- Introducción
- Geografía
- Historia
- Gobierno
- Relaciones exteriores
- Economía
- Recursos naturales
- Industria
- Comercio exterior
- Transportes
- Hacienda
- Aspectos sociales
- Trabajo
- Vida familiar
- Bienestar Social
- Asistencia médica
- Vivienda
- Protección del medio ambiente
- Vida cultural
- Ciencia
- Medios de información
- Literatura
- Arte
- Música
- Teatro
- Cine
- Religión
- Deporte
- Fuentes electrónicas
Introducción
El Japón ha sido calificado como el pueblo de más rápida evolución en el mundo; sin embargo, conserva tradiciones cuyos orígenes se pierden en la bruma de los tiempos. Sin imponer barreras a sus transformaciones, la historia y la tradición realmente han estimulado el cambio en una forma tal vez desconocida en otras naciones del mundo.
A través de su larga historia, el pueblo japonés ha demostrado una singular aptitud para asimilar y adaptar las nuevas ideas as su propio medio cultural. Esta aptitud está arraigada en la historia y en la geografía del Japón, que han creado un pueblo de una homogeneidad muy poco común. A través de los siglos se han desarrollado instituciones, costumbres y características que dan a este pueblo un acendrado sentido e identidad nacional y una especial comunidad de propósitos.
La fuerza y la estabilidad derivadas de estas características de la vida nacional han ayudado al Japón a superar dos importantes transformaciones durante los últimos cien años: primero, a fines del siglo XIX, cuando abandonó un sistema feudal estancado para emprender el camino de la modernización, y después, a mediados del siglo XX, cuando volvió la espalda a la trágica experiencia de la Segunda Guerra Mundial para crear una nueva sociedad consagrada a la cooperación pacífica y a la forma de vida democrática. Aunque ambos períodos significaron un cambio casi revolucionario, tanto en la estructura política como en la social, esto se llevó a cabo sin arrancar las raíces tradicionales y sin obstruir la continuidad social.
Una prueba de esta transformación es el alto nivel de crecimiento económico alcanzado durante el último cuarto de siglo, en el que el Japón se ha convertido en una de las principales naciones industriales del mundo. Abarcando un período más largo el Japón, que hace apenas cien años era un país agrícola que se conformaba con niveles de vida mínimos, se ha transformado en una nación industrializada con un típico estilo de vida, basado en el logro de más altas cotas en los aspectos material, cultural e intelectual.
Una segunda prueba de este cambio es la gradual internacionalización de casi todos los aspectos de la vida nacional. Limitados durante mucho tiempo en sus contactos con el mundo exterior, primero por su situación geográfica de isla, luego por el aislamiento que se impuso a sí mismo por espacio de dos siglos y medio, y finalmente en el presente siglo por la guerra y la ocupación, los japoneses buscan ahora la posición que les corresponde en el marco de la cooperación internacional. El Japón pertenece actualmente a todos los organismos mundiales más importantes, mantiene activamente una actitud en favor de la paz, en el campo diplomático, y contribuye al mayor entendimiento mutuo como miembro activo de la comunidad de las naciones.
En el último cuarto del siglo XX, la tendencia al cambio seguirá siendo la característica del desarrollo de Japón, puesto que su pueblo busca afanosamente soluciones a los nuevos problemas que surgen en el campo político, económico y social, toda vez que la nación acepta crecientes responsabilidades en la escena internacional. Sostenido por su larga historia y por un fundamental sentido de orden y disciplina, el pueblo japonés se enfrenta con estas realidades considerándolas como nuevas tareas para el futuro y se muestra decidido a participar positivamente en la búsqueda de la paz y la justicia, en cooperación con todos los pueblos que comparten los mismos ideales.
Superficie
El Japón comprende cuatro islas principales: Honshu, Hokkaido, Shikoku y Kyushu, además de numerosas cadenas de islas y miles de pequeñas islas e islotes. El archipiélago, situado frente a la costa oriental del continente asiático, se extiende a lo largo de 3.800 kilómetros, en forma de arco, y abarca una superficie de 377.384 kilómetros cuadrados.
Superficie de las Islas Principales (Km2)
Hokkaido | 78.513 Km2 |
Honshu | 230.722 Km2 |
Shikoku | 18.772 Km2 |
Kyushu | 41.993 Km2 |
La superficie total del Japón equivale aproximadamente a una vigésima quinta parte de la de los Estados Unidos, a una novena parte de los Estados Unidos, a una novena parte de la de la India, y es una y media veces más grande que la de Inglaterra. En la superficie mundial total, el Japón ocupa menos del 0,3 por ciento.
Clima
Las islas de Japón están situadas en la zona templada, y en el extremo noreste de la región monzónica que, desde Japón, llega hasta la India, asando por Corea, China y el Asia sudoriental. El clima es generalmente benigno, aunque varía considerablemente según cada región, debido principalmente a las corrientes continentales del noroeste, en el invierno, y a las corrientes oceánicas del sureste, en los meses de verano.
Las cuatro estaciones del año están claramente definidas. El verano, caluroso y húmedo, empieza aproximadamente a mediados de junio, después de una temporada lluviosa que por lo general, dura casi un mes.
El invierno, excepto en el norte del Japón, es clima moderado, con muchos días de sol. La primavera y el otoño son las mejores estaciones del año, con días agradables soleados, aunque en el mes de septiembre empiezan los tifones que a veces se internan tierra adentro causando lluvias torrenciales y vientos huracanados.
La pluviosidad es abundante registrándose de 1.000 a 2.500 mm. Al año. En invierno, son intensas las nevadas en el norte del país y en las regiones montañosas, lo cual proporciona magníficos lugares para los deportes de invierno. Tokio, la capital, por su parte, disfruta de un invierno relativamente templado con bajo nivel de humedad y alguna nevada ocasional, en contraste con las altas temperaturas y la humedad de los meses de verano.
El Japón disfruta también de muchas horas de sol durante el año, como lo demuestra Tokio cuyo promedio anual es de 2.019 horas de luz solar.
La abundancia de lluvias y el clima templado han creado ricos bosques y una exuberante vegetación que parece cubrir toda la campiña japonesa.
Topografía
La compleja topografía del país disminuye en cierto sentido las ventajas del clima. Las islas japonesas forman parte de la "Zona Orogénica Circum-Pacífica" que, pasando por Japón, abarca desde el sudeste de Asia hasta las Islas Aleutianas y Alaska en los Estados Unidos. Esto proporciona al Japón una costa rocosa con muchas pequeñas bahías que son excelentes refugios, pero también ha creado innumerables zonas montañosas con abundantes valles, turbulentos ríos, y serenos lagos de aguas transparentes. De hecho, las montañas constituyen cerca del 85% de la superficie total del Japón. Más de 580 de ellas rebasan los 2.000 metros, siendo la más alta el Monte Fuji, cuya majestuosa cima se alza a 3.776 metros de altura.
El Monte Fuji es un volcán muerto; su última erupción fue en el año 1707. El Japón tiene un total de 196 volcanes, de los cuales 30 están en actividad y proporcionan al país una de sus distracciones más agradables: las fuentes termales que se utilizan más bien para fines recreativos que para fines medicinales. Estas fuentes surten a numerosos balnearios de aguas termales para gozo y satisfacción de millones de japoneses, deseosos de solaz y esparcimiento.
La actividad volcánica indica también una relativa "juventud" de las islas japonesas, geológicamente hablando, en el sentido de que la estructura terrestre está aún en formación. Esto origina frecuentes temblores de tierra, que pasan inadvertidos para el ciudadano común, y algún terremoto ocasional.
Gracias a la variada topografía, hay en el Japón paisajes muy bellos y majestuosos: lagos alimentados por la nieve de las montañas, cañadas rocosas y ríos turbulentos, escarpados picos y graciosas cascadas. Todo esto constituye una constante fuente de inspiración y de placer para los japoneses y para los visitantes extranjeros.
Los historiadores eruditos no están de acuerdo acerca de los orígenes de la raza japonesa; pero los arqueólogos han establecido que entre los primeros habitantes del Japón figuraban inmigrantes de diversas regiones de Asia Oriental y de las Islas del Pacífico Sur.
Generalmente se cree que los antepasados del pueblo japonés fueron un grupo étnico al que ahora se conoce con el nombre de Raza Yamato, que gradualmente fue estableciendo su supremacía sobre los otros clanes y tribus guerreras durante los tres o cuatro siglos primeros de la Era Cristiana. Los Jefes Yamato son considerados generalmente como los antecesores de la Familia Imperial del Japón.
Hacia fines del siglo IV D.C. se estableció contacto entre el Japón y los reinos de la Península de Corea. A través de Corea se introdujeron en el país diversas artes, tales como el tejido, el trabajo del metal, el curtido de pieles y la construcción de barcos, artes que habían alcanzado gran desarrollo en China bajo la dinastía Han. En aquellos primeros años, Corea y China fueron las fuentes de donde Japón aprendió la artesanía, las artes y los conocimientos que fueron las bases sobre las cuales gradualmente creó su propia cultura.
Se adoptó la escritura china, de caracteres ideográficos, y por medio de ella los japoneses aprendieron los rudimentos de la medicina, los secretos del calendario, la astronomía, y la doctrina de Confucio. En el año 538 llegó también al Japón el Budismo, desde la India, a través de China y Corea. El sistema chino de gobierno fue la pauta sobre la que los gobernantes basaron su propio sistema.
La primera capital permanente del país se estableció en Nara, a principios del siglo VIII. Durante más de 70 años, de 710 a 784, la Familia Imperial de Japón residió allí, y gradualmente se extendió su autoridad a todo el país. Hasta entonces, la capital se trasladaba de lugar cada vez que moría el Emperador.
En el año 794 se edificó una nueva capital en Kioto. Se trazó siguiendo el modelo de la capital de China de aquellos tiempos y continuó siendo la residencia imperial por espacio casi de mil años.
El cambio de la capital a Kioto marca el comienzo del Período Heian, que duró hasta el año 1192. Fue un período de gran desarrollo artístico. Los contactos de China se interrumpieron hacia fines del siglo IX y la civilización japonesa comenzó a tomar características y formas especiales propias.
Esto se produjo mediante un proceso de asimilación y adaptación a través de cual lo que había venido del exterior asumió gradualmente un estilo genuinamente japonés. El ejemplo más típico de este proceso fue el desarrollo de una escritura nacional japonesa. La complejidad de los signos ideográficos chinos llevó a los escritores y sacerdotes a elaborar dos juegos de silabarios basados en las formas chinas.
Para mediados del Período Heian, estas letras relativamente sencillas, o "kana" como se les denomina habían sido ya perfeccionadas y se usaban ampliamente, abriendo de este modo el camino a una literatura de estilo puramente japonés que habría de florecer en lugar del idioma chino importado.
La vida en la capital se distinguía por una gran elegancia y refinamiento. A medida que la corte se entregaba al cultivo de las artes y a los placeres sociales, su autoridad sobre los clanes guerreros de las provincias se hacía cada vez más débil e inestable. Poco a poco, la corte fue perdiendo el dominio sobre los diferentes reinos, y la ambición por obtener ese control hizo que dos familias militares rivales, los Minamoto y los Taira, descendientes ambas de anteriores emperadores, se vieran envueltas en una de las más famosas y reñidas contiendas de la turbulenta Edad Media del Japón. Finalmente triunfaron los Minamoto y, en 1185 aniquilaron a la tribu rival Taira en la épica batalla de Dannoura en el Mar Interior.
Época Feudal
La victoria de los Minamoto señala el virtual eclipse del Trono Imperial como centro del poder político efectivo, y el comienzo de siete siglos de gobierno feudal bajo una sucesión de "Shogun" o gobernantes militares.
En 1192, Yoritomo, jefe de la victoriosa familia de los Minamoto, estableció el Shogunato, o gobierno militar, en Kamakura, cerca del actual Tokio, y asumió todos los poderes políticos y administrativos que hasta entonces tenían los emperadores en Kioto. Como reacción frente a la decadencia de Kioto por su dedicación a las artes de la paz, el gobierno de Kamakura favoreció la austeridad y la afición a las artes marciales y la disciplina necesaria para restablecer el control efectivo sobre todo el país, especialmente sobre los revoltosos clanes de las provincias más alejadas. Si el período anterior, el de Heian, fue un período en el que florecieron las artes, en el período de Kamakura, que es el nombre con que se conoce la época del Shogunato de Yoritomo, lo que prevaleció fue el Bushido, o sea, el código del Samurai o caballería japonesa.
En 1213, el poder pasó de los Minamoto a los Hojo, familia de la esposa de Yorimoto, quienes mantuvieron el poder militar en Kamakura hasta 1333. Durante este período, los mongoles atacaron por dos veces el norte de Kyushu, una vez en 1274, y otra en 1281. No obstante que los guerreros japoneses eran inferiores en armas pudieron defender con éxito su territorio e impidieron que los invasores penetrasen en el interior. Destruida la mayor parte de su flota por los tifones, los restos de las tropas mongoles se retiraron de Japón.
Tras una restauración del dominio imperial de corta duración, de 1333 a 1338, siguió un nuevo gobierno militar que establecieron los Ashikaga en Muromachi, Kioto.
El Período Muromachi duró más de dos siglos, de 1338 a 1573. De nuevo osciló el péndulo; y de las disciplinas espartanas del Período de Kamakura se pasó a un estilo de vida en el que las austeras reglas de la caballería "Bushido" se convirtieron en actividades estéticas y religiosas que dejaron su marca indeleble en las artes del país, cuya característica primordial aun en nuestros días consiste en sentido clásico de moderación y simplicidad.
Después de dos siglos de gobierno, la autoridad del Shogunato de Muromachi se enfrentó con un creciente desafío por parte de clanes rivales de otras partes del país.
Hacia fines del siglo XVI, el Japón se vio azotado por guerras civiles, en las que los señores de las provincias luchaban por alcanzar la supremacía. Finalmente, el gran general Hideyoshi Toyotomi restableció el orden en 1590. Su obra de pacificación y unificación del país fue consolidada por Ieyasu Tokugawa, fundador del Shogunato de Tokugawa. Fue durante este período de transición de guerras civiles (1573 – 1603) cuando se construyeron muchos de los más famosos castillos de Japón.
Después de haberse consolidado como gobernante efectivo de Japón, en 1603, Ieyasu estableció el Shogunato en Edo, nombre con el que entonces se conocía a Tokio. Este fue un momento decisivo en la historia del Japón. Ieyasu creó el molde en el cual se fundieron casi todos los aspectos de la vida nacional para los 265 años siguientes, especialmente las instituciones políticas y sociales.
Unidad y Aislamiento
Como un medio para proteger la estructura política y social que creó Ieyasu, en 1639 el Shogunato de Tokugawa tomó la rigurosa medida de cerrar herméticamente las puertas del Japón al mundo exterior. Los primeros representantes de Occidente habían llegado a las costas del Japón en el siglo anterior durante el Período Muromachi. Los comerciantes portugueses habían desembarcado en una pequeña isla al suroeste del Japón en 1543, e introdujeron en el país las armas de fuego. A los pocos años los siguieron los misioneros jesuitas, encabezados por San Francisco Javier, y otros grupos de religiosos españoles. También se habían establecido en suelo japonés comerciantes holandeses e ingleses.
La llegada de los europeos ejerció una profunda influencia sobre Japón. Los misioneros lograron muchas conversiones, especialmente en el Sur. El Shogunato comprendió que el cristianismo podía ser potencialmente tan explosivo como las armas de fuego que habían traído los europeos. En consecuencia, el cristianismo quedó proscrito, y el Shogunato prohibió también la entrada en el país a todos los extranjeros, con la sola excepción de unos cuantos comerciantes holandeses y chinos, que fueron confinados a la pequeña isla de Dejima, en Nagasaki. Durante dos siglos y medio, esta diminuta colonia fue el único punto de contacto entre el Japón y el mundo exterior. A través de esta pequeña puerta, los sabios japoneses pudieron adquirir conocimientos básicos de medicina y otras ciencias occidentales durante el largo período en que se mantuvo el aislamiento del país.
Restauración del Gobierno Imperial
Entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, el Japón se vio sometido a crecientes presiones para que abriera sus costas al mundo exterior. En el interior, el paso de los tiempos comenzaba a producir sus efectos sobre la rígida estructura política y social creada por Ieyasu.
En 1853, el Comodoro Matthew C. Perry de los Estados Unidos arribó a la bahía de Tokio con una escuadra de cuatro barcos. Volvió al año siguiente, y convenció a los japoneses para que firmaran un tratado de amistad con su país. En el mismo año, se firmaron tratados similares con Rusia, Gran Bretaña y los Países Bajos; y así Japón se abrió nuevamente al intercambio internacional. Estos tratados se cambiaron cuatro años más tarde por tratados comerciales; y también fue firmado un tratado similar con Francia.
El impacto de estos sucesos aumentó la presión de las corrientes políticas y sociales que ya estaban minando las bases de la estructura feudal. Durante una década hubo gran agitación, hasta que, en 1867, se derrumbó totalmente el sistema feudal del Shogunato de Tokugawa; y al subir el Emperador Meiji al trono en 1868, quedó restablecida la completa soberanía del emperador.
Época Moderna
La Época Meiji (1868-1912) representa uno de los períodos más notables en la historia del mundo. Bajo el Emperador Meiji, el Japón se lanzó a lograr en sólo unas décadas lo que Occidente había tardado siglos en desarrollar: la creación de una nación moderna dotada de industrias modernas, instituciones políticas modernas, y un estilo moderno de sociedad.
En el primer año de su reinado, el Emperador Meiji trasladó la capital del Imperio desde Kioto a Edo, en donde se había asentado el anterior gobierno feudal. La ciudad cambió su nombre por el de Tokio, que significa "la Capital de Oriente".
Por entonces fue promulgada una constitución instituyendo la monarquía constitucional. Se abolieron las antiguas clases en que se dividió la sociedad durante la época feudal. Todo el país se lanzó con energía y entusiasmo al estudio y a la adopción de la moderna civilización occidental.
La Restauración de Meiji fue como el reventar de una presa en la que se hubieran acumulado las energías y el dinamismo de muchos siglos. El ímpetu y la efervescencia causados por la repentina descarga de estas energías se hicieron sentir en el extranjero.
Antes de que finalizara el siglo XIX, el país se vio envuelto en la guerra chino – japonesa (1894 -95), y diez años después (1904-1905), en la guerra ruso – japonesa.
Japón salió victorioso de ambas campañas; como resultado de ellas, se recuperó la región sur de Sajalín que había cedido a Rusia en 1875 a cambio de las Islas Kuriles; y se adquirieron Formosa y Corea, además de intereses especiales en Manchuria.
El Emperador Meiji, cuya obra de gobierno imaginativa e ilustrada ayudara tan notablemente a la nación a través de las dinámicas décadas de su transformación, murió en 1912, antes de que estallara la Primera Guerra Mundial.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, en la que Japón participó de acuerdo con las estipulaciones de la Alianza Anglo – Japonesa de 1902, fue reconocido como una de las grandes potencias mundiales. El Emperador Taisho, sucesor del Emperador Meiji, fue sucedido a su vez en el trono por el actual Emperador, S.M. Hirohito, en el año 1926; así comenzó la era actual, llamada Showa.
Esta era se inició en una atmósfera de promesas. Las industrias de la nación seguían creciendo. La vida política parecía estar firmemente asentada en el gobierno parlamentario. Sin embargo, nuevos factores empezaron a ejercer una influencia perturbadora. La depresión mundial trastornó la vida económica de la nación. Disminuyó sensiblemente la confianza pública en los partidos políticos a raíz de una serie de escándalos. Los extremistas explotaron la situación, y la camarilla militar aprovechó la oportunidad que le ofrecía la confusión del momento. La influencia de los partidos políticos declinó rápidamente. Después del estallido del incidente con China en 1937, se vieron obligados a unirse en una plataforma única de cooperación con los esfuerzos bélicos.
Finalmente, se disolvieron y en su lugar surgió un partido nacional unificado. Con las funciones de la Dieta reducidas poco menos que a un simple nombre, no era posible en el país mantener una posición parlamentaria frente a la serie de acontecimientos que condujeron al estallido de la guerra del Pacífico en 1941.
Finalmente, en agosto de 1945, el Japón, completamente agotado y hastiado de la guerra, aceptó los términos de rendición de las Potencias Aliadas, y acatando un Decreto Imperial, el pueblo depuso las armas.
Un Nuevo Japón
Siete años más tarde, en septiembre de 1951, Japón firmó el Tratado de Paz de San Francisco con 48 naciones. En abril de 1952, cuando dicho tratado entró en vigor, recuperó su soberanía e independencia. Entonces el Japón volvió a ocupar su lugar como miembro de la comunidad de las naciones, terminando un período de cambios que había sido casi tan revolucionario como el del siglo anterior, bajo el Emperador Meiji.
Aproximadamente un año después de haber firmado el Tratado, Japón ya había ingresado en todos los organismos especializados de las Naciones Unidas; y en diciembre de 1956 fue admitido como el estado miembro número 80 de la organización mundial.
El ingreso en la comunidad mundial constituyó el punto de partida de una revitalización del Japón, y la década siguiente se caracterizó por un notable grado de progreso y desarrollo, tanto en el crecimiento económico interno como en el aumento de la participación en actividades a nivel internacional.
La tasa de crecimiento del producto nacional bruto alcanzó el 9,0 por ciento durante los años cincuenta, creciendo hasta rebasar el 11 por ciento en la década de los sesenta, sobrepasando la tasa de crecimiento de los países más industrializados de occidente. Gracias a ello, en 1964 el Japón recibió la consideración que otorga el Artículo 8 del Fondo Monetario Internacional, concluyendo de este modo las restricciones al comercio e intercambio con el extranjero, y fue igualmente admitido como miembro de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos).
Dos acontecimientos dela máxima importancia en el ámbito internacional sirvieron para concentrar las atención mundial en el éxito de Japón a lo largo de esta etapa de crecimiento y desarrollo. En octubre de 1964 Tokio fue la sede de los XVIII Juegos Olímpicos. Millares de extranjeros visitaron el país y contemplaron sobre el terreno la extraordinaria transformación que se estaba llevando a cabo, hasta convertir al Japón en una nación y en una sociedad moderna e industrializada de primer rango.
El segundo acontecimiento fue la EXPO ´70, la Exposición Mundial de Japón abierta durante seis meses en el año 1970, enclavada en las colinas Senri, en las afueras de Osaka. Primera exposición mundial celebrada en Asia, reunió la mayor concentración de naciones jamás lograda en la dilatada historia de este acontecimiento.
Para el Japón, representó la culminación de los tenaces esfuerzos del país por alcanzar el progreso industrial y tecnológico.
Inopinadamente, con todo, la EXPO ´70 puso fin a la etapa de rápido crecimiento económico del Japón y su vertiginosa transformación, para convertirse en una próspera comunidad de consumo, en una medida tal que quizás nunca se pueda volver a presenciar.
La desproporcionada expansión de los recursos industriales por el ímpetu de las elevadas tasas de crecimiento comenzó a crear problemas propios, principalmente en el desequilibrio ecológico y del medio ambiente. La creciente preocupación mundial sobre la limitación de los recursos naturales comenzó a oscurecer el resplandor del eterno desarrollo. Así pues, en la década de los setenta el Japón ha optado por seguir un ritmo de crecimiento económico más lento pero también más estable. El interés del Gobierno, como asimismo de la población, se orienta en la actualidad hacia una mayor amplitud de los planes de bienestar social y la creación de un medio ambiente vital más adecuado al logro de unas condiciones de vida más saludables y más satisfactorias.
Constitución y Emperador
En la nueva Constitución, promulgada el 3 de noviembre de 1946, y que entró en vigor el 3 de mayo del año siguiente, el pueblo japonés prometió apoyar los altos ideales de la paz y el orden democrático. El Preámbulo de la Constitución declara:
"Nosotros, el pueblo japonés, deseamos una paz perenne… Deseamos ocupar un lugar de honor en una sociedad internacional que se esfuerza por la preservación de la paz y la supresión por siempre de la faz de la tierra, de la tiranía y la esclavitud, la opresión y la intolerancia…"
La nueva constitución difiere en muchos puntos importantes de la Constitución Meiji de 1889. Algunas de las principales disposiciones son:
El Emperador es el símbolo del Estado y de la unidad del pueblo. El poder soberano reside ahora en el pueblo.
El Japón renuncia a la guerra como derecho soberano. Renuncia también a la amenaza o al uso de la fuerza como medio para dirimir las disputas con otras naciones.
Los derechos humanos fundamentales están garantizados como derechos eternos e inviolables.
La antigua Cámara de los Pares ha sido reemplazada por la Cámara de Consejeros, cuyos miembros, al igual que los de la Cámara de Representantes, son elegidos como representantes de todo el pueblo. La Cámara de Representantes goza de preeminencia con respecto a la Cámara de Consejeros.
El Poder Ejecutivo está delegado en el Gabinete, el cual es colectivamente responsable ante la Dieta.
La autonomía local queda ampliamente establecida.
El Emperador no tiene poderes relacionados con el Gobierno. Sólo realiza aquellos actos que están estipulados en la Constitución- Por ejemplo, acepta la designación del Primer Ministro y del Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, después de haber sido designado por la Dieta y el Gabinete, respectivamente. El Emperador lleva también a cabo actos en beneficio del pueblo, tales como la promulgación de leyes y tratados, la convocación de la Dieta y la concesión de honores con el consejo y aprobación del Gabinete.
Familia Imperial
Su Majestad el Emperador Hirohito nació en Tokio el 29 de abril de 1901. Estudió en la Escuela de Nobles y posteriormente en un instituto establecido especialmente para su educación.
Como Príncipe Heredero, viajó por Europa durante seis meses en 1921, y poco después de su regreso fue designado Príncipe Regente. En 1924 contrajo matrimonio con la Princesa Kuni, la actual Emperatriz Nagako. Subió al trono en 1926. El Emperador Hirohito es famoso por sus estudios sobre biología mariana. Dedica gran parte de su tiempo libre a investigaciones en este campo, y ha publicado numerosos libros basados en sus estudios.
En otoño de 1971, Sus Majestades visitaron oficialmente a Bélgica, el Reino Unido y la República Federal de Alemania. Con carácter no oficial visitaron a Dinamarca y Holanda, y en visita privada, para pasar cortos períodos de descanso, estuvieron en Francia y en Suiza. En Octubre de 1975, los Emperadores visitaron oficialmente los Estados Unidos.
Su Alteza Imperial el Príncipe Heredero Akihito nació en Tokio el 23 de diciembre de 1933. Además de estudiar con instructores privados, asistió a la Escuela Superior Gakushuin para Varones hasta 1956. En abril de 1959 contrajo matrimonio con la Princesa Michiko. Tienen dos hijos y una hija: el Príncipe Naruhito que nació en febrero de 1960; el Príncipe Fumihito, que nació en noviembre de 1965; y la Princesa Sayoko, que nació en abril de 1969.
El Príncipe Heredero ha efectuado numerosos viajes al extranjero. En 1953 asistió a la coronación de Su Majestad la Reina Isabel II en Londres y después visitó 14 países de Europa Occidental y América del Norte. Desde su matrimonio sus Altezas Imperiales han visitado oficialmente 19 países (hasta el año 1975), a invitación de los Gobiernos respectivos.
El hijo menor del Emperador es Su Alteza Imperial el Príncipe Hitachi. En septiembre de 1964 contrajo matrimonio con Su Alteza Imperial la Princesa Hanako. Al igual que el Príncipe Heredero y la Princesa, la joven pareja visita muchas zonas del país para participar en diversas ceremonias en relación con las actividades nacionales en los terrenos cultural, educativo, deportivo y del bienestar social. Asimismo han efectuado numerosas giras de buena voluntad por el extranjero.
Entre los demás miembros de la Familia Imperial se cuentan la Princesa Chichibu (viuda del difunto Príncipe Chichibu, hermano menor del Emperador); el Príncipe y la Princesa Takamatsu, y el Príncipe y la Princesa Mikasa. El Príncipe Takamatsu y el Príncipe Mikasa son también hermanos menores del Emperador.
Con la abolición de los títulos nobiliarios después de la guerra, sólo los miembros de la Familia Imperial conservan títulos de príncipes. Las hijas del Emperador, todas ya casadas, no conservan sus títulos Imperiales después de su matrimonio.
PODER LEGISLATIVO
La Dieta es el órgano supremo del poder del Estado y el único organismo creador de leyes. Está formada por la Cámara de Representantes, que consta de 511 escaños, y la Cámara de Consejeros, 252 escaños.
Los miembros de la Cámara de Representantes son elegidos, por un período de cuatro años, que puede concluir antes de que expiren los cuatro años, si se disuelve la Cámara. Los miembros son elegidos por 130 distritos electorales, que, con una sola excepción, son distritos electorales de miembros múltiples que eligen de tres a cinco miembros, según la densidad de población.
Los miembros de la Cámara de Consejeros son elegidos para un período de seis años. La mitad de sus miembros son elegidos cada tres años. Cien miembros son elegidos por el llamado Distrito Electoral Nacional, es decir, son elegidos por votantes de todo el país. Los 152 miembros restantes son elegidos por los 47 distritos electorales de las prefecturas correspondientes.
En Japón existe el sufragio universal de adultos. Todos los hombres y mujeres, de 20 años en adelante, tienen derecho a votar en todas las elecciones.
Partidos Políticos
Además del Partido Liberal Demócrata, actualmente en el poder, existen tres partidos principales en la oposición: el Partido Socialista, el Partido Comunista, el Partido Komei y el Partido Socialista Democrático.
El Partido Liberal Demócrata es el único partido conservador del Japón, y es el que actualmente ostenta el poder. El partido se formó en noviembre de 1955 como resultado de la fusión del Partido Liberal y del Partido Demócrata del Japón, dos partidos conservadores fundados después de la guerra. Heredero de la tradición de los dos principales partidos políticos del Japón desde los primeros años del siglo, el Partido Liberal Demócrata considera como su misión fundamental la protección de la libertad.
Los derechos humanos, la democracia y el parlamentarismo. Los objetivos de su política son: (1) crear un orden democrático en Japón con un nivel de vida más elevado mediante una reforma de las instituciones existentes de acuerdo con los principios básicos de la democracia; (2) esforzarse por el mejoramiento de las relaciones internacionales sobre la base de la justicia universal, la paz y la libertad, y construir un Japón autosuficiente e independiente; y (3) garantizar la estabilidad económica y social llevando a cabo planes debidamente formulados acordes con la iniciativa individual y la libre empresa, y servir a los intereses públicos.
El Partido Socialista del Japón se constituyó en noviembre de 1945, como resultado de la fusión de varios partidos proletarios de la época anterior a la guerra. El partido aspira al establecimiento del socialismo, con su política económica orientada hacia una planificación de la economía y la nacionalización de las principales industrias.. En las relaciones exteriores, el partido aboga por el neutralismo del desarme, y se opone al Tratado de Cooperación Mutua y Seguridad (Tratado de Seguridad) entre el Japón y los Estados Unidos de América. De acuerdo con su constitución, el objetivo del partido es la creación de una sociedad socialista en Japón mediante una "revolución pacífica y democrática", protegiendo al mismo tiempo los derechos básicos de los ciudadanos individuales. La plataforma del partido manifiesta que es un partido de masas, con la clase obrera como núcleo, incluyendo los trabajadores del campo, la pesca y la pequeña y mediana empresa, así como también los intelectuales y los trabajadores en general.
En las elecciones generales celebradas en abril de 1947, el partido obtuvo el mayor número de escaños en las dos Cámaras, y formó un gabinete de coalición con dos de los tres partidos conservadores existentes entonces. El gobierno de coalición dirigido por los socialistas, primero de su clase que surgió en Japón, duró desde mayo de 1947 hasta marzo de 1948.
El Partido Comunista Japonés se constituyó como asociación política clandestina en julio de 1922. Antes de la guerra y en el transcurso de ésta, el partido fue objeto de una tenaz represión por parte del Gobierno, y sus dirigentes fueron encarcelados, al igual que algunos de los demás partidos reformistas. Celebró su primera convención de la posguerra en diciembre de 1945, y se restableció la publicación de su órgano informativo, "Akahata" (Bandera Roja). Por su carácter marxista, el partido pretende el establecimiento de una sociedad comunista en Japón, promoviendo "la teoría y la práctica de la revolución japonesa con creatividad y autoconfianza", de acuerdo con la constitución del partido. Dicha constitución señala más adelante: "El objetivo del Partido es luchar contra la hegemonía del imperialismo norteamericano y el capital del monopolio japonés, con objeto de liberar a la clase obrera y al pueblo japonés de la explotación y de la opresión; constituir una sociedad socialista en Japón mediante una revolución democrática popular y la subsiguiente revolución socialista; y crear por medio del pueblo una sociedad comunista a un nivel más elevado". En cuanto a la política exterior de la nación, el partido propugna la abolición del Tratado de Seguridad Japón-EE.UU., la declaración de neutralidad, y el establecimiento de relaciones amistosas con todos los países.
El Partido Komei fue formado en noviembre de 1964, originalmente como el brazo político de la "Soka-Gakkai", un grupo religioso de la Secta Budista Nichiren. En enero de 1967 participó en su primera Elección General, en la que el partido obtuvo un triunfo al resultar elegidos a la Cámara Baja 25 de sus candidatos. Desde entonces, el partido se ha declarado independiente de la religión. De acuerdo con su plataforma, el partido "se basa en un reformismo moderado". Son fines de la política del partido la construcción de una sociedad próspera a base de "un nuevo concepto de socialismo humanitario", y la creación de una base más firme para la democracia parlamentaria. Es partidario de una política exterior de "absoluta y equidistante neutralidad", sin inclinarse hacia ninguna potencia extranjera en particular.
El Partido Socialista Democrático fue formado en enero de 1960 por un grupo escindido del Partido Socialista el año anterior. Está en contra de las ideologías extremas y promueve la creación de una sociedad socialista por medio de procesos democráticos. En asuntos exteriores, el partido ha formulado recientemente una declaración en el sentido de que, por el momento, reconoce la función del actual Tratado de Seguridad nipo-americano como un importante factor en el mantenimiento de la estabilidad en Asia, aunque aboga por ciertos retoques en la actual aplicación de los términos del Tratado.
PODER EJECUTIVO
El Poder Ejecutivo lo ejerce el Gabinete, que está formado por el Primer Ministro y, un máximo de 20 Ministros de Estado, siendo colectivamente responsable ante la Dieta.
El Primer Ministro es designado por la Dieta y debe ser miembro de la misma. Tiene a su cargo el nombramiento y la destitución de los Ministros de Estado, todos los cuales deben ser civiles, y en su mayoría, miembros de la Dieta.
Si la Cámara de Representantes aprueba una resolución de no confianza o rehúsa aprobar un voto de confianza en el Gobierno, el Gabinete deberá renunciar, a menos que la Cámara de Representantes sea disuelta en el término de diez días.
En marzo de 1975 había 12 Ministerios y 24 Agencias, además de la Oficina del Primer Ministro, con un total de 1.191.000 empleados del gobierno, incluyendo los 294.000 miembros uniformados del personal de las fuerzas de autodefensa,
Existe además el Tribunal de Cuentas, un organismo constitucional independiente, bajo cuya responsabilidad está el examen anual de las cuentas del Estado..
En cuanto a la administración local, Japón está dividido en 47 prefecturas, incluyendo la Metrópoli de Tokio. La administración local se lleva a cabo a nivel de gobiernos de prefectura con ciudad, pueblo, aldea, todos los cuales cuentan con sus respectivas asambleas.
Los gobernadores de las prefecturas y los alcaldes de las ciudades, pueblos y aldeas, así como los miembros de las asambleas locales, son elegidos por los votantes registrados en el distrito correspondiente. En 1974, los gobiernos locales tenían un total de 2.857.000 empleados, incluyendo 823.000 maestros y 189.000 policías.
PODER JUDICIAL
El Poder Judicial es completamente independiente de las ramas ejecutiva y legislativa.
El sistema judicial está constituido por el Tribunal o la Corte Suprema, otro tribunales superiores, un juzgado de distrito en cada una de las prefecturas, a excepción de Hokkaido, que tiene cuatro, y numerosos tribunales sumarios. Además, existen muchos tribunales familiares para juzgar demandas domésticas.
La Corte Suprema está integrada por un Presidente y 14 Jueces. Su presidente es nombrado por el Emperador, previa designación del Gabinete, mientras que los 14 Jueces son designados por el Gabinete.
Los jueces de los tribunales menores son elegidos por el Gabinete, de una lista de personas designadas por la Corte Suprema. Todos los jueces son nombrados por un período de diez años, pero no existen restricciones que impidan su reelección.
Todos los jueces gozan de libertad para actuar según su conciencia y su única obligación es hacia la Constitución y las leyes promulgadas según la misma. Ningún juez puede ser destituido excepto por acusación pública, en el caso de que judicialmente se le declare mental o físicamente incompetente para cumplir sus funciones. Todo juez debe jubilarse según la edad estipulada por ley.
El nombramiento de los Jueces de la Corte Suprema está sujeto a confirmación en un plebiscito nacional, primero en la elección general siguiente a su nombramiento y luego en la elección general al término de los períodos de diez años. Por otra parte, la acusación puede ser ordenada por una Corte de Acusación, compuesta por miembros de la Cámara de Representantes y de la Cámara de Consejeros. La Corte Suprema es el tribunal de última instancia para decidir cuestiones de constitucionalidad sobre cualquier ley, orden, reglamento o acto oficial.
Página siguiente |