- Resumen
- Introducción
- Definiciones
- Orígenes e Historia Literaria
- La familia y el sexo
- Gradaciones en lo referente al sexo
- Sexo versus poder
- El contexto cubano y la perspectiva femenina
- El cuerpo como espacialidad utópica
- La intervención comunitaria
- Conclusiones
- Bibliografía
Resumen
El siguiente trabajo pretende erigir al docente universitario como un gestor de transformaciones socioculturales a través de la intervención comunitaria, para ello proporciona un andamiaje teórico en materia de erotismo, libertad sexual, inclusión, homofobia, respeto a la diferencia y problemas de género; validando la casa de Orientación de la Mujer y la Familia como la institución facilitadora para este proceso.
Desde índole curricular se enfatiza en asignaturas como Literatura y Cultura Cubana en la carrera de Estudios Socioculturales y Salud, Familia y otras en la carrera de Psicología, así como la extensión universitaria como proceso sustantivo más favorecido en este replanteo de la universalización.
Introducción
Abordar el trasfondo erótico de la literatura cubana en el ámbito contextual finisecular hacia acá como un desempeño pedestre de las inagotables posibilidades de la ficción, se ha convertido en la obsesión de muchos y enfocarlo desde una dimensión emblemática, una necesidad para otros. Mojigatería y extremo desenfado aún continúan en el ruedo, en una enfática defensa de las posibilidades del otro; inclusive contextualizado tal referente con la reciente institucionalización de una jornada internacional contra la homofobia que tan buena acogida tuvo entre nosotros.
Otro tanto sucede con la marcada intención de reivindicar la diversidad en cuanto a posturas y preferencias sexuales en el orden de lo real que inducen a un total replanteo del asunto.
Desarrollar en el orden de la extensión universitaria un sistema de acciones que redimensionen temáticas y posturas frente a la sexualidad y concepto de género; tanto en el plano estético como en materia de inclusión y calidad de vida, para potenciar la repercusión e inserción del marco universitario como agente de cambio en el ámbito sociocultural, constituye una tarea inmediata en el nuevo contexto que enfrenta la universalización.
DESARROLLO
Definiciones
A tenor con las referencias de un Roland Barthes, ¿Qué es el erotismo?» —pregunta hace más de tres décadas. «Una mera palabra», responde con humor, aludiendo a una práctica difícilmente codificable en una sociedad que apenas permite la enunciación de «deseos, preámbulos, sugestiones, sublimaciones ambiguas»1. O de un George Steiner que analizará años después la semántica de la sexualidad, denunciando«una devaluación de lo que fueran durante mucho tiempo «las partes privadas del habla», el idioma tabú de la intimidad o su jerga subterránea»2; se han manejado infinitas posibilidades de definición e inclusive se establecen límites con las propuestas adyacentes que se extienden hasta lo morboso.
Erotismo es una palabra formada a partir del griego epco^: érós con que se designaba al amor apasionado unido con el deseo sensual. El término «erotismo» connota y denota a todo lo relacionado con la sexualidad y no simplemente con el acto sexual físico sino también todas sus proyecciones. De este modo el erotismo puede observarse en combinación con la libido, término más usado por el psicoanálisis de tipo freudiano. El erotismo trata de todo aquello que emana de nuestra zona libídica y está relacionado con el sexo y con el amor erótico.
Lo erótico es definido como lo inadvertido que súbitamente hace presencia: es el rapto, lo inquietante, el peligro; a su vez es calificado como la dimensión del placer de la sexualidad y la creatividad y constituye un capítulo aparte al que la crítica contemporánea accede asiduamente y por qué no, la recepción también manifiesta profunda inquietud hacia tal temática.
Orígenes e Historia Literaria
El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad y la cultura del hombre desde los inicios de los tiempos, y el caso de la literatura no es una excepción, sí bien a menudo se ha visto sometida a la censura por considerarse un tema reprobable o pecaminoso. Asimismo, también es frecuente la alusión al sexo o pasajes eróticos englobados dentro de obras mayores, no como tema principal de la obra, sino como capítulos aislados que contribuyen al devenir de la narración o al desarrollo de personajes.
Haciendo un breve recuento por la historia literaria, puede precisarse que en el Antiguo Egipto se redactaron tratados acerca del sexo, en ocasiones meras recopilaciones de posturas sexuales, como por ejemplo en el papiro de Turín, donde se detallan las variantes del acto amatorio. Aunque poco se conserva de la época, si se han salvado algunos fragmentos, como por ejemplo en el papiro de Leide, donde se propone la confección de una imagen del amor. La literatura antigua relativa al erotismo se caracteriza principalmente por la unión entre lo divino y lo terrenal. Son frecuentes las alusiones a los dioses y los cultos a la fecundidad y al falo
La Antigua Roma también es rica en este género literario, cultivado entre el siglo II a. C y principios del siglo I. Se destacan autores como Plauto. Catulo y Horacio. En la Antigua China, durante el periodo Han (alrededor del año 200 a. C.) circularon diversos manuales didácticas sobre la práctica sexual, siguiendo la fórmula literaria del diálogo entre un Emperador y sus preceptos o profesores sexuales. En el siglo IV, apareció en la India el Kámasutra. el más famoso y universal de los manuales de sexualidad. Escrito por Mal-la Naga Vatsiaiana como un texto religioso dirigido al pueblo, la obra es un compendio de técnicas y consejos en las artes amatorias, que van desde el erotismo y la sensualidad más sutiles hasta una descripción detallada y gráfica de posturas sexuales para dicho acto.
Procedente del Oriente medio musulmán es la obra medieval Las mil y una noches, del siglo IX. en la cual se trata el tema de la infidelidad. También de origen musulmán es El jardín perfumado, de Cheüc Nefzaoui, que es también un manual con uso al respecto.
La Edad Media constituye una etapa oscura para el desarrollo del arte y del pensamiento y tanto la sexualidad como la visión erótica no saldrían ilesas de ello, sin embargo engloba una pausa caballerezca y pastoril que idealizan la mujer amada y descarnalizan por así decirlo el propio acto del amor; téngase en cuenta obras como Lancelot de Chrétien de Troves. Tristón e Isolda de Gottfiied von Strassburg. el Román de la Rose de Gufllaume de Lorris y Jean de Meun y Vita nuova y la Divina Comedia de Dante Alighieri.
La Italia renacentista fue un marco propicio para el desarrollo de la literatura erótica. Giovanni Boccaccio es una muestra palpable de ello con su libro de cuentos Decamerón en 1353.
En la Península Ibérica se pueden destacar las Cantigas de escarnio y mal decir en gallego portugués y el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita, donde el autor narra los hechos de su vida amorosa durante la Baja Edad Media. Un poco más adelante, inmersos en el Siglo de Oro español, se pueden citar las obras de La Celestina, donde se cuentan los aconteceres de una alcahueta y La lozana andaluza de Francisco Delicado, donde se describen el mundo de la prostitución en la Roma renacentista. No obstante, multitud de escritores dedicaron algún verso al erotismo y la sexualidad a pesar del puritanismo reinante de la época, como Quevedo o Góngora aunque generalmente son más elementos aislados que tramas centrales.
Durante el siglo XVI. la herencia medieval se hará notar en una de las literaturas más ricas de Europa, la francesa, conociendo obras maestras del género como Pantagruel (1532) y La Vie tres Horrificque du Grana Gargantua (1534) de Rabelais; escritos que parodian los excesos del amor sensual y el libertinaje Margarita de Navarra escribió el Heptameron (1558); una colección de 72 historias cortas que versan sobre los temas del amor, la lujuria, la infidelidad y otras materias románticas y sexuales. Hacia el siglo XVII comenzaron a circular numerosos ejemplos de literatura pornográfica o erótica, impresos principalmente en Amsterdam y pasados de contrabando a los demás países europeos.
Del mismo siglo data la idea del Don Juan, personaje masculino seductor y osado que nunca encuentra satisfacción plena en sus conquistas, razón por la cual se embarca una y otra vez en la tarea de la seducción, renunciando al amor.
En Francia, destaca la figura de Pierre de Brantóme, el cual presentaba unos personajes inmersos en la inmoralidad más absoluta según los cánones de la sociedad. En sus manuscritos no faltan descripciones explícitas y amplias de las partes intimas, asi como alusiones a la promiscuidad, el lesbianismo, el cunnílingus e incluso el sadomasoquismo. Entre sus obras, probablemente la más obscena sea la Vida de las mujeres galantes.
En Inglaterra, el dramaturgo John Ford realizó una controvertida incursión en el incesto con su obra Tis Piry She's a Whore, Por otro lado se encuentra la obra Sodom, o la quintaesencia del libertinaje, atribuida a John Wilmot Rochester, aunque no se sabe con exactitud quien es el autor. La trama gira alrededor de la preferencia sexual de un rey por la sodomía.
Durante la Ilustración, muchos de los librepensadores franceses empezaron a explotar la pornografía como medio de critica y sátira social y la pornografía libertina come4nzó a convertirse en un comentario social subversivo dirigido a menudo contra la Iglesia Católica y las actitudes generales de represión sexual.
Las historias e ilustraciones eran a menudo anticlericales, llenas de sacerdotes, monjes y monjas indecorosos, tradición que en Francia se prolongó hasta el siglo XX. Además en el periodo que fue hasta la Revolución francesa, la pornografía se usó también como comentario político: María Antonieta era a menudo objeto de fantasías que incluían orgías, actividades lésbicas y la paternidad de sus hijos, y circularon rumores sobre la supuesta insuficiencia sexual de su esposo el rey Luis XVI. De esta etapa data también la obra Justine del Marqués de Sade, quien marcó un hito en la historia de la literatura erótica y es principalmente conocido por sus obras en el género.
Hacia el siglo XIX con el surgimiento del romanticismo se idealiza el dolor y el sufrimiento psíquico, así como el amor pasional. Esta nueva corriente lidiaba a menudo con las fronteras entre lo permisible y lo prohibido, aun sin llegar a la obscenidad de épocas anteriores. Gustave Flaubert por Madame Bovary. y Charles Baudelaire por Las flores del mal, llegaron a ser enjuiciados. Otras obras clásicas del periodo fueron menos controvertidas, como Cumbres Borrascosas. Jane Eyre o Anna Karenina. Este subgénero concreto terminaría derivando en lo que se conocerá como novela rosa.
Pero la literatura erótica más salvaje también continuó en el siglo XIX. El autor austríaco Leopold von Sacher-Masoch sienta las bases de lo que más adelante se terminará conociendo como masoquismo.
El inglés D.H. Lawrence es el autor de uno de los libros más polémicos de la primera mitad del siglo XX. El amante de Lady Chatterley (1928). que narra el descenso al adulterio de una mujer con un sirviente durante la ausencia de su marido, destinado en la Primera Guerra Mundial. En la obra se describen detalladamente las relaciones sexuales de los amantes, las cuales simbolizan y glorifican la fuerza del amor, que no entiende de barreras sociales clasistas. Asimismo, la obra ha sido también estudiada como un texto anti-feminista como un elogio al triunfo del falo.
Otros autores controvertidos que contemporanizan son Henry Miller con sus obras Trópico de Cáncer (1934) y Trópico de Capricornio (1938) prohibidas en múltiples países; EmmanueDe Arsan autor de Emmanuelle, y Dominique Aury autora de Historia de O, que también inciden en la misma ensalzación del mundo de la prostitución Georges Bataflle con el libro titulado La historia del ojo (1928) publicada bajo pseudónimo, exploró las sensaciones y las relaciones sexuales entre dos adolescentes de tendencia exhibicionista. Anais Nin fue una de las primeras representantes de la literatura erótica femenina y ha tocado multitud de temas eróticos en sus obras, como el incesto, el voyeurismo y el lesbianismo.
Otros autores significativos del siglo XX son GuJlaume Apoüinaire. Louis Aragón. Jean Genet conocido por sus escritos sobre homosexualidad. Píerre Louys, autor de la parodia Manual de urbanidad para niñas, el poeta surrealista Joyce Mansour; Mario Vargas Llosa, de nuestro contexto, peruano, con Travesuras de la niña mala.
Una de las obras clave de la literatura erótica de la segunda mitad del siglo XX es. sin duda. Historia de O. Se trata de una historia de absoluta sumisión, donde la protagonista, es iniciada en las artes sexuales a modo de esclava, siempre disponible para las relaciones sexuales de todo tipo. A finales del siglo XX y principios del XXI. Los libros eróticos narrados a modo de autobiografía femenina cobran cierta fama. Las edades de Lulú! de Almudena Grandes, la controvertida Cien Cepilladas antes de Dormir, de Meüssa Panaredo que trata la sexualidad extrema durante la adolescencia o Diario de una ninfómana (2003) de Valérie Tasso son algunos ejemplos de ello.
La familia y el sexo
La familia en su esencia como institución ocupó un espacio preponderante en lo que se denomina relación entre la construcción y la constricción del sexo, posiciones extremas entre lo que sería propio para la conducta masculina y la femenina. Para los primeros era propio el donjuanismo y el onanismo y para las féminas solo la espera en el acceso al mercado del matrimonio, esteriotipado en la ausencia de la exteriorización del placer y apuntalado en la anorgasmia y la llamada frigidez.
El puritanismo, como visión y referencias éticas de una generación ya madura, formada en patrones de una educación patriarcal y heterosexual, amiga del silencio y la mesura, muy a tono con visiones oficialistas y distintivas del poder; codificaron una época tanto en el orden conceptual como desde la propia praxis; y que estuvo lastrada en el orden estético también por la influencia del realismo socialista que inexorablemente asociaba a la vanguardia artística con una posición militante y por ende masculina.
Ello como reacción propia, instó hacia una postura emergente que abogue por el derecho a la diferencia, a ser escuchados, a redimensionar conceptualmente lo relativo a la moral y la axiología, eludiendo posiciones arquetípicas. Claro que en este tránsito por lograr un espacio, a veces se cae en el vacío de sobredimensionar el asunto, desvirtuando el propio propósito, derivando hacia el feminismo, la postura gay o la teoría queer
Para algunos artistas, el arte erótico es un ataque de rebelión hacia la represiva institución de la familia, del matrimonio y de la monogamia y la heterosexualidad compulsiva, y para otros es un importante recurso de placer y liberación. Otros plantean que este propósito liberador va de pasada (Gonzalo Navajas), que estamos inmersos en una etapa de devaluación del sexo, en un intento de cotidianizarlo, separándolo de propósitos éticos o cognitivos.
La novedad radica ahí en la manera de vincular un discurso totalmente contestatario, agresivo, que coquetea con lo procaz y lo soez, que pretende escindir cánones, romper con el inmovilismo y la abulia pero a la vez se propone construir un discurso apuntalado en todo un andamiaje teórico, metadiscursivo, lográndose un reflejo antitético entre los registros del lenguaje. Aquí cabe retomar las palabras de Camilo José Cela "Es cierto que las palabras se subliman o se prostituyen, se angelizan o se endemonian, a consecuencia de una cruel determinante, la vida misma."
Gradaciones en lo referente al sexo
De tal manera, si se parte de criterios asociados al asunto, que sitúan frente a la variedad de niveles que comporta el tema erótico en la literatura, que va desde la emoción estética y sensual hasta la pornografía, pasando por la chocarrería, el libertinaje y la obscenidad; pues a la novela erótica desde la perspectiva estética; extendiendo el asunto hacia todo tipo de discurso. Si se parte del supuesto de que la novela erótica no es un producto de consumo, sino un producto estético, por tanto, su interés radica más en la forma que en el contenido. Esto implica establecer una distinción entre la novela pornográfica y la novela erótica. En la primera, sólo cuenta el contenido obsceno, sin preocuparse de la forma. En la segunda, es la forma la que le confiere sentido estético al contenido erótico.
La pornografía es la descripción pura y simple de los placeres carnales; el erotismo es la misma descripción revalorizada. en función de una idea del amor o de la vida social. Todo aquello que es erótico es necesariamente pornográfico por añadidura. Es mucho más importante distinguir entre lo erótico y lo obsceno. En este caso se considera que erotismo es todo aquello que vuelve la carne deseable, la muestra en su esplendor o florecimiento, inspira una impresión de salud, de belleza, de juego placentero; mientras que la obscenidad devalúa la carne, que así se asocia con la suciedad, las imperfecciones, los chistes escatológicos, las palabras sucias.
Es recurrente escuchar peyorativamente reflexiones como "es solo sexo ", lo que hace desprender ausencias de significaciones, el regodeo discursivo ocupa solo el entorno de la denotación, se cuenta en virtud de la imagen. Ambas posturas no son esencialmente divergentes, solo que se enfoca un mismo tema segmentadamente; claro que el aspecto se aborda desde la supremacía de uno u otro elemento pues entre significante y significado hay una interrelación dialéctica donde uno inexorablemente presupone al otro.
Sexo versus poder
"De cuando el erotismo resulta mascarada del silencio" (haciéndose eco de las palabras de Foucault): "pese al alcance transgresor de cuanta representación sexual pugna por imponerse (aún, las más laterales), toda hermenéutica del sexo es absorbida, digerida y regulada por los mecanismos represivos del poder (en este caso, y sin ambages, el de la dictadura heterosexista)" (p.58)
Así, se hace presente dentro de la literatura total, legislada por la crítica y autorizada por la academia, grandes parcelas de escritura que se constituyen al margen de la ley, esto es, en la periferia, en lo ex-céntrico -fuera del centro (de la escena)-. Esto significa otra manera de contar y construir la trama: "el escritor descolocado se inviste de unos poderes de ubicuidad y traslado que corresponden siempre a la periferia, a lo que ocupa no el centro de las jerarquías estables y escribe desde la disidencia o la marginalidad".(36)
En consecuencia, el discurso gay o lesbianico, ostenta el rol de ubicarse en el umbral de la censura, no ya desde el orden político o gubernamental sino en los predios de la aceptación; y comprende dos aristas posibles. Una, si coexisten las inquietudes con las propias prácticas sexuales a nivel del sujeto; y otra desde una postura extradiegética pero con una complicidad subyacente. Los hace entonces buscar otras vías de asomo desde los mismos enfoques tradicionales: finitud, temporalidad, ansia de permanencia, intriga del conocimiento, imbuidos siempre desde un propósito evasivo en el orden de lo que pudiera ser asociado con la semántica pero desde la postura psicológica del autorreconocimiento.
El erotismo de la sociedad y la cultura contemporáneas ha de desplazar el centro simbólico de la libido dominandi masculina, en el empeño por trascender el pudor y la cobardía que acunan la retórica del silencio. La idea de un erotismo heterodoxo que respete el lugar común de la voz heterosexual, homosexual, andrógina, feminista, travestida o transexual, resulta una máxima cultural de estos tiempos.(Andrés Isaac Santana:2002)
La literatura que a lo largo de la historia ha sido censurada por salirse que lo que se ha estatuido como canon dentro del espectro literario y que a su vez está condicionado social, cultural y epocalmente, muchas veces ha sido releída y ha recobrado aceptación por lo que se hace imprescindible acceder al texto con otras miras. Es imprescindible destabuizar el discurso, partiendo que el propio tabú por su esencia axiológica constituye una infranqueable barrera de poder." Se trata, por tanto, de dejar hablar a la experiencia erótica, de liberarla del silencio, de incorporarla a la esfera pública y literaria, y qué mejor manera de hacerlo sino escuchando y disfrutándolo (…) Quizá tanto silencio y marginación de lo erótico sólo sea consecuencia del miedo."
Si se pretende asumir la literatura erótica como goce estético, es imprescindible llegar al texto a partir del logro de una transgresión moral, tanto en el primer momento del acto escritural como desde la recepción como contrapartida. Ambas perspectivas han de despojarse de limitaciones religiosas, culturales o sociológicas; la irreverencia, el desacato, el propósito lúdrico es en última instancia quien la norma.
La segunda mitad del siglo XX trajo consigo una proliferación desmedida de textos escritos por mujeres y a su vez condicionó una postura sexista feminista que casi pudiera ser vista como concepción del mundo que parte desde lo ontológico hasta consideraciones en el orden de lo sexual que genera por sí posturas que arrancan en un feminismo a ultranza y desembocan en un lesbianismo confeso y por decreto.
Para la recepción, perneada aún por estéticas cercanas, donde la trascendencia y el historicismo calaron profundo; no resulta muy potable parlamentos constitutivos más bien desde el antilenguaje, donde se reconstruye la historia del otro, en esos espacios más privados que se exteriorizan. "La corrupción del lenguaje latinoamericano es tal, que todo acto de lenguaje verdadero es en sí mismo revolucionario (…) El lenguaje, de buena o mala gana, nos posee a todos. El escritor, simplemente, está más poseído por el lenguaje y esta posesión extrema obliga al lenguaje a desdoblarse, sin perder su unidad, en un espejo comunitario y otro individual. El escritor y la palabra son las intersección permanente, el cruce de todos los caminos del lenguaje" (Cela: 1981)
Si bien, el erotismo o la propia literatura erótica ha sido un exponente de las potencialidades de la sugerencia, del enmascaramiento, donde la perspectiva que cuenta, desde su soledad potencial y con un marcado propósito lúdrico coquetea con el receptor, en un diálogo sensorial; hoy nos asomamos a un filtreo más agresivo, que transgrede los límites del otro, irrumpe, descubre.
La táctica de huida, como ideologema directriz dentro de la temática erótica, no es precisamente un salto hacia delante. Las inquietudes evasivas hacen coincidir la Visión subjetivizada del propio individuo con los límites de lo que llamaríamos la otredad. Según Lévinas el eros ineludiblemente le infringe fisuras al propio cerco objetivo y a su vez lo ubica en el intervalo entre el deseo y una postura concupiscente.
La perspectiva autoral de estos tiempos solo ha retomado el camino pero con el firme propósito de no desandarlo de incógnito, desde el anonimato. Aboga por un rol protagónico, y conocedora de las infinitas posibilidades de la lengua, sitúa al lector en una posición cómplice, expuesto a esa morbosa manipulación e inexorablemente provoca, hace salir una subjetividad prejuiciosa que se siente agredida en los propios predios de su intimidad.
De modo que los repliegues de la evidencia en su representación artística, igual pudiera resultar un criterio harto relativo, ya que si bien el tratamiento elíptico moviliza el eros con cierta efectividad, la puesta en escena del referente aludido por la elipsis, no necesariamente (des)erotiza, ni convierte de facto al erotismo en pornografía. (Construido el erotismo además de un inseparable trasfondo cultural, como una indiscutible propuesta discursiva y así por ende comunicativa). La magia del decir ha recobrado todo su espacio, donde gradaciones que van desde el grito al silencio recrean desde la semiosis, la polifonía del propio texto.
Hasta el momento propuestas bildungsroman que han transitado por distintas esferas significativas de la vida del ser humano, se ocupan en un intento desacralizador del mundo de la sexualidad; donde el individuo defiende su derecho a desandar su propio camino y he ahí donde se hace más rica literariamente, desde la pluralidad de lo posible.
El contexto cubano y la perspectiva femenina
Este asunto ya tiene su edad, el aprendizaje en el camino del sexo nos llega desde textualidades antológicas como Hombres sin mujer, de Carlos Montenegro, Paradiso, de Lezama Lima, De donde serán los cantantes, de Severo Sarduy; encabezando dentro de la literatura cubana una saga de obras que como temática central abordan la problemática del sexo. No pudiendo excluir los tratados de base sociologista que constituían las novelas naturalistas de Miguel de Carrión a principios de siglo o la defensa romántica del papel femenino en el amor y en las propia esencia de lo social de la Avellaneda ya desde un contexto específicamente de la colonia regidos por un dominio monárquico que enfatizaba más su rigidez en el ámbito de las propias colonias.
A diferencia de otras literaturas latinoamericanas, la cubana no se caracterizó en los años 70 y 80 del siglo pasado por el desarrollo de una narrativa escrita por mujeres. Sin embargo, en la segunda mitad de los 90, década en la que Cuba experimentaba una drástica contracción económica que repercutía en todas las esferas de la vida, se produjo una eclosión de la narrativa femenina que a finales de siglo se ha convertido en una de las marcas de la literatura cubana de hoy.; académicas, escritoras, artistas y comunicadoras, con apoyo institucional o sin él, comienzan a organizarse y a imaginar programas y acciones, urgidas de intervenir en la azarosa realidad de la mujer cubana, para promover la asunción de una conciencia de género, otorgar mayor visibilidad a su historia y sus realizaciones culturales.
los textos de estas autoras de finales de los noventa tematizan de modo más o menos explícito las distintas dimensiones sociales y, en particular, morales de la crisis, y su repercusión en el ámbito público y privado. Pero todas no centran su interés en referentes fácilmente localizables en la cotidianidad de la vida familiar o del trabajo, súbitamente trastornada por el llamado "período especial", sino que los abordan lateralmente, desde el humor y la ironía, los rozan o aluden en textos que a simple vista no parecen tener relación con ellos, o, por lo contrario, sobrepasan las expectativas; asumen un discurso de lo individual, de un autoconocimiento que permanentemente se niega o se cuestiona. Son las llamadas posnovísimas, y su producción, expresada a través de formas de poderosa y notable creatividad. Vinculada con la crisis y tratada por casi todas las narradoras directa o tangencialmente, de modo explícito o alusivo, la emigración, en sus diferentes dimensiones, parece constituir el motivo dinámico que articula textos de factura e intenciones muy variadas. El tema de los balseros, ampliamente presente en la cuentística masculina contemporánea, encuentra en las autoras que lo tratan un nuevo enfoque a partir de la narración de personajes femeninos que desde la Isla presencian el retorno del que ha fracasado en el intento
Tal como define Mirta Yáñez Las autoras femeninas aspiraron a poner su pica en el Flandes de la narrativa desde los mismos principios de los años sesenta, pero no sólo por razones de "invisibilidad" sexista, sino por la propia inclinación salvaje de la balanza temática hacia los temas de la "dureza", las narradoras se convirtieron con rapidez en estatuas de sal; sumado ello al intento extremadamente didáctico de los años 70 y 80 que domino los predios de nuestra literatura y que con agrado ha sido totalmente desterrado del ámbito de la creación.
Víctor Fowler ha estudiado el retorno a las letras cubanas de los noventa de un tema cancelado drásticamente en los setenta: el homoerotismo que a partir de su entrada en la narrativa escrita por mujeres con Ena Lucía Portela -quien ha hecho de la identidad lésbica uno de los principales objetos de su indagación
Otro tema que emerge en los textos de estas autoras, en muchas ocasiones como escenificación, es el de la escritura, dando a la reflexión -tanto en su sentido especular como de pensamiento- sobre el oficio de escribir y el mundo de las letras, un énfasis antes inexistente.
El desparpajo a la hora de referir el sexo, la agresividad contra lo establecido como estrategia para la imposición de criterios, la natural plasmación de conflictos tabúes como el de la homosexualidad femenina y la prostitución, o la apelación a una total liberalización de todo tipo de frenos y trabas morales, políticas o sociales, en la búsqueda de la realización humana, motivaron ese escándalo, incentivado además por el aparente simple hecho de que las obras escritas mostraban una calidad que nada envidiaba a la que se escribía, como ya se ha dicho, en ese entonces, "en el lado de los machos".
La obra de Lydia Cabrera, Dulce María Loynaz, Mirta Aguirre, Dora Alonso, Fina García Marruz o Reneé Méndez Capote ya hacen lista dentro del espectro literario, también se produce una eclosión creativa con aportes importantes como la obra de Mirta Yáñez, María Elena Llana, Marta Rojas, Julia Calzadilla, Nersys Felipe o Mary Cruz; o con el influjo renovador de Marilyn Bobes, Aida Bahr, Ana Luz García, Ivette Vian, Ena Lucía Portela, Anna Lidia Vega Serova o Karla Suárez, Zoé Valdés, Daína Chaviano, Chely Lima, Sonia Rivera Valdés o Cristina García, sin propósito de antologar pues el número de autoras es siempre creciente y es imposible enumerarlas todas.
El erotismo y la sexualidad son centro temático privilegiado en estas novela. No parece superfluo insistir en el sentido emancipador que subyace en este discurso erótico, en tanto rechaza una imagen sexual homogénea y heterosexual, que también formaba parte de la ideología cubana de un deber ser. El erotismo, al ofrecer posibilidades de penetrar en la individualidad de los personajes y sus conflictos particulares, y reivindicar lo íntimo, lo privado, establece un contraste con la dimensión social
La búsqueda del placer sexual se convierte en estas novelas en un análogo de otras búsquedas, como las llevadas a cabo en el plano estético y el de la creación literaria.
El cuerpo como espacialidad utópica
El cuerpo, desde su esencia material se convierte en signo y lo denotado se abre en infinitas posibilidades de significación, las explícitas graficaciones del sexo intentan apuntalar un intento de extender la sinécdoque como figura literaria propia de la poesía, a esta materia, de manera que la parte y el todo intercambian posiciones. La psicología y la subjetividad del individuo están condicionadas a las potencialidades de su sexo.
Retomando el criterio bajtiano sobre la especialidad, el cuerpo se va desdoblando y encarna una especialidad múltiple que transita desde una posición tópica cuando hacemos coincidir lo narrado con el ámbito de las distintas zonas erógenas o el cúmulo de sensaciones que provocan: visto así entonces el cuerpo pasa al estatus de lo heterotópico porque resulta contenedor del anterior. Desde la intencionalidad de la búsqueda, en un proceso totalmente legitimizador caeríamos de lleno entonces en lo que sería una especialidad utópica y sería a su vez este término lo más cercano a ese propósito de reescritura que se materializa desde cada individualidad, con un sentido puramente vivencial.
Lo corpóreo aquí se reivindica como vía de expresión, se erige como lugar de escritura, se escribe acerca de él o desde él. El órgano sexual se sobredimensiona, puede además asociarse un matiz enfático cuando aparece en el orden textual, a través de léxicos definitorios en el lenguaje del sexo. Priman visiones falocentristas o un regreso al génesis desde la espacialidad propia de la vulva.
"En primer lugar, por su carácter previamente negado, el cuerpo asume una función de oposición frente al statu quo. Afirmar el cuerpo, mostrar la gama de posibilidades del deseo, exponer abiertamente los aspectos de la sensualidad y el erotismo son modos inequívocos de oponerse a la coacción y la opresión pasadas (…) El cuerpo sirve así como una metáfora general de la nueva situación epistémica".
Para algunos autores la esencia de la pornografía radica en extender el texto hacia el extremo de lo real, o lo que se denomina una hiperrealidad y de eso se juzga la nueva proliferación de textos narrativos. Esta literatura erótica contemporánea se caracteriza por la presencia de lo real, pero más bien nos referimos a una realidad otra, la materialización del sexo por así decirlo. Para algunas voces autorizadas y mayoritariamente, para la recepción, este contenido explícito de elementos asociados al sexo, aparecen en detrimento de la propia ficcionalización del discurso, lo que lo hace vulnerables de su esencia estética. No obstante, en el ámbito de la apreciación, prima su subjetividad y puede uno encontrarse también con criterios como estos. Las sugerencias pueden desatinar una historia que necesita ser contada de manera cruda, dice la escritora cubana Zoe Valdés para la que el erotismo es un modo de ver y describir poéticamente la sexualidad. «Me interesa y lo utilizo si resulta esencial en la historia. Trabajo siempre con personajes límites, al borde de la vida, en desobediencia y desequilibrio». Para ella el mal gusto no radica en el sexo, sino en la miseria humana. «Vivimos una época de fanatismo religioso. Lo que más perturba a los fanáticos es el placer, el regodeo de la sensualidad, y por luchar contra eso son capaces de matar la poesía y al ser humano»
La intervención comunitaria
La universalización esta llamada entonces a intensificar cada uno de sus procesos sustantivos de manera que la extensión universitaria sea comprendida como la vía que proporciona y gestiona la transformación del entorno desde la intervención comunitaria, como un primer paso utilizando la fuerza calificada que posee y que ha ido formando.
Tanto la intervención psicológica como la sociocultural están llamadas a darle a la acción transformadora que desarrollamos, según Martínez Casanovas el énfasis en el autodesarrollo comunitario que se pretende.
Incluir otras potencialidades formadas por la sede central u otro centro de estudio en el orden de las humanidades, es una ardua tarea que se viene vislumbrando.
La Casa de Orientación de la Mujer y la Familia es la institución que proporciona este accionar con y desde la comunidad. El tratamiento de temáticas alusivas a problemas de género, abuso sexual y doméstico como forma de imponerse la psicología dominandi masculina, la ubicación de la mujer como eje fundamental de la familia, ligada a fenómenos como la homofobia sufrida en si misma o a través de un miembro de la familia, la educación sexual desde el orden de la libertad sexual y del autorreconocimiento donde la plenitud sexual brinda calidad de vida: constituyen aspectos medulares para los distintos procesos interventivos, así como la vinculación de las carreras desde el aspecto curricular y en materia de investigación para un desarrollo eficaz de dichos procesos.
Conclusiones
La educación superior desde la extensión universitaria facilita la gestión e intervención social comunitaria ya sea desde el orden curricular o a través de la investigación científica o la creación de proyectos; situando al docente, al egresado o al propio estudiante como un ente activo en estos procesos
Se proporciona un bagaje teórico en lo referente al tema de la sexualidad y el erotismo que sirva como soporte para la intervención comunitaria en cuanto a problemas de género, abuso sexual y doméstico como forma de imponerse la psicología dominandi masculina, la ubicación de la mujer como eje fundamental de la familia, ligada a fenómenos como la homofobia sufrida en si misma o a través de un miembro de la familia, la educación sexual desde el orden de la libertad sexual y del autorreconocimiento donde la plenitud sexual brinda calidad de vida.
Con la validación del derecho pleno a la diversidad y a la inclusión desde el orden de la sexualidad se logra un individuo más responsable, más sano y más activo socialmente.
Bibliografía
BarthesRoland Fragments d'un discours amoureux, 1977 (Fragmentos de un discurso amoroso, Siglo XXI, 2007, ISBN 978-84-323-0806-2)
Cela Camilo José Enciclopedia del erotismo (1976)
Los vasos comunicantes (1981)
Focault Michel Historia de la sexualidad, 1: La voluntad de saber / Histoire de la sexualité, 1. La volonté de savoir (1976).
Historia de la sexualidad, 3: La inquietud de sí / Histoire de la sexualité, 3. Le souci de soi (1984).
Levinas Emmanuel 1963La huella del otro. "Tijdschrift voor filosofie" IX-1963 [En: Descubriendo la existencia con Husserl y Heidegger, 2ª ed.;y como parte final de La significación y el sentido en Humanismo del otro hombre ]
Martínez Casanova Manuel El gestor sociocultural como factor de transformación social.2011
Steiner George 1967 – Language and Silence: Essays 1958-1966 (Lenguaje y silencio : ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, Barcelona, Editorial Gedisa, 1994).
Valdés Zoe Entrevista en El Mundo con motivo de haber salido finalista en el Premio Planeta 1996
Yáñez Mirta Cubanas a capítulo. Santiago de Cuba, Ed. Oriente, 2000
"Escritoras cubanas: Mirta Yáñez" en Studi di letteratura ispano-americana. Susanna Regazzoni. Italia: Bulzoni Editore, 1997.
Autor:
Mitzy Pedraza Morales
Profesor de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, graduada en Letras en 1996,
Imparto las asignaturas de Apreciación Literaria y Literatura Cubana. Actualmente me desempeño como subdirectora docente de la sede universitaria Abel Santamaría
País: Cuba