Insensatez (Horacio Castellanos Moya) o la locura de un escritor (página 2)
Enviado por Ariel Batres V.
3 4 6 orden del día. En julio de 1957 es ultimado este último, en uno de los corredores de la propia Casa Presidencial –magnicidio que hasta la fecha no ha sido esclarecido aunque del mismo se acusó como autor intelectual al dictador dominicano Leónidas Trujillo– 3 y de nuevo a las juntas militares y presidentes impuestos. En 1962 un pequeño grupo de oficiales militares se rebela contra los generales corruptos, asesinos y vende patrias, iniciándose así lo que se conoce como la guerrilla en Guatemala y por ende los 36 años de conflicto armado interno. 4 El triste saldo del conflicto se resume en más de 200,000 víctimas asesinadas o desaparecidas, medio millón de desplazados internos, indígenas mayas principalmente, secuestros al por mayor con el claro propósito contrainsurgente de atemorizar a la población. Una buena parte de tal saldo se contabiliza en el período de gobierno del general Romeo Lucas García (1978-1982), ingrata tarea que continuó quien le dio golpe de estado, el general Efraín Ríos Montt, marzo de 1982 a agosto de 1983 (juzgado y sentenciado como genocida en 2013, pero debido a la decisión de la Corte de Constitucionalidad de declarar nula la sentencia y ordenar que el juicio se repita, lo cual quizá ocurra en 2015, la condena de 80 años sigue esperando su cumplimiento), quien impulsó la política contrainsurgente de tierra arrasada, práctica que prosiguió su sucesor (también por golpe de estado), general Oscar Mejía Víctores (1983-1986). Sobre lo ocurrido en dicho período es recomendable la lectura de las siguientes obras: García Ferreira, Roberto; Bajo vigilancia la CIA, la policía uruguaya y el exilio de Arbenz (1957-1960). Guatemala : CEUR, USAC, 2013. —————; Guatemala y la guerra fría en América Latina 1947-1977. Guatemala : CEUR, USAC, 2010. Gleijeses, Piero; La esperanza rota : la revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954. Guatemala : Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2008. NOTA: Primera edición en español de la original en inglés: Shattered Hope : the Guatemalan revolution and the United States, 1944-1954 [1991]. Sabino, Carlos; Guatemala, la historia silenciada (1944-1989). Tomo I, Revolución y liberación; y, Tomo II, El dominó que no cayó. Guatemala : Fondo de Cultura Económica, 2007 y 2008. Para concluir el enfrentamiento, desde 1987 dieron inicio los primeros intentos de negociación política entre la guerrilla y el gobierno, bajo la égida del abogado Vinicio Cerezo Arévalo (presidente 1986 a 1990); las conversaciones de paz siguieron su curso a lo Rey Rosa, Rodrigo; El material humano. Barcelona : Editorial Anagrama, S.A., 2009. Página 107. Batres Villagrán, Ariel; Somos los jóvenes rebeldes –memorias de un exguerrillero. Segunda edición publicada el 03 de diciembre de 2013 en http://elmundodefacundo.wordpress.com/2013/12/03/somos-los-jovenes-rebeldes-comentario-y-apostillas- por-ariel-batres-villagran-2a-edicion-revisada-y-aumentada/somos-los-jovenes-rebeldes-2a-ed-abv-2/
5 6 7 largo de 1988-1996, para finalizar el 29 de diciembre de 1996 con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera durante el gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen (1996-2000). Lo extenso del proceso de negociación se debió a los cambios de gobierno, al extremo que en mayo de 1993 se suspendió totalmente por el autogolpe que se dio el presidente Jorge Serrano Elías (1991-1993), al cerrar el Congreso de la República y nombrar él mismo a todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, lo cual recibió el rechazo de la población y en una decisión histórica la Corte de Constitucionalidad declaró nulas sus actuaciones y ordenó al Ejército restituir el orden, incluyendo al Congreso, el que designó a quien se desempeñaba como Procurador de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio para que concluyera el período de gobierno del aprendiz de dictador, cargo que ocupó de junio de 1993 a enero de 1996. Con de León Carpio se reinician las negociaciones de paz, pero no avanzan como se quisiera porque la guerrilla lo consideraba un gobierno de transición con el que no podían establecerse acuerdos sustanciales. Durante el período de negociación fueron firmados varios acuerdos entre las partes, y uno de ellos establece la obligatoriedad de integrar una Comisión de la verdad, que esclareciera lo ocurrido, coordinada por un representante del Sistema de Naciones Unidas. Empero, la sociedad civil no confiaba en los buenos oficios de la Comisión, de donde resulta que la Iglesia Católica, que durante la guerra fría se desempeñó como firme aliada de los gobiernos anticomunistas y dio su bendición a la invasión de 1954, en un afán de contar la verdad de lo ocurrido se dio a la tarea, por medio del Arzobispado de Guatemala quien designó a Monseñor Juan Gerardi Conedera como coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), de hacer su propio informe de esclarecimiento histórico, integrando un equipo de trabajo dirigido por el economista y experto en temas de inteligencia militar Edgar Gutiérrez Girón; en la ODHAG laboraban también Nery Rodenas como secretario de prensa y el abogado Ronalth Ochaeta en calidad de Director Ejecutivo y cofundador con Gerardi de dicha Oficina en 1995, presentando el 24 de abril de 1998 el Informe del Proyecto lnterdiocesano ?Recuperación de la Memoria Histórica?, GUATEMALA: NUNCA MÁS, especialmente conocido como Informe REMHI, el cual ?analiza varios miles de testimonios sobre violaciones de los derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado interno?; 5 se trata de ?5.180 testimonios de víctimas y supervivientes? según refiere el doctor Carlos Martín Beristain, Coordinador del Informe. 6 Dos días después de la presentación del Informe Remhi, el prelado Gerardi fue brutalmente asesinado. Hubo una extensa investigación y tres fueron los condenados como autores materiales, pero de los intelectuales ?sigue? el proceso abierto pero sin ningún avance. Hubo varias hipótesis para señalar razones y culpables, a cuales más excéntricas, pero al final quedó una fuerte nebulosa que continúa sin aclararse. El guatemalteco-norteamericano Francisco Goldman llegó al extremo de señalar a algunos más como autores intelectuales, caso de quien entonces ocupaba la presidencia de la república, Álvaro Arzú Irigoyen (1996- Informe del Proyecto lnterdiocesano ?Recuperación de la Memoria Histórica?, GUATEMALA: NUNCA MÁS, en: http://www.odhag.org.gt/html/Default.htm Beristain, Carlos Martín; La experiencia de reconstruir la memoria histórica. Publicación digital en http://www.pnud.org.co/hechosdepaz/echos/pdf/18.pdf, página 12 ss.
7 8 2000), o bien al que en 1996 fue signatario del Acuerdo de Paz Firme y Duradera y que en 1998 se desempeñaba como Jefe del Estado Mayor Presidencial, general Otto Pérez Molina (presidente de Guatemala para el período 2012-2016), en su policiaca ficción histórica The Art of Political Murder: Who didn’t kill the Bishop? (2007), traducida al español como El arte del asesinato político. ¿Quién mató al obispo? (2009). 7 Durante la campaña presidencial de 1999 el entonces candidato Alfonso Portillo Cabrera prometió que si ganaba las elecciones, a los dos meses de gobernar aclararía el asunto y llevaría a la cárcel a los autores materiales e intelectuales. Efectivamente ganó la presidencia (ocupándola de 2000 a 2004), designando a Edgar Gutiérrez como Secretario de Análisis Estratégico de la Presidencia (2000-2001) y posteriormente como Ministro de Relaciones Exteriores (2002-2004); por algo le llamaban ?el monje negro? en corrillos políticos (actualmente y desde 2012 es Director del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala –IPNUSAC–). Ronalth Ochaeta es nombrado en 2000 como embajador de Guatemala ante la Organización de Estados Americanos (OEA), el cual entrega en junio de 2002; en la actualidad ocupa el cargo de representante de la OEA en El Salvador, el que también desempeñó a nombre de la Organización en Paraguay, Perú y Bolivia. Aunque se atribuye a Gutiérrez la autoría del Informe Remhi en realidad él fue el Coordinador General del Proyecto; el español Carlos Martín Beristain (médico y doctor en psicología) tuvo la coordinación del Informe y en especial la redacción del Tomo II (Los mecanismos del horror), aunque Edgar Gutiérrez Girón dice qué fue el autor. Quien lo presentó públicamente el 24 de abril de 1998 fue monseñor Gerardi y el 26 cae asesinado. Como se trata de un denso documento dividido en 4 tomos, más de mil páginas, previo a su impresión hubo de contratarse a alguien para que hiciera la corrección de estilo correspondiente. En calidad de corrector de estilo del Informe Remhi fue contratado precisamente Horacio Castellanos Moya, y a resultas de los padecimientos psicológicos que sufrió como producto de la lectura del Informe, es que aprovechó para escribir y publicar la novela Insensatez, toda una insensatez haberlo hecho como lo hizo, según se explica en líneas que siguen, a menos que se considere que más insensatos fueron quienes promovieron esa guerra no declarada a la que de manera eufemística se le llama enfrentamiento armado interno y que según una ley de enero de 1986 (Decreto No. 8-86), todos los crímenes quedaron impunes, guarecidos en la amnistía que se concedió a los autores materiales e intelectuales de cientos de asesinatos, desaparición forzada y exilio voluntario o no de miles de personas, sobre todo de los que formaron parte de las Comunidades de Población en Resistencia (CPR-de la Sierra); con base en dicha ley es que el general (R) Efraín Ríos Montt pide amnistía después de la condena de 80 años que recibió de un tribunal por el delito de genocidio cometido contra 1771 indígenas ixiles (de Nebaj, Quiché), misma que fue suspendida por la Corte de Constitucionalidad y que se espera sea repetido el juicio en enero de 2015. Batres Villagrán, Ariel; El arte del asesinato político. Una novela policial. Ensayo publicado el 28 de agosto de 2009 en http://www.monografias.com/trabajos-pdf2/arte-asesinato-politico-novela- policial/arte-asesinato- politico-novela-policial
II. 8 9 10 11 12 13 14 9 ACERCA DEL AUTOR De Horacio Castellanos Moya cabe decir que nació en Honduras en 1957 (de padre salvadoreño y madre hondureña) pero como desde los cuatro años fue llevado a El Salvador donde creció y estudió hasta 1979, él mismo lo considera su país natal, lo cual ratifica en su última novela, El sueño del retorno (2013), cuando confiesa por medio del personaje central, ?Erasmo Aragón?: ?[…] aunque yo no había nacido en El Salvador era como si en ese lugar estuviera mi ombligo, de tan chico que era cuando me llevaron.? 8 Como estudió en un colegio marista (primaria y secundaria), este recuerdo lo plasma también en dicha novela al señalar: ?[…] en los primeros años de la secundaria, en el colegio sólo para varones de los hermanos maristas donde yo estudiaba […]? 9 Empero, dicha remembranza tan simple, resulta todo un rechazo al colegio y su sistema de enseñanza en El Asco (1997), cuando el autor a través de su personaje ?Edgardo Vega? despotrica contra sus antiguos condiscípulos, que le parecen un asco, porque después de 11 años de haber estado en el mismo ?[…] nadie puede convertirse en una persona mínimamente pensante?, 10 y lo peor es que como resultado en un ser abyecto, siendo que ?[…] los maristas le hayan moldeado el espíritu a uno durante once años?, convirtiéndose esta en una ?escuela para la sumisión del espíritu?, ?de domesticación del espíritu?, ?de castración del espíritu?. 11 Es de hacer notar que ?Erasmo Aragón? es hijo de ?Clemen? –Clemente Aragón–, aquel personaje que en la novela ?Tirana memoria? (2008) participa en el intento de golpe de estado contra el dictador salvadoreño Maximiliano Hernández (1931-1944) pero como la asonada fracasa es condenado a muerte y huye a salto de mata; en esta novela solo se dice que su destino final fue ser asesinado por un esposo cornudo en 1972, 12 y será ?Erasmo Aragón? quien explique en El sueño del retorno (2013) que tal hecho ocurrió en dicho año y que él siempre sintió aversión hacia su padre, el que incluso fue acusado por el poeta Roque Dalton ?[…] de haber delatado una radio clandestina propiedad del partido [comunista] allá por 1960?, 13 recordando también a su abuelo Pericles quien se suicidó 14 en 1973 al saber que tenía cáncer y le quedaban pocos meses de vida, aunque no dice que estuvo en la cárcel como prisionero político entre marzo y mayo de 1944, cuando el dictador lo supuso complotista –véase ?Tirana memoria? (2008)– situación narrada por la esposa de este –Haydée– en el diario incluido en esta novela, donde Castellanos Moya narra con solvente conocimiento de la historia los sucesos que pasan en el país durante tales meses; y aunque el golpe de estado no ocurre, los militares involucrados se rinden a los dos días y son fusilados sus líderes, ?el brujo? teósofo se ve obligado a renunciar a principios de mayo gracias a las huelgas estudiantiles universitarias, bajo el liderazgo de los de medicina, y a que el gobierno norteamericano le retira su apoyo. Entre los estudiantes se Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. México : Tusquets Editores, 2013. Página 145. Idem., página 176. Castellanos Moya, Horacio; El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador. El Salvador : 8ª edición. Editorial Arcoiris, 2011 [1997]. Página 15. Idem., página 16. Sin embargo, en La sirvienta y el luchador, el ?Vikingo? le confiesa a la sirvienta que ella fue vengada porque Clemente la violó y era el padre de su hija Belka. Castellanos Moya, Horacio; La sirvienta y el luchador. Barcelona : Tusquets Editores, 2011. Páginas 248 a 249. Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit. página 101. Idem., página 125.
15 16 17 18 19 20 10 encuentra ?Chente?, quien es capturado y puesto en libertad días después, personaje que vuelve a aparecer convertido en médico homeópata en El sueño del retorno (2013), ya mayor de 70 años y quien por medio de la hipnosis inicia el tratamiento de ?Erasmo Aragón?. 15 Todo ocurre durante dos semanas del año 1991 en México, cuando Erasmo ya ha tomado la decisión de retornar a El Salvador para iniciar el proyecto de revista. 16 Quién sabe si Erasmo es el alter ego de Horacio Castellanos. Lo que sí se sabe es que las novelas ?Tirana memoria? (2008), La sirvienta y el luchador (2011) y El sueño del retorno (2013) constituyen en sí una saga, que seguramente continuará. Igual ocurre con La diabla en el espejo (2000) y El arma en el hombre (2001). En ambas aparecen personajes recurrentes como ?Robocop? que asesina a doña Olga María, 17 es capturado por el subcomandante de policía Handal y el detective Villalta, y no dice nada respecto a quién lo contrató como sicario y hasta logra escapar en La diabla en el espejo; 18 será en El arma en el hombre cuando el propio ?Robocop? refiera cómo asesinó a la señora, quién lo apalabró y cómo el militar que lo usó como sicario lo ayuda a escapar con clara intención de hacerlo desaparecer, aunque él logra evadirse, figurando también el subcomandante y el detective en mención. 19 En estas dos novelas es recurrente también la aparición de una periodista, ?Rita Mena?, la que a su vez figura en la novela Baile con serpientes (1996), junto con los dos miembros de la policía ya mencionados; 20 la ficción que Castellanos Moya inventa en Baile con serpientes es macabra, altamente sangrienta, fuera de la realidad: en tres días un individuo mata a casi 80 personas, con la ayuda de cuatro serpientes, aunque al final solo tres quedan vivas, y él sale impune en virtud que los ataques se los atribuyen al anterior propietario de las mismas; el baile ocurre en la cuarta parte, y es de lo más contraproducente: un desequilibrado danzando y teniendo sexo con los ofidios. La locura total. El autor recibió insultos vociferantes por haber escrito en El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador (1997), opiniones con un lenguaje políticamente incorrecto, sobre las pupusas salvadoreñas que le provocan diarrea, la cerveza Pílsener (?consideran que su miasma es la mejor del mundo?), el equipo de fútbol Alianza, las casi cincuenta universidades privadas en una ciudad con poco más de un millón de habitantes, sobre los catedráticos En la novela La sirvienta y el luchador don ?Chente Alvarado? también figura, siendo secuestrado por la policía judicial en 1979 o 1980 –espacio de tiempo en que se desarrolla esta ficción- cuando operaba a un paciente que en realidad era un guerrillero. La sirvienta María Elena es la misma –solo que cuatro décadas después– que servía a doña Haydée en Tirana memoria y el luchador es el ?Vikingo? que en calidad de detective seguía a don Pericles en 1973. Véase: Castellanos Moya, Horacio; La sirvienta y el luchador. Op. Cit. páginas 111, 116-117 y 143-145. Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit., páginas 126, 128, 133 y 165. Del asesinato de la señora Olga María Trabanino ya el autor había dicho algo en El asco (1997), pero tratado como un caso más de delincuencia común, donde el asesino no tuvo escrúpulos para matarla en la sala de su casa y frente a sus dos pequeñas hijas ?porque no pueden robar sin matar, seguramente porque matar es lo que les produce su verdadero placer y no tanto robar?. Ver: Castellanos Moya, Horacio; El asco. Op. Cit. páginas 106 a 108. Castellanos Moya, Horacio; La diabla en el espejo. España : Ediciones Linteo S.L., 2000. Páginas 67, 71, 114 y 136. Castellanos Moya, Horacio; El arma en el hombre. México : Tusquets Editores, 2001. Páginas 55 y 60 a 72. Castellanos Moya, Horacio; Baile con serpientes. México : Tusquets Editores, 2002 [1996]. Páginas 119 a 157.
21 22 23 11 universitarios con titulitos que esperan educar a otros que buscan también su titulito, los periódicos que solo sirven para hojear anuncios pero no para leerlos, los políticos, el puerto con su contraproducente nombre La Libertad, una sociedad que ha ?hecho de la degradación del gusto un valor?, un país donde nadie lee y cuyos mitos literarios son de segunda comparados con los de sus países vecinos como Salarrué que a la par del guatemalteco Miguel Ángel Asturias ?se convierte en ese provinciano más interesado en un esoterismo trasnochado que en la literatura? o Roque Dalton que contrastado con Rubén Darío ?parece un fanático comunista cuyo mayor atributo fue haber sido asesinado por sus propios camaradas […] redactó los más vergonzosos y horripilantes poemas filocomunistas? y de otras situaciones que le producen asco. El personaje ?Edgardo Vega? con quien conversa ?Moya? en la novela durante dos horas (de 17:00 a 19:00), le dice respecto a los políticos de izquierda y derecha: ?[…] en este país los políticos apestan particularmente, te puedo asegurar que nunca había visto políticos tan apestosos como los de acá, quizá sea por los cien mil cadáveres que carga cada uno de ellos, quizá la sangre de esos cien mil cadáveres es la que los hace apestar de esa manera tan particular, quizás el sufrimiento de esos cien mil muertos les impregnó esa manera particular de apestar, me dijo Vega. Nunca he visto políticos tan ignorantes, tan salvajemente ignorantes, tan evidentemente analfabetos como los de este país, […] a la hora de hablar se les nota que desde hace tiempo no ejercen su capacidad de lectura? 21 ?[…] un tremendo asco me producen esos tipos tenebrosos que tienen en sus manos el futuro de este país, Moya, no importa si son de derecha o de izquierda, son igualmente vomitivos, igualmente corruptos, igualmente ladrones, se les nota en la cara la ansiedad por robar lo que puedan, unos sujetos realmente de cuidado, Moya, sólo necesitas encender el televisor para verles en la jeta la ansiedad por saquear lo que puedan a quien puedan, unos pillos con saco y corbata que antes tuvieron su festín de sangre, su orgía de crímenes, y ahora se dedican al festín del saqueo, a la orgía del robo, me dijo Vega.? 22 Respecto de la política en Austria, Bernhard fustigó a su país y a los políticos que ?invierten? cientos de millones en obras de infraestructura que después dejan inconclusas, sin importarles el despilfarro: ?[…] un Estado que, […] era un peligro público y estaba en total decadencia, en el que no reinaban más que unas condiciones caóticas, si es que no las más caóticas, ese Estado tiene una infinidad de hombres […] sobre la conciencia, una historia totalmente vil y abyecta sobre la conciencia, esa perversidad y prostitución permanentes en forma de Estado? 23 ?[…] teniendo en cuenta las sumas de miles de millones que derrochan los políticos en el mundo en la realización de maquinaciones totalmente inútiles, habida cuenta Castellanos Moya, Horacio; El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador. Op. Cit., página 26. Idem., páginas 27 a 28. Bernhard, Thomas; Corrección. Madrid, España : Alianza Editorial, 2010 [1975]. Página 29.
24 25 26 27 28 12 de esa enorme fortuna popular que era aniquilada diariamente por los políticos para sus fines inútiles y sin sentido? 24 Nótese que en el párrafo anterior Bernhard utiliza la expresión ?habida cuenta?. No tendría nada de particular a menos que se resalte que Castellanos Moya también la usa y abusa de ella, el emplearla nada menos que ocho veces en su novela El sueño del retorno, 25 y también –por qué no– en Insensatez (págs. 67, 97, 107 y 135). Y qué curioso, en El Asco el personaje ?Edgardo Vega? se encuentra con ?Moya? cuando regresa a El Salvador después de 18 años de exilio voluntario en Montreal, Canadá, situación similar a la de Castellanos Moya en la vida real: también se exilió en este país en 1979, aunque regresó varias veces a su ?tierra natal?. Y si fue a Montreal no por sentirse perseguido o por la guerra interna, ni por buscar mejores oportunidades económicas o por la política, sino sencillamente porque nunca aceptó ?[…] que tuviera el mínimo valor esa estupidez de ser salvadoreño?, 26 siendo que El Salvador ?[…] no vale la pena para nada, este país es una alucinación?, 27 esto coincide con Bernhard en Corrección (1975) al plantear que eso del nacionalismo austríaco también le parece una estupidez y que su personaje ?Roithamer? siempre trató de no pasar más de 15 días en su país, prefiriendo correr a refugiarse en Inglaterra donde impartía clases y se sentía con presencia de ánimo, en tanto que en Austria, aunque la amaba, igual abrigaba desprecio y aversión de similar o mayor magnitud ?[…] porque durante toda su vida, sólo lo había maltratado y siempre, cuando necesitaba de ella, lo había rechazado, ella no dejaba que se le acercara un ser como Roithamer, seres, personas, caracteres como Roithamer no tienen en el fondo nada que hacer en un país como su y mi país natal, en un país así son incapaces de desarrollarse y tienen además, continuamente, conciencia de esa incapacidad para desarrollarse? 28 Y si por haber escrito lo que se refirió supra en El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador (1997), a raíz de lo cual recibió insultos vociferantes, situación más grave fue cuando en un periódico publicó un artículo considerado racista y como mínimo, falto de respeto hacia la figura de ?El señor presidente?, siendo que fue amenazado de muerte. Un mes antes de llegar a Guatemala, y esa fue la razón principal de su arribo, su tabla de salvación, ?me había visto obligado a abandonar mi país, por culpa de un artículo en el que sostuve que El Salvador era el primer país latinoamericano que contaba con un presidente africano, comentario calificado de «racista» que me granjeó la animadversión del país, en especial de los poderosos y de los empleadores, pese a la aclaración de que yo no me había referido al hecho, por lo demás verificable, de que el presidente pareciera un negrito africano, que el color de la piel no importa, sino a su actitud dictatorial y a su negativa a escuchar las opiniones de quien no opinara como él? (pág. 49). Idem., página 46. Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit., páginas 15, 42, 70, 88, 107, 130, 132 y 152. Castellanos Moya, Horacio; El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador. Op. Cit., página 18. Idem., página 20. Bernhard, Thomas; Corrección. Op. Cit., página 29.
29 30 31 13 III. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA NOVELA INSENSATEZ Con tales antecedentes del autor, ¿Qué se espera del contenido de una obra literaria que lleva por título Insensatez y que según la crítica es un retrato de la situación prevaleciente desde hace décadas en cualquier país de América Latina? Como mínimo, que presente una exposición donde describa cuáles son las condiciones socioeconómicas y políticas del país en cuestión, para entender qué es lo que pretende plantear a través de la novela. Empero, esto no ocurre pues el autor discurre en los efectos que la lectura de un voluminoso documento provocaron en el ?corrector de estilo? que fue contratado para el efecto. La novela Insensatez fue publicada por primera vez en español, 2004 (155 páginas); traducida al francés con el título Déraison (2006) y al inglés con el de Senselessness (2009). La contraportada reseña de su contenido lo siguiente: ?Sin prever cuánto cambiará su vida, el personaje que cuenta esta novela acepta un encargo que descubre agobiante y riesgoso: integrar la versión final de un informe que consigna el genocidio padecido por pueblos indígenas de un país centroamericano en cuya capital, con el cobijo del arzobispado, el narrador se enfrenta a más de mil cuartillas que en parte reproducen denuncias de sobrevivientes y testigos. Él atisba entonces un horror que le fascina y abruma, pues encuentra en las palabras que lee metáforas, giros y dislocaciones de lenguaje que recrean ante él, vívidamente, masacres y actos de crueldad que resultan indecibles de otro modo. Al margen de esa tarea, sin embargo, se describe una realidad cotidiana, a ratos frívola, de la que nuestro personaje no es ajeno. Así, en un contrapunto que crece en ritmo e intensidad, acosado por peligros reales o imaginarios, éste reconoce que no hay distancia ni término suficientes para olvidar una violencia que en adelante habrá de ser su obsesión y su infierno.? 29 Según la crítica especializada, la novela Insensatez tiene el mismo estilo que varios de los escritos del austríaco Thomas Bernhard (1931-1989), lo cual no es de extrañar toda vez que Castellanos Moya es admirador de la obra de este y seguramente por tal razón publicó El asco: Thomas Bernhard en San Salvador (1997), la que debió haber redactado ?desde un registro propio, no prestado? de Extinción (1986), en virtud que ?Imitar al pie de la letra voces tan importantes y reconocibles como la de Bernhard plantea graves problemas?. 30 Como todo un experto en Bernhard, en mayo de 2008 el autor centroamericano participó en el conversatorio PEN World Voices Report: The Art of Failure, donde el tema central era precisamente la figura del austríaco y su obra, quien no siempre vivió como escribió. 31 Castellanos Moya, Horacio; Insensatez. México : Tusquets Editores, 2004. Contraportada. Véase comentario crítico en http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/22317/El_asco Ver reseña en http://www.themillions.com/2008/05/pen-world-voices-report-art-of-failure.html
32 33 34 14 No es momento de hacer un cotejo entre la obra de Bernhard y la de Castellanos Moya, pero si procede afirmar que en Insensatez (2004), el desparpajo e iconoclasia con la que aparecen algunos párrafos se asemejan a varios de los que obran en Relatos autobiográficos de Bernhard. Y como en La sirvienta y el luchador (2011) el ?Vikingo? dice que la muerte no le preocupa, que cada quien muere como quiere y que ?Uno no sabe cuándo le llega la muerte […] O como dicen: a cada cerdo le llega su día? 32 –acuciado por un fuerte dolor de úlcera que más bien es cáncer y sus amigos de la policía judicial hasta le dicen que ya parece un cadáver–, vale por lo menos la siguiente comparación con un breve párrafo de Bernhard: ?Cada uno es distinto, cada uno vive de forma distinta, cada uno muere de forma distinta.?33 Lo cierto es que Insensatez –en doce capítulos sin título, solo ordenados con números arábigos– narra cómo un periodista que en El Salvador fracasó con la publicación de una revista –vilipendiada por los políticos de derecha e izquierda– llega en enero de 1998 a un país centroamericano contratado por Erick, su amigo, para que se encargue durante un período máximo de tres meses a revisar el texto escrito en más de mil páginas, de un informe que pronto se publicará y que describirá los testimonios orales de cientos de víctimas de un conflicto terminado apenas oficialmente en 1996, después de la firma de los acuerdos de paz. El autor nunca dice que se trata de Guatemala, pero lo que describe no deja lugar a dudas. La paranoia del corrector de estilo principia desde que lee las primeras páginas del Informe donde aparece la siguiente declaración de un sobreviviente: Yo no estoy completo de la mente (pág. 13), 34 ?dando a entender que nadie puede estar cuerdo y mostrarse sensato, después de haber sido testigo de la matanza de su propia familia, de haber observado cómo sus vecinos en la aldea donde vivía eran masacrados impunemente. Desde esa lectura, el corrector empieza a tomar apuntes de aquellos párrafos y frases que del Informe le resultan interesantes y a veces espeluznantes, dando así inicio a su propia paranoia, apropiándose o haciendo suyos los testimonios orales de quienes tuvieron valor y confianza en la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) para expresar lo que sentían, dar parte de lo que vivieron y vieron durante el conflicto; tales testimonios fueron calcados por los entrevistadores –catequistas– en diferentes diócesis del país, y enviados a la ODHA para su transcripción y ordenamiento de los horrores de la guerra, aunque esta se denomine solo como conflicto, como si la sangre derramada de más de 200 mil víctimas no bastara ni fuera suficiente para llamar las cosas por su nombre. Yo no estoy completo de la mente en labios de un indígena que sobrevivió a la masacre de su familia no significa solamente que él sea el único, sino ?[…] la totalidad de habitantes de ese país la que no estaba completa de la mente? (pág. 14), lo que a su vez incidía en el propio corrector de estilo, el cual llega a una Castellanos Moya, Horacio; La sirvienta y el luchador. Op. Cit. páginas 247 a 248. Bernhard, Thomas; ?El aliento? [1978]. En: Bernhard, Thomas; Relatos autobiográficos. Barcelona, España : Editorial Anagrama, 2009. Página 221. Todas las citas de Insensatez para fines del presente ensayo, fueron tomadas de: Castellanos Moya, Horacio; Insensatez. México : Tusquets Editores, 2004.
35 15 ?[…] conclusión aún peor, más perturbadora, y es que sólo alguien fuera de sus cabales podía estar dispuesto a trasladarse a un país ajeno cuya población estaba incompleta de la mente para realizar una labor que consistía precisamente en editar un extenso informe de mil cien cuartillas en el que documentaban las centenares de masacres que evidencian la perturbación generalizada.? (págs. 14 a 15). Entre páginas 13 a 19 el autor calca en cursivas Yo no estoy completo de la mente. La frase ?de marras? dice en página 19, y repite esta expresión varias veces a lo largo de la novela (págs. 60, 63, 90, 113, 135), causando la duda respecto a si no tendría otras más felices que la sustituyeran. Igual hace en su novela El sueño del retorno, donde hechos y sucesos son repetidos con la expresión o respectiva frase ?de marras?, al extremo que resulta cansado encontrarla nueve veces. 35 Igual ocurre con la expresión ?los mal llamados?, como los derechos humanos (págs. 21, 43, 45), Estado Mayor Presidencial (pág. 24), los compatriotas aborígenes (pág. 32), nueva trova cubana (pág. 48), inteligencia militar (pág. 63 y 104), compatriotas (102), como si no hubiera otra. Frases tomadas del borrador que constituía el Informe Remhi, configuran en el estilista y corrector de pruebas un mundo dantesco, que no comprende, sobre todo porque están dichas en un lenguaje distinto: Yo no estoy completo de la mente (pág. 30) Se queda triste su ropa… (pág. 30) Las casas estaban tristes porque ya no había personas dentro… (pág. 30) Quemaron nuestras casas, comieron nuestros animales, mataron nuestros niños, las mujeres, los hombres, ¡ay!, ¡ay!… ¿Quién va a reponer todas las casas? (pág. 31) Tres días llorando, llorando que le quería ver. Ahí me senté abajo de la tierra para decir ahí está la crucita, ahí está él, ahí está nuestro polvito y lo vamos a respetar, a dejar una su vela, pero cuando vamos a poner la vela no hay donde la vela poner… (pág. 32) Porque para mí el dolor es no enterrarlo yo… (pág. 32) A puro palo y cuchillo mataron a esos doce hombres de los que se habla allí […] Agarraron a Diego Nap López y agarraron un cuchillo que cada patrullero tenía que tomar dándole un filazo o cortándole un poquito… (pág. 38) Lo que pienso es que pienso yo… (pág. 43) Tanto en sufrimiento que hemos sufrido con ellos… (pág. 43) Mis hijos dicen: mamá, mi pobre papá dónde habrá quedado, tal vez pasa el sol sobre sus huesos, tal vez pasa la lluvia y el aire, ¿dónde estará? Como que fuera un animal mi pobre papá (pág. 47) Los cerdos lo están comiendo, están repasando sus huesos… (pág. 48) Cuando los cadáveres se quemaron, todos dieron un aplauso y empezaron a comer… (pág. 48) Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit., páginas 11, 24, 62, 72, 114, 120, 134, 161 y 175.
36 16 Allá en el Izote estaban los sesos tirados, como a puro leño se los sacaron (pág. 62) Hasta a veces no sé cómo me nace el rencor y contra quién desquitarme a veces… (pág. 68) Entonces se asustó y enloqueció de una vez (pág. 82) Ese es mi hermano, ya está loco de tanto miedo que ha recibido; su mujer murió del susto también (pág. 82) No son decires sino que yo lo vi cómo fue el asesinato de él (pág. 82) Porque yo no quiero que me maten la gente delante de mí (pág. 82) ¡pero yo siempre me siento muy cansado de que no puedo hacer nada! (pág. 113) Que siempre los sueños están allí todavía (pág. 122) hay momentos en que tengo ese miedo y hasta me pongo a gritar (pág. 129) al principio quise haber sido una culebra venenosa, pero ahora lo que pido es el arrepentimiento de ellos (pág. 135) herido sí es duro quedar, pero muerto es tranquilo (pág. 141) que se borre el nombre de los muertos para que queden libres y ya no tengamos problemas (pág. 144) eran personas como nosotros a las que teníamos miedo (pág. 150) mientras más matara se iba más para arriba (pág. 152) ¡Todos sabemos quienes son los asesinos! (pág. 153, 154) Después vivimos el tiempo de la zozobra (pág. 154) Cada frase representa un mundo distinto, una cultura y cosmogonía indígena difícil de entender e interpretar por la cultura occidental, que se cree civilizada y superior, que todavía utiliza los estereotipos del siglo pasado 36 e incluso del XIX cuando se hablaba de ?civilización y barbarie?, donde los bárbaros eran precisamente los indígenas y los civilizados aquellos que creían a pie juntillas en el positivismo y el siglo de las luces. Empero, el civilizado corrector de pruebas que no entiende lo que lee, todavía así piensa utilizar las frases ?en algún tipo de collage literario? y aún duda que la que dice Lo que pienso es que pienso yo… haya sido pronunciada por la anciana indígena que brindó su testimonio, sino más bien por un gran poeta (pág. 43) y llegó a temer –cuando conversó con Monseñor Gerardi– que lo considerara un literato alucinado en busca de versos donde lo que había era una brutal denuncia de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el ejército contra las comunidades indígenas de su país, que él pensara que yo era un mero estilista que pasaba por alto el contenido del informe? (pág. 69). Los fantasmas y atavismos mentales del corrector de pruebas se confirman cuando él mismo reconoce que siempre temía una emboscada por el trabajo que realizaba en la oficina de la iglesia católica; siempre estaba ?obsesionado, eléctrico? (pág. 40) pensando el momento en que lo atacarían. Tal parece que la suma de todos los miedos se acumulaba en él, producto de los rigores de la guerra interna que posiblemente vivió en su país, a los que se adicionaban el manejar información de primera mano acerca de los testimonios de sobrevivientes de la guerra no declarada en Guatemala, que si se conocían antes de su Se recomienda la lectura de: Salomón Barrientos Batres. El olvido de los gobernados. El indígena en el imaginario de nación de los intelectuales guatemaltecos de la década de 1920. Prólogo, Ariel Batres Villagrán. Guatemala : Centro Editorial Vile, 2013. Pp. 268. ISBN 978-9929-644-12-0
17 publicación podían acarrearle problemas, cuando no un secuestro y asesinato de su persona, y por eso daba ?gracias de que no me permitieran sacar el material del Arzobispado, por motivos de seguridad? (pág. 31). Y con ese delirio de persecución, se pregunta ?qué carajos estaba haciendo yo con mi vida como para haberme comprometido en semejante empresa y tener que recorrer enloquecido una ciudad extranjera, que era lo que recién había hecho al dar un rodeo por la ruta más larga para según yo descontrolar a mis eventuales perseguidores? (pág. 43).
IV. 18 NO TODOS LOS PERSONAJES Y LUGARES SON FICTICIOS A diferencia de otras de sus novelas de antes o después de 2004, en Insensatez el autor no dice que los personajes y lugares son ficticios; aunque así lo expresara, a lo largo del texto pueden notarse claramente los nombres de los protagonistas reales, aunque tengan un ligero cambio como ficción. Lo mismo ocurre con los sitios que menciona (tabernas, bares, hoteles, edificios) casi todos ubicados en lo que se conoce como Centro Histórico de la ciudad de Guatemala, e incluso circundantes a cuatro cuadras a la redonda del lugar donde se encontraba la oficina del corrector de estilo. Oficina de trabajo La oficina que la ODHA proporcionó al corrector de pruebas se encuentra dentro de las instalaciones del Arzobispado de Guatemala, exactamente en la octava calle y octava avenida de la zona 1, ?en esa sede del Arzobispado, ni más ni menos ubicada en la parte trasera de la Catedral Metropolitana? (pág. 15). Y como la oficina que le asignan al corrector es la misma que eventualmente utiliza Monseñor, porque normalmente ejerce sus atribuciones religiosas y políticas en la casa parroquial situada a 6 cuadras (en la Iglesia San Sebastián), este cae en la cuenta que durante tres meses ocupará el recinto destinado al máximo dirigente de la ODHA, que este fundó en 1995. No menciona su nombre, pero quién no se dará cuenta que se trata de Juan José Gerardi Conedera (1922-1998). El narrador de la novela, el mismo corrector de estilo, reconoce que no obstante declararse ateo, se encuentra sirviendo precisamente a quienes detesta, los representantes de la iglesia católica, y tal parece que se ríe de sí propio al reconocer que debe estar incompleto de la mente por incurrir en tamaña contradicción. ?[…] yo no estoy completo de la mente, me dije ya con franca preocupación, porque sólo de esa manera podía explicarse el hecho de que un ateo vicioso como yo estuviese iniciando un trabajo para la pérfida Iglesia Católica, sólo así podía explicarse que pese a mi repugnancia vital hacia la Iglesia Católica y hacia todas las demás iglesias, por pequeñas que fueran, yo me encontrara ahora precisamente en la sede del Arzobispado frente a mil cien cuartillas casi a renglón seguido que contenían los espeluznantes relatos de cómo los militares habían exterminado decenas de poblados con sus habitantes.? (pág. 16). Esa aversión por la iglesia –de cualquier denominación y culto– que el narrador expresa, podría ser una forma en que el autor de la novela enuncia sus propios sentimientos, influenciados quizá por su ?mentor? intelectual como lo es Bernhard, quien escribió sobre el tema: ?Todo el que vende algo que no existe es acusado y condenado, […] pero desde hace milenios la Iglesia vende a Dios y al Espíritu Santo abiertamente, con absoluta impunidad. Y además sus explotadores, […] y por lo tanto los que mueven los hilos,
37 19 viven en palacios principescos. Los cardenales y arzobispos no son más que recaudadores sin escrúpulos a cambio de nada.? 37 Esto es: el corrector se justifica a la hora de abordar el trabajo encomendado. Siendo él ateo y vicioso (en todas las novelas de Castellanos sus personajes principales siempre tienen los vicios del alcohol, sexo, mariguana o cocaína; uno o todos juntos), no importa que sirva a la iglesia católica, pues se trata de limpiar de gazapos ortográficos y gramaticales un Informe que narrará los horrores de la guerra, contados por sus propias víctimas. Pero, se necesita estar loco –incompleto de la mente– para leer las 1100 páginas sin sufrir más de algún efecto emocional por lo que en estas se testimonia, y más desquiciado (pág. 17) aún si de paso hay que hacerlo en tres meses, como convino con su amigo ?Erick? cuando este lo convenció de ayudarlo con el Informe. Una tasca española La primera cita con su amigo ?Erick? para conversar sobre el trabajo a realizar se efectúa ?[…] en una vieja tasca española ubicada a inmediaciones del cuartel de la policía? (pág. 17), exactamente en la 6ª avenida ?A? y 14 calle zona 1. En esa tasca se encuentra escrita, sobre un arco, la siguiente declaración de Miguel Ángel Asturias, tomada de lo que debió haber sido el prólogo no publicado para La audiencia de los confines (1957) que después cambiaría por el título Las Casas: el Obispo de Dios (1974): ?El menos español y el más español. El menos español por mi ancestro indígena y el más español por mi lengua. El menos español por mi lascasismo y el más español por mi quijotismo?. Y aunque no aparece en el prólogo, sí fue leída esta declaración por el propio Premio Nobel en junio de 1974, pocos días antes de morir, en ocasión del Congreso del V centenario lascasiano, realizado en Sevilla, España. Edgar Gutiérrez El amigo ?Erick? a quien se refiere el narrador, al que conocía de cuando en México ambos coincidieron cuando este estudiaba su posgrado y el corrector un exiliado (pág. 49), y que lo convence de entrarle a la revisión de estilo de las 1100 cuartillas, por la módica suma de cinco mil dólares para tres meses máximo de trabajo; en realidad él no sabe cómo lo persuadió pues este solo le explica que la revisión del Informe no requerirá mayor esfuerzo de su parte, en vista que en su redacción trabajaron verdaderos profesionales. Y se lo dice ?[…] sin mayor énfasis, más bien tranquilo, con el estilo conspirativo que lo caracterizaba? (pág. 18), sabiendo que como él estaba incompleto de la mente aceptaría inmediatamente, sin regatear el estipendio monetario ?ni ponerme a considerar pros y contras, tal como en efecto sucedió.? (pág. 18). Y lo peor, reconoce –aunque lo describe en forma vulgar como es su estilo– que se ?la había metido torcida y sin saliva, el muy listo. En vez de las quinientas cuartillas acordadas me tocaría trabajar sobre el doble de material, sin que pareciera dispuesto a doblar mis emolumentos? asegurándole que su ?labor consistiría nada más en un afinado retoque final […] Lo cierto era que [las] cincuenta cuartillas que había Bernhard, Thomas; ?Un niño? [1982]. En: Bernhard, Thomas; Relatos autobiográficos. Barcelona, España : Editorial Anagrama, 2009. Página 309.
38 20 leído esa mañana estaban en efecto cuidadosamente escritas, incluso me atrevería a decir que impecables? (pág. 27). Pero, quién sería el amigo ?Erick? del revisor del Informe, que con el ?estilo conspirativo que lo caracterizaba? lo convenció inmediatamente después de degustar una o dos copas de Rioja, y ?era el experto estudioso de los aparatos de inteligencia militar, pero de manera simultánea coordinaba todo el trabajo del informe? (pág. 86). En la vida real, y no hay duda de quién se trata, es ni más ni menos que del ahora doctor en economía Edgar Gutiérrez Girón, y que en 1998 y desde 1995 laboraba para la ODHA dirigiendo un equipo de trabajo que se encargaba de preparar el informe de esclarecimiento histórico que la iglesia se propuso divulgar y del cual es autor de sus tomos 2 y 3. Gutiérrez era considerado como experto en temas de inteligencia militar (véase sus ensayos: Hacia un paradigma democrático del sistema de inteligencia en Guatemala. Fundación Myrna Mack, 1997. ?El problema de la desmilitarización en la Guatemala del posconflicto armado?, en Guatemala after the Peace Accords. University of London, Institute of Latin American Studies, 1998. ?Sociedad, Estado y fuerzas armadas en Guatemala: escenarios, riesgos y dilemas en el posconflicto armado?, en La Nueva Agenda de Seguridad en Centroamérica. FLACSO-Programa Paz y Seguridad en las Américas. The Woodrow Wilson Center, 1997). Esa imagen respecto al estilo conspirativo que según el narrador caracterizaba a su amigo ?Erick? (Edgar Gutiérrez) no escapa a la visión de quienes en algún momento de su vida han tratado con el personaje que es en la vida real. Algunos le llaman el ?monje negro? y otros llegaron al extremo de compararlo con Rasputín, pues durante el gobierno de Alfonso Portillo (2000-2004) su influencia era extrema sobre este, aunque tuvo que sortear muchos obstáculos para evitar cumplir con la promesa de campaña presidencial de que en dos meses resolvería el crimen de Monseñor cuando fungió como Secretario de Asuntos Estratégicos. Una personalidad como la de Gutiérrez (el amigo ?Erick?) era suficiente para convencer con pocas palabras al corrector de estilo para que se involucrara en el proyecto de revisión del Informe, y en tan solo tres meses, que de todos modos este estaba tan incompleto de la mente como para darse cuenta de los pros y contras de aceptar. Y si las primeras cincuenta cuartillas que había leído y otras que vendrían más adelante aparecían escritas en forma impecable (pág. 27), esto es una bella floritura hacia los redactores iniciales del Informe Remhi, entre los cuales su amigo ?Erick?, autor de los tomos II y III del mismo, según se lee en su currículum vitae publicado en la red. 38 Ronalth Ochaeta En su primer día de trabajo el narrador es presentado por ?Erick?, con un hombre de estatura mediana (no más de 1.70 metros) que actúa como Director después de Monseñor, a quien llama ?Mynor?: Véase currículum completo de Edgar Gutiérrez Girón, al mes de septiembre de 2011, en el portal http://www.scivortex.org/Members/CVEdgarGutierrezsep11b.pdf
39 21 ?[…] un chiquitín con gafas y bigotito mexicano, 39 el tipo cuya oficina estaba ubicada justo a la par de la mía […] que era ni más ni menos que el director de todo aquel complejo de oficinas del Arzobispado dedicadas a velar por los llamados derechos humanos, el segundo de a bordo de Monseñor, me explicó Erick, mientras yo le daba la mano y oteaba las fotos enmarcadas y muy distinguibles en la pared en las que el chiquitín aparecía junto al papa Juan Pablo II y junto al presidente estadounidense William Clinton, lo que de inmediato me puso sobre aviso de que no le estaba dando la mano a un chiquitín cualquiera? (págs. 19 a 20). En la vida real, ese chiquitín seglar llamado Mynor en la novela no es otro sino que el abogado Ronalth Ochaeta, a la sazón Director Ejecutivo de la ODHA y cofundador de la misma en 1995, junto con Monseñor Juan Gerardi. Quién sabe qué opinaría Ochaeta de verse retratado así por Castellanos Moya. Bar El Portalito Y resulta que el narrador en el fondo se siente incómodo por trabajar para la iglesia católica a quien detesta, sabiéndose ateo (aunque mencione a Dios en sus pláticas) y vicioso, en este caso por la ingesta excesiva de alcohol, prácticamente a diario, siendo esa la razón de que se haya sentido satisfecho de que alrededor del Arzobispado y la sede de la ODHA se ubiquen varios bares y cantinas, donde podrá –eso lo atisbó inmediatamente– calmar sus ansias paranoicas ocasionadas no solo por la lectura del borrador del Informe, sino por quién sabe qué fantasmas traía desde El Salvador. Por tal razón: ?Para celebrar mi primer día de trabajo como Dios manda, cité al mediodía a mi compadre Toto en El Portalito, la cantina más legendaria de la ciudad, ubicada por suerte a escasos doscientos metros de mi oficina, lo suficientemente cerca como para evitar la ansiedad de quien teme por sobre todas las cosas ser impuntual, que es mi caso, y de quien requiere en los momentos más inusitados una copa que calme su sistema nervioso, que también es mi caso, de ahí que yo considerara la cercanía como un hecho casi milagroso, como un guiño de los cielos en el sentido de que podría realizar mi trabajo sin desmayo? (pág. 23). Quién era el compadre ?Toto?, no se sabe. El autor no da indicios al respecto como para ubicarlo en la vida real, pero es de preguntarse de dónde eran compadres, siendo que el corrector de estilo llega al país invitado por su amigo ?Erick?, y en ningún apartado de la novela se rememora que haya estado en el país años atrás como para haber hecho compadre a alguien, a menos que se trate de un chapín que vivía en ?su ciudad? (pág. 26) a quien conocía desde años atrás. El que sí existe es el bar ?El Portalito?, fundado en la década de los años treinta del siglo XX, tan de abolengo que en el mismo se consume cerveza de barril y licores al gusto, y se encuentra ornamentado con fotografías de antiguos clientes –ocasionales o permanentes– como Miguel Ángel Asturias (su foto sobre la mesa que siempre ocupó hasta 1945), Mario Por suerte aquí el autor no menciona el bigote estilo Cantinflas, que le atribuye a varios de sus personajes en El sueño del retorno y en La sirvienta y el luchador.
40 22 Monteforte Toledo, Cantinflas, Jorge Negrete, Pedro Infante, Augusto Monterroso y otros, con música de marimba en vivo, la que su amigo ?Toto? intuye que él aborrece al interpretar música folclórica, triste y llorona, pues se trata de un ?instrumento que sólo puede ser idolatrado por un pueblo triste y llorón? (págs. 24 a 25). Sin embargo, no necesariamente Guatemala es un pueblo que se mantenga triste y llorón, ni toda la música nacional es de igual tono; lo que aquí describe el autor es un reflejo de su propio racismo oculto, siendo que tal instrumento es de origen indígena y los sones aunque suenan algo tristes, no son la única clase de música que puede escucharse con la marimba; también hay valses, blues, ritmos de 6×8, dixie y foxtrot. Lo que el narrador dice a su amigo ?Toto? suena similar a lo que en 1933 señaló el inglés Aldous Huxley cuando visitó el país; concede entrevista en el hotel Palace de la sexta avenida del hoy Centro Histórico, en idioma francés, al periodista de ?El Imparcial? y a la vez representante de la prensa asociada en Guatemala, Carlos Rodríguez Cerna, quien da cuenta de la lista de lugares observados por Huxley en Guatemala, y describe respecto a la aversión por la marimba del ciudadano inglés, que él comparte: ?La marimba que resuena en el Palace Hotel molesta y hasta interrumpe con su bulla nuestra charla con Mr. Huxley. —¿Le gusta la marimba? —Sí. Es el instrumento que bate el record del ruido… Y piensa como nosotros, que el jazz que se le agrega le quita toda su originalidad. ¡Muy bien, Mr. Huxley! Nosotros hace diez años que pedimos la supresión de esos instrumentos exóticos que le quitan el exotismo a la marimba.? 40 Para referencia del amable lector, conviene mencionar que el escritor inglés Aldous Huxley (1894-1963), graduado en literatura inglesa, prolífico autor de novelas, poesías, relatos, ensayos, libros de viaje y guiones de cine, fue un magnífico observador de los lugares que visitó y describió en diversas obras y ensayos, al estilo del guatemalteco Enrique Gómez Carrillo (1873-1927), aunque sin el sensualismo estético que este último apreciaba en los sitios históricos y sobre la gente que veía. Huxley realizó entre febrero y abril de 1933 un viaje que lo llevó a conocer Jamaica, Barbados (de aquí fue que expresó: ?cuán indeciblemente melancólicos pueden ser los trópicos, cuán desesperanzados y qué completamente resignados a esa desesperanza?) y Trinidad en el Caribe, después Belice (que le parece es el fin del mundo); ingresa a Guatemala presumiblemente el 20 de febrero por Puerto Barrios conociendo el sitio arqueológico de Quiriguá en Izabal (que en ese entonces era administrado por un médico escocés que a la vez curaba a los enfermos que la United Fruit Company producía), donde permaneció tres días. Se traslada en tren a la capital, a donde arriba el 1 de marzo de 1933. En fechas subsiguientes visita Ciudad Vieja y Antigua Guatemala, Atitlán, Chichicastenango, Zacapulas y Momomostenango. El 24 de marzo por la mañana llega a El Imparcial; Aldous Huxley, célebre escritor inglés, de visita en Guatemala. Guatemala : edición del viernes 24 de marzo de 1933. Páginas 1 y 2. Véase también: El Imparcial; Opinión del escritor inglés Aldous Huxley, de Guatemala. Guatemala : edición del sábado 25 de marzo de 1933. Página 1.
41 42 23 las ruinas de Copán en Honduras y ya en la tarde está de regreso en la ciudad de Guatemala, siendo entrevistado por el periodista de ?El Imparcial?, como se anotó en líneas anteriores. Huxley sale de Guatemala poco antes de la semana santa de ese año que principió el 9 de abril, trasladándose a México donde concluye su viaje, cuyas impresiones de personas y lugares las dejó plasmadas en Más allá del Golfo de México, publicado por primera vez en inglés en 1934 con el título Beyond the Mexique Bay (New York, Harper & Bros.), edición que tuvo que esperar casi cinco décadas para ser reproducida en español. 41 La burocracia dentro de la Iglesia Como el acuerdo verbal de contratación con su amigo ?Erick? especifica que le pagarán cinco mil dólares por todo el trabajo de corrección de estilo, de los cuales recibirá el 50% al día siguiente de haber empezado a trabajar, el personaje-narrador se exacerba cuando al tercer día en que llega a cobrar, por simples trámites burocráticos el encargado de las finanzas de la organización de la iglesia católica –un panameño– le indica que no puede pagarle todavía porque no ha recibido instrucciones (págs. 35 a 38). Despotrica contra los responsables del atraso en el pago, por la ?ineficiencia de esa burocracia católica? (pág. 36) como si de este dependiera toda su vida porque ?el cumplimiento de un pago está por encima de cualquier otro valor? (pág. 37), o como si al lector le interesara saber que el personaje no puede vivir sin dicho anticipo, olvidando que en Guatemala y Centroamérica es normal que los pagos por contrataciones personales ocurran hasta cuatro o seis meses después de haber empezado un proyecto. Ese olvido no lo encontrará el lector solamente en Insensatez sino también en El sueño del retorno (2013) cuando ?Erasmo Aragón? se queje que ?lidiar con la burocracia cansa, amarga el ánimo y desfonda el sentido a la vida?, 42 solo porque a él le urge recibir el cheque de prestaciones laborales en la empresa periodística donde se desempeña y renuncia para irse a El Salvador e iniciar el proyecto de fundar una revista. Lo peor del caso, entre la insensatez con que actúa el corrector de pruebas, es que a tanto llega su enojo por no recibir el pago que hasta se imagina dándole golpes en el estómago y metiéndole un cuchillo al contable que le negó la paga prometida del 50% y aunque en realidad no lo hizo, solo lo pensó, después siente ?la placidez de quien se ha quitado un peso de encima? y no obstante que el contrato especifica que debe trabajar todo el día en el horario normal de la oficina, por la ausencia del cheque en dólares (pues no aceptará los sucios quetzales, ?billetes viejos y apestosos?, pág. 37) decide largarse, ?ya que ni de broma iba a trabajar hasta que los dos mil quinientos dólares estuvieran en mi bolsillo, tal como hice, sin darle explicaciones a nadie? (pág. 40). Sobre su opinión de los lugares y comunidades que visitó en Guatemala, véase páginas 35 a 183 de: Huxley, Aldous; Más allá del Golfo de México. Buenos Aires, Argentina : Traducción de Leal Rey. Editorial Sudamericana, 1980. Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit., página 96.
24 Carlos Martín Beristain En la vida real, otro de los autores del Informe Remhi fue el español Carlos Martín Beristain; es un ciudadano de origen vasco, médico de profesión y a la vez doctor en psicología; tuvo a su cargo la coordinación del Informe y aunque él mismo señala que le correspondió la redacción del Tomo II (Los mecanismos del horror), Edgar Gutiérrez Girón también se atribuye su autoría; mejor pensar que se trató de un esfuerzo al alimón, en lugar de reclamar derechos de autor. A Carlos Martín Beristain el autor de la novela Insensatez lo incluye como personaje de la misma, con el nombre ?Joseba?, indicando que no lo conocía, especificando que el método de trabajo de este fue ?plantear diversas tesis sobre los efectos que el descuartizamiento particular y generalizado tuvo sobre la salud física, mental y emocional de la población sobreviviente, para enseguida apuntalar sus tesis con los testimonios de esta misma población, debidamente escogidos entre los centenares y centenares de casos que se tenían en archivo? (págs. 27 a 28). A ?Joseba? se lo presentan hasta días después de haber empezado a trabajar, cuando este regresa de su viaje a España y llega a admirar que no haya salido corriendo ?sin la menor dilación? después de estudiar los cientos de casos expuestos por las ?víctimas traumatizadas por la orgía de sangre y pólvora de la que por suerte habían salido con vida? (pág. 81) y a la vez se atreve a exponerle la siguiente ?paradoja, que un sujeto con la más arquetípica pinta de conquistador español se haya dedicado con tanta devoción a rescatar la memoria masacrada de los indígenas, sin ánimo de ofender, aclaré? (pág. 82). Y como hay ?casos que se tenían en archivo, algunos de los cuales leídos esa mañana habían conmocionado mi imaginación enfermiza? (pág. 28), más claro no canta un gallo. El corrector de estilo del Informe Remhi ya traía sus fantasmas y atavismos mentales, que le provocaban esa imaginación enfermiza al ir avanzando en la lectura del borrador. No se trata que los casos o testimonios en sí le hubieran estimulado una reacción emocional de rechazo a los horrores de la guerra no declarada, el cacareado enfrentamiento armado interno, sino que sus experiencias anteriores en su propio país ya lo tenían enfermo de la mente. El problema es cómo expone dichas reacciones al lector, de una manera vulgar, dando lugar a que no se conozca qué pasó ni que dicen los testimonios de los sobrevivientes, sino solo a leer qué ocurre en la mente de por sí ya débil del corrector de estilo, quien a lo largo de su exposición solo piensa en sí propio y no en hacer ver que el ?Guatemala, nunca más?, efectivamente no debe volver a ocurrir. Mapa del Centro Histórico Como el autor menciona y describe lugares donde el corrector de pruebas estuvo durante los menos de tres meses en que se dedicó a revisar parte del borrador del Informe Remhi (no le da este título claro está), es pertinente ubicarlos porque demuestran que el contexto de la novela, esta no se refiere a algún país centroamericano sino específicamente a Guatemala.
43 25 Mapa del Centro Histórico, ciudad de Guatemala, con indicación (*) de lugares donde estuvo el corrector de pruebas del Informe Remhi 43 Iglesia San Conservatorio Nac. de Música Café de Imeri Hotel Pan American Sebastián Edificio Engel Café León La Bodeguita Tasca española La tasca española fue el lugar donde se reunió por primera vez con ?Erick?, bebiendo un buen Rioja y dejándose convencer para participar en la corrección de pruebas del en ese entonces borrador del Informe Remhi. Se ubica en la 15 calle y 6ª avenida ?A? de la zona 1. El Edificio Engel es donde alquiló un apartamento (US $ 400.00 mensuales) durante los escasos dos meses que estuvo en ciudad de Guatemala, toda vez que abandonó el trabajo y dejó la revisión a medias, acusado por sus miedos de un posible secuestro. Esquina de la 11 calle y 6ª avenida zona 1. El área que corresponde a la Catedral Metropolitana tiene su frente sobre la 7ª avenida y abarca de la 6ª a la 8ª calle. Mapa del Centro Histórico ciudad de Guatemala, tomado de http://pp.centramerica.com/pp/bancofotos/141- 1896.jpg Los asteriscos o estrellas de color rojo constituyen una adaptación para especificar lugares donde estuvo el personaje de la novela Insensatez.
26 Atrás de la Catedral se encuentra la sede del Arzobispado de Guatemala y dentro de la misma la Oficina de los Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA). La entrada es sobre la 8ª avenida entre 6ª y 8ª calle. Al salir de la sede del Arzobispado y de la ODHA el visitante encuentra que la calle es sucia y mal oliente por el fuerte olor a urea y defecaciones, tal como lo describe el autor. Frente al Arzobispado está el Mercado Central, lugar donde se expenden frutas, legumbres, carnes, flores y artesanías. Es visitado por turistas que desean llevar recuerdos de artículos típicos de Guatemala. Tiene varias entradas sobre la 8ª y 9ª avenidas, así como por la 6ª y 8ª calles. El Portal del Comercio, el cual existe desde el último cuarto del siglo XIX (6ª avenida y 8ª calle) alberga al bar y restaurante de abolengo ?El Portalito?, fundado al final de los años 30 del siglo anterior. Se expenden bebidas alcohólicas, principalmente cerveza; la presencia de los parroquianos es animada por una marimba con seis integrantes. En el lugar hay fotografías sobre las mesas que frecuentaban personajes de la vida nacional y artistas internacionales que lo visitaron o eran clientes asiduos, como por ejemplo Miguel Ángel Asturias. El Pasaje Aycinena se encuentra en la parte trasera del Portal del Comercio (9ª calle entre 7ª y 8ª avenida). En su interior está el callejón conocido como ?Las cien puertas?. En el mismo el autor ubica el bar que llama ?Las Mil Puertas?. La Bodeguita del Centro, que el autor denomina ?La Bodeguita de Enfrente? (pág. 48), se encuentra en la 12 calle y 3ª avenida zona 1. Durante las noches hay música trova, interpretada por grupos en vivo, así como conciertos de rock con agrupaciones pequeñas. Café León, esquina de la 11 calle y 8ª avenida ?donde podía beber el mejor café de la ciudad y leer los periódicos tranquilamente? (pág. 60). Hotel Pan American, ubicado en la esquina de la 9ª calle y 6ª avenida zona 1; el autor le cambia el nombre por el de ?Hotel del Centro? y reitera su aversión por la música de marimba que en vivo interpreta melodías en tiempo de almuerzo y la considera una perturbación contra los comensales, y ?una plaga en la totalidad de los restaurantes? (pág. 77); cuestión de gustos se dirá, para evitar entrar en discusiones. Café de Imery, situado en la 6ª calle entre 4ª y 5ª avenida zona 1 (pág. 84), lugar donde tiene una larga conversación con ?Joseba? (Beristain). La Octava Avenida Cuando el corrector abandona la oficina, molesto porque no le han pagado el adelanto ofrecido, sale ?por la Octava Avenida, una cuadra apestosa a orines y a basura que separaba el palacio arzobispal del mercado central, un estercolero a espaldas de catedral? (pág. 40). Tiene razón al describir así dicha cuadra, no tenía por qué utilizar lenguaje políticamente correcto para mencionar este detalle siendo que no obstante los esfuerzos de la Municipalidad de Guatemala para adecentar el lugar, la ?cultura? popular es que cada quien hace sus necesidades fisiológicas en esta cuadra como si de un sanitario público se tratara, sobre todo en horas nocturnas por lo escaso de la iluminación.
27 Las cien puertas El autor refiere que el protagonista de la novela llega ?a la Novena Calle y empecé a remontarla hacia el Pasaje Aycinena? (pág. 41) el cual debe su nombre al antiguo Marqués de Aycinena del siglo XIX el cual era propietario de prácticamente toda la cuadra, donde también se ubica un callejón conocido como ?Las cien puertas?, porque a ambos lados del mismo se encuentran dos edificios de dos plantas y cada uno tiene más de 50 apartamentos que son alquilados para ser utilizados como residencia, dormitorio, almacén, bodega o en calidad de bares, uno de los cuales es ?propiedad de comunistas reciclados? (pág. 41). No puede haber duda que la trama de la ficción en la vida real corresponde a Guatemala. Marco Antonio Flores (a) El Bolo Flores Otro personaje de la vida real mencionado por Castellanos Moya a través del personaje central de la novela, es el poeta, novelista y ensayista guatemalteco Marco Antonio Flores (1937-2013) a quien se le conoció más como El Bolo Flores. Fue becario en el Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México. Títulos publicados: novelas Los compañeros, En el filo, Las batallas perdidas y Viaje hacia la noche. En poesía: La voz acumulada, Muros de luz, La derrota, Persistencia de la memoria. Se le otorgó el Premio Nacional de Literatura ?Miguel Ángel Asturias? en 2006. Castellanos Moya no escribe el nombre Bolo Flores, sino lo transforma como ?Polo Rosas?, que al final es lo mismo. Como la novela la escribe en primera persona, por medio de su personaje explica que leyendo un ?periodicucho llamado Siglo XX? (el verdadero es Siglo 21) encuentra un artículo de opinión de ?Polo Rosas? donde este lo acusa: ?me vi mencionado de manera ignominiosa, el escritorzuelo ese a quien yo había visto un par de veces en México, afirmaba en la columna de marras que yo le había contado que fulanito me había contado que zutanito se había opuesto a que al tal Polo Rosas le otorgaran un premio de novela una década atrás, lo cual por supuesto me dejó boquiabierto no sólo por la falsedad de la información sino porque toda ella era traída de los pelos para sugerir que yo era un soplón? (pág. 60). Al Bolo Flores- ?Polo Rosas? lo califica de ?escritorzuelo con fama de izquierdista rebelde? (pág. 61), que sí lo fue por lo que se refiere a izquierdista, y también mal hablado hasta para escribir en sus novelas, a la par de iconoclasta e irónico en su prosa. Esto es, no se le discute la razón al protagonista de Insensatez al señalar de esa forma a ?Polo Rosas?, ni tampoco es de negar que este lucía estupenda ?calva con unos mechones canosos en su circunferencia? (pág. 62), lo cual no tiene nada de extraordinario, aunque sí en la mente de un paranoico que tacha al Bolo Flores de ?oreja de la G-2, o sea de la mal llamada inteligencia militar […] no era en sentido estricto un novelista sino un dueño de casas de alquiler en distintos barrios de la ciudad? (pág. 63), aserto que en sí es una insensatez porque el escritor vivió y murió en la pobreza, pero si de ningunear a alguien se trata, nada que mejor que decir que era millonario sin valorar su obra literaria, a diferencia del norteamericano Seymour Menton que comentó que la publicación de Los compañeros (1976) fue un verdadero parteaguas literario.
44 28 El ninguneo llega a su máximo cuando Castellanos Moya se explica entonces el por qué las novelas del Bolo Flores- ?Polo Rosas? tratan ?sobre desertores y delatores de la guerrilla, y algo todavía peor, así se entendía que dicho sujeto en dos ocasiones ingresara a grupos guerrilleros izquierdistas y que lograra salir indemne cuando la mayoría de sus compañeros era asesinada? (pág. 64), dando lugar a considerar entonces que para demostrar que se es lo que se escribe, el Bolo Flores debió haber muerto como un mártir. Igual diría entonces del otrora comandante guerrillero Pablo Monsanto, que ahora es dirigente de un partido político de izquierda y recién en diciembre de 2013 publicó la primera parte de sus memorias. 44 Como la paranoia del corrector de pruebas lo lleva a pensar que por culpa de ese artículo de ?Polo Rosas? podría quedarse sin trabajo en la ODHA, trata de hablar con su amigo ?Erick? al respecto, pero este ni se entera o no se da por aludido acerca del supuesto ?mensaje? enviado por los militares a través de la columna atribuida al Bolo Flores. Vinicio Cerezo Arévalo Otro personaje de la vida nacional mencionado por el corrector de pruebas –estilista se llama él mismo (pág. 69)– es Vinicio
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |