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Plan estratégico de desarrollo sostenible para Santo Domingo


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

  1. Introducción
  2. Aspectos metodológicos
  3. Revisión de literatura
  4. Justificación del tema
  5. Planteamiento del problema
  6. Las ciudades actuales: complejidad
  7. Régimen provincial dominicano
  8. Politicas públicas para el desarrollo
  9. Gestión científica para la modernización del Gran Santo Domingo (Distrito nacional y provincia Santo Domingo)
  10. Plan estratégico de desarrollo sostenible para la ciudad de Santo Domingo.(Compatibilidad del desarrollo económico versus bienestar social)
  11. Conclusiones
  12. Recomendaciones
  13. Referencias bibliográficas
  14. Anexos

(COMPATIBILIDAD DEL CRECIMIENTO ECONOMICO VERSUS DESARROLLO HUMANO)

Introducción

El estado interventor o Estado de Bienestar, surge a partir del 1870, cuando deja de ser un estado policía, característico del liberalismo del siglo XIX, que sólo se ocupaba del orden externo e interno y comienza a involucrarse en los más diversos campos de la economía, educación, salud, regulación laboral, medio ambiente y política de bienestar social, desarrollo humano, entre otros.

A lo largo del siglo XX, el tamaño y los ministerios del Estado han crecido extraordinariamente, desempeñando distintas funciones, además de legislar, gobernar e impartir justicia, funciones de bienestar social y fortalecimiento institucional en el orden democrático.

Aunque en principio el carácter liberal, suponía la iniciativa individual como medio para mejorar las condiciones sociales, los Estados no fueron completamente pasivos y mejoraron las condiciones de vida en la ciudad, la enseñanza y las comunicaciones.

El Estado ha tenido que intervenir en la parte social, debido a las nuevas y graves demandas planteadas por el crecimiento de la población, la extensión de la industria y el desarrollo urbano, problemas que sólo el poder público, con su capacidad económica y coercitiva, puede resolver.

En otro aspecto, las estructuras democráticas recién puestas en práctica, para instaurar un sistema que funcione correctamente, sin que se produzca ninguna revolución, ha hecho necesario integrar mental y afectivamente a los ciudadanos, así como satisfacer sus demandas de bienestar más elementales, para de esta manera garantizar un mejor funcionamiento demográfico.

La eliminación de la burocracia existente heredada del régimen liberal, que tendría a expansionarse tanto en el número como en las funciones a desarrollar y la opinión de una nueva generación de reformista, ha hecho del Estado un instrumento fundamental, para hacer posible que la mayoría de la población llevara una vida digna y realmente libre, entendiendo por libertad, la capacidad real de hacer algo y no sólo una posibilidad abstracta.

Resultó evidente que no se vivía en el mejor de los mundos posibles, como los liberales habían vaticinado que habría de ocurrir. Por si solo la iniciativa individual no había creado armonía social sino, por el contrario, grandes problemas que afectaban incluso a la supervivencia de grandes grupos de la población, es por eso que se ha hecho necesario la intervención del Estado para garantizar un verdadero estado de derecho, de bienestar social y desarrollo humano para los ciudadanos.

La finalidad del estado es la búsqueda del bien común, es decir el bienestar de todos los ciudadanos, de modo tal que se promueva el pleno desarrollo material y espiritual de toda la comunidad. Para que se pueda hacer realidad un proyecto de esta magnitud, los estados modernos establecen un acuerdo social, donde el estado se compromete a velar por el bienestar de todos los miembros de la comunidad, mediante el diseño y ejecución de políticas sociales y económicas.

Los planteamientos oficiales han justificado, frecuentemente, la extensión del control gubernamental sobre las poblaciones más desposeídas, como un esfuerzo para proporcionarles la paz, la salud, el bienestar y un desarrollo humano adecuado.

Sin embargo, aunque no se citen nunca intereses económicos, no hay ninguna duda de que la extensión del control gubernamental ha estado relacionada directamente con la protección y el desarrollo del lucro económico de los sectores más privilegiados del país. Paradójicamente, los resultados son contrarios a lo que pretenden las justificaciones oficiales: violencia, asesinatos, explotación, fraude, hambre y miseria como consecuencia de la expansión de la economía monetaria, del progreso tecnológico y la industrialización, dejando a un lado los programas de políticas públicas a favor de los más pobre. Los miembros de la comunidad, por su parte se comprometen a ejercer sus obligaciones relacionadas con el cumplimiento de la ley y el pago de impuestos.

Para tales fines es de gran interés elaborar un plan estratégico de desarrollo sostenible para la ciudad de Santo Domingo, para un período de 10 años (2010-2020), planteando la creación y sostenimiento de ventajas competitivas respecto a otras urbes, en torno a un modelo de ciudad deseado, y relacionarlo con la estrategia general de Desarrollo Nacional, para que pueda ser un instrumento para el desarrollo sostenible no de una ciudad o región, sino de todo el país.

La investigación cumple con los objetivos trazados porque describe desde una óptica puramente progresista el estado actual de las ciudades modernas, su complejidad, la insostenibilidad global y la gestión científica de modernización. El análisis del Régimen Provincial Dominicano, las políticas públicas para el desarrollo, modernización del estado, generación de empleos, riquezas y bienestar social.

El marketing de la ciudad es fundamental para crear una imagen positiva de la ciudad de Santo Domingo resaltando sus valores y atributos más favorables, apoyada en productos y servicios dirigidos a satisfacer a distintos públicos internos y externos. Ha sido planteado como gestión científica para la modernización del gran Santo Domingo, es decir, el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, para "vender la ciudad" a través de la comunicación, publicidad y promoción.

La verdadera esencia de la planificación estratégica radica en la definición de un modelo de urbe ideal y deseado por los ciudadanos y por los diferentes agentes que intervienen en la gestión urbana, quienes participan de forma activa y se comprometan en la acción para conseguir el desarrollo de un proyecto de ciudad.

Elaborar un plan estratégico de desarrollo sostenible para la cuidad del gran Santo Domingo, tomando como eje principal la compatibilidad del desarrollo económico versus el bienestar social y el desarrollo humano de los habitantes de esta urbe, garantizándole una estabilidad emocional, espiritual, paz y seguridad social desde "la cuna hasta la tumba". Así, como el análisis de las ventajas y desventajas del plan, para identificar las amenazas y las oportunidades que pueden incidir en la ciudad, siendo esto fundamental, junto con el reconocimiento de sus debilidades y fortalezas, para la determinación de una dirección y gestión estratégica adecuada.

OBJETIVO GENERAL

Elaborar un Plan Estratégico de desarrollo sostenible para la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, 2010-2020.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Describir las complejidades de las ciudades actuales que avanzaran hacia la modernidad.

  • Analizar la estructura Político-Administrativa del Régimen Provincial Dominicano.

  • Revisar la implementación de las Políticas Públicas para el desarrollo en la República Dominicana.

  • Organizar un programa de gestión científica para la modernización del Gran Santo Domingo.

  • Elaborar un Plan de Desarrollo Sostenible para la ciudad de Santo Domingo, tomando como base la competitividad del desarrollo económico versus el bienestar social y el desarrollo humano.

Aspectos metodológicos

TIPO DE INVESTIGACIÓN

El análisis de esta temática estará fundamentado en paradigmas descriptivos, porque en ella se tratara principalmente de medir aquellos aspectos de la realidad capitalina por sí mismo y resolver determinados problemas que aquejan a la ciudad de Santo Domingo, con la aplicación práctica de alternativas para su solución, creando un plan estratégico de desarrollo sostenible para dicha ciudad.

UNIVERSO

La población o universo de estudio estará integrada por el Análisis de todos los Planes de Desarrollo Sostenible Latinoamericanos, de España y la República Dominicana, así como por los aportes obtenidos a través de consultas, que con ese mismo interés vienen desarrollando las grandes ciudades modernas del mundo.

MUESTRA

La investigación se concentra básicamente en el análisis y en las observaciones de la realidad de la ciudad de Santo Domingo, considerándose desde el punto de vista del estudio institucional y democrático para elaborar un plan estratégico de desarrollo y descubrir los factores que deben incluirse para resolver los problemas que afectan el bienestar social de sus ciudadanos.

METODOS

El modelo es práctico y la técnica a utilizar es el método deductivo y estructural, con una muestra por conveniencia de tipo jurídico, ya que se realizaran estudios preliminares del problema y de tipo jurídico exploratorio, porque se identificaran similitudes con algunos planes estratégicos de desarrollo sostenible Latinoamericanos y del mundo.

TÉCNICAS

Para desarrollar un mejor trabajo de investigación, y, por tratarse de un estudio con marcado carácter bibliográfico, se hará uso de dos técnicas: Fichas de resúmenes, síntesis y análisis de cédulas de información. Además de la técnica de Búsqueda Bibliográfica (libros, revistas e Internet y entrevistas a expertos en el área municipal).

LA FUENTE DE INVESTIGACIÓN DE DATOS

Primarias: El estudio responde a la obtención de datos bibliográficos acerca de los planes estratégicos de desarrollo. Se consignan datos cuantitativos por tabulación de encuestas realizadas para la ejecución de dicho plan.

Secundarias: Estarán compuestas por las informaciones accesorias que fundamentan el manejo teórico del tema, con utilización preferente de libros, Revistas, Internet, Organismos e Instituciones.

MEDIOS Y FUENTES

Para hacer posible la realización de esta investigación se ha querido proponer la recopilación de libros, revistas y periódicos que tienen que ver con la materia, así mismo una compilación de las leyes, normas, resoluciones, reglamentos y disposiciones que se encuentran en los Ayuntamientos de la ciudad de Santo Domingo y documentos afines, mediante visitas a bibliotecas.

ANÁLISIS Y PRESENTACIÓN DE DATOS

Estos serán expuestos de manera literal, y si es necesario en cuadros y gráficos estadísticos. Los datos obtenidos se procesaran a fines de generar resultados, ordenando los datos, que a su vez serán analizados.

Revisión de literatura

En vista de la poca existencia de material bibliográfico, revistas, periódicos, etc. sobre la temática, por su novedad, a través del internet, se ha contactado diferentes tópicos de análisis del tema tratado. Dicha literatura se organizara de la manera siguiente:

  • a) Obtención de la información documental.

  • b) Ordenación de los datos a partir del diseño de las variables

  • c) Procedimientos analíticos de la información

  • d) Cotejo de la información de las entrevistas y su tabulación

  • e) Presentación de los resultados.

Justificación del tema

En la identificación de las necesidades ciudadanas, captación de inversionistas y turistas se apoya el citymarketing, que se plantea como objetivo el difundir un "modelo de ciudad". En este sentido, es necesario aplicar una estrategia de ciudad que se plantee necesariamente, por una parte, la información sobre su realidad actual, para tener bases y argumentos en los que apoyar el proceso de toma de decisiones de los distintos agentes ciudadanos (sociales, económicos y políticos); y, por otra parte, el conocimiento de las características del modelo urbano que desea la propia ciudadanía.

El marketing de ciudades es fundamental para crear la imagen de una ciudad, apoyada en unos productos y servicios dirigidos a satisfacer a sus distintos públicos internos y externos. Además, también permite "vender la ciudad" utilizando instrumentos de comunicación, publicidad y promoción. La verdadera esencia de la planificación estratégica radica en la definición de un modelo de urbe ideal y deseada por los ciudadanos y por los diferentes agentes que intervienen en la gestión urbana, quienes participan de forma activa y se comprometen en la acción para conseguir el desarrollo de un proyecto de ciudad.

El análisis del entorno va a permitir la identificación de las amenazas y las oportunidades que pueden incidir en la ciudad, siendo esto fundamental, junto con el reconocimiento de sus debilidades y fortalezas, para la determinación de una dirección y gestión estratégica por parte de sus diferentes agentes urbanos, que se plantean la creación y sostenimiento de ventajas competitivas respecto a otras urbes, en torno a un modelo de ciudad deseado, en el que es fundamental el citymarketing para su conocimiento y difusión.

El Plan Estratégico de Santo Domingo debe relacionarse con la estrategia general de desarrollo nacional, es decir, analizarse y presentarse de forma tal que pueda ser un instrumento para el desarrollo sostenible no de una ciudad o región sino de todo el país, en caso de que sus objetivos relacionados con el marketing de ciudades sean positivos.

La nueva gestión pública es una respuesta a la necesidad de adaptación de la administración pública al entorno socioeconómico reciente, puesto que el modelo tradicional de gestión pública no responde a los cambios que se van produciendo en distintos países.

Esta nueva forma de gestión origina un cambio de orientación yd e cultura dentro de la organización, dirigida hacia el ciudadano como cliente y está basada principalmente en el ahorro y reducción de costos, en la evolución de las tecnologías y en la mejora de la cantidad y calidad de los servicios públicos.

Las ciudades modernas se plantean acceso a niveles superiores de vida, abandonando, propuestas fracasadas como la industrialización de los años 60 y el consenso Washington de los años 90, proponiendo como una alternativa viable el Desarrollo Sostenible como crecimiento económico.

Planteamiento del problema

El sistema político dominicano se basa en provincias, una clara formulación sistémica de naturaleza "celular", para ahorrar descripciones. Las provincias son unidades político-administrativas "completas", supeditadas al gobierno central, pero dotadas de régimen legal propio. Cuentan con presencia de todas las instituciones judiciales, militares, policiales y, en sentido general, gubernamentales. Pero, extrañamente, la única institución no descentralizada es la administración pública: en todas las provincias existe una "seccional" de algún colegio profesional; en todas existen delegaciones militares, policiales y judiciales con carácter ejecutivo e independencia relativa… pero no existe ninguna instancia de detección de recursos organizada legalmente, con vocación para proponer al "Gobierno Central" un plan tentativo de desarrollo. Dado que es el "favor" político en la asignación de recursos lo que beneficiará a una provincia sobre otra, se sostiene que, en la práctica, es ese sistema quien sustenta, y no en el Artículo 55 de la Constitución, el control local por parte del liderazgo político nacional encarnado en el Poder Ejecutivo.

De otro lado, las ciudades han sido siempre importantes, particularmente cuando en ellas residía el poder político. A medida que el carácter rural de la sociedad del siglo XIX y principios del XX dejaba paso a ciudades cada vez más populosas y complejas –hasta el punto de que en la actualidad hay en todo el mundo varias ciudades con veinte millones o más de habitantes– se hizo notoria la necesidad de planificar la vida dentro de las urbes. La gestión de las ciudades (es decir, la ejecución de planes diseñados específicamente para viabilizar la vida urbana) está muy condicionada por los importantes cambios manifiestos en su seno. Ya no se pueden dirigir ciudades del siglo XXI, con estructuras del siglo XX.

En las urbes o ciudades todo cambia, y lo hace a gran velocidad, de forma compleja, imprevisible y continua. La importancia y aceleración de los cambios que se están produciendo han ido creando un ambiente de incertidumbre e inestabilidad, un estado de desconcierto y confusión; desarrollándose la sensación de que aumentan los riesgos, las contradicciones, los retos y los desafíos para las ciudades, en los ámbitos medioambiental, económico, social y político.

El análisis del entorno es básico para la adopción de una estrategia urbana correcta, en la que van a jugar un papel trascendental la planificación y el "citymarketing" o "marketing de ciudades". A partir de la información en relación con la ciudad, los agentes (autoridades) que intervienen en la misma deben desarrollar su capacidad de adoptar decisiones, definiendo objetivos, estrategias y planes de actuación, con la finalidad principal de conseguir un modelo urbano deseado por la ciudadanía para vivir y trabajar, para mejorar su calidad de vida.

La ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, es un ejemplo de ciudad en crecimiento constante, que enfrenta retos decisivos para su sobrevivencia. Ubicada en un valle intramontano y agrícola de altísima fertilidad, la ciudad ha crecido invadiendo el entorno, al punto de que las tierras de cultivo retroceden con rapidez inusitada, dando paso a una industrialización positiva pero sin la debida gestión de control.

Aquí interviene el "Plan Estratégico de la Ciudad de Santo Domingo", resultado de la integración de los esfuerzos de los sectores público y privado para proponer un escenario futuro de la ciudad, que contempla acciones y proyectos conducentes a mejorar la habitabilidad y competitividad económica de la ciudad. Como instrumento de desarrollo, el Plan Estratégico de Santo Domingo (en lo adelante, PESD) busca la canalización de un proceso caracterizado por la comunicación, participación y el consenso de los habitantes.

Es un plan complejo, integrado por varios "subplanes" o "proyectos" que a su vez tienen el potencial de crear un impacto directo en una población, que ya sobrepasa los tres millones de habitantes, así como un impacto indirecto en toda la Capital y el País.

El Plan se ha planteado en el Ayuntamiento de Santo Domingo de manera muy somera, pero ahora se han planteado un análisis serio y que deberá iniciarse cuando se instale definitivamente la Oficina de Coordinación, que se formalice la iniciativa. El proceso de elaboración del Plan Estratégico de Santo Domingo culminara con la publicación del Libro Plan Estratégico de Desarrollo Sostenible de Santo Domingo, 2010-2020 (PESD). Dicha edición recoge la metodología de elaboración del Plan, un análisis FODA de Santo Domingo, mapas y cuadros con estadísticas de la ciudad, la visión y las líneas estratégicas de desarrollo con sus programas y proyectos.

El problema, en consecuencia, se basa en encontrar un sistema de descentralización de las políticas públicas para el desarrollo, capaz de aprovechar las estructuras existentes (provincias), creando organismos capaces de generar y de aplicar políticas públicas para el desarrollo, previo diagnóstico provincial.

CAPITULO I

Las ciudades actuales: complejidad

1.1 DESCRIPCION

1.2 CONCEPTUALIZACION

1.2.1 Surgimiento de las Ciudades

1.2.2 Clasificación de las Ciudades

1.3 LAS CIUDADES MODERNAS

1.3.1 Crecimiento Demográfico

1.3.2 Crecimiento Económico

1.3.3 Desarrollo Humano

1.4 LA INSOSTENIBILIDAD GLOBAL

1.5 GESTION CIENTIFICA DE MODERNIZACION

1.1 DESCRIPCION

Se analiza el surgimiento de las ciudades, su clasificación y el crecimiento demográfico y económico, así como el desarrollo humano y bienestar social de las ciudades modernas, actuales y su complejidad.

1.2 CONCEPTUALIZACION

Una ciudad es un núcleo habitado, de densidad elevada, formado por una concentración más o menos amplia de edificios de todo tipo. Su separación del entorno rural siempre es clara, aunque su estructura, apariencia y funciones pueden variar mucho según el lugar o el momento histórico[1]

Hasta los tiempos modernos, la extensión de la ciudad estaba definida por el perímetro amurallado, que condicionaba su crecimiento exactamente igual que los anillos del tronco de un árbol. La muralla posiblemente tenía un papel definitorio en la transformación de la aldea en ciudad; cuando estaba construida con materiales pesados y duraderos, rodeada por un foso, ofrecía a la ciudad una protección que una pequeña aldea no podía permitirse.

No sólo proporcionaba una defensa militar, sino que la ciudad podía mantener una guarnición permanente que hiciera frente a importantes ejércitos agresores. Es por eso que el significado primigenio de `ciudad' se refiere a un recinto fortificado o amurallado. Las aldeas que, situadas en lugares fácilmente defendibles, ofrecían refugio frente a los depredadores de todo tipo, terminaban acogiendo a familias procedentes de zonas más expuestas, por lo que se producía un crecimiento y una diversificación de la población. De esta forma, la ciudadela del templo aumentaba su población incluso cuando ya había pasado el peligro, reteniendo a parte de los que habían buscado refugio, y transformándose así en una ciudad. En Grecia, la ciudad hace su aparición histórica a través de una reagrupación de poblaciones rurales en el interior de un recinto amurallado.

1.2.1 SURGIMIENTO DE LAS CIUDADES

En materia de historia de las ciudades (o del proceso de urbanización, como se prefiera) apenas se ha realizado una pequeña parte del trabajo preliminar. De hecho, la literatura en torno al tema de la ciudad era prácticamente inexistente hasta hace medio siglo; incluso en la actualidad los ecologistas de la ciudad, enredados durante largo tiempo en el estudio de facetas limitadas y desfasadas del urbanismo, apenas han delimitado el campo de estudio. Partiendo de esta situación, el propósito de este escrito consiste en aprovechar dichos estudios con el fin de concretar nuevas dudas y cuestiones y, en la medida de lo posible, indicar los campos que se prestan a futuras investigaciones.

Tanto si se estudia la ciudad desde un punto de vista morfológico como funcional, no se puede comprender su desarrollo sin tomar en consideración su relación con formas más primitivas de cohabitación, retrocediendo incluso hasta las sociedades animales. Aparte de las obvias analogías con hormigueros y panales de abejas, debe tenerse también en cuenta la naturaleza de los asentamientos estacionales en lugares protegidos, como las zonas de cría de numerosas especies de aves.

Tras la primera explosión demográfica ocurrida en la antigua Mesopotamia, las relaciones simbióticas mantenidas originalmente entre la aldea y su entorno no se vieron apenas alteradas. La ciudad' en sus primeras manifestaciones, era un recinto definido por una muralla de ladrillo y un foso, dentro del cual sus habitantes encontraron por primera vez un mundo de su propiedad, relativamente seguro frente a la presión inmediata de la naturaleza salvaje del exterior. Se alzaba en medio de un paisaje artificial de huertas, campos cultivados y pastos, que se había establecido sobre zonas pantanosas y desérticas gracias a los diques y los sistemas de irrigación construidos por las generaciones precedentes[2]

A pesar de que dichas ciudades representaban una nueva magnitud en los asentamientos humanos, las poblaciones de Lagash, Umma y Khafaje pueden ser estimadas con cierta seguridad en torno a los 19.000, 16.000 y 12.000 habitantes respectivamente, a lo largo del tercer milenio.[3] Las ciudades descritas en la Biblia, y confirmadas por las excavaciones modernas, tenían una extensión de hasta nueve hectáreas, con terrenos reservados exclusivamente a los pastos que suponían una superficie de 120 hectáreas.[4]

Más de cuatro mil años después, en una época tan tardía como el siglo XVI, el tamaño característico de una ciudad europea se situaba entre los 2.000 y los 20.000 habitantes; sólo a partir del siglo XVII comenzaron a multiplicarse las ciudades de más de 100.000 habitantes..[5]

Tanto las ciudades orientales de la antigüedad como las europeas medievales reservaban suelo dentro del recinto amurallado para huertas y establos de ganado que garantizarían el alimento en caso de guerra: un plano dibujado en 1895 por Arthur Schneider[6]muestra que la extensión ocupada por Babilonia cubría una área lo bastante grande como para contener Roma, Tarento, Siracusa, Atenas, Éfeso, Tebas, Jerusalén, Cartago, Esparta, Alejandría y Tiro, todas juntas y con casi el mismo espacio libre entre ellas como el que ocupaban. Incluso en tiempos de Herodoto, Babilonia tenía el aspecto de una aldea hiperdesarrollada.

Pero la norma general no era esa, sino que

… la concentración de los campos de cultivo alrededor de pequeñas comunidades de vecinos, sin el suficiente excedente de alimentos, lo que estableció un equilibrio natural entre los asentamientos y el territorio.[7]

A pesar de que los asentamientos urbanos permanentes apenas se remontan a los tiempos neolíticos (hasta diez mil años antes de Cristo), el hábito de recurrir a cuevas para el desarrollo de ceremonias colectivas de carácter mágico parece retrotraerse a períodos más antiguos. De hecho,

… han llegado hasta nuestros tiempos comunidades enteras que viven en cuevas o viviendas excavadas en la roca. Los rasgos esenciales de lo urbano ya se pueden encontrar tanto en la forma externa como en el modelo interno de estos primitivos asentamientos. Al margen de cual fuera el impulso original, la tendencia a la cohabitación formal y a la residencia estable dio lugar a una forma ancestral de ciudad: la aldea, un instrumento colectivo resultado de la nueva economía agraria. [8]

Aunque carecía de la complejidad y la extensión de la ciudad, la aldea exhibía ya sus principales características: un perímetro definido, ya fuera por una empalizada o por un montículo de tierra, separándola de los campos circundantes; viviendas/refugios permanentes; almacenes y vasijas donde guardar los bienes, así como vertederos y cementerios, símbolos silenciosos del paso del tiempo y de las energías gastadas.

La aparición de la ciudad a partir de la aldea fue posible gracias a las mejoras en la agricultura y en la conservación de los alimentos introducidas por la cultura neolítica; en particular, el cultivo de cereales que podían ser producidos en abundancia y almacenados sin merma de un año para otro.

Esta nueva forma de producir el alimento no sólo permitía cierta seguridad frente a los años de escasez, como se recordará en la historia bíblica de José en Egipto, sino que, por otro lado, permitía alimentar a un mayor número de población que no se dedicaba directamente a tareas relacionadas con la producción de alimento.

Desde el punto de vista del alimento básico de su dieta, se puede hablar de ciudades del trigo, ciudades del centeno, ciudades del arroz y ciudades del maíz, para caracterizar la fuente principal de energía; y hay que recordar que ninguna otra fuente de energía fue tan importante hasta la explotación de las vetas de carbón de Sajonia e Inglaterra.

Con el excedente de mano de obra disponible tras dejar atrás una economía de subsistencia, un gran número de personas pudo dejar el trabajo agrícola o ganadero y dedicarse a otras tareas: la administración, la artesanía, el arte de la guerra, el pensamiento sistemático y la religión. De esta forma, la población que había vivido dispersa en aldeas de entre diez y cincuenta casas,[9] se concentró en "ciudades" con una regulación y un funcionamiento que correspondían a un proyecto diferente.

Estas primeras ciudades heredaron muchas de las características de las aldeas originales en cuanto que, en esencia, seguían siendo ciudades agrícolas: la principal fuente de suministro alimentario estaba en los campos circundantes; así, hasta que los medios de transporte no mejoraron considerablemente y los sistemas de gestión centralizada no se desarrollaron, no pudieron crecer más allá de los límites que marcaban sus suministros de agua y sus recursos alimenticios locales.

Esta temprana asociación del crecimiento de las ciudades con la producción de alimento ha gobernado la relación de la ciudad con su entorno durante mucho más tiempo del que muchos estudiosos actuales reconocen.

A pesar de los cereales transportados desde largas distancias (incluso algunos complementos alimenticios especiales como la sal habían empezado a circular bastante antes), las ciudades como Roma, que se abastecía de los graneros del norte de África y de Oriente Próximo fueron excepcionales hasta el siglo XIX. Incluso hace apenas cincuenta años, gran parte de las frutas y verduras consumidas en Nueva York y París provenían de huertas situadas en las proximidades, a veces en suelos muy enriquecidos, si no completamente manufacturados a partir de los residuos urbanos.[10]

Esto significa que uno de los principales determinantes de las urbanizaciones de gran escala ha sido la proximidad a suelos agrícolas muy fértiles, tal como precisamente ha ocurrido con la ciudad de Santiago de los Caballeros. Paradójicamente, el crecimiento de la mayoría de las ciudades se ha realizado a costa de estos terrenos cultivados –en ocasiones, edificando sobre los suelos aluviales de mayor riqueza para la agricultura– que en un principio hicieron posible la misma existencia de la ciudad.

El crecimiento de las ciudades a lo largo de las riberas de los ríos o cerca de puertos accesibles se ha producido no sólo por la necesidad de un medio de transporte, sino por la necesidad de complementar hídricos los recursos agrícolas.

Uno de los datos más significativos respecto al fenómeno urbano es que, aunque la población urbana del planeta ascendía en 1930 a 415 millones de personas, es decir, una quinta parte del total, las cuatro quintas partes restantes de la población mundial vivían en condiciones muy parecidas a las de la antigüedad.[11]

En países tan densamente poblados como India, y en una fecha tan tardía como 1939, menos del diez por ciento de la población vivía en zonas urbanas.[12] Estas condiciones incluyen el uso de fuentes orgánicas de energía, vegetales y animales, la utilización de recursos hídricos locales, el cultivo de todo el suelo disponible en una distancia que se pueda recorrer a pie desde la ciudad, el empleo de estiércol de procedencia animal y humana como fertilizante, una baja concentración de residuos inorgánicos, tales como vidrio y metales y una práctica ausencia de contaminación atmosférica.

En algunas partes del mundo, los asentamientos agrícolas, lejos de invadir suelo cultivable, ocupan colinas estériles de poco aprovechamiento agrícola; la distribución urbana de cualquier ciudad italiana es un reflejo, apenas más regular, del sustrato pétreo sobre el que se asienta.

El principal punto débil de este tipo de asentamientos, visible especialmente en las zonas del mundo cultivadas durante más tiempo como España, Grecia y China es el deseo del campesino de cultivar sobre el suelo ocupado por la cubierta forestal; de esta forma se produce una sobreexplotación que provoca la erosión del suelo y el desequilibrio en las poblaciones de plantas, insectos y aves. Pero, en la misma medida en que la economía de los primeros asentamientos se encontraba regida por el calendario astronómico construido en el templo de la ciudad para conocer el momento de la siembra, el desarrollo actual del conocimiento sobre el medio ambiente, que ha facilitado una mayor concienciación sobre la necesidad de preservar los bosques en países altamente urbanizados, puede con el tiempo contrarrestar los efectos, de otra forma destructivos, de las primeras etapas de la urbanización del territorio.

La diferencia principal entre la aldea y la ciudad no es, sin embargo, el simple resultado de una mejor localización o del hecho de que esta ventaja geográfica permita la obtención de recursos, alimentos y población de una área más extensa o el acceso a un mercado mayor para exportar los productos propios, aunque ambos son elementos que favorecen el crecimiento demográfico y la expansión económica.

Principalmente, son dos factores los que distinguen a una ciudad de una aldea: el primero es la presencia de un núcleo social organizado, en torno al cual se distribuye el conjunto de la estructura de la comunidad.

Desde el punto de vista de las relaciones de la ciudad con su entorno natural, el aspecto más importante a señalar es que, en este núcleo social, tienen lugar las mayores variaciones en el estilo de vida y en la estructura física de la ciudad respecto de la aldea: las construcciones principales (como los primeros templos) se construyen con materiales permanentes, con sólidos muros de piedra, a menudo adornados con piedras preciosas y cubiertos con valiosas maderas obtenidas de canteras y bosques distantes. Mientras tanto, la mayoría de las viviendas seguían siendo de tierra y caña o de zarzos y barro.

Por otra parte, aunque se pavimentase el área del templo, el resto de las calles y callejones de la ciudad se mantenía sin ningún tipo de pavimentación. En una época tan avanzada como la de la Roma Imperial, el pavimento se introdujo en un principio sólo en una parte de la ciudad, mientras el resto de las grandes arterias de tránsito se convertían en verdaderos barrizales cada vez que llovía. Otra tendencia distingue la ciudad de la aldea: es la pérdida de los vínculos que unen a sus habitantes con la naturaleza y la transformación, eliminación o sustitución de los elementos condicionados por el entorno natural.

En fin, entre aldea y ciudad existe una transformación constante de las estructuras frágiles y temporales a los edificios duraderos y resistentes frente a los fenómenos naturales.

Durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, Londres, París y algunas otras ciudades europeas, a la vez que crecieron en complejidad de funcionamiento a raíz del cada vez mayor desarrollo industrial y comercial, también comenzaron a albergar diferentes lugares destinados a una cada vez más numerosa "clase media" urbanizada, con disponibilidad de suficientes ingresos y tiempo libre para practicar el ocio y el consumo recreativo.

Durante este periodo comenzaron a proliferar en estas ciudades las casas de té, los cafés, bares, lugares de juego, comercios de diferentes rubros, sitios para la cultura y también los espacios al aire libre para el paseo y la recreación, tanto de los fines de semana, como de los ratos libres diarios.[13]

Se puede citar a la vida urbana de París y a las reformas impulsadas en esa ciudad por Bonaparte como el paradigma de la urbanidad de la ciudad moderna del siglo XIX.[14] Sus reformas se basaron principalmente en la apertura de anchos y extensos bulevares (avenidas) que abrieron la antigua ciudad medieval al paseo del público, al tráfico acelerado de carruajes y trenes y a la proliferación de comercios, cafés, bares y teatros en el centro de la ciudad.

Estas obras, más la construcción de grandes palacios destinados a la cultura, parques, mercados, alumbrado y muchas otras de infraestructura, dotaron a París de una nueva capacidad para soportar y promover el incipiente desarrollo comercial e industrial del momento, y también, una vida social bulliciosa y rica en diversidad social basada en al espacio público como el principal elemento estructurante.

Este modelo urbano se convirtió rápidamente en un ejemplo y se irradió hacia diferentes partes del mundo como el paradigma de la nueva forma en vida en las ciudades modernas.

Si bien aquella forma de vida urbana se basó, principalmente, en el ocio y el consumo recreativo de una amplia clase social intermedia compuesta por la burguesía comercial e industrial, creadora del desarrollo capitalista, al estar estructurada sobre un espacio urbano abierto y sin restricciones al uso de la totalidad de los habitantes urbanos, integró, también, tanto a los restringidos círculos de la nobleza, como al proletariado industrial, e incluso a los pobres y excluidos recién llegados del campo, hacinados en torno a las fábricas y periferias urbanas.[15]

De modo que todo el proceso derivó en la integración urbana de individuos, grupos y clases sociales muy diferentes que dotaron de un gran dinamismo urbano y diversidad social a la ciudad, que se expresaban de una manera muy directa y en una dimensión muy humana, tanto, a través de formas organizadas y colectivas, como las fiestas populares, los desfiles militares, e, incluso, con los conflictos políticos emergentes de las nuevas contradicciones sociales, como, a través de los más pequeños y triviales momentos de vida la cotidiana, como los variados encuentros de carácter programados o espontáneos entre trabajadores, comerciantes, paseantes, viandantes, e incluso, de mendigos y errantes urbanos.

1.2.2 CLASIFICACIÓN DE LAS CIUDADES

La clasificación de las ciudades varía según el criterio que se emplee, aunque el más utilizado es el sistema de funciones. Según este modelo, las ciudades se definen por su utilización principal (que puede, no obstante, ser compatible con otros usos):

  • Ciudades-dormitorio o áreas residenciales.

  • Ciudades industriales.

  • Ciudades portuarias.

  • Ciudades comerciales.

  • Ciudades administrativas (concentran organismos e instituciones oficiales).

  • Ciudades universitarias.

  • Ciudades turísticas.

  • Ciudades defensivas o plazas fuertes (de gran importancia estratégica en el pasado, hoy prácticamente no existen).

La instalación del hombre en las ciudades marca el desarrollo de la historia. Este proceso, sin embargo, no ha sido en absoluto regular y presenta una serie de altibajos y variaciones importantes a lo largo de la historia:

Las primeras ciudades aparecieron en valles fluviales, junto a las tierras más fértiles, y en regiones costeras favorables a la navegación. La disponibilidad de alimentos y el desarrollo de la artesanía y el comercio hicieron que algunas de estas urbes antiguas albergaran un gran número de habitantes.

Las ciudades medievales eran pequeñas en tamaño, eminentemente artesanales y defensivas, y con un escaso grado de desarrollo. Desde 1492, los descubrimientos geográficos propiciaron un nuevo despegue del comercio y la artesanía, los cuales intensificaron en cierta medida la actividad urbana.

La Revolución Industrial determinó el resurgir de las ciudades. La oferta de trabajo, unida al hundimiento del sistema feudal que había reinado durante toda la Edad Media y que mantenía a la población en el campo, favoreció la emigración rural a las ciudades y el consiguiente crecimiento de éstas.

Las ciudades modernas son macrourbes de enorme tamaño que concentran la mayor parte de la población y la producción económica en detrimento del campo. De hecho, una medida clásica del desarrollo de un país radica en la proporción entre población urbana y rural, siendo los estados más pobres los que presentan un número más elevado de habitantes en las zonas agrícolas.

1.3 LAS CIUDADES MODERNAS

Según estudios de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Caribe de la ONU para el año 2025 el 63% de la población mundial vivirá en las ciudades. Actualmente el crecimiento de las ciudades en Latinoamérica, Asia y muchas otras partes del mundo sobrepasa sobradamente estos porcentajes.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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