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Grand Tour: El Diario de viaje de Francisco de Miranda por Italia (página 2)

Enviado por Vincenzo Paglione


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1 Cfr. Fernand Braudel, Civiltà materiale, economia e capitalismo. Le strutture del quotidiano (secoli XV-XVIII), Torino, Einaudi, 1993, pp. 382-397.

2 Cfr. Attilio Brilli, Quando viaggiare era un" arte. Il romanzo del Grand Tour, Bologna, il Mulino, 1995, pp. 11-12.

3Cfr. Rosario Villari, Storia moderna, vol. II, Bari, Laterza, 1983, pp. 81-87; Attilio Brilli, op. cit. P. 13. El mismo autor observa que no fue simple casualidad si el siglo XVII se inaugura con la publicación de la primera guía pensada para los viajeros que deciden emprender un tour continental por motivos de estudio y de deleite, es decir el Itinerary de Fynes Moryson, compuesto en 1593 y publicado en 1618. Por medio de esta obra el autor pretende promover la curiosidad intelectual, el espíritu de observación de la «nueva ciencia» baconiana o de la historiografía francesa, muy distantes de la pietas de los pelegrinos. Cfr. Attilio Brilli, op. cit., p. 12.

sus respectivos autores reflejaban el proceso de modificación cultural que atravesaba Inglaterra, sea en su esfera económica que en la cultura tradicional. De hecho, durante el reino de Isabel y Jacobo I, éste país pasó a ser de nación preferentemente agrícola y pastoral a Estado industrial y mercantil. La política comercial de la reina, diversamente a la continental, se encaminaba hacia la estimulación de la circulación e inversión monetaria, favoreciendo así las importaciones de productos provenientes de las colonias y, al mismo tiempo, a la industria inglesa en la manufacturación de la materia prima4. En un lapso de tiempo relativamente breve, Inglaterra pasará a ser de isla marginal a centro de una red política, económica y cultural vigorosa. De modo que ante el cambio extraordinario que estaba atravesando el país, la aparición de unas obras que tenían por objeto el viaje de formación y su organización material, se configurarán como instrumento de desarrollo cultural y espiritual de la futura clase dirigente inglesa5 (a quienes más tarde se sumarán los franceses, los kavalier alemanes e italianos), así como el de medio para reunir información relacionada al sistema político y administrativo de las cortes extranjeras.

4 Cfr. Armando Massarenti (edición y notas de), I grandi filosofi. Bacone, Milano, Il Sole 24 Ore – UTET, 2006, pp. 9-12.

5 En su ensayo Viaggiatori inglesi in Italia nel Cinque e Seicento, la Dra. Daniela Giosué corrobora lo antes mencionado:

[…] proprio durante il regno di Elisabetta, il tradizionale viaggio nel continente inizia ad assumere il carattere di una vera e propria istituzione. L"esperienza del viaggio d"istruzione viene ormai sentita come necessaria per chiunque sia destinato a far parte della classe dirigente; la Corona, le università, le istituzioni pubbliche

El propósito de este tipo de literatura consistía en demostrar el hecho de que a partir del intercambio y comercio intelectual se iría desarrollando la conciencia crítica y la concientización del viajero, quien por medio de la experiencia directa con la realidad abandonaría las sendas hasta aquel entonces frecuentadas, es decir, las de la cultura tradicional, para así abrir nuevos caminos a la razón por medio de la implantación de una nueva relación entre individuo y realidad6.

promuovono e finanziano i viaggi dei giovani aristocratici, e nella stessa direzione si muove la ricca e ambiziosa borghesia.

[ (…) es justo a partir del reino de Isabel que el viaje tradicional hacia el continente comienza a cobrar el carácter de una verdadera institución. La experiencia del viaje de instrucción es considerada, a esta altura, como necesaria para todo aquel que sea destinado a formar parte de la clase dirigente: la Corona, la universidad, las instituciones públicas, promueven y financian los viajes de los jóvenes aristócratas y hacia esa misma dirección se mueve la rica y ambiciosa burguesía ]

6 Cfr. F. Adorno, T. Gregory, V. Verra, Manuale di Storia della Filosofia, vol.2, Bari, Laterza, 1996; AA.VV., Grand Tour. Il viaggio in Toscana dei viaggiatori inglesi e francesi della fine del XVII secolo agli inizi del XIX secolo, en http://www.spacespa.it/nazionale/; Marcos Hormiga (2006), La visión anglosajona (I), en Revista Tornaviaje, n.120, http://www.bienmesabe.org.

A decir la verdad, la investigadora Alida Fridi observa que gracias a los estudios más recientes focalizados en torno a la temática de la literatura de viaje, ha sido posible enriquecer el panorama de la misma, especialmente por lo que concierne a su clásica función de formación. En otras palabras, existe una abundante producción

El viaje como iniciación

La experiencia del viaje, por consiguiente, jugará un papel primario en la formación del conocimiento del mundo, sea en su aspecto científico que humanístico. Los numerosos relatos de viajes que se irán publicando a partir del siglo XVI en el área anglófona y en la francófona, alcanzarán su máximo apogeo en el siglo XVIII con la publicación de la enciclopédica Histoire générale des voyages ou Nouvelle collection de toutes literaria del viaje que lo redefine en términos de superación de la clásica conotación limitativa de carácter formativo, dando cabida a una concepción del mismo como instrumento de conocimiento, cuyo fin es el de aportar mejoras en la propia patria. Cfr. Alida Fliri, "Un inedito manoscritto sul viaggio in Italia di Carlo Eugenio di Württemberg nel 1774-1775", in La letteratura di viaggio. Storia e prospettive di un genere letterario, Milano, Guerini e Associati, 1987, p. 146. Es éste el caso de Miranda, puesto que su viaje europeo asumirá, además de la función de enriquecimiento cultural, también la de conocimiento de las instituciones políticas y sociales de cada país; en esta forma el precursor pensaba conseguir sugerencias necesarias que podían ser aplicadas al suyo. En carta dirigida al Diputado francés Gensonné y fechada 10 de octubre de 1792, se lee:

[…] y así resolví ocupar el tiempo, que era necessario aguardar, en examinar atentamente los diversos gobiernos y sistemas políticos de la Europa. Artes, ciencias, religiones, industria y efectos de las diversas formas de repúblicas y gobiernos mixtos de gobierno, ocuparon mi atención por espacio de cinco años, hasta el de 1789, […]*.

*Francisco de Miranda, De Miranda para el Deputado Gensonné, París 10 de octubre de 1792, Tomo X doc. 1674, , p. 269, en Miranda y sus documentos, (selección de textos Gloria Henríquez, Miren J. Basterra), Academia Nacional de Historia de Venezuela, http//www.anhvenezuela.org.

les relations de voyage par mer ou par terre, Qui ont ete publiees jusqu'a present dans les differentes Langues de toutes les Nations connues (1746-1749) del Abate Prévost y en 1773 con An account of the voyages del inglés John Hawkesworth7.

La aparición de la actividad científica a mediados del siglo XVII y su afianzamiento por medio del triunfo de la nueva filosofía experimental, hizo posible que la concepción del viaje adquiriera un nuevo significado, particularmente en el Reino Unido en donde el proceso de transformación económica y social fue más consistente. De hecho, todo el poder se iba concentrando en manos de los mercaderes de la ciudad y en las de la aristocracia terrateniente, quienes, en fin, concebirán el viaje moderno como instrumento capaz de delinear una visión de conjunto del modo en que se configura y funciona una determinada sociedad.

La introducción del método inductivo baconiano constituyó el punto de partida de una nueva forma de pensar, es decir, dio inicio a la formación de nuevos conceptos a partir de la situación objetiva observada según una

7 Cfr. Pere Sunyer Martín, Pimentel, Juan. « Testigos del mundo. Ciencia, literatura y viajes en la Ilustración », (Resumen), in Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, vol. X, n.558, Universidad de Barcelona, 2005, en http://www.ub.es/geocrit/b3w-558.htm

perspectiva particular8, en parte determinada, como hace notar Sunyer Martín, por la relación antitética que se estableció con respecto a las viejas concepciones de la realidad:

El cambio en la forma de entender el viaje es paralelo a la búsqueda durante el siglo XVII de nuevos criterios de verdad en los que fundar el conocimiento y la comprensión del mundo tras el colapso del sistema de ideas y creencias que habían imperado desde hacía siglos. Es el rechazo de la autoridad escolástica y su base en la lógica aristotélica, pero también del escepticismo de los humanistas y su negación a la posibilidad de construir conocimientos universales a partir de casos particulares, y de conocer la naturalezza y el mundo. El nuevo conocimiento debía fundarse en hechos singulares que permitiesen formular axiomas generales, como proponía Bacon; en alguna verdad inamovibile e imposible de rechazar, como fue el principio cartesiano pienso, luego soy y existo; pero sobre todo en el método como pedían Bacon en Novum Organum y Descartes en el Discurso del método […]9

El interés intelectual que la nueva ciencia había suscitado en torno a la temática del viaje y que atrajo la

8 Cfr. John D. Bernal, Storia della Scienza, Roma, Editori Riuniti, 1969.

El historiador Paolo Rossi, prueba que con Bacon se dio inicio a un trabajo de separación del conocimiento científico de la teología y de la religión, con el fin de introducir a éste dentro de una visión del mundo basada en el anhelo del descubrimiento y del dominio de la naturalezza para beneficio del hombre. Cfr. Paolo Rossi, Il tempo dei maghi. Rinascimento e modernità, Milano, Raffaelo Cortina Editore, 2006, pp. 106-117.

9 Cfr. Pere Sunyer Martín, Pimentel, Juan. «Testigos del mundo. Ciencia, literatura y viajes en la Ilustración », cit.

atención de políticos, diplomáticos, literatos, hombres de ciencia, mercaderes, etc., exigía a éstos sistematicidad en el momento de exponer la narración. Esto dio lugar a un modelo de verdad qe se fundaba en la racionalidad empírica la cual, una vez eliminado los obstáculos cognoscitivos derivados de las "verdades" de la revelación divina, daba cabida a la apropiación de la realidad y del sujeto como vía de acceso a la verdad10.

La literatura del viaje se caracterizó, por consiguiente, por la presencia de una heterogeneidad de intereses que eran típicos de la cultura dieciochesca y que abarcaban aspectos tanto culturales como políticos, económicos, geográficos y ambientales. Por lo tanto este género narrativo requería que las observaciones de los viajeros fueran el resultado de una preparación teórica auténtica que les posibilitase organizar el conocimiento de la realidad por medio de su observación directa, destacando para ello la predilección de la objetividad de la relación11. La observación detallada de las poblaciones,

10 Cfr. María Carolina Sánchez, "El Diario de Francisco de Miranda y la representación ilustrada del mundo", en Telar, Revista del Istituto Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional de Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras, n°4, 2006, p. 105.

11 AA.VV., Grand Tour. Il viaggio in Toscana dei viaggiatori inglesi e francesi della fine del XVII secolo agli inizi del XIX secolo, cit.; Pere Sunyer Martín, Pimentel, Juan.

«Testigos del mundo. Ciencia, literatura y viajes en la Ilustración », cit.

sus moradores y los hechos históricos que los singularizaron, son elementos suficientes para efectuar una descripción con el despego necessario para hacerla interesante hacia aquel público de lectores que no se limitaba únicamente al de los científicos, sino también a todos aquellos intersados a sacarle algún provecho, bien sea de carácter mercantil o simplemente cautivados por la simple curiosidad intelectual. Además, las narraciones de los viajes dieciochescos no estaban dominadas exclusivamente por el tema de la descripción y de la comparación entre dos culturas, sino que en ellas se buscaba también un motivo para el desarrollo individual en sus esferas emotiva y pedagógica12. En las páginas del Diario que Miranda consagró a la ciudad de Florencia se observa, por ejemplo, la admiración manifestada por éste al pasear por sus calles y palacios como si estuviera en una ciudad-museo en la que tienen importancia, no sólo los monumentos aislados, sino los conjuntos urbanísticos en que los mismos se hallan. De modo que si éste se detiene a discurrir sobre un palacio o una iglesia, no se limita a describir sólo su parte arquitectónica, sino que también las

12 Cfr. Leonello Vincenti, Viaggiatori del Settecento, Torino, UTET, 1950.

obras de arte que en estos se hallan y su contexto externo como, por ejemplo, los jardines que circundan la estructura.

Dicembre 19

En fin temprano seguimos nuestra ruta, y llegando sobre Montimorello se descubre florencia, y sus contornos que es una vista hermosisima, todos montesuelos cubiertos de olivares y viñas que no hai un Palmo inculto, con infinidad de Csas de Campo, y vistas deliciosas por todas partes […]13

Las bibliotecas de la ciudad florentina representarán la parte más importante del recorrido cultural imprimido en las páginas de su Diario. En particular, Miranda se detiene a describir la galería de manuscritos presentes en la biblioteca de los Medici en San Lorenzo, los cuales se hallaban alineados en sendos atriles y sujetos a cadenas de hierro, cuya visión será motivo de gran admiración, sobre todo porque en aquellos volúmenes se podían encontrar las obras de autores

13 Francisco de Miranda, Viaje por Italia, Edición digital a partir de Diario de viajes y escritos políticos, Madrid, Editora Nacional, 1997, in Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, http//: www.cervantesvirtual.com

dignos de mención como Machiavelli, Petrarca, Virgilio, las historias de Tácito, algunos raros ejemplares de los evangelios, para citar sólo los más conocidos.

Temprano a visitar la Biblioteca medicæoLaurentana que contienen 7.000 volums. de manuscritos raros, la mr. Parte de estos están atados con cadenas de hierro á los atriles en que. Reposan donde los pueden ver con comodidad los que gusten-tuve el gusto de vér los escritos de Machiavelo todos de su prop° puño (mui buena letra pr. Cierto) y también los de Petrarca-un Virgilio del V Siglo, con la nota de un Consul Romano, de estár corregido (en pergamino) y algunos evangelios de excelente caracter griego todo en oro fino, y tan bien trabajado que parese hecho aier-á la Academia Florentina (nombre que tiene ahora la de la Crusca) que se junta en la Libreria-Magliabechi todos los jueves- tiene esta libreria 100-mil volumens., […]14

Es interesante observar que desde su partida de Florencia hasta la llegada a Roma, las páginas del Diario mirandino no hacen mención alguna de su paso por aquellas regiones y ciudades de pequeñas dimensiones que se encuentran a lo largo del trayecto hacia la capital, aún presentando éstas obras de carácter artístico y cultural interesantes para un viajero; es como si entre una y otra etapa existiera un vacío. Se podría aventurar una explicación al respecto, es decir, los viajeros del siglo XVIII, a través de los

14 Idem.

recorridos que realizaban en las varias regiones italianas establecían de vez en vez lo que más podía destacar como meta histórico-artística en una determinada región. Según opinión del profesor Attilio Brilli, en realidad para el viajero del Grand Tour es inconcebible tener que detenerse en aquellas localidades que no constituyan etapas afianzadas o ciudades de gran interés15.

Enero 1786

25

Al amanesér [luego de haber admirado la ciudad de Florencia, n.d.a.] nos pusimos en marcha, por caminos tan malos como los antecedentes, mas de quando en quando se encuentran por contraste, algunos pedazos de dos, y tres millas perfectamente. conservados de la famosa Via Flaminia…… […] á las lo llegamos á hacer alto á la Storta mala Ostaria que está á una Posta de Roma, donde comino una fritada de huevos-de una altura inmediata se descubre el már, y la Cupola de S. Pietro, que dispierta en el viajante instruido las sublimes ideas de Roma antigua, y de quanto este Pais celebre ofrece de sorprendente…… […]16

15 Cfr. Attilio Brilli, op. cit. p. 56.

16 idem.

Este breve pasaje del Diario revela, por consiguiente, las preferencias que prescribia el recorrido del Grand Tour con respecto a las ciudades italianas que se consideraban dignas de ser visitadas, de lo que se deduce que en la geografía temporal y cultural de aquellos tiempos el viaje iba presentando evoluciones y variaciones que se ajustarán a la madurez del gusto y de los intereses de sus protagonistas17.

17 AA.VV., Grand Tour. Il viaggio in Toscana dei viaggiatori inglesi e francesi della fine del XVII secolo agli inizi del XIX secolo, op. cit; Giorgio Cusatelli, "I viaggi italiani dei tedeschi nel XVIII secolo", in Maria Enrica D"Agostini, La letteratura di viaggio. Storia e prospettive di un genere letterario, cit., pp. 90-92.

II

El Diario de Francisco de Miranda

Se puede afirmar que el Diario de viaje que Francisco de Miranda lleva consigo posee la más completa información por lo que se refiere el Siglo de las Luces. De hecho, hojeando sus páginas se observa la fineza de las anotaciones y el detalle de sus impresiones sobre todo aquello que había visto y aprendido durante su recorrido por las tierras del Viejo Continente. Durante cuatro años, es decir, desde 1785 a 1789, y precisamente pocos meses después de haber arribado en tierra sajona (dicembre de 1784), Miranda se dispone a emprender un largo viaje que lo conducirá, como declara en carta dirigida al Conde de Floridablanca (Londres, 1789), por varios países europeos18, no sin antes haber conocido y prestado servicio como militar en tierras norteamericanas, donde entró en contacto y colaboró con

18 Francisco de Miranda, Carta dirigida al Conde de Floridablanca, Londres, 15 de julio de 1789, Tomo VIII, Doc. 1098, en Miranda y sus documentos, cit.

los ambientes revolucionarios castrenses que promovieron el proceso de liberación de esas tierras. Ahí frecuentó el grupo de George Washington y Alexander Hamilton, entre otros. En aquel país conoció también el coronel William Spence Smith, secretario e hijo político de John Adams, ministro norteamericano de la corte de Saint James. Smith, entusiasmado por el proyecto mirandino de expulsión de los españoles de América, ofreció ser su banquero y, estimulados los dos por esta idea, decidieron embarcarse hacia Europa para conseguir apoyo político y militar. De hecho, cuando Miranda decide emprender su viaje por el Viejo Continente contaba con alrededor de 35 años de edad, muy maduro para que su viaje se caracterizase bajo una conotación de carácter estrictamente didáctico (como fue la de Simón Bolívar, quien en 1805 era un adolescente que contaba con 22 años de edad cuando llegó a italia); aunque podríamos apuntar que ese estímulo hacia la curiosidad, Miranda se lo llevaba consigo desde su salida de Caracas a la edad de veinte años y cuya creciente proyección no lo abandonará hasta el final de sus días.

Una vez arribados a Inglaterra, Miranda y su compañero de viaje y financiador dan inicio al largo periplo por el Viejo Mundo. Se puede hipotizar, ya que éste no pone a disposición una información más detallada de su salida del país sajón, que el Grand Tour mirandino comenzó desde el puerto de Dover o en cualquier otro puerto de la Mancha, como el de Harwich, Brighton o Yarmouth, de donde por lo general los ingleses se embarcavan en navíos que, en términos medios, empleaban alrededor de diez horas de travesía para tomar puerto en la costa francesa19. Sin embargo, después de haber visto Holanda, Prusia, Sajonia y Viena; William Smith interrumpirá su gira para regresar a Londres, en donde dejará a disposición de Miranda una considerable cantidad de dinero20. Miranda continuará su viaje solo, atravesando tierras de Austria, Hungría, Italia, Grecia, Egipto, Asia Menor, Turquía, Rusia, Finlandia, Suecia, Bélgica, Suiza y nuevamente Italia en enero de 1789; visitando, esta vez, la región noroeste de la península y, finalmente, Francia de donde saldrá de regreso para Londres y dar así por concluido su largo periplo el 8 de junio de 1789. Esta experiencia le permitirá conocer, como se ha dicho con anterioridad, innumerables sitios de interés cultural y social.21

En una misiva dirigida al Gobernador de la Habana y protector suyo, Don Juan Manuel de Cagigal y Monserrat,

19 Cfr. Attilio Brilli, op. cit., p. 55.

20 Cfr. Waldo Frank, Nacimiento de un mundo. Bolívar dentro d el marco de sus propios pueblos, Madrid, Aguilar, 1959, pp. 71-74.

21 Cfr. AA.VV., Diccionario de Historia de Venezuela, tomo 3, Caracas, Fundación Polar, 1977; R.J. Lovera De-Sola, "Las inquietudes intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario" de Francisco de Miranda", en Boletín de la Accademia Nacional de la Historia, tomo LXXXIII, n°329, Caracas, enero-marzo 2000, pp. 149, 163, 184, 187.

fechada 16 de abril de 1783, Miranda le manifiesta la motivación real por la cual deseaba dar principio a sus viajes en países extranjeros. Se trataba, en particular, de deshacerse de una situación embarazosa que había tenido con el gobierno español con motivo de una serie de intrigas urdidas por parte de las autoridades en contra de él y en las que se verá implicado al propio Cagigal22 y, sobre todo, porque sentía el deseo de

enriquecer, desde una perspectiva individual, su formación cultural, así como la de conocer la organización económica, política y social de las sociedades que deseaba visitar, consideradas por éste requisitos fundamentales para la formación de un buen ciudadano.

[…] le diré que la mía, en dirigirme por los Estados Unidos de America, no sólo fue por sustraerme a la tropelía que conmigo se intentó, sino para dar al mismo tempo principio a mis viajes en países extranjeros, que sabe V. fue siempre mi intención concluida la guerra; con este proprio designio he cultivado de antemano con esmero los principales idiomas de Europa que fueron la profesión en que desde mis tiernos años me colocó la su erte y mi nacimiento. Todos estos principios 8que aún no son otra cosa), toda esta simiente que con no pequeño afán y gastos se ha estrado sembrando en mi entendimiento por espacio de trenta años que tengo de edad, quedaría desde luego sin

22 Cfr. Dirección General de Prensa del MCI, Francisco de Miranda. Precursor de la libertad de América, Caracas, 2005, en http//:www.mci.gob.ve ; Santos Rodulfo Cortés, La dimension Universal de Francisco de Miranda, en Boletin de la Academia Nacional de la Historia, Tomo LXXXIII, n° 329, Caracas, enero-marzo 2000 ; Alfonso Rumazo Gonzalez, Miranda, el precursor, en Personajes ilustres de Venezuela, n°5, Madrid, Ediciones Edime, s.f.

fruto ni provecho por falta de cultura a tempo. La experiencia y conocimiento que el hombre adquiere, visitando y examinando personalmente con inteligencia prolija en el gran libro del universo; las sociedades más sabias y virtuosas que lo componen; sus leyes, gobierno, agricoltura, policía, commercio, arte militar, navegación, ciencias, artes, etc…, es lo que únicamente puede sazonar el fruto y completar en algún modo la obra magna de formar un ombre sólido y de provecho!

Así he de merecer a V. que si pudiese por sí solo transigir mis asuntos, respecto a tener en su poder documentos suficientes para ello, me consiga de Su Majestad una Real Licencia para pasar por cuatro años a Inglaterra, Holanda, Francia, Alemanna, Italia, etc., a viajar y perfeccionar mi incompleta educación. […]23

La mañana del 7 de noviembre de 1785, fecha en la cual inicia la aventura por tierras italianas, Miranda arriba en la ciudad de Venecia. La descripción de la ciudad y sus particulares importantes que se pueden leer en las páginas del Diario hacen traslucir el conocimiento humanístico que éste poseía. Su afición por la cultura clásica y la sensibilidad artística lo conducen a manifestar un gran interés por la vida social de los venecianos en todos sus aspectos. Como señala Giorgio Cusatelli24, la cultura artística del siglo XVIII privilegiaba, en modo particular, la escuela de arte véneta respecto a la toscana; pero, sobre todo, se visitaba Venecia

23 Francisco de Miranda, Carta dirigida a Juan Manuel de Cagigal, 16 de abril de 1783, Tomo II, Doc. 481, en Miranda y sus documentos, cit.

24 Giorgio Cusatelli, I viaggi italiani dei tedeschi nel XVIII secolo, cit., p. 92.

por su matiz oriental, casi exótico. De hecho, la imagen de Venecia y su paisaje circunstante impresionaron de modo particular a Miranda, sobre todo sus palacios, en donde, a veces, parece vislumbrarse una profunda emoción por parte del autor.

[…] No se puede negár que al aproximarse el espectaculo impone! Tantos hermosos, y soberbios edificios que paresen salen del agua … ! la vista del hermoso canal-grande, y de la Giudecca, con las Yslas adjacentes de S. Giorgio magiore, de la Mdna. Delle Gratie, & C… todo forma un objeto grande y hermosisimo!…25

No hay duda que las opiniones y los criterios sobre el arte y la cultura italiana expresados por Miranda en el Diario pueden ser considerados testigos de gran autoridad y esto lo han señalado sus biógrafos26. Sin embargo, se tiene como la

25 Francisco de Miranda, Viaje por Italia, Edición digital a partir de Diario de viajes y escritos políticos cit.

26 Léase, por ejemplo, la cita tomada del Diario por el crítico venezolano R.J.Lovera De- Sola, en donde hace notar la influencia ejercida por el arqueólogo e historiador del arte alemán Winckelmann, quien contribuyó de forma decisiva a la formación del gusto neoclásico. En particular, fue fundamental el viraje imprimido por la obra de este historiados en el campo de los tratados de arte, puesto que supo combinar la historia de la civilización con el de la evolución del estilo, daando inicio al desarrollo de la historiografía artística:

sensación de que los académicos que han estudiado a Miranda, hayan dejado a un lado otro de los aspectos que emergen en la lectura de las páginas del Diario y que se refiere al estado general de decadencia y de pobreza en que se hayaba sumida la ciudad lagunera; semejante impresión, aunque con tono más sereno, será expresada por la ciudad de Roma27. Estas impresiones tienen una explicación histórica y Leyendo la Historia del arte de la antigüedad de (Johan Joachim) Winckelmann que me ha llenado de gusto y admiración por este ombre sabio y erudito, y siento muchísimo no haberlo podio leer en Roma mismo (t.V, p.517)

R.J. Lovera De-Sola, Las inquietudes intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario" de Francisco de Miranda, cit., p. 143; Véase también Giulio Carlo Argan, L"arte moderna, RCS Sansoni Editore, Firenze, 1990.

27 Las citas al respecto no faltan:

27 de enero de 1786

[…] pasamos por Piazza Navona, que es la maior de Roma, y conserva la forma de un Circo, que ella era antiguamte., (circuì Agonalis) tiene tres fuentes en el medio, la que está en el centro es su mejor adorno, y tál vez la mas bella obra del Bernino, llamada la Fontana-Navona: -quatro rios, el Danubio, el Ganges, el Nilo, y la Plata se apoyan á un escollo, sobre el qual se elevan un pedestal, y un Obelisco de 73 palms. De altura (el mismo qe. Estava en el Circo de Caracolla)….. toda esta maquina produce un bellissimo efecto, la escultura es excelente; y puede considerarse como una de las mejores cosas de Roma –lastima que no la tengan bien entretenida; y la stima aun qe. una plaza tan hermosa esté spre. tan puerca, y mal empedrada.

no son, por lo tanto, fruto del capricho de un turista inconforme, como podría aparecer a una lectura superficial del texto.

En su Storia degli intellettuali d"Italia, el historiador Ugo Dotti asegura que a partir del siglo XVII la sociedad italiana sufrirá un proceso de involución en su vida social y religiosa, causa por la cual decayó la cultura de este país, perdiendo de este modo el lugar de preminencia que gozaba hasta la fecha en todo el continente. De hecho, según este autor, desde el siglo XIV hasta las primeras décadas del Seiscientos, la vida cultural italiana había ocupado un puesto de primer orden en el resto de Europa; este fermento que se producía en la esfera del conocimiento, afirma el historiador, hacían de Italia el modelo de las conquistas intelectuales de todo el continente europeo.28 En términos generales, la represión cultural y social que le siguió se podría explicar como el esfuerzo

5 de febrero de 1786

[…] io me separé de la compañia, para ir á evacuar una cita en el Café de la Piazza de la Fontana di Trevi donde efectivamente. Encontré mi ombre, con muchas otras gentes que leian algunas gazetas extrangeras, mi Banquero Giogaia entre ellos; mas no pudo menos de causarme sorpresa, como aquellas gentes concurrian a un lugár tan puerco è indecente qual está dho. Café!…..

Cfr. Francisco de Miranda, Viaje por Italia, cit.

28 Cfr. Ugo Dotti, Storia degli intellettuali in Italia, vol. III, Roma, Editori Riuniti, 1999, pp.33-38.

conjunto de la Iglesia y del Estado en alargar sus propios poderes hacia la población entera. A su vez, la economía europea de ese período estaba atravesando una fase de estancamiento, la cual se prolongará hasta más allá de mitad del siglo XVII, lo que produjo una serie de crisis en la producción como consecuencia de las dificultades halladas por el desarrollo capitalista en su etapa de consolidación y expansión, en cuanto éste aún no poseía las fuerzas necesarias para la superación de los límites internos y los obstáculos externos que lo caracterizaban.29 Con la entrada del siglo XVIII estos límites, que parecían insuperables, lentamente se fueron venciendo.

En definitiva, al llamado poético de la ciudad lagunera, Miranda contrapone el de la difundida sensación de decadencia que emana de la misma, es decir, no se limita a privilegiar los aspectos más agradables y recurrentes de las cosas existentes, como aquellos descritos en los inumerables diarios de viaje anotados por los hijos de la burguesía o de la nobleza inglesa y alemana, sino que hace notar aquellos más desagradables y particulares en ellas presente:

29 Rosario Villari, op. cit., pp-281-286.

Noviembre [1785]

la vista del hermoso canal-grande, y de la Giudecca, con los Yslas adjacentes de S. Giorgio magiore, de la Mdna. Delle Gratie, & C… todo forma un objeto grande y hermosisimo!… mas quando se desembarca, y se compensa á vér la mierda, y prqueria que cubre las calles, casas &c… la idea disminuie infinitame!

[…] me fui a una botilleria á probar los elados venecianos, y me sirvieron uno de Marrasquin, con la fruta entera, mui bueno; mas la dha botilleria, y todo su ajuar era sumamte puerca…… informome el criado sin embargo que aquella era la mejór […]

15

[…] –De aqui pasamos al Palacio Ducal […] a los apartamentos del Doge que por favór, y dinero me permitieron vér justamente. Quando se hiva á servir la mesa…… notandose una suma moderacion en la fornitura interior; y mesquindad en su mesa, que aun estava puesta con negligencia, y poco aseo…… el mas inferior negoziante Yngles la tendrá seguramte. Con mas gusto y aseo! –en la sala primiera se nota un buen retrato suio de cuerpo entero, con una guarnicion dorada de exquisita talla.-al salir de aqui choca verdaderamte., y ofende á la delicadeza, la porqueria, orines y mierda que se encuentra en corredores, rincones escalas, y por todas partes!…… defecto precisamte. De la educacion nacional.

[…]

De aqui baxamos al muelle frente a la Plaza de S . Marco, donde estan las dos columnas famosas de granito orientál, todas de un pedazo, y las maiores que he visto de su especie : son bellisimas ; y es lastima qe. No sean iguales….. estas fueron traidas de la grecia, y la tercera se les caio al agua al tiempo de desembarcarla en Venecia, sin qe. Tuvieran abilidad para sacarla : aun estas dos estuvieron muchos años por Tierra, hasta que un arquitecto Lombardo (Barattiero) las alzó finalmente….. valgame Dios que porqueria ! pues para asercarse á examinár estas hermosas moles, es necesario ensenagarse en la mier….. que cubre sus pedestales, como si no huviese otro lugar mas a proposito para ello !

16

[…] – De aqui pasamos al famoso Ponte di Rialto, que está sobre el Canál grande, hecho todo de marmol blanco; y es seguramente. uno de los mas valientes, y elegantes razgos de arquitectura qe, se pueden vér en el mundo….. ó quanto place su vista, mirado del Centro del Canál!…… ensima hai dos ordenes de Tiendas tambn, de marmol, cubiertas á bobeda; que forman una calle expasiosa en el centro, y dos mas angostas á los lados, cubiertas de una hermosa balaustrata de marmol, para el pase con toda comodidad de quantas gentes vaian y vengan; excelente disposicion! Mas quien lo creiera!….. Ambos estos últimos pasages están llenos de mi….. que me fué imposible pasár pór ellos, a examinár con prolixidad este soberbio edificio !.30

Una impresión similar se observará cuando el futuro prócer venezolano llega a la ciudad de Roma en el invierno de 1786, donde podrá constatar las condiciones de extrema pobreza en que vivía el pueblo romano y el Estado Pontificio

30 Francisco de Miranda, Viaje por Italia cit.

en general, las cuales contrastaban con los signos de su remoto esplendor31. Para Miranda el viaje, además de configurarse como deseo de conocimiento de la civilización del Viejo Mundo, constituyó también una exigencia de superación de las decepciones padecidas en el plano político- social y personal. Fue, como se ha notado con anterioridad, un momento de fuga pasajera respecto a un destino opresor de angustia moral y civil del cual los latinoamericanos creían no poderse liberar jamás. El hecho de tener que confrontarse con una realidad de subalterneidad, como la impuesta por los españoles en tierras americanas, que parecía sacrificar a sus pobladores definitivamente en un inmovilismo estancado que no ofrecía estímulos ni metas, provocarán en él el deseo de obrar por la libertad hispanoamericana32. Esto hace pensar, un avez más, que en Miranda no todo se traduce en apología de lo antiguo, sino que el tour por él emprendido delata fines de carácter más contingente, los cuales se podrían definir en términos de búsqueda de posibles acuerdos diplomáticos. Por otro lado, Miranda también se impone como el primer portavoz de una burguesía en plena expansión y en la que

31 Ibid.

32 Cfr. María Carolina Sánchez, El Diario de Francisco de Miranda y la representación ilustrada del mundo, cit., p. 100.

interactuan la cultura especializada del hombre culto con la del diplomático.

Así lo recordará en una minuta redactada en el año de 1792 en donde hace notar que el proyecto de liberación de la América Meridional lo venía desarrollando desde hace mucho tiempo atrás :

Aquí fue que el año de 1784 en la ciudad de Nueva York, se formó el proyecto actual de la independencia y la libertad de todo el continente Hispano-americano33.

pero no sin antes haber viajado por Europa a fin de completar

« la magna obra de una educación sólida y de provecho34 »

33 Francisco de Miranda, América Espera, citado por R.J. Lovera De-Sola in Las inquietudes intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario" de Francisco de Miranda, cit., p. 172.

34 Cita tomada del libro de Carmen L. Bohórquez, Miranda, bitácora de un visionario de nuestra América, Caracas, Ministerio de Comunicación e Información, 2006, p. 15.

Estética del Diario

Como se ha podido observar, la experiencia mirandina presenta cualidades poco comunes en cuanto a observación y escritura, lo que proporciona a su narración un valor muy particular para ese siglo de las Luces, el cual tendia precisamente hacia la multiplicidad de las experiencias en cuanto reveladoras del espesor ideológico de las teorizaciones sistemáticas y de las elaboraciones estético- literarias de sus protagonistas35. De hecho, el Diario de viaje de Miranda presenta una transcripción que se desarrolla según un modelo de escritura típico de este género, en donde se anota con escrupulosa indicación cronológica el itinerario recorrido por el autor. Sin duda, las páginas del Diario mirandino correspondientes a su periplo por tierras italianas, podrían ser definidas como documentos acreditados y ejemplares de la literatura de viaje, porque conformes a la vivacidad y a la maestría típicas del siglo XVIII, las cuales emergen en los varios campos del conocimiento que poseía

35 Sobre el afianzamiento del cosmopolitismo y el intercambio cultural del conocimiento durante la Ilustración Cfr. Giulio Ferroni, Storia della letteratura italiana. Dal Cinquecento al Settecento, vol.II, Torino, Einaudi, 1991, pp. 387-88.

su autor: político, científico, artístico, literario, musical, etc.36. Se podría añadir, además, que las páginas mirandinas se caracterizan por un propósito de escritura que comunica lo visto y lo vivido como efecto de la apropiación del conocimiento por parte del autor en el dúplice nivel de quien efectúa y describe su experiencia y en el de quien se apodera de la misma, a través de la lectura. Sin embargo, es necesario hacer una puntualización al respecto, es decir, en cualquier proceso de transcripción de una vicisitud individual en donde el viaje sigue siendo, en todo caso, su directa expresión, no sólo se refleja el punto de vista de quien escribe, sino que también el solo hecho de analizar los usos y las costumbres de un pueblo con frecuencia se ve influenciado por la extracción social del observador, la cual condiciona, como es obvio, el modo de vivir y transcribir la experiencia del viaje.

Una creación artística no se puede entender y explicar si no se le considera como expresión de una concepción del mundo relacionada con la conciencia de una clase social. Con esta afirmación no se pretende negar el rol y la importancia que posee el individuo como creador de una obra, sino que, por el contrario, lo que se quiere recalcar es que lo que

36 R.J. Lovera De-Sola, Las inquietudes intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario" de Francisco de Miranda, cit., pp. 199-200.

posibilita el prestigio de un autor es su capacidad de poder expresar los valores de un grupo social a nivel universal. Este hecho se coloca, por consiguiente, como expresión individual y social de una determinada concepción del mundo en la que la sensibilidad del autor coincide con el movimiento social e histórico propio de su época y de su clase37. En el caso de Miranda, por ejemplo, si se toma como único referente de su obra a la burguesía criolla venezolana, no sólo se incurre en el error de excluir a las otras categorías de potenciales lectores de la misma, sino que también se pierde de vista la articulada tipología del autor. Los años de su adolescencia estuvieron marcados por la aversión que los mantuanos caraqueños mostraban hacia su padre, Don Sebastián Miranda Ravelo, quienes no le perdonaban el hecho de haber ejercido como capitán de una compañía de blancos isleños, cuyos gastos cubría por cuenta suya38, ya que su condición de clase lo excluían del grupo de los vecinos principales por ser comerciante de lienzos de castilla39.

37 Cfr. Sami Naïr – Michael Lowy, Goldmann o la dialettica della totalità, Roma, Erre emme edizioni, 1990, pp. 51-61.

38 Cfr. Ildefonso Leal, "Francisco de Miranda: sus estudios en Caracas", in Boletín de la Academia Nacional de Historia de Venezuela, n°354, Caracas, abril-junio 2006, p.30.

39 Cfr. Ildefonso Leal, op. Cit.,, p.30.

A diferencia de los blancos peninsulares y los blancos criollos que ocupaban las esferas política, económica, burocrática, eclesiástica y militar de la colonia, los blancos pobres estaban destinados a ejercer los oficios viles como el de pulperos, sastres, agricultores, mercaderes, etc., lo que socialmente los excluía a cubrir rangos en donde el linaje y el honor eran considerados valores indispensables para el ejercicio del poder en la colonia.40 La rígida división de clases de la colonia colocaba al padre de Miranda en la escala social más baja que podía ocupar un blanco que mereciera respeto, es decir, la de los blancos de orilla o de baja calidad41. La élite criolla venezolana miraba a este estamento con sospecha, puesto que alarmaban por sus aspiraciones, las cuales habrían podido subvertir el orden social de clase de la colonia42. Miranda, no por ello recibió una educación diversa

40 Cfr. AA.VV., Diccionario de Historia de Venezuela, cit.; Elina Rovera Reyes, "200 años de la llegada del precursor Francisco de Miranda a la vela de Coro (1806-2006)

¿Construcción o destrucción de un presente?", in Boletín de la Academia Nacional de Historia de Venezuela, n° 354, Caracas, abril-junio 2006, p. 11; cfr. Zully Chacón M., "« Blancos limpios » sin hediondez de pecado (tierra e injuria)", in Boletín de la Academia Nacional de Historia, n°352, Caracas, octubre-diciembre 2005 , pp. 87-91.

41 Cabe señalar que los blancos de la colonia no constituían una clase homogénea, en su interior la división de clase los agrupaba en artesanos, comerciantes y asalariados a quienes se les excluía, junto a los pardos, cubrir cargos de interés político, administrativo o castrense. Cfr. Sami Naïr – Michael Lowy, cit., pp. 51-61; Elina Rovera Reyes, op. cit., p. 88.

42 John Lynch, Las revoluciones hispanoamericnas 1808-1826, Barcelona, Editorial Ariel, 1985, pp. 214-216.

o inferior a la que se le suministraba a los hijos de la aristocracia criolla, es decir, erudita y culta, inspirada en el gusto por los clásicos43, circunstancia que le permitió adquirir la sensibilidad y las costumbres propias de ésta, avivadas, a su vez, por el interés y la influencia ejercida por las ideas de la Ilustración francesa y europea44. El historiador Ildefonso Leal añade al respecto:

Miranda vivía en Caracas en un lugar céntrico, cómodo, protegido por su padre empeñado en que adquiriese una excelente formación académica en una sociedad cerrada, piramidal, donde las profesiones más estimables eran las de sacerdote, abogado y militar45.De hecho, si se toma en cuenta el comportamento de la burguesía criolla latinoamericana y la función económica ejercida por ésta en el interior del proceso productivo colonial, así como también su composición social, se puede observar que Miranda recibió los estímulos procedentes de

43 Cfr. el trabajo de gran envergadura publicado por el dr. Rafael Fernández Heres en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, "La clásica y temprana educación de Francisco de Miranda", in Boletín de la Academia Nacional de Historia, n°354, Caracas, abril-junio 2006, pp. 41-69.

44 Cfr. AA.VV., Diccionario de Historia de Venezuela, cit.

45 Ildefonso Leal, "Francisco de Miranda: sus estudios en Caracas", in Boletín de la Academia Nacional de la Historia, n°354, Caracas, abril-junio 2006, p. 29.

las nuevas ideas económicas, sociales y pedagógicas de las que se hacía fomentadora la parte más progresista de la cultura ilustrada francesa, lo que hacía tomar las distancias de las ideas provenientes de la burguesía de tipo más tradicionalista, como lo era aquella española. Por consiguiente, para la burguesía ilustrada la educación representaba algo muy necesario si se quería aspirar a algún reconocimiento y, como señala José Luis Romero46, lo era aún más si se manifestaba bajo forma de instrucción, es decir, bajo forma de estudio de las nociones modernas que conducen a lograr aquellos principios ilustrados que habrían de sustituir a los del ordinario vulgo. Se pensaba que de esta forma el individuo podía llegar a ser útil a la sociedad y ocupar en ella un lugar de preminencia debido a sus méritos y a sus virtudes. De tal forma se puede asegurar que para Miranda los problemas esenciales de su tiempo y de su grupo social no constituían convicciones abstractas, sino realidades que se expresaban de modo inmediato y perspicaz en sus sentimientos e intuiciones.

46 José Luis Romero, La città e le idee, Napoli, Guida editori, 1989, pp. 188-194.

Lo que contradistingue el Diario mirandino es, por consiguiente, ese aire de gracia que emana de su escritura47, en donde se revive todo el colorido y la maestría que caracterizaron el siglo XVIII por lo que se refiere el uso de las varias ramas del saber, sin por ello nunca caer en la afectación.

Además de las peculiaridades ya citadas, desde una perspectiva estilística el Diario posee también otras características que lo hacen distinguir de los demás libros de este género publicados durate el siglo XVIII. Lo demuestra el hecho de que éstos últimos, aparte de describir los conocimientos y las experiencias vividas por el narrador, incluyen también noticias tomadas de otros libros, cuyo fin didáctico e informativo los transforma en verdaderos ensayos48. Por el contrario, en Miranda se observa el gusto por la anécdota, la proyección psicológica de sus estados de

47 Sin embargo, cabe hacer notar que, por lo general, desde un punto de vista estilístico, la literatura de viaje se caracterizaba por su carácter práctico, es decir, el desaliño estilístico que en ella se encuentra es el producto "natural" de las condiciones de empirismo en las que se escribió. Por consiguiente, por lo que se refiere a la pureza de estilo, el texto mirandino no se puede considerar una creación literaria elevada, sino que se debe apreciar como un libro de apuntes sobre las impresiones que éste experimentó a lo largo de su periplo. Cfr., R.J. Lovera De-Sola, Las inquietudes intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario" de Francisco de Miranda, cit. p. 199-200.

48 Cfr. A. Brilli, op. cit., pp. 33-38.

ánimo y las reflexiones suscitadas por el encanto agradable de los lugares que visita. Tambén no es casual si en esas reflexiones se vislumbra el modelo de la estética ilustrada, según el cual el arte, en su desenvolvimiento histórico, es condicionado por la cultura de una época, es decir, por su ideología y, por consiguiente, percibido según los criterios culturales del momento. De hecho, para la ideología de la Ilustración el progreso histórico constituye una de las bases fundamentales en la que se rige el principio de la razón, cuyos defensores la considerarán como moderna inteligencia o conocimiento. La dinamicidad y la progresión con la cual se conceptuaba a la naturaleza humana consentía aseverar que el progreso era una ley de la misma naturaleza y, por consecuencia, la razón era considerada una fuerza natural que se incrementaba a tal punto de coceptuarla como infalible. Es así que para la cultura de la Ilustración el arte se incorporaba en el movimiento progresivo de la civilización y, por tanto, se suponía que el desarrollo de cada una de las demás esferas de la práxis social movía e influenciaba el avance del arte. De modo que el progreso del arte se interpretaba como un avance del idealismo, en otras palabras, como el progreso del hombre en su totalidad a partir de las nuevas experiencias que éste hacía del mundo49.

Sin embargo, la observación del mundo que se hace a través del viaje es también posible traducirla como un proceso semiológico con el que el sujeto puede decifrar el significado de las cosas que encuentra por su paso. En el Diario mirandino, por ejemplo, la productividad y la circulación de sujetos y signos se expresa en un conjunto de representaciones cuya simbolización lingüística se coloca como creadora estética de un mundo con un sentido. A través del sentido que le quiere dar al mundo, Miranda emprende la labor de entenderse a sí mismo. El prócer venezolano no desdeñó esta fórmula que, inevitablemente, proveía de un canon a la estructura del realato y, de hecho, su producción literaria constituyó la herramienta por medio de la cual podía formarse una específica concepción de la realidad. Es decir, por medio de la confrontación que le consentía la escritura, Miranda pudo expresar, desde su estancia en Europa, la concepción del mundo de su nación con la que quería actuar en el pensamiento y en el comportamiento de la comunidad a la que hacía referencia.

49 Cfr. Mario Benvenuto, Filosofi illuministi e "Ragion poetica", Napoli, Istituto della Stampa, 1964, pp. 5-12, 59-61.

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Autor:

Vincenzo Paglione

25/04/2008

Partes: 1, 2
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