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Teoria de la Argumentación Jurídica: Material de Lectura

Enviado por Juan Ureta Guerra


Partes: 1, 2

    1. La argumentación y las técnicas de solución de problemas
    2. La argumentación y sus técnicas
    3. Casos prácticos
    4. Los textos argumentativos
    5. Conclusión general

    INTRODUCCION

    Existen situaciones donde ocurre un debate y para participar en ese debate, sosteniendo una tesis o refutando una tesis, necesitamos ARGUMENTAR. Para argumentar de manera eficaz debemos entrenarnos en el uso de diversas técnicas y también, si solo quisiéramos ser espectadores, es necesario este entrenamiento para juzgar con mejor criterio cual tesis esta mejor o peor defendida.

    El debate como modalidad de competencia, es hoy en día reconocido como un medio propicio para solucionar problemas en el campo jurídico, político y científico, ya que nos enriquece con la confrontación de diversos puntos de vista y nos hace reconocer la provisionalidad de muchas ideas y soluciones.

    Pero hay quienes con mayor necesidad deben de argumentar y son quienes ejercen el poder pues deben justificar los actos que realizan. Si un padre dona su casa a uno de sus hijos no necesita dar explicaciones, pero quien condena, quien libera, quien otorga una buena pro para que se gasten fondos públicos, debe explicar sus actos. En este sentido la argumentación es una forma de controlar a quienes administran la cosa pública.

    En el Perú actualmente se argumenta mal, basta con revisar los informes técnicos, los proyectos de ley, las sentencias, artículos de opinión y esto se debe a que creo que se confía en que la gente lee poco o mal y mucho menos asume una actitud critica. Elevar la calidad de los argumentos es fundamental.

    ¿Cómo se puede ser un buen argumentador y hacer buenos argumentos? Existen diversos aspectos que deben ser tomados en cuenta a) la calidad de la tesis que ofrece como solución al problema b) los argumentos con las que se sostienen y c) el medio que empleamos para comunicar.

    Alguien puede tener una buena idea, pero si no sabe argumentar en su defensa puede fracasar, como también puede fracasar si teniendo buenos argumentos y una buena tesis no sabe comunicarla adecuadamente

    Entonces para argumentar hay que saber algo mas que teoría de la argumentación y así exploraremos un poco sobre la teoría de la solución de problemas, luego las técnicas de argumentación y finalmente sobre la comunicación de textos argumentativos.

    Fundamentalmente lo que buscamos es dotar al estudiante de espíritu crítico y de las herramientas para examinar, demoler argumentos y así se vea incentivado a mejorar los suyo cuando ingrese al debate.

    1. LA ARGUMENTACION Y LAS TECNICAS DE SOLUCION DE PROBLEMAS

    Nuestra capacidad de solucionar problemas esta sometida a diversos factores a) los conocimientos previos (lo que incluye la experiencia, conocimientos expertos en un área, darnos cuenta que estamos ante un problema y hacer un plan, memoria, etc.); b) las aptitudes metacognitivas (nuestra capacidad de evaluar los planes que hacemos para resolver el problema) y c) nuestra emotividad (estimulo, desagrado, integres, desaprensión)

    Este capitulo busca reforzar las habilidades metacognitivas para mejorar el desempeño en la elaboración de tesis.

    1. Las técnicas para solucionar problemas

    ¿Qué es un problema?

    Problema: aquello que no tiene una solución trivial

    Tipos de Problemas

    Problemas por resolver Problemas por demostrar Problemas de rutina

    Por resolver:

    El propósito es descubrir un objeto, una incógnita del problema.

    Elementos: a) La incógnita se le llama la quaestium o lo que se busca, o lo que se pide. c) Los datos y c) la condición

    Clases de problemas por resolver:

    1. Teóricos. ¿Cuál diferencia habría entre acto y negocio jurídico? ¿Qué diferencia entre regla y principio?
    2. Prácticos. ¿Cuál es el argumento mas convincente? ¿Qué norma se aplicara aquí mejor que otras? ¿Quién fue el asesino? ¿a quien corresponde esta huella digital?

    Por demostrar

    El propósito consiste en mostrar de modo concluyente la exactitud o la falsedad de una afirmación claramente enunciada

    Ej. Un testigo que afirme que el acusado se hallaba en casa cierta noche. Obliga al juez a investigar si dicha afirmación es verdadera y a justificar su opinión sobre bases tan sólidas como sea posible. (Polya)

    Sus elementos:

    La hipótesis y la conclusión donde se demuestra o refuta la hipótesis

    Problemas de rutina

    Problemas que ya tienen una solución establecida, pero sucede que a) se desconoce el procedimiento ya establecido b) no se tiene habilidad para dominar el procedimiento

    Ej. ¿Como presento la demanda ante el juez?

    ¿Cómo averiguo si la casa esta hipotecada?

    Problemas excepcionales:

    Cuando las reglas generales no son aplicables aun caso particular

    ¿Cómo se solucionan los problemas?

    Existen muchos procedimientos para solucionar problemas. Las misma ciencia jurídica esta dividida en campos que se especializan en dar pautas para resolver problemas específicos: constitucional, tributario, laboral, penal, etc. cuyos procedimientos son compartidos por los expertos en esos campos., las distintas disciplinas como el derecho, la medicina el arte, la matemática tienen formas diferentes de solucionar problemas:

    Lectura: Stephen Toulmin: Los campos especializados:

    Debido a que las diferentes empresas humanas tienen distintos objetivos, sus procedimientos de argumentación conducen a variadas clases de resolución.

    A pesar de que los argumentos empleados en todos los campo de razonamiento práctico son bastante similares en su comienzo – por ejemplo, todos comienzan con la formulación de una aserción- no existe tal uniformidad en la forma en que se los conduce hacia una conclusión.

    En ciertos foros como el judicial, los procedimientos se articulan sobre una base adversativa. Es decir, la acción presentada ante la corte incluye dos partes opuestas o adversarias. En dicho foro, los procedimientos concluyen cuando -luego de atravesar el debido proceso– la corte emite un veredicto en favor de una u otra parte. Para llegar a esa resolución. La función esencial de los procedimientos judiciales es básicamente elegir (o "dictaminar") entre las dos posiciones adversas más que intentar lograr una posición intermedia y satisfactoria para ambas partes (de lo que se ocupan las instancias pre-tribunalicias, como la mediación y la conciliación.)

    En empresas racionales como las negociaciones entre sindicatos y patronales, la meta es justamente la opuesta. La meta es lograr un compromiso consensuado que sea aceptado por ambas partes. El resultado de una negociación exitosa no es, consecuentemente, una decisión en favor de una u otra parte. Por el contrario, la resolución consiste en acceder a una posición intermedia satisfactoria –o al menos tolerable- para las partes involucradas.

    Estos dos modos de procedimiento contrastantes –el adversativo y el consensuado- no son los únicos posibles. En otros campos de argumentación, como el artístico, ni un acuerdo ni un fallo son factores esenciales en la resolución de la discusión. En cambio, la función central de la argumentación será la de clarificación. Si se nos pregunta como defendemos nuestra opinión acerca de un libro o una película, por ejemplo, tal petición demandará de nosotros sólo expresar claramente la relevancia de nuestra aserción en el contexto de la obra en cuestión. Explicaremos la significancia de nuestra afirmación más que probar que la misma es correcta. Es cierto que otras personas podrán discutir la validez de nuestras interpretaciones sobre cierta obra de arte señalando que nuestras aserciones no son pertinentes respecto del tema discutido. Pero no siempre es necesario que una perspectiva se imponga a otra visión alternativa. Insistir que cierta lectura de una novela es la lectura correcta no contribuye a los objetivos que se persiguen en ese campo. En la discusión estética, muchas veces es suficiente con que los otros puedan exclamar: "sí, ya entiendo como uno podría interpretarlo de esa manera." En tales contextos, podemos concluir una discusión racionalmente sin pretender que se haya establecido lo "correcto" y lo "incorrecto" del tema debatido.

    Podemos recurrir a una perspectiva mas amplia, esta nos la brinda Polea quien distingue cuatro procedimientos generales para resolver problemas:

    BUSQUEDA A CIEGAS

    • Búsqueda sin información ni plan: fuerza bruta
    • Debe ser exhaustivo, no descartar nada a priori
    • Puede ser en anchura. Abarcar todas las ramas del árbol y encuentra la solución, si la hay, pero es más difícil ocupa mas memoria.
    • En profundidad. Explorar una rama del árbol, hasta agotarlo. No siempre encuentra la solución ni la vía mas corta

    HEURISTICA

    • Búsqueda de ejemplos de éxito para ser imitados
    • En derecho: copiar demandas, modelos de sentencias.
    • En medicina: historias clínicas
    • En administración: negocios exitosos o fracasados
    • El peligro es que no tiene valor general

    COMPETENCIA

    • Basado en la confrontación entre rivales, lo que incentivara la recopilación de la información útil y la creatividad. Ejemplos
    • Un juicio bajo el modelo acusatorio
    • Rivalidad entre teorías científicas
    • Rivalidad entre partidos u opciones

    RACIONAL

    • Basado en el uso de reglas que paso a paso nos llevan a obtener la
    • Un juicio bajo el modelo inquisitivo
    • Un algoritmo matemático
    • Una receta de cocina

    EJEMPLO DE UN PROCEDIMIENTO RACIONAL EN DERECHO.

    Por ejemplo, a los magistrados se les ha enseñado estos pasos para "analizar y resolver un caso jurídico":

    • Una primera aproximación a los hechos del caso
    • Selección del Material jurídico aplicable
    • La interpretación de los textos jurídicos aplicables
    • La subsunción de los hechos establecidos en el caso al interior del material jurídico interpretado
    • La elucidación de la decisión tomada a la luz del sistema jurídico en su conjunto
    • La comunicación de la decisión y su justificación

    (Academia de la Magistratura: Razonamiento Jurídico, Lima, AMAG, 2002, pág.26-26, )

    EJEMPLO DE UN PROCEDIMIENTO POR COMPETENCIA

    Michel Villey en el Compendio de filosofía del derecho, afirmaba que el método tópico para resolver casos usado por los juristas es el siguiente:

    • Plantear el problema
    • Distinguir las tesis opuestas
    • Argumentar estableciendo conjeturas y refutaciones
    • Cierre
    • Decisión

    DIFERENCIAS

    En un modelo racional de solución de problemas existe un juego de reglas que cualquiera que los use debe dar el mismo resultado (ejemplo para todos 2+2= debe dar 4 como resultado, del mismo modo si sigue al pie de la letra en una recta para preparar puré de papas en caja "abra la caja, vierta el contenido en una olla con ½ litro de agua hirviendo, revuelva y mantenga por 2 minutos" a cualquiera que la use deberá de resultarle un puré de papas.

    En los procedimientos por competencia existen un jugo de reglas ) como las del ajedrez, o la del football) pero no esta garantizado el éxito, pus dependerá de la estrategia que cada actor emplee PROBLEMAS DEL MODELO INQUISITIVO

    Sistemas procesales penales.

    No puedo hacer ahora un detallado estudio, ni siquiera una exhaustiva enumeración de la amplia gama de sistemas procesales penales que existen y han existido, pues ello no es el propósito de esta intervención.

    Con una finalidad eminentemente didáctica se ha acostumbrado separarlos en tres grandes grupos:

    a) Sistema acusatorio, b) sistema inquisitivo y, c) sistema mixto, tomando en consideración para ello su más sobresaliente característica. Utilizaremos esta clasificación, sabiendo que con ella no se agotan todas las posibilidades, pero nos brinda cierto orden para el desarrollo que nos proponemos hacer. Sistema acusatorio, b) sistema inquisitivo y, c) sistema mixto, tomando en consideración para ello sus más sobresalientes característica. Utilizaremos esta clasificación, sabiendo que con ella no se agotan todas las posibilidades, pero nos brinda cierto orden para el desarrollo que nos proponemos hacer.

    a. Sistema acusatorio.

    Es incuestionable, así nos lo enseña el estudio histórico del procedimiento penal, que existe una gran relación entre las ideas políticas propias de una sociedad y el sistema que utiliza para juzgar a quienes se les atribuye la comisión de hechos delictivo. El sistema acusatorio resulta propio de regímenes liberales, sus raíces las encontramos en la Grecia democrática y la Roma republicana, en donde la libertad y la dignidad del ciudadano -no nos referimos a quienes no tenían esta categoría- ocupa lugar preferente en la protección brindada por el ordenamiento jurídico.

    El nombre del sistema se justifica por la importancia que en él adquiere la acusación, ella resulta indispensable para que se inicie el proceso, pues el acusado debe conocer detalladamente los hechos por los cuales se le somete ajuicio; veremos luego que la pasividad del juez es otra característica del sistema, por ello le resulta imposible actuar de oficio, debe necesariamente ser legalmente excitada su actuación, excitación que puede proceder cuando se trata de delitos públicos, de cualquier ciudadano. Otros principios importantes de este sistema son la oralidad, la publicidad y el contradictorio. Tanto en Grecia como en Roma la oralidad es consustancial al proceso, dado que la escritura no había alcanzado el desarrollo y utilización que más tarde lograría, la forma de expresión dominada por toda la gente, necesariamente fue la oral, es por ello que tanto frente al Areópago como ante el Senado se hicieran de viva voz los planteamientos y de la misma forma se resolvieran los asuntos llevados a conocimiento de esas instancia. La oralidad y el hecho de no existir otro ente superior que revisara lo resuelto, conlleva a que la instancia única sea otra de las características propias del sistema; sobre la representación del pueblo que juzga, no existe otra instancia, además no resulta posible rever lo resuelto, pues las pruebas y en algunos casos el pronunciamiento, no quedan asentados por escrito. Al confrontar este sistema con el inquisitivo veremos como en el acusatorio el Juez debe ocupar un puesto más pasivo en el desarrollo de la contienda judicial, lo que le permite lograr mayor imparcialidad frente a las partes. En general, el Tribunal se involucra poco con las tesis de una y otra de las partes, limitándose a oírlas, al igual que a los testigos y presenciar el recibo de las otras pruebas necesarias para demostrar el suceso fáctico en examen.

    Al desarrollarse el procedimiento con base a debates, los que se ejecutan en lugares públicos, hace que la publicidad sea otra de las condiciones más señaladas del sistema, ella posibilita además la fiscalización del pueblo sobre la forma en que sus jueces administran justicia.

    La pasividad del juez conlleva a que las partes se desempeñen con amplia libertad, para aportarle argumentos y probanzas que permitan mejor resolver, es por ello que el contradictorio adquiere marcada importancia. Las tesis encontradas de las partes permiten una mejor búsqueda de la verdad real de lo acontecido. Consecuencia directa de esa preeminencia de las partes, es el plano de igualdad en que deben desempeñar sus actuaciones, no puede existir preeminencia alguna de una sobre otra y toda actuación debe tener una finalidad propia del procedimiento. Para posibilitar ese plano de igualdad, aún en relación con el acusado, su libertad ambulatoria durante el proceso es la regla, su prisión preventiva, la excepción.

    Generalmente en los regímenes políticos democráticos se utilizan sistemas procesales en los que se aplican la mayoría de los principios que informan este sistema, para posibilitar, en mayor medida, el respeto a los derechos de los ciudadanos y porque el pueblo tiene una mayor injerencia en la administración de justicia. La oralidad conlleva una notable ventaja para el sistema, pero no debe desconocerse que ella también posibilita un mayor grado de estigmatización del reo, pues la comunidad tendrá mayor posibilidad de conocerlo directamente al tener que comparecer personalmente al debate.

    Algunos ven en la oralidad un peligro para que las partes con facilidad de dicción puedan manipular con sus argumentaciones a los Jueces; de ese peligro no está exento el sistema escrito, la capacidad de argumentación puede constituir también una ventaja para el que escribe bien, los giros efectivos al exponer, pueden resultar o no ventaja, pero es lo cierto que los Jueces también desarrollan capacidades propias que les permiten separar, en las exposiciones de las partes, los argumentos valiosos de aquéllos planteamientos efectistas que sólo pretenden sensibilizarlos, sin ninguna razón jurídica, en favor de una de las partes.

    b) Sistema inquisitivo.

    La utilización de este sistema es propia de regímenes despóticos, absolutistas y totalitarios, se le relaciona con la Roma imperial y el Derecho Canónico. En él los derechos de las partes en especial del imputado, están sobradamente disminuidos. Al Juez se le erige en amo del procedimiento, es la garantía de la imparcialidad y la búsqueda de la justicia; para lograrla se permite toda clase de excesos y aún la actuación de oficio. Al pueblo se le margina de la administración de justicia, esta función es llevada al ejercicio propio de magistrados que representan a Dios, al Monarca o al Emperador, por lo que debe confiarse enteramente en ellos.

    Los principios que le informan son casi diametralmente opuestos a los propios del sistema acusatorio. La oralidad, la publicidad y el contradictorio, no se avienen con este sistema y son sustituidos por la escritura, el secreto y la no contradicción. La búsqueda de la "verdad" se debe permitir no importa el procedimiento a utilizar, si lo que interesa es poder perseguir a los infieles, no resulta indispensable que exista la denuncia del hecho, la simple delación es suficiente, con ella se cubre la identidad de quien comunica al investigador el hecho y si resulta necesario, se permite la actuación de oficio; de esa forma se garantiza que todo hecho sea investigado, no importando que al sujeto que se le atribuye la comisión de la acción, pueda o no tener conocimiento detallado sobre lo que se le acusa. Este sistema tiene un claro contenido persecutorio, la investigación muchas veces se realiza de espaldas al imputado, el expediente poco a poco se va completando, el recibo de la prueba no amerita intervención alguna de la defensa, el instructor -que como ya se dijo se constituye pero se en la garantía de las partes- va dando a la investigación el giro que estima corresponde, como no intervienen las partes en el recibo de las probanzas, pero luego tendrán que referirse a ellas en sus alegatos previos a la resolución final, es indispensable asentar en actas el dicho de los testigos y el resultado de las pruebas recibidas, por ello la escritura sustituye a la oralidad.

    El imputado no es un sujeto del proceso, es su objeto. Por ello no resulta característica de este sistema el posibilitar el acceso al expediente, ni el pueblo puede constituirse en garante de la administración de justicia, de toda forma ésta se administra en nombre de Dios, del Monarca o del Emperador. La publicidad no es indispensable, se constituye por el contrario en un estorbo. El secreto adquiere importancia pues permite al inquisidor investigar sin los obstáculos que pueda interponer la defensa, al amparo del secreto pudieron realizarse toda clase de excesos y aún legitimarse la tortura para arrancar la confesión, madre a su vez de todas las pruebas.

    La defensa pierde toda importancia, el sistema no puede ser contradictorio. Durante toda la instrucción, etapa principal del proceso, el imputado queda a merced de los poderes del instructor. Si no le estaba permitido conocer el contenido del expediente, menos podría ejercer los derechos propios de la defensa. Pero aún al denunciante o acusador le estaba vedada cualquier actuación, es por ello que el contradictorio no puede desarrollarse con base a este sistema, el Juez sustituye al acusador y se constituye en garantía del imputado. La fase de juicio resulta ser una mera formalidad, una vez recopilada toda la prueba se le confiere audiencia a las partes, para que silo tienen a bien, emitan conclusiones, las cuales no resultan indispensables para resolver, pues siempre el Juez se pronunciará aunque aquéllas no se presenten. Algunos ordenamientos latinoamericanos en sus códigos de procedimiento penal siguen los lineamientos de este sistema, pero autorizan además una audiencia oral para que las partes emitan sus conclusiones, con ello se dice se cumple con las exigencias propias de un sistema moderno de administración de justicia. Indudablemente ello no es así, esa mala copia de un debate no es sino otro de los muchos engaños que se le han hecho a nuestros pueblos, para evitar que adquieran en toda su dimensión los derechos por los que tanta sangre se ha derramado. Los déspotas y tiranos que hemos tenido en todo el continente han encontrado en el sistema inquisitivo, que también sirvió a la Corona Española para supervisar y mantener su influencia en las Colonias, un medio idóneo para doblegar al pueblo y postrar a los Órganos Jurisdiccionales Este nuevo amanecer, este reverdecer de la democracia que vivimos en la América Indiana debe servir para revitalizar nuestras instituciones y adecuarlas a los requerimientos propios de sistemas respetuosos de los Derechos Humanos, la administración de Justicia también merece esos ajustes, la proscripción de los ordenamientos procesales fundamentados en el sistema inquisitivo debe ser una consecuencia. No puedo, por mi condición de extranjero, criticar las razones históricas que obligaron a Guatemala a crear, no hace muchos años, un sistema especial de administración de justicia en materia penal relacionada con la seguridad del Estado, seguidor en forma casi absoluta de los principios que informan el sistema a que ahora nos referimos, no creo que la experiencia haya sido la mejor. El rescate de los derechos de la sociedad no puede darse sobre el desconocimiento de los derechos de lo ciudadanos, unos y otros deben ir necesariamente de la mano para que se posibilite el logro de los fines de toda sociedad democrática.

    La doble instancia es posible en este sistema y resulta una necesidad, pues si la justicia se administrara en nombre de otro -Dios, Monarca, Emperador- el verdadero titular de la función tiene que tener la posibilidad de revisar lo que en su nombre se ha hecho ello es factible pues todo lo actuado consta en un expediente.

    La actuación del juzgador en la valoración de la prueba tampoco tiene la misma amplitud que en el sistema a que nos referimos anteriormente, al Juez se le dan reglas expresas sobre la forma en que debe realizar esa valoración, es éste otro medio de control la pruebas son tasadas en su valor y el juez debe ajustarse a lo que el derecho le manda a ese respecto.

    c.- Sistema mixto.

    Su nacimiento se relaciona con la época post-revolución francesa, pero fueron las voces que desde principios del Siglo XVIII se alzaron en contra del desconocimiento de derechos que el sistema inquisitivo conlleva, las que crearon el ambiente necesario para que el cambio se produjera. El desprestigio del sistema inquisitivo, por el desconocimiento de esos derechos ciudadanos, motivó al legislador napoleónico a dedicar sus mayores esfuerzos para encontrar un procedimiento que tomando lo mejor de los anteriores se constituyera en un medio eficaz para represión de los delitos, sin desconocimiento de los derechos del ciudadano. En 1808 se sanciona el Código de Instrucción Criminal, que entra a regir a partir de 1811, en el que se ponen en práctica esas ideas de conjunción que dan base al procedimiento que se ha conocido como mixto y cuyas principales características son:

    a) separación de la instrucción en dos etapas, la instructoria y la de juicio.

    b) preponderancia de la escritura en la primera etapa y de la oralidad en la segunda.

    c) valor preparatorio de la instrucción

    d) separación de funciones del acusador, el instructor y el juzgado.

    e) garantía de inviolabilidad de la defensa.

    f) el juez no es un mero expectante de la contienda, pues toma contacto directo con las partes y la prueba y dirige el procedimiento.

    g) se elimina la doble instancia, posibilitándose la revisión de lo resuelto mediante el recurso de casación.

    El desarrollo que ya hemos realizado del contenido de cada una de las características y principios de los sistemas, nos relevan de hacerlo nuevamente en atención al sistema mixto, sólo resulta indispensable señalar que si bien es cierto en éste se mantiene la instructiva y en ella prevalece la escritura, no es posible asimilar ésta etapa al procedimiento inquisitivo, pues la instrucción en el sistema mixto no se inicia de oficio, requiere de una excitación del órgano jurisdiccional que al propio tiempo sirve al imputado para adquirir conocimiento sobre los hechos que se le atribuyen y así plantear la defensa. A la instrucción tienen acceso pleno todas las partes y a ellas les está autorizada su intervención en las diligencias probatorias; además todo lo actuado en la instrucción sólo tiene valor preparatorio en relación con el juicio, etapa ésta en la que debe reproducirse totalmente la prueba que ha de servir al juzgador para resolver el asunto.

    1. LA ARGUMENTACIÓN Y SUS TECNICAS

    2.1.- Definición de Klein

    "Lo que una argumentación busca es recurrir a lo colectivamente válido para convertir algo que colectivamente se ha vuelto cuestionable en algo colectivamente válido".

    Klein 

    CV + CC= CV

    2.2. Técnicas de argumentación:

    Existen diversas técnicas que nos pueden ayudar a mejorar nuestra capacidad para argumentar de manera eficiente en un debate: técnicas retóricas, el método de Toulmin, las reglas de la lectura crítica, el examen de las falacias, las reglas de honestidad científica, etc. Aquí trataremos de las tres primeras.

    1. Retórica

    LA PERSUACIÓN

    Tres pescadores

    El arte de hablar persuasivamente nace como una técnica de adiestramiento. Aporta una pedagogía radical, con efectos individuales e institucionales. A la persona le confiere técnicas para hacerse escuchar y para afectar a los demás. Y, en un orden menos aparente pero bastante más decisivo, dota de marcos de regulación social. Tales marcos operan en la lonja de justicia, la escuela y el parlamento.

    (….)

    Cuando uno habla y se dirige a un auditorio, las palabras que salen de la boca del orador son el resultado de un proceso productivo. Los rétores reconocen en este comportamiento la realización de cinco operaciones: 1) invención, 2) disposición, 3) elocución, 4) memoria y 5) acción. Según el esquema, en el inicio se aportan las ideas y al final se manifiesta el habla, realización verbal que viene acompañada de gesticulación y de otros elementos comunicativos no verbales. Ésa es la fórmula de la factoría retórica. En consecuencia, las divisiones evidencian una naturaleza dinámica, operativa, productiva.

    La invención (heurésis) está dedicada a la argumentación de las ideas. Escoge los tipos de razonamiento convenientes y los cubre con los elementos materiales que Vengan al caso. A pesar de lo que se pueda suponer, no se espera gran originalidad del orador. De hecho, hace bien si sigue los surcos usuales –que no vulgares ni mediocres-, ya que se asegura así la comprensión y aceptación del público. Entonces, el término de la operación de invención no remite a un acto creativo, en el sentido de original o nuevo, sino que bien al contrario señala un esfuerzo de descubrimiento de los caminos más apropiados para el caso, de entre los ya establecidos por la convención y los usos discursivos.

    Así pues, la invención comporta lanzar una red para atrapar un material y someterlo a arte. La operación inicial es una doble afirmación, la de la necesidad del método y la del esfuerzo relativo que pide ese acto intelectivo. Decimos esfuerzo relativo porque la norma manda hacer pie en los recursos bien conocidos: el ejemplo, el entimema y el locus. Si los enunciados con nombre diferente, podemos decir que se trata de la inducción, la deducción y el tópico, respectivamente. De los dos últimos ya hemos hablado en el capítulo dedicado al discurso judicial. El entimema se basa en la deducción, pues propone una premisa general indemostrada, ambigua, por la pretensión de ser considerada digna de aprobación. Si el interlocutor niega la premisa mayor del orador, no hay caso de demostración del punto defendido, puesto que la deducción ha quedado truncada. Por su parte los tópicos aprovisionan orador de una red de aspectos con los que iluminar el material de debate.

    El ejemplo aporta, como el entimema, un recurso argumentativo de cariz público, y no científico, ya que participa de elementos emotivos, lógicos. Ficticios y teatrales. En concreto, el ejemplo es un razonamiento de un recorrido y descendente. Consiste en proponer una realidad ascendente particular, que puede ser un hecho, el relato de unos acontecimientos simplemente, una palabra. Entonces se intenta justificar o, una relación de analogía entre el ejemplo y la cuestión del debate. Del motivo presentado como ejemplo –paradigma, en griego-, se ha de inducir una verdad más amplia y general, a partir de la cual –y en un descenso deductivo, ahora – se quiere extraer la validez del punto que interesa.

    Quintiliano propone un ejemplo en el que dibuja un vínculo analógico entre unos músicos y los buenos ciudadanos. Recuerda que en cierta ocasión dos flautista. Ausentes de Roma por mucho tiempo, fueron reclamados por el Senado con un decreto honorífico. Con mucha más razón, argumenta el rétor, conviene hacer retornar a los buenos ciudadanos romanos que, distinguidos durante la República, han sufrido del exilio por causa de los avatares políticos la calamidad. Hasta aquí, el ejemplo del maestro. Su mecanismo resulta claro. La verdad general que se presenta aplicable a ambos casos es que las personas de calidad, a pesar de haber sido desterradas, merecen ser llamadas de nuevo a la metrópolis.

    Es sobradamente conocido el ejemplo de la tradición cristiana que compara a los humanos con los pajarillos. Argumenta que, si los pájaros no se preocupan del día de mañana y ni falta que les hace pues Dios se ocupa de ellos, ¿cómo no ha de hacerlo el hombre, que, con mucha más razón ha de confiar en la providencia divina, por ser una criatura hecha a su imagen y semejanza? La anilla deductiva que abraza los dos términos comparados es la condición común de criaturas de Dios, así como la proverbial providencia del supremo. No hay que insistir en que este razonamiento se remonta a una premisa deductiva puramente verosímil. Es decir, un entimema. Por lo tanto, a menudo las operaciones inventivas se implican unas en otras y forman procedimientos complejos.

    El recurso al modelo de una persona constituye otra variedad de ejemplo. "Aníbal lo hizo, por tanto tú también puedes ser capaz de hacer lo mismo". Ello viene a decir que Aníbal y tú son humanos y dignos del mismo valor y audacia. En la misma línea de demostración. Se puede tomar a alguien como imagen negativa. Entonces, su cualidad es no tener ninguna o bien resultar ésta negativa. "Moisés ha visto la película X y dice que le ha encantado. Así que ni soñar en ir a verla, porque seguro que es malísima." En este ejemplo, la relación no es analógica sino de contrarios, donde Moisés representa una figura de referencia, pero para no imitarla. Con un poco de atención a las conversaciones diarias recolectamos un buen número de ejemplos, basados todos ellos en las similitudes o disparidades persuasivas.

    Las perlas

    Si la invención significa descubrir qué decir y la disposición se resume en ordenar lo que se ha hallado (exordio, narración, demostración y conclusión). ¿Qué importancia tiene la elocución? La razón de la pregunta radica en su definición, como ahora veremos. La operación de la elocución ornamenta las palabras, al precisar el estilo o tono general y al añadir las figuras, como la metáfora o la metonimia.

    La elocución es la operación retórica más comprometida con el lenguaje. Se ocupa de traducir las estrategias precedentes a un formato verbal presentable. Ahora bien, con el tiempo, esta tercera operación de formular en palabras los argumentos ha pasado a ejercer un dominio completo sobre el resto de operaciones. A partir de la tradición romana, del plan original de cinco partes se pasa a considerar tres, en detrimento de la memoria y la acción. Y hay más cambios. De enseñar a hablar se pasa a enseñar a escribir pulcramente. La retórica llega a ser el arte de la escritura, lo cual la convierte en elocución pura. Como consecuencia. la literatura se apodera del lugar que ocupa el discurso inmediato. Además, la memoria oral es substituida por una memoria visual y una formación del gusto en el registro escrito. Una tradición secular, que se enraíza en la Edad Media, nos ha hecho particularmente receptivos a la escritura y a los estilos literarios. No deja de ser una paradoja que el estudio elocutivo del habla exija recursos escritos y habilidades lectoras, ya que el análisis se inicia al leer lo que se ha dicho.

    Para exponer las operaciones de "poner en palabras" los argumentos, hemos de hacernos algunas preguntas. ¿Cómo hablamos? Este interrogante es demasiado general. En realidad, apunta hacia los recursos con los cuales confeccionamos el traje del habla. Expresemos la pregunta de otra forma.¿Qué diferencia a unas expresiones de las otras, aun siendo equivalentes?¿Se puede hablar de una desnudez del habla y de un estado más colorista y figurativo? ¿Cómo podemos conseguir efectos elocutivos y figuras estilísticas?

    Ésas son algunas de las preguntas que se hace la retórica. La estilística o la lingüística. Con ellas se pone al descubierto una distinción muy cara. No es lo mismo hablar o escribir persuasivamente que saber en qué consisten esas destrezas. Arte es conocimiento, no mera práctica. Por lo tanto, la retórica enseña a hablar o escribir con toda la eficacia que pide el contexto. Por añadidura, desde su perspectiva teórica domina el sentido de las elecciones léxicas y estilísticas.

    Podemos decir: "los rétores, verdaderos pescadores de perlas", y probablemente nadie se escandalice del empleo que hemos hecho de los recursos estilísticos. No obstante, sabemos que los rétores y los escolásticos no pasan por ser pescadores en absoluto. Mucho menos de perlas, ya que cuesta imaginarles zambulléndose en mares tropicales, con un cuchillo entre los dientes, ni regentando un vivero. Pero la frase hace referencia efectiva a una realidad, que no es literal sino figurada. Por pescador podemos entender, no ya en el nivel desnudo del lenguaje sino en otro revestido de apariencia (figura quiere decir apariencia), la persona que tiene el oficio de conseguir palabras extrayéndolas del mar de la lengua. Metafóricamente, pescar designa la acción de coger o alcanzar con la inteligencia. Y la cosecha de perlas da entender que no vale cualquier palabra, sino aquella que, siendo perfecta en su género o paradigma, encaja con similar excelencia al uso, al sintagma. En definitiva, al referirnos a los rétores como pescadores de perlas aludimos a su buen pensar y decir las palabras, en el marco de un discurso convincente y sensible a la belleza.

    (…)La pintura tiene colores. La arquitectura, volumen y ornamentos. La lengua, sin embargo, también puede ser pictórica y arquitectónica. La elección de las palabras y el trenzado que disponen aporta al discurso los colores y la ornamentación, la iluminación necesaria para animar el habla. Se logran esos efectos con la apropiada pulsación del sinónimo, el uso del eufemismo para matizar una designación cruda o para despertar connotaciones y complicidades, o bien utilizar el recurso rey, la metáfora, al usar una palabra para dar a entender otra.

    La persuasión de la belleza

    Cuando hablamos de estilo y de figuras, planea una duda. Tienen sentido preguntarse si no estamos haciendo crítica literaria en vez de retórica. Es más, ¿qué influencia tiene el estilo de habla en el auditorio? ¿Tan importante es? Para dar respuesta a las preguntas podemos atender a la publicidad, que no en vano ha conseguido un lugar privilegiado en el foro discursivo actual. Y comprobamos que el uso que hace de los recursos estilísticos, en el habla, es intensivo: rima las frases; las ritma, al contar el número de sílabas; e introduce hipérboles o exageraciones, metáforas, antítesis o contrastes verbales, ironías… Indudablemente, la publicidad utiliza estos recursos con una finalidad que va más allá de la belleza.

    Los elementos estéticos pueden tener una función persuasiva. Y las figuras constituyen un punto de conexión entre estilo y la argumentación. El primer aspectoque destaca el en los actos elocutivos es el tono escogido. Los antiguos lo llamaban estilo, y distinguían tres: noble, sencillo y moderado. El estilo noble tiene un registro distinguido y serio, que busca convencer y no ahorra la vehemencia, si conviene. El estilo sencillo o mantenido se caracteriza por la precisión y sobriedad; lo guía el objetivo de probar con contención una realidad. Finalmente, el tono moderado incorpora un registro anecdótico y humorístico, para conseguir así agradar. Pensando en la publicidad, podríamos catalogar inicialmente los anuncios según tengan un tono distinguido, desapasionado o divertidamente distendido. Sin embargo, al iniciar tal clasificación observamos que la elocuencia consiste indisolublemente en probar (e. sencillo), agradar (e. moderado) y convencer (e. noble). Sin duda, al hablar podemos escoger una elocución simple o compuesta de diversos estilos. Lo que sí es seguro es que a cada uno de ellos corresponde una determinada capacidad de uso de las figuras; hay restricciones y recomendaciones. Por ejemplo, en una demostración que pasa por ser veraz y precisa, no se entenderían las hipérboles o la versificación.

    De los comentarios precedentes hemos extraído dos notas básicas del trabajo estilística. Aparentemente son dos contradictorias, aunque con más exactitud diríamos que son complementarias. En primer lugar, la producción de estilo es una actividad libre. El hablante tiene la libertad de emplear o desestimar los recursos que desee. Si no fuera así, el estilo no existiría, ya que todo acto de habla vendría a ser semejante al resto de expresiones. En segundo lugar, no obstante, el uso de las figuras está codificado.

    Éstas son reguladas por unas convenciones, unos códigos fijos. Cada figura forma una estructura que puede ser reconocida y transportada a unos contenidos que son explícitos. (….)

    Puntos cardinales e ironía política

    Para orientarse en la navegación entre las palabras, los sabios han dibujado un mapa en el que se contemplan cuatro puntos cardinales. Ciertamente, esos puntos no hacen referencia al norte ni al sur, ya que en la tierra del habla ello no existe. Si están presentes, no obstante, cuatro dimensiones, entre de las cuales se manifiesta la belleza.

    A saber: el sonido de las palabras, el sentido de las palabras, la construcción sintáctica y los juegos de ideas. Quien sigue este trayecto recorre toda la carta geográfica de las palabras, en particular indicada para reconocer la persuasión de la belleza.

    Técnicamente, los recursos del lenguaje figurado reciben nombres de figuras.

    1) De dicción, 2) de sentido o tropos, los 3) de construcción y 4) de pensamiento. Jugar con la dicción permite efectos de plasticidad sonora. En el titulo de una novela de Cabrera Infante, Tres tristes tigres, hallamos una sorprendente repetición de sonidos (aliteración). Lo mismo sucede con el título de otra novela suya, La Habana para un infante difunto. La rima es otro recurso de dicción, entre otros Nuestra intención es citar sólo algunos ejemplos para pergeñar los cuatros tipos básicos. Retornando el título de la novela, La Habana para un infante difunto, bajo él recoge el autor una historia en la Habana de la revolución cubana, la Habana que el novelista vivió de joven. El ambiente y parte de la trama se acercan a una escritura casi autobiográfica. La obra es una mirada afectuosa y nostálgica hacia un pasado perdido, dejado atrás por el exilio de Guillermo Cabrera Infante. Y el título –que es en lo que estamos – presenta algunos tropos. El tropo –cambio, etimológicamente – es la figura que consiste en modificar el sentido de una palabra. Cuando el titulo reza "un infante" se refiere doblemente al niño y a Infante, en mayúscula, la persona específica. Con esta forma señala a una edad y se señala a si mismo, pero hay una diferencia entre los dos osas significadas: infante, el sujeto cierto, es un todo, en el que se suman las edades biográficas de la niñez (nacido en 1929), juventud y madurez. En definitiva, el uso de infante" implica nombrar la totalidad, la persona, para designar una parte, la infancia, o cual coincide con el tropo de la sinécdoque (también funciona como designación de parte para significar el todo). Y el título concluye con un "infante difunto", donde difunto remite figuradamente a una etapa pedida, acabada, ya sea porque ha quedado tras, ya porque, además, se han disipado ciertas ilusiones y encantos. Aquí la defunción e Infante, o la del infante que fue, lo es en un sentido figurado (metáfora). Su vez, las figuras de construcción juegan con la sintaxis. Acortan la frase y da por comprendida alguna parte (elipsis). Dejan la frase inacabada (reticencia). O bien reiteran los términos o las expresiones (repetición), entre otras operaciones sintácticas. Finalmente, como cuarto punto cardinal de las operaciones elocutivas, tenemos as figuras de pensamiento. Ésas no dependen de las palabras, sino del juego de inteligencia que ofrece el hablante al interlocutor. Por otra parte, a diferencia de los anteriores recursos, aquí se da un compromiso con la realidad y lo que se cree de ella. Si afirmamos "Hitler, aquel gran pacifista, como todos saben…", estamos expresando con las palabras, la gestualidad y el tono de todo el discurso, que lo que queremos decir es exactamente lo contrario (ironía). Este recurso queda suficientemente justificado con una frase popular: "Al revés te lo digo, para que me entiendas". El énfasis significativo es palmario. Sin embargo, la ironía puede ser un recurso más ambicioso aún, cuando cubre todo el discurso. En ese sentido, es memorable el parlamento que Marco Antonio hace en la tragedia de Shakespeare Julio César. Ante el cadáver de César, el fiel amigo y pariente, y no menos hábil político, exclama:

    – – ¡Amigos, romanos, compatriotas! ¡Escuchadme! Vengo a enterrar a César, no a elogiarlo.

    A pesar de lo que anuncia –y su plan se manifiesta poco después – lo que hace no es enterrar nada (la causa de su muerte, por ejemplo). Elogia la memoria de César y lo presenta como un gobernante honorable y magnánimo. A la vez, halaga a los conjurados y asesinos de César, para conseguir a continuación –con la ironía – hacerlos aparecer, a los ojos de los romanos, como unos criminales ambiciosos.

    La magnífica obra teatral de Shakespeare da al espectador o al lector la ocasión de disfrutar de la experiencia de un acto retórico. Puede disfrutar porque hay una belleza literaria y dramática que complace. Y también puede asistir a una función de argumentación y de maraña emocional que logra persuadir a los romanos, consiguiendo que piensen lo contrario de lo que poco antes creían. La escena del parlamento de Marco Antonio es un modelo atrayente. Comienza con un discurso epidíctico: elogia al gobernante difunto recordando hechos y leyendo su testamento, en el que deja a cada ciudadano la suma de 75 dracmas y sus jardines para parques públicos. Paulatinamente, a medida que el auditorio se enfervoriza, Antonio pasa al registro de otro tipo de discurso: el deliberativo. En él ya no se habla de la que ha pasado sino de lo que habría de hacerse. Ya no importa tanto elogiar a Cesar y censurar a los conjurados. Se trata de un discurso político con todas las consecuencias. ¿Qué hay que hacer? ¿Qué es aconsejable hacer a partir de aquel momento? ¿Qué aconseja Antonio? El resultado es sobradamente conocido. Antonio anima a los ciudadanos al motín y consigue expulsar de la ciudad a los que señala como traidores. Si imaginamos una situación similar, un sermón o una alocución televisiva pueden ser variedades del género deliberativo. En todos esos casos, el habla sirve como instrumento político, de poder sin medida. Y, además, sin necesidad de que aparente lo que es. En el ejemplo de Julio César, Antonio no habla de política. ¡Hace política!

    La cámara del tesoro

    Hemos de suponer que Marco Antonio tuvo que improvisar. En modo alguno podemos sospechar que recitara un discurso de memoria. La improvisación, no obstante, demanda del orador una buena memoria natural y otra más llamada artificial, que es la que se refuerza con ejercicio y preceptos. De la memoria se dice en un manual atribuido falsamente a Cicerón, Retórica a Herenio, que la memoria es "la cámara de los tesoros" y "guardián. De todas las partes de la retórica". En la memoria Antonio guarda recuerdos del amigo, como los que le suscitan ver el manto ensangrentado del cadáver:

    – – Si sabéis llorar, hacedlo ahora.

    Todos conocéis este manto. Recuerdo la primera vez que César lo llevó.

    Fue una noche de verano, en su tienda, el día en que venció a la tribu servia.

    Antonio tiene en la mente la imagen de un arma (una victoria) en el manto. El destino cruel ha añadido a la túnica los desgarros de armas blancas y sangre, en lo que ha significado la derrota final de César. Pero el amigo le quiere vengar, y la memoria le ayuda a controlar sus palabras. La memoria a que nos referimos es la de la práctica discursiva. Sabe y recuerda el orador cómo comenzar a hablar. Qué argumentos presentar en primer lugar y cómo conmover a los ciudadanos. Finalmente. Con la lectura del dadivoso testamento. Quien como Antonio ha sido adiestrado mnemotécnicamente basa su capacidad en los recursos de los lugares y las imágenes. Los lugares son similares a los tópicos de la invención: se deposita mentalmente las ideas. Los nombres o lo que sea en unos lugares: en la cómoda, en el salón. En el buzón… La memoria funciona así como una topografía, con muchos sitios a su disposición, en cada uno de los cuales confiamos temporalmente un objeto. Por otro lado, está el recurso de la asociación de una imagen a un objeto o una palabra. La clave de la asociación puede ser la semejanza entre el receptáculo y la cosa que se le confía.

    Todavía tenemos una curiosidad por satisfacer. ¿Cómo habla Marco Antonio? ¿Cómo pronuncia y gesticula? ¿Produce, como mandan los cánones. Una buena modulación de la voz e imprime movimiento al cuerpo? Y, al modular la voz, ¿qué volumen, que firmeza. Que flexibilidad consigue? ¿Se ajusta el tono al propósito de elogiar a un estadista y de defender un modelo político? ¿Combina, quizá, la dignidad – en el exordio – con un tono de exhortación y patetismo. En la peroración?

    Las preguntas vienen al caso porque estamos considerando la acción. Quinta y última parte de las operaciones retóricas. La acción o pronunciación, escribe Cicerón, es el gobierno de la voz a partir de la dignidad de las cosas y de las palabras". En consecuencia, en un actor –como el que encarne a Antonio – puede apreciarse, en su excelencia. La recitación del discurso, que se compone de gesto y dicción. Y todo el comportamiento, al recordar lo que ha sido depositado en la memoria por la invención, la disposición y la elocución, todo este comportamiento, decíamos. Basa su virtud en la elocuencia del cuerpo, que consta de voz y movimiento. De la misma manera. La elocución dispone de la elocuencia de las palabras, la disposición del buen orden, la invención de los apropiados argumentos, y la memoria. De la fidelidad y viveza del recuerdo.

    El personaje de Marco Antonio sigue esos principios con mucha fortuna. Y aun Observa una regla superior: la de disimular su arte o técnica oratoria. La palabra ha de ser escuchada como un acto espontáneo, sin preparación. Así el oyente no aprecia que quien habla se aproveche de la superioridad que le da la técnica, ni que le quiera engañar o que, a fin de cuentas, no sea más que teatro, pedantería (Salinas 1541). Al observar este principio de oro, Antonio cierra el ciclo de la ironía que envuelve su discurso. Ya en la parte conclusiva de éste confiesa:

    – – Amigos, y no vengo a ganarme vuestro ánimo.

    No soy orador como Bruto, sino, como todos sabéis, un hombre claro y franco que quiere a su amigo.

    Momentos antes de exhortar al tumulto incendiario y al motín popular, niega toda pretensión. Es decir, niega las intenciones que le animan y que pertenecen al mundo oculto de la intimidad. Sucede, no obstante, que niega lo que es más evidente y, al hacerla, consigue que le crean. Consigue aparentar que no sabe hablar como un orador. Si ello es así pero convence, según la lógica implícita que late dentro del razonamiento, lo que sucede es que sus razones son tan sólidas como la roca, tan inamovibles como la montaña. Ésta es la deducción que se extrae de su planteamiento artificioso o, digámoslo así, técnico.

    Para el que conoce el arte de la retórica, las palabras del romano enuncian el principio de oro y dibujan las otras partes de la acción, a pesar de la tópica protesta de ignorancia:

    – – Pues no tengo ingenio, prestancia, ni soltura, ni gestos, ni dicción, ni el don de la palabra para excitar las pasiones. Yo hablo sin floreos; os digo lo que sabéis; os muestro las heridas de César (pobres, pobres bocas mudas) y les pido que hablen por mí.

    Al leer estos fragmentos, descubrimos la maestría de un político eficaz y brillante. Dice: no sé hablar, no tengo inventiva ni gracia, no adorno las palabras ni alcanzo las pasiones; tan sólo pido a las heridas que hablen por mí. Es lo que viene a decir. Y resulta evidente que sus frases crean el espejismo de la falta de habilidad verbal; no hay que ir lejos para descubrir las contradicciones. Por ejemplo, en la última frase, cuando pide a las heridas que hablen por él, se da el recurso elocutivo de la prosopopeya: hace hablar a una realidad inanimada, no humana. La prosopopeya, como la ironía, es una figura de pensamiento. Las heridas son "bocas", porque abren el cuerpo hacia fuera (figura de sentido: metáfora). ¡Cuántas bocas para un solo cuerpo! (figura de sentido: hipérbole). 1 las bocas, "pobres bocas mudas", sin embargo hablan (figura de construcción: antítesis); y suplen la ficticia carencia de elocuencia del buen amigo, futuro triunviro del imperio y aliado sectario de Cleopatra.

    La red del saber

    En este punto de recapitulación hemos de decir que las metáforas que presentan al rétor como "pescador de perlas" y la memoria como "cámara del tesoro", reiteran los efectos de la belleza que el habla puede deparar. En concreto, la elocución, que es la operación que da forma verbal a los argumentos, comprende las notas de la elegancia. La composición y la distinción. Por su parte, la elegancia se alcanza con corrección (latinitas) y claridad (explanatio). La composición se ocupa de la buena variación de sonidos, términos y estructuras sintáctica, para evitar la cacofonía o el hipérbaton.

    Finalmente, la distinción se manifiesta en la ornamentación de las palabras, con figuras y tropos.

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    Cuadro de dos aspectos teóricos de la Retórica, los géneros y las operaciones Discursivas.

    Si contemplamos con candidez los gestos de la operación que produce belleza, Nos sentiremos intrigados, y tal vez decepcionados, por la conexión entre la cámara del Si contemplamos con candidez los gestos de la operación que produce belleza, nos sentiremos intrigados, y tal vez decepcionados, por la conexión entre la cámara del tesoro y la del poder, entre esteticismo y palanca política. ¿Cómo puede ser que la distinción del lenguaje figurado milite en las filas del poderoso? Muy posiblemente, nuestra observación, tan ingenua pero no por ello desencaminada, ha de merecer provechosos comentarios de un rétor escéptico. En realidad, si hacemos memoria, la cuestión del habla y del poder ya está presente, y de manera exclusiva, en el origen de la técnica, en los conflictos judiciales en los que intervinieron Córax y Antirante. Y la presencia del poder ha de permanecer tanto en la comunicación interpersonal como en la ámbito público, esto es, en aquellas que se valen de medios de comunicación social. Ciertamente, la actuación de Antonio nos lleva a hablar de estos extremos:

    Comunicación y poder. Y es lo que hemos de considerar en el capítulo siguiente.

    No obstante, el rétor no deja ociosa su inteligencia ni su escritura. Y da algunas respuestas, que quedan recogidas en la retórica. Esta disciplina va más allá del Ofrecimiento de unos consejos para la persuasión y de unos currícula para la escuela, ya que en ello hay una red de saber. Con la red, tensada por géneros discursivos Y operaciones retóricas, podemos entender los efectos del habla. Podemos reconocer su cualidad, la belleza, la intención. Desde esta posición, la retórica se identifica con la ciencia puesto que es saber: comprensión de los mecanismos y de los efectos del mundo del lenguaje. Como esa vocación taxonómica, junto con los afanes de figuras. Y ortodoxia, teoría de los mecanismos, clasifica operaciones y es la preceptiva que escolta a una tradicional cultura literaria. De otro lado, la retórica constituye casi una ciencia (protociencia), si se la examina con criterios en absoluto literarios, puesto que, como metalenguaje que describe las operaciones de habla, es una cámara del saber que comunica con los pabellones científicos de la lingüística, la teoría de la argumentación y la teoría de la comunicación.

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