidida por el Primer Vicepresidente de la República, con la finalidad de elaborar en el lapso de un mes un Informe de Seguridad Ciudadana. Cumplido el plazo, la Comisión puso a disposición del Jefe de Estado el documento correspondiente, en una de cuyas conclusiones señala la ausencia de una política integral del Estado para tratar el problema, cuya solución no es exclusivamente policial o judicial; y, por tanto, sugiere la necesidad de desarrollar con mucha decisión políticas preventivas y de control, metas en las que la participación ciudadana es fundamental.
De las propuestas remitidas por el Ejecutivo al Congreso de la República siete se convirtieron en leyes:
Ley 27933, del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.
Ley 27936, de condiciones del ejercicio de la legítima defensa
Ley 27939, que establece el procedimiento e n casos de faltas.
Ley 27935, de ejecución de las penas de prestación de servicios a la comunidad y de limitación de días libres.
Ley 27937, sobre violencia contra la autoridad para impedir el ejercicio de sus funciones.
Ley 27934, que regula la intervención de la Policía y el Ministerio Público en la investigación preliminar del delito.
Ley 27938, que autoriza la asignación en uso de los bienes incautados en casos de delitos de secuestro o contra el patrimonio, cometidos en banda.
Por su parte, la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, prevé la conformación de las siguientes instancias integrantes del sistema:
Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.
Comités Regionales de Seguridad Ciudadana.
Comités Provinciales de Seguridad Ciudadana.
Comités Distritales de Seguridad Ciudadana.
El Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana, es el conjunto interrelacionado de organismos del Sector Público y de la sociedad civil, que se constituyen con la finalidad de contribuir a garantizar la paz, tranquilidad y a reducir o neutralizar la criminalidad y delincuencia común a nivel nacional, mediante una adecuada política de prevención multisectorial y control de la violencia, que permitan que las personas puedan desarrollar sus actividades libres de riesgos y amenazas.
Este esfuerzo multisectorial no solo debe sustentarse en la Ley y su respectivo reglamento, sino, sobre todo, en un Plan que articule el accionar de los órganos componentes del Sistema, con la finalidad de neutralizar o reducir la criminalidad y violencia, mediante un trabajo integral y sostenido.
(a) Objetivo y políticas:
((1)) Objetivo:
"Articular los esfuerzos de los diferentes órganos componentes del sistema nacional de seguridad ciudadana, con el fin de contribuir a garantizar la tranquilidad social y reducir la criminalidad y delincuencia común en todas sus modalidades, mediante un trabajo integral y sostenido del estado y sociedad civil".
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