En última instancia, dicen los expertos, el éxito de HMTL5 podría estar en el vínculo entre una computadora y un móvil: después de todo, crear un sólo servicio de red que pueda funcionar igual de bien en una computadora, un Blackberry, una máquina de Google o un iPad puede ser una oportunidad demasiado tentadora como para dejarla pasar".
"Si quieres jugar a algo como Farmville en tu iPad, no lo puedes cargar", dice Smith de HeyZap. "Un montón de diseñadores dicen que si logran que el juego funcione en HTML5, funcionará en todos los aparatos. Es algo enorme".
"The Net Desilution", según Morozov (¿nuevo camino de servidumbre?)
– Internet: cómo no liberar al mundo (BBCMundo – 16/1/11) Lectura recomendada
(Por Arturo Wallace)
El protagonismo de Twitter durante las protestas que siguieron a las elecciones iraníes de junio 2009 ha sido a menudo citado como un ejemplo del potencial democratizador de internet y las redes sociales.
Y las multitudinarias manifestaciones por la paz en Colombia, convocadas a través de Facebook en febrero de 2008, como un ejemplo de su capacidad de movilizar a millones en torno a una causa.
Sin embargo, esas mismas tecnologías también están siendo empleadas por gobiernos autoritarios con fines de propaganda o incluso para controlar mejor a la disidencia, advierte Evgeny Morozov en su libro "El engaño de la red" (The Net Delusion).
"Y la promoción de internet como una herramienta de liberación por parte del Departamento de Estado (de EEUU) la ha politizado hasta tal punto que algunos países asumen que Twitter y Facebook no son más que una extensión de la política exterior estadounidense", le dijo Morozov a BBC Mundo.
"El resultado -afirma- es que sus gobiernos han empezado a actuar de forma más agresiva en el ciberespacio de lo que lo hubieran hecho en otras circunstancias".
Y, como reconoce el propio Morozov, a raíz de las filtraciones de WikiLeaks también se ha hecho obvio que el mismo gobierno de Estados Unidos en ocasiones trabaja para limitar la libertad en internet.
El investigador y blogger bielorruso advierte además que la popularidad de las redes sociales también está haciendo mucho más fácil el trabajo de identificación de críticos y disidentes.
De hecho, uno de sus capítulos se titula "Por qué la KGB quiere que te unas a Facebook".
Muchos usos posibles
Los argumentos de Morozov inyectan un poco de realismo a un debate en el que entusiasmo por las posibilidades abiertas por las nuevas tecnologías ha llevado a muchos a creer que existe una relación automática entre mayor acceso a internet y mayor libertad.
Y es que el también editor asociado de la revista Foreign Policy y actualmente académico visitante de la Universidad de Stanford no considera que esa conexión sea inevitable.
"La premisa está equivocada no tanto por sus expectativas sobre la tecnología como por sus expectativas sobre la naturaleza humana. Asume que todo el mundo quiere ser un disidente, que todos están pidiendo y buscando democracia", le dijo a BBC Mundo.
"Pero la mayoría de la gente no aprovecha su acceso (a internet) para averiguar más sobre sus gobiernos o para movilizarse y protestar. Lo usa para satisfacer sus necesidades básicas de información, para chatear, para entretenerse", afirmó.
Además, a diferencia de lo que se creía originalmente, los gobiernos han ido encontrando maneras para ejercer un mayor control sobre lo que ocurre en el ciberespacio.
Algo que, en su opinión, se ha visto facilitado por el surgimiento de numerosos intermediarios de vocación comercial, que pueden ser fácilmente presionados por las autoridades.
Un ejemplo habrían sido las concesiones a la censura que en su momento hizo Google para poder operar en China.
Otro, más reciente, la decisión de Amazon y PayPal de dejar de prestarle servicios a WikiLeaks por la presiones de Washington.
"Mientras haya gente en el medio, y esa gente esté impulsada por incentivos comerciales, los gobiernos siempre van a tener una forma para influir en su comportamiento", dijo Morozov.
Pero no sólo eso: según el investigador, los actuales intermediarios también terminan ahorrándole a los gobiernos autoritarios muchos costos y esfuerzo.
Redes sociales y vigilancia
Ahí reside la utilidad de Facebook para la KGB… o la CIA: además de más comercial, la red también se ha vuelto cada vez más social y cada vez hay más incentivos para que la gente comparta grandes cantidades de información.
"Y los gobiernos han encontrado formas para agregar y estudiar esos datos, identificar tendencias sobre como los usuarios se relacionan entre sí, etc.", le dijo el autor de "El engaño de la red" a BBC Mundo.
"Antes de la llegada de las redes sociales virtuales, los gobiernos represivos tenían que hacer un gran esfuerzo para averiguar sobre la gente vinculada a los disidentes", dice Morozov en el libro. "Hoy, nada más tienen que conectarse a Facebook".
Morozov cuenta que después de las elecciones en Irán los funcionarios de migración empezaron a interesarse por los perfiles de Facebook de los iraníes que llegaban del exterior, ocupándolos para identificar a posibles sospechosos de haber participado en las protestas.
Una tarea que se vio además facilitada por las numerosas fotos y videos publicados en internet.
Y, de haberse publicado más tarde, su libro tal vez también habría incluido una referencia a las presiones a Twitter por parte de la justicia de EEUU, que está demandando información sobre las cuentas, dirección física, teléfonos y contactos de varias personas vinculadas a WikiLeaks.
Activismo para impresionar
Morozov se muestra además escéptico por la capacidad movilizadora de las redes sociales, a la que considera grandemente sobredimensionada como resultado de un nuevo vicio occidental: creer que todo puede explicarse a partir de su relación con internet.
Según él, el activismo político facilitado por las redes sociales virtuales a menudo no refleja un compromiso con una causa sino la necesidad de "impresionar a los amigos".
Y aunque esto puede servir para organizar una que otra manifestación -como en el caso de Colombia- sería muy ingenuo pensar que puede convertirse fácilmente en un motor de cambio.
Eso no significa que Morozov no reconozca el potencial democratizador de las nuevas tecnologías.
"Pero la forma en la que se está promoviendo ahora, sin prestarle atención a los contextos políticos, a las especificidades culturales, puede resultar peligroso", advirtió en su conversación con BBC Mundo.
Y es que la tecnología, por sí sola, no es garantía de nada.
"Internet es mucho más que un simple megáfono para el discurso democrático: también puede tener usos que son extremadamente antidemocráticos", recuerda Morozov en el libro.
"Y si no se le pone atención a esos otros usos, el proyecto mismo de la promoción de la democracia puede estar en peligro", es su conclusión.
– Una Internet amurallada para autócratas ansiosos (The Wall Street Journal – 17/1/11)
China y Rusia ven las tecnologías de la información de EEUU como una amenaza; quieren sus propios sistemas
(Por Evgeny Morozov) Lectura recomendada
A fines de 2010, el movimiento de software de "código abierto", cuyos activistas tienden a ser académicos solitarios y nerds informáticos con pelo largo, encontró un aliado inusual: el gobierno ruso. Vladimir Putin firmó un decreto de 20 páginas que requería que todas las instituciones públicas en Rusia reemplazaran para 2015 todo el software patentado, desarrollado por empresas como Microsoft y Adobe, por alternativas gratuitas de código abierto.
La medida le ahorrará al gobierno miles de millones de dólares en costos de licencias, pero los motivos de Putin no son estrictamente económicos. Es muy posible que su temor real sea que la creciente dependencia del país del software patentado, en especial programas vendidos por proveedores extranjeros, tenga inmensas implicaciones para la seguridad nacional de Rusia. Es poco probable que el software de código abierto esconda una puerta trasera secreta que conduzca directamente a la sede central de la CIA.
Rusia no es la única que desconfía del software comercial proveniente del extranjero. Sólo dos semanas después del decreto de Putin, el ministro de tecnologías de la información de Irán, citando preocupaciones de seguridad, anunció planes para un sistema operativo nacional de código abierto. China también ha expresado un creciente interés. Cuando la estatal China Mobile se unió hace poco a la Fundación Linux, la entidad sin fines de lucro detrás del proyecto más famoso de código abierto, uno de los ejecutivos de la telefónica anunció que la empresa "ansiaba contribuir con Linux a escala global".
Las tecnologías de la información han sido celebradas por reducir fronteras y límites tradicionales, pero no hay dudas de que su futuro se verá decisivamente moldeado por la geopolítica. Durante los últimos años, las autoridades en todo el mundo han recibido recordatorios constantes de su dependencia de -y vulnerabilidad ante- las nuevas tecnologías: la exposición de la misteriosa red con sede en China GhostNet, que espió misiones diplomáticas en todo el mundo; la supuesta anulación de la capacidad nuclear de Irán por parte del virus Stuxnet; y, por supuesto, el escándalo de WikiLeaks. Los gobiernos están analizando más de cerca quién les provee su hardware, software y servicios, y con cada vez mayor frecuencia llegan a la conclusión de que es peligroso no desarrollar sus propias capacidades nacionales independientes.
El software de código abierto puede calmar algunas de estas preocupaciones de seguridad. Aunque este tipo de sistemas son más democráticos que los cerrados, también son más fáciles de manipular, en especial por parte de gobiernos con amplios recursos a su disposición. Pero las soluciones de código abierto no pueden abordar cada amenaza percibida. Tal como aprendió Google, el gobierno chino sigue considerando los motores de búsqueda occidentales como un desafío a su presentación cuidadosamente medida de temas controvertidos. De manera parecida, el e-mail puede ser leído por el gobierno anfitrión de la empresa que ofrece el servicio, y la transmisión de datos sensibles puede ser interceptada vía métodos secretos y los datos pueden acabar en WikiLeaks o sus numerosos equivalentes locales.
Por estos motivos, es probable que más gobiernos comiencen a designar los servicios de Internet como una industria estratégica, un arreglo en el que las firmas extranjeras quedarían excluidas de competir en nichos políticamente sensibles. El gobierno turco emergió como el mayor partidario de este tipo de "independencia de la información", al sugerir la idea de un motor de búsquedas nacional y un sistema de correo electrónico nacional. Autoridades de Rusia, China e Irán han debatido propuestas similares.
Las verdaderas guerras comerciales de Internet comenzarán una vez que los gigantes tecnológicos rusos y chinos, con sus conexiones poco disimuladas con los gobiernos y sus pilas de efectivo, comiencen a buscar adquisiciones en EEUU y Europa.
Pronto deberán tomarse decisiones dolorosas. ¿Qué pasará cuando firmas rusas o chinas quieran comprar una participación en empresas como Google o Amazon, con profundas conexiones con agencias estatales estadounidenses?
Incluso si son rechazados en EEUU y Canadá, es probable que los gigantes de la tecnología chinos reaparezcan en otros lados. Durante varios años China ha estado usando sus enormes reservas para entregar préstamos, por ejemplo en África y Asia, con la condición de que esos gobiernos sólo hagan negocios con empresas de telecomunicaciones de China. Con o sin acceso secreto a esos datos, el hecho de que China controle una parte tan grande de la infraestructura de comunicaciones en el mundo emergente le da peso político.
A la vez, Yota, un proveedor de Internet que en parte es propiedad del Estado ruso, ha estado intentado levantar una base en América Latina, con el lanzamiento de su servicio de 4G en Nicaragua y, pronto, en Perú. Otras empresas rusas construyen (o compran) infraestructura en las ex repúblicas soviéticas, otra forma de conseguir influencia política.
¿Qué significa esto para el futuro de la industria de la tecnología estadounidense? Si la expansión de China en África y la de Rusia en América Latina y la ex Unión Soviética son una indicación, la capacidad de Silicon Valley de expandirse globalmente se verá severamente limitada.
El triunfo global de la tecnología estadounidense siempre se ha basado sobre la separación implícita entre los intereses comerciales de Silicon Valley y los objetivos políticos de Washington. Si eso cambia, Silicon Valley deberá pagar los costos.
Para los usuarios de Internet comunes y corrientes, la posible desventaja es que la era de servicios globales como Skype podría terminar pronto, a medida que sean reemplazados por alternativas internas que brinden mayor control a los gobiernos.
La ironía es que la tecnología de la información ha sido uno de los principales impulsores de la globalización y ahora podría convertirse en una de sus mayores víctimas.
(Evgeny Morozov es un académico visitante en la Universidad de Stanford)
Nos espían mientras navegamos: saben quiénes somos (invasión de la intimidad)
Uno no puede evitar sentir un escalofrío al descubrir que, tras haber navegado por la web en busca de, pongamos por caso, equipos de buceo, al día siguiente, en cualquier otro blog que visite, la columna de la derecha esté inundada de propuestas sobre este producto. ¿Le están espiando? Sin duda. "Robots" anónimos siguen siempre el rastro de las webs que visita y crean un perfil ideal para los anunciantes. Esto puede parecer un asunto menor para algunos, o una invasión inaceptable de la intimidad para otros.
Es posible que alguien asuma como algo normal y consecuente con la sociedad de la sobreinformación en la que vivimos que se rastree de forma anónima nuestro recorrido por la web. Sin embargo, un reciente informe alerta de un hecho que preocupará a más de uno: estas empresas pueden identificarle, con nombre y apellidos, sin mayor problema. Este inquietante dato se desprende del análisis llevado a cabo por la EFF (Electronic Frontier Foundation), organismo norteamericano en defensa de los derechos civiles. Las conclusiones son demoledoras: si bien, es cierto que las cookies y demás artimañas que rastrean nuestro paso por las webs son elementos que no registran datos privados de los usuarios, si se accede desde ese mismo ordenador a alguna de las principales redes sociales, sí se deja constancia de nuestra información personal.
Los ávidos trackers que husmean nuestro recorrido por la www, recaban información no sólo relativa a nuestra persona, sino también la de nuestra lista de contactos, todo ello con la connivencia de las principales redes sociales. Este inquietante dato se desprende de un estudio llevado a cabo por Balachander Krishnamurthy y Craig Wills, en el que queda patente que tanto Facebook como LinkedIn facilitan a estas empresas los datos personales de los usuarios, sus contactos e intereses. Con esta información, las firmas de marketing que explotan esta valiosa información, pueden crear perfiles personalizados de cada uno de nosotros, con nombre, apellidos, aficiones, amistades y páginas web que visitamos habitualmente.
Pero las cosas todavía pueden ponerse más feas, puesto que no son una ni dos las empresas de marketing que husmean en nuestra vida y costumbres. EFF llegó a contar hasta diez fuentes diferentes de cookies, javascript y demás elementos extraños en una sola web visitada, que reportaban información sobre nuestro paso por Internet. A mayor desgracia, este rastro no termina cuando abandonamos una web en concreto, sino que los trackers nos persiguen por los diferentes sitios que vamos visitando, alimentando, al tiempo, su base de datos. Google, juez y parte en este asunto (es propietaria de DoubleClick, uno de los mayores rastreadores del mercado), se ha puesto del lado del usuario, al menos por el momento, y promete nuevas herramientas para mantener el anonimato mientras se navega por la web. Entre tanto, EFF sugiere a los internautas que instalen los citados complementos y configuren los navegadores para que borren las cookies cada vez que se abandona una sesión.
¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (el control de los pensamientos)
La tercera parte de la población mundial ya es "internauta". La revolución digital crece veloz. Uno de sus grandes pensadores, Nicholas Carr, da claves de su existencia en el libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? El experto advierte de que se "está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma".
El correo electrónico parpadea con un mensaje inquietante: "Twitter te echa de menos. ¿No tienes curiosidad por saber las muchas cosas que te estás perdiendo? ¡Vuelve!". Ocurre cuando uno deja de entrar asiduamente en la red social: es una anomalía, no cumplir con la norma no escrita de ser un voraz consumidor de twitters hace saltar las alarmas de la empresa, que en su intento por parecer más y más humana, como la mayoría de las herramientas que pueblan nuestra vida digital, nos habla con una cercanía y una calidez que solo puede o enamorarte o indignarte. Nicholas Carr se ríe al escuchar la preocupación de una periodista ante la llegada de este mensaje a su buzón de correo. "Yo no he parado de recibirlos desde el día que suspendí mis cuentas en Facebook y Twitter. No me salí de estas redes sociales porque no me interesen. Al contrario, creo que son muy prácticas, incluso fascinantes, pero precisamente porque su esencia son los micromensajes lanzados sin pausa, su capacidad de distracción es enorme". Y esa distracción constante a la que nos somete nuestra existencia digital, y que según Carr es inherente a las nuevas tecnologías, es sobre la que este autor que fue director del Harvard Business Review y que escribe sobre tecnología desde hace casi dos décadas nos alerta en su tercer libro, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus).
Cuando Carr (1959) se percató, hace unos años, de que su capacidad de concentración había disminuido, de que leer artículos largos y libros se había convertido en una ardua tarea precisamente para alguien licenciado en Literatura que se había dejado mecer toda su vida por ella, comenzó a preguntarse si la causa no sería precisamente su entrega diaria a las multitareas digitales: pasar muchas horas frente a la computadora, saltando sin cesar de uno a otro programa, de una página de Internet a otra, mientras hablamos por Skype, contestamos a un correo electrónico y ponemos un link en Facebook. Su búsqueda de respuestas le llevó a escribir Superficiales… (antes publicó los polémicos El gran interruptor. El mundo en red, de Edison a Google y Las tecnologías de la información. ¿Son realmente una ventaja competitiva?), "una oda al tipo de pensamiento que encarna el libro y una llamada de atención respecto a lo que está en juego: el pensamiento lineal, profundo, que incita al pensamiento creativo y que no necesariamente tiene un fin utilitario. La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no sólo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Apoyándose en múltiples estudios científicos que avalan su teoría y remontándose a la célebre frase de Marshall McLuhan "el medio es el mensaje", Carr ahonda en cómo las tecnologías han ido transformando las formas de pensamiento de la sociedad: la creación de la cartografía, del reloj y la más definitiva, la imprenta. Ahora, más de quinientos años después, le ha llegado el turno al efecto Internet.
(Extracto de una entrevista publicada por El País – 29/1/11)
PREGUNTA. Su libro ha levantado críticas entre periodistas como Nick Bilton, responsable del blog de tecnología Bits de The New York Times, quien defiende que es mucho más natural para el ser humano diversificar la atención que concentrarla en una sola cosa.
RESPUESTA. Más primitivo o más natural no significa mejor. Leer libros probablemente sea menos natural, pero ¿por qué va a ser peor? Hemos tenido que entrenarnos para conseguirlo, pero a cambio alcanzamos una valiosa capacidad de utilización de nuestra mente que no existía cuando teníamos que estar constantemente alerta ante el exterior muchos siglos atrás. Quizás no debamos volver a ese estado primitivo si eso nos hace perder formas de pensamiento más profundo.
P. Internet invita a moverse constantemente entre contenidos, pero precisamente por eso ofrece una cantidad de información inmensa. Hace apenas dos décadas hubiera sido impensable.
R. Es cierto y eso es muy valioso, pero Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa. Lo que yo defiendo en mi libro es que las diferentes formas de tecnología incentivan diferentes formas de pensamiento y por diferentes razones Internet alienta la multitarea y fomenta muy poco la concentración. Cuando abres un libro te aíslas de todo porque no hay nada más que sus páginas. Cuando enciendes el ordenador te llegan mensajes por todas partes, es una máquina de interrupciones constantes.
P. ¿Pero, en última instancia, cómo utilizamos la web no es una elección personal?
R. Lo es y no lo es. Tú puedes elegir tus tiempos y formas de uso, pero la tecnología te incita a comportarte de una determinada manera. Si en tu trabajo tus colegas te envían treinta e-mails al día y tú decides no mirar el correo, tu carrera sufrirá. La tecnología, como ocurrió con el reloj o la cartografía, no es neutral, cambia las normas sociales e influye en nuestras elecciones.
P. En su libro habla de lo que perdemos y aunque mencione lo que ganamos apenas toca el tema de las redes sociales y cómo gracias a ellas tenemos una herramienta valiosísima para compartir información.
R. Es verdad, la capacidad de compartir se ha multiplicado aunque antes también lo hacíamos. Lo que ocurre con Internet es que la escala, a todos los niveles, se dispara. Y sin duda hay cosas muy positivas. La Red nos permite mostrar nuestras creaciones, compartir nuestros pensamientos, estar en contacto con los amigos y hasta nos ofrece oportunidades laborales. No hay que olvidar que la única razón por la que Internet y las nuevas tecnologías están teniendo tanto efecto en nuestra forma de pensar es porque son útiles, entretenidas y divertidas. Si no lo fueran no nos sentiríamos tan atraídos por ellas y no tendrían efecto sobre nuestra forma de pensar. En el fondo, nadie nos obliga a utilizarlas.
P. Sin embargo, a través de su libro usted parece sugerir que las nuevas tecnologías merman nuestra libertad como individuos…
R. La esencia de la libertad es poder escoger a qué quieres dedicarle tu atención. La tecnología está determinando esas elecciones y por lo tanto está erosionando la capacidad de controlar nuestros pensamientos y de pensar de forma autónoma. Google es una base de datos inmensa en la que voluntariamente introducimos información sobre nosotros y a cambio recibimos información cada vez más personalizada y adaptada a nuestros gustos y necesidades. Eso tiene ventajas para el consumidor. Pero todos los pasos que damos online se convierten en información para empresas y Gobiernos. Y la gran pregunta a la que tendremos que contestar en la próxima década es qué valor le damos a la privacidad y cuánta estamos dispuestos a ceder a cambio de comodidad y beneficios comerciales. Mi sensación es que a la gente le importa poco su privacidad, al menos esa parece ser la tendencia, y si continúa siendo así la gente asumirá y aceptará que siempre están siendo observados y dejándose empujar más y más aún hacia la sociedad de consumo en detrimento de beneficios menos mensurables que van unidos a la privacidad.
P. Entonces… ¿nos dirigimos hacia una sociedad tipo Gran Hermano?
R. Creo que nos encaminamos hacia una sociedad más parecida a lo que anticipó Huxley en Un mundo feliz que a lo que describió Orwell en 1984. Renunciaremos a nuestra privacidad y por tanto reduciremos nuestra libertad voluntaria y alegremente, con el fin de disfrutar plenamente de los placeres de la sociedad de consumo. No obstante, creo que la tensión entre la libertad que nos ofrece Internet y su utilización como herramienta de control nunca se va a resolver. Podemos hablar con libertad total, organizarnos, trabajar de forma colectiva, incluso crear grupos como Anonymous pero, al mismo tiempo, Gobiernos y corporaciones ganan más control sobre nosotros al seguir todos nuestros pasos online y al intentar influir en nuestras decisiones.
P. Wikipedia es un buen ejemplo de colaboración a gran escala impensable antes de Internet. Acaba de cumplir diez años…
R. Wikipedia encierra una contradicción muy clara que reproduce esa tensión inherente a Internet. Comenzó siendo una web completamente abierta pero con el tiempo, para ganar calidad, ha tenido que cerrarse un poco, se han creado jerarquías y formas de control. De ahí que una de sus lecciones sea que la libertad total no funciona demasiado bien. Aparte, no hay duda de su utilidad y creo que ha ganado en calidad y fiabilidad en los últimos años.
P. ¿Y qué opina de proyectos como Google Books? En su libro no parece muy optimista al respecto…
R. Las ventajas de disponer de todos los libros online son innegables. Pero mi preocupación es cómo la tecnología nos incita a leer esos libros. Es diferente el acceso que la forma de uso. Google piensa en función de snippets, pequeños fragmentos de información. No le interesa que permanezcamos horas en la misma página porque pierde toda esa información que le damos sobre nosotros cuando navegamos. Cuando vas a Google Books aparecen iconos y links sobre los que pinchar, el libro deja de serlo para convertirse en otra web. Creo que es ingenuo pensar que los libros no van a cambiar en sus versiones digitales. Ya lo estamos viendo con la aparición de vídeos y otros tipos de media en las propias páginas de Google Books. Y eso ejercerá presión también sobre los escritores. Ya les ocurre a los periodistas con los titulares de las informaciones, sus noticias tienen que ser buscables, atractivas. Internet ha influido en su forma de titular y también podría cambiar la forma de escribir de los escritores. Yo creo que aún no somos conscientes de todos los cambios que van a ocurrir cuando realmente el libro electrónico sustituya al libro.
P. ¿Cuánto falta para eso?
R. Creo que tardará entre cinco y diez años.
P. Pero aparatos como el Kindle permiten leer muy a gusto y sin distracciones…
R. Es cierto, pero sabemos que en el mundo de las nuevas tecnologías los fabricantes compiten entre ellos y siempre aspiran a ofrecer más que el otro, así que no creo que tarden mucho en hacerlos más y más sofisticados, y por tanto con mayores distracciones.
P. El economista Max Otte afirma que pese a la cantidad de información disponible, estamos más desinformados que nunca y eso está contribuyendo a acercarnos a una forma de neofeudalismo que está destruyendo las clases medias. ¿Está de acuerdo?
R. Hasta cierto punto, sí. Cuando observas cómo el mundo del software ha afectado a la creación de empleo y a la distribución de la riqueza, sin duda las clases medias están sufriendo y la concentración de la riqueza en pocas manos se está acentuando. Es un tema que toqué en mi libro El gran interruptor. El crecimiento que experimentó la clase media tras la II Guerra Mundial se está revirtiendo claramente.
P. Internet también ha creado un nuevo fenómeno, el de las microcelebridades. Todos podemos hacer publicidad de nosotros mismos y hay quien lo persigue con ahínco. ¿Qué le parece esa nueva obsesión por el yo instigado por las nuevas tecnologías?
R. Siempre nos hemos preocupado de la mirada del otro, pero cuando te conviertes en una creación mediática -porque lo que construimos a través de nuestra persona pública es un personaje-, cada vez pensamos más como actores que interpretan un papel frente a una audiencia y encapsulamos emociones en pequeños mensajes. ¿Estamos perdiendo por ello riqueza emocional e intelectual? No lo sé. Me da miedo que poco a poco nos vayamos haciendo más y más uniformes y perdamos rasgos distintivos de nuestras personalidades.
P. ¿Hay alguna receta para salvarnos'?
R. Mi interés como escritor es describir un fenómeno complejo, no hacer libros de autoayuda. En mi opinión, nos estamos dirigiendo hacia un ideal muy utilitario, donde lo importante es lo eficiente que uno es procesando información y donde deja de apreciarse el pensamiento contemplativo, abierto, que no necesariamente tiene un fin práctico y que, sin embargo, estimula la creatividad. La ciencia habla claro en ese sentido: la habilidad de concentrarse en una sola cosa es clave en la memoria a largo plazo, en el pensamiento crítico y conceptual, y en muchas formas de creatividad. Incluso las emociones y la empatía precisan de tiempo para ser procesadas. Si no invertimos ese tiempo, nos deshumanizamos cada vez más. Yo simplemente me limito a alertar sobre la dirección que estamos tomando y sobre lo que estamos sacrificando al sumergirnos en el mundo digital. Un primer paso para escapar es ser conscientes de ello. Como individuos, quizás aún estemos a tiempo, pero como sociedad creo que no hay marcha atrás.
Remember: la externalidad de los gadgets (¿Tablet o lápida? ¿Milagro o crucifixión?)
"Apple encontró a 91 menores de edad laboral en 10 empresas chinas auditadas durante el pasado ejercicio, según indica un informe de la propia compañía. En el país asiático, la edad legal mínima para trabajar son 16 años"… Apple en China: niños trabajando, exposición a químicos, falsificaciones, sobornos… (El Economista – 16/2/11)
Durante el pasado ejercicio 2010 se detectaron 37 violaciones graves de su Código de Proveedores, entre las que figuran el uso menores de edad laboral, soborno, falsificación en el material facilitado a los auditores o intimidación a los trabajadores durante el proceso de auditoría.
En una de las 10 empresas en las que se detectó el problema de uso de menores de edad laboral, en la que había hasta 42 jóvenes en esta situación, por lo que la multinacional americana decidió dejar de trabajar con ella.
En cuanto a las otras nueve empresas, en las que había un total de 49 menores, se les ha requerido para que éstos vuelvan al colegio y mejoren sus sistemas de gestión para que no se vuelva a producir este problema. Además, también se han encontrado evidencias de que en 18 proveedores los trabajadores extranjeros contratados habían pagado unas cuotas de reclutamiento excesivas a las agencias de empleo. En este caso, Apple ha pedido a las empresas el reembolso de lo que se considera de más, lo que ha permitido devolver hasta 3,4 millones de dólares a los empleados desde 2008.
El descubrimiento de estas prácticas ha llevado a la prensa china a denunciar el "alto precio" que están pagando los trabajadores chinos por fabricar gadgets como el iPod o el iPad. La empresa con sede en Cupertino, California, ha tratado de mantener en secreto los detalles de la producción de sus productos, pero el escándalo de los suicidios en Foxconn llamó la atención sobre las condiciones de los trabajadores en el país asiático.
Además, en Wintek, otra de las empresas auditadas, 137 empleados han sufrido daños por exposición al hexano, un agente químico que se usa para la limpieza de algunos de los productos de Apple. En este caso, la compañía reconfiguró la producción pero sin cambiar los sistemas productivos, por lo que ha sido obligada a modificarlos y se volverá a hacer una auditoría. En total, se han dejado de contratar los servicios de tres empresas. Además de una de las que contaban con menores en su plantilla, otra ha sido excluida por falsificar reiteradamente la documentación requerida por los auditores y la tercera por intentar sobornar a los mismos.
Tras el escándalo de los suicidios en la planta china de Foxconn, la compañía americana encargó una auditoría que evaluase a la empresa asiática. Aunque al estar incorporando las exigencias que los técnicos piden, la norteamericana ha decidido continuar con su relación comercial.
Prevención de accidentes económicos (para inversores glotones o codiciosos)
De la Hemeroteca reciente (octubre 2010 a marzo 2011… mientras la "nube" va)
Zuck vende el alma de "millones de amigos" (y todos tan felices…)
"Facebook Inc. aseguró a un grupo de legisladores estadounidenses que ha tomado medidas para evitar que se comparta información de los usuarios, incluyendo la suspensión de algunas aplicaciones de su sitio"… Facebook promete tomar medidas para mejorar la privacidad de sus usuarios (The Wall Street Journal – 3/11/10)
Las declaraciones de la compañía se hicieron en respuesta a una carta de los representantes Edward Markey y Joe Barton al presidente ejecutivo de Facebook Mark Zuckerberg, luego que The Wall Street Journal informara recientemente que algunas aplicaciones de Facebook estaban enviando los números de identidad de los usuarios a empresas, violando las políticas de la empresa.
La identidad de los usuarios puede ser utilizada para buscar el nombre de un usuario y otras informaciones disponibles en la red social; puede enlazarse con otras actividades de navegación por Internet, lo que permite a otras empresas que quieren hacer marketing construir perfiles de los usuarios de Internet.
Los legisladores buscaban detalles respecto a la supervisión que hace Facebook de las 550.000 aplicaciones que tiene el sitio. Estas "apps", como se las denomina, son creadas por terceros para permitir a los usuarios jugar o compartir información con otros usuarios.
Esta noticia se produce en medio de un creciente escrutinio por parte del gobierno sobre cuánto se respeta la privacidad en Internet. La última semana de octubre (2010), el presidente del comité de comercio del Senado, Jay Rockefeller pidió a altos ejecutivos de Facebook y MySpace -cuyo sitio y aplicaciones también estaban enviando la identidad de usuarios a otras empresas- que detallaran como estaban salvaguardando la información de aquellos. MySpace es propiedad de News Corp., que publica The Wall Street Journal.
La respuesta de Facebook, repitió la revelación hecha por la compañía en ese mismo momento de que un intermediario de datos había pagado a los desarrolladores de aplicaciones para acceder a información de los usuarios. También delineó los pasos que la compañía ha tomado contra ese intermediario y los desarrolladores de aplicaciones. En la respuesta, Marne Levine, vicepresidente de Facebook para políticas globales públicas, repitió otras medidas técnicas que la red social está tomando para salvaguardar la privacidad de los consumidores.
Facebook dijo que no consideraba compartir las identidades de los usuarios con las empresas externas que proveen aplicaciones como una violación de la privacidad. Aseguró que la transmisión de identidades de usuarios por parte de las aplicaciones a otras empresas fue en su mayoría "involuntaria" y un "subproducto de la forma en que funcionan los navegadores de Internet".
La política de privacidad de Facebook también declara que no garantiza que las aplicaciones van a seguir sus reglas y aconseja a los usuarios que revisen las políticas de las "apps".
Barton dijo que todavía tiene preocupaciones respecto al incidente. "Millones de personas ponen su información en las manos de Facebook y servicios similares porque creen lo que se les dice respecto a las medidas para proteger su privacidad", dijo en una declaración el legislador. "Yo quiero que la economía de Internet prospere, pero no puede hacerlo a menos que el derecho de la gente a la privacidad signifique algo más que el derecho a oír excusas luego de que el daño está hecho".
En la declaración, Markey dijo que "Facebook necesita proteger la información personal de los consumidores para asegurar que conectarse no significa hacerse amigo involuntariamente de los intermediarios de datos y de las empresas que quieren hacer marketing".
Un portavoz de Facebook dijo que la protección que da la compañía evita el acceso a información privada. Sostuvo también que Facebook ha "actuado rápidamente para lidiar con un pequeño número de desarrolladores que estaban violando nuestras políticas".
Con noticias así, no me quedan dudas que estamos viviendo en la economía del absurdo (la imbecilidad que cotiza más alto: ¿puede una empresa que factura 1.400 millones de dólares al año, valer 41.000 millones de dólares?)
"Facebook ha adelantado a eBay y se ha convertido en la tercera empresa estadounidense de internet en términos de valoración. La red social, que ayer lanzó su servicio de email, está solo por detrás de Amazon y Google"… Facebook ya vale 41.000 millones de dólares y sobrepasa a eBay (Cinco Días – 16/11/10)
Facebook sigue batiendo récords. La red social que dirige Mark Zuckerberg ha alcanzado una valoración superior a 41.000 millones de dólares (unos 30.065 millones de euros), según las estimaciones realizadas en mercados secundarios como SecondMarket, donde hay compraventa de acciones de compañías no cotizadas. En SharePost, otra plataforma de contratación para este tipo de títulos, la empresa alcanzó la semana pasada una valoración de 40.900 millones.
Con esta valoración, la red social habría superado ya a eBay, cuya capitalización bursátil ronda los 39.000 millones de dólares, y se situaría como la tercera compañía de internet estadounidense, sólo por detrás de Google, que cotiza en 193.000 millones, y de Amazon, cuyo valor de mercado roza los 75.000 millones. Con anterioridad, Facebook ya superó a Yahoo, a la que duplicaría en valor.
Las acciones de la red social, que todavía no ha salido a Bolsa (operación que es muy ansiada en los mercados), cotizan a mediados de noviembre (2010) en SecondMarket en 16 dólares. Augie Ray, de Forrester Research, dijo a Bloomberg que Facebook ha alcanzado una "valoración tremenda", y recuerda que en sólo dos años, la red social ha pasado de ser una empresa de nicho a convertirse en un lugar en el que los usuarios pasan buena parte del tiempo que dedican a internet.
La red social, que ha superado ya los 500 millones de usuarios en todo el mundo, lanzó ayer un nuevo servicio de mensajería que incluye correo electrónico con la dirección @facebook.com, con el que aspira a competir con Gmail, el email de Google.
Evolución
La cuestión que se plantean algunos expertos es si esos 41.000 millones es un precio alto o si, por el contrario, podría aumentar tras la salida a Bolsa, operación prevista pero que todavía no tiene fecha en el calendario.
Junto a esta cuestión, otra de las incógnitas es saber cuál es el volumen de negocio de Facebook. Diversos medios especializados han coincidido en que la empresa va a facturar en 2010 en torno a 1.400 millones de dólares, frente a los 800 millones de 2009.
Mail.ru prueba el interés real por la red social
El interés de los inversores por Facebook es cada vez mayor. La salida a Bolsa de la rusa Mail.ru, uno de los accionistas de referencia de la red social, es una prueba de la atención que genera la empresa de Mark Zuckerberg. La compañía, que salió a Bolsa hace pocos días, acumula una revalorización superior al 30%. En estos momentos, Mail.ru, antigua DST, está valorada en cerca de 5.400 millones de dólares.
En una entrevista a mediados de noviembre (2010) en el diario Daily Telegraph, su consejero delegado, Dmitry Grishin, aseguró que su empresa "es mayor que Facebook en Rusia", y defendió el potencial de expansión que tiene en países como Rusia y China. Mail.ru, que posee además un 5,1% de Groupon y un 1,5% de Zynga Game Network, está reforzando su posición en áreas como las redes sociales y la mensajería instantánea.
Buscando "burbujas" desesperadamente (puntocom, petróleo, Dubái, subprime, commodities, emergentes, oro, otra vez petróleo,… redes sociales (y sigue la lista). ¿Codicia, adicción, estupidez? (que venga un Madoff y nos salve)
– ¿Estamos ante una nueva burbuja tecnológica? (El Economista – 21/12/10)
(Por Alain Galibert, Bolságora) Lectura recomendada
Es como un déjà vu. Cualquier día, en cierta cafetería de Nueva York, hay grupos de ingenieros y emprendedores hablando de sus últimas start-ups (¿recuerdan esa palabra?). Las incubadoras de nuevas empresas tecnológicas también proliferan de nuevo, como DogPatch Labs, TechSpace o TechStars.
Estas señales han puesto bastante nerviosos a los veteranos de la tecnología. Los murmullos comenzaron hace algunos meses, cuando los inversores empezaron a hablar de las valoraciones disparadas y de los fondos de capital riesgo que de nuevo meten su dinero en las nuevas empresas de Internet.
Y entonces, un informe del gurú del capital riesgo de Nueva York Fred Wilson dijo negro sobre blanco lo que mucha gente pensaba: "Creo que la competencia por las operaciones "calientes" ha vuelto loca a la gente y estoy viendo muchas operaciones antinaturales por parte de los inversores", escribió en un post titulado gráficamente Nubes de tormenta.
Esta tendencia se ha intensificado desde entonces. Google ha intentado (y fracasado) de comprar la empresa de ventas locales Groupon por 6.000 millones de dólares. Twitter ha logrado otros 200 millones de los inversores con una valoración total de la empresa de casi 4.000 millones. Otro gurú, Kleiner Perkins, ha levantado más de 1.000 millones para inversiones de capital riesgo en el sector, y ha contratado a la analista estrella de Internet en Wall Street, Mary Meeker, para que busque oportunidades en Silicon Valley.
Wilson evitó usar la palabra "burbuja", pero otros expertos hablan abiertamente de ella. Gary Vaynerchuck, otro inversor especializado, cree que se está formando otra enorme burbuja: "Estoy viendo muchas empresas que consiguen entre 5 y 15 millones en su primera ronda de financiación que no tienen nada. Al menos son más prácticas que en el año 2000, cuando la gente se volvió loca".
Este ambiente provoca dos preocupaciones. La primera es que las burbujas impulsan artificialmente proyectos que no lo merecen, lo que distorsiona el darwinismo del mercado. Algo que impide a las buenas empresas contratar a los mejores profesionales (que se van a estas nuevas compañías), lo que explica la decisión de Google de elevar el suelo de toda su plantilla un 10%.
La segunda es que estas cosas suelen acabar en lágrimas. Las burbujas explotan, y la última vez que ocurrió abrió un cráter en la economía de EEUU y congeló la inversión en tecnología durante muchos años.
No obstante, esta vez parece que hemos aprendido algunas lecciones de la burbuja puntocom. La mayor parte de los fondos para las start-ups más calientes proviene del capital riesgo y de inversores privados, no de los minoristas atraídos por un tsunami de OPVs en bolsa. Y estos fondos aseguran que son conscientes de lo que se juegan.
Además, la industria tecnológica ha cambiado. Por cada empresa que tiene una gran idea pero no un modelo de negocio rentable (como Twitter) hay otra que tiene sólidos beneficios (como la citada Groupon o Zynga). Es decir, ahora no sólo hay humo y promesas de beneficios futuros como a finales de los 90, sino beneficios actuales. Y quién sabe, alguna de ellas puede ser la próxima Google.
Si a las "star-ups" le arrimamos el trading electrónico la burbuja está servida (y el crash)
"El trading por ordenador, los dark pools (los grandes bloques que se cruzan fuera del mercado a los que no tienen acceso los particulares) y los ETF (fondos cotizados) dominan el mercado a diario, según revelan las estadísticas, lo que está matando la filosofía de "comprar y mantener" que todavía siguen muchos profesionales e inversores particulares"… La inversión tradicional se muere por el trading electrónico, los ETF y los bloques (El Economista – 5/1/11)
Todo se mueve a la vez al alza o a la baja a una velocidad tan rápida que una persona normal no puede reaccionar. El trading de alta frecuencia supone el 70% del volumen diario en Wall Street, según las estimaciones de varios traders. El período medio de permanencia de las acciones en las carteras es ahora de 2,8 meses, cuando en los años 80 era de dos años.
"La teoría de que comprar y mantener era la forma superior de conseguir ganancias a largo plazo ha sido desechada completamente a favor de la tecnología", según Alan Newman, autor del newsletter Crosscurrents. "El trading de alta frecuencia promete ganancias que se consiguen con períodos de mantenimiento de los valores que llegan a ser de microsegundos, posiblemente unos minutos o, en el peor de los casos, unas horas", añade.
El problema se agrava
Y este problema se agrava todavía más por la proliferación de los ETF, según los operadores. Estos vehículos, que permiten operar con un grupo de valores tan fácilmente como comprar o vender un título individual, han sobrepasado el billón de dólares en activos a finales de año, según BlackRock. Ésa es probablemente la razón por la que los diez sectores del S&P 500 han acabado con ganancias en los dos últimos años de forma consecutiva, algo que sólo había pasado otra vez desde 1960.
"El mercado que servía para captar capital de los últimos 100 años se ha transformado en un casino en sólo diez años", afirma Sal Arnuk de Themis Trading, asesor de la SEC. "¿Quién hace el trabajo fundamental de analizar los valores? Al final, hemos incrementado enormemente el riesgo sistémico", indica.
Y un tercer factor se sumó al guiso en diciembre: los dark pools. La operativa fuera de mercado supuso más de una tercera parte del negocio en diciembre. Aunque estas operaciones se comunican en algún momento a los mercados públicos, impiden la formación de precios en mercado, un elemento esencial para un mercado justo.
"Se trata de un récord para la operativa fuera de mercado y creemos que la SEC finalmente se verá obligada a limitar esta operativa para todos los traders salvo los grandes bloques", según la firma Raymond James.
"Esto destruye los mercados de capitales", opina Jon Najarian, fundador de TradeMonster. "Las operaciones escondidas, donde algunos participantes se ponen de acuerdo para coger las últimas órdenes a cambio de un mínimo porcentaje, no son un mercado, son una licencia para robar", asegura.
¿Caída u oportunidad?
Aunque muchos creen que estas fuerzas van a provocar una especie de gran caída autocorrectiva en el mercado, otros piensan que va a generar una oportunidad para la selección de valores. A finales de año, pasó algo extraño. Después de imitar al S&P 500 durante casi todo 2010, el índice Russell 2000 de pequeñas empresas se disparó en los últimos tres meses y duplicó las ganancias anuales del índice de las grandes empresas.
"El mejor comportamiento de los valores pequeños en el último trimestre es una muy buena señal de que esta tendencia se está acabando", piensa Joshua Brown, gestor y autor del blog The Reformed Broker. "Los ganadores y perdedores se están separando después de un año en el que para ganar valía con comprar cualquier cosa y vender cualquier cosa".
Pero claro, para conseguir estas ganancias bastaría con haber comprado un ETF sobre el Russell 2000 en septiembre…
Algunas razones (entre otras) por las que nunca invierto (ni invertiré) en bolsa
– Por qué no debe confiar en las acciones más recomendadas por Wall Street (The Wall Street Journal – 10/1/11)
(Por Brett Arends) Lectura recomendada
Este es el momento del año en el que los corredores de bolsa probablemente le ofrezcan sus principales recomendaciones en cuanto a qué acciones a comprar en el nuevo año.
"Estas son las acciones que hay que tener en 2011", van a decir. "Son las que nuestros analistas recomiendan ahora mismo". Después le darán a usted todo tipo de convincentes razones por las que sus analistas aman las acciones, posiblemente junto con impactantes "metas de precios" para el año.
¿Debería seguir su consejo?
Antes que lo haga, miremos cómo les fue a sus recomendaciones el año pasado. Y en los años anteriores.
Pensé en hacer exactamente eso.
Entonces contacté a Thomson Reuters, que hace el seguimiento de las recomendaciones de los analistas de Wall Street.
Les pregunté por las diez acciones a las que los analistas dieron las mejores un año atrás. Esto equivalía a las acciones del índice Standard & Poor's 500 con la mayor cantidad de recomendaciones de "comprar" o de "comprar fuertemente", y la menor cantidad de sugerencias de "vender" y el mejor promedio general.
Esas acciones eran los niños populares de Wall Street. Aquellos con los que todos querían andar. Las acciones que los gestores de fondos fanfarroneaban que las tenían cuando estaban en el club de squash.
Los nombres iban desde la compañía química FMC y la impresora R.R Donnelley & Sons hasta la tabacalera Lorillard.
¿Cómo les fue?
No les fue mal. Si hubiese invertido US$ 1.000 en cada una de ellas hace un año, su inversión de US$ 10.000 habría crecido a casi US$ 12.400, un impactante retorno de 24%. En contraste, el S&P 500 avanzó solamente 13%.
Hasta ahora, todo bien, ¿no?
También le pedí a Thomson Reuters que me enviara los nombres de las 10 acciones que a los analistas de Wall Street menos les gustaban hace un año.
Si las 10 principales eran los chicos populares, estos eran los nerds. Los ineptos sociales, los perdedores. Las acciones con las que nadie quería ser visto. Los que comían solos en la cafetería todos los días y caminaban por los corredores con carteles de "patéame" en sus espaldas. Los que los analistas creían que eran las peores.
¿Cómo les fue?
Su avance: 32%. No es broma. Superaron el promedio general del índice bursátil de la misma forma e incluso mejor que las acciones populares.
El año pasado los "nerds" incluyeron a la rescatada American International Group (subió 92%), el grupo de inversiones inmobiliarias, Apartment Investment & Management (aumentó 65%) y el destilador de Jack Daniel's Brown-Forman (avanzó 35%).
Entonces, las acciones "estelares" no fueron tan brillantes como decían.
Bien, entonces esos fueron los resultados de solamente un año. Después miré los resultados del año previo, 2009.
Otra vez, Thomson Reuters me dio las diez acciones que los analistas recomendaban con más ahínco a comienzos de año y las diez a las que les daban la peor calificación.
Si usted hubiera comprado las acciones favoritas de los analistas a comienzos de año, hubiese tenido una ganancia de 22%. No está mal.
Pero si, en cambio, solamente hubiese invertido en el S&P 500 habría obtenido 26%, cuatro puntos porcentuales más.
¿Y qué hubiese pasado si usted hubiese ido totalmente contra la corriente y hubiese invertido en las acciones que los analistas más odiaban? Hubiese obtenido una increíble rentabilidad de 70%.
No, en serio. Sears Holdings, la acción más odiada entre todas, se, más que duplicó. Ford Motor, que era la cuarta acción más odiada, cuadruplicó su valor.
Está bien, esos son los resultados de solamente dos años. Y los dos fueron años de alzas en la bolsa. ¿Pero qué pasa con una caída? Usted esperaría que las principales sugerencias de los analistas lo protegerían en un colapso bursátil, ¿no?
Entonces miré las acciones más recomendadas en enero de 2008 y qué desempeño tuvieron en los siguientes 12 meses, cuando todo se vino abajo.
Ese año, el S&P 500 se desplomó 39%. Para todo aquel que confiara en el índice, fue un desastre.
Pero si se hubiese aferrado a las 10 acciones favoritas de los accionistas, usted hubiese solamente perdido, eh, 48%.
En otras palabras, hubiese estado nueve puntos porcentuales peor.
También miré cómo les fue a las acciones más impopulares de ese año. Una advertencia: a medida que retrocedemos más en el tiempo, los resultados para las acciones peor calificadas tienen el riesgo de presentar un "sesgo de supervivencia". Los datos de Thomson Reuters se relacionan con el actual S&P 500, así que una acción que colapsa tan completamente que desaparece del índice será omitida. (Este es un problema extendido que afecta también a la mayor parte de los índices bursátiles).
Dicho eso, las acciones más odiadas del S&P 500 cayeron 51% en 2008, solamente tres puntos porcentuales más que los papeles más aconsejados.
También hice un chequeo de los fracasos más espectaculares de ese año.
¿Lehman Brothers? A comienzos de 2008, 17 analistas analizaron la acción. De ellos, nueve, aconsejaron "mantener" las acciones, cinco "comprar" y dos, sorprendentemente, "comprar fuertemente". Dada que una de las más inteligentes cosas que alguien podría haber hecho con su dinero, en toda su vida, era vender acciones de Lehman a comienzos de 2008: ¿cuántos analistas dieron esa recomendación realmente? Uno. De 17.
Bank of America y Citigroup se desplomaron en 2008. Pero si usted piensa que los analistas le hubieran aconsejado mantenerse alejados de ellos a comienzos de año, piense de nuevo. Ambos comenzaron el año, muy populares con los analistas. Tenían muchas recomendaciones de "comprar" y pocas de "vender". Al menos Washington Mutual, que colapsó en la bancarrota ese año, comenzó el 2008 impopular.
¿Cómo podría planificar a largo plazo si sigue las recomendaciones de Wall Street cada año? El futuro, por supuesto, es imposible de conocer. Pero miré los cinco últimos años. Pregunté cómo le hubiera ido si hubiese comprado las 10 acciones favoritas de los analistas a comienzos de cada año, las hubiera conservado durante 12 meses, y luego las hubiera vendido y gastado el dinero comprando las sugerencias de año nuevo de los expertos.
Si hubiese comenzado con US$ 10.000 a comienzos de 2006, invertido US$ 1.000 en cada acción y reinvertido los dividendos, hoy tendría US$ 10.950. Eso antes de costos operativos e impuestos.
Pero si hubiera simplemente ignorado a los analistas de Wall Street, hubiese puesto ese dinero en el fondo SPDR S&P 500- que sigue al conjunto del Standard & Poor's 500- tendría US$11.190, un poco más. Y hubiese ahorrado también un montón en costos transaccionales e impuestos a las ganancias de capital. En conjunto, hubiese terminado considerablemente mejor.
¿Y en cuanto a las acciones impopulares? Gracias al "sesgo de supervivencia", no podemos saberlo con completa certeza. Pero si hubiera simplemente comprado las diez acciones más odiadas (en el S&P de hoy) cada año, hoy tendría unos sorprendentes US$ 16.430.
Eso en solamente cinco años.
Eso derrota a las listas de las más populares y al índice.
Incluso tomando en cuenta los pocos (como Washington Mutual) que no son considerados porque fueron a la bancarrota, los resultados son sorprendentes.
Sí, estamos mirando a un pequeña muestra, un puñado de años. Uno no puede sacar conclusiones universales. Pero esas conclusiones tampoco son un accidente.
Los inversionistas frecuentemente olvidan que las predicciones sobre la bolsa no son como, digamos, las que tienen que ver con el clima, porque en el caso del mercado las predicciones en realidad cambian al clima. Si todos en Wall Street ya gustan de una acción, probablemente ya la tienen. Y si ese es el caso, ya hicieron subir el precio por encima del valor que debería tener. Mientras tanto, si todo el mundo odia a una acción, y especialmente si su reputación ha caído tan bajo que los administradores profesionales de fondos tienen miedo de tenerla- hay una buena posibilidad de que ya haya caído demasiado.
Las acciones con baja calificación encuentran muy fácil superar las expectativas. Las acciones favoritas, mientras tanto, tienen que saltar por encima de dificultades más y más altas.
¿Y con respecto a este año? Thomson Reuters dice que las acciones más populares son las del fabricante de equipos científicos Thermo Fisher Scientific y Agilent Technologies, Apple, Halliburton y la empresa de tecnologías de la información Compuware. Las menos populares incluyen a Sears, la aseguradora Cincinnati Financial, Berkshire Hathaway, la empresa de Warren Buffett, el distribuidor de gas natural Nicor y la empresa farmacéutica Eli Lilly. Tome esas recomendaciones de la manera que quiera.
Cuando su corredor lo llame para ofrecerle las sugerencias para 2011 de sus analistas, quizás sea mejor preguntarle cuáles son las acciones que su analista odia. O puede dejar que el teléfono suene.
¿Se puede ser "pagano" de la próxima burbuja? (Ben y Goldman Sachs saben cómo…)
"Aunque muchos crean que los rescates bancarios y demás subsidios a costa de los contribuyentes son cosa de la pasada crisis financiera, el que fuera economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Simon Johnson, considera que estas ayudas a los bancos continúan a día de hoy. Durante una entrevista con Tech Ticker, el profesor de la escuela de gestión MIT Sloan asegura que estos subsidios se realizan a través de "la ventana de descuento de la Reserva Federal y otras garantías no escritas"… Los contribuyentes de EEUU financian la inversión de Goldman en Facebook (El Economista – 14/1/11)
La dinámica, según Johnson es bastante sencilla. Estas estrategias permiten a los bancos conseguir dinero a un precio más bajo que otros competidores más pequeños y así incrementar su cuota de mercado y generar beneficios más altos. Sin embargo el ex economista del FMI apunta que mediante estos subsidios los contribuyentes están incluso ayudando a financiar la reciente inversión de Goldman Sachs en Facebook, cuyo valor asciende hasta los 450 millones de dólares.
La explicación que da el profesor de MIT Sloan es que Goldman ha realizado dicha inversión con dinero prestado por la Fed, una tarifa especial. Por supuesto, añade Johnson, "si la inversión resulta rentable, Goldman y sus accionistas son los que se quedarán con los beneficios". "Si algo sale mal o Goldman necesita un rescate siempre contará con el respaldo de los contribuyentes", añadió.
Esta situación, en la que los bancos ganan siempre, llegó según el economista a desatar la anterior crisis financiera que culminó con rescates bancarios y la peor recesión desde la década de los 30. Johnson incide en que no se ha cambiado el modelo de operación, ya que el gobierno ofrece subsidios a los bancos y encima cubre las pérdidas cuando la situación se complica.
"Los bancos han ganado completamente", dijo Johnson quien además arremetió contra Bill Daley, el nuevo jefe de gabinete del presidente Barack Obama. "Nuestro gobierno sigue sin entender que en el corazón de nuestra economía contamos con una bomba de relojería", añadió.
Según expresó Johnson, los bancos continúan teniendo acceso a las decisiones políticas que se toman en Washington y su estatus permanece intacto "pese a sus errores y al daño que han hecho a la economía".
Tropezar dos veces con la misma piedra (el regreso de las punto-cuen)
"Las inversiones desmesuradas en Facebook, Twitter, Groupon o Zynga generan temor a una nueva crisis en compañías de Internet"… Burbuja "puntocom", ¿segunda parte? (El País – 16/1/11)
Las comparaciones son odiosas, pero ideales para entender situaciones inverosímiles como las que se están produciendo en Internet. Por ejemplo: Facebook vale a mediados de enero de 2011, once veces más que la capitalización bursátil de Iberia o un 52% más que la de Repsol YPF. También supera al BBVA, Boeing y Nokia. Twitter se embolsó 200 millones de dólares de inversión de una tacada en diciembre, casi 10 veces más de lo que Google recibió en sus cuatro primeros años. Y a Groupon, web de descuentos fundada por un estudiante de música convertido en emprendedor, le han inyectado esta semana 950 millones de dólares, lo que deja su valoración en 4.750 millones (3.700 millones de euros), un 30% superior al presupuesto del Ministerio de Educación español para este año.
Cabría pensar que esto es normal si sólo ocurriera con las grandes redes sociales y webs de comercio electrónico. Pero la realidad es que firmas de Internet de todo tipo se están llevando inversiones desmesuradas. En los primeros 15 días del año 2011 se han producido 35 operaciones por un valor de 1.250 millones de dólares, en especial en EE UU y Reino Unido. Y hay de todo. Desde una aplicación para el iPhone para compartir fotos de comida que se ha ganado tres millones de dólares hasta una start-up de pagos con móvil, Square, que recibió casi 30. Una lluvia de dinero que, según muchos analistas, presagia algo más temido para 2011: la salida a Bolsa de decenas de empresas de Internet.
"Antes de salir a Bolsa hay que crear un proyecto sólido, con cifras públicas y referenciadas. De lo contrario, se crean burbujas. Y ya no son tiempos de colocar en el mercado empresas basadas en expectativas. El inversor quiere verdades", dice Christopher Pommerening, cofundador de Active Capital Partners, una de las primeras entidades que invirtió en la española BuyVip, adquirida en octubre por Amazon.
Pommerening prefiere quitar hierro al asunto con el ejemplo de LinkedIn, la red social profesional creada en 2003 que lleva años creciendo paso a paso y cuenta con 85 millones de miembros. Saldrá a Bolsa en unos meses y ha contratado a JP Morgan, Bank of America y Morgan Stanley para gestionar la OPV. "LinkedIn ha esperado a ser un negocio robusto y rentable y no defraudará", dice.
Pero el problema apunta al resto de compañías de Internet que, como Facebook, han adquirido una elevadísima valoración en un corto periodo de tiempo. Los 500 millones de dólares que Goldman Sachs y el fondo ruso DST han pagado por un trozo de la red social, disparando su valor de 1.000 millones de dólares a 50.000 en cuatro años, han generando una temida sensación de déjà vu entre inversores y analistas. Rememoran lo que ocurrió entre 1998 y 2001, cuando el Nasdaq se convirtió en un bingo planetario en el que hasta las amas de casa apostaban en empresas puntocom.
Sin ingresos sólidos detrás, miles de firmas de Internet quebraron y 5 billones de dólares se esfumaron del Nasdaq arrastrando a la economía mundial a una breve recesión. En España, el pinchazo de la burbuja lo protagonizó Terra, que en 2000 compró el portal Lycos por 2,3 billones de las antiguas pesetas para venderlo luego por un ridículo 0,8% de lo pagado.
A diferencia de hace 10 años, cuando las puntocom reventaban en el parqué creando un efecto dominó, las participaciones se venden hoy como caramelos en mercados secundarios, donde entidades e inversores privados buscan fortuna. Y lo que preocupa es que Facebook, Twitter, Zynga, LivingSocial o Groupon, cuyos datos financieros son pura especulación, estén recibiendo cantidades irracionales de dinero; que bancos como Goldman Sachs especulen con sus participaciones, y que, de producirse salidas a Bolsa este año, acaben en completo fiasco.
"En lo que a redes sociales se refiere, no se está invirtiendo en resultados, sino en potencial. Pero la diferencia es que hay más parámetros para demostrarlo. La eficacia de la publicidad en Facebook o en Twitter y su poder de recomendación es impresionante. Y el futuro del marketing pasa por ahí", asegura Pommerening.
Otros no piensan igual. Fred Wilson, de Union Square Ventures, accionistas en Twitter, Foursquare o Tumblr, reconoce en su blog que la competencia por los chollos está enloqueciendo a los inversores privados. "Si sólo se estuvieran disparando las valoraciones, no me preocuparía tanto. El problema es que grandes acuerdos de entre 5 y 15 millones de dólares se están cerrando en días sin apenas contrastar datos", dice, a la vez que absuelve a Facebook de sospechas. "Todo el mundo sabe que es un ganador".
Hasta Bono, el cantante de U2, se ha hecho accionista del negocio de Zuckerberg (posee un 1,5% a través de la entidad Elevation Partners). Aunque Facebook no parece que vaya a salir a Bolsa este año, ya ha levantado el recelo del regulador bursátil de EEUU, la SEC, por, supuestamente, saltarse las reglas para evitar publicar datos sobre cuánto gana o deja de ganar. JP Morgan calcula que solo genera cuatro dólares por visitante, lejos de los 24 de Google o los 189 de Amazon. Pero solo es una estimación. E igual ocurre con Twitter, Zynga o LinkedIn: sus cifras de facturación y rentabilidad son puras divagaciones.
Rafael Casado, quien vivió la anterior crisis de las puntocom al frente de Terra y hoy lidera la start-up Tooio, asegura que cualquier comparación con la situación de 2000 es infundada. "Hace 10 años no existían empresas con 600 millones de usuarios". Y define las webs de descuentos como Groupon y LivingSocial, también en el punto de mira, como un negocio redondo. "Están llevando la publicidad local, un sector muy mal servido por canales tradicionales como Yelp o Páginas Amarillas, al mundo digital. Groupon es una idea gigantesca".
Quizá por eso rechazaron la oferta de compra de Google por 6.000 millones de dólares, casi seis veces más de lo que les costó YouTube en su momento. Groupon, con sede en Chicago, ofrece ofertas diarias de negocios locales, desde tiendas de ropa hasta restaurantes, en ciudades de 150 países. Algunas fuentes sitúan sus ingresos de 2010 en 2.000 millones de dólares y lo definen como el "próximo gran negocio tras Google". En pleno auge, ha comprado competidores en Israel (Grouper), Sudáfrica (Twangoo) e India (SoSasta), y le han surgido clones en España (Oooferton) y Francia (Bon-Privé). Pero la duda es la misma: ¿es un negocio tan sólido como venden sus inversores? ¿Aguantará la salida a Bolsa?
Zynga, creadores de Farmville, tampoco se libra de las especulaciones. Su valoración se ha disparado a los 5.500 millones de dólares, más que el gigante del sector Electronic Arts. Y Quora, una web de preguntas y respuestas fundada por el anterior director técnico de Facebook, se está convirtiendo en el último fenómeno online, al que ya adjudican un valor de 86 millones de dólares.
A las valoraciones infladas y modelos de negocio por cocinar se une la excesiva alegría en la compra de firmas de tecnología en una economía aún en fase de recuperación en EEUU y Europa. En 2010, JP Morgan contabilizó casi siete operaciones de compra por mes. La semana pasada, Skype se hizo con el servicio de vídeo Qik, Salesforce compró la firma de comunicación online Dimdim y Sourcefire, dedicada a la seguridad en Internet, adquirió Immunet. En total, 152 millones de dólares en solo tres operaciones.
Si a ello añadimos los nuevos fondos que firmas de capital riesgo están creando para apostar por más puntocom, como el de 177 millones de euros cerrado el martes por la alemana
Holtzbrinck Ventures (curiosamente, inversores en Groupon), el resultado es una fiebre inversora en la que las cifras pierden su significado.
Está por ver si valoraciones y próximas salidas a Bolsa se indigestan o no. Por comparar a la inversa, falta aún un buen trecho para que Facebook, Twitter, Groupon y sus discípulos igualen en valor a Apple, Microsoft, Google o Amazon; las dos primeras, por encima de los 300.000 millones de dólares de capitalización. Pase lo que pase, algo es seguro: lo digital ya vale más que lo físico.
Los grandes chollos
Las últimas inversiones en firmas de Internet levantan sospechas sobre sus desmesuradas valoraciones. Los chollos más buscados son:
– Facebook: supera los 600 millones de usuarios. La inversión de Goldman Sachs y el fondo ruso DST valora la red social en 50.000 millones de dólares, 50 veces más que hace cuatro años. Se estima que ingresó 2.000 millones de dólares en 2010.
– Twitter: vale 4.100 millones de dólares y podría haber ingresado más de 150 millones en publicidad el año pasado. Cuenta con 160 millones de personas registradas.
– LinkedIn: con 85 millones de cuentas, su valoración se sitúa en los 2.200 millones de dólares. Saldrá a Bolsa en 2011.
– Zynga: cuenta con 80 millones de jugadores y está valorada en 5.500 millones de dólares. Se especula con su posible salida a Bolsa este año.
– Groupon: con 12 millones de registros, ha cerrado esta semana una inversión de 950 millones de dólares, operación que sitúa su valoración en 4.750 millones de dólares.
Eufemismos aparte: a las nuevas burbujas las llaman "bolsas de aires". Son unos genios
– Facebook o Twitter no provocarán una nueva burbuja tecnológica (El Economista – 31/1/11)
(Por José Luis de Haro – Nueva York) Lectura recomendada
Esa sensación que en la década de los 90 hinchó sin piedad el precio de compañías tecnológicas como Netscape vuelve a hacer acto de presencia de la mano de Facebook, Groupon o Twitter. Una vez más la valoraciones no sólo de estas startups sino de la grandes compañías del sector vuelven a engordar con fuerza. Recientemente hemos visto como Apple alcanzaba el estatus de segunda compañía más valorada del mundo, por detrás de Exxon Mobile, con una capitalización de mercado de 305.000 millones de dólares.
Si a esto sumamos que la red social de Mark Zuckerberg podría costar más de 70.000 millones de dólares en el mercado privado mientras que Groupon rechazó una oferta de Google por valor de 6.000 millones de dólares porque su OPV podría recaudar hasta 15.000 millones de dólares, todo parece encaminado a que volvamos a caer sobre la misma piedra.
En estos momentos, algunos apuntan que, quizás, la Comisión de Mercados y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) debería tomar cartas en el asunto, algo que ya ha comenzado a hacer. Cabe recordar que, hasta la fecha, una compañía no tiene obligación de rendir cuentas a la agencia mientras su número de accionistas no supere los 499. De todos modos, la SEC podría estar a punto de orquestar cambios para los mercados privados e, incluso, podría obligar a Facebook a presentar sus cuentas, sea o no una compañía que cotiza en bolsa.
Para John Prestbo, director ejecutivo y editor de los títulos que forman parte de los índices Dow Jones, los precios de estas compañías "son una locura" y "esto no es bueno para el futuro". "Sólo porque Goldman Sachs pagó lo que pagó, no quiere decir que Facebook vale lo que piensa la gente", explicó a elEconomista. De hecho dejó claro que "los precios en el mercado privado no van a traducirse en una nueva burbuja tecnológica".
Este especialista considera que "la prueba de fuego llegará con su posible salida a bolsa, cuando todo el mundo tenga oportunidad de examinar sus cuentas". De todas formas, Prestbo dejó claro que "duda" que Facebook pueda correr la misma suerte que otras compañías como Google. "Desde mi punto de vista, Facebook carece de la misma sustancia que tuvo Google cuando comenzó a cotizar en bolsa", señaló. Al fin y al cabo en estos momentos el modelo de negocio de la red social carece de un equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad, según muchos expertos.
Por su parte, Robert Buckland, director ejecutivo de estrategia global para Citi Investment, en estos momentos el sector tecnológico mantiene una perspectiva neutral, aunque reconoce que algunas valoraciones puedan considerarse "algo enriquecidas". No hay que olvidar que el sector tecnológico se divide claramente en empresas ya asentadas, como Google, Microsoft, Intel, "cuyas valoraciones en estos momentos podrían considerarse bajas", explica, y luego las nuevas compañías, cuyo valor suele ser más elevado en estos momentos.
"En el caso de las establecidas, muchos se preguntan qué harán para seguir innovando aunque su nivel de efectivo sea envidiable mientras las startups están en pleno periodo de expansión y crecimiento, de ahí sus valoraciones elevadas", apunta.
Barry Silvert, uno de los capitanes de SecondMarket, una plataforma que permite a compañías privadas como Facebook vender acciones, no dudó en afirmar durante la conferencia Digital Life Design que las diferencias entre la burbuja tecnológica de las Dot.com y la situación actual es evidente. "Hace 10 años podías ser una compañía valorada en 150 millones de dólares y salir a bolsa, ahora tienes que valer más de 500 o 1.000 millones para poder dar el salto".
Para Silvert, compañías como Facebook o Groupon son únicas en su género, como sucedió con Google en su época, por eso rechazó el hablar de burbujas, un hecho que sólo ayuda a vender periódicos, desde su punto de vista. David Liu, analista del banco de inversión Jefferies & Co. en estos momentos "existe una desorbitada euforia en algunas partes" pero "se tratan más de bolsas de aire que de una nueva burbuja".
Si a la bolsa de aire (sic) le agregamos el trading de alta velocidad, el splash está servido
"¿Se acuerdan del flash crash de mayo, cuando el Dow Jones llegó a caer un 8% en una sola sesión? Pues ahora puede llegar una catástrofe todavía mayor que se extendería más allá de las bolsas y afectaría a las divisas, las materias primas y los bonos. Los norteamericanos lo han bautizado como splash crash (splash significa salpicar"… Después del flash crash, puede llegar el splash crash (El Economista – 4/2/11)
Las interconexiones entre plataformas de trading de alta velocidad hacen cada vez más probable un acontecimiento así. Los problemas geopolíticos como los de Egipto y el resto de países árabes son claros candidatos a provocar este crash, que secaría la liquidez de estas plataformas y provocaría el desastre en varios mercados.
"Los efectos dominó ya no están limitados a un solo activo, los algoritmos son cada vez más sofisticados y acompasan todos los elementos que pueden tener impacto en la operativa de cualquier mercado", advierte John Bates, director tecnológico de la empresa Progress Software.
El flash crash del 6 de mayo (2010) tuvo como detonante la crisis de la deuda europea. Las investigaciones han determinado que hubo una gran orden de venta que dejó sin liquidez al mercado, lo que provocó que varias grandes empresas cotizaran momentáneamente a un centavo. Pero el daño quedó limitado a la bolsa.
Onda expansiva
Bates cree que, si se produce un acontecimiento similar en el futuro, y hay un shock en los programas algorítmicos que controlan el trading más agresivo, los efectos serán mucho más extendidos. Y este experto no es el único que teme un derrumbe en cascada si el miedo vuelve a apoderarse del mercado.
"Estamos convencidos de que va a pasar. Estamos constantemente en alerta naranja en busca de señales de su desarrollo, porque, por definición, no vendrá de donde todo el mundo está mirando. Tiene que venir de donde nadie mira. Creemos que empezará en las divisas y se trasladará a la deuda", opina Kevin Ferry, presidente de Cronus Futures Mangement.
Un ejemplo de cómo sería un splash crash es el siguiente, según Bates: los traders que operan en una petrolera multinacional como BP -por decir una- se ponen nerviosos si la economía China empieza a debilitarse y la demanda de petróleo cae. Dado que el crudo está denominado en dólares, eso provoca una subida de esta divisa a la vez que se derrumban los futuros que apuestan por una subida del petróleo. Y eso, a su vez, impactaría en los precios de otras grandes petroleras como Exxon o Chevron.
Aunque los programas algorítmicos están preparados para manejar un acontecimiento de este tipo, su traslado a los bonos afectaría a los bancos y los hedge funds. Y como estos mercados cada vez están más controlados por los mismos programas informáticos, que suponen más de la mitad del volumen de las bolsas, los efectos serían muy grandes, según este escenario.
"Si se produce una gran inestabilidad o algo imprevisto y unos de estos algoritmos hace algo extraño o inesperado, el efecto dominó sería enorme en todas las clases de activos", opina. "Los sistemas se colgarían, el limitado ancho de banda haría que las órdenes se colapsaran, los mercados se congelarían y eso salpicaría a todos los activos. El Apocalipsis", concluye.
Es cierto que se trata de un caso extremo, pero si algo nos ha enseñado esta crisis es que los riesgos que se ignoran porque parecen inverosímiles, ocurren. Son los famosos cisnes negros.
Web 2.0 y Webonomics "buscan" Webonazos 2 para dejarlos en 0 (y si no, al tiempo)
"Facebook y Google han negociado con Twitter una posible oferta. Durante la negociación, el valor de la red social se ha situado entre 5.865 y 7.330 millones de euros, más del doble de la última tasación, realizada en diciembre tras una ronda de financiación. Estos precios han reavivado los fantasmas de otra burbuja online"… La 'subasta' por Twitter reaviva el fantasma de otra burbuja en internet (Cinco Días – 10/2/11)
En los años 2000 y 2001, la industria de internet vivió su peor momento a causa de la explosión de una burbuja generada por los excesos en la valoración de las empresas. Ahora, los comentarios sobre otra burbuja se han extendido por las altas valoraciones que se están haciendo de los nuevos gigantes de la red.
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