La década dorada: economía e inversiones españolas en América Latina 1990-2000
Enviado por IVÁN JOSÉ TURMERO ASTROS
- Introducción
- El pasado reciente y la evolución acontecida
- La revolución acontecida
- Del crecimiento hacia fuera al crecimiento hacia dentro
- El consenso de washington. Una nueva política económica
- Las transiciones incompletas
- Desafíos para completar las reformas
- Panorama de la economía latinoamericana
- Argentina. La primera crisis económica del siglo xxi. Lecciones para una economia global
- Los procesos de integración económica en américa latina, del paramericanismo al alca. Implicaciones para la unión europea y españa
- Conclusiones
- Bibliografia
Latinoamérica se encontraba sumergida en un proceso de grandes cambios, saliendo de una época política donde las dictaduras, una tras otra, fueron cayendo, y con esto llegó la instauración de la democracia, dando paso a nuevos gobiernos que iniciaron la consolidación del Estado de Derecho, adoptando como sistema económico la economía de mercado; y por ende, reconociendo a la iniciativa privada y a la empresa como motor del desarrollo económico y social, y redefiniendo de esta manera el papel del Estado.
El presente trabajo, muestra este período de la historia moderna "década dorada", como el más trascendental y significativo para la expansión y presencia internacional de la economía y las empresas españolas especialmente en Latinoamérica. Durante esta década, el sector exterior prácticamente no existía y menos aún las inversiones directas. Por consiguiente, es oportuno mencionar el marco reflexivo a la vez que analítico, en el cual se sintetice con claridad el porqué de estos notorios cambios estructurales, y extraer lecciones útiles para el desempeño actual y futuro de las multinacionales españolas.
La importante expansión inversora se produce a principios de los años noventa, cuando la inversión directa en España tanto la recibida como la realizada, no alcanzaba ni el 3% del PIB, mientras que a finales, estos flujos representaron casi el 10% del PIB. En pocos años se produjo un cambio de enorme trascendencia económica, reflejo de la creciente capacidad competitiva empresarial en los mercados internacionales. Las razones de por qué Latinoamérica se compone como centro casi exclusivo de los flujos de capital español, son variadas. En su conjunto, lograron especialmente durante la segunda mitad de los noventa, que los países emergentes de América Latina, se configurasen como destino preferente para las inversiones españolas, ayudados por un clima económico internacional favorable.
PARTE I
ECONOMÍA DE AMERICA LATINA. PANORAMA ACTUAL Y PERSPECTIVAS
El pasado reciente y la evolución acontecida
1. El pasado reciente
Dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia de Hispanoamérica surgió un último enfrentamiento, la Batalla de Ayacucho, la cual significo el final definitivo Colonial Español de América del Sur. La batalla se llevó a cabo en la Pampa de Quinua o Ayacucho, Perú en 1824, dicha acción militar puso fin a la campaña libertadora del Perú, donde el ejército liderado por el General Antonio José de Sucre, liberó de manera definitiva a dicha nación.
No obstante, el logro de la independencia política no implicaba el logro de la independencia económica, pese a que América Latina logró romper lazos con las monarquías ibéricas, no cortó vínculos comerciales con el mundo exterior. Por el contrario, éste atrajo la atención de los navieros, comerciantes y banqueros de Europa y los Estados Unidos. En un lapso breve, los Estados de Centro y Sudamérica se vieron inmersos en una nueva red de relaciones mercantiles y financieras que gradualmente los llevó dinámica de la economía mundial y a sus consiguientes ciclos de expansión y recesión, de bonanza y crisis.
Todo esto coincidió con una fase cíclica de prosperidad de la economía británica promovida por el desarrollo de la industria textil algodonera, lo que motivó una serie de cambios que inicialmente provocaron la transformación de la sociedad británica, acabaron influyendo sobre la propia economía. Para entonces los beneficios acumulados en Gran Bretaña eran enormes, y en buena parte se habían invertido ya en otras ramas de la producción. Pero sus necesidades de alimentos estimularon la comercialización de la agricultura, y su demanda de bienes de consumo ayudo a crear un mercado interior para la propia producción industrial.
La expansión económica fue estimulada a su vez por la introducción de nueva tecnología en otros ámbitos: la burbuja de los ferrocarriles ingleses, las empresas navieras de vapores, las primeras compañías eléctricas (luz) y de gas. Dichas innovaciones cautivaron la atención de los inversionistas de toda Inglaterra, las compañías acudieron a los futuros inversores con un apetecible negocio en un periodo de nueva expansión económica, los proyectos de nuevas líneas ferroviarias proliferaron y las acciones subieron como espuma, los inversionistas optaron por invertir sus capitales en los nuevos negocios, algunos sólidos y consistentes, otros claramente fraudulentos.
Vale mencionar que, se realiza un análisis acerca de la historia de la economía latinoamericana para lograr un mayor entendimiento y comprensión de la situación actual referente al ámbito económico de América Latina, tomando en cuenta el pasado reciente y la evolución acontecida a lo largo de los últimos años.
La revolución acontecida
La demanda de exportaciones y las entradas de capital tuvieron un gran impacto en las diversas estructuras económicas, sociales y políticas de Latinoamérica durante este periodo. La geografía, el legado político y las características sociopolíticas subyacentes fueron otros aspectos importantes respecto a las naciones Europeas, la rápida expansión del comercio mundial también resultó una de las características de la aceleración del crecimiento económico de estos países, cuya industrialización fue intensa durante el siglo XIX. Este proceso continuó durante los primeros años del siglo XX, pero sufrió una disminución notable en 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Uno de los aspectos más resaltantes durante este período, es la alta proporción de materias primas, como una de las constantes del comercio mundial. Hasta la Primera Guerra Mundial, otro aspecto importante fue el predominio de Europa Occidental, sobre todo de Gran Bretaña, el pico propiamente dicho se desarrolló dante 100 años, el llamado siglo Imperial desarrollado entre 1815 y 1914, a través de una serie de fases de expansión relacionadas con el comercio, la colonización y la conquista, además de periodos de actividad diplomática, aunque el equilibrio se fue desplazando gradualmente hacia Estados Unidos.
Latinoamérica ha pasado por una serie de grandes cambios económicos, sociales y políticos de gran alcance desde finales del siglo XIX. Las economías nacionales se integraron en el sistema global centrado en Europa y Estados Unidos. Para Latinoamérica, durante el periodo comprendido entre 1870-1914, la transformación económica fue de gran profundidad, pero sus efectos variaron. Estas variaciones han llevado a una gran diversidad de experiencias nacionales, por lo que la experiencia de cada país dependía en gran medida de su geografía y dotación de recursos naturales.
El caso de Argentina es radicalmente distinto al de países como Ecuador o Haití. Argentina, con sus vastas y fértiles pampas, se convirtió en un importante productor de bienes agrícolas y ganaderos (lana, trigo y sobretodo carne vacuna). Los países que crecieron más rápidamente en estos años fueron en general los de mayor población: Argentina, México (hasta la revolución de 1910) y Chile, el cual resucitó la producción de cobre, industria que había caído en decadencia tras los años de la independencia. Es posible que la inestabilidad política de Colombia en el siglo XIX explique un arranque económico más tardío, aunque luego registró un crecimiento rápido.
El caso de Brasil es una excepción parcial, estuvo en el dominio político de Portugal, pero pese a esta situación se hizo famoso por su producción de café. Cuba cultivó café, además de azúcar y tabaco. México comenzó a exportar una serie de materias primas, desde el henequén, una fibra empleada para hacer cuerda, azúcar y minerales industriales tales como el cobre y el zinc. Centroamérica exportó café y plátanos, mientras que de Perú salieron azúcar y plata.
El desarrollo de estas exportaciones fue acompañado de productos manufacturados, casi siempre de Europa. Latinoamérica compraba textiles, maquinaria, bienes de lujo y otros artículos, con lo que se dio un intercambio, aunque los precios de las exportaciones latinoamericanas eran más inestables que los de las europeas. En otras palabras, el tamaño del país de por sí no determinó el interés del inversionista. La ubicación geográfica, las relaciones y la estabilidad política también influyeron; los países que acababan de salir de las turbulencias del siglo XIX quedaron al final de la lista. Estos países instruyen la complejidad de la historia contemporánea latinoamericana.
Del crecimiento hacia fuera al crecimiento hacia dentro
La gran depresión, conocida como la crisis del 29, fue una crisis económica mundial se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre de 1929, la cual rápidamente se extendió hacia todos los países del mundo.
La depresión tuvo grandes efectos devastadores en casi todos los países, donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio nacional descendió entre un 50 y 66%. Éste fue el momento decisivo de la transición de América Latina desde un crecimiento económico hacia fuera, basado en la exportación, hacia un desarrollo hacia dentro, sustentado en el modelo conocido como Industrialización mediante la Sustitución de Importaciones (ISI).
El modelo económico de industrialización mediante la sustitución de importaciones abarcó el período comprendido entre los años 1933-1980, hace referencia a una estrategia o modelo económico adoptado en Latinoamérica y en otros países en desarrollo con sucesión a la Primera Guerra Mundial. La escases de productos elaborados provenientes desde las naciones europeas industrializadas durante las guerras mundiales e incluso durante la Gran Depresión, fue un estímulo a esta política, que también se puede puntualizar como el dejar de importar productos extranjeros y emprender a consumir los productos en el propio país de origen.
En el seno de esta etapa nace la llamada edad dorada de la economía de América Latina, comprendida entre los años 1950 a 1973, el cual fue un periodo transcurrido desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta la Crisis de Petróleo de 1973, que coincide con el período de posguerra, y durante la cual se mantiene un crecimiento medio del 5.33%. En la postguerra se acentuó la tendencia intervencionista del Estado que había comenzado a desarrollarse en la década de 1930 y que dio forma al Estado de Bienestar.
A lo largo de dicho período en América Latina, los acontecimientos resultaron más prometedores que lo previsto para el sector externo: la expansión en los años cincuenta, con la recuperación europea en marcha, permitió a la región crecer y enriquecerse, convirtiéndose en suministradora de materias primas para todo el mundo, en tanto que Europa se reconstruía tras la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los más destacados aspectos de la economía fue la producción a bajo costo de una gran diversidad de bienes, a raíz del perfeccionamiento de nuevas tecnologías y la introducción de métodos de producción más eficientes. Esencialmente, la industrialización por sustitución de importaciones es un modelo que busca promover el desarrollo de industrias locales para que produzcan bienes que están siendo importados, de esta manera se consigue expandir el aparato industrial local con la consecuente disminución del desempleo y el aumento del consumo interno, suponiendo una clara estrategia de crecimiento económico.
Después de la Segunda Guerra Mundial las tasas anuales de crecimiento de la producción consiguieron valores sin precedentes. La comparación de los valores disponibles para los diferentes periodos históricos de crecimiento anual del producto bruto de los principales países desarrollados lo muestra de modo contundente. Por último, otro elemento de relevancia para la comprensión de la dinámica económica de la segunda postguerra lo constituyen los porcentajes de crecimientos de los volúmenes de exportación, que superaron los aumentos correspondientes del PIB en todo el mundo.
Con la implementación de un nuevo modelo económico que estaba asentado en el Consenso de Washington, varios países se esforzaron por implementar los múltiples componentes de los paquetes de reformas, el término se ha asociado con las diversas políticas neoliberales en general y se ve involucrado en la amplia discusión sobre el creciente papel del mercado libre, las restricciones sobre el estado y la influencia de los Estados Unidos y de la globalización de forma más amplia, en la soberanía nacional de los países.
La adopción generalizada por parte de los gobiernos del Consenso de Washington fue en gran medida una reacción a las crisis macroeconómicas que afectaron a gran parte de Latinoamérica y otras regiones que se encontraban en desarrollo, durante los años ochenta. Muchos países incluyendo la mayoría de aquellos en Latinoamérica, han llevado a cabo una significativa liberación unilateral del comercio durante los años posteriores, abriendo sus economías.
Gráfico 1. Ciclo económico en América Latina 1997-2001 (PIB desestacionalización, variación trimestral anualizada). Incluye: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, Venezuela.
Este crecimiento permitió engrandecer el ingreso promedio de los latinoamericanos sólo un 1.5% anual, menos que en los países desarrollados, donde aumentó un 2% anual, o que en algunos grupos de países de Asia, donde creció a tasas cercanas al 3.5%. Desgraciadamente, el ritmo de crecimiento del ingreso es tan lento en Latinoamérica que se requeriría cerca de un siglo para que la región pudiera alcanzar los niveles actuales de ingreso de los países desarrollados. Vale mencionar que la amplia liberalización de los mercados y la privatización de las empresas públicas se extendieron en toda la región, contribuyendo a un profundo recorte del papel del Estado. De una activa intervención en la asignación de recursos y las actividades productivas directas hasta los años setenta, el Estado pasó a centrarse en la política macroeconómica, la construcción de infraestructuras y los programas sociales.
En términos generales, el nuevo ideario apostaba por un paquete conjunto de políticas económicas tales como: la lucha contra el déficit público por la vía de reducción del gasto, las reformas para reducir la progresividad impositiva, la privatización de las empresas públicas, la liberación del comercio y de los mercados de capitales a nivel internacional, la minimización de las condiciones a la entrada de inversiones extranjeras y la desregulación de los mercados laborales internos.
Gráfico 2. América latina y el caribe. Producto interno bruto (porcentaje de variación con respecto al mismo trimestre del año anterior). Incluye Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela.
En el siguiente Gráfico 2 se observa la evolución del PIB en Latinoamérica y el Caribe, al mismo tiempo se puede apreciar la repercusión de la crisis mexicana, asiática y de los atentados del 11 de septiembre. Los datos son porcentajes de variación con respecto al mismo trimestre anterior.
Latinoamérica experimentó la tercera desaceleración fuerte de la actividad productiva en menos de una década. Ésta fue una crisis de alcance mundial, la peor en dos décadas. Su núcleo ha sido la economía norteamericana. Sus efectos ya se habían experimentado con fuerza antes del atentado del 11 de septiembre.
El camino más significativo de transmisión de la crisis ha sido, en esta ocasión, el comercial. El comercio mundial pasó de crecer un 12% en términos reales en el 2000 a estancarse en el 2001. Su efecto sobre Latinoamérica ha sido profundo, en términos reales, sus exportaciones pasaron de aumentar 12% a un magro 2%, sumado a esto se une una caída amplia de precios de las materias primas, con lo cual el valor de las exportaciones disminuyó.
En términos financieros, el choque experimentado por Argentina ha sido considerable, poco más del 8% de su Producto Interno Bruto. Asimismo fue fuerte en Brasil, si bien en el resto de la región fue moderado. De hecho, los mercados financieros jamás se recuperaron después de la crisis asiática para los países en desarrollo. Vale mencionar que ninguna economía latinoamericana se ha salvado de los efectos de la crisis internacional.
El consenso de washington. Una nueva política económica
1. El Consenso de Washington
Las formulaciones del Consenso de Washington datan del año 1989, cuando Estados Unidos consideró la poca disposición que tenían los países de Latinoamérica para empezar las reformas que les permitiesen salir de la crisis de la deuda externa. Una quincena de países alcanzó efectuar la transición política desde la dictadura a la democracia, adoptando todos la economía de mercado como modelo económico.
Formulaciones del Consenso de Washington:
1. Disciplina fiscal. En la conferencia predominaba la opinión de que los déficit fiscales grandes y sostenidos, componen una fuente primaria de dislocamiento macroeconómico que se presenta como inflación, déficit de pagos y fuga de capitales; además, un déficit presupuestario acompañado de altos niveles de inflación, socava la confianza de los inversionistas, por ello las exportaciones habían experimentado una contracción en la década de 1980, debido principalmente a los altos déficit presupuestarios derivados de la política proteccionista.
2. La inflación como parámetro central de la economía. Para los impulsores del Consenso de Washington, las políticas de ajuste y reforma estructural tienen su origen en la crisis de la deuda.
3. Prioridades en el gasto público. Tal reordenación se llevaría a cabo a partir del recorte al gasto público para reducir el déficit presupuestario sin recurrir a los impuestos. Los subsidios de la administración pública serían los primeros perjudicados, debido a que la asignación de esos recursos se consideraba un despilfarro, la eliminación paulatina de las subvenciones permitiría asignar esos recursos en áreas estratégicas de carácter social.
4. Reforma Tributaria. El aumento del ingreso vía impuestos se considera una alternativa a la reducción del gasto público para paliar déficits fiscales.
5. Tasas de interés. Las tasas de interés deben ser determinadas por el mercado, y la necesidad de tasas de interés real positivas, para incentivar el ahorro, por un lado y desalentar la fuga de capitales.
6. Tipo de cambio. Se consideraba como un prerrequisito para el crecimiento apoyado en las exportaciones. Un tipo de cambio competitivo brindaría seguridad a los negocios para invertir en las industrias de exportación. Según el Consenso de Washington, la política orientada al exterior y a la expansión de las exportaciones era necesaria para la recuperación de América Latina.
7. Política comercial. La liberalización de las importaciones compone un elemento esencial en una política económica encaminada hacia el sector externo.
8. Inversión Extranjera Directa (IED). La liberalización de los flujos financieros externos no es alta prioridad.
9. Privatizaciones. En general, se considera que la privatización de empresas de propiedad estatal compone una fuente de ingresos de corto plazo para el Estado y la lógica subyacente, que la empresa privada es más eficiente que la estatal.
10. Desregulación. Una forma de promover la competencia es mediante la desregulación. Que básicamente, es la disminución de las limitaciones a las transacciones financieras como de los derivados financieros y por tanto sus garantías de solvencia con el fin de favorecer sus intereses, habitualmente con la excusa de hacer más eficiente el mercado financiero internacional.
Aplicación de las reformas económicas del consenso de Washington.
La aplicación de las medidas varió de un país a otro, la índole y la intensidad de las reformas en Latinoamérica en los años 90 superaron todo lo conocido hasta entonces. De ello resaltó un aumento del flujo de capitales hacia el continente, 14 mil millones de dólares en 1990, frente a 86 mil millones de dólares en 1997, antes de caer hasta 47 mil millones de dólares en 1999, como consecuencia de la crisis financiera asiática. Otra de sus secuelas positivas fue la expansión de los volúmenes de las exportaciones en casi todos los países.
a. Los fallos del consenso de Washington
Quedó excluido, el tema de la equidad, esta exclusión es grave, ya que uno de los lugares en donde más se aplican las políticas de ajuste derivadas del consenso (e implementadas por el FMI) es en Latinoamérica. También se excluyen temas como el crecimiento o el problema ecológico. Asimismo, se habla muy poco de la necesaria tarea gubernamental de luchar para que se mantengan condiciones auténticas de competencia en los mercados.
Los objetivos de la política económica realmente deberían incluir la mejora de los niveles de vida, incluyendo educación y salud, un desarrollo sostenible ecológica y políticamente estable, un desarrollo igualitario y un desarrollo democrático el cual incluya la participación consciente de los ciudadanos en las decisiones colectivas que les afectan de tantas maneras.
2. Ampliar las reformas
La colaboración en la sociedad de la información y del conocimiento, permite a los países crear riqueza mediante la adición de valor a los recursos locales, por lo cual se atribuye la necesidad de producir dicha riqueza de modo sustentable y distribuirla más equitativamente, adquiriendo así la posibilidad asegurarse un sitio en la arquitectura de la nueva economía mundial, cada vez más enraizada en las redes digitales lideradas por la economía estadounidense, cuya ventaja competitiva en materia de tecnología, información, y gestión del conocimiento ha tomado la delantera internacional.
Por ende, con el propósito de acortar distancias, tanto de los países como entre los países hispanoamericanos, uno de los puntos más notorios es llevar a cabo acciones efectivas, para lograr incorporar en el más breve plazo de tiempo posible, estas tecnologías así como la adecuación correspondiente al nuevo modelo de desarrollo económico de Iberoamérica, adaptándose a las exigencias de la globalización como remedio para poder pasar del círculo vicioso al círculo virtuoso, del crecimiento, la prosperidad y la estabilidad. Tratando de aprovechar la riqueza y las enseñanzas del Consenso de Washington para ampliar y reformar estas reformas en beneficio de un progreso económico y social sostenido en Iberoamérica.
3. Conclusión
El Consenso de Washington fue diseñado bajo un marco neoliberal; es decir, se dio prioridad a la estabilidad macroeconómica, liberalización comercial y de capitales y, principalmente, a la disminución del papel del Estado en la economía; de esta manera, las políticas más allá de responder al contexto latinoamericano, respondían a las exigencias económicas estadounidenses. El neoliberalismo se instauró con éxito en la vida económica de América Latina, a partir de las políticas económicas.
Los acuerdos comerciales globales y regionales son un determinante en la instauración de las políticas neoliberales, pues a través de ellos las economías se han abierto paulatinamente al mercado. Además, cabe destacar que tanto en el modelo cerrado como en el abierto, las exportaciones desempeñan un papel fundamental, la diferencia radica en que ahora gran parte de los insumos, para la expansión de las exportaciones son suministrados por corporaciones multinacionales. Por ello los acuerdos comerciales son un determinante en el éxito de los programas de ajuste estructural.
El Consenso de Washington se convirtió en una especie de ideologización económica para Latinoamérica, las políticas económicas dejaron de ser simples propuestas y pasaron a ser un instrumento de control político y económico para los países interesados en insertarse y conseguir el sello de aprobación de las economías altamente desarrolladas y de los organismos internacionales.
No hubo, un proceso único de transición en Latinoamérica, fueron muchos los procesos de transición que, a pesar de tener características comunes, se diferenciaron entre uno y otro país, tanto por el año en que comenzaron como por el nivel de profundidad de las reformas instrumentadas. El cambio en el crecimiento y en la estructura de la población, la reforma del Estado, el comercio intrarregional, los ajustes macroeconómicos, el cambio en las políticas comerciales y la apertura comercial y financiera fueron las principales reestructuraciones ocurridas en el proceso de transición en casi todos los países de Latinoamérica. Los aspectos más frecuentes de este cambio se pueden dividir en:
1. La transformación demográfica
La población de Latinoamérica se triplicó en los últimos 50 años, pasando de menos de 170 millones de habitantes en 1950 a un total calculado en más de 500 millones en el 2000. En el grafico 3, se muestra la tasa de crecimiento de la población ha caído sistemáticamente desde los años 60 debido principalmente a la disminución de las tasas de fecundidad. Otro cambio significativo registrado en la región fue el incremento de la esperanza de vida al nacer, debido a una declinación sustancial de las tasas de mortalidad, especialmente la de mortalidad infantil.
Gráfico 3. Población total y tasa de crecimiento 1950-2000.
La conjunción de estos dos cambios ha tenido un impacto significativo en la composición por edad de la población y, por consiguiente, en el crecimiento de la oferta de trabajo, aumento de la población económicamente activa. En lo que se refiere a la composición por edad de la población, la participación relativa de la población joven (0-14 años), que aumentó en términos relativos hasta mediados del decenio de 1960 comenzó a disminuir, llegando a menos de 32% este año.
Gráfico 4. Estructura de edades de la población 1950-2000.
La combinación de más mujeres y más jóvenes en el total de la población económicamente activa es un factor que ejerce presión en el mercado de trabajo y, a ciencia cierta, tiene como resultado un impacto negativo en las tasas de desempleo y en los niveles de salario real.
2. La reforma del estado
La reforma del Estado tuvo como objetivo generar las condiciones para lograr el equilibrio fiscal e incrementar su eficiencia y transparencia. El Estado cambió su carácter de agente central y rector del funcionamiento de las economías, que lo realizaba desde la Gran Depresión, como ente subsidiario de la actividad pública. Continuamente, gran cantidad de empresas estatales fueron privatizadas, así como numerosos mecanismos de control y regulación desmantelados.
Las reformas fueron impulsadas por apremios fiscales, la reducción drástica del gasto público condujo a un debilitamiento del Estado, incluso en el cumplimiento de funciones básicas. Las nuevas realidades que enfrentaron estos países a comienzos de siglo son diferentes a las de la crisis de los ochenta, hoy en día se requiere un Estado vigoroso y eficiente, capaz de responder a las nuevas necesidades de desarrollo económico y al mejoramiento de las condiciones sociales y de funcionamiento eficiente de los mercados.
3. La integración económica
La apertura de las economías regionales integró a Latinoamérica de manera más profunda en la economía mundial, llevando a los productores internos a aumentar sus niveles de competitividad. Desde comienzos de la década de los noventa la nueva integración latinoamericana ha logrado importantes éxitos, tales como el crecimiento del comercio intrarregional, la mejora en la calidad de este comercio y la captación de nuevos flujos de inversión extranjera directa. Mientras la apertura de los mercados financieros facilitaba la entrada del capital extranjero necesario para el crecimiento de las inversiones. La integración económica regional avanzó de manera formidable en este período como lo demuestra el crecimiento del flujo de exportaciones en la región. Las exportaciones intrarregionales crecieron del 11,1% de las exportaciones totales en 1985 hasta más del 21% en 1999.
4. Reestructuración industrial
La creciente y rápida incorporación tecnológica y la reestructuración del proceso productivo, representan otros cambios significativos que se registraron en muchas de las economías latinoamericanas desde las últimas décadas. Los cambios en la composición del PIB ocurrieron no sólo en Latinoamérica sino también en la economía mundial en su totalidad. Sin embargo, la región ha experimentado cambios más extremos que el resto del mundo en los últimos 20 años, lo cual es una buena señal de que Latinoamérica se suma a la corriente de industrialización.
Gráfico 5. Composición del PIB del mundo y de américa latina.
Las líneas, leídas de arriba abajo en su extremo derecho, representan los siguientes componentes del PIB: Servicios latinoamericanos, Servicios mundiales, Industria mundial, Industria latinoamericana, Agricultura latinoamericana, Agricultura mundial.
Es importante tener en cuenta que el mayor nivel de integración en la economía mundial, principalmente como consecuencia de la integración regional, dio como resultado la redistribución espacial de algunas actividades. En los dos países tecnológicos entre más avanzados de la región (Argentina y Brasil) esos sectores representaban alrededor del 30% de la producción industrial, y en otros casos (Chile, México y Perú), si bien no se había logrado un nivel de complejidad comparable del tejido industrial, el complejo metalmecánico constituía de cualquier manera el 20% del valor agregado manufacturero.
5. Ajustes macroeconómicos
La crisis económica que se extendió en la región como consecuencia del agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, se caracterizó por crecientes déficit fiscales, hiperinflación y desequilibrios de las cuentas externas, lo cual requirió grandes esfuerzos de ajuste macroeconómico en las últimas dos décadas, especialmente a lo largo de los años 90. Además, el crecimiento bajo e inestable, muchas veces con tasas negativas, ha fomentado el incremento observado en las tasas de desempleo abierto, y en el empleo informal de baja productividad y remuneración.
Latinoamérica se encontraba en plena fase de aplicación de cambios estructurales, integrándose rápidamente en la economía mundial y llevando a cabo ajustes macroeconómicos, cuando la economía de la región se vio afectada por la crisis financiera internacional iniciada en Asia (1997), y que se propagó posteriormente a otros lugares del mundo. Muchos cambios, como las privatizaciones, quedaron pendientes; el crecimiento económico se vio detenido por un incremento significativo del desempleo y se restringió el acceso a los mercados financieros internacionales a la vez que se encarecía el crédito dada la propensión del riesgo país.
6. Apertura comercial y cambiaria
Los países de la región comenzaron la liberalización comercial en función de decisiones unilaterales. La liberalización del mercado cambiario estableció el complemento natural de la reforma comercial.
Hoy por hoy, la gran mayoría de países han liberalizado el movimiento de capitales con el exterior, el tipo de cambio flexible pasó a ser el sistema sobresaliente en la mayor parte de estos, ya sea mediante un régimen de tasas flotantes o bien con tasas fluctuantes, independientemente de dicha autoridad. Las reformas ejecutadas aceleraron el comercio exterior, evidenciándose un crecimiento de éste en la década de los 90, siendo mayor la expansión de las importaciones que de las exportaciones.
7. Apertura arancelaria
Junto con la reducción y la racionalización de las estructuras arancelarias, los gobiernos eliminaron la mayor parte de las medidas no arancelarias, tales como licencias previas, licencias no automáticas, restricciones de control de cambios, prohibiciones sobre las importaciones, cuotas y contingentes de importación.
Casi todos los países de la región son miembros de esquemas subregionales de integración, y es en el marco de estos proyectos de constitución de uniones aduaneras donde han llevado a cabo la racionalización de sus estructuras arancelarias, además de la liberalización de la mayor parte de su intercambio mutuo.
8. El comercio intrarregional
La expansión del comercio intrarregional registrada en los últimos años, no ha sido en detrimento de una expansión en los volúmenes exportados a países de fuera de la región. Esto vendría a validar la tesis de que la integración regional y la apertura al mundo no son procesos incompatibles. Los aumentos más importantes que se registran en el comercio intrarregional en el período 1990-1992 corresponden a países vecinos, en particular Argentina-Brasil; Colombia-Venezuela; Chile-Argentina. Esto estaría mostrando que la vecindad geográfica sigue siendo un factor importante en el relacionamiento comercial.
9. Regionalismo Abierto
La expresión regionalismo abierto, califica las acciones que apuntan a incrementar la interdependencia entre los países de una zona determinada, en el marco de una tendencia hacia el libre flujo de comercio, capital, trabajo y conocimiento. Cabe destacar que un referente básico, para los procesos de integración regional, ha sido el modelo de integración federativo europeo, que ha transitado desde la formación de los mercados nacionales hasta la creación de un espacio único y de una Unión Económica y Monetaria, mediante el establecimiento de reglas, políticas e instituciones comunes.
En Latinoamérica, este proceso, fundado habitualmente en acuerdos políticos intergubernamentales, evolucionó hacia una integración mayormente de facto, merced a vínculos comerciales y de inversión entre empresas.
Desafíos para completar las reformas
El reto al que se enfrenta Latinoamérica, es aumentar la transición en la estrategia general de desarrollo interrumpida por la crisis financiera asiática (1998), conciliando la eficiencia económica con mayor justicia social. Es necesario que se profundice la redistribución de las rentas. Las inversiones priorizadas en conjunto con los esfuerzos sociales, pueden dar resultados más óptimos de la distribución de los ingresos y reducción de la pobreza en la región. Cabe recalcar que la coordinación de políticas microeconómicas y macroeconómicas puede y debe propiciar las condiciones básicas para un desarrollo económico sustentable a largo plazo.
Se recalcan a continuación los puntos centrales en los que se debe profundizar para completar las reformas necesarias para enfrentar con éxito un crecimiento económico sostenido.
1. Eficiencia, productividad, equidad
La equidad tiene como finalidad, luchar contra la pobreza mediante el establecimiento de las prioridades de gasto público hacia sectores como educación, sanidad y otros de interés para las capas más pobres de la sociedad.
El Consenso estuvo pensado para América Latina y que en ésta, la lucha directa contra la pobreza sea ya una prioridad (claramente aceptada por el Banco Mundial y el BID), explicaría que la equidad, como movimiento más amplio para lograr una mejor distribución de la renta. Es prudente pensar que la lucha directa contra la pobreza y las políticas de fomento de una mejor distribución de la renta son dos frentes de una misma batalla y, efectivamente, la omisión de uno de ellos la equidad en el mencionado Consenso no hace sino debilitarlo y generar ambigüedades interpretativas.
Puede resaltarse el hecho de que España haya comprometido hasta el momento más de $ 1.000 millones en el programa de cancelación de la deuda de los países más pobres de esta región, facilitando con ello los programas de reducción de la pobreza.
2. Política fiscal
En el ámbito macroeconómico, las políticas monetarias y cambiarias realistas y transparentes están presentes con el fin de minimizar los niveles de incertidumbre relacionados con la estabilidad económica, creando incentivos a la inversión a largo plazo. Pero la política fiscal juega un papel más significativo en relación a la reanudación del crecimiento económico y en los avances de la eficiencia del Estado y de la economía de modo general. Al momento de ejecutar una reducción sistemática del déficit fiscal a través la aplicación de leyes de responsabilidad fiscal, aunque pueda tener un resultado negativo tiene dos impactos importantes y con certeza más duraderos a largo plazo, ya que, primero reduce la necesidad de financiamiento del gobierno y aumenta de la inversión privada.
Estudios realizados reflejan que, un mejor contexto económico y un tono más austero de la política fiscal ayudaron a la región a minimizar su déficit fiscal promedio al 2,4% del PIB en 2000, después de que éste alcanzara en 1999 el nivel más alto de los últimos diez años (3% del PIB). Elementos externos, como la meja del precio del petróleo y otros cíclicos, como el mayor dinamismo de las economías ayudaron a las políticas de ajuste para superar la brecha fiscal, si bien la mejoría no aconteció en todos los países, como es el caso de Argentina, tal como se muestra en la tabla 4.
Es evidente la notable recuperación de los ingresos públicos de los países exportadores de petróleo como Colombia, Ecuador, México y Venezuela, beneficiados por los mayores precios internacionales del crudo, siendo esta la mayor actividad económica, generando el incremento del consumo redundaron en una recuperación de los ingresos indirectos.
Estas actividades económicas también favorecieron la tributación directa, complementando la lucha contra la evasión de impuestos. Conjuntamente, durante el año 2000, se redujeron los gastos públicos, causada por los límites formales que los gobiernos se impusieron.
3. Política monetaria
La predisposición a una normalización de los mercados financieros internacionales percibida desde finales de 1999, permitió durante el 2000, apoyar una política más expansiva en los países que habían sufrido una recesión el año anterior y deseaban complementar la reactivación con un nivel adecuado de liquidez.
El sistema de liquidez cayó durante la recesión del año 1999, se recuperó parcialmente de esta pérdida en el ejercicio 2000. A pesar de todo, los países que continuaron enfrentándose a fuertes restricciones externas no pudieron suavizar su política monetaria, como sucedió en Argentina, desafortunadamente, esta situación se agravó de manera considerable.
Gráfico 6. Deuda de argentina (millones de dólares).
Factores externos tales como el aumento de precios del petróleo en el año 2000, las alzas de interés en Estados Unidos complicaron el manejo de la política macroeconómica, obligando a los países afectados a adoptar políticas más reservadas de las inicialmente previstas. Se presentó menos volatilidad en el mercado en el año 2000, por los ajustes que sufrieron algunas monedas y las modificaciones de regímenes cambiarios de 1999.
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