La calidad de la educación y la educación cambio tecnológico y crecimiento económico
Enviado por Wilson Salazar Barcia
- Otra manifestación de la desigualdad
- La calidad educativa: diversidad de enfoques
- Nociones de calidad según los distintos enfoques teóricos
- La medición de la calidad de la educación
- El desafío de la educación ecuatoriana
- Informe de Progreso Educativo, Ecuador 2006
- Pasos para el futuro: hacia una educación de calidad para todos
- La importancia de la educación en el desarrollo económico
- La educación como estrategia de desarrollo
- Educación virtual, ¿nuevo paradigma?
- Glosario
- Instituciones
- Bibliografía
Otra manifestación de la desigualdad
En América Latina y el Caribe existe un gran retraso respecto de los países desarrollados en la adquisición de las competencias necesarias para desenvolverse plenamente en la sociedad del conocimiento, lo que ha impulsado el debate acerca de la calidad educativa y sus desigualdades.
Una de las características principales de la región es el alto grado de segregación escolar, sumado a diversos problemas que afectan el desempeño docente y el clima escolar, lo que refuerza la ya marcada heredabilidad social de las oportunidades educativas que reproduce la exacerbada estructura de la desigualdad social dentro del sistema educacional.
La calidad educativa: diversidad de enfoques
En las últimas décadas, los esfuerzos educativos de los países de América Latina y el Caribe se han expresado en un importante aumento de la cobertura y en la extensión de la educación obligatoria, lo que permitió el acceso de una mayor diversidad de alumnos a la educación formal. Pero ya a comienzos de los años noventa se constataba que, ante una demanda más heterogénea, las respuestas del sistema educativo habían permanecido relativamente inalteradas: el crecimiento cuantitativo del acceso a la educación no fue acompañado de los niveles de eficiencia, calidad y equidad requeridos, a sincronía que revelaba un agotamiento de los modelos educativos tradicionales (Arancibia, 1997).
En este período, los organismos encargados de diseñar las políticas educativas dejaron de centrarse solo en la cobertura de los servicios educacionales, y orientaron su atención hacia el problema de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, porque pese a la fuerte inversión en materia educacional, los resultados no eran los esperados. Dado que las desigualdades iniciales se mantuvieron —o se acentuaron— dentro del sistema educativo (Marchesi, 2000), ya no se puede tener la creencia implícita según la cual una vez en la escuela, se aprende ineludiblemente. En efecto, las inequidades afectan los procesos y resultados de aprendizaje. Hoy, la necesidad de mejorar la calidad educativa ha pasado a ser un imperativo en la región (UNESCO, 2004a).
No existe acuerdo en cuanto a la definición de la calidad educativa, debido a su carácter multidimensional y que abarca todo elemento constituyente del sector educativo. En un comienzo se la concebía principalmente como la eficiencia (interna y externa) del sistema educativo, en tanto bien de inversión que contribuye al desarrollo económico, y la eficacia, es decir, el impacto concreto de la intervención educativa sobre la población (Cohen, 2002).
Sin embargo, estos conceptos han resultado insuficientes para dar una visión global de la calidad de la educación: "La calidad se ha convertido en un concepto dinámico que tiene que adaptarse permanentemente a un mundo cuyas sociedades experimentan hondas transformaciones sociales y económicas. Es cada vez más importante estimular la capacidad de previsión y anticipación. Ya no basta con los antiguos criterios de calidad" (UNESCO, 2004b, p. 35).
En la actualidad, los niños se incorporan a un sistema que ofrece servicios muy diferenciados, aunque ingresan muy afectados por desigualdades estructurales.
En este contexto, la equidad no puede concebirse solo como una igualdad educativa donde todos los niños se benefician del mismo trato, sino que es necesario realizar una diferenciación que permita operar una real compensación y lograr de esa manera la igualdad de oportunidades (UNESCO/OREALC, 2007). Asegurar una educación de calidad para todos consistiría, en este sentido, en un proceso de inclusión a lo largo de la vida —derecho a la educación, igualdad de oportunidades y participación (Ministerio de Educación, Chile, 2004) — que dé las herramientas que permitan enfrentar los diferentes obstáculos que excluyen o discriminan a los estudiantes, los que limitan su aprendizaje y su pleno desarrollo como personas (Blanco, 2006). Una educación de calidad para todos, además de responder a una exigencia de equidad, debe ser relevante y pertinente, es decir, los contenidos del aprendizaje deben ser adecuados a las exigencias de la sociedad y del desarrollo integral del individuo y, a la vez, adaptados a las necesidades específicas de los educandos y del contexto social y cultural.
De acuerdo a la UNESCO, una educación de calidad para todos debe fundamentarse en cuatro pilares:
1) Aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias. Lo que supone además "aprender a aprender" para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida;
2) Aprender a hacer, a fin de adquirir no solo una calificación profesional sino una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y a trabajar en equipo, en el marco de las distintas experiencias sociales o laborales;
3) Aprender a vivir juntos desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia —realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos— respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz, y
4) Aprender a ser, para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal.
El aprendizaje más importante es "aprender a aprender". En la nueva sociedad de la información es necesario saber organizar el conjunto de datos disponibles en cantidad abrumadora, seleccionar lo más importante y saber utilizar más tarde ese conocimiento. Estas tareas hacen necesaria la asimilación de una serie de estrategias.
En una concepción constructivista del aprendizaje escolar, "aprender a aprender" implica el aprendizaje y uso adecuado de estrategias cognitivas, de estrategias metacognitivas y de modelos conceptuales (andamios del aprendizaje y del pensamiento). "Aprender a aprender" supone dotar al individuo de herramientas para aprender y de este modo desarrollar su potencial de aprendizaje.
El objetivo último de las estrategias de aprendizaje es enseñar a pensar: educar al alumno para lograr su autonomía, independencia y juicio crítico. Se debe desarrollar la capacidad de reflexionar críticamente sobre los hechos propios y, por tanto, sobre el propio aprendizaje, de tal manera que la persona logre mejorar su práctica en el aprendizaje diario, convirtiendo esta tarea en una aventura personal en la que a la vez que descubre su entorno, profundiza en la exploración y conocimiento de su personalidad. Esto permite al sujeto recrear y adaptar los conocimientos y destrezas en forma permanente, adecuándose a los cambios económicos, sociales y culturales de la nueva sociedad del conocimiento.
Por otra parte, una educación relevante y pertinente debe considerar al estudiante como un individuo, miembro de una familia, de una comunidad y ciudadano del mundo que aprende para hacerse competente en estos roles. Con este fin, debe amoldarse al contexto social, económico y medioambiental específico, configurando el currículo o programa para reflejar esas condiciones: la educación, para ser considerada de calidad, tiene que ser localmente importante y culturalmente adecuada. Por esto, debe nutrirse del pasado (conocimientos autóctonos y tradiciones), ser significativa en el presente y preparar a las personas para el futuro, y debe crear conocimientos, habilidades vitales, perspectivas, actitudes y valores. Además, una educación de calidad debe fomentar los derechos humanos, y defender y propagar los ideales de un mundo justo, equitativo y pacífico en el que las personas se preocupen del medioambiente para contribuir a la equidad intergeneracional, proporcionando instrumentos para transformar las sociedades actuales en sociedades más sostenibles (Delors y otros, 1996; UNESCO, 2004a).
Nociones de calidad según los distintos enfoques teóricos
El tema de la calidad educativa es abordado según distintos enfoques, que encuentran su fundamento en las diversas reflexiones que se han desarrollado sobre la educación. Si bien estas visiones se distinguen claramente, en la práctica se combinan y se complementan entre sí.
El enfoque desarrollado por la UNESCO busca integrar varios de ellos.
Los enfoques humanistas: su ideología se encuentra en la intersección del humanismo (Locke, Rousseau) y de la teoría constructivista del aprendizaje (Dewey, Piaget, Vigotsky). Desde este punto de vista, los educandos se ubican en el centro de la educación y participan activamente en el aprendizaje, situando al docente como simple mediador en el proceso de enseñanza. En este marco, la evaluación tiene como único objetivo esclarecer a los educandos sobre la calidad de su aprendizaje; todo currículo normalizado es objetado, ya que, al no adecuarse a las necesidades particulares del educando, limita sus oportunidades.
Los enfoques conductistas: se fundamentan en las teorías conductistas (Skinner, Pávlov) basadas en el condicionamiento del sujeto, es decir, en la manipulación de su comportamiento por estímulos específicos. Desde este punto de vista, los educandos son incapaces de elaborar conocimientos por sí solos, por lo que el rol del docente es dirigir el aprendizaje, modulando los estímulos y las respuestas. Se promociona la implementación de una enseñanza organizada, en la que la evaluación es un indicador objetivo del aprendizaje que permite crear una respuesta positiva o negativa según el comportamiento observado.
Los enfoques críticos: constituyen una posición crítica con respecto a los enfoques anteriores. Según esta visión, la calidad se define en la medición de la eficacia de los procesos de transmisión de valores, en tanto que estos permiten el mantenimiento del orden y la estabilidad de la sociedad. Ponen en evidencia las desigualdades de acceso y de resultados educativos, y definen la educación como legitimación y reproducción de las estructuras y de las desigualdades de la sociedad. Defienden así una educación que fomente el cambio social, en la que los educandos participan activamente en el aprendizaje, y el programa de estudios y la pedagogía estimulan un análisis crítico de la sociedad.
Los enfoques autóctonos: reivindican la importancia de la pertinencia de la educación con respecto a las circunstancias socioculturales del país y del educando, lo que fomenta la elaboración a nivel local de los métodos pedagógicos y de las evaluaciones, así como de los planes de estudio, con la participación de los estudiantes. Promueven una concepción del aprendizaje más allá de los límites de la escuela y a lo largo de la vida, aprovechando sus conocimientos anteriores.
Los enfoques de la educación de adultos: de manera general, estos enfoques consideran las experiencias del adulto como un elemento pedagógico fundamental. Las visiones más radicales establecen la importancia de la educación de los adultos como elemento clave de la transformación social. Es en trabajos como los de Paulo Freire donde se ve reflejada esta preocupación por la educación y su vínculo con los procesos de construcción de la ciudadanía, en el sentido de que la institución escolar debe crear un espacio de participación donde los distintos actores puedan intervenir de manera activa, voluntaria y equitativa, favoreciendo una mirada crítica de la realidad y estimulando el despertar de una conciencia política.
La medición de la calidad de la educación
Cuando se habla de calidad de la educación, comúnmente se piensa en las características de la oferta de servicios de esta índole, sin embargo, las evaluaciones de la calidad se centran en los resultados educativos. Aunque los diversos estudios difieren respecto de qué resultados educativos se deben medir, la aproximación principal es la evaluación del rendimiento académico. Existen diversas alternativas de medición del rendimiento, que van desde el promedio de notas obtenido en el nivel, su corrección por el porcentaje de asistencia, la aplicación de pruebas que miden conocimientos, hasta la aplicación de pruebas estandarizadas a nivel nacional —en función del currículo del país— o internacional, que apuntan a medir principalmente el desarrollo de competencias consideradas clave para desenvolverse en el mundo actual. Asimismo, las pruebas internacionales no están exentas de dificultades, pues es necesaria la adaptación lingüística y la consideración de las particularidades culturales de las comunidades donde se aplican.
En el presente acápite se optó por utilizar los resultados de lectura de la ronda 2000 de la prueba del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA). A diferencia de las pruebas de matemáticas y ciencias, la prueba de lectura fue aplicada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en el total de la muestra de un conjunto de 43 países, que incluye Argentina, Brasil, Chile, México y Perú. La cobertura a nivel regional es menor a la del primer estudio realizado en 1997 por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), que aplicó en 11 países pruebas de lenguaje y matemáticas entre estudiantes de tercer y cuarto grado de primaria (UNESCO/OREALC, 1998a y 1998b). Pese a lo anterior, la prueba PISA posee la ventaja de la comparabilidad con países desarrollados y se aplica entre estudiantes de 15 años, lo que permite evaluar los resultados de aprendizaje al finalizar la educación obligatoria. La evidencia es de carácter ilustrativo y no pretende establecer conclusiones taxativas respecto de la relevancia de diversos factores para explicar el desempeño estudiantil.
A partir de puntajes de lectura agrupados en cinco grandes niveles de desempeño, los países latinoamericanos que participaron obtuvieron en general las peores distribuciones de resultados. Alrededor del 31% de los estudiantes solo alcanzó un nivel rudimentario de comprensión de los contenidos de las pruebas de lectura (nivel 1), y un 23% no logró ni siquiera ese nivel básico. Esta situación contrasta sobre todo con los países integrantes de la OCDE, donde solo un 15% de los estudiantes no supera el nivel 1 de competencias de lenguaje.
Calidad con Equidad:
El desafío de la educación ecuatoriana
En abril de 1998, la Comisión Internacional sobre Educación, Equidad y Competitividad Económica del Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (PREAL) publicó su primer Informe titulado El futuro está en juego. Dos años más tarde, la Comisión Centroamericana para la Reforma Educativa, también del PREAL, publicó su informe Mañana es muy tarde, inspirado en el informe regional que tomó como base la situación particular de los países centroamericanos. Después de revelar las grandes deficiencias de la educación en América Latina y el Caribe, los dos informes presentaron cuatro recomendaciones para mejorar la educación en la región:
Establecer estándares para el sistema de educación y medir el avance en su cumplimiento;
Otorgar a las escuelas y comunidades locales mayor control sobre la educación y responsabilidad por ella;
Fortalecer la profesión docente mediante una reforma de los sistemas de capacitación, incrementos en sueldos y una mayor responsabilidad de los profesores ante las comunidades que sirven; y,
Aumentar la inversión por alumno en la educación básica.
Con el fin de dar seguimiento a estas recomendaciones y apoyar los esfuerzos de reforma en los sistemas educativos, PREAL ha elaborado un programa de informes de progreso educativo en varios niveles: regional, centroamericano, nacional y departamental (los informes publicados están disponibles en el portal electrónico del PREAL www.preal.org). Inspirados en las calificaciones de las "libretas escolares", estos informes han sido utilizados como herramientas importantes de rendición de cuentas.
Con ellos se monitorean los cambios en el ren- dimiento estudiantil (generalmente a partir de los resultados de pruebas estandarizadas), junto con cambios en los insumos aportados al sistema (finanzas, formación de docentes, asistencia, entre otros), con la finalidad de entender cómo los cambios en el sistema ayudan o impiden la obtención de mejores resultados en la educación. Los informes muestran, de manera general, cómo una escuela, distrito, estado/provincia, o una nación, se comportan con respecto a entidades similares, y con respecto a su propio desempeño histórico. Al asignar un concepto o al ordenar el desempeño según un sistema de calificaciones similar al que se usa en las escuelas, los padres de familia y otros interesados pueden, rápida y fácilmente, reconocer el buen funcionamiento y las áreas donde se necesita mejorar. Con esta información se puede hacer las gestiones necesarias para promover los cambios apropiados.
Los informes ofrecen la mejor información disponible sobre aspectos de la educación – acceso, calidad y equidad – que son esenciales para incrementar el aprendizaje. Ellos promueven la rendición de cuentas al documentar las condiciones prevalecientes y evalúan el progreso de las reformas en marcha. Están basados en la convicción de que la transparencia es vital para una buena educación y que sus usuarios – padres, alumnos y la sociedad en general– tienen el derecho de saber cómo se organizan las escuelas, cuánto cuestan y cuáles son sus resultados.
Los informes nacionales están diseñados para alimentar los informes regionales y, al mismo tiempo, dar cuenta del contexto nacional de cada país. El presente trabajo representa el primer Informe Nacional de Progreso Educativo del Ecuador, que es el resultado de una asociación entre Fundación Ecuador, Grupo FARO, Contrato Social por la Educación y PREAL. Provee -desde una perspectiva independiente- información confiable y actual sobre el progreso educativo en el país para una audiencia no especializada. Se espera que contribuya al debate nacional para el necesario mejoramiento de la educación ecuatoriana.
RESUMEN EJECUTIVO
Informe de Progreso Educativo, Ecuador 2006
Caracterizado por la fragmentación y la inestabilidad, el Ecuador sí ha llegado a un acuerdo sobre la necesidad de alcanzar la universalización de la cobertura de la educación básica. Aunque se han realizado importantes esfuerzos en este sentido durante las dos últimas décadas, todavía quedan niños y niñas, la mayoría en las áreas rurales, que aún no asisten a la escuela. Tampoco todos los que llegan a la escuela logran terminarla, las tasas de repetición y deserción no se han reducido a los niveles esperados, y los pocos mecanismos para medir la calidad de educación parecen indicar que los niños ecuatorianos están aprendiendo menos que antes y menos que otros niños de América Latina. Los niños indígenas y afroecuatorianos, así como los niños de la Costa, la Amazonia y las zonas rurales asisten menos a la escuela, tienen más probabilidades de repetir y logran menores resultados en la prueba de medición de logros académicos.
Hay varias razones que explican el pobre desempeño de nuestro sistema educativo. Si bien el Ecuador cuenta con estándares consensuados de contenido curricular, es necesario definir si los estándares actuales son pertinentes para construir la sociedad del futuro. Es indispensable, asimismo, establecer un sistema de medición de las diferentes dimensiones de la calidad educativa para poder saber si la educación está transmitiendo los conocimientos o generando capacidades y competencias que se requieren para avanzar hacia el desarrollo.
No hay política docente en el país. La profesión de profesor está en crisis. Los sistemas de formación, capacitación e incentivos son inadecuados, y las tensiones entre el gremio y el gobierno de turno, son constantes. Sin embargo, el compromiso de los docentes es imprescindible para dar pasos firmes hacia las reformas educativas que el país requiere.
Para ello se debería corregir las brechas en el sistema a fin de convertir a la docencia en una profesión reconocida socialmente, y alcance un nivel óptimo de profesionalización continua de las y los educadores. El Ecuador es uno de los países de América Latina que registra menos inversiones en educación. El gasto público no es sólo insuficiente para asegurar una educación de calidad para todos, sino que los rubros asignados se administran de una manera poco transparente y dispersa.
En la gestión del sistema educativo falta un consenso sobre el papel que deben jugar los diferentes actores, así como los mecanismos de coordinación entre ellos. A pesar de iniciativas importantes ejecutadas por algunos gobiernos locales, el sistema educativo ecuatoriano continúa centralizado. De igual forma, las escuelas no cuentan con los recursos ni las capacidades para promover procesos de gestión de calidad verificables. La centralización se combina con una escasa capacidad institucional para generar políticas educativas y ejercer rectoría sobre el sistema.
Un aspecto recurrente es la inestabilidad política que provoca constantes cambios de los funcionarios del Ministerio de Educación (MEC) y la escasa coordinación entre los diferentes actores -el gremio docente (UNE), las organizaciones no gubernamentales, el MEC, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), los empresarios, entre otros- que, en su conjunto, coadyuvan a que el sistema educativo permanezca fragmentado, débil y sin mecanismos de rendición de cuentas.
La transformación del sistema educativo es una tarea compleja. La estrategia de mejoramiento de la calidad de la educación ecuatoriana con equidad será posible si todos los actores fundamentales contribuyen, desde sus respectivos espacios, para generar un cambio integral basado en un proyecto de país, una agenda consensuada y la decisión política requerida.
Para ayudar en este proceso, se ofrece la siguiente evaluación del progreso educativo en el Ecuador en los últimos diez años. Se ha tomado como base una escala que va desde "A" (Excelente) a "F" (Muy deficiente). Se incluyen flechas para indicar la tendencia en el avance que se ha dado en cada área en ese mismo período. Aunque las calificaciones están basadas en la mejor información estadística disponible, no dejan de ser subjetivas. Por ello, los datos deben ser considerados como una aproximación a la realidad y un punto de partida para una discusión informada de lo que el Ecuador necesita para alcanzar una educación de calidad con equidad. El objetivo es medir cuánto se ha avanzado y dónde se debería focalizar los esfuerzos presentes y futuros.
La calidad de la educación en el ecuador ha descendido y es inferior a la de otros países de América latina
Una pregunta es pertinente: ¿los niños que van a la escuela están desarrollando la capacidad de expresarse, solucionar problemas, realizarse, vivir en convivencia democrática y adquirir las competencias requeridas para insertarse exitosamente en la sociedad del conocimiento? Aunque las diversas dimensiones que involucra la noción de calidad educativa dificultan alcanzar acuerdos sobre su definición y formas de medición, hay un creciente consenso sobre la importancia de evaluar de la manera más objetiva posible lo que aprenden los estudiantes en las aulas de clases.
El Ecuador dio sus primeros pasos hacia el establecimiento de un sistema de medición de logros de aprendizaje cuando se aplicó Aprendo en 1996, 1997 y 2000. Aunque no existen datos recientes, porque la iniciativa se quedó interrumpida, la poca evidencia existente es desalentadora.
La mayoría de los alumnos no domina destrezas básicas y hay inequidades en los resultados.
Aprendo buscó medir las destrezas -o capacidades para utilizar información de forma apropiada y autónoma- desarrolladas por los niños de tercero, séptimo y décimo año de educación básica. Se evalúan cerca de diez destrezas en Matemática, y Lenguaje y Comunicación. Cada una se mide con preguntas de selección múltiple y el número de respuestas correctas permite identificar si se encuentra en nivel de inicio, avance o dominio.
Los resultados obtenidos en las tres aplicaciones de la prueba mostraron que el porcentaje de los alumnos que dominan las destrezas es bajo (Recuadro 3). El problema es particularmente grave en Matemática, cuando en 2000 sólo dos entre diez destrezas fueron dominadas por más del 40% de niños de tercero y séptimo año, y menos de una destreza en décimo año. Además, existen grandes variaciones entre escuelas públicas y privadas, rurales y urbanas, y de la Costa, la Sierra y la Amazonia
Pasos para el futuro: hacia una educación de calidad para todos
Los problemas del sistema educativo ecuatoriano son estructurales en su mayoría. Las soluciones, por tanto, son de mediano y largo plazo, aunque algunas decisiones pueden formularse en la coyuntura, mediante esfuerzos conjuntos y sostenidos. Es clave que todos los actores y agentes educativos -y no sólo los docentes y los administradores del sistema- asuman sus responsabilidades. Para ello se sugieren las estrategias que vienen a continuación:
Aumentar la cobertura en la educación básica y el bachillerato.
El Ecuador ha hecho avances importantes en la expansión de la educación básica. Los logros en cobertura son destacables. Se requiere, sin embargo, diseñar y ejecutar políticas educativas de largo plazo, creativas y factibles, para incluir a los que hoy quedan fuera del sistema, especialmente en la educación básica y en el bachillerato.
El Ministerio de Educación (MEC) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) deben asignar los recursos requeridos para garantizar el número de aulas y materiales para proveer a todos los niños de primero de básica de la infraestructura, los profesores, los textos y las políticas necesarias para garantizar una educación de calidad. Una campaña de sensibilización sobre la importancia de la educación inicial, de 0 a 5 años de edad, dirigida a los padres de familia, es necesaria. Las ventajas de enviar a sus hijos a las escuelas son numerosas en relación a las desventajas de no hacerlo. Para aumentar la cobertura en los últimos años de educación básica y en el bachillerato es indispensable crear y ampliar sistemas ya existentes, que provean a los jóvenes oportunidades educativas flexibles, tales como programas de educación a distancia, en espacios radiales o clases durante los fines de semana. Esto permitirá su participación en actividades económicas y, a la vez concluir sus estudios.
Reconstruir el sistema de evaluación de logros de aprendizaje.
El Ecuador dio un paso importante al evaluar sus logros de aprendizaje con la aplicación del modelo Aprendo. Al no haber continuado este proceso, el país tiene que llegar a un acuerdo sobre la necesidad de la medición, que no sólo se enfoque en logros académicos, sino también en el desarrollo de competencias y en otras dimensiones de la calidad educativa, como el buen trato, la adecuación de infraestructura y equipamiento, los textos escolares, la formación y actualización del profesorado, el espacio y el tiempo escolares, los recursos audiovisuales, los materiales de biblioteca, los ordenadores o programas informáticos educativos, así como las condiciones laborales de los docentes, entre otros factores.
Un sistema diseñado como resultado de un consenso mínimo de estándares podría ayudar a medir el éxito de programas educativos y comparación de aprendizajes con otros países en la región y el mundo, y también brindar apoyos especiales a aquellas escuelas cuyos resultados evidencian esta necesidad.
Otorgar más incentivos y reconocimientos para el mejoramiento del desempeño de los profesores.
Como en muchos países de América Latina, el tema de la docencia es complejo. Se sugiere acordar políticas de docencia en conjunto con la UNE, el MEC y la sociedad civil, las universidades y las familias, para evaluar el desempeño de los maestros, identificar incentivos para atraer y mantener a los mejores posibles dentro del sistema, y lograr su profesionalización continua. Una estrategia, entre otras, podría ser la participación local de los padres de familia. Estudios recientes demuestran que existe una correlación positiva entre el número de visitas de los padres de familia y el nivel de aprendizaje de los niños. Con más participación familiar podría también disminuir el ausentismo de profesores, un problema recurrente en el Ecuador que, en la práctica, disminuye la calidad de la enseñanza y del aprendizaje. Además, es necesario el fortalecimiento de la formación continua de los docentes y la ejecución de programas en la dirección de la calidad, que permitan la experimentación y la innovación, y los cambios desde el aula mediante sistemas de investigación, planificación y evaluación.
Lograr más participación local y mejorar la gestión del sistema educativo.
Los retos en educación son tan importantes que es urgente compartir las responsabilidades entre todos. El mejoramiento de la calidad de la educación no depende únicamente del Gobierno central y del MEC. La incorporación de otros actores que han estado ausentes del debate educativo, como las universidades y el sector privado es ineludible. El creciente papel de los gobiernos locales -provinciales, municipales y parroquiales- demuestra que la educación mejora cuando hay más participación social. Las iniciativas de los gobiernos locales en programas de dotación de libros y de equipos de computación, y el manejo total de escuelas, así lo demuestran. Sin embargo, sólo se logrará un sistema educativo de buen desempeño cuando se combine, de forma sinérgica, los ámbitos de centralización y descentralización en la toma de decisiones sobre la gestión educacional. Así, hay que fortalecer la capacidad del MEC para restituir el concepto público y el valor social de la educación, con una visión estratégica y metas de largo plazo, a la vez que incorporan modalidades descentralizadas en la gestión de las escuelas, el mejoramiento de los métodos de enseñanza y la innovación en las aulas de clases.
Acordar una agenda de políticas públicas para el futuro.
El Ecuador necesita una agenda de políticas públicas orientadas a la inclusión; es decir, que permita a sus ciudadanos realizarse como seres humanos y participar activamente en democracia. Las políticas educativas deben brindar nuevas soluciones a problemas de siempre, como la falta de cobertura y calidad, pero además deben enfrentar los nuevos desafíos de un mundo cada vez más globalizado. Ya no basta asegurar que no haya analfabetos, sino que se debe lograr el alfabetismo digital y las otras competencias requeridas para insertarse en la sociedad del conocimiento. Para ello, debemos alcanzar un amplio acuerdo de políticas públicas que permitan acordar qué sociedad queremos construir, así como los mecanismos para alcanzarla, con ello, si queremos la concreción del plan decenal de educación, este no puede ser una iniciativa exclusivamente estatal, sino de toda la sociedad ecuatoriana. Además de consensuadas, dichas políticas públicas tienen que ser integrales.
Buenas políticas educativas son aquellas que, además de mejorar la educación, potencian la capacidad creativa y productiva de los individuos, así como su capacidad de participar y aportar para construir una verdadera democracia. Por tanto, necesitamos una agenda de políticas públicas que vinculen la educación, la salud, el empleo y la participación política, entre otras dimensiones.
Además, en una sociedad de tanta diversidad cultural, como la ecuatoriana, las políticas públicas deben promover el diálogo entre los diferentes grupos étnicos que conviven en nuestro país, y convertir así nuestra diversidad cultural y capital educativo en nuestra principal riqueza. La experiencia del movimiento indígena con la educación bilingüe ha desarrollado una visión pedagógica intercultural, que potencia el sistema educativo en la línea de la diversidad.
Reflexiones finales.
Las deficientes calificaciones otorgadas al sistema educativo no deben desalentar. Se trata de un diagnóstico que delata responsabilidades compartidas, que permite establecer y mantener una dirección estratégica para decidir qué tipo de país se quiere y cómo la educación puede ayudarnos a construirlo. La reforma de la educación requiere cambios estructurales. Para ello se necesitan consensos mínimos a nivel político, para así asegurar la gobernabilidad sobre la base de una representación democrática efectiva, que legitime el proceso o los procesos de cambio concertados.
Por eso, si bien este Informe ha enfatizado en una de las estrategias del desarrollo humano, a las que se ha adherido el Ecuador –la educación formal, especialmente básica y bachillerato-, no es menos cierto que la educación inicial, la educación especial, la educación a distancia, la educación intercultural bilingüe y la educación digital, entre otras, merecen igual tratamiento, porque en su conjunto coadyuvan al mejoramiento de la calidad de la vida y la satisfacción de las necesidades básicas.
Los retos son enormes. La priorización de las políticas educativas es una demanda nacional. Para ello es crucial aumentar las inversiones en la educación, hasta llegar, al menos, a un 6% del PIB en los próximos diez años; establecer programas de capacitación continua de los docentes en competencias pedagógicas y desempeños profesionales; así como sistemas de evaluación y rendición de cuentas dentro de programas de descentralización hacia los gobiernos locales, acompañados y supervisados por un Ministerio de Educación moderno y eficiente, en estrecha colaboración con la sociedad civil, sector privado, universidades, entre otros actores.
El Ecuador necesita con urgencia una educación de calidad con equidad, para superar los problemas del subdesarrollo ético, social, económico y político. Para lograrlo, y aunque son actores clave en su mejoramiento, la educación no puede ser dejada exclusivamente en manos de los profesores, los políticos o el Estado. Los pasos hacia el futuro corresponden a todos y todas, sin excepción. Sólo así lograremos que la educación nos ayude a convertirnos en un país desarrollado y con igualdad de oportunidades.
La importancia de la educación en el desarrollo económico
La riqueza de las naciones que dependía inicialmente del número de fábricas, de la extensión territorial, herramientas de trabajo y maquinas, ahora depende del conocimiento y las habilidades del capital humano como principales detonantes del crecimiento económico. Pues ahora tenemos grandes capitales que depende de una patente como podría ser el de coca-cola o el de Microsoft, esta tendencia hacia el conocimiento está provocando cambios acelerados, pues se dice que el conocimiento se duplicara cada cinco años por lo que el campo laboral demanda recursos humanos de alta calidad que solo puede surgir de sistemas educativos bien calificados, de tal manera que esta revolución del conocimiento obliga a las instituciones a modificar sus programas educativos y adaptarse al cambio. Sin embargo un reto de tal magnitud, solo pueden cumplirse por los países que tengan grandes capitales y buena organización en sus sistemas educativos y ¿que pasara con los países en desarrollo?
Pues la educación da como resultado más habilidades, mejor productividad y mayor capacidad de los trabajadores para mejorar las condiciones de vida, al conjuntar; experiencia, capacitación y formación profesional. Todas estas características forman el capital humano necesario en la producción moderna, en economías de alta concentración de ingreso, la educación juega un papel importante, en la distribución del mismo ya que una de las razones de esta diferencia es, la formación y capacitación de los trabajadores que da como resultado un incremento en la productividad de la empresa y por consecuencia un mayor beneficio para el individuo. Si bien la educación es un derecho que se encuentra garantizado en la mayoría de las constituciones de los diferentes países del mundo y además una buena inversión ya que si se cuenta con personal capacitado se lograra un desarrollo económico más rápido, es por ello que las empresas capacitan a su personal ya que se verá reflejado en un incremento de productividad y a su vez aumentara la calidad de sus productos. Por otra parte los individuos están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en prepararse ya que en la mayoría de los casos accederán a mejores ingresos; sin embargo estos incentivos tanto de empresas como de trabajadores, requieren de un esquema organizado donde los recursos para educación se orienten debidamente a la demanda del mercado; es decir deben prepararse profesionales que puedan integrarse a las empresas, de no ser así se presentaran casos como los que tienen lugar en América Latina, donde tenemos profesionistas trabajando de taxistas, porque no encuentran un trabajo, es por ello que se hace necesario el equilibrio entre las carreras que se ofertan y el mercado laboral, donde el individuo encuentre una motivación para seguirse preparando, y la nación pueda lograr el desarrollo económico, pues una fuerza de trabajo preparada es creativa y una buena educación forma científicos que contribuyen al desarrollo tecnológico de la empresa y del país que junto con la estrategia de desarrollo económico permitirá un crecimiento económico sostenido.
El gasto público destinado a educación y el desarrollo económico, en los países en desarrollo la inversión en alfabetización y educación primaria ofrecerá mejores dividendos que inversión en la educación secundaria y la universitaria. Además de que el incremento en los años de escolaridad, incrementa la productividad del trabajo y por ende el crecimiento económico, la enseñanza primaria es necesaria para reducir la natalidad y el analfabetismo. Por otra parte también reduce la pobreza a la vez que proporciona la realización personal del individuo. Es por ello que la educación primaria es un objetivo en los países en desarrollo ya un gasto eficiente en educación nos ahorraría, el gasto en programas sociales, esta es la conclusión a la que ha llegado William Scheweke del Economic Policy Institute que realizo un análisis entre 180 estudios llegando a las siguientes conclusiones:
– La gente con sin diploma del Colegio, vio decrecer su promedio de ingresos en un 14% entre los años 1979-1995, mientras que aquellos graduados de la Universidad vieron incrementarse el promedio de sus ingresos en un 14%, durante los mismos años.
– Los estudios muestran que la gente ahorra $ 7.16 por cada dólar originalmente invertido en cuidado infantil de alta calidad.
– Hombres y mujeres quienes obtienen un diplomado en los conocidos Institutos de enseñanza Superior, ganan un 18 y 23% mas respectivamente que aquellos que solamente se graduaron de la Universidad.
– La inversión de $4,800 por niño en edad preescolar puede reducir el arresto de adolescentes en un 40%.
– Schweke, muestra que los nacimientos fuera de matrimonio, la dependencia del gobierno, y los arrestos son más bajos entre estudiantes con una mejor educación. Pero no solo eso sino que el 82% de los americanos en prisión son estudiantes de Colegio fracasados por los cuales el americano promedio paga un promedio de $ 20,000 anualmente solo para mantenerlos detenidos.
Lo que se descubrió en este estudio que además de invertir en educación debe invertirse de forma eficiente y que los mayores frutos los da la educación de kínder de calidad y ello ayudaría a mejorar la calidad de vida de la población y a una mejor la distribución del ingreso.
En otra investigación hecha por Roberto G. Lynch donde nos dice que los estudiantes que reciben una educación preescolar de calidad es menos probable que repitan algún grado y al incorporarse a su vida laboral sus ingresos son más altos, además de pagar más impuestos y son menos propensos a inscribirse en las filas de la delincuencia, reduciendo de esta forma el índice de criminalidad, por consiguiente lo que el gobierno invierte en preescolar de alta calidad lo ve reflejado en menor gasto en la primaria, mayor bienestar y recaudación fiscal. La educación temprana para los niños de 3 y 4 años de edad llevaría a las localidades, estados y países a lograr el desarrollo sustentable, dándole individuos más consientes y participativos, con mejores calificaciones a lo largo de su vida estudiantil que ahorraría en programas de tutorías. Además de preparar ciudadanos que logren una mejor convivencia social y por consecuencia individuaos más productivos generadores de riqueza para ellos y para la sociedad en su conjunto. Por lo tanto una educación eficiente a una edad temprana ¨mejora las habilidades de la mano de obra, reduciendo pobreza y consolidando la competitividad global¨ (Roberto, 1), lo que a su vez reduciría la brecha entre pobres y ricos, es decir la desigualdad del ingreso. Si la mayoría de los países pobres invirtieran en programas de preescolar de alta calidad los llevaría a reducir la concentración del ingreso per cápita entre países desarrollados y en desarrollo. Los anteriores estudios demuestran que la educación es un factor que condiciona y promueve el desarrollo económico lo que llevaría tanto al país como al individuo a ser poseedores de mayores recursos monetarios.
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