- Introducción
- El peronismo y su contexto histórico
- El peronismo enfocado por el diario El Universal
- Conclusiones
- Fuentes
Introducción
El fenómeno peronista aún hoy día es objeto de estudios por diversas razones, principalmente dado los factores que lo originaron, factores que están presentes no sólo en Argentina sino también en el resto del continente hispanoamericano, podemos observar que el complejo y abrupto proceso de transformación de sociedades rurales a un ámbito urbano conllevó a la formación de nuevos núcleos sociales con ambiguas identidades, que en los términos sociológicos se conocen como marginalidad, obviamente estos cambios se aceleraron aún más a partir de la década de los años 30 del siglo XX, con lo que la conformación de nuevos estratos sociales generó nuevos tipos de demandas y de expectativas propias de nuevos modos de vida. En este sentido Argentina se constituye en un inmenso laboratorio de experiencias sociales y políticas que luego se verá reflejado en el resto del continente con sus matices. El populismo, término empleado para designar el papel de las masas populares bajo un liderazgo atípico y un modelo económico y político que sustenta las demandas básicas de esas masas, será a grandes rasgos la tendencia que enmarca las transformaciones antes señaladas. En realidad aún cuando el populismo constituyó una faceta novedosa en la América hispana y de habla portugués no es en sí una tendencia que surge abruptamente, la Europa de esa etapa histórica ya la había experimentado con el modelo que en Italia impone Mussolini con el fascismo, conocido también como totalitarismo. Ese mismo modelo, con sus adaptaciones propias lo impone Juan Domingo Perón en Argentina, con una fuerte presencia del Estado en la vida del país austral que a su vez sustenta las demandas del pueblo. El discurso del modelo totalitario de Perón tuvo fuertes repercusiones en todo el continente, un bagaje discursivo de fuerte nacionalismo que se anticipa a las tendencias de izquierda por su fuerte contenido anti-imperialista. La prensa continental reflejó el proceso peronista, extrayendo las polémicas de las políticas de la Argentina peronista, en el caso de Venezuela no estuvo ajena a esta visión mostrada a través de los diarios y reportajes, más cuando la misma Venezuela atravesaba de igual modo por un proceso de cambios de fuerte contenido social, en cierta manera los partidos políticos emergentes adoptaron diversos proyectos políticos en sus programas cuyo origen correspondían a los cambios estructurales que Perón adelantaba. La presente monografía intenta mostrar la importancia que algunos diarios venezolanos otorgaron a Perón y sus controversiales políticas, del mismo modo que el autor de este trabajo hace sus aportes de modo interpretativo. En tal sentido dejemos que con el trabajo monográfico en cuestión se estimule el interés por el fenómeno populista que aún en nuestros días, ya en el siglo XXI, continúa marcando las pautas en algunos de nuestros países.
El peronismo y su contexto histórico
La culminación de la 2da. Guerra Mundial trajo consigo un nuevo reordenamiento internacional, los imponentes imperios europeos, con paridad de poderío y alcance mundial, quedaron sepultados bajo los escombros del conflicto o sumamente agotados, como el caso de Inglaterra, la cual a pesar de su protagónico papel en el triunfo final no tuvo otra alternativa que ceder su sitial a Estados Unidos, quien resultó ser el gran beneficiario, colocándolo a la cabeza del llamado mundo libre, teniendo como único adversario a la Unión Soviética. El reconocimiento de esta realidad se puso de manifiesto en las Conferencias de Teherán (1943), Yalta y Potsdam (1945) en las cuales tanto estadounidenses como soviéticos, sin excluir al Reino Unido, deliberan el destino de los vencidos y las zonas de influencia a ser repartidas.
La presencia europea en América Latina, como consecuencia de la guerra, prácticamente fue anulada, de hecho incluso las viejas potencias terminaron bajo una especie de tutelaje de Estados Unidos, el cual no se advendría aceptar ningún tipo de influencia extracontinental en América. Durante décadas la expansión norteamericana se había limitado a Centroamérica y el Caribe y la región andina, más el cono sur le estaba vedado, pero la realidad posbélica le era propicio para ajustar cuenta con su antiguas rivales, desplazándolas, y, estableciendo de esta manera su predominio en todo el continente. Con respecto a la nueva realidad mundial, Demetrio Boersner dice:
La guerra había dejado grandes vacíos de poder. Por el momento, el gran peso político, económico y militar de Alemania había desaparecido del mapa. Inglaterra victoriosa pero extenuada, había perdido su rango de primera potencia y no era capaz de mantener su dominación sobre su vasto imperio. Francia había descendido aún más dramáticamente. Estados Unidos, en cambio, había subido al primer puesto entre los imperios del mundo: sin haber sufrido destrucciones en su propio territorio e inmensamente fortalecido…fue asumiendo el papel de guardianes y dominadores de los mares.[1]
Para establecer su dominio en el continente Estados Unidos se basó en la búsqueda consensual entre sus hermanas menores, continuando con la política del Buen Vecino de
Roosevelt. El triunfo contra el fascismo había creado un ambiente democrático y progresista en occidente y, pese a las pretensiones norteamericanas de copar con su presencia toda la región, debía atenerse al contexto de concordia y respeto a la autodeterminación de los pueblos que todavía para 1946 prevalecía. Eso cambiaría pocos después con el pretexto de erradicar el comunismo en la región.
1. 1 CORRIENTES DEMOCRATICAS Y
NACIONALISTAS EN LATINOAMERICA
El conflicto mundial tuvo para América Latina consecuencias positivas, en el sentido de haber afianzado a las corrientes democráticas en algunos países, y el de haber obrado en función de apuntalar el nacionalismo en casi toda la región. Asumir la causa de los aliados implicaba para los gobiernos con regímenes represivos abrir espacios democráticos, legalizando a las organizaciones socialdemócratas y a los partidos comunistas, e incluso algunas de estas organizaciones llegaron a formar alianzas con estos regímenes, este es el caso de Venezuela, y de Cuba con Batista, en donde el Partido Socialista otorga un voto de confianza a esta figura. Por otra parte, emergen con fuerza tendencias nacionalistas, en muchos casos dirigidas por las burguesías, las cuales impulsaron las políticas de sustitución de importación, logrando cierta industrialización, como en el caso de Argentina y Brasil.
Estas tendencias democráticas y nacionalistas tenían un carácter antiimperialista, con sus variados matices; en el área del Caribe la presencia norteamericana, sus intervenciones directas y la instauración de dictaduras patrocinadas por esa potencia había creado un fuerte sentimiento antinorteamericano, sin embargo sólo en Guatemala logra irrumpe un movimiento nacionalista (1944), encabezado por las fuerzas armadas y sectores de la clase media, adoptando desde el poder medidas reformistas y radicales con respecto a las transnacionales (United Fruti Company). En Venezuela el movimiento cívico-militar del 18 de octubre que pone fin a la larga hegemonía andina tuvo un carácter más de corte democrático que nacionalista, los intereses de las petroleras y de la clase latifundista no fueron afectados, no obstante se llevaron a cabo reformas democrático burguesas y algunas iniciativas reivindicativas frente a las transnacionales, de hecho por primera vez Venezuela experimenta un cambio de esa naturaleza.
En el cono sur los sentimientos antiimperialistas se enfocaban contra la presencia británica, más ésta no apeló a ninguna intervención militar directa en defensa de sus intereses, pues al controlar los sectores claves de las economías lograba a su vez incidir en las decisiones políticas internas. Además, la estrecha dependencia en ese sentido limitaba todo intento de expansión económica de esos países, generando un fuerte rechazo antibritánico por parte no solo de sectores intelectuales y de trabajadores que abogaban contra la dependencia, sino también por grupos económicos que fueron cimentando un sentimiento nacionalista, especialmente aquellos que auspiciaban la industrialización, así como sectores de la burguesía agraria afectados por las restricciones en las metrópolis. En las fuerzas armadas de países como Argentina y Bolivia se gestaron esos sentimientos, y para 1943 insurgen con apoyo de distintos sectores sociales. Hay que destacar que las corrientes nacionalista en algunos de estos países no implicaban una posición definida frente a los intereses extranjeros, un ejemplo de ello lo constituye Argentina, en donde si bien dichas corrientes aspiraban suprimir la dependencia inglesa, por otro lado se acercaban a Alemania con ese propósito, es decir, apoyarse en un imperio para liberarse de otro, esta inclinación la compartían tanto sectores económicos como un sector importante de las fuerzas armadas de ese país. Sin embargo, Demetrio Boersner, refiriéndose a la Argentina y, en especial al peronismo, plantea que:
"Para aquella época, casi ningún demócrata o progresista latinoamericano entendió que el peronismo era, pese a todas sus fallas, un movimiento hacia la liberación de la nación y del pueblo argentino, y se tendió a atacar y condenar a Perón como fascista y reaccionario"[2]
Así como la guerra fue propicia para estimular a los movimientos democráticos y nacionalistas en la región, también lo fue para Estados Unidos en su labor de unificar iniciativas en el área. Desde la I Reunión de Consulta de Cancilleres en Lima (1939) hasta la celebrada en Río de Janeiro (1943) Estados Unidos realiza intentos para crear un sistema defensivo interamericano anti-fascista bajo su conducción, pero no logra concretar estas iniciativas, únicamente en su área de influencia del Caribe y Centroamérica consigue dicho consenso, pero no así en la mayoría de los países del cono sur. Esta región representó un constante obstáculo en los intentos de norteamérica por establecer su primacía continental, el sentimiento germanófilo en algunos de estos países era considerable, sólo al final de la guerra es que Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador y Venezuela declaran la guerra al eje. Aunque hay que enfatizar que dicho sentimiento se centraba en los tres países mencionados al principio, pues los restantes mantienen una postura de neutralidad a la vez que de colaboración con la causa aliada.
En el caso de Argentina, su rotunda negativa de romper con el eje la lleva a una abierta confrontación diplomática con Estados Unidos, siendo su principal escollo con vista a establecer su hegemonía en el continente en los tiempos de posguerra. Las corrientes nazis-fascistas en esa nación habían arraigado antes de la guerra, y para 1943 se ponen de manifiesto con el golpe militar. A partir de ese año personeros del gobierno argentino entablan una colaboración subrepticia con el régimen alemán. Las acusaciones de Estados Unidos en tal sentido se basaron en esta colaboración, y la condición para que Argentina fuera aceptada en la comunidad interamericano residía en que el gobierno de facto fuera desplazado. Por otra parte, la posición de Argentina en víspera de concluir la guerra, y una vez que esto se produjo, fue el de mantener su independencia.
Las acusaciones y aplicación de sanciones propiciados por Estados Unidos en contra de Argentina no contaron con el respaldo de la mayoría de los países latinoamericanos. De esta manera el país austral continúa, años después de concluida la guerra, constituyendo una limitante para las pretensiones estadounidenses.
Sólo cuando Perón es elegido Presidente es que el gobierno argentino se muestra más flexible en cooperar dentro de los marcos de la comunidad interamericana; los ataques en contra del régimen de facto anterior y de la persona de Perón cesan dado el estado de legitimidad del gobierno del Coronel, y como gesto recíproco éste da el visto bueno para que el Congreso apruebe la incorporación de Argentina a los Acuerdos de Chapultepec. Esto no significó cambio alguno en la política exterior independiente de Argentina que venía sosteniendo, más bien Perón reafirma la posición de ese país en el concierto internacional.
1. 2 ALGUNAS CONSIDERACIONES
SOBRE LOS ORIGENES DEL PERONISMO
El golpe militar de 1943, el cual engendra el fenómeno peronista, traducía en sí una realidad socio-política y económica en Argentina, caracterizada en sus rasgos generales por un agotamiento del sistema político tradicional y del modelo agroexportador sobre el que se asentaba la economía. En sus especificidades tenemos un conjunto de transformaciones sociales que se venían produciendo desde hacía más de una década y que van a dar entrada a nuevos actores políticos, así como también en el plano económico se venía implementando la política de sustitución de importaciones, en procura de fomentar la formación de una industria nacional, estimulada en la década del 30.
La decadencia del sistema político argentino se pone de manifiesto a raíz del golpe militar de septiembre de 1930, suceso que pone fin no solo a la figura política de Hipólito Irigoyen sino también al juego partidista tradicional. [3]En Argentina la lucha política había tenido su momento cumbre con la ley Saenz Peña la cual democratizaba la participación electoral, a la vez que flexibilizaba al sistema político ante las evidentes realidades que lo exigían. Esta ley hace posible la llagada al poder de la Unión Cívica Radical, la cual representaba y encausaba a amplios sectores sociales, excluidos políticamente, teniendo como núcleo principal a los sectores medios de la sociedad. Desde el poder la UCR lleva a cabo una política reformista y de fortalecimiento del Estado a través de la gestión social y económica, en cuanto a reivindicar para el país algunos sectores claves de la economía, como la explotación petrolera. Los cambios del radicalismo no fueron del todo significativo, en vista de que el reformismo no implicaba transformaciones estructurales, sino más bien de orden político. Este reformismo se asentaba en una economía liberal, haciendo inviable sustentar una gestión social, y más cuando este modelo económico agota sus posibilidades para finales de los años 20. La crisis de la economía agroexportadora arrastra tras de si al sistema político, el cual deja latente un cúmulo de insatisfacciones en los sectores medios de la sociedad y de la clase obrera, dando lugar, con el golpe militar del año 30, a un regreso del conservadurismo.
El regreso de los sectores conservadores no implicó la reinstauración de un liberalismo económico puro, en una etapa en que las economías comienzan a articularse desde el Estado, practica llevada a cabo por las naciones más avanzadas. Argentina siente los efectos de esta nueva práctica con el Pacto Roca-Runciman, el cual establece por parte de Inglaterra el sistema de cuotas a los productos argentinos, además de acentuar la dependencia financiera del país. Esto tiene como consecuencia un replanteamiento, de parte de los sectores agroexportadores más afectados, consistente en la búsqueda de alternativas a través de la industrialización, valiéndose para ello de la intervención del Estado.
En el ámbito social, las transformaciones fueron aceleradas como consecuencia de las nuevas realidades económicas que se abrían paso durante los años 30. La crisis de la agroexportación estimuló una ola migratoria del campo a los centros urbanos, en una etapa en que se comienza a poner en práctica las políticas de sustitución de importación, ofreciendo de este modo a los inmigrantes internos colocación en las industrias recién creadas. Esta realidad socio-económica se extiende a lo largo de los años 30 y 40. De esta manera se forman nuevas capas sociales, tanto del sector de los trabajadores y estratos medios, con intereses y aspiraciones diferentes a las concebidas décadas atrás.
Las corrientes ideológicas prevalecientes durante esos años, que moldean las aspiraciones políticas de los estratos sociales emergentes, excluyen a las concepciones doctrinarias de corte liberal. Esto incide en la formación de tendencias socio-políticas, en donde sectores de las clases media y alta se inclinan hacia un nacionalismo con tinte fascista, mientras que la amplia gama de sectores que conforman a la clase trabajadora y popular no se verán específicamente atraídas por el otro polo ideológico, socialista o comunista, lo cual será canalizado posteriormente por la gestión populista del peronismo. Además, las figuras históricas de la política argentina, como Irigoyen Alvear, Uriburu, Ortiz desaparecen de la escena, profundizando un vació que acentúa la crisis del sistema político argentino. Factor que también contribuye al surgimiento de lo que significará el peronismo.
Pero el factor más importante que cimentará y servirá de armazón social a la proyección de Juan Domingo Perón lo constituye la nueva conformación de la clase obrera, producto del mencionado proceso migratorio interno. En efecto, esta nueva generación obrera se distingue de la anterior por su débil formación ideológica y militancia sindical. Aunque ambas generaciones tienen su origen como inmigrantes, externo e interno, la anterior, proveniente de Europa, trae consigo una tradición en las luchas sindicales, impregnada ideológicamente de las prédicas socialista y anarquista. Sobre este aspecto, Miguel Murmis y Juan Carlos Portanteiro refieren lo siguiente:
"El primer grupo estaría constituido por aquellos trabajadores en su mayoría de origen europeo, formados a través de una larga experiencia dentro de la disciplina del trabajo industrial, y el segundo, en cambio, por los obrero más recientes, "nuevos" no solo para el ámbito de la empresa industrial sino también para la vida urbana, pues se trataría, en su enorme mayoría, de migrantes provenientes de las zonas campesinas más atrasadas" [4]
La primera generación de la clase obrera se organiza y crea sus federaciones obreras tomando los patrones europeos, basando su accionar en una concepción clasista, autonomista y anti-Estado[5]con una disciplina ideológica y leal a sus dirigentes. Los remanentes de este obrerismo fueron duramente reprimidos por Perón. La nueva generación de obreros conservan sus patrones tradicionales de la vida rural, más proclive a la influencia del caudillismo que a la disciplina y lealtad a la organización. Los autores arriba citados destacan un conjunto de rasgos distintivos de los nuevos obreros, a saber:
1. Predominio de un sistema de valores orientado hacia la búsqueda individual de ventajas económicas;
2. sentimiento de pertenencia a un grupo primario, en lugar de solidaridad de clase conducida por principios ideológicos;
3. Conciencia social en términos de "pobre" y no de clase. [6]
De esta manera, la clase obrera que emerge bajo patrones diferentes a la anterior será un actor político fundamental en la carrera de Perón como dirigente. También se valdrá de un importante sector militar, empleado como medio coercitivo del Estado. De hecho, los militares argentinos, desde antes de 1943, venían marcando una impronta en la vida política de ese país, a través del General Uriburu, figura destacada en los círculos del nacionalismo más conservador.[7] Al parecer, los militares constituían una alternativa para los sectores conservadores, ante el declive de sus organizaciones políticas, sin embargo las fuerzas armadas entraban al escenario con plena conciencia de su papel providencial, dejando de ser una institución subordinada para convertirse en la cabeza rectora de argentina. Más adelante veremos como se conjugan estos factores o actores políticos en el ascenso de Perón.
1. 2. 1 PERONISMO Y CORPORATIVISMO
El segundo término, corporativismo, es una denominación que abarca la economía, la política y la sociedad, bajo una conducción centralizada, planificada y orientada desde el Estado. La implantación del Estado corporativo no solo corresponde como concepción del ideario de Perón, pues ésta se encontraba insertada en la institución armada. En la década anterior a 1943 se venía planteando, tanto en el ámbito civil conservador como militar, el papel que debía tener el Estado en la economía y la sociedad, como antítesis al Estado liberal. Los modelos fascistas europeos eran visto como exitosos, como el medio de eliminar la conflictividad social, y exaltar el nacionalismo más rampante. En tal sentido, voceros militares como el Capitán R. Marambio (1936-1937) y el Coronel Manuel Savio (1942) publican en la Revista Militar artículos relativos a la industrialización del país y de la necesidad de tecnificar a los obreros para tales fines, indicios que palpan el criterio de militares argentino en cuanto al papel modernizador de la institución armada en esos años. También encontramos figuras como el mismo Perón quien advierte que la obra modernizadora requería de un conjunto de factores dispuesto en esa dirección, siendo las Fuerzas Armadas la única capaz de realizarla. Estos factores consistían en encuadrar a los trabajadores bajo la dirección militar. Al respecto Cristían Buchrucker cita la intervención de Perón en una asamblea de ferroviarios, el 9 de diciembre de 1943:
"El mejor sindicato, el gremio más poderoso y mejor organizado somos nosotros los militares. (…) Por eso al aconsejarles, lo hago con el conocimiento profundo de la historia y con la decisión de que ustedes puedan imitarnos para conseguir la cohesión y la fuerza que hemos conseguido nosotros"[8]
También este autor destaca la influencia que tuvo para Perón la Doctrina Social de la Iglesia, basada en las encíclicas "Rerum Novarum" (1891 y "Quadragesimo Anno" (1931), desmarcándose ambos del liberalismo dogmático y el marxismo. Esta última plantea que:
"Es necesario, (…) que las riquezas, que se van aumentando constantemente merced al desarrollo económico-social, se distribuyan entre cada de las personas y clases de hombres, de modo que quede a salvo esa común utilidad (…). Esta ley de justicia social prohíbe que una clase excluya a la otra en la participación de los beneficios"[9]
El Estado, según las encíclicas, debía ejercer tal función, de manera que se conservara la propiedad privada, a la vez que haciendo justicia a los más necesitados. Aún cuando Buchrucker refiere que no existen evidencias que Perón haya sido influenciado por estos postulados de la iglesia, su actuación como Secretario del trabajo y posteriormente como Presidente de Argentina, dan lugar a que efectivamente haya sucedido , en vista, además, de las buenas relaciones que mantuvo con el clero.
Por supuesto que la concepción corporativista del peronismo, en cuyo modelo se concebía como fundamental un esquema distributivo, en procura de la justicia social, era por el contrario inaceptable para los sectores conservadores y grupos económicos afectados, los cuales se opusieron decididamente a la figura de Perón, radicalizando en consecuencia el programa justicialista y estrechando aún más su alianza con los trabajadores.
El Estado corporativista que adviene en su plenitud con el peronismo contemplaba un paternalismo sin cuestionamiento, no alcanzó a ser cabalmente totalitario porque el contexto no se lo permitía, pero pretendió un hegemonismo incuestionable, apoyándose en la clase trabajadora. Carlos Alberto Floria dice del peronismo lo siguiente:
"Fuerte, con capacidad militante, expansivo, con cierta soberbia ideológica propia de la hegemonía que avanza sin resistencia que lo impidan, el peronismo de los años 40 y 50 fue autocrático, popular democrático pero jacobino, justo para los justicialistas, "dictadura de bienestar" para los antiperonistas" [10]
La economía era vista desde la óptica corporativista como una realización plena del Estado, sin embargo hay que acotar que es Perón, una vez que asume la presidencia en 1946, quien lleva a cabo de manera cabal la estatización de la economía. El contexto era propicio, pues las inversiones extranjeras europeas, en especial las de origen inglés, se habían depreciado o agotado su vida útil, y su venta al Estado argentino se hizo sin inconveniente, mientras que las inversiones alemanas simplemente fueron confiscadas. De esta manera el Estado argentino pasaba a controlar áreas vitales del transporte y las comunicaciones (ferrocarriles y teléfono). También abarcó otras actividades, desde la producción y distribución de bienes de consumo, como el gas, electricidad, alimentos, revistas y periódicos. El nacionalismo económico de Perón llega al cenit con la creación de Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.), instrumento de control del comercio exterior, que colocaba al Estado en una primacía indiscutible en la economía, coincidiendo esto con un auge de las exportaciones en los años de posguerra. El torrente de recursos en manos estatal fue utilizado no solo para el proyecto de industrialización, sino también para afianzar la política populista y clientelar, y para amedrentar a los empresarios, quienes estaban obligados a depender de las autoridades, aparte de tener que acarrear el costo social de las leyes laborales. Félix Luna nos ofrece un balance de esta gestión:
"(…) el Estado relativamente escueto que recibió Perón en 1946, se había convertido tres años más tarde, en un Estado meterete y ubicuo, agigantado en su estructura y abrumado de nuevas responsabilidades (…) Manejaba la política crediticia y bancaria, garantizaba los depósitos de los ahorristas, otorgaba o no permisos de importación a cambio preferencial (…) aumentando las funciones del Estado en el campo de la seguridad, la educación, la salud pública, el comercio, la industria" [11]
La concepción corporativa del Estado, la sociedad y la economía atrajo la adhesión de la clase trabajadora y popular, ofreciendo a Perón y su régimen un piso social que en cierto modo legitima por otro lado las arbitrariedades, que también caracterizó al peronismo. La fusión de los elementos señalados que, durante esos años, dinamizan a la sociedad argentina, puede interpretarse como la proyección de un nacionalismo, con vista a resguardar la soberanía de ese país, explicable si se toma en cuenta el alto grado de dependencia de Argentina durante mucho tiempo.
1. 2. 2 PERONISMO E INTERNACIONALISMO
La política exterior de Argentina durante el peronismo procuró ser congruente con la fisonomía interna del régimen, según afirma Carlos Alberto Floria; recogió posturas y contenidos ideológicos de distintas corrientes, reflejándose en las relaciones diplomáticas. Independientemente de la posición ideológica de Perón lo importante para él era la independencia del país. Al respecto, Floria apunta que:
"Acercó la Argentina a los países no comprometidos sin comprometerla formalmente con los grandes bloques mundiales. Expresaba una posición realista hacia la Unión Soviética-mientras renegaba del comunismo y solidaria con occidente y los Estados Unidos aunque predicaba contra el imperialismo y el capitalismo"[12]
A continuación se expone algunas ideas de Perón en esta materia:
25 de abril de 1945:
"La democracia de México establece la igualdad jurídica colaboración económica como premisas esenciales de la prosperidad común en las naciones americanas. Pero la prosperidad de las naciones no puede ser una teoría abstracta, por lo que añade que los Estados americanos consideran necesario la justa coordinación de todos lo intereses para crear una economía de abundancia en el cual se aprovechen los recursos naturales y el trabajo humano, con el fin de elevar las condiciones de vida de todos los pueblos del continente"
7 de junio de 1947
"Jamás podríamos aceptar la ingerencia de poder alguno en el manejo de nuestra cosa pública y en el de la política interna; tampoco nuestra conducta internacional podría ser cambiada por presiones y hemos de observar celosamente los preceptos de la igualdad jurídica de los Estados y de la soberanía"
Fecha (?)
"Queremos respetar a todos los pueblos para que todos los pueblos nos respeten, y estamos siempre con los pueblos humillados y escarnecidos; porque entendemos que en la comunidad de los pueblos del mundo no puede haber poderosos que todo lo poseen, mientras haya pueblos débiles que todo lo sufren"
Marzo 1947
"Hemos practicado en todo momento una política de absoluto respeto a las soberanías extranjeras y, aún más, hemos intentado en todo momento comprender sus vicisitudes, pero sin echar jamás leña a la hoguera de sus disputas domésticas. Acaso sea éste uno de los escollo con que las Naciones Unidas han tropezado tratando de establecer una imposible uniformidad ideológica" [13]
La doctrina internacional del peronismo no sólo se centra en la preservación de la soberanía de Argentina, también pretendía asumir un liderazgo en el hemisferio, como vocero entre los países hispanos, como un polo de atracción frente a Estados Unidos. La realidad distó de estas pretensiones, el contexto internacional en la posguerra colocaba a EEUU en una primacía en el continente que, inevitablemente, condujo a Latinoamérica a seguir los dictámenes de esta potencia.
El peronismo enfocado por el diario El Universal
La prensa venezolana, y en especial el diario El Universal, destacó el tema de Argentina y el peronismo en sus titulares durante 1946, otorgándole un sitial de preferencia, al mismo nivel de los grandes acontecimientos de la época. La razón principal, a mi manera de ver, es que Argentina era catalogada como la república rebelde del continente, y Perón, más que cualquier otra figura de Argentina, el adalid de esa rebeldía. Pero también Venezuela pasaba por importantes transformaciones, quizás de la misma relevancia. Ciertas similitudes en ambos procesos llaman la atención del porqué la prensa venezolana, y en especial el diario El Universal, tenían una línea editorial de cautela, en cuanto a la gravedad de los reportes relativos a Argentina. Reportes en que prevalecía la objetividad. Podría tomarse en cuenta que la principal similitud residió en que paralelamente en los dos países se dieron procesos políticos, en donde los sectores populares irrumpen como actores políticos, es decir, fueron procesos de masas, ambos, con sus diferencias, hacen posible la participación de los mismos como agentes de cambios. Podría añadirse también el carácter reivindicativo de la soberanía económica, aunque en Argentina fue más significativo. Los procesos comiciales, constituyente y presidencial, de ese año 1946, tendieron a legitimar el origen de facto de los dos regímenes. Estas consideraciones pueden en parte explicar el hecho que si bien en El Universal no se refleja simpatía alguna en la figura de Perón tampoco arremete contra él.
De esta manera, se extrajo del El Universal algunas temáticas sobre el proceso argentino durante 1946. La primera esta relacionada con los comicios de ese año.
2. 1 EL PROCESO ELECTORAL. RESULTADOS
Y CONSECUENCIAS.
Los reportes de enero-febrero destacan dos aspectos de los comicios: la ausencia de planteamientos ideológicos y heterogeneidad de las alianzas entre los contendientes; así como la percepción de un desenlace violento, independientemente de los resultados. En el contenido del titular: Fuerzas Armadas Argentinas Tendrán a su Cargo el Orden de las Elecciones (11-1-46, pg 1) reza lo siguiente:
"Siguen las elecciones internas de los partidos para elegir a los candidatos parlamentarios y autoridades provinciales (…) Los comunistas obtuvieron un señalado triunfo al acordar el partido democrático progresista aceptar la invitación de los primeros para estudiar la forma de ir en lista común. Ya hubo una reunión preliminar a la cual concurrieron Julio Noble, Juan José Díaz, Arana, y Dante Ardigo, por los demócratas y Victorio Codovilla, Arrendó Álvarez y Rodolfo Ghioldi"
En otro artículo fechado el 17 de enero, (pg 1y 3): El Grupo Radical Disidente Proclamó a Perón Candidato a la Presidencia, refiere la lucha por la Vice-Presidencia entre los partidarios del militar; por parte del grupo radical disidente se maneja la fórmula Perón-Humberto Hortensio Quijano, mientras que el Partido Laborista cuenta con la combinación Perón-Mercante. Otras candidaturas son descartadas, entre ellas la del ex ministro de marina, Almirante Tesaire. El posicionamiento político es lo que denota el reporte, no se hace referencia a ningún planteamiento doctrinario-partidista de los aspirantes. El 25-1 (pg 1y 19) aparece el titular: PERON GANA FUERZA CON APOYO OFICIAL, aquí se pone de manifiesto la heterogeneidad ideológica y la pugnacidad de los grupos que giran alrededor de la candidatura de Perón. Entre los aspectos tratados en el artículo tenemos:
"Perón tiene de su parte media docena de partidos políticos recientemente organizados, además del apoyo de la Alianza Liberadora Nacionalista de carácter totalitario que comprende todos los partidos nacionalistas importantes de Argentina. Aunque algunos partidarios de Perón han repudiado el apoyo nacionalista, los observadores creen que el Coronel acoge de buen grado el apoyo nacionalista bajo cuerda
Y continúa:
"Entre los partidos peronistas ha habido varias disputas, pero los observadores atribuyen la publicidad dada a tales disputas como la táctica de Perón para dar la falsa sensación de seguridad a la oposición"
Esta claro que la figura de Perón representa el nudo que ata a diversas tendencias contrapuestas, logrando aminorar con su influjo las tensiones internas. Por otra parte se observa en los reportes el encuadramiento de las agrupaciones tanto oficialistas como de oposición, marcando una división, cuya manzana de la discordia se centra en la figura de Perón. Otros reportes reflejan precisamente un estado virulento, de dos bandos que se provocan continuamente. Volviendo atrás, el 13-1 (pg 1 y 3), se publica los sucesos referentes al paro empresarial nacional, dice el titular: La Industria y el Comercio de Argentina Cerrarán en Protesta al Decreto de Perón, al negarse este gremio acatar el Decreto de aumento de salario y pago de aguinaldos; en el contenido se describe un ambiente de violencia, de soledad en las calles, ya que hasta los pequeños negocios de alimentos y bebidas cerraron. El párrafo siguiente da muestra de la gravedad de la situación:
"El Ministerio del Interior dio instrucciones a la policía para que emplee armas para reprimir todo intento armado de alterar el orden público. En el comunicado que dio el Ministerio dice que ante los insistentes rumores que circularon hoy, según los cuales grupos armados pretenden atentar contra el orden público y producir confusión y alarma, ante esas versiones el Ministerio del Interior hace saber que ha impartido instrucciones a la policía federal a fin de que emplee, si es menester, las fuerzas de sus armas para reprimir enérgicamente en su caso todo intento armado para alterar el orden, cualquiera sea el sector social o político de que provenga" [14]
Si bien es cierto que los decretos reivindicativos del régimen militar datan desde 1943, este último se expide en un contexto se intensa campaña electoral, con vista a apuntalar la candidatura de Perón. Tres días después de este reporte, el 16-1 (pg 1) se publica un editorial de un diario norteamericano, Evening Star, que dice: La Mayoría del Pueblo Argentino Está en contra de Perón, Pero lo Apoyan en su Ambición el Ejercito y la Policía. Aquí destaca un aspecto muy vinculado al peronismo: la clase obrera. El informe resalta una contradicción con respecto al respaldo de este sector a Perón. Veamos, según el contenido, de que trata:
"Una mayoría del obrerismo argentino, sobre todo los sindicatos obreros competentes, reconocen lo que es en realidad el decreto: una medida demagógica para consolidar a un régimen totalitario que al final reglamentaria y dominaría a la clase obrera como en la Alemania nazis, la Italia fascista y la Rusia comunista."
Posteriormente dice:
"Sin embargo, la masa obrera aparentemente contenta toma lo que se le ha ofrecido y seguirá unido a Perón como amigo de los trabajadores."
Es decir, ¿cuenta o no Perón con el apoyo de la clase obrera? Seguidamente el diario mencionado apunta que el rechazo al régimen militar y a la figura de Perón abarca a la población urbana, minimizando la popularidad del militar y de sus posibilidades. Al respecto dice:
"Muy pocas dudas hay de que la mayoría del pueblo, o por lo menos la población urbana del país concentrada en la zona de Buenos Aires, está contra la dictadura y deseosa de recuperar sus libertades constitucionales. Pero el ejercito y la policía parecen que están bajo el control del actual gobierno, que trabaja en unión con Perón".
Los escándalos también formaban parte del ambiente electoral; el favoritismo oficial a la candidatura de Perón constituía el tema central en tal sentido. La renuncia del fiscal electoral para la provincia de Buenos Aires, Vicealmirante José Zuloaga[15]en protesta a los actos de corrupción del Interventor general de la provincia en cuestión, General Ramón Alberino, quien recibió dinero para su uso propio y para la campaña a favor de Perón puso en tela de juicio la imparcialidad de los comicios. El asunto fue revelado por el diario Renovación, publicación de los estudiantes de la Universidad de la Plata, y denunciado por la organización Patria y Libertad. El caso se presenta oportuno para un grupo de altos oficiales que, no sólo exigen rectitud al gobierno, sino también dejan entrever que en la institución armada no todos avalan el apoyo a Perón. Veamos parte del contenido:
"(…) un grupo de almirantes, encabezados por el Ministro de Guerra, almirante Abelardo Pantin, visitó al Presidente Farrel hoy (17-1), y se tiene entendido que todos los interventores federales sean relevados debido a que hacen campaña electoral a favor de Perón".
Dos semanas antes de las elecciones, El Universal publica un inminente desenlace sangriento; se puede percibir lo inviable de las mismas elecciones para evitarlo. El artículo reza: La Argentina se Está Aproximando a un Derramamiento de Sangre; Ambos Bandos Están Dispuestos a Recurrir a la Fuerza (9-2 pg 1). Vale la pena transcribir gran parte del texto:
"Hay graves dudas en la Argentina de que las elecciones se realizarán el 24 de febrero, – si se verifican- que ellas proporcionarán una solución de la intensa lucha interna, cualquiera sea el resultado de las urnas."
"Aún las más sombrías mentes en esta capital temen que la nación se está aproximando a un derramamiento de sangre. Ambos bandos están amenazando con recurrir a la fuerza si es necesario antes de conformarse. La nación de halla dividida en dos campos irreconciliables, y ha habido numerosas informaciones de movimientos armados en proyecto por ambos lados."
"Es un hecho bien conocido que cada uno de ellos ha hecho preparaciones para el caso de que el otro proceda. Personas de alta dirección de las fuerzas antiperonistas -Unión Democrática- han expresado el temor de que el poder no les sea entregado si ganan en las elecciones".
"Agregan que Perón no puede vencer sino con el mayor fraude. En consecuencia dicen que no se someterán a la derrota sin lucha abierta. Se han formado grupos civiles antiperonistas, y se informa se buena fuente que han sido armados por temor de una inminente lucha".
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