- Introducción bibliográfica
- Apuntes biográficos
- Trayectoria como escritor
- Proyectos personales
- Premios y Distinciones
- Algunas opiniones acerca de su obra
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Documentos
INGENIERO
QUE ESCRIBE
ESTA BIOBILIOGRAFIA ES RESULTADO DEL TRABAJO DE INVESTIGACION DEL ESPECIALISTA MSc. RONEL GONZÁLEZ SÁNCHEZ, PRESENTADO COMO RESULTADO CIENTIFICO PARCIAL EN 2014.
SE ENCUENTRA EN EL CENTRO DE PROMOCIÓN LITERARIA PEDRO ORTIZ DOMÍNGUEZ, LA SALA DE FONDOS RAROS Y VALIOSOS DE LA BIBLIOTECA PROVINCIAL ALEX URQUIOLA, EN LA UNIVERSIDAD DE CIENCIAS PEDAGÓGICAS JOSÉ DE LA LUZ Y CABALLERO Y LA UNIVERSIDAD OSCAR LUCERO MOYA DE HOLGUÍN.
Introducción bibliográfica
Holguín es una provincia cubanas que posee uno de los más sólidos movimientos literarios del país. Desde la introducción de la imprenta en el territorio 1862 por Antonio Nápoles Fajardo, fue la poesía el género literario más cultivado, sobresaliendo el escaso número de narradores entre los que aparecen casos aislados que escribieron sus obras fuera de este territorio como el del periodista gibareño Armando Leyva Balaguer (Gibara, 1888- La Habana, 1942) posmodernista de principios del siglo publicó sus principales libros en Santiago y La Habana; el narrador, ensayista, periodista, traductor, guionista y crítico cinematográficos, también gibareño, Premio Cervantes de Literatura 1997 Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 1929-Londres, 2005), que solo es holguinero por haber nacido en un municipio de la actual provincia puesto que tempranamente se fue a residir a La Habana; el narrador, ensayista y poeta Reinaldo Arenas (Holguín, 1943- Nueva York,1990), quien salió de tierras holguineras a los 19 años de edad y escribió toda su obra entre La Habana y los Estados Unidos.
Ya entre las décadas finales del siglo XX y las primeras del XXI se dan a conocer obras narrativas de Alejandro Querejeta Barceló (Holguín, 1945), Pedro Ortiz Domínguez (Holguín, 1942 – La Habana, 1997), Lourdes González Herrero (Báguanos, 1952), Manuel García Verdecia (Marcané, 1953), Mariela Varona Roque (Banes, 1964) y Rubén Rodríguez (Holguín, 1969) y, es precisamente en este grupo de escritores donde se incluye la obra del multipremiado Emerio Medina Peña (Mayarí, 1966), una de las voces más altas de la narrativa cubana actual, Premio Casa de las Américas 2011 en el género de cuento.
Esta bibliografía personal del escritor mayaricero, estructurada en Activa, Pasiva e Índices Auxiliares, es un documento para conocer no solo asuntos relacionados con la trayectoria vital de Medina Peña, sino con sus publicaciones y sus reconocimientos dentro y fuera del país.
Es importante destacar que para realizar la investigación conté con la ayuda de las compañeras de la hemeroteca y Sala de Fondos Raros de la Biblioteca provincial "Alex Urquiola", el escritor y editor de Ediciones Holguín Fidel Fidalgo Moncada, el fotógrafo Lázaro Wilson del Centro de Comunicación Cultural Plaza de la Marqueta, mis compañeras del Centro de Promoción Literaria Pedro Ortiz Domínguez Anisleydis Barquilla, Nadia Sánchez y Thelma Mac Harmour, y el poeta José Luis Serrano que me facilitó algunas publicaciones del escritor no existentes en la Sala de raros de la Biblioteca provincial.
Apuntes biográficos
Nace el 2 de abril de 1966 en Mayarí, hijo de Emerio Medina Ramírez, campesino y obrero industrial, y Virginia Peña Díaz, ama de casa. Es oriundo de la zona rural de Valle 2 perteneciente al Consejo Popular Chavaleta.
Desde pequeño mostró interés por los libros; diversas lecturas de autores cubanos y universales fueron creando en él una especial relación con la literatura. Cursó los primeros estudios en la Escuela Primaria Eraides de la Cruz Sánchez, en la zona de Franco. A los 12 años, por los resultados satisfactorios obtenidos en primaria, va a estudiar a la Escuela Vocacional José Martí en la ciudad de Holguín; luego retorna a Mayarí a cursar el Preuniversitario en el IPU Carlos Manuel de Céspedes.
Estudia Ingeniería Mecánica en el Instituto de Automóviles y Carreteras de Tashkent, Uzbekistán, antigua URSS y se gradúa en 1990.
Los cinco años de estancia en ese país centroasiático le permitieron apropiarse de una cultura nueva, rica en matices y lecturas. Esta etapa fue decisiva en su formación como lector consagrado.
A su regreso a Cuba se empleó como Ingeniero Mecánico en la Fábrica de Implementos Agrícolas de Cajimaya, en Mayarí, donde cumplió el servicio social. En 1995 comienza a trabajar en la Central Termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, de Felton, donde ocupó los cargos de Técnico en Calderas, componentes y agregados y Jefe de Sección de Mantenimiento y Conservación. En 1997 se traslada a la OBE Mayarí, donde funge como Técnico en Explotación del transporte terrestre. En 1998 se traslada a La Habana y comienza a trabajar en el Contingente de la Construcción Desembarco del Granma, donde ocupa diferentes cargos: Técnico de Montaje Industrial, Jefe de Grupo técnico de Montaje y Jefe de Brigada de Montaje Industrial. En 2002, tras presentar problemas de salud, regresa a Mayarí y comienza a trabajar como Profesor de Inglés en el Politécnico Tte. Amado Estévez Bou (curso 2002-2003). En 2003 ingresa en la empresa del Níquel Comandante Pinares, de Nicaro, y participa en la construcción del Transportador de Minerales de Pinares como jefe de producción de dicha empresa, se desempeñó además como profesor de inglés del Curso de Nivelación en la Escuela Frank País García (curso 2004-2005), profesor de Cultura Política Pre-universitario Teniente Amado Estévez Bou (curso 2006-2007).
En el año 2006, después de la publicación de su primer libro y de haber ganado el Premio de la Ciudad y el Regino Boti, abandona la profesión de ingeniero y se dedica a escribir, desempeñando se como profesor del taller de técnicas narrativas (Mayarí, año 2008-2009).
En la década de 1990 realizó algunos intentos de escribir algo, pero lo abandonó por la falta de apoyo familiar. A mediados de 2003 comenzó a trabajar como profesor de inglés en un politécnico en Valle Dos y comenzó a escribir.
"A fines de 2003 ya había escrito algunas historias enrevesadas con un final imprevisto, que no tenían nada que ver con la literatura. En ese tiempo era una esponja y absorbía cualquier cosa. Ahí fue cuando choqué con Rulfo y fue algo definitivo. Un grupo de relatos cortos comenzó a delinearse con cierta claridad. "La propuesta" fue el primero que pudo exhibir alguna calidad literaria. Ese cuento en particular, me reveló una clave importante: uno puede sumar cualquier cosa a un personaje en tanto sea creíble y no aburra al lector. Después…, bueno, he escrito más de cien cuentos y sigo trabajando."
En el año 2005 comenzó a trabajar en el Sectorial de Cultura como promotor cultural y su vinculación con este sector le posibilitó consolidarse como escritor además de vincularse con la vanguardia artística y literaria del territorio (UNEAC) en proyectos importantes para el desarrollo cultural de Mayarí.
En el año 2008 laboró en la Empresa Hermanos Toscano del MICONS en Varadero, Matanzas. Y en 2009 regresó a la Dirección Municipal de Cultura de Mayarí.
Trayectoria como escritor
Incursiona en la técnica de la narrativa, fundamentalmente en el género cuento. Aborda diversos temas de la realidad contemporánea cubana: la vida del cubano más simple, el amor, las traiciones, las esperanzas, el desamor de los seres humanos. Utiliza la realidad como soporte para construir historias fantásticas, pero también escribe historias existenciales que abordan conflictos que acechan al hombre moderno.
Sobre el oficio de escribir, confiesa que se requiere de una entrega total, no admite ni perdona desviaciones, exige trabajar duro y a tiempo completo, una búsqueda y una superación constante; escribir es muy difícil sobre todo en un medio totalmente agresivo como es el campo, aunque esto no impide realizarse y proporciona una satisfacción que no se compara con nada, al respecto señala:
"Escribir para adultos resulta relativamente fácil, sólo es necesario dejarse llevar por la historia y lograr un lenguaje adecuado. La escritura para niños es más compleja, exige un mayor respeto por leyes establecidas de antemano, por lo tanto resulta más difícil. Para un escritor de ficciones como yo, la necesidad de separar estas dos vertientes de la literatura obliga a una búsqueda mayor. Como escribo fantasías, tengo que desprenderme de la realidad para lograr algún resultado. Pero puedo moverme con facilidad en estos dos campos: uno sirve como referencia para el otro, de manera que las dos formas de narrar nunca se contraponen, sino que me sirven mutuamente de ayuda y soporte."
Su espacio de creación es la terraza rústica de su casa, dedica de cuatro a cinco horas dos o tres veces por semana a trabajar. En una ocasión apuntó:
"Veo hoy en la literatura cubana una creciente necesidad de retornar a la fábula. Los textos de crónica social ya van pasando de moda. La impronta de la inmediatez en la escritura ha llevado a la narrativa cubana a abordar la realidad de manera demasiado objetiva, y yo creo que en la narrativa la realidad debe ser abordada con el extrañamiento necesario como para que una historia común se convierta en fábula. Diseñar mundos, recrearlos, establecer leyes propias que obliguen al lector a detenerse y reflexionar sobre el mundo propio: ese debe ser el camino. "
Desde el 2003 es miembro de taller literario municipal José María Heredia y es el más premiado de los escritores mayariceros.
Su obra trasciende los límites locales. Varias editoriales del país le han publicado sus libros: En el 2005 se publicó su primer libro: Plano secundario, por Ediciones Holguín. Está compuesto por nueves relatos donde prevalece el tema amoroso además de historias que abordan múltiples conflictos que acechan al hombre de hoy como la incomprensión, la soledad, las traiciones, las esperanzas; son historias microlocalizadas que se pueden adaptar a cualquier lugar donde existan seres humanos. Cuentos como Canción de Mayelín, El martillo y la Hoz y La llamada, forman parte del volumen.
Su segundo libro publicado fue Las formas de la Sangre (Editorial el Mar y la Montaña, Guantánamo, 2007). Incluye once historias que son el reflejo de variados conflictos que abruman al hombre moderno, específicamente al cubano de hoy: la pasión, el erotismo, la desesperanza, la rutina, la venganza e incluso la muerte son temas que se entretejen sugestivamente para mostrar relatos bien acabados donde se hace de la palabra la historia substancial. Entre los cuentos más gustados se encuentran La búsqueda, La novia, y La frazada. El cuento La certeza le ofrece al lector el uso preciso de la palabra para narrar la manera en que el hombre se fue identificando consigo mismo:
En el 2009, para bien de la literatura infantil, Ediciones Holguín le publica Sarubí, el preferido de la luna, Premio de la Ciudad. El autor narra la historia de un güije que se adentra en la más pura geografía para impedir que los malvados se roben la luna.
En 2009 la Editorial Oriente le publica El puente y el templo. Este libro está compuesto por nueve relatos llenos de conflictos vitales que atormentan a los seres humanos. La crueldad, la belleza, la pasión, son temas abordados por este autor a través de una prosa cuidadosa y flexible. El cuento que lleva el mismo nombre demuestra la solidez alcanzada por ese escritor:
Publica también ese mismo año el cuento Los días del juego de Emerio Medina y otros relatos, por la Editorial Letras Cubanas, La Habana, Premio Iberoamericano de cuento Julio Cortázar. Este galardón constituye, además, el Premio Internacional más importante que haya recibido un escritor holguinero. En este cuento el autor realiza con éxito una especie de viaje de regreso a las virtudes clásicas de la fábula, el arte de contar historias, y al mismo tiempo emulsiona con mucho vigor la experiencia sentimental del sujeto en un mundo lejano y a la vez cercano.
Emerio Medina Peña ha participado en varios eventos y concurso como jurado: en el Concurso Literario Provincial León de León, Concurso Literario Territorial Lengua de pájaro, en el Concurso Nacional Premio de la Ciudad de Holguín, Concurso Nacional Celestino de Cuentos. Ha participado en tres ocasiones en el evento cultural más importante que se desarrolla en Cuba: La Feria Internacional del libro de La Habana. Como parte del recorrido de la Feria en diversas provincias ha presentado sus libros: El puente y el templo, Sarubí, el preferido de la luna, y Los días del juego y otros relatos.
En 2011 le fue otorgado el Premio Casa de las Américas de cuento por la obra La bota sobre el toro muerto. El jurado al explicar su decisión argumentó:
"El libro constituye un conjunto de relatos autónomos, escritos con una prosa precisa y efectiva, que aborda temáticas que van desde un dramatismo contenido hasta una truculencia que nunca desborda la estética de contención y precisión que anima el punto de vista del narrador. Además, constituye un gran ejemplo de lo que el dominio del idioma y de las hablas populares puede lograr cuando se abordan con audacia temáticas, que lejos de ser convencionales, revelan mundos marginados en el marco de una sociedad en pleno proceso de cambios políticos y culturales"
La crítica especializada ha recibido con beneplácito los premios del creador Mayaricero.
Proyectos personales
A solicitud del gobierno municipal, realiza un amplio trabajo comunitario en ese municipio: desde Marzo de 2009 hasta la fecha ha realizado más de cien actividades comunitarias, siempre dirigidas a la promoción de la literatura.
En 2008 nace el proyecto Ecos del rio. El escritor confiesa que surge como una necesidad de crear un espacio donde los escritores o aspirantes a escritor reciban una inyección de las corrientes literarias más avanzadas. Esto no era posible lograrlo desde el taller Literario Municipal, fue una necesidad personal, pero luego descubrió que funcionaba para mucha gente. El objetivo del proyecto es lograr que los escritores accedan a puntos de vista modernos, a informaciones críticas, a formas novedosas de enfrentar la creación literaria y a determinada renovación que va ocurriendo fuera de las corrientes más formales. El proyecto auspicia un Concurso Provincial Anual de Narrativa, que se ha desarrollado en dos ediciones: 2008 y 2009.
Ha creado en Mayarí el Café literario de la UNEAC, que funciona con una frecuencia mensual.
La Peña de Emerio es un espacio que se creó con el objetivo de promover la literatura cubana contemporánea. Aquí se ha seguido su obra, se han promocionado todas las publicaciones encontrados en revistas, periódicos y sus libros. Además siempre se invita, como novedad literaria, un narrador de otra localidad. Han visitado la peña los narradores Alberto Guerra, Rafael Inza, Fidel Fidalgo, Alexander George, Víctor Hugo Pérez Gallo, Félix Cabrera, y los poetas Israel Domínguez, Reinaldo García Blanco, Ronel González, Rafael Vilches, Kiuder Yero, Niurka Valdés y otros.
Premios y Distinciones
Premio en el Concurso Provincial de literatura León de León, con el cuento Segunda cama abajo, Mayarí, 2003.
Premio en el Concurso literario territorial Lengua de pájaro con el cuento La fuga, Mayarí, 2003.
Premio en el Concurso Provincial de literatura León de León, con el cuento La mala suerte, Mayarí, 2004.
Premio en el Concurso literario territorial Lengua de pájaro, con el cuento La Certeza, Mayarí 2004.
Premio en el Encuentro Provincial de Talleres literarios, con el cuento El nombre, Holguín, 2004.
Premio en el Concurso literario El Narrador Calixteño con el cuento Nueva York, el mangle y el filo del hacha, Calixto García, 2004.
Premio de la Ciudad con el libro Rendez-vous nocturno para espacios abiertos, Holguín, 2006.
Premio a la mejor Opera Prima con el libro Plano secundario, Santiago de Cuba 2006.
Premio Regino Boti con el libro Las formas de la sangre, Guantánamo, 2006.
Premio del Concurso Nacional de cuentos Tristán de Jesús Medina, con el cuento La búsqueda, Bayamo 2006.
Mención en el Premio de la Ciudad con la novela infantil Viaje a la orilla de un cuento, Holguín, 2007.
Finalista en el Concurso Nacional de Cuentos de la Gaceta de Cuba con el cuento La perla, La Habana, 2007.
Premio de la Ciudad con la novela infantil Viaje a la orilla de un cuento, Holguín, 2008.
Premio del Concurso Iberoamericano de cuento Julio Cortázar con el cuento Los días del juego, Cuba, 2009.
Premio Luis Felipe Rodríguez de la UNEAC en cuento, con el libro Café bajo sombrillas junto al Sena
Premio Casa de Las Américas en cuento, por la obra La bota sobre el toro muerto, Cuba, 2010.
Premio Venga la esperanza-2011, que otorga la AHS en Holguín.
Premio de la Alianza Francesa 2013 por el libro La bota sobre el toro muerto.
En el año 2011 se realizó el primer panel acerca de la obra narrativa de Emerio, encuentros que se han vuelto a desarrollar en 2012 y 2013 en el Ateneo Cinematográfico y el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas José Martí de Holguín.
En 2011 viajó participó en la Feria Internacional del Libro de Centroamérica (FILCEN) que tuvo lugar en San Salvador donde presentó dos libros e impartió una conferencia, participó en el VI Encuentro Internacional de escritores de Maldonado (Uruguay) y en 2013 participó en la Feria Internacional del Libro Zicosur Antofagasta-Chile 2013 (FILZIC).
Los medios informativos cubanos lo seleccionaron como el escritor del año en 2011 y fue nominado para el Suceso Cultural del Año en la provincia de Holguín.
Tomado de Ecured y actualizado por el autor de la biobibliografía
http://www.ecured.cu/index.php/Emerio_Medina
Algunas opiniones acerca de su obra
La universal temática amorosa hila varias de las historias de este libro, en el que la fluidez de su escritura y el terso dominio de atmósferas y escenas dan cuenta de la feliz irrupción de una voz en ascenso. Sus situaciones, aunque pertinentemente microlocalizadas, pueden ser trasladadas a cualquier paraje de lo humano, dondequiera que existan seres sensibles debatiéndose en soledades, miserias existenciales, traiciones y esperanzas.
Palabras de contracubierta de Plano secundario.
Editor Michael Hernández Miranda.
Este libro será siempre el punto de partida en la evolución de su autor, galardonado recientemente con el Premio Casa de las Américas en el género de cuento. Los relatos dan fe de sus ejercicios iniciales en el difícil arte de narrar, los primeros pasos de quien no imaginaba que Plano secundario le abriría las puertas ciclópeas de la literatura. He aquí la revelación de un escritor a través del vértigo de su primera obra publicada.
El dominio de diferentes atmósferas, la caracterización psicológica de los personajes y la solidez de las escenas contribuyeron a que Plano secundario recibiera en el 2006 el premio a la Mejor Ópera Prima, que entrega el Centro Provincial del Libro de Santiago de Cuba.
http://www.juventudrebelde.cu/suplementos/el-tintero/tinta-fresca/2011-09-10/plano-secundario-de-emerio-medina/
Espectros y seres del mundo real conviven en estos relatos inconcebiblemente lúcidos. La frontera entre ciertos vicios citadinos de nueva aparición y las costumbres heredadas por el hombre rural, que ya no encuentra manera pura de serlo, se diluyen como demostración del torbellino cotidiano. Desgarramiento de la identidad, las otredades del sexo, situaciones límite en el devenir del cubano de a pie, se alternan en este libro con la atmósfera de secretos mundos posibles.
Escritos con la maestría del oficio y sin embargo con la impronta de la urgencia creativa, los cuentos de Rendez-vous nocturno para espacios abiertos destellan y conmueven, atrapan y estremecen. Las historias redondas constituyen un sello de Medina, pues consigue que estructura y tema jamás se estorben en estas piezas sin costuras y sobre todo, logra instalarnos en el sabor de una verdad que juraríamos que existe hasta que acabamos de leer estas páginas.
Mariela Varona
Palabras de contracubierta de Rendez-vous nocturno para espacios abiertos.
Con una ductilidad que abarca la tradición y la conjetura, lo fantástico y lo trillado, las diez piezas de este libro dan fe de una enorme capacidad de observación. Ello no resulta, empero, una pose del que puede escribir; el saber observar permanece enfocado hacia nosotros, y nos obliga a una lectura también sabia. Con bien calculadas vueltas sobre temas como la identidad, el honor y el destino, Rendez-vous nocturno para espacios abiertos es un suntuoso ejercicio de escritura, y al mismo tiempo una indagación en el proceder del hombre cuando éste no tiene más juez que su pensamiento.
Palabras de contracubierta de la edición en la colección de La puerta de papel de Rendez-vous nocturno para espacios abiertos.
Editora Dunia Verdecia Carmenate.
En Sarubí, el preferido de la luna, el autor ha recreado, en una fantasía heroica, el mundo en que se mueven estos duendes de los montes y las aguas, con los valores universales de todas las épocas por las que ha transitado la humanidad, sin ñoñerías ni paternalismos y sin pretensiones didácticas, si no, con la esperanza de que un mundo mejor es posible y que aceptaremos al entrar a estas páginas cargadas de sabiduría y de un interesante manejo de la palabra en el buen arte de contar al que ya nos va acostumbrando Emerio, esta vez, apuntando al lector más sincero que podemos tener.
Fidel Fidalgo Moncada,
editor y presentador de Sarubí, el preferido de la luna,
Una de las primeras virtudes que asombra en este volumen que me atrevo a considerar una novela para niños y jóvenes, es su exquisito lenguaje. A la vieja usanza de los libros infantiles, no aparecen vocablos conocidos, ni nombres propios comunes. Tampoco las descripciones de la flora y la fauna, que con tanto esmero el autor adorna, resultan conocidas. Una elocuente belleza se va desbordando en la medida en que se visitan, se conocen, se recorren los caminos por donde transitan los tres mosqueteros de esta novela, sorpresivamente no humanos. Parecería difícil que con las características mencionadas, este libro pudiera atraer al más exigente público lector, si se tiene en cuenta que los niños y jóvenes (en términos femenino y masculino) prefieren el acercamiento a temas por ellos manejables, de fácil acceso y de rápida comprensión. Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Nombres como Rudel, Aruní, Quelot, Yapeté, Capul, Alupí y quien da título al libro: Sarubí, provocan desde las primeras páginas, una curiosa fascinación. No sólo por la rareza de cómo se llaman, sino por la esencia misma de quiénes son. Se trata de güijes nada más y nada menos. Profundamente arraigados en nuestra cultura, estos extraños personajes pertenecientes a la sabiduría popular, que suscitan una mezcla entre simpatía y miedo, son las figuras primordiales. Su autor, Emerio Medina, con evidente empeño en adentrarse en lo más raigal de nuestras tradiciones, apuesta por la imaginería y la convierte en generadora de criaturas que según él, existen.
(…)
De belleza antigua está bañada esta novela, al mismo tiempo que de un aprendizaje que por hábil, deviene inolvidable. Nada de lecciones moralistas, apiñadas u obvias hallaremos en los dieciséis capítulos que componen el libro, pero sí elevadísimos conceptos que deben guiar la conducta cuando se intenta educar a niñas y a niños. El diablo, personaje malvado por antonomasia, e importante para la solución del conflicto que enfrenta el protagonista, se lamenta de no tener amigos. Al menos de uno que sea capaz de arriesgar la vida por él. Sólo tienes que hacer el bien y verás que todos te querrán, dice Sarubí. La naturaleza depredadora de los humanos es reprochada una vez más, pero de un modo tan elegante, que pudiera pasar inadvertido el regaño, si no fuera por el momento preciso que escoge el autor para introducir el tema, escapando hábilmente del retoricismo.
26 de enero, 2010.
Laidi Fernández de Juan,
"Sarubí el preferido de la luna: un asombroso libro antiguo"
La expansión progresiva del espacio y el tiempo es el efecto fundamental que producen las historias de este volumen. El autor, dueño de una prosa cuidada y flexible, al punto de mostrar lenguajes diversos en cada relato, es capaz de explotar con maestría los conflictos vitales de los personajes, marcados por la crueldad y la belleza.
Palabras de contracubierta de El puente y el templo.
Editor Orestes Martín Solís Yero.
En los cuentos que integran el libro El puente y el templo (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2009), el entorno aparece cuidadosamente detallado desde todo punto de vista: desde el escenario arquitectónico hasta los olores que emanan de las calles son descritos con exquisito cuidado, prolijo, casi barroco. El escritor Emerio Medina hace galas de su enjundioso conocimiento del arte constructivo, y se esmera en ambientar sus historias de forma que el espacio donde se mueven sus personajes tiene personalidad propia. El entorno cobra vida, se hace autónomo a través de las sensaciones visual, auditiva, olfatoria y parecería que táctil, suscitadas gracias a la eficaz elegancia de sus palabras. Aunque distantes en el tiempo, en sus narraciones se agradece la descripción minuciosa de los lugares donde se ubica la acción, y son los espacios a los que mejor dedica su capacidad de fabulación. Emerio posee la rara cualidad de lograr que viajemos transportados en una especie de cápsula hacia el pasado, y que aterricemos en épocas lejanas, remotísimas. Infrecuente en la narrativa cubana actual, este escritor se lanza a seleccionar un estilo que de tan antiguo, resulta innovador. Así, los mejores cuentos de este libro son góticos. En "La ciudad vacía" un barco militar y fantasmal es tan perceptible que nos parece real según la imagen que nos llega a través de los sentidos: "un fuerte olor de peces muertos ascendía por las amuras embreadas. Se esparcía sobre el barco. Inundaba las bodegas. Se disolvía en el aire que soplaba desde tierra….Las velas colgaban sin vida en sus obenques. Sólo los foques se agitaban un poco. Se hinchaban por momentos y volvían a colgar de sus amarras". Con "La gota", uno de los cuentos más extraordinarios que he leído en muchos años, Emerio alcanza quizás la categoría que se reserva únicamente para grandes narradores, y que se logra con un cuento perfecto. Es este el ejemplo más elocuente del estilo antiguo del que hablamos. Un cardenal, un barbero y un obispo protagonizan una historia sórdida, que no se sostendría más de dos minutos si no estuviera ambientada en el justo espacio que el escritor escogió, contándonos más de los recintos que de las personas: "La habitación del cardenal fue decorada con lujo. Los sirvientes ocultaron las paredes con tapices largos que llegaban hasta el suelo. Lienzos bordados con motivos religiosos. Festividades coloridas y episodios de los Apóstoles. El piso desapareció bajo gruesas alfombras. Los sirvientes colocaron en las esquinas grandes candelabros portátiles. Muchas velas que desprendían un suave olor de cera alquitranada. Y espejos. Muchos espejos. Espejos redondos y ovalados que se movían y giraban sobre soportes especiales"
Admirable también, el cuento que cierra este volumen, "La perla", se desarrolla en una vieja estación de trenes. El conserje del lugar, lastimoso en su condición de anciano vencido, está aferrado al lugar como quien se sostiene de una tabla de salvación: "Recordaba los tiempos en que conocía de memoria el sonido de las máquinas y podía decir su número con sólo oírlas pitar. Ahora las máquinas eran nuevas y todas pitaban con el mismo tono. La estación, en cambio, era la misma. El edificio de dos plantas con su salón de espera y sus bancos viejos. Las oficinas y las escaleras. Los barandales de madera del segundo piso y el borde enrejillado del andén. Cosas que podía ver con los ojos cerrados. Fisuras en las paredes, o simples desconchados que la pintura disimulaba bien." Una vez más, Emerio nos detalla el lugar con la intención de que participemos del viaje que nos propone, siempre situándonos en un sitio concreto que no nos resulte del todo ajeno. Cuando la orientación temporal de algún cuento se sitúa en la contemporaneidad (hecho que ocurre con menor frecuencia en su literatura), no titubea en insistir en la importancia que le otorga al ambiente por encima de los personajes. En el cuento que da título al libro, la decadencia de la ciudad es reflejada con dureza, sin ambages: "No una urbe de cemento y cristal, como quisiéramos. Solo La Habana. Casas a punto de venirse abajo. Columnas dóricas resquebrajadas por el moho y la humedad. Arcos y capiteles deformados por el peso excesivo. La arquitectura de una época de gloria que ha debido resistir un poco más de lo pactado" mientras que en el cuento "La villa", el escenario resulta ser un encantador paisaje marino: "un lugar solitario cerca de la costa. Un espacio retirado y cómodo. Un estero donde el río se juntaba con el mar. El río y el mar formaban sus bancos de arena. Se podía sentir el golpeteo de las olas en las piedras. Podían oír el silbido del viento en los cocoteros".
La fuerza de las descripciones que este escritor logra transmitir, obliga a reposar entre la lectura de una narración y la siguiente. El puente y el templo no es un libro que deba leerse de corrido. Requiere de un descanso que facilite que cada historia sedimente, porque los universos que crea son muy exigentes para los sentidos y sólo dejándolos respirar un tiempo se apaciguan para dejar paso a las próximas sensaciones. La ausencia marcada de personajes femeninos protagónicos, y el desdén por la figura de la mujer, que en las escasas ocasiones que aparece es únicamente para provocar muerte violenta o lujuria en los magníficos y vencedores hombres, es otra de las características de la literatura de Emerio Medina, que en este libro no falta. El carácter falocéntrico de su obra, que puede comprobarse en sus otros volúmenes de relatos (el anterior , Sarubí el preferido de la luna, y el actual Premio de cuentos de la UNEAC Luis Felipe Rodríguez que saldrá el próximo año Café bajo sombrillas junto al Sena) se repite en el libro que, no obstante, elogiamos hoy. Como no se trata de desanimar al público integrado por damas, sino de todo lo contrario, reservo la argumentación de este comentario para una próxima vez. Como ya he dicho, faltaría a la verdad si no anunciara que estamos ante un conjunto de cuentos realmente excepcional. Un libro que agradecemos todos y todas, porque juntos nos refugiaremos en el templo que se anuncia desde antes de cruzar el puente que es este libro.
Febrero de 2010.
Laidi Fernández de Juan
"Puentes, templos, lugares".
Fue una grata sorpresa para mí descubrir a un autor nuevo para mí. Yo no conocía ni siquiera había leído un texto de Emerio Medina. De modo que no es extraño que la proclamación de su obra como ganadora del Premio Julio Cortázar haya causado sorpresa en los medios literarios de la capital. De lo que estoy seguro es de que cuando el texto se haga público tanto la crítica seria, como los lectores van a encontrarse con una narración atractiva, ingeniosa, exigente y reveladora de un escritor que, al menos en este caso, ha sabido contar algo que es sumamente interesante, y que refleja, de una parte, la herencia de lo mejor del género entre nosotros, y de otra, la percepción de realidades y conductas muy cercanas en el tiempo.
(…)
La vocación literaria de Medina confirma algo que ya sabemos pero en lo que conviene insistir: la existencia y el desarrollo de los talentos a lo largo del país. Sin embargo, no deja de verse todavía como cosa extraordinaria que un autor tenga éxito fuera de las capillas literarias, que no solo funcionan en La Habana sino en otras provincias, ni que provenga de un ámbito, como es el caso de Medina, aparentemente ajeno a los menesteres intelectuales. Él es ingeniero. Sentí al leer su relato que es un escritor que siente la necesidad de expresar vivencias y situaciones, y que posee herramientas para hacerlo.
"Miguel Mejides, disquisiciones de un jurado"
Tomado del artículo "El cuento tiene que contar" de Pedro de la Hoz
Sobre la narración "Los días del juego", del cubano Emerio Medina, señala el acta del jurado que le otorgó el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar 2009: "Hace con éxito una especie d viaje de regreso a las virtudes clásicas de la fábula, el arte de contar historias, y al mismo tiempo, emulsiona con mucho vigor la experiencia sentimental del sujeto en un mundo lejano y, a la vez, cercano.
Palabras de contracubierta de Los días del juego y otros relatos.
Emerio Medina no parece ser un autor que se deje intimidar por una moda, por una tendencia o por la avidez del mercado. Ni siquiera le interesa experimentar. No busca temas que no hayan sido tratados sino que concentra la fuerza de su lenguaje en contarnos anécdotas con la mayor cantidad de vocablos posible. Podría decirse que algunos de los profundos dolores que padecemos hoy están reflejados literalmente en este libro bajo el manto de una metáfora exacta, una peripecia que nos parece conocida, pero que en el modo de contar resulta original. Emerio inventa historias de pseudoamor, de mezquinas maniobras, y nos hace sentir solidarios ante las víctimas
Laidi Fernández de Juan
Palabras de contracubierta de Café bajo sombrillas junto al Sena.
Nada sabíamos de Emerio Medina hasta que, de repente, uno tras otro, se apoderó de los principales premios literarios otorgados en Cuba, el nacional de la UNEAC y el internacional de Casa de las Américas. Es un mayaricero refugiado en su terruño, al margen de cotilleos, comidillas y otras tentaciones de la vida literaria. Pero, cuidado, tampoco es un montuno hirsuto, portador espontáneo de la voz de tierra adentro. Por lo poco que llegamos a conocer a través de las escuetas notas de contracubierta, su trayectoria forma parte de una historia compartida por muchos, resultante de la masiva revolución cultural desencadenada a partir de la campaña de alfabetización. Para impulsar el desarrollo del país, durante veinte años, jóvenes nacidos en cualquier parte viajaron a los entonces países socialistas para cursar estudios universitarios, sobre todo carreras técnicas. Aprendieron otros idiomas, conocieron otros paisajes y costumbres y engendraron progenie reconocible en apellidos singulares en nuestro contexto. En su mayoría, regresaron con el dominio de una especialidad y cierto escepticismo adquirido al observar las fisuras ya palpables en aquella otra sociedad. Algunos optaron por radicarse definitivamente en Europa. El derrumbe de la URSS precipitó la crisis económica cubana. Las técnicas asimiladas no encontraron empleo y hubo que redefinir proyectos de vida.
Emerio fue uno de ellos. Para mantenerse, trabajó duro en el terruño. Pero, sin lugar a dudas, aprovechó sus años de formación para hacerse de muy sólida cultura literaria desprovista de localismos. Adquirió oficio de escritor. Tenía cosas que contar y sabía hacerlo. Entre los misterios de la realidad inquiría, con perspectiva propia, el problema recurrente de las relaciones entre los seres humanos.
Café bajo sombrillas junto al Sena, de Emerio Medina, ediciones Unión 2010, es un texto que señala una ruptura respecto a una zona considerable de la narrativa cubana de los últimos veinte años. Sin desconocer aspectos sensibles de la realidad nacional asociados a la crisis que siguió al derrumbe del campo socialista europeo, no reducidos tan sólo a las condicionantes de la vida material, supera el costumbrismo que matiza muchas obras recientes. Por razones explicables a través de un análisis histórico-sociológico más que literario aparecieron con fuerza en los últimos decenios asuntos vinculados a los tradicionales tabús en torno a la sexualidad, así como aquellos que acusaban síntomas de un deterioro de valores. El jineterismo, la estampida de los balseros, la violencia intrafamiliar configuran un referente contextual, señales todas de un lugar en el tiempo y en el mundo. Con una perspectiva ambivalente, situada dentro y fuera del personaje, el escritor explora, en asedios progresivos, el magma oculto en lo profundo del sujeto, siempre, en lo esencial, un solitario. El pausado desarrollo de la trama conduce a un desenlace abrupto, cuando ya irremediable en tanto súbito despertar a la verdad. De ese precipicio dramático se desprende, sin embargo, por el artificio utilizado en la construcción del relato, un compromiso participante en el ejercicio de la lectura de profunda raigambre solidaria.
Ante la mirada del balserito, recostado en la lancha impulsada por el suave ronroneo del motor, se yergue la imponente figura del padre y se escucha su voz autoritaria. Nada extraordinario parece suceder. Su atención se centra en la niña que también viaja hacia un mismo destino, ya desmadejada. Sin palabras, se reconoce en la angustia de ella. En los recuerdos -la despedida de la madre, el despertar de un amor no consumado- se acumula el registro de las pérdidas. Tiende las manos hacia las gaviotas en reclamo silencioso de un suave picoteo. El desastre previsible se precipita. Hundida la embarcación, las gaviotas han devorado los ojos del niño. Todo ha transcurrido a través del encadenamiento estricto y suficiente de imágenes visuales mediante una puritana economía de medios expresivos.
Al modo de parábolas, los cuentos de Emerio Medina replantean las interrogantes que, desde tiempos remotos, contribuyeron a entretejer los vínculos entre cultura y valores, sustentados en una reflexión acerca de la condición humana. De acuciante actualidad, en Cuba y más allá de los límites de la isla, las circunstancias particulares de nuestro contexto establecen una articulación orgánica con problemas que trascienden lo local. Se trata ante todo, de la patética orfandad de la criatura humana, asediada por la ambición y la violencia, por la búsqueda de una felicidad ilusoria, atrapada en las fronteras de su soledad. Absortos en sus conflictos, incapaces de desentrañar las señales del mundo que los rodea, solitarios, los personajes de Emerio medina sobrepasan lo coyuntural, navegan sin rumbo y se replantean, en términos contemporáneos, las interrogantes fundamentales que han animado desde siempre la creación literaria. Ahora, sólo nos queda esperar por la publicación de su reciente premio Casa de las Américas.
Dra. Graziella Pogolotti
"El descubrimiento de un narrador"
Fuente: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/letra-con-filo/el-descubrimiento-de-un-narrador/18217.html
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=127660
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