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Principales dificultades del sistema de seguridad y protección del centro histórico de la Ciudad de Holguín

Enviado por Jose Leonardo


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Antecedentes históricos de la organización de sistemas de seguridad y protección
  3. El Sistema de Seguridad y Protección
  4. El Sistema de Seguridad y Protección del Centro Histórico de la Ciudad de Holguín
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Anexo
  8. Bibliografía

Introducción

Aunque se pudiera pensar de la seguridad y protección, que tiene un desarrollo tardío y de la seguridad pública como su lógica predecesora, los hechos son a la inversa. Al principio de los tiempos, la protección que recibían las personas y sus propiedades se la daban ellos mismos o por pequeños grupos que vivían juntos.

En la medida que las pobremente organizadas tribus se desarrollaban hacia grupos más formales y en que la civilización comenzó a trazar pautas de "gobierno" en el sentido en que podríamos apreciarlas actualmente, se entendía más la necesidad de las fuerzas para mantener el orden. Las fuerzas se creaban con más frecuencia para protegerse de ataques exteriores que de los problemas interiores del propio grupo. La formación de ejércitos y su despliegue en los bordes fronterizos fue el método inicial de establecer la defensa de los grupos.

A través de los siglos, a medida que las comunidades locales iban siendo separadas del poder central y en que aumentaba el extrañamiento entre las personas, se puso de manifiesto la necesidad de alguna forma de fuerza local para preservar el orden y aplicar las leyes dictadas en distantes regiones o capitales. Se desarrollaron formas primitivas de guardias nocturnas y patrullajes para proteger a la comunidad contra las más flagrantes formas de ataques.

En tal contexto desde hace más de una década el concepto de la seguridad ciudadana o seguridad pública domina el debate sobre la lucha contra violencia y delincuencia en América Latina. La expresión está conectada con un enfoque preventivo y hasta cierto grado, liberal a los problemas de violencia y delincuencia. El término pone énfasis en la protección de los ciudadanos y contrasta con el concepto de la seguridad nacional que dominaba el discurso público en décadas pasadas y que enfocaba más en la protección y la defensa del Estado.

Existen múltiples conceptos y nociones del término "seguridad ciudadana o pública" y su contenido concreto puede variar considerablemente dependiendo del actor o autor quien lo utilice. Por ejemplo, no hay un consenso si la seguridad ciudadana se refiere también a riesgos o amenazas de tipo no intencional (accidentes de tránsito, desastres naturales) o de tipo económico y social. Un punto en que sí concuerdan la gran mayoría de autores es que el término referencia a dos niveles de la realidad:

Primero, se refiere a una condición o un estado de un conjunto de seres humanos: a la ausencia de amenazas que ponen en peligro la seguridad de un conjunto de individuos. En ese sentido, el término tiene un significado normativo. Describe una situación ideal que probablemente es inexistente en cualquier lugar del mundo pero que funciona "como un objetivo a perseguir" (González 2003: 17). El PNUD (2006: 35), por ejemplo, define la seguridad ciudadana como "la condición personal, objetiva y subjetiva, de encontrarse libre de violencia o amenaza de violencia o despojo intencional por parte de otros."

Segundo, se refiere a políticas públicas encaminadas a acercar la situación real a la situación ideal, es decir, se refiere a políticas que apuntan hacia la eliminación de las amenazas de seguridad o hacia la protección de la población ante esas amenazas. En ese sentido, el término se refiere a prácticas sociales empíricamente existentes.

En el caso de nuestro país, después del Triunfo de la Revolución, la Constitución de la República recoge en sus artículos 3 y 9 que el Estado, tiene la obligación de garantizar la protección de los ciudadanos y para ello crea los órganos y organismos cuya función estatal u objeto social es garantizar el orden interior y la seguridad del estado.

En tal sentido nuestra doctrina de seguridad nacional define la seguridad interior como: la condición necesaria alcanzada por el país, en la cual se garantiza la Seguridad del Estado y el Orden Interior mediante las acciones conjuntas de los organismos e instituciones del Estado, las organizaciones políticas, de masas y sociales, con el apoyo del pueblo revolucionario dirigidas a prevenir y enfrentar las acciones subversivas, delictivas y antisociales estimuladas y promovidas por los Servicios Especiales Enemigos, organizaciones contrarrevolucionarias, la delincuencia organizada y elementos independientes, con la intención deliberada de subvertir el régimen político; destruir la economía y la obra social de la Revolución; vulnerar las fronteras; atentar contra la soberanía, el bienestar individual y colectivo y la tranquilidad ciudadana del pueblo; atentar contra la vida de sus principales dirigentes; destruir la Revolución y reimplantar un régimen capitalista en Cuba.

Los Gobiernos, como Estado a su nivel, de conjunto con los órganos de la Seguridad del Estado y el Orden Interior y las entidades cuyo objeto social responde a la seguridad y protección, despliegan todo su potencial, implementando sistemas o programas de seguridad que garantizan la protección de las personas, bienes y recursos, los que deben responder a las exigencias de transformaciones profundas en el quehacer diario, que permita la reducción de los índices de peligrosidad y actividad delictiva común y contrarrevolucionaria, a partir de un sistema preventivo con enfoque estratégico que integre los aspectos técnico, financiero, tecnológico, de equipamiento y de capital humano.

Estos sistemas de protección deben generarse desde una visión moderna de la seguridad, la cual es global e incluyente y proyecta una articulación y coordinación de todos los órganos de gobierno, con las organizaciones políticas, de masas, las instituciones de educación, salud, así como la sociedad civil, en total armonía con los programas de prevención social y de enfrentamiento a las indisciplinas, ilegalidades y manifestaciones de corrupción contemplados en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobados en el 6to Congreso del Partido Comunista de Cuba así como los Objetivos definidos en la 1era Conferencia Nacional.

En este ámbito y a partir de un grupo de indisciplinas sociales y hechos delictivos ocurridos en el Centro Histórico de la Ciudad de Holguín, se solicitó por la Dirección del Partido y el Gobierno en la Provincia, el diseño de un sistema de protección que garantizara la prevención y enfrentamiento de los mismos.

Antecedentes históricos de la organización de sistemas de seguridad y protección

La Seguridad es una necesidad básica en la preservación de la vida y las posesiones, es tan antigua como la vida. Los conceptos de seguridad se encuentran ya en el inicio de la escritura. La evidencia escrita más temprana de conceptos relacionados con la seguridad se encuentra en códigos legales, tales como el Sumerio (3.000ac) o el de Hammurabi (2.000ac).

Más tarde, aparece en obras generalmente refiriéndose al arte de la guerra y gobierno: la Biblia, Homero, Sun Tzu, Cicerón, entre otros son ejemplos relevantes de obras y autores donde ciertas evidencias de temas y principios de seguridad son halladas.

Otra evidencia puede ser encontrada en la arqueología y la antropología. Por ejemplo, podemos razonablemente asumir que la cultura y habilidades de seguridad son reconocibles en actuales culturas primitivas que son muy cercanas a las de los ancestros. Como informan los antropólogos, las organizaciones sociales primitivas revelan un profundo conocimiento y sofisticada aplicación de los principios y funciones básicas de seguridad.

Desde su nacimiento, las personas son instruidas, vía tradición y entrenamiento, y/o vía imitación, en las habilidades para la seguridad. Los bebes son instruidos en no llorar en las proximidades de un enemigo, y son entrenados desde su infancia en reconocer y evitar peligros, a dar alarma, y a esconderse y refugiarse en caso de necesidad.

Los hombres jóvenes físicamente fuertes (y a veces las mujeres)  son requeridos para mantener erectas, guardar, mantener y defender barreras físicas. Los asentamientos son reforzados con fuegos y primitivas empalizadas (hechas de ramas de plantas espinosas), que son frecuentemente adornadas con las cabezas de enemigos muertos, signos mágicos y tabús, con el fin de incrementar el valor "intimidatorio". Pueblos primitivos domesticaron animales para obtener alarma y soporte, para reaccionar organizadamente como equipos, de acuerdo con bien planeadas y ensayadas tácticas, cuando el combate era considerado inevitable, o cuando la potencial pérdida fuera letal.

La evidencia de medidas de seguridad acompaña cada descubrimiento arqueológico. Cerraduras, puertas fuertes, ventanas selladas, trampas, cajas fuertes, sistemas de alarma, barreras físicas y escudos son conocidos y usados desde el principio de la civilización. La más antigua cerradura conocida data de 4.000ac, y fue encontrada en el palacio de Sargon, Khorsabad, cerca de Nineveh. En el mismo periodo, el dibujo de una cerradura fue realizado en el templo de Karnak, en el valle del Nilo. En el 1.000ac, el dios egipcio Anubi fue representado  con una llave en su mano derecha. La caja fuerte más antigua conocida fue encontrada en Pompeya y datada en el siglo II ac; realizada de madera con bandas de hierro, tiene una mecánica muy sofisticada. Es muy similar, en su concepción, a las cajas utilizadas hasta el siglo pasado.

De acuerdo con la evidencia anterior, no existe duda de que los conceptos de alertar, evitar, detectar, alarmar y reaccionar son tan viejos como la vida misma, siendo una parte esencial de la pugna diaria por la vida, y están fundados en el instinto básico de supervivencia.

Primitivos seres humanos estaban ciertamente alerta sobre los peligros, y antes de que métodos defensivos emergieran, sólo podían reaccionar como los animales, intentando tanto evitar las amenazas más temidas, o eliminado su causa, dentro del bien conocido patrón de "luchar o huir (flight or fight)".

Los conceptos y principios de seguridad han seguido un patrón de evolución dentro de la organización social, desde la familia al clan/banda, tribu, reino y estado. Muy pronto fue claro que los grupos eran menos vulnerables a las amenazas que las personas individuales: proveían una disuasión/intimidación por su mero número; hicieron posible la organización de centinelas y guardias, y facilitaron tácticas básicas defensivas.

La institución de la familia y el descubrimiento de técnicas básicas de agricultura aportaron una importante limitación del fundamental principio de escape: la exigencia de defender la familia, la residencia y los medios de supervivencia (niños, reservas de comida, cosechas y porciones vitales de territorio) de animales y enemigos.

Con objeto de preservar su margen de supervivencia, las personas limitadas en su posibilidad de escapar tuvieron que concebir una manera de resolver la nueva desfavorable ecuación de "luchar o huir".

Esto fue conseguido al poner en la balanza su elemento negativo (limitación de movimiento y espacio) con algunos factores de eficiencia, sobretodo aquellos de organización y "deterrencia" (intimidación/disuasión). 

Los seres humanos aprendieron rápidamente que la mera existencia de medidas protectoras era frecuentemente suficiente para descorazonar a los adversarios con intenciones agresivas. Dolorosas experiencias enseñaron a los atacantes que buscaban penetrar las organizadas defensas que las pérdidas eran a menudo inaceptables y frecuentemente fueron disuadidos de nuevos ataques.

 Probablemente, el próximo paso en la evolución de la seguridad fue la emergencia de la especialización, primero por la división entre la seguridad interna y externa, y después entre la seguridad privada y pública. Con la aparición del estado y la confianza de su defensa a un organizado ejército, la responsabilidad de la seguridad interna se relevó gradualmente de la fuerza militar a la fuerza civil.

La seguridad externa (p.e., aquella preocupada por la amenaza de otros estados) no fue identificada con la paz, sino con la improbabilidad de la guerra. Esto debía ser obtenido a través de la diplomacia, y particularmente alcanzando la superioridad militar sobre los posibles enemigos.

En muchos casos, la aproximación de los estados a la seguridad externa estaba basada más en un principio de intimidación y disuasión ("Si vis pacem, para bellum"), que en aquellos de alianza y cooperación. Guerra, ataques preventivos, retribución militar, intercambio de prisioneros, eran los medios usuales para asegurar la paz y la seguridad. Esto también podía ser conseguido por medio de la sumisión, lo cual normalmente requería la abdicación de la soberanía.

Cuando la sumisión y las alianzas eran descartadas, impracticables, poco fiables o inaceptables, y la "deterrencia" era insuficiente, entonces el atajo de la seguridad externa era muy simple, "Pax Romana", p.e. la paz a través de la aniquilación física del enemigo. La continua exhortación de Catón al senado romano, "Delenda Carthago", es un ejemplo.

La evidencia literaria citada y la historia en general indican que, en el mundo antiguo, la seguridad pública estaba, básicamente centrada en la seguridad interna.

Ambas eran principalmente consideradas por los legisladores por el rol que podían jugar en la estabilidad de los gobiernos, esto es, en su propia seguridad.

Parece que los términos de la moderna seguridad pública (como una responsabilidad de lo público para los ciudadanos, así como un instrumento de gobierno) emergen únicamente cuando la complejidad del estado y las demandas de los ciudadanos obligaron a los legisladores a interesarse.

Una posible explicación es que la seguridad fue generalmente interpretada a través de los siglos más un bien privado que público. Esto tiene más tarde una interesante discusión sobre la utilizada de la seguridad.

La interpretación de la seguridad como un bien público (y no como la propia de los legisladores, o la de su paz) parece solamente haber aparecido a la luz con el advenimiento de la democracia en Atenas y Roma, después de siglos de olvido, en la ciudades-estado del Renacimiento y en el así llamado Estado Moderno. La distinción aristotélica entre diferentes formas de gobierno (tiranía, oligarquía y democracia) puede ser traducida en diferentes maneras de interpretar la seguridad pública. Esto estuvo todavía fuertemente relacionado a la seguridad de los legisladores y la seguridad interna.

La aproximación del estado a la seguridad interna (p.e., aquella preocupada con las amenazas contra las instituciones del estado) estaba principalmente basada a través de feroces sanciones. En el Fedón de Platón, la noción ateniense de seguridad parece incluir la protección contra los malos ejemplos, la impiedad y los filósofos.

En nombre de la seguridad pública Sócrates fue sentenciado a muerte por la Asamblea Ateniense en el 399ac. La seguridad pública era rudimentaria (parece que el concepto de investigación nació en la Roma Imperial) y basada en los mismos principios. Las disputas privadas eran generalmente resueltas por un arbitraje y de acuerdo con los principios de proporcionalidad y compensación. Los asuntos domésticos estaban bajo las normas de cabeza de familia, las cuales incluían el poder de sentenciar a muerte a miembros de la misma y a esclavos.

La primera evidencia de una cultura y organización en seguridad madura aparece en el examen de los documentos y en la arqueología de la Roma imperial y republicana. En la administración romana los civiles (ciudadanos) no eran considerados actores, pero sí participantes y propietarios de la Res Publica (el Estado). Disciplina pública (seguridad pública, en el sentido del reforzamiento de la ley y el orden) fue descrita en un detallado cuerpo de leyes y edictos, derivados de las XII Tabulae (Doce Tablas, 500ac) y más tarde recogidas en el Corpus Iuris Iustineaneus o Código de Justiniano. Datos policiales eran recogidos y una ley especial, Lex Julia de Vi Publica, fue designada con el fin de controlar el ejercicio de la autoridad y prevenir su abuso. Securitas Publica, en el sentido de "safety" o inmunidad del estado, adquirió una prominencia política y se plasmó en emblemas y monedas.

 Agencias y cuerpos organizados, cuyas funciones eran similares a sus equivalentes modernos, garantizaban la seguridad pública: Praetor Urbanus, Aediles, Censores, Praefecti, Tresviri Capitales (magistrados con diferentes responsabilidades), Quaestionarios (investigadores), Delatores (espías), Cohortes Urbanas (policía ciudadana), Lictores (policía militar), Vigiles (vigilantes nocturnos y bomberos), annonarios (policía de aduana y administrativa) reforzaban la ley en territorios urbanos y rurales.

La protección de las costas y del tráfico naval contra la piratería fue asegurada por una potente flota, que precedió a la británica "ruling the waves" que envolvía al Imperio. Sin embargo, ni incluso tal escudo gubernamental, sin precedentes en la antigüedad, pudo proveer a los ciudadanos de una completa seguridad. Pruebas pueden ser encontradas en Plauto, Cicerón (este último, sin embargo, aplaudía el asesinato cuando convenía a sus propios intereses) y Dio, quien escribió sobre la votación del Senado en el 32dc, en la que se decidió que los senadores debían ser controlados para localizar dagas escondidas.

El uso de guardias de seguridad y guardaespaldas (esclavos de confianza, soldados retirados o gladiadores), perros de guardia, cajas fuertes, cerraduras y barrotes, y el recurso a organizaciones privadas tales como la confraternidades de "trivia" crearon las bases de la seguridad privada en la antigua Roma de forma notablemente similar a la de tiempos contemporáneos.

La caída del Imperio Romano trajo un período de inestabilidad política a las civilizaciones occidentales, la cual llegó hasta la Edad Media. El estado de guerra endémico entre ciudades y distritos, agravado por plagas, pestilencias y la ignorancia, hizo de la seguridad un importante problema de la vida diaria.

Donde las carreteras estaban abandonadas, bandas de forajidos campearon, y la seguridad no pudo ser mantenida en áreas rurales. Tanto dentro y fuera de las ciudades, la seguridad se convirtió en un asunto semi-militar, relacionada con el armamento, blindaje, defensas físicas y sanciones salvajes.

La seguridad pública se convirtió en una especie de asunto personal del jefe social, quien actuaba a la vez de legislador, juez, guardia y verdugo. Se confinó a leyes rudimentarias y edictos, y principalmente confiada a vigilantes nocturnos, muros, puentes elevadizos y fosos de agua. Esencialmente a la habilidad de las personas de cuidarse a si mismas.

En estas condiciones, la seguridad privada fue confiada a defensas físicas, a la habilidad de crear milicias privadas, a la fuerza de la familia y su habilidad de manejar armas.

Esta existencia parroquial cambió con las Cruzadas, que abrieron carreteras y mentes. El advenimiento de esta era comercial hizo renacer antiguos problemas de seguridad (la protección del transporte y almacenaje de grandes cantidades de bienes contra ladrones y piratas). Estos problemas habían sido casi solucionados en el pasado por potentes gobiernos anteriores, como el romano. Las flotas de Cesar y Pompeyo habían exterminado a los piratas y llamaron al mar Mediterráneo "Mare Nostrum".

Tales soluciones no fueron disponibles por sus sucesores, debido a la fragmentación, beligerancia e intrínseca debilidad de los estados. Estos fueron restringidos a sus propios territorios. Ningún estado pudo permitirse los medios para controlar las rutas marítimas y rurales. En la ausencia de fuerza gubernamental, la seguridad pública y comercial tuvo que ser reconsiderada por aquellos involucrados.

El recurso tradicional a la prevención, protección, alarma e intervención se probó inadecuado contra bandas armadas, las cuales tenían un entrenamiento militar y en ocasiones estaban formadas por cientos de hombres. En tales circunstancias, ninguna organización privada ni poder público podía permitirse el costo de medidas efectivas de seguridad.

En adelante, una aproximación diferente fue requerida. Se encontraron nuevas soluciones por parte de los gremios medievales, relacionadas con el aseguramiento privado, y reforzadas por el establecimiento de responsabilidad colectiva por compensación, de la que existen evidencias en edictos medievales.

El concepto de reducción de pérdida (y/o transferencia) fue adoptada en seguridad. Este principio se originó por los problemas privados y fue principalmente solucionado a través de iniciativas privadas. Se sostiene que constituye el primer principio moderno de seguridad, y también marca la emergencia de un concepto comercial de seguridad.

La seguridad pública todavía permanecía como la "Ley del Rey", y era más a menudo una amenaza que un escudo para los súbditos. Un intento de limitar el abuso de poder fue hecho en Inglaterra con la Magna Carta (1215). El filósofo escolástico Aquino (1225-74) llegó a justificar la rebelión popular contra la tiranía y a afirmar que la constitución de una comunidad debía ser determinada por sus gentes. Sin embargo, esto fue considerado utópico (los hombres no son ángeles), y una serie de desórdenes y guerras civiles internas sugirieron la necesidad de una "mano dura".

Filósofos políticos como Maquiavelo (1469-1527) y Hobbes (1588-1679) dieron al Príncipe tanto el principio de que el poder es justo ipso facto,  de conseguir y mantener el poder a través de la maldad y el despotismo, para "mantenerlos asustados". Ambos, sin embargo, reconocieron que la soberanía nunca debía actuar injustamente, siendo obligados por la Ley de la Naturaleza y por el momento de rendir cuentas a Dios.  

Desde el siglo XVIII, los descubrimientos científicos y la extensión de conocimiento resultante de la invención de la imprenta han traído nuevas contribuciones a la cultura de seguridad. Laplace y sus principios de probabilidad, Bayes y su teorema de la predicción, las teorías de Gauss y Kolmogorov sobre la medición, han dado una base más científica tanto al concepto de reducción de pérdida como a la predicción  de daños y fallos dentro de un sistema, incluyendo un sistema de seguridad.

El trabajo de los cerrajeros dio un nuevo impulso a la seguridad privada y doméstica, hasta el punto que fue reconocida como de valor científico y considerada "el arte de los reyes".

Es ampliamente asumido que la seguridad moderna se originó durante la Revolución Industrial. Con su advenimiento, el miedo al fuego, a los delitos comunes (robo, atraco) y los movimientos laborales (huelgas y revueltas violentas) llevó al desarrollo de la industria de seguridad. El interés en el progreso social y en las instituciones políticas, iniciado por Locke (1632-1704) y Voltaire (1694-1778), fomentado por Hume (1711-76), Rousseau (1712-1778), Verri (1728-1797), Beccaria (1738-1794), Bentham (1748-1832) y Mill (1806-73), causó un replanteamiento de los conceptos de justicia, y consecuentemente de seguridad pública.

Gracias a estos pensadores liberales, el concepto de seguridad pública empezó a cambiar de bien privado a bien público.

El "Bill of Rights" inglés fue seguido por una serie de declaraciones similares, como la Declaración de Derechos de Virginia (1776), o la Declaración Francesa  de los derechos del hombre y del ciudadano (1789).

Los derechos a la vida, la libertad, la seguridad y la propiedad (incluso la felicidad, en la Constitución Americana) fueron establecidos como fundamentales e insuprimibles.

 Un importante componente de la seguridad, la prevención del crimen, sobrevino como un nuevo componente en los gobiernos. Después del Acta de la Policía Metropolitana (1829), se llevó a cabo una revisión de la organización policial en Gran Bretaña por el Acta de la Policía de 1835, gracias a las propuestas de Sir Robert Peel dentro del estado del crimen y de creación de una moderna policía metropolitana. Esta Acta es un pivote en el nacimiento de la nueva policía.

 Al final del siglo pasado, la seguridad había prácticamente encontrado su identidad específica y había conseguido alguna importancia cultural, política y comercial.

Con la seguridad pública involucrándose  con el control del crimen y el entendimiento de sus causas, nuevas áreas de estudio se abrieron a la investigación realizada por Lombroso (1835-1909) y sus colegas criminólogos.

Cerrajeros y técnicos muy activos (Fichet, Bauche y Chubb) establecieron una industria de fabricación de cajas fuertes, puertas blindadas, y cerraduras. En 1858, Edwin Holmes inauguraba la primera central de alarmas (básicamente vía cables metálicos y campanas) y empezó a organizar la primera empresa de alarmas, Holmes Protection Inc.

La fundación de las primeras empresas de telégrafo hizo posible enviar una alarma a centrales a distancia y después de la extensión de la electricidad, los primeros circuitos de alarma (básicamente un circuito eléctrico con conexiones escondidas, conectado a una campanilla eléctrica) aparecieron en Nueva York en 1889.

Dos organizaciones privadas de seguridad (Pinkerton en EUA y Sorensen en Suecia y Europa) empezaron a proveer servicios a particulares y gobiernos.

Las compañías de seguros vendieron contratos a un cada vez mayor número de clientes privados y proporcionaron asesoramiento sobre temas de seguridad.

Los temas de seguridad fueron generalmente relacionados con el crimen, y considerados únicamente en el contexto de una solución técnica (p.e., alarmas, cerraduras y cajas fuertes) o en el de una posible confrontación. Consecuentemente, el asesoramiento fue principalmente dirigido a asuntos técnicos y comportamiento táctico (alerta, posición y reacción).

El advenimiento de conflictos mundiales trajo una seria atención gubernativa a la industria de la seguridad (la cual todavía permanece), inicialmente debida al miedo del sabotaje, espionaje y subversión militar y después por el miedo al terrorismo y el espionaje industrial.

La seguridad industrial, componente esencial en los esfuerzos de guerra, integró sus programas en los sistemas de seguridad de la nación. Creada como una respuesta a contingencias temporáneas, una sustancial parte de este sistema permaneció después de la Segunda Guerra Mundial debido al advenimiento de nuevas tensiones internacionales, la Guerra Fría, y la aparición de sensitivos programas gubernamentales en comunicación, energía nuclear y la industria espacial.

 En 1919, un ingeniero de minas y teórico del "management", Henry Fayol, identificó la seguridad como una de las necesidades fundamentales de la industria, y definió su objetivo:

 "…salvaguardar propiedades y personas contra el robo, fuego, inundación, contrarrestar huelgas y felonías, y de forma amplia todos los disturbios sociales que puedan poner en peligro el progreso e incluso la vida del negocio. Es, generalmente hablando, todas las medidas para conferir la requerida paz y tranquilidad (Peace of Mind) al personal". (Fayol)

Aunque lejos de la sofisticación actual, no hay duda de que Fayol puede ser considerado el pionero de los más recientes conceptos de seguridad, aquellos sobre "management", los cuales después de Fayol, pueden ser incluidos con los de organización y reducción de pérdida.

La industria inventó y fabricó nuevos equipos de seguridad, y nuevos perfiles profesionales aparecieron en el mercado. Aunque de forma menos seria que en los "70 y "80, esta situación todavía permanece en 2011.

Un masivo proceso de educación a través de muchos libros, revistas especializadas y cobertura de televisión ha inculcado la cultura de la seguridad en el público. Se ha creado un mercado sustancial para la industria de la seguridad además de hacer sobre sus tópicos (relaciones internacionales, prevención del crimen, contra-terrorismo…) un asunto de las agendas políticas y electorales.

Este proceso cultural y comunicativo afecta todas las esferas de las relaciones sociales y económicas siendo la contratación de los servicios de seguridad, el núcleo fundamental, el eje central de enlace entre las organizaciones de seguridad y los diferentes clientes, cuestión esta que ha provocado una importante atención del mundo de los negocios y de los gobiernos.

A la par del desigual estado alcanzado por la actividad de seguridad en los diferentes países, ha estado la concertación del contrato de seguridad, cuya perfección, resulta del propio desarrollo de la sociedad.

En la medida en que los receptores de los diferentes servicios de protección, adquirieron mayor conciencia de seguridad y aprendieron a identificar por si mismos o con la asesoría de terceros, sus necesidades al respecto y que el proceso de globalización se extendió por el mundo, la construcción del contrato, tuvo inequívocamente que transformarse, dado que tanto la demanda como la oferta de seguridad mejoran de modo continuo y los vínculos entre ambas van evolucionando hacia nuevas formas más profesionales y abarcadoras, superando la óptica meramente operativa.

Además, el foco del vínculo también se ha desplazado hacia el costo-beneficio de ambas partes y los diferentes modos de medirlo.

El Sistema de Seguridad y Protección

Los sistemas de protección física están previstos para evitar las consecuencias derivadas de actividades maliciosas. Cuanto más serias son las consecuencias, más importante es tener un alto grado de confianza en que el sistema de protección física será efectivo tal y como está planificado.

La necesidad de un alto nivel de confianza en la efectividad de la protección física ha sido altamente reconocida tradicionalmente. El mayor nivel de confianza en la protección física requiere una estrecha relación entre las medidas de protección y la amenaza. Esta aproximación está firmemente basada en el principio fundamental de protección física que establece que la protección de los bienes y personas debe estar basada en una evaluación de la amenaza contra dichos bienes y personas. Como se describe en esta publicación, una comprensión de la amenaza puede conducir a una descripción detallada de los adversarios potenciales (la amenaza base de diseño), que a su vez, es la base para un diseño apropiado del sistema de protección física. Esta relación directa proporciona la confianza en que la protección sería efectiva contra un ataque del adversario.

La experiencia internacional en el diseño de sistemas para proteger bienes está enormemente basada en una descripción comprensiva de las motivaciones, capacidades e intenciones de los adversarios potenciales contra los que los sistemas de protección física son diseñados y evaluados.

Tales definiciones permiten el diseño del sistema de seguridad y protección sobre la base de la gestión del riesgo. Esta evaluación se deriva de información de inteligencia creíble y otros datos acerca de las amenazas, garantizando que el sistema cumpla con las funciones de:

  • Detección del o los Adversarios

  • Demora del o los Adversarios

  • Respuesta por el Personal de Seguridad

Para ello la práctica internacional define conceptualmente y evalúa cuatro aspectos importantes:

– Adversarios internos y externos. Un adversario potencial es un individuo o un grupo de individuos, incluyendo tanto a internos como externos, que se estima posee la intención y las capacidades necesarias para cometer un acto malicioso.

– Relación entre actos maliciosos y consecuencias inaceptables: Los actos malintencionados, conducen por lo general a consecuencias inaceptables y por lo tanto deben ser evitados.

– Atributos y características: Los atributos y características más significativos de los adversarios describen sus motivaciones, intenciones y capacidades para cometer actos maliciosos. La motivación puede ser económica, política o ideológica. Las intenciones pueden incluir la posesión no autorizada de un bien, el sabotaje, la vergüenza del público. Las capacidades de los adversarios se determinan por su composición, incluyendo su número, agrupamiento, su posible colusión con adversarios internos, la colaboración con los mismos y su organización, así como sus habilidades y bienes, incluyendo tácticas, armas, explosivos, herramientas, transporte, nivel de acceso y habilidades de los adversarios.

– Diseño y evaluación: El estudio y evaluación de las capacidades del adversario permiten determinar los criterios para la detección, retardo y respuesta para el diseño y evaluación de un sistema de protección física efectivo.

En el caso de nuestro país el Decreto-Ley 186/98 "Sobre el Sistema de Seguridad y Protección Física" define en sus artículos del 5 al 9 que "el sistema de seguridad y protección física, es el conjunto de medidas organizativas y de control, personal y medios de seguridad y protección destinados a garantizar la integralidad y custodia de las personas, bienes y recursos ante posibles amenazas de diversa índole".[1]

En tal sentido la norma esclarece que las medidas organizativas y de control, son aquellas que se adoptan para garantizar el mantenimiento del orden y la disciplina, en apoyo a la eficiencia del resto de los componentes del sistema de seguridad y protección física; el personal de seguridad y protección es el vinculado directamente al sistema y lo integran los jefes, especialistas, técnicos y agentes, detectives, escoltas e instaladores de medios de seguridad así como el personal en funciones de sereno y los trabajadores y estudiantes en cumplimiento de la guardia obrera y estudiantil. Los medios de seguridad son aquellos equipos, útiles, accesorios, instrumentos, barreras físicas y dispositivos aislados o integrados en un sistema, que se destinan para la vigilancia, detección, seguridad y protección física de las personas, bienes y recursos.

Además está definido que los organismos, órganos y entidades, en coordinación con las organizaciones sindicales y estudiantiles, consideraran como parte del sistema de seguridad y protección física, la ejecución de la guardia obrera y estudiantil como complemento para fortalecer la vigilancia, en aquellos lugares donde esta se organice.

El Sistema de Seguridad y Protección del Centro Histórico de la Ciudad de Holguín

El Centro Histórico de la Ciudad de Holguín comprende una extensión territorial de 3,57 Km², una población de 53478 habitantes y una densidad poblacional de 14979 hab/Km², con 2 Consejos Populares (Centro Ciudad Norte y Centro Ciudad Sur), 29 circunscripciones.

Como elementos de interés el 4% de los habitantes, o sea 1026 no tiene vínculo laboral.

Se encuentran en este ámbito 237 instalaciones de entidades estatales dentro de las que se destacan 2 Círculos Infantiles, 3 Escuelas Primarias, 1 Secundaria, 2 Preuniversitarios, 4 Politécnicos, 1 Especial, 2 Policlínicos, 1 Sala de Rehabilitación, 1 Hogar de Ancianos, 3 Ópticas, 1 Centro Provincial de Higiene y Epidemiología y 1 Centro de Homeopatía; 8 tiendas de víveres, 4 Mercados industriales, 2 hoteles, 11 cafeterías, 11 centros nocturnos, 10 peluquerías y barberías y 12 instalaciones de servicio; 10 tiendas de TRD, 6 de CIMEX y 5 de CARACOL, 8 instalaciones culturales entre galerías teatros y cines, 1 biblioteca, 4 museos, 2 Centros del Fondo Cubano de Bienes Culturales, 5 instalaciones del sistema bancario, 5 de medios de difusión e información, 3 casas de visita para atención al 1er nivel, 1 oficina de la ONAT y 1 terminal de ferrocarriles, así como diversas casa de renta y otras actividades de las formas no estatales de gestión en pleno desarrollo.

Un elemento importante lo constituyen las agresiones a los valores patrimoniales existentes en el Centro Histórico de la Ciudad de Holguín, fundamentalmente las plazas y monumentos, los que son objeto de daños parciales y totales de forma reiterada.

Esta situación motivó el estudio y diseño de un sistema de protección que garantizara la prevención y enfrentamiento a estos hechos.

La acciones realizadas a tal efecto nos permitió determinar que aunque se coordinan las acciones por los principales actores de la protección del Centro Histórico de la Ciudad de Holguín, no existe una concepción integral, global e incluyente que garantice el diseño, dirección y control del sistema de seguridad y protección para esta importante zona del municipio.

Conclusiones

  • 1. Que internacionalmente existe una profunda y sistematizada cultura sobre el diseño de los sistemas de seguridad y protección.

  • 2. Que en el caso de Cuba la legislación define claramente su conceptualización, componentes y procedimientos para su diseño e implementación.

  • 3. Que aunque se coordinan las acciones por los principales actores de la protección del Centro Histórico de la Ciudad de Holguín, no existe una concepción integral, global e incluyente que garantice el diseño, dirección y control del sistema de seguridad y protección para esta importante zona del municipio.

Recomendaciones

  • Como principal recomendación se propone la implementación del Proyecto de Seguridad Integral "Ciudad Segura"

Anexo

Proyecto Integral de Seguridad Ciudadana "Ciudad Segura".

En este escenario se propone el Proyecto de Seguridad Integral "Ciudad Segura" enmarcado en la Zona de Protección que abarca desde la Loma de la Cruz hasta el Ferrocarril en el área de las calles Libertad y Maceo y las calles transversales a las mismas llegando en algunos eventos hasta la calle Morales Lemus, el cual contempla :

  • Sistema de Video Protección.

  • Sistema Centralizado de Alarmas.

  • Respuesta Estratégica a los diferentes Eventos, mediante Patrullaje Motorizado y Patrullaje a pie.

  • Empleo de medios de retardo.

  • Sistema de Información Preventiva.

Este Proyecto tiene su base fundamental en la prevención a partir de una estrategia de comunicación, información y de gestión de riesgos y amenazas que permitan generar un estado psicológico favorable en la población para cumplir con sus tareas en la construcción socialista.

De conjunto con SEPRO, se contempla la intervención desde el municipio, Consejos Populares, hasta el barrio de: la Dirección Municipal de Cultura, la Dirección Municipal de Educación, la Dirección Municipal de Salud, la Asociación de Combatientes, los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, ETECSA, PNR, Bomberos, Empresa Eléctrica y Vialidad, de conjunto con la comunidad.

El Proyecto planea prever las manifestaciones de:

  • Ilegalidades, indisciplinas y delitos de cualquier categoría.

  • Violencia

  • Accidentalidad.

  • Incendios

  • Acciones Contaminantes.

  • Afectaciones al Patrimonio.

  • Urgencias Médicas.

  • Prevención Social a los Niños y Jóvenes.

El Objetivo Principal es: Proporcionar Seguridad con Calidad a la Ciudadanía, a partir de la integración de 7 Ejes Rectores:

  • 1. Seguridad y Protección:

  • 2. Seguridad Vial

  • 3. Prevención y Participación Ciudadana

  • 4. Estrategia Operativa e Inteligencia Policial.

  • 5. Equipamiento.

  • 6. Profesionalización y Formación de Valores.

  • 7. Cero tolerancia a las manifestaciones de indisciplinas, ilegalidades, corrupción y delito.

  • 1. Seguridad y Protección: Contempla la protección durante 24 horas de las instalaciones enmarcadas en la zona de protección mediante un proceso que comprende desde el diagnóstico y diseño del Sistema de Seguridad a partir de la confección del Plan de Seguridad y Protección así como la integración de los servicios técnicos(centralizado de alarmas, detección de incendios, botón de pánico, video protección, sistema de identificación(credenciales) y enrejados de seguridad) con el personal de seguridad (Respuesta Estratégica, Patrullaje Motorizado y a Pie)

  • 2. Seguridad Vial: Contempla la denuncia preventiva de las diferentes violaciones del Código de Vialidad, así como los factores de riesgo que se generen diariamente a partir de su detección por el sistema de video protección y de patrullaje.

  • 3. Prevención y Participación Ciudadana. Se parte de la premisa de que antes de reaccionar a la comisión de delitos, indisciplinas e ilegalidades, la función principal del sistema está en la prevención, reforzándose el esquema preventivo mediante:

  • Trabajo preventivo disuasivo a partir de la información generada, con el Consejo Popular, Comisión de Prevención Social, CDR, FMC y la ACRC en cada barrio.

  • Trabajo preventivo disuasivo a partir de la información generada en las escuelas contempladas en la Zona de Protección.

  • Trabajo a partir de la información generada con el Programa Antidrogas.

  • Empleo de los medios de difusión masiva para el trabajo preventivo.

  • Desarrollo en nuestro personal de una respuesta de proximidad que abarque más allá del enfrentamiento a la actividad delictiva o antisocial y sirva de educación a la población.

Partes: 1, 2
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