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Percepción de la muerte propia (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4

Es justo diferenciar aquí que al decir percepción de la muerte propia, nos referimos a por lo menos dos circunstancias humanas diferentes. En una de ellas la muerte se hace presente con cierta violenta crudeza a través de un proceso de enfermedad grave o terminal (Iván Ilitch, El negro del Narcissus, P.Ej.) o un accidente, situación de abandono o desamparo en tierras exóticas, un desierto, un naufragio, etc. Lo inevitable es aquí más que un descubrimiento psico-filosófico, una realidad descarnada y repentina. Otra cosa es el que a través de un proceso interno -aunque haya sido despertado por un factor externo, p.ej.: la muerte de un familiar o amigo cercano- se haga presente y se instale la idea de que nuestra vida como personas individuales, es finita.

En nuestras Residencias de Adultos Mayores ocurre un fenómeno particular, que deviene de una mezcla de ambas realidades psíquicas, pues se está cercano a seres que van muriendo, por las naturales razones de su edad, agravada quizás por su condición de ser residentes de un espacio compartido y de alguna manera ajeno -por más que los años que hayan estado en ellas, y las relaciones que hayan hecho con las personas de su entorno, que forman el núcleo reemplazante de la mayoría de las posesiones (que además son como anclas de la identidad) le den una suave pátina de propiedad. Y una Residencia de Adultos Mayores, por mejor que sea la atención y el amor que destile, casi siempre es vivida como la Estación Terminal de una vida que ya fue casi en su totalidad.

Por razones de tiempo y de espacio, es imposible no afincar el tema en algo bastante puntual, ya que, de otra manera correría el riesgo de realizar un trabajo tanto excesivamente largo como superficial, pues bien dicen: quien mucho abarca poco aprieta. Razón por la cual luego de merodear por los diversos barrios del conocimiento en que viven retazos del tema -percepción de la muerte propia-, que por otra parte tiene la complejidad de ser inabordable en su sustancia más íntima, ya que todos somos mortales, y nadie tiene, digamos la verdad, en cuanto a la experiencia de -como Dante en la ficción de su Divina Comedia-, entrar de la mano de Virgilio a recorrer los terrenos donde moran las huestes de los muertos (al decir de Joyce), para luego, y suponiendo que dichos terrenos existieran, salir a la luz de la vida para contárnoslo.

Por eso es que no puedo sino investigar en el material bibliográfico, en las entrevistas tomadas en las Residencias de Adultos Mayores y en otros espacios, y con estas exploraciones, juntando datos de acopio primarios y secundarios, establecer los Objetivos y delinear distintos modos de Intervención, no sin antes volver a machacar sobre el tema del cual todos somos distantes y cuidadosos objetos de estudio, y que debemos trabajosamente corrernos un algo hacia el ser sujetos que estudian el mentado tema. Sistema este lo suficientemente complejo como para despertar la pregunta: ¿Por qué me metí en él? Y quizás su origen tenga que ver con las reflexiones que despierta Elliot Jacques a través de su trabajo.

Originalmente los santos jaina iban vestidos de espacio (desnudos), descartando toda cosa que los determinara y separara del Todo. Actualmente usan un vestido ocre, atavío utilizado también por un criminal expulsado de la sociedad y condenado a muerte. Pero tanto la expulsión de la sociedad como la condena a muerte de un criminal no son aquí punitivas, sino la etapa, fin o meta que la Naturaleza -o los dioses- impone, castiga o premia al hombre. Porque el Jainismo es por su parte, una suerte de hinduismo ultracoservador dice que: …Los salvadores Jaina, "Autores del cruce del río" moran en el techo del Universo, más allá del alcance de la plegaria, por lo que no es posible que su auxilio baje desde ese lugar en las alturas hasta la esfera donde tienen lugar los esfuerzos humanos. Lo cual haría negativo el apoyo espiritual de la oración cristiana. Se constituye así otro plano de creencia donde la oración no llega a oídos de los dioses, y estos solo pueden ayudar en simples pedidos (prosperidad, larga vida, etc.), que, en comparación con los asuntos a los que los dioses dan importancia, nada tienen que ver con el nivel de trascendencia a alcanzar, para lo cual no hay ruego que llegue a sus intangibles oídos. Por otra parte el número de reencarnaciones es igual para todo espíritu (87.000), y cada uno llega finalmente al más alto cielo. Algo parecido recrean en su religión los vikingos, para quienes el Paraíso (Valhala), que se encuentra en las lejanas tierras de Asgard, no solo es conquistado por aquellos que murieron en batalla (lo cual explicaría al menos en parte, la exaltación del heroísmo y la muerte guerrera, y sus ideales en descendientes de esas religiones paganas que persisten en las culturas anglosajonas). Pero los dioses Thor, Odin, etc., no se ocupan de escuchar las plegarias de sus adictos al culto vikingo, sino que no intervienen en la vida de sus creaciones después de haberlos creado (Concepción Deísta).

En Historia de la Civilización del Antiguo Egipto, Perenne describe que para la vida espiritual del Antiguo Egipto la buena conducta aseguraba un transito seguro al más allá. Hay muchas representaciones de escenas de este juicio, en las que el corazón del difunto es pesado en una balanza, teniendo como contrapeso una pluma que representa la verdad. Los egipcios creían que el cuerpo del difunto permanecía en este mundo y el espíritu del muerto iba al más allá. Pensaban que éste último necesitaba del cuerpo como de una base, por eso ensayaron distintos métodos para preservar el cuerpo con la momificación. Para los habitantes del Egipto Antiguo, todo ser humano tiene un cuerpo (Khet), un espíritu (Ka), que es la inteligencia divina que ilumina a toda criatura viviente; y un alma (Ba), que es la personalidad espiritual. Muerte y resurrección eran representadas como granos de trigo, los cuales caen en la tierra, se pudren y germinan en otros frutos.

Los sumerios tenían paralelamente a la religión politeísta que adoraba dioses como An, Enlil, Eeanne, Innana, Nanshe, En-ki, Ninkhursag y otros, había otra devoción que residía en el pueblo mismo que estaba ligada a la tierra, la naturaleza y las fuerzas cósmicas más directa que las desconcertantes multiplicidad de dioses, fe que observaba y se asentaba cada año en el brotar, florecer y renacer, como la generación, nacimiento y muerte del hombre, animal o planta, imagen del más allá que mantenía viva la esperanza del renacer, o sea las cosas que vendrían después del fin material. Este era el núcleo común sustrato de la fe sumeria y sus manifestaciones rituales. Los ritos de nupcias entre Inanna y Dumuzi, -después llamados Ishtar y Tammuz-, que se asentaban en un morir y renacer constantes donde el simple mortal nada podía cambiar con rezos. (El país de los sumerios. (1977) Hartmut Schmokel. Eudeba.

En la mitología griega es la Thánatos, deidad simbólica que personifica el fin de la existencia humana. El poeta clásico Hesíodo la considera hija de la noche y de duro corazón. Odiada por los dioses inmortales. ¿Porque era contraria a su esencia? Eurípides la introduce en su tragedia Alcestes, donde lleva alas y vestida de negro empuña un cuchillo. Parece que en ese entonces venía del cielo y con malas intenciones. El arte cristiano primitivo no representa a la muerte que se considera un sueño.

En su cuento Los muertos, James Joyce señala este temor a una adultez vacía -¿y una posterior muerte fría?- después de una vida sentida como desaprovechada. Narra la historia de una Nochebuena en Dublin, que viven una pareja -Gretta y Gabriel- quienes llevan varios años de casados y viven sus vidas apaciblemente. En la reunión Gretta escucha una canción, La joven de Aughrim, sus recuerdos aparecen y Gabriel pregunta por la tristeza que ve reflejada en sus ojos, ella le explica que la canción le trajo el recuerdo de un joven que había conocido en su adolescencia, inquisitivo y celoso Gabriel insiste y Gretta le dice que el joven murió por ella. El joven Michael Furey, era su enamorado, padecía TBC y la noche en que Gretta debía partir para estudiar lejos del lugar, Michael quedó horas esperando por ella bajo la lluvia. Ella le pide que se fuera a guarecer a su casa para cuidarlo, y él le responde que no quiere vivir si ella no está a su lado. Al día siguiente ella parte, el joven muere poco después. Gretta… cito a Joyce:… llora mientras Gabriel sostuvo su mano durante un rato sin saber qué hacer, luego, temeroso de entrometerse en su pena la dejó caer y fue hasta la ventana… allí, mientras la mira dormir, relajada, reflexiona Gabriel:… de manera que ella tuvo un amor así en su vida, un hombre había muerto por su causa… sus ojos curiosos se posaron un gran rato en su cara y en su pelo, y mientras pensaba en cómo habría sido Gretta entonces, por el tiempo de su primera belleza lozana, una extraña y amistosa lástima por ella penetró en su alma. No quería decirse a sí mismo que ya no era bella, pero sabía que su cara no era la cara por la que Michael Fury desafió la muerte… Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida, pensó, sintiendo que… su alma se había acercado a esa región donde moran las huestes de los muertos… Las muchas ideas y emociones que destila en este escrito Joyce: cómo habría sido Gretta entonces, por el tiempo de su primera belleza lozana, La revisión de un pasado no compartido con la mujer que ama, pero a la vez un remarcar la etapa juventud. Una duda acerca de la posibilidad de llegar digna y felizmente a la vejez, y la posibilidad de que ésta sea algo que conlleve sufrimiento y una no-vida, porque ésta duda aparece como un Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida. Coronando esto con su cercanía a la muerte propia Su alma se había acercado a esa región donde moran las huestes de los muertos…y la seguridad que tendrá un descenso de su último ocaso. Es difícil y puede ser presuntuoso tratar de traducir el sentido que Joyce -o cualquier autor- quiso darle a su obra, pero en este caso creo que se ensamblan poéticamente sucesos vívidos que estoy trabajando.

Me apoyo, al interpretar esto, en un escritor de la robusta creatividad de J. G. Ballard (7), quien señala: …creo que el escritor de fantasías tiene una marcada tendencia a seleccionar imágenes e ideas que reflejan directamente paisajes interiores de la mente… el lector deberá distinguir entre el contenido manifiesto, que puede parecer absurdo, y el contenido latente, el repertorio privado de símbolos que pasan de la mente del escritor de fantasías al relato. Los mundos oníricos que inventa dicho escritor son equivalentes externos del mundo interior de la psique, y puesto que estos símbolos extraen sus fuerzas de los momentos más formativos y confusos de nuestra vida, con frecuencia son creaciones temporales de una ambigüedad aterradora. Creo que Ballard sitúa esos momentos más confusos y formativos de la vida, a la etapa de los primeros meses y los cortos primeros años de cada uno de nosotros.

El fenómeno de gratificación alucinatoria de deseos, defensa normal del bebé mediante la cual a una necesidad imperiosa -hambre p.ej.- se la combate alucinando la llegada instantánea del alimento a través de chuparse el dedo, proporcionando una solución mágica a la frustración. Al mismo tiempo todo el que nace tiene un nombre y un espacio propio que es dado en primer lugar por la sumatoria de deseos y fantasías de quienes lo rodean y esperan algo de él. Esto contribuye a que se vaya consolidando el núcleo del YO, el que situaciones externas muy frustrantes o confusas retira sus conexiones con el medio y se repliega tomándose como objeto a sí mismo. Estas primeras etapas de la vida imprimen fuerza o debilidad al Yo. Construcción de las primeras barreras de fortaleza del ser, aquellas que nos interesan remarcar en nuestra investigación, que permiten aceptar la muerte propia.

La elaboración de la crisis de la mitad de la vida exige una reelaboración de la posición depresiva infantil -Melanie Klein- pero con una comprensión más madura de la muerte y las pulsiones destructivas que deben ser tomadas nuevamente en cuenta. (E. Jacques; Muerte y crisis de la mitad de la vida; Psicoanálisis del genio creador). Esta reelaboración fortalece al Yo para enfrentar el despertar de enfermedades graves. Sin embargo ¿qué situación es más impotentizante que la percepción cercana e ineludible de la propia muerte? Siendo esta una situación diferente de la percepción de la propia finitud en salud. El repliegue narcisístico y la separación del mundo externo, el negarse a la percepción del propio cuerpo, enfermo y desconocido, lleno de males que nos están matando es algo inherente a estas etapas de enfermedad. La soledad es pues absoluta, el temor a la muerte reflejado en la cara de los acompañantes trabajan a favor de la regresión. Transitemos por algunos afligidos meandros que contienen una cercana muerte.

Una vez cumplida tu obra, retírate. Tal es la ley del cielo. (Lao Tse –Tao Te King. (1997) Verso IX – Río Nuevo – Barcelona). Hay quien siente, quizás también como reacción al descubrimiento de la propia finitud, que su vida ya ha cumplido todo su recorrido, y como señala Lao Tsé, el morir -final del circuito vital- es buscado. Sin que esto implique fantasías o tendencias suicidas, al menos traería una menor fuerza en la tarea de afrontar la vida, casi un pesimismo sobre sí mismo y su rol tanto personal como social. Como quedarse al lado del camino, mirando como todo pasa al decir de Páez F. Elizabeth Kubler Ross propone encuadrar el proceso del morir, que produce aquel que toma conciencia de tener una enfermedad grave y mortal, dividiendo en cinco fases o etapas por las que transcurriría el paciente en su camino final. Estas etapas son: A- Negación. B- Cólera. C- Regateo. D- Depresión. E- Aceptación. No siempre se pueden observar en todos los casos, y no siempre en ese orden, siendo el par de etapas más frecuentemente observado el de Depresión-Aceptación. Ante estos espacios tan solitariamente vividos, qué apego, continencia o reforzamiento del Yo podemos agregar, ayudando el sufrimiento de ese ser que se encuentra solo frente a su tiempo que termina. Esta continencia, difícil y que poco saca seguramente de la soledad del fin, es otra de las etapas donde se puede o trata de actuar. Psicológicamente podemos agregar algo.

Citamos arriba que para M. Klein existen dos "posiciones básicas" en el desarrollo del aparato psíquico humano que configuran modelos internos de funcionamiento mental, cada uno de ellos resultará en formas diferentes de percibir y relacionarse con el mundo externo. Ella parte de la existente división entre bueno y malo, atribuyéndolo al encuentro, a la salida del paraíso intrauterino de los estímulos dolor y placer. Todo lo doloroso es malo y lo placentero bueno. La posición esquizoparanoide que es la más primitiva, trabaja escindiendo y proyectando en lo exterior todo proceso interno, sea sensaciones, ansiedades etc., con lo cual todo lo que acontece queda remitido a un enemigo o amigo externo. Los otros me causan cosas, me dan placer o me hacen doler, yo no puedo sino defenderme o alejarme. La muerte es también cosa de los otros, no existe para mí. La posición depresiva paso evolutivo en el que la percepción del bebé, mejorada por la maduración neurológica, atribuye los sucesos a una mezcla de acciones propias y del medio que provocan reacciones en el mundo físico o de los demás, con lo cual el sujeto no queda separado de lo que sucede. Esto llevará a preguntarse qué parte de cada suceso depende de uno, y vivir a los demás no como únicos culpables o responsables de lo que sucede. O sea, no solo hay bueno y malo fuera sino que yo también soy malo y bueno. No solo las cosas les suceden a los demás independientemente de mí, sino que hay una interacción y una coparticipación responsable de mi parte en relación con los otros.

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Podemos considerar como una dualidad siempre presente la pareja de opuestos contemporáneos en cada uno de nosotros, e interdependientes: vida-muerte. En esta dualidad, así como advertimos que al describir las características de la posición esquizoparanoide kleiniana, los otros me causan cosas, me dan placer o me hacen doler, podemos adscribir al placer tanto con lo vital, la vida plena, como representación del Bien (Vida); y al dolor con lo mortal, la muerte y sus prolegómenos, sentidos como opuestos al placer de vivir plenamente, títulos híbridos del Mal (Muerte). Esta mirada quizás forme parte del origen de la idea de un paraíso que nos espera al final de nuestro camino, con lo que transformamos el dolor de la muerte en esperanza de una vida mejor, que nos espera como redención-reparación de todo sufrimiento que podamos haber padecido. Esto nos consuela, y como hemos visto en las muy escasas culturas que hemos citado, cada una a su manera hace de la muerte -casi como parte de un combo que incluye al prólogo de la adultez mayor, y a la vejez como etapa de la vida-, y ella después les sigue sea como un premio o un castigo.

Debemos diferenciar la temprana edad de la tardía mediana edad, ya que la estructura de vida y las características funcionales de estos períodos se encuentran separadas por una transición lenta o repentina del trabajo al retiro, además de otros marcadores biopsicológicos y sociales (Dittmann-Kohli, 2005). Esta época se la podrá circunscribir de acuerdo a las circunstancias sociales tales como la edad jubilatoria, el cambio a nivel estadístico de los casamientos, aminorando la edad de la generación de personas de 40 y 50 años y la edad de "abandonar el lar paterno-familiar" de los hijos que creó, según Neugarten (1999), más tempranamente el síndrome del nido vacío. Es dable destacar la presencia de algunos cambios biológicos propios de la edad que afectan las facultades y capacidades e interfieren en la ejecución de planes y obligaciones; los cuales serán elementos que incidan en la lectura y el reconocimiento del sujeto de mediana edad.

Los límites también sitúan los centros y los márgenes, por ello la concepción de centro requiere necesariamente de la existencia de un margen. El cual connotará valores sociales y personales puestos en juego. Por lo tanto la persona en crisis no solo pone en tela de juicio la identidad sino que también la amenaza de sentirse excluido de una posición central. Las culturas que acentúan la edad cronológica como marcadores de los períodos de la vida tienen un efecto diferente en la reconstrucción del Yo que aquellas culturas que tienen reglas indiferentes a la edad. Este último implica que la edad, no necesariamente juega un papel importante en la división de roles, y que existen variadas circunstancias en la tarea de reconstruir la identidad, que precisa de atención y esfuerzo por instaurar un nuevo concepto del si mismo, sus habilidades, objetivos y aspiraciones.

Por ello podemos hacer coincidir la aparición de la mediana edad con una crisis, sin que por ello se ponga en juego una vivencia depresógena. Por esto la conciencia de uno mismo, definida como un enfoque sobre el sí mismo y un reconocimiento de la identidad, (Hart & Fegley, 1997) deberá procesar la experiencia del envejecer para sedimentar el autoconocimiento, uniendo modelos culturales propios y sociales vigentes. Una serie de factores claves aparecen en las situaciones vitales de las personas de mediana edad. Los roles familiares: la actuación del adulto mayor en la familia replantea el rol social del sujeto. Una de las temáticas más divulgadas, coincidentes con esta etapa, ese Síndrome del nido vacío del cual hablamos y que describe la sensación de desamparo que vive la mujer ante la salida de sus hijos del hogar familiar. La vivencia suele describirse como de tristeza frente a la pérdida, no solo de la cercanía de los hijos sino del rol social que justificaba -casi en su totalidad- su existencia. El trabajo de elaboración será el del duelo ya que deberá ir separándose de ese espacio con el dolor que implica, al tiempo que buscar nuevos espacios personales. Su resolución y/o envergadura dependerá de la capacidad personal, enfoques del género, y características sociales. Con la ruptura de un equilibrio anterior que dará nuevo sentido de la identidad personal.

Los nuevos miembros familiares plantean celos, rivalidades y una sensación de pérdida de lugares afectivos y de poder frente a los hijos. La abuelidad suele aparecer como uno de los logros de esta etapa vital, ya que logra recuperar una posibilidad de vínculo afectivo intenso, renovar la relación con sus hijos, reparar situaciones que no se pudieron compartir con los mismos, y sentir que la vivencia de finitud y de pérdidas físicas se compensa con la continuidad que brindan los más jóvenes. Aunque no siempre estos resultados sean los habituales. Asimismo es posible hallar celos y envidia, tanto de lado de los padres como de los hijos por perder un espacio sin sentir que los nietos sean una total y efectiva recuperación. La prolongación de la vida también ha generado que muchas personas de mediana edad deban ocuparse de padres muy viejos. Un estudio reciente ha indicado que no es ni el matrimonio, ni la paternidad, ni la abuelidad, el climaterio o el abandono de la casa paterna por los hijos, sino el cuidado de los propios padres lo que trae el mayor problema en el área de la vida familiar y que constituye la mayor fuente de stress. La continuidad recae casi siempre en una mujer.

Una serie de preguntas por el sentido de la vida parecen tomar un curso predominante en esta etapa. El cuestionamiento sobre el rol seguido en la vida parece hacer referencia a un cuestionamiento existencial sobre el como seguir y hacia donde. En la mujer la liberación de ciertos roles tradicionales las rescata en cuanto a la posibilidad de elegir, a la vez de las consecuencias descritas ya en: Síndrome del nido vacío. La preocupación por el cuerpo envejecido toma un lugar especial, en especial a nivel estético. Por otro lado la menopausia, más allá de sus molestias, las libra del miedo a quedar embarazadas, otorgándoles mayor libertad sexual a quienes la necesiten, pero labrando a la vez un límite infranqueable en la creación de viva, una gran diferencia con el hombre.

En los hombres la preocupación sobre el incremento de la presión en sus trabajos o, igualmente preocupante, un hastío o aburrimiento en su cotidianeidad envejecida, sus trabajos y el sentimiento de estar prendido con alfileres en un camino que tanto puede llevar al éxito como al fracaso. Una dimensión especial se ha agregado y se relaciona con el tema del desempleo, tanto en su temor como en sus consecuencias.

El Módulo 2 nos habla del yo temporal, concepto que se refiere al incremento que realiza el sujeto, en la mediana de edad, de referencias temporales para dar cuenta de su identidad. Sin embargo el tránsito desde aquella época con sus creencias y pasiones, hasta esta otra, son una continuidad que guarda cierta coherencia y que, forma parte de la identidad temporal del yo siempre el mismo y siempre cambiante. Una primera parte trata sobre el aumento en las expresiones lingüísticas sobre referencias temporales en los diversos aspectos del yo y de la vida. Una segunda parte trata los descubrimientos acerca del aumento de los contenidos y cantidad de declaraciones acerca del pasado y anticipaciones futuras del yo y de la vida. Ambas categorías narrativas muestran los indicadores que Withbourne (1985) denominó "construcción del curso de vida". La "memoria autonoética" comprende el pasado personal y la perspectiva a futuro. La identidad temporal se conecta con la experiencia del tránsito por el ciclo vital y del saber acerca de la mayor proximidad a la fragilidad y la muerte. También nos dice acerca de las referencias temporales encontradas en adultos jóvenes, de mediana edad y mayores, muestra que la segunda mitad de la vida se caracteriza por un aumento constante en el uso de referencias lingüísticas temporales, y que los adultos jóvenes utilizan poco los marcadores del período de vida (ser viejo, tener cierta edad), lo que cambia totalmente en los individuos de mediana edad y en la vejez. La toma de conciencia de la muerte propia quizá tenga influencia en dichas referencias.

La mediana edad, momento en que el pasado de uno es ya más largo que el futuro con capacidades plenas, pues una parte de la vida se ha ¿gastado? La conciencia de la propia muerte aparece en momento de la vida que el individuo, medianamente apoyado en ella, con sus padres envejeciendo y sus hijos creciendo, lo llevan a hacer un duelo por la parte de su vida adulta que ya ha consumido (vivido). Debe hacer el duelo por la infancia y la juventud que han pasado, con lo paradójico que resulta el hecho de, a la vez, entrar en la flor de la vida (experiencias, tareas, conocimientos más o menos cimentados) en esa etapa de tareas cumplidas… que a la vez está próximo al comienzo del fin. La muerte deja así de ser una idea general, o algo que le pasa a otro, sino que pasa a ser la propia muerte, el hecho descubierto de que uno mismo es realmente mortal. Para el hombre el Nido Vacío puede confundirse con la jubilación, en cuanto a espacio interior. El conocimiento y preocupación acerca de cómo será la propia vejez aumenta, y también la conciencia temporal, en tanto se hace evidente la imposibilidad de alcanzar algunos objetivos propuestos, al tiempo que las referencias al pasado se hacen frecuentes en adultos de mediana y mayor edad. P.ej. un médico que ha dado la mayor parte de su vida a la medicina, ahora Adulto Mayor, no hace sino recordar y contar, repetidamente cada vez que hablamos, los casos complicados (como heroicos desafíos o aventuras), alumnos, clases y congresos, y al centrar sus recuerdos en la ya histórica pasión de su vida, hace que la anécdota ocupe la casi totalidad de su libido, se posiciona como eterno presente. Este tipo de fenómeno es muy frecuente y creo tiene carácter defensivo frente a la vejez.

De todas maneras se comprende que la mayoría de las mujeres y para casi todos los hombres, la identidad y desempeño laboral son un aspecto central de la vida: trabajamos la tercera parte del tiempo que tenemos para vivir. De ahí la importante y hasta peligrosa incidencia de la jubilación en el curso de esta etapa. Se describe en muchos seres que ante la mayor satisfacción laboral, con positivas experiencias socio-profesionales, se sienten más maduros en sus relaciones sociales y hasta llegan a amar la responsabilidad, que se toma como muestra de capacidad propia y posición social.

Se describen diferencias de género en la mediana edad, pues en general -y esto afortunadamente cada vez menos frecuente: has recorrido un largo camino muchacha… ¿Recuerdan que decía la propaganda de cigarrillos para mujeres?-, y las mujeres con altas aspiraciones laborales encuentran ahora menos impedimentos discriminatorios para alcanzar posiciones de jerarquía. Después del nido vacío, este es un duelo que debían hacer las mujeres; un poco más intenso que los hombres, según dicen mis experiencias, aunque depende mucho de la capacidad personal de reparación duelística y la creatividad y talento en el trabajo: el nuevo hijo por creación no ya de pareja, sino individual.

Un chamán lidera la lucha entablada desde siempre con el desconocido más allá, su vocación se descubre generalmente a partir de lo que occidentalmente se definiría como una occidental crisis psicótica, un caos que será el magma fundacional de su acción. Ellos usan drogas o métodos físicos -danzas o percusión ininterrumpida de tambores, hipoxia voluntaria, etc.- para conseguir el éxtasis. Su iniciación incluye alegorías de muerte, descuartizamiento, sustitución de órganos por otros de chamanes muertos, o por piedras mágicas, rituales y metáforas de cambios interiores que les darán poder. La vivencia del momento místico contiene una suerte de cesación del flujo del tiempo, los relojes se aquietan, la vida se concentra exactamente sólo en el punto que se está viviendo, lo demás desaparece en un terreno espaciotemporal profano y nebuloso -como el éxtasis del orgasmo lácteo descrito por Freud como matriz de toda experiencia de placer, paradigmática y única -Freud dixit– del orgasmo sexual. El estado místico es como un enamoramiento, fugaz para el profano, perenne para el iniciado, quien transformado en suprahumano consigue de él apoyo en aquello enmarcado por él -cada uno de nosotros tiene uno propio como el: ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, en el espacio-tiempo donde guarda ansias y esperanzas.

Diagnóstico

Desde cierto punto de vista, podríamos arriesgarnos a decir que cuanto mayor pobreza o debilidad del sí mismo, mayor será la frustración y el temor que aporta la idea de la muerte propia. Esto sería uno de los factores de negación de la misma, porque como señaláramos antes, en aquellos que tienen recuerdos, hechos, obras, amores, podemos presumir que hicieron transcurrir su vida, de cierta manera, protegiéndola de un mal final. Podríamos hasta imaginar una cadena benigna de contención y desarrollo del Yo comenzado en la vida intrauterina con un buen embarazo. Sigue con una infancia cuidada y fertilizada por el amor familiar -la madre en los primeros tiempos, luego se agregan gracias al mayor poder de percepción del bebé, el padre, los hermanos, el entorno familiar total-, si por fortuna este camino esté bien cubierto, la escuela posteriormente y los pasos siguientes de socialización y logros seguirán desarrollando, fortificando al Yo.

Fue por este motivo que describí el significado ordenado y el crecimiento paso a paso, que enlaza las etapas del desarrollo en el sistema del hinduismo (1- aprendiz con su gurú– /2- adultez- /3- solitario meditando en el bosque- /4- shadú solitario y errante despojado de lo material). Con sabiduría oriental -y señalemos que la Sabiduría siempre ha sido considerada patrimonio de Oriente, tanto como el Conocimiento, (científico, técnico, etc.), es característica adjudicada a la cultura de Occidente), describe el hinduismo la dedicación del Hombre a su aprendizaje hasta ocuparse de su espíritu preparándose para lo que ellos llaman reencarnación y superación kármica. Estos conceptos con muy pocos cambios pueden aplicarse empleando un lenguaje Occidental de tiempos terrenales, tal como se cosecha lo sembrado.

Aplicando ese lenguaje, por decirlo de alguna manera, nos llevaría a pensar que lo que se trae genético, lo que se adquiere intrauterinamente, la recepción materna y familiar amorosamente armónica -o no- ayudan a que el ensamble del individuo con el mundo externo sea mejor o peor, según el resultado de las ecuaciones citadas. Con el paso del tiempo y la natural disolución de la familia original -hijos que crecen y se van o se casan, aparecen nuevos miembros, amistades extrafamiliares, etc.- la continencia afectiva e instrumental en cuanto a caminar el mundo tejiendo redes y sendas, si se logran buenas redes sociales esto sigue avanzando para bien. De no ser así la pérdida de aquella familia y la contención que brindaba, se siente negativamente. El uno cosecha lo que siembra bien puede aplicarse aquí. Y con los años esto es cada vez más notable.

Vemos p.ej., en nuestras Residencias de Adultos Mayores, y en otras residencias particulares, los restos mnémicos de lo que fueron los afectos y cohesión familiar, a través de la soledad de algunos AM, la ausencia -o no- de visitas y cariño de los parientes y amigos, etc. O bien un estar rodeado positivamente por lo cultivado en todo el curso vital. Pero aquí aparece una necesidad de cuidados que se da más en aquellos carentes de familia, amigos, etc., sea por la causa que fuere, y entonces así como el hindú se vuelve un errante despojado voluntariamente de lo material y contactos sociales -para meditar y encontrarse a solas con su espiritualidad, dijimos-, hallamos en las Residencias de Adultos Mayores personas que despojadas y no voluntariamente ni como parte de una cadena cultural, carecen de apoyo material y social. Aquí es donde en lugar de Bosque para meditar, o errar por las calles, aparece la Acción Social para cubrir grupal y psicofísicamente a esos desposeídos, que de no tener esta ayuda erraría vagabundeando por las calles con sus miserias.

Entonces ensayamos hacer un esquema simple de nuestro camino vital Occidental continente:

Útero materno. – Madre – Familia – Colegio, compañeros. – Trabajo, amigos, pareja. – Familia constituida propia – Hijos, prolífica producción en la meseta etaria de adultez joven y mediana edad. – Adultez mayor – Lenta -o veloz- caída de la meseta etaria y productiva en afectos y quehaceres – Retiro (jubilación) que después de él bien se logra una:

A- Vejez plena saludable, con familia, amigos, medios económicos, etc.; o bien una…

B- Vejez comprometida por carencias económicas, de contactos familiares, sociales, etc.

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En este esquema podemos reconocer un envejecimiento saludable de otro donde el AM está en mayores condiciones de fragilidad que lo que la edad en sí misma aporta. No incluimos aquí ni al anciano enfermo, ni al paciente geriátrico, por tratarse este de un esquema de desarrollo "habitual". Sin embargo no podemos menos de pensar que estos dos tipos de AM (enfermo, paciente geriátrico) que cuando se trata de contención familiar llegan a necesitar, aún más, la intervención de una política de Estado que tenga como una de las metas principales la prevención y el cuidado hechos durante la vida –educación, capacitación, reforzamiento de los lazos culturales, etc.-, y más específicamente en los ancianos más abandonados por el sistema, que en estos momentos han aumentado su número grandemente no solo por envejecimiento poblacional sino por factores hijos del capitalismo desbocado.

Me seguiré guiando en este trabajo siguiendo varias ideas, a saber:

  • 1. La universalidad del objeto de estudio principal (idea de la muerte propia).

  • 2. Dificultad de eludir (o negar) la angustia personal, que aporta el tema.

  • 3. La imposibilidad de encontrar salida posible del tema por la inexperiencia en él.

  • 4. La dificultad de diseñar intervenciones válidas, -no solo medidas atenuantes.

  • 5. Esta dificultad que se evidencia en cada etapa vital.

  • 6. Trataré de describir los períodos etarios y sus parciales intervenciones.

  • 7. Especial intensidad en segmentos sociales desprotegidos (Pobreza, soledad).

  • 8. La diversidad de intervenciones se asocia a lo diverso de cada etapa vital.

Quizás uno debiera construir su vida como un escultor su estatua: desembarazándose de lo que sobra (dicho por Miguel Angel), acopiando aquello que trae el bien, puliendo una y otra vez lo que somos… hasta obtener ese universal que alguna vez fuera océano.

Enfermedad y acciones que llenan espacios de soledad en la vejez.

La relación médico-paciente que sostuvo la medicina hipocrática desde hace 2500 años (era asimétrica, depositaria del saber, ordenaba que hacer, teñida por la afectividad, la entrega y la credibilidad ciega, era El Doctor). Hoy la tecnología desplaza al médico, como actor central y lo lleva a los equipos especializados despersonalizando la consulta, interponiéndose exámenes complementarios como así también auxiliares y técnicos, que denotan un gran avance en la medicina que se refleja en esperanza de vida. Si sumamos la aparición de un ente pagador el paciente se transforma en un objeto externo que recibirá del experto el conocimiento científico basado en la evidencia, desapareciendo la confianza nacida del vínculo personal, afectivo y hasta casi intuitivo que sostuvo durante milenios el arte de curar. Mod. 4.

Si tomamos aquella vieja definición acuñada en 1948 por la Organización Mundial de la Salud: La salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad o dolencia OMS (1948), y fijamos nuestra atención en que el estado de bienestar es subjetivo podría ser preferible otra definición, dicen las autoras del Módulo 4: La salud es estar en capacidad de enfrentar los conflictos del diario vivir. Pues se supone que si estas capacidades están conservadas el sujeto está sano.

De allí que las autoras señalen citando a Alain Touraine: "El desafío de la equidad es procurar igualar las circunstancias sociales que cada persona posee, de forma tal que las posibles desigualdades entre los componentes de una sociedad no hayan resultado de un fenómeno derivado del azar, de un proceso natural o simplemente de una situación histórica y cristalizada como manifiestamente injusta, sino implícitamente un punto de partida para una definida decisión individual (toda persona debe poseer idénticos derechos básicos) en este caso la salud integral y no la mera ausencia de enfermedad. No sólo como herramienta para participar activamente en la sociedad sino para permitirle definir elecciones como sujeto económico a partir de su propio capital humano con absoluta libertad. Las desvinculación de las redes, de flujos por un lado, la organización económica, la organización productiva, de las demandas de consumo, de las formas de organización social que son sinónimos de desocialización, despolitización, desinstitucionalización" (2) (Touraine. Cita en Mod. 4; Touceda-Rubin).

Tocamos aquí un tema que nos introduce en las consideraciones de -en este trabajo así considerada-, última etapa de contención y metabolización de la crisis vital aquí tratada, en cuyo tiempo el rol del Estado se hace de la mayor importancia. La Acción Social Estatal es central cuando la pobreza de medios -económicos, culturales, familiares, etc.- afecta a este sector de la sociedad, más vapuleado y olvidado, que hace evidente que las carencias en los AM, de por sí de mayor repercusión en éste que en el resto de los grupos etários jóvenes o de adultos de mediana edad, hacen necesaria la implementación de todo medio que combata la desvinculación de las redes, la desocialización, la despolitización, la desinstitucionalización, etc., que estos sectores padecen. Estos fenómenos no son sino consecuencia de la visión neoliberal que encierra a los AM en un corralito discriminándolos por su menor capacidad productivo-consumista, segregación que abarca también sus derechos como seres humanos en un más amplio sentido. Una Sociedad que los aleja de (y no los aloja en) su seno, existe en la visión descarnada que la práctica cotidiana corrobora, a pesar de los acuerdos y tratados internacionales que abogan por ellos: un decir y hacer divorciados.

Y esto es causa de enfermedad por carencia de contacto humano, que sería una nueva forma de enfermar, ya que las conexiones a través de la informática, TV, etc., técnicamente índice de progreso tecnológico, apartan al Hombre del Hombre, y las relaciones con que cada ser humano comienza su vida (salir del vientre materno, ser amamantado, nutrirse de leche y amor que contacta piel tierna con la interioridad del ser, formando su persona desde lo afectivo tanto como de todo tipo de desarrollo personal), al no seguir existiendo, al ser suplantadas con máquinas y leves contactos humanos… forman seres como los descritos por Aldous Huxley en Un mundo feliz y Nueva visita al mundo feliz. En estas novelas, aparente ficción la primera, adscripta a la realidad de las sociedades modernas de aquella época la segunda, son los primitivos en sus reductos-reservaciones, cercanos a su propia condición… y a la Naturaleza, quienes gozan de una rara vida que alguna vez fue la real. No perdamos lo raro, ¡Por favor! En la ficción de Huxley citada aparece una técnica de intervención para contraer familiaridad y mejor defensa del impactante conocimiento de la propia finitud, cuando describe la asociación de contactos tempranos con la muerte y su tratamiento "pavloviano" para contener la angustia. Desde ya que se hace difícil pensar en una intervención así en la práctica real.

Lo anteriormente dicho tiene que ver con un estadio y una situación que, generalmente pesa de manera negativa en el siempre transitado sendero del tiempo. Las carencias socioeconómicas afectan más fuertemente -en general y esto no quiere decir que clases más acomodadas vivan con menor intensidad a su propia vejez- pues quienes ven acercarse la edad en que ya no tienen tanta fuerza para, digamos remar, ven hundirse irremediablemente toda esperanza de salir de la miseria -o carencia- económica. Ya sabemos que si bien el dinero no hace la felicidad, al llegar la vejez, la desprotección en un medio carente hace vivir con mucho más temor y provoca más dolor, que en otras etapas de la vida. Quizás eso haga que ateos funcionales, se acerquen más al consuelo que brinda toda religión que trabaje con la esperanza de post-vidas sin carencias.

En La montaña mágica. Thomas Mann describe la fantasía de completud de cuidados del omnipotente-omnipresente director de un hospital suizo para tuberculosos, quien decía que en tanto estaban allí, bajo su ala protectora, eliminaban la posibilidad de muerte (Exitus) que se daba en caso de éxodus (si abandonaban ese lugar casi divinizado). La descripción de un tiempo detenido en aquel sanatorio suizo (semejante al narrado por Bioy Casares en El perjurio de la nieve, fantasía que hace juego con la descrita más arriba, que puede extraerse de lo dicho por la mamá de Wendy: "¡Oh! ¿Por qué no habrías de quedarte así para siempre?" (Pág.6) y la omnipotencia proyectada en su director médico lo erigen como lugar mítico-mágico. Estas fantasías, como lo he mencionado muy por encima anteriormente, forman parte de la creación de una teoría psicológica que centra la raíz de toda enfermedad mental en una Fantasía de Detención del Tiempo, generada precisamente por el temor implícito en el que su normal transcurrir implica un acercamiento ineludible a la vejez y la muerte. Esta fantasía se manifiesta por un particular manejo inconsciente, las más veces, de la experiencia temporal el que, -en un ejemplo simple- se manifiesta cuando uno se encuentra con alguien que hace mucho no ve, y observa con asombro cuan viejo o arrugado está… el paso siguiente que es mirarse al espejo es todo una melancólica aventura. El crecimiento de los niños trae sensaciones parecidas, especialmente cuando no se ven por un tiempo. Cuando le dije a mi padre que iba a ser abuelo me dijo: dejate de joder, pero después de esta herética salida, sufrió un largo periplo depresivo.

Lo virtual excesiva o exclusivamente utilizado como conexión con el mundo externo, puede enfermar por falta de contacto humano, entre otras cosas. También sabemos que el distress y las enfermedades relacionadas con él o mejor aún: desarrolladas a partir de él, son las nuevas y que aportan más numerosos casos en forma de epidemias-endémicas -definimos así- de los últimos tiempos. Combatir estas patologías por carencia de contacto humano, nos lleva a pensar si no es precisamente a través de: La vinculación formadora de redes humanas, la organización económica equitativa, la organización productiva centrada en el bienestar de muchos y no en la riqueza de pocos, demandas de consumo de lo necesario basadas no en la producción de ingentes cantidades de capital, de volver a formas de organización social como sinónimos de socialización, politización e institucionalización. Quizás estos ítems tomados en reversa serían terapéutico-sociales y tendrían efecto importante en medicina preventiva.

Si tomamos la definición de salud vista desde el fenómeno de resiliencia (proveniente de la física) y repetimos la definición de: Salud es estar en condiciones de afrontar los conflictos del diario vivir. (Mod. 4 Touceda-Rubin. Pág.10), podríamos hasta pensar optimistamente, que su pérdida momentánea es un paso atrás con esperanza de que luego le sigan uno o dos adelante. Pues la definición basada más en la resiliencia, es dinámica y se adaptaría a cualquier momento histórico y escenario social. La resiliencia, concepto que viene de la física, de los estados de adaptabilidad de los metales, es decir de aquellos que ante la adversidad del medio (presiones, cambios de temperatura etc.) sufren transformaciones y luego recobran su estado original.

O sea que luego del mal momento podría recuperarse, tanto el bienestar, retrogradar síntomas (depresivos, p.ej.), y recuperar posibilidades de realizar actividades "normales". Siempre y cuando la persona que -insisto, optimistamente- transcurra este proceso, incorpore un saber que el estado original al que retornará no es el de los 30 años. Sino que será uno de menor rendimiento en casi todo, que a ello se llama envejecer, que no debe ser tan malo porque nos viene acompañando desde que nos prendíamos a la teta de mamá. Y si es malito descubrámoslo pronto y hagámonos amigos. El poeta colorea con sus palabras esto: La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir. Gabriel G. Márquez. (Mod. 4). En el Módulo 4 de nuestra Especialización, Salud Epidemiología y Envejecimiento, sus autoras nos instruyen con algunos conceptos básicos para llegar a la vejez saludable. Dicen allí cosas que muchas veces repetimos cual loros (¿será por nuestra educación de base condicionada Pavloviana, Skinneriana?) (Mod.11) sin dar el paso ejecutivo que las transforme de teoría en ejecución operativa real. La salud y el bienestar de los ancianos esta condicionado fundamentalmente por el estado de salud en etapas anteriores de la vida, por eso el autocuidado durante toda la vida es tan importante. Dicho autocuidado incluye una adecuada alimentación, ejercicios físicos, hábitos no perjudiciales como el consumo de drogas, no fumar, ingerir poco alcohol y otros. Generalmente repetir esto sin llevarlo a cabo, connota una cierta actitud negadora en tanto pareciera que el futuro que debiera cuidarse desde ahora, no nos llegará nunca… a nosotros mismos. Sí les llegará en cambio a aquellos que tienen la suerte de tenernos como consejeros de salud. Esto lo sabemos todos, pero pensamos en cuidar…nos y cuidar, o solo lo anotamos como parte de diagnósticos o pláticas pseudosapientes. ¿O nos acordamos cuando ya estamos hechos una pinturita boca abajo? Por eso señalan que aplazar las consecuencias negativas del envejecimiento, a través de algunos cambios de hábitos y estilos de vida que crónicamente ejecutados serán seguramente negativos en la vejez, cuando las reservas y defensas del organismo y de los estados mentales son más débiles.

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Lo que tratamos y describimos como Políticas Sociales, llevando a niveles de Ocupación del Estado (de Bienestar o articulador y participativo), podemos verlo como una serie de costumbres que deberían arrancar desde la temprana infancia. Cada familia debiera estar operando aquellos elementos de cuidado antes citados, como parte de la cultura familiar, y así la intervención del Estado participativo, será más fácilmente de implementar con ciudadanos que hace mucho y por las suyas han estado en los mismos carriles preventivos y societarios.

Metafóricamente hablando, lo que rodea al hombre en su devenir vital, desde el estado paradisíaco intrauterino, donde no hay siquiera -en un embarazo normal- un deseo que duela hasta ser llenado por la gratificación adecuada (ya que por el cordón umbilical y sumergidos en la tibieza del líquido amniótico, no se padece hambre, frío, calor, etc.), saliendo de él comienza un recorrido descrito esquemáticamente más arriba (Pág.. 18), en el que como la imagen que dibuja una piedra al caer al agua, como ondas que se van alejando del centro, si transpolamos esto a la cantidad de experiencias y defensas de contención, o refugios donde se elaboran las ansiedades y saberes adquiridos, podríamos pensar que en algún momento, una de las ondas expansivas más alejadas del centro, sería como la de Contención de esa Gran Familia en que deviene el Estado, cuando la Acción Social se ocupa de los más necesitados, y que más expuestos están en transcurrir hacia una vejez no saludable ni sentida como parte de la vida misma.

Así el promover lo participativo y la construcción de capacitación para la salud en todos los niveles, el desarrollo de la captación de información respecto de los saberes en salud (derechos y deberes) de la población. La información accesible, la participación comunitaria y los medios para evaluar las capacidades de dicha participación, para mejorarla y aplicarla en todo el territorio, teniendo en cuenta la cultura propia que cada comunidad posee, para poder adaptar los trabajos, y que sean potables los resultados; forma parte de un ambicioso plan social para mejorar la calidad de vida en todos los sentidos, espacios y direcciones hasta completar el espacio total del país, teniendo en cuenta la definición de salud que abarca lo mental, lo físico y lo social.

Contención de un Estado con fuerte ingerencia en lo Social.

Para brindar una asistencia de calidad es necesario conocer algunas características particulares de los adultos mayores: Constituyen un grupo muy heterogéneo, es decir que existe una importante variabilidad individual. Cada persona envejece de manera diferente debido a que interactúan factores intrínsecos y extrínsecos que tendrán relación con lo social, económico, cultural y ambiental. Algunas enfermedades se presentan en forma diferente a la que lo hacen en los adultos de mediana edad cuando tienen criterios de fragilidad que los hacen más vulnerables. Es frecuente la co-morbilidad (coexistencia de varias patologías) lo que con frecuencia se asocia con polifarmacia con el riesgo de producir iatrogenia en una población que de por sí es mas susceptible. Mayor prevalencia de enfermedades degenerativas y de enfermedades crónicas conforme aumenta la edad.

Y si se ingresa en el pesado camino de la enfermedad y el deterioro, requiere cuidados que van desde la creación de un sistema de cuidadores domiciliarios, la creación de hogares de día, hasta la internación en esos hogares que intentan sustituir lo perdido; que son las Residencias de Adultos Mayores. La capacitación de cuidadores amengua su sobrecarga emocional que puede generar maltrato, o incluso una institucionalización inadecuada. Mayor utilización de recursos sanitarios y sociales. Mayor necesidad de rehabilitación. Los problemas de salud de esta población con frecuencia corresponden a múltiples causas. Mayor número de situaciones que generan verdaderos dilemas éticos. Pueden consultar tardíamente por problemas de salud debido a que los consideran propios de la edad.

"No hay duda en absoluto que estos pacientes han sido inadecuadamente tratados en el pasado y con frecuencia continúan recibiendo una atención insuficiente y escasa, si es que reciben alguna, en una atmósfera que pierde la comprensión con su edad y condición… Y hace falta recordar, o mejor dicho quizás no olvidar que: … la profesión médica, habiendo tenido éxito en la prolongación de la vida del hombre, no debe seguir fallando en asumir la responsabilidad con el anciano enfermo o que se vuelve débil. Se necesita urgentemente un cambio en la actitud del cuidado y tratamiento de los enfermos crónicos."Historias de vida (S/Pujadas Muñoz, 1992: 48) es un relato autobiográfico, obtenido por el investigador mediante entrevistas sucesivas, en las que el objetivo es mostrar el testimonio subjetivo de una persona en la que se recojan tanto los acontecimientos como las valoraciones que dicha persona hace de su propia existencia. Es decir que permite rescatar las experiencias vividas de un modo subjetivo tal como los involucrados las interpretan. (Módulo 6. Carrera de Especialización en Gerontología comunitaria e institucional. Mag. Laura Golpe, Mag. Claudia Arias).

El envejecimiento no es sinónimo de enfermedad.

Hemos visto en el Módulo 4, (Dras. Touceda, María A. y Rubín, R.-2007-Salud, epidemiología y envejecimiento), que un diagnóstico completo con abordaje multidisciplinario permite hacer una valoración geriátrica integral (VGI) que posibilita articular los niveles de atención que garanticen la buena calidad de vida del Adulto Mayor. Dado lo que venimos viendo y a sabiendas que envejecer -esa suma de todos los procesos que acontecen a un individuo relacionados con el tiempo-, comienza con el nacimiento, y teniendo en cuenta aquello tan real que señalara la Dra. Roque en Módulo I: "es posible envejecer de forma normal, patológica o con éxito", nos es posible hacer algunas observaciones relacionadas con uno de los objetivos de este trabajo.

Sabemos que los cambios fisiológicos y orgánicos del envejecimiento determinan cierto grado de pérdida progresiva de la capacidad de adaptación (tanto al medio físico como social). Como estos cambios no son uniformes, siquiera en miembros de una misma familia, ni coherentes y homogéneos dentro de los distintos órganos y sistemas, sustentando grandes variaciones en cuanto a la precocidad o tardanza en aparecer (un viejo dicho médico decía que el hombre tiene la edad de sus arterias, con lo que relativizaba la medición temporal de la vejez, permitiendo sospechar que tenía gran relación con la forma de haber vivido, o bien con factores genéticos, u otros. En cualquier caso se sale de la medición horaria como única válida), evaluar la vejez significa justipreciar la totalidad de la vida. Llegar a viejo es entonces una suerte de recaudación de lo que se ha hecho a lo largo del camino, y en sí puede ser desde una desgracia hasta una deliciosa visión holística de sí mismo.

Al preguntarme acerca de qué fuentes tenemos para aprehenden los datos, y sabiendo que tanto en los Registros Civiles como en Instituciones de Asistencia Médica, (actualmente a través de los Centros de Integración Comunitarios y los Centros de Atención) no dan hoy la profundidad necesaria para responder a las cuestiones que nos planteamos. Pero nos encontramos que gran parte de los datos que necesitamos para estudiar nuestro cuestionamiento se pierden porque mucha es la población que no acude ni a los servicios de salud, y algunos no se registran. Otra cuestión negativa en esto es que gran parte de los datos no se procesan ni cargan en sistemas que permitan su estudio serio. Por tanto como estudio de campo -mínimo- he acudido a los residentes de las Residencias de Adultos Mayores, otros pacientes de edades diferentes, allegados con los que tengo acercamientos valiosos, sin dejar de lado a mi propia persona (otra fuente confiable). Las Residencias de Adultos Mayores -por un lado-, mis pacientes por otro, y yo en medio. Es quizás la iluminación dada por el entusiasmo en las tareas -complementarias en cuanto a la adquisición que del saber se trate-, lo suficientemente importante como para sentir un mayor compromiso hacia los resultados obtenidos. La palabra entusiasmo proviene del Griego y significa tener un Dios dentro de sí.  La persona entusiasta o entusiasmo era aquella que era tomada por uno de los dioses, guiada por su fuerza y sabiduría, y por ese motivo podría transformar la naturaleza que lo rodea y hacer que  ocurrieran cosas. El viejo entusiasmado por extraer de su experiencia el zumo vital es quien sabrá transitar el camino que tiene por delante y vencer los desafíos de lo cotidiano.

El envejecimiento, visto como proceso que dura toda nuestra vida, a pesar de que no es fácil reconocerlo sumergidos en el fuego ingenuo de la juventud; hace necesario conocerlo para irse preparando y poder adquirir cierta capacidad que nos lleve a "hacerlo mejor", a medida que atravesamos las distintas etapas vitales. En primer lugar se hace imperativo, cuando de hablar de intervenciones plausibles se trata, que puedan calificarse como todo el trabajo del Trabajo de Integración Final en general, como completas, claras, coherentes y factibles en cuanto recursos, tiempos y accesos. La primera meta sería ver la manera de contribuir a formar una conciencia colectiva del problema planteado: percepción de la propia finitud. La prolongación de la vida humana, en comparación a otras épocas de la historia de la humanidad es una realidad en todos los países, ricos o pobres, desarrollados o no. Esa prolongación tiene que acompañarse de algunas acciones para que todas las personas que envejecen tengan una vida digna y con posibilidades de realizarse, evitando la marginalidad y manteniendo un lugar activo en la sociedad. (Son conceptos vertidos en Mód. Envejecimiento y salud, Pág. 45).

Si el hombre, un gobierno, o una institución renuncian a conducir y se dejan conducir, renuncian a arrastrar y son arrastrados por los hechos, entonces renuncian a la principal libertad humana, que es intentar decidir por nosotros y para nosotros a donde queremos llegar y como luchar para alcanzar esos objetivos. Señala Carlos Matus, en la Pág. 57 del mismo Módulo, coincidiendo con el libre albedrío, de Pico de la Mirándola. Aquí señalamos que la intervención Estatal en este caso, se vuelca principalmente en la educación-preparación-capacitación de las gentes con la idea de que deben tener las herramientas necesarias del conocimiento y ubicación en su vida, de todo aquello que necesite para llevar el bienestar y la calidad de vida lo más lejos posible en cuanto a niveles etarios se trate, para poder gozar de una vida plena mientras dure.

La vitalidad influye tan profundamente en las creencias sociales, que hacen de la vejez un lugar no para ser vivido, sino de aguante después de haber vivido, esperando lo menos dolorosamente posible el fin de cada historia personal: o sea la muerte. Educar al Soberano, como decía Sarmiento refiriéndose al pueblo que elige a sus conductores para que administren y hagan posibles sus sueños y proyectos, tiene aquí una extensión importante y hasta ahora tenida poco en cuenta: este educar debe incorporar no un conocimiento filosófico del sentido y fin de la vida, pero sí una visión holística que permita al ser humano ser tal hasta que la muerte lo separe de su vida. Por ello cuanto más nos acercamos al tema intervención-capacitación en el tópico elegido, más se complica la acción. Al menos para mi forma de ver, como bien dice Faure (Pág. 42 del Módulo): Se debe consagrar el mayor esfuerzo de la capacitación al aprendizaje de los métodos de adquisición del saber "aprender a ser", y el menor al almacenamiento y distribución del saber adquirido. En primerísimo lugar porque el saber adquirido no depende de una sucesión de elementos que hacen p.ej. al saber científico -por citar uno bien serio-, dado que el sendero que nos lleva hacia la iluminación del área buscada no es sino percibida, más que por el conocimiento seguro, por la sumatoria de dudas y temores cuyo relleno ha estado siempre en las manos de las religiones, la magia, hechicerías, chamanismos, etc. Todos ellos dogmáticamente tranquilizadores.

Pero si dejamos atrás lo dogmático- consolador, y dotamos de fe no a instancias ineluctables y misteriosas provenientes de los dioses, sino a acciones de los hombres, establecemos una lucha basada en el concepto de capital social… y leemos: El capital social, creador de sentimientos de comunidad se vincula a la identidad, las creencias compartidas, normas y costumbres que mantienen unido al grupo y le brinda cohesión. Como protección social se ha manifestado desde redes de ayuda mutua cercanas hasta organizaciones de base comunitarias, desde los grupos de autoayuda o las ONGs actuales. Las formas de asociatividad basadas en solidaridades más primarias han dado lugar a luchas de resistencia y reivindicación importante a través del tiempo, como el movimiento feminista, los movimientos de acceso a la tierra urbana y rural y otros tantos. En otras circunstancias estas instituciones tuvieron un papel fundamental en las demandas de transparencia y mejor distribución del poder en las instituciones estatales. Aquí el énfasis esta puesto en la confianza y cooperación cívica entre el Estado y las personas". A. Kirchner – Políticas Sociales. Mod. 1

Ahora bien, que es el Capital Social sino algo así como una prolongación reforzada y mantenida vitalmente a través del tiempo de aquello que fuera alguna vez La Familia, más o menos extensa, pero fundamentalmente unida, calificada como: Célula primordial de la Sociedad. Así moviéndonos en el terreno de la unión humana, concentrando fuerzas, capacitando, coordinando, intermediando, para que en unión con otras células conformen un tejido Social identificado consigo mismo a través de iguales metas, liderando energías que hagan progresar al: individuo-grupo-familia-empresa-país. El Hombre es así el Centro de la Acción al estar el énfasis –de la misma– puesto –centralmente agregaría– en la confianza y cooperación cívica entre el Estado y las personas. Esta visión político-filosófica trataría del pasaje a una sociedad más homogénea e igualitaria, articulada al Estado sobre organizaciones de clase de nivel nacional y profesional en clave política, hacia otra más compleja, descentralizada y desigual, con desconfianza respecto del sistema de partidos, y la presencia de nuevas formas de hacer política (Estado-sociedad civil-tercer sector). A. Kirchner. (Mod. 1).

En Touceda, María A.; Rubín, R. (2007). Módulo: Salud, epidemiología y envejecimiento. Se pone de relieve la Importancia de la Valoración Social, conseguida mediante la búsqueda que dará como resultado el encontrar, tanto factores protectores de salud como factores de riesgo que requerirán a través de la vigilancia una adecuada intervención psicosocial. El sentido de toda esta Intervención, permitirá conocer los recursos con los que cuenta toda persona entrevistada. Su realización periódica permitirá detectar todo aquello que funcione mal en Salud -en el amplio sentido dado por la definición de la OMS, o bien la de las autoras: La salud es estar en capacidad de enfrentarlos conflictos del diario vivir-; con esto se podrá planificar intervenciones preventivas al detectar las personas que presenten criterios de fragilidad para evitar precozmente todo aquello que pueda conducir a una enfermedad ya declarada, hasta una institucionalización inadecuada (siendo inadecuada si es tomada a tiempo y se actúa en prevención primaria).

Paralelamente, la confección de una historia médico-social, que contenga una colección de datos extraídos a través de entrevistas libres o dirigidas, no solo constituyen una base de datos de importancia fundamental para la coordinación de acciones encaminadas a lograr una calidad de vida coherente con el concepto humanístico del Estado, sino que una parte complementaria que utiliza escalas de evaluación, permiten establecer bases de datos de gran importancia en cuanto a lo preventivo, tanto médico, como social. En este sentido la existencia de la red de Centros de Integración Comunitarios, Centros de Referencia, sumada a los Hospitales y salas diversas, dan al conjunto social una posibilidad que hasta a poco estaba lejos de poder emplearse exitosamente.

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"De este modo, denomino transversal a un tipo de Estado que rompe con los típicos compartimentos estancos que separaban a sus planos nacional-subnacionales y público-privado, asumiendo un rol cualitativamente diferente en la articulación horizontal de esos componentes polares" (Oscar Oszlak, 2002). Este breve párrafo nos ayuda a ir esclareciendo los presupuestos sobre los que venimos haciendo hincapié, ya que lo importante es poder ir aproximándonos a una cabal representación de qué estamos entendiendo por Estado. Como dice Oszlak, se trata de romper con los dispositivos estancos que parcelan la realidad e impiden realizar un abordaje articulado e integral de lo político-social. La transversalidad (que es importante relacionar con la noción de articulación) intenta poner de manifiesto qué forma de articulación es necesaria y "progresiva", en contra de sus formas "regresivas".

Hay que articular desde abajo. No puede haber una articulación significativa de las políticas sociales si no hay participación real de la sociedad, de todos los sectores sociales, económicos, políticos en esta búsqueda. Es necesario que se expliciten los intereses en una esfera pública. No que se hagan transparentes sino visibles, porque transparentes después se vuelven invisibles. Que se hagan evidentes y que disputen la legitimidad. Que la sociedad pueda decidir si el interés es legítimo o no. Es necesario para eso que haya más democracia, que haya más participación". A. Kirchner-P. Vessvessian. Mod. 1.

Solo en un Estado con fuerte Inserción y Acción Social, la cadena biológica puede ser sentida como un continuo, y el haber vivido y actuado construyendo con parte de su vida ese continuo, otorgar validez, esperanza y presencia más allá de la propia muerte. Palabras de la Dra. Alicia Kirchner en el Congreso del CLAD, desarrollado en Panamá en el año 2003, que ilustran esa relación y tensión en el proceso neoliberal: La sociedad civil en su conjunto perdió toda referencia con otras formas de organización que excedieran el marco del mercado. El Estado fue convencido por ese interesado fundamentalismo, que era "un gran inútil" y como tal renunció a su ejercicio, y en el caso de las políticas sociales perdió toda autoridad social, por no contar con herramientas conceptuales y prácticas para interpretar y abordar la compleja realidad social" Este párrafo nos obliga a pensar esa relación como un proceso histórico, en el cual las relaciones entre Estado y sociedad civil se ven permanentemente reformuladas en su interacción continua. Los AM están incluidos sin duda como actores del proceso.

En cuanto al tema que ocupa el objetivo Principal de nuestro trabajo-la percepción de la propia finitud-, y su relación con los conceptos y las acciones del Estado en su Accionar Social; de proporcionar éste diferentes espacios participativos en la construcción de una Comunidad Equitativa, permite sentirse parte de una cadena con injerencia plena en el Bienestar General. La vida Social no termina allí, junto con la personal, uno se siente parte de un todo continuo, parte de esa cadena cuyos tramos, sin cortarse, pueden verse o no, cual sucede con aquellos eslabones hundidos en el agua que mantienen una solidaria unión con los visibles y retienen al barco junto al muelle. Formar parte de un plan que provea y mantenga los elementos de una vida social justa y solidaria, en plena libertad, es una manera de seguir estando, de sentir la muerte propia como un accidente que deja semillas que florecerán en frutos sociales perdurables.

¿Los adultos mayores son actores sociales? (J. Paola; P. Danel. Mod. 5)

Para dar respuesta al interrogante que nos preocupa vamos a reflexionar acerca de la factibilidad de comprender a los adultos mayores como actores sociales. En los comienzos de la década de 1980 el panorama de los debates políticos y sociales se presentaba centrado en la temática acerca de la construcción democrática y el papel del Estado en la política, en la tarea de la construcción democrática y de ensanchar las brechas y senderos de su consolidación. A su vez a estas preocupaciones se le sumaba el brindar alternativas a la crisis económica que inexorablemente excluía, como en el presente, a viejos y nuevos grupos sociales. "Volver la mirada sobre los procesos de emergencia de actores y acciones colectivas solidarias y conflictivas, indagando su articulación con los partidos políticos y con el Estado, significó y significa un campo abierto de análisis de la crisis. Esta se reconoce como crisis de diferenciación, en la medida que realimenta la emergencia de nuevos sujetos portadores de nuevas identidades: el mundo de la ciudadanía se disgrega y se complica". En ese tiempo parece no encontrase ninguna representación dominante de la vida social. Las ideologías políticas, particularmente las nacionales, que definían la dignidad del actor social principal, su aspiración de ciudadano con derechos plenos y proclamaba el esfuerzo de la acción colectiva como medio para el cambio social y la conquista del poder del Estado, ya se habían derrumbado y sólo provocaban dejos de indiferencia o franco rechazo. A principios de la década de 1990 es claramente observable un avance de las políticas sociales de sesgo neoliberal que encuadran las reformas del sector previsional en la privatización, emergiendo la óptica de la focalización y los esfuerzos en bien de garantizar eficiencia vinculados a la política asistencial del Estado. Los debates de los primeros años de la década se encuentran ligados a "no aceptar reducir la sociedad al mercado, ni aceptar desde lo metodológico el "sistemismo" como forma extrema del funcionalismo".

De los 40 a los 65, se vive con mayor satisfacción lo laboral, como motivación positiva, experiencia social y madurez en las relaciones sociales. La responsabilidad pasa a ser motivo de orgullo y la adaptabilidad al grupo social se establece con mayor fuerza. Gran peligro se corre en los últimos tiempos –desempleo mediante- el hecho que tan grande motivo de valoración personal, tanto dentro de la familia como de la micro o macro sociedad, se sienta el ser devaluado al estar desempleado o bien semi-empleado, con sueldos no acordes a conformar un fondo que permita tanto una vida digna cuanto una vejez protegida, sin sobresaltos enormes dentro del círculo social al que siempre orgullosamente se perteneció. En estos casos la percepción de la propia finitud, adquiere -inconsciente o conscientemente- forma de deseada liberación de un indigno e injusto puesto -o rol- en una Sociedad que hasta hace poco era continente de felicidad y respeto. Las mujeres de mediana edad con altas aspiraciones laborales encuentran barreras para alcanzar posiciones de mayor jerarquía. Resulta importante remarcar que la expectativa de retiro laboral puede afectar por diversas vías y de maneras distintas. Por un lado la idea de retiro impone límites a la proyección del sujeto el cual puede verse como un trabajador envejecido en etapas aun de plena mediana edad. En esto incide la profesión y los parámetros culturales que valoricen más o menos ciertas edades para el logro de ciertas profesiones. Por otro lado es bueno considerar que la jubilación suele ser deseada y en esto existen fuertes diferencias de género y especialmente de clase social.

El concepto de capital social implicaría: la posibilidad de idear estrategias por parte de poblaciones vulnerables y pobres para revertir esa situación a partir de su empoderamiento y capacidades. Si bien es importante tener en cuenta las posibilidades y capacidades inscriptas en las comunidades, es cierto también que el discurso y los dispositivos elaborados por los Organismos Internacionales no anclan "en las condiciones estructurales de desigualdad que provocan la pobreza" (Sonia Álvarez, 2000). La autora resalta, del concepto de capital social, los límites que presenta a partir de una óptica específica, es decir, de acuerdo a su comprensión desde una mirada mas global e involucrando otros elementos de la realidad. Así, en su crítica al modelo del Banco Mundial, nos dice: "se vislumbra cada vez más una segmentación marcada de las instituciones de lo social, producto del desmantelamiento de las políticas de cuño mas universal y de la promoción de políticas focalizadas".

La lucha por la vida digna, antes encarada con fuerzas jóvenes y sacrificios de retoños de vida no vividos en pos de un futuro -jubilación sana y activa- a gozar, se transforma en una gran estafa, en momentos en que el ser humano, hasta aquí llegado, no tiene ni la vitalidad, ni la salud, ni nada de aquello que lo hizo sentirse activo participante del Todo Social. La traición sufrida -y sentida así no por una caprichosa postura de queja hipocondríaca- incrementa todo aquello que transforma la percepción de la propia muerte, no en el fin natural de un círculo eterno y natural, sino en un ser depositado, cual objeto descartable en una suerte de basurero de las clases pudientes, esas que se ocupan de tener contadores que solo "se ensucian las manos" contando sus pertenencias.

El capital social, creador de sentimientos de comunidad vinculados a la identidad, las creencias compartidas, normas y costumbres que mantienen unido al grupo y le brindad cohesión. Como protección social se ha manifestado desde redes de ayuda mutua cercanas hasta organizaciones de base comunitarias, desde los grupos de autoayuda o las organizaciones no gubernamentales actuales. De funcionar adecuada y justamente, transformarán aquel basurero Social más arriba mencionado, en el jardín soñado por la microsociedad nombrada en el film Vivir, de Akira Kurosawa. (Pág. 16 de este trabajo).

Las formas de asociatividad basadas en solidaridades más primarias también han dado lugar a luchas de resistencia y reivindicación importante a través del tiempo, como el movimiento feminista, los movimientos de acceso a la tierra urbana y rural y otros tantos. En otras circunstancias estas instituciones han tenido un papel fundamental en las demandas de transparencia y mejor distribución del poder en las instituciones estatales. Aquí el énfasis esta puesto en la confianza y cooperación cívica entre el Estado y las personas.

Modelo que es la base de todo aquello que hemos señalado como indispensable para que, el ser Humano, asociado tanto al resto de su comunidad, cuanto al Estado capacitador y articulador, tenga en sus manos el Poder de hacer llegar al individuo al nivel de un ser activo, con un horizonte donde pueda vislumbrar una vejez activa, digna y de la cual pueda estar orgullosos… de haber participado y dejar tras de sí parte del acervo cultural que las generaciones siguientes gozarán y será a su vez plataforma para apoyarse y seguir creciendo. Cadena de generaciones, cadena articulada donde el númen del Capital Social es el Ser Humano.

Refiriéndose a la Economía Social y Solidaria y, nosotros teniendo presenta nuestra problemática en lo que hace a la gestión 10 de la política social, Susana Hintze manifiesta lo siguiente: "desde esta óptica, si se considera a estas políticas como construcción social basada en una genuina intervención colectiva, el concepto de participación debería referirse a la intervención sistemática y autogestiva de los sectores populares en los programas sociales, no como "destinatarios" de una oferta cerrada sino como gestores colectivos de una demanda por bienes y servicios en nuevas modalidades de políticas, que los incluya tanto en el diagnóstico de los problemas que el programa apunta a resolver, en la definición de sus objetivos como en la gestión y la evaluación de sus resultados a partir de efectivos mecanismos de control social. …en los términos en que se ha venido desarrollando la argumentación, el punto de observación del problema no puede ser ya el Estado o, más precisamente en este caso, la organización pública, sino que requiere un enfoque que se sitúe en la interacción de ambas instituciones: la estatal y las de la sociedad civil".

La puesta en marcha de los 3 Planes Nacionales que con la nueva concepción y en el marco de la Red Federal de Políticas Sociales, articulan programas antes dispersos que ahora trabajan en la articulación e Integralidad de la Política Social: Estos Planes Nacionales son:

1. Plan Nacional de Seguridad Alimentaria – "El Hambre más urgente".

2. Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social -"Manos a la Obra".

3. Plan Nacional Familias.

De la Ministra Dra. Alicia M. Kirchner sobre Ética y Desarrollo:

Partes: 1, 2, 3, 4
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