Algunos aspectos bioéticos de la sexualidad en pacientes lesionados medulares espinales (página 2)
Enviado por Elizabeth Hern�ndez Gonz�lez
Algunos aspectos éticos en relación con la sexualidad en discapacitados
Es difícil entender para muchos, que la persona lesionada medular, que no tiene sensaciones genitales, desee tener el coito, existiendo varios mitos o estereotipos en torno a la sexualidad de las personas discapacitadas, que son capaces de mermar drástica e innecesariamente la expresión sexual de los mismos, ya sea por lesión de la médula espinal o por otras afecciones neurológicas, que son esencialmente los siguientes:
- Las personas minusválidas son asexuales.
- Los minusválidos dependen de los demás, son como niños, por lo que necesitan que se les proteja.
- La incapacidad física genera incapacidad física.
- Los minusválidos deberían hacer su vida y casarse con personas como ellos.
- Los padres de los niños disminuidos físicamente no desean darle educación sexual.
- La relación sexual que culmina con el orgasmo es esencial para el goce sexual.
- Si un disminuido físico padece un trastorno sexual, casi siempre se debe a su condición de minusválido.
- Si una persona no minusválida mantiene relaciones sexuales con un disminuido físico, hombre o mujer, es porque no puede atraer a individuos normales.
Estas fábulas y lugares comunes demuestran lo incómoda que se siente la sociedad ante la idea de considerar a los minusválidos como seres con impulsos sexuales, y sin expresarlo abiertamente, muchas personas piensan que los discapacitados físicos deberían preocuparse de cuestiones más importantes en su vida y desentenderse de una parte que a todas luces sólo abarca a quienes gozan de buena salud, en fin, a personas ¨normales¨. Por fortuna, muchos discapacitados no se han dejado acobardar por estos esquemas mentales y han aunado esfuerzos con numerosos profesionales dentro del campo de la salud, para lograr que se dispense más atención a las necesidades sexuales y a los sentimientos de las personas aquejadas con una u otra incapacidad física (3).
En la práctica, este movimiento ha culminado en la redacción de una ¨carta de derechos sexuales¨ a favor de los minusválidos, que contiene las siguientes las siguientes reinvidincaciones:
- Derecho a la expresión sexual.
- Derecho a la intimidad.
- Derecho a ser informado
- Derecho a poder acceder a los servicios necesarios, como son el asesoramiento sobre anticonceptivos, atención médica, asesoramiento genético y sexualidad.
- Derecho a escoger el estado civil que más le convenga.
- Derecho a tener o no una prole.
- Derecho a tomar decisiones que afecten a la vida de cada uno.
- Derecho a intentar el desarrollo de todo el potencial del individuo.
Algunos conceptos relacionados.
La dimensión filosófica de los valores
Muchas son las definiciones que conocemos de la ética, pero todas coinciden en la esencia de la palabra. La ética es la filosofía de la moral, otros la califican como la ciencia de las reglas y las normas de la conducta de los hombres, de sus deberes hacia la sociedad, la patria, el estado. La palabra ética se deriva del término griego ¨ethos¨ que quiere decir hábito, costumbre. La moral deriva del término latino "mores" que significa hábito, costumbre. Aunque son sinónimos etimológicamente hablando, la moral refleja y fija a través de principios, normas, reglas de conducta, valores y costumbres, las exigencias que la sociedad o las clases plantean al hombre en su vida cotidiana.
La Deontología es la ciencia o tratado de los deberes, proviene de la palabra ¨deontos¨ que quiere decir deber. Los conceptos del deber, la conciencia, el honor y la felicidad fueron elaborados hace miles de años y constituyen las más variadas teorías que se han enriquecido en el transcurso de las más diversas generaciones (4).
La concepción dialéctico materialista de la Etica considera que la causa más profunda de la existencia de la moral es la necesidad de regular la conducta de las personas en la sociedad, en la convivencia humana, a partir de conjugar los intereses de cada individuo con los intereses de los demás, de la familia, del grupo, de la clase social, de la organización a la que pertenece, de la nación o de la humanidad, para que la actuación de cada quien no sea una interferencia en el logro de los fines y objetivos comunes, por lo que la función esencial de la moral es reguladora, además de orientadora, valorativa, educativa y pronóstico (5).
La ética y la moral como disciplina filosófica o científica, es autónoma y tiene por finalidad la construcción metódica de la estructura argumentativa o práctica racional de la moralidad, y dentro de su estructura y funciones, los valores ocupan un lugar central, como elementos que son de la conciencia y que se forman en el ámbito de la acción, donde coexistencias históricas, culturales, sociales y políticas, donde se aplica la moral universal, el hombre o sujeto de la moral es formado mediante educación o concepción materialista o no, en conocimientos, cultura, principios, que le imprimen una identidad con valores humanos, que según la Axiológica (disciplina filosófica que estudia los valores y su evolución histórica), pueden ser ordenados dentro de una jerarquía, que muestran la mayor o menos calidad de dichos valores, no siendo igual lo material que lo espiritual, lo animal que lo intelectual, lo humano o lo divino, lo estético o lo moral. Los valores siempre se presentan en una dicotomía y contraposición con los antivalores, conformando una escala tanto a nivel social (con un carácter objetivo) como a nivel individual (carácter subjetivo) (5-6).
Según la jeraquización o escala axiológica de Max Scheler, dichos valores tienen cierto paralelismo dentro de las diferentes categorías, además de que para dicho ordenamiento influyen en el individuo, la duración, la divisibilidad, la fundamentación, la satisfacción (donde es superior un valor que satisface más, no siendo sinónimo de placer, ya que también existe satisfacción intelectual y espiritual) y la relatividad de los mismos; y a partir de dichos criterios cada persona, grupo social o cultura organiza su propia jerarquía (7).
La naturaleza del valor es uno de los problemas que más debate suscita entre filósofos, sociólogos, psicólogos y otros cientistas, y alrededor de estos conceptos se mueven disímiles concepciones y enfoques, dependiendo la filiación filosófica del pensador, dentro de las que se pueden distinguir la concepción naturalista, fenomenológica, la intuitivista, la utilitaria-pragmática, la emotivista y la marxista (8).
Visto desde una perspectiva filosófica cubana contemporánea, y por la apreciable contribución a la comprensión científica del valor, tomando como fundamento la filosofía social del marxismo, algunos autores comprenden al valor como:
- Un fenómeno social.
- Una significación en el contexto de la relación sujeto-objeto que expresa las necesidades e intereses humanos.
- Un fenómeno que sintetiza lo ideal y lo material, que surge en el proceso de conversión recíproca entre estos.
- Un producto de la actividad (consciente ) transformadora humana, y por tanto móvil, cambiante.
- Un fenómeno que permea toda la relación hombre-mundo (no sólo la espiritualidad humana, sino los procesos objetivos, materiales, de cosificación de la cultura).
- Un proceso contextualizado, cultural, a través del cual se expresa la identidad, la metacognición de los individuos y grupos sociales.
- Como todo fenómeno humano, un proceso susceptible de ser modificado, concientizado y transformado de modo práctico por el hombre (9).
Desde el punto de vista de la bioética, disciplina científica que surge y se desarrolla impetuosamente, en su condición de necesidad histórica objetiva, como un movimiento de signo positivo, en un contexto económico, social y cultural central, y que se ocupa del estudio y la reflexión en torno a las dimensiones e implicaciones humanísticas y éticas de los avances en las ciencias, los profesionales de la salud y de las políticas relativas a la atención de la salud y la ecología.
De ahí que situaciones liberadas del desarrollo de la ciencia y la técnica médicas (como despersonalización de la atención por irrupción progresiva de nuevas tecnologías, reclamaciones jurídicas por una comunidad industrializada cada vez más exigente y evaluativo así como una civilización dominada por el consumidor y servicios personalizados, donde los valores sociales se miden en función de la capacidad de consumo), se descubren nuevos problemas de significado ético, más allá de los principios de la ética médica tradicional, basada en la relación médico-paciente (10).
Desde nuestra ideología, surgida de la fusión del pensamiento marxista y martiano, el respeto a la vida, a los valores del ser humano, fomentado en un proyecto revolucionario de elevado contenido humanista, y que cumple los principios básicos de justicia social, donde se concibe un proyecto con igualdad de posibilidades para todos, como las vías fundamentales para el logro de la emancipación plena del individuo, al cual se le asigna el papel de sujeto activo de tales procesos y donde además se instrumenta un código de conducta entre los profesionales, en este caso, de la medicina, basada en estrategias y programas dirigidos por el Ministerio de salud pública, con el objetivo de incrementar los niveles de salud de la población y satisfacer plenamente las necesidades de todos (11).
La ejecución de tan ambicioso proyecto, no obstante errores e insuficiencias y las adversas condiciones en las que le ha tocado desarrollarse, lograría hacer prevalecer en nuestra sociedad una ética solidaria y colectivista, donde los valores dignidad y justicia social alcanzarían lugares cimeros (12).
Objetivos
General:
Describir algunos conflictos éticos que afectan a personas con discapacidad por lesiones de la médula espinal.
Específicos:
- Caracterizar algunos conflictos éticos que se presentan en pacientes con disfunción sexual por lesión de la médula espinal.
- Evaluar en una muestra de pacientes con lesión medular, una escala axiológica antes y después de su enfermedad.
- Hacer recomendaciones para la solución de los conflictos bioéticos más frecuentes relacionados con la disfunción sexual en personas discapacitadas.
Desarrollo
La sexualidad como conjunto de fenómenos emocionales y de conducta relacionados con
el sexo, marca de forma decisiva al ser humano en todas sus fases de desarrollo, considerada a lo largo de la historia como una fuerza natural e innata, cada vez más se llega al convencimiento de que en ella también intervienen las influencias sociales, culturales así como la educación en sí.
Una sexualidad normal da un impulso vital, esencial para el desarrollo y ajuste de la personalidad y constituye un importante medio de comunicación interpersonal; la sexualidad nace y muere con el individuo, está determinada por el proceso de socialización de la cultura, la cual puede estimularla o reprimirla, y así en cada persona puede tener una mayor o menor jerarquía, el valor de la satisfacción o realización en esta esfera.
Se afirma que:
- Realizar el coito es un acto de participación mutua y de intimidad, que no solo tiene que ver con las sensaciones genitales.
- Las relaciones sexuales pueden ser extremadamente gratificantes desde el punto de vista psicológico.
- La posibilidad de realizar la unión sexual estimula favorablemente la imagen que la persona tiene de sí misma.
Pensar en el sexo no es sinónimo de genitalidad, pues esta es uno más de sus componentes, junto al instinto o impulso sexual, la comunicación, los sentimientos, la ternura y los contactos corporales extragenitales, hacen que el buen ejercicio de la sexualidad valorice al individuo y aumente su autoestima. Para hablar de salud sexual es necesario un equilibrio bio-psico-social. (3).
En el caso de la educación sexual, al igual que otras formas de educación, en la que mucho se ha avanzado históricamente, y que actualmente sale del marco familiar para extenderse al institucional y social, se prepara al individuo para una vida sexual plena, para evitar afecciones y estados relacionados con la conducta sexual, como las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo en la adolescencia, las alteraciones o anormalidades en la conducta sexual (disfunciones sexuales), la infertilidad, etc. (13)
- No obstante a estas afirmaciones, aún los pacientes discapacitados encuentran limitada atención para expresar sus inquietudes en un marco profesional especializado en tales temáticas, y escasa es además, la literatura científica y las investigaciones que abordan los conflictos bioéticos relacionados con el valor de la sexualidad en tales pacientes, y aunque la sociedad no les ha establecido límites para el ejercicio de sus derechos, si se les ha minimizado en muchas ocasiones o se han priorizado la atención de otras secuelas como la rehabilitación física, y en muy contadas ocasiones, los inmaduros y discapacitados han podido disfrutar de todos sus reales derechos (14). En la mayoría de los casos, los discapacitados fortalecen sus relaciones sociales con sus pares, como un mecanismo defensivo frente a la marginación de algunos sectores sociales. En el desarrollo de esas relaciones sociales surgen también necesidades afectivas relacionadas con la esfera sexual. Tanto en el caso de los discapacitados que viven en instituciones de salud, como en aquellos que viven en su propio medio familiar, las posturas paternalistas o autoritarias de los padres, tutores o representantes institucionales, en ocasiones les impiden ejercer el derecho de elección de su pareja sexual y de establecer relaciones sexuales.
En todos los aspectos del tema tratado resalta la importancia de que se cumpla estrictamente con el principio ético fundamental del respeto a la dignidad del hombre, o lo que es lo mismo, el derecho que tienen todas las personas a que se les respete, lo que evidentemente, apunta hacia otro principio ético elemental, el de justicia, entendida esta en el plano más abarcador, la equidad. Todos y todas tenemos derecho al acceso de los beneficios que la sociedad puede ofrecer en un momento histórico determinado, en correspondencia con su grado de desarrollo, porque somos los hombres y mujeres de esa determinada sociedad quienes le damos valor a su propia existencia (15).
De ahí, que debemos realizar una reflexión, sobre los aspectos más significativos, vinculados a la sexualidad y que reclaman cada vez con mayor fuerza, un enfoque bioético, haciendo una análisis actual y desde nuestra perspectiva marxista contemporánea, vinculando fenómenos biológicos, sociales, y psicológicos, a la luz de los valores éticos actuales, enfocados individualmente, en un pequeño grupo de 10 pacientes que realizan un programa terapéutico neuro-restaurativo y multifactorial, de diferentes edades, sexo, nacionalidad, nivel educacional, y procedencia social, los cuales presentan afectación de la médula espinal, con la consiguiente disfunción sexual entre las secuelas que éstas provocan.
Resultados
En el grupo de pacientes con lesiones medulares encuestados, los cuales procedían de diferentes países latinoamericanos incluida Cuba, y que por tanto son de diferentes orígenes sociales, creencias religiosas, así como edad, sexo, nivel educacional, nivel lesional y secuelar, se valoró de forma jerárquica, y comparativamente antes y después de la lesión, con una puntuación de 1 a 5, tomando como 5 el de mayor jerarquía o máximo valor, los valores sensuales (relacionados con la sexualidad, el placer, la felicidad), los valores vitales (relacionados con la salud, la integridad física, vigor), los valores de la ciencia y el conocimiento, los valores y creencias religiosas así los valores sociales (relacionados con la honestidad, la justicia, la solidaridad, los bienes materiales).
Aunque la muestra encuestada es pequeña y heterogénea (tabla 1), mayormente comprendida en el grupo de edad entre 20-40 años, y por tanto adultos jóvenes, cuando en ellos analizamos el momento de realizar la encuesta, además que en el 100% (10/10) disminuyó la jerarquía y por tanto el valor de la misma posterior a la lesión (gráfico 1), comparado con la etapa previa, lo cual avala los argumentos previamente planteados en este trabajo, ya que independientemente de su procedencia social, nivel educacional, edad sexo o tiempo de evolución de la lesión, existe una menor significación de la esfera que tiene que ver con los sentimientos, la pareja y la expresión sexual en este grupo de pacientes, valor de la sexualidad, hemos encontrado que sólo 4/10 tienen pareja en lo cual podría estar relacionado no sólo por las deficiencias desde el punto de vista físico, sino también y fundamentalmente por las dificultades en encontrar una pareja, y en los que la tienen, por la conducta con que ésta y la sociedad asumen la discapacidad y la visión que de sí mismo tiene una persona lesionada; su autoestima, su imagen corporal y la confianza en las relaciones interpersonales, por haber asumido en última instancia, la sexualidad como sinónimo de genitalidad.
Tabla 1. Datos generales.
Pte | edad | sexo | Tiene pareja | Nivel escolar | Valor sensual | Valor vital | Valor conoci | Valor social | Valor religioso |
1 | 38 | F | S | Univ | 5/4 | 4/5 | 5/5 | 4/5 | 2/4 |
2 | 33 | F | N | Medio | 3/2 | 2/4 | 5/5 | 4/3 | 1/1 |
3 | 68 | F | N | Medio | 3/2 | 5/5 | 5/5 | 5/5 | 4/4 |
4 | 28 | M | S | Medio | 2/1 | 3/5 | 4/2 | 5/4 | 1/3 |
5 | 49 | M | S | Medio | 5/3 | 4/5 | 5/5 | 5/4 | 2/3 |
6 | 21 | M | N | Medio | 5/4 | 5/5 | 5/5 | 5/5 | 5/5 |
7 | 21 | M | N | Primario | 4/2 | 5/5 | 2/1 | 3/3 | 1/1 |
8 | 26 | M | N | Univ | 5/3 | 5/5 | 4/5 | 5/5 | 2/2 |
9 | 39 | F | N | Univ | 3/3 | 4/5 | 4/4 | 5/4 | 2/2 |
10 | 38 | M | S | Medio | 5/4 | 5/5 | 5/5 | 2/2 | 2/2 |
De hecho, en estudios realizados, investigando la experiencia de las parejas de 49 lesionados medulares con lesión completa entre 18 y 79 años (39 varones y 10 mujeres) con relación a interés sexual, conducta y satisfacción, donde se focaliza la investigación desde el punto de vista de la pareja, se demostró que la cercanía emocional, los intereses mutuos y sentimientos de compromiso para emprender una variedad de actividades sexuales, entre otros aspectos, constituían objetivos más importantes entre los mismos, más que los aspectos fisiológicos de la sexualidad en sí, y que además estos contribuían al enriquecimiento espiritual y a su bienestar físico y psicológico (16).
De nuestro grupo de pacientes encuestados, ninguno había recibido asesoramiento profesional en relación a esta problemática, incluso habiendo asistido a diferentes centros de rehabilitación, en sus países de procedencia o en Cuba, así como la mayoría mostró interés en relación al tema cuando se aborda por un profesional, lo cual también evidencia que se priorizan otros problemas de salud como la propia incapacidad motora y se miniminiza o se subestima los relacionados con la esfera sexual, no sólo por la sociedad en su conjunto, sino desde el punto de vista institucional en general, confirmando una vez más la gran importancia de la atención multidisciplinaria de un discapacitado, para darle a cada una de sus secuelas, una rehabilitación realmente integral, donde no quede fuera el aspecto sexual.
En relación a la jerarquía de otros valores (gráfico 2), 50% de pacientes (5/10) lesionados medulares, señalan que el valor vital tiene el máximo valor en su escala evaluativa, y el resto que así no lo evaluaban previamente a la lesión (5/10), pues incrementan la puntuación del mismo después de haber enfermado, lo cual puede reflejar la importancia que justamente ha adquirido el concepto de salud, integridad y bienestar físico, después que este equilibrio se ha visto comprometido por una enfermedad o accidente incapacitante.
Los valores relacionados con la ciencia y el conocimiento (gráfico 3), se mantienen sin cambios en 7/10 pacientes, es decir, continúan valorizando el mismo con la misma importancia en sus vidas, independientemente de la afección que padecen, y en 1/10 de éstos aumenta la jerarquía del mismo posterior a la lesión, posiblemente relacionado con un acercamiento o aumento del interés por la medicina, a instituciones de salud y a los profesionales sanitarios, por la búsqueda de algún novedoso tratamiento para su enfermedad.
Por su parte los valores religiosos (gráfico 4), no se modifican en la etapa posterior a la lesión en 7/10 pacientes, en relación al período previo, no obstante que se encuentran en la menor escala en relación al resto de los valores, con una puntuación entre 1-2 puntos en 8/10 pacientes en el período previo a la enfermedad, incrementándose en 3 de ellos posterior al mismo, evaluándolo en la escala con 5 puntos, un solo paciente. Esta sub-valoración religiosa encontrada, a pesar de ser pacientes mayormente procedentes de países latinoamericanos (9/10 pacientes), donde existe tradicionalmente una arraigada cultura religiosa y donde los valores morales se asocian fuertemente a tales creencias, que incluso forman parte de la educación espiritual, pone en evidencia entre otras cosas, los cambios de valores que tienen lugar en la sociedad actual latinoamericana; este tiempo que estamos viviendo, es la época de la Post-modernidad, la nueva era del subjetivismo y las ideologías en crisis, en la que se hacen notar especialmente los fenómenos de la secularización, la liberación y la globalización, donde también existen nuevos valores morales, ya que la ética del pasado ha entrado en crisis.
Los recientes descubrimientos de la ciencia y los avances tecnológicos, la integración entre nuestros países, también han exigido cambios de los valores éticos, donde las nuevas exigencias orientan hacia la convivencia de la humanidad, la paz, la justicia social, lo cual han ido formando a un hombre nuevo, por la solidaridad a nivel mundial, fundándola sobre la paz, la justicia y la preservación de lo creado; y no ha sido precisamente la iglesia quien ha estado al frente en estas transformaciones (17).
Por otro lado, la globalización como fenómeno político, social y económico, ha influido sobre la identidad de valores y los sistemas de valores de la sociedad y sobre todo de la juventud, especialmente sobre la jerarquía de éstos, con un nuevo reordenamiento, basado por supuesto en sus historias personales y colectivas, produciéndose no una pérdida de valores, sino más bien una trasformación a medida que la realidad ha cambiado y se abren nuevos perfiles en la sociedad. Si las sociedades se han globalizado, se realizan nuevas ofertas axiológicas dentro de éstas (18). Aunque nuestra muestra de pacientes es muy pequeña y no representativa del pensamiento y de los valores latinoamericanos, el comportamiento paradójico en la jerarquía axiológica de los valores religiosos, puede explicarse precisamente por los cambios sociales que viven estos países en un nuevo mundo globalizado.
Los valores sociales (gráfico 5), si bien son muy amplios y enmarcan los relacionados con el propio individuo, con su medio y con la sociedad en general, tienen que ver con la honestidad, dignidad, la solidaridad, la justicia, los valores económicos, la familia, etc y se comportan con pocos cambios al compararlos entre una y otra etapa de la vida de estas personas, en 5/10 pacientes, siendo de 5 puntos y por tanto, de mayor jerarquía o importancia en 7/10 en la etapa previa de lesión, disminuyendo en 4/10 posterior a la misma, lo cual puede relacionarse posiblemente con la propia discapacidad en sí generada por la lesión o enfermedad, que de una u otra forma los limita en sus actividades sociales, económicas, familiares, aunque no hemos profundizado en los diferentes valores morales aquí comprendidos, algunos de los cuales tienen una dimensión y un alcance universal, como son la dignidad humana y la solidaridad (5).
Sin embargo, algunos de nuestros pacientes tienen o han tenido una profunda crisis de valores vitales o existenciales, donde la personalidad previa, la educación recibida, la ayuda profesional, la familia, y la sociedad en su conjunto, pueden haber favorecido o no el ajuste bio-psico-social que han sufrido posterior a su enfermedad, pudiendo marcar también profundos cambios positivos o negativos en su escala de valores, que en mayor o menor medida contribuirá o frenará el reajuste necesario para realizarse como seres humanos, que es en definitiva la mejor y más acertada definición o significación social positiva de los fenómenos y procesos para satisfacer las necesidades humanas y servir a la práctica (19). La sociedad, tiene también la responsabilidad de proteger a las personas más vulnerables, en cumplimiento del principio ético de justicia, que obliga a garantizar el acceso y la gratuidad de los servicios básicos para el desarrollo humano a todos por igual, y que solo admite diferencias cuando se trata de dar más a los más necesitados.
En este caso, los discapacitados están más necesitados que otros de recibir una buena educación y orientación sexual, de acuerdo con sus reales capacidades de comprensión, y velar porque nadie pueda abusar de su condición de discapacitados para inducirlos u obligarlos a establecer relaciones sexuales con quienes no quieren, o con aquellas personas que pueden provocarles daño, tales como, enfermos con infecciones de transmisión sexual, conductas antisociales vinculadas al mercado del sexo, personas con orientaciones sexuales diferentes a las que ellos han asumido, u otras.
En el marco del respeto de la dignidad de las personas, se encuentra la necesaria tolerancia hacia las diferencias, en el pensar, el sentir y el actual. Nuestro trabajo futuro por tanto debe estar encaminado a rescatar y realzar los valores de estos hombres y mujeres, y en el programa de rehabilitación integral que realizan, encaminado a lograr autonomía, independencia y una adecuada reinserción social y familiar, se abra el marco más apropiado, para atender también la esfera relacionada con la sexualidad, y posibilitar a los pacientes lesionados medulares, que a pesar de tener un esquema corporal dañado, en ellos pueda habitar una imagen corporal sana, que les permita hacer desaparecer los mitos comunes, ya que actualmente se abre un criterio más universal: la discapacidad física no invalida como hombre o como mujer, no elimina la capacidad de desear ni de ser deseable; no anula la capacidad de conocer a alguien y de convivir y de compartir; no borra la capacidad de proporcionar y sentir placer. Incluso, al contrario, puede servir de punto de acercamiento, de ocasión o trampolín para abrirse a las necesidades del otro, para detenerse y merodear en las sensaciones, para explorar nuevos horizontes y ensayar otras posibilidades que, de otro modo, quizá nunca se buscarían (20). Pero, sobre todo, una discapacidad no quita ni minusvalora la identidad: el ser y hacerse, sentirse y vivirse, expresarse y actuar como hombre o como mujer. La discapacidad es sólo una circunstancia más o menos grave en la vida, pero no lo que nos estructura como sexos. Así podremos todos, darnos las manos, para seguir construyendo caminos como mejores seres humanos
Conclusiones:
- Todos los pacientes que presentan discapacidad por lesión de la médula espinal, refieren una disminución del valor de la sexualidad posterior a dicha afectación con relación a la etapa previa a la misma.
- Otros valores: vitales, relacionados con la ciencia y el conocimiento, y sociales, sufren pocos cambios al compararse ambas etapas de la vida de estos pacientes.
- Se encontraron que los valores religiosos ocupan el lugar inferior en la escala axiológica de los pacientes con lesiones medulares.
- Los pacientes discapacitados tienen la misma necesidad de expresión sexual que las personas sanas y el buen ejercicio de la sexualidad contribuye a incrementar su autoestima y al crecimiento del individuo como ser humano.
- Los programas de rehabilitación física deben abrir necesariamente un espacio de debate, información y tratamiento de la disfunción sexual para el paciente lesionado medular.
Recomendaciones
La necesaria formación de grupos multidisciplinarios en las diferentes instituciones de salud donde se atienden personas discapacitadas, que además cuenten con los recursos terapéuticos actualizados, y donde los programas de tratamiento sean integradores, normalizadores y la participación y rehabilitación se realice en todos los ámbitos de la vida, que incluya la tantas veces olvidada sexualidad, y por tanto contribuyan al realce de todos los valores individuales y sociales del individuo.
Referencias bibliográficas
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11. Blanco JA. Etica y civilización: apuntes para el tercer milenio en: Bioética desde una perspectiva cubana. La Habana, 1ra edic.1997: 321-326.
12. Pérez M, Pérez A. Fundamentar la bioética desde una perspectiva nuestra en: Bioética desde una perspectiva cubana, La Habana,1ra edic.1997.
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17. Masa A. El observador de la actualidad. Tendencias de Futuro en el Mundo, en la Iglesia y en la Vida Religiosa. Disponible en: http://www.elobservadorenlinea.com/archivo/2004/466.html. Con acceso el 10 de julio de 2007.
18. Suazo M. Pérdida de identidad en la juventud a través de la globalización y su impacto en los sistemas de valores y jerarquías de valores en: Acosta Sariego JR, ed. La Habana: Acuario;2002. pp.323-41.
19. Fabelo C,J. Práctica, conocimiento y valoración. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1989.
20. Martínez F. Manual de discapacidad y vida sexual. Disponible en: http://www.infodisclm.com/documentos/salud/erotica_encuentro.pdf. Con acceso el 20 agosto de 2007.
Autor:
Elizabeth Hernández González
Médico especialista en Medicina Interna – MsC. Clínica Lesionados Medulares Espinales. CIREN.
Esteban Alberti Amador
PhD. Médico Especialista en Microbiología – Dpto. Biología Molecular y Celular. CIREN.
Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN)
Ave 25 No.15805 entre 158 y 160, Cubanacàn, Playa
C. Habana, Cuba. CP11300
Breve reseña biográfica
Elizabeth Hernández González, Dra en Medicina, graduada Facultad Ciencias Médicas de La Habana. 1988, Especialista II grado Medicina Interna, Master en Infectología,. Especialista de la Clínica Lesiones Raquimedulares, Neuromusculares y Esclerosis Múltiple
Centro Internacional de Restauración Neurológica, Ciudad de La Habana, Cuba. Ave 25 No.15805 entre 158 y 160, Cubanacàn, Playa
C. Habana, Cuba. CP11300.
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