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Bases psicoanalíticas y analíticas, sobre el folklore y sus derivados (página 2)

Enviado por Fernando Romero


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Aún no había desarrollado su teoría de la pulsión de muerte (1920), pero, es por la pulsión agresiva por la que empieza en este párrafo. Entonces, todo lo dicho con relación a lo sexual, es igualmente válido para lo agresivo. Acaso habría que cambiar, por cuestiones de amplitud y universalidad, el concepto "cultura" por el de "civilización", que por lo común se observa conteniendo al primero. La civilización, de alguna manera es como la suma de las culturas del mundo. En este sentido, habría que agregar que para el creador de refranes, su proceder se hace factible por vía de la sublimación y le procura una pequeña descarga instintiva, tanto sexual como agresiva, a un nivel intermedio entre el que observa el literato o el poeta que subliman una parte importante de energía impulsivo instintiva y el que permite el chiste. De ser así, el refrán provee de un intento por elaborar, -con respecto a lo mucho que prohíbe la cultura en aras de la civilización- altos montantes de frustración por bloqueo de descargas impulsivo-instintivas, las cuales, con el paso de los años y el madurar, devienen depresión y necesidad de elaborarla so pena del surgimiento de amargura. Salvo que se ostente poder y se pueda transgredir la ley, impunemente, como observa Freud.

Von Ehrenfels (1907) resaltaba, entonces, una serie de perjuicios que había que imputarle a la moral de la sociedad occidental de principios del siglo XIX, y argumentaba, que "… aún reconociéndole plenamente su notable idoneidad para promover la cultura, llega a pronunciar sobre ella un juicio adverso y a considerarla necesitada de reforma" (Mencionado por Freud, 1908) Se refería a la monogamia y a la abstinencia mientras que no se tratara de sexualidad conyugal. Para Freud:

Cabe conjeturar que bajo el imperio de una moral sexual cultural lleguen a sufrir menoscabo tanto la salud como la aptitud vital de los individuos, y que a la postre el daño inferido a estos últimos por el sacrificio que se les impone, alcance un grado tan alto que por este rodeo corra peligro también la meta cultural última. [Von Ehrenfels] Afirma que son características [de la moral sexual cultural] trasferir [sic] a la vida sexual del varón requisitos que son propios de la mujer, así como prohibir todo comercio sexual fuera del matrimonio monogámico. Sin embargo, el miramiento por la natural diversidad de los sexos –prosigue- hace que las faltas del varón sean penadas con menor rigor, y así de hecho se le consciente una moral doble. Ahora bien, una sociedad que admite esa doble moral no puede pasar de una cierta medida, muy limitada, en materia de "amor a la verdad, honradez y humanidad"… no puede menos que inducir a sus miembros a ocultar la verdad, a embellecer falazmente las cosas, a engañarse a sí mismos y a los demás. Aún más dañina –prosigue Von Ehrenfels- es la moral sexual cultural en otro de sus efectos: el endiosamiento de la monogamia paraliza el factor de la selección viril, el único a través del cual podría obtenerse un mejoramiento de la constitución {heredada}, puesto que en los pueblos de cultura la selección vital es rebajada a un mínimo por obra de consideraciones humanitarias y de higiene. [Freud observa que entre estos factores]…el médico hecha de menos uno… la nerviosidad {Nervosität} moderna… En ocasiones, algún enfermo de los nervios… llama… la atención de su médico sobre la oposición… "En nuestra familia hemos enfermado todos de los nervios porque queríamos ser algo mejor de lo que nos consentía nuestro origen". (Freud, 1908) [Más adelante regresaremos a este mismo artículo]

En "El delirio y los sueños en la de W. Jensen", Freud (1907a-1906) se ocupa de resaltar la capacidad de literatos y poetas, para, incluso antes que el Psicoanálisis, poder captar la naturaleza y fenomenología de los procesos internos inconscientes, cuando, por ejemplo, crean un sueño en alguno de sus personajes y lo analizan y explican de manera muy coherente con el método de la interpretación psicoanalítica de los sueños. Veamos algunos fragmentos de este trabajo:

Sueños que jamás fueron soñados [relativamente] sino creados por poetas [literatos] y atribuidos a unos personajes de invención dentro de la trama de un relato. … en modo alguno es creencia compartida que el sueño, [habla de la resistencia observada tras la publicación de "la interpretación de los sueños" pero incluyamos que los sueños en las obras literarias han sido inventados para los personajes] sea algo provisto de sentido e interpretable. [Como no sea con relación al escritor, dado que toda obra tiene un carácter autobiográfico]… solo el pueblo apegado a la superstición, que en esto no hace sino prolongar las convicciones de la Antigüedad, persevera en concebir interpretables los sueños; y el autor de "La interpretación de los sueños" ha osado tomar partido por los antiguos y por los supersticiosos contra el veto de la ciencia estricta. Bien lejos está, por cierto, de reconocer en el sueño un anuncio del futuro, en cuya revelación el hombre se ha afanado siempre, y siempre en vano, con toda clase ["No es posible predecir misterios del porvenir"] de recursos ilegítimos. Pero tampoco podría desestimar en todas sus partes la referencia del sueño al futuro, pues tras dar cima a un laborioso empeño de traducción, el sueño se le presentó como un deseo que el ["Lo que la vieja quería soñando lo tenía"] soñante se figura como cumplido: ¿y quién pondría en duda que los deseos suelen dirigirse predominantemente al futuro? […] A quien no le arredre reelaborar por sí mismo un libro difícil, quien no pida que para ahorrársele esfuerzos un enmarañado problema le sea expuesto de una manera fácil y sencilla, en detrimento de la exactitud y la verdad, ese puede buscar en… La interpretación de los sueños una circunstanciada prueba de aquella tesis, y hasta que ese momento llegue, dejar en suspenso las objeciones a la equiparación de sueño y cumplimiento de deseo… […] no se trata aún de comprobar si el sentido de un sueño puede ser reflejado en todos los casos mediante un deseo cumplido, o bien con igual frecuencia lo sería por una expectativa angustiada, un designio, una reflexión, etc. […] los poetas [y literatos] parecen situarse del mismo lado que los antiguos, que el pueblo supersticioso y que el autor… [Freud] En efecto, cuando hacen soñar a esos personajes que su fantasía ha plasmado, responden a la cotidiana experiencia de que el pensar y sentir de los hombres prosigue al dormir; y lo que ellos procuran no es otra cosa que pintar los estados del alma de sus héroes por medio de los sueños que les sobrevienen. …los poetas… suelen saber de una multitud de cosas entre cielo y tierra con cuya existencia ni sueña nuestra sabiduría académica. Y en la ciencia del alma se han adelantado grandemente a nosotros, hombres vulgares, pues se nutren de fuentes que todavía no hemos abierto para la ciencia. …él [poeta] no toma partido ni a favor ni en contra del significado psíquico del sueño singular; se limita a mostrar cómo el alma [sic] durmiente se estremece bajo las excitaciones que conservaron en ella su eficacia como emisarias de la vida despierta. […] por el modo en que los poetas se sirven del sueño. […] acaso nos permita atisbar desde este ángulo un pequeño panorama sobre la naturaleza de la producción literaria. (Freud, 1906)

Versa otro refrán: "De médico, poeta y loco, todos los hombres tienen un poco". Sentencia, para nosotros los hombres, una tendencia a soñar despiertos y matizando los ensueños con unas fantasías omnipotentes de deseo, desde la necesidad de elaborar, y, si es posible, a través de la sublimación, las frustraciones, antes de, simplemente, asumir la propia mesura y tener que aceptar pasivamente lo que no se puede cambiar de la realidad, en materia de carencias, experiencias dolorosas y enojosas. Y, tal vez también, desde una cierta envidia con respecto a la mujer y las habilidades que ha desarrollado por su encomienda en la gestación y la crianza, las cuales incluyen la sensibilidad que le permite comprender, bien cuidar y tranquilizar a sus bebés. Pero, además, seguramente, hubo un tiempo en que ellas mismas tuvieron que aprehender a curarlos. Quizás lo que más nos confronta a los hombres es que sean maternantes, otras capacidades son "además de". Habremos buscado, entonces, la alternativa de ser, al menos, creativos si no sólo gestativos. Y dentro de la creatividad, en el mejor de los casos, hasta originales. No teniendo todos el talento que caracteriza al literato y al poeta como para hacerlo con arte, de manera hermosa, tenemos que conformarnos con poder, de vez en cuando, diseñar unos versos, incluso muchas veces ni siquiera bien logrados, pero que por lo menos nos permitan objetivar ciertos sentimientos internos y "resolver" por vía de la simbolización, algunos conflictos, pues, de no ser así, en ocasiones, estorban e impiden la recuperación del equilibrio que se requiere para desarrollar unas funciones más complejas como las cognoscitivas. Tener que actuar en la búsqueda de satisfactores para necesidades desde las básicas y elementales, hasta las interpersonales, de vínculo afectivo y de pertenencia, que demandan la naturaleza humana y la realidad social.

El literato y el poeta, además, conducen esa su necesidad-capacidad natural hasta una decisión vocacional, y en el mejor de los casos, cuando hay talento y suerte, hasta les puede permitir hacer fortuna.

A lo largo del trabajo de "análisis aplicado" con relación a la , Freud acompaña y nos narra los avatares por los que va pasando Hanold, desde la pluma y la mente de Jensen, explicando aquí y allá la coherencia con el Psicoanálisis, dada la presencia de simbolismos, sueños y sus interpretaciones. E incluso, "técnica terapéutica". En esta oportunidad, en manos de Zoe Bertgang, para lo cual cuenta con el hecho de amar a Hanold y conocer su historia, por lo menos la historia de su relación y vínculo en la infancia.

Una híper-sensibilidad caracteriza al artista. Para bien y para mal, porque también debido a ella, resulta más sensible al trauma que el promedio de la gente. Un papel importante, entonces, jugará el conflicto en la creatividad y productividad artística, pues preservan al artista de tener que enfrentar las dificultades y vicisitudes "normales" de los "encuentros" afectivos reales. De tal manera que, irónicamente, cuando "resuelve" sus conflictos internos a través de su obra, podrá, tal vez, perder la motivación para escribir o se le "ocultará" el talento. Ellos dicen: "perder la musa". Quizás porque la resolución del conflicto interno "instaura" la posibilidad del relacionamiento afectivo real y lo ocupará la, por lo común, compleja y subjetiva, tarea de alimentar el vínculo, porque las relaciones son así, demandan y exigen atención, compromiso, y una buena cantidad de renuncia respecto de intereses narcisistas y egocentrados.

En mayor o menor medida, el artista que escribe generalmente desarrolla la capacidad de observar detalles finos y reflexionar ante las experiencias de la vida. Fundamentalmente, en sus acepciones emocionales y situaciones que las disparan, porque son justamente las que provocan los conflictos y traumatismos que a través del arte encuentran vías posibles de descarga sublimada. Luego, haber encontrado consuelo y gratificación por medio de la escritura, pues representa y simboliza, provee de gratificaciones sustitutivas y motiva para repetir la estrategia, incluso depurarla, a través de la experiencia, la dedicación y el estudio. El talento podrá, tal vez, estimular la preservación de la estrategia por largos períodos, según el éxito o respuesta externa de aceptación que resarcen la autoestima, y todo gracias a esa su sensibilidad y capacidad artística para traducir, reconstruir, bellamente, lo interno merced a la palabra escrita.

Así, es probable que al escritor le haya resultado conveniente la sustitución, en la imaginación, menos riesgosa o menos amenazante, que la interacción real afectivo-relacional, a fuerza de haber tenido que enfrentar experiencias de rechazo o fracaso en los intentos de relación, incluso temprana. Pienso, específicamente, en Jensen, porque hay escritores que escriben de una y mil cosas. Sin embargo, las dificultades y vicisitudes de los vínculos son inherentes a toda relación humana. También es posible que el escritor intente enfrentar y resolver sus conflictos internos escribiendo y de esa forma, y sólo después, permitirse correr los riesgos de esas sus dificultades en la realidad. Como en una suerte de planeación y práctica obsesiva.

Un refrán a propósito de Hanold: "El tiempo todo lo cura" o "Es el tiempo el que cura al enfermo, y no el ungüento que le embarran". El tiempo lleva a Hanold a un estado de ansiedad e inquietud, del cual se defiende utilizando sus recursos intelectuales para evadir el apremio de impulsos y necesidades afectivas insatisfechas, que afloran desde su inconsciente. Carencias afectivas y sexualidad reprimida, le provocan el surgimiento de un delirio. O sea Hanold es un neurótico pero su estructura defensiva empieza a fallar. Es decir que "el retorno de lo reprimido" le está, de alguna manera, avisando que hay un movimiento que amenaza desde lo interno. La alternativa sería que las circunstancias y sus propios recursos lo llevaran a encontrar alguna otra forma de equilibrio. Un ajuste caracteropático podría ser una de las opciones. Si no encuentra forma, el riesgo es la psicosis. El ajuste caracteropático puede servirle para "conjurar" los síntomas. Pero no es, en esencia, una solución. Sin embargo, le restaría el sufrimiento de los síntomas y tendría, para ello, y, si fuera consciente, que apostar justamente "al tiempo". Asimismo, la situación es una "oportunidad" para reflexionar y, reorientar. Pero, bueno "el tiempo todo lo cura" significa que a la posibilidad de "acostumbrarse" a una realidad sufriente, el pueblo le otorga el estatus de "curación". La cultura absorbe síntomas y verdaderas conductas y roles de locura, que son justamente lo que encontramos de fondo hoy día en los políticos y en el enorme ejército de "colaboradores" en la industria del narco y el secuestro.

La suerte y su inconsciente llevan a Hanold a acercarse a Zoe, una amiguita de la infancia que, sin embargo él no reconoce y, entonces, su cura queda un poco más en manos de las circunstancias que de las propias. A lo mejor cuando dejó uno por ahí, alguna Zoe despistada o "el destino" te la acerca… con el tiempo, pues, te curas, o la enfermas a ella. Pero es irónico porque, ¿qué "Zoe" medianamente inteligente se acercaría a un desconocido? –en realidad habían perdido contacto durante muchos años- y, por otro lado, ¿quién puede amar a un desconocido que, además, esté medio loco? Tendría más sentido ajustar: "El tiempo todo locura" –pérdidas sistemáticas del equilibrio por el simple hecho de estar vivos- y la tarea del vivir será, como, en efecto lo es, organizar y re-organizar, es decir, actuar, moverse, buscar, encontrar, hacer, y, entonces, reequilibrar, de manera constante e interminable. Fabricando día con día, la recuperación de equilibrios y, con ello, la cordura, al menos cierta "adaptación", aunque sea caracteropática.

Hanold es un científico, arqueólogo, y Freud observa que el trabajo intelectual, puede ser un excelente escondite para no enfrentar las necesidades que demandan las pulsiones, sexual y agresiva. Luego agrega que la matemática, lo es por excelencia, y parafraseando a Jean-Jacques Rousseau menciona que "una dama insatisfecha" le aconsejó en forma irónica: "¡Deja a las mujeres y estudia la matemática!". En donde, mas que aconsejarle, parece champarle algo que Russeau, de hecho, hacía. (Freud, 1906-1907)

Regresemos al Chiste, -pero toléreseme que aproveche de vez en vez la oportunidad de intercalar algunas ideas propias- Freud observa que en todos los chistes:

Uno redescubre algo consabido [algo que se encuentra en el inconsciente o en el preconsciente] como en su lugar habría esperado algo nuevo [tal es el caso de Hanold, con Gradiva-Zoe, pero en el contexto del chiste se refería a un contenido conflictual y su energía instintiva reprimidos: libido o agresión] Este reencuentro de lo consabido es algo placentero, y tampoco nos resultará difícil discernir en ese placer un placer por ahorro [se recupera una energía psíquica invertida en la represión], refiriéndolo al gasto psíquico. [Hanold gastará un importante monto de energía, resistiendo y defendiéndose de la necesidad lógica normal de vínculo y sexualidad] […] el redescubrimiento de lo consabido, el "reconocimiento", es placentero. [Esa alternativa, la de descargas sustitutivas de que provee el chiste, parecen negadas a Hanold porque se aísla y desprecia no solo el amor, sino también el socializar] […] [Al pié de página, observa Freud que]…un chiste "bueno" se produce cuando la expectativa infantil resulta atinada y con la semejanza esencial en el sentido, como en el ejemplo "Traduttore-Traditore". Las dos representaciones dispares, [sin relación estricta] que están enlazadas aquí por una asociación externa [un sujeto y un calificativo], mantienen además un nexo provisto de sentido [se parecen en forma y sonido] que enuncia un parentesco esencial entre ambas. La asociación externa no hace más que sustituir al nexo interno; sirve para indicarlo o ponerlo en claro. El "traductor" no solo tiene un nombre parecido al "traidor"; es también una clase de traidor, de algún modo lleva con justicia ese nombre. (Freud, 1905)

Son de todos conocidos los conflictos por la edición de una entrevista, a la cual el entrevistador le quita esto o aquello, ya sea omitiendo cambiando de lugar, acercando aquella aseveración a este otro contenido, etc., y hace que el entrevistado diga algo que en realidad nunca dijo, pero que si lo dijo porque el entrevistador (o editor) no agregó ninguna palabra de él mismo. Con las dificultades de la traducción de un idioma a otro, a lo mejor, con menos culpa, pero los traductores corren el riesgo de cometer los mismos pecados o muy similares: decir algo que no es, para nada, lo que dice el texto. Cambiar una palabra de lugar, es suficiente. A propósito de esa probabilidad, el dicho: "Así se hacen los chismes".

Nuevamente con Freud:

Conocer en sí es placentero (por un aligeramiento del gasto psíquico)… los juegos fundados en este placer no hacen más que valerse del mecanismo de la estasis para acrecentar su monto. […] La rima, la aliteración, el refrán [cursiva agregada] y otras formas de repetición de sonidos parecidos de las palabras en la poesía aprovechan esa misma fuente de placer, el redescubrimiento de lo consabido. También es esto algo que se reconoce universalmente. Un "sentimiento de poder" no desempeña en estas técnicas, que muestran tan grande armonía con la de "acepción múltiple" en el chiste, ningún papel visible. […] Dados los estrechos vínculos entre conocer y recordar, ya no es osado el supuesto de que existe también un placer del recuerdo, o sea, [a favor de la técnica psicoanalítica: "Lo que no se habla se pudre"] que el acto de recordar está en sí acompañado de o por un sentimiento placentero de similar origen […] En el "redescubrimiento de lo consabido" descansa también el empleo de otro recurso técnico del chiste… factor de la actualidad, que en muchísimos chistes constituye una generosa fuente de placer y explica algunas peculiaridades de sus peripecias. […] no podemos olvidar que acaso más que por estos chistes perennes nos hemos reído por los otros, cuyo empleo aquí sería farragoso porque requieren largos comentarios y ni siquiera con este auxilio alcanzarían el efecto que una vez produjeron. […] estos últimos chistes contuvieron alusiones a personas y episodios "actuales" en su tiempo, que despertaban el interés general y conservaban su tensión. Extinguido ese interés, liquidado el asunto en cuestión, también esos chistes perdieron una parte (y una parte muy considerable) de su efecto placentero. (Freud, 1905)

Hoy día, difícilmente podría causarle el mismo efecto que a nosotros los que vivimos el sexenio de Echeverría, aquella caricatura que presentó en su portada la revista Siempre en alguna de sus publicaciones de los 70s., en la cual aparecía una caricatura de Echeverría vestido como Napoleón. Asimismo, otro ejemplo de éste tipo sería: mientras me tocó cursar la preparatoria, en E. U., se sucedía el escándalo de espionaje contra Nixon y a alguien se le ocurrió hacer un letrero que decía "Watergate" y pegarlo en la puerta de uno de los sanitarios. Pero continuando con Freud:

  • Buen número de los chistes en circulación alcanzan, así, cierto lapso de vida, cierto ciclo vital que se compone de un florecimiento y una decadencia que termina en su completo olvido. El afán de los hombres por ganar placer de sus procesos de pensamiento crea, entonces, nuevos y nuevos chistes por apuntalamiento en los nuevos intereses del día. (Freud, 1905)

Y esta es otra diferencia importante que encontramos en los refranes, no poseen una vida tan corta, más bien, cierta permanencia es lo que los caracteriza, la cual sólo podemos justificar con relación a su contenido de "verdad", acerca de conflictos o realidades dolientes, repetitivas y que tienen que ver con la naturaleza humana.

Regresando con Freud:

  • También en la formación del sueño topamos con particular predilección por lo reciente, y uno no puede alejar de sí la conjetura de que la asociación con lo reciente es premiada, y así facilitada, por una peculiar prima de placer. (Freud, 1905)

Mientras que lo que se observa en el refrán, más allá de lo chistoso, es que permite una cierta "elaboración", y una… como renuncia de "mala gana" respecto de algo que no se puede o no se debe simplemente descargar de manera directa. Lo cual resulta que causa dolor, depresión o enojo, y, su contenido "actual", siempre "reciente", es así porque tiene que ver con la compulsión a la repetición; en ese sentido, en lo que al refrán respecta, lo "consabido" posee una buena dosis de "ominoso" (Freud, 1919) que es lo que el refrán intenta metabolizar.

  • En todos estos casos de repetición de la misma trama o el mismo material de palabras, de redescubrimiento de lo consabido y reciente, no se nos puede impedir que derivemos el placer sentido en ellos del ahorro en gasto psíquico, siempre que ese punto de vista demuestre ser fructífero para el esclarecimiento de detalles y para obtener nuevas generalizaciones. (Freud, 1905)

Parte del éxito que un buen chiste puede obtener, descansa sobre el hecho de que su contenido logre evadir la inhibición, la censura moral y el rechazo social, permitiendo una descarga pulsional que las mayorías tienden a reprimir, a costas de un buen montante de energía en dicha defensa. Y esto se traduce en inhibición provocando una restricción o empobrecimiento en la disponibilidad de energía psíquica.

En el chiste obsceno y el de tendencia agresiva, siguiendo a Freud, encontramos otro elemento parecido con el refrán. El primero, el chiste obsceno, está "al servicio de la tendencia cínica" y el agresivo, de la tendencia "escéptica". Se puede observar que en el humor cínico, hay una buena dosis de infiltración agresiva con una intención erótico-sexual: agresivización de lo sexual. Asimismo, en el humor escéptico lo que de agresivo se puede pesquisar, tiene que ver con una decepción, primero dolorosa y desesperanzadora, luego… enojosa en tanto que decepcionante y frustrante.

En ambos casos parecería realizarse una "negociación" entre el Yo -desde su función de neutralización de las energías instintivas- y un Superyó que se ve "engañado" por la habilidad reflexiva que logra evadir el rechazo social. La ecuación: expectativa-falla, (+) decepción-dolor (+) coraje e impulso agresivo, parecen los ingredientes de la (=) amargura. Tal vez, el refrán pierde el rumbo que pretende el chiste y termina en una verdad, la denuncia de una verdad dolorosa verbalizada de manera "lapidaria", la cual, por lo demás, también alude a una problemática sufrida por muchos. De esa manera, posibilita una descarga que posee una dosis placentera en sí misma, deviniendo en algo más que eso. Quizás como aporte superyóico. Es otra diferencia, entonces con respecto al chiste agresivo, pues dice Freud que este:

"Desbarata el respeto por las instituciones y verdades en que el oyente ha creído; lo hace, por una parte, reforzando el argumento, pero, por la otra, cultivando una nueva modalidad de ataque. En tanto que el argumento procura poner de su lado, la crítica del oyente, el chiste se afana en derogar esa crítica. No hay duda que el chiste ha escogido el camino psicológicamente más eficaz. (Freud, 1905) [Y el refrán lo toma prestado]

Entre 1950 y 1970, los "chistes políticos" hicieron época. Y, en efecto, se "transgredía el respeto" por las instituciones. Pero porque era un respeto impuesto y, parece claro, que no muy merecido. Una habilidad política auténtica y democrática lo habría tolerado porque relaja los ánimos y permite el drenaje de agresividad de los descontentos, sin una inmediata trascendencia en las consecuencias. No fue posible porque "La verdad no peca pero incomoda", sobre todo en donde rige el autoritarismo y las dudas sobre la legitimidad del poder que se ostenta. Como en el refrán, quizás de los tiempos pre-revolucionarios de cuando los hacendados gozaban de un poder absoluto: "Al que no le guste el fuste y el caballo no le cuadre, que agarre caballo y fuste y vaya a chingar a su madre", en el cual se hace evidente que la renuncia a golpear y someter violentamente al otro, a toda costa, fue posible sólo con muchas dificultades, con mucho trabajo, a regañadientes y entre mentadas de madre.

El Estado, es de dominio público, nunca ha sido blando en ese respecto, sabemos de la persecución de que fue objeto, por ejemplo, el ilustre grabador José Guadalupe Posada (1852-1913), pero, después, ha habido y sigue habiendo golpes, persecuciones, encarcelamientos y asesinatos. De gente del pueblo y, hasta de políticos.

Regresando con Freud, en "El chiste como proceso social", decide:

  • Echar una mirada sobre su condicionamiento subjetivo. Me refiero al chiste de Heine… "… tomé asiento junto a Salomón Rothschild y él me trató como a uno de los suyos, por entero famillonarmente"… Heine ha puesto esta frase en boca de una persona cómica, Hirsch-Hyacinth, de Hamburgo, agente de la lotería, pedicuro y tasador, valet de cámara del noble barón Cristoforo [sic] Gumpelino (antes Gumpel) Es evidente que el poeta siente gran complacencia por esta criatura suya, pues la hace llevar la voz cantante y pone en sus labios las manifestaciones más divertidas y francotas; le presta la sabiduría práctica de un Sancho Panza, ni más ni menos. Uno no puede menos que lamentar que Heine, al parecer no proclive a la plasmación dramática, haya abandonado tan pronto a ese precioso personaje. En no pocos pasajes se nos antoja que a través de Hirsch-Hyacinth habla el poeta mismo tras una delgada máscara, y en seguida adquirimos la certidumbre de que esa persona no es más que una parodia que Heine hace de sí mismo… cualquiera que esté familiarizado con la biografía del poeta recordará que tenía en Hamburgo… un tío… quien, siendo la persona acaudalada de la familia, desempeñó importantísimo papel en su vida. Y ese tío se llamaba… Salomón, lo mismo que el viejo Rothschild [banqueros recalcitrantes hasta la fecha] el que acogió tan "famillonarmente" al pobre Hirsch. Lo que en boca de Hirsch-Hyacith parecía una mera broma muestra pronto un trasfondo de seria amargura si lo atribuimos al sobrino Harry-Heinrich. Claro que pertenecía a esa familia, y aún sabemos que era su ardiente deseo casarse con una hija de ese tío; pero la prima lo rechazó, y el tío lo trató siempre "famillonarmente", como pariente pobre. Los primos ricos de Hamburgo nunca lo aceptaron del todo;… Entonces, el chiste "famillonarmente" ha crecido en el suelo de esa profunda emoción subjetiva […] Toda una serie de chistes obscenos permite inferir la existencia en sus autores de una escondida inclinación exhibicionista; las personas que mejor hacen los chistes tendenciosos agresivos son aquellas en cuya sexualidad se registra un poderoso componente sádico, más o menos inhibido en su vida. (Freud, 1905)

Algo, no igual pero si parecido observamos en algunos chistes como el implícito en el apodo que le inventaron a un amigo de la adolescencia que tenía la nariz bastante grande y que cantaba en un grupo musical: le decíamos "Narisandro" por alusión al cantante argentino Sandro, condensando con el hecho de que sobresalía respecto de los demás por el tamaño de su nariz y, seguramente que también por la envidia que nos causaba por sus dotes artísticas, cantaba muy bien y gozaba al hacerlo y debido a ello era muy "suertudo" con las chicas.

Envidia, inhibiciones, ambivalencia e inseguridad ante las propias limitaciones; frustración, y en otros el dolor que provoca un "defecto" o malformación; experiencias de carencia, anhelos inalcanzables o decepciones, devienen en sentimientos de amargura, y ésta se asocia con sensaciones de minusvalía y coraje; impotencia, o, por compensación, exhibicionismo; reflejan, algunos de los factores que motivan o estimulan para la creatividad. Cuando hay algo de talento, puede generar dividendos. Sin embargo, pensando que la intención original de un creativo pudiese ser una mal lograda intención de filtrar lo que le duele o frustra por vía del sentido del humor y crear un chiste, el supuesto fracaso tendría que ver con el hecho de que denuncia un mal de muchos, es decir, una verdad frecuente, algo que se repite en un contingente, tantos como el tiempo de su ciclo de vida o la no llegada de soluciones reales, dure. De ahí la permanencia o "larga vida" de estas construcciones, que a lo mejor en su origen pretendían ser chistes mordaces pero resultaron más bien dichos o refranes.

La "inclinación exhibicionista" del que hace chistes obscenos observada por Freud, incluye implícitamente, dado su carácter "exhibicionista", en ocasiones sádico, un elemento de matiz perverso en la personalidad y/ o una infiltración de afecto envidioso que nos da luz en relación con pacientes severos, pues con frecuencia tienden a utilizar de manera exagerada, palabras altisonantes y majaderías en su discurso "normal". De hecho, proyectan también, como dice otro refrán, una especie de "Dime de qué alardeas y te diré de que careces", una falsa "seguridad" que quizás obedece tanto a frustraciones libidinales y agresivas, como a carencias y envidia; es decir, necesidades insatisfechas que, investidas por odio, devinieron en resentimiento. De ahí que, en ocasiones, también se observe exagerado, grotesco, promiscuo, su comportamiento sexual. Su agresividad se verá acrecentada, por unos excesos de fantasías en su pensar, que los hace proclives a la actuación, con tintes justamente, narcisistas y, a veces, malignos.

Regresando a Freud, él interpreta que:

  • El poeta dirige su atención a lo inconsciente dentro de su propia alma, espía sus posibilidades de desarrollo y les permite su expresión artística en vez de sofocarlas mediante una crítica consciente. Desde esa manera averigua desde sí lo que aprendemos en otros, las leyes a que debe obedecer el quehacer de eso inconsciente; pero no le hace falta formular esas leyes, ni siquiera discernirlas con claridad: debido a la actitud tolerante de su inteligencia, [ y yo agregaría que también en función de la presión que ejerce el conflicto no resuelto, desde lo interno] ellas están encarnadas en sus creaciones. Nosotros desarrollamos estas leyes por medio del análisis de las creaciones de él, tal como las hemos inferido de los casos de enfermedad real; pero esta conclusión parece inevitable: o bien los dos, el poeta y el médico, hemos incurrido en igual malentendido sobre lo inconsciente, o ambos lo hemos comprendido correctamente. (Freud, 1907-1908)

Reflexionar y meditar son capacidades humanas normales a cierto nivel de madurez emocional y desarrollo, y en relación directa con ciertos rasgos de personalidad, en cuyo detrimento, el temperamento jugará su papel. A lo mejor, no tenemos por costumbre hacer el esfuerzo. Sin embargo, tarde o temprano, son una función necesaria. El poeta las lleva a lo artístico por su talento y propio esfuerzo, y hasta la creación y la condición de decisión profesional, persiguiendo un objetivo de cohesión del Self, más o menos consciente si hablamos de la función principal de esa estructura: la autoestima. Evidente también en Freud, por la intención científica de saber y poder explicar, y, lo más probable, aunque él mismo pudiera estar en desacuerdo, por una necesidad de trascendencia, intelectual y existencial. Pero la gente ordinaria, echaremos mano de la misma capacidad de manera más práctica y "económica", con propósitos –menos ambiciosos- de descarga y ahorro de energía invertida en represiones y que tenemos que "pagar con monedas de inhibición –tramitación de estasis de libido y agresión- con la confección de chistes o de un refrán. Sólo que, estos últimos, tal vez, con una necesidad implícita extra: poder elaborar representaciones ("primarias" –Leslie, 1987-; de "modelo único" -Perner, 1988-; "secundarias" o de "modelos múltiples") de experiencias esquizoparanoides y depresivas no elaboradas. Es decir, de experiencias de relación con objetos internos persecutorios, no integrados o lastimados por la agresión fantasmática del propio Self y viceversa, de relación con objeto "malos" por ausentes, anempáticos o incapaces de ser responsivos, "malos" y entonces persecutorios. La elaboración hace posible llevar esas representaciones, estimular su desarrollo, hasta el nivel del funcionamiento metarrepresentacional (Perner, 1988) De ahí, al de la simbolización, incluyendo en intermedio de alguno de esos niveles de la acción representacional, la reparación (Klein, 1946) maníaca y no maníaca, rumbo a la sublimación. Esa es la mitad del camino. La otra, implica estimular el desarrollo del Superyó y, en lo exterior, re-equilibrar y sanear las instituciones sociales que lo representan.

Captar o intuir tempranamente el rol paterno, construye un puente para que, a partir de la "reparación" kleiniana se pueda elaborar la posición depresiva y desarrollar la capacidad sublimatoria. La certeza más clara para el bebé de no haber destruido el interior materno con sus ataques sádicos fantasmáticos, tendrá que ver con el hecho de un nuevo embarazo de la madre, lo cual coloca la representación del objeto paterno, parcial o total según el momento, en el centro de la escena, y de ahí la importancia de la idea kleiniana del Edipo temprano y de las organizaciones previas del Superyó instancia. Los pendientes en los estadios tempranos, que no fueron debidamente estructurados, me parece que juegan un papel importante en la dificultad, bastante común hoy día, que observamos para entender la necesidad de preservar la naturaleza. Así, el saqueo de recursos naturales sin miramiento por la no destrucción o "reparación" del equilibrio ecológico, parecieran ser una consecuencia de esos pendientes. Ya sea que como fijaciones o como formas malogradas de organización de la energía del odio, pero como en una suerte de tendencia a repetir los ataques sádicos y voraces originarios, contra el pecho, y que ahora son desplazados hacia "la madre tierra" en tanto que no procesados y no elaborados.

Volviendo con Freud en "El creador literario y el fantaseo" (1907-1908e), se pregunta "… de dónde… el poeta toma sus materiales… y cómo logra conmovernos con ellos,… provocar… unas excitaciones de las que quizá ni siquiera nos sentíamos capaces." Cuentan que en alguna ocasión, le preguntaron a Rulfo que por qué ya no escribía y él contestó que porque ya no le contaban nada. En otro trabajo interpreté esto parafraseando a Klein, como que "de su mundo interno" ya no le contaban nada, ¿quiénes? Su propia intrasubjetividad, sus selfs y sus objetos internos. Pero otra forma de verlo es que resolvió sus conflictos, simbolizó representaciones, y se reencaminaron sus motivaciones por otro lado. Al respecto dice Freud que de preguntarle al artista "… no nos dará noticia alguna…" y porque no lo sabrá, porque son procesos asociados a motivos inconscientes. Lo que nos diga no nos parecerá satisfactorio, por lo menos a los psicoanalistas; más adelante agrega "… los propios poetas gustan de reducir el abismo entre su rara condición y la naturaleza humana universal: harto a menudo nos aseguran que en todo hombre se esconde un poeta…" O sea, "de médico poeta y loco…", y continua "…que el último poeta sólo desaparecerá con el último de los hombres". (Freud, 1907-1908) Para Freud la motivación y la creatividad del artista habrá que buscarla en el placer infantil del juego, después de todo, los niños al jugar crean un mundo a su gusto y necesidades, sin perder la noción de la diferencia entre la realidad y la fantasía, al menos, no necesariamente. A esto alude, como ya veíamos, el concepto pernerniano de "metarrepresentación" el cual contiene las "representaciones erróneas" y las de lo "inexistente" (Perner, 1988), por ejemplo, vampiros.

Con Freud nuevamente:

  • El poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía al que toma muy en serio… lo dota de grandes montos de afecto, al tiempo que lo separa tajantemente de la realidad efectiva. Y el lenguaje ha recogido ese parentesco entre juego infantil y creación poética llamada "juegos" {"Spiel"} a las escenificaciones del poeta que necesitan apuntalarse en objetos palpables y son susceptibles de figuración, a saber: "Lustspiel" {"comedia"; literalmente, "juego de placer"}, "Trauerspiel" {"Tragedia"; "juego del duelo"}, y designando "Schauspieler" {"actor dramático"; "el que juega al espectáculo"} a quien las figura. […] muchas cosas que de ser reales no depararían goce, pueden, empero, depararlo en el juego de la fantasía; y muchas excitaciones que en sí mismas son en verdad penosas pueden convertirse en fuentes de placer para el auditorio y los espectadores del poeta. (Freud, 1908)

Cuando el doloroso y traumático terremoto del 85, el pueblo inventó un chiste: dice que vinieron políticos y diplomáticos de varios lugares del mundo y que, traumatizado y muy ocupado De la Madrid en el "análisis" de la situación, la planeación y supervisión de actividades de evaluación de los daños, rescate de supervivientes y cadáveres, etc., los recibió su esposa con estas palabras: "Pásenle, ustedes han de disculpar el tiradero". Este es un chiste, cruel, pero chiste al fin. Refleja, además, el estilo laxo, un tanto cuanto "afodongado" que caracteriza a la "clase media" y también una forma de hospitalidad muy a la mexicana, que desafortunadamente, parece estar desapareciendo por influencia externa, pero también por apremio económico e inseguridad social.

Ese chiste tiene la influencia, por demás cultural en nuestro país, de José Guadalupe Posada (1852-1913), desde el humor con que se toma la desgracia del evento y la representación de la muerte, como en una suerte de coadyuvante para la elaboración del duelo con apoyo en el sentido del humor. Por lo demás, se decía que la esposa de De la Madrid, era una "ama de casa" en toda la extensión de la palabra. De alguna manera, "jugando" con el dolor y el traumatismo, se intenta digerirlos y/ o metabolizarlos mediante el humor. Y, en buena medida, se consigue.

  • El adulto [observa Freud] puede acordarse de la gran seriedad con que otrora cultivó sus juegos infantiles, y poniéndolos en un pié de igualdad con sus ocupaciones que se suponen serias, arrojar la carga demasiado pesada que le impone la vida y conquistarse la elevada ganancia de placer que le procura el humor.

  • El adulto deja… de jugar; aparentemente renuncia a la ganancia de placer que extraía del juego. Pero quien (sic) conozca la vida anímica del hombre sabe que no hay cosa más difícil… que la renuncia a un placer que conoció. […] no podemos renunciar a nada; sólo permutamos una cosa por otra; lo que parece ser una renuncia es en realidad una formación de sustituto o subrogado. […] cuando [al dejar la niñez, el adulto] cesa de jugar, sólo resigna el apuntalamiento en objetos reales; en vez de jugar, ahora fantasea. Construye castillos en el aire, crea… sueños diurnos. […] el adulto se avergüenza de sus fantasías y se esconde de los otros, las cría como a sus intimidades más personales… preferiría comunicar sus faltas a comunicar sus fantasías. Por eso… puede creerse el único que forma tales fantasías, y ni sospechar la universal difusión de parecidísimas creaciones en los demás. (Freud, 1908)

Un buen número de actividades de que nos ocupamos los adultos, nos resultan mucho más gratificantes y redituables, incluso, con mayor calidad, cuando somos capaces de encontrar gozo y diversión al realizarlas. Es decir, cuando les aplicamos la espontaneidad, curiosidad y el placer de la sorpresa, o sea, las características del jugar infantil, buscando el placer y la diversión y no la intención pasional de competir, ganar, someter, controlar. Esas expectativas se van formando cuando por influencia de la cultura y la ideología, entramos dentro del ámbito de la competencia y el individualismo. Y no me parece que sean las reglas en sí mismas lo que nos llevan a "perder la brújula". Es la ideología tendenciosa de un sistema en el poder que refleja la enfermedad de poder y de ambición de sus líderes.

Dice un refrán: "El que hace la ley, hace la trampa" y entonces se puede complementar con "Qué reglas ni que ocho cuartos". Cuando la tristeza, el enojo y el dolor son grandes y, además, hemos desarrollado "sabiduría" práctica por vía de la experiencia, (al respecto, hablamos de traer varias centurias encima aquí en México), entonces, el intento humorístico declina o falla en favor de la profundidad, como se puede deducir en el refrán: "La vida todo te lo enseña, pero tan tarde que ni se agradece" pero que es claro en la mayoría de los refranes.

Regresando con Freud:

  • El jugar del niño estaba dirigido por deseos,… ser grande y adulto;.. [Por su parte] el adulto… sabe lo que de él esperan: que ya no juegue ni fantasee, sino que actúe en el mundo real;… [Y respecto al nexo de la fantasía con el sueño, dice Freud] El lenguaje, con su inseparable sabiduría [cursiva agregada], hace tiempo que ha decidido el problema de la esencia de los sueños {Traum} llamando también "sueños diurnos" {"Tagtraum"} a los castillos en el aire de los fantaseadores. (Freud, 1908)

Durante mucho tiempo, ni siquiera se permitía que el "juego" fuera a través de la palabra. Existen entre los recuerdos de muchos, varias de las ejecuciones de periodistas (Buendía o, más reciente El Gato Félix, por ejemplo) y pensadores por habérselo permitido. Se dice que a Víctor Iturbe (de dominio público) lo asesinaron gente de Salinas de Gortari por haber hecho un chiste de él en un su show.

  • [Más adelante, Freud observa]:… de los poetas… consideremos a los que parecen crearlos [se refiere a sus personajes, en contrapartida de los que escriben con relación a figuras públicas o héroes de la historia]… a los menos pretenciosos narradores de novelas, novelas breves y cuentos, que… encuentran lectores y lectoras más numerosos y ávidos… en las creaciones de estos narradores;… tienen un héroe situado en el centro… para quien el poeta procura por todos los medios ganar nuestra simpatía; parece protegerlo… con una particular providencia. […] los "buenos" son justamente los auxiliadores del yo devenido en el héroe, y los "malos", sus enemigos y rivales. […] en muchas de las denominadas "novelas psicológicas" atrajo mi atención que solo describan desde adentro a una persona… el héroe; en su alma se afinca el poeta,… y mira desde afuera a las otras personas. La novela psicológica en su conjunto debe sin duda su especificidad a la inclinación del poeta moderno a escindir su yo, por observación de sí, en yóes-parciales, y a personificar luego en varios héroes las corrientes que entran en conflicto en su propia vida anímica. (Freud, 1908)

Un ejemplo muy claro de esto es otra vez el "Pedro Páramo" de Juan Rulfo, en donde los yóes-parciales del artista, están representados, en esencia, por Juan Preciado (irónicamente: el hijo despreciado), Pedro (el "padre" de todo Comala, curiosamente "páramo" significa "estéril"), Abundio (el "parricida") y Miguelito Páramo que es un hijo "enjaretado" que por alguna ominosa y extraña razón, es el único que Pedro reconoce (y que se convierte en el vivo retrato del "impulso" y la anarquía) Pero, principalmente por el primero, Juan Preciado, despojado, atormentado, no reconocido ni de apellido. Juan Preciado representa la herida narcisista del mestizaje, y, autobiográficamente, a Rulfo. A propósito de la partida de "Doloritas" en la novela de Rulfo, un buen amigo sacerdote de Guanajuato, me dijo en alguna ocasión el siguiente refrán: "Los malos crecen cuando los buenos se van", en la novela de Rulfo es evidente.

  • Una intensa vivencia actual despierta en el poeta el recuerdo de una anterior, las más de las veces una perteneciente a su niñez, desde la cual arranca el deseo que se procura su cumplimiento en la creación poética;… el recuerdo infantil en la vida del poeta deriva en última instancia de la premisa según la cual la creación poética, como el sueño diurno, es continuación y sustituto de los antiguos juegos del niño. […] la clase de poemas en que nos vimos precisados a no ver unas creaciones libres, sino elaboraciones de un material consabido y ya listo… También aquí el poeta tiene permitido exteriorizar cierta autonomía, que se expresa en la elección del material y en las variantes, a menudo muy considerables, que le imprime. […] en la medida en que los materiales mismos, están dados, provienen del tesoro popular de mitos, sagas y cuentos tradicionales. […] la indagación de estas formaciones de la psicología de los pueblos en modo alguno ha concluido, pero, por ejemplo respecto de los mitos, es muy probable que respondan a los desfigurados relictos de unas fantasías de deseo de naciones enteras, a los sueños seculares de la humanidad joven. (Freud, 1908)

Karl Abraham en su obra "Trauma y Mito", comenta que "… el mito encierra, disfrazadamente, los deseos infantiles del pueblo… el mito es un fragmento superviviente de la vida mental infantil del pueblo, mientras que el sueño es el mito del individuo". (Abraham, 1909, mencionado por Carvalho-Neto, 1956) Carvalho-Neto lo retoma como "… el mito es el sueño del pueblo al paso que el sueño… es el mito del individuo. (Carvalho-Neto, 1956) Para Abraham: "Las mismas leyes del sueño, de la condensación, del dislocamiento, del disfraz, etc. van a encontrarse en el mito". Emulando a Freud que interpreta el mito de Edipo, Abraham desarrolló el mito de Prometeo. Interpreta que el fuego prometéico es el fuego del amor, el amor genérico. Prometeo es el hijo rebelde que pretende robar, envidia de por medio, los atributos sexuales del padre y es castigado por eso. Respecto al mito de Sansón y Dalila, Abraham observa que Dalila le quita las fuerzas a Sansón cortándole el pelo, igual "envidia del pene" de por medio, lo cual simboliza la castración; así lo despoja de sus atributos fálicos: el poder y la fuerza.

A partir de "intensas vivencias actuales", para bien y para mal, el ser humano reflexiona y medita, y se re-encuentra con sus propios sueños "seculares" de la infancia y la juventud, sin poder sustraerse de evaluar su propia evolución, y necesitará justificarse de sus errores, fracasos y penas. En esa línea dice un refrán "Mal de todos, consuelo de tontos". Porque, ¿quién no lo ha hecho? Y en una perspectiva un poco más cruda, recuerdo que mi padre contaba que habiéndose avecindado aquí en la capital, él y sus primos oriundos de Acámbaro, un pueblito de Guanajuato, decía alguno de ellos en la mañana, antes de salir a sus trabajos: "Solo le pido a Dios que me mande uno un poquito más pendejo que yo, y traigo lo del día". Y mi padre le dijo: "Ten cuidado primo porque Sale uno a buscar pendejo y lo encuentran a uno".

A diferencia de la vergüenza que puede sentir la gente de sus propias fantasías, Freud señala:

  • Si el poeta juega sus juegos ante nosotros como su público, o nos refiere lo que nos inclinamos a declarar sus personales sueños diurnos, sentimos un elevado placer, que probablemente tenga tributarios de varias fuentes. Cómo lo consigue,… en la técnica para superar aquel escándalo, que sin duda tiene que ver con las barreras que se levantan entre cada yo singular y los otros, reside la auténtica ars poética. […] El poeta atempera el carácter del sueño diurno egoísta mediante variaciones y encubrimientos, y nos soborna por medio de una ganancia de placer puramente formal, es decir, estética, que él nos brinda en la figuración de sus fantasías. A esa ganancia de placer que se nos ofrece para posibilitar con ella el desprendimiento de un placer mayor, proveniente de fuentes psíquicas situadas a mayor profundidad, la llamamos prima de incentivación o placer previo. …todo placer estético… conlleva el carácter de ese placer previo… el goce genuino de la obra… proviene de la liberación de tensiones en el interior de nuestra alma. Acaso contribuya en no menor medida a este resultado que el poeta nos habilite para gozar en lo sucesivo, sin remordimiento ni vergüenza alguna, [sic] de nuestras propias fantasías. (Freud, 1907-1908)

De hecho es difícil, si no es que imposible, encontrar alguna actividad en el ser humano, que no se vea gratificada por una descarga pulsional. La diferencia está dada por el tipo de energía que se descarga por vía de una actividad u otra. Las descargas en contrapartida con la energía estática, invertida en defensas y/ ó represión, son considerablemente más gratificantes y liberadoras. Por eso a ese tipo, específicamente, Freud las concibe como "ahorro de gasto de energía por inhibición". Al desanudarse un "complejo", desde la perspectiva junguiana, una importante cantidad de energía se reincorpora al "cash flow", a la "liquidez", al flujo de efectivo, y se reactiva la "economía" mental. Eso resulta placentero en sí mismo. Sufrir y gozar las peripecias del héroe creado por el novelista, induce pequeñas pero sistemáticas descargas pulsionales en el lector, el cual, de manera vicaria, las hace propias por identificación. En la misma línea, el refrán constituye una forma abreviada del mismo proceso. Y acaso para el que lo creó, constituya una descarga mayor, como dice Freud que ocurre con el literato. Hay un chiste disfrazado de "dicho" a manera de justificación que dice: "Ingeniero que no toma, es como una flor sin aroma". No se si originalmente haya sido creado así, pero se hace evidente que un ingeniero fue, al menos, quien lo aplicó al gremio. Y es curioso, por elocuente, porque pretende "justificar" el gusto por, o la tendencia a, la bebida; pero al mismo tiempo otorga descarga a libido de naturaleza homosexual no resuelta, como se puede deducir desde lo de "la flor sin aroma". Por lo demás, en cierta medida ambos fenómenos, alcoholismo y mociones homosexuales no resueltas y alcoholismo, están asociados desde una perspectiva psicodinámica. La parte humorística más finamente lograda, descansa sobre la ironía del "aroma", pues es conocido por todos el mal olor que deja un exceso en la bebida, durante la borrachera y al otro día.

Freud en "La moral sexual y la nerviosidad moderna" que escribió en 1908, ya observaba la tendencia hacia una descomposición social como un "pecado" de la civilización y el desarrollo, veamos:

  • Los extraordinarios logros de los tiempos modernos, los descubrimientos e invenciones en todos los campos, el mantenimiento del progreso frente a la creciente competencia, sólo se han logrado mediante un gran trabajo intelectual, y sólo este es capaz de conservarlos. [Se infartaría Freud al ver nuestro tiempo, desde su expectativa de apostar principalmente a lo intelectual] La lucha por la vida exige del individuo muy altos rendimientos, que puede satisfacer únicamente si apela a todas sus fuerzas espirituales [dice un refrán: "Es más fácil encontrar personas eficientes, que buenas personas"]; al mismo tiempo, en todos los círculos han crecido los reclamos de goce en la vida, un lujo inaudito se ha difundido por estratos de la población que antes lo desconocían por completo; la irreligiosidad, el descontento y las apetencias han aumentado en vastos círculos populares; merced al intercambio, que ha alcanzado proporciones inconmensurables, merced a las redes telegráficas y telefónicas que envuelven al mundo entero, las condiciones del comercio y del tráfico han experimentado una alteración radical; todo se hace de prisa y en estado de agitación: la noche se aprovecha para viajar, el día para los negocios, aún los "viajes de placer" son ocasiones de fatiga para el sistema nervioso; la inquietud producida por las grandes crisis políticas, industriales, financieras, se transmite a círculos de población más amplios que antes; la participación en la vida pública se ha vuelto universal: luchas políticas, religiosas, sociales, la actividad de los partidos, las agitaciones electorales, el desmesurado crecimiento de las asociaciones, enervan la mente e imponen al espíritu un esfuerzo cada vez mayor, robando tiempo al esparcimiento, al sueño y al descanso; la vida en las grandes ciudades se vuelve cada vez más refinada y desapacible. Los nervios embotados buscan restaurarse mediante mayores estímulos, picantes goces, y así se fatigan aún más; la literatura moderna trata con las pasiones, promueven la sensualidad y el ansia de goces, fomentan el desprecio por todos los principios éticos y todos los ideales; ella propone al espíritu del lector unos personajes patológicos, unos problemas de psicopatía sexual, revolucionarios o de otra índole; nuestro oído es acosado e hiperestimulado por una música que nos administran en grandes dosis, estridente e insidiosa; los teatros capturan todos los sentidos con sus excitantes dramatizaciones; hasta las artes plásticas se vuelven con preferencia a lo repelente, lo feo, lo enervante, y no vacilan en poner delante de nuestros ojos, en su repelente realidad, lo más cruel que la vida ofrece. (Freud, 1908)

Que actual se escucha al creador del Psicoanálisis, y sin embargo: ¿Cómo reaccionaría ante la actual tecnología, el mundo computarizado, la Internet, la enorme cantidad de páginas de pornografía y perversiones?; ¿qué pensaría de la creación estratégica de virus y bacterias; de la invasión a los países árabes para despojarlos del petróleo o de sus territorios; qué de las zonas humeantes de la tierra y la desaparición sistemática de especies animales y vegetales; de la crisis de la institución familiar, la evolución de la enfermedad emocional con proliferación de los trastornos severos; del SIDA, el cual parece haber sido creado a partir de las estrategias de la guerra bacteriológica? O del "arreglo" a que llegaron Iglesia y gobierno, del que nos enteramos por vía de todos los medios de comunicación (noticia transmitida a través de noticieros de radio y televisión, así como de prensa escrita, el 10 de septiembre del 2003) que Iglesia Católica de Estados Unidos y el Estado habían llegado al acuerdo con el gobierno de ese país, por el problema de los sacerdotes pederastas, de pagar ochenta y cinco millones de dólares, para resarcir (¡¿?!) los daños: "Lo que se hace contra un niño, se hace contra Dios": (Tomado de Freud, 1921, "Psicología de las masas y análisis del yo" P. 78) Sin duda reforzaría su teoría de la pulsión de muerte. Pero sería lógico que, se desalentara sobre manera.

Observa Freud en el mismo artículo ("La moral sexual…", que en 1896, Binswanger aseveraba:

  • "En especial se ha calificado a la neurastenia como una enfermedad enteramente moderna, y Beard, [al pié de pagina: G. M. Beard, 1839-1883, neurólogo gringo] a quien debemos la primera exposición panorámica de ella creía haber descubierto una nueva enfermedad nerviosa nacida en el suelo de Estados Unidos […] el hecho de que un médico norteamericano fuera el primero en aprehender y establecer, sobre la base de una rica experiencia, los rasgos peculiares de esta enfermedad, señala a las claras el nexo de ella con la vida moderna, la prisa desenfrenada y la caza de dinero y bienes, los enormes progresos técnicos que han vuelto ilusorios todos los obstáculos temporales y espaciales en la vida del intercambio." (Mencionado por Freud, 1908) [Cursiva agregada]

Nunca mejor que ahora, se hacen evidentes la pérdida de límites y la anarquía por la también evidente corrupción de las autoridades. Basta con echar un ojo a los periódicos, para entendimiento de quienes no la hayan sufrido en carne propia. Podríamos pensar que en la neurastenia de finales del siglo XIX habría que buscar el origen etiológico, desde sus perspectivas social e institucional, de los trastornos severos: fronterizos, perversos, adictos, narcisópatas y psicosomáticos, como una evolución de la enfermedad emocional con predominio de mezclas de libido y agresión y dilución de la capacidad simbólica, como producto de la exacerbación de la pulsión de muerte estimulada por las contradicciones sociales que orillaron a un pseudo-equilibrio por vía de la enfermedad del carácter: la concentración de personas en espacios reducidos con la consabida promiscuidad afectivo-relacional y laboral; pero también con el progreso desigual tanto en materia de educación como de economía; la súper-industrialización e híper-tecnificación que han entronizado al dinero y promovido el individualismo, a partir del requerimiento para la incorporación del mayor número de personas a la actividad laboral, industrial y financiera, en detrimento de la calidad en la satisfacción de necesidades de relación temprana de objeto, el relevo de los cuidados tempranos y de maternaje, por medio de instituciones como las guarderías; los cambios drásticos en la estructura y dinámica familiar y la "incosteabilidad" de la producción agropecuaria, por mencionar sólo algunos de los más delicados.

Observa Freud comentando a:

  • Von Krafft-Ebing (1895b) "El modo de vida de innumerables hombres de cultura presenta hoy una multitud de aspectos antihigiénicos, sobrados motivos para que la nerviosidad se cebe fatalmente en ellos, pues esos factores dañinos actúan primero y las más de las veces sobre el cerebro. En las circunstancias políticas y sociales –en especial las mercantiles, industriales y agrarias- de las naciones de cultura se han consumado en los últimos decenios unas alteraciones que transformaron con violencia la actividad profesional, la posición en la vida civil y la propiedad, y todo ello a expensas del sistema nervioso, que es el que debe costear las acrecidas exigencias sociales y económicas mediante un gasto multiplicado de tensión, y muchas veces en condiciones de insuficiente descanso". [Freud, observa al respecto] Debo reprochar a estas doctrinas… no que sean erróneas, sino… insuficientes para esclarecer en sus detalles el fenómeno… y descuiden justamente… los factores etiológicos… Si se prescinde de las maneras vagas de "estar enfermo de los nervios" y se consideran las genuinas formas de enfermedad nerviosa, el influjo nocivo de la cultura se reduce en lo esencial a la dañina sofocación de la vida sexual de los pueblos (o estratos) de cultura por obra de la moral sexual "cultural" que en ellos impera. (Freud, 1908)

Hasta aquí, habría que reprocharle a Freud, en el mismo talante. Pero no después de 1920-1923. No después de "Más allá del principio del placer" y "El Yo y el Ello". La sexualidad en principios del siglo XXI, observa un comportamiento, en efecto, más que bastante más relajado. Infortunadamente, no más sano. La importancia que tomó, por encima de la libido, la pulsión agresiva como causa de unos trastornos graves de la personalidad, sigue siendo minimizada por muchos analistas. Fundamentalmente, por aquellos que se quedaron varados en la Psicología del Yo, e incluso los de las Teorías de las Relaciones Objetales que no pueden aceptar la teoría de la pulsión de muerte. Resulta irónico, (por Beard) que justamente allá en Estados Unidos haya sido el asiento de esas corrientes. Asimismo resulta irónico también que allá en ese país, estén muy interesados actualmente en desempolvar los trabajos de Klein (corrobórese con Seligman, 1999)

Sin embargo, Freud en ese tiempo, no parecía siquiera imaginar, en su justa medida, la evolución futura de la enfermedad emocional en función de su posterior propuesta de la existencia del instinto de muerte:

  • Una observación clínica aguzada nos da derecho a distinguir dos grupos en los estados patológicos nerviosos: las neurosis propiamente dichas [producto del estrés] y las psiconeurosis. En las primeras, las perturbaciones (síntomas), ya sea que se exterioricen en las operaciones corporales o en las anímicas, parecen ser de naturaleza tóxica: su comportamiento es en un todo parecido al que sobreviene a raíz del aflujo hipertrófico o la privación de ciertos venenos nerviosos. Estas neurosis –casi siempre reunidas bajo el nombre de neurastenia- pueden ser producidas, sin que haga falta el aporte de un lastre heredado, por ciertos influjos nocivos para la vida sexual…

  • En las psiconeurosis, en cambio, el influjo hereditario [predisposición] es más sustantivo y la causación es menos transparente. Sin embargo… [El] psicoanálisis, ha permitido discernir que los síntomas de estas afecciones (histeria, neurosis obsesiva, etc.) son psicógenos, dependen de la acción eficaz de unos complejos de representaciones (reprimidas) inconscientes […] tales complejos… poseen contenido sexual; brotan de las necesidades sexuales de unos seres humanos insatisfechos y figuran para ellos una suerte de satisfacción sustitutiva. Así, en todos los factores que perjudican la vida sexual, sofocan su quehacer, desplazan sus metas, nos vemos precisados a ver unos factores patógenos también de las psiconeurosis. (Freud, 1908)

En esta diferenciación temprana que hace Freud con respecto a la influencia de factores externos que resultan "tóxicos" y los propiamente sexuales asociados a las "psiconeurosis", parece estar sentando la base de lo que serán los trastornos que le demandan a la personalidad recurrir a la escisión y a la escisión vertical, para preservar la funcionalidad en un ambiente hostil, impersonal y altamente demandante, lleno de contradicciones e inductor de renuncias difícilmente procesables. Se prohíbe, por ejemplo, el consumo de drogas, pero se las provee a los soldados en el frente y se las tolera en quienes son requeridos para jornadas largas de trabajo como los artistas de la farándula y los cantantes populares, guardianes y policías. En seguida observa: "El valor del distingo teórico entre las neurosis tóxicas y las psicógenas no disminuye desde luego por el hecho de que en la mayoría de las personas neuróticas puedan observarse perturbaciones de las dos clases". (Freud, 1908) Tal como ocurre en la actualidad, tiempos de fantasía de "legitimación" de lo perverso, y que nos ha llevado, por acrecentado, a rompernos la cabeza en el intento de afinar las apreciaciones diferenciales diagnósticas para discriminar el trastorno neurótico de los trastornos psicótico y fronterizo, y, éste último, de las narcisopatías. Y continúa:

  • Nuestra cultura se edifica sobre la sofocación de pulsiones La pulsión sexual… que está compuesta por muchas pulsiones parciales- es probablemente de más vigorosa plasmación en el hombre que en la mayoría de los animales superiores; en todo caso es más continua, pues ha superado casi por completo la periodicidad a que está ligada en los animales. Pone a disposición del trabajo cultural unos volúmenes de fuerza enormemente grandes, y esto sin ninguna duda se debe a la peculiaridad, que ella presenta con particular relieve, de poder desplazar su meta sin sufrir un menoscabo esencial en cuanto a la intensidad. A esta facultad de permutar la meta sexual originaria por otra, ya no sexual, pero psíquicamente emparentada con ella, se le llama la facultad para la sublimación. En oposición a esta desplazabilidad en que consiste su valor cultural, a la pulsión sexual le sucede también una fijación de particular tenacidad que la vuelve no valorizable y en ocasiones degenera en las llamadas "anormalidades" [pregenitalidad y perversiones] La intensidad originaria de la pulsión sexual es probablemente de diversa magnitud en los diferentes individuos [es temperamento heredado]; en cuanto al monto apto para la sublimación, sin duda es variable. Ya podemos imaginarnos que será en primer lugar la organización congénita [herencia tanto de fuerza del impulso como de recursos yóicos] la que decidirá cuánto de la pulsión sexual ha de resultar sublimable y valorizable en el individuo; además, las influencias de la vida y el influjo intelectual [este es un aspecto de deseo optimista en Freud, por lo menos visto desde una perspectiva contemporánea] del aparato anímico consiguen llevar a la sublimación una porción más vasta. Ahora bien, no cabe duda alguna de que este proceso de desplazamiento [en tanto que es contranatural, al servicio de la civilización] no puede continuarse indefinidamente… cierta medida de satisfacción sexual directa parece indispensable para la inmensa mayoría de las organizaciones [la híper-exigencia de un control respecto de necesidades naturales, biológicas, desorganiza] y la denegación de esta medida individualmente variable se castiga con fenómenos que nos vemos precisados a incluir entre los patológicos a consecuencia de su carácter nocivo en lo funcional y displacentero en lo subjetivo. (Freud, 1908) [Cursivas agregadas]

Desde esta óptica tendríamos que pensar la problemática actual: el acrecentamiento de ataques sexuales y mutilaciones en, inclusive, la "industria" del secuestro. Y a propósito del refrán: "El que de santo resbala, hasta demonio no para", los problemas de religiosos y sacerdotes pederastas, y en general, de la dificultad para respetar el celibato. Dice un refrán: "Ya no eres casto, sé cauto". Porque, en esencia, ésta es más bien una problemática de instituciones. Al respecto el pueblo observa que: "Clérigos, frailes y monos, quien ha visto uno, ha visto todos". Resulta interesante. Hubo un tiempo en que curas, médicos, maestros, abogados y hasta los políticos, gozaban de un gran prestigio social. Degradación y corrupción y las decepciones que han provocado a través de sus mismos actos, han devenido resentimientos hondos en quienes, otrora, los valoraban. Mientras la Iglesia no haga una evaluación profunda de sus estructuras e introduzca cambios lógicos y de fondo, seguirá funcionando como una instancia "enloquecedora" de sus propios ministros, la represión a ultranza, impuesta contra la fuerza de las pulsiones, provoca su fracaso y una reactivación de la escisión y el afloramiento de unos relictos perversos de la personalidad: "Nunca fue prior fray Modesto".

En "La moral sexual y " Freud observa:

  • La experiencia enseña que para la mayoría de los seres humanos existe un límite más allá del cual su constitución no puede obedecer al reclamo de la cultura. Todos los que pretenden ser más nobles de lo que su constitución les permite caen víctimas de las neurosis; [ya que: "Perdida la fe, se instala el desaliento"] se habrían sentido mejor [siendo menos "buenitos"] de haberles sido posible ser peores. A menudo, observaciones hechas dentro de una misma generación permiten corroborar de manera inequívoca la intelección de que la perversión es a la neurosis como lo positivo a lo negativo. Hartas veces en una misma familia el hermano es un perverso sexual, en tanto que la hermana, dotada de una pulsión sexual más débil en su calidad de mujer, es una neurótica cuyos síntomas, empero, expresan inclinaciones idénticas a las perversiones del hermano sexualmente más activo [hoy día, hombres y mujeres están parejos]; en consonancia con ello, en muchas familias los varones son sanos, pero inmorales[más bien caracterópatas] en una medida indeseada para la sociedad, mientras que las mujeres son nobles e hiperrefinadas, pero… sufren una grave afección de los nervios. (Freud, 1908)

No se puede forzar a nadie a aceptar el compromiso de sublimarlo todo. Ni siquiera se puede confiar en que, por ejemplo, desde el deseo de ser sacerdote, alguien "piense" que puede prescindir de, o que cuenta con elementos en su personalidad, para renunciar de por vida, al placer de la descarga pulsional sexual directa. Al respecto, el pueblo dice también que: "El hábito no hace al monje, aunque lo haga parecer", o sea, para ser no basta con parecer. Las verdaderas vocaciones, de por sí escasas, lo serán más aún con ese nivel de negación y exigencia.

Continúa Freud diciendo:

  • La tarea de dominar una moción tan poderosa como la pulsión sexual por un camino que no sea la satisfacción es tan fuerte que puede requerir todas las fuerzas de un ser humano. Sólo una minoría consigue el dominio por sublimación,… desvío de las fuerzas pulsionales sexuales desde sus metas específicas hasta metas culturales más elevadas; y aún esa minoría, sólo temporalmente, y con máxima dificultad en la época de su ardoroso vigor juvenil. Los más se vuelven neuróticos o reciben algún otro daño. [Hoy vemos que lo que ocurre es, evidentemente, más grave que simple neurosis] La experiencia muestra que la mayoría de las personas que componen nuestra sociedad no están constitucionalmente a la altura de la abstinencia. […] Cuanto más predispuesto esté alguien a la neurosis, tanto menos soportará la abstinencia. (Freud, 1908)

En mucho, a juzgar por lo que ocurre, pareciera que hoy día una gran cantidad de jóvenes fantasean que dentro de una institución como la Iglesia, pueden controlar o conjurar los "demonios internos", sexuales y agresivos; sus necesidades pulsionales exacerbadas, ya por unas experiencias de juegos sexuales que llegaron a mayores, ya por prácticas perversas como la zoofilia o abusos sufridos: seducción o violación ocurridas en la infancia, la pubertad o la adolescencia. Nada más falso. Antes al contrario, podría pensarse que, al menos algunos de ellos, imaginan el ambiente de los seminarios como un lugar donde ocultarse, o como un "semillero" de potenciales víctimas propiciatorias.

Freud observa:

  • La pulsión sexual del ser humano [a diferencia del instinto en el animal] no está en su origen al servicio de la reproducción [curiosamente en el animal parece que si, salvo en los gatos y los delfines], sino que tiene por meta determinadas variedades de la ganancia de placer. Así se exterioriza en la infancia, donde obtiene no sólo en los genitales, sino en otros lugares del cuerpo (zonas erógenas) su meta de alcanzar placer, y puede prescindir de otros objetos ya que estos le resultan tan cómodos. A este estadio le llamamos autoerotismo, y asignamos a la educación la tarea de limitarlo, porque la permanencia en él haría que la pulsión sexual no se pudiera gobernar ni valorizar [muy interesante, la sexualidad contemporánea está, realmente devaluada] en el futuro. […] las fuerzas valorizables para el trabajo cultural se consiguen en buena medida por la sofocación de los elementos llamados perversos de la excitación sexual. (Freud, 1908)

O sea que hemos fracasado. Porque lo que observamos, es justamente lo contrario: institucionalización, comercialización y promoción de las perversiones convertidas en "productos" los cuales se promocionan por Internet. La corrupción infiltró a las instituciones de Estado, sociales y religiosas. Y todo el tiempo, lo que hemos revisado hasta aquí, Freud aún no ha incursionado todavía en lo agresivo. Observó tres estadios culturales en el desarrollo de la pulsión sexual:

1. El primero en el cual encuentra la pulsión, pregenital y perversa, ajena del todo de la intención de reproducción.

2. En el segundo estadio, se encuentra sofocado todo lo perverso salvo la sexualidad genital.

3. Y un tercero en el cual "sólo se admite como meta sexual, la reproducción legítima", en éste sitúa la moral sexual cultural de su época. Hombres y mujeres deberían abstenerse hasta el matrimonio. Y resalto, "de su época", porque no corresponde a la actualidad.

Freud pensó:

  • Es fácil, entonces, prever el resultado que sobrevendrá si se limita más la libertad sexual y se eleva el reclamo de la cultura hasta el nivel del tercer estadio, vale decir, se prohíbe todo quehacer sexual fuera del matrimonio legítimo. El número de los fuertes que se opongan al reclamo de la cultura se multiplicará extraordinariamente, y lo mismo el número de los más débiles que en su conflicto entre el esforzar de los influjos y las resistencias de su constitución se refugien… en la neurosis. (Freud, 1908)

En realidad, el grado de restricción de la moral sexual cultural del tercer nivel no fue lo más grave, sino el hecho de que sólo a los "controlados", aquellos que no poseían ni poder, ni riqueza, ni jerarquía, fue a quienes alcanzó la prohibición. Quien poseía un estatus de "héroe", diría Freud, quedó exento de la ley, jurídica y eclesialmente: "delincuentes de cuello blanco"

La inferencia de Freud se confirmó, lo único que le hizo falta fue especificar que los que: "… reciben algún otro daño" pueden devenir pre-estructurales. (Corrobórese, con Romero, -2003-; Zuckerfeld, según su "Tercera tópica", julio de 1999)

1.1.1 Acerca de la presencia de otros mecanismos de defensa.

Además de la proyección que por lo regular comanda en los refranes, siempre es posible encontrar otros mecanismos de defensa. Es posible equiparar, de hecho, sus funciones en determinadas circunstancias, así como la interrelación que existe entre diferentes mecanismos. Veamos unos ejemplos.

1.1.1. A. Sobre la escisión.

Ronald Fairbairn (1951-1962) en su "Estudio psicoanalítico de la personalidad" explicó el fenómeno de la escisión, la cual parafraseando a Perner, (1988) es producto de sucesivas representaciones de "modelo único", utilizando el refrán, mismo que es ya una simbolización: "Divide y reinarás", como en una suerte de "estrategia milenaria", seguramente de uso sistemático, porque, en tal caso, el ser humano ha logrado transmitirla, genéticamente, por útil para la supervivencia. De tal manera que el neonato (si damos crédito a la hipótesis de Fairbairn) la utiliza instintivamente porque puede "sacar partido" de su aplicación. Por ejemplo, como para "Ganarle tiempo al tiempo", mientras que se sintetiza e integra la información que estructura las emociones y lo cognoscitivo necesario para aprender a manejarse en la dinámica de la ambivalencia amor-odio que caracteriza la relación humana. En ese sentido, la escisión es de hecho, algo más que un proceso defensivo. Es una estrategia "probada" de control: "pulsión de apoderamiento" {"Bemächtigungstrieb"} (Freud, 1905) "Divide y reinarás" implica restarle cohesión y poder a lo que se pretende poseer y controlar para "tomar posesión" de ello con una mínima resistencia. Por eso es que hoy día, la escisión es un concepto que se refiere a un proceso fundante: divide la experiencia de su condición de totalidad en tanto que relación funcional, en "mojones" de información que resultan accesibles o que al menos no le exigen al neonato la capacitad "metabolizadora" de la experiencia emocional que, evidentemente, todavía no posee, no cuenta con los recursos, dando lugar a un "registro originario" del tipo estímulo-respuesta, en el cual dichas respuestas a los estímulos internos y externos por parte del neonato, son reflejas, vegetativas, y se "inscriben en el cuerpo" (Winnicott, 1945, 1951, 1960b), A partir de estas formas de inscripción se desarrollan desde el nacimiento o muy temprano, a horas de nacido, las representaciones del tipo "modelo único" (Perner, 1988) que dan cuenta de la capacidad de imitación y el inicio de procesos de condicionamiento pavloviano.

Por un lado tenemos los "registros neuronales" propuestos por Freud en el "Proyecto" (1895), que se refieren a situaciones que rompen los equilibrios y otras respecto de su recuperación. Estos registros de doble acepción, displacentera en el primer caso y placentera en el segundo, se refieren, en efecto, a situaciones, más que a relaciones. Tienen que ver con estimulaciones interoceptivas y de contacto, y constituyen las primeras construcciones a manera de frontera entre la actividad psíquica y la somática. Esto es, respecto de la experiencia cenestésica (Spitz, 1965) que se asocia con las primeras formas de estimulación captada. Pero la escisión continúa presente en la inscripción en forma de "huellas mnémicas" (Freud, 1895) a partir de la asociación entre "registros neuronales" y afectos concomitantes, de las cuales, merced a la tendencia natural a la integración, devendrán primero "representaciones cosa" (Freud, 1895) pre figurabilizadas.

Partes: 1, 2, 3, 4
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