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Martí: un nombre que es perenne homenaje


Partes: 1, 2

  1. Algo de la historia local
  2. La idea original
  3. Vigencia y presencia martianas
  4. Los hechos
  5. A modo de epílogo
  6. Fuentes bibliográficas

Cuando el día 24 de diciembre de 1898 en sesión extraordinaria el Ayuntamiento municipal a propuesta de su presidente, el alcalde Enrique González y Gutiérrez apoyado unánimemente por quince concejales y su secretario, "acordó sustituir los nombres de Ayuntamiento de Guamutas y pueblo de Hato Nuevo, por el de «Martí», en honor del insigne patricio que tanto contribuyó a redimir a nuestra patria" [sic.], quizás los 17 miembros firmantes del acta de la sesión no pudieron prever el alcance histórico de una decisión política y administrativa sin precedentes en la Cuba de aquellos años.

Por esa fecha hacía tan solo catorce días se había firmado el Tratado de paz entre España y los Estados Unidos en París, con la ausencia una vez más de los representantes del pueblo cubano. Un acontecimiento que con justeza pudiera llamarse "traspaso de la Isla de Cuba", después del fin de una efímera guerra de rapiña entre dos potencias imperialistas: una feneciente, la otra emergente; triste colofón tras treinta años de batallar nacional-liberador. Sin dudas, la causa de que al finalizar el año 1898, el Generalísimo Máximo Gómez expresara, con toda razón, que Cuba no era "ni libre ni independiente todavía".

No fue hasta mediados del año 1995, que a propuesta de la reconocida profesora e historiadora martiense Caridad García Hernández, se llevó a consideración de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Martí y a su presidente en ese período Armando Falcón Hernández; la celebración del centenario del cambio de nombre de esta población con aproximadamente 25 mil habitantes por el del Héroe Nacional que con tanto orgullo ostenta esta municipalidad cubana. Tan solo le distanciaban algo más de veinte meses para organizar las solemnidades de la marcada fecha.

Las actividades más relevantes para las festividades por el cambio de nombre, entre otras muchas que se efectuaron durante todo el año 1998, fueron el Primer Evento Científico de Historia Local, desarrollado en diciembre; con la participación masiva de investigadores, profesores y maestros, estudiantes, pioneros y todas aquellas personas interesadas en exponer sus trabajos e investigaciones acerca de aspectos recordatorios de la localidad. El día 24 de diciembre, en horas de la tarde se reunió la Asamblea Municipal del Poder Popular en sesión solemne para celebrar el centenario del acto de cambio de nombre de los poblados de Hato Nuevo y Lacret por Martí e Itabo, respectivamente; y ya en horas de la noche, se realizó una gala artístico-cultural gigante, que contó con la participación en lo fundamental del movimiento de artistas aficionados del territorio martiense.

Pero ¿hubo otros actos públicos, con carácter póstumo dedicados a José Martí, antes de la fecha señalada? ¿cómo denotar una acción patriótica como la narrada a la luz de la ciencia histórica actual? ¿acaso fue este el primer homenaje póstumo después de concluida la contienda entre Cuba y España? ¿qué otros actos sobresalientes de homenaje al Héroe se han efectuado en nuestro municipio, en el país y en el mundo?.

Algo de la historia local

Pequeño pueblo que emerge de las ciénagas de Majaguillar, y bordea serpentelleante las alturas medianas de la Sierra del Bibanasí. Gente rural que pesca en el canal de la Manuí, que hace su verano en las playas de San Mateo y Menéndez con sus aguas medicinales, que le arrancan la sal al mar en las pozas de las Salinas Bidos. Gente que siembra, que producen azúcar y mieles, que cría, y que vive. Que añora los buenos tiempos, y se enorgullece del nombre que lleva su terruño: Martí.

Es el territorio más oriental de la costa norte matancera; que ocupa una extensión de alrededor del 8 % del total de la provincia, bordeado a lo largo de su costa por las aguas de la bahía cardenense y la cayería pantanosa de Cinco Leguas en el estrecho de La Florida, solo más pequeño por sus tierras que el de Calimete y Ciénaga de Zapata, pero mucho más rico por sus accidentes geográficos y naturales.

Su poblado cabecera cuenta con una rica historia, que se remonta al 2 de noviembre de 1835; fecha fijada como el comienzo del poblamiento forzoso del entonces llamado Hato Nuevo, al quedar establecidos con sus familias en dichos lugares los colonos Vicente Pagés, Juan Rodríguez y Alejandro Castillo, después de caducar el expediente de litigio seguido contra ellos desde 1830 por Don Antonio Leal, propietario de la caballería de tierra donde hoy se encuentra asentado el núcleo poblacional urbano más importante del municipio de Martí.

Ese mismo año comienza el poblamiento de Itabo, hoy llamado Lacret; actual barrio de la municipalidad, con la llegada advenediza de varios sitieros provenientes de las fincas colindantes. Asentamiento que se convierte años más tarde en el segundo caserío de importancia del entonces partido judicial de Guamutas. También cuenta con la historia de bateyes como La Teja, Hoyo Colorado, Victoria, El Sordo, Santa Ana, Valdés, Ategorrieta, San Cayetano, Anguila, Concepción, San Luis, Telégrafo, y otros, que en la actualidad han adquirido nuevos nombres, más significativos: Primero de Enero, Carlos Rodríguez, 28 de Octubre.

El calificativo de Hato Nuevo fue impuesto a estos lares para diferenciarlo del Hato de Guamutas, que muchos años antes había cobrado relevante importancia al establecerse en sus inmediaciones los hacheros de la Armada Real con el interés de garantizar la madera preciosa y abundante para construir los necesarios buques en los astilleros de La Habana. Y por el año 1693 fue construida la primera iglesia de Guamutas nombrada San Hilarión de Guamutas, ubicada en el centro del hato, en una extensa y fértil sabana, donde lentamente desde mediados del siglo XVII se había levantado una pequeña aldea que quizás sea la más antigua de las arraigadas en la provincia. Esta iglesia fue edificada el mismo año en que Don Severino de Manzaneda se disponía a fundar la ciudad de Matanzas.

Como referentes tangibles de la existencia de asentamientos aborígenes en esta zona del centro-oeste de Cuba solo se conserva un montículo artificial donde se aprecia evidencias arqueológicas de una comunidad en Cayo Jorajuría, ubicado en Playa Menéndez. Los estudiosos consideran estos restos pertenecientes al período mesolítico tardío, etapa de economía de apropiación, fase protoagrícola y variante cultural denominada por los investigadores como Canímar I.

En el año 1984 fue descubierta a solo 500 metros del sitio arqueológico de Cayo Jorajuría, por dos pescadores ocasionales en la playa Menéndez; una canoa auténticamente aborigen, probablemente la única pieza original de este tipo existente en Cuba y en toda la cuenca caribeña. El hallazgo de los restos de la canoa fue puramente casual, pues se encontraban bien conservados entre el fango y la turba a una profundidad aproximada de 80 centímetros en una zona baja y pantanosa. Según el Licenciado Jorge Febles, la canoa hallada en la costa martiense podía transportar unas 20 personas y debió medir entre 8 y 10 metros de longitud, el ancho se calcula en 90 centímetros aproximadamente. Se recuperaron 6 metros de su cuerpo, 1 metro de la proa y 1 metro de la popa. En la proa posee un agujero por el que podía pasarse cierto cordón para el amarre.

En la actualidad faltan algunos fragmentos en los extremos de la canoa que se encuentra en el museo municipal. Se supone que la embarcación fue construida a fuego y piedra en un grueso madero de cedro. Diez años después de hallados los restos de la canoa, en el mes de noviembre de 1994, apareció en Cayo Corojal una talla aborigen en madera dura consistente en la representación de la cabeza de un quelonio, quizás de una caguama, elaborada para uso litúrgico en un madero, quizás de caoba. Esta es una pieza también única en Cuba, y tal vez en el Caribe insular. Ambas piezas son de inestimable valor en la colección del museo municipal donde se conservan cuidadosamente hasta nuestros días.

Quizás cuando comenzó la colonización española al archipiélago cubano, esta zona de tierra baja que ocupa la mayor parte del territorio martiense, proclive a inundaciones desde el río La Palma, escasa de agua potable en su mayor extensión y con comidas poco abundantes por el tipo de vegetación existente, alejada además de otros asentamientos indígenas importantes, ya se encontraba bastante despoblada. Ha de pensarse que mucho bosque y pantano y pocos pobladores deben haber divisado en estas costas Don Sebastián de Ocampo y los hombres de su tripulación cuando navegaron con gran riesgo por entre los innumerables cayos de este fragmento de la costa norte matancera.

La idea original

La mañana del 24 de diciembre de 1898 en el Ayuntamiento municipal fue un sábado de mucho ajetreo: la solemnidad de la sesión a efectuarse ese día preciso recababa de todos los involucrados una atención esmerada por los asuntos que se iban a ventilar. Diciembre es el último mes del año, es un mes festivo. La temporada de Navidad, como celebración católica anual en la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, culmina el día 25, y con el tiempo se fue convirtiendo en una fiesta más profana que religiosa. En América Latina se celebra especialmente la Nochebuena el día 24 de diciembre con una cena familiar para la que se elaboran una gran diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales. También se acostumbra a asistir a la Misa del gallo.

El sábado es el día sagrado de descanso en la semana litúrgica católica. La palabra se deriva del vocablo hebreo shabat que significa descansar, cesar. En la Biblia se describe el shabat como recordatorio del descanso de Dios tras la creación y de la liberación de Egipto, pero la prohibición del trabajo no se explica de una forma satisfactoria en las Escrituras Sagradas: entre los trabajos prohibidos están encender el fuego, arar y cosechar hasta llegar a 39 categorías de actividades prohibidas. Pero este sábado 24 de diciembre en el Ayuntamiento de Guamutas no había descanso, aunque el ambiente se tornó festivo con el suculento almuerzo organizado para los miembros de la alcaldía y sus familiares en horas del mediodía. Sin embargo, eran tiempos convulsos, de cambios estremecedores en esta villa; y en el país. Tiempos de incertidumbre para toda la población casi analfabeta y empobrecida de un poblado humilde y alejado de los centros del poder nacional.

Ya el mes anterior habían sido atendidas cuestiones importantes para la municipalidad en la sesión ordinaria de la alcaldía. Entre otras cosas se había discutido y tomado acuerdos acerca de las ordenanzas del gobierno interventor, que aunque no se hizo patente como tal hasta el día 1º de enero de 1899 en la figura del general norteamericano John R. Brooke como Gobernador General, ya el ejercito imperial comenzaba a maniobrar con la intención de preparar las condiciones imprescindibles para alcanzar el dominio económico y político por parte de los Estados Unidos sobre la Isla aún no muy pacificada.

La situación económica en el territorio guamutense estaba seriamente depauperada. La Invasión mambisa a Occidente destruyó una parte considerable de la economía de la provincia. También ardieron los campos de caña en esta zona matancera al paso de las tropas del General Gómez con la tea incendiaria. El comercio y los negocios de Hato Nuevo e Itabo al finalizar la guerra estaban paralizados, se afectó el transporte, y la comunicación se hacía muy difícil en el territorio. En los campos era muy raro encontrar animales de trabajo o de cría pues la desolación y la muerte reinaban por doquier.

A esta dura situación económica se unía una terrible situación social. Las enfermedades en ancianos, mujeres y niños por la falta de saneamiento y el abandono en que estaban sumidas las masas más pobres hacían aún más penosa e insoportable la subsistencia en las áreas rurales de estos lugares. Además, se sumaban los cientos de soldados desmovilizados del Ejército Libertador y sus familiares, a quienes le arreciaban las calamidades después de arriesgar y perderlo todo en la guerra, sin recibir una atención debida de las autoridades de ocupación. Y el término municipal de Guamutas no era la excepción.

Los hijos de este territorio tuvieron una gran participación en la contienda bélica que acababa de culminar, y se justificaba por la presencia de destacados líderes insurrectos con sus partidas en estos campos. El 17 de octubre de 1895 es designado el general José Lacret Marlot como el jefe supremo del ejército mambí en la provincia de Matanzas y desde esa fecha comenzó a organizar estas partidas rebeldes, creando una brigada de combate y proporcionando grados militares a los jefes más valientes y más capaces para que dirigieran las unidades, con órdenes definitivas de pelear en sus respectivas zonas, sin salirse de ellas, salvo mandato superior.

En la parte noroeste de la provincia Lacret organizó un regimiento mixto de caballería e infantería, dándole el mando, con el grado de teniente coronel al joven Clotilde García Morejón, quien a pesar de su corta edad, 22 años; había dado sobradas muestras de inteligencia y valor en el combate, convirtiéndose en el jefe de una de las fuerzas mejor organizadas de la región matancera. Este regimiento comprendía la partida del propio Clotilde García, la de Regino Alfonso, la de Catalán Onolarse y la de Ernesto Jerez en la zona de Hato Nuevo, quien un tiempo después pasó a ser ayudante del general Lacret. Entonces, el joven Andrés Borroto tomó el mando de estas tropas, operando en una zona que comprendía todo el norte del partido judicial de Guamutas; desde Sabanilla de la Palma hasta los límites de Ceja de Pablo.

Andrés Borroto es un hijo de esta tierra que inició su carrera militar en el Ejército Libertador el día 9 de diciembre de 1873. Su desempeño le condujo a alcanzar el grado de teniente coronel, otorgado por la asamblea general de la República de Cuba en Armas, el día 1ro de marzo de 1897, o sea, a sólo 18 días de su ominosa muerte. La tropa mambí de Borroto llegó a tener cerca de 300 hombres movilizados, en su mayoría nativos de este pueblo; quienes mantuvieron en constante asedio a el ejército colonial en sus operaciones militares en estos lares.

Hoy los restos de alrededor de 60 mambises de esta localidad reposan en los nichos del sitial histórico del cementerio local. Quizás no tan recordados sus nombres, pues no es posible asegurar que tan pronto se reinició las luchas libertarias el 24 de febrero de 1895, estos hombres hayan secundado las acciones fundamentales. Se sabe que poco después de los primeros alzamientos se fueron incorporando los primeros hombres, gracias a la gestión de la "Junta Revolucionaria de Hato Nuevo ", presidida por el doctor Frank Menocal, joven médico radicado en la localidad; y que aglutinaba a un grupo de revolucionarios con ideas independentistas. Esta junta mantenía una estrecha relación con la junta de la ciudad de Cárdenas, que utilizando como enlace a empleados del ferrocarril, sostenían la llama de la conspiración vigente en la zona.

En junio de 1895 tienen lugar la mayoría de los alzamientos en la provincia de Matanzas. El día 19 de ese mes se levanta un grupo de hombres en Guamutas, pero ya por esa fecha peleaban los patriotas de esa comarca en las partidas insurrectas que operaban en Cárdenas y San José de los Ramos, bajo las ordenes de Regino Alfonso y Clotilde García respectivamente. Dentro de los primeros martienses en lanzarse a la manigua se encuentran; Joaquin García, Carlos Acosta, Quilli Pilito, Celestino Berrio, Pablo Triana, Pepe Perdomo, Antonio Lugones, Justo Amaro, Wenceslao Morales y Andrés Borroto.

A pesar de la difícil situación económico-social el espíritu patriótico de los pobladores de esta municipalidad se mostraba latente en 1898, y lo expresaba el hecho de que con una situación muy comprometida en el término, el Ayuntamiento municipal, tomaba medidas tratando de palear las conflictos existentes de acuerdo a las condiciones y las posibilidades reales que se manifestaban. El aparato de gobernatura efectuaba sus reuniones periódicamente, en sesiones con la presencia de los encargados, elegidos como concejales, según la estructura gubernamental de la época. A nuestros días han llegado algunas actas de las sesiones realizadas en esa etapa histórica, entre ellas la del 24 de diciembre de 1898 en la que se puede leer textualmente que "a propuesta del alcalde municipal Señor Enrique González, en sesión de fecha 24 de diciembre de 1898, el Ayuntamiento acordó facilitar, DOS PESOS PLATA a contar de dicho mes para ser entregados a los soldados del ejército mambí desmovilizados".

Y en el acta de esa sesión memorable se encuentran también los acuerdos decimocuarto y decimoquinto, los que copiados literalmente expresan:

14º – A propuesta del Señor Alcalde Presidente y por unanimidad entre los señores Concejales, se acordó sustituir los nombres de Ayuntamiento de Guamutas y pueblo de Hato Nuevo, por el de "Martí", en honor del insigne patricio que tanto contribuyó a redimir a nuestra patria. Así mismo se acordó sustituir el nombre del pueblo de Itabo que radica en este Término Municipal, por el de "Lacret", en justo homenaje a los méritos contraídos por este General a favor de Cuba, que se le comunique l Gobernador General y a los interesados y familiares, para su entera satisfacción.

15º – A propuesta de los señores Concejales Medina y González, se aprobó sustituir los nombres de las calles de este pueblo, del modo siguiente: La de Real por el de Independencia; la de Alcalá por el de Clotilde García; Pinzón por el de Menocal; Fernández por el de Maceo; Pereira por el de General Rojas; Balbino por el de Vidal Morales; Tejidor por el de General Rego; Ayuntamiento por el de Jerez Varona; Gruart por el de Teniente Coronel Mayato; San Fernando por el de Enrique González; dejando con el mismo nombre las de San José, Angel y Traian; y que se les comunique a los interesados para su satisfacción, autorizando al Señor Alcalde Presidente para que ordene la adquisición de los rótulos de los expresados nombres de las calles del pueblo de Itabo en la siguiente forma: la de Real de Asturias por el de Cuba Libre; Callejón del Inglés por el de Yack; Callejón del Río de la Palma por el de Agramonte; el de Avellaneda por el de Estrella Solitaria; Carmen por el de Céspedes; San Francisco por el de Aguilera; Zanja por el de Andrés Borroto; Carraguao por el de Leopoldina, Cerrada de Sardinas por el de Lanuza.

Y no habiendo más asuntos de que tratar se dio por terminado el acto firmando el señor Alcalde Presidente y los señores concejales de que certifico.- Firmados: Enrique González, Miguel Haedo, Genaro González, Ceferino Cuervo, José de J. Medina, Fermín Castanedo, José Inés Pérez, José Ripoll, Ricardo Valdés, Abelardo García, Balbino Álvarez, Eduardo García, Antonio Valladares, Joaquín Rodríguez, Fulgencio Sardinas, Manuel Echenique; Ignacio Alfonso, Secretario.

Es de destacar que el ayuntamiento en ese acto, en su acuerdo decimoquinto; dejó de mencionar al "antiguo callejón denominado posteriormente como Daoiz, que debía enlazar la recién llamada calle Menocal con la calle llamada Maceo, que desde el año 1924se cambió nuevamente su nombre por el de Cosme de la Torriente. Desde entonces, y hasta los días actuales; la calle de Independencia se llamó Maceo.

Vigencia y presencia martianas

Ya hoy en cualquier lugar de nuestro país es habitual encontrar una calle, una escuela, una fábrica, o una asociación con el nombre de José Martí, o algún título relacionado con su obra; en perpetuo homenaje a la figura cimera de la causa revolucionaria, portador de las ideas más avanzadas del pensamiento nacionalista e independentista cubano. El pensamiento martiano es bandera de la lucha popular, sus ideas y su ejemplo, desbordan patriotismo, su amor ardiente a la libertad, la dignidad y el decoro humano, su repudio intransigente al despotismo y su fe sin límites en el pueblo. En esa prédica extraordinaria está el fundamento ético y la legitimidad moral de su obra y acción revolucionarias.

La palabra homenaje proviene del vocablo homenatge de origen provenzal, que es una lengua o un modo de hablar muy peculiar; perteneciente a una antigua provincia de Francia. Su significado está asociado con el acto o la serie de actos que se celebran en honor de alguien o de algo, el respeto hacia alguien, a algo; o el juramento solemne de fidelidad hecho a alguien vivo o muerto. Un homenaje puede ser también un acto de sumisión, veneración, obediencia y/o acatamiento. Son también sinónimo del homenaje el cumplido, la distinción, la cortesía, el miramiento, el afecto, la reverencia, la consideración y la deferencia, entre muchas otras acepciones. Homenaje significa agasajo, ofrenda.

La imagen física de Martí siempre la recordamos a través de los innumerables bustos con su efigie que encontramos en disímiles lugares y que constituyen un permanente tributo a su legado. Las imágenes conservadas de Martí en vida son escasas. Su iconografía cuenta con alrededor de 42 fotos originales y algunas copias dispersas, un retrato al óleo y unos pocos dibujos a lápiz o plumilla.

Realmente es poco el material gráfico sobre el Maestro del que se dispone hasta hoy. La primera persona que pretendió reunir todas las fotos del Apóstol fue Arturo R. de Carricarte, primer director del Museo Casa Natal, que al inaugurarse la casa-museo realizó un intento por reunir todo el material gráfico existente sobre el héroe. "La iconografía del Apóstol José Martí" publicada por él en el año 1925, contenía 32 fotografías y retratos directos, además de una copiosa cantidad de retratos póstumos de dudoso valor.

En 1985 se publicó la "Iconografía martiana" cuyo autor fue Gonzalo de Quesada y Miranda, destacado investigador de la vida y obra de José Martí y celoso custodio de la papelería martiana. Aunque falleció antes de concluir esta obra valiosa, el trabajo fue continuado y concluido por Pedro Álvarez Tabío. Gonzalo de Quesada y Miranda además fue el impulsor de otra importante y monumental obra literaria que fue la colección Obras completas del Poeta mayor, corregida y publicada en 74 tomos entre los años 1936-1953, cuyo antecedente directo fue la primera edición en 16 tomos compendiada por Gonzalo de Quesada y Aróstegui, desde el año 1900 hasta el año 1933, en que fue editado el tomo decimosexto.

No obstante, se conocen algunos datos de la que pudiera ser la primera estatua hecha a José Martí. Aún en vida, la figura martiana fue plasmada escultóricamente por el artista puertorriqueño Gonzalo Zoldo, a partir de la imagen tomada al joven Martí en una fotografía hecha durante los años del presidio político en Cuba, un período turbulento que contribuyó a fomentar la radicalización del ideario martiano desde una experiencia horrenda impuesta por la vetusta estructura judicial del colonialismo español en el archipiélago cubano.

Sin embargo, ya hoy más de 80 monumentos o bustos repartidos a todo lo largo y ancho del planeta, son muestra palpable de la trascendencia martiana. En Sydney, una de las plazas ostenta un busto de Martí; en Atenas, Grecia, descansa otra representación del Maestro, en Viet Nam; en el Parque Central de Nueva York se encuentra, desde la década de los 60; la única estatua ecuestre del Apóstol. En Bogotá, Colombia; el 24 de febrero de 2002 se inauguró un monumento en recordación al Héroe, y en la tarja incrustada a la base del busto se puede leer: "Del pueblo de Bogotá al prócer de Cuba José Martí". De acuerdo a datos registrados por el Centro de Estudios Martianos se afirma que actualmente existen 48 piezas monumentarias dedicadas a Martí en América Latina, 23 en Europa, tres en Asia y las otras seis figuran en Norteamérica.

En el año 2003, a propósito del 150 aniversario del natalicio del Maestro se sumaron a estos monumentos, las esculturas situadas en las ciudades de Quito; París y Bruselas. Muy interesante es la estatua intitulada "Martí acusador" ubicada en la Tribuna Antiimperialista de la capital cubana, y que representa al insigne patriota con su dedo índice de la mano derecha acusando al Norte imperial; y en su mano izquierda protegiendo a un niño (¿al Ismaelillo?), junto a su pecho. Hasta en los más insospechados rincones del mundo aparece plasmada la imagen de nuestro insigne Poeta Nacional.

La primera estatua de Martí en Cuba se situó en el Parque Central, en La Habana; el 24 de febrero de 1905, y en el acto de colocación de la primera piedra del monumento; ocurrido en noviembre de 1904, estuvo presente el General Máximo Gómez; quien murió poco después, el 17 de junio del año 1905. Desde el instante de esta inauguración la imagen martiana tiene numerosos escenarios en muchos parques y otros sitios de recordación por todo el país.

En el parque del poblado de Martí, en la provincia de Matanzas; se ubicó una efigie martiana en 1929, después de un largo y azaroso período de demoras burocráticas. Las gestiones comenzaron desde el año 1924, durante el gobierno del alcalde Marco Tulio Regojo y Margarit y la codirección administrativa de Ricardo Valdés Morales, que consiguieron mediante algunos compromisos financieros suscribir un contrato con José Pennino Barbato para la compra-venta del conjunto escultórico en homenaje a Martí.

La historia de este busto-monumento en tierras martienses comienza en el año 1924 cuando son depositados en el lugar donde se construiría el parque municipal, los huacales que contenían los bloques y la estructura marmórea que integra la pieza monumental. El parque no fue construido hasta el año 1927 por gestiones del Ayuntamiento municipal bajo la alcaldía de Rafael María Benito Triana y Leal que termina de efectuar los pagos concernientes al monumento adquirido por acuerdo del Ayuntamiento bajo la administración del doctor Regojo en 1924, y que fuera emplazado finalmente, donde se encuentra hoy; en el año 1929.

Es imprescindible precisar que la construcción del parque público en Martí se efectuó en terrenos obtenidos en arrendamiento de los Ferrocarriles Unidos por gestiones del alcalde Triana y la "cooperación eficaz del doctor Arturo Ramiro Carricarte". El trazado del parque, la construcción de los contenes de hormigón, el relleno consolidado, el relleno de tierra para siembras y las calles que lo circundan fueron obras de esta administración. Sin embargo, no fue hasta el año 1934, durante el gobierno municipal encabezado por el controvertido Lucas Alvarez Tabío que se realizó la pavimentación, la construcción y ubicación de bancos de madera dura y la siembra del arbolado en el parque; por suscripción popular.

La estatua ubicada en el parque martiense consta de un busto del Apóstol apoyado en una base o pedestal en forma de prisma vertical, con aproximadamente 4 metros de altitud, ambas piezas talladas en mármol blanco de Carrara. En una tarja labrada en el artístico pedestal se puede leer:

EL AYUNTAMIENTO DE MARTÍ AL MÁRTIR DE DOS RÍOS

20 DE MAYO DE 1925

Después de múltiples averiguaciones se ha tenido conocimiento de que existen estatuas como la martiense en otros territorios de nuestro país, casi exactas en su conformación externa y quizás con fechas aproximadas de ubicación: una de ellas se encuentra en el villaclareño pueblo de Zulueta y la otra en la ciudad de Ciego de Ávila. Estos hechos concernientes a la historia del busto-monumento que está enclavado en el parque del poblado cabecera de Martí motivan a especulaciones históricas, ¿acaso fueron hechas por el mismo autor o autores?¿el mármol utilizado es realmente italiano o es solo un fraude mercantil?¿quién fue realmente José Pennino Barbato?. Estas son interrogantes a resolver todavía.

Como otro homenaje perdurable, en el mes de noviembre de 1921 durante el recién estrenado gobierno del presidente de la República Alfredo Zayas y Alfonso; se dictó una ley en nuestro país, la cual establecía de manera oficial que cada municipio tuviera al menos una calle, avenida o plaza con el nombre de José Martí, y que en las escuelas se ubicara un busto en honor a su memoria. Curiosamente en los poblados de nuestro municipio no existe ninguna calle con ese nombre, quizás como algunos piensan; para evitar la redundancia, pero tal vez se hubiera resuelto este asunto con tan solo utilizar un calificativo que se refiriera al "cubano más ilustre".

Además de las cubanas, ciudades o simples pueblos de varios países tienen calles, plazas o avenidas donde el apelativo de José Martí invita al conocimiento de su vida y obra, a quienes poco o nada han oído de él. En la actualidad, aparte de Cuba; se conocen alrededor de 28 calles dispersas por el planeta que llevan su nombre, 25 de ellas están situadas en América Latina y tres en Europa.

Posterior al triunfo rebelde de 1959 innumerables sitios, instituciones, poblaciones, centros de producción e investigaciones; han sido designados con el nombre de José Martí, o con nombres relacionados con su obra. Expresión de una actitud seguidora y ejecutora de lo más avanzado del pensamiento martiano, y que ha contribuido a dimensionar la figura de nuestro Héroe Nacional.

En Cuba, más de 163 centros educacionales, 44 círculos infantiles y alrededor de 90 objetivos industriales, económicos y agropecuarios llevan nombres relacionados con Martí. En nuestro municipio contamos con el Circulo Infantil "Sueños de Martí", la Facultad Obrero-Campesina "José Martí" y la ESBU "Lino Figueredo", nombre que de alguna manera se enlaza con el ideario político martiano y con los duros recuerdos de sus prematuros años de presidio.

Con fecha del 12 de diciembre de 1979 se instauró la Orden José Martí como máxima condecoración del estado cubano, y se otorga a ciudadanos cubanos y extranjeros y a Jefes de Estado o de Gobierno por grandes hazañas a favor de la paz y la hermandad; por valiosos y extraordinarios aportes en la educación, la cultura, las ciencias y el deporte, así como por méritos extraordinarios y actitudes en el trabajo creador.

En la Sierra Maestra se encuentra el Pico Martí, muy cerca del Turquino; en Camaguey existe un poblado llamado Martí, existe el Reparto Martí en Ciudad de La Habana y el Distrito Martí en Santiago de Cuba. El Aeropuerto Internacional de La Habana se llama José Martí, La Biblioteca Nacional también; la Plaza de la Revolución, el Parque Central de la capital, la Ciudad de los pioneros ubicada en Tarará comparte el mismo nombre, y un buque escuela perteneciente al Ministerio de Transporte se nombra José Martí. Serían innumerables las citas con ejemplos que ilustren la vigencia del héroe en nuestro pueblo.

Por otro lado, muchas instituciones fuera de Cuba también han decidido nombrarse como el Héroe Nacional. Existen asociaciones de amistad, organizaciones culturales y académicas; centros y clubes hasta alcanzar la cifra de 57 en diferentes lugares de América o Europa. En África no se registran muchos datos acerca de la cantidad de escuelas o instituciones nombradas en honor al Apóstol cubano, aunque se conocen algunos centros educacionales en Angola, Guinea y Guinea Bissau que ya han hecho suyo el nombre de José Martí. En el año 1983, en la Universidad Jawaharlal Nehru, de Nueva Delhi, La India; fue fundado un Centro de Estudios Martianos. Más de 20 cátedras martianas se encuentran en toda la América Latina, como centros que han contribuido al acercamiento de una de las figuras más geniales del siglo XIX.

El pensamiento martiano es idea viva, y se desborda como letra impresa en cientos de ediciones de textos significativos, poemas y discursos. Se han publicado varias antologías y selecciones de textos escritos por José Martí en idiomas como el alemán, el francés, el holandés, el portugués, el búlgaro, el gallego, el italiano, el rumano, el inglés, el checo, el japonés, el ruso, el eslovaco, el húngaro, el kirguizio, y el ucraniano. En Japón se habían publicado alrededor de tres títulos de la obra de Martí entre los años 1967 y 1972. «La Edad de Oro», su revista para "la esperanza del mundo" se lee en lenguas tan diversas como el guaraní, el servio-croata, o el chino; por citar algunos ejemplos.

La Sociedad Cultural José Martí y el Centro de Estudios Martianos, en Cuba, atesoran, investigan y publican una importante cantidad de documentos relacionados con la temática martiana que estimulan y fomentan el conocimiento del pensamiento revolucionario y antiimperialista de Martí. La labor cultural de instituciones como las Casas de la Cultura Comunitaria, contribuyen también al conocimiento de la vida y obra del Apóstol. A través del movimiento nacional de Talleres Literarios el ciudadano común con inclinaciones literarias puede acercarse al estudio del ideario martiano, y adquirir un profundo caudal de conocimientos sobre la literatura vinculada a su obra.

Los escritores martienses, integrados en un Taller Literario desde el año 1983, deciden también nombrar José Martí, a esta institución cultural del territorio. Ello implica en principio, un honor y un serio compromiso. Un compromiso riesgoso por lo tanto que significa Martí para la literatura universal, pues "no solo es una de las voces que prestigian la lírica hispana, sino uno de los más acuciantes teóricos literarios cuyos criterios, enaltecedores de una auténtica poesía en defensa de los valores intrínsecos del decir poético con genuina raigambre latinoamericana y proyectada hacia el mejoramiento humano, cobran singular vigencia."

Los miembros de este Taller Literario, en la actualidad, tienen cada vez una participación más activa en las actividades y eventos que se efectúan fuera de las fronteras del municipio, obteniendo galardones que testimonian la calidad creciente de su obra como un aval latente del reto que han contraído. La preparación y realización de publicaciones tan valiosas para el territorio como los títulos "Siempre hay un hombre aferrado a la esperanza", "Entre el yugo y la estrella" y "Ecos del alma", la revista "Razones"; o un abundante número de plaquettes editadas, tienen la presencia permanente del inolvidable Frank Chávez Padrón y la acertada asesoría de la profesora María de los Ángeles Pérez Acanda.

Nombres pertenecientes a diferentes generaciones de escritores martienses se enlazan en las sesiones del Taller Literario José Martí. Eva Torres Díaz, María Josefa Acosta, Martín Domínguez Romero, Clara Haedo González, Elisa Alonso Tarrero, Elpidio Velgara Domínguez, Mayki Fuentes Domínguez, Lucía Sánchez Guitart, Alexander Rodríguez Fabelo, Mercedes Falcón Perdomo, Pedro Luis Falcón, Sergio Grau, Aida Martín Mendoza, y otros muchos seguidores de Ignacio Haedo Perdomo y de Bonifacio Romero y Pérez son hacedores de la obra literaria en Martí.

También las instituciones masónicas rinden tributo al Apóstol cubano. José Martí, el héroe, el alma de la campaña liberadora de 1895 que daría al traste con la dominación española de la Isla, se inició en la masonería en España, entre 1871 y 1873, período en el que alcanzó el grado de Maestro Masón en la Logia Armonía y desempeñó el cargo de Orador. Por las propias características de la logia donde asistía, alcanzó también la dignidad de Soberano Príncipe Rosa Cruz, grado 18vo de la masonería filosófica.

La mayoría de los próceres de la independencia cubana en el siglo XIX fueron masones. El Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes del Castillo fue un reconocido masón, antes de lanzarse a las luchas emancipadoras, y presidía en los días anteriores al alzamiento de octubre de 1868 la Logia Buena Fe, de Manzanillo. También pertenecieron a la fraternidad, Perucho (Pedro) Figueredo Cisneros, el autor del himno nacional cubano; el mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz; el lugarteniente general Antonio Maceo y Grajales y el generalísimo Máximo Gómez Báez.

La Masonería en Cuba a rendido tributo permanente a nuestro Héroe Nacional. En la actualidad la masonería cubana cuenta con más de 26 mil integrantes inscritos en 314 logias repartidas por todo el territorio nacional. Existen más de 20 logias que tienen el nombre o se relacionan con Martí, existió la Universidad Masónica José Martí, en la que ofrecían o daban clases profesores Masones; y que fue clausurada por el Gobierno de Fulgencio Batista. Sería interminable poder reseñar los grandes homenajes que le rindió, rinde y rendirá la Masonería cubana al Apóstol de nuestra independencia.

Para satisfacción y orgullo del los pobladores del terruño martiense, la logia masónica enclavada en este territorio gana otro homenaje con su nombre: «Regeneración martiana», fundada desde el 23 de noviembre del año 1952, contando en su directiva con el Venerable Maestro Bonifacio Romero y Pérez; entrañable martiano y benefactor de la cultura en el municipio. También en los jardines de la logia está enclavado un busto de Martí; y es tradición, en la última sesión de cada; mes se le rinda respeto a la imagen que representa la figura del Maestro en "posición pensante" con la acción de depositar una ofrenda floral ante su busto.

Los hechos

Se vislumbran con exactitud una considerable cantidad de actos privados o públicos, individuales o colectivos, probados históricamente como homenajes póstumos al Héroe de Dos Ríos, ocurridos antes y durante el año 1898, o sea, desde el mismo día de su fatídica muerte, y hasta la fecha del cambio de nombre del ayuntamiento de Guamutas y el poblado Hato Nuevo por el de Martí.

La tarde del holocausto, después del almuerzo, dos soldados de la guardia avanzada de Gómez sobre el río Contramaestre traen el aviso de la ocurrencia de un tiroteo por la zona de Dos Ríos. Al considerar el general Gómez que la columna española muy cerca de allí le ha seguido el rastro, ignora aún que las tropas de Ximénez de Sandoval lograron capturar a un mensajero suyo, despachado aquella mañana en busca de provisiones, y que, posteriormente, el práctico Chacón, enviado por Martí con el mismo encargo, también había sido sorprendido e interrogado. Resolvió entonces el Generalísimo adelantarse a la columna española y esperarla en el potrero de Dos Ríos, donde podría, según él, moverse libremente con la caballería…, era aproximadamente la una y treinta minutos de la tarde cuando sucedió la tragedia. Y antes del oscurecer, las palabras pronunciadas por Gómez a la tropa; se constituyen en un panegírico al héroe caído, aunque aún Gómez lo consideraba vivo y prisionero.

Aquella amarga noche del 19 de mayo del año 1895 en el campamento mambí de Las Vueltas «no hubo necesidad de tocar a silencio». Con el fuego del vivaque se le vió al Viejo General un centelleo en las mejillas húmedas. "…Alguien acuñó ya, para la posteridad un título venerador: el Apóstol de la Independencia" y ese "alguien" fue el General Quintín Banderas, que apenas unas dos semanas atrás lo había conocido y admirado inmediatamente. Unos años antes, quizás allá por el año 1889, también el joven Gonzalo de Quesada le había nombrado como El Maestro, tal y como la hacían los negros pobres de La Liga de Nueva York a los que Martí enseñaba.

Después del 19 de mayo de 1895 en Dos Ríos, en el lugar de su caída en combate, se erige por primera vez en 1896 un rústico monumento en honor a Martí. Allí justamente, a solicitud del General Gómez, cada combatiente de la tropa mambí colocó una piedra para marcar el sitio donde fuera derribado el Apóstol el día de su muerte.

Fue José Rosalío Pacheco quien señaló el lugar y recogió la sangre coagulada de Martí "para guardarla en un pomo". Así le contó el prefecto mambí a Enrique Loynaz y del Castillo en octubre de 1895, quien por encargo del presidente del Consejo de Gobierno de la manigua, Salvador Cisneros Betancourt; debía precisar estos datos. Ese día, allí quedó clavada una rústica cruz de caguairán.

En julio de 1896, después de terminada la invasión a Occidente Máximo Gómez retornó a Dos Ríos y "en medio de un silencio impresionante, sobre cogedor, recogió unas piedras errabundas y las colocó alrededor de la señal levantada en el lugar" que no era otra que la cruz hecha por Pacheco durante la visita de Enrique Loynaz en 1895. Después los demás hombres de su columna lo imitaron.

Un mes más tarde Gómez, acompañado por el General Calixto García y las fuerzas a su mando se encontraron en el mismo sitio, y ordenaron que cada hombre volviera a recoger una piedra y la depositara sobre las que ya señalaban el lugar donde fue herido mortalmente Martí por las balas enemigas, hasta hacer un túmulo cuadrilongo, dispuesto de oriente a occidente. Aquellas piedras quedarían fundidas en la base del obelisco que, años más tarde, se erigiría en el lugar del holocausto.

Partes: 1, 2
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