El periodista
Escribió en diarios y revistas. En varios artículos se refirió al viaje a Galicia que realizara en abril de 1955. Escribe Antonio Requeni, a propósito de los mismos: "González Carbalho fue poeta y periodista. Esa doble actividad lo ayudó a comprender mejor la realidad gallega. En muchas de las páginas que dejó escritas resalta la observación sutil, el registro de detalles que contribuyen a una captación más profunda. Esa capacidad para detenerse a inventariar los elementos de la realidad debe ser don o virtud de periodista. Y González Carbalho lo fue, ininterrumpidamente, durante muchos años. Pero además era poeta y sus antenas sensibles estaban siempre prontas para sintonizar el alma de las cosas y traducir ese mensaje en palabras. Mallarmé dijo que todas las luchas del hombre, las victorias o las derrotas de la humanidad, terminan convertidas en palabras, existen para las palabras, son el pretexto y la justificación, tal vez, de un hermoso libro o de una página imperecedera. González Carbalho, periodista y poeta, acertó a ver y sentir Galicia. Y aquella realidad geográfica y humana justifica hoy unas palabras que, como las de todo poeta verdadero, nacidas del asombro o del fervor y acuñadas al calor de la ternura, se inscriben para siempre en el Tiempo".
En "Temas de la patria anterior" (3), el viajero escribe: "Quienes fueron antes que yo en mi sangre, partieron por donde yo entré en España. Recuerdo que en algún coloquio de lembranzas, hablóme mi padre de cuando se echaba a nadar en la radiante bahía de Vigo. Eran intentos para irse. Estaba haciendo la práctica para la gran travesía. El alma navegante se estaba familiarizando con la onda, el yodo, la brisa que blanquea de sal la cara. Así partió siendo niño. Y yo volví por donde él partió, siendo ya varias veces hombre. Es decir: hombre y experiencia, hombre y afán de indagar en la raíz, de sentirme en la fuente de la savia. Hombre que necesita respirar los aires de su patria anterior".
"La emoción de su primera caminata por Santiago quedó documentada en otro artículo" (4): "Dejo mis maletas en el hotel y salgo, ansioso de caminar por Santiago de Compostela. La Rúa Nova me acoge con el monacal señorío de sus recias casas. Piedra, Severidad. Noble arquitectura neoclásica y barroca. Rúa donde el rumor de los pasos sobre las antiguas losas se apaga oscuramente y el paseante piensa que transcurre hacia dentro del tiempo. Ya estoy andando bajo soportales. Había hablado de ellos sin verlos. Son los mismos. Como también la lluvia es la misma que soñara. La capital religiosa de España –la ciudad que reza, como suele llamársela- es ciudad de lluvias. ¿Puede uno imaginarse a Santiago sin ese ámbito de recogimiento? ¿Quién no ha sentido, en algún instante, esa caricia menuda y tenaz que llaman calabobos? Esta lluvia no moja, bautiza. Es la bienvenida. Tiendo a ella las manos y la llevo a mi cuarto. Huele a aire, a nube. En mi interior, como una blanda hierbecita del campo, crece la sonrisa".
En un artículo publicado en la revista El Hogar (5), manifiesta su impresión al visitar Padrón: "La primera evidencia de Rosalía la tuve al acercarme a la iglesia de Santa María la Mayor de Iria Flavia. A la vista de su aguja hubiera querida apaciguar la marcha del coche. Descendí despacio y fui andando hacia el templo, cuyo pórtico data del siglo XII, de modo que la presencia de la alondra fue tan real como cuando ella acudía a rezar por sus deudos y servidores. En el atrio, como es tradicional en toda Galicia, el cementerio. El de Adina tiene un valor emocional distinto: en él recibieron sepultura, por espacio de cinco años, los restos de la escritora. Al desenterrarlos para su traslado a la iglesia de Santo Domingo de Bonaval, en Santiago de Compostela, hallóse el cuerpo y las violetas que tenía en su pecho, como si la muerte no hubiera pasado para ellos".
Fue crítico literario. Manuel Mujica Láinez guardaba en sus cuadernos (6) las reseñas que se hacían sobre su obra; entre ellas, encontramos el recorte de un comentario bibliográfico firmado por González Carbalho, acerca de Vida de Aniceto el Gallo. En ese texto, Carbalho destaca el sentimiento del autor hacia su biografiado; hay –a su entender- una evidente simpatía y una constante intención de resaltar las virtudes y justificar los defectos: "La simpatía que el autor del libro experimenta por su héroe es transportada a cada una de las palabras, con matices de piedad y ternura, de comprensión de las virtudes y los errores, de lirismo nacido de episodios memorables –el del sauce de la tumba de Musset, por ejemplo-, de delicada ironía ante el hoy incomprensible romanticismo de ciertos sucesos" (7).
Poema de inmigrante
Es difícil, también, acceder a sus poemas. Afortunadamente, esta separata incluye un poema en varios cantos: "Cuando mi padre me habló de su infancia" (8), "un tierno homenaje del poeta argentino a los inmigrantes gallegos".
El texto lleva como epígrafe los versos de Rosalía de Castro que dicen: "Con malenconía/ miran para o mar/ os que n’ outras terras/ ten que buscar pan./ Miña terra, miña terra,/ terra donde m’eu criey…".
Se inicia con la llegada del padre del poeta, a América: "Yo tenía diez años/ y la sonrisa fácil, /cuando dejé la sombra/ de aquellos robledales. /Pusiéronme en un barco/ que rodó por los mares,/ la armónica en los labios/ hice todo el viaje,/ y al llegar, que llegamos/ por fin, vi un puerto grande". La naturaleza se hace eco de la desdicha del niño: "El cielo gris lloraba/ por el niño emigrante./ Como ella estaba lejos/ el cielo era mi madre./ Bajas las nubes, eran/ robles, pinos gigantes./ Iba por leña al monte/ y oía manantiales./ Creíme regresando,/ oh coitado, a mis lares./ Mi nostalgia, Galicia,/ me hacía imaginarte./ Tras la brumosa lluvia/ se alzaba Buenos Aires./ Tenía yo diez años./ ¡Y ya sin nadie!".
El poeta evoca la primera noche en América –"Y yo soñ esa noche/ desvelada de América,/ con una luna cálida/ como mi madre céltica"-, el primer día de trabajo –"Después fue la palabra/ bíblica: trabajar."- y la amargura de ese niño escondida a los demás -"No lloraba por penas,/ pero cuánto lloré./ Nadie pudo en mi cara/ más que sonrisa ver,/ aunque el niño sabía/ y eso su pena fue/ que la infancia había muerto/ y el hombre estaba en él".
En "Nostalgia", uno de los cantos de este poema, enumera las posesiones que el niño inmigrante tenía en Galicia: un río, un monte, un horizonte, su perro y sus canciones. En América, ya nada tiene de eso, y se lamenta: "Ay, el dueño de valles/ y misteriosos bosques/ por el que andaba yo/ mi perro y mis canciones./ Mis canciones que vuelven sólo para que llore/. Mi perro ya olvidado/ de obedecer al nombre./ Yo, que perdí mis cielos, / ¡y soy tan pobre!".
Rosalía
"El encuentro con Rosalía, que para él no representó solamente el paradigma de la expresión de un pueblo si no también el maravilloso descubrimiento de la poesía, tenía forzosamente que impresionar su sensibilidad, como aquellas estampas familiares en las que el nombre de Galicia flotaba sobre seres y cosas. Y González Carbalho, en el momento de sumirse en el misterio de su condición humana, encontró en la literatura gallega, en su identificación sentimental con el alma gallega, algunas de las más profundas claves de su personalidad".
Escribió ese bello poema que dice: "Te hallé en tus versos, Santa Rosalía,/ como si hallase en ellos a una hermana,/ y hoy por el grifo de mi pecho mana/ el agua gris de tu melancolía.// Y a la región he de llegar un día/ donde quedó en lamento de campana/ tu voz ungida en la tragedia humana/ cantando un largo canto de agonía.// He de cruzar los campos que cruzaste/ y en la vieja casona en que moraste/ pondré la flor de una oración cristiana.// Luego hallaré su espíritu vagando/ por los caminos; y al hallarlo, hermana,/ me iré impensadamente arrodillando." (9).
El soneto a Rosalía es "inevitable testimonio de una nostalgia que alentaba en su corazón desde su edad más pura, pugnando por florecer en palabras. El poema, publicado originalmente en 1925 en Correo de Galicia, integraría su libro Palabras del retorno, de 1926". Recordemos que Rosalía de Castro fue la figura más importante del renacer de la poesía en lengua gallega; la poeta que, desde Galicia, escribió sobre los emigrantes y sobre las mujeres que quedan en España, a las que llamó "viudas de los vivos" (10).
Entre 1953 y 1954, González Carbalho escribió su Libro de canciones para Rosalía de Castro. La muerte sorprendió al escritor antes de que pudiera publicar una nueva edición del libro, aumentada, como era su propósito, "pero en aquel que editó hace casi cuarenta años el Centro Gallego de Buenos Aires, hay poemas que garantizan la perdurabilidad de su nombre".
…..
En prosa y en poesía evocó González Carbalho a Galicia, la "patria anterior" que pudo ver antes de morir.
Notas
- Requeni, Antonio: "Un poeta arxentino en Galicia: González Carbalho". Separata del Boletín Galego de Literatura. Traducción al gallego de Blanca-Ana Roig Rechou. (Traducción del gallego de los párrafos transcriptos en este trabajo: M. G. R.)
- Medina, Pablo: "Historias de ida y vuelta, en Villafañe, Javier: Antología. Obra y recopilaciones. Buenos Aires, Sudamericana, 1990.
- González Carbalho, José: "Temas de la patria anterior", en La Prensa, Buenos Aires, 21 de abril de 1957 (Citado por Requeni).
- González Carbalho, José: en La Prensa, Buenos Aires, 13 de mayo de 1956 (Citado por Requeni).
- González Carbalho, José: en El Hogar, Buenos Aires (Citado por Requeni).
- Los cuadernos pueden verse en el Museo de Motivos Argentinos José Hernández, de Buenos Aires.
- González Carbalho, José: "Libros y autores. Vida de Aniceto el Gallo", en Crítica, Buenos Aires, 12 de marzo de 1944.
- González Carbalho, José: "Cuando mi padre habló de su infancia", en Requeni, Antonio: "Un poeta arxentino en Galicia: González Carbalho", Separata del Boletín Galego de Literatura.
- González Carbalho, José: en Requeni, Antonio: "Un poeta arxentino en Galicia: González Carbalho", Separata del Boletín Galego de Literatura.
- Gonzalez Rouco, María: "Rosalía de Castro, poeta de los emigrantes", en www.monografias.com.
INMIGRANTES EN CUENTOS INFANTILES Y JUVENILES
Muchos inmigrantes protagonizan cuentos argentinos, o aparecen en esos textos como personajes secundarios. Menciono aquí algunos de estos inmigrantes, presentados en cuentos infantiles y juveniles.
Elena Guimil es la autora de "Mi búho" (1), uno de los seis relatos del Premio La Nación 1999 de Cuento Infantil. En ese relato, la escritora recuerda la oportunidad en que su padre, "un gallego fornido" le trajo un pichón. Acerca del texto premiado, afirma Guimil: "Este cuento nació en un momento muy especial de mi vida, donde los recuerdos de la niñez se hacen vívidos, provocados por un hecho sutil: encontrarme de frente con los grandes ojos amarillos de un pichón de lechucita, parado en un alambre de un camino de tierra rumbo a un campo".
Carlitos Gardel protagoniza una historia de Graciela Beatriz Cabal, quien relata que el pequeño "se había ido por esas calles de Dios, colgado del pescante de algún carro lechero. Cuando aparecía de vuelta en el conventillo, la madre lo corría por el patio, con la chancleta en lo alto, las peinetas a medio salir y los pelos tapándole los ojos. -¿Dónde anduviste metido, desgraciado?- parece que quería decirle. Pero como estaba muy enojada se lo decía en francés (idioma rarísimo pero que era el de ella). Y entonces los vecinos, que habían sacado las sillitas a la puerta de las piezas para observar todo con detalle (sin intervenir porque una madre es una madre), se quedaban en ayunas" (2).
Cuentan en la Patagonia (3), de Nelvy Bustamante, reúne siete relatos en los que se honra al indígena y en los que se homenajea la gesta de los galeses que cruzaron el mar para asentarse en Chubut. "Rachel" evoca las penurias de los galeses en sus primeros tiempos en la nueva tierra. Cuando todo parece perdido, una idea de la mujer hace que la situación se revierta. "El trueque", narrado a partir del cuento "Kaliats", de Huberto Cuevas Acevedo habla acerca de la bonhomía del indio que cambia su caballo por un reloj y, al ser sospechado de robar el animal, lo busca hasta restituírselo al dueño. "Una nota para el Hen Wlad" se titula este cuento basado en un relato que forma parte de las memorias de John Daniel Evans; en él se denuncia la crueldad de algunos hombres blancos para con los indígenas, y el inmenso dolor de un galés que encuentra prisionero a su amigo tehuelche: "John se arrimó a su amigo. Le dio el pan y los alimentos que tenía, y apretando sus manos cuarteadas a través del alambre, se despidió prometiéndole que volvería a buscarlo". Cuando el galés vuelve, el indio ha fallecido. "Malacara" relata la historia del caballo que salvó al galés Evans, caballo que vuelve como fantasma para salvar a un descendiente del hombre.
En Palermo, en las primeras décadas del siglo XX, vive Fernando Da Salerno, protagonista de un cuento de Fernando Sorrentino, con su madre. En la calle Costa Rica -relata el narrador-, "en un cuartucho de un conventillo grisáceo, nos arrinconábamos mi madre y yo. Mi madre, llamada doña Ferdinanda, y siempre vestida de negro, pertenecía, simultáneamente, a tres categorías (no incompatibles), a saber: a) santa viejecita; b) viuda; c) napolitana. A pesar de lo Rica que era la Costa de nuestra calle, vivíamos en la peor de las pobrezas y no teníamos ni dónde caernos muertos" (4). Fernando Da Salerno se casa con una descendiente de libaneses. Relata el narrador: "En aquella época los árabes –o, al menos, los libaneses de doña Ibrahima- tenían la costumbre de que los recién casados se retirasen temprano de la fiesta para tener su primera cena en su nueva casa" (5).
Del Piamonte vino la abuela de María Teresa Andruetto, quien contaba a sus nietas los relatos que la escritora reunió en Benjamino (6). Dedica este libro, en el que reescribe dos cuentos tradicionales, "a la nonna Felicitas". Comenta el origen de los dos cuentos incluidos en el libro –"Benjamino" y "Zapatero pequeñito"-: "Ella habìa nacido en un pequeño pueblo del Piamonte, al norte de Italia, y de esa regiòn vinieron hasta mì las aventuras de Gioaninn ca boija (Juancito, el que se las ingenia) y Ciavtin cit (el zapatero pequeñito) que nos contaba, tal vez para mostrarnos que, por màs pequeño que uno sea, puede, con algo de astucia y un poco de suerte, engañar a los lobos y a los ogros" .
Ema Wolf afirma que no sólo venían personas en los barcos. Venían también extraños personajes como el Mamucca, un duende que llegó desde Sicilia: "Con toda seguridad llegó acá en un barco. Lo habrá traído algún inmigrante en su bolsillo, en la bocamanga de los pantalones o en el pliegue del sombrero. Lo habrá traído sin querer, sin darse cuenta. Porque uno puede mudarse de continente llevando hasta un ropero, pero a nadie se le ocurriría cargar a propósito con algo tan fastidioso como el Mamucca" (7).
El pequeño protagonista de "Historia con tango y misterio", de Oche Califa, pregunta por qué sus abuelos emigraron de Rusia. El padre le contesta: "Por el ejército del zar. Cada vez que aparecían por la aldea donde vivía era para llevarse a los jóvenes a pelear en alguna guerra en la otra punta del país" (8).
Había inmigrantes entre los personajes de "No hagan olas", de Elsa Bornemann: "En aquel conventillo de Buenos Aires, cercano al puerto y donde vivían hace muchos años, los inquilinos argentinos tenían la costumbre de poner apodos a los extranjeros que –también- alquilaban alguna pieza allí. No eran nada originales los motes, y errados la mayoría de las veces, ya que –para inventarlos- se basaban en el supuesto país o región de procedencia de cada uno. Tan supuesto que –así, por ejemplo- don José era llamado ‘el Ruso’, aunque hubiera nacido en Ucrania… A Sabadell, Berenguer y sus esposas les decían ‘los gallegos’, si bien habían llegado de Barcelona sin siquiera pisar Galicia… Apodaban ‘los turcos’ al matrimonio de sirilibaneses; ‘los tanos’, a la pareja de jóvenes italianos de Piamonte que jamás habían conocido Nápoles e –invariablemente- ‘el Chino’, a cualquier japonés que diera en fijar allí su transitorio domicilio. Sin embargo, podríamos deducir un poco más de conocimientos geográficos, de información y hasta cierto trabajo imaginativo por parte de aquellos pensionistas argentinos, de acuerdo con los sobrenombres que les habían adjudicado a la dueña de la casona y a su hijo. Ambos eran griegos. Por lo tanto ‘la Homera’ y ‘el Homerito’, en clara alusión al autor de La Ilíada y La Odisea, el genial Homero. Por supuesto, a todas las criaturas que habitaban esa construcción tipo ‘chorizo’ (cuartos en hilera, cocina y bañitos ídem, abiertos a ambos lados de un patio), los `rebautizaban’ con los mismos motes que sus padres, sólo que en diminutivo" (9).
Notas
1. Guimil, Elena: "Mi búho", en El desafío. Buenos Aires, Sudamericana, 2000.
2. Cabal, Graciela Beatriz y Contarbio, Delia: Carlitos Gardel. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1991.
3. Bustamante, Nelvy: Cuentan en la Patagonia. Ilustraciones: Lucas Nine. Buenos Aires, Sudamericana, 2005. 64 pp. (Cuentamérica).
4. Sorrentino, Fernando: "Hombre de recursos", en La venganza del muerto y otros cuentos con astucias. Ilustr. Jorge Sanzol. Buenos Aires, Alfaguara, 2003.
5. ibídem
6. Andruetto, María Teresa: Benjamino. Buenos Aires, Sudamericana, 2002.
7. Wolf, Ema: "El mamucca" en Clarín, Buenos Aires, 22 de marzo de 1998.
8. Califa, Oche: "Historia con tango y misterio", en Un bandoneón vivo. Buenos Aires, Sudamericana, 2002.
9. Bornemann, Elsa: No hagan olas (Segundo pavotario ilustrado. 12 cuentos). Ilustraciones: O´Kif. Buenos Aires, Alfaguara, 1998.
INMIGRANTES EN NOVELAS JUVENILES
Muchos inmigrantes protagonizan novelas argentinas, o aparecen en esas obras como personajes secundarios. Menciono aquí algunos de ellos, presentados en novelas juveniles:
Españoles
Gallegos
Cecilia Pisos es la autora de Como si no hubiera que cruzar el mar (1), novela con la que resultó Finalista del Premio Jaén de Narrativa Infantil y Juvenil (Alfaguara y Caja General de Ahorros de Granada), Granada, España, 2003 (2). En esa obra, "Carolina tiene doce años y viaja por primera vez sola en avión hacia Madrid, donde la espera su tío. La acompañan las cartas de María, su bisabuela, que también cruzó el mar sola, pero en barco y desde España hacia la Argentina. Aunque las épocas son muy distintas y las historias se cruzan, las vivencias se parecen mucho y esas cartas le sirven a Carolina para crecer y entender tantas cosas que le suceden en ese país tan distinto y a la vez tan similar al suyo. Cartas, relatos, canciones, chistes, charlas telefónicas, recetas de cocina y muchos otros géneros pueblan esta novela inteligente y emotiva, que atrapa página tras página" (3).
En una de las cartas, escribe la bisabuela María del Pilar, que dejó su Santa Cruz de Portas: "Buenos Aires es muy grande. Tiene ruidos y olores extraños y las voces que se escuchan son de muchas partes, así que todos hablan pero no creo que ninguno se entienda. A mí me cuesta: dos o tres veces tengo que intentar hasta que encuentro a alguien que me hable en español y a quien yo pueda preguntar por una calle o un sitio cualquiera".
Notas
1 Pisos, Cecilia: Como si no hubiera que cruzar el mar. Ilustraciones: Eugenia Nobati. Buenos Aires, Alfaguara, 2004. 216 pp. (Serie azul).
2 S/F: "Datos biográficos", en Imaginaria, 28 de septiembre de 2005.
3 S/F: en Pisos, Cecilia: Como si no hubiera que cruzar el mar. Ilustraciones: Eugenia Nobati. Buenos Aires, Alfaguara, 2004. 216 pp. (Serie azul).
Italianos
Piamonteses
En Stéfano (1), novela que dedica a su padre, María Teresa Andruetto relata la vida de un inmigrante italiano que llega a nuestro paìs con su bagaje de ilusiones y recuerdos; el hombre recuerda su pasado, desde la extrema pobreza que vivía en su tierra, hasta que se establece en la Argentina y espera la llegada de su primer hijo. Al joven le toca en suerte un viaje accidentado: "En medio de la noche los ha despertado la tormenta, el ruido del agua contra la banda de estribor. El llanto de un niño viene del camarote vecino o de otro que está más allá. Aquí donde ellos esperan, nadie grita, sólo el hombre de jaspeado dice que el mar esta noche no quiere calmarse y es todo lo que dice; habla con serenidad, pero Stéfano sabe que está asustado. Al llanto del niño se han sumado otros, pero nadie ha de tener más miedo que él, que quisiera que a este barco llegara su madre y lo apretara entre los brazos y le dijera, como cuando era pequeño y todavía no soñaba con América, duerme, ya pasará".
"Soy hija de un partisano que llegó desde el norte de Italia a la Argentina, en 1948 –escribió-, y por una sucesión de circunstancias más o menos azarosas, se instaló en un pueblo de la pampa húmeda, donde nací, y ahí vivió toda su vida. También mi mamá es hija de inmigrantes italianos que llegaron al país hacia finales del mil ochocientos. El agradecimiento a la tierra de llegada que le había permitido trabajar y formar una familia, fue la otra cara de la tristeza que le causaba a mi padre el desarraigo. A poco de venir, murió su madre y luego otros y otros, hasta que cada vez se hizo más fuerte la idea de ya no regresar" (2).
Notas
1 Andruetto, María Teresa: Stéfano. Buenos Aires, Sudamericana, 2001.
2 Andruetto, María Teresa: Stéfano. Ilustraciones: Daniel Roldán. Buenos Aires, Sudamericana, 2004. (La pluma del gato).
Rusos
Acerca de su novela Memorias de Vladimir (1), escribe Perla Suez: "Nací en Córdoba. Me crié en Basavilbaso, un pueblo de la provincia de Entre Ríos. Muy cerca de donde transcurre una etapa de la vida de Vladimir. A medida que la historia avanzaba me reencontraba con espacios vividos. Sabía que estaba escribiendo un episodio de mi vida. Buscaba dentro mío una voz propia que naciera de mis palabras. Soy nieta de inmigrantes judíos que escaparon de Rusia en la época en que el zar Nicolás II los perseguía. Durante el tiempo en que trabajé en este libro estuve muy preocupada por la suerte de mi personaje. Sentí ternura por él y esa ternura no me abandonó hasta el final. Mi personaje habla en esta historia como lo hacía mi abuelo. Vladimir tiene un aire a mi padre. Vera, el gran amor de Vladimir se me figura a mi madre" (2).
Relata el protagonista: "Nací en la aldea de Porskurov hace mucho tiempo. El zar mandaba en Rusia, el zar Nicolás II. No conocí a mis padres. Fui criado por mi tío Fedor. A los diez años hachaba leña de la mañana a la noche por apenas un copec. (…)Tío Fedor era colchonero, guardaba la máquina de cardar en el cobertizo. A veces para soportar el miedo yo cardaba lana. Cuando oía chirriar el cerrojo de la puerta y reconocía sus pasos, mi corazón volvía a su remanso". La novela fue galardonada con el White Ravens, 1992, Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich, Alemania, y ALIJA, Asociación Argentina de Literatura Infantil, Sección Nacional del IBBY.
Notas
1. Suez, Perla: Memorias de Vladimir. Buenos Aires, Editorial Colihue, 1993. (Libros del malabarista)
2. S/F: en www.perlasuez.com.ar
Varios
Dimitri es el nieto de Vladimir. En Dimitri en la tormenta (1), "Dimitri y su abuelo ayudan a Tania, que viene escapando del nazismo, a entrar al país. A través de lo que la mujer cuenta, el chico irá descubriendo el horror de la guerra. Comprenderlo se le hace difícil, muy difícil. Una novela donde se entrelazan sin tapujos tristeza, odio y dolor con momentos de intensa felicidad. Any, el amor y la emoción profunda de cumplir trece años y festejar el barmitzvá" (2).
Relata Tania: "Con el anillo de brillantes de mi madre compré a uno de los comandantes y escapé. Vagué por cloacas, estuve en una iglesia donde un sacerdote me ayudó. Disfrazada de mendiga, pude llegar a la bahía de Gdansk. Y logré esconderme en el barco carguero en el que llegué". Esta novela fue seleccionada por la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina (ALIJA) y por la Fundación de Lectura, Fundalectura, Bogotá, Colombia, entre los mejores libros para jóvenes.
Notas
1. Suez, Perla: Dimitri en la tormenta. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1997. (Primera Sudamericana)
2. S/F: en www.perlasuez.com.ar
INMIGRANTES EN TEATRO ARGENTINO
En muchas obras teatrales argentinas aparecen los inmigrantes que llegaron entre 1850 y 1950. Aparecen, también, descendientes de inmigrantes que aluden a su origen. Estas son algunas de ellas:
En Los políticos, "sainete cómico-lírico en un acto y tres cuadros, en prosa y verso", escrito por Nemesio Trejo, con música de Antonio Reynoso, aparece un barbero andaluz que canta: "Con el vito vito vito/ con el vito vito va/ no me haga usted cosquillas/ que me pongo colorá".
El se identifica como "Benito Pérez y Ciudad Real, barbero, soltero, extranjero, con tres años de residencia en el país". Aparecen asimismo un vasco que habla dificultosamente castellano -quien dice que tuvo que aumentar el precio de la leche "Porque el Municipalidad hacerme comprar tapos de lata. Si yo casas intendente verá que tapos poner; ¡gran siete!", y canta "Agurneré biotreco/ amacho maitiá/ laiste recorri conaiz/ consola saítea"- y un almacenero gallego que pregunta al vasco por qué le está cobrando cinco centavos más por litro (1).
En Bohemia criolla (2), de Enrique de María, aparece un Andaluz que canta "San José fue carpintero,/ según la historia lo anuncia…/ y por eso es que los Pepes…/ (no hay regla sin excepción)/ y por eso es que los Pepes/ ¡suelen ser unos virutas!…". Aparecen gallegos. Uno de ellos es José, que dice: "Métase uno a hacer servicius…/ Pur defender a esos pobres/ amigus de Pata Blanca,/ que para mí son unos jóvenes/ buenos… vamos… como el pan/ mi mujer me mata a golpe…". Un personaje se presenta con esta indumentaria: "Román, sentado sobre un cajón, tiene una libreta en la que figura escribir, viste gorra de vasco, un saco viejo y un diario (La Prensa) colocado como chiripá de mantilla, en vez de pantalones". En otra escena, aparecen "Un gallego, un Vasco, un Andaluz, un Criollo y Coro de hombres. Traen guitarra, acordeón, bandurria, etc., etc."; el vasco canta: "¡Ay, ay, ay! Mutilá…/ ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!/ ¡Qué lindo es lo que sigue/ en lengua es h’aldurriá!/ ¡Ay!… ¡Ay… ay… mutilá/ chapela gurriá!…" y finaliza gritando "¡Aurrerá nescacha polita!". Aparecen Bachicha y el Manisero.
Un vasco creado por Carlos Mauricio Pacheco para su "sainete lírico-dramático en un acto" titulado Los disfrazados dice, por ejemplo: "¿Y no manya ni medio?", "No vaya a ser cosa que se retobe el grévano…" y "Me han hecho ráir…qué infeliz el gringo este…" (3). Varios inmigrantes italianos fueron creados para esta obra.
En ¡Al campo!, de Nicolás Granada (1840-1915), aparece Santiago, un criado gallego. El autor lo hace hablar en esta forma: "Este señor prejunta por las señoras. (…) –Usted dispense; nu lu sabía. Que no estaban en casa, esu sí; pero que estuvieran en el monte… Si usted quiere que se lu dija…" (4).
Solané (5), de Francisco F. Fernández, fue escrita en 1872, y se refiere a la Masacre de Tandil, de la que pudo salvarse Ramón Santamarina. Escribe Angela Blanco Amores de Pagella: "El protagonista de esta obra es Jerónimo Solané, un chileno hijo de una araucana y un francés, que existió en la realidad y que llegó a los pagos de Tandil con fama de curandero. El asunto se refiere a un hecho real: el asesinato de un comerciante de Tandil fue atribuido injustamente a Solané (…) Solané fue preso, pero no se le pudo probar nada. Entonces fue muerto a través de los hierros de la ventana de la prisión" (6).
En Canillita, de Florencio Sánchez, aparece un mercero catalán, que pregona su mercadería: "¡Toallas, peinetas, jabones, cinta de hilera, agujas, camisetas, botones de hueso, carreteles de hilo, madapolán, pañueletas! (…) Pañueletas, calzoncillos, alfileres, festones, sombreros de paja, servilletas, libros de misa. (…) Libros de misa, esponjas, corbatas, cortes de vestido, tarjetas postales, jabón…" (7).
Escrita por Florencio Sánchez, "En familia sube por primera vez al escenario del Teatro Apolo, el 6 de octubre de 1905, animada por la Compañía Podestá Hermanos" (8). Uno de los personajes de esa pieza confiesa: "Todavía no me doy cuenta de cómo he podido amoldarme a semejante vida. Con decirte que yo, tu madre, que fue siempre una mujer de orden y delicada, ha llegado hasta robarle a una pobre gallega sirvienta… (…) Hasta robarle, sí señor; hasta robarle a una pobre mujer los ahorros que me había confiado" (9).
En ¡Jettatore!, de Gregorio de Laferrere, aparece Benito, un criado gallego, de Pontevedra. El inmigrante vive en una "pocilga de conventillo" (10).
En Babilonia, de Armando Discépolo, el dueño de casa es un italiano que se da aires, cuando tuvo un pasado humilde. Aparecen varios criados españoles. La mucama madrileña "es limpia, espumosa en su tualé de mucama, bella. Se sienta ante su puerta en silla baja y mirándose a un espejo de mano canturrea algo de su tierra, su cintura y sus muslos inquietos" (11).
"En Mustafá, sainete que Armando Discépolo y Rafael José De Rosa escriben en colaboración, y estrenan en 1921, don Gaetano (tano típico del género) se entusiasma ante la fusión, la ‘mescolanza’, que se logra en las bulliciosas casas de vecindad porteñas" (12). Conversando con el turco que da título a la obra, acerca del casamiento del hijo del primero con la hija del segundo,destaca el clima amistoso del conventillo: "E lo lindo ese que en medio de esto batifondo nel conventillo todo ese armonía, todo se entiéndano: ruso co japonese; francese con tedesco; italiano co africano; gallego co marrueco. ¿A qué parte del mondo se entiéndono como acá: catalane co españole, andaluce co madrileño, napoletano co genovese, romañolo co calabrese? A nenguna parte. Este e no paraíso. Ese ne jauja. ¡Ne queremo todo! (Abrazándolo.) ¿Verdá, otomano?… Eso que dicen que turco e taliano so como perro e gato, maccanéano. (Teniéndolo estrechamente.) Mira un poco. (El turco sigue triste, frío, no se levanta de su silla.) Ne tenemo afecto, cariño puro, sincero amore. (Parece que se va a fotografiar.)" (13) .
" ‘Mateo’ es la primera pieza teatral, que su autor, Armando Discépolo (1887-1971), califica como "grotesco" dentro de su producción. Consta de tres cuadros y fue estrenada el 14 de mayo de 1923 en el Teatro "Nacional". Dice Luis Ordaz: "Don Miguel, el antihéroe de Mateo, es un humilde cochero de plaza -de las hasta entonces llamadas victorias-, y es el nombre del caballo el que da título a la pieza. Don Miguel, con su mentalidad detenida en el tiempo (por conformación y hábito), es arrasado por el torrente del progreso civilizador, simbolizado en este caso por el ruidoso y prepotente automóvil". Don Miguel se ve envuelto en una serie de situaciones con exterioridad risible y trasfondo dramático. Desde el estreno de "Mateo" a los coches de plaza se les dio ese nombre, y por extensión al cochero, lo que demuestra la resonancia popular que tuvo esta obra del grotesco criollo" (14).
En La comparsa se despide, escribe Vacarezza: "Un patio de conventillo,/ un italiano encargao/, un yoyega retobao,/ una percanta, un vivillo,/ un chamuyo, una pasión,/ choque, celos, discusión,/ desafío, puñalada,/ aspamento, disparada,/ auxilio, cana… telón" (15).
"En El conventillo de la Paloma (1929), de Alberto Vacarezza, don Miguel, el encargado italiano -enamorado de la bella y esquiva protagonista que da nombre al conventillo y título al sainete-, dice, por ejemplo: ‘Sará carpincho, locura, amore, non só; ma giuro, per la ánema de san Genaro, que, ante de aflojare, le prendo fuego a lo conventillo’ " (16).
Doña Pilar es una inmigrante española casada con un italiano, ambos personajes de Pájaro de barro, de Samuel Eichelbaum. La inmigrante opina acerca de las mujeres argentinas: "En este país, las mujeres jóvenes no trabajáis. Eso está mal. En mi tierra… En mi tierra, cuando las mujeres tienen tu edad, las ponen a trabajar en los olivares…" (17).
Alberto Novión es el autor de El vasco de Olavarría (18), comedia en tres actos presentada en el Politeama. El inmigrante siente nostalgia; dice la hija: "papá, a pesar de que ya está viejo y que ha formado en esta tierra su hogar, su fortuna, su tranquilidad; viera Ud. cuántas veces lo he sorprendido cantando bajito los aires de su tierra natal, y cuántos suspiros, mensajeros de muchos besos, han ido desde sus labios hasta sus montañas, para morir en los muros de su casa, allá en la aldea de la falda".
En Los primeros fríos, de Alberto Novión, uno de los actores expresa: "-Ahora me voy a conversar con una mucamita que trabaja en la Legación de España, es galleguita y sin primo, ¿se da cuenta?" (19).
En Don Chicho, de Alberto Novión, "Chicho y su esposa Regina viven en la más, aparente, extrema miseria. Comparten sus días con el abuelo Don Pietro, dos hijos (Luciano y Quirquincho) y la novia del mayor Fifina. Chicho vive escudándose en su devoto fervor religioso, pero en verdad es sólo una máscara que le hace sentir menos culpas, porque es un delincuente, un mafioso, que inculca el robo en su familia, como forma de obtener dinero para vivir mejor. Pero en realidad lo que los otros ganan se lo guarda y todo su núcleo no hace más que padecer sus propias existencias" (20).
En "Nuevas tendencias en la escena argentina, el neogrotesco", señala Beatriz Trastoy: "El grupo familiar que presenta Roberto Cossa en La Nona (1977) está estructurado alrededor de una anciana inmigrante y centenaria. Se trata de un "ser asexuado, tragicómico, grotesco que tiene la virtud y el poder de dar a la obra ribetes insólitos y sobrenaturales". Su insaciable voracidad será, sólo en apariencia, el motivo fundamental de la ruina económica de la familia" (21).
En Gris de ausencia (22), de Roberto Cossa, dice uno de los personajes: "Termenamo el partido e doppo vamo a piaza Venechia, ¿eh?. Agarramo por Almirante Brown… cruzamo Paseo Colon, e no vamo a cucar al tute baco lo arbole. Cuando era cóvene, sempre iba al Parque Lezama. Con il mío babbo e la mía mamma… Mi hermano Anyelito… Tuto íbamo al Parque Lezama… E il Duche salía al balcón… la piazza yena de quente. E el general hablaba e no dicheva: "Descamisato… del trabaco a casa e de casa al trabaco". E ella era rubia e cóvena. E no dicheva: "Cuídenlo al queneral". E dopo el Duche preguntaba: "¿Qué volete? ¿Pane o canune?"E nosotro le gritábamo: "Leña, queneral" (Toca acordes de Canzoneta). Ma… dopo me tomé el barco. E el barco se movía e il mio hermano Anyelito mi dicheva: "A la Aryentina vamo a fare plata… mucha plata… E dopo volvemo a Italia"
En El Sur y después, Cossa incluye una canción que refleja el sentimiento de quienes tientan suerte en otra tierra: "Allá murió la infancia: / una caricia, una canción, / una plaza, una fragancia. / Los brazos viajaron, el corazón quedó./ Pero una estrella nos llama del sur./ Y un barco de esperanzas cruza el mar./ América, la tierra del sueño azul. / Es un vaso de vino, es un trozo de pan" (23).
En mayo de 2004, en Buenos Aires, se pudo ver en el Teatro Payró, L’America di Severino, con libro y dirección de Alex Benn. Con Alex Benn, Natalia De Cieco, Perla Stollar y otros (24).
Un personaje de Lejos de aquí, de Roberto Cossa y Mauricio Kartun, de vuelta en España, dice a un argentino: "¿Cómo te creés que la pasé yo en tu tierra? Trabajaba en un bar dieciocho horas por día… ¡Dos turnos! Sirviendo a tus argentinos… soberbios… maleducados, ¡coño! ¡Dieciocho horas por día! Sin sueldo. Sólo por las propinas y la comida. Dormía en el sótano con una escoba en la mano para espantar las ratas… Treinta años juntando plata… ¡plata y odio! ¿Entendés lo que es eso? ¡Treinta años juntando plata y odio! ¿De qué solidaridad me hablás?" (25).
Roberto Cossa expresó: "Escribí ‘Definitivamente, adiós’, un monólogo que no es de un solo personaje. Planteo toda una saga familiar de exiliados, que se presenta cuando llega un joven español a la tumba de sus antepasados para dejar las cenizas de su padre, un argentino que murió en España. El planteo de esta pieza de Roberto Cossa abarca a tres generaciones: el abuelo, que se fue de España en 1936, cuando comenzó la guerra civil y llegó a la Argentina para echar nuevas raíces y criar a sus hijos. Fue en esta tierra donde murió y fue sepultado. La segunda etapa se refiere al hijo de este español que, en la época de la dictadura militar argentina, debió irse del país y se radicó en España, donde fallece dejando instrucciones de que sus cenizas sean depositadas en la tumba del padre, enterrado en un cementerio porteño. Finalmente, la última etapa es el joven español, hijo del argentino, indiferente a cualquier ideología política y carente de utopías, que llega a Buenos Aires para cumplir el deseo del padre" (26).
En 2002, se estrena Temperley. "Con una crítica excelente por parte de varios medios, la obra de Luciano Suardi y Alejandro Tantanian, denominada Temperley, está por estos días en cartel en el Teatro Sarmiento. La pieza se basa en las experiencias de Amparo, una gallega que encuentra en nuestra ciudad un sitio ideal para sus sueños, aunque las penurias lleguen de todas maneras. Destacan el clima general de la obra, con un logro especial en materia de escenografía y sonido" (27).
En ese mismo año se estrena De 1919, "una experiencia que realizaron dos santafecinos: la actriz Teresa Istillarte y el dramaturgo, actor y director Rafael Bruzza. (…) ‘Este trabajo posee un texto que comienza a partir de una mínima historia y de una frase que nos resultaba muy decidora –comenta Bruzza-. Una mujer, antes de morir afectada por el tifus, dice: ‘La vida es una ilusión’. En verdad mostramos aspectos de la vida de la abuela de Teresa. Lo que no puede recuperar la memoria lo recupera la ficción. Hay muchas cosas que nos inquietan, que tenemos necesidad de expresar, y sobre ellas indagamos" (28).
La novela La sierva, de Andrés Rivera, fue distinguida en 1992 con el Primer Premio de la Fundación El Libro. En 2005 se estrenó en Buenos Aires la versión teatral de la obra, realizada por Andrés Bazzalo. Acerca de esta pieza, escribió Olga Cosentino: "El juez Bedoya salva a la criada Lucrecia de ir a la cárcel por el homicidio de su patrón, el estanciero Negretti, un italiano autoritario y libidinoso. El asesinato, que ella imaginó como la llave de su liberación y de su ascenso de sierva a heredera del difunto, la convierte en esclava del juez, quien la somete sexualmente a cambio de no denunciarla" (29).
En Volvió una noche, de Eduardo Rovner, "Fanny hará todos los cambios posibles en su personalidad y sus convicciones, de modo que su transformación interior la lleve al amor y unión con su hijo, quien se casará con una ‘gallega’ " (30).
Andrea Bauab es la autora de Desde la cuna (31), obra en la que plantea algunas de las posturas posibles con respecto a la religión, la tradición, y el respeto por los ideales de la comunidad. Varios personajes encarnan esos puntos de vista, que los llevarán a plantear aspectos de una situación acerca de la cual todos ellos tienen algo valioso para decir. En Nunca es demasiado tarde (32), a propósito de la historia de una mujer mayor que decide casarse, muestra a tres generaciones que tienen en común una misma tradición cultural y religiosa, aunque la viven de diferente manera.
En Mishiadura & Metejón, obra teatral con guión de Faruk y Tito Rivadeneira, "La Ñata y Pepino viven en una pieza de conventillo. Ella ama a su hombre y él, un vivillo mantenido, hace lo imposible para no trabajar y a la vez demostrarle su amor. La Ñata decide dejarlo, y un posterior encuentro los muestra en otras condiciones. Ella es alternadora en un cabaret y Pepino ha modificado notablemente su vida. Viste bien, maneja dinero, y todo a causa de su proximidad con negocios no muy santos. Una francesita, como en todo tango característico de la época, se cruza entre ellos. Pero la nostalgia por los años vividos los hace recuperar los tiempos del conventillo" (33).
Acerca de Los hijos de los hijos, de Inés Saavedra, escribió Ana Laura Pérez: "La búsqueda de las raíces como un escape hacia sí mismo. Gestos, cosas, anecdotario de padres y madres, abuelos y abuelas, tíos… Riqueza intangible, miseria de herederos. Evocaciones desordenadas para presentes descompuestos. Un regreso al origen individual y al origen mítico de un país que se vanagloriaba de ser el crisol de razas. Hoy, que la inmigración se estrella en nuevos desastres sociales y se multiplica en millones de dramas personales, el teatro ilumina nuevas zonas del éxodo interminable al que parece condenado el mundo desde que es mundo. Los tres personajes de Los hijos de los hijos (que protagonizan Ricardo Merkin, Susana Pampín y Marcelo Xicarts) conmueven no sólo por la inteligencia de la puesta, sino por la forma en que revelan la oscuridad de pozo que es siempre el alma humana" (34).
" ‘De mal en peor’ desnuda la moral de quienes, en tiempos de crisis, se niegan a ingresar a la categoría de pobres. (…) Para crear su obra (además de empapar a sus actores con el espíritu Florencio Sánchez) Bartís se basó en deliciosos casos reales. El de Mary Helen Hutton, una de las sesenta y cinco maestras norteamericanas traídas por Sarmiento y raptada por los araucanos, que permaneció en cautiverio durante treinta años. Y la fallida asociación económica de las familias Menéndez Uriburu y Rocataglione en la Cuenca del Salado. Entregada en custodia a los Menéndez Uriburu, Mary Helen se convierte en la posible salvación de la ruina, de encontrarse los títulos de indemnización que el Estado le dio como reparación por los años en cautiverio y ella escondió quién sabe dónde. Ahí empieza a actuar la familia de desgraciados feroces, capaces de todo para no caer en la pobreza" (35).
Notas
- Trejo, Nemesio: Los políticos en Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo, Dragún: Canillita y otras obras. Selección, prólogo y notas por Jorge Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- María, Enrique de: Bohemia criolla, en Varios autores: El teatro argentino. 6.El sainete. Prólogo de Abel Posadas; selección y notas por Marta Speroni y Griselda Vignolo. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Pacheco, Carlos Mauricio: Los disfrazados, en Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo, Dragún: Canillita y otras obras. Selección, prólogo y notas por Jorge Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Granada, Nicolás: ¡Al campo!, en Varios autores: El teatro argentino 3.Afirmación de la escena nativa. Selección, prólogo y notas por Luis Ordaz. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Fernández, Francisco F.: Solané, en Blanco Amores de Pagella, Angela: Iniciadores del teatro argentino. Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1972.
- Blanco Amores de Pagella, Angela: Iniciadores del teatro argentino. Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1972.
- Sánchez, Florencio: Canillita, en Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo, Dragún: Canillita y otras obras. Selección, prólogo y notas por Jorge Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Ordaz, Luis: en Sánchez, Florencio: En familia, en El teatro argentino 4.Florencio Sánchez. Selección, prólogo y notas por Luis Ordaz. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Sánchez, Florencio: En familia, en El teatro argentino 4.Florencio Sánchez. Selección, prólogo y notas por Luis Ordaz.Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Laferrere, Gregorio de : ¡Jettatore!. Buenos Aires, CEAL, 1968.
- Discépolo, Armando: Babilonia. Una hora entre criados. En Sánchez, Trejo, Pacheco, Discépolo, Dragún: Canillita y otras obras. Selección, prólogo y notas por Jorge Lafforgue. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo).
- Ordaz, Luis: "Armando Discépolo o el ‘grotesco criollo’ ", en Historia de la Literatura Argentina. Buenos Aires, CEAL, 1980.
- Discépolo, Armando y De Rosa, Rafael: Mustafá. Citado por Páez, Jorge en El conventillo. Buenos Aires, CEAL, 1970.
- Spinetto, Horacio: "Los Oficios – Entre el Olvido y el Rescate", en www.dgpatrimonio.buenosaires.gov.ar.
- Vacarezza: La comparsa se despide. Citado en Páez, Jorge: El conventillo. Buenos Aires, CEAL, 1970.
- Sorrentino, Fernando: " EL TRUJAMÁN Cocoliche italiano y cocoliche argentino (I)", en Centro Virtual Cervantes, 27 de septiembre de 2005.
- Eichelbaum, Samuel: Pájaro de barro. En El teatro argentino 10.Samuel Eichelbaum Selección, prólogo y notas por Luis Ordaz. Buenos Aires, CEAL, 1980. (Capítulo)
- Novión, Alberto: El vasco de Olavarría. En La Escena Revista Teatral N° 99. Buenos Aires, 1920.
- Novión, Alberto: Los primeros fríos, en Varios autores: El teatro argentino. 6.El sainete. Prólogo de Abel Posadas; selección y notas por Marta Speroni y Griselda Vignolo. Buenos Aires, CEAL, 1980.
- Pacheco, Carlos: "La actualidad de un mundo marginal", en La Nación, Buenos Aires, 5 de octubre de 2003.
- Trastoy, Beatriz: "Nuevas tendencias en la escena argentina, el neogrotesco", en Teatro del Pueblo Somi La Nona. Diciembre 1987.
- Cossa, Roberto: Gris de ausencia, en Teatro 3. Buenos Aires, Ediciones de la Flor.
- Cossa, Roberto: El sur y después, en Teatro 3. Buenos Aires, Ediciones de la Flor.
- S/F: en Pagina12/WEB, Buenos Aires.
- Cossa, Roberto y Kartun, Mauricio: Lejos de aquí, en Teatro 5. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1999.
- Freire, Susana: "Tres maestros de la dramaturgia", en La Nación, Buenos Aires, 14 de septiembre de 2003.
- S/F: "Artes y espectáculos", en www.temperleyweb.com.ar, agosto de 2002.
- Pacheco, Carlos: "Lo nuevo, desde el interior", en La Nación, Buenos Aires, 14 de julio de 2002.
- Cosentino, Olga: "La repetición como destino", en Clarín, Buenos Aires, 14 de febrero de 2005.
- Holte, Matilde Raquel: Teatro Contemporáneo Judeoargentino Una perspectiva feminista bíblica. Buenos Aires, Milá, 2004. (Ensayos).
- Bauab, Andrea: Desde la cuna, en Cuatro Obras de Teatro Judío Moderno. Buenos Aires, Milá, 2005. 160 pp.
- Bauab, Andrea: Nunca es demasiado tarde, en Cuatro Obras de Teatro Judío Moderno. Buenos Aires, Milá, 2005. 160 pp.
- Pacheco, Carlos: "Amor de milonga, tango y conventillo", en La Nación, Buenos Aires, 10 de octubre de 2004.
- Pérez, Ana Laura: "teatro inmigrantes El mito del origen", en Clarín Viva, Buenos Aires, 4 de junio de 2006.
- Gentile, Laura: "TEATRO: HOMENAJE DE RICARDO BARTIS A FLORENCIO SÁNCHEZ", en Clarín, Buenos Aires, 13 de junio de 2005.
INMIGRANTES EN CANCIONES
Transcribo pasajes de algunas de las letras de canciones en las que aparecen inmigrantes llegados a la Argentina.
Españoles
El protagonista de una canción (1) de Alberto Cortez conoció Galicia cumpliendo la promesa que hiciera a su abuelo:
El abuelo un día
cuando era muy joven
allá en su Galicia,
miró el horizonte
y pensó que otra senda
tal vez existía.
Y al viento del norte
que era un viejo amigo,
le habló de su prisa,
le mostró sus manos
que mansas y fuertes,
estaban vacías,
Alberto Cortez escribe, a propósito de su canción "El abuelo", acerca de la emigración de sus mayores: "De alguna manera esta canción que viene es una historia de ida y vuelta. ¿Por qué?, pues simplemente porque mi abuelo se fue de emigrante y después de casi una vida yo, su nieto mayor recorrí el camino de regreso, ese camino que él no pudo realizar a lo largo de su larga vida, a pesar de su inmensa nostalgia. Murió a los ochenta y algunos años. (…) La Argentina en aquellos años de principio de siglo era una esperanza que ofrecía amplios horizontes para los jóvenes con ganas de trabajar y hacer fortuna. Los hermanos García habían dejado España y especialmente Galicia ya que esta "sua terriña" natal no podía ofrecerles más que una vida azarosa bastante cercana a la miseria. (…)" (2).
Rusos
Algunas de las composiciones de los gitanos rusos han sido recopiladas por Perla Miguelí y transcriptas musicalmente por Pedro Leguizamón, en el Primer cancionero gitano de la Argentina (3). En la "Introducción", escribe Miguelí: "las canciones nuestras están basadas siempre en hechos reales, en acontecimientos que han pasado. Son anécdotas cantadas, inspiradas por el protagonista o por algún antepasado que transmitió el caso como canción. Pequeñas historias que pueden haber parecido importantes sólo para el grupo, en el momento de componerse, pero que con el paso de las generaciones adquieren una grandeza especial, una ternura, una bella sencillez, una frescura que nos cautivan a los que tenemos en nuestros oídos mucho más material de música (por discos, cassettes, compactos, radio, televisión, etc) que los que se podrían tener en otras épocas. Muy ocasionalmente, hoy en día en alguna fiesta o reunión se entonan canciones gitanas, para sorpresa y deleite de los presentes". Entre estas canciones se encuentra "Linela mamo" (Se la llevaron, madre), que comienza así:
Ay, se la llevaron, madre, sí,
Y no la devolvieron, no.
La llevaron, madre,
Lejos, a otras tierras.
Ucranios
De 1987 es el schotis titulado "El Gringo Creñuk" (4), con letra de Teresa Parodi y música de Antonio Tarrago Ros, que transcribimos parcialmente:
Por la picada, descalzo, Creñuk
viene cruzando las llamas del sol
roja la tierra le incendia los pies
cuando la pisa marcando el talón.
Si voltea un tronco, siente
que voltea su dolor
con las mismas manos tala
árbol, pena y corazón.
Y le arranca melodías
torpemente al acordeón
mientras canta para todos
con ternura esta canción.
Notas
1Cortez, Alberto: "El abuelo", en www.albertocortez.com.ar. Reproducido en www.galespa.com.
2 ibídem
3 Miguelí, Perla y Leguizamón, Pedro: Primer cancionero gitano de la Argentina. Recopilación y notación musical. Mar del Plata, 1995.
4 Parodi, Teresa y Tarrago Ros, Antonio: "El Gringo Creñuk", en www.tarrago-ros.com.ar.
MEMORIAS Y AUTOBIOGRAFÍAS ESCRITAS POR INMIGRANTES
De la experiencia de la inmigración surgieron muchos libros. Algunos inmigrantes eligieron la literatura para expresarse; otros, en cambio, prefirieron relatar la historia de su vida. En este trabajo me refiero a algunas de las memorias y autobiografías que dan a conocer aspectos de este fenómeno social en la Argentina, entre 1840 y 1950.
Daneses
En 1844, llegó a la Argentina el danés Juan Fugl, pionero que se estableció en Tandil. En sus Memorias, manifiesta acerca del juez de paz: "En el fondo de su alma sentía odio a los extranjeros y al creciente agro en la zona de Tandil, tanto porque él, familiares y amigos tenían tierras y grandes estancias lindantes, y se sentían molestos por las leyes que los obligaban a pagar los daños causados por animales en las tierras sembradas, y ahora protegidas. También porque repartía tierras entre criollos o nativos, en general muy simples y sin ningún ánimo de mejorar, no a extranjeros que aunque vivían pobres, con su trabajo y amistoso relacionamiento, pronto formaban un capital y vivían holgadamente".
Españoles
Recuerda Luis Varela, en De Galicia a Buenos Aires: "Dejaba yo en España algo que inconscientemente llevaba conmigo a bordo. Aquel caballo brioso no podía despegarlo en sueños de mi cerebro. También quedaba en Galicia un perro que se llamaba Sereno, que yo había criado de cachorro y con tanta pasión que me acompañaba en mis salidas de caza. No era un pointer de pura raza, pero sí un incansable rastreador y si ni él ni yo éramos excelentes cazadores, vaya si me había dado satisfacción por los montes de la campiña gallega. Aquellos fieles amigos yo los cuidaba como si fueran mis hijos. El negocio para mi casa hubiera sido que nos fuéramos los tres juntos. ¿quién los iba a cuidar ahora?".
Estadounidenses
Jennie E. Howard nació en Boston, Estados Unidos, en 1844; falleció en Buenos Aires en 1933. "Llegó al país en 1883, junto con las maestras contratadas por Clara Armstrong para dirigir las Escuelas Normales de niñas a pedido de Julio A. Roca. Tras organizar la Escuela Normal de Niñas de Corrientes, realizó la misma tarea en la ciudad de Córdoba y en San Nicolás, provincia de Buenos Aires, donde permaneció hasta 1903. En 1931, publicó un libro de memorias en inglés, que en 1951 fue vertido al castellano con el título de En otros años y climas distantes".
Galeses
Eluned Morgan nació en alta mar en 1869. Escribe Ema Wolf, a partir de una investigación de Cristina Patriarca: "Muy anciana ya, de vuelta en su tierra natal, escribió sus memorias. Con una prosa entusiasta pintó su vida de adolescente en el Chubut y en particular un viaje que hizo desde la costa al Valle Encantado de la cordillera para llevar telas, azúcar, té, carne salada y herramientas a los setenta colonos que apenas un año antes se habían instalado allí".
Holandeses
"En mayo de 1889, el vapor Leerdam trajo a los primeros inmigrantes holandeses a la Argentina. En este barco llegó, a los 10 años, Diego Zijlstra, quien en su libro, Cual ovejas sin pastor, recuerda su llegada: ‘Desde el vapor hasta la costa tuvimos que navegar en lancha y carro unos diez kilómetros soplando un viento de invierno que nos penetraba hasta la médula de los huesos. Ya estábamos en la tercera semana de junio…" .
Irlandeses
Maggie Pool es la autora de Where the devil lost his poncho, obra en la que evoca el medio siglo que transcurre a partir de su llegada a la Argentina, "no bien terminada la guerra, como modesta secretaria de un organismo británico, casi con lo puesto y con sólo doce libras esterlinas, que era la máxima cantidad de dinero que se permitía sacar de Inglaterra en aquel momento de crisis".
Italianos
Juan Faccioli, pionero friulano, fue uno de los "integrantes de aquella primera migración que dejaron testimonios escritos": "Según Faccioli, al llegar al Hotel de Inmigrantes se enteraron de que estaban destinados al Territorio Nacional del Chaco, donde les darían tierras que estaban habitadas por aborígenes. Algunos huyeron del Hotel de Inmigrantes, pero luego de vagar sin conseguir trabajo ni comida volvieron y aceptaron llegar a Reconquista y, desde allí, a una colonia que se formaría al otro lado del arroyo El Rey" .
Rusos
Alberto Gerchunoff nació en Tulchin, Vinnitsa, en 1883. Se estableció con su familia en una colonia de Villaguay, Entre Ríos, después de que el padre fuera asesinado en Moisés Ville, Santa Fe. "En aquellos años ya distantes –recuerda en su "Autobiografía" (24), escrita en 1914-, los judíos no emigraban, y la tentativa de colonización del Barón Hirsch iluminaba a los israelitas de Tulchin, como la esperanza mesiánica del retorno al reino de Israel".
Suizos
"El 26 de octubre del año 1855 –escribe Roberto Zehnder- abandonamos Basilea, adonde hemos llegado antes del mediodía en omnibus. (N. Del A. Probablemente sea algún tipo de diligencia que lo llevaba desde su pueblo de origen hasta una ciudad importante como lo es Basilea), y nos alojamos en una hostería de nombre "El Buey colorado". (…) La mitad de los pasajeros del "Lord Ranglan" fue trasladado en un barco a vapor chico a Santa Fé y alojados al norte de la ciudad; mientras la otra mitad abandonaba el puerto de Buenos Aires tres días antes de nosotros y llegaron al puerto de Santa Fé al mismo minuto para anclar. En el barco se encontraron Guillermo Hübeli, Ricardo Buffet, Buchard Griboldi, como viajeros del "Lord Reglan" (N. Del A.: Lord Raglan)".
Ucranianos
Rosalía de Flichman escribió Rojos y blancos. Ucrania. En esta obra en evoca su infancia, en la que la amargura era una realidad cotidiana. Las persecuciones, la revolución, la guerra civil, las violaciones y los asesinatos –a los que se suman las inundaciones y el tifus- son el cuadro con el que Rosalía debe enfrentarse a muy corta edad.
En su libro de memorias, titulado Ultima carta de Moscú (35), Abrasha Rotemberg relata que,:después de siete años, se reencontró con su padre, que trabajaba como "cuenténik", "clásica ocupación de los inmigrantes judíos, que consistía en la venta callejera a crédito de todo tipo de prendas. ‘Yo descubrí muchos años después que esa generación de inmigrantes pobres y analfabetos resultó una de gigantes, que supo enfrentar una vida sumamente dura y difícil. No había otra alternativa que sobrevivir y ellos lo hicieron’, dijo Rotemberg".
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