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Reflexiones generales de carácter teórico e histórico sobre la transición demográfica (página 2)

Enviado por jrcardenas


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Desde el siglo XV hasta mediados del XVIII predominó el pensamiento mercantilista cuyos representantes, aunque no dedicaron en sus obras un capítulo específico a la población, sí hicieron referencias estrechamente ligadas a la dinámica demográfica y a su entorno económico y social. Para aquellos pensadores y para A. Smith, padre del pensamiento económico clásico burgués, el tamaño y crecimiento de la población eran variables que beneficiaban al desarrollo económico de las naciones. [5] El "Ensayo sobre el principio de la población" de Thomas Robert Malthus fue escrito en una época más avanzada del desarrollo capitalista y editado finalmente en 1808; constituye la más popular o impopular de las teorías de población, Según Malthus "la población debe crecer por efecto de una capacidad reproductora constante en progresión geométrica".[6] Por otro lado, en su esquema analítico, el crecimiento de la producción tenía un comportamiento aritmético, mientras que las instituciones sociales como el matrimonio, la propiedad privada sobre los medios de producción y de consumo y otros tenían un origen "natural"[7]. De esta asimetría dedujo que el crecimiento geométrico de la población conduce forzosamente a la pobreza creciente sin tomar en cuenta el impacto que pudiese tener el desarrollo tecnológico. En síntesis, la concepción maltusiana del desarrollo hace depender el crecimiento económico del de la población por lo que en política económica sugiriera medidas extraordinarias de reducción y control de la población. De acuerdo con los maltusianos, para restringir el crecimiento de la población existen una serie de frenos, entre los que se pueden distinguir dos: 1. los positivos, tales como las guerras, el hambre y las epidemias y, 2. los preventivos, entre los que se encuentran los suicidios, el control de la natalidad y otros. Thomas R. Malthus consideraba estos frenos como consecuencia de la falta de alimentos, que califican como el obstáculo último al crecimiento de la población. El axioma maltusiano conduce necesariamente a que la población está abocada inexorablemente a vivir con unos niveles de renta de subsistencia, bajo el argumento de que la relación entre las tasas de crecimiento de la población y de la renta global per cápita son inversamente proporcionales. Los economistas modernos han denominado a este paradigma como "la trampa de la población que está en equilibrio a un nivel reducido" o simplemente como la Trampa de Población de Malthus. Para los neomaltusianos, los países pobres no podrán nunca aumentar sus niveles de renta per cápita muy por encima del nivel de subsistencia, a menos que emprendan políticas drásticas de limitación del crecimiento demográfico. La teoría de la población de Malthus no resiste la prueba de la contrastación empírica. El progreso tecnológico ha potenciado de modo creciente a todos los factores escasos, incluso el fondo real de tierra mediante el aumento de su productividad por vía biotecnológica y la ingeniería genética. Algunos estudios han demostrado que no parece haber una relación evidente entre los niveles de renta per cápita de los países del Tercer Mundo y las tasas de crecimiento de la población, ni tampoco con las tasas de natalidad y mortalidad; lo que sí resulta evidente para muchos es la influencia directa de la distribución de la renta sobre el crecimiento demográfico[8] La aplicación de las teorías maltusianas y neomaltusianas en los países del "Tercer Mundo" adolece de serias insuficiencias: a) ignora el papel que desempeña el progreso técnico; b) la hipótesis de que existe una relación macro entre el crecimiento de la población y el nivel de la renta per cápita, c) la ubicación de la renta per cápita como determinante principal del crecimiento de la población en oposición a un enfoque del problema que centre la toma de decisión sobre el tamaño de la familia a partir del nivel medio de vida familiar.

Los trabajos de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich. Lenin revelaron, al contrario de Malthus, que la población es realmente objeto y a la vez sujeto de la producción social. Para el marxismo, la ley de la población es consecuencia de la ley de la acumulación capitalista,[9] esto es, el exceso o déficit de población es una función del monto y dinámica de la acumulación del excedente económico o plusvalía. En general, afirmó Marx: "… todo régimen histórico concreto tiene sus leyes de población propias, leyes que rigen de un modo históricamente concreto".[10] Esta concepción científica sobre la población, es reconocida y utilizada por los investigadores progresistas del mundo, incluido por supuesto el autor de este trabajo.

Algunos enfoques contemporáneos sobre población y desarrollo

Existen otras dimensiones teóricas que analizan la interrelación Población – Desarrollo y han aportado elementos importantes al debate acerca de los límites del crecimiento de la población. Unas de estas teorías se inscriben en diferentes enfoques socio históricos y económicos, y otras relacionan diferentes aspectos de la población con el desarrollo. Entre estas últimas se encuentra el Modelo de Sollow para tasas de crecimiento de la población variable; las que relacionan empleo, población y desarrollo (Harris – Todaro) y otras teorías derivadas de la construcción y aplicación de modelos económicos y demográficos (Modelos Bachue) Existen desacuerdos sustanciales acerca de la gravedad del crecimiento rápido de la población y sobre sus impactos en el crecimiento económico para muchos países y regiones del planeta. El crecimiento demográfico, según Finkle, no es la única ni la más importante causa que explique el subdesarrollo, ni tampoco explica los bajos niveles de vida, así como la poca autoestima y la libertad limitada en los países del Tercer Mundo.[11] La tesis que explica la génesis del subdesarrollo a partir del crecimiento poblacional es inadmisible históricamente hablando; sin embargo, sería ingenuo desconocer que el incremento rápido de la población es un factor que intensifica y multiplica las dificultades consustanciales al desarrollo económico.

El crecimiento rápido de la población y el atraso en los países pobres no radica, según muchos expertos de países ricos y pobres, en el propio crecimiento demográfico, sino que está asociado a todo un conjunto de aspectos estrechamente relacionados entre los que incluyen: el subdesarrollo, el agotamiento de los recursos mundiales y la distribución de la población.[12] Uno de los principales exponentes de la controversia teórica Población-Desarrollo fue, sin duda alguna, Julián Simón, quien se opone a los conceptos maltusianos de la necesidad de reducir el tamaño de la población, arguyendo el concepto de que la población es el recurso más valioso que tiene un país, y que se necesitaba incluir un balance de los aportes y beneficios de las personas en el debate sobre la relación entre el crecimiento de la población y el desarrollo. En sus consideraciones no incluye solamente las de carácter puramente económico, sino también el valor social y ético de la vida humana: "con los rangos del valor común y los juicios económicos no es posible concluir todo acerca de sí el incremento de la población es bueno o es malo desde el punto de vista económico". En opinión de Simón, el crecimiento positivo de la población produce resultados económicos considerablemente mejores en el largo plazo (120-180 años), aunque un crecimiento estacionario de la población en el corto plazo (60 años) produzca mejores ejecuciones económicas; en cambio una declinación de la población, sería muy malo para el largo plazo (Simón, J., 1977). De este modo justificaba que el control del aumento de la población se dirigiera a los países con bajos niveles de desarrollo, pero nunca a niveles de población estacionaria.

Otros teóricos como Allen Kelley y Robert Schmidt (1996) validaban recientemente algunos de los postulados de Simón, al mostrar los efectos positivos y negativos del crecimiento de la población en la década de los 60 y los 70. Sin embargo, para la década de los 80, ellos encontraron una red de asociaciones negativas entre el crecimiento de la población y el desarrollo económico; por ej., retroceso en el uso de tecnologías en la agricultura y con ello una degradación de los suelos agrícolas. Más recientemente Ronald Lee, Andrew Mason y Timothy Miller (1997), demostraron que los cambios en la mortalidad y la fecundidad habían tenido diferentes efectos sobre los ahorros y que la Transición Demográfica implicaba inicialmente un incremento en esos ahorros y que posteriormente se producía un decremento.[13] Finalmente, el debate en torno a la interacción entre el crecimiento demográfico y el económico se podría sintetizar en dos tesis o proposiciones con enfoques convergentes.

Primero, el crecimiento acelerado de la población es una traba para el desarrollo económico ya que intensifica y exacerba los problemas económicos, sociales y psicológicos inherentes a las condiciones del subdesarrollo.

Segundo, el desarrollo económico es una condición necesaria para evitar el crecimiento acelerado de la población, puesto que la generalización de la pobreza absoluta y los bajos niveles de vida son la causa principal del gran número de hijos de cada familia debido fundamentalmente al interés de los padres de tener seguridad económica en la vejez. De ahí que el desarrollo sea una condición necesaria pero no suficiente, pues es preciso proporcionarle a la gente las motivaciones e incentivos necesarios para limitar el tamaño de su familia y los programas de planificación familiar deben procurar los medios técnicos para evitar embarazos no deseados.[14]

Acerca de la llamada teoría de la transición demográfica

A finales del siglo XIX y principios del XX, a partir del interés por profundizar en las tendencias de la población, sobre todo en la búsqueda de una explicación a la disminución de los niveles de fecundidad en muchos países de Europa Occidental, tiene lugar el surgimiento de lo que se ha denominado la "Teoría de la Transición Demográfica".

Esta teoría[15]estudia y trata de explicar la evolución de la población desde niveles altos de mortalidad y fecundidad hasta otros cada vez más bajos para establecer el nexo causal entre la población y el desarrollo socioeconómico a lo largo de las últimas centurias en Europa, asumiendo las transformaciones económicas y sociales del crecimiento económico capitalista bajo la influencia de la modernización industrial. La hipótesis básica de esta teoría es que las poblaciones tienden a pasar por ciertas etapas de cambio demográfico determinado por la evolución de la mortalidad y la natalidad, como respuesta a las transformaciones sociales y económicas que trae consigo la modernización industrial. Desde fines del siglo XIX quedó establecido que los niveles de fecundidad y mortalidad de la población, están condicionados por factores socioeconómicos, culturales, políticos y geográfico-sociales más que por leyes biológicas.(Erviti Díaz, 1998).

Sus postulados y enfoques han servido para establecer una periodización de la evolución demográfica con sus etapas y rasgos particulares. En suma, su uso se ha extendido hasta el presente, tanto porque se refiere a procesos demográficos identificables aun en diferentes situaciones históricas, como por el hecho de que constituye una propuesta -siempre vigente- de explicación de la dinámica demográfica a la luz de sus interrelaciones con los factores sociales, económicos y culturales[16] La transición demográfica ha sido descrita como un proceso de larga duración, que transcurre entre dos situaciones o regímenes extremos: uno, inicial, de bajo crecimiento demográfico con altas tasas de mortalidad y fecundidad, y otro, final, de bajo crecimiento pero con niveles también bajos en las respectivas tasas. Entre ambas situaciones de equilibrio se pueden identificar dos momentos principales: primero, en que la tasa de crecimiento de la población aumenta como consecuencia del descenso de la mortalidad y, segundo, en que dicho crecimiento disminuye, debido al descenso posterior de la fecundidad. ¿En qué magnitud y a qué velocidad cambia la tasa de crecimiento?, dependerá de la velocidad y del momento en que comienzan a descender la mortalidad y la fecundidad.[17] En el proceso de transición demográfica, el comportamiento demográfico tradicional se caracteriza por un crecimiento vegetativo escaso debido a las altas tasas de mortalidad y natalidad en lo que inciden factores tan importantes como la mejora en la higiene, el hábitat y la asistencia médica. Los cambios demográficos esenciales se manifiestan cuando el crecimiento vegetativo es significativo o explosivo, a lo que se denomina "boom demográfico". El crecimiento demográfico está íntimamente relacionado con el crecimiento económico. Este último cuando es sostenido supone, bajo la lógica productiva capitalista, la transformación productiva y cambios significativos en la estructura del empleo: su creación o destrucción, así como transferencias de empleo de los sectores menos productivos (agrarios) a los más productivos (industrias y servicios). Claro que las formas y métodos de ocurrencia de estos cambios están en función de la evolución y tipo de economía histórico- concreta.

En las economías agrarias, un crecimiento demográfico importante genera, dada una situación de estancamiento económico, superpoblación, ruptura del equilibrio recursos-población, la aparición de dificultades alimentarias (hambres) y la expulsión del excedente poblacional (migraciones) a otros países o a las grandes ciudades. En las economías primario-exportadoras, una mejora económica permite el incremento poblacional lo que provoca un equilibrio inestable y una transferencia del empleo entre la agricultura tradicional, artesanado, sector primario-exportador y las nuevas actividades económicas. En las economías que están en proceso de industrialización, un crecimiento económico importante, genera y se ve influido por un crecimiento demográfico significativo que determina una serie de fenómenos articulados de forma diferente según las situaciones. Estas situaciones están relacionadas con el crecimiento demográfico, con un proceso migratorio intensivo, con una urbanización acelerada, con un crecimiento significativo de las necesidades sociales y con un conjunto importante de las necesidades de empleo.[18] La transición demográfica es, sin embargo, un proceso complejo, y los países difieren en cuanto al momento de inicio y al ritmo de los cambios en la fecundidad y la mortalidad, así como respecto a los cambios en otras variables estrechamente relacionadas, tales como el lugar de residencia, el estado nutricional y de salud de la población, las conductas asociadas a la formación de las uniones y a la planificación familiar. No obstante las diferencias, hay un cierto consenso en que la transición demográfica se ha dado en el seno de las transformaciones sociales y económicas que han ocurrido en los diferentes países, aunque la relación entre esa transición y esos cambios sea compleja y difícil de precisar. (CEPAL/CELADE, 1993)[19] Diversos autores han escrito sobre la "Teoría de la Transición Demográfica", se reconoce al demógrafo francés Adolphe Landry con su obra "La Révoltion Demographique" como el primero (Erviti Díaz, 1998). En su obra abordó la relación de las variables demográficas y la productividad del trabajo, distinguiendo tres regímenes principales: el primitivo, el intermedio y el moderno. Posteriormente Warren S. Thompson profundizó sobre el tema enmarcando la evolución demográfica en tres etapas: 1. Estado de crecimiento potencial, 2. Estado de crecimiento efectivo de la población y 3. Estado estacionario o de disminución.[20] En 1945 aparece la obra del demógrafo inglés Frank Notestein que se denominó "Transición Demográfica" y que constituye en la actualidad la más conocida de todas. En esta obra se afirma que dicha transición parte de una etapa inicial en la cual se registraron altas tasas de mortalidad y natalidad, por tanto, el crecimiento de la población era bajo, debido a frecuentes aumentos del nivel de la mortalidad vinculados con guerras, epidemias, malas cosechas, etc.[21] Más adelante la teoría de la transición demográfica es enriquecida por Notestein el cual afirmó que era posible aplicar al resto de las poblaciones del mundo la experiencia vivida por los países de Europa Occidental, al ocurrir la transición en los mismos. Finalmente denominó la sociedad industrial de las ciudades como el factor crítico de la referida teoría y atribuyó la raíz del asunto al desarrollo de la tecnología.[22] Como se ha explicado, la Teoría de la Transición Demográfica surge a partir de la experiencia en los países desarrollados; su viabilidad para los países del tercer mundo es objeto de constante discusión; sin embargo, y a pesar de que la misma ha demostrado ser sólida y generalizadora, todavía no es posible afirmar que explique la transición de los estadíos poblacionales de los países subdesarrollados; en su defecto, abre interrogantes sobre bajo qué condiciones están alcanzando este grupo de naciones las descendentes tasas de natalidad y un ritmo de crecimiento total cada vez más moderado. El hecho de que los efectos de dicha teoría (reducción de la mortalidad y natalidad) se logren, ya no por el desarrollo socioeconómico, sino por factores externos (introducción de descubrimientos científicos y médicos del mundo desarrollado, anticoncepción), propicia el debate. También otras corrientes de la región afirman la presencia, dentro de un mismo país, de dos transiciones demográficas: la que experimentan las clases altas y medias, más escolarizadas y con mayores recursos económicos, que ya finalizan la llamada transición; y otra correspondiente a las clases bajas, aún en las primeras fases de la transición, y que acceden a ella de forma exógena, o sea, por difusión de los adelantos médicos, técnicos o por difusión de los patrones reproductivos de las clases altas y medias (Erviti Díaz, 1998)..

Realmente, la teoría de la transición demográfica se ha visto enriquecida por un conjunto de autores en el ámbito mundial, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, y los científicos de la región latinoamericana no se han quedado atrás en este sentido, fundamentalmente los del Centro Latinoamericano de Demografía. Los expertos del CELADE[23]y otros autores han elaborado un modelo sintetizado de la transición demográfica para América Latina, que distingue cuatro etapas evolutivas según las condiciones de desarrollo económico y los niveles de mortalidad y fecundidad. La llamada Transición Incipiente (Grupo I) caracteriza a los países con una alta mortalidad y natalidad y crecimiento natural moderado de la población del 2,5 por ciento, lo que da lugar a poblaciones muy jóvenes y con una alta relación de dependencia. La "transición incipiente" subsiste como dramática realidad en muchos países pobres del llamado "Tercer Mundo" y no "en sociedades remotas y aisladas".[24] La Transición Moderada (Grupo II) la definen por los siguientes rasgos: una tasa alta de natalidad y una mortalidad moderada que le imprime un rápido crecimiento natural a la población cercano al 3 por ciento. Este proceso se relaciona con un desarrollo económico incipiente acompañado de una ostensible mejoría de la nutrición y la sanidad pública que a su vez trae aparejado un descenso de la tasa de mortalidad sin que influya igualmente en la disminución de la natalidad. Una peculiaridad de la baja tasa de mortalidad es su ocurrencia sobre todo en edad temprana. Como resultado de altas tasas de natalidad y una mortalidad moderada se produce un rejuvenecimiento de las estructuras por edades y una elevada tasa de dependencia juvenil.

La Plena Transición Demográfica (Grupo III) corresponde a los países que han alcanzado una natalidad moderada y una mortalidad baja y, en consecuencia, un crecimiento natural moderado cercano al 2 por ciento. El desarrollo económico sostenido, la expansión de la urbanización y la educación provocan una reducción de la mortalidad infantil y de la natalidad lo que induce a muchas parejas a desear una familia menos numerosa. Por su parte, es fuerte el impacto de los avances en materia de salud sobre los cambios en las tasas de mortalidad y fecundidad.

En esta etapa del desarrollo el crecimiento de la población puede ser rápido, pero con una clara tendencia a la desaceleración. La estructura por edades es todavía joven, aunque se observa una leve disminución en el índice de dependencia juvenil, debido a que la reducción de la fecundidad es aún incipiente. Por lo general, en estos países ha existido un fuerte proceso de urbanización.

Por último, la Transición Avanzada (Grupo IV) corresponde a todos aquellos países con natalidad baja, mortalidad moderada y un crecimiento natural bien bajo del orden del 1 por ciento y hasta menos. El desarrollo económico y la urbanización acelerada son sus causales directas; influye además la alta tasa de ocupación entre hombres y mujeres lo que determina una mayor propensión al control de la natalidad y a la reducción del número de hijos, a dos aproximadamente, por lo que el crecimiento neto de la población tiende a cero.

En América Latina, hasta mediados de los 60 el decrecimiento de la mortalidad frente a tasas de fecundidad que se mantenían elevadas, produjo altas tasas de crecimiento de la población, pero comienza a decrecer al finalizar el decenio de los 70, producto principalmente de una baja de la fecundidad. Este fenómeno se extendió a la mayoría de los países y al interior de estos de una manera gradual y estratificada comenzando por los sectores de mayor nivel de escolarización de las áreas urbanas hacia las de menor nivel de instrucción de las zonas rurales. (Erviti Díaz, 1998) En la década de los 80 continúa el proceso de Transición Demográfica en todos los países, aunque se alteran algunos aspectos demográficos: composición de la familia, nupcialidad, movimientos migratorios, a consecuencia del período de crisis económica que sacude a la Región. La tasa de crecimiento relativamente alta de la población promedio anual para ese período fue de 2.1 por ciento (pese al decrecimiento de la mortalidad y la fecundidad) y se explica por el potencial de las cohortes en edad juvenil, cuyos nacimientos ocurrieron en años precedentes de expansión de la natalidad. (Erviti Díaz, 1998) De acuerdo con los criterios expuesto más arriba y a un concepto de "modernización" que se refiere a los cambios sociales que ocurrieron en los decenios de 1960 y 1970 y sobre la base de los criterios de terciarización de la economía, urbanización y educación, algunos expertos de CELADE han encontrado que todos los países de América Latina que se encuentran en la fase de transición demográfica avanzada presentan también un nivel de modernización avanzado; dos tercios de los países que se encuentran en plena transición demográfica se ubican en un nivel intermedio de modernización (parcial y acelerado) junto a cuatro de los cinco países de transición demográfica aún moderada y finalmente, los dos países de transición incipiente se corresponden con un nivel de modernización también incipiente [25]CEPAL/CELADE, 1993) [26] Es conveniente señalar que las características de la transición demográfica dependen en gran parte del marco histórico específico de cada país. Algunos autores coinciden en señalar, que el comportamiento de la fecundidad, la mortalidad y las migraciones internacionales dentro de cada país afectan el crecimiento y la distribución por edades de la población de ese país, dando lugar a la disminución, estancamiento o expansión de diferentes grupos que, a su vez, articulan demandas diferenciadas. La fecundidad se considera entre las variables de la dinámica demográfica el factor que mayor influencia ha tenido en este proceso de cambios, por su fuerte impacto en el tamaño de las nuevas generaciones, efecto que se traslada con los años a los diferentes grupos de edades. Es conocido que el descenso de la fecundidad observado en algunos países de Europa, por debajo del nivel de reemplazo de sus miembros ha dado lugar, no sólo a la disminución del crecimiento de la población, sino también a una disminución absoluta de sus efectivos e incluso a una probable inversión de la pirámide de edades.[27] En efecto, en el modelo de transición demográfica expuesto por los expertos de CELADE para América Latina y la secuencia de las diferentes etapas, no siempre se explican por los mismos factores, ni los determinantes de los cambios demográficos actúan de acuerdo a un patrón idéntico, pues todo depende del marco histórico concreto en que se encuentra cada país. No obstante, el descenso de la fecundidad marca el inicio del avance sostenido de la transición demográfica. En la actualidad, el uso de esta teoría se ha extendido pues constituye una propuesta vigente que permite dar una explicación de la dinámica demográfica en su relación con los factores sociales, económicos y culturales.

El curso tendencial de la fecundidad en algunos países ha dado lugar al surgimiento de nuevas corrientes teóricas tratando de explicar su evolución demográfica, pero no han logrado desplazar los fundamentos teóricos básicos de la Teoría de la Transición Demográfica, sino que la complementan, como lo plantea la Dra. Otilia Barrios en su tesis doctoral.

Esta teoría se le ha llamado por los demógrafos "Teoría de la Segunda Transición Demográfica" y ha sido expuesta por reconocidos autores como Lesthaeghe y Van de Kaa. Esencialmente plantea que en los países occidentales se están dando una serie de cambios interdependiente en el terreno de las formas de convivencia que podrían conducir a la desintitucionalización de las relaciones familiares tales como el aumento: de los divorcios, de las segundas nupcias y de las uniones consensuales junto al incremento de determinados tipos de hogares no familiares, lo que provocaría finalmente un descenso de la fecundidad y un aumento de los nacimientos entre madres no casadas. [28] En términos generales, se puede decir que aun sigue la polémica en el marco teórico y científico alrededor de esta y otras teorías basadas fundamentalmente en la disminución continuada de la fecundidad, sin embargo algunos autores sostienen que existen evidencias de que la causa del descenso de la fecundidad parece ser una combinación de factores económicos, sociales y culturales. [29] El marco teórico analizado autoriza constatar, en opinión del autor, que la Teoría de la Transición Demográfica permite sistematizar el conocimiento sobre la forma en que a lo largo de la historia se ha manifestado la relación entre la población y el desarrollo socioeconómico; que además esta teoría refleja la constatación histórica del cambio de altas a bajas tasas de fecundidad tanto en países desarrollados como en los subdesarrollados. No obstante, León Tabah plantea, al igual que otros autores de América Latina y el Caribe que "la Teoría de la Transición Demográfica no debería considerarse una teoría, ni una ley, sino un proceso que atraviesan las sociedades cuando pasan de una situación caracterizada por una fecundidad y una mortalidad elevada a otra con fecundidad y mortalidad baja"[30], pues aun no se ha podido concebir una teoría general para explicar y predecir la dinámica sociodemográfica en las distintas sociedades. Por ello, el marco teórico conceptual de la teoría de la transición demográfica en la actualidad, constituye un espacio abierto a la polémica y a la confrontación científica. [31]

Consideraciones generales acerca de la transición demográfica en la provincia de Villa Clara

El proceso de Transición Demográfica en la provincia de Villa Clara está estrechamente ligado a las características del desarrollo de la población cubana, que han sido descritos por diferentes autores cubanos tales como Dr. Raúl Hernández, Dr. Rolando García y otros. El paso de los diferentes siglos por los cuales ha transcurrido la sociedad cubana ha marcado hitos en su evolución histórica, económica, social y política.

Cuba es de los países latinoamericanos que más tempranamente completaron su transición demográfica. La peculiaridad más importante de la dinámica de la población cubana es que su tasa de crecimiento ha estado cercana al 3 por ciento[32]El país no solamente se distingue por su transición temprana, sino además por su acelerada y homogénea culminación en los últimos años. Sin embargo, no hay consenso entre los especialistas del tema en los límites de las etapas de la transición demográfica en Cuba. A continuación se exponen los enfoques principales presentados al respecto.

El país mantuvo un crecimiento natural relativamente moderado y estable desde los primeros años del siglo XX y la quinta década del mismo. La tasa bruta de mortalidad refleja su valor más alto en 1907 y comienza a descender posteriormente. Se afirma que la tasa de mortalidad comenzó a descender desde 1900, primero a un ritmo lento y posteriormente más acelerado, mientras que la fecundidad se mantuvo elevada y constante hasta aproximadamente 1920. Dados los elevados valores de que parten la fecundidad y la mortalidad durante estos años se puede decir que los umbrales del siglo recién concluido constituyen también los umbrales de la revolución demográfica. [33] Algunos autores han coincidido en utilizar la primera década del siglo XX como punto de partida para la comparación estadística en el estudio de las principales condiciones relacionadas con el proceso de la revolución demográfica cubana. Sin embargo, y a pesar de la poca información confiable de años anteriores, se considera importante por parte del autor mencionar algunas de las características económicas, políticas y sociales de la época que permitan enmarcar adecuadamente a la provincia de Villa Clara en el contexto nacional.[34] Algunos historiadores de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas han encontrado documentos en los cuales consta que los albores de la antigua provincia de Las Villas, tuvo lugar con la fundación de la jurisdicción de Santa Clara en el año 1691 con una población de 261 habitantes. A partir de esta fecha no se encuentra otra referencia al número de habitantes, salvo una del Cabildo de 2 de mayo de 1749 según la cual "… el número de vecinos que compone esta población que llega a 4500 almas…". En 1764, quince años más tarde, se reportaban más de 5000 vecinos y 6091en 1777. Estas cifras dan la medida del crecimiento poblacional. En 1778 descendió a 6018 debido a la epidemia de viruelas que en este último año afectó a la villa y ocasionó numerosas víctimas [35] El crecimiento poblacional siguió su ascenso: en 1792 había 10475 habitantes[36]con una población blanca del 64.8 por ciento, los esclavos representaban un 13.8 por ciento y los negros libres el 21.5 por ciento. La mayor tasa de crecimiento geométrico se da entre los esclavos para un 6.2 por ciento, mientras que la población blanca lo hizo al 2 por ciento. Esto da una idea aproximada del comportamiento de la inmigración de estos años, fundamentalmente de mano de obra esclava. En general, la tasa de crecimiento geométrico de la jurisdicción de Santa Clara durante los 14 años que mediaron entre 1778 y 1792 alcanzó un 4 por ciento aproximadamente.[37] Según el padrón de 1778, en la región existía una población de 721 esclavos, de ellos 264 hombres y 257 mujeres para un índice de masculinidad entre los esclavos de aproximadamente de 102 hombres por cada 100 mujeres.

Con posterioridad a esta fecha, a causa del desarrollo económico y el crecimiento demográfico, aumentó la construcción de viviendas como reflejo de la etapa de formación en que se encontraba la Villa. Los materiales constructivos predominantes de aquel entonces fueron la madera, la yagua y el guano. El número de casas aumento de 42 en 1691 a 558 en 1776, y dos años más tarde 785, sin embargo las cifras no son considerables, por lo que la extensión de trama urbana no era significativa. En 1790 se formaron los primeros cuatro barrios de la jurisdicción de Santa Clara. En la Villa de Santa Clara también se produjo un aumento poblacional ya que de 10475 habitantes que tenía en 1792, llegó a 25379 en 1817. Este aumento se corresponde con los avances económicos que se fueron alcanzando en la agricultura y especialmente en la ganadería. El censo de 1827 reportó 31397 habitantes de los cuales 20797 eran blancos el 62.2 por ciento, el 33.8 por ciento restante estaba compuesto por pardos y morenos libres y esclavos; estos últimos con un 15.9 por ciento.

Durante estos años, la economía se vio afectada en algunos momentos, por causas naturales, tormentas, sequía, epidemias, etc. Pero lo cierto es que, en sentido general, siempre estuvo en ascenso, sobre todo en el principal renglón: la ganadería que avanzó aunque lentamente y sin grandes saltos. En la última década del siglo XVIII se produce un desarrollo acelerado de la producción azucarera en el país, aunque no tomó fuerzas en la jurisdicción de Villa Clara hasta poco tiempo después por lo que la ganadería siguió siendo el principal renglón del desarrollo económico.

En el año 1846, las estadísticas de la época reflejan claramente el aumento de las producciones agrícolas en la jurisdicción como resultado del crecimiento de la pequeña propiedad y el propio desarrollo de la ganadería. Así, de 1846 a 1862, el número de labradores prácticamente creció en un 114 por ciento, al mismo tiempo que los blancos se incrementaron en más del 50 por ciento al igual que los pardos y morenos libres, mientras que los esclavos aumentaron sus dotaciones en un 41 por ciento. En resumen, la población de la jurisdicción de la Santa Clara en apenas 16 años aumentó en algo más de la mitad de sus habitantes. [38] Finalmente, durante el siglo XVIII, el crecimiento demográfico de la jurisdicción de Santa Clara[39]no fue significativo debido a que la ganadería era la base principal del desarrollo económico y la misma no favorecía la concentración de grandes núcleos poblacionales, como si ocurrió en otras jurisdicciones con otra estructura económica a finales del siglo. El ganado en la jurisdicción villaclareña se soltaba en grandes extensiones de tierras, donde pastaba libremente, sin la necesidad de muchas atenciones ni de empleo. Esta fue una de las razones por lo que la inmigración de esclavos fue menor que en las demás jurisdicciones. A pesar de que no hubo una marcada tendencia a la concentración de grupos poblacionales, si se fueron fomentando algunos pequeños poblados rurales para dar respuesta al desarrollo ganadero.

Hacia su segunda década del siglo XIX se observa un fomento de la población, debido fundamentalmente a que en esa época comienza a realizarse algunas demoliciones de haciendas que van dando paso al desarrollo de la agricultura en la Región y al surgimiento de algunos caseríos. Entre los años 1846 y 1862 se aprecia una tendencia al aumento de la población blanca más que en el resto sobre todo por varios factores asociados al proceso de inmigración tanto interno como externo. Durante el período de 1848 – 1874 se redujo considerablemente la introducción de esclavos debido a la prohibición del contrabando de 1845. No obstante continuó la entrada ilegal de esclavos al país que se estima en unos 220 mil; a estos hay que agregar alrededor de 124 mil culíes chinos que ingresaron al país contratados como "trabajadores libres", pero bajo condiciones tan espantosas o perores que los esclavos africanos, en estas mismas condiciones entraron al país grupos de indios yucatecos. Adicionalmente, hubo otro gran componente de la gran corriente inmigratoria hacia Cuba en estos años, representada por colonos españoles[40]La corriente migratoria se vio favorecida por las condiciones favorables de subsistencia en la Isla a finales del siglo XIX a contrapelo de los temores que podía infundirles la fiebre amarilla, la viruela, el paludismo y el cólera. La fuerte inmigración de estos años modificó las condiciones étnicas de nuestros habitantes, a la vez que continuó introduciendo enfermedades no padecidas anteriormente. Estos eventos repercutieron en la transición del perfil epidemiológico de la época. (García, R. 1996) En el transcurso de 16 años (1862- 1846) la población aumentó en 19578 habitantes, mientras que de 1827 a 1846 (19 años después) aumentó solamente en 1669 habitantes. En ese momento histórico se justifica el lento crecimiento ya que es en esta etapa cuando ocurre la separación de Cienfuegos primero y Sagua la Grande después, así como también el paso de la colonia de Santo Domingo a la recién fundada jurisdicción de Sagua la Grande, lo cual implicó pérdidas tanto en tierras como en habitantes. No obstante esta división político-administrativa, la jurisdicción mantuvo una población considerable de 33066 habitantes como consta en el censo de 1846, de ellos 25634 vivían en el campo (78% del total) de los cuales el 93 por ciento en áreas no azucareras.

El desplazamiento de la base económica fundamental de la región villaclareña hacia la agricultura, favoreció el crecimiento de la población. Esto explica la tendencia existente en la región de aumentar la población mucho más durante estos años, preferentemente la población blanca (de acuerdo a la mano de obra que necesitaba la agricultura) a diferencia de otras jurisdicciones donde el aumento mayor se nota en la población esclava porque su base económica así lo propiciaba. En el período que va de 1862 hasta 1867 se observa como la ganadería entra en su etapa de decadencia total para ir dando pasos al afianzamiento de la agricultura. El decrecimiento de la ganadería en la jurisdicción, tuvo su impacto en la población, cuyo comportamiento reflejaba la correspondencia existente entre el desarrollo económico y la distribución de hombres según su raza y condición. En el censo de 1869[41]el territorio se hicieron patentes los efectos de la lucha independentista. La jurisdicción contaba ese año con 54402 habitantes, de ellos el 31.5 por ciento negros.[42] Durante estos años se produjeron cambios significativos en la jurisdicción de la Villa de Santa Clara[43]en lo que podría afirmarse constituyeron los albores de la provincia de Villa Clara. Así, la jurisdicción se divide en cuartones debido al crecimiento alcanzado: llamados: El Puente, El Carmen, La Parroquia y la Pastora. Esto dio lugar a cambios en el sistema Político administrativo, también en las comunicaciones y en la economía mediante la construcción del ferrocarril entre Cienfuegos y la Villa que quedó terminado en 1860.

En el plano de la educación y la cultura se dieron pasos importantes; en 1864 se sumó a las escuelas que existían la escuela municipal de primera enseñanza y en 1868 se abrió una segunda escuela para niños de color libres. En el plano cultural predominaban las presentaciones de grupos teatrales y musicales precedentes de la Villa o traídos de otros lugares.

El desarrollo económico que se había alcanzado unido al privilegiado lugar donde se encontraba enclavada la jurisdicción y especialmente su capital, más las necesidades de la creciente población en la región permitió que se fuera desarrollando el comercio local, en manos de comerciantes criollos[44]Por todos los avances alcanzados, la Villa fue declarada ciudad, por orden Real, con el nombre de Santa Clara el 12 de mayo de 1867.

A efectos de la guerra también disminuyó consecuentemente la población; la tasa de natalidad, aunque por encima de la tasa de mortalidad, disminuyó considerablemente mientras que la de mortalidad general aumentó, sujeta a constantes fluctuaciones a consecuencia de los desastres naturales, las epidemias, las guerras, y las limitadas posibilidades para que el hombre ejerciera el control sobre su entorno. La fundamentación de esta fase de equilibrio maltusiano deviene de la simetría entre los niveles de mortalidad y natalidad. (García, R. 1996). En 1833 y en 1887 azotó a Cuba una terrible epidemia de cólera y viruela respectivamente que diezmaron a la población de algunas provincias del país, fundamentalmente de la Habana (Le Roy y Cassá, J, 1915) Posterior a 1877, la provincia de Las Villas [45]contaba con una población de 312392 habitantes, de ellos un 64.3 por ciento de blancos, el 0.3 por ciento yucatecos, el 4.25 por ciento asiáticos, un 17.8 por ciento pardos y negros libres y un 13.4 por ciento esclavos.[46] La guerra de 1895 agravó la economía de la provincia. La población sufrió directamente los efectos de la guerra, distintas medidas tomadas a lo largo de la contienda así lo evidencian como por ejemplo, el Bando de Reconcentración dictado por Valeriano Weyler en 1896 que provocó una elevada tasa de migración de los campos a la ciudad, con lo que la agricultura se vio totalmente desbastada y se creó una situación difícil desde el punto de vista económico y sanitario. La presión del crecimiento demográfico sobre los medios de subsistencia condujeron a un déficit nutricional que elevó los índices de mortalidad de la provincia.(García, R. 1996). Miles de personas murieron víctimas de la falta de alimentos y por enfermedades, fundamentalmente entre los viejos, niños y mujeres. Para los adultos las consecuencias fueron menores, ya que la mayoría prefirió incorporarse a las filas insurrectas. En consecuencia, la población de la provincia de Santa Clara era de 354 112 habitantes según el censo de 1887 y en el de 1899 subió a 356537. En esta trayectoria influyeron en sentido contrario: la inmigración que ya se manifestaba con cierto desarrollo y la agregación a la provincia de nuevos poblados como la jurisdicción de Cienfuegos que pasó a formar parte de la provincia de Santa Clara a partir de la nueva División Política Administrativa efectuada después de la guerra de los 10 años.

Algunos estudios desarrollados por diferentes investigadores de la Universidad Central de las Villas desde el punto de vista histórico, demuestran como la evolución de las estadísticas vitales de los años 1887 a 1899, período en el cual los efectos de las guerras, las epidemias y de la reconcentración Weyler incidieron en el crecimiento de la población en estos años. [47]Se estima que la tasa bruta de natalidad pasó de 32.1 por mil habitantes en 1899 a 25.9 por mil en 1895 y a finales de 1897 bajo a 14.2 por mil habitantes, mientras que la tasa mortalidad general pudo haber llegado a cifras de 41.4 por mil. [48]En 1899 el 2 por ciento del total de la población eran españoles, por otra parte, aquellos que estaban en suspenso en cuanto a su ciudadanía constituían un 13 por ciento y los ciudadanos de otros países o de ciudadanía desconocida constituían el 14 por ciento.[49] El siglo XIX termina para Cuba y sus provincias con niveles impresionantes de mortalidad, debido al conflicto bélico y también a las secuelas dejó, así como por las epidemias provocadas por la reconcentración obligatoria de la población rural en las ciudades. La población cubana no inició su transición demográfica y particularmente la declinación de la mortalidad, antes del siglo XIX (García, R. 1996) La Guerra de Independencia de 1895 culmina con la salida de España y el paso de Cuba a neocolonia de Estados Unidos, que ocupa militarmente el país desde 1898 hasta 1902. En los primero decenios del siglo XX los norteamericanos lograron extenderse de manera importante en las inversiones en Cuba. Se incrementan significativamente los rubros dedicados a la exportación, como el azúcar, el ron y el tabaco; por otra parte, se desarrolla simultáneamente la industria minera con la extracción del hierro, cobre y magnesio.

Como base necesaria para el desarrollo de sus inversiones y para proteger la salud de sus tropas de ocupación y de su personal civil, los norteamericanos comenzaron una gran campaña de salud, al tiempo que construían carreteras, realizaban trabajos de alcantarillado y mejoraban el abastecimiento de agua a las ciudades. Sin embargo la oferta de servicios asistenciales era totalmente desproporcionada. La mayoría de la población no tenía acceso a las unidades de salud mutualistas y clínicas privadas. Otros mecanismos influyentes para asimilar los beneficios a la salud, como la extensión cultural y educativa, también adolecían de una cobertura apropiada, agudizando la heterogeneidad en la estructura social. (García, R, 1996). La rápida y temprana urbanización de Cuba y sus provincias, derivada de los patrones de asentamiento urbano heredados de la época colonial, reforzada por la reconcentración urbana de Weyler, incidieron en el control de epidemias; por otro lado, aumentó el presupuesto de salud con lo que se construyen nuevas clínicas y hospitales, se crean hospitales especializados en tuberculosis, lepra y maternos. (Erviti Días, 1998). En Cuba el descenso de la mortalidad se inicia a partir del proceso de modernización promovido por la entrada de Estados Unidos como nueva metrópoli neocolonizadora.(García, R. 1996).

Algunos autores plantean y entre ellos del Dr. Rolando García que desde nuestra comunidad primitiva hasta los comienzos del siglo XIX constituyó para Cuba la etapa pretransicional. A partir de 1900-1905 las tasas de mortalidad cubana se presentaron con fuertes variaciones, debido a factores tales como, epidemias y guerras, condicionados por el proceso de colonización. Además, las matanzas perpetradas por los colonizadores junto a las nuevas enfermedades traídas de Europa constituyeron las principales causas de muertes de nuestro país a lo largo de los años lo que se constata en varios documentos de la historia de Cuba en relación con los altos riesgos de mortalidad materna e infantil. Algunos estudiosos del tema consideran a esta etapa como el período pretransicional de Cuba. A partir de entonces, es que comienza la primera etapa del proceso de transición demográfica en el país. Esta etapa es situada en el período 1904 a 1934 (Barrios, O, 2000), aunque otros consideran otra fecha más tardía para sus inicios, más bien a partir de 1910. De acuerdo con la teoría de la Transición Demográfica, esta primera etapa surge como consecuencia de una disminución en las tasas de mortalidad general y el aumento de la esperanza de vida al nacer que pasó de 33.2 por mil habitantes en 1899 a 41.5 mil en 1930[50]La principal causa que provocó tal aumento de la esperanza de vida al nacer fue, sin dudas, las condiciones higiénicas y sanitarias alcanzadas por el país, y el proceso de modernización promovido por la entrada de Estados Unidos como nueva metrópoli neocolonizadora La tasa bruta de natalidad experimentó un descenso de aproximadamente un 11.6 por ciento entre los años de 1919 a 1930[51]Por su parte, la fecundidad comenzó su descenso desde mediados de los años 20, cuando pasa de una tasa bruta de reproducción de en este propio año de 2.8 a 2.2 en 1931[52] Las migraciones internacionales jugaron un papel muy importante en la evolución demográfica de Cuba y de la provincia de Villa Clara durante este período. Según la caracterización realizada por el Dr. Raúl Hernández, la inmigración de esta época fue de cerca de 1 millón 300 mil personas, fundamentalmente españoles, seguidos de haitianos, puertorriqueños y jamaicanos. Su principal característica fue la alta preponderancia del sexo masculino que afectó, sin lugar a dudas, la relación por sexo y edad de la población cubana. En segundo lugar se pudo confirmar el carácter económico de la inmigración pues entre el 80 y 90 por ciento de los inmigrantes se encontraban entre 14 a 45 años de edad con un nivel de alfabetización alto en comparación con los de la población cubana por esa época. Finalmente, supone que la alta proporción de solteros tuvo que haber influido sobre la nupcialidad y la fecundidad.[53] Esta corriente migratoria tuvo su reflejo en la antigua provincia de Las Villas, donde el desarrollo de la agricultura había superado al de la ganadería. En algunas regiones de la antigua provincia se encuentran actualmente asentamientos importantes de descendientes de españoles, fundamentalmente de canarios, este es el caso del municipio de Cabaiguan donde se encuentra una de las mayores concentraciones de descendientes de estos inmigrantes. Su impacto sobre el crecimiento de la población se hizo sentir en 1907 para una tasa de crecimiento medio del 3.4 por ciento hasta 1899.[54] La inmigración también jugo un papel importante en la declinación de la fecundidad de la época pues dado su carácter económico y la necesidad de los inmigrantes de encontrar una asimilación al medio y la búsqueda rápida de una acumulación de recursos con vista a su estabilización económica, generó un retrazo del matrimonio y del nacimiento de los hijos y por tanto una predilección por familias más pequeñas[55]Esta situación tuvo un gran impacto en la región central del país donde se encuentra ubicada la antigua provincia de Las Villas.

La segunda etapa de la Transición Demográfica es ubicada sus inicios por algunos autores a partir de los años 30 y por otros a partir de los 40[56]no obstante ello, las características de la misma se distinguen de la anterior por la aparición de los antibióticos, de nuevos métodos de prevención terapéutica, por una disminución de los gastos de salud (Erviti, Días, 1998) y un cambio de signo del saldo migratorio externo del país a partir de 1933. (Barrios, O, 2000). En esta fecha el país pasa de receptor a emisor de población producto de los cambios en el sector económico y de otros factores de orden político y social.

De acuerdo con esta teoría, los cambios en las principales variables de la dinámica demográfica también fueron notables; así, por ejemplo, la tasa bruta de mortalidad mantuvo un descenso continuado con el correspondiente ascenso de la esperanza de vida al nacer que llegó a los 59.8 años en el quinquenio de 1955 a 1960. Por su parte, la tasa bruta de natalidad pasó de 33.8 por mil habitantes en el quinquenio 1935 a 1939 a 29.7 por mil entre 1950 y 1954. La tasa global de fecundidad del país pasó de 4,21 hijos por mujer a 3,83 de 1935 a 1950. Estos cambios se dieron en mayor o menor medida en las 6 provincias existentes en el país en 1959. Se conoce que la tasa bruta de natalidad en 1955 en la antigua provincia de Las Villas era ya 24.9, marcando una disminución en este indicador, y la tasa global de fecundidad pasó de 4.58 hijos por mujer en 1935 a 3.58 hijos en 1950 para una disminución aproximada de un 21.9 por ciento respecto a 1935. (Hernández R, 1987).

La llegada del triunfo revolucionario en 1956 creó las condiciones necesarias para la entrada en la tercera etapa[57]de la Transición Demográfica. Los profundos cambios llevados a cabo en el plano económico, político y social a todo lo largo y ancho del territorio en esferas tales como: la educación, la salud, la recreación, el empleo, un amplio plan de construcción de viviendas y un fuerte proceso de industrialización, entre otras medidas, determinaron paralelamente una creciente homogeneidad entre las provincias. Todo ello permitió una reducción del comportamiento reproductivo en la mayor parte de las provincias del país y en particular de Las Villas.

Alrededor de los años setenta la provincia contaba ya con una esperanza de vida al nacer de 70.9 años para los hombres y 73.7 para las mujeres, indicadores nunca antes alcanzados en el territorio. Al mismo tiempo, la tasa de mortalidad infantil pasó de 34.9 por mil nacidos vivos en 1970 a 15.3 mil en 1979 y a la par una disminución de la tasa bruta de reproducción del 44 por ciento entre 1970 a 1977.[58] Esta rápida disminución de la fecundidad desde mediados de la década de los setenta conjuntamente con los elevados valores de la esperanza de vida al nacer, similares a la de los países desarrollados, con un alto grado de homogeneidad a lo largo y ancho del país, permiten aseverar que Cuba se encontraba concluyendo el proceso de declinación de la mortalidad y la fecundidad y se ubicaba en una etapa avanzada de la transición demográfica.

A partir de la década de los 80 se comienza a observar una estabilización de la tasa bruta de natalidad, con valores oscilantes de la tasa global de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo. Para ese entonces la mortalidad ya había completado su paso de altos a bajos niveles, antecediendo a la declinación de la fecundidad. Estos resultados han sido confirmados por Estudios realizados en el Centro de Estudios Demográficos de La Habana.

En la primera mitad de la década de 1990, debido a las dificultades económicas del país la tasa bruta de natalidad se redujo a un nivel mínimo, luego se recupera ligeramente y continua fluctuando durante toda la segunda mitad de la década.

Durante los años 1993 y 1994, la provincia arribó a la tasa global de fecundidad más baja con 1.43 hijos por mujer, recuperándose paulatinamente hasta alcanzar 1.67 hijos por mujer en 1999. Por su parte, el proceso de envejecimiento de la población de la provincia resulta el mayor del país, lo que influirá seguramente en un posible incremento de la tasa bruta de mortalidad.

En opinión del autor, la provincia de Villa Clara no difiere sustancialmente de las condiciones económicas, políticas y sociales medias que caracterizaron al país a lo largo del siglo XVIII, XIX y XX por lo que el proceso de Transición Demográfica de la provincia puede ser interpretado y analizado bajo la misma óptica nacional.

Notas: [1] El PNUD ha elaborado desde los noventa este concepto como un índice único e integrador de distintos indicadores económicos y sociales que sirve para medir y diferenciar a los países y regiones del planeta. “El desarrollo humano es un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las cuales son una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente. Otras oportunidades incluyen la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respecto a sí mismo (…)”. Desarrollo Humano 1990. PNUD. Ed. en Colombia, 1990, p.33.

[2] Ver un análisis multilateral sobre esta cuestión en el libro de M. Todaro “El Desarrollo Económico del Tercer Mundo”. Ed. Cubana, 1998, tomada de la edición en inglés: New York, 1984.

[3] Todaro, M. P. “El desarrollo económico del tercer mundo”,. Ed. Nueva York, 1984. Cap. 6, p. 238

[4] Ver Discursos de Fidel Castro en la Cumbre Sur y documento final de dicha Cumbre. Granma de julio del 2000.

[5] Ver a Fucaraccio, A. (1995) en “La población y el Desarrollo en el Pensamiento de A. Smith y R. T. Malthus”. Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE). Santiago de Chile, p. 10.

[6] Cita tomada de Cerrado Gini en “Teorías de la población” Ed. Madrid, 1932, p. 5.

[7] Ver: a Fucaraccio, A . Op. cit., p. 9.

[8] Todaro, M. P. 1984. Op. Cit. Cap. 6, p. 240

[9] En el Capítulo 23 del Tomo I de El Capital, C. Marx dedica un amplio espacio al estudio de la acumulación capitalista y su articulación con la población laboral. El problema que debate está enfilado a demostrar la formación del “ejército industrial de reserva” como condictio sine quanon del modelo capitalista de desarrollo y el carácter bipolar de la distribución de la riqueza. La riqueza y la pobreza están conectadas finalmente con una visión más amplia de la población que no fue un objetivo específico de sus estudios.

[10] Marx, C. “El Capital”. Tomo I. Ed. C. Sociales. La Habana, Cuba. 1973, pp. 575-576

[11] Ver a J. Finkle and B. Crane en “The politics of Bucharest: Population, development and the new international economic order”. Population and Development Review 1. No. 1, 1975, pp. 87-114.

[12] Ver de Nancy Birdsall: “Analytical Approaches to the relationship of population growth and development” en el libro The Struggle for Economic Development. Population and development Review, no. 2, 1984, tomado de Todaro, M. P. “El desarrollo económico del tercer mundo”. Op. Cit., p. 243.

[13] Para mas detalle ver Erviti Díaz, B (1998) “Población y Desarrollo”. Centro de Estudios Demógrafos (CEDEM), La Habana, Cuba

[14] Todaro, M. P. Op. Cit., p. 248

[15] Ver: Samuelson, P. Economía. Parte VII. Decimocuarta edición. Reproducción. S/F, p. 840; a Livi, M. en “La transición demográfica en A. Latina y el Caribe”. Vol. I, Primera Parte. CELADE. (Fotocopia). Chile, 1993, pp. 13-24; a Patarra, N. en “La transición demográfica en A. Latina y el Caribe”. Vol. I, primera parte. (en portugués). CELADE. (Fotocopia), 1993, pp. 151-165.

[16] Zavala de Cosío, (1992) “La Transición demográfica en América Latina y Europa”, Notas de población, No. 56. Santiago de Chile. Chile.

[17] Tomado de “La Transición Demográfica en América Latina”, Artículo publicado en Internet http://www.eclac.org, 2000.

[18] Castillo, J (2000) “Problemática del desarrollo en los países pobres. Una aproximación Teórica”. Publicado en Internet, Portal Alter Mundo.

[19] Tomado de “La Transición Demográfica en América Latina”, Artículo publicado en Internet http://www.eclac.org , 2000.

[20] Barios, Otilia (2000) “Escenarios demográficos de la población de Cuba para el próximo milenio”, Tesis doctoral, CEDEM, La Habana, p. 9

[21] Hernández Castellón, Dr. Raúl. “El proceso de la revolución demográfica en Cuba”, p. 8

[22] Hernández Castellón, Dr. R. Op. Cit, p. 10

[23] Chackiel J y Schkolnik, 1992. “Población, equidad y transformación productiva”. NU, 1992. CELADE, Santiago de Chile, 1993, pp. 35-76.

[24] Samuelson, P. Economía. Op. Cit., p. 844.

[25] Para obtener mas información puede consultarse la siguiente fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL-CELADE). “Transformación ocupacional y crisis social en América Latina”. Santiago de Chile, 1989. Publicaciones de Naciones Unidas. Población, Equidad y Transformación productiva, Santiago de Chile. 1993. Diagrama I. 2, p. 20.

[26] Tomado de “La Transición Demográfica en América Latina”, Op. Cit, s/p. http://www.eclac.org, 2000

[27] Tomado de “La Transición Demográfica…”, Op. Cit, s/p.

[28] Barrios, Dra. O, (2000), Op. Cit, p. 13

[29] Barrios, Dra. O, (2000), Op. Cit, p. 13

[30] León T. (1989) “De una transición demográfica a otra”, Boletín de Población de las Naciones Unidas, No. 28. Santiago de Chile. Chile, p. 1

[31] Barrios, Dra. Otilia. (2000) Op. Cit, p. 15

[32] La tasa de crecimiento del período 1899-1907 es la más alta de las que se conocen y se debió a varios factores entre los cuales el de mayor importancia fue la recuperación de los niveles de fecundidad que se habían visto deprimidos por la Guerra de Independencia y como segunda razón se encuentra la importante corriente migratoria que comenzó precisamente en esos años. Para mas información ver Hernández, R. 1987 en “El proceso de la revolución demográfica en Cuba” p. 144

[33] Hernández Castellón, R. 1987 “El proceso de la revolución demográfica en Cuba” Ed. Robert Poland Azoy, Centro de Estudios Demográficos, p.114.

[34] Para más información puede consultarse “La historia de la jurisdicción de Santa Clara” elaborado por un equipo de investigadores de la Comisión de Historia del Partido Provincial de Villa Clara, este documento se encuentra en el departamento de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial “Martí” de la Ciudad de Santa Clara.

[35] Censo de Población y viviendas de 1778, en revista de la biblioteca provincial “José Martí”, s/p

[36] Memorias de la sociedad patriótica de la habana T. XXXII, No. 1 1846. Padrón General de los Habitantes de la Isla de Cuba, diciembre de 1692

[37] Esta información es obtenida de un Extracto de los padrones de 1778 y 1792. Otros datos fueron tomados del trabajo “Notas críticas sobre la economía colonial de Villa Clara” de Hernán Venegas Delgado. En Islas. UCLV. Mayo-agosto, 1985. p.32-33

[38] Venegas Delgado, H (1985) “Notas críticas sobre la economía colonial de Villa Clara” de. En Islas. UCLV. Mayo-agosto, p.32-33

[39] En ocasiones, algunos documentos reconocen a la jurisdicción de Santa Clara con el nombre de Villa Clara.

[40] Hernández, R. (1987) “La revolución demográfica en Cuba”, CEDEM, La Habana, p. 58.

[41] Es necesario advertir que los censos realizados por la metrópolis española se consideran, en general, bastante inadecuados debido a que la confección de los mismos careció de técnicas adecuadas, a lo que se puede agregar el interés por los esclavistas por falsear las cifras de esclavos que poseían, con miras a pagar menos impuestos (Hernández, R, 1987)

[42] Ver en Notas para el estudio de la Esclavitud en la antigua región de Villa Clara de los autores Carmen Guerra e Ivonne Núñez Parra, en Revista Isla 84 de 1987, páginas 15 y 17.

[43] En algunos documentos de la época se le nombra así a la jurisdicción de Santa Clara.

[44] Para mas información sobre este aspecto puede consultarse al periódico “La Época” del 21 de enero de 1869 en la sala de Fondos Raros y Valiosos” de la biblioteca provincial “Martí”, Santa Clara.

[45] En aquel entonces ya se hablaba de provincia la cual estaba conformada por los siguientes poblados: Santa Clara, San Juan, San Gil, Seibabo, Manicaragua, Báez, La Cruz, San Diego de Niguez y Esperanza

[46] Para más información se sugiere las lecturas de Venegas, H. y otros “Historia del municipio de Santa Clara, 1992, ubicado en la Biblioteca provincial de Santa Clara, en Fondos Raros y Valiosos.

[47] Para mas detalles ver los trabajos desarrollados por Hernán Venegas, Carmen Guerra, Ivonne Núñez, etc, 1987, y publicados en la revista Isla.

[48] Hernán Venegas, Carmen Guerra, Ivonne Núñez, (1987). Op. Cit. s/p

[49] Ver en Notas para el estudio de la Esclavitud en la antigua región de Villa Clara de los autores Carmen Guerra e Ivonne Núñez Parra, en Revista Isla 84 de 1987, páginas 15 y 17.

[50] Hernández R, (1987) Op. Cit, p. 134

[51] Hernández R, (1987) Op. Cit, p.160

[52] Barrios, O (2000) Op. Cit, p. 18

[53] Hernández R, (1987) Op. Cit, p.143

[54] Hernández R, (1987), Op. Cit, p. 144

[55] Barrios, O, (2000), Op. Cit. 18

[56] Garcías, Rolando. (1996), consideran el inicio de esta etapa desde mediados de los años 40 mientras que Hernández R, (1987) estima que fue desde mediados de 1930.

[57] R. Hernández opina que comienza desde 1959, R. García la comienza a mediados de la década de 1970, mientras que F. González (1979) desde inicios de la década de 1950.

[58] Hernández R, (1987) Op. Cit, Cuadro IV-29 p. 183

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Autor:

Dr. Julio Roberto Cárdenas Pérez.

jrcardenas[arroba]fce.uclv.edu.cu jrcardenas00cu[arroba]yahoo.com Especialista en Demografía, Estadística Matemática y Econometría.

Universidad Central "Martha Abreu" de Las Villas.

Facultad de Ciencias Empresariales.

Partes: 1, 2
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