Imagining Keynes – Parte I – El día que Keynes “lloró” (Economía de malversación) (página 3)
Enviado por Ricardo Lomoro
Este libro resume la larga historia de las crisis financieras en sus distintos aspectos y en un sinfín de países (…) para entender por qué las crisis financieras tienden a ser impredecibles y nocivas. La teoría económica está en lo correcto cuando señala que los mercados financieros, en especial los mercados que dependen del apalancamiento (es decir, que poseen una pobre capitalización en comparación con la cantidad de activos en juego), pueden ser muy frágiles y estar sujetos a crisis de confianza. Por desgracia, la teoría ofrece pocas pistas en cuanto al momento o la duración exacta de esas crisis. De ahí la importancia de acudir a la experiencia directa.
La teoría económica explica que es precisamente la naturaleza volátil de la confianza, incluyendo su dependencia a la expectativa de la gente sobre eventos futuros, lo que hace tan difícil predecir el momento de una crisis de deuda. Elevados niveles de deuda conducen, en varios modelos económico-matemáticos, a "equilibrios múltiples", donde dichos niveles pueden o no sostenerse. Los economistas no tienen una idea realmente clara sobre qué clase de eventos afectan a la confianza ni sobre cómo evaluar en términos concretos cuán vulnerable puede ser la misma. Lo que percibimos una y otra vez a lo largo de la historia de las crisis financieras es que siempre que un accidente está esperando para manifestarse, al final así ocurre. Cuando un país incurre en un endeudamiento excesivo termina metido en problemas. Cuando un boom en el precio de los activos incentivado por la deuda parece demasiado bueno para ser verdad es porque seguramente así es. Sin embargo, puede ser muy difícil determinar su duración exacta, y una crisis que parece inminente puede a veces tomar varios años para manifestarse. Tal fue sin duda el caso de EEUU a finales de la década pasada: (…) todas las luces rojas se habían encendido en la antesala de la crisis. A pesar de ello, aun en medio del accidente, varios líderes financieros en EEUU -y de hecho varios académicos- seguían sosteniendo que "esta vez era distinto".
"Esta crisis nos ha dado la oportunidad de conocer vocabulario muy interesante sobre las finanzas y la economía, uno de esos términos es "too big to fail". Se refiere como todos ya saben a esas empresas que son demasiado grandes para caer si tienen problemas, y que por tanto con toda probabilidad serán rescatadas o apoyadas con fondos públicos si la situación lo requiere. Si bien la definición ha tenido mucho éxito, amenaza con tener mucho más en el futuro ya que se está mostrando como un elemento clave en la nueva regulación financiera". (El Confidencial – 6/6/11)
¿Cómo hemos llegado aquí? Pues verán, porque "too big to fail" no es un concepto etéreo, es una realidad que se refleja en el día a día y que provoca que poco a poco el poder se vaya concentrando más. Tanto prestamistas como agencias de rating ven más seguras este tipo de entidades porque si hay problemas reciben ayuda, por dicho motivo el mercado no tiene en cuenta el riesgo real lo que se traduce en un mejor y más barato acceso a los fondos por parte de las empresas y a su vez en una mayor expansión. El círculo sigue, porque motivado por esto los accionistas exigen más retornos, los managers cobran por el corto plazo y todo el mundo bendice una mayor asunción de riesgo. Por si fuese poco la crisis ha demostrado que no se equivocaban aquellos que veían facilidades por parte de los gobiernos ante las dificultades. ¿Moral hazard? ¿What?
"El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, instó el lunes a los reguladores globales a cooperar y desarrollar estándares comunes para asegurar que los bancos en el mercado de derivados no compensados tengan suficiente colateral, o margen, para capear futuras crisis económicas". (The Wall Street Journal – 6/6/11)
Los comentarios de Geithner se producen en momentos en que el Consejo de Estabilidad Financiera, una entidad internacional de fijación de estándares organizada para desarrollar regulaciones bancarias en común, trabaja en la creación de acuerdos globales acerca de una amplia variedad de normas bancarias para el mercado de derivados, que mueve US$ 450 billones (millones de millones).
"No queremos ver otra carrera descendente alrededor del mundo", señaló. "Cuando actuamos para contener el riesgo en EEUU, queremos minimizar las probabilidades de que simplemente se traslade a otros mercados alrededor del mundo".
"La indecisión de los políticos, su pánico ante la toma de decisiones de calado como sería imponer una reestructuración de la deuda para que los mercados paguen parte de la factura por reflotar a Grecia, Irlanda y Portugal, hace que crezca el temor a que los rescates se vayan diluyendo en el tiempo… Y terminen siendo financiados con cargo al bolsillo del europeo de a pie". (El Economista – 10/6/11)
Fuentes comunitarias consultadas por El Economista descuentan que la deuda pública de estos tres países será gradualmente absorbida por el fondo europeo de rescate y por el Banco Central Europeo (BCE). Luego, los dirigentes la condonarán y, como alguien tiene que pagar al mercado, la endosarán a sus contribuyentes: yo, político, invito; tú, ciudadano, pagas.
Si la realidad confirma esta tesis, prepárese a desembolsar, al menos, 1.000 euros por cabeza. Viva la Europa social que -a imagen y semejanza de los extintos regímenes comunistas- socializa la miseria, como diría el célebre primer ministro británico Winston Churchill.
El tiempo dará y quitará razones. Y mostrará si Europa da el paso y permite que Estados y bancos de verdad puedan quebrar. Lo que serviría de escarmiento e incitaría a ser más responsables a los políticos y a los mercados que con tanta despreocupación los financiaron.
"El número de estadounidenses que recibe cupones de alimento bate récords. El Gobierno alimenta de forma directa a más del 14% de la población". (Libertad Digital – 10/6/11)
Unos 44,5 millones de estadounidenses recurrieron a estos cupones en el mes de junio de 2011, según los datos del departamento de Agricultura, responsable del programa. Se trata de un récord histórico tanto en números absolutos como relativos: más del 14% de la población. Es decir, casi uno de cada siete americanos recibe comida pagada por el gobierno, en un país cuyo principal problema de salud es la obesidad.
Además, se trata del 30º mes consecutivo en el que aumentan estos datos. Desde octubre del 2007 se ha pasado de 27 millones de beneficiarios a los actuales 44,5.
"Los, alguna vez, ruidosos recintos de las bolsas de Chicago y Nueva York cada día están más silenciosos. La acción real ahora tiene lugar en distantes suburbios como Mahwah, Nueva Jersey, y Aurora, Illinois. Allí, en edificios que tienen el doble de tamaño de un hipermercado de Wal-Mart con subestaciones de electricidad que podrían iluminar pequeñas ciudades, NYSE Euronext y CME Group, las corporaciones que controlan la Bolsa de Nueva York y la Bolsa Mercantil de Chicago, permiten a los usuarios alquilar el equivalente moderno al espacio donde se gritaban las ofertas: espacio en servidores a metros de las máquinas que emparejan las órdenes de compra con las de venta". (The Wall Street Journal – 14/6/11)
Aun si el acceso a tanta velocidad es justo, todavía podría ser dañino. El "flash crash" de mayo de 2010, durante el cual el Promedio Industrial Dow Jones se hundió 900 puntos y se recuperó en minutos, llevó a la Comisión de Bolsa y Valores y a la Comisión de Corretaje de Futuros de Commodities a concluir en un informe conjunto que la operativa computarizada de alta velocidad proporciona una falsa liquidez que puede desaparecer cuando los inversionistas más necesitan su apoyo, como durante los momentos de estrés del mercado.
El corretaje de alta velocidad ahora representa más de tres cuartas parte del volumen de la bolsa, según algunos cálculos. Sus defensores dicen que la práctica crea liquidez para el mercado, pero no está claro cuáles son las ventajas de eso para los inversionistas comunes, ya que los operadores de alta velocidad tienden a concentrarse en las acciones más líquidas.
""La clase media de Estados Unidos está siendo destrozada y sistemáticamente aniquilada", aseguraba hace unos días en un artículo el Business Insider. Desde que estalló la recesión, la situación económica de un gran número de ciudadanos ha dado un giro radical, transformando el sueño americano en una auténtica pesadilla". (El Economista – 16/6/11)
La mayoría creció creyendo que si trabajaba duro no tendría ningún problema y que si hacía todo lo que el sistema establecía como bueno, habría un lugar para ellos en la clase media. Pero entonces estalló la crisis y el sistema se desmoronó. Ahora ya no hay suficientes buenos empleos para todos. De hecho, ni siquiera hay trabajos poco cualificados para la mayoría.
Desde finales de 2007 se han perdido alrededor de 7 millones de empleos. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, el tiempo medio que un ciudadano está en paro es de 39 semanas. Los trabajos cualificados son cada vez más escasos y, de hecho, el país cuenta con un 10% menos de "puestos de trabajo de clase media" que hace una década.
"El mercado laboral está cambiando y un número cada vez mayor de trabajadores que antes de la crisis tenía un empleo de alta remuneración se ve obligado a aceptar trabajos poco cualificados", asegura Ruth Mantell, articulista de Marketwatch.
Según datos recogidos por The Wall Street Journal hay 5,5 millones de estadounidenses que están desempleados y, sin embargo, no reciben ninguna prestación por desempleo. Además, el número de empleos de baja remuneración ha aumentado de forma constante durante los últimos 30 años y ahora representan el 41% de todos los puestos de trabajo que hay en Estados Unidos.
Una encuesta realizada la primera semana de junio (2011) afirmaba que el 89% de los estadounidenses cree que la economía se encuentra en mal estado. ¿Se equivocan los economistas o la gente? Las recetas para la recuperación de Estados Unidos han sido más gasto, más funcionarios y más dinero en el mercado nacido de una imprenta (QE1 y QE2, a nivel más técnico). ¿El resultado? Bueno, la inyección de dinero de la Reserva Federal sólo ha servido para disparar las materias primas, inanición en el tercer mundo y crear una inflación desbocada en las bolsas (en los últimos dos años el S&P y el Dow Jones se han doblado). Bernanke sólo hace calentar la próxima crisis. En Estados Unidos se está creando la figura del desempleado de larga duración. ¡Menuda salida de la crisis!
Ahora los mercados necesitan más. Más droga que les alimente. Esto es, como un yonki con el síndrome de abstinencia, piden a la Reserva Federal más dinero en el mercado con un QE3. Con el fin de los "estímulos", las bolsas de Estados Unidos no paran de bajar presionando a Bernanke para que vuelva a estimular la economía indefinidamente. Muchos analistas ya apuntan que si no hay QE3, el S&P puede llegar a los 1.000 puntos, lo que significa bajar un 20% respecto a cuotas actuales (15/6/11). ¿Todo el descomunal despilfarro ha servido de algo? De nada. ¿Servirá de algo repetir lo mismo? Lo empeorará todo más. La inflación de los bancos centrales no crea productividad, ni riqueza. Al revés, es el verdugo de ambas.
"Si algo tiene de bueno Internet es el acceso que ha dado a cualquier inversor particular a una ingente cantidad de información que hace años era coto privado de las grandes corporaciones, siendo estas las únicas que tenían el personal y los recursos necesarios para recopilarla. Hoy en día cualquiera puede entrar en la web del Banco Central de un país, del Ministerio de turno o de la mismísima Reserva Federal y tener acceso a la documentación que estos organismos y muchos otros publican de manera periódica". (Cinco Días – 17/6/11)
Con los últimos datos publicados, destaca como los activos en su balance ascienden a 2,85 billones (europeos) de dólares, con una subida de más del 300 % respecto al que tenía a cierre de 2007, antes de que estallara la crisis. A finales de junio, cuando terminen con el QE2, esa cifra estará aún más cerca de los 3 billones, casi nada.
Pero el dato más llamativo de todos es el capital, que asciende a 52.689 millones de dólares, lo cual quiere decir que a 8 de junio de 2011 el apalancamiento de la FED es de 54 veces, lo que equivaldría a un core capital inferior al 2%. Si en vez de Reserva Federal se llamara Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ben Bernanke estoy seguro de que no obtendría una Triple A de las agencias de calificación anglosajonas, pero es la ventaja que tiene el poder darle a la maquinita e imprimir billetes.
La Fed tiene que lidiar con otro asunto de calado: aligerar su balance, que se ha expandido de forma colosal. Es de 2,84 billones de dólares, un aumento del 200% sobre los niveles anteriores a la quiebra de Lehman Brothers, de los que 1,54 billones son bonos del Tesoro (equivale al 110% del PIB español) y 917.856 millones, deuda respaldada por hipotecas. En septiembre de 2008 tenía 479.000 millones en Treasuries y cero títulos hipotecarios.
La entidad calcula que cada 200.000 millones de estímulo equivalen a un recorte de tipos de 0,25 puntos. Todo el esfuerzo realizado desde 2008 suma 2,2 billones. Es decir, en la práctica los tipos están en tasas negativas (-2,5%). La Fed está deseando salir de esa situación de emergencia. Pero no es un proceso fácil.
"La crisis de deuda en la periferia de la eurozona amenaza con destruir la recuperación económica de la región y puede causar un descalabro financiero global si no se la detiene, advirtió el lunes el Fondo Monetario Internacional". (The Wall Street Journal – 20/6/11)
"Una línea de financiación condicional a término para activos privados ilíquidos, posiblemente operada por el BCE pero con el respaldo explícito de soberanos de la eurozona… facilitaría la transición, a la vez que protegería la independencia del BCE y flexibilidad y reforzando los incentivos para encarar los problemas bancarios fundamentales", dijo el FMI, añadiendo que los bancos de la eurozona necesitan "fortalecer fundamentalmente" sus posiciones de capital.
"Funcionarios de la Reserva Federal han advertido durante meses que el controvertido programa de compra de bonos por US$ 600.000 millones que iniciaron el año pasado no sería una panacea para la atribulada economía de Estados Unidos. Parecen haber acertado en ese pronóstico". (The Wall Street Journal – 22/6/11)
El programa -conocido como la segunda ronda de relajación cuantitativa (QE2, por sus siglas en inglés) del banco central- terminará en el mes de junio (2011), tal como estaba previsto, con un legado mixto, sin haber demostrado ser el elixir que la economía necesitaba ni la calamidad que los detractores auguraban.
Lograron aplacar las inquietudes deflacionarias. Sin embargo, el crecimiento económico es más lento ahora que cuando se implementó el programa, el mercado laboral ha perdido ímpetu tras arrancar con fuerza, y el impacto en el mercado financiero ha sido tanto bueno como malo. Las cotizaciones de las acciones han subido y los rendimientos de bonos corporativos han caído, lo cual ayudó al crecimiento. Pero los precios del petróleo, los granos y otras materias primas se han disparado, castigando a los consumidores.
El programa QE2 desató reacciones adversas tanto dentro de EEUU como en el exterior. Los detractores dicen que el banco central hizo subir los precios de las materias primas al inyectar demasiado dinero en el sistema financiero y debilitar el dólar, atizando una mayor inflación en todo el mundo.
Hay que tener en cuenta que la Reserva Federal no abandona totalmente la compra de bonos. Si bien se acaba el QE2, el programa QE-Lite seguirá activo. QE-Lite consiste en reinvertir el dinero que obtiene de los activos hipotecarios que compró la FED con el QE1. La diferencia con el resto de programas es que deja el total del balance neutro. De hecho, la rama local de Nueva York, la encargada de ejecutar este programa, ya ha anunciado el calendario para el mes de julio.
"Debe ser duro ser presidente del mayor banco central del mundo, que todos busquen las respuestas en ti, y tener que decir que desconoces por qué motivo la economía sigue frenándose. La modestia y discreción van en el sueldo supongo. Esto, aunque parezca extraño, fue lo que sucedió ayer cuando Bernanke contestó a una pregunta sobre el crecimiento diciendo que "We don't have a precise read on why this slower pace of growth is persisting". Frase del que numerosos medios estadounidense se han hecho eco y que hoy les traigo". (El Confidencial – 23/6/11)
Aunque claro, si creemos en la versión oficial sobre el estado de la economía, no se entendería muy bien lo que está ocurriendo; en su anterior discurso Bernanke aseguró que en los últimos meses del año el PIB se aceleraría. Es muy probable que me equivoque, quizá completamente, pero en mi opinión esto responde a una estrategia para justificar su política monetaria.
Más allá de intuiciones y estimaciones, uno de los datos que más sirven para el optimismo podría no ser duradero: los beneficios empresariales podrían haber tocado techo en la bolsa estadounidense. Lo cual no es extraño si nos paramos a pensar que: A) Prácticamente la mitad de los beneficios vienen del exterior y el crecimiento mundial también parece haber tocado techo. B) En el mercado interno, más allá de empresas energéticas y similares, el mayor impulso ha venido por el ahorro de costes que es finito y no parece ser substituido por el consumo. Y es que el desapalancamiento amenaza con ser nuestro gran amigo en los próximos años.
La gráfica es de Richard Koo que afirma que a los hogares estadounidenses les llevará una década volver a unos niveles de "deuda sostenible". Aún cuando deseo que sea más rápido porque eso querría decir que a nosotros nos llevaría más, lo que está claro es que no es un proceso de un día para otro, ni de un año para el siguiente. En mi opinión eso puede suponer vivir una época de altibajos continuos hasta que los balances estén más saneados.
"Los rescates protagonizados por países de la eurozona y los malos datos en Estados Unidos, entre otros factores, hacen temer un frenazo a la recuperación o incluso una nueva recesión". (Nouriel Roubini – El Economista – 25/6/11)
"Al contrario que en el periodo 2007-10, cuando cada varapalo al crecimiento se vio contrarrestado con medidas políticas, los responsables políticos se han quedado sin armas para dar un empujón a la economía real. Sin duda, para evitar un descarrilamiento fiscal, casi todas las economías avanzadas (especialmente en la eurozona y el Reino Unido, aunque también, de forma gradual, en Estados Unidos) están empezando a implantar una austeridad fiscal muy necesaria, que perjudicará al crecimiento a corto plazo.
La capacidad de los gobiernos para respaldar a sus bancos con más rescates y garantías está restringida por una deuda pública ya elevada y muchas deudas soberanas casi en apuros. Tal vez no se produzca otra ronda de facilitación cuantitativa dado el aumento de la inflación en la mayoría de las economías avanzadas y, por eso, algunos bancos centrales, incluido el BCE, empiezan a endurecerse, mientras que los demás (Banco de Inglaterra, Fed) les seguirán con el tiempo. Sin duda, finalizada la segunda facilitación cuantitativa, ni siquiera la Fed va a implementar una tercera ronda salvo que se observen signos evidentes de un frenazo".
"El rápido aumento del endeudamiento y de los precios de los activos originó un sobredimensionamiento de los sectores financiero y de la construcción. Este auge también enmascaró graves riesgos fiscales a largo plazo que, de no afrontarse, podrían desencadenar la próxima crisis. No nos equivoquemos: las turbulencias en los mercados relacionadas con las crisis financieras de Grecia, Irlanda y Portugal palidecerían ante la devastación que causaría la pérdida de confianza de los inversores en la deuda soberana de alguna de las principales economías". (El Confidencial – 27/6/11)
Este párrafo que podría ser tachado de pesimista e incluso agorero lo firma alguien con tan "poco criterio" como el BIS, Bank for International Settlements o "banco de los bancos centrales", en su último informe anual. En él se tratan fundamentalmente los siguientes problemas: fiscales, de cuenta corriente, monetarios y financieros.
Dadas las dificultades para pagar las deudas, "hay que hacerse a la idea de que a los mercados les va a llevar mucho tiempo ajustarse y que la economía tardará en volver a tener una base sólida", dice Tom Luster, director de investigación sobre bonos con grado de inversión en Eaton Vance Investment Managers.
Carmen Reinhart, investigadora del Instituto Peterson de Economía Internacional, ha dicho que la experiencia de crisis financieras pasadas sugiere que la eliminación de las deudas toma en promedio siete años, y que los niveles de endeudamiento no se reducen significativamente hasta tres años después de una crisis.
Reinhart estudió 15 crisis financieras posteriores a la Segunda Guerra Mundial y encontró que en siete de ellas hubo una recaída en la recesión. Según la investigadora, la actual debilidad económica evidencia una característica del paisaje post-crisis financiera a la que inversionistas y empresas deben acostumbrarse: "La capacidad de absorber shocks que en condiciones normales se podían resistir… es mucho más limitada", sostiene.
"Una suposición sobre lo que el fallecido académico Milton Friedman, premio Nobel de Economía, hubiese hecho en respuesta a la crisis financiera global fue hecha por Edward Nelson, jefe de la sección de estudios monetarios de la división de estudios monetarios de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed)". (The Wall Street Journal – 28/6/11)
Como muchos otros -y en contraste con la colaboradora de Friedman, Anna Schwartz-, Nelson concluye que "en importantes aspectos, la respuesta a la crisis de política monetaria y financiera puede ser vista como sugerencias económicas de Friedman puestas en práctica".
"En particular, -concluye Nelson,-, la respuesta de la Fed está en línea con los consejos de Friedman en las áreas de tasas de descuento, compras a gran escala de títulos públicos a largo plazo por parte de la Fed, mantenimiento del nivel de depósitos en los bancos comerciales, recapitalización de los bancos comerciales e interés en el nivel de reservas". Una excepción, los préstamos a inversionistas en títulos respaldados por activos, los denominados programas TALF, que se desarrollaron entre marzo de 2009 y junio de 2010 claramente no coincidían con el espíritu del marco con que se manejaba Friedman para la política monetaria en respuesta a una crisis financiera.
"El Quantitave Easing de la Reserva Federal, que terminó ayer, ha conseguido algunos de sus objetivos pero ha fracasado claramente en otros, aunque el legado del programa de intervención gubernamental sin precedentes está lejos de estar claro". (El Economista – 1/7/11)
Ben Bernanke lo lanzó con la esperanza de que crearía un "efecto riqueza", es decir, una subida de los precios de los activos que ayudaría a convencer a los norteamericanos de que la crisis financiera había pasado. Sin duda, una variedad de activos han subido de forma notable, y los tenedores de los mismos han ganado bastante en los ocho meses desde que se lanzó el QE2. Pero aquellos atrapados en la caída del mercado inmobiliario y la destrucción de empleo no lo han hecho tan bien.
– Dónde ha funcionado:
1. La bolsa se ha disparado
2. Las materias primas han subido
3. Un impulso a las exportaciones
4. Ha evitado una crisis a la japonesa
5. Ha creado un "efecto riqueza" para los ricos
– Dónde ha fracasado:
1. La vivienda sigue hundida
2. El mercado laboral también está destrozado
3. La inflación puede no ser 'temporal'
4. Destrucción del dólar
5. Los tipos de interés realmente han subido
"No hay manera de evitar que se produzcan burbujas, pues el futuro es inerradicablemente incierto; pero sí hay maneras de no incentivar su recurrencia y de no multiplicar su potencial destructor". (Juan Ramón Rallo – Libertad Digital – 2/7/11)
"Por último, son muchos quienes creen que toda burbuja tiene su origen en un crédito bancario excesivo. Lo cierto, sin embargo, es que las burbujas son fenómenos relativamente frecuentes en mercados con gran presencia de especuladores o de inversores inexpertos. Es del todo factible que un activo esté sobrevalorado aun cuando los bancos no inflen el crédito (en la bolsa, por ejemplo, ocurre a diario). Ahora bien, sí es cierto que toda expansión del crédito bancario no respaldada por ahorro provocará una burbuja financiera en alguna parte de la economía, pues esas expansiones dan lugar a auges económicos insostenibles; esto es, dan lugar a la expectativa de que la producción futura van a ser mayor de lo que en realidad llegará a ser debido al advenimiento de la crisis (y de ahí su peligrosidad: los bancos concentran su patrimonio en activos sobrevalorados que cuando pinchan contraen los medios de pago y dilapidan el capital de los ahorradores).
Por eso, si media una expansión del crédito, lo que juzgamos valoraciones prudentes de un activo podrían tornarse sobrevaloraciones cuando acaezca la crisis, revelando a posteriori la existencia de una burbuja. Y por eso también resulta en gran medida vano que las autoridades pretendan regular y controlar la recurrencia de burbujas: salvo en casos muy evidentes -y ni siquiera así: ahí están las recientes burbujas inmobiliarias que fueron negadas sistemáticamente por las autoridades–, es imposible que los políticos sepan si cada uno de los activos de la economía están sobre, infra o adecuadamente valorados. Quienes triunfan en tal actividad son ahora multimillonarios (o van camino de serlo) y su éxito deriva en gran medida de concentrarse en los sectores económicos concretos que conocen y dominan.
No hay manera de evitar que se produzcan burbujas, pues el futuro es inerradicablemente incierto; pero sí hay maneras de no incentivar su recurrencia y de no multiplicar su potencial destructor. Pero esas soluciones, como ya explicaremos, no pasan por una mayor regulación, sino por eliminar los privilegios a la banca".
"En Estados Unidos se usa el término "jobless recovery" para definir las recuperaciones económicas en las cuales el empleo tarda mucho en recuperarse o bien lo hace a un ritmo excesivamente moderado. Pues bien, según el último estudio al respecto publicado por la Northeastern University (Boston, Massachusetts) debemos modificar ligeramente el término, ya que según ellos la actual Gran Recesión no solo ha provocado una recuperación mala para el empleo, también para los salarios, por lo que la denominan "jobless and wageless recovery". ¿Alentador, no?". (El Confidencial – 4/7/11)
Tras cada nueva crisis el "jobless recovery" parece más acusado, por lo que seguramente no estemos ante algo puntual sino estructural.
Es más, la actual crisis es la primera desde la Segunda Guerra Mundial que no consigue mejorar el número de ocupados totales sietes trimestres después de terminar la recesión oficialmente.
A finales de 2010 si el PIB había mejorado en 528 mil millones de dólares, 464 pertenecían a los beneficios empresariales y solo 7 a sueldos y salarios. Es decir, un 88% del actual crecimiento es debido a las empresas, solo un 1% debido a sus trabajadores. Es más, si miramos el primer trimestre de 2011 (que fue realizado con datos provisionales), el porcentaje se incrementaría a 92% por 0%. ¿Curioso, no?
El estudio afirma que la total ausencia de beneficios para los trabajadores en una recuperación económica es algo sin precedentes en la historia. La ausencia de creación de empleo unido al estancamiento de las remuneraciones son los causantes de este "resultado devastador" según el informe.
Es de esta forma como se produce la paradoja de que el PIB crece, los beneficios empresariales crecen +39.6%, el Dow Jones sube +45.8%, el S&P500 aumenta +44.3% mientras los trabajadores miran tristes como todo sube menos el bienestar que ellos ven delante de sus narices. Quién nos iba a decir que la economía pasaría de un día para otro a esto, a ser otra cosa distinta a la vida real de los ciudadanos.
"Dos años después del final oficial de la peor recesión desde la Gran Depresión, la recuperación de Estados Unidos demuestra ser una de las más decepcionantes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial". (The Wall Street Journal – 4/7/11)
Según una amplia gama de indicadores -el crecimiento del empleo, los niveles de desempleo, el crédito bancario, la producción económica, el crecimiento del ingreso, los precios de las viviendas y las expectativas de los hogares de bienestar financiero- la recuperación de la economía estadounidense desde el final de la recesión, en junio de 2009, ha sido la peor, o una de las peores, desde que el gobierno comenzó a seguir estas tendencias tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Los bancos tienen menos capacidad o predisposición para prestar que antes de la crisis. Desde que comenzó la recuperación, los bancos han reducido el dinero que tienen disponible mediante líneas de crédito de US$ 3,04 billones (millones de millones) a US$ 2,69 billones y han reducido las líneas de crédito sobre capital inmobiliario de US$ 1,33 billones a US$ 1,15 billones, según el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
El mayor problema quizá sea la deuda que tienen los hogares estadounidenses. En el apogeo de la bonanza económica en el tercer trimestre de 2007, las familias de EEUU habían tomado prestado colectivamente el equivalente de 127% de sus ingresos anuales para financiar las compras de casas, autos y otros bienes, en comparación con un promedio de 84% en la década de los 90. El dinero empleado para saldar esa deuda significa que haya menos disponible para compras nuevas. Para el primer trimestre del año 2011, los hogares habían reducido la correlación de deuda respecto de ingreso a 112%, en parte porque los bancos han catalogado parte de la deuda como incobrable.
Librarse de la deuda podría ser un proceso largo y lento. Para volver a la correlación de deuda e ingresos de la década de los 90 de 84%, los hogares tendrían que pagar otros US$ 3,3 billones de deuda, o registrar un alza en sus ingresos de US$ 3,9 billones. Eso es equivalente a alrededor de nueve años de crecimiento del ingreso en tiempos normales, calcula Dana Saporta, economista de Credit Suisse.
Las restricciones de la deuda son especialmente difíciles para los consumidores que antes de la crisis dependían de las tarjetas de crédito o líneas de crédito con garantía hipotecaria para seguir gastando cuando su ingreso caía. Ahora, muchas de estas líneas de crédito se han limitado o eliminado. Con menos acceso a crédito, muchas familias descubren que la única manera de llegar a fin de mes es reducir el gasto.
"La Comisión Europea quiere prohibir a las agencias de 'rating' que califiquen la deuda pública de los países de la UE beneficiarios de planes de rescate, como Grecia, Irlanda o Portugal, según ha anunciado este lunes el comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier". (Negocios.com – 11/7/11)
"No se trata de romper el termómetro que mide las dificultades muy reales de algunos Estados. Pero cuando un Estado es miembro de la UE y se beneficia de la solidaridad de sus socios, cuando aplica un programa de apoyo internacional, no puede no tenerse en cuenta", ha dicho Barnier en un discurso pronunciado en París cuyo contenido se ha difundido en Bruselas.
"En estas condiciones, hay que plantearse la cuestión de saber si hay que permitir las calificaciones soberanas cuando un Estado se encuentra bajo un programa internacional", ha resaltado el comisario de Servicios Financieros. "Por supuesto, habrá que estudiar todavía la viabilidad y examinar las modalidades de la prohibición", ha precisado, y ha anunciado que ha pedido a la presidencia polaca que incluya la cuestión en las próximas reuniones de ministros de Economía de la UE.
"Quiero que haya transparencia sobre sus métodos, particularmente cuando califican países", dijo el comisario Michel Barnier. "No se puede calificar un país de la misma manera en que se califica un negocio o un producto". Barnier puso en entredicho la capacidad de una agencia de rebajar la calificación de países en programas internacionales, particularmente cuando tienen el apoyo de otros gobiernos e instituciones.
"Los gobiernos de la Unión Europea se comprometieron en una reunión el martes a respaldar a los bancos que no pasen las pruebas de resistencia". (The Wall Street Journal – 12/7/11)
Antes de la publicación de resultados de pruebas de solvencia del sector financiero el viernes, los funcionarios dijeron que todos los bancos vulnerables deben recapitalizarse, ser recapitalizados por sus gobiernos o reestructurarse.
"Estas medidas privilegian las soluciones del sector privado pero también incluyen un marco sólido para la provisión de apoyo gubernamental en caso de necesidad, en concordancia con reglas de ayuda estatal", según un comunicado de los 27 ministros de finanzas del bloque económico.
"El presidente del BCE ha mantenido un discurso duro en las ruedas de prensa, pero no ha dejado de acudir al rescate de los gobiernos derrochadores". (Libertad Digital – 16/7/11)
Hasta el inicio de la crisis, el Banco Central Europeo había sido un organismo europeo bastante tranquilo y relativamente ignorado por la prensa en general. Pero la llegada de la recesión llevó a Jean-Claude Trichet, su presidente, a bajar los tipos de descuento al 1%, inyectar miles de billones en el sistema bancario y comprar bonos de los gobiernos periféricos por valor de € 80.000 millones. Ésta es, según algunos, una acción prohibida por el tratado de Maastricht, por lo que tanto el organismo como su presidente atrajeron así todas las miradas.
Como se puede ver en la imagen, la reacción de Trichet a la crisis ha consistido en llevar el balance del BCE de estar por encima del billón de euros, hasta prácticamente los 2 billones de euros. Los críticos de Trichet argumentan que la reacción de la Reserva Federal o del Bank of England ha sido más agresiva, lo cual es cierto. Pero no se debe olvidar que la Reserva Federal está a cargo de la moneda de reserva mundial (de hecho, durante esta crisis ha abierto prestamos a bancos de todo el mundo, incluyendo los europeos) y que el Bank of England se ha embarcado en una expansión extraordinaria para salvar al sistema bancario que ha llevado al Reino Unido a estar sufriendo subidas de precio del 4'5%.
Aunque Trichet siempre ha usado una retórica dura y de responsabilidad, a la hora de la verdad siempre ha salido al rescate de los bancos y de los países de la unión, monetizando sus bonos o aceptándolos de colateral incluso cuando son calificados de bonos basura. La necesidad de mantener la Unión Monetaria ha estado siempre por encima de la necesidad de controlar los precios, que empiezan a anclarse en niveles preocupantes.
Las perspectivas de futuro indican comportamiento similar, ya que su sucesor Draghi no parece que vaya a cambiar de rumbo, sino todo lo contrario. El Banco Central Europeo y los intereses políticos de la unión parecen tener claro que el objetivo es mantenerse unidos, usando las políticas monetarias necesarias, a pesar de mantener un discurso de austeridad y contención monetaria seguramente destinado a contentar a la población alemana y de los países nórdicos.
"Permitir al mecanismo de rescate del Fondo de Estabilidad Financiera (FEEF) la recompra de bonos en el mercado secundario podría ayudar a lidiar con la crisis de deuda en Europa, dijo el miembro del Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo, Lorenzo Bini Smaghi, a un diario griego". (El Economista – 17/7/11)
Esto permitiría al sector privado vender bonos a precios del mercado, que están en la actualidad debajo del valor nominal. Al mismo tiempo, el sector público podría beneficiarse en lo monetario", añadió.
"Un lúgubre fantasma recorre Europa, y Europa no se da por enterada: los seguros de impago, o credit default swaps (CDS), unas "armas financieras de destrucción masiva", como los bautizó en 2002 el financiero norteamericano Warren Buffett". (Xavier Vidal-Foch – El País – 14/7/11)
"Estos seguros CDS cubren el impago de cualquier contrato y pueden formalizarse sin necesidad de que el comprador posea la deuda: son derivados, son "aire fino" (13 bankers, the Wall Street takeover, Simon Johnson y James Kwak, Pantheon, Nueva York, 2010). Y sirven también para especular, para apostar contra la posibilidad de un impago: se está haciendo a mansalva con Grecia y con otros periféricos.
El total del mercado internacional de swaps ronda los 60 billones de dólares, según la patronal del subsector, ISDA. Un tamaño igual al de la economía mundial. De modo que si Grecia impaga, habrá un terremoto en el mercado de CDS. Una metástasis de alcance insospechable. ¿Como Lehman? O como AIG.
Hay un antídoto futuro contra este fantasma. Prohibirlo como arma especulativa. Que solo puedan asegurarse contra el impago comprando CDS quienes efectivamente posean deudas que deseen asegurar".
"La última crisis financiera no terminó, pero ya podríamos empezar a prepararnos para la próxima". (Brett Arends – MarketWatch – The Wall Street Journal – 25/7/11)
"Lamento ser pesimista, pero está a la vista.
¿Por qué? Aquí tiene diez razones.
1. De la última crisis, estamos aprendiendo las lecciones equivocadas
2. Nadie fue castigado
3. Los incentivos siguen siendo deshonestos
4. Los árbitros son corruptos
5. Las acciones se han disparado otra vez
6. La bomba de tiempo de los derivados es más grande que nunca, y en cuenta regresiva
7. El antiguo régimen está al mando
8. Ben Bernanke no entiende su trabajo
9. Estamos apalancando como locos
10. Las sobras de la economía real en el tanque
Nota: (6) Justo antes del colapso de Lehman, en lo que ahora llamamos el punto más alto de la última burbuja, las empresas de Wall Street llevaban riesgosos derivados financieros en sus libros, por un valor astronómico de US$ 183 billones (millones de millones). Eso representaba 13 veces el tamaño de la economía de Estados Unidos. Si suena una locura, lo era. Desde entonces, hemos tenido cuatro años de pánico, una presunta reforma y el retorno a la sobriedad financiera. Ahora bien, ¿a cuánto asciende cifra ahora? Unos US$ 248 billones. En serio. Ah, los buenos tiempos.
(9) Las corporaciones estadounidenses no financieras en general están profundamente endeudadas, en el orden de los US$ 7,3 billones. Eso es un nivel récord, y un aumento de 24% en los últimos cinco años. Y cuando se suman deudas de los hogares, la deuda pública y las deudas del sector financiero, el nivel de deuda alcanza al menos los US$ 50 billones. Más apalancamiento implica más riesgo. Es algo que está en la primera página de los manuales de economía.
Seguro que sabe lo que dijo George Santayana (filósofo español-estadounidense) sobre las personas que olvidan el pasado. Pero somos incluso aún más tontos. Estamos condenados a repetir el pasado no porque lo hayamos olvidado, sino porque nunca hemos aprendido las lecciones".
"La brecha entre la riqueza de los blancos y cada una de las dos grandes minorías de Estados Unidos -hispanos y negros- se ha ampliado hasta niveles sin precedentes en medio de la crisis del sector de la vivienda y la recesión, según nuevos estudios". (The Wall Street Journal – 27/7/11)
La riqueza media neta de los hogares blancos es 20 veces mayor que la de los hogares negros y 18 veces en el caso de los hispanos, de acuerdo con un análisis de nuevos datos del gobierno correspondientes a 2009, realizado por el Pew Research Center, un centro de investigaciones independiente.
Las disparidades son las mayores desde que el gobierno comenzó a hacer el seguimiento de esos datos hace 25 años. La separación entre los blancos y los otros grupos es el doble de lo que era en las dos décadas previas a la recesión y a la crisis financiera de 2008, de acuerdo con el estudio.
Entre 2005 y 2009, la riqueza media ajustada por inflación se hundió dos tercios entre los hogares hispanos y 53% entre los negros, en comparación con solamente 16% entre los blancos.
A fines del año pasado, la oficina del Censo de EEUU informó que el número de estadounidenses viviendo en la pobreza había llegado al nivel más alto en 15 años.
Las conclusiones se basan en el análisis de Pew de la "Survey of Income and Program Participation", un cuestionario económico distribuido en más de 36.000 hogares por la Oficina del Censo de EEUU a fines de 2009.
"Las empresas producen y ganan más, pero no aumentan su personal". (The Wall Street Journal – 29/7/11)
He aquí algunos números del desempeño de las empresas y el mercado laboral en Estados Unidos que sirven de barómetros clave de la economía del país. En los últimos 10 años:
– La producción de bienes y servicios se ha expandido 19%.
– Las ganancias de las empresas que no pertenecen al sector financiero han aumentado 85%.
– La fuerza laboral ha crecido en 10,1 millones de empleos.
– El número de puestos de trabajo del sector privado, sin embargo, se ha reducido en casi dos millones.
– Y el porcentaje de adultos estadounidenses con trabajo se ha reducido a 58,2%, un nivel que no se había visto desde 1983.
¿Por qué está fallando la máquina de empleos estadounidense? Como señaló hace poco Greg Hayes, director financiero de United Technologies Corp., "las ventas han regresado, pero la gente no".
En gran parte, eso ocurre porque la economía crece demasiado despacio o como para absorber la fuerza laboral disponible, y los sectores que suelen contratar en las primeras etapas de la recuperación -como la construcción y la pequeña empresa– se vieron paralizados por el descalabro del crédito.
También hay que considerar el factor de la confianza. Si los empleadores estuvieran seguros de que podrían vender más, contratarían a más personas. Si estuvieran menos inseguros de la durabilidad de la recuperación y otros factores, estarían más inclinados a incrementar sus niveles de contratación.
Hay, además, un fenómeno que precede a la recesión y que ha persistido a lo largo de ella. Se trata de los cambios en la forma en que funciona el mercado y cómo los empleadores ven a su fuerza laboral.
Los ejecutivos lo llaman "reducción estructural de costos" o "flexibilidad". El economista Robert Gordon, de la Universidad de Northwestern, lo llama el surgimiento de "los trabajadores desechables", una abreviación de una estrategia de las empresas para reducir costos laborales dondequiera que puedan, a un nivel sin precedentes.
El economista Alan Krueger, de la Universidad de Princeton, calcula que 70% de la escasez de trabajo actual es simplemente cíclica, el resultado de una decepcionante recuperación de una profunda recesión. Sin embargo, atribuye 30% a cambios en el mercado laboral que comenzaron una década atrás o más.
En la recesión más reciente y en las dos anteriores -1990-91 y 2001- los empleadores han sido más rápidos a la hora de despedir empleados y recortar sus horas de trabajo que en las recesiones que las habían precedido. Muchos de ellos también fueron más lentos para volver a contratar. Como resultado, la "recuperación sin empleo" se ha convertido en la norma.
Las empresas, con sus ojos fijos en el precio de las acciones y en las ganancias, valoran más que nunca la flexibilidad encima de la estabilidad. La recesión les demostró que podían hacer más con menos trabajadores de lo que muchos de ellos creían.
En una encuesta a 2.000 empresas a principios de este año, McKinsey Global Institute, el centro de estudios de la enorme empresa de consultoría, encontró que 58% de los empleadores esperaba tener más trabajadores a tiempo parcial, temporales o subcontratados en los próximos cinco años y más de 21,5% trabajadores "tercerizados o externos".
Nota: En la década de los 90, las multinacionales incorporaron en EE.UU. casi dos puestos de trabajo por cada nuevo empleo fuera del país; en tanto que en la década siguiente, recortaron 2,9 millones de empleos estadounidenses, mientras que aumentaron 2,4 millones en el extranjero, de acuerdo con el Departamento de Comercio de EEUU.
"Uno de los pilares del sistema financiero global se vio sacudido el viernes cuando la agencia calificadora de riesgo Standard & Poor's dijo que los bonos del Tesoro de Estados Unidos ya no merecen ser considerados la inversión más segura del mundo". (The Wall Street Journal – 6/8/11)
S&P le retiró por primera vez la calificación crediticia AAA, que ha mantenido durante 70 años, bajo el argumento de que el acuerdo sobre el límite a la deuda fiscal del país que se orquestó en Washington no fue suficiente para despejar el sombrío panorama a largo plazo de las finanzas estadounidenses. La agencia rebajó la deuda a AA+, una calificación por debajo de Liechtenstein y una decena de otros países, a la par de Bélgica y Nueva Zelanda.
S&P dijo: "La rebaja refleja nuestra opinión de que el plan de consolidación fiscal que el Congreso y el gobierno recientemente acordaron es insuficiente para lo que, desde nuestra perspectiva, sería necesario para estabilizar la dinámica del déficit fiscal a medio plazo". También hizo referencia a la débil "efectividad, estabilidad y previsibilidad" de la política y las instituciones en un momento en que se amontonan los desafíos.
Una preocupación clave será ver si el apetito por la deuda de EEUU cambiará entre los inversionistas extranjeros, especialmente China, el mayor tenedor de bonos del Tesoro de EEUU extranjero del mundo. En 1945, sólo 1% de los papeles del Tesoro estaba en manos extranjeras; ahora es un máximo histórico de 46%, según un informe de Bank of America Merrill Lynch.
"La debilidad de la economía reaviva el temor a una nueva recesión en Europa y EEUU". (El País – 7/8/11)
Más allá de las dudas sobre la solvencia de España e Italia y de las disputas sobre fiscalidad en el Congreso de EEUU, la cuestión más preocupante es la incapacidad de los países llamados ricos para crear empleo y volver a crecer
¿Qué ha ocurrido para que la situación se haya deteriorado tanto, y tan rápido? Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, apodado Doctor Catástrofe por sus oscuros presagios, avisaba hace unos días en su cuenta de Twitter que las autoridades, tanto políticas como monetarias, se han quedado sin munición para combatir la crisis. Los tipos de interés están en niveles históricamente bajos (cerca del 0% en EEUU y en el 1,5% en la zona euro). Los Gobiernos, enormemente endeudados y bajo tremenda presión de los mercados, recortan gastos y aplazan inversiones que serían de gran ayuda para reanimar la actividad. Los bancos no prestan dinero porque ellos mismos no tienen nada fácil acceso al crédito. Muy castigadas por la falta de préstamos y la debilidad de las ventas, las empresas recortan plantillas y rebajan sus expectativas de beneficios. Y los ciudadanos, agobiados por las hipotecas y alertas ante la posibilidad de perder su empleo -si no lo han perdido ya-, limitan el consumo a lo imprescindible. Ya lo dijo el propio Roubini en una entrevista publicada por "El País" en octubre pasado (2010): "Vienen años dolorosos por la resaca del alto endeudamiento público y privado en el mundo rico. La buena noticia es que podemos evitar una recaída en la recesión. La mala es que no se puede hacer mucho más que eso".
¿Cómo es posible haber caído de nuevo en este agujero? Los expertos coinciden en una cosa: la indecisión de los líderes de la Unión Europea y las disputas entre demócratas y republicanos en EEUU han puesto en tela de juicio la capacidad de los políticos para defender el interés común y han sembrado la incertidumbre en los mercados.
"El Banco Central Europeo (BCE) indicó que comprará bonos soberanos de Italia y España a gran escala en lo que constituye un salto cualitativo en la batalla de dos años de Europa para contener la crisis de la deuda". (The Wall Street Journal – 7/8/11)
La intervención del BCE para apuntalar a Italia y España representa un hito en el esfuerzo por combatir la crisis financiera. Hasta ahora, el banco central había insistido en que la principal responsabilidad recaía sobre los gobiernos nacionales y la decisión de comprar bonos italianos equivale a aceptar que los miembros de la zona euro no pueden o no quieren responder efectivamente. Ello transforma al BCE en el prestamista de última instancia de la región. El cambio podría cambiar la naturaleza de la unión monetaria europea.
Para detener de manera significativa el contagio de la crisis a España e Italia, los analistas creen que el BCE tendría que incrementar sus compras de bonos, un paso que la entidad había resistido. Desde que comenzó el programa, en mayo de 2010, ha comprado menos de 80.000 millones de euros (unos US$ 114.000 millones) en bonos griegos, irlandeses y portugueses.
Italia y España emiten entre ambas alrededor 600.000 millones de euros (unos US$ 856.800 millones) al año en deuda soberana. De acuerdo con Paul Mortimer-Lee, economista de BNP Paribas, "puede haber buenas razones para compras de entre 230.000 millones y 400.000 millones de euros".
"El Banco Central Europeo (BCE) ha prometido comprar deuda italiana y española para rebajar la presión sobre estos países… Dicho y hecho. Los operadores del mercado de renta fija constatan movimientos por parte de la entidad. ¿Cuánto dinero tendrá que emplear para calmar la situación? Algunos analistas hablan de una cifra que ronda los 850.000 millones de euros". (El Economista – 8/8/11)
Royal Bank of Scotland estima que la compra de deuda por parte del BCE puede llegar a los 850.000 mil millones de euros. "Se trata de una medida de gran riesgo, la puesta en común no será fácil y las consecuencias políticas podrían ser grandes", ha señalado Jacques Cailloux, economista jefe para Europa de RBS. "Este podría ser el paso necesario y doloroso para allanar el camino para la creación de un instrumento de deuda común, el quid pro quo de ello podría ser la pérdida de soberanía fiscal", opina.
"Parece que el BCE se ha decidido a sacar el bazuka", señala a Bloomberg un analista de Faros Trading.
"El Banco Central Europeo (BCE) ha asegurado que comprará deuda de España e Italia. Es su última decisión para atajar los problemas por los que atraviesa la zona euro. Han pasado ya cuatro años desde que comenzara la actual crisis internacional y la actuaciones tanto de la entidad europea como la de la Reserva Federal de EEUU han estado siempre en el punto de mira. No evitaron la crisis y parecen incapaces de ponerle fin". (El Economista – 8/8/11)
"La salida adoptada por la autoridad monetaria europea para tratar de frenar la acometida de los inversores a la deuda española e italiana, y que disparó todos las alarmas la semana pasada en Europa, no es una solución óptima, en la medida que la adquisición de títulos de ambos países por el BCE inicia una fase de monetización de la deuda que acabará, como se ha producido en otras ocasiones precedentes, en un proceso inflacionario". (El Economista – 9/8/11)
La salida adoptada por la autoridad monetaria europea para tratar de frenar la acometida de los inversores a la deuda española e italiana, y que disparó todos las alarmas la primer semana de agosto (2011) en Europa, no es una solución óptima, en la medida que la adquisición de títulos de ambos países por el BCE inicia una fase de monetización de la deuda que acabará, como se ha producido en otras ocasiones precedentes, en un proceso inflacionario.
La crisis de deuda pública es ineludiblemente la segunda fase de una crisis financiera. La Reserva Federal norteamericana acudió a la monetización desde el primer momento porque no está sujeta a mandato limitativo, como el Banco Central Europeo, que ha roto la ortodoxia financiera al mismo tiempo que ha sobrepasado su estricto mandato de contener la inflación. Y esa inflación va a ser la que se desate tras el proceso.
Iniciado el proceso inflacionario, el riesgo es que el BCE, en este caso, encuentre, como ocurrió en la crisis de deuda latinoamericana de los años ochenta, que la inflación es una manera de reducir el precio de la deuda y se acomode a esta situación.
"El temor del mercado a una nueva recesión global golpea con dureza a los índices, aunque la reunión de la Fed reanimó anoche a Wall Street". (Expansión – 10/8/11)
Los primeros compases de agosto arrojan un saldo demoledor en los mercados financieros: las principales bolsas de EEUU y Europa han visto esfumarse más de 930.000 millones de euros de capitalización en siete sesiones.
"La Autoridad Europea de Valores Financieros (ESMA) ha informado de que las ventas en corto al descubierto se van a prohibir en Francia, España, Italia y Bélgica a partir del viernes en un intento por frenar los "falsos rumores" que desestabiliza a los mercados". (Expansión – 11/8/11)
"Los programas de trading automático han disparado su volumen de negociación durante el hundimiento de las Bolsas. Se ha multiplicado además la utilización de estrategias que tratan de sacar partido de la alta volatilidad". (El Economista – 12/8/11)
Los robots financieros son programas de software que permiten ejecutar órdenes bursátiles a gran velocidad y combinando multitud de estrategias. Desde el 1 al 10 de agoto, el volumen que movieron en la renta variable estadounidense se disparó muy por encima del habitual, según explica Gary Wedbush, vicepresidente ejecutivo de Wedbush Securities, el bróker con mayor cuota de mercado en el Nasdaq.
"Estamos viendo un volumen tremendo entre los programas de alta frecuencia", señala Wedbush. "Su negocio es realizar operaciones rápidas y la volatilidad les da más oportunidades. Algunos de estos sistemas están moviendo entre dos y cinco veces más volumen del que hubieran negociado con los volúmenes habituales de volatilidad", apunta el directivo.
El papel de las empresas de alta frecuencia en los períodos de alta volatilidad del mercado ha estado bajo la lupa de los reguladores desde el 6 de mayo de 2010, cuando los índices de Wall Street llegaron a desplomarse más de un 10% en unos pocos minutos.
"Primeras reacciones a la decisión de España, Italia, Francia y Bélgica de prohibir las posiciones bajistas en la bolsa. Alemania se ha mostrado a favor y ha manifestado su voluntad de que se trasladen a toda la Unión Europea, mientras que Reino Unido ha asegurado que no tiene intención de aplicar nada parecido por ahora. Bruselas urge el acuerdo para coordinar acciones europeas contra las posiciones bajistas". (El Economista – 12/8/11)
"El banco estadounidense Morgan Stanley ha rebajado hoy sus previsiones de crecimiento de la economía mundial para el periodo comprendido entre los próximos seis y doce meses, lo que situaría a EEUU y a Europa al borde de la recesión". (Gaceta.es – 18/8/11)
Por ello, el crecimiento de la economía mundial caería este año al 3,9 %, desde el 4,2 % previsto y, en 2012, se situaría en el 3,8 % desde el 4,5 %.
El recorte anunciado hoy por la entidad financiera implicaría una desaceleración de la economía global para 2012 con respecto a este año y situaría a Estados Unidos y a Europa "peligrosamente al borde de la recesión para el periodo comprendido entre los próximos seis y doce meses".
Goldman Sachs se sumó a las rebajas de Morgan y anunció que prevé un crecimiento del PIB del 4% en 2011 y del 4,4% en 2012, frente a las anteriores estimaciones del 4,1% y 4,6%, respectivamente. Las rebajas más significativas fueron para EEUU y Europa. Goldman bajó la previsión de Estados Unidos para 2011 al 1,7% desde 1,8% y para 2012 al 2,1% desde el 3%. Para Europa, la rebaja fue al 1,9% para 2011, desde el 2,1%, y al 1,4% desde el 1,7% para 2012.
"En los mercados financieros, los programas informáticos se están volviendo los actores protagónicos, con sus algoritmos que procesan datos para decidir qué comprar y qué vender". (BBCMundo – 23/8/11)
Hasta el 70% de los intercambios de Wall Street son ejecutados por las llamadas black box (cajas negras) o algo-trading (intercambios basados en algoritmos).
Esto implica que junto a los sabios muchachos de la bolsa, los bancos y empresas bursátiles emplean a miles de sabios físicos y matemáticos.
Pero hasta la precisión de las máquinas, alimentada por los humanos magos del código, es incapaz de garantizar que las cosas funcionen sin sobresaltos.
En el llamado Flash Crash (Desplome Repentino) del 6 de mayo de 2010, una caída de cinco minutos en los mercados generó un momento de caos generalizado.
Un operador deshonesto fue acusado de una caída del 10% en el índice Dow Jones, pero en realidad el culpable fue un programa informático que el operador estaba utilizando.
En tan sólo 20 minutos el algoritmo vendió 75.000 acciones por un valor de US$ 4.300 millones, haciendo que otros algoritmos lo siguieran.
Los algoritmos de Wall Street pueden ser el equivalente cibernético de los yuppies de los '80, pero a diferencia de los humanos no exigen gemelos de plata, cigarros y champagne. Lo que quieren son conexiones veloces.
Spread Networks ha estado construyendo una de esas conexiones de fibra óptica, capaz de reducir en 3 microsegundos el intercambio de información entre las bolsas de Chicago y Nueva York, distantes 1.327km.
Por su parte, un cable de fibra óptica transatlántico, que va desde Nueva Escocia, en Canadá, hasta Somerset en el Reino Unido, está siendo desplegado para que puedan operar los algoritmos bursátiles y será capaz de enviar acciones de Londres a Nueva York en 60 milisegundos.
"Nuevos estudios sugieren los elevados niveles de deuda de Estados Unidos, Japón y Europa obstaculizarán el crecimiento económico a menos que los países tomen medidas rápidamente para contenerlos". (The Wall Street Journal – 26/8/11)
Un documento presentado el viernes por tres economistas del Banco de Pagos Internacionales, BPI, concluye que la deuda -ya sea gubernamental o corporativa- comienza a afectar el crecimiento cuando aumenta a cerca de la producción anual de una economía, un problema que actualmente comparten casi todas las economías avanzadas más grandes del mundo.
Stephen G. Cecchetti, M.S. Mohanty y Fabrizio Zampolli muestran que la deuda pública comienza a afectar una vez que se eleva desde un rango de entre el 80% al 100% del producto interno bruto.
En 2010, Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá registraron niveles de deuda pública sobre el 80% del PIB, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico utilizados en el documento. Alemania fue el único país en el Grupo de los Siete que se ubicó bajo el umbral.
La investigación muestra que en una economía en la que la deuda pública aumenta de un 80% del PIB a un 90% del PIB, las tasas promedio de crecimiento anual posteriores tenderán a ser más de 1/10 de un punto porcentual más bajos que sin el aumento de la deuda.
"Hasta 25 consejeros delegados de EEUU ganaron más dinero del que su empresa pagó en impuestos federales, según un informe del Institute for Policy Studies que recoge la agencia Bloomberg, en el que se analizaron las 100 compañías que cotizan en bolsa con los salarios más altos para su primer ejecutivo". (El Economista – 31/8/11)
Además, el informe muestra que las 25 compañías en las que sucedió este "fenómeno" tuvieron de media unos beneficios de 1.900 millones de dólares, y entre ellas se encuentran nombres tan conocidos como eBay, General Electric, Verizon, Boeing y Dow Chemical.
"Hubo momentos, en los últimos años, cuando los dirigentes de Estados Unidos no estaban seguros del camino que tomaría la crisis.
En sólo un punto, se sentían absolutamente seguros: Estados Unidos no tomaría -mejor dicho: no podía- tomar la ruta de Japón". (BBCMundo – 1/9/11)
Las dudas sobre la capacidad para confrontar los desafíos de la crisis llevan a muchas personas, dentro y fuera del país, a preguntarse si, después de todo, no se está yendo por el camino japonés.
El gobierno sintió que habían aplicado las lecciones del experimento japonés y, por ende, había evitado el mismo destino.
Por ejemplo, la Fed había cortado, en menos de dos años, las tasas de interés a cerca de cero. Eso le tomó al Banco de Japón, en la década de los 90, seis años.
La respuesta fiscal a la crisis en Estados Unidos fue mucho más contundente (gráfico siguiente), si bien es cierto que a un alto precio: las relaciones entre los dos principales partidos se enturbiaron de cara al futuro.
Pero, recientes revisiones de las cifras oficiales del Producto Interno Bruto hace que la crisis se vea mucho más profunda: se ha registrado una caída de 5,1% en la productividad nacional y no 4,1% como se pensó previamente.
En términos de crecimiento económico, el desenvolvimiento de Estados Unidos en los últimos cinco años no ha sido mejor que el de Japón durante los cinco años que le siguieron al estallido de la burbuja de activos, a finales de los años 80. El desempleo estadounidense es considerablemente peor.
El panorama del empleo era un terreno inhóspito al inicio del año. Ahora, es peor, con una tasa de desempleo alrededor del 9% y con un récord de 40% de los desempleados en esa condición por más de seis meses.
Algunas estadísticas destacan el fracaso de la economía estadounidense para crear empleos para su creciente población: en 1958, 85% de los hombres estadounidenses en edad de trabajar estaban trabajando. Hoy, menos del 64% tiene empleo y, en caso de que crean que es simplemente debido a que las mujeres entraron a la fuerza laboral, el porcentaje de todos los estadounidenses, hombres y mujeres, que tienen un empleo es menor que lo que se ha registrado desde inicios de la década de los 80.
Pero no se trata sólo de trabajos. En su último estudio sobre la economía de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional analizó en detalle las últimas diez recesiones de Estados Unidos.
Tomando como base la mayoría de los indicadores clave, las dos crisis del siglo XXI (la de 2000-01 y 2008-09) han sido las peores. Eso es lo que hace que muchos piensen que Estados Unidos ya sufrió una "década perdida", al menos en Main Street (es decir, en el bolsillo de los consumidores).
El ingreso promedio de los hogares estadounidenses cayó 3,6% entre 2001 y 2009. Los ingresos reales volvieron a caer nuevamente en 2011, mientras que la inflación repunta y los salarios se mantienen en el mismo lugar.
La debilidad de los salarios es similar a la que experimentó Japón (gráfico siguiente).
Como muestra el gráfico, Estados Unidos no es Japón todavía. Necesitaría otros cinco años de lo mismo para realmente seguir el camino de Japón.
"La Agencia Federal de Financiamiento de Viviendas de Estados Unidos, o FHFA, presentó el viernes una demanda contra Bank of America Corp., Barclays PLC, Citigroup Inc., J.P. Morgan Chase & Co., Nomura Holdings y otras firmas en relación a malogrados bonos hipotecarios". (The Wall Street Journal – 2/9/11)
El regulador federal de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac demandó a Bank of America en relación a más de US$ 6.000 millones en pérdidas, a la filial Merrill Lynch de BofA sobre más de US$ 24.000 millones en pérdidas, a Barclays sobre más de US$ 4.900 millones, a Citigroup sobre US$ 3.500 millones y a Nomura sobre más de US$ 2.000 millones, indicaron los informes.
La FHFA también está demandando a J.P. Morgan por pérdidas de US$ 33.000 millones, a HSBC Holdings PLC por US$ 6.200 millones en pérdidas, a Credit Suisse Group sobre más de US$ 14.100 millones y a Deutsche Bank AG sobre US$ 14.000 millones.
La pesquisa se concentró en los valores de "etiqueta privada" basados en préstamos de alto riesgo o "subprime" y otros préstamos riesgosos originados por las compañías hipotecarias, agrupados por las firmas de Wall Street y luego vendidos a los inversionistas. Muchos de los valores hipotecarios fueron creados a partir de hipotecas subprime e hipotecas que requerían poca o ninguna documentación de los ingresos de los prestatarios, los cuales se deterioraron marcadamente durante el declive inmobiliario.
Fannie y Freddie no podían comprar esas hipotecas directamente, pero se les permitió invertir en pedazos de esos valores con calificación triple-A. Fannie y Freddie estuvieron entre los mayores inversionistas de esos valores. A finales de julio, contaban con cerca de US$ 78.000 millones y US$ 149.000 millones respectivamente, en valores que no están respaldados por una entidad del Estado. Los valores de "etiqueta privada" han estado entre aquellos con las hipotecas de peor desempeño.
"El presidente y consejero delegado del Deutsche Bank, Josef Ackermann, señala que los bancos europeos están afectados de diversas formas por la crisis de la deuda y muchos no sobrevivirán si tienen que revaluar la deuda soberana en sus libros a niveles de precio de mercado". (Negocios.com – 5/9/11)
"Desde comienzos del año, algunos bancos europeos han perdido más de un tercio de valor en bolsa", dijo Ackermann durante un acto organizado por el periódico económico Handelsblatt.
El presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, ve similitudes entre la situación actual de los títulos bancarios en los mercados bursátiles con la que se vivió en el otoño de 2008, cuando la quiebra del banco Lehman Brothers terminó generando una recesión mundial.
"Miedo a que vuelva la recesión. Miedo a la bancarrota griega. Miedo a que Europa se vea obligada a rescatar a más países, y que esta vez sean de los grandes. Miedo a multas milmillonarias procedentes de EEUU que acaben de empeorar los balances de los bancos. Todos estos riesgos se aliaron ayer para pasar como un ciclón por las Bolsas europeas haciendo que muchos se acordaran de la pesadilla de hace tan solo un mes". (El País – 6/9/11)
Como ya ocurrió al principio de esta crisis que corre el riesgo de convertirse en interminable en el verano de 2007, cuando explotaron las hipotecas subprime, la banca está en el centro del huracán. Lo está por su elevadísima exposición a la deuda de los países en peor situación, especialmente Grecia, pero también Irlanda, Portugal, España e Italia. Lo está por las dudas sobre su necesidad de recapitalización, que a principios de septiembre (2011) ha vuelto a poner de relieve la jefa del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde. Y también lo está por la demanda que la Agencia Federal de Vivienda de Estados Unidos ha puesto contra 17 entidades por provocar pérdidas en torno a 180.000 millones de dólares (127.000 millones de euros al cambio actual) al contribuyente tras vender hipotecas basura a las entidades semipúblicas Freddie Mac y Fannie Mae.
Dos factores determinan el castigo a los bancos. El primero, la exposición a activos que están perdiendo valor, como la deuda soberana. Pero es que además su evolución está muy relacionada con el ciclo económico. Y a medida que la situación general se agrave, mayor será el deterioro de esos activos y menor será la capacidad de compensar esas pérdidas con ingresos complementarios.
De nuevo, como ya ocurrió en 2008 y 2009, los problemas de los bancos se convierten en problemas de todos. Porque la traslación de sus dificultades a la economía real funciona de forma casi automática. Y si hasta ahora el sector no ha vuelto a abrir el grifo de la financiación para empresas y familias, parece difícil que lo vaya a hacer a corto o medio plazo con las perspectivas que ahora se entrevén.
"Los reguladores bancarios estudian rebajar los requisitos de liquidez que se han impuesto a las entidades europeas con la nueva normativa de Basilea III. Con ello, pretenden facilitar que los bancos puedan contrarrestar los problemas de financiación para mantener en funcionamiento su negocio y evitar que se cierre el crédito a empresas y familias". (El Confidencial – 6/9/11)
La nueva ratio de liquidez que ha introducido Basilea III se hará efectiva en 2015, pero los bancos europeos ya están enfrentándose a problemas para conseguir el suficiente dinero en efectivo y en bonos gubernamentales con objeto de cumplir los requisitos que han marcado los reguladores, lo que ha provocado que un número cada vez mayor de miembros del Comité de Basilea quiera suavizar las definiciones que se utilizan para establecer la ratio, según fuentes citadas por el diario Financial Times.
Los cambios que se están preparando para plantear en la próxima reunión del Comité del mes de septiembre (2011) reducirían los requisitos de liquidez y permitirían a los bancos contabilizar bonos corporativos y cédulas hipotecarias para calcular la ratio.
Un informe de JP Morgan asegura que 28 bancos europeos tienen un déficit de liquidez de 493.000 millones de euros, según los datos de finales de 2010 y teniendo en cuenta los requisitos de Basilea III. Y solo siete de estas entidades cumplirían los requisitos de la nueva normativa. Destaca que los bancos franceses son los que menos preparados están: BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole acumulan un déficit de 173.000 millones.
"Una supervisión total. La UE busca transformar el mercado OTC (over the counter), el negocio bursátil que transcurre fuera de las plataformas organizadas, sin información ni control. En un momento de fuerte presión sobre la zona euro, Bruselas aspira a que la vigilancia sobre el mercado OTC adquiera un carácter global". (Cinco Días – 8/9/11)
La idea es reforzar la transparencia y el control del riesgo que implica el negocio de los derivados OTC. Si el texto sale adelante en su versión original, todas las operaciones sobre derivados del mercado OTC quedarán anotadas, sin excepción, en un almacén de información, el Trade Repository. La Comisión y las autoridades supervisoras tendrán acceso permanente a los datos del Trade Repository. En estos registros se anotarán las características de los contratos, quién ha participado, el tipo de producto que es, su valor y su fecha de vencimiento.
De esta manera, la UE da cumplimiento a los compromisos alcanzados por el G-20 en Pittsburgh (2009) y Toronto (2010). La reforma con la que se pretende poner coto al negocio OTC debería estar en funcionamiento de forma efectiva "a finales de 2012 como máximo".
Aproximadamente el 40% de la operativa europea en activos de renta variable es OTC. Se trata de operaciones bilaterales, que no tienen obligación de difundir información sobre precios, liquidez y solidez de las operaciones. "Esto crea una compleja red de interdependencia que hace difícil identificar la naturaleza y el nivel de riesgo que entraña. La crisis ha demostrado que estas características incrementan la incertidumbre (…) y amenazan la estabilidad financiera", explica la Comisión.
"Una vez más, los bonus y los salarios de los directivos bancarios vuelven a estar en la picota justo cuando la economía tontea de nuevo con la recesión. En un momento en que el sistema financiero del Viejo Continente se tambalea y aquí en Estados Unidos, el fantasma de Lehman Brothers atemoriza a Bank of America, nuevos cálculos dejan boquiabiertos a más de uno. Nassim Taleb, filósofo y autor de El Cisne Negro, y Mark Spitznagel, gestor de un hedge fund, aseguran que durante la próxima década EEUU destinará aproximadamente 5 billones de dólares". (El Economista – 7/9/11)
La cifra está basada en los cálculos sobre el dinero cobrado por los directivos y empleados de la gran banca del país durante los últimos cinco años, una cantidad que asciende hasta los 2,2 billones de dólares. Según Taleb y Spitznagel durante los próximos 10 años ese número podría llegar a duplicarse y superar así incluso el compromiso de recorte de déficit asumido por el Congreso y la administración Obama.
"Esos 5 billones de dólares no se invertirán en la construcción de carreteras, escuelas y otros proyectos a largo plazo, sino que serán transferidos directamente de la economía de EEUU a las cuentas personales de los ejecutivos y empleados del sector financiero", critican ambos autores.
En un editorial publicado por la web Project Syndicate, tanto Taleb como Spitznagel aseguran que los principales bancos del país "han operado hasta ahora como sofisticados sistemas de compensación, enmascarando las probabilidades de provocar un Cisne Negro en el sistema económico, mientras se beneficiaban del respaldo implícito de las garantías públicas".
Para ambos expertos, los bancos asumen riesgos, pero se aprovechan al transferir las pérdidas a los accionistas, los contribuyentes, e incluso los pensionistas. "Con el fin de rescatar el sistema bancario, la Reserva Federal, por ejemplo, dejó los tipos de interés artificialmente bajos y proporcionó préstamos secretos por valor de 1,2 billones de dólares a los bancos", señalan. "El principal efecto de estas medidas ha ayudado a los bancos a generar beneficios y asegurar bonus, en lugar de aumentar los préstamos a los ciudadanos, mientras han seguido ocultando sus exposiciones al riesgo", añaden.
"Con Estados Unidos bombardeado por dos frentes, el déficit interno y la crisis de deuda externa, es poco lo que la Reserva Federal puede hacer por su economía. Así lo ha asegurado uno de los pesos pesados de la administración, el presidente del banco central de Dallas, Richard Fischer". (El Confidencial – 13/9/11)
Los 600.000 millones de dólares del programa de compra de bonos -el llamado quantitive easing– que puso en marca la institución liderada por Ben Bernanke hace casi un año, y que buscaba rebajar indirectamente los tipos de interés, reactivar el consumo, permitir el endeudamiento de las empresas e incentivar la contratación, han caído en saco roto. En otras palabras, los políticos no han sabido hacer su trabajo.
Unas declaraciones que podrían parecer anecdóticas y que en realidad tienen mucho más calado. Fischer, una voz autorizada de la Fed, ha venido a cuestionar el papel que ha jugado el banco central en la crisis, en tanto que sus esfuerzos no han alcanzado su objetivo por la inacción de Gobierno y legisladores, y ha asegurado que ya no pueden hacer más.
Lo ha hecho, además, justo en el momento en el que el Banco Central Europeo se ha decidido a imitar a su homólogo estadounidense y sacrificar su misión prioritaria -mantener la inflación entorno al 2%- para actuar en favor del crecimiento económico. Pero al igual que en EEUU, no hay consenso, ni determinación, ni siquiera un mensaje claro por parte de los líderes políticos para atacar los problemas fiscales de la eurozona.
"Durante las últimas décadas se ha venido produciendo un cambio en las economías occidentales. Del capitalismo industrial se ha pasado al financiero, de la preeminencia de la actividad productiva a la crediticia y de mercados". (El Confidencial – 14/9/11)
Acaba de concluir su primera fase que ha implicado la casi desaparición de la economía "real" en favor de la financiera y la concentración de poder en reducidas manos de este sector. Para ello se ha usado la ilusión monetaria que logró convencer a los ciudadanos que endeudarse significaba ser más rico, sin que, en realidad, se operara cambio alguno en su situación. Pero claro, cuanta más deuda, más dependencia del sector financiero.
Ahora, con esta crisis, se está entrando en la segunda fase de esta transformación, la de la total ocupación de los fondos públicos. ¿Cómo lo logran?
Primero, a través del miedo. Los trabajadores ven el despido tan cerca (según la OIT, el desempleo está en su nivel más alto nunca registrado) y se encuentran con tan poco ahorro y tan escasas posibilidades de encontrar otro trabajo, que aceptan cualquier medida económica por dañina que les resulte.
Se busca convencer a los ciudadanos de que la situación actual no permite el déficit del Estado, que son inviables las estructuras públicas de pensiones o de salud. No se explica que no todo el gasto de la administración es dispendio ni que la falta de superávit comercial implica déficit del sector privado o el público.
El resultado es que los ciudadanos han asimilado que si no aceptan las medidas de austeridad, sufrirán la mayor recesión de la Historia. Si no acatan resignadamente los recortes, el límite de la deuda USA no se podrá aprobar (dicho por el mismo partido que lo aumentó en diez ocasiones anteriores). Sin ajustes, sus pensiones corren peligro.
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