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Los Golpistas de Mayo (página 3)

Enviado por walther Gahn


Partes: 1, 2, 3

3ª Consiguientemente deduzco, que aunque en unas provincias tan vastas como éstas, hayan de desentenderse por lo pronto cinco o seis mil individuos, resulta que como recaen las ventajas particulares en ochenta o cien mil habitantes, después de las generales, ni la opinión del Gobierno claudicaría ni perdería nada en el concepto público cuando también después de conseguidos los fines, se les recompense aquellos a quienes se gradúe agraviados, con algunas gracias o prerrogativas.

Igualmente deduzco también de qué sirven, verbigracia, quinientos o seiscientos millones de pesos en poder de otros tantos individuos, si aunque giren, no pueden dar el fruto ni fomento a un estado, que darían puestos en diferentes giros en el medio de su centro, facilitando fábricas, ingenios, aumento de agricultura, etc., porque a la verdad los caudales agigantados nunca giran ni en el todo, ni siempre y, aun cuando alguna parte gire, no tiene comparación con el escaso estipendio que de otra manera podría producir el del corto derecho nacional, y tal vez se halla expuesto a quiebras, lo que en la circulación del centro mismo del estado no está mayormente expuesto a ellas; y resulta asimismo, además de lo expuesto, que haciéndose laboriosos e instruidos los pueblos de una república, apartándolos del ocio y dirigiéndolos a la virtud, prestan una utilidad con el remedio de las necesidades que socorren a los artesanos, fomentando al mismo tiempo cada país.

4ª En esta virtud, luego de hacerse entender más claramente mi proyecto, se verá que una cantidad de doscientos o trescientos millones de pesos, puestos en el centro del Estado para la fomentación de las artes, agricultura, navegación, etc., producirá en pocos años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas manufacturas que, siendo como un vicio corrompido, son de un lujo excesivo e inútil, que deben evitarse principalmente porque son extranjeras y se venden a más oro de lo que pesan; pero como esta materia no sea de este tratado, paso a exponer los medios que deben adoptarse para el aumento de los fondos públicos.

5ª En consecuencia, después de limpiar nuestros territorios totalmente de los enemigos interiores y asegurar nuestra independencia, tanto para cubrir los empeños del Estado, como para nuestros emprendimientos y demás que sean necesarios, débese, tomando las providencias por bandos, papeles públicos y beneplácito de todos los pueblos por sus representantes, proponiendo los fines de tal emprendimiento, manifestando las ventajas públicas que van a resultar tanto al pobre ciudadano como al poderoso, y en general a todos, poniendo la máquina del Estado en un orden de industria que facilitará la subsistencia a tantos miles de individuos, y es que después de estas precauciones políticas, se prohíba absolutamente que ningún particular trabaje minas de plata u oro, quedando el arbitrio de beneficiarla y sacar sus tesoros por cuenta de la Nación, y esto por el término de diez años (más o menos) imponiendo pena capital y confiscación de bienes, con perjuicios de acreedores y de cualquier otro que hubiere derecho a los bienes de alguno que infringiese la citada determinación o mandato, para que con este medio no se saque, ni trabaje ocultamente en algunos destinos ninguna mina de plata u oro, y además los habilitadores, herederos y acreedores que tengan derecho a los bienes de algún individuo, lo estorben, celen, y no lo permitan, pues sin otra pena más, les cabrá la de sólo perder la acción que hubieren a ellos por haber infringido aquéllos esta ley, incurriendo en un delito de lesa patria; pues quien tal intentase, robará a todos los miembros del Estado, por cuanto queda reservado este ramo para adelantamientos de los fondos públicos y bienes de la sociedad.

6ª Además, para este efecto, tanto en el Perú, como en los demás parajes de minas concedidas que se han trabajado hasta aquí, debe obligarse a todos los mineros a que se deshagan de todas los instrumentos, vendiéndolos al Estado por sus justas tasaciones, igualmente los repuestos de azogues y demás utensilios.

7ª En este estado ya, y habiéndose con antelación tomado las medidas capaces para proveernos de azogues, por mano de alguna nación extranjera, débese asimismo tratar de la creación de las casas de ingenios, creando todas las oficinas que sean necesarias, como laboratorios, casa de moneda y demás que sea del caso, donde no las hubiese; omitiendo toda explicación por no ser de mi conato, y proveyéndolas de buenos ingenios mineros, trabajadores, directores, etc.

8ª Asimismo debe tratarse por comisiones de hacer nuevos descubrimientos minerales, mandando al mismo tiempo a todos los dichos de plata y oro comisiones para acoplar todo el tesoro posible; y en menos de cuatro años podremos, sin duda, adquirir fondos para la realización de los nuevos establecimientos.

9ª A la nueva moneda, dadas tales circunstancias, con arreglo al valor que ahora tiene, se le debe mezclar una parte, tanto al oro como a la plata, que le rebaje de su ley un 15 ó 20 por ciento, con cuya utilidad debemos contar anualmente, pues siendo la moneda, como es en todas partes, un signo o señal del premio a que por su trabajo e industria se hace acreedor un vasallo, como igualmente un ramo de comercio, que probablemente se creó para el cambio interior con las demás producciones de un estado, es arbitraria su alteración cuando las circunstancias la requieran, y cuando se combine por un sistema ventajoso; véanse las historias antiguas de la Grecia, y se encontrará que en una de sus épocas, no sólo desterró Licurgo en Lacedemonia (uno de sus establecimientos) toda moneda de oro y plata, para refrenar la codicia y ambición, sino que introdujo monedas de fierro, que para llevar una sola necesitaban un carro (que son cien pesos nuestros). Estos calcularon mejor que nosotros los principios de la política sobre esta materia; cuando es notorio y evidente que el rey más poderoso tiene más enemigos, que por todos modos acechan para su ruina y que sólo la exportación y el cambio de los frutos es la única necesidad que tiene un estado para su completa felicidad, bien claro manifiesta esta máxima el buen régimen y costumbre del grande Imperio de la China. Trato de cortar este punto, porque siendo por otros principios más dilatado, nada diríamos, aun cuando dijésemos algo que sea capaz de iluminar las razones que hay para adoptar este sistema; y también son de las que hablaré por más extenso en la obra anunciada.

10ª Además, es susceptible que, muchos europeos, cuya estirpe es la que en todas estas provincias obtienen los gruesos caudales, no adaptándoles el sistema, traten de emigrar llevándoselos al mismo tiempo o remitiéndolos por otros conductos que los pongan a salvo, vendiendo asimismo sus fincas y establecimientos, lo que causaría una grande merma a la circulación del Estado este grande cúmulo de exportaciones tan poderosas. En esta virtud debe nombrarse, en cada pueblo, una comisión de cuatro a cinco sujetos, a proporción de la población de cada uno, para que, en un término fijado, formen un estado de todos los caudales, bienes, fincas, raíces y demás establecimientos, con especificación particular de los de cada uno y lo presenten en dicho término al Superior Gobierno, quien inteligenciado de todos sus pormenores, debe mandar se publique por bando con la mayor solemnidad, irrevocable en todas sus partes, sin admisión de recurso alguno en la materia, constituyéndolos al mismo tiempo no sólo por sospechosos, sino por reos del Estado; y es que, en término de quince o veinte años, ningunos establecimientos, fincas, haciendas de campo, u otra clase de raíces puedan ser enajenadas, esto es, vendidas a ninguno, cuando no concurra la circunstancia evidente y comprobada que se deshace de alguna parte de sus bienes o del todo por una absoluta necesidad que le comprometa, pues en tal caso el que comprase dichos bienes sin el conocimiento del Gobierno y verificase la emigración de aquel que vendió y exportación de sus valores, aunque sea pasado cualquier término, les serán decomisados para los fondos nacionales los mismos establecimientos, o sus justos valores; sobre este punto instruirán las restricciones o artículos que deben estipularse hasta fenecido el término de este mandato, sobre las ventas, compras y demás concernientes a la materia.

11ª Que igualmente todo negociante europeo, por el mismo término no podrá emprender negocios a países extranjeros, con el todo de su caudal, ni hipotecando establecimientos o raíces algunos, en cambio de otros frutos movibles, sin el completo conocimiento del Gobierno adonde competa su jurisdicción, pero si de hecho resultase algún fraude será nula y de ningún valor la referida hipoteca; pues cuando más, y eso con las imposiciones que hubiere a bien establecer el Gobierno, sólo podrá girar con la mitad de su referido caudal que obtuviese, para que circulando la otra mitad en el centro del Estado, sea responsable y fiadora de aquella parte que extraiga con semejante fin.

12ª En los mismos términos, no podrá hacer habilitación o préstamos a nacionales, ni extranjeros si no es en la misma forma, y bajo las condiciones que para ello se impondrán, para que bajo de fraude alguno no puedan trasponer sus caudales a reinos extranjeros, ni disminuir de este modo el giro del centro del Estado.

13ª En la misma forma, si de alguna negociación en reinos extranjeros resultase alguna grande o total pérdida de aquellos fondos que extrajo, deben con todos los requisitos que se les obligue en las instrucciones que para estos fines se establecerán, probarlo ratificadamente y en la más debida forma, para levantar la responsabilidad a que estén sujetas las demás partes de bienes que quedaron a su fianza. Sobre estos puntos ya referidos hablaré extensamente en la obra anunciada, como sobre los medios que deben adoptarse en el establecimiento de la casa de seguros nacionales, que debe crearse para las negociaciones a países extranjeros, de que podrán resultar grandes ingresos a los fondos públicos; como igualmente los casos en que el Estado será acreedor a heredar y recuperar las riquezas que salieron de su centro, de los que murieron sin herederos en la América, aunque en otros reinos los tengan; circunstancias y demás requisitos que deberán concurrir que, sujetados a ellos, podrán también forzarlos aun cuando sean extranjeros.

14ª Puestas las cosas a la práctica con la eficacia y energía que requiere la causa, hallándose con fondos el Estado, debe procurar todos los recursos que sea menester introducir, como semillas, fabricantes e instrumentos, y comenzando a poner en movimiento la gran máquina de los establecimientos para que progresen sus adelantamientos, han de señalarse comisiones para cada ramo separados, sin que los establecedores de una clase de ingenios, tengan que intervenir en otra, sino cada tribunal atender al ramo sobre que le amplíen sus conocimientos, y de esta suerte detallándose los negocios, y atendiendo igualmente a todos, todos tendrán un igual movimiento, aunque unos sean más morosos que otros en la conclusión de su establecimiento, y establecidos ya se disolverán las comisiones particulares, creándose entonces un tribunal, que bajo de sabias disposiciones y leyes, abarcando todos los ramos, tenga conocimiento en su fomentación y recursos que deban adoptarse para gobernarlos y dirigirlos a la consecución de su grandeza y felicidad pública.

Mucho podría haber dicho aquí sobre ésta y otras materias; pero como sus ideas están concebidas y arregladas para la obra que débese presentar al Superior Gobierno y por no repetir, me es indispensable el suprimirlas en este plan.

Art. 7° – En cuanto a las relaciones secretas que nuestros agentes y enviados deben desempeñar en los países extranjeros, como en Portugal e Inglaterra, son las siguientes:

1ª En cuanto a este punto debo de decir que, incluyéndose algunas reflexiones sobre las comisiones que deben entablar nuestros agentes en los países extranjeros en el artículo 4°, que trata de la conducta que debemos observar con estas dos naciones, añadiré que tanto el desempeño de aquéllas como el de las demás sobre este particular deben ser ejercidos por dirección y conducto de conocidos talentos, no omitiéndoles la contribución, ni dejando de asistirles con cuantos intereses sean necesarios, para persuadir y apoyar nuestros intentos, siempre por delante con las consideraciones y propuestas de intereses benéficos que les deben resultar, para poder merecer la protección que necesitamos, principalmente de la Inglaterra, mediante a que conocemos en dicha nación, en primer lugar, ser una de las más intrigantes por los respetos del señorío de los mares, y lo segundo por dirigirse siempre todas sus relaciones bajo el principio de la extensión de miras mercantiles, cuya ambición no ha podido nunca disimular su carácter, y bajo estos mismos principios han de ser los que dirijan nuestras empresas hacia sus consecuciones en aquella corte.

2ª En igual manera, como sus casos han de proponerse por principios diplomáticos y muy circunstanciados, sería echar aquí un borrón con querer expresar en asuntos tan vastos algunas reflexiones con cortas exposiciones, y, en cuanto a que los medios que nos sean precisos tentar conocimiento de la misma Inglaterra, mientras dure la alianza con ella, o por mejor decir, la vergonzosa e ignominiosa esclavitud en que lo tiene; pues en realidad, no pudieron hacerse mejores comparaciones por ningún político instruido, que aquellas que hizo aquel famoso francés, en que hablando de la opulencia, riqueza, libertades y dones que por la naturaleza poseía cada uno de los distintos estados del orbe, llegando a Portugal, dice: Portugal no es nada, pero ni tampoco es para nada, su riqueza es la causa de su ruina, porque si su política más instruida invirtiese los tesoros que emplea para esclavizarle, en antemurales más respetuosos a su dignidad, grandeza y decoro que le es debido, tal vez sería disputado y reñido por las demás naciones el merecimiento de su alianza; las historias antiguas de la Francia y de otras naciones demuestran evidentemente que no tantas veces solicitó Portugal la amistad y alianza, como las diferentes que se las propusieron las distintas naciones, por sus intereses y fines particulares; no se han soterrado aún en los anales de las historias la memoria del procedimiento y conducta que la Francia y otras naciones han usado con la dinastía de Portugal, después de auxiliarla, haciéndola sacrificar y vendiéndola a sus miras particulares de ambición e intrigar por fines privados.

3ª Últimamente, si Portugal entrase a profundizar con más política, cuál es el abatimiento en que la Inglaterra lo tiene por causa de su alianza, presto hallaría la refinada maldad de sus miras ambiciosas, pues no debe creer que aquel interés sea por el auxilio de sus tropas, ni de su marina porque claramente se deja entender que sus fines no son sino chuparle la sangre de su estado, extenuándolo de tal suerte que tal vez sus colonias americanas se conviertan en inglesas algún día, porque si después de otros fines particulares, el principal fuese la extracción que hace de sus frutos coloniales, ¿qué más podría apetecer la Inglaterra? y entonces ¿para qué necesitaría su amistad y alianza? Bien claramente se deja entender que para nada, quedando asimismo agradecido, en caso semejante, si pudiese conservarse en Europa por los respetos de la España, si triunfase de sus enemigos; pero Portugal se desengañará a costa de su sangre y destruirá su despotismo, regenerando sus corrompidas costumbres, y conocerá los derechos de la santa libertad de la naturaleza.

4ª En esta virtud, cuando las estrechas relaciones de una firme alianza con la Inglaterra nos proporcionen la satisfacción de nuestros deseos con aquel gabinete, nuestros ministros diplomáticos deben entablar los principios de enemistades e indisposiciones entre Portugal y la Inglaterra; y tomando los asuntos aquel aspecto que nos sea satisfactorio, debemos entrar a las proposiciones de los rompimientos con Portugal, con relación a conquistar la América del Brasil, o la parte de ella que más nos convenga, luego de combinar nuestros planes, que para el efecto trabajaremos con antelación, por medio de las guerras civiles; combinando al mismo tiempo, por medio de los tratados secretos con la Inglaterra, los terrenos o provincias que unos y otros debemos ocupar, y antes de estas operaciones hemos de emprender la conquista de la campaña del Río Grande del Sud, por medio de la insurrección, y los intereses que sacrificaremos bajo el aspecto de proteger la independencia, y los derechos de su libertad; éstas y otras comisiones son las principales que nuestros agentes deben entablar, dándoles para ello las instrucciones necesarias, midiendo las negociaciones con el tiempo y conforme a sus acasos, que como la cadena de la fortuna a quien los ha de proporcionar, omito aquí la explicación de algunos casos, cuando además, en la referida obra Intereses de la Patria, etc., manifiesto lo suficiente sobre la materia.

Art. 8° – En cuanto a las comisiones y clases de negocios que nuestros agentes y emisarios deben entablar reservadamente en las provincias del Brasil, para sublevarlas, haciéndoles gustar de la dulzura de la libertad y derechos de la naturaleza, son las siguientes:

1ª Aun cuando esta materia es muy vasta y requiere muchos y muy sólidos principios, y aunque no me extienda tanto como ella pide, en las instrucciones anunciadas, haré presente algunas de las que aquí manifiesto para el entable de este grande proyecto.

En esta inteligencia, suponiendo que nuestra libertad e independencia de la España estriba ya en principios fijos, y que nuestras relaciones con la Gran Bretaña se hayan estrechado a medida de nuestro deseo, hallándose evacuada la plaza de Montevideo y puesta en orden de defensa, tranquilizándose su campaña y haciendo volver a sus habitantes, por edictos ejecutivos, a ocupar los pueblos y atender el curso de su comercio, industria y agricultura, como igualmente hallándose el erario público con algunos fondos, resultados de las disposiciones dichas, que con antelación de uno o dos años deben haberse emprendido, entonces arreglando los batallones de milicias de la campaña y escuadrones de caballería que deben crearse de los habitantes de la misma, con relación a la fuerza de vecindario que cada pueblo tenga, se debe guardar y conservar en la plaza de Montevideo y su vasta campaña hasta el número de diez mil hombres de tropa de línea; de cuyo número, seis mil deben guarnecer las fronteras, ocupando los puestos del Cerro Largo, Santa Teresa y demás antiguos.

En la misma forma los regimientos de infantería y escuadrones de caballería de las milicias de la Banda Oriental, hasta las márgenes del Uruguay, deben de componerse hasta el número de seis mil hombres; en los pueblos de Misiones, provincia de Corrientes y su jurisdicción, además de dos mil hombres de tropa de línea que deben mantenerse en aquella provincia, el reglamento de sus milicias debe ascender hasta el número de tres mil hombres; asimismo en la ciudad de la Asunción del Paraguay, además de mil hombres de tropa de línea, sus milicias deben contar de cuatro a cinco mil hombres, y en esta forma, guarnecidas nuestras fronteras con unas fuerzas de respeto, ocupando sus puestos, siempre las tendremos prontas para nuestros emprendimientos y demás operaciones.

2ª Los comandantes de dichas fronteras, además de ser hombres en quienes concurran unos completos conocimientos militares, deben también tener las circunstancias de talento, discreción, prudencia y algunos principios de escritores, para los fines que expresaré.

3ª Luego, inmediatamente, deben mandarse agentes en clase de comerciantes, o de otras maneras, a proporción de la magnitud de cada pueblo, a todos los destinos del Río Grande del Sud, en virtud que entonces deberemos haber estrechado ya nuestra alianza con Portugal, por medio de tratados los más solemnes de recíproca amistad, unión, protección y franqueza de comercio, navegación y demás relaciones, para con estas nuevas pruebas poder transitar, dirigir y verificar, nuestros agentes, sus relaciones con más amplitud y confianza; y estos convenios por conducto e intervención de la Inglaterra, por cuyo también, y además el de Portugal, si la España hubiese vencido, y se hallase o no del todo evacuada por los franceses, hemos de entablar, después de reconocernos aquellos dos estados por nación libre e independiente, que la España nos declare igualmente en los mismos términos, y desde entonces podrán nuevamente comerciar, transitar y avecindarse con los españoles en nuestros dominios, como tal nación extranjera.

4ª Los referidos agentes han de ser hombres de talentos los más conocidos y adecuados al sistema de nuestras relaciones; y éstos, además de desempeñar los proyectos y comisiones que se les dé instruidas a las circunstancias de cada época, deben con su política atraerse los primeros magistrados de cada pueblo, estrechando sus relaciones lo más posible, caracterizándose con franquezas y repetidos regalos, de manera que ganándose las voluntades de estos principales, puedan ir fraguando sus miras políticas a aquellos designios hacia las intenciones que se solicitan.

5ª Tanto a estos dichos agentes, como a todos los comandantes de las fronteras, deben mandárseles colecciones de Gacetas de la Capital y Montevideo, lo más a menudo y siempre que sea posible, debiéndose tratar en sus discursos de los principios del hombre, de sus derechos, de la racionalidad, de las concesiones que la naturaleza le ha franqueado; últimamente, haciendo elogios lo más elevados de la felicidad, libertad, igualdad y benevolencia del nuevo sistema, y de cuanto sea capaz y lisonjero, y de las ventajas que están disfrutando; vituperando al mismo tiempo a los magistrados antiguos del despotismo, de la opresión y del envilecimiento en que se hallaban, e igualmente introduciendo al mismo tiempo algunas reflexiones sobre la ceguecidad de aquellas naciones que, envilecidas por el despotismo de los reyes, no procuran por su santa libertad; estos y otros discursos políticos deben ser el sistema y orden del entable de este negocio, figurándolos en las gacetas no como publicados por las autoridades, sino como dictados por algunos ciudadanos, por dos razones muy poderosas: la primera, porque conociendo que esta doctrina sea perjudicial, se ponga a cubierto el Gobierno de estas operaciones, echando afuera su responsabilidad, bajo el pie de ser la imprenta libre; la segunda, porque debe labrar más cuando se proclamen unos hechos por personas que suponen los gozan, en quienes no deben suponer engaño alguno, y este ejemplo excitará más los ánimos y los prevendrá con mayor entusiasmo.

6ª Estos discursos y gacetas con cualesquiera otras noticias deben imprimirse y remitirse en portugués, bajo el antecedente que con tiempo debe adoptarse, de que para la facilitación del curso del comercio o por otras reflexiones que se hagan, o por una suposición de rango o grandeza del estado, se establece una casa de imprenta en dicho idioma.

7ª Igualmente se debe observar por los comandantes de los pueblos de las fronteras, que para el efecto darán las órdenes a los oficiales de las partidas que transiten y corran los campos, que no maltraten a ningunos portugueses, porque los encuentren en algunos menudos robos o introducciones de caballos o ganados, los cuales, siendo comprados, no se les debe quitar ni impedir su introducción, para de esta suerte atraerlos y hacerles concebir nuestras ideas; igualmente no se debe perseguir a ninguno, en nuestros territorios, por juegos, amancebamientos, quimeras o cualquiera otra clase de absurdos, remediándolos con la mayor política, con algunas penas suaves, poniéndolos luego en libertad e instruyéndoles que la Patria es muy benéfica y compasiva; en una palabra, apadrinando, protegiendo a todo facineroso que se pase a nuestros terrenos, aun cuando algunas requisitorias los soliciten, y si fuesen hombres que se conozca en ellos algún talento y disposición, además de ocultarlos, proporcionarles acomodo conducente a sus circunstancias, porque éstos han de servir de mucho a su debido tiempo.

8ª Los referidos agentes que se hallen en todo el Río Grande deben de transitar la jurisdicción, lugares y pueblos dependientes de aquella capitanía o gobierno donde se hallasen destinados, a fin de tomar conocimiento de sus campañas, conocer sus habitantes e ir catequizando las voluntades de aquellos más principales, como alcaldes, justicias o clases que los gobiernan; y para esto deben de valerse de los diferentes pretextos que su discurso les amplíe, acompañados por alguno o algunos de aquellos a quienes ya reconozcan adictos a la idea de su doctrina, y así para estos gastos, como para todos los demás, se les debe franquear cuanto necesiten, siendo el fin de sus discursos hacerles ver la opresión en que están, los derechos que les competen, la miseria que padecen, lo mal que paga el Estado sus servicios, el despotismo de sus mandones, y exhortándolos últimamente a que proclamen su independencia, bajo el pretexto de substituir los magistrados, comunicándoles también que en todos los pueblos están sumamente disgustados, para reanimarlos indistintamente con estas y otras reflexiones, cuyas deben ser por tiempos y con la mayor precaución, a fin de que nunca puedan ser descubiertos los arcanos de sus proyectos, hasta su debido tiempo, ofreciéndoles asimismo que el Estado Americano del Sud protegerá todas sus ideas, no sólo con los caudales que necesiten, sino también con quince o veinte mil hombres que haría entrar a todo el Río Grande, por todos los territorios de sus fronteras.

9ª Los comandantes de las fronteras deben franquear algunos granos por cuenta del Estado, que para el efecto se tomará en aquellos casos las providencias necesarias, a los labradores fronterizos de Portugal, tanto al pobre como al mediano, en clase de prestado, permitiéndoles algunas cortas introducciones de caballos, yeguas y ganados comprados con su dinero, y siempre usando de aquella benevolencia que dejo explicada en los casos referidos, porque son los primeros resortes que debemos tener de nuestra parte.

10ª Tanto los dichos agentes, como los comandantes de las fronteras, deben también atraerse los ánimos de algunos jefes de las milicias y demás tropas de cada pueblo, particularmente de los mal pagados, que son infinitos, haciéndoles presente la diferencia de tres y cuatro pesos de sueldo a la de diez y seis y diez y ocho que gozan nuestras tropas, y a proporción de los oficiales y jefes; en la misma manera deben atraerse los ánimos de los comerciantes y hacendados arruinados, haciéndoles ver la fertilidad de nuestros campos; de los eclesiásticos, sin beneficios, y de todos los mal contentos, aumentando en lo posible el número de éstos, y, haciendo sacrificios a costa del erario y del Estado, ofrecerles y proponerles todo favor y protección.

11ª Cuando las circunstancias prometan el éxito de un buen resultado, ya deben irlo anunciando pasquines y otras clases de papeles escritos en idioma portugués, llenos de mil dicterios contra el gobierno y su despotismo; y en este estado, cuando ya probablemente se espera el buen éxito de esta empresa, los comandantes de los pueblos fronterizos de nuestra jurisdicción, deben ir acopiando todas las caballadas posibles, así en la frontera como en los demás puntos donde se les ordene; igualmente, carros, carretas y demás bagajes, que para el efecto se darán las disposiciones convenientes; y en la misma forma se harán reuniones de las milicias, en tres o cuatro puntos de la campaña, mandando algunas tropas más de la Capital para la Banda Oriental, ordenando que insensiblemente se vayan transportando a las dichas fronteras, para que luego, inmediatamente de principiarse los anuncios de la revolución en algunos pueblos del Río Grande, entren nuestras tropas en tres o cuatro trozos, según lo requieran las circunstancias, debiéndose proveer la plaza de Montevideo con tres o cuatro mil hombres de las mejores milicias, y hacer caminar de ella otro igual número de las tropas de línea, para que junto con las demás, por divisiones, se introduzcan en todo el Río Grande y sus pueblos de diez y ocho a veinte mil hombres, pues, luego, deben de irse armando aquellos mismos pueblos, poniéndoles los jefes y magistrados que sean de su voluntad y beneplácito, bajo el sistema de llevar por delante, inclusas a las tropas de nuestras divisiones, una parte de aquellas que se armen en cada pueblo, y dejar en los principales de más entidad algunas tropas nuestras, que sean siempre capaces de competir con las fuerzas portuguesas que queden en los dichos pueblos, para el fin de nuestras ideas en lo sucesivo, bajo la declaratoria que nuestras tropas no tienen otro fin que proteger su independencia hasta que sancionen su verdadera libertad.

12ª Igualmente deben de ponerse en práctica, en aquellos destinos del Río Grande, todos los mismos medios indicados hasta aquí, que hayamos adoptado para la revolución de nuestro continente, observándolos en todas sus partes, que sean consiguientes: pero, con la circunstancia de no tocar todavía, hasta su debido tiempo, la libertad de los esclavos en aquellos destinos, sino disfrazadamente ir protegiendo a aquellos que sean de sujetos contrarios a aquella causa.

Para esta empresa no deben cerrarse las arcas, ni escasear sus tesoros, pues con ocho o diez millones de pesos creo que la empresa no ofrecerá dificultad; en esta virtud, teniendo alianza con la Inglaterra, no debemos de dudar que, aunque también la tenga con Portugal, condescendiendo con nuestras intenciones, observará, a lo menos, una conducta neutral, manifestando que hallándose aliada con ambas naciones y con iguales intereses, sus relaciones de comercio se perjudicarían, y que a aquel gabinete le sería contrario un sistema de defensa contra el Estado Americano, y dejándonos en la lucha y dándonos los socorros con sigilo, emprenderemos el plan de conquista de los pueblos más principales de la América del Brasil, hasta que los acasos proporcionen ocasiones y motivos para declararse a Inglaterra igualmente aliada con nosotros y enemiga de las provincias del Brasil, pactándose entonces entre ambos gabinetes los puertos y puntos que unos y otros debemos ocupar, prestándonos mutuamente toda clase de socorros.

13ª Además de todo lo expuesto, es consiguiente y no debemos dudar que a la corte de Inglaterra, si la España no sucumbiese, para equilibrar mejor la balanza del poder de la misma España (sin extendernos ahora al sinnúmero de razones políticas que hay para ello), le interesa que las Américas o parte de ellas, se desunan o dividan de aquella Metrópoli, y formen por sí una sociedad separada, donde la Inglaterra, bajo los auspicios que dispense de su protección, pueda extender más sus miras mercantiles y ser la única por el señorío de los mares; y en esta virtud, para no dudar también que la Inglaterra debe propender, y aun coadyuvar y consentir en la desmembración de la América del Brasil, sentaremos ante todo por principio: si le conviene o no la desunión de las Américas españolas de su Metrópoli. Es consiguiente que no podría efectuarse la separación total de la América del Sud de su Metrópoli, no desmembrándose la del Brasil, y la razón de estos principios es la siguiente: que si la España no sucumbiere en la lucha presente y la América del Sud sancionase su libertad una de dos: luego de organizarse y recuperar todos sus atrasos, la España, ésta como vecina de Portugal y además por los intereses que tienen mutuamente, o trataría de la conquista de la Europa Portuguesa, porque aun cuando perjudicase los derechos de la casa de Braganza, no perjudicaría del ningún modo los de la señora Carlota, ni los de sus augustos sucesores de la casa de Borbón, mediante a que en lugar de disminuir los derechos de éstos, los aumentaba, acrecentando sus estados, y cuando esto no se verificase así, la España, como potencia vecina y demás, le obligaría a que reuniendo sus fuerzas, tanto las de Europa como las de la América del Brasil, contribuyese y coadyuvase de mancomún a la restauración de la América Española del Sud; y, por lo tanto, no le es tan fácil el propender, y conseguir lo primero, como le sería verificar lo segundo; y a la Inglaterra, conviniéndole la separación de la América del Sud de su Metrópoli, para sancionar sus ideas, lograr el fruto de sus auxilios y restaurar aquellos gastos y socorros que nos hubiese prestado para asegurar y sostener nuestra independencia, le es indispensable bajo estas ideas políticas, que consienta y aun coadyuve a la división y desmembración de la América del Brasil, entre su corona y nuestro estado; asimismo es una de las únicas máximas políticas, después de la del sostén o equilibrio de la Europa, que le obligan y estimulan a la Inglaterra sobre la alianza de Portugal, el que su comercio sea único en esta balsa de mares de ambas Américas, tanto para la introducción como para la extracción de tantos preciosos frutos de tan general consumo en las más de las naciones. ¿Y qué más podría apetecer la Inglaterra ya, que tener unas colonias inglesas en el Brasil, abundantes de los primeros renglones de necesidad en la Europa y demás naciones? Creo, efectivamente, que no podría desear después otra cosa, y que si acaso la Inglaterra (no porque no lo ha deseado) no ha emprendido el establecer o adquirir algunas colonias inglesas en el Brasil, me persuado efectivamente que habrá sido, no solamente por el respeto de la España y la Europa Portuguesa, sino también por los inmediatos auxilios que se hubieran opuesto de las Américas españolas; pero, no teniendo ya este último estorbo, y por lo contrario una alianza y protección, deben completarse sus miras; estas razones y cálculos, por éstos y otros principios que franquean aún más margen para dilatarlos, deben meditarse a fondo y formarse de ellos el concepto que merece la entidad del caso, y no dudar que la Inglaterra preste sus auxilios para nuestra libertad, reservadamente, en atención de las circunstancias actuales, como también para la dicha conquista o desmembración de la América del Brasil.

14ª Últimamente, nos es muy constante por las noticias que nos asisten, que en toda la América del Brasil no hay casi un solo individuo, a proporción, que esté contento con el gobierno ni sus gobernantes, tanto por lo mal pagados, como por el despotismo de sus jefes y mandatarios, por la cortedad de los sueldos, por lo gravoso y penoso de las contribuciones, lo riguroso e injusto de algunas leyes, en atención a las que las naciones libres y más generosas observan; nos consta asimismo que los clamores y quejas contra diversos particulares son infinitos, que no hay quien no murmure de sus ministros y mandones, que llenos de orgullo, absorben la sangre del Estado, cuando al mismo tiempo gime de la cortedad de su sueldo el pobre soldado, haciéndole injustamente consentir en la dura ley de esclavizarlo por toda la vida; últimamente, no hay ninguno que desesperado de la vil sumisión y abatimiento en que la Inglaterra tiene a Portugal, no produzca sino el lenguaje del descontentamiento y murmuraciones contra la misma autoridad real, y en esta suposición, aunque esta empresa requiere seis u ocho años, debe de tomarse con la mayor energía y exactitud, pues, por lo que corresponde a la campaña del Río Grande, parece que la naturaleza la formó allí como para ser una misma con la Banda Oriental de Montevideo, pues hallándose su barra fortificada con alguna marina, y en estado de fortificación e igualmente los únicos pasos que tiene para lo interior del continente, nos es muy conveniente esta empresa o conquista, ante todo principio, bajo el aspecto de los fines que llevamos expresados. No debo extender más el plan de nuestra conquista, por ahora, hasta verificarse nuestras ideas, que cuando ellas surtan el efecto que nos prometemos, en particular con la alianza de Inglaterra, la que condescendiendo a nuestros planes, convenga en la conquista de la provincia del Brasil, entonces nos podremos extender más, mediante a que, operando a un tiempo por diversos parajes, emprenderemos la de Santa Catalina, Bahía de todos los Santos y demás, y más principales e interesantes puertos.

Art. 9° – En cuanto a los medios que deben adoptarse, estando consolidado y reconocido por la Inglaterra, Portugal y demás principales naciones de la Europa, el sistema de nuestra libertad, cuál debe ser el fin de sus negociaciones entonces, en las provincias del Brasil, con relación a la conquista de todo el Río Grande, y demás provincias de dicho reino.

1ª Estando todo el Río Grande en el estado de revolución según y conforme llevo expresado, e internadas en sus pueblos nuestras tropas, con antelación deben haberse tomado las providencia para que, al mismo tiempo del principio de estas operaciones, salga de Montevideo una fuerza naval de diez y seis a veinte buques armados y tripulados, con todos los competentes utensilios, para que dirigiéndose al Río Grande, ocupando su barra, bloqueen no sólo el puerto impidiendo la salida, sino también para estorbar cualquier socorro que pudiera entrarle de alguna otra provincia, conduciendo al mismo tiempo del número de tropas que se destine para la dicha empresa, el número de mil quinientos hombres, poco más a menos, para desembarcarlos, y operar de concierto, cuando lleguen a aquel destino algunas de nuestras divisiones.

2ª Suponiendo que todos los pueblos se hayan ya declarado por libres e independientes, bajo la garantía de nuestras tropas bajo las circunstancias expresadas de hallarse guarneciendo una parte de nuestras tropas los más interesantes destinos, y siendo asimismo consiguiente que han de haberse ocasionado varios choques contra aquellos que se hubieran opuesto a este sistema, nuestros comandantes de divisiones instruidos menudamente de todas las órdenes que para el efecto de dicha revolución se les habrá comunicado de antemano, no deberán olvidar la máxima de que en los diferentes choques que se hubiesen ofrecido, de unos con otros, estando con la mayor destreza y disimulo que las circunstancias proporcionen, dejen empeñado algunas veces en la lid, cuando la acción no fuere peligrosa, al partido realista de los portugueses con el de los revolucionarios de los mismos, a fin de conseguir por este medio que el mismo partido revolucionario se aniquile en parte, empeñando nuestras tropas solamente cuando haya de decidirse una acción interesante y que las circunstancias requieran, para que asimismo nuestras tropas no tengan mayor menoscabo y su fuerza siempre sea más respetable.

3ª Ya cuando en estas circunstancias hayamos llegado a comprometer a todos los pueblos del Río Grande, haciéndoles tomar las armas contra los derechos de su monarca, en este caso parece consiguiente que el mismo delito de su rebelión les obligará a aceptar nuestras disposiciones, sometiéndose en un todo a ellos, protestándoles de lo contrario que si así no lo hacen, además de abandonarlos en el proyecto de su causa, retirando nuestras tropas a la frontera, saquearemos al mismo tiempo los pueblos y las haciendas, quedando expuestos nuevamente al furor y a la venganza del antiguo despotismo; y, en esta virtud, entonces es cuando, ya tan comprometidos que a nada podrán oponerse, debe proclamarse la libertad de los esclavos, bajo el disfraz, para no descontentar en parte a sus amos, que serán satisfechos sus valores, no sólo con un tanto mensual de los sueldos que tengan en la milicia, como también con la garantía de los tesoros nacionales, y bastando armarlos y formar algunos batallones bajo la dirección de jefes que los instruyan y dirijan con el acierto que sea debido.

4ª Igualmente debe procurarse que en los nuevos gobiernos que se establezcan en los pueblos, villas, y lugares, e igualmente en los ramos particulares, intervengan siempre en sus disposiciones algunos sujetos que sean americanos y de nuestra parcialidad, que para el efecto irán con el ejército; consiguientemente, se observará lo mismo en el mando militar y en los regimientos, poniéndoles uno o dos jefes de los nuestros, que tengan un conocimiento exacto en lo interior de sus disposiciones.

5ª Antes de proceder a la disposición de la libertad de los esclavos, debe haberse dispuesto los ánimos, haciendo publicar en todas las divisiones y pueblos, donde haya tropas portuguesas del partido, que desde la fecha de aquella publicación, se les asigna, tanto a las tropas como a sus correspondientes oficiales, los mismos sueldos que gozan las nuestras, cuyos abonos serán satisfechos por cuenta de nuestros fondos y sin demora alguna, mensualmente.

6ª Cuando las circunstancias aseguren el éxito de la empresa, se debe de ir disponiendo que algunas divisiones pequeñas, principalmente las de los negros, se vayan haciendo conducir con diferentes pretextos a cubrir las fronteras, y por consiguiente se ejecutará lo mismo con las demás tropas portuguesas, dividiéndolas en pequeñas fuerzas, para que en cualquier destino sean mayores las nuestras, para, cuando fuese tiempo, hacer la declaratoria de conquista.

7ª Debemos igualmente, hacer publicar en todos los pueblos que a todas las familias pobres, que voluntariamente quisiesen trasladarse a la Banda Oriental y a las fronteras a poblar, se les costeará el viaje, dándoles las carretas y demás bagajes para su transporte y regreso, y contemplándoles como pobladores, se les darán terrenos a proporción del número de personas, que comprenda cada familia, capaces y suficientes para formar establecimientos, siembras de trigo, y demás labores, y esto por el término de diez años, que serán los precisos que deberán habitarlos, y pasado dicho término, podrán venderlos, o enajenarlos como más bien les pareciere, sin que el valor de dichas tierras tengan que abonarlo.

Que para el efecto y fomento se les suministrará, en los dos primeros años, con algunas fanegas de distintos granos, algunas yuntas de bueyes y vacas, para sus establecimientos, y asimismo algunas yeguas y caballos, supliéndoles para la fábrica de sus moradas doscientos o trescientos pesos, según lo que dispusiere en esta parte el Superior Gobierno, como igualmente las herramientas precisas para sus labores, quedando exentos en el dicho término de diez años, cualquiera de tales familias, de servir en las milicias, ni en ningún otro cargo que pudiera perjudicarles, y en la misma forma, en dicho término, serán exceptuados de toda contribución y derecho de cualquier fruto que vendan o introduzcan, en cualquiera pueblos o provincias, dependientes del Gobierno Americano del Sud.

8ª En los mismos términos y en igual forma, bajo las mismas proposiciones, debe de proponerse este mismo convenio a las familias pobres de la Banda Oriental de Montevideo y Capital de Buenos Aires, que quieran ir a poblar a los territorios del Río Grande, para de esta manera introducir en dichos destinos el idioma castellano, usos, costumbres y adhesión al Gobierno, pues ya en estas circunstancias se deberá haber allanado todas las dificultades, y, levantando nuestra bandera en aquellos destinos, declararlos como provincias unidas de la Banda Oriental y Estado Americano del

Sud.

9ª En los dichos destinos del Río Grande deben abolirse ya, en este caso, las escuelas y otras clases de estudios, en los niños de cinco años para arriba, en el idioma portugués, remitiéndose maestros que enseñen en castellano y lo mismo sacerdotes para los mismos fines.

10ª En la misma forma, todos los vecinos del Río Grande y su campaña y todos los que extrajeren de dichos pueblos, o introdujeren por tierra y mar, en su entrada y salida, por el término de cinco años, cualquiera clase de frutos, no pagarán sino la mitad de los derechos nacionales que estuvieren estipulados en las demás provincias del Gobierno Americano, entendiéndose esto también con los que navegaren a dichos destinos, aun cuando no fuesen vecinos de dichos pueblos.

11ª Hasta no radicarse totalmente sobre bases fijas y estables nuestros derechos de conquista en aquellos destinos, no debe fiarse los primeros cargos en personas que no sean de las antiguas provincias; y para no descontentar a aquellas personas de talento, mérito y circunstancias, se debe atraerlas y emplearlas en las provincias antiguas, hasta que el tiempo nos asegure aquellos nuevos establecimientos.

12ª Cuando se hallen las cosas en tales circunstancias, se debe con antelación cerrar los puertos de Buenos Aires y Montevideo, y como que nos preparamos ciertamente a una guerra dilatada con las provincias del Brasil y que por aquel gabinete se nos han de hacer todas las hostilidades posibles, se recaerá en todos nuestros destinos sobre los bienes, caudales y buques portugueses que se hallasen en aquella actualidad, confiscándolos para los fondos públicos, de todos los individuos que sean de cualquier destino de las dichas provincias menos del Río Grande y dependencias, que en tal caso es ya de nuestra pertenencia, no debiéndose entender esto con los bienes de los portugueses avecindados y afincados, pues para estorbar algunos daños que en recompensa nos puedan hacer, estorbaremos las salidas anteladamente, con disimulo, de nuestros puertos, a aquellos destinos, y a los dichos portugueses se considerarán como prisioneros.

Últimamente, se observará en las demás materias que he expuesto para los americanos, en los dichos establecimientos nuevos, el mismo sistema, orden, práctica y gobernación política en todas sus partes, y estando sancionado completamente el sistema de nuestra libertad en toda la América del Sud y conquista del Río Grande, deben guarnecerse bien las fronteras portuguesas que miren a las provincias de Minas, picada de San Martín y detrás pasos que estorben la entrada a dicho Río Grande, como igualmente su dicha barra, repitiendo asimismo que omito el hacer reflexiones acerca de varios puntos de política y régimen que me ocurren, mediante a que instruirá completamente de todas mis ideas la obra que tengo ofrecida y mediante a que me consta también que sobre otros objetos se han tomado a las providencias que serán suficientes a llenar el hueco del empeño de nuestra grande obra y por mis conocimientos resuelvo abiertamente que debemos decidirnos por el rigor, intrigas y astucias, que son las que nos han de poner a cubierto y conducirnos a nuestros fines, dejando para cada tiempo lo que le pertenece, pues lo que se hace fuera de él nunca sale bien.

En cuya virtud, luego de premeditar V. E. a fondo el concepto de todas las exposiciones y máximas que contiene este Plan, con la madurez que es propia de un gobierno sabio, me persuado efectivamente que a lo menos confesará que la realidad de mis intenciones y lo justo de mis deseos no tiene otro fin que aspirar a sancionar la verdadera libertad de la Patria; y aun cuando reservo ideas que no es posible encomendarlas al papel, el miembro que ha recibido de ese Superior Gobierno la honra del encargo para la formación de este dicho Plan se hace responsable a manifestar por separado los demás recursos que fueren menester y consiguientemente a superar y facilitar los obstáculos que pudieran oponerse.

Este elogio parecería alimentarse por el amor propio, si el asunto que se trata fuese público y no hubiese protestado que, siendo superior a mis alcances, sólo el deseo y la gratitud me han estimulado al cumplimiento de mis deberes, en obsequio de la causa, y a lo menos por disfrutar algunos conocimientos, no semejantes al avaro que amontonando tesoros se jactara de ver abatidos en la miseria a sus semejantes.

Al mismo tiempo suplico a V. E. no juzgue en un asunto tan vasto y de tanta entidad por escasas insinuaciones, y que se digne examinar por extenso los pormenores del fondo de sus conceptos; así, pues, me lo persuado de los grandes y tan conocidos talentos de V. E., pues efectivamente las almas que aciertan a gobernarse, gobiernan a los demás cuando lo intentan, vencen las pasiones, rigen los propios ímpetus, producen las circunstancias para utilizarlas y, encadenando la fortuna, hacen para su rueda movible, forzando al destino, que es lo que verdaderamente da derecho para mandar y es mandar en realidad.

En cuya virtud y consecuencia, la Providencia nunca ha revelado su existencia ni manifestado mejor su poderío, que haciendo que de cada una de las acciones que componen la vida de un hombre resulte un memorable acontecimiento, y que viene a ser su moralidad. Pero, a fin de que sea útil este acontecimiento y que esta moralidad redunde en beneficio de toda la especie, ha querido que uno y otro fuesen siempre en sentido encontrado con los deseos corrompidos, y sirviendo igualmente para cubrir de vergüenza, y a veces de castigo, al vicioso y al criminal, y de gloria duradera a los adoradores de la virtud.

Es cuanto me ocurre poder manifestar a V. E., inspirado de la fuerte y sólida confianza que me reanima a concebir que la grandeza, talento, discreción y virtudes de ese Superior Gobierno, calculando los principios de mis exposiciones políticas, propenderán sin duda, confiados en la Providencia y de sus santos principios, a realizar y poner en práctica las máximas tan saludables del presente Plan, que bajo el mérito de V. E. se acoge, para que, con su ilustración y rectitud, le amplíe aún las ideas que tuviera a bien para completarlo; quedando de mi parte satisfecho con cuanto me ha sido posible exponer, en cumplimiento de la comisión con que ese Superior Gobierno me honró, para sancionar y demostrar los principios que han de ponernos a cubierto en las grandes obras de nuestra libertad.

Buenos Aires, 30 de Agosto de 1810

¿Quiénes eran los Criollos?

Pasemos ahora a analizar el componente social del movimiento que derrocó al virrey Cisneros. ¿Quienes eran los Criollos?. Los criollos pertenecían al estrato social de la elite hispanoamericana, poseedores de riquezas y propiedades, pero que veían coartada su llegada a los altos cargos públicos. Este punto es fundamental para entender los desenvolvimientos que darán como resultado el "Cabildo Abierto".

(…)" Una parte de los inmigrantes nobles españoles se quedó en las colonias, apoderándose de extensos latifundios y asegurando su bienestar gracias a la explotación de los campesinos, indios, siervos y de los negros esclavos. Los descendientes de estos nobles, los criollos, formaban la aristocracia latifundista de la América española"(…)[27]

(…)"los dirigentes de mayo.¿ Eran éstos representantes de las masas indígenas sometidas por la conquista española?¿Expresaban al viejo mundo americano conquistado por la espada y la cruz? Evidentemente, no."(…)[28]

La burguesía criolla encontraba ventajosa las ideas librecambistas, pero existía un Estado que regulado por el régimen de monopolio impedía el tráfico de mercancía, que por lo general era más barata y pertenecía a Inglaterra. Molesta por esta situación, la burguesía rioplatense comenzó a exigir mayor participación en la toma de decisiones, mayor protagonismo en el poder político, todo ello, guiado por sus propios intereses económicos. Se puede concluir en cifras estadísticas de cómo estaba distribuido el poder por aquellos días:

(…)"De los 160 virreyes nombrados en la América española hasta el año 1808, sólo 4 eran criollos; de los 602 capitanes generales, sólo 14, criollos"(…)[29]

Es substancial e importante destacar que los criollos actuando como clase, y por ende, defendiendo sus intereses, no sintieron ningún tipo de pudor, cuando se vieron obligados a abandonar y traicionar, movimientos que se alzaban contra la metrópolis por el solo hecho de que estas rebeliones reivindicatorias podrían alterar el status quo de la colonia. Sentían el temor de las exigencias que los sectores más perjudicados por el modelo colonial venían reclamando.

(…)"En general, cuando las protestas por el mal gobierno partían de vecinos importantes, las autoridades terminaban con la situación sin demasiada violencia, en cambio, cuando participaban las clases bajas o indígenas, eran brutalmente reprimidas. Los criollos preferían no formar alianzas con los pueblos indígenas. En ocasiones, aprovechando una rebelión, se sumaban los mestizos, mulatos, esclavos y gente de "casta", pero los criollos, asustados, percibían estas movilizaciones como una amenaza y optaban por colaborar con las autoridades para suprimir las consecuencias no deseadas de su propio movimiento"(…)[30]

Pongamos las cartas sobre la mesa, se pone en relieve (y quedará más a la vista en 1810), cuales eran las verdaderas pretensiones del grupo iluminado, este grupo que se sentía a gusto disfrutado el nivel de vida que llevaba (Montesquieu los define como un grupo de parásitos que vivían a expensas del trabajo servil) pero que anhelaban los cargos políticos.

(…)"los sectores criollos temían más a la revuelta social que a la opresión de los españoles, ya que su nivel de vida dependía en muchos casos del trabajo indio en las minas, en las haciendas y en los obrajes, y no querían descender en la escala social"(…)[31]

Ahora no podemos caer en la simpleza (como el mitrismo y todos sus seguidores) de creer que ésta burguesía portuaria estaba o era homogénea. No, en absoluto, los golpistas de Mayo tenían diversos motivos para tratar de romper el yugo que España imponía a sus colonias. Diversos motivos que se unifican sí , en un análogo y uniforme pedido: el libre comercio.

(…)"Todas las clases dominantes de la colonia – criollas o españolas –deseaban prescindir de la tutoría de Virreyes y demás agentes de la Corona y tomar en sus manos el aparato estatal para realizar sus propios fines. Para algunos sectores – los comerciantes y ganaderos de Buenos Aires son el caso típico – se trataba de establecer así el trato directo con Europa sin la molesta interposición de la Corona española, para otros, como los abogados, frailes y militares, cuya oficialidad se reclutaba siempre entre gente de "distinción y honra", se trataba de encontrar ocupación lucrativa en un Estado propio no manejado desde Madrid, para otros sectores, como las oligarquías del interior argentino, ése era el modo de escapar al centralismo virreinal que los perjudicaba en beneficio de otras regiones."(…)[32]

Es entonces, en este punto donde trasciende la historia, el epicentro de toda la cuestión nacional, hecho que sobrepasa su límite temporal y arroja sus más desafortunadas consecuencias en la actualidad.

Mayo es liberal (porque es la ideología que está en boga en aquel contexto histórico) y lo es porque encarnan en sí las ideas de una clase social, la burguesía. Mayo se originó por un golpe guiado y planeado por la burguesía platense y llevado a cabo por los militares.

(…)"Sintetizando, sobre el liberalismo criollo se puede afirmar que fue un liberalismo individualista"(…)[33]

(¿A caso hay otro?)

¿Quiénes fueron sus líderes?

Nos detendremos ahora en el análisis de las dos figuras claves del movimiento, dos figuras que fueron objeto de inconmensurables críticas y adulaciones por igual. Dos hombres que parecerían estar distantes el uno del otro (así al menos nos cuentan los historiadores del poder) pero que en definitiva esas diferencias parecen ser pequeñas cuando a los dos se los puede encuadrar en una superestructura, ésta es criollo-liberal.

Saavedra y Moreno entran a la escena política por casualidad, su actuación es muy breve y sus retiros van sin pena y sin gloria.

Al respecto escribe Salvador Ferla.

(…)"A pesar de sus disidencias, y de la oposición total en que los colocaron primero sus adictos contemporáneos y luego los historiadores, los dos prohombres tienen sólidos lazos en unión que hace imposible separarlos de una manera absoluta.

Ninguno de los dos perteneció al grupo promotor de los sucesos de Mayo. Y los dos se convirtieron, a partir del 23, en las figuras principales del movimiento. Hasta que la presencia en Buenos Aires de los diputados provincianos produzca la primera crisis de gobierno, Moreno y Saavedra comparten solidariamente los pasos más trascendentales dados por la Junta. A saber: envío de expediciones al interior, desconocimiento del Consejo de Regencia, expulsión de Cisneros, destitución de los jueces de la Real Audiencia, fusilamiento de Liniers, política con Inglaterra.

Ambos pertenecían ala burguesía porteña. Saavedra comerciante y miliciano. Moreno abogado. Los dos tienen como significativo dato historiográfico común una acuciante ansiedad de prestigio que solo se logra con una fidelidad plena al grupo social".(…)[34]

Parecería ilógico ver a figuras tan antagónicas coincidir, sin embargo el pensamiento de ambos, si bien tienen grandes diferencias, se asemejan. Los dos prohombres del golpe son ideológicamente del mismo signo. El antagonismo residía en la forma de resolver los problemas de gobierno (Moreno jacobino, Saavedra moderado y conservador). Los saavedristas no compartían las nuevas teorías liberales (como la forma republicana de gobierno) y contaban con la adhesión de las tropas y la gente del interior. Los morenistas eran partidarios de las ideas de la ilustración, querían establecer un gobierno republicano. No contaban con el apoyo de las provincias (ni tampoco lo querían) y demostraron un acentuado porteñismo.

¿Por qué es un Golpe de Estado?

"Toda revolución es un golpe de Estado, pero no todo golpe es una revolución"

Debemos partir aquí, desde el término revolución, ¿Qué entendemos por él? ¿A qué nos remite su significado? Según Sylvain Pattieu, una revolución corresponde a la irrupción de las masas en la política.

"No es cuestión de vanguardismo, sino de movimientos profundos de las sociedades"

Pattieu define muy bien al concepto, pues en él se induce que si no existe una participación de las masas (de manera consciente) no puede ser considerado al movimiento como revolucionario, más aun cuando se niega que el hecho sea una pura cuestión de vanguardismo.

Resulta obsoleto decir que todo proceso revolucionario está guiado por un sector de intelectuales que llevan acabo las acciones, pero este grupo tiene amplio apoyo de las masas populares.

Toda revolución presupone la existencia de seis elementos, todos ellos interrelacionados, pues para que exista una revolución debe darse una crisis del sistema de dominación, una amplia participación de la población, violencia (tanto de los grupos que actúan contra el orden, como de los que lo defienden), sustitución de las autoridades, capacidad para ejercer el poder y construcción de un nuevo orden.

Nada más cierto que lo aludido, Mayo posee casi todos estos elementos, pero no todos. El segundo elemento, y acaso el más importante, carece de legitimidad. El golpe de Mayo( sabemos, fue realizado por una pequeña fracción de la sociedad, efectuado por los jefes de los cuerpos militares de aquel período. La participación popular estuvo ausente y no participó (al menos conscientemente) ni influyó en los acontecimientos.

La votación realizada en el Cabildo fue una mera coacción de la burguesía portuaria, que a punta de pistola y espada, esperaba agazapada a las afueras del recinto virreinal el conteo de los votos. Sabemos que estos votos fueron selectivos, que solo los sectores más acomodados del vecindario tuvieron la oportunidad de llevarlos a la práctica.

Mayo no puede ser considerado una revolución porque en el movimiento fueron excluidas las masas. Y fueron excluidas también luego por las nuevas autoridades que emergieron de este golpe.

Aunque sabemos que un golpe no es realizado únicamente por las milicias, sino que también posee un apoyo cívico, este apoyo no es masivo (ni pretendía serlo), ya que solo la "gente decente" incentivó a los cuarteles a dicho levantamiento contra el orden imperante.

Por otra parte existen otros argumentos por los cuales no se puede considerar como golpe (dicen los apologistas del librecambio); remiten a la idea de la legitimidad del gobierno realista, del propio Estado(, ya que, como es sabido Fernando VII había sido hecho prisionero por François Charles Bonaparte (Napoleón Bonaparte), lo que derivaba en la pérdida de legitimidad sobre todos sus posesiones. Es una verdad y argumento a medias. Fernando VII fue hecho prisionero, pero aun el poder real permanecía intacto, ya que en la Isla de León una autoridad central, como el Consejo de Regencia pudo resistir al avance francés, lo que significaba que los gobiernos coloniales en América gozaban de total amparo en hecho y en derecho.

Esto no significa que la práctica (común en la historia del capitalismo) de saquear, robar las riquezas de los países, explotar a sus habitantes, sea un acto bueno, esto no significa que el dominio imperialista de España (y todos los dominios imperialistas por si acaso) sean justificados.

El dominio asfixiante de un monopolio llevaba inevitablemente en términos dialécticos, a una insurrección burguesa (¿Faltó acaso dar el último paso?).

Pero debemos diferenciar los hechos, una realidad es que todo un pueblo se hermane con una causa y otra realidad muy distinta es que sectores encumbrados impongan sus ideas, por si acaso para merced de sus propios intereses.

Si bien Mayo alteró la estructura de poder, y con ella las relaciones económicas, es decir hubo un cambio considerable, la situación social y económica de la gran mayoría siguió perpetrada en las mismas condiciones, e incluso en algunos casos empeoró (como sucedió con la suerte de los nativos que continuaron siendo explotados y que ahora veían arrebatadas todas sus tierras, antes por los españoles ahora por los criollos).

El Mayo "nuestro" golpeó la estructura feudal para dar paso al nuevo régimen, pero este cambio sustancial se limitó, como no podía ser de otra manera, debido a su ideología liberal, a imponer beneficios, pero solo para una minoría.

(…)"La destitución del virrey y creación consiguiente de un Nuevo gobierno americano, fue a todas luces el Golpe que derribó el dominio que los reyes de España habían ejercido en cerca de 300 años en esta parte del mundo"(…)[35]

Conclusión

"La verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta."

La historia de Mayo (como toda la historia) ha sido objeto de diversas interpretaciones, maliciosas e intencionadas, que a lo largo de los años se ha repetido como una poesía que tendió a exaltar hechos y personajes místicos y llenos de gloria.

Mayo es antes que nada un movimiento que aglutina a los grandes señores de aquella sociedad, es por ello, un movimiento liberal.

Es importante rescatar esta idea, ya que al hecho de 1810 se lo trata de separar y distanciar de los sucesos posteriores. Mayo planta las bases para que sea posible el neocolonialismo, Mayo fomenta el librecambio que perjudica a todas las industrias del interior, es este movimiento (necesario para su tiempo) quien termina con la odiosa sociedad de castas, pero es el que instaura la sociedad de clases. Sin Mayo y sus ideas, no hubiese existido la generación del 80, es decir, no hubiese existido la "Conquista al Desierto" (conquista de territorios en manos de nativos del sur patagónico, llevadas acabo por Adolfo Alsina y luego por Julio Argentino Roca), ni las campañas del General Manuel Obligado al norte del naciente país, ni la atroz guerra de la Triple Infamia (Triple Alianza para los autores burgueses).

Para esto sirve la historia, para ver su relación y significancia en el presente. Mayo no se detiene, posee 200 años de existencia, porque ese golpe dio origen a las relaciones capitalistas de producción, debido a ello constaron en nuestro pasado no muy lejano los Uriburu, los Aramburu, los Onganía, los Videla y los Galtieri, los Menen y los De La Rúa, los Duhalde y los Macri, etc.

No podemos separar a las ideas de Mayo, omitir el sentido de su ideología, porque Mayo es clasista, porque Mayo vino a realizar su trabajo en la historia (siempre en términos dialécticos). Adam Smith, Thomas Malthus, David Ricardo, Jean Jacques Rousseau, François Marie Arouet (Voltaire), y tantos otros filósofos y economistas burgueses, jamás pensaron en eliminar la pobreza o terminar con la segmentación del mundo en clases sociales. Sería ilógico entonces pensar que el golpe de Mayo iría contra de los sustentos teóricos que lo motivaron.

Si entendemos esto, podemos comprender que Mayo buscó la independencia y libertad solo para un minúsculo grupo. Si comprendemos eso, entonces podemos decir que Mayo triunfó.

Ahora si creemos que Mayo (y su idea totalmente opuesta al bien común) fue un movimiento (clasista) que buscaba, en lo más amplio del término (no solo en la igualdad jurídica), la igualdad entre las clases. Entendemos y afirmamos que Mayo fracasó. Y no solo fracasó porque el sistema que impuso Mayo negó (y niega) el desarrollo de todas las potencialidades humanas, si no que también fracasó por el solo hecho de que nunca se lo propuso.

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Autor:

Walther Gahn

Egresado del ISPI Nº4026 como Profesor de Historia. A escrito y editado revistas y libros como: Soy Comunista porque soy Capitalista", "La Miseria de la Utopía", "La teoría comunista y la crítica al capitalismo" (obra efectuada junto con Edgardo Róvere) "La Apostasía: "El origen y la influencia pagana", De Anarquistas y Comunistas: "Las diferencias entre Marx y Bakunin", Epístola a los Hipócritas (novela política), El IGMO: "Mito y Leyenda de su creación".

En forma conjunta con Luciano Sánchez llevo acabo el Documental "Rafael Yaccuzi: su militancia" y el documental "Por la memoria" (junto al Centro de Estudiantes del ISPI Nº 4026, del cual fue uno de sus fundadores)

Ha brindado charlas sobre temas como: San Martin y la tercera invasión inglesa, la teoría marxista y su influencia, y el imperialismo en América Latina y el mundo.

Hoy ha concretado sus esfuerzos en este nuevo libro "Los golpistas de Mayo" que pretende ser una mirada distinta sobre los acontecimientos ocurridos en Mayo de 1810.

[1] RAMOS, Abelardo. (1965) “Revolución y contrarrevolución en la Argentina”. Editorial: Truequel. Buenos Aires. Argentina. Página 21

[2] WAST, Hugo. (1960) “Año X”. Editorial: Thau Editores. Buenos Aires. Argentina. Página. 51

[3] LUNA, Félix. (1950) “Breve Historia de los Argentinos”. Editorial: Planeta. Buenos Aires. Argentina. Página 62

[4] WAST, Hugo. (1960) Ibídem Página 32

[5] WALT, Hugo (1960) Op. Cit. página 58

[6] WALT, Hugo (1960) Op. Cit. página 60

[7] HARARI, Fabián (2009) “Hacendados en Armas”. Editorial: RYR. Buenos Aires. Argentina. Página 32-33

[8] HARARI, Fabián (2009) Ibídem página 31.

[9] LEVENE, Gustavo (1980) “Nueva Historia Argentina”. Editorial: STE. Buenos Aires. Argentina. Página 143

[10] LEVENE, Gustavo (1980) Ibídem página 143

[11] GOLDMAN, Noemí (1998) “Nueva Historia Argentina”. Editorial: Sudamericana. Buenos Aires. Argentina. Página 48

[12] PIGNA, Felipe (2004) “Los Mitos de la Historia Argentina”. Editorial: Grupo Editor Norma. Buenos Aires. Argentina. Página 218

[13] GEORGE, Novack (1989) “Para comprender la Historia”. Editorial: Fontamara. México. Página. 162

[14] LOPEZ ROSA (1986) “Historia Constitucional Argentina”. Editorial: Astrea. Buenos Aires. Argentina. Página 89

[15] PEÑA, Milciades. (1970) “De Mitre a Roca, la consolidación de la oligarquía anglocriolla”. Editorial: Ediciones Fichas. Corrientes. Argentina. Página. 7

[16] CHAUNU, Pierre. (1997) “Historia de América Latina”. Editorial: Eudeba. Buenos Aires. Argentina. Página. 91

[17] GOLDMAN, Noemí (1998) Op. Cit. página 40.

[18] AMUCHÁSTEGUI, Pérez. (1992) “Mentalidades Argentinas 1860-1930”. Editorial: Eudeba. Buenos Aires. Argentina. Página. 40

[19] RAMOS, Abelardo. (1965) “La Revolución y Contrarrevolución en la Argentina” Editorial: Truequel. Buenos Aires. Argentina. Página.31

[20] RAMOS, Abelardo.(1965) Ibídem página 33.

[21] GALAZO, Norberto. (2009) “La Revolución de Mayo”. Editorial: Del Pensamiento Nacional. Buenos Aires. Argentina. Página.13

[22] RAMOS, Abelardo.(1965) Op. Cit. página 19 – 20.

[23] HARARI, Fabián (2008) “La Contra”. Editorial: RYR. Buenos Aires. Argentina. Página. 18

[24] RAMOS, Abelardo. (1965) Op. Cit. página 20.

[25] PIGNA, Felipe (2004) Op. Cit. página 247.

[26] LEVENE, Ricardo (1978) “lecturas Históricas Argentinas”. Editorial: Belgrano. Buenos Aires. Argentina. Página. 53

[27] INSTITUTO DE HISTORIA DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA URSS. (1941) “Nueva Historia de América”. Editorial: La OZ. Moscú. Pág. 52

[28] GALASSO, Norberto (2009) “La Revolución de Mayo”. Editorial: Del Pensamiento Nacional. Buenos Aires. Argentina. Página. 11

[29] INSTITUTO DE HISTORIA DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA URSS. (1941) Op Cit. página 53.

[30] EGGERS-BRASS, Teresa (2006) “Historia Latinoamericana”. Editorial: Maipue. Buenos Aires. Argentina. Página. 64

[31] EGGERS-BRASS, Teresa (2006) Op. Cit. página 64.

[32] DE TITO, Ricardo (2006) “Los Hechos que cambiaron la Historia Argentina en el Siglo XIX”. Editorial: El Ateneo. Buenos Aires. Argentina. Página. 57

[33] LOPEZ ROSA (1986) “Historia Constitucional Argentina”. Editorial: Astrea. Buenos Aires. Argentina. Página. 77

[34] FERLA, Salvador (2007) “Historia Argentina con drama y Humor”. Editorial: Peña Lillo. Buenos Aires. Argentina. Página. 147-148

[35] El concepto golpe de Estado, comenzó a ser empleado en Francia en el siglo XVIII, para referirse a una serie de medidas violentas y repentinas tomadas por el Rey, sin respetar la legislación ni las normas morales, generalmente para deshacerse de sus enemigos, cuando el Rey mismo consideraba que eran necesarias para mantener la seguridad del Estado o el bien común. En este sentido original, el concepto era muy similar a lo que se denomina en la actualidad "autogolpe", es decir el desplazamiento de ciertas autoridades del Estado, por parte de la autoridad suprema. El término se fue ampliando a lo largo del siglo XIX para significar la acción violenta de un componente del Estado, por ejemplo, las fuerzas armadas, con el fin de desplazar a la cabeza del mismo. El concepto se superpuso entonces, y a la vez se diferenció, del de revolución, caracterizado sobre todo por estar principalmente organizado por civiles ajenos al Estado.

Partes: 1, 2, 3
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