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Medios de comunicación, secuestro extorsivo y agenda pública (página 2)

Enviado por Marcelo


Partes: 1, 2, 3

Variedad de fuentes de información. Los ciudadanos tienen derecho a procurarse diversas fuentes de información, que no sólo existen sino que están protegidas por la Ley.

Los conglomerados multimediáticos, han abolido en pocas décadas las tradicionales nociones –en tanto obstáculos para los procesos de circulación de información- de espacio y tiempo, colocándonos en una ruta que nos aproxima a la instantaneidad." (Castells. M. La era de la información, Vol. 1: La sociedad red, ed. Alianza, Madrid, 1998).

De hecho, los medios de comunicación, tanto escritos como electrónicos, a decir de Miguel Carbonell, han tratado de influir en el quehacer Estatal, no siempre en beneficio del bien común y de la libertad de expresión como a veces se ha querido entender, sino en su propio interés y conforme a procedimientos bien lejanos de la libertad de información de los usuarios: "muchos medios de comunicación -sostiene Gregorio Peces Barba-, sirven a los intereses de sus propietarios, promueven las campañas que política, económica y culturalmente interesan a quienes pagan".

El mundo de los negocios, es el mundo que determina actualmente las formas de producción de los medios, por lo tanto, este ámbito mutable es el que debe considerarse en las normas jurídicas y políticas públicas.

Podría afirmarse que se trata de un "conflicto entre libertades; la libertad del individuo a ser soberano en su ámbito privado" (derecho a la intimidad), "contra la libertad del medio a revelar lo que ocurre en ese ámbito cuando juzga que es de interés general" (libertad de expresión).

Así, se puede definir a la empresa informativa como "aquella que se dedica a la compra-venta de informaciones y, por consiguiente, abre un mercado de noticias, en el que la principal mercancía (el objeto de comercio) es la información".

Los medios de comunicación masiva contribuyen en gran parte a fijar las maneras de pensamiento de la sociedad; a establecer la agenda de los asuntos políticos, sociales y económicos que se discuten; a crear o a destruir la reputación de una organización, persona o grupo de personas; proporcionan información y elementos para que la persona o el público construyan, ponderen y formen sus opiniones. Son en muchas ocasiones los intermediarios entre la sociedad y el poder político. Son un poder porque poseen los instrumentos y los mecanismos que les dan la posibilidad de imponerse; que condicionan o pueden condicionar la conducta de otros poderes, organizaciones o individuos con independencia de su voluntad y de su resistencia. (CARPIZO, 1999: 78)

Para una mayor comprensión de los fenómenos sociales entendemos que es básico preguntarse por la ideología que se esconde detrás de la conducta de los actores sociales que protagonizan los acontecimientos históricos, entendiendo a la ideología como el tipo de pensamiento que se forma de acuerdo a la pertenencia de los individuos a una determinada clase social. En realidad, es en el nivel de las clases sociales donde las situaciones generan las actuaciones, y donde las ideas e ideologías dejan de ser simples devaneos para volverse fuerzas sociales históricamente activas.

Para mantener y legitimar esta hegemonía, es que las clases sociales dominantes necesitan controlar los medios de producción ideológicos y en las actuales circunstancias históricas se destacan "los medios masivos de comunicación" como la principal herramienta de producción cultural, es decir, en el principal aparato de hegemonía. (Puente Ojea, 1993 : 7; (Costa Pinto, 1970: 9 y Esteinou, 1992: 20)

Los Medios Masivos Comunicación, tienen una función narcotizante, en el sentido de suscitar la apatía del ciudadano en cuanto tal, por efecto de la prolongada exposición a la abundante información que recibe. (Gómez Morales)

Al explicar más esta función narcotizante, a la que en realidad Lazaferd y Merton mencionan como una "disfunción narcotizadora", ellos explican que usan el término disfunción porque existe un "supuesto de que no interesa a la compleja sociedad moderna mantener en estado de apatía e inercia política a las grandes masas de la población", pero en realidad, es en beneficio de las clases dominantes el que grandes masas se mantengan en estado de apatía en relación a temas que estas clases puedan considerar peligrosas políticamente. (Miliband).

Numerosas investigaciones han puesto en evidencia como, a la luz de lo que dicen y callan -"presencias y ausencias"-, el discurso de los medios crea e impone un estereotipo del delincuente. En sus relatos, los penados denuncian que en los reportajes está presente sólo un tipo de delito -convencional- cuyos hechos más violentos son expuestos de forma dramática.

El delincuente aparece con características físicas específicas, perteneciente a los estratos sociales más bajos, asociándose la imagen con calificativos negativos: "malandra", "sicario", "sádico", "drogadicto", etc… Tal como señala Reguillo (1998), en la prensa se incluye a las clases vulnerables, pero a su vez se las excluye ya que son presentadas como la evidencia contundente e irrefutable del mal. "… Esto focaliza los relatos sobre ciertas categorías de fenómenos (…..) lo que es captado no es la subjetividad sino, a través de la subjetividad, ciertos aspectos de la realidad social" (Poirier y colaboradores, 1983:2).

"Alcanza la dimensión social del fenómeno a través de la experiencia y del sentido que le dan las propias personas afectadas" (Romero, 1997: 142).

Todo esto nos lleva a pensar, que los medios de comunicación no solamente controlan y manipulan a la opinión pública, sino que también generan estereotipos, crean realidades y a su vez forman a las clases políticas y económicas dominantes; quienes se tornan dependientes y a su vez se nutren de los contenidos de lo noticiable.

Esta forma cíclica de uso y creación de información, que los conglomerados multimediaticos utilizan; también tiene en cuenta una de las formas más antiguas de difundir la información en una sociedad. "…el habla, ya que esta revela las condiciones estructurales, los sistemas de valores, normas y símbolos, y simultáneamente transmite las representaciones de grupos específicos en condiciones históricas, socioeconómicas y culturales concretas". (Minayo, 1993, citado por Romero Salazar, 1997:28).

Situación esta, que quedo claramente reflejada en el hecho que nos ocupa; ya que la primer convocatoria a las marchas en repudio de lo ocurrido, (por parte de los familiares de Axel), se realizo mayormente, mediante el llamado "boca a boca". Debido a que los concurrentes transmitieron sus deseos de apoyar la movilización y convocaron a sus allegados, con esta forma clásica de comunicación. Siendo captado luego, por los medios gráficos y televisivos, quienes al advertir la importancia de lo ocurrido y las potenciales ganancias que traería aparejada su difusión, se encargaron de magnificarlo y propagarlo con posterioridad.

Concluyendo se podría decir, que en la actualidad y como consecuencia del proceso de globalización cultural, los medios de comunicación han pasado de manos del Estado a ser propiedad de grandes grupos económicos. El interés de estos grupos en moldear la realidad social y la consiguiente opinión pública, está ligado a la obtención de sus propios beneficios. En este sentido, estos grupos terminan influenciando, indirectamente, no sólo la agenda de los políticos que están en campaña, sino también, la de las actividades del Estado.

CAPITULO III

Tratamiento del caso Blumberg por parte de la prensa escrita

La cruzada, iniciada por Juan Carlos Blumberg a partir de la muerte de su hijo, en marzo de 2004, es un paradigma para el análisis de discursos sobre la construcción mediática del delito y la delincuencia. Durante los primeros meses de ese año se refuerza ampliamente la circulación de construcciones discursivas en torno a la necesidad de reimponer el orden social mediante la "mano dura" o endurecimiento del sistema penal. La superposición de una serie de hechos –reclamos masivos de la clase media, surgimiento de un referente social, modificaciones legislativas, entre otros- (Guagnini, 2005) nos ubica en el análisis del caso, es decir, en un lugar privilegiado para explorar tendencias, posicionamientos y concepciones del delito y del castigo (Arfuch, 1997).

Lo que emerge en este período, es un ejemplo del modo enunciativo propio de una década signada por la profundización del discurso relacionado a la inseguridad. Desde mediados de los ´90 los medios masivos de comunicación reforzaron la difusión de temáticas vinculadas al delito. A la par de las primeras apariciones de los resultados de la instauración de un modelo económico neoliberal (distribución regresiva del ingreso, desempleo, emergencia de nuevas formas de protesta), aumentó la tasa de delitos denunciados y en paralelo, se reforzaron construcciones discursivas que buscan resolver las consecuencias del modelo mediante el empleo de políticas punitivas y la profundización de mecanismos de control social –formal/informal- (Pegoraro 2000, Del Olmo, 2000). Esto se evidencia tanto en la modificación de Leyes, como en el aumento del poder punitivo y en la criminalización de la protesta social.

Cabe aclarar, que esta afirmación no significa vincular a la pobreza con el delito, se trata de complejizar el aumento de la tasa de delitos con una década signada por el incremento de la desigualdad social.

Robert Castel, lo define de la siguiente manera: La inseguridad moderna no seria la ausencia de protecciones o medios, sino todo lo contrario; una obsesiva manía vinculada a la búsqueda incesante de seguridad en un mundo social interrelacionado. Esa propia búsqueda frenética en si es la que genera el constante sentimiento de inseguridad. En este sentido, no toda sensación sobre la inseguridad es proporcional a un peligro real, sino mas bien el desfase entre una expectativa desmedida y los medios proporcionados para poner en funcionamiento la protección; en otros términos estar protegido, sugiere Castel, implica estar amenazado; a medida que la sociedad va alcanzando nuevas metas en la materia, otras nuevas surgen dando origen a riesgos que no habían sido tenidos en cuenta plasmado en una especie de aversión colectiva al riesgo.

En el análisis exploratorio realizado sobre el tratamiento mediático del caso Blumberg desde su muerte en marzo de 2004, hasta la última marcha realizada por su padre, a mediados de 2005. Si bien es importante relevar las diferencias en el modo de tratamiento de cada medio de comunicación, en este caso sólo se analizaran elementos regulares del discurso sobre el caso. El objetivo general, por lo tanto, es reflexionar acerca de algunos rasgos que subyacen a la construcción discursiva que atraviesa el caso Blumberg y pensar el papel que los medios de comunicación poseen en el entramado del sistema penal.

El material gráfico desde el que se realiza el análisis está formado por artículos periodísticos vinculados a la muerte de Axel Damián y particularmente las cuatro marchas protagonizadas por Blumberg; utilizando para ello los diarios Clarín, La Nación y Página 12; en sus tiradas del mes de marzo del año 2004 al mes de junio del año 2005.

Sobre un total general de 760 artículos; se analizaron en profundidad 232 notas, destacando que la mayoría correspondió al diario La Nación (97 notas), seguido por el diario Clarín (71 notas) y por último el diario Página 12 (64 notas). Este relevamiento dio como resultado que la mayor cantidad de publicación en relación al caso Blumberg, correspondió al diario La Nación (41 por ciento), seguido por el diario Clarín (31 por ciento) y en menor medida el diario Página 12 (28 por ciento).

Las notas analizadas corresponde a las siguientes fechas: 24 y 25 de marzo de 2004 (surgimiento del caso); 1, 2 y 4 de abril de 2004 (primera marcha); 22, 23 y 25 de abril de 2004 (segunda marcha); 26, 27 y 29 de agosto de 2004 (tercera marcha) y, finalmente, el 2, 3 y 5 de junio de 2005 (cuarta marcha).

A partir del conjunto de este material, los siguientes apartados analizan en primer lugar cómo se elabora periodísticamente el caso Blumberg, cuáles son sus particularidades discursivas; y en segundo lugar, cuáles son los estereotipos que se reconstruyen desde los medios; considerando a su vez en este punto qué tipos de resolución del diagnóstico de inseguridad emergen del material trabajado durante el análisis.

3.1 NARRACION DEL HECHO Y CONSIDERACIONES SOCIALES.

En las tapas de los diarios del día 24 de marzo del año 2004, se publica la noticia del asesinato de un joven de 23 años secuestrado una semana atrás. El secuestro de Axel Damián Blumberg, se conoció el día de su muerte, había permanecido en secreto durante el transcurso de las negociaciones. Los medios recién conocieron la noticia el día anterior cuando apareció el cuerpo de Axel en un descampado de Moreno, próximo al barrio denominado Las Catonas, (zona humilde y de bajos recursos, con un alto índice de hechos delictivos). No habían cubierto, como en otros casos, el transcurso de las negociaciones de los familiares y los secuestradores, los intentos de pago, los pormenores del secuestro y toda la tramitación legal previa.

Entrevista al Comisario General Walter C.: "… Se procura mantener a un hecho de estas características bajo la mas estricta reserva, a los efectos de prevenir cualquier tipo de fuga de información, tratando de hacer uso de la publicidad o los medios de prensa, con el objeto de sacar un provecho en la investigación y de esa manera intentar inducir a los captores a tomar decisiones que pongan en ventaja al personal Policial…"

La noticia periodística del momento de su muerte marca el primero de muchos elementos que harían, de alguna manera, diferente el tratamiento de este caso, no sólo por el asesinato de la victima secuestrada y las posteriores movilizaciones masivas convocadas por el padre con el apoyo de las empresas mediáticas, sino también por ser un caso que comienza cuando todos los otros secuestros de los años anteriores habían finalizado: con el rescate vivo de los secuestrados. El final trágico es el principio de la historia que marcará las particularidades del relato que realizan los medios.

– Entrevista Comisario General Walter C.: "…En el 95 % de los casos aproximadamente, la labor policial culmina de manera exitosa, logrando que la victima no sufra ningún tipo de castigo corporal y sea liberada tal como se pacta con los captores…"

El surgimiento del hecho en los medios, corre en paralelo a la profundización e institucionalización de los discursos de Derechos Humanos por parte del Estado. Clarín titula el 24 de marzo: "Tensión Kirchner-PJ por el acto en ESMA" y en un recuadro menor, acompañado de una foto de Axel Damián Blumberg, "Matan a sangre fría a un secuestrado". Al día siguiente, el 25 de marzo, se replica esta distribución: "ESMA: Kirchner pidió perdón en nombre del Estado"/"Conmoción por el brutal asesinato de Axel". El acto encabezado en la Escuela de Mecánica de la Armada por el presidente Kirchner, tiene lugar el mismo día en que surge la noticia de la muerte de Axel, cuando su padre Juan Carlos Blumberg realiza las primeras declaraciones mediáticas acusando a las autoridades por la muerte de su hijo: "Yo hice lo que decía la policía, fui a entregar la plata… y perdí a un hijo". Todos tenían el tipo de caso noticiable por su dramatismo y por el tono político que adquirían esas palabras en la boca del familiar de una víctima fatal de la inseguridad.

– Entrevista Lic. en Psicología Alejandro O.: "…El Señor Blumberg, en algunas circunstancias, no siguió los consejos de los profesionales y eso pudo provocar algunos inconvenientes en la investigación y en consecuencia en el desenlace del hecho…"

Con la primera marcha de Juan Carlos Blumberg, se instala como referente en la sociedad; impacta a las autoridades con la masividad inesperada, convocada mediante y por los medios de comunicación, y funcional para sectores políticos sociales con proyectos de Ley aguardando el empujón de un hecho de resonancia social. En el caso Blumberg los medios más que instalar la noticia, la potencian a escalas que hasta ese momento no habían tenido precedentes

La figura de Juan Carlos Blumberg se convierte en un referente político-social que sigue siendo fuerte en términos mediáticos, frente a los secuestros de Patricia Nine, Cristián Ramaro, Gabriel Gaita y Nicolás Garnil; e incluso acrecentar por momentos, su presencia noticiosa. Él es el personaje que acompaña a las nuevas víctimas, él pasa a ser la víctima que les da voz a aquellos que recién ingresan en los relatos. Pero cuando estos hechos disminuyen y los pedidos se diversifican y multiplican, las noticias periodísticas dejan de acompañar masivamente estos reclamos –recordemos que en la última marcha del mes de junio del año 2005, los reclamos dejan de vincularse con los secuestros extorsivos y pasan a centrarse en la excarcelación de Omar Chabán y María Julia Alzogaray.

– Entrevista Lic. en Psicología Gabriela T.: "…la presencia de los profesionales psicólogos en este hecho, fue requerida en forma tardía, ya que nuestra intervención fue prácticamente en el día que se tomo conocimiento sobre el hallazgo del cuerpo de Axel…"; "….si hubiésemos intervenido de manera temprana, la familia hubiese estado mas contenida y con una orientación adecuada para este tipo de hechos…"

Una pequeña aproximación cuantitativa de los artículos relevados permite demostrar la variación mediática que posee cada una de las marchas. De los 760 artículos utilizados para el análisis, 23 pertenecieron al momento del surgimiento del caso, días más tarde, con la primera marcha, el número de notas crece a 70 adquiriendo su mayor pico en el período trabajado. La segunda marcha da cuenta de una pequeña disminución (62 notas) en una línea que vuelve a crecer con la tercera marcha (67 notas) y disminuye fuertemente, hasta casi desaparecer, en la cuarta marcha del 2005. Esta variación de alguna manera corre en paralelo a las cifras de asistentes a las manifestaciones. Según estimaciones periodísticas (Guagnini, 2005), durante la primera marcha participaron 150 mil personas, en la segunda alrededor de 40 mil, la tercera sube a 70 mil y la cuarta marcha registra un descenso pronunciado de participantes, con sólo 5 mil personas.

3.2 LA EVOLUCION DE LA NOTICIA EN LOS MEDIOS DE PRENSA.

El modo de narrar la noticia de las marchas organizadas por Juan Carlos Blumberg, puede ser desarrollado a partir de las tapas de los tres diarios analizados. De los mismos surgen una serie de similitudes y diferencias, tanto al espacio utilizado para cada una de ellas, como para los elementos narrativos que construyen desde lo visual como desde lo gráfico.

La primera marcha surge como una noticia excluyente, capaz de eliminar de la tapa gran parte de la información que el diario posee en su interior. Pese a las diferencias, los tres medios poseen tres elementos similares de construcción de la noticia. El primero de ellos es la contundencia, el dato cuantitativo de la cantidad de asistentes presentado especialmente a través de adjetivos. "gigantesco reclamo…", "la multitud exigió…", en Clarín; o "Un gran…", "la mayoría silenciosa", "impresionante…" en La Nación; "decenas de miles de personas", en Página 12. El elemento cuantitativo se resalta particularmente con las fotografías de la multitud frente al Congreso de la Nación. Pero la contundencia de la multitud en ambos medios se ancla en la imagen de Juan Carlos Blumberg, pequeña en ambos casos pero presente, como la única cara visible de esa multitud. En cambio Página 12 instala la imagen de Blumberg pero en un primer plano, con la multitud atrás. Centrando su información en la ambigüedad del reclamo de Blumberg, por un lado persigue la "mano dura" y por otro considera que la responsabilidad policial es otro dato relevante. Sin embargo, Página 12, pone el eje de los reclamos de Blumberg en los reclamos por la policía bonaerense, el título principal en este sentido es "Hay que extirpar el cáncer de la Bonaerense". La construcción de Clarín y La Nación, difieren en los dos casos, el relato del reclamo por la demanda de Leyes más duras, cambios en la policía bonaerense y críticas a los funcionarios de los "tres poderes".

– Entrevista Lic. en Psicología Alejandro O. y Gabriela T.: "…es verdad, algunos efectivos policiales dejaron ver su descontento con cuestiones internas de la fuerza, esto fue recogido por Juan Carlos y lo utilizo para dejar ver fisuras institucionales y quizás resaltar las desprolijidades que se registraron en el comienzo de la investigación…", "…hay que tener cuidado con algunos comentarios que se realizan de manera aislada ya que estos pueden ser recogidos y utilizados como armas en tu contra. Y en este caso le toco a la Policía…"

Por último es dable hacer constar, que estas primeras tres portadas, tienen una característica especial, en todos los casos hay un relato particularmente narrado, no demasiado común para una tapa de un diario. "sin banderas, apenas con velas…" (Clarín), "…miles de personas manifestaron su dolor…." (Página 12), "en la más impresionante manifestación…" (La Nación"), son algunas de las pautas que permiten entrever una necesidad de acercarse al caso desde una perspectiva diferente.

La segunda marcha posee un espacio más reducido que la primera, pero se vuelve a incrementar en la tercera, hasta desaparecer de las portadas en la cuarta movilización. En los tres diarios se mantiene la figura de la "multitud", tanto a través de los relatos como de las fotografías (La Nación y Clarín vuelven a repetir una imagen similar). "Otro reclamo contundente…", titula Clarín; "Otra multitud acompañó…", describe La Nación. Página 12, por su parte, va cambiando el enfoque y da cuenta ya desde la tapa de la menor cantidad de participantes en relación con la primera movilización, a la vez que comienza a describir quiénes son los participantes de esta segunda marcha, la "clase media". Por otro lado, en los tres casos se retoman los ejes del reclamo, criticas al sistema judicial y al Poder Legislativo. Página 12, es el único en todas las tapas descriptas que en este caso pone en su portada una noticia vinculada con información sobre el propio caso del secuestro de Blumberg.

La tercera marcha, define los perfiles del tipo de cobertura de cada uno de estos tres medios gráficos. Tanto Clarín como La Nación siguen resaltando la figura de la multitud: "Otra gran marcha…" (Clarín), "decenas de miles de personas…", en cambio Página 12, si bien resalta que la convocatoria fue "nutrida", plantea que ésta "es menor que la marcha anterior", volviendo a hacer hincapié en la composición de clase media de los asistentes. La multitud de Clarín y la de La Nación comienzan a diferenciarse: en el primero sigue siendo constituida por esa figura amorfa propuesta a partir de la foto desde la que se observan los miles de personas frente al Congreso, en el segundo, la multitud, la "mayoría silenciosa" pasa a tener caras, son participantes que tienen un claro perfil social –clases medias y medias altas profesionales-, elemento que se resalta, por ejemplo desde sus vestimentas, trajes en muchos casos que permiten inferir esta característica. Los reclamos vuelven a presentarse de la misma forma, el dato es que cada uno de los tres medios se diferencia en el momento de relatar los nuevos cuestionamientos de Blumberg: a los organismos de Derechos Humanos y los movimientos piqueteros. Página 12, pasa definitivamente a analizar el perfil del personaje Blumberg, usando para ello la noticia de la marcha. Este diario se centra en el espíritu antipolítico del "ingeniero", dejando de lado el perfil ambiguo que decoraba las líneas de la primera portada. Al contrario, Clarín y La Nación, ponen en el centro el perfil "político" del reclamo mediante fotos de Blumberg con el gobernador de la provincia de Buenos aires, Felipe Solá (La Nación) y a través de los mismos titulares: "un reclamo con un perfil más político" (Clarín).

Los medios de comunicación relatan mediante una serie de herramientas discursivas, que para el análisis pueden ser agrupables en algunas figuras con las que elaboran el secuestro y la movilización del padre: el melodrama, la narración desde el lugar de la víctima, la cobertura, los relatos de guerra y el par deshistorización-recontextualización.

El secuestro es un crimen con capacidades narrativas amplias, uno de los modos de encarar estos relatos es el melodrama. La emocionalidad del caso surge de elementos tales como la dicotomización entre el futuro prominente y el final trágico, en este sentido hay grandes similitudes de este tipo de presentación en el conjunto de medios analizados. La imagen opuesta entre el basural de la localidad de Moreno, donde aparece el cuerpo de Axel, y su juventud promisoria es un elemento sobre el que se realiza el relato en la mayor parte de los medios cuando se conoce el caso. Por ejemplo, La Nación publica el 24 de marzo: "Bolsas de basura rotas, un cesto de basura, desperdicios esparcidos por el césped y pastizales altos. Allí, en un descampado, en medio de la suciedad, fue hallado el cuerpo sin vida de Axel Blumberg, el joven de 23 años que fue ejecutado por sus secuestradores" (La Nación). El modo de presentar la noticia que realiza en este caso La Nación, es similar a la puesta fotográfica que publica Clarín cuando contrapone la imagen del basural y el primer plano sonriente, ya conocido por todos, del joven Blumberg, fotos que llevan acompañada la siguiente frase a sus pies: "Tragedia. El descampado de La Reja, partido de Moreno, donde la Policía halló el cuerpo de Axel (foto familiar) estudiaba ingeniería" (Clarín).

– Entrevista Comisario General Walter C.: "… vos te acordas que la zona donde apareció el cuerpo de Axel era un basural, descampado, con algunas casas muy humildes, cuando allanamos ahí, la casa de la mujer de los chanchos, donde estaba Axel secuestrado, era todo una mugre, edificaciones precarias, zona de mucha delincuencia, es mas cuando llegamos a la mañana estábamos juntos cundo este hombre le pego el tiro a Marcelo y eso era todo un rancherio…"

Sobre la apuesta por el melodrama, Carlos Monsiváis sostiene que los discursos, reportajes y análisis académicos se tiñen desde este género literario con "el poderío de la selección del fatalismo que adopta formas teatrales y habla expresiva" (Monsiváis, 2000, 233). El uso de relatos de tipo melodramáticos reforzados con herramientas sensacionalistas, no es algo que exclusivamente se presente en la prensa popular, sino que es una forma de cubrir los casos presentes también en los diarios "serios". Este es un recurso de construcción común de las noticias de tipo policial (Fernández Pedemonte, 1999, 2001; Martín, 1999).

Se apela a imágenes dramáticas, a metáforas de dolor que relatan los hechos desde la emoción y la conmoción, elementos que para Susan Sontag representan "parte de la normalidad de una cultura en que la conmoción se ha convertido en la principal fuente de valor" (Sontag, 2003, 33).

Los relatos que apelan a la emocionalidad y al contenido humano deben a su vez elaborar la narración desde el lugar de la víctima, en este caso representada por la figura del padre que toma la voz del joven muerto y de todos aquellos que se sienten víctimas de la situación de inseguridad. La antropóloga Susana Rotker considera que "cuando falla el saber objetivo, se apela de nuevo a lo más primitivo al saber original: qué me pasó y cómo sobreviví" (Rotker, 2000, 8). Se recurre a aspectos de la individualidad para explicar y descontextualizar sucesos más amplios acudiendo a la mirada de los personajes involucrados. Esto se ejemplifica a partir del modo en que Clarín relata el dolor del padre en el entierro de su hijo desde sus propias palabras: "¨Hijo, hice todo lo que pude, perdóname por no haberte podido proteger. Con la voz quebrada y los ojos enrojecidos, Juan Carlos Blumberg balbuceó una disculpa para despedir ayer en el cementerio a su hijo Axel, secuestrado y asesinado el lunes." (Clarín, 25/3/04). Son narraciones que van siendo elaboradas a partir de lo emocional (Rey, 2005), basados en el énfasis puesto en el perfil de los protagonistas. Sin embargo, no siempre la mirada del relato está puesta de este modo en la víctima.

La individualización y emocionalidad, se completan con un tercer elemento, la cobertura in situ y permanente de los movimientos de los protagonistas. Desde que se conoce la noticia, las actividades de Blumberg fueron seguidas en vivo por varios canales de televisión y luego en las páginas de los medios gráficos. Esto transformó la muerte de Axel, en un duelo público y los reclamos de su padre en una demanda generalizada, apropiada asimismo por los medios de comunicación. La fuertes coberturas mediáticas de las marchas, particularmente las dos primeras, las movilizaciones en el gran Buenos Aires, la participación en las comisiones del Congreso, en las sesiones de diputados y senadores para que voten Leyes de endurecimiento de penas, la imagen estática de la puerta del chalet de Blumberg en San Isidro, sus viajes al interior y exterior… Se produce una cobertura-convocatoria por parte de los medios de comunicación. Por ejemplo, La Nación editorializa la convocatoria a la primera marcha al Congreso desde la que sostiene: "La manifestación multitudinaria y pacífica de la ciudadanía prevista para hoy puede superar el tenebroso clima de indefensión en el que hemos estado sumergidos hasta hoy los argentinos" (Editorial, La Nación, 1/4/04).

El cuarto elemento de narración se vincula con los relatos de guerra, contexto que enmarca las noticias alrededor del caso Blumberg. Guerras de ciudadanos contra delincuentes, de ciudadanos contra la inoperancia del Estado. Una guerra basada en una realidad enmarcada por la "criminalidad" en la que "los enemigos –según Grondona- son los delincuentes" (Hora Clave, 11/4/04). Las noticias asociadas a la noción de inseguridad tienen un vínculo fuerte con relatos de guerra, hablar de seguridad es también hablar de guerra. Y muchas veces estas imágenes se apoyen en las estadísticas las cuales, para Rotker, aparecen en estos casos a falta de otros modos de construcción simbólica del relato" (Rotker, 2000, 7). Son datos que muestran la cantidad de secuestros por zonas, de muertos por la delincuencia, otras veces, de "agentes caídos en cumplimiento del deber", son cifras que acentúan el concepto de lo inseguro a través de imágenes bélicas.

– Entrevista Comisario General Hugo M.: "…vos sabes que pese a lo mal que termino el secuestro de Axel, porque apareció sin vida, el resto de la investigación fue altamente positiva, el hecho se esclareció y se juzgaron a los responsables…", "…lo que pasa es que vende mas periodísticamente la muerte, es decir lo malo, que lo ocurrido después, el esclarecimiento. Vos te fijaste que poca prensa le dieron después, nadie se acordó que la Policía trabajo bien…"

En este punto podemos citar a Eduardo Ovalles, quien manifiesta que probablemente los secuestros sean una de las modalidades más representativas de la complejidad que muestra el mundo delictivo, a diferencia de épocas anteriores. No sólo por la cantidad de delitos que intervienen en el mismo, el hecho que cierta parte de la delincuencia común se ha volcado a ellos, sus nexos en ciertos casos con el narcotráfico, que evidencian la falta de cierto control territorial por parte del Estado, sino fundamentalmente porque la víctima en realidad es la indirecta: "la familia" y el entorno inmediato del cautivo, lo que multiplica en gran medida la percepción de inseguridad. Además, son un reflejo de la ausencia de respuesta del sistema Estatal, fundamentalmente la función policial, el servicio de justicia, el penitenciario, las fuerzas de seguridad y los organismos de inteligencia.

Las estadísticas, según el Ministerio del Interior, el Registro Nacional de Reincidencia Criminal y la Procuración General de la Nación, de los secuestros, han evolucionado de 50 casos en promedios anuales en la década del 70, descendiendo a 7 y 9 en los 80 y los 90 respectivamente, llegando a 212 en el 2000, lo que muestra que durante la primera década del siglo el volumen se ha multiplicado significativamente respecto a los 80 y los 90.

Durante los 70, de acuerdo a un informe del Ministerio del Interior, presentado el 28 de mayo de 1986 –en una interpelación en la Cámara de Diputados- el año 1974 fue el momento cuando mayor cantidad de secuestros extorsivos se produjeron en el país. En 1972 fueron 27, en 1973 llegaron a 65, y en 1974 escalaron a 155 siendo el pico máximo del período. En 1975 descendieron a 58, en 1976 cayeron aún más siendo 28, en 1977 crecen levemente a 31, en 1978 llegan a 25 y en 1979 fueron solo 11. En los 80 –siguiendo la misma fuente- ya al comenzar la década claramente, se observa una tendencia al descenso. Es así que se registraron solo 4 en el primer año, crecen a 8 en 1981, son 7 en 1982, bajan a 5 en 1983, se ubican en 4 en 1984 y ascienden a 10 en 1985, habiéndose registrado 3 en los primeros cinco meses de 1986. Teniendo en cuenta los hechos de secuestros extorsivos denunciados, en este caso según el Registro Nacional de Reincidencia Criminal, difundido el 22 de mayo de 1994, en 1985 se registraron 13 casos, en 1986 fueron sólo 6, al año siguiente se duplican llegando a 12 y en 1988 se ubican en 11. En 1989 se denuncian sólo 4, en 1990 ascienden a 8, en 1991 crecen a 12, al año siguiente bajan a 9, en 1993 descienden levemente a 7 y en los primeros cuatro meses y medio de 1994 fueron solo 4. En lo que va de la década actual, entre 2000 y 2003, de acuerdo a los casos en los cuales intervino la Justicia Federal, se registraron sólo 26 en el año 2000, 22 en 2001, crecen sensiblemente en 2002 ubicándose en 284, y llegan en 2003 a ser 517. Frente a los datos, hay varias cuestiones. La existencia de una elevada cifra negra ya que los familiares no denuncian los hechos por temor a poner en riesgo la vida de la víctima, y tampoco lo hacen posteriormente por eventuales represalias, a lo que se agrega la posibilidad de que la delincuencia "reincida" con la víctima. Algunos casos han tenido lugar al respecto.

También, la falta de confianza frente a la eficacia por parte de los organismos intervinientes del Estado, es un elemento que incide en la denuncia de las víctimas. Finalmente, la inconsistencia que muestran las cifras oficiales, donde se advierte una falta de consolidación que no sólo existe en materia de secuestros sino en el resto de los delitos que tienen lugar en el país.

Al mismo tiempo, el aumento en la cantidad de secuestros se dio en un marco de un incremento generalizado de los hechos delictivos en el país, tanto desde el punto cuantitativo como cualitativo, esto es mayores niveles de violencia, donde el fenómeno de los secuestros adquirió proporciones superiores al del resto de los delitos. Es que mientras el volumen de todos los delitos en el país –los denunciados- actualmente se ha multiplicado por 1,7 veces respecto a los 90 y por 3 en comparación a los 80, los secuestros lo hicieron por más de 27 veces respecto a 10 años atrás, y por más de 30 en comparación a 20 años atrás.

Por otra parte, y ampliando la visión al marco regional, mientras que nuestro país no se encontraba durante la década pasada entre los que mayor cantidad de secuestros tenían, actualmente se ubica entre los tres de América Latina con más número de casos. De acuerdo a la consultora norteamericana Kroll Inc., en la región se cometen el 75% de los secuestros reportados en el mundo, donde Colombia encabezó el 2003 con 4.000, seguida por México con 3.000 y la Argentina con 2.000.

Al margen de lo anterior, la Argentina no presenta la gravedad de otros países de la región. Pero hay que tener en cuenta que pese al bajo nivel de registro que tienen estos casos, sólo durante el último año la justicia federal intervino en más de 500 secuestros, lo que evidencia que no estamos en un nivel tan distante respecto a las naciones donde esta problemática tiene mayor magnitud.

En cuanto a las variantes, en los ochenta y en los noventa prevalecían los secuestros prolongados –también conocidos como extorsivos, aunque todos lo son-, mientras que durante el último año aproximadamente más del 85% fueron rápidos o express. Pero estos últimos, si bien comenzaron a instalarse como una modalidad delictiva predominante en 2001 –cuando se desencadenaba la crisis político-económica más importante de la historia del país-, en la primer parte de la década pasada ya empezó a advertirse su surgimiento, o en todo caso comenzó a darse cierta reconversión en los secuestros prolongados que habían caracterizado épocas anteriores. Entre fines de 1993 y principios de 1994, hubo una sucesión de hechos que trascendieron públicamente con esta modalidad.

El 16 de noviembre de 1993, fueron secuestrados Marcelo Grimoldi y Fernanda Rosas, siendo liberados 18 horas más tarde. El 8 de diciembre, fue el turno de Marisa Cayetano quien reapareció a las 24 horas. En ambos casos, hijos de empresarios, si bien los montos no fueron bajos –como predominan actualmente en los secuestros rápidos- fueron menores respecto a los negociados en esa época y llamó la atención el menor lapso de tiempo. El 13 de mayo de 1994, secuestraron a Pablo Gowland, propietario de una empresa de publicidad, siendo liberado al día siguiente tras el pago del rescate, y luego fue secuestrado Raúl Santamarina, dueño de una concesionaria de automóviles. En ambos casos –en la provincia de Buenos Aires- nuevamente los montos pactados fueron menores a los que se negociaban anteriormente y las víctimas eran empresarios medianos o pequeños.

Al respecto, hacia mediados de ese año la policía sostenía que se trataría de una metodología delictiva, con estructuras pequeñas, de gran movilidad, bajo costo operativo, cierta inteligencia, que se especializan en el secuestro de pequeños o medianos empresarios, con capacidad de pagar en el menor tiempo posible bajas sumas pero de cobro seguro. Marcadas diferencias, con los casos anteriores como por ejemplo de Jorge Born, Eduardo Aulet, Emilio Naum y Ricardo Manoukián, entre otros. En cuanto al impacto sobre la población, mientras en los 70 se producía un secuestro cada más de 467 mil personas, en lo que va de la actual década la relación es de uno cada más de 171 mil habitantes, al tiempo que para el último año -el 2003- fue de un secuestro cada más de 70 mil personas en todo el país.

Este sólo dato, por sí mismo, permite explicar el aumento de la percepción de inseguridad en la sociedad frente a esta modalidad delictiva.

El significativo incremento que registra nuestro país en materia de secuestros, incluso muy por encima del resto de los delitos, más en un contexto de deterioro constante de la situación de seguridad pública, debe ser un alerta para las autoridades, en el sentido de que la Argentina no atraviese en el futuro un proceso similar al de México o en un caso extremo al de Colombia.

– Entrevista Comisario Inspector Marcelo C.: "…Los secuestros extorsivos en los últimos años disminuyeron al punto que en la actualidad son casi nulos, vos sabes, hay algunos hechos esporádicos, pero en su mayoría son Express, son muy aislados los hechos en los que se extienden mas de dos días, casi no se registran secuestros largos y complicados…".

Continuando con los "relatos de guerra", este modo de contextualizar la noticia, está asociado a los estados de excepción ante la preocupación, el temor, propicios para establecer modificaciones al orden democrático de mayor restricción a los derechos. En el siglo XX asistimos, según Giorgio Agamben, en el contexto de lo que se ha denominado una "guerra civil legal". El totalitarismo moderno se caracteriza por la instauración de una guerra civil legal a través del estado de excepción, definido como el momento del derecho en el que se suspende el derecho precisamente para garantizar su continuidad e inclusive su existencia (Agamben, 2001). El concepto de cruzada utilizado por Blumberg para marcar el modo de intervención y socializado por los medios como una postura democrática pero firme ante la realidad de inseguridad, da cuenta también del modo de comprender y significar la acción frente al contexto de guerra, de excepcionalidad en la cual es preciso intervenir.

Según las construcciones mediáticas, las dicotomías de guerra se manifiestan también en las divisiones de izquierda y derecha, vinculadas a las políticas de seguridad, particularmente en referencia a la década del ´70.

Esto se visualiza, por ejemplo, en las intervenciones de Mariano Grondona a partir de un desarrollo de la teoría de los dos demonios en la cual aparece un tercer demonio asociado a la violencia delictiva. Según sus palabras: la sociedad "ya no le teme a la violencia militar y a la violencia subversiva, le teme al tercer demonio que nos está acosando ahora, el de la violencia delictiva, favorecido, casi diría estimulado por un Estado y gobernantes que se han distraído en el pasado y que si siguen así no sólo a Axel Blumberg van a dejar sin pasado". La referencia a los ´70 se corresponde con otras construcciones: "La seguridad no es de derecha ni de izquierda, y el Estado es como un padre firme y justo. Un padre autoritario y un padre permisivo, producen igualmente daño, construyen hijos monstruosos. Un padre firme, pero a la vez justo, disciplina con dolor y quiere con justicia, reparte premios y castigos, prepara para la vida" (La Nación, 4/4/04).

Un elemento que aparece por medio de este relato es el doble proceso de deshistorización y recontextualización del hecho en particular y de la problemática de la inseguridad en general. En este doble movimiento, si bien por un lado hay una ausencia de análisis de contexto, se produce un nuevo tipo de contextualización unidimensional. La noticia policial pasa a ser entendida únicamente desde su propia particularidad e individualidad, se deshistoriza pero a la vez se recontextualiza mediante un diagnóstico común basado en la profundización de la inseguridad. Tanto Clarín como La Nación, contextualizan el caso Blumberg con otros secuestros anteriores, incluso con muertes sucedidas en estos hechos: "Se trata del tercer cautivo asesinado por sus secuestradores en los últimos dos años" (La Nación, 24/3/04), "En promedio, más de un secuestro por día" (Clarín, 24/3/04). Página 12, por su parte, recurre al conteo de casos pero de una manera distinta: "En los últimos tiempos, aunque el número de secuestros se incrementó hubo sólo tres casos que terminaron en homicidio" (Página 12, 24/3/04).

Los medios legitiman su relato de los hechos a partir de posicionarse como quienes dan a conocer perspectivas autorizadas sobre los acontecimientos que se fundan en la autolegitimación de los periodistas a través de los elementos de la retórica que utilizan para transmitir las noticias (Zelizer, 1997, 248). Al entenderse de un modo unidimensional, la inseguridad pasa a ser causa de todos los problemas sociales y, ya no más, consecuencia de una situación estructural más amplia. Se relata un acontecimiento sin procesos en el que las noticias aparecen, en muchos casos, desprovistas de referencias a pesar de la magnitud cuantitativa de las publicaciones de artículos sobre el caso Blumberg.

Ahora bien, ¿el caso Blumberg y sus reacciones son únicamente símbolos de estos tiempos de inseguridad? ¿O tienen más que ver con contextos históricos más amplios y procesos de instalación de estados de conmoción social que no necesariamente se vinculan con el aumento de los índices del delito?

El caso del secuestro de Abel Ayerza nos permite hacer un paralelismo para repensar el caso Blumberg y los modos de construcción noticiosa. En 1932, el joven Abel Ayerza es secuestrado por una banda rosarina y luego de pedir rescate es asesinado. El hecho, enmarcado en una serie de secuestros extorsivos a miembros de la clase alta, generó un amplio seguimiento mediático, gran repercusión pública seguida de movilizaciones en reclamo de cambios legislativos y la posterior modificación en el Congreso de varias leyes que endurecían las penas. El caso Ayerza es considerado el descubrimiento periodístico de la historia del secuestro. En este sentido, resulta curioso la similitud con que el periodismo trata la noticia: "la terrible lección (del asesinato de Ayerza) es que hay que terminar de una vez por todas con el sentimentalismo absurdo de criminalistas excesivamente científicos, y erradicar a los dulcificadas leyes producidas por el reformismo penal" (citado por Caimari, 2004, 123). Este caso permitió que se recuperara la popularidad de la vieja Ley de Residencia como instrumento de defensa social e incluso se llegó a pedir la restauración de la pena de muerte que en 1933, mediante una reforma el Código Penal, fue reinstaurada. La relación con el caso Ayerza permite ejemplificar la historización que los medios invisibilizan en muchos casos de secuestros extorsivos. A su vez posibilita observar el modo en que noticias policiales de amplia resonancia social son amplificadas también en otras épocas con un resultado similar: la intensificación de los estados de alarma social y el endurecimiento del sistema penal a través de modificaciones legislativas. Las reacciones propias que se producen con este tipo de delitos emergen como una problemática no necesariamente vinculada con el contexto actual, sino con procesos que apelando a la emotividad de un hecho particular, permiten amplificar estados de conmoción social que llevan a "tomar partido". Jock Young señala en este sentido que "las malas noticias están a la orden del día, porque la comedía moral de la Ley y orden por una parte y la desviación por la otra, calman la ansiedad de las "masas" (Young, 1987). Los llamados a la acción tienen como resultado el refuerzo del sistema penal en momentos en que la gobernabilidad debe ser reforzada por medio del aparato coercitivo.

Sin embargo, este tipo de estados de conmoción social no necesariamente coinciden con mayores índices delictivos. Aunque no se puede dejar de lado que específicamente los casos de secuestros extorsivos tuvieron un aumento durante los años de 2003-2004, un trabajo realizado por la Universidad de Belgrano (UB) que relaciona delito y apariciones en los medios, muestra las diferencias entre los meses con picos de mayor índice delictivo y aquellos que registraron mayor presencia de noticias policiales en el año 2004. Por su parte, los datos de la Dirección Nacional de Política Criminal dan cuenta de la cantidad de denuncias realizadas en todo el país durante el primer semestre de 2004. De la misma se desprende que el mes de mayor concentración de delitos cada 100 mil habitantes en todo el país es marzo (301,5). Sin embargo, mientras que el índice realizado por la UB muestra que marzo resultó un mes promedio en términos de la cobertura recibida por los delitos en la prensa (234,2), el puntaje del delito en los medios asciende significativamente en abril, un mes en que las estadísticas oficiales no fueron diferencialmente altas, lo que se explica por la aparición del caso Blumberg.

La dificultad para asociar el incremento de noticias sobre delitos y las estadísticas oficiales se visibiliza a la vez en un trabajo de la Fundación Elbert producido por Germán Rey que describe la particularidad de los diarios Argentinos en relación con la aparición de noticias de seguridad ciudadana. El estudio cuantitativo del autor colombiano toma La Nación y Clarín y, al relacionarlos con otros 12 medios gráficos latinoamericanos, muestra cómo a pesar de los índices más bajos de delitos, los periódicos argentinos –sobre todo Clarín– publican mayor cantidad de noticias vinculadas a seguridad, incluso más que Colombia, país con uno de los mayores índices delictivos de América Latina. Sobre el tratamiento de los periódicos colombianos cabe señalar que la mayor cantidad de noticias sobre seguridad están asociadas a la guerra y no a temáticas vinculadas a la seguridad urbana ("delitos comunes"). En cifras, del relevamiento realizado por Rey, el 10 por ciento de las noticias monitoreadas en todo el período analizado en Clarín son de tipo policial, con un promedio diario de 7.1 por ciento. La Nación, por su parte, posee índices de publicación de noticias policiales más bajos, en total contabilizando un 6.16 por ciento, y un porcentaje promedio diario de 4.9. Estas cifras son elevadas si consideramos que el promedio más alto lo posee el Diario de Hoy de El Salvador con un 17 por ciento total y un 10 por ciento diario, mientras que el más bajo (2 por ciento diario) es el diario El Tiempo de Colombia.

Para ejemplificar, según datos comparativos de la Organización Mundial de la Salud del año 2000, mientras que en Colombia la tasa de homicidios cada 100 mil habitantes llega a 65, en Argentina se ubicaba en el 7.2. En el año 2004, cuando el estado de conmoción por la ola de delitos llega a su pico máximo por el caso Blumberg y se realizan importantes manifestaciones que tienen como raíz un homicidio, las propias estadísticas muestran que el índice de homicidios dolosos en todo el país fue el más bajo de los últimos 13 años

– Entrevista Comisario Inspector Marcelo C.: "…es claro que existen meses del año donde se registra una mayor cantidad de hechos delictivos, pero también es sabido que hay momentos en que la prensa esta escasa de noticias y pone en el tapete algún hecho criminal, pese a que el índice en ese momento sea menor…", "…esto genera de forma inmediata una sensación de desprotección y por lo tanto el común de las personas piensa que el delito aumento…"

3.3 CONFORMACION DE LOS TIPOS. VICTIMA Y VICTIMARIO.

De la construcción significante del cuerpo mediático, emergen a la vez una serie de estereotipos que dan cuenta de un esquema colectivo que permite entrever la imagen que los miembros de un grupo construyen de sí, a partir de la que hacen de los otros (Amossy, Pierrot, 2001). En términos generales, los relatos analizados delinean un mapa identitario formado por las víctimas, los victimarios, la autoridad y los medios de comunicación.

La víctima, en primer lugar, se configura desde lo individual lugar desde el que pasa a lo colectivo, en tanto nosotros. En relación a lo individual, la víctima, Axel Blumberg, se construye a partir de algunas especificidades presentes en los casos de secuestros pero no en otros hechos policiales. Las fotos que se publican de Axel, son ejemplos para describir los regímenes de visibilidad e invisibilidad. En la mayoría de los casos se publican imágenes que resaltan esta idea de futuro prominente a la que hacíamos referencia antes: fotos de Axel sonriente, Axel abanderado, fotos de un "ganador" Axel en un podio, Axel recibiendo el título junto a sus padres. La cara sonriente de Axel, es la imagen que acompaña toda la cruzada y la que más se publica en los medios.

Por otro lado, las imágenes que se invisibilizan, son aquellas vinculadas con el final trágico. A diferencia de otros hechos policiales en las que el cuerpo de la víctima –o del victimario- es la foto más publicable, en este caso se sustituye por la imagen de la víctima en el pasado. Cómo aparece Axel, tiene que ver con el lugar social que ocupa, es un muerto del "nosotros" y como tal no debe ser exhibido, no es la imagen que debe prevalecer, no es una imagen que deba ser de todos. Es parte de la lógica de guerra de los relatos sobre la inseguridad, particularmente de los secuestros, que la imagen de "los nuestros" sea invisibilizada. A los muertos los exhibe el enemigo, en cambio como plantea Susan Sontag en Ante el dolor de los demás, "con nuestros muertos siempre ha habido una vigorosa interdicción que prohíbe la presentación del rostro descubierto" (Sontag, 2003, 83). Nosotros no debemos ser vistos, nosotros debemos ver, y no ver aquello que nos muestra en menores condiciones y, por sobre todo, no mostrarnos así frente a ellos.

La muerte del "Hígado" Muñoz, (delincuente), permite visibilizar el modo en que los medios reflejan el propio discurso policial. Sospechado de haber liderado la banda que secuestró a Nicolás Garnil y Cristián Ramaro, Muñoz estaba prófugo desde que la policía Cordobesa lo había liberado por "falta de controles". Un día antes de su confusa muerte, el "Hígado" Muñoz, había mandado una carta a su abogado para que la hiciera pública, en la que decía: "Quiero hacerle saber a la ciudadanía, por las dudas si me mataran, que no tengo nada que ver con lo que se me acusa" (Clarín 28-9-04). Un detalle del hecho es que la muerte sucedió el 28 de agosto de 2004, apenas un día después de la tercera marcha organizada por Blumberg, en el medio del aumento considerable de los secuestros extorsivos y con muchas víctimas de este tipo de delitos acompañando a Blumberg en el escenario de la plaza Congreso.

Estos datos se refuerzan si tomamos en cuenta que generalmente los medios gráficos potencian la figura de las víctimas a través de las imágenes fotográficas que acompañan las notas periodísticas. Según el informe anteriormente citado, Rey, el 31.6 por ciento de las imágenes publicadas en los medios gráficos latinoamericanos pertenecen a víctimas de hechos delictivos, seguido de lejos por miembros de las fuerzas policiales (23 por ciento) y por los presuntos delincuentes (22 por ciento).

Siguiendo en el ámbito de la víctima en términos individuales, la especificidad del caso hace que la construcción de víctima posea otra particularidad. A diferencia de los hechos que habitualmente circulan por los medios donde el lugar de víctima pasa del espacio público al privado, se vinculan con el rol de madre –femenino-, aquí se presenta; un miembro que se hace público a partir de su rol de padre, Juan Carlos Blumberg, quien se posiciona en tanto jefe de familia. El secuestro como delito tiene una característica particular, ya que en ellos "la familia", poseen un lugar primordial –en la negociación con los secuestradores, en la imagen mediática de los casos-, simbólicamente se puede decir que los secuestros funcionan como una amenaza a la institución familiar. A la vez, en este caso estamos ante una diferencia particular al considerar un sujeto público masculino en contraposición con el papel un poco más habitual de familiar femenina de víctima.

Es relevante también que el lugar de madre en el caso Blumberg, está invisibilizado, no sólo por su propia elección, sino por la extrema visibilización mediática de la figura del padre. Por ejemplo, en el primer programa de Hora Clave en el que participa Blumberg, su mujer lo acompaña pero se ubica en un segundo plano de la cámara y nunca toma la palabra. Lo mismo ocurre en la primera marcha cuando ocupa –por única vez- el escenario de la plaza Congreso junto a su marido, vistiendo la remera con la imagen de su hijo muerto, mientras que a su lado Blumberg toma la palabra frente a la multitud con un formal traje y una prolija corbata. El espacio de la figura de Blumberg como representante de "todos los hijos de una Argentina insegura", se construye como identidad a partir del reconocimiento público de su lugar de padre (reforzado por supuesto, por la aparición permanente en los medios), no se construye de la misma manera el lugar de la madre, marcadamente presente por su ausencia primero de su palabra y luego ya de su propia persona.

Una posible hipótesis de la identidad que adquiere la visibilización de un padre y no de una madre, puede tener que ver con que, al pasar de lo privado a lo público, en el caso de padres de víctimas masculinos –como Blumberg-, la construcción pública-mediática de los reclamos se presentan desde lo racional-político-técnico (pedido de modificación de Leyes, intervención en instituciones, etc.), en cambio en los casos de madres con víctimas el rol parece estar construido desde pedidos afectivos desde los cuales se llegan a los reclamos de justicia. Esto no quiere decir que los medios no hayan resaltado el lugar de lo afectivo en Blumberg, sino que se acentúa su rol técnico, su "capacidad" de intervenir legislativamente.

De todas formas, la diferenciación de género respecto al rol de víctima no es particularmente relevante si se considera que en cualquier caso la figura que se privilegia en el pedido de justicia por parte de familiares femeninos o masculinos (y en algunos pocos casos de ambos) se relaciona con el lugar propio de la familia, dando cuenta de la resignificación política del espacio privado (Pita, 2005). En todos los casos el ámbito privado es desde donde se parte para ejercer el reclamo, es desde donde se legitima el discurso público del pedido y es el modo incluso que hace posible configurar una desgracia personal en general, social.

Otra particularidad de los rasgos enunciativos tiene que ver con que, para los medios, las víctimas son representados por líderes sociales, como el ingeniero Blumberg, nunca "políticos", sus referentes son involuntarios, "no asistidos por posiciones de poder, ideologías de moda o estructuras partidarias, sino únicamente, por una irresistible fuerza moral" (La Nación, 25/4/04), como la que posee J.C. Blumberg. Sin embargo, el lugar de Blumberg se comprende por su hijo Axel; José Pablo Feinmann sostiene en este sentido que "se le destina toda la piedad, todo el dolor y hasta la admiración y el liderazgo al padre del hijo muerto; no al hijo, no al muerto. Tanto ha hecho Blumberg que la víctima del asesinato de Axel no es Axel, es él. Es Blumberg (Feinmann, 2005).

3.3 A – VICTIMA.

En el momento en que el hecho privado se transfiere a lo público, el reclamo es potencialmente constituible como colectivo. Desde este plano colectivo asistimos a una configuración particular del nosotros. El tratamiento mediático del caso Blumberg presenta un nosotros en tanto "mayoría silenciosa", es decir, en palabras de La Nación, "personas sin filiación política, sin hábito de concurrir a reuniones masivas" que "han decidido poner fin a su anonimato para manifestar su total desagrado y su completo desacuerdo con la manera en que las autoridades llevan adelante sus políticas de seguridad" (La Nación, 1/4/04). El reclamo "silencioso" se percibe claramente en los grupos de imágenes de participantes con velas –casi escenas que exhalan "plegarias"-, que por los días de las marchas acompañan los informes periodísticos de las movilizaciones. El "desagrado" de estos miles de participantes, los reclamos silenciosos –las plegarias- permite a la vez reflexionar acerca del modo en que las que podríamos denominar "democracias inseguras", configuran en estos casos el lugar del ciudadano en tanto ciudadano-reactivo. Este es el tipo de ciudadano que "reacciona" ante las situaciones que le "desagradan", a través de las cuales decide abandonar por un instante el espacio privado para avanzar hacia el público.

"Como una procesión religiosa, sólo coincidieron en ella ojos brillantes por el llanto, velas encendidas por el recuerdo y un silencio que venía del fondo de las almas, un silencio que Buenos Aires nunca había escuchado", describe Grondona en una de sus columnas dominicales (La Nación, 25/4/04). Esta categoría de nosotros restringe de alguna manera el modo de entender el lugar de ciudadano; el ser ciudadano se circunscribe a la categoría de víctima (preferentemente de la delincuencia), el reclamo hacia las autoridades se realiza hoy en tanto víctima.

El ciudadano no es categorizable en estas construcciones como aquel ciudadano de la democracia clásica que participa de los asuntos del Estado subordinando lo privado a lo público, sino más bien es aquel que acciona-reacciona en el momento en que considera que su espacio privado ha sido vulnerado, cuando se ha constituido indeseablemente en víctima. El ciudadano que reacciona como víctima y como tal peticiona, toma su experiencia eminentemente personal como eje del reclamo ante un Estado que evidencia ausente. Este ciudadano reactivo se acerca al lugar de "público" o, siguiendo los planteos de Negri y Hardt, de multitud, más que como ciudadano entendido en el sentido clásico. Este público que reacciona, esta multitud, pasa a constituirse desde un doble rol: pasivo en relación a las instituciones y reactivo en relación a su intervención en el espacio público producto del modo de actuar frente a los hechos que toman resonancia pública-mediática. El caso Blumberg muestra como los reclamos que pasan de lo privado a lo público mediados por un fuerte alo mediático, no logran constituirse como proposiciones políticas ni articularse en un movimiento que pueda salir del particular reclamo de seguridad.

Hardt y Negri plantean que la multitud "es una multiplicidad, un plano de singularidades, un conjunto abierto de relaciones que no es homogéneo ni idéntico a sí mismo y que mantiene una relación indistinta e inclusiva con lo que es exterior a él" (Negri, Hardt, 2002, 105). Sin embargo, lo que queda por repensar es si la multitud no homogénea ni idéntica en este caso a partir de sus propias vivencias como víctima de otro (el Estado o la delincuencia) puede ser pensado a la vez como "una confusa relación constitutiva" (Negri, Hardt, 2002, 105).

A la vez, el nosotros se entrelaza con la imagen de la solidaridad con las víctimas, de la identificación de lo que le pasó a Blumberg como que le podría haber "ocurrido a cualquiera". Los obituarios y cartas de lectores que desde el entierro de Axel comienzan a publicarse en los diarios analizados (puntualmente en La Nación y Clarín), permiten analizar este grado de identificación con la víctima. "Queridos padres, sin conocerlos, hoy estamos unidos por el código del dolor", sostiene uno de los tantos obituarios publicados en La Nación a partir de la aparición sin vida de Axel. O en una carta de lectores de Clarín: "a los padres de Axel, quería transmitirles mi solidaridad y sentimiento de dolor". Se produce un código de identificación que hace que se sienta afinidad por este representante del nosotros, comprendemos la causa de su sufrimiento y la sentimos a la vez cercana a nosotros. Se observa como el "locus del dolor" (Pita, 2005) es el que permite generar legitimidad y estructuración no sólo a los reclamos de los familiares sino la identificación inmediata con ellos, con su sufrimiento.

La constitución del nosotros a partir de la primera marcha de Blumberg es alta, lo cual se demuestra con los datos de las encuestas de aquel momento. Según datos de Telesurvey, el 94 por ciento de los entrevistados en abril de 2004 se manifestaron a favor de la marcha organizada por Blumberg. Ya a fines del 2004 un relevamiento realizado por el CEOP da cuenta que el 56.7 por ciento de los encuestados considera que la posición de Blumberg no supone el mismo grado de validez que meses anteriores porque "se ha politizado". El tipo de construcción de la figura de Blumberg es realmente paradójica tanto en el modo en que lo presentan los medios como lo que surge de los sondeos de opinión. El análisis del CEOP de octubre de 2004 releva esta reacción; se puede visualizar a través de la variación en la cantidad de participantes a las marchas convocadas por Blumberg. Las propias cifras brindadas por los organizadores muestran una baja en la segunda marcha, una suba de la tercera respecto a la primera -en consonancia con el aumento de los casos de secuestros extorsivos-; y una determinante disminución en la cuarta marcha de 2005, reflejando el descenso del grado de identificación y la constitución pública de un nosotros inseguro. Sin embargo cabe destacar que aquello que disminuye en la construcción de un nosotros es la identificación con una figura particular –de Blumberg- y con un tema específico –el de los secuestros extorsivos-, pero no con el problema en general –la inseguridad-. De esto da cuenta un relevamiento del CEOP de fines de 2004, que pone en relieve que para el 80.8 por ciento de los entrevistados, considera que no hubo mejoras en la situación de inseguridad, dado que el gobierno no se maneja con eficiencia en este sentido.

3.3 B – VICTIMARIO.

El lugar de víctima se construye a su vez en contraposición al victimario. "El delincuente es, en realidad, un individualista salvaje" (La Nación 4/4/04). La identidad del delincuente lleva el lugar casi anónimo de aquel que acecha, no individualizable, como sí puede suceder con Axel. En el tratamiento mediático del caso, el lugar del delincuente queda completamente restringido en relación a la figura del padre de Axel, más bien el delincuente pasa a entenderse en la clave de lo invisible que merodea al nosotros. Pero en los casos de secuestros, no es que estemos ante un merodeador desde el punto de vista del trasgresor. El secuestrador implica una figura del criminal como un sujeto racional, organizado, con la sangre fría necesaria para planificar un delito complejo y para matar si las cosas no salen como lo planeado. Lo significativo es que "el nosotros" imagina el castigo, la pena, para una figura como la del secuestrador, o sea, transfiere la contradicción al intentar dar cuenta de qué entiende por politización el entrevistado: Por un lado, el 5.9 por ciento sostuvo que su posición es de extrema derecha, el 14 por ciento de derecha; el 8.5 sostuvo que es de centro derecha, el 7.3 de centro, el 2.8 de centro izquierda, el 5.4 de izquierda t e 0.6 de extrema izquierda y el 55.4 por ciento no respondió a la pregunta. Si bien la mayor parte demuestra desconocimiento de su perfil ideológico y un porcentaje algo mayor sostiene que se acerca más a posiciones de derecha, la gran variación en el espectro de respuestas permite evaluar la ambigüedad de la construcción de su figura pública y el modo de recepción contradictoria que la misma despertó a partir de sus apariciones mediáticas.

Castigo para un secuestrador y a otras figuras delincuenciales. Los reclamos masivos, en este sentido, juegan un papel importante. Además, el delincuente es aquel que tiene los "derechos" que nos han robado (al nosotros). "Los derechos humanos son para los delincuentes", sostiene Blumberg, y apunta contra los organismos de derechos humanos: "a mi nadie me llamó de los derechos humanos". El lugar del victimario, se completa, como aquel que tiene lo que nos han robado, la libertad, pero que a la vez es quien no tiene derechos (ni garantías). El otro es a la vez, aquel que no acuerda con los reclamos del nosotros –los organismos de derechos humanos, en este caso- la posibilidad de discusión en este sentido es prácticamente insignificante ya que quienes no concuerdan con los planteos por mayor seguridad son los que amplifican la potencial inseguridad al posicionarse del lado del otro por no acordar con el nosotros.

Por otro lado, para el nosotros, la autoridad por momentos también se elabora desde la identidad de un victimario, sobre todo construida a partir de la inacción ante la situación de inseguridad. "Lo menos que se puede pedir es que las autoridades den explicaciones. A la familia de Axel. A todos. ¿Qué es esto de no rendir cuentas? Policías y fiscales, ¿dónde están?. La abrumadora noticia trajo consigo un aire opresivo. Lo que se exige es la brisa fresca del gesto de la honorabilidad de quienes tienen una función social" (Clarín, 25/3/04), editorializa Clarín al día siguiente de conocida la noticia de la muerte de Axel. La dicotomía sobre la que se construye la noticia es: los funcionarios callan/las víctimas hablan. "los responsables de las operaciones se llamaron a silencio (…) la razón y la verdad sólo las puso el padre de la víctima" (La Nación, 25/3/04). Y las pocas explicaciones que brindan los funcionarios son tomadas con desconfianza: "el padre desconfía de lo que dicen los investigadores y justamente señala que en la autopsia se oculta la verdad (…) en las fuerzas de seguridad no hay profesionalismo" (Página 12, 25/3/04).

En el conjunto de los medios se recupera y, en algunos casos se ratifica, la inoperancia que poseen los dirigentes frente a este tema. "Blumberg cargó duro contra la dirigencia política, le pidió públicamente que "dejen de mirar televisión y se ocupen de estos hechos para que nos den tranquilidad y nuestros hijos puedan salir a la calle" (Página 12, 25/3/04), porque los "funcionarios no están en sus cargos para calentar sillas" (La Nación, 2/6/05). La desconfianza con la que se refieren a los funcionarios es sólo una parte de la que poseen respecto a todas las instituciones en general, policía y justicia incluidas.

Por último, los medios también autogeneran su identidad respecto al caso. Los medios se identifican como el espacio de transmisión de información, nunca como constructores de la misma. El objetivo primordial, en este sentido, es lograr niveles de objetividad, de verosimilitud (Alsina, 1993). De hecho, varios periodistas entrevistados consideraron el tratamiento mediático del caso Blumberg, en relación con esta necesidad de representar el acontecimiento. La tendencia, entonces, es a pensarse como un "reflejo de lo que pasa", el "mostrar la realidad". En este caso, los medios se posicionan como quienes "escuchan a la sociedad", a los ciudadanos, como quienes les dan voz: "En esta casa usted siempre va a tener voz", le dice Nelson Castro a Blumberg (1/4/04). La concepción representacionista se visibiliza en los casos de cobertura de hechos de inseguridad al naturalizar qué se entiende por seguridad y considerar que aquello publicado por los medios refleja hechos dejando a un lado la capacidad constructora de los relatos y las imágenes.

3.4 CUESTIONES PENALES.

El análisis del material compilado, da cuenta no sólo del modo de relatar el secuestro de Axel, las identidades que surgen del tratamiento periodístico trabajado, sino también de cómo se entiende la intervención política en este tipo de casos, qué propuestas surgen para transformar la realidad cotidiana en la que contextualizan los eventos. El principal elemento desde el que se infiere cómo intervenir en el ámbito de lo político es el conjunto de petitorios presentado por Blumberg a distintos ámbitos del Estado y que es recogido como propuesta a su vez por los medios de comunicación.

La totalidad de los medios analizados publican de manera pormenorizada el contenido de los "petitorios" de Blumberg, en la mayoría de los casos con recuadros en el que se publica textualmente el documento sin que se adjunte algún tipo de análisis (crítico o no) del tipo de propuestas. A rasgos generales desarrollamos los pedidos de los tres primeros petitorios desde los cuales se reclama mayor seguridad, pedido que los medios toman como propio. Esto se visualiza por ejemplo en el modo de adjetivación con que construyen las coberturas mediante criterios tales como eficiencia y transparencia que, para La Nación, son "dos palabras que podrían resumir todas las propuestas del padre de Axel y que canalizan la exigencia de contar con mejores instituciones" ya que "no hace falta discursos sino acción" (La Nación, 23/4/04). Acción como la que realizan los propios protagonistas en el caso Blumberg, como la llevada adelante por los ciudadanos en las movilizaciones ya que "sólo una masiva participación de la comunidad en el diseño e implementación de políticas de Estado de seguridad podrá permitir la recuperación del espacio público como un bien de usufructo común" (La Nación, 25/3/04).

El principal reclamo que surge de los "petitorios" publicados en los medios gráficos, es la modificación de Leyes penales por medio de penas más altas, así lo explica Blumberg en el programa de Nelson Castro: "hay una necesidad de endurecer las penas. No puede ser que sean tan leves (…) en EE.UU. un secuestro es de por vida y si es seguido de muerte le dan una inyección letal, aunque yo no estoy de acuerdo con eso, el único que puede sacar la vida es Dios" (1/4/04). Entre los castigos más duros está el establecimiento de penas no excarcelables para sujetos que porten armas; sentencias más altas para casos de homicidios, secuestros y violación; la posibilidad de sumar sin límite máximo y asegurar el cumplimiento de las condenas perpetuas. A este mismo grupo se pueden sumar la modificación de las Leyes vinculadas con menores de edad. Todo este conjunto tiene que ver con establecer "seguridad no para los delincuentes sino para la sociedad" (Nelson Castro, 1/4/04). Sólo en pocos casos hay reacciones críticas ante estas propuestas, por ejemplo en Página 12 sostiene "votar Leyes que nada cambian es más barato. Por eso, en los último cinco años el Congreso ha votado numerosas reformas penales y procesales, que agravan penas, aumentan facultades policiales y reducen derechos y garantías, que no han tenido un resultado apreciable" (Página 12, 4/4/04). Este es el punto que provoca que el discurso de Blumberg se separe más fuertemente de la línea editorial de Página 12, a diferencia de lo que sucede con La Nación y Clarín lo cuales, cada uno desde su tratamiento particular, siguen cubriendo la tercera movilización desde parámetros similares a las anteriores.

En segundo lugar se ubican otras modificaciones vinculadas con la posibilidad de cometer hechos delictivos como cambios en la elaboración de documentos nacionales de identidad o el establecimiento de planes trabajo en las cárceles como "en EE.UU. donde hay filas de presos atados cortando el pasto, eso sería importante porque actualmente los presos se encuentran estudiando el delito" (Nelson Castro, 1/4/04).

Esta figura, que asocia trabajo a reforma del sujeto, es una significación que recorre la historia e incluso recuerda los deseos Hitlerianos a la entrada de Auschwitz: "El trabajo te hará libre". La utopía de la prisión modeladora de ciudadanos industriosos se encuentra asociada a la vez a un reformismo discutido no sólo por el estado actual de las cárceles sino por que se trataría de reinstaurar toda una serie de herramientas que en muchos casos se encuentran vinculadas con discusiones al interior de lo que significa actualmente la obligatoriedad del trabajo al interior de las cárceles.

Recordemos en este sentido que las cárceles Argentinas, se encuentran compuestas mayoritariamente por presos que están procesados sin una condena firme, por lo cual no tienen ninguna obligatoriedad de trabajar. Estos elementos forman parte de las significaciones del sentido común criminológico que emerge en este tipo de casos mediante los discursos de los medios de comunicación y, a través de ellos (o gracias a ellos) de los protagonistas de los hechos.

En tercer lugar aparecen la necesidad de instaurar cambios en el sistema judicial que agilicen y efectivicen la administración de justicia, una mayor independencia y un aumento presupuestario para el área. Uno de los pedidos más relevantes de este grupo es la creación de juicios por jurados. Por último están los pedidos por transformaciones más relacionadas con el Poder Ejecutivo Nacional, como generar una reforma política, especialmente desde la desaparición de las listas sábanas y la sanción de una Ley de financiamiento de partidos políticos.

En términos generales, por lo tanto, las temáticas se desarrollan desde una serie de reclamos configurados a partir de proposiciones "técnicas" vinculadas a las modificaciones legislativas, políticas y judiciales y se presentan periodísticamente como elementos objetivos para sobreponerse a la situación de inseguridad.

Este desarrollo demuestra que en los discursos mediáticos analizados surgen con fuerza construcciones vinculadas a la inseguridad como figura del desorden social (en tanto diagnóstico) y a la necesidad de implementar Leyes "acordes a los tiempos que corren", a poner en práctica herramientas racionales que eliminen el caos (en tanto modo de resolución del conflicto). La propuesta que distribuye el discurso mediático privilegia la acción del Estado a partir de su brazo legislativo y judicial como modo de restablecer el orden. De esta forma, los enunciados que emergen durante los meses de aparición de la denominada "Cruzada Axel, por la vida de nuestros hijos", parten de la idea de racionalidad legal y jurídica como modo de intervenir ante la barbarie delictual.

¿Qué concepción del derecho se pone en juego en los modos de construcción mediática observable a través del caso Blumberg?

Para Bonaventura de Sousa Santos, el derecho en tanto "leyes, normas, costumbres, instituciones jurídicas, es un conjunto de representaciones sociales" (Santos, 2003, 224). Si bien este trabajo no parte de forma precisa de la construcción discursiva de la noción del derecho, sí se vincula al concepto de seguridad urbana como un modo de reflexionar sobre la resignificación de las ideas de Ley y orden. Ese conjunto de representaciones sociales, en el cual la Ley ocupa un lugar preponderante, funciona como la herramienta jurídica de imposición de un orden fundamental de las sociedades modernas.

El derecho, junto con la ciencia, son para Santos, los lugares de racionalización preponderantes de la sociedad moderna. Derecho y orden, por lo tanto, se implican mutuamente en las sociedades modernas, lo que ocurre por haber dejado a un lado su cara emancipatoria. Esta práctica explica porqué el sentido común moderno considera que toda crisis debe ser superada a partir de la implementación de los elementos jurídicos racionalizadores. En las sociedades modernas el caos, el conflicto, es la contracara del orden y, como tal, debe ser subsumida bajo la lógica instrumental de herramientas que permitan reacomodar el desconcierto. El derecho, en tanto formalismo técnico racional, actúa desde la centralidad del aparato del Estado –jurídico y, en última instancia, aunque sin ser elementos contrapuestos, represivo- desde una lógica racionalizadora y universalmente aplicable.

La racionalidad del derecho se convierte en sentido común y en este mecanismo las tecnologías mediáticas poseen un rol importante. Si bien hoy son tecnologías que se aplican al conjunto del aparato perceptivo, la propia modernidad emerge en paralelo de una serie de desarrollos técnicos que socializan los aspectos racionalizadores de la Ley.

Partes: 1, 2, 3
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