que me digo
"Vencedor de barreras"
también soy partícipe
de la barbarie
de las cosas superfluas
Tengo clavados
en mi cuerpo
dardos mohosos
No siento
y si grito
es por los ídolos carnales
que sacan sus lenguas
pintadas para el momento silencioso.
………………………………………………………………………………………………
No quisiera
pisar la hierba
ni dar tumbos
por plazas sucias
pero no queda otro modo
La ciudad es eso
caparazón complejo
en ella
es posible olvidar
Tú
la miel de tus ojos
lo terso de tus manos
me saca
de este urbanismo falso
donde la anarquía, el muladar
nos hacen sentir
peor que barro
¡Ah!
mi hembra.
………………………………………………………………………………………………
Una aureola
cubre cuerpos
cubre las calles
no es de quietud
ni es sublime
es porosa
dura
sin esencia
como acero
marchita los jardines del alma
da hacha a los árboles del corazón
hace sombrías las alamedas
frecuenta todos los sitios
Y
yo
muñeco
cubierto de cristal
gimiendo
escarbando
haciendo jirones los actos
extasiándome con guirnaldas falsas
pintando trapos para luego pisar
¡Ah! urbanidad
¿Qué has hecho de mi alma?
………………………………………………………………………………………………
Yo
el hombre urbano
cavo mi tumba
Somos todos
con el frenetismo
la vacuidad
el libertinaje
poco a poco
nos hundimos
¿Quién nos parará?
Ni muros
ni montes
Somos ego
¡Sin ser hacedor de nubes!
MARISOL PÉREZ MELGAREJO
Nació en San Cristóbal en 1961. Pertenece a la Asociación de Escritores del Estado Táchira. Obtuvo el Premio Único del Concurso de Narrativa que anualmente realiza la Dirección de Cultura y Bellas Artes de la Gobernación del Estado Táchira con su obra: "Los Vuelos de María".
En honor a la verdad, Marisol Pérez ha hecho una buena carrera como narradora. Su poesía es relativamente nueva, sin embargo, en lo poco que he podido leer de su trabajo, percibo, como tema central, el conflicto ante la muerte. La muerte ocupa un espacio importante como código de referencia, incluso el título mismo de su trabajo publicado en el vol. 118 de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses de "Poesía Contemporánea Tachirense", obedece a la intención de la autora: "La Muerte Tiene Los Ojos Negros". No obstante la muerte, es tan solo un fantasma que pasa, que atraviesa los pasillos, que entra en las habitaciones, que oye y se marcha. No aparece como imagen de terror ni como excusa metafísica para fortalecer la escena. El tono en la voz del personaje es suplicante que le da cierta connotación de leyenda. Organizada, la estructura de los textos, como pequeñas prosas o cuentos, se escapan de la forma rutinaria de percibir, en esencia, la calidad de un poema.
Anoche, el camino se llenó de ojos, la
casa de murmullos, el patio, de vestidos
negros y el cuarto de la abuela se cerró
para siempre.
Como escritora, es más reconocida en el género del cuento, que como poeta; no obstante en ambos, rinde culto a la muerte. Rebusca en ella el resuello, la última mirada, la desesperanza y lo pésimo de todo lo que procede de la vida: "Cómo decirle a la muerte que no me toque". Su arte poética gira, indudablemente, en una polaridad o ambigüedad de efectos: vida/muerte, odio/amor, Luz/tinieblas, moral/inmoral.
LA MUERTE TIENE LOS OJOS NEGROS
Vieja
tú conoces
el secreto de los ríos
los misterios de la noche
el encanto de las piedras
el rugir del viento
Tú, que lo sabes todo
enséñame
el lenguaje de la muerte.
………………………………………………………………………………………………
Cómo decirle a la muerte que no te toque,
que pase de largo y se anide en otro cuerpo,
en otra cara, en otros ojos. Cómo explicarle
que tú te cierras a la noche y te abres con la
luz de día. Cómo decirle que no puedo vivir
sin tu aliento, sin tu presencia, vieja. ¡Cómo!
………………………………………………………………………………………………
No te vayas, vieja
Tú te llevas el agua del río
las sombras de los árboles
el revolotear de las mariposas
No te vayas
porque el aire al no verte
se regresa a mitad del camino
y la luna se queda enredada
entre las nubes
No te vayas, vieja
Los pájaros enmudecen
y las palomas irán a buscar
otros rumbos
No te vayas, vieja
No te vayas.
………………………………………………………………………………………………
No me dejen solo. La muerte tiene los ojos negros. Lleva varios días mirándome. Se parece a un leopardo cuando acecha su presa. Me ronda constantemente, a veces pienso que conoce de memoria todos mis movimientos, dirige la mirada ante el más leve temblor. No me dejen solo, no hago más que mirarla, que temerla, que sentirla sobre mi cuerpo: cubriéndome de noche, hurgándome en la cara un gesto de terror, hundiéndose en mi boca para callarme, para que no la nombre, porque también tiene miedo de morir. No me dejen solo. La muerte tiene los ojos negros.
………………………………………………………………………………………………
No cierres los ojos, vieja, no los cierres, ya va a amanecer y tienes que regar las matas y darle de comer a las gallinas. Los gallos cantarán pronto. Los pájaros se comieron la huerta, porque el espantapájaros que había se murió de tristeza, se le secaron los ojos de tanto mirar el camino por donde tú pasabas todas las tardes. El silencio se apoderó de la casa, los ruidos que escuchábamos se vinieron detrás de ti. Nos ahogamos en nosotros mismos, ni siquiera podemos nombrarte, se nos llena la boca de miedo. Ya va a amanecer y la muerte se irá con la noche. Que ladren los perros, que canten los gallos, que suenen las campanas de la iglesia y el día se cuele por la ventana. Ya va a amanecer, vieja.
………………………………………………………………………………………………
El corredor
se llenó de hojas secas
Las arañas invadieron
el techo y las paredes
Las matas se secaron
y la mecedora
quedó inmóvil
en mitad de la sala.
………………………………………………………………………………………………
Dicen que la vieron deambular por la casa, iba vestida de negro y con la camándula en la mano, arrastrando los pies como si el cuerpo le pesara mucho. Dicen que la vieron dándole de comer a los pájaros, regar las matas y espantar los zamuros, como lo hacía todas las tardes. Pero ya la vi, cuando la llevaban en una caja de madera, rumbo al cementerio.
………………………………………………………………………………………………
A ti te acompañan las sombras de los árboles, las nubes convertidas en pequeñas ovejas, el susurrar del viento al amanecer, el canto de los pájaros cuando el sol se cuela por la ventana. El tiempo se detiene ante tus ojos y los años se alejan como si fueran gaviotas asustadas, escondiéndose detrás de las piedras. A ti te acompaña el agua de los mares, el sonido de las olas, el camino polvoriento por donde pasas todos los días, el olor a viejo que expulsa tu cuerpo cansado; vieja, a ti te acompaña la vida y a mí la muerte.
………………………………………………………………………………………………
A Carlos Chirinos
A veces me pierdo entre los pasillos de la casa. Voy de cuarto en cuarto, de patio en patio. Buscándote, oliéndote. Porque desde que te fuiste; la casa, que tiene un cuarto, un pasillo y un patio, creció.
………………………………………………………………………………………………
Desde que aprendí a volar como los pájaros, no hago más que buscarte entre las nubes y adentrarme en las casas vacías donde habitan el silencio y los recuerdos. De noche, vigilo las sombras que se asoman por el camino y me aprendo de memoria esas formas irregulares que pasan ante mis ojos. Te busco en todas partes, en cada instante, porque me da miedo que el viento te arrastre como lo hizo la muerte.
………………………………………………………………………………………………
Anoche, el camino se llenó de ojos, la casa de murmullos, el patio, de vestidos negros y el cuarto de la abuela se cerró para siempre.
………………………………………………………………………………………………
Ayer fui hasta el río y te busqué debajo de cada piedra, de cada árbol, de cada rama. Te llamé a gritos y me volví montaña, garza errante por las lagunas, nido seco, pajarito acurrucado entre la grama, canto de grillo a mediodía. Fiera acorralada. Te llamé nuevamente, vieja, vieja. Y mi voz se perdió en la lejanía.
………………………………………………………………………………………………
Vi unos ojos desorbitados en un espacio negro, una línea semejante a una sonrisa, un cuerpo encorvado, un gesto a punto de estallar, retenido tal vez por mucho tiempo y ahora se asoma queriendo escapar de esa red de carne que lo tiene atrapado. Vi unos ojos desorbitados en un espacio negro, ovalado, parecido a un rostro.
………………………………………………………………………………………………
Soy: río revuelto, pedazo de piedra tirada a mitad del camino, brasa resguardada por la ceniza, voz quejosa del lobo, viento dolorido que sube por la montaña, ave solitaria que se aferra a su nido, árbol seco que permanece de pie después de su muerte. Eso es lo que soy, vieja, desde que tú te fuiste.
A LA MUERTE DE MI HIJO
Anduve con la noche a cuestas. La sentí más pesada que de costumbre, me hurgaba las costillas y el estómago. Los ojos se me llenaron de agua. No podía ver. El frío se quedó en un solo lugar, aquí, en este lado del pecho. El camino se hacía cada vez más largo. Los pies me dolían. Intenté recostarme a unos árboles para descansar. Pero no pude. Caminé de prisa, subí la cuesta del camino real, llegué a la casa, me senté en el corredor. No hice ruido. ¡Cómo decirle a Guadalupe que el niño no comió! ¡Cómo decirle que se había ido de esta tierra a otra, a donde se van los pájaros cuando envejecen! ¡Cómo decirle que cierre la ventana al mediodía para no imaginarlo correr por la loma, tras las mariposas y las gallinas! ¡Cómo decirle que nadie muere de tristeza, que el tiempo lo cura todo! ¡Cómo! Me levanté. Toqué la puerta y la vi parada frente a mí.
………………………………………………………………………………………………
El tiempo se detuvo frente a la casa. Los pájaros pasaron de largo cargando sus nidos. El río se fue por otro camino, arrastrando todo lo que conseguía a su paso. Los árboles se secaron y hasta el sol dejó de brillar. Y yo aquí, vieja, buscando entre las pocas sombras que quedan, derribando cualquier grito que se asoma, hundiéndome en cada noche que pasa. Buscándote, muriéndome, buscándote, vieja.
………………………………………………………………………………………………
ETHA DE RAMÍREZ
Nació en Guasipati, Edo. Bolívar, en 1938. Ejerce el Derecho y reside en San Cristóbal desde sus años juveniles. Como poeta profesa la religión de la moral. Profundiza hábilmente en todo lo que restringe al hombre de su libre albedrío, incluso de su autónoma posición ante la adversidad, de su voluntad de vivir, de sus deberes y derechos. Utiliza como elemento la censura, exprimiendo a través del verso, el espacio cerrado donde habita el ser humano a merced de su entorno, asumiendo una postura admirable de extrema crítica desgarradora:
Para Ustedes, que son
el último rasgo
de un gene decadente.
PARA USTEDES
Para Ustedes, que son
el último rasgo
de un gene decadente.
Para Ustedes,
los de la mano yerta
y el gesto enmascarado,
los de la sangre fría en las venas,
la sonrisa oscura
y el verbo estudiado y diferente.
Para Ustedes, que son
los usurpadores del genio
y con el Arco Iris
de esas banderas
blasonan el fruto
de sus pillajes.
Para Ustedes, que son
desertores de la hermandad,
mercaderes de los bienes
del espíritu
y portadores de los
siete Pecados Capitales.
Para Ustedes:
el Hombre Nuevo,
con su Espada de Luz
arrasando toda maleza;
el Hombre Nuevo,
con su espíritu
a flor de piel
y su alma de sembrador
haciendo germinar todo el planeta.
TODAS ESAS COSAS
Y todas esas cosas
que yo callo
-como callamos todos-
se alargan en la noche
de mis días
con su palabra-látigo
que me hiere
más allá de la piel.
Camino como todos
y no soy yo ni ustedes
los que vamos.
-Es inútil mentir.
un puñal en la sombra
nos aguarda siempre,
sobre los quicios
a la intemperie…
nos habla desde el campanario
que existe en cada pueblo
con su voz
de bronce y humo
y su cuerpo duro
de maíz no cosechado.
Al fin! es inútil callar,
si tu voz y mi voz
se hablan en silencio
de todas esas cosas
que como tú y como yo
callamos todos…
RUTH RINCÓN
Nació en Rubio en 1949. En noviembre de 1990 obtuvo el Premio Único más una Mención Especial en el concurso de poesía de los VI Circuitos Culturales del Edo. Táchira.
Ruth Rincón, como poeta, se regodea en las cosas simples que la rodean, en los objetos sencillos que a diario miramos, tocamos, oímos, o dejamos de hacer. Su estilo es ligero, sin demasiados artificios literarios. Señala con facilidad la rutina y la encierra en una metáfora digerible. Actúa como protagonista del hábitat, llenándose de preguntas a través de sus vivencias más cercanas:
En la regadera
Juego
Retozo
Me zambullo
Giro con el agua.
MI NOMBRE MARCADO IN ALBIS
Duende
hazle trampa
a mi presunta eutanasia
Mi nombre al revés
Mi nombre en blanco
In albis
Al polvo de mi cuerpo
En blanco
Muerte mercenaria
Ruth in albis
Cadáver aplazado
ABLUCIÓN
En la regadera
juego
retozo
me zambullo
giro con el agua
en la regadera
toda la nostalgia de la inocencia
gira agua linda
que es la hora del diluvio
salpica como delicioso chubasco de jazmines
salpica con alegría en mi hora rosada
ay agua linda
salpica
recorre suavemente al narciso y al sándalo
que esperan ser apretados en tu sonrisa
ahora estremecida de gozo
ven
lúcida y límpida
ven
llévame a ese intrigante lugar
donde se prenderán todas las fragancias
Allí
enjuaga mis cabellos
sigue mi talle de corza
y báñame así dulce
lentamente
Y ME DICES QUE NO
Con este toque de queda
deberías suicidarte.
Afuera
hay un doblar
y un doblar.
Ya sé que estás
-mano pronta-
con tu bienvenida
a la gran muerte
tuya.
Es como el vuelo
del abejorro
un juego instrumental.
No sabes
ni de dónde viene
la magia de los músicos.
Y la muerte
sigue ahí,
como una polilla.
………………………………………………………………………………………………
¿Cuánta magia te queda todavía, Flautista de Hamelín desafinado?
¿Cuál es el caballo que nos galopa de regreso hacia un establo de infinitos espacios todavía?
Tu conmovedora sencillez no se evade ante el sueño de el sueño de los brujos, no ante el gemir de las campanas.
Estás casi por conquistar el tercer milenio y vences en limpia lid el coletazo de tu última hora, muy parecido al final de una novela.
Agotado.
Suspendido.
En medio de un aire circular por todas partes.
Por delante.
Por detrás de la perfección de los objetos, igual que una fotografía.
Sólo ahora es que te miro tan fraternalmente, como si fueras el hombre que yo sueño.
MANUEL ROJAS
Nació en San Cristóbal en 1955. Han sido publicadas un total de treinta y tres obras diversas del autor, incluyendo dos poemarios galardonados en importantes concursos literarios. Ha sido galardonado con varios premios en los "V-VI-VII Circuitos Culturales de la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Estado", como poeta y ensayista. En 1990 gana el Primer Binacional Fronterizo Colombo-Venezolano, auspiciado por el Instituto Universitario de la Frontera (IUFRONT), con su obra "Hojas de Ceniza". Parte de su obra como narrador y poeta aparece en las publicaciones de la Asociación de Escritores del Estado Táchira, primera selección de narrativa "El Color Sepia" (1990), Revista "Logos", del Ateneo del Táchira (1992), "Conversaciones con Encaje" (Editorial Toituna, 1993), también en los siete últimos volúmenes del Taller Literario Zaranda. Publica una página en Diario La Nación, titulada "Trazos", además coordina la Revista Logos y el periódico "Dia-Logos", ambos del Ateneo del Táchira. Obtuvo una Mención Especial en la Primera Bienal "Juan Beroes" (1996) Actualmente se desempeña como Dirigente Sindical en la Alcaldía del Municipio San Cristóbal. Su trabajo es de corte social y filosófico:
HOJAS DE CENIZA
(A un jurado cualquiera)
Es posible que ustedes no me escojan como poeta.
Es necesario aconsejarles que tengan mucho cuidado y no por mí sino por los demás.
Cada uno espera el galardón.
Pueden tomar una lupa y escrutar verso a verso.
Todos son buenos.
Los conozco bien.
En ellos reluce el blanco satén de una belleza colectiva.
Venus
Eros
Artesanos de la palabra
Es difícil ser poeta
Es una locura intentarlo
Pierdes el tiempo.
Mi padrastro dice: "¿has ganado algo con ello, al menos dinero?
No, contesto cotidianamente.
Y bajo sus lentes puedo ver sutiles maldiciones.
Sin embargo aquí estoy, honorables miembros del jurado.
Este oficio me lleva a perder el tiempo.
A contemplar en los rojos incendios de la memoria, algo de la crueldad popular.
Es un silencio misterioso, este constante ir y venir por los jardines de la escarcha, con los ojos apaciguados por el esplendor de las rosas y las lluvias, tal vez.
Después viene la agonía.
Retumbo en las estancias con el corazón desbocado hacia gritos de oprimidos y miserables que juegan la vida por un bolívar de papel.
Conviene escribir algo de eso.
Es una lástima que en este oficio no se gane lo suficiente para vivir, en fin, no se gana nada.
Este retrato vívido socialmente me enardece.
Tengo los pies de asfalto.
Doy vueltas encima del relleno abismal.
La esquina, estoy en la esquina, donde se dicen los mejores chistes para mujeres.
Indudablemente ellas son personajes extraños.
Me recuerdan a Cela y sus eróticas confidencias literarias.
Chicas delicadamente plásticas.
Distantes y glaciales.
Como encerradas en un túnel.
Eso pienso a las seis de la tarde del sábado.
El domingo estoy en la Prisión de Santana, de visita claro está.
No hay silencio en la boca de los descarriados, sólo un pozo hondo de consternación.
Sin lluvias ni pájaros
Sólo ante el mundo.
Troncos secos bajo el sudor de los almanaques
¿Comprenden ustedes?
Si hubiera una forma de calmar tanta hambre, tanta sed.
Si hubiera…
El universo se tiñe de rojo.
Ando a tientas, sordo y mudo, extraviado, como si me encapuchara para desandar toscamente por las veredas.
Oigo el murmullo de las madres, quienes en senil ceguera acarician a sus hijos criminales.
Me basta un poco de serenidad para sobre vivir.
Vivir.
Vivir.
Sobrevivir.
Vivir sin espantos ni sombras.
Vivir.
Vivir bajo el arco y el trueno.
Audacia de los dioses más remotos
Prudencia metafísica de la plenitud total.
¡Shiss, caballero! ¡Tómese un vino, le hará bien!
Y me convierto en tortuga frente al principio de la sabiduría.
Necrología absurda.
-Es usted un ejemplo del abandono.
– Usted es un cínico – dice el juez.
– Pero mi doc…
-No se puede justificar su actitud.
No.
Observo.
Sentimentalmente observo.
Dolorosamente sentimental miento.
Con lágrimas en mis ojos me dejo llevar de la mano del dolor.
Bajo la mortecina luz de un poste, leo la sentencia.
Nocturno, religioso y exquisito, redimo las palabras.
Lloro, entonces.
Pero ¿debo llorar?
Acaso ¿se ha terminado el mundo en esta esquina de la Quinta Avenida?
¿Acaso?
No.
Digamos que estoy muerto.
Vacuidad insoportable, ésta, de estar muerto en medio de una ciudad "cosmopolita y eléctrica".
Es necesario acumular un grado de locura para decir tantas barbaridades.
Es necesario un poco de humo,
De hollín,
De música beat, zen,
De noche,
Para armar los más complicados crucigramas.
¿Dónde están las moradas del silencio?
Deambulo a espaladas de la montaña gris de mi barrio.
Hablo como si fuera mío, pero es que son tantas cosas vividas en sus lenguas de asfalto,
que el alma se me queda allí, justo en la neblina.
Allí, me convertí en soñador,
en enfermo espiritual,
en viajero por las vías del retorno y la arcilla.
Esta enfermedad me acosa despiadadamente.
No.
Soy un vericueto del dolor.
Un verismo anacrónico del arte.
La máscara de un demente, casi un bufón.
Subo por las empinadas calles,
Por el lado sur de las escuelas
Y bajo los álamos, los niños saltan sobre la hierba de mayo.
En la lluvia recogen flores azules, cantando el pío, pío los pollitos dicen…
A veces desciendo de aura magna hasta mi traviesa juventud.
Allí me desvisto.
Frente a muchachas morenas de cuerpecitos voluptuosos, o frente a la colina.
Oímos una de esas canciones chillonas del setenta y bebemos algo de licor,
ron con Pepsi y limón (Cubalibre, le dicen)
y bailamos bajo la azulenca tela de la luna y las intermitentes señales de las luciérnagas.
Aún no se conoce la droga por allí.
Es que la arena del pasado me trae sus reflejos.
Me saca de los estribos y me llama con voz extraña, cabalgando por rosadas estelas de noctámbulos rincones.
¿Ustedes me comprenden, escrupulosos señores del jurado?
Es posible que ustedes no me comprendan.
Nadie lo ha hecho hasta el momento.
Aún así soy feliz.
Pudiera haber sido un político.
Pero sería un político triste.
O tal vez sería un político matemático, economista, equilibrista, metódico, revolucionario, supersticioso y cauteloso, sería…
La imagen señor.
Sí.
Habría hecho una proeza inolvidable.
Quizás.
Una noche de verano, y en navidad porque detesto la navidad, habría sucumbido contra la barbarie y la corrupción.
Seguro.
Con la bolsa en las manos y unos cuantos…
Al otro día diría la prensa que el suicidio fue perfecto.
¿Y qué del aroma de los pinos?
¿y de las salvajes muchachitas con vientres invernales y diminutos triangulitos?
¿Y qué del faisán de las buenas cocinas, del pollo asado, del pernil y de la pizza; sin el miedo al comunismo y a las tertulias convencionales?
¿Y qué de los viejos epitafios cursis de la nueva generación, sin los piojos ni las cucarachas que duermen en baúles milenarios?
La mirada del poeta es aburrida ante el semen de su propia creación.
Recuerdo las fotografías en blanco y negro.
Recuerdo las distancias infernales para comprar una manzana.
Recuerdo a Laura, Consuelo, Mima, Mary, Marien.
Recuerdo la amplia sonrisa de Adriana, tratando de comunicarse con el novio, desde una cabina de CANTV rodeada de estiércol.
Recuerdo a D.U.C y a Merli, adorables como un rocío de opio.
Recuerdo a Marisol, mi lejana y provincial Marisol, tan vacía como el fondo de una calabaza pero tan sensual, tan profundamente voluptuosa; la recuerdo recostada a la ola, mientras en el otro lado del mar alguien se ahoga.
Pero sobre todas recuerdo a Laura.
Hondamente pensadora e inteligente.
Leyendo a Virgilio mientras escucha a Brahms.
En suma, recuerdo mi vida, asida a la telaraña de un misterioso talmud.
Prófugo del olvido, la bohemia me invade en esta inusitada alforja de sombras.
En esta incertidumbre.
Entonces he de quedarme aquí.
En este lugar sólo para adultos.
Ciudad volcánica e infeliz.
Junto a este río turbio, rojizo.
En este parque rodeado de árboles inmutables.
Feneciendo en cada vislumbre de la mañana.
Tiempos de leña y azufre, proscritos y ancestrales como el vidrio de la Catedral, vitrales de ceniza y fuego.
Contienda desesperada de los pájaros por desterrar el viento.
Y tú ¿dónde estás?
Dulcinea mía.
¿Acaso te has ahogado?
¿Te ha asfixiado el silencio de los aposentos, los templos, las fábricas de esponjas, los ascensores?
Reúnanse los principios de la muerte y síganme todos los confines de la tierra.
Esperemos la edad de las tinajas de sueños, de las lisonjas, las mentirillas que se dicen a escondidas las parejas, los militares, los políticos, los juristas y los curas.
Iniciemos la conversación.
Elegante, eso sí, como todas las conversaciones que se dan en torno a un café.
Estamos encerrados en cámaras extravagantes.
Parodiamos el contrasentido visual.
Analizamos estudios fronterizos, y otras cosas.
La sociedad de los transeúntes.
La república.
La alianza patriótica.
La minifalda de esa chica es tentadora.
¡No hombre son las piernas!
Tienes razón.
Una canción pop, se deja oír desde el velador.
La erección, sucede que…
Otro tema importante.
Y tú ¿dónde estás?
Que no hemos hecho el amor en estos días.
Acércate.
Novia atornillada al moho vespertino.
Enjabonada y recién cepillados los dientes, estás lista.
Acuéstate.
Sacudámonos con fervor.
Entreguémonos en este diván, o en el desván más alto.
En el almacén.
En la bodega.
Desgrana una a una a todos las sensaciones virginales.
Los senos al descubierto.
Exhibidos para ejemplo de la promiscuidad provincial.
Mira como todo está en calma.
Las hojas duermen.
Los perros,
los perros y las hojas.
Los perros, los gatos y las hojas.
Hojas de hierba y tarde.
Hojas de ceniza.
Ceniza y sangre.
Asfalto.
Democracia.
Hojas de incienso morado.
Hojas secas en los naranjales.
Mi corazón golpea el rostro de los perros, de los gatos,
de la hierba, las hojas y la ceniza,
golpeo duro contra las salamandras.
El movimiento de las cosas me sustrae del infinito.
Un astronauta descubre un nuevo planeta.
Altísimo.
Más allá del sol.
Allí no hay vacas, ni piojos, ni hormigas.
El control de los sonidos entra en funcionamiento y oigo sus voces leves.
Se parecen a las comiquitas de televisión.
No doblen la voz, escarabajos.
Una alondra cruza el universo.
Se posa sobre mi cabeza y prosigue.
Desde los más intricados lugares de la creación los grillos cantan su "Oda a la Cibernética" "Canción de amor por María", la de los ojos de ratón asustado.
¿Ustedes me oyen?
Y tú, ventarrón de resacas.
Conjuros.
El amargo
Elíptico e iluminado ambiente de las discotecas, me hace daño.
El conjuro de los negros traspasa las figuras mecánicas, celestes, de los ovnis.
Detesto el verde asombro de los sapos por el mercurio de los postes y de las avenidas.
El estallido del mundo en su precaria hora de desastres.
Huelga por la paz.
Las ondulaciones de la eternidad en su simple energía, convalecen.
La dureza de las huellas.
La inocencia.
El fútbol.
La moda.
Los obreros conocen el camino de la sequedad.
La blasfemia de los inútiles.
De las prostituta, homosexuales, lesbianas, incrédulos, y burócratas.
Huelga de los exiliados, vagabundos, reclutas y poetas.
Nacido frente a la vida, sin fontanela quizás, cruzo avenidas observando viejos zapatos de empleados públicos, caballos de metal, borrachos vomitando borrascas de aceite y legumbres.
El campo está desolado y junto a mi pasa la lluvia.
Ejecutivos en bicicleta.
Mis ojos siempre mudos, implorantes, consternados, divisan el devenir de la saliva en la boca de los tontos.
Y tú y yo.
Compenetrados en una sola sed, mientras el teléfono suena en la oquedad de viejas habitaciones. Mientras el agua falta en los restaurantes.
Para nuestro sueño hace falta un lago azul, un cisne y la cima de una montaña.
Es posible que ustedes no me admitan en vuestra sociedad de poetas, ni en vuestras reuniones solemnes.
No soy tan culto como vosotros.
Pero me enternece el canto de un niño.
La alegría de un limpiabotas con sus tres bolos de sudor y tabaco.
Los iluminados balcones de la colonia, los frustrados rincones de la soledad en el rostro de las domésticas.
No soporto que una secretaria del gobierno se dé vida en los suntuosos y esmerilados confines de Miami, con los dineros del estado.
O que el General Delgado CH. le sacara los ojos a los pájaros para verlos estrellarse contra las paredes.
No.
Desconozco tales formas como principios humanos para vivir.
Sé, por estas cosas, que jamás me elegirán como modelo de creación literaria.
Es inútil.
Lloro por el descalabro y la refriega.
Podría entonces tomar una ametralladora y eliminar a la humanidad.
Con su religión de aristócratas.
Con su turba de brujas y ateos.
Con la gente que usa un título a manera de bufanda.
¿Dónde me escondería, entonces?
Los sabuesos – imagino- detrás de mí, luego los policías, los abogados, y la Constitución Nacional.
Fuera de mí invocaría dioses desconocidos.
Me sentiría un astronauta y atravesaría el área sideral en compañía de Pluto, argonauta o estrella, consecuencia de los alquimistas.
Desnudo de mí, violaría la divinidad hecha mujer: "María".
Desnudo de mí, besaría tu blanca palidez: "Estatua de la Libertad", "Reina del Sida".
Desnudo de mí, sería un dromedario con cara de bebé.
Admitida tal consideración puedo esperar en la Plaza Bolívar.
Aguardo el invierno con…y sus aguas afiladas me recuerdan un tanto la infancia.
Espero.
Nuevamente espero.
Como un bisonte al ataque.
Hasta mí llega el aroma del café.
La tarde se abre con sus reflejos anaranjados.
Y las tapias, los cristales, el acero, las computadoras, los edificios, las calles, el sol a punto de ocultarse, el oculto sueño del Presidente por ser Dios, los mantelitos de seda, las tacitas de café (otra vez el café) y tú y yo esperando el encuentro de la piel. Mi dulcinea. Y el avestruz de la noche en medio de nosotros.
ERNESTO ROMÁN OROZCO
Nació en Cabimas en 1962. Reside en San Cristóbal desde 1978. En 2991 obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Poesía de los Circuitos Culturales del Estado Táchira con el poemario "Flancos".
Román, encuentra belleza en lo relativamente feo para cualquier persona. Se alimenta de nimiedades para construir el escenario donde ha de representarse la escena:
recorro el puente
donde un proxeneta solitario
toca Blues en su armónica
mientras se fuma un saltamontes
Satiriza el dolor humano, se ríe de la vergüenza de ser poeta, del absurdo y estúpido vagar del hombre por los sórdidos parajes de la desventura. En definitiva, su trabajo fija una condición irreverente pero bien lograda, su trabajo poético es un "Blues de Bandidos" para bandidos.
EL BLUES DE LOS BANDIDOS
recorro el puente
donde un proxeneta solitario
toca Blues en su armónica
mientras se fuma un saltamontes
………………………………………………………………………………………………
dedico estos textos
a todos los paranoicos desquiciados
bandoleras putas y a otros seres
tangibles e intangibles
que vagan bajo la Gran Noche de América
para que se unifiquen en bloque
por el derecho inquebrantable
que tienen a un teléfono celular
………………………………………………………………………………………………
…Cae la noche, "4 de enero de 1967", El Vaticano
Anuncia Hoy
¡Nada de Jazz en los Altares!"
Tal vez en Africa
Tal vez en Asia utilicen extrañas músicas
Y extraños bailes ante el Señor
Pero aquí en Occidente Nada de Jazz ante el Altar,
"Es una costumbre extraña a nosotros"…
Allen Ginsberg
………………………………………………………………………………………………
qué hago aquí
solo sin ti abrazándote
en el nombre de Dios
cuyo apellido no recuerdo
y cuando Dios
no entiende un coño
de abrazos
………………………………………………………………………………………………
ayer
en el autobús
una hermosa colegiala
de uñas sucias
y cortas
pegó su pubis
a uno de mis
hombros
aún se sentía un leve aliento
a sol
en su jumper azul
entonces le cedí mi puesto
e hice un cilindro
con una hoja de papel
lo saqué por la ventana
del viejo armatoste
y la invité
a contemplar
más de cerca
el Saxofón
que tejen
los
astros
………………………………………………………………………………………………
te escribo
este poema de amor
y me pregunto
si existen flores
que necesiten recluirse
en el jardín
de un
manicomio
te escribo
este poema de amor
¡no joda!…
yo que me paso intrigado
contra todo el mundo
en esta ciudad
que es
un pañuelo
entonces
me doy cuenta
que ya me tiré la mitad
de esta página
y que no puedo decirte
lo que hubiese querido
en este intento
que hago
de escribirte
un poema
de amor
………………………………………………………………………………………………
la última vez
que volví a suicidarme
mi padre
me armó semejante vainero
pero hizo
todas las gestiones concernientes
al velorio
entonces llegó todo el vecindario
el presidente de la Asociación de Vecinos
concejales y todo un desnúmero
de personalidades
vinculadas al ámbito intelectual
de la región
y todos le dieron
el más sentido pésame
a mi padre
Chemiguel
y recuerdo que por ahí Salió
un desgraciado
y dijo
"ha muerto un gran poeta"
fue cuando me levanté
como picaoe´culebra
porque no me dejaban
morir tranquilo mi suicidio
después mi padre
me miró con ojos de mapanare
por semejante irrespeto que significaba
regresar de la muerte
y también por el gasto innecesario
del funeral que acarreaba
mi resurrección
………………………………………………………………………………………………
buenas tardes
distinguidos pasajeros
-y perdonen la molestia-
recurro a ustedes
para pedirles
una urgente colaboración
como pueden ver
sufrí un accidente aéreo
y después de la intervención quirúrgica
tuvieron que injertarme los ojos
en los dedos gordos de los pies
y mi cara fue borrada entre las nubes
por el impacto intempestivo
de un pájaro
observen que respiro
por dos agujeros
que abrieron en mi cuello
y es mi ombligo
el que ahora
le pide
FLANCOS
Ese que está ahí
sin verse
soy
………………………………………………………………………………………………
tanta
música de piano
borra el retrato del bandido
que tatuaron en el bar
………………………………………………………………………………………………
Cuerpos
absurdos
los que se ciernen
contra el otro que entrego
para favorecerme
………………………………………………………………………………………………
Por fin
a la idea
se le está ocurriendo
un hombre
………………………………………………………………………………………………
provócame
un adiós
sobre la tierra
que arrastra tu dialecto
atravesemos las velas
hasta llegar al río
donde se quema los pies
un olvidado
………………………………………………………………………………………………
Ese
acallamento
ese nada que nunca está
es sólo el regreso
del que perdió su rostro
cuando abrió la ventana
sin conocer la lluvia
………………………………………………………………………………………………
los garfios
de interrogación
por si alguien insiste
en suicidarse
al conocer
la respuesta
………………………………………………………………………………………………
ellos
prestidigitadores
peregrinos
de esferas
que esculpieron
en cenizas
el bastón del mago
………………………………………………………………………………………………
el interruptor
nos dibuja una noche
a medio día
dentro de la casa.
On
Off
y todas esas cosas
de amores y electricidad
que nos silencian
………………………………………………………………………………………………
¿quién
vuelve a ser agua
en los cocuyos?
¿quién
edifica una canción
en blanco
y no regresa?
¿quién
de todos los que son se ha cansado
de ser?
ELSA MARLENE SANGUINO
Nació en San Cristóbal en 1961. Participa en el T.L. Zaranda en su doble papel de escritora y pintora. Tiene un primer Premio (compartido) en poesía en su ciudad natal. Ganó el Primer Premio de Poesía convocado por la Dirección de Cultura y Bellas Artes de la Gobernación del Estado. En 1997, obtiene el Premio Único en Poesía, con su obra "El Guardián de la Salamandra", auspiciado por esa misma institución gubernamental. Elsa, como artista y poeta refleja su compromiso con la estética, con tal simetría que teje armoniosamente un relieve que sirve de excusa para asumir una verdad, su propia verdad, poniendo de manifiesto el acertado conocimiento que tiene de las formas y técnicas con que están hechas las cosas. Piensa mientras escribe, en Equinoccios:
Allí
cada fracción
cada poro…
Tengo el espacio, muros de figuras forjadas en
piedra, el rojo de la flor en el negro fondo de la
tela. La necedad y el miedo cabalgando en la médula.
Juega con el fluir de las ideas, los colores y las señales misteriosas que nos ofrecen los símbolos para vaciarlos, luego, en el poema, con profunda paciencia y cuidado en la estructura. Es como si, aparte de pensar, pintara al escribir.
EQUINOCCIOS
I
Allí
cada fracción
cada poro.
Crees en inmensidades
dentro del contexto
de lo cotidiano
Pero ignoras que en espirales
voy sobre el límite
de tu dermis aletargada
Soy y no sabes…
………………………………………………………………………………………………
II
Tengo el espacio, muros de figuras forjadas en piedra, el rojo de la flor en el negro fondo de la tela. La necedad y el miedo cabalgando en la médula. Por sobre el desorden de líneas, bemoles, la piel oscura y tibia al contacto. Eros afianzando detrás de los ojos y la tristeza al no querer partir. Regresar a un lugar. Allí, sólo a morir. El tiempo recorre la memoria para convertirla en pasado. Tropiezo. No tengo sombra. Solitario, adolorido, ausente, como si no bastara con lo que tenías, la hurtaste. Esa sombra que me acompañó hasta tu puerta, anidó conmigo en lo alto del árbol de filigranas, siendo una voluta más en el caprichoso dibujo de la hoja. Sí, ella se fue embelesada creyendo al igual que tú que no importa, que no punza adentro, la palabra impronunciable.
III
Yo
infinita
desorbitada en la idea
y tú
en el dolor
transparente
Por sobre las cicatrices corporales
Incrustado en lo profundo
La claridad penetra
punzante en la retina
libera los efectos
de la metamorfosis
Impacientes
Surgen de nuevo cicatrices
como una imperecedera mamoria
en la tormenta de la noche
IV
Hay un búho
ojos de lumbre
detenido en lo alto
Alas bruñidas de luz
dibujando serpentinas en
movimiento
Bajo el destello
un espectro milenario
cava fosas
en busca de su sombra
V
Otra vez con los ojos heridos por tanta luz
haciendo equilibrios en el borde de un grito
intento remontar el vuelo venciendo el peso
de las alas cubiertas de musgo y de miradas
Más
más
más alto
izándome con el ansia
estremecida por el vértigo
el grito y yo
somos
uno
VII
Un cuerpo
surge y se oculta
entre las sombras
cargando cadáveres
Perfil
Inalterable en la aflicción
Acusa las miradas los gestos
cada palabra
en lo amargo
Cuerpo
en el caudal
Grito
que cae…
que golpea…
VIII
Sola en la penumbra, entre las cosas más conocidas,
recita lentamente los poemas tantas veces leídos,
deglutidos, macerados.
Sin darse cuenta se acerca parsimoniosamente a la ventana.
Cuatro paredes, la tibieza
su mundo.
La ventana es ventana y espejo a la vez.
Llegó el tiempo.
Dejó atrás las imágenes transfiguradas
la pesadumbre de los enigmas
la piel turbia de pesadillas y herrumbre.
Brevedades.
IX
Burbujea con placer
El horizonte
hambriento de sentir
es llevado al absurdo
donde la nada gotea
sobre la pie oscura de los sueños
La noche anuncia
una marcha inminente
Clamor de risas
Sudor de adioses en la espera
Silencia el todo
La magia es muerte
X
Estoy dentro del caparazón
un eco materializado
Busco las partículas del ser
¿Soy?
Enraizada con los segundos
de reflejos objetados
¿Atada?
La sonoridad con los segundos
Irrumpe lenta
resquebrajando
el muro férreo de los no concebidos
¿Los vacíos?
Allí
cada fracción
cada poro.
Crees en inmensidades
dentro del contexto
de lo cotidiano
Pero ignoras que en espirales
voy por sobre el límite
de tu dermis aletargada
Soy y no sabes…
XI
En los sepulcros
olas diminutas
agudos cristales
adheridos a la piel
a los caballos
La tarde refleja la luz
Mar
masa sinuosa
tibia
en el fondo de la mirada
es nuevo rumor de aguas
sobre las piedras
XII
No sé
si terminaré
por acostumbrarme al olor
de
lo no develado
No sé
si
sentir las manos
que de sutiles
son violentos cantos de poder
y desamparo
en la oquedad del cuerpo
que hoy me cobija
XIII
…rebusco entre los papeles, todos los papeles aquellos que quedaron como regalo único; los que recogí de la tarde, de las noches en constante fuga, los que dejaste prendidos en las ramas de los árboles sin escribir…
…voy a tientas y me atraganto con los años esperando que asomaras, con el cuerpo desnudo e irreverente y tu cara de profeta a enseñarme que la vida es algo más que palpar el contorno de lo oscuro…
…las soledades descubiertas no son las mismas de aquel entonces: temerosas, pequeñitas, encogidas y agobiantes, pesadas como plomos…
…hoy están plenas de luz, del amarillo, brebaje aquel, querido, deslizándonos convertidos en un sol…
XIV
Punto
por
punto
tejo noches
días
risas
llanto
La sangre perdida en
algún lugar del orbe
hijos
hombres
lápidas
Punto
por
punto
ese manto fragmentado
cubre la soledad
Aún preguntas
Por qué continúo
Por respuesta
otro punto
La madeja es interminable
DIEGO SARMIENTO
Nació en San Cristóbal en 1956. Ha colaborado tanto en el plano literario como en el de las Artes Plásticas, produciendo textos poéticos y diseños de libros y portadas. Es ante todo un artista plástico. Su arte, como plástica o poema, recurre al discurso protestatario de la década de los 60-70. Al parecer, sus trabajos (pág. 259-260) están arrancados al tiempo de su pasión literaria antes que a su búsqueda como artista plástico. Testimonian a cabalidad las ansias de libertad de la sociedad de consumo alienada por el llamado progreso imperialista: la influencia del mercado de la informática como base del trabajo y orden de códigos digitales para establecer una nueva tabla de valores:
Me llevan de acá para allá, me marcan, me numeran
me sellan, me rotulan y luego sin compasión
encierran todo eso, dentro de mí
sin un rostro
sin unas manos
sin unos pies.
Y esperan aún que uno no grite.
Vivo con incertidumbre de que mis amigos sean espías.
¡De qué o de quién?
Ese es el gran secreto.
……………………………………………………………………………………………….
A mí me parece, camarada
que para morir, tan sólo hace falta un muro
o un árbol bien robusto.
Para morir
también sirve un buen candado
una reja o una alambrada.
Para morir con honor, si es que hay oportunidad
te puede ayudar un policía bien armado
o un militar ebrio de sangre.
Hay quienes prefieren morir
en una escuela o una cátedra
o en una elegante oficina
o escuchando un sermón papal por la paz.
Yo quisiera morir, camarada
con una bala en el pecho, peleando
con mi palabra y mi memoria bien despierta
y tal vez sin ningún rencor, lapidándome los recuerdos.
HOMERO VIVAS
Nació en San Cristóbal en 1953. Su obra poética como tallerista aparece en los Vols. I, II, III, V, XI, y XIII de Zaranda, donde figura también el perfil biográfico como poeta, abogado y promotor cultural. A su proposición se debió el que el grupo que en un principio se insinuaba como una peña o círculo literario adoptara, hace ya tres lustros, el nombre de "Taller Literario Zaranda".
Como poeta digiere el mundo a través de la percepción óptica, como imágenes hechas para el cine. Comprende bien el sentido del recuerdo y lo que significa para la existencia humana la repetición de la anécdota de su vida. Atrapa el ambiente, el gran "todo" y lo reduce a una sola imagen, con estupenda economía del lenguaje, pero con una admirable garantía de conocimientos que provienen de los estadios explorados para ser, más tarde, reproducidos en el poema:
No se acaba el verano
que se dejó muerto
El otoño comienza
y aquel sol
que alumbró las caminatas
continúa siendo
dueño y señor
de estos aposentos
y el deseo será rocío
de madrugada ansiada.
DE LA CIUDAD SITIADA
A: María del Carmen
Godot
-mi perro-
dejó su alentó
en los comienzos
de las lluvias
Como él
hoy devengo
ovillo
Inicio un retiro
a lo profundo
de esta madriguera
Procuro así
elevar empalizadas
Alejarme
Erigir
un sitio interno
sobre esta ciudadela
que se debate
en una batalla
larga e incierta
PRESAGIOS
A: David Palacios
En el fondo
de tu pozo
no quedan
restos de las lluvias
del último invierno
Ni las lágrimas
de las aves solitarias
que oscurecieron
la jornada
aquel día
de presagios
lamentos
y tragedia
…………………………………………………………………………………………………
No se acaba el verano
que se dejó muerto
El otoño comienza
y aquel sol
que alumbró las caminatas
continúa siendo
dueño y señor
de estos aposentos
y el deseo será rocío
de madrugada ansiada
Se perdonan las trampas
y en este eterno juego de escondidas
se absuelven
las ganas de perderse
entre la niebla
EL FUEGO DE LOS DIOSES
Creamos
los destinos
Son de sangre
los adoquines
y el asfalto
Hurtamos
el fuego
y las entrañas
no cesan
de hacer hermosas
las aves
de lejanos
abolengos.
"EQUINOCCIO"
Para Merysol León B.
La Cruz del Sur
en este abril
no enjuga
los llantos
ni oscurece
la desidia
A una hora
tan temprana
La Cruz
del Sur
marca
la ruta
y nos hace
forasteros
en estos bosques
POEMA URBANO PARA ROSA
Decir
que por ti vivo
es poco
Tomar la daga
y abrir la trocha
para buscar
claridad
en ese
mundo tuyo
que malvives
sería la faena
del griego aquel
que no conoces
Capaz seré
de cruzar
el negro punto
y estos ojos
estrellas/ tal vez
se consigan
en cualquier
encrucijada
de esta ciudad
que nos cobija
y nos protege.
PASOS
Nos sumergimos
en los ríos de luces
de esta Olimpia
conduciendo un carruaje
ligero
y frágil
Pretendíamos olvidar
el sino inexorable
que encadena nuestros pasos
Difuminar / en cierto modo
con un fino pincel
estos caminos
que a fuerza
se aparean
LAS LUCES Y LAS SOMBRAS
Detrás
del telón de fondo
se pasean
los fantasmas
de antiguos
personajes
Colgados
de cuerdas
y tramoyas
sobreviven
los ecos de sus voces
Ruedan
en las tablas
cobijados por el polvo
gotas de sudor
y los restos de maquillaje que conservan
el calor
y el resplandor
de los candiles.
NEGRO SOBRE BLANCO
Ahora
cuando casi escribir
es una prueba
no puedo hablar de ti
forastera perdida
en aquel mar
que hablaba diferente
Ahora
cuando hablar
es la rutina que me envuelve
apareces
y es como las olas
de un conocido mar
que no baña más
la arena ansiosa.
A: Soraya Toumi
Como en secretos armarios
Como en cajas ocultas
irán
a olvidarse
el verano muerto
a los lagos de ese río sin nombre
Irá también
una noche de creciente interminable
en una propiedad desconocida
de aquel reino de brumas
que recibió nuestro naufragio
ECLIPSE
En la lucha
de los dioses
la consorte
dejó ver
tan solo
la corona
Una sombra
pasajera
cubrió
su reino
y los súbitos
bajaron la cabeza
cubrieron sus ojos
y observaron
………………………………………………………………………………………………
Ese mar
Se derrama en tus ojos
Ningún velero
Querrá romper sus olas
Reflexiones finales
En esta edición de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses ( BATT), dedicada a la Poesía Contemporánea Tachirense, no se tomó en cuenta a poetas como Luz Marina Sarmiento, Leonor Peña, Daniel Parada, Carlos Sosa de la Universidad de Los Andes, Mususito Oriundo Oliari (seudónimo), poetas de Rubio como Nerio Vergara y Jesús Acevedo del Grupo Literario "Eleazar Silva", poetas de Colón como Carmen Rosa Mora, Carmen Teresa Alcalde, Carlos Cruz, y los poetas del Grupo Literario "La Trilla" y Elkin Calle entre otros, quienes han consolidado una carrera seria y a la altura de las nuevas generaciones que hacen vida poética en esta región y en el país.
Considero que los temas tratados por los poetas de finales del siglo XX, del Táchira, no están alejados de la realidad social, filosófica y estética de la generación anterior (del setenta) o de los demás movimientos que se pudieron dar a lo largo del territorio nacional. Nuestra presencia como acto cultural y de vocación aborda temas como el yo, el tiempo, el amor, la muerte, la vida, la existencia, el mundo y la condición del hombre como producto social de mercado y consumo publicitario. A mi parecer, desde las voces de Víctor Valera Mora, Eugenio Montejo, Luis Alberto Crespo, José Barroeta, Jorge Nunes, Julio Miranda o Enrique Hernández D´Jesús, es muy poco lo que ha cambiado la intención como mensaje o propuesta del poeta, en cuanto a estructura, sonido, telón de fondo y tono. Es posible que hayamos cambiado, quizás, la atmósfera o tensión emotiva como exposición estética y creo, tal vez, debido a las circunstancias históricas. Ellos, la generación de los sesenta estaban intensamente marcados por el crucial "23 de Enero de 1958", y nosotros, los del setenta u ochenta de este siglo, en su mayoría desarrolló su arte poética en aras de la "democracia". Por supuesto que esta condición social debe marcar profundamente una diferencia entre o con los poetas de las generaciones anteriores. Esta curiosidad e incertidumbre queda en manos de críticos de las artes escritas. No obstante, la generación del ochenta siente más cerca la angustia venidera en torno a la ola de alarmas apocalípticas que anuncian, a viva voz, fanáticos de todas las religiones del mundo, el derrumbe de la era de gracia y final dramático de la raza humana con el advenimiento del Mesías, la guerra nuclear o de Armagedón, el hundimiento total del sistema monetario, y la destrucción definitiva del planeta. Los años sesenta y setenta, en nuestro país, fueron décadas de bonanza económica, de presunta recuperación del estado anímico de la sociedad y erradicación total del fantasma de la dictadura. Los años ochenta, según Javier Lazarte en su Antología (Cuarenta Poetas se Balancean", publicado por Fundarte, 1991), nos advierte: "A partir de los primeros años de la década de los ochenta el panorama cambia un tanto, o al menos se amplía."
He pretendido, a través de esta reflexión, desarrollar tan solo una aproximación sin pretensiones académicas con la firme voluntad y objetivo de presentar un panorama o semblanza de la poesía de finales del siglo XX, en el Táchira, sin recurrir a ciencias aplicadas a la literatura o al aisthetos de Gaston Bachelard, bajo la concepción de arquetipos del New Criticism de Northrop Frye, o a estructuralistas y formalistas rusos en función del arte poética universal. Pero tal vez, sí, bajo la luz centrífuga del "Arco y la Lira" de Octavio Paz, que me sirvió de apoyo para dar los pasos preliminares de esta investigación. No se trata de medir versos, de contar verbos, adjetivos, sustantivos, para determinar funciones sintácticas, pragmáticas, semióticas, en virtud de la estética o del producto a revisar por ortodoxos de la semántica post-moderna. No, la intención fue acercarme al poeta, a su pensamiento, a su sensibilidad, con sus propias herramientas, con sus palabras, con la poesía que es el pan nuestro de cada día, de siempre.
En conclusión, la recopilación de Poesía Contemporánea Tachirense, muestra cómo en esta humilde provincia, cuna de artistas de toda índole, puede registrarse la historia y su ambiente social a través del arte poética, perdiéndose con ello el miedo a denunciar, a declarar su inconformidad con el sistema y sus relaciones con el planeta:
"el poeta debe asumir sin obstáculo, sin reminiscencia, para que la verdad poética temblante pueda titular los augustos límites de la verdad y de la mentira, para conjurar la vida con las ficciones, para disparar el amor ofreciéndose en un instante para ser leído o desechado, para ser censurado porque las palomas no pueden copular con los poemas" (Fuenmayor Víctor, misma fuente anterior).
Queda entonces para el estudio y análisis, y sobre todo para el deguste colectivo, los poetas y poetisas que a continuación presento, y que no fueron incluidos (as) en el volumen 118 de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT), algunos de ellos, por supuesto, y a la vez incluyo actores de la palabra de generaciones mucho más recientes, del siglo XXI, cuyas obras nos permiten visualizar otra forma estética de asimilar la realidad.
LUZ MARINA SARMIENTO
Nació en San Cristóbal, Estado Táchira, en 1957. Poeta, narradora y ensayista. Licenciada en Castellano y Literatura y Magister en Literatura Latinoamericana y del Caribe, egresada de la universidad de Los Andes (Núcleo Táchira). En 1989 obtuvo el Premio "Orlando Araujo" con el libro de cuentos titulado "Cascajos".
DIXI
He intentado reconocer la ausencia
la que en tu rostro
no es más que un encierro de gestos
y parábolas frías.
………………………………………………………………………………………………
Decir que tu mano
amanece
posada sobre mis álamos sudorosos
es descubrir en mi carne
la marca callada de tus dedos
y de mis heridas…
DEXY RUIZ RODRÍGUEZ
Nació en San Cristóbal, estado Táchira, en 1961. Licenciada en Castellano y Literatura y Magíster Scientiae en Literatura Latinoamericana y del Caribe, egresada de la Universidad de Los Andes-Táchira y se desempeña como docente de aula en el liceo bolivariano "Francisco Alvarado". Además se ha destacado como ensayista, promotora cultural y, por supuesto, narradora de cuentos para niños(as) y adolescentes. Parte de su andadura literaria se consolidó en la última etapa del Taller Literario Zaranda.De otra parte, es de destacar la labor cultural de Dexy F. Ruiz Rodríguez en la Escuela de Música "Miguel Ángel Espinel", a quien en 2009 le fue otorgado un Diploma de honor al mérito por su destacada labor en cuanto a la recuperación física, rescate de los archivos y documentos históricos de esa casa de estudios, y también por su valioso apoyo incondicional durante cuatro años consecutivos a la institución, desde 2005.
Su trabajo como docente se ha desarrollado paralelamente al de su carrera como escritora e investigadora en el área literaria, que también se verá reflejada en la publicación a su cargo Antología del Cuento en el Estado Táchira, el cual cubre 100 años del cuento en la región. Esta investigación es complemento de su Tesis de Grado titulada La Cuentística en San Cristóbal-Estado Táchira (desde 1845 a finales del siglo XX), ambas, obras inéditas que están en proceso de publicación y que, sin duda, este material histórico pasará a ser de gran importancia para enriquecer el patrimonio de las letras del Táchira
Zamuros de fuego
devoran a pedazos la tierra
Hebras de humo
enredan
la melodía
del viejo reloj
Su leve tic – tac
se adormece
y borra
las marcas
del tiempo
bajo mi almohada
de sueños
PAGANINI
Paganini
diablo del violín
rasga sarcófagos
en el viejo templo católico
sus melodías
besan cuerpos salvajes
misteriosos
de ninfas dormidas
bajo la piel de Júpiter
Oro y fuego
se funden
y un chasquido
rompe el silencio
del Olimpo
DANIEL PARADA
Nació en Capacho, Estado Táchira, en 1951. Licenciado en Castellano y Literatura, egresado de la Universidad Católica. Ha obtenido varios premios en Poesía, entre otros el Concurso de Declamación auspiciado por la Dirección de Cultura del estado Táchira y el Premio Binacional de Poesía 2007, con su obra Rompeviento.
Azul
Se llegan.
Se adhieren a la mente,
corren inquietos o se sientan
en la solera a contemplarse.
Se escapan,
se esconden traviesos tras la noche
o se esfuman de pronto en nuestras manos.
Yo los amo
por sus cuerpos amorfos de mentiras
por sus ciegas miradas de ternura
y sus gritos de silencio.
Yo los busco
y he dado con la forma de encontrarlos:
la espalda hacia el mundo,
los ojos clavados en lo abstracto
y los brazos ceñidos a la tierra.
Yo los ato:
al haz abigarrado de una estrofa,
esposadas sus manos con un verso,
o amadrinados al corcel de la palabra.
Yo los amo
Yo los busco.
Yo los ato
¡Son los sueños!
ERASMO SAYAGO GÁMEZ
Nación en Lagunillas, Estado Zulia en 1956. Tiene más de 25 años en el Táchira. Ha sido ganador de Concursos Literarios en poesía y narrativa, convocados por la Dirección de Cultura del estado. La presente información fue tomada de Escritos, Escritores y Grupos Literarios en el Táchira 1845-2009.
Cherilin preguntó
¿qué pasarácua ndo me vaya?
¿qué pasarácua ndo no esté? Dijo él
cuando el cuerpo no sea ala
que cobije un sueño
y ya no exista ni hoy ni mañana
y el ayer haga su casa
sin puertas ni ventanas
dime
adónde iremos
cuando la mirada
sea de animal herido
y el cuerpo jaula ausente
dime por favor adónde iremos
cuando la mano temblorosa
no se encuentre ni a sí misma
y el aliento sea sólo un hijo frágil
No te preocupes dijo ella
Abrázame dijo él
cuando eso sea sólo seremos
hojas secas llevadas por el viento.
LEONOR PEÑA
Nació en San Cristóbal en 1952. Sus escritos giran en el terreno de la poesía, el cuento y el ensayo, y han sido publicados en diversos medios de comunicación de la región.
IEn la hamaca de Antares
Desde la hamaca
donde mi cuerpo y mi alma
abandonaron atavíos y pesos
fui entregando
en palabras
mi vida
El instante se mece aún en la memoria…
Creo recordar frente a la hamaca
a un tigre que me observó silencioso y cercano…
Como Borges
no puedo decir si fue real
"ya que una encina no es más real
que las formas de un sueño"
En tu hamaca
trenzado útero textil
legado de tus abuelos del llano
abandoné mi cuerpo
La hamaca… Nave…Nido
me llevó al borde de la latitud
donde finaliza el territorio del vivir
entonces el tigre de Borges
indiferente o cariñoso
demoró un instante su garra sobre mi corazón
tiempo suficiente para que Antares
lanzara desde el horizonte
por entre sombras y llanura
su cerbatana de luz
en el pulsar rojo de una luciérnaga
que consteló en Escorpio
el conjuro de una nueva vida
Quizá el tigre que se va y regresa en la hamaca de mi pensamiento
me ha dejado en préstamo una de sus siete vidas
II
No puedo decir que anhelo tu presencia…
Temo suscribirme a una adición
Puedo en cambio decirte
que me place en la memoria
escuchar tus palabras en el silencio de la llanura
y adivinar tu sombra
alineada con la silueta de los árboles…
Decir también que me place en la memoria
sentir de nuevo tu mano distraída
esperando el momento en que el ritmo de la hamaca
te devuelva mi cuerpo para acariciarlo
No puedo pedir que regreses
porque ese instante ya no será
quizá serán otros…
Este
esperado e inesperado
como a un huésped desprevenido en la guerra de Kabul
lo ha decapitado el tiempo
que marca el péndulo de tu hamaca…
Tan puntual
tan implacable
como la Torre de Londres que deseas derribar
Si puedo en cambio asegurarte
que desde hace unas noches
cuando camino desnuda
por los cuartos vacios de mi casa deshabitada
las luces de la luna
escriben en mi piel con felina caligrafía
rayas al sesgo
que me recuerdan al tigre junto a tu hamaca
III
Los grandes gatos de Siberia
los pequeños gatos de Siam
los grandes gatos de Bengala
los enormes gatos de Java
los medianos gatos de estas montañas
todos tienen siete vidas
cada una más frágil que la anterior…
Séis débiles garantías de revivir
Los grandes gatos de la llanura Masai
Los pequeños gatos
Como mi persa Ciro Palhevi
y yo
somos siete veces más vulnerables…
Quizá a ello se deba la extinción
IV
Y dime si dentro de ti no oyes tu corazón partir
Ramón Palomares
Enero del año dos…
Aún es el Año de la Serpiente
tiempos de cambio
cambios de piel…
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |