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El trotskismo en el Perú (página 2)

Enviado por Rafael Herrera Robles


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A pesar de las divergencias en cuestiones fundamentales con el estalinismo, el Partido Socialista fundado por Mariátegui en 1928 pide su afiliación a la Tercera Internacional, cuestión que recién se acepta a la muerte de su fundador, cuando se subordinan al estalinismo23. Así mismo Mariátegui mantenía relaciones con una agrupación trotskista francesa donde militaba Pierre Naville, y cuando éste es injuriado por un grupo surrealista, particularmente por André Breton, Mariátegui, en un escrito publicado el 5 de marzo de 193024, -un mes antes morir- defiende a Naville, esperando que Breton se rectifique. A la postre Breton, como esperaba Mariátegui, se rectificó y además se acercó al trotskysmo.

Entre el 15 al 24 de marzo de 1929 se lleva a cabo en Moscú el IV Congreso Sindical Rojo. Alberto Flores Galindo escribe al respecto: "Comenzaba en 1927 la segregación del "trotskismo" y se pidió a un grupo de delegados, entre los que estaban Portocarrero y Bazán, firmar un documento contra Andrés Nín, un militante español vinculado a la Oposición de Izquierda. Todos aceptaron firmar, menos Portocarrero y Bazán argumentando que sólo conocían una versión del problema y que adicionalmente se trataba de una cuestión que no atañía directamente a los trabajadores. Habían ido como delegados obreros a tratar problemas obreros25". Todo esto, concluye Flores Galindo, derivó en una polémica de los peruanos con Codovilla.

Las divergencias de Mariátegui con el estalinismo eran radicales, desde la política a la cultura, pero si bien las coincidencias entre Mariátegui y Trotsky son muchas y fundamentales, no se le puede encasillar en determinada tendencia de la época, por la originalidad y fuerza de su pensamiento que lo colocan como el principal promotor del marxismo en Indoamérica. Por la época en que Mariátegui polemiza con Haya de la Torre y el estalinismo, -entre 1928 hasta su muerte en abril de 1930-, la Oposición de Izquierda Internacional liderada por Trotsky intentaba "reorientar" a los partidos comunistas y a la Tercera Internacional, cuestión que no se logra, sino todo lo contrario, esas organizaciones se degeneran, expulsando a los revolucionarios de sus filas, no quedándoles otra alternativa en la década del treinta, que organizarse en forma independiente, dando nacimiento en 1938 a la IV Internacional. Pero no todos los revolucionarios marxistas críticos del estalinismo -incluyendo algunos seguidores de Trotsky- se adhirieron a ese proyecto, sea por creerlo prematuro o por abrigar la esperanza de una regeneración y reorientación que nunca llegó.

Tres concepciones sobre la revolución Indoamericana

Mariátegui muere el 16 de abril de 1930 polemizando con la Tercera Internacional estalinista y con la concepción "pequeño burguesa" de Haya de la Torre, por lo que a finales de la década del veinte podemos apreciar tres concepciones sobre la revolución en Indoamérica: La estalinista de la tercera internacional; la pequeña burguesa de Haya de la Torre y la marxista de Mariátegui. Las tres concepciones señalaban al Perú como un país precapitalista, (semifeudal), estando a la orden del día las reivindicaciones democrático burguesas. La semifeudalidad, Mariátegui lo asignaba para los países andinos, mientras que Haya de la Torre lo extendía al conjunto de Indoamérica.

El estalinismo negaba que el imperialismo, de acuerdo a sus intereses, promueva el desarrollo capitalista, mientras que para Haya de la Torre y Mariátegui, el capitalismo en Indoamérica es impulsado por intereses imperialistas, por lo que a mayor desarrollo capitalista hay mayor dependencia, mayor colonialismo.

El estalinismo esperaba que el capitalismo se desarrolle plenamente antes de llegar al socialismo. Por eso, hasta 1928, con toda claridad, señalaban que las reivindicaciones democrático burguesas se cumplirían en una revolución burguesa dirigida por la burguesía nacional "revolucionaria", para que desarrolle el capitalismo que implicaba a la vez independencia nacional. A partir de 1928, se da un viraje al ultra izquierdismo y, a cuanta organización no comulgue con ellos, se les designaba como "socialfascista". A pesar de esto, a pesar que se llama a formar soviets (asambleas populares), de acuerdo a lo que expusieron en la reunión de partidos comunistas de Buenos Aires en 1929, si bien no se menciona a la burguesía nacional "revolucionaria" como caudilla del proceso, pero se hace hincapié en que el socialismo es un objetivo remoto en América Latina, ya que previamente, en una serie de etapas se debe desarrollar plenamente el capitalismo. A partir de 1933, con la política de los frentes populares, se vuelve a le versión original de subordinación a organizaciones burguesas, incluyendo a las que poco antes habían designado como "social fascistas". En 1943, presionado por sus socios imperialistas "democráticos", el estalinismo disuelve la Tercera Internacional y pregona que a la coexistencia entre estados capitalistas y socialistas corresponde la unidad entre burguesía y proletariado, quedando el socialismo como un objetivo remoto.

Haya de la Torre decía que la burguesía nacional está entrelazada al feudalismo y subordinada al imperialismo, por lo que la revolución lo acaudillarían las "clases" medias y dentro de ellas, los intelectuales, por mediación de un estado antiimperialista promotor del desarrollo capitalista diferente al imperialista, para que posteriormente venga el socialismo. Se debe vigilar a las clases medias para que no evolucionen a gran burguesía, ya que sería una "regresión" al imperialismo. A la burguesía nacional Haya de la Torre lo incluye dentro de su propuesta corporativa del Congreso Económico Nacional, junto al estado y los trabajadores, para discutir la "realidad".

Para Mariátegui las tareas democráticas burguesas serían impulsadas por la alianza de obreros, campesinos y el conjunto del pueblo, pero no se detendrían en reivindicaciones burguesas, sino que partiendo de ellas harían avanzar la revolución al socialismo. Las comunidades indígenas serían pilares en la colectivización del agro, con la ayuda de la ciencia y la técnica, inmersos en la revolución mundial.

Mientras Stalin proclama el socialismo en un sólo país, Haya de la Torre y Mariátegui estaban convencidos de la necesidad de la revolución mundial para el triunfo del socialismo. El fundador del aprismo dijo expresamente que para que triunfe el socialismo en Rusia es necesario la revolución mundial. Mariátegui reivindicaba de Trotsky su internacionalismo y su la lucha contra el burocratismo.

César Vallejo

El poeta César Vallejo en octubre de 1928 al interpretar el arte socialista26, reivindica a Trotsky como "la mejor inteligencia bolchevique en la materia", explicando que el arte socialista lo creará: "Sólo un hombre sanguineamente socialista, aquel cuya conducta pública y privada, cuya manera de ver una estrella,…, de sentir un dolor,.., de amar a una mujer y de levantar una piedra,…, son orgánicamente socialistas…" Terminaba diciendo, en una clara crítica al estalinismo: que lo sepan "los desorientados colonos de Moscú en América".

En otro texto lanza un ataque incandescente contra Stalin, del que dijo: "Que lastimosa orgía de eunucos repetidores del marxismo… Su primera desgracia es amputarse de raíz sus propias posibilidades creadoras relegándose a la condición de simples panegiristas y papagayos de "El Capital". Sobre el trotskysmo dijo: ". la insurrección trotskista constituye un movimiento de gran significación histórica. Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu revolucionario dentro de un estado revolucionario. El nacimiento de una nueva izquierda dentro de la izquierda, que por natural evolución política, resulta a la postre de derecha. El trotskysmo desde este punto de vista, es lo más rojo de la bandera roja de la revolución y, consecuentemente lo más nuevo y ortodoxo de la nueva fe27".

Stephen Hart en su libro "Religión política y ciencia en la obra de César Vallejo28", dice que el poeta tuvo un periodo trotskista, entre los años 1927 a 1929; y un periodo estalinista entre los años 1929 a 1931. El periodo trotskista lo sustenta en los escritos que hemos citado, y para el periodo estalinista, además de algunos artículos donde el poeta critica a Trotsky, presentándolo como temperamental, extremista, izquierdista, antípoda de Lenin, etc., el libro "Rusia en 1931, reflexiones al pie del kremlin", cuya primera edición data de 1931 (Madrid). Para el periodo trotskista el emblema de Vallejo habría sido Marx, Lenin, Trotsky, y para el periodo estalinista: Marx, Lenin, Stalin, fórmulas que Vallejo hubiese sido el primero en rechazar porque, como veremos luego, para el poeta, no interesaba "quién vale más que el otro", ni "quien tiene más talento o más energía", sino su obra en bien de la revolución. Aclaremos además que para Vallejo -en el periodo que Hart lo sindica de estalinista-, Trotsky (en el destierro) seguía siendo uno de los "jefes" bolcheviques. (Expondremos en otra ocasión, con más amplitud, la visión de Hart sobre Vallejo y el marxismo)

Tenemos a nuestra vista el libro mencionado29 ("Rusia en 1931"), donde, contrariamente a lo que afirma Hart, Trotsky aparece como una de las máximas referencias dentro del marxismo, conjuntamente a Marx y Lenin, aunque no aparece el término "trotskysmo", tampoco "estalinismo".

Stephen Hart resalta cuando una obrera antes de salir de un auditorio toma el libro "El leninismo teórico y práctico" de Stalin, presentando el hecho como una de las pruebas de que Vallejo se habría convertido en el "más fiero" defensor de Stalin, lo cual no tiene el menor sentido si recordamos que por esa época Stalin presentaba a Trotsky -expulsado de Rusia- como enemigo de la Unión Soviética que se alineaba junto a los contra revolucionarios en el mundo, pero vallejo sigue considerando a Trotsky como paradigma del marxismo y uno de los "jefes" del bolchevismo. En ninguna parte del escrito de Vallejo -Rusia en 1931- aparece la fórmula Marx, Lenin, Stalin como afirma Stephan Hart, sino todo lo contrario. Por ejemplo, cuando alude a la violencia revolucionaria, Vallejo se sustenta en Trotsky: "Una revolución sin terrorismo -ha dicho Trotsky- no es una revolución", y a continuación, para sustentar la posición de Trotsky, Vallejo escribe: "Marx y Lenin están acordes en atribuir el fracaso de la Comuna de Paris a la falta de energía de sus jefes…30". Aunque la frase de Trotsky sobre el terrorismo no está ubicado en su debido contexto, -cuestión que no es éste el lugar para aclarar-, es notorio que Trotsky aparece conjuntamente a Marx y Lenin.

Igualmente cuando se hace mención al "capitalismo de estado", Vallejo se sustenta en la opinión de Lenin y Trotsky para explicar su papel en la economía soviética31.

El supuesto emblema "Marx, Lenin, Stalin" en esa obra (Rusia en 1931…) de Vallejo es una invención de Stephen Hart. La alusión más resaltante a la figura de Stalin es en una nota a pie de página, cuando aparece junto a Lenin y Trotsky: "Políticamente, los grandes hombres (Lenin, Stalin, Trotsky, etc.) no son objeto de esa idolatría individualista y endiosadora de que gozan los buenazos gobernantes burgueses". En el mismo párrafo Vallejo refiere que ha sondeado la opinión de la gente acerca de lo que piensan de los "jefes bolcheviques" Stalin y Trotsky, señalando que en cuanto a individuos, no interesa a nadie, tampoco se preguntan "quién vale más que otro". "Lo que existe e interesa a todos es la teoría y la acción de cada uno en función del interés revolucionario". Nadie se ocupa en discernir "quién vale más que el otro", ni "quien tiene más talento o más energía". De Lenin mismo, nadie se ocupa de su caso individual. Lenin es una idea, una acción revolucionaria. No una persona. Se le recuerda y se le cita por interés colectivo y en lo que él hizo de colectivo. Y ni "museo" leninista, ni "casa donde nació", ni anecdotario, ni leyendas. Apenas un Instituto Lenin, laboratorio central y viviente de la revolución social universal32".

La opinión de Vallejo sobre Lenin es completamente opuesta a la visión estalinista que por esa época ya lo deshumanizaba, presentándolo como infalible. En contrapartida, también Trotsky y el trotskismo reivindicaban al "marxismo leninismo", aunque Trotsky lo daba al "leninismo" una connotación antidogmática, en tanto método de análisis y exposición, ajeno a todo esquematismo.

Al exponer su concepción sobre la "base" y la "superestructura" según el marxismo, vallejo escribe: "Cuando Marx afirma que la base de la sociedad humana es la economía, no pretende que esta sea superior a la política, al derecho o al arte. Lo que hace es simplemente constatar un hecho, una realidad. Es como cuando se constata que la base del cuerpo se halla en los pies, con esto no se pretende afirmar que los pies son superiores o inferiores a la cabeza, al tronco o a los brazos33". Esta afirmación es contraria a la visión estalinista (presentada como "leninista") en la que la "superestructura" es "reflejo" de la economía, marginando a la voluntad humana, olvidando que el proceso económico es una relación social con la intervención del conjunto del saber humano. Por lo demás, Vallejo en la cita anterior reivindica la visión de totalidad en la interpretación de los acontecimientos, en la que todas las partes son imprescindibles.

Para el marxismo, cuanto más se desarrollen sus potencialidades creadoras expresadas en la ciencia, en la técnica, en la organización social, más se independiza el ser humano de las condiciones naturales y más control tiene sobre sus condiciones de vida o, en otras palabras, más control tiene de su devenir.

En lo que Vallejo hace concesiones a Stalin y al estalinismo, es cuando atribuye el burocratismo a funcionarios subalternos sobrevivientes del antiguo régimen zarista, a los que "Stalin y sus compañeros deberían extirpar cuanto antes34". Pero al mismo tiempo pide estar vigilantes porque el burocratismo puede ir "fortificándose y polarizándose en núcleos capaces de adquirir luego tendencias clasistas, con intereses y mentalidad particulares, diversos y hasta contrarios a los de la colectividad de base35".

En el terreno del arte, dejando de lado sus opiniones anteriores, Vallejo dice que en la nueva literatura rusa ha pasado el tiempo de las escuelas (literarias) y cenáculos, reduciéndose todo el quehacer artístico a una sola corriente promovida desde el estado. Desecha al surrealismo, al freudismo y al bergsonismo. "El método de creación artística es y debe ser conciente, realista, experimental, científico". Entre los precursores rusos menciona a Puchkin, Khlebnicov y, en menor rango, Alejandro Block. Las influencias extranjeras se reducen a los ingleses Kipling, Coleridge y al alemán Enrique Heine36. Aquí Vallejo sigue a la letra la política estalinista en el arte. Lo errado de esa teoría salta a la vista si uno se pregunta donde está lo "científico" en la poesía de Puchkin y demás autores mencionados y también en la poesía del mismo Vallejo.

Como es sabido, Vallejo al inicio forma parte de una célula aprista de peruanos en Francia, y cuando se da la ruptura entre Haya de la Torre y Mariátegui, se adhiere al proyecto socialista del último. Luego, vallejo se afilia al Partido Comunista Español (de orientación estalinista), pero mantuvo su autonomía política lo mismo que su admiración a Trotsky al que consideraba una de las mejores inteligencias del marxismo. Durante la guerra civil española (1936-1939), cantó la gesta heroica de los combatientes, cantó al soldado ignoto de la revolución, pero también criticó a los gobiernos de los frentes populares (España Francia) que reclamándose socialistas se confabulan con el imperialismo para legitimar el colonialismo.

El poeta Alejandro Romualdo37, autor de "Canto Coral a Túpac Amaru", afirma que César Vallejo fue silenciado por el estalinismo al igual que Mariátegui. Julio Ortega38 en un ensayo "César vallejo y la guerra civil española" precisa de las peripecias del poeta durante ese conflicto (1936-1939) y su marginación de las publicaciones del frente populismo, que en parte lo atribuye a la dificultad para entender su poesía, que contrasta con la publicidad que otorgaron a otros escritores incondicionales al estalinismo. No faltaron -escribe Julio Ortega- quienes sindicaron a Vallejo de "trotskista", palabra "extraordinariamente descalificadora en ese momento. Calificar a alguien de trotskista era descalificarlo como sujeto de poco fiar, problemático, capaz de sectarismo y, al final, manipulable por las fuerzas de la reacción. Es un término que se usaba un poco licenciosamente porque a mucha gente que no cabía dentro de ciertas ortodoxias se las designaba, para descartarlas, de trotskistas. Pero que dos veces se dijera que Vallejo era trotskista, demuestra por lo menos que así se le percibía o representaba. No asegura que, en efecto, lo fuera, pero es claro que pendía sobre él esa sanción atroz".

Al referirse al lenguaje religioso de vallejo, Ortega escribe: "Muchas veces es posible demostrar que su lenguaje cristiano es más bien de estirpe católica popular, un proceso ideoafectivo muy poco normativo. Hay que recordar que en plena fe marxista le encarga a un hermano suyo que vive en el Perú una misa en la iglesia de su pueblo por su salud. Y también que en su lecho de muerte dicta a su viuda una frase famosa diciendo que más allá de la vida y la muerte, tiene un testigo defensor: Dios. Y esto no es necesariamente contradictorio, forma parte de una práctica cultural hispanoamericana que traza entrecruzamientos felices y que está hecha de la heterodoxia de los discursos y de una fecunda hibridez. Así, el poeta va más allá de los códigos y las normas establecidos y trabaja su propio lenguaje desde una subjetividad intradiscursiva; y no tiene que responder ante ningún tribunal de la ortodoxia ideológica o de cualquier otra".

En efecto, la religiosidad popular -irreverente, rebelde, irónica- que Vallejo deja traslucir en muchos textos poéticos y en muchos pasajes de su vida es incuestionable, pero al mismo tiempo contrasta con sus opiniones que sobre la religión hace en su obra "Rusia en 1931". Allí Vallejo expone que el marxismo no es celestial sino terrenal, por lo que se equivocan "los escritores burgueses que, en este terreno, nos hablan del apocalipsis de San Lenin, de la nueva iglesia marxista, del evangelio proletario según San Stalin o según San Trotsky, y otras necedades39". Para el poeta, los "mitos" religiosos y los "mitos" marxistas son diferentes. "Conviene, pues, zanjar de una vez por todas las fronteras ideológicas y sociales entre la revolución proletaria y el proceso religioso de nuestra época40"… "La revolución no toma ningún partido ni finca ninguna perspectiva sistemática ni en favor ni en contra del sentimiento religioso, ni por su subsistencia ni por su fin41".

De acuerdo a lo anterior -expuesto en "Rusia en 1931"- se diría que no existen dudas sobre la filiación atea de César Vallejo dentro de la tradición del marxismo que reivindica todo el legado progresivo de la humanidad, incluyendo del seno de las religiones, cuyos valores altruistas de amor a los semejantes se tornan cada vez más terrenales, lo que en lenguaje poético vallejiano equivale decir que "Dios se hace hombre". Pero en la últimas parte "La revolución no toma ningún partido ni finca ninguna perspectiva sistemática ni en favor ni en contra del sentimiento religioso, ni por su subsistencia ni por su fin" es una herejía, sobre todo a la política estalinista que pretendía que un decreto era suficiente para acabar con la religión o para decir que ya existe socialismo en Rusia.

Para gran parte de los que no creen en divinidades (dioses), el cristianismo y demás religiones son sentidas y entendidas como parte de la mitología, -al igual que la mitología originada en religiones politeístas -, impregnado en la mentalidad ingenua (sobre todo) popular, a la que apelan constantemente escritores y artistas para elaborar sus obras. Por otra parte, la religión, además de fe y creencia en seres sobrenaturales, es tradición, costumbre, que desde la subjetividad o inconsciente actúa en los individuos y colectividades, incluso como catarsis, por lo que de sus ceremonias y rituales participan hasta lo no creyentes, y su superación no se puede realizar por simples decretos, sino creando nuevas condiciones de vida más dignas, conforme lo expresaba Trotsky al escribir sobre los problemas de la vida cotidiana42.

El pasado remoto, -dentro de ello, la mitología panteísta, el "parentesco" con la naturaleza y las creencias mágicas religiosas más antiguas e ingenuas-, ronda de modo inconsciente en las colectividades, incluso las más modernas. El "parentesco" con la naturaleza de tiempo de los orígenes se evidencia no sólo en la mitología y folclor de las más diversas culturas, sino en la vida cotidiana cuando los hombres (modernos) del siglo veintiuno, "rememoran" -sin darse cuenta- ese pasado primigenio, particularmente mediante la poesía, música y canciones, donde "dialogan" con la naturaleza -cielo, estrellas, luna, sol, mar, flores, ríos, animales, plantas, etc.-, como si se tratara de seres vivos. El ser humano, a la vez que subvierte a la naturaleza para cambiar sus condiciones de vida, se resiste inconscientemente a romper su cordón umbilical con ella, de la cual comenzó siendo una criatura pasiva, transformándose luego en la más activa.

La religión oficial de los conquistadores encuentra gran resistencia para imponer su dogma metafísico en la cultura andina, por lo que en un largo proceso ha coexistido y combinado creando simbiosis con las creencias mágico religiosas ancestrales. En este contexto se entiende el diálogo poético de Vallejo con Dios y la naturaleza, y a la vez la lucha existencial entre el marxismo ateo que pretende profesar, con su subconsciente mítico religioso que aflora en sus creaciones y horas de agonía.

Por otro lado, se equivocan los que presentan la poesía de Vallejo como "marxista", "dialéctica", "materialista", "científica", etc., porque el arte y, dentro de ello, la poesía, tienen sus propias proyecciones, métodos y reglas de creación diferentes a la ciencia o a la filosofía, lo que no quiere decir que el poeta esté al margen de la cultura de su tiempo. Y el marxismo, no es una corriente o escuela de de arte, sino una concepción del mundo sobre todo filosófica política, cuya visión libertaria confluye con las más variadas expresiones libertarias, entre ellas, con las proyecciones de obras artísticas que buscan plenitud a la existencia, sea en su repudio a la opresión o por ser expresión de la belleza. Un canto a la naturaleza, una loa épica a las reivindicaciones populares, un himno al amor, a la fraternidad, a la proeza deportiva, confluyen con los movimientos emancipatorios, porque, parafraseando a Trotsky: "La revolución. Conquistará en dura lucha para cada individuo no sólo el derecho al pan, sino también el derecho a la poesía. En su última hora, ¿a quién escribió Esenin su carta de sangre? ¿No se dirigía quizá a un amigo que no ha nacido aún, al hombre del futuro que algunos preparan con sus luchas y Esenin con sus cantos?43".

En culturas comunales primigenias, elementos de lo que hoy llamamos arte formaban parte de un todo unitario plasmado en el mundo de la magia, la religión, los mitos, leyendas, cuentos, que a su vez hacían las veces de filosofía, porque buscaban explicación a la existencia.

Con el progreso de la ciencia, la técnica, y con la división social del trabajo que se extrema en el mundo de la confrontación y competencia del capitalismo, las actividades y creaciones se atomizan, se dividen. El artista, que en el mundo primigenio se sentía servidor de la sociedad, en la sociedad moderna, con la disociación entre trabajo manual e intelectual, sumado a su inconformismo, a su rebeldía conciente o inconsciente, progresiva o conservadora, se siente enajenado de la sociedad.

Trotsky y el Apra

En el Apra, algunos líderes e intelectuales, entre ellos Luis Alberto Sánchez, luego de muerto Mariátegui, decían que no existieron divergencias ideológicas entre Haya de la Torre y Mariátegui y que la ruptura se debió a intrigas de agentes estalinistas. Cuando fue elegido representante del Apra para la Asamblea Constituyente, a nombre de su partido, el 7 de enero de 1932 presenta un proyecto de ley para que el estado subvencione la manutención y educación de los hijos de Mariátegui, del que -entre otros elogios- dijo que fue un "agitador de conciencias que planteó orientaciones nuevas a los problemas del Perú" y que "jamás" claudicó44. El proyecto no prosperó porque dos días después la dictadura de Sánchez Cerro, promulgando una ley de emergencia persiguió a apristas y comunistas.

Los apristas también reivindicaron a su manera a Trotsky. Contingentes de trabajadores e intelectuales que estaban en el proyecto socialista de Mariátegui se pasaron a filas del aprismo, que por ese entonces se reclamaba marxista y criticaba desde una posición de izquierda al estalinismo. Haya de la Torre resalta en la "Nota Preliminar" a la primera edición de "El Antiimperialismo y el Apra" (Santiago de Chile, 1936), que la primera confrontación ideológica directa con el estalinismo fue en el congreso antiimperialista de Bruselas (1927), porque el estalinismo privilegiaba la unidad "antiimperialista" con las burguesías nacionales. No obstante, luego de algunas enmiendas, Haya de la Torre precisa que firmaron con Eudocio Ravines las conclusiones. También allí, recuerda Haya de la Torre, tuvo una confrontación con el revolucionario cubano Julio Antonio Mella -que pronto sería asesinado por la dictadura de Machado-, cuyas tesis fueron rechazadas. Haya no precisa las tesis de Mella, -a quién rinde tributo como revolucionario antiimperialista- que probablemente fueron ultra izquierdistas si tenemos en cuenta su opúsculo publicado tiempo después con el título deliberado de "¿Qué es el ARPA?".

Décadas después, cuando habían claudicado en todas las formas, para pasar a defender los intereses de la oligarquía, del gamonalismo y del imperialismo, los apristas siguieron utilizando la figura de Trotsky para hacer proselitismo. Haya de la Torre en 1977 escribió que Trotsky desde su exilio en Méjico lo envió un mensaje que decía: "Díganle a Haya de la Torre que cuando discutimos en Rusia no lo entendí cabalmente, pero que ahora, desde su Indoamérica lo comprendo45". Uno se pregunta porqué Haya de la Torre esperó que transcurran más de cuarenta años para hacer público ese supuesto mensaje, cuyos supuestos intermediarios tampoco lo dieron a conocer públicamente.

Lo cierto es que Trotsky, durante su exilio en Méjico, entabló amistad con desterrados apristas peruanos. Durante un congreso antifascista (1938) patrocinado por el estalinismo, los apristas peruanos desterrados, -que asistieron por propia iniciativa-, conjuntamente a representantes de Puerto Rico, hicieron aprobar una resolución de condena a toda forma de imperialismo, en contra de la posición estalinista que pedía una condena solamente a los países fascistas. Trotsky46, que saludo ese hecho como lo mejor del congreso, en cierta ocasión llamó "demócrata" a Haya de a Torre. Los desterrados apristas protestaron porque a su criterio, el líder aprista era un auténtico revolucionario, un socialista y hasta un marxista. La respuesta de Trotsky fue que los demócratas en los países imperialistas por lo general son reaccionarios, pero en colonias y semicolonias, si son consecuentes, están del lado del progreso y la justicia, por lo que en el caso de Haya de la Torre es mejor ser un buen demócrata antes que un mal socialista. Pero aún así, como demócrata, -concluyó Trotsky- Haya de la Torre defecciona porque en vez de buscar la unidad con los trabajadores norteamericanos, se supedita a la política imperialista de "buena vecindad" de Roosevelt. Lo último, fue por el viraje de Haya de la Torre a finales de 1938, desde una posición intransigente contra el "imperialismo yanqui", hacia la subordinación a la política de "buena vecindad" de Roosevelt. Intentando tomar distancia del estalinismo, Haya de la Torre maquilla su posición con el lema: "inter americanismo democrático sin imperio".

Trotsky reconocía en el aprismo de la década del treinta a una organización de frente único pero organizado en partido, que por sus ideales y su acción revolucionaria estaba a la izquierda del estalinismo en América Latina, haciendo votos para que no degenere. Llamaba a sus seguidores a privilegiar el frente único con los apristas, sobre reivindicaciones concretas, manteniendo la autonomía orgánica e ideológica. En esto era congruente con la tradición marxista si recordamos que fue Trotsky quien redactó las tesis sobre el frente único, que con el apoyo decisivo de Lenin fue aprobado -con gran resistencia- en el comité ejecutivo de la Tercera Internacional en 1921. Lo contrario es el frentepopulismo estalinista que obliga a los revolucionarios a subordinarse a la política burguesa, pequeño burguesa y reformista, como en el caso de los frentes populares.

Ricardo Melgar Bao47 narra las relaciones entre apristas y trotskistas en Méjico que, sobre todo al inicio, se sustentaba en ideales comunes: "Haya de la Torre encontró en el líder ruso en el exilio, un apoyo a su oposición a las tesis de Dimitrov sobre el frente antifascista; así lo ratificó en una carta suya a Luis Alberto Sánchez: "¿Leíste en Octubre, revista trotskista de México, el ataque de Trotsky contra los frentes populares? ¡Formidable!".

Cuando el estalinismo dio un viraje al uiltraizquierdismo – de 1928 a 1933- endilgando a cuanta organización no sea comunista (estalinista) el epíteto de socialfascista, con lo que se aislaron de los trabajadores organizados, contribuyendo, entre otras cosas, al ascenso del nazismo en Alemania, Trotsky, criticando esa política, propuso el frente único antifascista lo más amplio posible con organizaciones de diversa filiación política, incluyendo burguesas, pero sin subordinarse a ellas, sin perder el objetivo final de lucha por el socialismo. Todo lo contrario a la propuesta estalinista que cuando se pasa a una posición derechista, desde 1933, promueve los frentes populares antifascistas subordinándose a organizaciones burguesas a las que en el periodo anterior -de ultra izquierdismo- habían motejado de "social fascistas", delimitando toda acción a los marcos burgueses, acarreando funestos resultados, como la derrota en la guerra civil española (1936-1939), en la que el gobierno del frente popular, a los combatientes que intentaban ir más allá de los intereses burgueses -entre ellos trotskistas y anarquistas- para crear un poder popular autónomo de los trabajadores, se los reprimió con ferocidad, creando desconcierto en los frentes de batalla. Paralelo a ello, la contrarrevolución estalinista condenó a la pena de muerte en los infames juicios de Moscú (1936-1938) a la plana mayor bolchevique.

Ricardo Melgar Bao se equivoca cuando dice que "Trotsky cede en 1938 ante el populismo aprista y ante el ala radical del cardenismo". Lo último -cardenismo- para referirse al gobierno nacionalista de Lázaro Cárdenas en Méjico (1934-1940), que entre otras cosas, nacionalizó el petróleo, medida que Trotsky apoyó considerando que era progresivo porque Lázaro Cárdenas se enfrentaba desde una posición nacionalista burguesa al imperialismo. En el caso del Apra existían más afinidades con el trotskismo, porque -por esa época- Haya de la Torre aún desechaba a la burguesía nacional como caudilla de la revolución en América Latina, por lo que en un primer momento, hasta mediados de 1938, criticó los frentes populares estalinistas.

El apoyo crítico de Trotsky a Cárdenas en Méjico, al igual que su relación con el Apra, se sustenta con las tesis sobre el frente único basado en reivindicaciones concretas, que incluso se puede extender a partidos burgueses, con la finalidad de comprometer a la mayor cantidad de trabajadores a luchar por sus reivindicaciones. El viraje aprista hacia el imperialismo yanqui desde finales de la década del treinta trae consigo renuncias en su seno, lo que Melgar Bao atribuye erradamente a razones conspirativas del trotskysmo.

En otro contexto, cuando en la década del treinta Japón invade China, Trotsky, -criticando a posiciones ultra izquierdistas que se mostraban neutrales- llamó al pueblo chino a desalojar a los invasores luchando conjuntamente a los ejércitos del jefe del Kuomingtang Chiang kay Shek, que como se sabe, fue un contrarrevolucionario que en 1927 asesinó a miles de revolucionarios. Pero en ese momento se enfrentaba al enemigo principal, a los invasores imperialistas japoneses.

También contra la discriminación racial a los negros, en casos como de Sudáfrica, Trotsky dijo que podría darse la coyuntura de que su liberación tenga que pasar creando una república burguesa negra que respete los derechos de la minoría blanca, para luego dar el salto al socialismo, en contra de la posición de muchos de sus seguidores que desde una posición ultra izquierdista, reducían su accionar a las luchas reivindicativas de clase.

Para todos estos casos, en la medida de lo posible, los revolucionarios deben conservar su independencia orgánica y política, para que, llegado el momento, puedan marchar con el conjunto del pueblo al socialismo.

El estalinismo en el Perú

Para los defensores del historial estalinista, la trayectoria errada de los partidos comunistas no se debieron a las orientaciones de la Tercera Internacional estalinista, sino a dirigentes como Ravines en el Perú, Codovilla en Argentina, a la influencia de Earl Browder desde los Estados Unidos, etc. Es decir, buscan un "chivo expiatorio" para encubrir las "orientaciones" de Stalin. Una argucia surgida en China donde, al no poder ocultar las erradas orientaciones de Stalin, los principales líderes chinos pregonaron abiertamente su defensa de Stalin y del historial estalinista. Reconocieron que Stalin no distinguió "contradicciones entre los enemigos y nosotros y contradicciones en el seno del pueblo" y a su criterio, en los juicios de Moscú (1937 y 1938), se castigó "con justicia" a muchos pero se equivocaron castigando a otros. Para el caso concreto de China, desde finales de la década del veinte hasta inicios de la década del cuarenta, las orientaciones de Stalin -dicen- eran erradas, pero fueron enmendadas por los "marxistas leninistas chinos representados por los camaradas Mao Tse Tung y Liu Shao-chi". Pero los errores no los culpan a Stalin sino a los que los llevaron a la práctica, es decir, a dirigentes chinos48. Con ese método, en vez de buscar y promover la verdad, los dirigentes chinos ocultan la verdad, una práctica ajena al marxismo, pero usual en el estalinismo. Por eso el fundador del Partido Comunista Chino y principal promotor del marxismo en Asia en las tres primeras décadas del siglo veinte, Chen Tu-hsiu (1879-1942), es sindicado en la "historia" oficial "maoísta" como "oportunista de derecha" al que responsabilizan de la derrota de la revolución en 1927, ocultando que las orientaciones (imposiciones) venían de Moscú, a las mismas que Chen Tu-hsiu llegó a poner en tela de juicio, argumentando que la subordinación de los comunistas al Kuomingtan ya había cumplido su función porque permitió a los marxistas su reconocimiento y presencia en el ámbito nacional. Al mismo tiempo pedía que cinco mil fusiles enviados desde Rusia les entreguen directamente a los comunistas sin pasar por el Kuomingtang presidido por Chiang Kay Shek. Stalin hizo todo lo contrario. En 1926 el Kuomingtang es designado como "partido asociado" de la Tercera Internacional y su principal líder Chiang Kay Shek nombrado "miembro honorario" de la misma. En 1927 el "miembro honorario" desata una matanza contra los revolucionarios. Chen Tu-hsiu, por ese entonces principal dirigente del comunismo chino, informó que la derrota se debió a las erradas orientaciones de Moscú, por lo que fue expulsado del partido y de la internacional. Se adhiere al trotskysmo pero pronto fue detenido y encarcelado por el Kuomingtang. Al iniciarse la lucha de resistencia contra la invasión japonesa fue liberado de prisión pero para ser desterrado a un lugar remoto evitando su labor política. Fallece en 1942.

Derrotada la revolución en 1927, Mao Tse Tung y Chu Te, con sobrevivientes de sus ejércitos, se encuentran en abril de 1928 en las montañas Ching kan Shan, dando nacimiento al ejército rojo, cuyo comando recae en Chu Te, mientras Mao Tse Tung tenía el mando político. Constituían solo una pequeña fracción de las fuerzas revolucionarias que paulatinamente se fue imponiendo. Comenzaba una nueva era en el comunismo chino. El triunfo de la revolución en 1949 fue contra los designios de Stalin, quién, conjuntamente a las potencias imperialistas, mantuvo al Kuomingtang como el único vocero válido en China, marginando a los comunistas y las zonas liberadas. No obstante que Mao Tse Tung había escrito un artículo elogiando a Stalin como "amigo del pueblo chino", intentando comprometerlo a la causa revolucionaria, el líder ruso en 1945, -al terminar la segunda guerra mundial-, firma un tratado de cooperación con el Kuomingtang de Chiang Kay Shek por treinta años (¡!). La cooperación estalinista sirvió para consolidar la contra revolución en China reprimiendo a los revolucionarios. Por eso Mao Tse Tung luego del triunfo de 1949 decía que el pueblo chino salió victorioso basado en sus propias fuerzas.

El Kuomingtang tenía como principios, luchar por el bienestar del pueblo y amistad con la Unión Soviética. Su líder, Sun Yat Sen (1866-1925), en su juventud, había abrazado ideas anarquistas y marxistas. Fue promotor de la primera traducción y publicación del Manifiesto Comunista en China. En 1911 al ser derrotada la última dinastía china proclama la república, en la que también participa Chen Tu-hsiu. La subordinación del Partido Comunista fundado en 1921 al Kuomingtang -formalizada en 1923- fue realizada con la anuencia de Lenin y Trotsky, como una concesión, en forma coyuntural, por la debilidad sobre todo organizativa de los comunistas chinos. Chen Tu-hsiu, haciendo caso omiso a la subordinación, logra mantener cierta autonomía y los comunistas logran organizarse como partido. En esto también influyó Sun Yat Sen, que otorga a los comunistas varios puestos en la máxima dirección del Kuomingtang de la que Mao Tse Tung -en ese entonces secretario del comunismo en Hunan- llegó a ser miembro suplente. Lenin muere en enero de 1924. En 1925 muere Sun Yat Sen y el liderazgo del Kuomingtang recae en Chiang Kay Shek, que temeroso del pueblo, acentúa una política derechista.

Trotsky al inicio en forma ocasional, luego en forma contundente, abogó para una mayor libertad de acción de los comunistas chinos, sin ser escuchado. Ignoraba que el fundador del comunismo chino, Chen Tu-hsiu, reclamaba la misma cosa.

A partir de 1966 surge la revolución cultural, según Mao Tse Tung, con la finalidad de luchar contra la "burguesía infiltrada", la corrupción y el burocratismo en el partido y el estado. Pero al surgir las comunas obreras de Shanghai y Pekín como órganos de poder popular oponiéndose al partido y al estado que consideraban corruptos, Mao retrocede, y para reprimirlos, comienza hacer las paces con los "burgueses infiltrados". Sin embargo, hasta fines de la década del setenta, decían que la revolución cultural continúa. En 1969, por mediación de Lin Piao, pregonaron la revolución permanente "marxista leninista". Dividieron al mundo entre las super potencias "imperialistas", Estados y Rusia, que serían las ciudades, y el "tercer mundo" -Asia Africa y América latina- que sería el "campo", con lo cual comienzan a olvidarse de los conflictos entre clases. La estrategia consistía en cercar a las ciudades desde el campo, en unidad con los países de Europa Occidental. Lin Piao "desapareció" en 1972 y como una exageración de su teoría surge la política del tercer mundismo al margen de la lucha de clases, promovido principalmente por Teng Siao Ping, con anuencia de de Mao Tse Tung, que muere en 1976 y se acentúa la marginación de las tendencias izquierdistas. Los sobrevivientes de los que en la década del sesenta eran para Mao Tse Tung "burgueses infiltrados" se hacen del poder. Uno de sus símbolos fue Teng Siao Ping, cuya máxima era que no importa el color del gato con tal que case al ratón. Lo que no dijo es quién saca mayor provecho de la pieza cazada. Hoy, el burocratismo y la corrupción son públicos. A los hijos de dirigentes del partido y de funcionarios del estado que gozan de privilegios se les conoce como los "principitos". La interrogante es si la burocracia gobernante será capaz de hacerse propietaria de los medios de vida (tierra, industria, banca) para convertirse en una nueva clase social, si habrá una restauración del capitalismo como en Rusia, o el pueblo chino será capaz de derrocar a la burocracia para seguir avanzando al socialismo.

El Partido comunista chino, al igual que los partidos afiliados a la Tercera Internacional estalinista, debía cumplir todos los mandatos, incluyendo la justificación al asesinato de la plana mayor bolchevique en juicios amañados en Moscú, entre 1936 a 1938. Al mismo tiempo que el partido que lidera justifica oficialmente los horrendos crímenes, Mao Tse Tung en una larga entrevista concedida al periodista norteamericano Edgar Snow49, cuenta su vida, la misma que posteriormente se publicaría como "autobiografía de Mao Tse Tung", en la que tiene frases elogiosas para Chen Tu-hsiu, que junto a Li Ta Chao, (en palabras de Mao) "ambos considerados entre los intelectuales más brillantes de China", lo inclinaron hacia el marxismo. Relata Mao que en un viaje a Shanghai discutió con Chen Tu-hsiu sobre algunos libros marxistas. "Sus profesiones de fe me habían impresionado profundamente". Entre las críticas de Mao a Chen Tu-hsiu, fue que en 1926-27 no supo valorar la insurgencia radical de los campesinos.

Desde su juventud Chen Tu-hsiu promovió la difusión de literatura revolucionaria, que se acrecienta en la década del veinte, con la propagación de sus propias ideas, simientes para la nueva generación de revolucionarios. A él se debe la reivindicación de una forma tradicional china de impartir normas y principios en forma de decálogos, facilitando su difusión y comprensión, lo mismo que la visión internacionalista de la revolución. Una de sus máximas era, "Sed internacionalistas y no aislacionistas", impartiendo el criterio de que la revolución china es parte de la revolución socialista mundial. Según uno de los primeros biógrafos europeos de Mao Tse Tung, el inglés Robert Payne, Chen Tu-hsiu, a los cuarenta años, estaba entre los cuatro personajes más influyentes de China y conceptos como "nueva democracia" surgieron de su pluma.

En 1942, en sus intervenciones sobre arte y literatura en el Foro de Yenán50, Mao Tse Tung hace suya la política estalinista sobre arte y literatura, que debería estar subordinada a lineamientos impuestos desde el estado y el partido de acuerdo a las coyunturas políticas; y en tono fraterno, critica el "dualismo" y "pluralismo" de Trotsky al que atribuye la frase: "en la política: marxista, en el arte: burgués". Lo del "dualismo" es una exageración que distorsiona por completo las ideas de Trotsky, quién, para el caso concreto de Rusia, puso en evidencia que luego del triunfo revolucionario de 1917, los representantes más eminentes de la narrativa y poesía en todas sus tendencias -desde el "mujikismo" a las vanguardias- se pusieron del lado de la revolución, por lo que, los que se opusieron y emigraron no han creado ninguna obra perdurable. La política cultural que promovió Trotsky con el apoyo decisivo de Lenin era contraria a oficializar a determinada corriente como la única posible. Fue la época en que Mariátegui, sin conocer los desgarramientos internos de sus gobernantes, alababa la libertad en la que se desenvuelve la creación del arte y literatura en la naciente Unión Soviética, donde las escuelas de vanguardia encuentran campo propicio para desarrollarse, recordando que el "sumo" poeta de la revolución, Mayakovsky, procede de la escuela futurista. En este sentido escribió: "Ni en la sede del capitalismo ni en la sede del socialismo, la ciencia pretende dictar leyes a la política ni al arte51". La sátira, la crítica, son eficaces y durables cuanto más logradas sean estéticamente. Por eso "A la revolución los artistas y los técnicos le son tanto más útiles y preciosos cuanto más artistas y técnicos se mantienen52".

Que los artistas afiliados a una organización política, por propia convicción, hagan propaganda consciente en sus creaciones, nadie los critica; que como militantes y revolucionarios marchen junto al pueblo en toda forma de lucha, los engrandece más, pero la política cultural no se debe limitar a los adscritos a un partido, sino que debe confluir con el conjunto de los intereses progresivos de la humanidad, incluyendo el arte. A un artista se le debe juzgar como artista, es decir, de acuerdo a su obra de arte y a ese mismo artista, desde un punto de vista político, se le debe juzgar por sus ideas políticas, por sus acciones políticas.

Una literatura "panfletaria", o si se quiere, de "propaganda", aparece espontáneamente en los grandes procesos sociales, por inercia, por la participación activa del pueblo, desde cuya entraña emerge una literatura contestataria en poesías, canciones, rimas, dichos, versiones orales de la epopeya popular, etc., hasta formas más elaboradas, que es libre y no necesariamente se atiene a fórmulas estéticas. Gama de expresividad popular ferviente e ingenua que confluye a revitalizar el arte y la literatura en su conjunto. Todo lo contrario es cuando desde el poder se pone trabas a la libre creación, intentando reglamentar la creatividad del artista,

En 1956 en una actitud errada, el gobierno chino apoya al gobierno ruso de Nikita Krushov que promueve la invasión con tanques de guerra a Hungría para reprimir una insurrección obrera popular. En esos países -de Europa del Este- las protestas unas veces adquirían carácter burgués para una regresión al capitalismo, otras veces carácter revolucionario, contra la burocracia, para avanzar al socialismo. En Hungría sobresalieron como hegemónicos los consejos obreros que intentaban hacer avanzar la revolución al socialismo.

Al mismo tiempo, en 1957 Mao Tse Tung al referirse a las contradicciones en el seno del pueblo, deja de lado los criterios estalinistas sobre arte, literatura y ciencia, impartiéndose la consigna: "Que se abran cien flores y que compitan cien escuelas", que quería decir: "En el arte, pueden desarrollarse libremente diversas formas y estilos y, en la ciencia, competir libremente diferentes escuelas. Consideramos perjudicial al desarrollo del arte y de la ciencia recurrir a medidas administrativas imponiendo un particular estilo de arte o una determinada escuela prohibiendo otros. El problema de lo correcto y erróneo en el arte y en la ciencia debe resolverse mediante discusiones libres en los círculos artísticos y científicos y a través de la práctica en esos terrenos, no de manera simplista53".

Esta apreciación es la misma de Trotsky que Mao Tse Tung criticara en 1942 en el Foro de Yenán, y la misma que con el apoyo decisivo de Lenin se impuso en los primeros años de la revolución rusa, antes de que Stalin se consolide en el poder.

A mediados de la década del sesenta, con la revolución cultural, en la que se promovieron actos progresivos y reaccionarios, nuevamente Mao vuelve a la posición tradicional estalinista sobre arte y cultura, intentando además, construir el comunismo en un solo país, para así sobrepasar al "social imperialismo ruso".

Contrariamente a sus seguidores escolásticos que lo presentan infalible desde el inicio de la revolución -incluso desde la década del veinte cuando en calidad de comunista era miembro suplente del Comité Central del Kuomingtang y secretario del Partido Comunista en Hunan -, en 1962 Mao reconoce que recién desde 1935, los comunistas chinos van tomando conciencia de la estrategia que seguiría la revolución. Sobre los consejeros internacionales (los emisarios de Stalin) dice: "Esos camaradas no conocían, o no conocían perfectamente, la sociedad china, la nación china y la revolución china. Si incluso nosotros mismos estuvimos durante largo tiempo sin conocer bien el mundo objetivo de China, ¿qué decir de los camaradas extranjeros?".

"Fue en el periodo de la Guerra de Resistencia contra el Japón cuando elaboramos una línea general del Partido y una serie completa de políticas específicas que se ajustaban a la situación real" (…) "Si alguien afirmara que tal o cual camarada, digamos, un camarada del Comité Central o yo mismo, ya conoce desde un comienzo las leyes de la revolución china en su totalidad, creo que sería una exageración, a la cual ustedes no deben darle crédito en modo alguno, pues no hay tal54".

Gran parte de maoístas peruanos, antes que a las ideas de Mao Tse Tung y a las enseñanzas del proceso revolucionario chino, han hecho suyo las peores lacras del historial estalinista.

Mientras Mariátegui vivió, el estalinismo no penetró en las organizaciones obreras y populares, y el aprismo era una corriente arrinconada que se reducía a la figura de Haya de la Torre, entonces en el exilio.

Además de promover congresos obreros, en 1926 Mariátegui funda la revista Amauta, en 1928 el Partido Socialista del que es nombrado secretario general y el quincenario Labor; en 1929 la Confederación General de Trabajadores del Perú, todo lo cual contradice a los que lo sindican de simple "intelectual". Por razones de salud proyecta establecerse en Buenos Aires (Argentina) desde donde seguiría dirigiendo la revista Amauta. En marzo de 1930 Eudocio Ravines, que había regresado de Europa, fue nombrado secretario general del Partido Socialista, cargo que Mariátegui dejaba por su proyectado viaje que no se llega a realizar por su muerte el 16 de abril de 1930. Semanas después, en mayo, se acuerda el cambio de nombre del partido socialista por comunista y a partir de allí se siguió al pie de la letra los mandatos estalinistas. Ravines dirigió al partido en su época ultra izquierdista y en su época derechista de los frentes populares. Fue destituido en 1942, pero la política siguió siendo la misma, de subordinación a las imposiciones estalinistas, al margen de la realidad peruana, parte integrante de la realidad mundial.

El cambio de nombre del Partido Socialista por Comunista en mayo de 1930 fue criticado poco tiempo después por Martínez de la Torre55 al renunciar (temporalmente) a ese partido (1931), argumentando que los muertos no pueden defenderse y es impúdico hacerlos aparecer con consignas para tal o cual grupo haciendo notar que Mariátegui no había estado de acuerdo con ese cambio. Sin embargo, en el mismo texto también dice que el cambio de nombre fue formal, conservándose la orientación política.

Alberto Flores Galindo menciona que Martínez de la Torre en 1929, en cartas a Mario Nerval que se encontraba en La Paz, "se mostraba furibundamente antitrotskysta dispuesto a construir una organización de acero56".

En un escrito aparecido luego de la muerte de Mariátegui: "¿Perú: una nación?", Martínez de la Torre desdeña de las comunidades indígenas y de los campesinos a los que considera atrasados para el socialismo. Luego de un temporal alejamiento del aparato estalinista, vuelve a sus filas, promoviendo el desarrollo capitalista bajo la dirección de una burguesía nacional.

Mariátegui probablemente confiaba en Ravines porque fue de los primeros en romper con Haya de la Torre, y probablemente por su mediación, el segundo congreso antiimperialista (Francfort, 1929) nombra a Mariátegui, -que no asiste al congreso- miembro del Consejo General. Sin embargo, conforme al testimonio de Angela Ramos57, las divergencias se hicieron evidentes cuando Mariátegui agonizaba: "Ravines entró al cuarto de enfermo de Mariátegui y nadie supo lo que había pasado allí (después conocimos que Ravines le hizo tener un disgusto espantoso a José Carlos en su lecho de muerte y eso no se ha dicho nunca y por primera vez se lo voy a decir), la gente creía que era el hombre de confianza".

La repercusión de la crisis capitalista mundial de los años treinta origina un vacío del poder político en el Perú. Las clases dominantes, desarticuladas por las luchas populares eran incapaces de seguir gobernando como antes. El poder, literalmente, se encontraba "tirado" en la calle. El pueblo protagonizó grandes jornadas de lucha, sucumbiendo por falta de orientación. Mencionemos por ejemplo a los mineros de los andes centrales ligados al Partido Socialista transformado luego en Comunista, o la revolución obrera popular dirigido por bases apristas que estalla el 7 de julio de 1932 en Trujillo, en la que los principales líderes apristas brillaron por su ausencia.

La Tercera Internacional estalinista tuvo entre sus consignas para América Latina, acabar con el trotskysmo, con el luxemburguismo, con el aprismo y con el mariateguismo. Para lo último, la consigna era: "¡Acabar con el Amautismo!".

No obstante el pedido de Lenin de destituir a Stalin del cargo de secretario general del partido y de encargado de de las nacionalidades no rusas, éste se afianza en el poder, sobre todo a la muerte de Lenin en enero de 1924. A fines de esa década Trotsky fue expulsado de Rusia y perseguido al igual que sus seguidores. Las consignas impartidas por el estalinismo para la persecución son difundidas en el ámbito mundial bajo el título: "Cómo liquidar al trotskysmo", en el que se les presenta como contrarrevolucionarios de nacimiento. Se escribieron "historias" oficiales sobre la revolución rusa marginando cada vez más a Trotsky. Entre 1936 a 1938 Trotsky en el exilio, conjuntamente a la plana mayor bolchevique, en juicios amañados, falsificando "pruebas", son condenados a la pena de muerte. Junto a ellos -en la década del treinta- entregaron su vida alrededor de un millón de revolucionarios. El 20 de agosto de 1940 un sicario estalinista asesinó a Trotsky en su exilio de Méjico. Pero el movimiento trotskista se siguió incrementando. En 1956 Nikita Krushov, como máximo dirigente de la Unión Soviética, hace públicos los crímenes de Stalin con la finalidad de acrecentar su poder en las luchas internas de la burocracia. Anuncia la "desestalinización", pero los métodos de dominio y control son los mismos, por lo que las publicaciones contra Trotsky y el trotskysmo se acrecientan. Como vaticinó Trotsky, regímenes como el estalinista sustentados en órganos de represión, siempre son inestables. La salida podía ser una revolución que acabe con la burocracia para avanzar al socialismo, o una contrarrevolución en la que los elementos más corruptos de la burocracia harían el papel de "compradores", como correa de transmisión para una restauración capitalista.

Las consignas contra Rosa Luxemburgo y Mariátegui decían: "El luxemburguismo no es nuestra divisa en tanto doctrina llena de errores…" "El luxemburguismo tiene poco contacto con el leninismo…" Pero se dice que la propia Rosa Luxemburgo combatió el luxemburguismo. Concluyendo: "Con Carlos -se refieren a Carlos Liebnecht, junto a Rosa Luxemburgo líderes de la insurrección espartaquista alemana de 1919-, con Marx y Engels, con Lenin y Stalin vamos a triunfar, contra el trotskysmo, el luxemburguismo y otras ideologías que tratan de desviarnos …"

Entre esas otras ideologías está el "mariateguismo", que es definido como "una confusión de ideas procedentes de las más diversas fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en él…" "Son en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son mas bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional con el problema agrario, atribuye al imperialismo y al capitalismo en el Perú una función progresista; sustituye la táctica y la estrategia revolucionaria por el debate y la discusión".

Se hace un llamado a la lucha "implacable e irreconciliable" contra el mariateguismo, que impide la "bolchevización orgánica e ideológica" para colocarse a la cabeza de los "grandes acontecimientos". Pero sería el propio Mariátegui, aun muerto, el principal crítico del mariateguismo: "El primero en reconocer esa esencia del mariateguismo y por lo tanto de combatirlo sin piedad ha sido el mismo camarada Mariátegui. Con haber muerto, no quiere decir que pueda seguir combatiendo con nosotros contra el mariateguismo, el aprismo, el anarquismo, el reformismo y demás tendencias que nada tienen en común con los intereses de clase del proletariado58"

En otro documento se acusa a Mariátegui de preconizar que el imperialismo, aliado a la burguesía y los terratenientes, impulse el proceso de liquidación de la feudalidad, criticando así mismo por oponerse a la creación de "repúblicas autónomas" de aymaras y quechuas. Sobre el Partido Socialista se dice que fue conspirativo. Del aprismo de tiempos heroicos se dice que utiliza "el arsenal contrarrevolucionario de la literatura trotskysta (el trotskysmo no ha sido desenmascarado aún ante los ojos de los trabajadores del Perú59…").

El aprismo a inicios de la década del treinta era catalogado por el estalinismo de fascista o socialfascista y Mariátegui presentado como aprista o que no logró desprenderse de su pasado aprista. En un informe lleno de falsificaciones previo al VII congreso de la tercera internacional se dice que Mariátegui: "Conservó su ilusión sobre el papel revolucionario de la burguesía peruana y subestimó la cuestión nacional indígena a la que identificaba como cuestión campesina. En el Partido Comunista Peruano, incluso hasta hoy, se deja sentir la presencia de diversos restos de Mariateguismo, que repercuten en su trabajo práctico60"

Después de la muerte de Mariátegui una agrupación de trotskistas argentinos se declaran sus discípulos y, por mediación de ellos, su figura y pensamiento estuvo asociado a la Oposición de Izquierda Internacional que en 1938 diera nacimiento a la Cuarta Internacional. Uno de los precoces seguidores argentinos de Mariátegui (y Trotsky), Antonio Gallo, de sólo 17 años, escribió en 1930: "Sobre todo, conviene reivindicar a Mariátegui, socialista y revolucionario, ahora que ha aparecido toda la tropa pequeño burguesa -que él mismo odiara- a llorar al "humanista", al "intelectual61".

También existieron en forma individual, trotskistas argentinos que discrepaban de Mariátegui, entre ellos Liborio Justo62, que reconoció la influencia de Mariátegui en Argentina: "José Carlos Mariátegui tuvo gran influencia en el primitivo movimiento trotskista aquí, y sus principales dirigentes se decían sus discípulos, al punto que los primeros folletos trotskistas argentinos aparecieron bajo la denominación de Editorial José Carlos Mariátegui".

La principal crítica de Justo, es de que Mariátegui no tuvo en cuenta la lucha por la liberación nacional, basada en textos de una agrupación trotskista argentina en donde se decía (en abril de 1940): "Ya no hay más burguesías revolucionarias como lo demuestran los ejemplos de China y España. José Carlos Mariátegui, el gran marxista americano, hizo notar acertadamente esta diferencia existente entre Argentina y los demás estados americanos. El radicalismo y la oligarquía son cómplices por igual del capital financiero internacional. La liberación no tiene nada que ver con nuestro movimiento. ¡Por la lucha de clases! ¡Por la revolución socialista! La IV internacional no admite ninguna consigna de "liberación nacional" que tienda a subordinar el proletariado a las clases dominantes y, por el contrario, asegura que el primer paso de la liberación proletaria es la lucha contra las mismas"

Es cierto que para Mariátegui no existen burguesías revolucionarias en Indoamérica, pero el proceso revolucionario abarca diversas posibilidades estratégicas, acorde a las peculiaridades nacionales y a las coyunturas, sin descuidar ninguna consigna, que puede ser de liberación nacional, agrarismo, nacionalismo, antiimperialismo, etc. Es probable que parte de los discípulos argentinos de Mariátegui hayan sido ultraizquierdistas, pero la crítica a esas posiciones muchas veces es con la finalidad de claudicar frente regímenes populistas como el peronismo.

Nahuel Moreno63, reconocido dirigente trotskista, clasificó a Mariátegui entre los "positivistas marxistas" y "neoliberales marxistas" de América Latina, porque para el autor de los 7 Ensayos con la conquista se impuso la feudalidad, en contra de la tesis de que el capitalismo en Indoamérica surgió con la compraventa de mercancías desde la conquista española.

Uno de los fundamentos del positivismo es asemejar el desenvolvimiento social a la evolución natural, que en su versión conservadora, tiende a negar que en el devenir social existan saltos (revoluciones), esperando los cambios con todas sus fases, como se espera el fruto de un árbol o las estaciones del año. Por eso, para los "positivistas" en el seno del marxismo, – y también para los estalinistas- mientras no exista el capitalismo plenamente desarrollado, no puede existir revolución socialista. Mariátegui es ajeno a todo eso, por lo que, desde las contradicciones de una sociedad precapitalista, "semifeudal", proyecta una solución socialista acaudillada por la clase obrera, encontrando en las comunidades andinas los pilares para la colectivización de la agricultura.

El criterio de catalogar a Indoamérica de capitalista desde la conquista, es una de las peores aberraciones dentro del marxismo, en tanto deja de lado las relaciones entre clases que es el sustento de todo modo de producción. No sabemos la génesis de esta teoría contraria al legado creador de Marx, de Lenin, de Trotsky, de Rosa Luxemburgo, etc. Cuando en Rusia algunos historiadores negaban la existencia del feudalismo en ese país, Trotsky, en el capítulo I de su "Historia de la Revolución Rusa" escribió: "La existencia en Rusia de un régimen feudal, negada por los historiadores tradicionales, puede considerarse hoy indiscutiblemente demostrada por las modernas investigaciones. Es más: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los mismos de los del Occidente. Pero el sólo hecho de que la existencia en Rusia de una época feudal haya tenido que demostrarse mediante largas polémicas científicas, es ya un claro indicio del carácter imperfecto del feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la pobreza de sus monumentos culturales". Luego, líneas más adelante, afirma: "…la servidumbre de la gleba, que surge en el transcurso del siglo XVI, se perfecciona en el XVII y florece en el XVIII, para no abolirse jurídicamente hasta 1861".

La reforma agraria burguesa dejó grandes rezagos precapitalistas, entre ellos feudales, por lo que los bolcheviques en 1917 tuvieron entre sus consignas para tomar por asalto el poder: ¡tierra para los campesinos!

En la segunda mitad del siglo diecinueve, en tanto Rusia era una sociedad precapitalista, Carlos Marx y Federico Engels, en parte haciéndose eco de las propuestas de los populistas, plantearon una solución socialista basada en las comunas campesinas, porque en ese país aún no existía una clase obrera orgánica.

En su obra "La acumulación de Capital" (1913), Rosa Luxemburgo distinguía dos formas de acumulación de capital: la fundamentada en relaciones salariales propias del modo de producción capitalista, sobre todo en Europa, y la sustentada en relaciones de trabajo precapitalistas en colonias y semicolonias, conjuntamente al robo descarado, piratería, violencia extrema, etc.

La acumulación de capital comienza en sociedades precapitalistas y se acentúa con los descubrimientos y conquistas de los europeos al surgir el sistema económico mundial basado en desigualdades y combinaciones, pero el capitalismo en forma orgánica se consolida con la aparición de la burguesía y la clase obrera, como una forma de explotación del trabajo y como modo de vida que coexiste y se combina con relaciones de trabajo y modos de vida precapitalistas. Por eso Marx y Engels en el "Manifiesto Comunista" (1848) decían que el dominio de la burguesía comienza a imponerse en algunos países europeos desde mediados del siglo dieciocho.

Una cosa es decir que mediante el colonialismo inmerso en el sistema económico mundial se incorpora a la acumulación del capital a diversidad de formas de explotación y de vida precapitalistas, pero es errado pensar que existe el modo de producción capitalista solo por el hecho de existir compraventa de mercancías. Si se considera que la acción política se sustenta en la lucha entre clases conservadoras y libertarias, para ser consecuentes con su teoría de la existencia de capitalismo desde la conquista, deberían explicar las razones por las cuales, comenzando de las guerras de resistencia de Mano Inca en el siglo XVI hasta finales del siglo diecinueve, nadie promovió una revolución socialista en esta parte del continente.

El comunismo peruano, subordinado al igual al estalinismo, desde una posición ultra izquierdista entre 1930 (en que fallece Mariátegui) hasta 1933, donde a cuanta organización no comulgue con sus errados planteamientos era tachada de "socialfascista", se pasa a la posición derechista de los frentes populares formalizado por directivas del VII Congreso de la Tercera Internacional. Si antes se dejaba de lado consignas democrático burguesas, ahora éstas resultan ser la meta. Si antes se catalogaba a cuanta organización que no sea comunista (estalinista), de fascista o social fascista, ahora se someten a esas organizaciones supuestamente para luchar contra el fascismo.

En 1936 se realizan elecciones en el Perú, formándose un gran frente liderado por el Dr. José Antonio Eguiguren que gana las elecciones con masivo apoyo aprista. Los comunistas (estalinistas), que anteriormente habían llamado "socialfascista" a Eguiguren también lo apoyaron. El presidente del Perú, el general Benavides, desconoce el triunfo de Eguiguren, argumentando que la ley prohibía la intervención de organizaciones de carácter internacional como el Apra, quedándose en el poder hasta 1939, en que convoca nuevamente a elecciones, siendo uno de los candidatos el bancócrata Manuel Prado, el ala supuestamente progresista de la oligarquía, al que los comunistas le dieron su apoyo y hasta lo llamaron -según Luis Alberto Sánchez- "Stalin peruano". El Apra intenta condicionar su apoyo a Prado pidiendo amplias libertades y que dejen de perseguir a sus militantes. Sin embargo, al igual que los comunistas, claudican, por lo que los salarios se estancan a pesar de una relativa mejora en la economía.

En 1942, bajo el influjo del pacto entre Stalin y las potencias imperialistas de Occidente, se realiza el primer congreso del Partido Comunista peruano, donde se critica a la dirección y se expulsa a Ravínez, pero se hace un llamado a la unidad nacional sobre la base de la mayor producción, dejando de lado las diferencias entre opresores y oprimidos.

En setiembre de1944 se realiza la primera conferencia nacional en la que, para "allanar" el camino a la colaboración con la burguesía se propone no llamarse "comunistas" en tanto el comunismo es un "objetivo remoto". Se critica al "oportunismo que se encubre tras cierta fraseología pseudorevolucionaria".

Para las elecciones de 1945 apoyan al Frente Democrático presidido por José Luís Bustamante y Rivero, que gana las elecciones con apoyo aprista, pero fue depuesto por un golpe militar en octubre de 1948.

En el segundo congreso del Partido Comunista realizado en el mes de marzo de 1946 se ratifica los criterios del congreso y conferencia anteriores, buscando subordinarse a representantes de las clases dominantes para la unidad nacional, entre ellos, a "sectores cercanos" como el "benavidismo", en alusión a una organización promovida por el general Oscar R. Benavides, cuya labor política desde 1914 estuvo marcado por defender los intereses de la más rancia oligarquía, por lo que las clases dominantes lo premiaron otorgándolo el rango de "mariscal". Esa política, buscando subordinarse al "ala izquierdista" de las clases dominantes, es una constante en el estalinismo pro ruso -en su tendencia derechista-, mientras que su tendencia ultraizquierdista representada por grupos maoístas surgidos en la década del sesenta, hacen suyo la política estalinista ultraizquierdista de los años 1928 a 1933, tildando a lo que era la Unión Soviética de super potencia imperialista, a su criterio más peligrosa que el imperialismo, reivindicando además, todo el historial estalinista.

Cuando por presiones del imperialismo Stalin liquida la Tercera Internacional en 1943, Haya de a Torre en un escrito de mayo de 194364 sobre el "rompan filas" de la Tercera Internacional, dijo que era un hecho "realista", porque no existe lucha de clases sino de pueblos; y un año después, en mayo de 194465 escribió que "Stalin y sus hombres siguen siendo filosóficamente los mejores dialécticos del mundo" por ser "realistas". Y páginas después: " Stalin es el forjador ruso de un nuevo, poderoso e imperial nacionalismo eslavo".

En 1945 Haya de la Torre señaló que el principal problema del Perú y América Latina no era el económico, sino el "complejo de inferioridad" frente a las grandes potencias. Por esa época, mediante su teoría del "espacio tiempo histórico", decía que del mismo modo que Marx y Engels reivindicando la dialéctica hegeliana superaron al hegelianismo, en el siglo veinte, Haya de la Torre reivindicando la dialéctica marxista, ha superado al marxismo. Años después, dijo que la solución a los problemas es el capitalismo y la democracia burguesa.

En la década del cuarenta se publica un escrito de Víctor Miroshevsky, -intelectual estalinista ruso-, acusando a Mariátegui de ser populista66, porque supuestamente intentaba crear un socialismo basado en las comunidades andinas al margen de la clase obrera. Entonces aparecieron "defensores" de Mariátegui en las filas del comunismo (estalinismo) peruano. Comenzaba, -lo ha señalado Alberto Flores Galindo-, la canonización de Mariátegui por el estalinismo, inaugurado con un escrito de Jorge del Prado67.

Manuel Arroyo Posadas68 criticó en forma directa a Miroshevsky, argumentando que Mariátegui no era populista porque reconoció a la clase obrera como dirigente de la revolución, recordando además que Marx y Engels en la segunda mitad del siglo diecinueve habían visto la posibilidad de que Rusia realice su socialismo sobre la base de las comunas rurales. Sin embargo Arroyo Posadas -contradiciendo la propuesta socialista de Mariátegui- concuerda con Miroshevsky en que la sociedad incaica no era "socialista" como decía Mariátegui, sino esclavista, y de que la revolución en el Perú era democrática burguesa para desarrollar el capitalismo.

(Cuando Mariátegui señaló a la sociedad inca como "socialista", reconocía que era diferente al comunismo primitivo y diferente al comunismo moderno, con lo cual, conscientemente se apartaba de los cánones marxistas establecidos. De las culturas de la antigüedad, con la que menos afinidad tiene la sociedad incaica, es con las sociedades esclavistas. El esclavismo en el incario se reducía a una parte del servicio doméstico y quizá a sectores minoritarios de poblaciones mitimaes. Con la que más similitudes formales tiene la sociedad inca es con lo que se ha llamado "modo de producción asiático", aunque con grandes diferencias. Ninguna de esas sociedades realizó la proeza de los Incas: solucionar el problema del hambre y ninguna de esas sociedades utilizó la biodiversidad para planificar su economía con la finalidad de autoabastecerse).

Los escritos de Jorge del Prado y Manuel Arroyo Posadas, no obstante su sentido conservador, se ubicaban a la izquierda de la línea oficial durante el periodo de máxima claudicación de los comunistas (estalinistas) peruanos.

El trotskysmo en el Perú

La capitulación de comunistas (estalinistas) ante el gobierno de Prado era más que evidente, y Haya de la Torre comienza a claudicar en forma abierta respecto a sus ideales primigenios, creando malestar y protestas en el ambiente sindical. Los rebeldes en el seno del comunismo, al ser tildados de "trotskistas", se dan la tarea de averiguar el significado de ese término69 y, entre 1943 a 1944 forman el Grupo Obrero Marxista que en 1946, en unidad con disidentes del Apra se transforma en el Partido Obrero Revolucionario (POR). En la carátula del primer número de su prensa pusieron la imagen de Trotsky con un letrero en grandes caracteres que decía "VIVE".

La aparición tardía de una organización trotskista en el Perú (1943-1946), si lo comparamos a otros países del continente, se debió principalmente a que el aprismo, con su prédica radical a la izquierda del estalinismo, aunado a la reivindicación de Mariátegui y de Trotsky, logró atraer a contingentes de revolucionarios, intelectuales y trabajadores que estaban en el proyecto socialista de Mariátegui. Ya hemos mencionado que el Apra hasta la década del cuarenta estaba a la izquierda del estalinismo en América Latina. Coincidiendo con la propuesta trotskista (y la propuesta de Mariátegui), Haya de la Torre decía que las burguesías nacionales están coluditas con la feudalidad y el imperialismo, que el triunfo definitivo del socialismo en Rusia solamente es posible con la revolución mundial, y como parte de ese proceso, la revolución en Indoamérica será continental. La diferencia -conforme lo expusimos en líneas anteriores- era que Haya de la Torre proponía como solución un capitalismo diferente al imperialismo como antesala del socialismo.

En Argentina el trotskysmo surge a mediados de la década del veinte, y una de sus tendencias, a la muerte de Mariátegui, se declararon sus discípulos. En Brasil como organización aparece en 1931, en Cuba en 1932, en Chile en 1933, en Bolivia y Méjico en 1934 y en el Perú en 1946.

A los trotskistas peruanos puede reprochárselos muchas cosas, incluso dogmatismo y falta de visión política, pero nadie puede poner en duda su entrega y sacrificio, con lo que, desde el inicio, se ganaron un lugar en el movimiento obrero popular. Durante la dictadura del general Odría (1948-1956), -que depuso mediante un golpe militar al gobierno reformista de Bustamante y Rivero (1945-1948)-, ante la claudicación de comunistas y apristas, los trotskistas mostraron ser los más consecuentes. Los medios de comunicación controlados por la dictadura destacaban su accionar intentando desvirtuar su imagen.

A partir de 1956 era cada vez más evidente la claudicación del APRA, que en esa ocasión cogobierna con Manuel Prado hasta 1961, y también era evidente la claudicación del estalinismo, mientras el movimiento trotskista, aunque reducido, mostraba su presencia en defensa de las reivindicaciones populares.

Cuando en 1957 Richard Nixon visita el Perú en calidad de vicepresidente de Estados Unidos, fue objeto del repudio popular con activa participación de trotskistas, comprometiendo y presionando a otras corrientes de izquierda -entre ellos a comunistas y juventudes apristas- hacia posiciones más radicales. Según los medios de comunicación de ese entonces, primero Nixon recibió el repudio de los estudiantes sanmarquinos en la vieja casona del Parque Universitario. Luego, en auto descubierto, se dirigió a la plaza San Martín, siendo interceptado y rechazado por entusiastas militantes izquierdistas y público espontáneo70.

En 1958 los encontramos promoviendo los Comités Obrero Populares en la ciudad del Cuzco, intentando convertirlos en órganos de poder popular. Era el prólogo de lo que vendría luego: la sublevación campesina de La Convención y Lares en el Cuzco (1958-1964), que constituye el primer gran encuentro o confluencia entre marxismo e indigenismo, entre lo autóctono y lo universal. La tendencia más internacionalista del marxismo, el trotskysmo, personificado en Hugo Blanco, confluye con las reivindicaciones autóctonas. El liderazgo político hizo que el movimiento adquiera tal magnitud, haciendo tambalear el dominio de la oligarquía.

En medio del fermento revolucionario surge el Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR), dándose a conocer en el ámbito nacional, pero no logra extenderse como organización, en parte, por la feroz represión y persecución.

Las fuerzas del orden encargadas de reprimir las luchas tuvieron que legitimar la reforma agraria iniciada por los insurrectos. La dirección del movimiento, formado en el proceso de lucha, en ningún momento intentó imitar otros procesos revolucionarios del extranjero, sino que las acciones se realizaban de acuerdo a las condiciones concretas, buscando ampliar el movimiento, organizando un poder popular autónomo. Para utilizar palabras de Mariátegui, fue "creación heroica". Por lo demás, despertó la admiración, no solamente del movimiento revolucionario internacional, sino también de las mejores mentalidades del mundo, de distinta filiación ideológica, que veían en las haciendas tradicionales, resquicios arcaicos de siglos pasados. Fueron esos sectores, de diversa filiación política y las protestas del movimiento obrero popular peruano e internacional, quienes presionaron al gobierno peruano (presidido por Belaúnde Terry desde 1963) para que Hugo Blanco no sea fusilado, siendo condenado a 25 años de prisión, luego amnistiado (y deportado a la vez) durante el gobierno del General Velasco.

El movimiento se inició en el terreno de la legalidad71, teniendo entre otras reivindicaciones, el fin de la servidumbre, el fin del trabajo gratuito. Todas o la mayoría de las constituciones de la república. -que han sido muchas-, incluyendo la de 1933, en ese entonces vigente, prohibían el trabajo gratuito, pero a lo largo y ancho de los andes peruanos, en las haciendas, la servidumbre de los campesinos proseguía, sin que los gobiernos de turno desde el estado, representantes del Perú oficial, hicieran nada por hacer cumplir la ley.

Partes: 1, 2, 3
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