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Digresiones acerca de la novela de César Brañas: Las guarias de febrero (página 4)

Enviado por Ariel Batres V.


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Lo que reavivaba el sentimiento de la reconstrucción nacional centroamericana era la proximidad del Centenario. Es decir de los cien años de haberse declarado el Istmo independiente de España, el 15 de septiembre de 1821. (…) En toda Centroamérica cundía el entusiasmo unionista: municipalidades, estudiantes, obreros, profesionales, agricultores, comerciantes, industriales, burócratas y hasta el clero se movilizaron por la Unión. Esta -dice un autor- "fue el tema predilecto de los periódicos y en todas las poblaciones del Istmo se celebraron mítines y conferencias para ensalzara sus ventajas y la urgente necesidad de ir resueltamente a ella".

(Laudelino Moreno, Historia de las relaciones interestatales de Centroamérica…)."117

Para otros datos y comentarios sobre la vida y obra del Presidente azucarero, Don Carlos Herrera y Luna, véase:

  • Montúfar, Rafael; Caída de una tiranía. Páginas de la Historia de Centro América (Segunda Parte). Guatemala: impreso en los Talleres Sánchez & de Guise. 8ª avenida sur No. 24. 1923. En capítulos XIV al XVI explica quiénes fueron las figuras prominentes del Gobierno de Herrera, las causas de la caída de éste y el golpe del 5 de diciembre de 1921.

  • Del Valle Pérez, Hernán; El Partido Unionista de Guatemala 1912-1919. Tesis licenciatura en Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala: 1975.

  • Jiménez Rivera, Darío Medardo; El Golpe de Estado del 6 de diciembre de 1921 al Gobierno de Carlos Herrera Luna. Tesis licenciatura en Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala: 1996. 118

  • Del Valle Pérez, Hernán; Carlos Herrera: primer presidente democrático del siglo XX. Con Prólogo de Jorge Luján Muñoz. Guatemala : Fundación Pantaleón, 2003. 467 p. : il.

  • Sobre el libro anterior puede consultarse también la Presentación del mismo por el autor, y Comentario de la obra por Jorge Luján Muñoz, en: Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Año LXXX, enero a diciembre de 2004. Tomo LXXIX. Guatemala, 2004. Páginas 307 a 314.

  • Sobre la vida en la ciudad capital

En páginas 4, 11, 63, 64, 114, 117 y 118, César Brañas da a conocer las características de la ciudad capital de la Guatemala de 1920.

En página 4 hace pensar a su personaje Alfonso en los recuerdos que dejó en la capital, antes de llegar a la Finca La Perla. La ciudad es descrita como anclada en un valle remoto, "viviendo su vida ordinaria, trivial y turbulenta, con sus feos casones atestados de seres como fardos de envidias y miserias, que trabajan maquinales y gozan mezquinas alegrías de plebe y cuerda de esclavos."

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117 Selser, Gregorio; Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina. Tomo III, 1899-1945. México, Cuernavaca, Morelos : Introducción John Saxe-Fernández. Colecciones 15 Años, 1996-2001. Cuadernos del CEICH, 15. UNAM, 2001. Página 408.

118 Cabe aclarar que el golpe de estado contra Carlos Herrera y Luna se dio el 5 de diciembre.

Continúa en página 11, señalando el mal servicio de alumbrado público, útil a la vez para esconder el estrecho de conciencia en que vivían los habitantes de la ciudad, quienes así como denigran y censuran la prostitución, los amores prohibidos y el alcoholismo, los practicaban puertas adentro. En la figura de don Ángel, el tenedor de libros de la finca, hace rememorar a éste que cuando tenía 30 años cambió el rumbo de su vida licenciosa, y

"(…) recordaba con horror algunas noches borrascosas de tragos y de chicas desmandadas, conseguidas difícilmente y a hurtadillas del puritanismo que infestaba la ciudad, y aventuras bajas con sirvientas a las que enamoraba en las mañanas cuando, medio desgreñadas, iban por el pan o la carne, y a las que veía caer en sus brazos, tras zurdos coloquios, adosadas a las puertas en las calles que apenas alumbraban, amarillentos y lejanos, los foquillos de luz del mal servicio municipal."

Avanza César Brañas para situar al lector y ponerlo a comparar entre la vida del campo y la ciudad durante 1920, al especificar en páginas 63 y 64 que

"Doña Carmen y Adelia están encantadas de su estancia en la finca, complacidas de la vida mansa y silenciosa en contraposición de la que ellas diputan agitada y alambica de la ciudad capital, (…) bendicen y congratulan su apartamiento de anodinas turbulencias, de los informes peligros de la ciudad, que no se sabe concretamente cuáles son, pero que día a día se espera llega y los cuales se habla como de cosa sobreentendida con vehementes apóstrofes y proféticas metáforas: nido de vicios es la capital, perdición de jóvenes, osario de honras…"

En página 114 es cuando Brañas relata el viaje de Alfonso a la capital y lo que vio en el Parque Centenario, de cómo se sabía ya acerca del posible derrocamiento de Carlos Herrera y de las medidas que éste tomaba para evitarlo, llenando las calles de soldaditos de plomo, pues soldados leales y de verdad no tenía.

Finalmente, en páginas 117 y 118, Brañas vuelve a referirse a la vanidad de la vida en las ciudades, de su inmoralidad, usando el recurso de "Jacinto Galión". Cabe anotar que el autor supone que el lector ya sabe quien fue el tal Jacinto, pues en Las Guarias de Febrero no vuelve a hacer referencia al mismo y por ende no aclara que éste es el personaje principal de La ciudad y las sierras (1901), edición póstuma de la novela naturalista del

portugués José María Eça de Queiroz (1845-1900).119 Resulta que Jacinto, antes que el río Duero arrastrara sus propiedades en Tormes (ubicada en la región de Alentejo, Portugal),

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119 "José María Eça de Queiroz nació el 25 de noviembre de 1845 en Póvoa de Varazim (Portugal). Entre 1869 y 1870 realiza un largo viaje por Oriente (…) y en 1872 ingresa en el cuerpo diplomático, prestando servicios en Cuba, Macao, Estados Unidos, Canadá y finalmente Inglaterra, donde escribe la primera versión de El crimen del padre Amaro, que será publicada en folletín por la Revista Occidental en 1875 (…) En 1888 fue destinado a París como cónsul, ciudad en la que moriría el 17 de agosto de 1900." Eça de Queiroz, José María; El crimen del Padre Amaro. Prólogo de Vicente Leñero. Traducción de Damián Álvarez Villalaín. Primera edición en México. Plaza & Janés Editores S.A. México, 2002. Página 4.

vive en París, la ciudad donde nació, disfrutando de las comodidades de la fina cultura francesa de fines del siglo XIX, y de la tierra que por herencia adquirió de sus ancestros, de cinco leguas de extensión, la cual tiene arrendada y por la que recibe censo; es decir, una renta anual que le permite vivir como un príncipe.120

Eça de Queiroz también es autor de El crimen del Padre Amaro (1875), cuya traducción sería "el padre amargo", quien tiene serias inquietudes de carácter moral y existencial, así como mortificaciones de tipo político. Como tal perfil no se adaptaba a los intereses de la empresa que produjo la película en México, resulta que en la que lleva el nombre homónimo a la novela se hicieron tales adaptaciones por medio del guión, que se observa a un cura joven que seduce a una niña de 15 años y cuyo sacerdote orientador es un cura que tiene tratos con narcotraficantes, de quienes recibe magníficas limosnas. Como observación curiosa, es pertinente anotar que el norteamericano Seymour Menton en 1958 compara erróneamente la novela Inútil combate (escrita en 1900 y publicada en 1902) del

guatemalteco Enrique Martínez Sobral (1875-1950),121 con El crimen del Padre Amaro. Nada menos cierto, pues no obstante que ambas tratan acerca de un párroco que lucha contra sí mismo en pos del cumplimiento de las leyes del celibato, en el primero esta lucha se resuelve con la muerte de la amada, con quien no llega ni siquiera a un beso carnal, tan sólo a escucharla en sus confesiones diarias, de donde nace su "amor" por ella, en tanto que en El crimen del Padre Amaro dicha relación sí se efectúa y la muchacha hasta queda embarazada.

Menton se contradice: en un primer apartado señala que

"Martínez Sobral no permitió que pecara el sacerdote. Aunque se ha resuelto el conflicto dentro del sacerdote, el combate ha sino inútil porque la mujer que había provocado sus pensamientos amorosos acaba por morir después de ser violada por su propio padre alcohólico."122

Sin embargo, más adelante afirma que

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120 Cfr. Eça de Queiroz, José María; La ciudad y las sierras. Segunda edición, Colección Austral, No. 524. Cía. Editora Espasa-Calpe. Argentina, 1945. Página 8.

Es notoria la fidelidad de Brañas por Queiroz, toda vez que en 1936 escribió, refiriéndose a Ramón Aceña Durán: "Tenía el ardor y el ansia que animaran décadas atrás aquella alegrísima campaña alegre, de Queiroz en un Portugal cuasi homólogo de Guatemala, para destruir la farsa y la rutina entronizadas en el Estado y en las conciencias, y para lo cual asestaba rudos golpes de crítica…" Aceña Durán, Ramón; Itinerario. Con Prólogo de César Brañas. Op. Cit., página 44.

121 Vid., Martínez Sobral, Enrique; Inútil combate. Guatemala: Segunda edición. Biblioteca Guatemalteca de Cultura Popular "15 de septiembre". Volumen 13. Editorial del Ministerio de Educación Pública, 1957. Nota:

Para la segunda edición, la reproducción fue tomada de la edición impresa por Siguere & Cía., Guatemala, 1902.

122 Menton, Seymour; Historia crítica de la novela guatemalteca. Op. Cit., página 96.

"El cura asediado por deseos carnales ya había figurado en (…) O crime do padre Amaro de Eça de Queiroz y en Inútil combate de Enrique Martínez Sobral."123

Hay mucha diferencia entonces entre sentirse o verse asediado en un combate de tipo moral, y perder dicho combate violando con ello las leyes del celibato.

Curiosamente también, Seymour Menton compara las dos novelas mencionadas con otra de Brañas, Alba Emérita (1920), donde el personaje principal -Ramón- un joven radicado en la Antigua Guatemala, enamorado de Alba pero que no por ello deja de frecuentar prostíbulos

-tema tabú en 1920, al igual que el incesto- y cuando es invitado a radicarse en París no sólo no vacila en aceptar sino que deja a su amada en Guatemala, de quien cuando se entera que fue violada por un cura -aquí otra vez el tema del sacerdote que rompe las reglas y que también pierde el combate moral- no pasa de decir un lo siento, sin inmutarse.

No hay certeza acerca de que César Brañas hubiera leído El crimen del Padre Amaro, pero como se verá infra, lo más seguro es que sí, al tenor de que transcribe una frase de la misma, aunque sin citar fuente. De lo que no hay duda es que haya gustado de La ciudad y las sierras, toda vez que al mencionar que su personaje Alfonso utiliza los mismos gestos que "Jacinto Galión", aunque no aclare de quién se trata, para el lector iniciado no cabrá duda que es el mismo personaje central de la novela de Eça de Queiroz.

Aunque no se tenga la certidumbre acerca de si Brañas leyó El crimen del Padre Amaro, pero sí claridad respecto a su lectura de La ciudad y las sierras, lo cierto es que conocía al autor portugués, lo cual se aprecia en las descripciones naturalistas incluidas en sus propias novelas (Alba Emérita y Las guarias de febrero), así como lo que él mismo señaló en 1928 con respecto a los escritores de la denominada "Generación del 20" de la que fue integrante:

""La generación guatemalteca del 20 fue influida en su formación, en parte muy grande, por apasionadas lecturas de Anatole France y Eça de Queiroz."

Esta influencia, continúa Brañas, matizó de ironía y de escepticismo muchas de sus manifestaciones vitales y profundamente sus manifestaciones literarias. Y por la vertiente del pesimismo, lecturas de los escritores españoles del 98."124

Carolina Barrios y Barrios no cita la fuente de donde tomó la transcripción anterior. La misma puede encontrarse en: Brañas, César; Confines y problemas de la generación literaria del novecientos veinte (Contribución al estudio de nuestro desenvolvimiento cultural). Publicado en El Imparcial los días 26, 27, 29 y 31 de octubre de 1928.

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123 Idem., página 152.

124 Barrios y Barrios, Catalina; "César Brañas". Op. Cit., página 189.

Reproducido en Política y Sociedad Escuela de Ciencia Política, Universidad de San Carlos de Guatemala, No. 37, 1999.125

La frase de Brañas, "La generación guatemalteca del 20 fue influida en su formación, en parte muy grande, por apasionadas lecturas de Anatole France y Eça de Queiroz.", aparece nuevamente con leves cambios en un artículo escrito por éste y publicado originalmente en El Imparcial, el lunes 3 de mayo de 1971, en el que el autor insiste en que la huella de France y Eça de Queiroz continúa, como sigue:

"La generación guatemalteca de 1920 fue influida en su formación, en parte muy grande, por apasionadas lecturas de Anatole France y Eça de Queiroz. Esa influencia matizó de ironía y de escepticismo muchas de sus manifestaciones vitales y profundamente sus manifestaciones literarias. Y por la vertiente del pesimismo, lecturas de los escritores del 98."126

"Historia sabida. La juventud del 20, dispersa, fue haciendo su vida como pudo y en los primeros momentos dio muestras de lo que podría haber sido y destiló su sentimiento de incredulidad, de irrespeto, de repudio a política y políticos que la hastiaban y la descorazonaban. Periódicos y canciones estudiantiles se hicieron voz de ese sentimiento, una voz que, con nuevas modulaciones, ha perdurado, en los otros cincuenta años, con alternativas y paréntesis forzosos. Se ha olvidado a

France, a Queiroz, a Barbusse, a Rolland, y han sustituido diferentes nombres a esos ya antiguos; pero su huella queda."127

Conviene recordar que en su artículo, Brañas efectúa un comentario crítico a la obra de Clemente Marroquín Rojas (1897-1978), Historia de Guatemala, publicada precisamente en ese año de 1971, sentenciando:

"Ciertamente, la Historia de Guatemala del licenciado Marroquín Rojas -ésta del volumen así titulado y esa otra porción inmensa que se halla en dos o cuatro libros suyos diferentes128 y en las páginas de más de un cuarto de siglo de sus periódicos-

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125 Cfr. Pinto, Julio, Arely Mendoza y Arturo Taracena (compiladores). Fragmentos de una correspondencia: Brañas y Asturias 1929-1973. Editorial Universitaria, 2001. Guatemala. Página 14.

126 Brañas, César; Algunas divagaciones alrededor de una "Historia de Guatemala". Guatemala: Revista

Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Año LXXV, Tomo LXXIV. Guatemala, enero a diciembre de 1999. Página 137.

127 Idem., página 138.

128 Por ejemplo:

Marroquín Rojas, Clemente; Morazán y Carrera. Con una Presentación, impresa en la solapa del libro, de David Vela. Guatemala: Editorial José de Pineda Ibarra. Ministerio de Educación, 1971. Nota: como algo curioso, el autor anota en los preliminares: "Lo que escribo es para que se divulgue. No me reservo derechos de ninguna clase."

—–; Los Cadetes. Historia del Segundo atentado contra Estrada Cabrera. Guatemala: Imprenta La Hora Dominical, s.f. Aunque no indica la fecha, esta primera edición corresponde al año 1930.

—–; La Bomba. Historia del Primer atentado contra Estrada Cabrera. Guatemala: Tipografía Nacional, segunda edición, 1967. La primera edición se efectuó en 1929.

no está libre de pasión, y paradójicamente ese es uno de sus mayores méritos, porque la ha animado la pasión de su temperamento y la pasión de una violenta indignación patriótica y viril frente a las indecisiones; las evasivas, los yerros, las omisiones, las claudicaciones de los hombres que han tenido en sus manos los destinos del país -en el caso de los próceres, los destinos de una gran nación que se

les rompió en las manos- y equivocaron o soslayaron las soluciones que los conflictos a que se enfrentaban les reclamaban con imperiosa urgencia."129

Cabe agregar que Brañas también publicó en 1944 un ensayo respecto a la "Generación de 1910"; véase:

Brañas, César; La Generación de 1910. (Selección de partes del estudio, publicado en "El Imparcial" en junio y julio de 1944, por Francisco Albizúrez Palma.) En: Letras de Guatemala. Revista Semestral No. 1 del Instituto de Estudios de la Literatura Nacional. Facultad de Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala, junio de 1980.

  • Sobre el alcoholismo y las rentas del Estado

" Y, salve ¡oh! Estado…. Vuestras rentas aumentarán con todo un impulso diabólico. No importa que desgranéis vidas como en una lepra maldita."

César Izaguirre130

Si el incesto como tema de discusión se consideraba tabú para la época, no lo era así con el problema del alcoholismo. En varios autores de los años veinte del siglo pasado, se advierte que a éste le atribuyen ser el causante de muchos males en el país.

Brañas alude al alcoholismo en seis oportunidades: páginas 20, 23, 42, 47, 69 y 71, mencionando que la gente que vivía en la finca era buena, pero el aguardiente la hacía cambiar (p. 42), prestando éste una alegría artificial, siniestra y contorcida, haciendo llegar a los machetazos bárbaros a quienes lo ingerían en las borracheras y por ello sentencia en página 71:

"¡Triste república temblante de paludismo y robo, de analfabetismo y alcohol (…) sin que sus brazos delirantes, flácidos e inermes pudieran asirse al porvenir! "Memoria casi olvidada, patria para siempre perdida"… ¡Dulce, adorable patria!…".

En tiempos de Manuel Estrada Cabrera, se justificaba el impuesto al aguardiente como una forma de apoyar la educación, brillante auxilio, al extremo que autores como el

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129 Op. Cit., página 143.

130 Izaguirre, César; El Cristo fecundo (gesto de novela sociólogo-iconoclasta). Guatemala: Tipografía Nacional, 1929. Página 117.

guatemalteco Rodolfo Pinto Aguilar en su tesis de Maestría en Ciencias Sociales, caen en panegíricos como el siguiente:

"Al ser apoyada la instrucción pública trajo como consecuencias: el establecimiento de principios y programas adecuados para la población analfabeta, el impuesto al aguardiente para el pago de sueldos al profesora (sic), como para la compra de útiles a centros educativos."131

Cabe preguntarse: ¿por qué era tan importante para el Estado impulsar la producción de alcohol etílico? La respuesta lógica, para así lograr incrementar los ingresos a las arcas estatales, las rentas públicas, mediante el impuesto al aguardiente.

El autor guatemalteco Miguel Ángel Ortega Mérida (1927- ), doctor en Derecho, Presidente del Organismo Legislativo en 1962-1963 y 1972, al describir y retratar a su padre como "guardalmacén de licores" en las fábricas de aguardiente durante los años 1920-1921, no oculta que se trataba de un puesto público apetecible -por los ingresos extra salariales que le reportaba a quienes lo desempeñaban-, y a la vez explica el proceso de subasta para quienes estuvieran interesados en adquirir el derecho de producir aguardiente -patentados que obtenían la concesión fiscal-, relatando de paso en qué consistía su fabricación, en primera persona, cual si fuera su propio padre quien efectuara la narración testimonial y autobiográfica de sus funciones como guardalmacén fiscal en San Juan Sacatepéquez del departamento de Guatemala, y en los municipios de Santa Eulalia, Santa Cruz Barillas y Cuilco, del departamento de Huehuetenango:

"Terminada la batalla del Unionismo132 pensaba volver a mi actividad de comercio, viajando a Coatepeque, pero alguien me sugirió que gestionara un cargo en el gobierno, que lo merecía, me dijo, por mi buena actuación en el movimiento y en la guerra que le siguió. Pensé inmediatamente en el licenciado don Bernardo Alvarado Tello,133 chiantleco que desempeñaba el cargo de secretario de estado, es decir, ministro, y como en aquel tiempo era fácil el acceso a un alto funcionario, allá fui a buscarlo.

De aquel ministro recibí entonces una lección provechosa.

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131 Pinto Aguilar, Rodolfo Mauricio Gerardo; La Época de Manuel Estrada Cabrera a través de testimonios inéditos orales. Guatemala, Guatemala : Universidad Francisco Marroquín, 1982. Página 90.

132 Abril de 1920.

133 Según Luis Morales Chúa en su artículo Autonomía municipal, refiriéndose el 26 de agosto de 2007 a la

discusión acerca de si la regulación del tránsito en la ciudad se ajusta a la Constitución Política de la República y al Código Municipal.: "Y no incurriré en la aventura de decir a la Corte cómo debe resolver el caso. Pero, espero ratifique el criterio expresado en una sentencia anterior, para no vaciar de contenido las normas constitucionales que garantizan la autonomía municipal, la cual fue fijada por los constituyentes del 44, entre los cuales figuró mi ilustre suegro, Bernardo Alvarado Tello, quien fue decano de la Facultad de Derecho, de la Usac; rector universitario y, entre otras cosas más, firmante del Código de Derecho Internacional Privado." (aprobado en La Habana, Cuba, en 1928, donde Alvarado participó como delegado de Guatemala). http://www.prensalibre.com/pl/2007/agosto/26/180620.html Consulta efectuada el 26 de agosto de 2009

-Mira -me dijo-, para conseguir empleo es necesario que tú averigües en dónde hay una plaza vacante. Al encontrarla vienes conmigo y yo te ayudo, positivamente, a conseguirla.

Sin perder tiempo me entregué a la tarea de averiguar en dónde había una plaza vacante y apareció la de guardalmacén de licores, en el ramo de hacienda, en San Juan Sacatepéquez, en el propio departamento de Guatemala. Hice las gestiones necesarias, ajustándome a las indicaciones que me había dado el licenciado Alvarado Tello, y pronto me encontré en San Juan recibiendo el empleo, donde estuve por dos meses que me sirvieron de preparación y entrenamiento. No fue posible por más tiempo por razón de que en aquellos días había muchos cambios y rotación en esas plazas. El cargo de guardalmacén de licores era algo como de administrador y auditor en la administración y percepción del impuesto de licores. En aquel tiempo había una fábrica, planta de destilación de licores o alambique en las cabeceras departamentales y en los municipios de importancia. El propietario de esa destilería debía ser controlado por funcionarios fiscales, entre los cuales el que estaba presente en todas las fábricas, grandes o pequeñas, era el guardalmacén, aunque además tenía como superior, en las cabeceras departamentales, al administrador de rentas, como de igual jerarquía, al vigilante.

Los patentados adquirían la concesión fiscal para la fabricación de aguardiente a través de una subasta que se llevaba a cabo cada cierto período, con la participación de postores interesados que con sus pujas ofrecían dar alzas a las realizaciones; es decir, aumentar la producción y venta de licor de la destilería. Tenía preferencia o derecho de tanteo el fabricante que ya estaba trabajando, siempre que hubiera obtenido alzas, o sea el indicado aumento de producción y ventas.

Al fisco le interesaba mucho el aumento de la producción, que se reflejaba de inmediato en aumento en la percepción de impuestos. El que recibía la adjudicación para la fabricación se llamaba Patentado. El guardalmacén tenía un sueldo en proporción a la importancia de la plaza y alguna prima por el aumento, ya que entre sus obligaciones estaba también la de combatir la fabricación ilegal o clandestina de aguardiente, para superar las ventas de la fábrica legal. Por esta actividad de combatir el contrabando, el guardalmacén recibía del fisco determinadas primas, y lo que hoy se llaman créditos, para mantener o mejorar su empleo.

Debido a esas modalidades, los guardalmacenes y otros funcionarios fiscales eran rotados constantemente, sometidos a los cambios de plaza a que obligaban las subastas, y de esa cuenta mi permanencia en San Juan Sacatepéquez fue muy limitada. Antes del traslado recibí la orden de presentarme en la dirección general, en la ciudad de Guatemala, y sabiendo que se trataba de un traslado alguien me sugirió gestionara mi asignación a la plaza de Tecpán Guatemala, que era plaza de mucho volumen en el ramo. No fue posible obtenerla; sin embargo, me asignaron la plaza de Santa Eulalia que, por tratarse de mi departamento y de acercarme a Chiantla, recibí gustoso.

La producción del aguardiente se hacía entonces mediante un proceso bastante sencillo, conocido por todos, aun por aquellos que no estaban en el negocio. La máquina o aparato llamado comúnmente alambique, consistía en un recipiente de regular dimensión, de loza (olla) o de cobre, con capacidad aproximada de treinta botellas. Los peroles de cobre eran comprados a los que hemos llamado en Guatemala húngaros o peroleros, individuos que trajinan en grupos o en familias que se mantienen sin emparentar con familias o grupos extraños, posiblemente son gitanos.

En ese recipiente se colocan los ingredientes: panela, granillo, afrecho y otros, que son sometidos a fermentación y luego a un cocimiento intenso que obliga al fermento a emitir evaporación suficiente; el vapor pasa por un serpentín, también de cobre, para fijarse en la parte cóncava de una pieza superior que está arreglada con uno o dos canales pequeños por donde corre condensado alcohol puro; y finalmente, ese alcohol debía dársele la aptitud necesaria, mediante mezcla, rebaja o refinamiento, para consumo humano.

En Santa Eulalia estuve también un período corto, de unos seis meses. Vivía en este pueblo como uno de los dos o tres vecinos ladinos, don Cristian Gantenbein, un señor suizo-alemán, que había venido al país alrededor de veinte años antes del año de 1920, en que llegué a esa localidad.

(…)

Un día llegó una citación ordenando presentarme a la ciudad de Huehuetenango. Sospeché que se trataba de un traslado, y, por cierto, fui nombrado siempre con el mismo cargo, a Santa Cruz Barillas, al noreste de Santa Eulalia y a unas tres o cuatro leguas de distancia.

(…)

En Barillas era mucha la gente ladina, de todas las edades; nos juntábamos frecuentemente en tertulias que a veces se prolongaban hasta muy tarde; pasábamos en las conversaciones tardes muy agradables, hasta que, como no podía ser de otra manera, llegó la orden de un nuevo traslado, esta vez, aunque siempre en el departamento de Huehuetenango, era para el municipio de Cuilco."134

Un autor prácticamente desconocido en la actualidad lo fue el abogado guatemalteco César Izaguirre.135

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134 Ortega Mérida, Miguel Ángel; Sabino Saucedo: ráfagas del recuerdo. Guatemala : Editorial Oscar de León Palacios, 2002. Páginas 193-198.

Dicho autor también publicó, en calidad de compilador: Juicios civiles y procesos criminales sensacionales. Guatemala: Oscar de León Palacios, 2002.

135 A falta de una biografía de César Izaguirre, procede ilustrar al lector con los siguientes datos sueltos:

  • Rafael Montúfar Madriz menciona a un César Izaguirre G., como socio fundador de la Asociación de Abogados de Guatemala, el 31 de octubre de 1922. Véase Montúfar, Rafael; Caída de una tiranía. Páginas de la Historia de Centro América (Segunda Parte). Guatemala: impreso en los Talleres Sánchez

& de Guise. 8ª avenida sur No. 24. 1923. Página 234.

  • Efraín de los Ríos recuerda a César Izaguirre como el abogado que trató de defender al coronel Sixto Díaz León en 1938, prisionero político de Jorge Ubico desde 1934. Al intervenir a favor de su

  • En su novela publicada en 1929, El Cristo fecundo (gesto de novela sociólogo-iconoclasta), César Izaguirre plantea el problema del alcoholismo, aunque de forma más brutal con respecto a como lo expone César Brañas en Las Guarias de Febrero. El personaje principal de la ficción de Izaguirre, el cura Pablo Escipión de Betzaida, predica sermones a distintos grupos, en los cuarteles, cantinas, en el parque y otros lugares. El autor fustiga el

    alcoholismo del pueblo, el cual no es combatido por la iglesia ni por el Estado, al que le conviene la venta de aguardiente por las rentas que le genera.136. Al llegar a la cabecera departamental, el cura se dirige a los borrachos que se encuentran en una cantina, sermoneándolos:

    "Vosotros sois los ayuntados al deseo exasperante del Estado que se complace en tener contribuyentes que van con paso desfallecido sobre los ásperos breñales de una vida inútil.

    ¿No palpáis cómo os desobedecen vuestras piernas y vuestras cabezas se excluyen de pensar y recordar, cuando habéis ingerido el veneno infernal?

    ¿No comprendéis cómo dejáis de ser hombres bajo la macabra caricia del funesto Baco?

    Sois los elegíacos caminantes del desierto y vuestras carcajadas algo que a manera de agonía se escapa de vuestras gargantas envenenadas.

    ¡¡Oh!! la legión del desconsuelo y de la melancolía….!!

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    patrocinado, el Director de la Policía le dijo que dejara de meterse porque dicho coronel "era enemigo calificado del gobierno." Véase: De los Ríos, Efraín; Ombres contra hombres: drama de la vida real. Dos tomos. Tercera edición. México: Fondo de Cultura de la Universidad de México, 1969. Página 237. En el Tomo 2 (páginas 465 a 470), De los Ríos reproduce un artículo de prensa publicado por César Izaguirre en 1946, donde comenta la obra del primero, intitulado: Un libro denunciador de delitos que generan cóleras sagradas.

    Nota: la primera edición corresponde a Imprenta "El Libro Perfecto", México, 1945, en un solo tomo. La tercera contiene juicios de prensa sobre la obra, publicados de 1945 a 1948, que incluyen los de Miguel Ángel Asturias (Mil y un arcoiris: "Ombres contra Hombres", 1945), Manuel Galich y José Rodríguez Cerna.

    En el Tomo 2 (páginas 465 a 470), De los Ríos reproduce un artículo de prensa publicado por César Izaguirre en 1946, donde comenta la obra del primero, intitulado: Un libro denunciador de delitos que generan cóleras sagradas.

    • A dicho autor y la falta de maestros durante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera, Juan José Arévalo lo recuerda en 1920 y 1921, en el Instituto Nacional Central de Varones, como sigue: "Entre mis profesores tuve a César Izaguirre, estudiante de los últimos años de derecho, catedrático de Castellano, amigo de la familia Juárez Aranda. Escribía versos y se hallaba entonces bajo la magia de Vargas Vila."El cuadro de profesores con que funcionaban los cursos normales de ese primer año no podía ser más heterogéneo. La prolongada dictadura de Estrada Cabrera dejó al país con muy pocos pedagogos. Los hombres y los jóvenes que empezaban a sobresalir eran suprimidos o humillados, con excepción de aquellos que hacías de sus talentos un uso servil o plegadizo. Al iniciarse el ensayo democrático de 1920 no había muchos maestros de personalidad auténtica, y fue necesario importar algunos. Mientras tanto, en los primeros meses de 1921 las cátedras se confiaron a estudiantes universitarios o a maestros de escuela primaria. A los primeros se los supuso capaces de enseñar castellano, geografía e historia, instrucción cívica, retórica (si eran estudiantes de derecho)…" entre los cuales se hallaba César Izaguirre. Véase: Arévalo, Juan José. La Inquietud Normalista. Estampas de Adolescencia y Juventud, 1921-1927. Páginas 7 y 15.

    136 Páginas 117 a 120 y 184 de Izaguirre, César; El Cristo fecundo. Op. Cit.

    Vais por la vida haciendo el doloroso papel de un Cristo amoratado y ciego, que ignora que camina hacia el Gólgota sangriento.

    ¡¡Oh! la juventud que se disipa a modo de puñado de polvo arrojado al viento.

    ¡¡Oh!! la esperanza que se esfuma como queja vertida por sobre la seda de un silencio profundo.

    Sóis los predestinados a la desaparición: catecúmenos del vicio, prosélitos de la báquica alegría.

    Y, salve ¡oh! Estado….

    Vuestras rentas aumentarán con todo un impulso diabólico. No importa que desgranéis vidas como en una lepra maldita.

    No importa que ceguéis con vuestra guadaña inmisericorde toda una floración de juventud.

    Vuestro hartazgo es banquete de euménides y cuenta con la enorme autorización de la cínica: la Ley."137

    Este aspecto también fue señalado seis años antes por Miguel Ángel Asturias en su tesis de graduación como abogado, El problema social del indio (1923); observa que es el alcoholismo el germen de la indolencia del indio guatemalteco y una de las nueve señales de su decaimiento. Como resultado del análisis, propone:

    "Enumerados los signos que traducen la decadencia de la raza indígena deben estudiarse la causas: (…) El alcoholismo, es el factor que más ha contribuido a señalar con taras degenerativas al indígena".138

    Al igual que Asturias en 1923, el también guatemalteco Rafael Montúfar Madriz (1857- )139 expuso en cifras el problema del alcoholismo durante la época de Estrada Cabrera y Carlos Herrera, en su discurso de apertura de la Cruz Roja Guatemalteca el 22 de abril de 1923, describiendo la relación entre indígenas, alcoholismo, enfermedades y criminalidad -cual lo hará Carlos Wyld Ospina en 1929-, como sigue:

    "Los indios –esa falange de forzados que mantiene viva la riqueza de nuestra rutinaria agricultura; los indios, la raza autóctona, progenitora de nuestros gloriosos ascendientes, vencida en la invasión teocrático-monárquica de los conquistadores peninsulares, y avaramente vilipendiada por los republicanos guatemaltecos de todos los tiempos y de todos los matices y doctrinas ¿cuándo será libre y proclamará su independencia del yugo de la explotación y del vasallaje de la ignorancia? El

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    137 Idem., página 117.

    138 Asturias, Miguel Ángel; El problema social del indio. Y otros textos recogidos y presentados por Claude Couffon. Centre de Recherches de L"Institut D"Etudes Hispaniques. París, 1971. Págs. 84-85. La edición

    original de dicha tesis fue publicada en Guatemala: Tipografía Sánchez & De Guise, 1923.

    139 Hijo del orador y defensor del liberalismo en Guatemala, don Lorenzo Montúfar y Rivera Maestre (1823- 1898) autor de la Reseña Histórica de Centro América (7 tomos).

    alcohol, simultáneamente con el paludismo y las demás enfermedades tropicales, hace de ellos sus víctimas constantes; el mandamiento, es decir, la esclavitud en forma de labor campesina, suma en ellos sus estragos y los va aniquilando, lenta pero seguramente, para oprobio de nuestras conciencias y baldón de nuestras leyes y reformas democráticas y republicanas.

    (…)

    Pero a la vez desalcoholicemos a Guatemala, concededme el neologismo. Emprendamos, sin escrúpulos ni miramientos la lucha contra el uso del alcohol, desviando -en bien y en daño del Fisco- las corrientes de ese veneno a fin de que vayan a alimentar empresas nuevas, industrias bienhechoras para la riqueza y la vida de la Nación, en vez de continuar siendo el licor que intoxica, que empobrece y que mata una cifra -no por desconocida, despreciable- de la masa total de nuestro pueblo.

    De un estudio que hice para la Conferencia que me encargó, hace años, "La Juventud Médica" en celebración de nuestra independencia, tomo estos datos estadísticos, importantes y sugestivos, y que hablan por sí solos.

    Consta en las Memorias del Hospital General de Guatemala que consulté entonces, que en 9 años se duplicó el número de alcohólicos de ambos sexos, en los servicios de la Casa desde 63 hombres y 11 mujeres en 1890, hasta 126 y 20, respectivamente, en 1898; quintuplicándose la mortalidad en los primeros, desde 3 hasta 15 en los mencionados años.

    La Dirección General de Licores y Ramos Estancados me suministró, benévolamente a la sazón, un cuadro que contiene el consumo de botellas de aguardiente en la República desde 1873 hasta el primer semestre de 1899. Hasta entonces la cifra menor correspondía a 1873 con 2.300,994 botellas; y la mayor a 1890 con 6.501,509.03. En 1897 en que el consumo fue de 4.942,857.70, el

    departamento de Guatemala, según la respectiva Memoria de Hacienda, consumió 1.078,620.68 botellas de aguardiente! ¡Cuál será la estadística de hoy día!140

    Al problema del alcoholismo va ligado, en perpetuo contubernio, el de la criminalidad que llevó al Hospital General en 1895, 857 hombres y 135 mujeres,

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    140 La de 1923. Y cuál, puede preguntarse, la de 2009.

    En 1997 "El volumen total del mercado de bebidas alcohólicas populares en Guatemala, que abarca cerveza, licor blando y vino popular, alcanza los 114,000,000 de litros. De este total, la cerveza, vende aproximadamente 90 millones de litros, lo que representa el 78.6% del mercado. Las industrias licoreras venden 22 millones de litros, que significa una participación del 19.2 del mercado y las vinícolas, que fabrican 2.5 millones de litros y tienen un 2.2% de participación." Véase: Mata Saravia, Emilio; El mercado del vino popular en Guatemala. Guatemala: Tesis de graduación, Universidad Francisco Marroquín, 1997. Página 13.

    Para 2008, sin incluir licor blanco y vinos: "(…) el espumeante mercado de la cerveza mueve cada año unas 16 a 17 millones de cajas de 24 cervezas. El mayor porcentaje corresponde a la Gallo. En términos generales, el 60% de las ventas son de cerveza en botella, 30% de litro y 10% en todo lo demás. En este 10% están incluidas las otras marcas, incluso las de importación." Véase: http://www.revistasumma.com/contenido/articles/234/1/Industria-Licorera/Page1.html Publicado 01/21/2009

    víctimas todos de heridas ocasionadas en momentos de expansión alcohólica, y cifras dignas de una batalla de mejor causa."141

    Wyld Ospina expresó la hipótesis siguiente en 1929: "Al Estado guatemalteco lo sustenta principalmente el tributo que le pagan dos industrias: el café y el aguardiente.",142 agregando -como ya lo hicieran César Izaguirre y César Brañas- que:

    "El aguardiente disuelve las energías de la raza, y a sus certeros efectos, decrece la actividad productora de los campos.

    Pues bien: nuestros gobernantes no han tenido más visión hacendaria ni otro plan rentístico que gravar con progresivos impuestos el café y poner todos los medios a su alcance para lograr las codiciadas "alzas" en la renta de licores.

    El terrateniente guatemalteco queda, pues, enredado entre los tentáculos del capitalismo internacional, y el trabajador guatemalteco entre las garras de otro demonio: el alcoholismo, en estrecha alianza con la uncinariasis, el paludismo, la filaria y la falta de higiene y asistencia médica eficaz."143

    Nótese la coincidencia entre Brañas y Wyld, con respecto a la enumeración de problemas, además del alcoholismo, razón por la cual éste último recomienda "procurar que el labrador rinda un producto de trabajo razonable, porque el labrador, que antes trabajaba poco, cada día trabaja menos, comido por el alcoholismo y las enfermedades".144

    Recuerde el lector la relación alcoholismo y rentas del Estado por la venta del alcohol, así como el problema del analfabetismo durante la dictadura de Manuel Estrada Cabrera, época en que se inscribe la novela de Brañas, que se efectúa en el Capítulo 1: Rasgos históricos del Estado en Guatemala, del Informe de Desarrollo Humano 2001 elaborado por el Sistema de Naciones Unidas en Guatemala (PNUD), citado anteriormente.

    Finalmente, procede anotar que Miguel Ángel Asturias, amén de lo que recomendara a través de su tesis de graduación en 1923, señala en ésta que desde la época de la independencia el indio "perdió sus tierras y aumentó sus vicios con el aguardiente y la chicha, para fomentar las rentas fiscales".145 Así mismo, reitera:

    "No quiero detenerme sobre el hecho de que el Estado de Guatemala viva de la renta que paga la salud de sus pobladores. Un Estado cuya organización tiene por

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    141 Montúfar, Rafael; Caída de una tiranía. Páginas de la Historia de Centro América (Segunda Parte). Guatemala: impreso en los Talleres Sánchez & de Guise. 8ª avenida sur No. 24. 1923. Extractos de páginas 159 a 161.

    Nota: La primera parte lleva el título de Memorias de una prisión, publicada en Guatemala, 1908.

    142 Wyld Ospina, Carlos; El autócrata. Ensayo político-social. Op. Cit., página 226.

    143 Idem., página 227.

    144 Idem., página 231.

    145 Asturias, Miguel Ángel; El problema social del indio. Op. Cit., página 54. En la edición de Julio César Pinto Soria corresponde a la página 67.

    base la inmoralidad, está fuera de todo derecho, fuera de la civilización y comete contra la humanidad el más grave delito."

    ¿De qué sirven las leyes que se dan para favorecer al indio, si por una ley van cientos de garrafones a minar su organismo?"146

    Tres años después, Asturias insiste en denunciar la relación entre alcohol y rentas para el Estado, así como la entrega de los ferrocarriles y carreteras a la inversión extranjera, al afirmar en 1926, por medio de su personaje "Ministro" en la obra de teatro El pájaro bobo:

    "Si el Estado vive en la actualidad de las rentas del alcohol y el tabaco ¿por qué, entonces, no abarcar otras ramas y vivir de la prostitución y el juego?

    Si el Gobierno tiene la intención de hacer construir carreteras para automóviles; si vendimos la Nación para tener ferrocarriles, no es con vistas a la agricultura, como creen los cándidos, sino con vistas al turismo. El trabajo de la tierra produce a largo plazo y con mucho costo; el turismo, en cambio, será cuestión de un verano… y nada más; nuestras arcas nacionales se llenarán de dólares y la propina enriquecerá a los compatriotas, haciendo cambiar de táctica a los que ahora se enriquecen en los puestos públicos."147

    Otro Ministro entra en escena, el de Fomento durante la época de Manuel Estrada Cabrera, cuando Flavio Herrera lo hace aparecer en el capítulo "Baile en una embajada" de su novela 20 Rábulas en Flux y uno más, cuya escena se desarrolla entre 1912 y 1917, criticando la crisis económica y el desaliento de los cafetaleros, cuestionando de paso a los periodistas faferos comprados por el régimen del dictador-presidente, señalando irónicamente:

    "Venía hacia el grupo el Ministro de Fomento y, un chusco preguntó: -Y éste, ¿qué fomenta? Y el otro: -El alcohol, que es la primera industria nacional…

    -¿Y el café?

    -Callate vos -terció uno del corro sintiéndose aludido-. Estos babosos solo gobiernan y legislan para los judíos extranjeros, mientras nosotros, los finqueros, que somos el nervio de la economía nacional, siempre trabados. El café por el suelo y los Bancos que no dan plata…

    -Ustedes tienen la culpa -interrumpió un periodista-. Ustedes tienen la culpa por… monocultivistas. Café, café, solo café, ¿por qué no ensayan a sembrar otra cosa? Aquí todo se da. Estas tierras ubérrimas…148

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    146 Idem., página 85. En la edición de Julio César Pinto Soria corresponde a la página 87.

    147 Asturias, Miguel Ángel; El pájaro bobo. Comedia en dos actos y un epílogo. En: Teatro. Miguel Ángel Asturias, edición crítica. Lucrecia Méndez de Penedo (Coordinadora). ALLCA XX, Colección Archivos, No.

    50. España 2003. Página 76. Véase también: Asturias, Miguel Ángel; Sinceridades. Recopilado por Epaminondas Quintana. Guatemala: Editorial Académica Centroamericana, 1980. Página 72.

    148 Flavio Herrera retoma la denuncia y crítica que, desde el punto de vista de un finquero cafetalero, hiciera años antes en el capítulo "La Epopeya del Café", correspondiente a su novela La Tempestad (1935). Ésta

    -Sí, aquí todo se da… Hasta los sinvergüenzas los turiferarios de la prensa; pero… A usted ¿quién lo mete? -replicó el finquero- con una chispa de iracundia en los ojos. Debía usted tener más decoro y devolver a su dueño esa finca que el presidente expropió a un buen agricultor para regalársela a usted que la está arruinando porque no sabe una papa de trabajo sino que solo de sobar levas…"149

    El hondureño Ramón Amaya-Amador (1916-1966), residente en Guatemala durante el período 1944-1954, se refirió también a las rentas del aguardiente obtenidas por el Estado, al referir descarnadamente en su novela escrita en 1947 y publicada en 1953, Amanecer, que los mozos colonos de una finca ubicada posiblemente en San Marcos (la "Potomatán"):

    "en las fiestas religiosas del pueblo se emborrachaban con chicha o "guaipe" del gobierno. Por lo demás, la vida era muy trágica. En Potomatán hasta los niños jamás reían; los juegos infantiles tan peculiares en todas las latitudes del mundo, estaban ausentes de allí; ni risas, ni cantos, ni caricias maternales. El canto de cuna era la voz del hambre; no había más que la horrorosa pesadilla de una existencia cuya alma eran el dolor y el abandono. ¿Quién podía evadirse de ese calvario? Nadie lo intentaba porque todos estaban poseídos del prejuicio de su inferioridad racial y de su servidumbre tradicional. Siervos habían sido sus abuelos en los tiempos de la colonia; siervos después sus padres en los tiempos de la llamada Independencia; y ellos, en la época actual, seguían siéndolo y así morirían. Pertenecían de hecho al patrón, quien si no les ponía su marca en la frente sumisa,

    era por economizar fuego y para no humillar a las bestias parangonándolas con sus siervos."150

    • Sobre el indio guatemalteco

    Aunque el indio ocupe una mención marginal en la novela escrita en 1921 por César Brañas, no puede eludir su existencia ni dejar de manifestar un mínimo de preocupación por la situación en que éste vive y es tratado en las fincas por los mestizos y ladinos. Así lo refleja en páginas 18, 19, 20, 23, 56 y 80.

    Puede inferirse que no es que no le interese la situación paupérrima y degradante en que vive el indio, sino que la novela no trata sobre este asunto sino sobre el "amor prohibido" entre dos hermanos. Empero, Brañas sí está conciente de la situación, amén que para la época en que escribió la novela estaba en boga la sociología eugenésica; su posición la

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    aparece incluida en La Trilogía del Trópico. El Tigre, La Tempestad y Caos. Guatemala: Tomo I de la edición que por el centenario de su nacimiento publicara Editorial Universitaria. Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala, 1995. El capítulo en mención se encuentre en páginas 206 a 214.

    149 Herrera, Flavio; 20 Rábulas en Flux y uno más (1946). Texto incluido en: La Novela de la Expresividad.

    Tomo IV de la edición que por el centenario de su nacimiento publicara Editorial Universitaria. Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala, 1995. Página 246.

    150 Amaya-Amador, Ramón; Amanecer. Op. Cit., páginas 24 a 25.

    manifestará años más adelante, oponiéndose al tratamiento romántico y acomodaticio de quienes ven al indio en un ambiente idílico, y en descargo de sus conciencias.

    En efecto, en 1947 manifestará su punto de vista crítico ante la visión maniqueísta y demagoga con que se discute el tema acerca del indio, al analizar los sentimientos de Juan Diéguez Olaverri (1813-1866) en su poema El verano en Guatemala (1844), preconizando que de seguir así, en el actual siglo XXI seguirá planteándose el asunto con un esquema paternalista y oportunista por parte de políticos y académicos. De acuerdo con Brañas:

    "Aparecen, en efecto, en ese poema, en fragante y lúcida teoría, sobre el fondo típico de la estación, la milpa, los «coniformes y crinados elotillos que granados están ya», las flores del frijol, «el jocote que ha deseado la niñez», las granadillas, la anona, y el relámpago alusivo al azacuán. Pero todo el poema parece tener su médula en el canto al maíz, a la santa milpa, y en la compasión ilustrada hacia el indio: «La riqueza del verano es tu grano: tierno aún, gratamente el hambre quita a los pobres ¡Oh! bendita seas tú. -Yo te adoro y te bendigo, porque abrigo das también donde próvida indigencia a merced de la inclemencia más no esté: -Que la mísera cabaña con tu caña se labró, y el paterno amante celo allí cuna al tierno hijuelo preparó -Pío el cielo te bendiga, planta amiga del maíz, que das choza y alimento al colono macilento e infeliz». El comentarista se entusiasma de lugares comunes sobre el indio, que el poeta recuerda de esta guisa:

    ¡Verano delicioso!… En nuestra zona Te embriague la ambrosía

    Que derrama dulcísima Pomona: Cíñate su corona

    La bella Flora del color del día:151 Y tú, sus dones vierte

    Sobre esa extensa tribu malhadada.

    Digna de otra mejor próspera suerte, Que a su adverso destino abandonada, En vano en su abyección doliente gime: Nadie la escucha, nadie la redime.

    Hoz sangrienta enemiga

    De inexorable guerra asoladora La siega como espiga: Escuálida miseria la devora;

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    151 En el contexto del poema, Diéguez se refiere a "Pomona", que en la mitología romana era la diosa de la fruta, y por extensión de los árboles frutales, los jardines y las huertas. Por "Flora", es en referencia a la diosa romana de las flores, los jardines y la primavera. Acerca de ambas diosas, véase Enciclopedia Wikipedia, edición digital.

    Y sin piedad la esquilma el fanatismo Lo que no le arrebata el despotismo.152 Caen como el rocío de la aurora Sobre estériles campos abrasados, Los dones codiciados

    Sobre su triste, mísera existencia. De tu providencial munificencia 153

    No tenemos derecho a dudar de la sinceridad del poeta; pero sí necesidad de repetir que esa conmiseración entraba en los cánones de la literatura de sus días; más nos sorprende que no insista en el tópico, en los poemas conocidos; por lo visto, fue una fortuna; hubiera ganado, de hacerlo, en consideración de cierta índole: su poesía, por el contrario, se habría perjudicado, si no se realiza en él ese milagro que, a pesar de algunos logros, estamos esperando todavía en la generalidad de nuestros poetas que se acercan al indio o pretenden interpretarlo, sin haber entrado en la difícil comunión con él que se requeriría para expresar su voz, mientras la suya propia no alcance a formularse inteligible y eficaz.

    No dudamos de la sinceridad del poeta, decimos, pero le vemos declinar hacia la sensiblería, a que tan propenso es el tema del indio; la acuñada frase del «pobre indio» -asaz sospecha en tantos labios-, viene rondando desde la colonia a nuestros tiempos en medio de las más ardorosas lamentaciones de entraña social. Los románticos le cantaron, apiadados, con la misma vehemencia con que demagogos de ahora tipifican las miserias del indio y afirman que le redimirán. Si su densa marea demográfica no nos aniquila, o la violencia del progreso y la civilización no los transforma rápidamente sin nuestra intervención, en la centuria próxima nuestros descendientes: escritores, maestros, periodistas, políticos, demagogos, repetirán

    acerca de los indios -que lo ignoran- los mismos tópicos, y los poetas continuarán conmovidos como Diéguez, como Juan Fermín Aycinena,154 cantándoles."155

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    152 Tome en cuenta el lector que en 1844 cuando Diéguez Olaverri escribe el poema, recién había sido trasladado a la capital de Guatemala como Juez; regía los destinos del país el general Rafael Carrera, a quien sus enemigos llamaban "indio porquerizo" y la Iglesia Católica dominaba en casi todos los actos de la vida social y religiosa. Dos años después, Juan Diéguez, en compañía de su hermano Manuel y otros conjurados, intentarían asesinar a Carrera, pero puesto éste sobre aviso ordena su captura, les perdona la vida y parten al exilio. Juan se dirige a México (Chiapas), de donde regresará en 1860 falleciendo en 1866.

    153 Las dos últimas líneas "Sobre su triste, mísera existencia. -De tu providencial munificencia", Margarita Carrera las invierte y transcribe así: "de tu providencial magnificencia -sobre su triste, mísera existencia. -",

    indicando que el poema lo copió a la vez de Salvador Falla, el que en 1889 publicó una biografía sobre Diéguez. Cfr. Carrera de Weber, Margarita; Corpus Poeticum de la Obra de Juan Diéguez. Guatemala: Universidad de San Carlos, 1959. Página 248.

    154 Al igual que Juan Diéguez, Juan Fermín Aycinena (1838-1898) fue abogado (aunque nunca ejerció) y

    poeta. Escribió el himno del "Colegio del Señor San José de Los Infantes, de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Guatemala". Además de poemas, publicó Relatos tradicionales. Fue socio fundador de la Academia Guatemalteca de la Lengua, la que empezó a funcionar el 8 de marzo de 1888, autorizada su creación el 30 de junio de 1887 por la Real Academia Española.

    155 Brañas, César; Tras las huellas de Juan Diéguez. Guatemala: Unión Tipográfica, 1947. Páginas 69-71.

    Con respecto a Juan Fermín Aycinena y el comentario que hace Brañas acerca de sus cantos poéticos para el indio, puede citarse lo siguiente:

    "Desde el punto de vista temático, Aycinena demuestra gran admiración por el descubrimiento de América y especialmente por Cristóbal Colón. También reflexiona acerca de la cultura indígena derrotada por el conquistador. En el poema "A mi querida amiga" el poeta expresa el dolor del indio:

    Toma el arpa del indio entristecido que dolorida gira en soledad exhalando un tristísimo lamento

    su sentimiento

    al recordar las glorias de Utatlán.

    El poeta escribe un poema en que enfrenta las culturas indígena y europea:

    Dóblese al peso de oneroso fardo

    del Caccchiquel, un tiempo vencedora, humillada la frente;

    la que árbitra y señora

    del corazón de América se viera al yugo, por sus dioses maldecido, del europeo, abájase importante.

    El Indio

    Y al final del poema, Aycinena dice: "bendecida (raza) serás de lo futuro en las edades"."156

    Como dato curioso, merece incluirse el comentario de María Elena Schlesinger, relacionado con la muerte de Aycinena:

    "La noticia del fallecimiento del poeta Juan Fermín Aycinena, se anunció con dobles de campanas de casi todos los templos de la ciudad en Guatemala el 10 de enero de 1898. Su muerte, como la de muchos de los parroquianos de la época, fue reseñada luego en el Diario de Centro América del día 11 de enero del mismo año: "El señor Aycinena muere auxiliado por los Santos Sacramentos a los cincuentinueve años, víctima de la infamia más escandalosa que hemos visto… La fractura de la base del cráneo, donde brotaba antes la inspiración y la inteligencia, se produjo una encefalitis y después, la muerte". El señor Aycinena había sido

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    156 Barrios y Barrios, Catalina; "Juan Fermín Aycinena". En: Albizúrez Palma, Francisco y Catalina Barrios y Barrios. Historia de la literatura guatemalteca. 3 tomos. Guatemala: Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala. T.1, Segunda reimpresión, 1993. Páginas 299-300.

    atropellado por un individuo, quien, a raíz del incidente, fue enviado a pagar su falta en el manicomio de la ciudad."157

    Por otra parte, si para Asturias "El alcoholismo, es el factor que más ha contribuido a señalar con taras degenerativas al indígena", no por ello ha dejado de ser criticado por sus exegetas, por esta y otras aseveraciones similares, entre los cuales puede citarse a Luis Cardoza y Aragón quien no vacila en afirmar que:

    "¿En Guatemala hubiera continuado con su sentimiento y pensamiento expresado en la tesis?

    Al descubrir al indio que desprecia en la tesis de abogado, encuentra una patria, una identidad, vive una conversión cuyo origen es remoto y laberíntico.

    (…)

    Por la tesis ganó el premio "Mariano Gálvez", otorgado a la mejor tesis del año en la Universidad; ganó asimismo el premio "Salvador Falla",158 no menos importante, otorgado a la mejor tesis de la Escuela de Derecho. Ello comprueba cómo pensaban nuestras luminarias, la mentalidad de la Guatemala culta."159

    Por tal razón es que Julio César Pinto Soria se atreve a afirmar que Asturias ganó el premio debido a "complacencias por las actitudes racistas."160

    "Si he aludido a la tesis de abogado de Asturias no es para mostrarlo racista. Es para defenderlo en lo posible. El pensamiento de su tesis se mantiene aún casi

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    157 Schlesinger, María Elena; De difuntos. Publicación digital de elPeriódico, edición del 30 de octubre de 2004, http://www.elperiodico.com.gt/es/20041030/12/8935/. Búsqueda realizada el 23 de agosto de 2009.

    158 Habrá que estudiar la historia para entender el por qué del nombre de dicho abogado para este premio. Acerca de Salvador Falla cabe mencionar que como abogado sirvió durante el gobierno de Manuel Lisandro

    Barillas, inmediatamente después de la muerte del general Justo Rufino Barrios en abril de 1885. Francisco Lainfiesta, uno de los antiguos funcionarios de Barrios que recibió orden de destierro después de ese mes de abril, es autorizado por Barillas para regresar a Guatemala en junio de 1886. Sin embargo, se convierte en un serio crítico del Gobierno de Barillas, especificando que durante el período junio-septiembre de 1886 fue el doctor Fernando Cruz (biógrafo de José Batres Montúfar en 1898 y padre de la poetisa María Cruz), quien se convirtió en el poder detrás del trono, toda vez que la administración quedó en sus manos, apoyado por el licenciado Salvador Falla, habida cuenta que actuaba como consejero personal del gobernante. Califica dicho período como el de la Administración Cruz-Falla. Ver: Lainfiesta, Francisco; Apuntamientos para la historia de Guatemala -Período de 20 años corridos del 14 de abril de 1865 al 6 de abril de 1885. Con biografía del autor por David Vela. Edición princeps, Honduras 1886. Editorial "José de Pineda Ibarra", Ministerio de Educación. Guatemala, 1975. Páginas 470 a 483.

    159 Cardoza y Aragón, Luis; Miguel Ángel Asturias. Casi novela. Guatemala: Colección Ensayos. Editorial Universitaria. Edición especial conmemorativa con estricto apego al original "Edición Única". Universidad de

    San Carlos de Guatemala, 2002. Página 69. Nota: la edición original fue publicada por Ediciones Era, México 1991.

    160 Pinto Soria, Julio César; Introducción. En: Asturias; Miguel Ángel; Sociología Guatemalteca. El Problema

    Social del Indio. Tesis de Licenciatura 1923. Guatemala: Edición e introducción de Julio César Pinto Soria. Editorial Universitaria, 2007. Página 13.

    intacto en nuestros días, a pesar de la década 1944-1954, cuya destrucción es el mayor desastre de la historia guatemalteca después de la conquista en 1524.

    El muy joven Asturias carecía de originalidad o equidad en el juicio sobre los indios cuando escribió la tesis,161 y compartía un criterio que se practica a balazos ahora mismo. Dominado por el ambiente, formando parte del ambiente, no veía la ignominia. Hay que comprender el influjo de ese tumor de siglos. El racismo es tan fuerte que a la sublevación popular de estos años se busca considerarla como una

    contienda racial. No quieren comprender que también es de millones de mestizos que anhelan cambiar las cosas. La cuestión no es de ladinos o de indios. La cuestión es Guatemala. Cuando hablo de indios o mestizos, soy ambos reunidos en un solo pensamiento y en un solo sentimiento unánimes. Ni el indio es otro ni el ladino es otro. Yo hablo desde mi fusión, desde mi vida forjada por ambos.

    En Asturias, tan indio, esta fusión parece que tuvo desfases, movimientos pendulares que presenta su vida, como si la dividieran las sangres."162

    "(…) La tierra nativa estrujó su hambre de más espacio, de respiración más honda. La cultura nos instruye para sentir a Dante, el lucero y la hormiga. Terminó la hueca cerrazón colonial de alardear de ascendencia de encomenderos. Asturias sintió de inmediato que su tesis de abogado y los "sabios' que la premiaron eran categóricamente ridículos. A la edad que conoció París, el hogar no está lleno de sol

    sino lleno de niebla. Asturias dio un salto, un gran salto, se colmó de la alegría de crear y canceló en parte su desolación."163

    No obstante haber publicado en 1949 su célebre novela Hombres de maíz, y quizá reflexionando sobre la misma, el 4 de mayo de 1956, en artículo publicado en el diario "El Nacional" de Caracas, Miguel Ángel Asturias insiste en comentar el problema social del indio, señalando que la solución es que se le proporcione tierra no sólo para que pueda cultivarla y sobrevivir, sino porque de ahí obtendrá otros beneficios; quizá señaló esto recordando la para ese entonces aún reciente invasión de la CIA en Guatemala, junio de 1954, que dio al traste con los "Diez años de primavera democrática" y la Reforma Agraria impulsada desde 1952. Esto es, las recomendaciones que aportó a través de su tesis de 1923 (v.g. la inmigración de europeos blancos que mejoren la raza, la higiene y la educación del indio) ya no las considera adecuadas. Es más, se percibe en él su desánimo al señalar que

    no hay solución. Al describir lo que habló la indígena Elena Coyuqueo en una conferencia,164 acerca de la forma en que eran tratados en la Argentina, Asturias reitera:

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    161 Sin embargo, dicho juicio lo ratifica Asturias en 1971, en el prefacio a la segunda edición de su tesis.

    162 Cardoza y Aragón, Luis; Miguel Ángel Asturias. Casi novela. Op. Cit., página 106.

    163 Idem., página 179.

    164 Descendiente de "Ignacio Coliqueo (1786-1871) fue un lonco (jefe) mapuche boroano y coronel del

    Ejército Argentino que condujo una comunidad desde el sur de Chile hasta instalarla en 1861 en la zona que luego se denominaría Los Toldos, en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires. Por continuidad, una vez

    "Es, por desgracia, lo que debe decirse de casi todo el continente, al menos de los países que poseen grandes poblaciones indígenas. El problema es el mismo. Y sin solución. Hasta ahora sin solución. La educación, como medio de adaptar al indio a la vida civilizada, ha fracasado. Al menos los resultados son nulos. La inmigración tampoco ha dado ningún resultado satisfactorio. En todo europeo llega un amo, un patrón, un encomendero, un capataz. Y el indio, lejos de mezclarse con el inmigrante, resulta siendo su sirviente, su bestia de carga. Y se repite, en pleno siglo atómico, todo lo que ha pasado a través de los siglos desde la llegada de los españoles a nuestras playas.

    (…)

    Y no es que se quiera que el indio siga vestido a su usanza y llevando una lanza, como muchos se lo imaginan. La solución del problema está en la tierra. Al indio americano se le debe hacer propietario de las tierras que labora, para darle solución a sus demás problemas, fácil será entonces educarlo, adaptarlo, y procurar que vuelva a tener su raíz, su razón de ser, su propiedad. Y la lucha de la tribu de Coliqueo, en demanda de sus tierras, es la misma en toda América. Por una vez, habrá que dar solución al problema indígena."165

    Al igual que Asturias, Jorge García Granados (1900-1961), nieto del ex presidente Miguel García-Granados (1871-1873) y propulsor del reconocimiento de Israel como nación independiente en 1948, escribió en su tesis de abogado, Evolución Sociológica de Guatemala (1927), que el alcoholismo también es la causa de la degeneración del indio. Así, señala abiertamente que:

    "la esclavitud, el trabajo rudo, la mala alimentación, el alcoholismo y la falta de uso de las facultades emotivas e intelectuales han hecho del indio un ser irracional, más vecino de la bestia que del hombre y cuya redención, por desgracia aparece lejana y casi imposible."166

    Otro autor que también escribió acerca de la situación del indio es el guatemalteco César Izaguirre, quien en su novela El Cristo Fecundo (1929), denuncia la farsa de quienes desde el púlpito promulgan que es necesario adorar imágenes religiosas, y a la vez aseguran que pueden conceder indulgencias, siempre y cuando se efectúe la donación monetaria correspondiente.

    Al leerla despacio, se aprecia que Izaguirre comulgaba con las ideas sociológicas de autores guatemaltecos que publicaron estudios sobre el indio en los años veinte y treinta del siglo

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    muerto, la comunidad mapuche instalada en Los Toldos fue llamada la Tribu de Coliqueo." Publicación digital de Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Coliqueo. Búsqueda realizada el 23 de agosto de 2009.

    165 Asturias, Miguel Ángel; "Problema indígena". En: Asturias, Miguel Ángel; Viajes, ensayos y fantasías.

    Compilación y prólogo Richard J. Callan . – Buenos Aires : Losada, 1981. Página 209.

    166 García Granados, Jorge; Evolución sociológica de Guatemala. Guatemala: Tipografía Nacional, 1927. Pág. 26.

    XX, tales como Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Arriola, Jorge García Granados y Fernando Juárez Muñoz; así por ejemplo, cuestiona por medio del personaje principal, el cura Pablo, el que después de quemar a los santos o ídolos de la parroquia a su cargo, dice:

    "Vosotros os alejáis de Dios en cada uno de vuestros borreguiles pasos y por ello obedeciendo al acicate de la falsa credulidad -dominante y tiránica- os habéis postrado ante el leño infecundo, espantados…. absortos, de sus pictorismos antropológicos.167

    Y sin embargo os mofáis de nuestros antepasados indígenas porque llegaron ante el ídolo frío y se postraron….

    Y se inmolaron….

    Y se ofrecieron en holocausto.

    Y no llegáis a comprender que entre vosotros y aquellos, apenas si hay una nimia diferencia.

    Aquéllos fueron idólatras porque adoraron el aletargado ídolo petrificado.

    Vosotros sois iconólatras porque soltáis vuestra adoración fervorosa ante la imagen despectiva y gélida.

    De ahí que entre vosotros y aquellos antepasados fanáticos, únicamente hay una pequeña diferencia de grosería.

    Y hablo así al conjuro de un convencimiento profundo y alentador, porque entre el ídolo sólido y el icono maderil, priva una identidad de innegable realismo, con el solo disfraz en este último, de una grosería menos agresiva, menos antiestética, pero siempre engañante y cómplice en el asesinato cruel de la verdad.

    Y lo que es más lamentable en vuestro determinismo adorativo es que jamás veis a quien va dirigida vuestra súplica."168

    Por tal razón, el cura Pablo se convierte en un "Sacerdote de fuego" pues quema los íconos, incluidos los de Santo Domingo de Guzmán e Ignacio Loyola, a quienes acusa de inquisidores al primero y perseguidor de herejes y fundador de los jesuitas, el segundo. Véase Idem., páginas 48, 51 y 157.

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    167 En éste y párrafos siguientes, los cuatro puntos suspensivos son del autor.

    168 Izaguirre, César; El Cristo fecundo (gesto de novela sociólogo-iconoclasta). Página 47.

    La expresión "Sacerdote de fuego" recuerda el título de la obra de teatro de Mario Monteforte Toledo, "El santo de Fuego" (1976), que se refiere a la vida y obra de fray Bartolomé de las Casas en Guatemala. Fue publicada por CENALTEX, Ministerio de Educación. Guatemala, 1988.

    César Brañas también formó parte de ese ambiente en que vivieron Asturias y García Granados, y por ende en varias oportunidades se lamenta de la situación de analfabetismo y alcoholismo existente en el país, recomendando que fuera mejor prevenir que maltratar. Empero, a diferencia de los dos autores aquí mencionados, no transita en su novela sobre los caminos que lleven a una discusión sobre la situación del indio; en términos generales, habla no de los indios sino de los trabajadores o mozos de la finca donde la trama se desarrolla; cita, como de pasada, las figuras geométricas y "minúsculos animalillos totémicos, de significación acaso perdida ya" (página 88), representados en el güipil de una india de Rabinal que laboraba en dicha finca.

    Pareciera entonces que en la novela Las Guarias de febrero el indio no existiera, su imagen y participación económica en la producción cafetalera sencillamente es borrada; al autor tan sólo le preocupaba el asunto del alcoholismo como problema nacional, no porque quienes lo padecieran más fueran los indios, a quienes se refiere como la indiada proterva en página 23, término que muy bien pudieron haber utilizado Asturias y García Granados para aplicarse a los indios, cuyo sinónimos -entre otros- son los siguientes: perversa, maligna, retorcida, inmoral, indecente, desalmada, inhumana y sanguinaria. ¿En cuál de estos pensaría Brañas para referirse a los indios? Nótese en el siguiente párrafo la similitud entre la descripción de este autor, con respecto a lo expresado por los dos anteriores:

    "¡Pero la indiada proterva! Hacinados en galeras, promiscuos, más miserables entre sus cortes de hilo las mujeres, más desnudos los hombres, más frecuentemente borrachos, dan un espectáculo triste, asqueante y cruel, que sólo de pronto, como en instantes lúcidos, llama la atención, irrita la embotada sensibilidad de quienes se han acostumbrado a contemplarlo a diario. Dolientes, inconscientes, como sin luz en los ojos, parecen sumergidos en una desgracia de naufragio a cuyo horror se abandonaron sin protesta. Se les ve comer con un sosiego animal, que atormente, rimeros de tortillas mojadas con sal y chile, frijoles negros cocidos, un pocillo de café hervido… Se piensa que es un prodigio la fuerza que, en el trabajo o en las largas caminatas, se les ve vibrar en los flacos y tensos músculos, que el mismo rigor de las rudas tareas bajo el sol, broncea y endurece." (Páginas 23 y 24).

    Brañas inserta las explicaciones de don Ángel, hacia la recién llegada Amelia y su hermano Alfonso, en cuanto a las costumbres y condiciones de vida de los indios, en su calidad de trabajadores de la finca. Ella inquiere sobre los modos de vivir de la gente del campo y con la pena que su condición de mujer merece, don Ángel le comenta -hecho un ovillo- que los campesinos tienen tantos y tan arraigados fanatismos, donde el sincretismo religioso los ha obligado a guardar las apariencias de creer y practicar la religión católica pero que en el

    fondo guardan sus ancestrales cultos, sin preocuparse del matrimonio civil ni religioso, pues sólo se "ayuntan". Como Alfonso, que escuchó tales ilustraciones, se cree todavía con la casta de su posible origen español que no trata de comprobar pues teme encontrar sorpresas de sangre no tan limpia, expresa:

    "-Es gente muy sucia… ¡Indios! Y los ladinos, peor…-había declarado Alfonso categóricamente a Adelia después de un paseo por la ranchería, en que lo acompañara don Ángel. Alfonso sentía ese recóndito principio de odio que duerme en el fondo de todo mestizo que se eleva por su riqueza, su nacimiento o su educación: desprecio al aborigen y a sus primeras mezclas, repugnancia secreta de saber que en las venas se lleva un poco de esa sangre de parias que ralea la orgullosa sangre de antepasados europeos, envileciendo de pasividad los instintivos arranques de rebelión y predominio. (…)

    Adelia no creía en las palabras del hermano, conocedora de su aversión inconsciente.

    -Tú exageras las cosas -defendía-. Hay muchos indios sucios, como en todas partes hay gentes así. Pero la mayoría son limpios, buenos, amigos del orden. Hay pueblos enteros.

    -Ya te desengañarás. Iré contigo para que me demuestres lo que dices… Tenía razón el hermano, aunque le pesara confesarlo a Adelia, y se enredaba defendiendo su mala causa, en retirada; después de otro paseo hecho en su compañía, la realidad inmediata había como fulminado a Adelia. Era en vano que argumentara sobre las condiciones de vida que se da al trabajador, de quien nadie se cuida; sobre la ignorancia en que se le mantiene por conveniencia de los amos; sobre la inmoralidad de venderles un aguardiente que los arruina y embrutece; sobre las enfermedades que se ceban en ellos horriblemente…" (Páginas 17 a 20).

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