Las Sociedades Benéficas y Mutualistas de Venezuela, Chile, el Estado de Texas y otras (1848-1964)
Enviado por Rubén Contreras
- Presentación
- Introducción
- Origen y Formación de Las Sociedades Benéficas y Mutualistas
- Aportes de Las Sociedades Benéficas Mutualistas al crecimiento en los países señalados
- Conclusión
- Fuentes Generales
Presentación
A propósito de la celebración del 150 aniversario de la fundación de La Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra, quizás la última fecha de este milenio mediante el cual se resalta la importancia del origen de la sociedad civil sin fines de lucro en nuestra región, hoy Territorio Federal Vargas, el licenciado Rubén Contreras, me ha pedido que le haga la presentación de un trabajo de investigación acerca de los orígenes de Las Sociedades Benéficas Mutualistas. Por ello me siento complacida de poder hacerlo y le agradezco la gentileza que ha tenido para conmigo, honrándome con tan grata distinción.
El 28 de octubre de 1848, nace por primera vez y como señala el Lic. Contreras en su obra, "el efecto benefactor y la previsión social en La Guayra y en Venezuela, y esto sirve como base de la integración social, de igual manera los auxilios y previsiones como antecedentes al desarrollo de servicios de salud en La Guayra", lo que nos demuestra la importancia y primacía de esta institución como gestora en la materia de previsión y seguridad social y me he permitido tomar lo anterior porque precisamente de ahí parte este trabajo investigativo que nos honra a todos los mutualistas de nuestro país. Y esto lo expresa el autor de una manera detallada porque se introduce en el Movimiento Mutualista, por sus relaciones y acercamientos con nuestra sociedades y fue atrapado por ellas, con lo que el espíritu societario del autor se pone de manifiesto en la concreción del trabajo investigativo y le da fuerza a estas investigaciones valorativas que integran dicho trabajo, poniendo de manifiesto su esfuerzo y afán para demostrar el objetivo esencial de nuestras sociedades benéficas; como es el servicio a una noble causa y el socorro mutuo a sus asociados.
Es pues la finalidad de esta obra, acerca del origen del mutualismo en Venezuela y por ende en América Latina, la manera como contribuye Rubén Contreras a tributarle a la precursora Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra un gran homenaje, lo que hace excepcional este estudio, convirtiéndose en un extraordinaria fuente de estudios y conocimientos no solamente para los mutualistas, sino para todas aquellas personas que se sientan atraídos por todo lo concerniente con el origen de las sociedades benéficas mutualistas, en el hoy territorio Vargas, quienes han formado parte del acontecer histórico de nuestro país.
Por ello, mi reconocimiento y gratitud al amigo y hermano mutualista Lic. Rubén Contreras, por la fervorosa admiración y respeto hacia el mutualismo, representado en este trabajo el cual lo interpretamos los mutualistas como una ofrenda más a las sociedades benéficas mutualistas, y en esta ocasión de una manera muy especial a la primigenia Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra.
Contribuye así Contreras a sembrar en el Territorio Federal Vargas, en Venezuela y en América Latina, este ideario acerca de sus diferentes formas de solidaridad en esta tarea societaria y mutualista, para seguir unidos en el espacio y en el tiempo, acentuando y haciendo más universal aquella hermosa frase que nos guía a los mutualistas, "cuando te asocies da tu corazón de buena voluntad".
Carmen Díaz Almeida
Benemérita de la Sociedad Benéfica Auxiliadora y
El Centro Mutuo Benéfico de Maiquetía
Agradecimientos
Motivado a estar realizando actualmente un Post Grado en La UCV, de Historia Contemporánea de América Latina y entre las materias tenemos estudios relacionados con La Micro Historia en el contexto sub regional, tuvimos la oportunidad de revisar diversas facetas, corrientes, y motivos dentro de la historia, así como la evolución de la misma en algunos países americanos. De allí pudimos observar hechos históricos, problemas, inquietudes, casualidades y situaciones específicas en muchos de ellos.
Buscando un tema para trabajar, decidimos revisar la historia local de algunos pueblos y tome el terruño adoptivo, La Guayra, para iniciar una investigación relacionada con un hecho de vital importancia para la consolidación de la sociedad guayreña durante el siglo XIX, como fue la creación de La Sociedad Mutuo Auxilio en 1848. Institución destinada al socorro mutuo de sus asociados, allegados y vecinos, con lo cual se inició una labor de filantropía, que se pudo extender por otros países latinoamericanos, con la finalidad de aliviar las penas y socorrer a quienes integraban las diferentes sociedades mutualistas.
Por tal motivo hemos decidido escudriñar un poco la historia local de La Guayra a partir de 1848 hasta 1964, con la intención de conocer y destacar la importancia del mutualismo en dicha ciudad, así como en otros países latinoamericanos, como elemento creador de la seguridad social para los ciudadanos, y lo hemos podido hacer por la solidaridad efectiva de unos guayreños y amigos de excepción, que viven y están dedicados a ese mundo filantrópico de la mutualidad, en el cual impera la equidad y el altruismo. Además ciento cincuenta años en la vida de los pueblos puede resultar una etapa pequeña en su cronología, pero en una institución como La Sociedad Mutuo Auxilio de la Guayra, significa todo un quehacer de trabajo y dedicación por una causa de fe, en la cual se han puesto todos los empeños sin esperar una recompensa material. Sólo el gozo material les mantiene viva su pasión por servir.
A ellos: Carmen Díaz Almeida, Ángel Narváez, José Gregorio Díaz, Ramón Mavares, Francisco Veracierto Sánchez, y también a la Sra. Nélida Aracelys López, mi compañera de trabajo en La Comisión de Desarrollo Regional de la Cámara de Diputados, la cual me ha servido de transcriptora y correctora del texto, mi agradecimiento por su apoyo en la realización de esta modesta investigación, la cual aspiro que sirva y contribuya para conocer y difundir parte de la historia de La Guayra, en lo concerniente a la importancia de las Sociedades Mutualistas y Benéficas, la cual parece querer quedada olvidada en el espacio y el tiempo. Aunque de alguna forma con estos aportes pretendemos en parte su reivindicación.
Introducción
Con la elaboración del presente trabajo, acerca de algunas de las sociedades mutualistas creadas en América Latina, a mediados del siglo XIX, así como en el presente, buscamos conocer las distintas motivaciones que tuvieron sus fundadores para iniciar una actividad societaria, imbuidos en el mundo de la filantropía.
En él queremos y trataremos de demostrar los orígenes y antecedentes que sirvieron de motivación para sus inicios fundacionales, así como los fines y objetivos de las mismas, con su composición por parte de las diversas clases sociales que existían para el momento de sus inicios en las diversas localidades, y hasta de la legislación necesaria para que los trabajadores e integrantes de las diferentes sociedades latinoamericanas, tuviesen mejor fortuna en cuanto a su progreso y bienestar familiar.
Igualmente los aportes logrados por las sociedades mutualistas al crecimiento y fortalecimiento de los habitantes de los diferentes países latinoamericanos, así como también la función integradora en los planos familiares, sociales, institucionales y gubernativos de esos países, también el espíritu benefactor y del socorro que las orientaba para actuar en los momentos de apremio de quienes integraban dichas sociedades, o de quienes estuviesen cerca de ellas. De ahí el sentido lógico de la cofradía, de la mutualidad y la mancomunidad. Socorrer al desvalido para sentar las bases y antecedentes de la seguridad social y de la prevención sanitaria.
Esas ideas novedosas tenían influencia de precursores y eran sustentadas en Alemania y Francia en los últimos tiempos, destacándose de manera protagónica el francés Pierre Joseph Proudhon (1809-1865), quien proponía la creación de una estructura mutualista de la economía para sustentar la irresponsabilidad del individuo inorgánico, por un liberalismo igualitario basado en el crédito gratuito y en el intercambio natural de los servicios y ratificaba que sólo las instituciones mutualistas fundadas espontáneamente, con arreglo a los principios de la razón y la experiencia, crearán un orden de cosas en la difícil situación de las relaciones económicas existentes para esos años cercanos a 1850.(1) Motivo por el cual se promulgó en Francia una ley relativa a estas asociaciones.
Apoyados en esos postulados y en la búsqueda de mejorar la situación social y reivindicar al trabajador y a su entorno familiar, así como lograr una actitud solidaria entre ellos mismos, nace el 28 de octubre de 1848 La Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra, fundada por José Eusebio Berra (2). Luego a tres años de fundada ésta, otros guayreños que venían observando los buenos resultados obtenidos, decidieron en la parte alta de la ciudad conocida como El Guamacho, fundar La Sociedad Vínculo de Caridad.(3)
La expansión internacional del mutualismo pasa a la región austral de América, cuando el 18 de septiembre de 1853, un grupo de tipógrafos liderados por Victoriano Laínez crean La Sociedad Tipográfica en Santiago de Chile, cuyo fin primordial era el socorro mutuo a los componentes del arte de Gutemberg. Lo hacían motivado a que la Junta de Sanidad decretada por el presidente de Chile en 1822, Don Bernardo O" Higgins, no había podido solucionar los problemas de salud que confrontaba el pueblo chileno. (4)
Luego en 1862, el 12 de enero, se constituyó la segunda institución mutualista en Chile, con la denominación de Sociedad de Artesanos de la Unión, bajo el liderazgo de Fermín Vivaceta Rupio, quien sirvió de motivador para agrupar en su seno a talladores ornamentalistas, dibujantes, carpinteros y trabajadores en su mayoría. (5) Siguiendo ese ejemplo unitario, las mujeres obreras de ese país, preocupadas por ayudar a quienes no tenían la misma posibilidades de trabajo y habían tenido algún infortunio en la vida, decidieron agruparse también para constituir en 1887, La Sociedad Mutualista de Chile, siendo sus precursoras unas trabajadoras de un taller de modas denominada "Casa Gunter", destacándose entre ellas Micaela Cáceres de Gamboa, Carmen Parada, Rosa Opazo y Fidelia Campos. (6)
En Colombia los orígenes del mutualismo tienen una marcada influencia de la iglesia católica, al crear ésta una serie de instituciones dependientes como fueron La Sociedad Católica de Bogotá, fundada en 1838, luego se creó La Congregación de Obreros de San José de Medellín en 1846, y en años subsiguientes: La Sociedad Santa Cruz de Caldas y El Coro Andante del Corazón de Jesús en Antioquía, quienes centraron sus esfuerzos en atender a los enfermos y en ayudad a quienes no contaban con los gastos del sepelio. (7)
De México también tenemos algunas referencias de la mutualidad, y suponemos que en ese país, estas ideas progresistas del socorro mutuo, surtieron efecto entre los hombres de avanzada social, quienes las pusieron en práctica y lograron extenderla hacia el país del norte, cuando el 4 de enero de 1880, es fundada la hermana Sociedad Mutualista Miguel Hidalgo en Brownsville, Texas. Lo que nos permite entender que tuvo entre sus iniciadores algunos integrantes de nacionalidad mexicana y que dio inicio a una serie de sociedades mutualistas en esa región de los Estados Unidos. (8)
En el año de 1906, en Maiquetía, Venezuela, se crea La Sociedad Benéfica Auxiliadora y dieciséis años después, en 1921, por desavenencias e imposiciones contrarias a los deseos de sus integrantes, se rompe la armonía y el vínculo entre La Sociedad Industriales del Mercado de Caracas y la de Maiquetía, para dar paso a una nueva institución, El Centro Mutuo Benéfico, quienes van a suplir la ausencia de la caraqueña y aglutinar a un buen sector de trabajadores motivados por el deseo de compartir las penurias y ofrecer soluciones a las mismas.
De igual manera, el proceso y avance del mutualismo en Chile y en Texas en el presente siglo, se manifiesta de una manera creciente e intensa, al extremo de constituirse en federaciones mutualistas ciento sesenta y seis (166) instituciones para el año de 1980, (9) y en Texas están radicadas veintisiete (27) para el año de 1964, y en el propio México para ese mismo año existían diez (10) federaciones mutualistas. (10)
En el año de 1936 en Chile, se creó La Federación Provincial Mutualista de Santiago y tenía dentro de sus fines, unir a las diferentes asociaciones de socorro mutuo, con el fin de procurarles un mejor desenvolvimiento o desempeño en sus tareas, y también obtener su incorporación a la legislación existente en ese país, especialmente en lo relativo a las leyes vigentes en materia económica, educacional, salud y social. (11) En Venezuela, el 14-06-1926, se creó por iniciativa de las sociedades mutualistas existentes en el entonces Departamento Vargas, del Distrito Federal, La unificación Patriótica de Sociedades Benéficas, que luego con el correr de los años dio paso el 02-02-1951, al Circulo de Sociedades Benéficas del Departamento Vargas (12), la cual perseguía la defensa de los intereses comunes de todas las instituciones mutualistas que tenían vida activa en la región señalada, así como velar por el fomento de mutualismo.
Esa diversidad de Sociedades Mutualistas, en los países señalados, ha demostrado la existencia de instituciones con estatutos y reglamentos, las cuales con el comportamiento de sus asociados, la solidaridad y comprensión ante los problemas que los aquejan, sirviendo de ejemplo ante el resto de la población, por el espíritu equitativo y de altruismo que rige entre sus asociados, les da la fuerzas en la perennidad de los tiempos para continuar con sus postulados.
Origen y Formación de Las Sociedades Benéficas y Mutualistas
Después de lograda la independencia en la mayoría de los países latinoamericanos, los diferentes gobiernos iniciaron sus actividades administrativas tratando de ordenar y orientar lo conducente a su situación económica, educativa, sanitaria, militar, etc., pero en su mayoría olvidaron lo relativo a la seguridad social, por lo cual nos atrevemos a suponer que sus habitantes carecían de previsiones en esa materia.
Aquí en Venezuela se presentaban situaciones similares a Chile, Uruguay, Argentina, Colombia, México y los demás países; no tenían leyes que amparasen a sus ciudadanos en cuanto a la seguridad y previsión social. Pero el mar actuó como el hilo conductor de buenas nuevas, dándose el caso que La Guayra, puerto de mar abierto a las ideas e inquietudes que circulaban por el mundo, había recibido de los bajeles que atracaban en sus muelles noticias acerca de la fraternidad, igualdad, justicia, solidaridad, templanza y fortalezas del hombre, derivadas de la revolución francesa y retomadas por sus pobladores en 1797, cuando se produjo La Conspiración de Manuel Gual y José María España. Es decir, a través de la fraternidad habían tomado ese ideario y las sembraron en quienes vivían en el litoral venezolano. Igual cosa hizo el prócer Antonio Nariño en 1793, cuando tradujo el texto de Los Derechos del Hombre y del Ciudadano producto de la revolución francesa, con el objeto de que los neogranadinos conociesen las ideas renovadoras que circulaban por el mundo de ese entonces.
Esa misma situación se presentaba en Chile con su puerto de Valparaiso, Argentina con su Buenos Aires, Uruguay con Montevideo, Colombia con Barranquilla, México con Veracruz y Acapulco, ciudades con las características de ser puertos de tránsito, por los cuales entraban ideas innovadoras que alimentaban el espíritu creador de los hombres, en la búsqueda el bien común.
I.A.- Fines y Objetivos de Las Sociedades Mutualistas.
Tal como rezan las actas iniciales de Las Sociedades Mutualistas Benéficas, objeto de este estudio, sus fines son el de prestar apoyo y auxilios a los socios en caso de enfermedad o muerte. Para ello las sociedades tenían establecido dentro de sus estatutos, la creación de un fondo pecuniario, para prestar una función social basada en el socorro mutuo a sus asociados, animaos en sus deseos de contribuir al bienestar de los mutualistas y concertar la mayor fraternidad.
Además de los auxilios a sus socios, también tenían dentro de sus objetivos, propender al bien moral de sus asociados, contando con los medios que tuviesen a su alcance, pudiendo dictar conferencias, celebrar actos sociales, culturales, establecer juegos de salón, deportes, fomentar los valores patrios y en especial el sentimiento de amor y veneración a la memoria de los próceres y libertadores, dándose el caso que la mayoría de ellas tienen predilección y hasta veneración por los postulados independentistas de los países señalados y en los casos de las fundadas en Texas, sobresalen los nombres de Benito Juárez, el Cura Hidalgo y el Padre Morelos.
Las de Venezuela en La Guayra, mantienen en sus salones retratos y bustos de, El Libertador y demás héroes nacionales, así como destacan al hijo epónimo del estado, Dr. José María Vargas. Las de Chile indican según su nombre, el apego al trabajo que realizan sus integrantes y a las actividades que se dedican.
La Sociedad Benéfica Auxiliadora de Maiquetía estableció en sus estatutos que, aparte de la labor societaria que realizan, pueden fundar o auspiciar con los miembros que la integran un club social recreativo, para los familiares de los socios. También propendía a la creación de institutos de educación, montepíos y cajas de ahorros.
Las Sociedades Benéficas Mutualistas venezolanas, ubicadas en La Guayra, tienen la advocación de una figura religiosa, así El Mutuo Auxilio tiene como patrona a Nuestra Señora de Las Mercedes, La Sociedad Vinculo de Caridad y El Centro Mutuo Benéfico de Maiquetía a Nuestra Señora del Carmen y La Sociedad Benéfica Auxiliadora a María Auxiliadora. Es decir además de su función benéfica, mutualista, societaria y cultural, mantienen su apego a las costumbres religiosas y actúan en consonancia con la iglesia de su parroquia. Aunque es unánime en casi todos los estatutos de las distintas sociedades, sean estas venezolanas, chilenas, texanas, no permiten la actividad política ni la religiosa, a pesar de tener todas una figura seglar, sino trabajar básicamente por la solidaridad de sus integrantes y el socorro mutuo de los mismos.
En Venezuela, en ocasión de conmemorarse los 100 años de la muerte de Simón Bolívar, El Libertador, el 17 de diciembre de 1930, La Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra, convocó un encuentro de Sociedades Mutualistas a la cual existieron 36 instituciones, de las existentes en el país, a fin de rendir un homenaje y testimoniar su adhesión al gentilicio bolivariano. Dejando como constancia de ese evento aparte de las actas del mismo, la elaboración de un magnifico retablo de madera tallado, similar al escudo de Venezuela, en el cual manifestaron el espíritu de ese encuentro mutualista y societario.
Debemos destacar también, que los fines de estas instituciones son similares. En Chile a diferencia de los otros países señalados, se da el caso de acuerdo a la bibliografía revisada, que las sociedades mutualistas aparte del trabajo societario, también sirvieron de base inicial para la organización de los sindicatos fundados en las postrimerías del siglo XIX y principios del XX, como lo explica Alan Ángel, cuando refiere que partiendo de una institución de este tipo, sus integrantes desplegaron una actividad sindical y política que cristalizó en la formación del Partido obrero Socialista en 1912 y luego con la Federación de Obreros de Chile. (13)
Así como se explican los objetivos de las diversas sociedades mutualistas, también se le imponen deberes y derechos a sus consocios, especificando aún más las atribuciones que le corresponden y competen a su junta directiva, la cual resulta ser la máxima autoridad de la institución y debe dar ejemplo de rectitud y probidad, pero también en los mismos estatutos y reglamentos se explican las penas que se le imponen a sus socios en caso de desacato al orden establecido, lo que deja entrever la preocupación de sus fundadores en no dejar malos entendidos, a quienes quisieran asociarse a ellas.
I.B.- Composición e Integración de Las Sociedades Mutualistas.
Las Sociedades Benéficas Mutualistas objeto de esta investigación son las siguientes:
Sociedad Mutuo Auxilio de La Guayra, fundada en 1848.
Sociedad Vínculo de Caridad de La Guayra, fundada en 1851.
Sociedad Tipográfica de Santiago de Chile, fundada en 1853.
Sociedad Unión de Artesanos de Santiago de Chile, fundada en 1862.
Hermana Sociedad Mutualista Miguel Hidalgo de Texas, fundada en 1880.
Sociedad Mutualista Femenina de chile, fundada en 1887.
Sociedad Benéfica Auxiliadora de Maiquetía, fundada en 1906.
Sociedad Mutualista Benito Juárez, fundada en Texas en 1919.
Centro Benéfico de Maiquetía, fundado en 1921.
Sociedad Mutualista de Jornaleros de Waco, Texas, fundada en 1924.
Aparte de estas instituciones, también se crearon otras similares en La Guayra, como los Gremios de Artesanos, los Pacotilleros del Puerto, y esto lo apreciamos con mucho vigor, tal como lo expresamos cuando nos referimos a la conmemoración del centenario de la muerte de Simón Bolívar y revisamos el retablo elaborado para tal ocasión, en cual están asentados una variedad de gremios como Artesanos de Ciudad Bolívar y Trabajadores Portuarios de Puerto Cabello y Zapateros de Caracas, entre otros, lo que nos indica la riqueza conceptual y fraternal de las sociedad mutualistas y asociaciones integradas a ellas, en su afán de preservar hechos y acontecimientos relacionados con la historia, así como también dejar testimonios de sus actividades para la posteridad de los tiempos. E igualmente como ya hemos reseñado, existen instituciones similares en Chile y Texas, además de Colombia, México, Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay, lo que nos indica que el Mutualismo es un ideario que se ha esparcido en el mundo contemporáneo.
Estas instituciones, por lo general estaban compuestas o integradas por gente trabajadora de los diversos estratos sociales, sin distingos de clase, los unía el sentimiento de la fraternidad y la sociabilidad, tal como lo expresan Luis Valerio en las Primeras Sociedades Benéficas en La Guayra y Amador Clark en Guayra en Tiempos de Gómez, cuando ambos coinciden en reseñar que en esas instituciones, se afiliaban hombres y mujeres de gran valía, comerciantes, empleados, obreros, carpinteros, doctores, virtuosos y de trabajo y todos se regían por los mismos principios y postulados.
Ese espíritu societario y mutualista también regía en los países señalados, y la composición e integración de las mismas, era por personas como las señaladas en el párrafo anterior, y estaba dado por la dinámica social y económica que imperaba en los distintos países reseñados para la época en estudio, y ante la carencia de centros sociales, recreativos, culturales, etc., y también ante las ingentes y preocupantes problemas que se confrontaban para preservar la salud y bienestar de los ciudadanos, por falta e implementación de políticas gubernamentales, incidía en que parte de la población con conocimiento y causa del significado mutualista formasen parte de estas instituciones.
El hecho de tener gente muy diversa, no indica que la adscripción a estas instituciones era fácil, ya que para ser admitido como miembro de cualquier sociedad mutualista, el aspirante tenía que cumplir una serie de requisitos que empiezan por la manifestación por escrito a la junta directiva, de querer integrarse a dicha institución, y en algunos casos tener más de dieciocho (18) años cumplidos y no tener más de cincuenta (50), ejercer oficio o empleo seguro y gozar de buena salud. No padecer ninguna enfermedad crónica o habitual y estar avalado por dos miembros de esta. Además todo aspirante debía y debe en la actualidad llenar un cuestionario con sus datos personales y otras circunstancias que la Sociedad considere conveniente. Este escrutinio debe reposar ante la junta directiva con ocho (8) días de anticipación a la toma de decisiones del caso en cuestión.
En Chile, en la Combinación Mancomunal en Tacopilla en 1902, les exigían para ingresar a ella algunos requisitos como los siguientes: pertenecer a la clase obrera, tener 16 años, cumplir los acuerdos, asistir a las reuniones programadas, contribuir con el cinco por ciento (5%) de su renta mensual como abono y pagar una cuota mensual de 20 centavos. (14)
Para el ingreso en las sociedades guayreñas, la decisión estaba prevista mediante el escrutinio secreto de la junta calificadora por el sistema de bolas negras y bolas blancas, y que permitiría al que saliese favorecido por las (¾) tres cuartas partes de las bolas blancas su integración a la misma. Y si fuese admitido debía cancelar la cuota de admisión establecida en el reglamento. En 1848, cada socio que ingresaba al Mutuo Auxilio de La Guayra debía cancelar como cuota de admisión la cantidad de cinco (5) pesos sencillos y una cuota de un real fuerte semanal. (15)
Se dio el caso durante el años de 1928, que La Sociedad Benéfica Auxiliadora de Maiquetía no disponía de fondos para cubrir las obligaciones previstas en su reglamento con los socios, por lo que resolvieron hacer uso del artículo 24 de sus estatutos, los cuales facultaban a La Junta Directiva para aumentar las cuotas de admisión, por lo que se decidió a partir de octubre del mismo año que cada aspirante a ingresar a dicho centro, tenía que cancelar como cuota de admisión la cantidad de diez (10) bolívares. (16)
De igual manera cuando se creó La Sociedad mutualista Femenina de Chile, la suscripción de sus socias varió de veinte a cuarenta centavos, según el sueldo de cada una de ellas. (17)
Todas las sociedades para subsistir tenían que cobrar una cuota de adscripción y mensualidades, sólo así podían cubrir las erogaciones causadas por los socorros y los gastos funerarios. De allí que La sociedad Mexicana Monte de Las Cruces, de San Antonio de Texas, exigía a sus asociados, para el año de 1934, la siguiente cuota:
"0,01 dólares por el ingreso de los jóvenes y niños menores de 15 años.
0,02 dólares por adulto.
Como los gastos y costos cada vez eran más crecientes, tuvieron que aumentar la cuota para adultos en 1949 a 0,05 dólares y para 1964, se aumentó a 0,45 dólares…" (18)
Al ser aceptados como socios, debían cumplir con sus deberes y obligaciones y en la medida que actuasen acatando las disposiciones reglamentarias y cumpliendo las asignaciones encomendadas, los socios iban ascendiendo en los grados jerárquicos que tenían instituidos. El ingreso en las instituciones venezolanas era y es en la actualidad como consocio normal, luego por los méritos logrados ascendía a Distinguido y por los méritos acumulados y sobresalientes a Benemérito. También se establecía en sus estatutos que, después de cuarenta (40) años de actuación constante, el socio activo sería jubilado de sus obligaciones y por estar al día de sus compromisos societarios, disfrutaría de todas las prerrogativas que emanan de los estatutos, hasta su asignación por fallecimiento. Aparte de estos grados, dichas sociedades instituyeron también la figura del socio honorario, con el distinguen a personalidades locales, que sin ser mutualistas llevan una vida vocacional dedicada al servicio de la sociedad.
Así como en Chile fue creada La Sociedad Mutualista Femenina, en Venezuela para integrar a las damas a la vida societaria, se creó en casi todas, todas La Sociedad de Damas, y también para fomentar en los niños el sentido de la equidad, el altruismo y el trabajo benefactor y fraterno entre ellos, se instituyeron también Las Sociedades Mixtas Infantiles. Luego con el correr de los tiempos, las sociedades de damas desaparecieron por la integración de éstas con la de caballeros.
Dado lo expuesto, hemos apreciado, que la actividad mutualista se ha prodigado en casi toda nuestra América con tal intensidad, que en 1946 se constituyo un Comité Internacional Mutualista, con delegados de Perú, Argentina y Chile, y luego en 1952, reunidos en Temuco, representantes de Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Uruguay, celebraron el VII Congreso Nacional de Sociedades Mutualistas de Chile, decidiendo fundar ese mismo año, el 12 abril, La Confederación Latinoamericana de mutualidades, cuyo fin era la búsqueda de mejores días de paz y bienestar para la comunidad americana. (19)
A ese congreso le siguieron los realizados en 1953, en ocasión de celebrarse el centenario el mutualismo chileno, al que concurrieron representantes de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, México, Paraguay y Uruguay, acordándose entre sus asistentes, escoger la fecha el 18 de septiembre de 1853, como la de la Mutualidad Americana. (20)
Luego en 1957, durante los días del 25 al 27 de mayo, coincidiendo con el Centenario de La Sociedad Tipográfica de Buenos Aires, se realizó el II Congreso de Sociedades Mutualistas Americanas, en el cual se tomaron una serie de consideraciones, entre las cuales destacamos las siguientes:
"Adhesión a la Organización de Estados Americanos.
Creación de un Banco Internacional del Mutualismo.
Recomendar a los diferentes gobiernos, la enseñanza del mutualismo como asignatura permanente y la formación de la mutualidad infantil.
Unificación de la Legislación Mutualista Americana.
Recomendar a todas las mutualidades de América, se organicen en Confederaciones y que establezcan bibliotecas especializadas.
Declarar precursor del mutualismo americano a Don Victoriano Laínez". (21)
De igual manera, siguiendo ese ejemplo federativo, Las Sociedades Mutualistas Mexicanas del Estado de Texas, decidieron unir sus esfuerzos en la búsqueda de mancomunar a todos los mexicanos y descendientes de éstos, residentes en Texas, para estrechar las relaciones entre todos y velar por la seguridad de los mismos, y en especial entre los países de México y USA, y así con ese ideario, el 23 de noviembre de 1963 se creó la Federación de Sociedades Mutualistas Mexicanas del Estado de Texas, siendo aprobados sus estatutos en el Congreso realizado en la ciudad de San Marcos, Texas, el 9 de febrero de 1964. (22)
Aportes de Las Sociedades Benéficas Mutualistas al crecimiento en los países señalados
Como hemos apreciado a través de los libros de actas, estatutos, y reglamentos, acerca de las diversas facetas del mutualismo, las condiciones de vida y de sociabilidad que imperaba en los países señalados eran, en algunos casos, muy precarias para sus habitantes; es decir no eran las más satisfactorias en cuanto a las propuestas de políticas presentadas y ejecutadas por los ejecutivos nacionales en la búsqueda del bienestar de todos, por no tener como prioritario, la promoción de las condiciones de vidas con logros sociales, económicos y hasta sanitarias.
Por lo general, en los países latinoamericanos no existía la previsión social ni la seguridad social, por parte del estado nacional, a pesar que en los antecedentes de esta materia pudiéramos decir que en Venezuela, estaban dadas circunstancialmente en la Ley de Haberes Militares, emitida en 1817 y en la Ley de Abril de 1849, ambas emitidas por el Ejecutivo Nacional, pero tenían como beneficiarios exclusivos a los militares, es decir el conglomerado civil, que era la mayor parte de la población, aparecía ausente de las decisiones y designios de parte del gobierno. Luego en 1918, a causa de los estragos causados por la gripe española, el gobierno venezolano, nombró La Junta de Socorros de la Guayra, quien se encargó de coordinar las operaciones sanitarias en los pueblos de esa ciudad y los aledaños, a fin de erradicar el mal. Aquí las sociedades benéficas mutualistas y la logia masónica unanimidad N° 3, jugaron papel importantes al servir como sede de hospitales temporales y para el reparto de las medicinas a los enfermos, que se contaron en número de 4827, (23); y no es sino hasta 1938 y 1939 cuando el presidente de la república, el general Eleazar López Contreras, crea el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y El Instituto de Epidemiología, con la finalidad de atender a los trabajadores y de evitar la propagación de enfermedades endémicas como el paludismo, el tifus, la fiebre amarilla y otras.
Es decir, la seguridad social ha resultado ser el Talón de Aquiles de los gobiernos latinoamericanos. Es en 1908, cuando se introduce en Argentina un sistema de cobertura social para los trabajadores (24), seguido por México, al proponerse en la Constitución de 1917, a través de su artículo 123, la base fundamental del marco jurídico que establece los derechos básicos de los trabajadores, estipulándose entre otras cosas, el salario mínimo, pero no es sino hasta 1931 cuando se promulga en el país azteca la Ley Federal del trabajo. (25)
En Chile la previsión social se inicia en 1924, cuando fue creado El Seguro Social y se aprueba el Congreso de la República El Código del trabajo (26). Y en Uruguay los primeros pasos en esta materia están plasmadas en las Actas de La Convención Nacional del Partido Colorado, el cual en septiembre de 1922, propone el establecimiento de las jubilaciones y pensiones para todos los que trabajan, así como el aumento de asilos y casas maternales, para satisfacer la necesidad popular por estos establecimientos, y también la designación de un médico por elección popular, pagado por el estado, para prestar asistencia en materia de salud a los obreros y trabajadores dependientes de este y también a personas de modesta situación económica, que no pudiesen sufragar los gastos que acarreasen cualquier tipo de enfermedades. (27)
Como estas propuestas del Partido Colorado no fueron plasmadas en su realidad, algunos representantes del mutualismo uruguayo, que mantenían su prédica por lograr estos avances sociales, como el Dr. Carlos María Fosalba, lograron entusiasmar con su optimismo a otros emprendedores y luchadores sociales, y empezando con sus colegas médicos, logró convencer a sus más allegados, a fin de crear un Centro de Asistencia Médica, y en 1935, el 1 de julio, se inauguró la Sociedad Médica de Uruguay, la cual contenía dentro de sus postulados velar por la salud de los uruguayos en toda su extensión y aumentar el número de médicos que prestasen servicio en las instituciones mutualistas. (28)
Es por ello que el sistema de auxilios y ayudas creadas por las Sociedades Benéficas Mutualistas, para socorrer pecuniariamente a sus afiliados, entran a cumplir un excepcional rol en la sociedad y pueblo en general, ya que en los reglamentos de las mismas, se plantean una variedad de tópicos como los auxilios para sus integrantes de acuerdo al tipo de enfermedad que padecen, que le van a permitir a estos sobrellevar la circunstancia adversa de la penuria, de la manera más pasajera, al contar como lo expresan las actas, con médicos y boticas para el surtido de las medicinas, y también al auxilio cuando por causas mayores ocurre el deceso de alguno de sus asociados.
De allí se deriva que cuando la Junta Directiva de la Institución Mutualista conoce por medio del informe del visitador sanitario, la enfermedad de cualquier asociado, la solidaridad y la ayuda se manifiesta con la visita de la comisión designada por la institución y de inmediato empiezan a correr los auxilios, de acuerdo al estado de gravidez, y estos varían de la misma forma en que avanza el estado de salud del socio. Pero también se aprecia que las instituciones de acuerdo a sus estatutos y reglamentos son rigurosos en la aplicación de los auxilios, para no incurrir en errores y quien por alguna circunstancia acepta los auxilios y no se somete a las recomendaciones de los médicos en guardar el reposo fijado o cambia la residencia designada para temperar, es expulsado del centro.
II. A.- El Mutualismo como base de la Integración Societaria.
Tal como expresamos en la idea acerca de la composición e integración de quienes conforman las distintas sociedades mutualistas en los países señalados, estas resultaban ser un crisol de variadas voluntades. No tenían ni tiene sus estatutos distingos de razas, credos, ideologías, religión, clase social, allí compartían todos por igual, lo que nos indica la pluralidad de su integración. Además, hemos señalado también, que así como en la Guayra eran escasas las instituciones recreativas y sociales, y estaba instituido dentro de los objetivos y fines de las mismas que podían llevar a cabo actividades que no riñeran con la moral y las buenas costumbres de guardar. Igual cosa se reflejaba en la diversidad de países americanos.
Estas apreciaciones nos permiten deducir, que por esa amplitud societaria, las sociedades mutualistas y benéficas eran y son organizaciones socio culturales con un rango de racionalidad y de consideraciones que las destacaban de otras, ya que al cumplir una función social de acercamiento al prójimo, en la búsqueda del bien común, de ayuda y de socorro hacia sus asociados, ante las enfermedades y adversidades, estamos hablando de instituciones con un sentido de organización y de buscar nuevos caminos para que quienes se sientan atraídos por sus postulados, tengan la certeza de contar con elementos validos para la seguridad de ellos y sus familiares.
Es así como empezó en 1848 en La Guayra, La Sociedad Mutuo Auxilio a conocerse por el pueblo en general, en los términos de sus funciones y atribuciones, características y fines que perseguían. De esa forma, la fama empezó a despuntar y a motivar a venezolanos de la localidad y también de otras regiones del país, quienes inspirados en esos postulados, empezaron a ver y conocer motivos de seguridad y estabilidad social para sus asociados. Igualmente, en los países señalados en este estudio, el espíritu societario impregnado de equidad y altruismo, se apoderó de quienes veían en esta actividad un fin noble que propiciaba bienestar para la comunidad y posibilidad de coadyuvar en el alivio de las penas y sinsabores que ocasionaban los problemas en materia de salud, con la mayor sinceridad.
Además, la labor de estas instituciones mutualistas resultó pródiga por variados aspectos, dándose el caso que para la fecha de la fundación de La Sociedad Mutuo Auxilio, en La Guayra, había escasez de edificaciones y organizaciones de este tipo, destacándose La Casa Guipüzcoana por su majestuosidad, y servía de sede a La Aduana de La Guayra, el Templo Masónico en el cual funcionaba La Logia Unanimidad N° 3, y la recién constituida Sociedad Mutuo Auxilio, la cual por el espíritu de colaboración que existía entre sus integrantes, era designada o escogida por los organismos oficiales para la celebración de los actos oficiales y populares del pueblo guayreño. Aparte de la función hospitalaria y educativa que ha cumplido, como lo veremos a continuación:
En 1864, La Sociedad Mutuo Auxilio fue encargada por las autoridades locales, para dar una recepción y rendir honores al Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, quien iba de paso hacia Caracas. Igualmente desde ese mismo año, La Sociedad Mutuo Auxilio sostuvo con fondos propios un hospital de caridad para mujeres con doce camas. Este hospital estuvo activo Hasta 1905, cuando el ejecutivo nacional, presidido por el General Cipriano Castro, promulgó una ley mediante la cual se adscribían los hospitales bajo la dependencia del gobierno, motivo por el cual La Sociedad Mutuo Auxilio entrego el hospital con todo su patrimonio. (29)
También, desde el año de 1867, La Sociedad Mutuo Auxilio sostuvo ininterrumpidamente una escuela nocturna para niños pobres, hasta 1932, en la cual también esta pasó a manos del gobierno nacional. Este gesto educativo tuvo como iniciador al maestro Ricardo Ochoa, continuando ese apostolado en el siglo XX un excepcional guayreño llamado Rafael Martínez Salas. En el mes de noviembre de 1873, llegó a la Guayra el médico Alejandro Próspero Reverend, quien había asistido al padre de la patria en su última enfermedad, y fue en la sede del Mutuo Auxilio el sitio en el cual se le recibió y rindió homenaje. Y el 19 de abril de 1888, cuando fueron desembarcados por el puerto de La Guayra, los restos del prócer José Antonio Páez, estos fueron recibidos por una delegación de litoralenses, integrada por representantes de la localidad, de la cual formaban parte las autoridades del mutualismo. (30)
En los actuales momentos funciona en La Sociedad Mutualista de La Guayra, La Escuela Centro de Estudio y Asesoramiento de La Familia, dirigida a niños de 7 a 14 años y también una Academia Cultural, Baile y Danza, el grupo de cuerdas Mutuo Auxilio. Además de continuar con las actividades para la cual fue creada. (31)
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