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Pasando el tiempo en la Net : apropiaciones juveniles de la Red en el espacio de una biblioteca pública (página 2)

Enviado por Paula Sequeiros


Partes: 1, 2

 

4. Metodología

Al pretender estudiar discursos, conductas y representaciones de personas con características diversificadas en el contexto donde sus interacciones personales se producen; al pretender desvelar los significados que los mismos actores otorgan a dichas prácticas a través de un análisis profundo e intensivo, me propuse utilizar la metodología cualitativa (Patton, 1990; Silverman, 1993).

El enfoque cualitativo se adecua a la integración de distintas técnicas de recolección de información como las que me parecieron importantes en esta investigación:

· entrevistas en profundidad a 30 jóvenes, constituyendo una muestra de conveniencia;

· observación de sus prácticas y conductas en el espacio de la biblioteca;

· análisis documental de textos de objetivos de la biblioteca.

La grounded theory sirvió de orientación general en lo que predica de construcción de teoría a partir de los datos de manera creativa, no de ideas preconcebidas, de forma a obtener una visión profunda, aumentar el conocimiento e proveer una guía significativa a la acción (Strauss y Corbin, 1998: 12).

Para ello, en las entrevistas se utilizaron los siguientes interrogantes:

· de qué manera los jóvenes utilizan, apropiándose de Internet, sus momentos de ocio en la biblioteca (o si no la utilizan porqué);

· ¿qué servicios utilizan? (chat, mensajería, navegación en sitios Web)

· ¿para qué los utilizan?

· ¿cuándo los utilizan? (actividades regulares o esporádicas y su inserción en las actividades cotidianas)

· ¿cómo aprendieron a utilizarlos?

· ¿hay dificultades / obstáculos en su uso?

· ¿qué rol y qué significado atribuyen a ese uso?

· ¿cuál es la importancia otorgada?

· ¿ sus cuotidianos se modificaran por este uso?

· ¿tienen acceso al mismo tipo de recursos en otros entornos?

· ¿de qué manera esas prácticas les permiten insertarse, mantenerse en las redes sociales o no?

· ¿el consumo, en esa situación, es sentido como una forma de inclusión?

5. Marco teórico

Las TIC, y en particular Internet, están siendo utilizadas para la creación o manutención de relaciones sociales, para acceder a información, para difundirla (Wellman, 2001; Gil et. al., 2003).

Empezaré por una síntesis de las principales corrientes de la sociología del ocio, analizando en particular las polémicas, pero fundamentales, cuestiones de las desigualdades de clase y género, intentando comprender el entramado de relaciones e interacciones sociales significativas en este ámbito, para seguidamente analizar algunas perspectivas psicológicas, enfocando aspectos conectados con el modo cómo los jóvenes se forman y desarrollan a través del ocio, para a continuación cuestionar la adecuación de dichos estudios a la población juvenil.

Perspectivas sociológicas del ocio

Joffre Dumazedier, uno de los creadores de la denominada sociología del ocio, (1971, cit. por Pino Artacho, et al. 2001), se refiere a distintos tiempos sociales como tiempos socialmente construidos: trabajo, obligaciones familiares, obligaciones socio-espirituales, obligaciones socio-políticas y tiempo libre. El último sería un tiempo liberado de obligaciones, disponible para ser rellenado con actividades de ocio, de acuerdo con las opciones y gustos individuales, y los contextos socio-culturales y económicos, la edad y el género.

Producto histórico de la sociedad industrial, el ocio generalizado a los asalariados, no es el contrario del trabajo, sino que lo supone (Dumazedier, 1988: 18), tampoco es inactividad o desocupación. En las sociedades tradicionales el tiempo que quedaba después del trabajo y otras obligaciones sería más un tiempo desocupado, mientras trabajo y juego estaban más asociados. Con el advenimiento de la modernidad la ocupación del tiempo libre de los pudientes se convierte en una preocupación para ellos mismos y para los poderes político y religioso. Pero su ociosidad no correspondía a una liberación o compensación del trabajo sino que lo substituía (Dumazedier, 1974).

La secularización y el progresivo ascenso de los valores de la individualidad aportaron otra dimensión a la esfera privada de las vidas. La sociedad industrial creó las condiciones para un nuevo tipo de ocio, las actividades no son ya regladas totalmente por obligaciones rituales impuestas por la comunidad, se separa claramente trabajo de otras actividades.

La economía de consumo en masa pasó a exigir y a reproducir el tiempo libre como tiempo para consumir más, incluso a los productos de las industrias culturales de masas. Los gobiernos pasaran a dedicar programaciones para los tiempos libres de los que trabajan como una de sus funciones regulares a través organismos especializados. De acuerdo con Otto Newman (apud Clarke y Crichter, 1985), esta situación ha contribuido a que el ocio también, de alguna manera, se haya rutinizado y masificado al igual que el trabajo.

La revolución cultural del tiempo libre ha sido la expresión acuñada por Dumazedier (1974) para estas transformaciones: la pérdida de peso relativa del trabajo y el hecho de que el trabajo mismo haya sido influenciado por valores nacidos de su liberación, el ocio. Revolución que modifica globalmente la relación con uno mismo, la relación con los otros, la relación con el entorno (p.68). Así considera que el ocio es tan solo el tiempo para la realización de la persona como fin único, lo que se tradujo en un nuevo derecho social.

Ken Roberts (Contemporary Society and the growth of leisure, 1978) define el ocio como un área de libertad relativa que ha crecido desde el final de la Segunda Guerra por cuestiones demográficas e económicas. Llama la atención al hecho de que los estudios hasta entonces publicados en general olvidan una serie de áreas de ocio, nombradamente las grandes cinco: ver tele, beber alcohol, fumar tabaco, hacer apuestas y hacer el amor.

Teorizando sobre el enfoque más adecuado, descarta la teoría de la sociedad de masas por encarar al ocio como un área de conformidad, sin libertad individual. Hace lo mismo hacia la investigación sobre la recreación, por ignorar las grandes cinco y las distintas motivaciones para la elección de las actividades de ocio, además de la pura recreación, como la socialización, asociada a las prácticas deportivas. Las teorías de la dominación de clase también ven a los medios de comunicación como formas de control social, ignorando su rol determinante en desvelar noticias inconvenientes para poderes instituidos. Encaran al ocio como una forma más de reproducción de las ideas dominantes. Defiende, al revés, un modelo pluralista donde el ocio está enmarcado por la elección individual, pese que no totalmente libre de otras influencias como la pertenencia a redes sociales, en particular la familiar, y condicionado por el nivel de vida de cada hogar. Se opone, además, a las políticas de planificación del ocio, que sólo deberían intervenir para compensar las desigualdades para grupos desfavorecidos. Todavía rechaza un análisis que tenga en cuenta las clases sociales y los géneros, relegando las desigualdades a un residuo en el marco de las elecciones del consumidor.

Con una posición teórica opuesta se destacan Clarke y Crichter (1985) con su ensayo The devil makes work: leisure in capitalist Britain. Critican el obscurecimiento del carácter social de la agencia social en el ocio, si se considera apenas a los individuos frente a un mercado. Las elecciones de las personas deberían ser consideradas en el marco de las estructuras de constreñimiento y creación, donde sus vidas se diseñan. Además el consumidor puede decidir no comprar, pero no lo que se produce. El enfoque pluralista es enfrentado con las conclusiones de que los constreñimientos económicos se reflejan en las condicionantes del poder adquisitivo diferenciado para distintos grupos; los sociales en la cantidad de tiempo libre disponible; los culturales en lo que es aceptable y adecuado; y finalmente, los económicos en lo que se vende en el mercado del ocio.

Además del rol del mercado señalan el rol del Estado, no sólo al compensar las deficiencias del mercado, subsidiando actividades para públicos más restringidos o de carácter no lucrativo, sino también al proveer una cantidad de infraestructuras para actividades que de otra forma serian económicamente inviables, como los equipamientos deportivos. Y, sobre todo, su rol preparando la población al goce del ocio desde el sistema educativo de masas.

Roger Sue (1995: 108) refiriéndose a Dumazedier, en Temps et ordre social, hace notar que la sociología del ocio se erigió sobre el mito de la civilización del ocio. Por otro lado, al nacer en el seno la sociología del trabajo, no ha conseguido liberarse de su dominación. Y recordando que al ocio se asocia diversión o mismo futilidad, defiende que hoy día el tiempo libre queda cada vez más rellenado por actividades muy diversificadas – bricolaje, autoformación, actividades familiares y de socialización – las que difícilmente se cuadran en la categoría ocio y que difícilmente tan poco pueden ser consideradas secundarias frente a un tiempo de trabajo primario. Define el tiempo libre como un objeto de análisis sociológico, mientras el ocio lo define como un objeto de la aprehensión psicológica por centrarse en lo que es particularmente sentido como ocio durante el tempo libre. La sociología entra en una nueva etapa al pasar del ocio al tiempo libre, a medida que la sociología del ocio se libera del marco del trabajo, y de una lógica de actividad a una lógica temporal simbolizada por la noción de tiempo libre (Sue,1995: 113).

En oposición a Dumazedier, y citando a Lalive d’Epinay y Yonnet, no ve en la evolución de la repartición cuantitativa de los tiempos sociales una continuidad con la sociedad industrial, sino una ruptura cualitativa, un cambio de sociedad que no es fácil estudiar por tratarse más de una sociedad en transición. Enfoca el cambio de valores que se ha producido, al relativizar el peso del trabajo y el surgimiento de una nueva clase de valores asociados a la familia, al amor, a la autonomía y a la auto-realización que cada vez menos se obtienen a través el trabajo. Al revés, el trabajo mismo está siendo influenciado por esta nueva gama de valores: hoy día se valora cada vez más la posibilidad de tener autonomía, tiempo libre, elección de horarios, el entorno y la convivialidad.

Chris Rojek (1995) argumenta que no será posible entender el ocio si lo separamos del resto de la vida, con unas leyes, propensiones y ritmos propios. Considera que la sociología del ocio refleja todavía la división producción/consumo asociada a la modernidad fordista del homo faber. El ocio sería una cultura donataria de la política del ocio, concebida estrechamente en una relación de primer orden con los intereses y actividades que conllevan a la recarga de energías del individuo para un esfuerzo renovado en el local de trabajo (Rojek, 1995: 173). El ocio sería así encarado como punición o forma de control del comportamiento social. Por tanto, su provisión pública ha sido tradicionalmente encarada como un blanco fácil en las críticas a los gastos públicos. El verdadero ocio está asociado a escape y enriquecimiento personal y por eso la ética de la primera modernidad tendía a valorar las vidas construidas a su alrededor como moralmente inferiores o moralmente sospechosas. Lo que Rojek defiende, es un enfoque más asociado al homo ludens, en que el ocio sea encarado como reflejando y conformando las necesidades y motivaciones humanas de manera transversal a todas sus actividades. Citando al historiador Huizinga la verdadera raíz de la acción humana es el juego. Su principal preocupación en el libro Decentring leisure es el descentramiento del análisis del ocio desde una óptica moderna y capitalista, la que asoció ocio y verdadera experiencia, desprendimiento, escape y libertad (p. 1). Descentrar asume un doble sentido: primero, del objeto ocio en si mismo, aislado, hacia los contextos de su significación y problematización; segundo, y partiendo del supuesto que diferentes culturas le centraron distintos significados, también la posmodernidad necesita nuevas interpretaciones para lo que se exige su re-contextualización. Porque el objeto cultura está subsumido en el sujeto cultura (p. 2), caracteriza las formaciones sociales capitalismo, modernidad y posmodernidad, a través de sus rasgos más distintivos, en lo que respecta a asunciones y creencias comunes frente a acción, identidad, asociación y práctica, las que conforman el cuadro general donde el ocio gana sus significados.

Asumiendo una perspectiva de sociología económica Gershuny (2003) en Changing times: work and leisure in postindustrial society cuestiona la idea generalizada de que en la contemporaneidad se trabaja menos que hace algunas décadas, para lo que se apoya en diarios de tiempo anotados por personas de 20 países de Europa y Norte-América. Gershuny y Kimberly (2000) para un estudio realizado en el Reino Unido, concluyeron que el tiempo dedicado al trabajo pagado viene decreciendo, aunque no de forma regular, con un aumento a mediados de los 90. A esto se soma el aumento en el tiempo de vacaciones para los empleados a tiempo completo. Sorprendentemente concluyó que el tiempo de trabajo doméstico ha aumentado un poco por la reducción en la contratación de personal con este fin. El cuidado con los niños viene requiriendo cada vez más tiempo, a la par de más tiempo para las compras y viajes domésticos. En estas tareas la ocupación de los hombres sigue creciendo un poco, aligerando la doble carga de las mujeres. Así el tiempo libre mediano ha crecido alrededor de unos 20 minutos en lo últimos treinta e cinco años, para los hombres creció sólo unos pocos minutos, para las mujeres creció unos 40, todavía unos 50 minutos por día por abajo de los hombres.

Para comprender si los tiempos libres están creciendo y de que manera, hay que tener en cuenta modificaciones de carácter cultural: si el tiempo para preparar los alimentos está disminuyendo, el tiempo para comerlos se acortó hasta la mitad, lo que nos podrá llevar a cuestionar la calidad de este tiempo libre. Otra modificación, asociada al centramiento en los hogares, es la disminución dramática (entre la mitad y una tercera parte) en las salidas para asistir a espectáculos que se aprecian ahora sobretodo a través la televisión y la radio.

Otra característica económica de estos cambios es el advenimiento de un sector productivo dedicado al ocio. En la economía de servicios, las necesidades básicas son proveídas por una minoría de la población, mientras la mayor parte de la actividad se centra ahora en la provisión de servicios para consumo por otros proveedores de servicios. Sí imaginamos a una pequeña parte de la población, la clase de los servicios, produciendo servicios sofisticados para la grande mayoría de la gente, se llega a la conclusión que son los pobres los que emplean a los ricos. La participación en actividades deportivas creció desde 1977 hasta 1997: para hombres jóvenes de 32 hasta 42% y de 18 hasta 36% para las mujeres jóvenes, nuevamente con convergencia de género. Todavía sí que admite que hay grupos sociales para los cuales más actividades de ocio requieren más horas de trabajo. Cita a Steffan Linder en su obra The harried leisure class, por el efecto emulador de goteo en el consumo – las gentes intentan emular los patrones de vida de las clases posicionadas inmediatamente por arriba. Lo que ocurre, argumenta Gershuny, son diferencias sensibles en el equilibrio entre tiempo de trabajo y tiempo libre por grupos sociales y géneros. Con el crecimiento económico cada vez menos gente acepta desempeñar ocupaciones serviles de bajo valor añadido y son estas tareas las que precisamente se automatizan más frecuentemente. El auto-servicio aparece, con gente produciendo y consumiendo al mismo tiempo sus cosas. A medida que la producción se torna más compleja, se requieren más personas calificadas para gestionarlas, lo que obliga algunos de los más ricos y notables a trabajar. La creciente calificación de las mujeres las empuja a entrar en el mercado laboral y a no dejarlo.

Gershuny adopta un doble punto de vista macro y micro-económico, al analizar los ciclos de vida individual y la relación entre los distintos tipos de trabajo y de consumo: si se gasta más tiempo para consumir bienes, se necesitan más bienes producidos. El ocio de uno es el trabajo de otro (Gershuny, 2003: 103). Los efectos de la innovación tecnológica, de la intervención del Estado (indirectamente a través de los sistemas de enseñanza, cuidados médicos y sociales, y directamente a través de la regulación de los tiempos de trabajo, vacaciones, jubilación) explican la alocación del tiempo.

Ocio y desigualdades – clase y género

El ocio inició el siglo como nombre de una clase y lo cierra como una categoría de consumo (Gershuny y Fisher, 2000: 620), referencia al trabajo de Veblen (The Theory of the Leisure Class, 1899) como el primero que ha teorizado sobre esta nueva realidad a carecer de estudio. En ese momento el ocio estaba asociado a actividades reservadas a la clase más abastada y era utilizado como señal de distinción social. Veblen caracteriza el efecto de goteo atrás mencionado. El ocio se hace honorable por asociación a la clase que puede ociar.

En el 63 Edward Thompson escribió The making of the English working class, apud Clarke y Crichter, donde las cuestiones de conflictos de clase aparecen como escenario para la vida cultural y la vida cotidiana de las gentes comunes rompiendo así aquella orientación.

A partir de los años 30, en un movimiento paradójico, el paro y la pobreza crecen a la par de las variedades y la extensión del ocio, transformándolo de fenómeno periférico a nivel económico en fenómeno central. El cine, la radio, locales públicos para danzar, las apuestas, los deportes como espectáculo y las vacaciones anuales se generalizaron a varias capas de la sociedad. Como ejes estructurantes del ocio, Clarke y Crichter refieren la segregación, la especialización y la institucionalización. La segregación incidía a nivel temporal, fines de semana y vacaciones cada año y, a nivel espacial, con espacios de trabajo y de ocio que no se mezclaban. A las segregaciones de clase y género aludimos ya. La especialización era reforzada por la demarcación de los mercados de consumo y de los diferentes tipos de clientes que afluían a espacios especializados: cine, danza, deportes. La institucionalización permitió incrementar lucros de actividades de consumo que se destinaban a crecientes, y además internacionalizados, públicos. Pero las diferencias de género y clase seguían una constante en sociedades donde el goce de actividades de ocio parecía progresivamente generalizado: pudiendo coincidir en la frecuencia de determinados espacios y actividades, como los espectáculos, observarlos desde ciertas plazas seguía un privilegio; las mujeres seguían también más confinadas a la esfera privada, las jóvenes a lo que McRobie y Garber (1978) denominó culturas de dormitorio (apud Hendry et al, 1993: 39). El tiempo libre sigue siendo además un campo de disputa de las reivindicaciones feministas, si bien que los hombres sigan favorecidos en la distribución desigual de los tiempos libres (Gershuny; Fisher, 2000).

Young y Wilmott, en su obra The symmetrical family, caracterizan como el principio de difusión estratificada la aparentemente igualitaria forma de ocupar su tiempo libre, en las sociedades de consumo, donde grandes industrias ofrecen productos de entretenimiento masificados y donde los consumidores son dispuestos a desear lo que los de arriba ya tienen. La organización de las familias, cada vez más nuclearizadas y funcionando como unidades de consumo centradas en los hogares, ya no en las comunidades, y donde los papeles de género tienden a aproximarse, ha facilitado esta transformación. Concretizando, dan como ejemplo una columna marchando, la gente a la cabeza siendo la primera a inflexionar en una dirección. A medida que la columna avanza los que quedan detrás acabarán por pasar por los mismos puntos, pero con un retraso, o sea el principio igualitario funciona con una diferencia temporal (apud Clarke y Crichter, 1985: 22).

Todavía sí que han encontrado diferencias en la ocupación del tiempo de ocio como función de pertenencia a determinada clase o género: en Reino Unido los hombres de las clases superiores pasan más tiempo a practicar deportes y a leer, y las mujeres que trabajan a sueldo disponen de menos tiempo que los hombres en igual situación, en general utilizándolo en actividades menos diversificadas, más confinadas al hogar y a la sociabilidad con otras mujeres y familiares. A esta visión se oponen Clarke y Crichter contestando que las familias se están diversificando y, sobretodo, porque los procesos de consumo se generan en medios exteriores a las familias. La centralización en los hogares puede ser una opción activa pero es hecha dentro de los constreñimientos de la estructura social (p. 29).

En una reseña histórica del ocio en los años más recientes, Clarke y Crichter, después de abordar las transformaciones pos-guerra ya referidas, caracterizan a los 60 como los años dorados donde el ocio se generaliza, la compra de un coche es un sueño al alcance de muchos y el crédito al consumo incentiva las compras más allá de la cesta tradicional de artículos de primera necesidad. Destacan la emergencia de seis tendencias: ascenso de patrones de consumo doméstico, decadencia de formas públicas de ocio en favor de un centramiento en el hogar, surgimiento de las culturas jóvenes, nuevo estatuto para las culturas étnicas, incremento de la actividad del Estado en determinadas esferas, nuevas formas de dominio comercial de las instituciones y servicios del ocio.

Caracterizan el estadio pos-industrial como uno donde la realocación de trabajo y ocio no es para todos, sino que ha creado desempleo estructural permanente para algunos. Por tanto consideran que las modificaciones recientes no significan un cambio profundo en la sociedad: lejos de minar la concentración del poder, algunos de los cambios sociales a que asistimos hoy parecen dispuestos a aumentar la concentración de poder y control (Clarke & Crichter, 1985: 210).

En la monografía Changing times Gershuny señala una triple convergencia como tela de fondo: por nación, por género y por clase. Anãde que el cambio en el uso del tiempo es no solo un indicador de cambio social sino una parte de la esencia del desarrollo socio-económico (p. 19), con un giro hacia la producción y consumo orientados a necesidades más sofisticadas. Así, la diferenciación social no se hace ya tanto a través el patrón de uso del tiempo de consumo sino en términos espaciales – la plaza ocupada – o de productos y servicios cuya función particular es denotar la riqueza.

Perspectivas psicológicas del ocio de los adolescentes

Para Hendry (1983), citado por Hendry et al. 1993, la adolescencia se caracteriza por tres grandes fases consecutivas en el desarrollo de la competencia social: observación de los pares; entrenamiento de competencias y estrategias personales y sociales; y experimentación de roles y comportamientos con vista a su aceptación por el mundo adulto. El rol de los grupos de pares es central en su desarrollo y son las amistades en su seno las que más preocupan a los jóvenes, ejerciendo también un rol importante y creciente al suplementar la influencia de los valores transmitidos por padres y madres y en preparar la progresiva independencia emocional frente a ellos. Son los pares que orientarán a sus aprendizajes en torno a los status emocionales adecuados en distintos entornos sociales, en la expresión de empatía por los otros y en la creencia creciente en el poder de la auto-iniciación, un estado de auto-confianza en presentar y ejecutar planes en el seno de su grupo. Su rol en la socialización respecto a intereses y comportamientos sexuales adecuados es determinante. Sabiendo que los adolescentes carecen de la aceptación de sus pares, sobretodo antes de los 16 años, los grupos sirven de aprendizaje para estilos de ropa, pelo, gustos, lenguaje y también para modelación de sus relaciones sociales proveyendo patrones de comportamiento sobretodo donde la influencia de padres y madres es más blanda. Los amigos representan una posibilidad adicional de apoyo y seguridad, intercambio emocional y sentimental, de creencias y información en la construcción de su independencia, en diferentes grados de importancia de acuerdo con el género, las niñas pareciendo carecer más de aceptación por parte de sus amigas y usándolas más como confidentes.

Sintetizando, el ocio desempeña un rol importante ayudando a los jóvenes a hacer ajustamientos bien sucedidos en esta fase de sus vidas (Hendry et al., 1993: 181).

El ocio y los adolescentes

Naturalmente nos podemos cuestionar si teorías del ocio creadas en torno al mundo del trabajo se pueden aplicar a aquellos que todavía no han entrado en ese mundo. La adolescencia es una construcción social reciente; en el siglo pasado este término empezó a ser utilizado para designar una fase de la vida asociada a un período en el cual los que han sido niños se desarrollan y maduran hasta alcanzar la fase adulta. Actualmente este período se prolonga cada vez más, por la progresiva demora en asegurar autonomía financiera, integración en el mercado de trabajo y abandono de las casas paternas. Clarke y Crichter defienden que la adolescencia está muchísimo enmarcada por problemas de clase, género y etnia.

Robert y Rhona Rapoport, (Leisure and the family life-cycle, 1975), enfatizan la necesidad de considerar los diferentes ciclos de vida al momento de analizar la vida social que se podrá comprender a través de las tres vertientes del trabajo, de la familia y del ocio. Así para los de 13 a 19 la mayor preocupación sería la búsqueda de una identidad personal satisfactoria (p. 30), las identidades sociales más que las individuales y con un interés especial en las relaciones amorosas. Enfatizan en particular la relación del ocio con otras esferas de la vida, la inadecuación del modelo del consumidor, las variaciones y paradojas de la vida familiar y la sobrecarga de la maternidad para las mujeres y, por fin, la falta de visibilidad de las necesidades específicas de los ancianos. La adolescencia es un momento donde muchas experiencias se hacen, en que diferentes estilos de vida se testan, la socialización con sus pares y otros adultos van a contribuir para la creación de una identidad propia y de grupo (Hendry, 1993). El proceso de socialización por pares es reforzado por el hecho de que los sistemas de enseñanza encierran los adolescentes en sus escuelas, alejándolos de convivir con adultos. Clarke y Crichter señalan el carácter paradójico de la cultura joven: siendo la forma de ocio comercializada de forma más transparente es al mismo tiempo la menos predecible, homogénea y fragmentada, con escenarios públicos y un patrón de consumo privado.

Con respecto a la cuestión abriendo este apartado, Clarke y Crichter defienden un punto de vista desde el cual la llamada brecha generacional es más ligera de lo que a primera vista podría parecer: la cultura juvenil opera dentro de la distinción dominante entre ocio y trabajo, en general la expresión de sus estilos de ropa y pelo se reservaba a los locales de ocio sancionados; su cultura existía dentro de, y reforzaba, el entramado comercial establecido, contribuyendo a su expansión; las ideas de estas culturas juveniles no rompían con los fundamentos de la sociedad, muchas eran mismo conformistas, como se puede deducir claramente por sus actitudes respecto al rol de las chicas, no muy alejadas del patrón patriarcal dominante.

En los 60 los salarios reales subían, las familias ya no dependían tanto de los ingresos de los más jóvenes que ahora disponían de un tiempo que iba a ser aprovechado por las industrias del ocio. La novedad consistió en que los estilos de vida y la escala de las prácticas ganaron una visibilidad hasta ahí desconocida. En esos años se creyó que los conflictos sociales se estaban transmutando en generacionales. Pero como han demostrado, entre otros Clarke et al. 1976 (apud Hendry, 1993: 5)

no existe una «cultura joven» […] existe un sistema a través lo cual las culturas jóvenes se articulan a la cultura dominante vía sus culturas particulares propias. Una vez que las clases sociales son los grupos más fundamentales en la sociedad moderna, las formas culturales mayores serán «culturas de clase». […] Las culturas jóvenes coexisten por tanto dentro de la cultura de la clase de la cual advienen.

Adoptaré la definición de ocio de Dumazedier, considerando, como Clarke y Crichter y también Hendry, que, en una sociedad estructurada por relaciones económicas y sociales capitalistas, el ocio sólo podrá ser convenientemente analizado en el marco de sus relaciones y conflictos. Tan poco encaro al ocio como un área de opción individual libre: en general las elecciones se aparentan a las permitidas por un mando a distancia – se puede escoger solamente entre lo que ya ha sido producido y seleccionado por los productores, sin olvidar las barreras económicas y culturales.

La combinación de las aportaciones mencionadas de la sociología y de la psicología clarificará la enmarcación del análisis.

6. Contextualización del objeto y población de estudio

La investigación en Feira

Santa Maria de Feira es una pequeña ciudad del Norte de Portugal con 630 000 habitantes. Un 52% está trabajando, el desempleo atañe el 4,7%, según datos de 2001 (Câmara Municipal… 2003). Más de la mitad de los desocupados tiene entre 15 y 43 años. El 62% se ocupa en el sector secundario, sobretodo calzado y corcho. Feira es una de las zonas más industrializadas del Norte, a pesar de cierres recientes de grandes fábricas multinacionales que se deslocalizaron. El 36,7% trabaja en servicios y sólo 2,3 % en agricultura. Los inmigrantes representan 1,2% de la población.

Socialmente se caracteriza por bajos niveles de aprendizaje, la enseñanza secundaria ha sido el límite para el 83,4% y tan sólo el 6,6% ha hecho estudios de nivel superior.

La población estudiada, de 14 a 25 años, representa aproximadamente el 20% de los residentes.

La frecuencia de la biblioteca, con niveles muy altos para el panorama nacional, es muy diversificada, tanto en edades como en género.

Pude observar que tanto chicos de primaria, acompañados o no de sus madres, como jubilados, ahí afluían al largo del día, sobresaliendo los adolescentes en las tardes donde no hay clases. Los hombres de media edad prefieren los periódicos, los más jóvenes se dirigen a los ordenadores. Los chiquitos tienen una sala especial, a veces siguen usándola «para ir a la Net», mientras crecen, por una razón sentimental.

En un momento en que la Net no estuvo disponible, casi todos los que la utilizaban salieron al exterior, charlando, oyendo música, mientras aguardaban la restauración de la conexión, o se fueron de todo.

Caracterización de los entrevistados

Demográficamente los 27 entrevistados se repartieron de la siguiente manera: mitad de 15 a 18 años y la otra de 19 a 24 años; 12 entrevistados y 15 entrevistadas, una proporción análoga a la hallada para la totalidad de sus usuarios (Teixeira, 2003). Casi todos están estudiando, predominando estudiantes de básico (14).

Menos que básico – 7,4 %

Básico – 51,9 %

Secundario – 22,2 %

Complementario – 11,1 %

Superior – 7,4 %

Uno sólo trabaja, dos más estudian y trabajan y una busca su primer empleo.

Dieciocho habitan en Feira, los otros en parroquias cercanas. Encontramos a un usuario que venía de una ciudad que posee una biblioteca pero donde se cobra la utilización de la Internet.

También ha sido entrevistado un inmigrante africano, un otro del Este europeo no se pudo entrevistar por dificultades de comprensión del portugués.

Analizando el nivel de estudios de padres y madres se verifica que predominan ampliamente los de nivel básico y menos que básico, 59,3% y 51,8% respectivamente.

penas dos padres y dos madres son licenciados. Comparando estos valores con los característicos de la región se concluye que estos jóvenes pertenecen a familias con estudios más elevados que la media (básico 83,4%, secundario 9,2%, complementar 0,4% y superior 6,6%).

Respecto a sus profesiones se puede observar que predominan los empleados de servicios, los industriales o comerciantes, y luego los obreros.

Comparando estos datos a los habituales en el concejo se nota una sobrepresentación de empleados de secundario y un peso mayor de gente en capas profesionales superiores.

La ocupación habitual de sus tiempos libres es muy diversificada: estar con amigos, 15 respondientes; practicar deportes y cine, 8; pasear y jugar en computador, 7; tele y lectura, 6; oír música, 4; estar con novios/as, 3; ir a centros comerciales, salir por la noche, descansar, ir a la biblioteca, diseñar o pintar, todos por 2; visitar exposiciones de pintura, estar con la familia, ir a la iglesia, ocuparse de sus mascotas, viajar, componer música en ordenador e ir a la playa, por 1.

De notar que 2 entrevistados han declarado que practicar deporte es lo mismo que estar con su grupo de amigos, los practican con ellos. Así que estar con amigos es claramente la actividad que reunió más preferencias, muy por encima de las demás, en la línea de los estudio de la Universidad del País Vasco (Dávila Balsera, 1989) y de Martínez Cassinello (2000).

No se han podido, en esta muestra, encontrar diferencias de gusto configuradas por pertenencia a clases, a excepción de la frecuencia de exposiciones de pintura, algo singular, claramente explicado por el hecho de que la madre del respondente es artista plástica. Tan poco se registraron diferencias de acuerdo con el género.

Solamente dos madres y dos padres utilizan la Internet en su trabajo, con tres respuestas positivas para usos de las madres dedicados a sus ocios y cuatro para los padres, en un total de cuatro entrevistados. Así que estos jóvenes no poseen, en general, prácticas familiares que puedan haber impulsado al uso de Internet.

7 Conclusiones

Como inquirí los lectores respecto a una variedad de realidades, para presentar los resultados y proponer una interpretación, utilizaré distintos apartados bajo la forma de respuestas a interrogantes que correspondieron a la curiosidad en conocer dichas realidades.

¿Para qué usan Internet?

Mi primera sorpresa ha sido verificar que la mayoría afirma usar poco la Net para actividades de ocio, sí que la valoran para sus trabajos escolares. Refirieron frecuentemente que no conseguían separar actividades de ocio y de estudio muy claramente, como en el caso del chico que afirmó que mientras chatea con sus amigos en Inglaterra está aprendiendo el idioma de manera placentera.

Es necesario subrayar que se notó una clara preocupación, casi general, en hacerme creer que no estaban utilizando la Net a fines ilícitos o inmorales, aunque no lo hayan afirmado explícitamente (ver más adelante Libertad de navegación). Esto, a par de la idea defendida de que los ordenadores deben ser usados sobretodo para trabajos de la escuela, ha confirmado tal declaración.

Confirmé junto a las bibliotecarias que no es frecuente que los jóvenes naveguen por sitios pornográficos. La biblioteca no posee filtros para Internet pero puede monitorear las direcciones que están siendo accedidas desde cada ordenador, con conocimiento de los usuarios. Si detectan algún caso, entonces intervienen solicitando al lector que no vuelva a navegar por allá.

Pero la importancia y frecuencia del uso del correo electrónico indican una utilización dirigida a formas de relación no enmarcadas por relaciones escolares o de trabajo sino de amistad y socialización. Este patrón de uso se aproxima de lo hallado por Sigalés y Mominó (2004).

Como finalidad más frecuente una gran parte de los entrevistados, 9, utilizan a la Net en la biblioteca para trabajos escolares, casi otros tantos, 7, para comunicar, 4 para leer las noticias y sólo 3 han declarado que la diversión era su principal finalidad. Han elegido a otros tipos de sitios 6. La búsqueda de empleo también es un objetivo para 2 entrevistadas, conocer las actividades del municipio ha sido indicado por una de ellas. Concretamente en el caso de los motores de búsqueda, la mitad los visita regularmente, casi siempre a Google, a veces a Yahoo, los otros usos más referidos han sido los sitios de juegos y de noticias. Sitios sobre deportes y sobre música han sido apuntados como segundas preferencias de unos tantos, 6 y 4 respectivamente.

Como segunda actividad más frecuente de nuevo los motores aparecen encabezando con 4 respuestas a la par con los juegos, la música con 3 y los deportes con 2.

En este punto debo llamar la atención a algo curioso: noté la manera como se refieren a las búsquedas que hacen y al placer que les asocian, lo que no parece ser muy frecuenten en modalidades de aprendizaje basadas en otros recursos. La cantidad y diversidad de información han sido frecuentemente referidos, así como la rapidez en su localización, lo que naturalmente contribuye a unas búsquedas más seductoras y donde tienen una sensación de mayor libertad de elección de contenidos. Un entrevistado ha declarado que siempre que busca algo para sus estudios a través de Internet acaba teniendo mucho más trabajo, la cantidad de fuentes lo obliga a redoblar esfuerzos para tratar toda la información. Lo que contradice la idea de que la Net facilita las cosas. Eso, todavía no era encarado como un problema sino como un desafío. Aquí de nuevo placer y trabajo parecen mezclarse un poco.

Como aspecto negativo hay que resaltar el hecho de que el sitio de la biblioteca es casi desconocido, con tan solo 4 respuestas indicando su utilización pero nunca para consultar el catálogo. Como raramente estuvo funcionando en los días más recientes, por problemas en el servidor, eso ha podido condicionar las respuestas.

El Chat es regularmente utilizado por un tercio de los jóvenes, sobretodo con amigos, a veces con familiares, en algunos casos residentes en el extranjero.

La casi totalidad, 23, utilizan regularmente el correo electrónico, 16 lo usan sobretodo para comunicar con sus amigos, 2 con familiares y 5 con otras personas, a veces profesores.

Las dos formas de comunicación, chat y correo, son las actividades más frecuentes, las que Ling y Thrane (2002) denominan socialización remota. La necesidad de socializar, muy característica de los adolescentes, se notó ya en las preferencias por arriba mencionadas.

Intentando separar frecuencia de importancia se apuró lo siguiente:

¿Qué importancia otorgan a aquellos usos?

El primer lugar ha sido acordado a los motores y al correo, con 8 respuestas, las noticias y otras Webs con 3, el Chat con 2. La segunda actividad más importante ha sido el correo, 4, y de nuevo los motores y otras Webs con 3, los juegos con 2.

Un joven nos ha dicho que el chat es una forma de conocer a mucha gente, que incluso conoció así a su novia.

¿Qué emociones sienten?

Inquiridos sobre los sentimientos que experimentan mientras utilizan a la Internet, sus respuestas necesitaron alguna reflexión, la pregunta los sorprendió. La respuesta más frecuente fue: es una cosa normal ya estoy acostumbrado. Lo que asocio a lo mencionado, no querer sobresalir en un panorama de normalidad, por un lado, y por otro, estar tratando con jóvenes acostumbrados al recurso a estas tecnologías. Otras apuntan a la habituación, a una nueva rutina, a la satisfacción por estar más enterado, más integrado, otras aún a la importancia que otorgan al descubrimiento de cosas nuevas. Una entrevistada se ha considerado de alguna manera afortunada por tener acceso a la Red. Otro asoció el acceso a Internet al progreso, otro a una utilidad práctica. Una sola reacción negativa: me pone nerviosa, no me gusta estar frente al ordenador, es una pérdida de tiempo.

Aquí, y una vez más, el rol socializador de Internet ha sido bastante referido por los respondientes.

¿Qué aprendizaje: formas, grados y locales?

La mayoría de ellos utilizan a la Net hace 3 o más años. Nótese que la nueva biblioteca fue inaugurada hace cuatro años.

La mitad afirma haber aprendido a navegar solo, un cuarto con amigos. Apenas 2 referencias a aprendizaje mediante publicaciones especializadas o con familiares.

La ausencia del aprendizaje formal y en la escuela como formas de iniciación es notoria, con tan solo 3 referencias y 1 a un cursillo afuera de la escuela. Algunos entrevistados han referido que tuvieron clases de informática pero que no han aprendido a usar la Net. Veremos que el uso en la escuela ha sido referido, pero no ha sido ahí que sus aprendizajes se iniciaron.

Más de una tercera parte ha aprendido a usar la Net en la biblioteca, lo que constituye, en mi opinión, uno de los aspectos más interesantes de esta investigación.

Bien más de la mitad afirma estar satisfecho con sus conocimientos para explorar la Net, un poco más de un cuarto refiere que les gustaría aprender algo más, afirmación que debe todavía ser matizada. Sintomáticamente una entrevistada ha declarado: todavía no sé lo que podría aprender más… Lo que va en la línea del hecho de que tan solo 3 saben utilizar estrategias de búsqueda avanzada, 2 de ellos conocen solamente el uso de las comillas. Los otros ni siquiera sabían que otras posibilidades existían.

¿Qué formas de acceso?

Otras conexiones están accesibles para la grande mayoría, 21. También consultan a Internet desde sus escuelas 16 jóvenes, 2 desde las casas de sus amigos y tan solo 1 desde la casa de familiares y 1 otro desde un cibercafé. Todavía nótese que más de la mitad, 17, han declarado que la conexión que más utilizan es la de la biblioteca. Solo 1 tiene conexión desde su casa.

El peso financiero asociado a los accesos desde casa no han sido abordados de manera muy confortable, un jovencito me decía que sus padres habían cancelado el acceso por… – se frotó los dedos.

¿Cuáles son las motivaciones para ir a la biblioteca? ¿La biblioteca como lugar de socialización?

Las motivaciones para utilizar la Internet preferentemente en la biblioteca fueron muy diversificadas, pero la más referida, 6, ha sido el buen entorno, la tranquilidad, el hecho de que nadie les perturba. Aquí me siento en mi casa.

Se confirma así la visión de los que defienden que un entorno acogedor es una de las mejores medidas para atraer y cautivar a los usuarios.

Se siguieron la disponibilidad de varios ordenadores, 5; y la proximidad – si bien que haya muchos utilizadores que vienen desde lejos – así como la gratuitidad, ambas con 4; y por fin la ayuda del personal de la biblioteca y la coexistencia de otros recursos informativos, la posibilidad de encontrarse con amigos, todos con 2.

Como segundas razones se destacaron la coexistencia de otros recursos, 5 respuestas; con 2 la gratuitidad; el apoyo del personal y el buen entorno, estar con amigos o estar acompañado aunque de desconocidos – vengo aquí para no quedarme en casa sola – con 1 respuesta cada uno.

Un tercer orden de razones fue que se está bien, convivir con otra gente, 2 cada uno; haber muchos ordenadores, 2 también; y de nuevo la proximidad con poca importancia, 1 sola indicación, lo mismo que para la existencia de otros recursos.

Tan sólo 2 jóvenes afirmaron no estar satisfechos con el servicio de Internet. Los otros apuntaron como aspectos a mejorar, por este orden: la ausencia de algunos programas, como el Office o para edición de imagen y sonido, 7; el tiempo disponible para cada utilización (media hora si hay cola), 6; y por fin, el número insuficiente de ordenadores, 2. Podemos enorgullecernos de tener una biblioteca así, probablemente hay mucha gente que gustaría pero no tiene; hay mucha gente que gustaría de tener en otras ciudades lo que nosotros tenemos.

¿Qué utilización? Momentos preferidos, permanencias, compañías

Los tres cuartos de los entrevistados prefieren usar la biblioteca para ir a la Net en días laborables, sólo 2 la utilizan toda la semana y 4 la prefieren el sábado. Bien más de la mitad ahí se queda de una a dos horas por semana, de tres a cuatro horas se queda una quinta parte, de cinco a seis apenas 3 jóvenes.

De notar que la necesidad de socializar también aquí se manifiesta: tan sólo 10 jóvenes usan solos la Internet, 3 están siempre acompañados, 7 muchas veces y otros tantos a veces navegan acompañados. Cuando se navega no se está solo.

¿Usan la Web de forma delegada?

Partiendo del supuesto que navegar en la Red no será una capacidad muy difundida (30,3% de usuarios en 2001, Abrantes y Piétte, 2003) los entrevistados han sido Inquiridos si suelen buscar algo para terceros. Curiosamente se verificó que más de la mitad navega a pedido de terceros, o sea, su uso delegado es importante, ampliando así el alcance de la Web.

¿La Internet creó nuevos hábitos?

Se dividieron más o menos en dos, en lo que respecta a reconocer que el uso de Internet cambió sus vidas y creó nuevos hábitos.

Se notó alguna preocupación en que no se les considere como adictos, por eso, a veces comenzaron por negar la creación de nuevos hábitos, para luego seguir describiendo nuevas actividades o cambios en su frecuencia a medida que se entraba en detalles.

Por otro lado se notó también que el uso de Internet es algo ya tan común e incorporado en sus cotidianos que se siente que ahora no notan una transformación dramática en sus vidas, como ya referí. Pero sí que han declarado que Internet facilita sus trabajos escolares – a pesar del punto de vista en contrario anteriormente mencionado. Otros aspectos de las modificaciones introducidas fueron la apertura a nuevas ideas, pasar más tiempo en la biblioteca, ver menos televisión y usar menos el móvil, leer menos periódicos en papel o escribir menos cartas.

Una entrevistada confesó que hace unos meses se consideraba adicta a la Net, hasta que su médico le prohibió utilizarla tan intensamente, aconsejándola a salir de casa donde tenía una conexión, y a pasear en lugar de esconderse detrás del ordenador. Ahora afirma que su comportamiento ya ha cambiado. Lo que va en la línea de algunas investigaciones que se refieren al efecto de Internet sobre algunos usuarios en fase de iniciación. Otra joven refirió que se siente protegida de los males en la biblioteca, así no estaré haciendo cosas que no debo…

¿Libertad de navegación?

Inquiridos sobre si sienten algún tipo de limitación o restricción al uso que les gustaría hacer de la red, han contestado que no. Además, volvieron a enfatizar que no la usan para fines inapropiadosyo no soy de las que les gusta entrar en sitios así raros…; o: hay gente que abre sitios así… sin más ni por qué… yo no.

¿Si la Net no funciona, qué?

Si por algún motivo no pueden utilizar la Net se vuelven para otros recursos, sobretodo libros, esto no parece perturbarles demasiado, excepto por las fechas de presentación de trabajos. Sólo 5 han dicho que se quedarían frustrados, una, desesperada. Un joven ha sido todavía más elocuente al decir que si no pudiese usar a la Net sería lo mismo que encontrar la biblioteca cerrada. Una va a la sección de audiovisuales; uno usaría otra biblioteca cercana; otro usaría la de su escuela; otro buscaría otras formas de comunicarse; 3 dicen que no cambia nada; 6 quedarían con sus planes de elaboración de trabajos alterados.

La mayor parte de ellos sigue usando la Net en la biblioteca por vacaciones, de la manera usual en casi un poco más de la mitad de los casos. No hubo mucha diferencia comparando estas respuestas frente a las obtenidas cuando inquiridos por sus reacciones si no pudieran usar la Net por vacaciones: frustración ha sido la palabra recurrente. Me siento vacío; triste y limitado; indignada; como perdiendo alguna cosa.

¿Se consideran privilegiados?

Tampoco se consideran muy diferentes de los demás que no usan a Internet. Me quedé con la impresión de que intentaban rechazar la imagen del adicto a la Internet, como ya referí. Al revés, casi todos han subrayado que se sienten normales por tener acceso. Solamente 4 afirmaron que piensan que el acceso a la red los favorece frente a los demás. Los otros creen que las informaciones que ahí están también se pueden encontrar en los libros o los periódicos, a diferencia que toman más tiempo, pero eso no importa nada, somos todos iguales.

¿Cómo relacionan la Net con otros recursos bibliotecarios?

La casi totalidad de los usuarios utilizan también los otros recursos existentes en la biblioteca, sobretodo libros – 21 respuestas – pero también periódicos, 11, y tan sólo una tercera parte los audiovisuales. Más de la mitad todavía usa más a la Net.

¿Cómo representan la importancia social del acceso a la Net desde una Biblioteca Pública?

La gratuitidad de su uso ha sido enfatizada pues que no toda la gente puede acceder desde su casa, esa ha sido la respuesta más frecuente. La segunda respuesta más frecuente ha sido la importancia de estar familiarizado con el uso de las nuevas tecnologías, además con el apoyo del personal de la biblioteca. Sentirse entretenido, pasar bien el tiempo, también fueron referidos, contradiciendo declaraciones de un uso exclusivamente instrumental, al igual de que se trata de una fuente de información disponible sin restricciones – al revés de lo que ocurre en las escuelas – a través de la cual se aprende mucho y es muy útil para los trabajos escolares. Ha sido acordada una alta valoración a la accesibilidad a conocer gente y otras culturas: es importante para acercar las gentes, incluso las parejas estudiando en diferentes ciudades. La globalización existe, estamos dentro de ella, el mundo se volvió un pueblecito, la conexión al mundo fue referida por 6 entrevistados. Una forma de ganar más competencias necesarias en el mundo del trabajo ha sido referida también por más de un entrevistado.

Una biblioteca debe promocionar los espacios de lectura y el uso de las nuevas tecnologías, afirmó un joven, Internet es percibida como un privilegio de los más jóvenes, los que saben usarla, una forma de progreso.

La biblioteca fue referida como un sitio para encontrar a sus amigos, frecuentada por muchos jóvenes, un lugar tranquilo, seguro y además estamos aquí, no estamos haciendo nada malo. Frecuentarla es una forma agradable de pasar su tiempo, nos entretiene mucho y todo esto en un entorno agradable, un buen sitio para socializar.

Sintetizando, destacaré como los aspectos más interesantes de la investigación el hecho de que la biblioteca se reveló como un importante local de aprendizaje del uso de la Net, suplementando los fallos en el sistema de enseñanza y ampliando la gama de servicios ofertados por la biblioteca. Su rol social se expande además a través del uso delegado de la mayoría de los jóvenes.

El buen entorno, las posibilidades de socialización presentes en las herramientas de comunicación, en la convivencia con los demás e incluso en algunas formas de iniciación a la tecnología, acrecidas por la gratuitidad, parecen explicar que la conexión de la biblioteca sea la más utilizada.

Al igual que en otras investigaciones, se desveló el carácter social de aquella herramienta tecnológica que acerca personas y que se utiliza en contextos de interacción social, lo que contradice el lugar común de que la Net aliena y aísla sus usuarios del mundo real.

Interesante me pareció también la preocupación en afirmar que la forma como navegan es lícita y tiene fines utilitarios, que se trata de una práctica normal, que no están haciendo nada malo. Lo que interpreto como una incorporación del discurso de sentido común sobre los efectos nocivos de la Net.

Y si bien que la mayoría afirme usar poco la Net para actividades de ocio, reclamando un uso predominantemente escolar, su carácter de entretenimiento acaba siendo referido, además de prestar formas de placer y bienestar a las búsquedas para los estudios.

A esto se suma el efecto promocional de un uso cumulativo, los que usan la Net también acuden a los otros recursos bibliotecarios.

Resumiendo con las palabras de un joven: (Internet) es un entretenimiento, una forma de pasar el tempo, de estar felices.

Ciertamente que continuar apostando en la oferta de servicios Internet a la población joven será una forma útil y eficaz de atraer a estas capas de lectores a las bibliotecas públicas, reforzando su rol social y cultural.

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Paula Sequeiros –

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