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Los cambios políticos y sociales de la segunda mitad del siglo XX

Enviado por juan_mascar


    Los cambios políticos y sociales de la segunda mitad del siglo XX y como pararse hoy frente a ellos desde la comunicación

    Indice1. Dichos Y Acciones, Varias Historias Del Siglo 2. Golpes militares 3. Y en este rincón… el tercer mundo 4. El Futuro: La Historia Como Espejo 5. Bibliografía

    1. Dichos Y Acciones, Varias Historias Del Siglo

    El movimiento de los países no alineados y el nuevo orden internacional de la información(NOI) podrían servir, en principio como boleto de partida para un somero viaje por la historia de los vaivenes y debates en torno a la comunicación en la segunda parte del siglo veinte, territorio histórico por excelencia de la expansión de los medios masivos en todo el mundo. Ya a partir de 1955 – caía en Argentina el segundo gobierno peronista – se hablaba desde los países del tercer mundo (concepto flamante forjado a partir de la situación geopolítica posterior a la segunda guerra) de la lucha a favor de la independencia política y económica de las naciones pobres como paso previo a la "descolonización de la información". Argel – en 1973 – Túnez – tres años después – se presentan como oportunidades fragmentadas donde las tres "A" (América, Asia Oriental y África) debaten y gestan propuestas de circulación equilibrada y objetiva de la información, siempre relacionadas con un rol activo y regulador de los estados nacionales, en contra de la doctrina del free flow o "flujo libre" sostenida desde los países centrales. En la práctica, se produce el surgimiento de un primer pool de agencias de información (diez al principio) cuyos destinos fueron diversos pero, en general, tendieron a sucumbir frente a las grandes estructuras de recopilación y transporte de información de los EEUU y de Europa Occidental.

    En su momento, la propuesta desde los países centrales fue la misma que en otras áreas conflictivas con el Tercer Mundo: subvencionar… apoyar… prestar fondos para el desarrollo, siempre medido, de las economías e infraestructuras informativas de la periferia.

    El correlato político-estratégico de esta tendencia se da a principios de los sesenta en Latinoamérica con la denominada "Alianza para el Progreso" impulsada por el ex presidente norteamericano John Kennedy. El plan Kennedy era movilizar cuantos recursos hicieran falta – por lo menos tantos como los destinados al plan Marshall – y lanzar una campaña publicitaria de grandes proporciones capaz de presentar la Alianza para el Progreso como una alternativa concreta frente a la Revolución Cubana (1959). O "revolución en libertad" o "revolución comunista".

    " ¿Por qué el presidente Kennedy afirma que la Alianza para el Progreso quiere que se realice la reforma agraria y se ponga fin a la explotación económica?. ¿No se habrá vuelto MARXISTA – LENINISTA?.No. Yo sé quien la ha enseñado a hablar de esa manera – se contestaba a sí mismo Fidel Castro en la Habana de los primeros años de la Revolución -. Fuimos nosotros, los cubanos." La respuesta no estuvo presente solo en esas declaraciones. En la última convención de la ONU en que Cuba pudo participar – Punta del Este (agosto de 1961) – el delegado cubano Ernesto Guevara atacó la orientación de la Alianza por no destinar la ayuda a un verdadero desarrollo económico escamoteando los problemas de fondo en América Latina. "No nos den limosnas, déjennos crecer por nuestra cuenta", concluyo el Che. Desde los países centrales, el férreo control estatal sobre la cuestión informativa era visto como un atentado al free flow, históricamente ligado al concepto de libertad de prensa. Pero a principios de la década del setenta aparece una nueva variable en escena: : ¿Que fuerzas controlan los estados nacionales?.

    2. Golpes militares

    El Estado Al Reves La rítmica serie de golpes de estado en el cono sur (Chile, Argentina. Paraguay, Uruguay y Brasil), tuvo como eje la consolidación de las oligarquías nacionales y regionales con los poderes centrales del globo. La fórmula, entonces, se subvierte: el estado no está en poder del pueblo, entonces regula, participa activamente y utiliza todos los medios a su alcance para minimizar el flujo informativo y propagandear su gesta patriótica, aconsejar a los padres cómo deben vigilar a sus hijos para que no se hagan guerrilleros o promocionar (¡OH, contradicción!) las ventajas de las economías liberales como paso previo para que las industrias nacionales crezcan.

    El aparato del estado funciona – como nunca en la historia de estos países – en el rol de una gigantesca central de inteligencia dedicada a la guerra psicológica. En la Argentina, por ejemplo, el único canal de TV devuelto durante el proceso a sus antiguos dueños luego de las expropiaciones del tercer gobierno peronista (1973/76) fue el 9 de Buenos Aires. Y la razón no fue precisamente la libertad de prensa ni nada que se le parezca, sino que sus antiguos dueños se negaron a aceptar las indemnizaciones previstas y la justicia se vio obligada a fallar en contra del régimen. Los interventores militares aparecen como los grandes "zares de la televisión" y se generaliza una férrea censura sobre noticieros y programas periodísticos. Listas negras, desaparecidos… exiliados… cuento conocido para la gran mayoría de los argentinos. "Que me lean o no, finalmente, puede ser una cuestión de vanidad y quienes me conocen saben muy bien que no la tengo – contaba un exiliado Julio Cortazar en una entrevista del 77´ – pero el hecho de que la Junta del General Videla en la Argentina haya prohibido la publicación de mi libro de cuentos genera un hecho asfixiante para los miles de compatriotas que podrían haberlo leído: se ven separados de la producción intelectual de sus mejores hombres (…) Existe un clima de desierto espiritual y cultural… viven casi transformados en robots".

    De esta manera – siguiendo la clasificación del investigador brasileño Texeira Coelho – se quiebran los contenidos originales del modelo de política cultural nacionalista. Aquella política entendida históricamente como tendiente a privilegiar las formas culturales autóctonas, sean de extracción popular o erudita, a la preservación y la difusión de las tradiciones autenticas y más antiguas de un pueblo, se transforma en una fachada discursiva, y lo que se ve por TV y se escucha por radio son series y música norteamericanas. Es paradigmático, en este sentido, el caso de los varios artistas folklóricos, que se vieron acosados, cuando no amenazados, exiliados o desaparecidos por las letras de sus canciones. Horacio Guaraní, Mercedes Sosa, Leda Valladares, Victor Jara, Violeta Parra, Chico Buarque o Alfredo Zitarrosa eran para los gobiernos de facto del cono sur los representantes del imperialismo mas atroz: el marxismo internacional.

    3. Y en este rincón… el tercer mundo

    Mientras tanto, la historia del siglo seguía su marcha y las presiones del tercer mundo logran llevar el debate sobre la democratización de los canales y los centros de producción de la información al seno de la UNESCO en el marco del INFORME MACBRIDE (comisión formada en 1978 para crear un consenso en torno a la acción política que debía llevarse a cabo acerca de estos temas). La importancia del informe no reside ni en las novedades que aporta al debate del fenómeno de la comunicación, ni en su utilidad para establecer un clima de distensión solicitado por la industria audiovisual estadounidense, harta ya de que todo coloquio sobre la comunicación culminara en una crítica abierta a las empresas multinacionales. Lo fundamental es que los países del Tercer Mundo (con conciencia de pertenencia) consiguieron la suficiente fuerza política para impulsar una comisión de investigación para estos problemas y hacer emerger, de esta forma, en la escena internacional una serie de temas que hasta ese momento pertenecían a debates de puertas adentro y que no habían sido reconocidos por la comunidad internacional.

    Como tantas otras resoluciones anteriores de la UNESCO las conclusiones finales del informe son ambiguas y tibias respecto de los reclamos de los países subdesarrollados. Gabriel García Márquez, uno de los miembros de la comisión, explicaba con posterioridad que "…el drama de la comunicación en el tercer mundo constituye un dilema, en cuyos extremos se encuentran las posiciones irreconciliables de soviéticos y norteamericanos"

    Cae El Muro, Nos Vemos Las Caras La bipolaridad en las estrategias políticas mundiales acelera su cambio al ritmo del paulatino derrumbe de la ex URSS. Ya a principios de los 80, la idea de nación concebida fundamentalmente como unión indisoluble de territorio, lengua y estado aparece como un sonido estertóreo de un orden desvitalizado y anacrónico: el del proceso de reorganización nacional que comenzaba su debacle en la Argentina y llegaría a su fin dos años mas tarde con la locura de Malvinas. La ley 22 285, de radiodifusión, aprobada por la junta militar expone nuevamente el discurso vacío de "lo nacional", pero pone en igualdad como "extranjeras" a los lejanos dialectos de Europa del norte con las lenguas aborígenes autóctonas. Insiste en la idea de un territorio "controlado"… clausurado por fronteras. En este sentido, la inclusión de los pactos internacionales (Pacto de San José de Costa Rica el 1/3/84, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos el 17/4/86, entre otros) a la Constitución Nacional actualizó algunas cuestiones en torno a la Comunicación. La aclaración, por ejemplo, de que la restricción del derecho de libertad de expresión puede darse por "medios indirectos" y la ampliación del concepto de prensa a los medios electrónicos son algunos de los avances que ponen al día, por lo menos en parte, la legislación a partir de finales de los ochenta. De todas maneras, la operatividad de esas nuevas reglas en torno, fundamentalmente, a lo periodístico parece no siempre haber estado clara para los magistrados, que siguieron durante años adictos a viejos vicios, como la censura previa o los fallos condenatorios por opiniones de terceros en medios gráficos.

    La caída del Muro de Berlín nos enfrenta, hacia el final del siglo, con nuestro propio rostro: el de productores-espectadores de información que no pueden ni deben ampararse ya en teorías conspirativas de ningún tipo, por lo menos como razones principales de nuestras desgracias en torno al espectro comunicacional actual.

    Se relativizan, hoy, los diacronismos y sincronismos presentes en las teorías continuistas del marxismo que en los sesenta y setenta poblaban el aire y el papel de la controversia teórica en torno a la comunicación. Por un lado, la emancipación de los países no desarrollados parece tener tantas versiones como participantes de la gesta y, por otro, el centro del mundo en términos culturales y económicos siguen siendo, sin duda, los Estados Unidos de América, pero existe un poder compartido que se multiplica hasta el infinito, de país en país, de la ciudad al campo, del barrio rico al pobre… e infinitos etcéteras.

    Por otra parte el espectador ya no aparece como un actor social inconsciente, pasivo y desprotegido incapaz de filtrar la información e influencias que recibe a través de los mass medias. Hoy sabemos que proyectar sobre lo observado lo propios códigos interpretativos del ámbito de pertenencia es inherente a la conducta del ser humano.

    Pero ¿Cuál es ese ámbito de pertenencia?. ¿Que somos, por ejemplo, los argentinos, en términos identitarios, hoy?…No parece una pregunta fácil y, por otra parte, sería natural que no este claro. Con semejante historia no hay código que aguante. Por otra parte ¿Si nunca estuvieron claros esos códigos representantes de los que algunos llamaron "el ser nacional"?. ¿Si fue todo eso una parodia más de lo que alguna vez quisimos ser y no pudimos?.

    4. El Futuro: La Historia Como Espejo

    Las salidas por el lado del regionalismo o la vuelta al estado regulador parecen presentar mas problemas que concreciones. La balcanización cultural del continente americano, los odios generados a través de los gobiernos de facto y sus fanatismos fronterizos, en un caso, y el desprestigio del Estado como actor socio-cultural, en el otro, parecerían dar por tierra con cualquier pronóstico alentador. Pero todavía queda una carta por jugar, no por antigua menos efectiva: el cambio de conciencia hacia el sentido común.

    Silvio J. Maresca en "Mascara/s" – una publicación de cultura política de este año – analiza la etapa actual del MOVIMIENTO PERONISTA – paradigma argentino de la crisis del estado nación y el paso al derroche inacabable de contradicciones de fin de siglo – y esboza respuestas al cómo salir del neoliberalismo impuesto por sus últimos conductores. Maresca cita al filosofo Kant para hablar de "voluntad política colectiva". Y explica que el primer paso para la construcción de esta voluntad aparece a los ojos de cualquier observador como contrario a lo que dictarían las denominadas "condiciones objetivas para la acción". El investigador argentino apela entonces a los conceptos de "espontaneidad" y "libertad de la voluntad" también presentes en Kant. Tal vez nos sirva esta estructura lógica para pensarnos como protagonistas de los cambios que en materia de comunicación sobrevienen.Kant dice que la libertad debe significar para el hombre un "imperativo categórico", es decir, un mandato incondicional. "Obra de manera tal que la máxima que rige tu voluntad pueda transformarse en ley universal". ¿Podría señalarse que la verdadera democratización de los canales de información y la paridad de las voces presentes en el discurso comunicacional tiene validez universal?. Probablemente sí. Y después del cambio individual quizás sea más fácil el comunitario.Aparece, sin querer, una palabra atada indefectiblemente al discurso que queremos superar, actualizar, poner a tiro de los tiempos que corren. Esa palabra es utopía. Tal vez la utopía resulte anacrónica para este nuevo siglo, pero también hay que prestarle la oreja a la historia, que de ella habla esta nota, y entender que es más utópico todavía resignarse mansamente

    5. Bibliografía .

    Arnoux, Elvira. "Democracia y Opinión Pública: El Rol del Estado" en "Las Leyes argentinas de radiodifusión: Políticas Culturales y homogeneización lingüística". Buenos Aires, COMFER, 2000..Andrada, Ovidio. "Kennedy y la Alianza para el Progreso" en "Historia de América en el Siglo XX". Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1971/1985.Barney Finn, Oscar. "Cortazar". Film documental biográfico y de notas al escritor Julio Cortazar. Buenos Aires / París, 1986..Hamelink, Cees J. "Hacia una autonomía cultural en las comunicaciones mundiales". Buenos Aires, Ediciones Paulinas, 1985..Maresca, S. J. "El Lento adiós al neoliberalismo" en "Mascara/s, revista de pensamiento político". Buenos Aires, UNLM, 2001..Muraro, Heriberto. "La Comunicación Masiva durante la dictadura militar y la transición democrática en la Argentina -1976/83". En Landi, Oscar (comp.) Medios, "Transformación Cultural y Política". Buenos Aires, Legasa, 1987..Murciano, Marcial. "Estructura y Política Internacional de la Comunicación". Barcelona, Ed. Mitre, 1985..Teixeira Coelho. "Política Cultura" en "Diccionario Crítico de Política Cultural". Sao Paulo, Fapes / Lluminuras, 1997..Varios Autores. "Un solo mundo, voces múltiples". En "Comunicación e Información en Nuestro Tiempo". Fondo de Cultura Económica / México. UNESCO / Paris, 1980..Zaffore, Jorge. "La Comunicación Masiva". Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1998.

     

     

    Autor:

    Juan Mascaró

    Políticas de comunicación y cultura Comunicación social – turno mañana Mat (302) 010251Comunicación social – unlm0220 – 4858390